Directo Bogotá # 36 by Revista Directo Bogotá

Número 36 Enero - marzo 2012 Facultad de Comunicación y Lenguaje Distribución gratuita

Madres en pañales El 17,5% de las adolescentes bogotanas han estado embarazadas, pero en sus colegios no reciben la orientación necesaria para evitarlo. Una política pública que necesita más tiza.

Foto

[ensayo

Volviendo al cauce Foto: Paola Barragรกn

* sueltos} 02] Cabos

Asistente editorial Daniel Alejandro Pinilla

* 04] }estaciónCENTRAL [ ]

Pañales en la mochila El falso alias ‘Francisco’

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animales

Una labor con garras

Gatos fifí

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Ilustradora Daniela Yepes

Especial

Un ADA madrina

Portada Fotografía de Daniella Mendoza Caricaturista Cristian Sánchez

47]

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Reporteros en esta edición Juliana Cortés, Juan Sebastián Toro, Diana Gutiérrez, Néstor Camilo Garzón, Daniella Mendoza, Lorena Rueda, María Camila Sánchez, Grace Acosta, Juan Daniel Barón, Francesca Fichera, Daniel Alejandro Pinilla, Gabriela Santamaría, María José Ardila, Felipe Villada, Alejandra Pinilla, Daniel Tono, Catalina Gallego, Jimena Sterling, María Alejandra Ortíz, Diana Ravelo, Diana Morales, Camilo Ramos, Paula Melissa Delgado, Paola Flórez, Daniel Alejandro Pinilla.

17](*)libroS

Letras de los barrotes

Diseño y diagramación Angélica Ospina angelikaos@gmail.com

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58]‹ Cine] Cine entre divas

Corrección de estilo Gustavo Patiño Díaz correctordeestilo@gmail.com

Decano del Medio Universitario Ismael Rolón M.

* 18] Colec tivo} El comercio tradicional

59] Música

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Decano Académico José Vicente Arizmendi C.

Impresión Javegraf

¡Clic!,el ruido de las cosas...

Directora de la Carrera de Comunicación Social Patricia Bernal

Informes y distribución Transversal 4ª No. 42-00, piso 6 Teléfono: 3 20 83 20, ext 4587 Escríbanos a: directobogota@gmail.com

* 34] patriMonio

63] caricaturas −] ]

Director del Departamento de Comunicación Antonio Roveda

La mansión de la masonería La Casona de Engativá

Consulte nuestro archivo digital en la página: http://directobogota.com/revista/

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64] FOTO noticia +

42] [DIVINO

rostro ]

La guitarra de Guevara Pontificia Universidad Javeriana Carrera de Comunicación Social

{ Cantos de sirena

Conectar la autopista norte con la avenida Boyacá es una de las promesas de valorización que ofrecen las empresas constructoras de Mazurén, pero si bien esta zona es uno de los mayores focos de crecimiento urbanístico, y las obras de conexión están contempladas en los planes de desarrollo del norte, su principal avenida solo ha avanzado 47% en los últimos seis años.

{ ¡Nos costó trabajo pintar!

Ana María Hernández, quien compró un apartamento hace más de un año en el sector, ha tenido que ver cómo la obra abandonada se ha vuelto un lugar peligroso, principalmente en las noches, por la falta de iluminación. Para los habitantes del sector, llegar a la autopista es toda una odisea, sobre todo los domingos cuando se cierra la avenida Boyacá por la ciclovía. Entre semana, las dos únicas alternativas son la calle 134 (25 cuadras hacia el sur) o la 170, que por su estado haría crispar el mar de la tranquilidad.

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La historia se remonta a 1996, cuando Antanas Mockus cobró un primer impuesto de valorización para la construcción de la avenida La Sirena, de 1,8 kilómetros de longitud, cuyo costo se calculó en $17.000 millones. En su segundo mandato, Mockus cobró la segunda parte del impuesto, y en el gobierno de Luis Eduardo Garzón iba a comenzar la construcción, pero el proyecto, que toma su nombre de una hacienda de la zona, solo arrancó el 9 de marzo del 2010. El plazo máximo de entrega de la obra era de 15 meses, pero en marzo del 2011, el IDU declaró la caducidad del contrato, otorgado al consorcio calle 153, que conformaban las firmas Coopmunicipal, Mauros Food Ltda. (empresa dedicada a la producción de alimentos enlatados) y Coespro Ltda. Cabe agregar que una de las firmas es propiedad de Julio Gómez, quien aceptó cargos por el carrusel de las contrataciones en Bogotá. La obra estancada contrasta con la velocidad de las construcciones privadas que la circundan: edificios de hasta 15 pisos levantados en menos de un año. Después de 17 años, los vecinos confían en que La Sirena salga de su océano de escombros.

“Les agradecemos por favor no escribir en este sitio. Nos costó trabajo PINTAR. Gracias”, reza un conmovedor aviso en una casa de fachada blanca, ubicada en la carrera 8ª con calle 43. La responsable de la idea es doña Inés de Jara, inquilina de 82 años, quien asegura: “Un día me asomé por la ventana y vi a un sujeto rayando la pared del frente y le pedí que por favor no hiciera lo mismo con la mía. Cuando salí al día siguiente, mi fachada estaba totalmente destrozada; me tenían harta y puse el letrero”. No solo doña Inés está cansada de esta práctica urbana, sino muchos bogotanos, que a diario se lamentan de lo fea que se ha puesto la ciudad, a pesar de estar vigente el acuerdo 291 de 2010, según el cual “se prohíben los grafitis sobre muros, paredes y fachadas exteriores”. Esta norma no es más que una provocación para los grafiteros, muchos de los cuales actúan en la clandestinidad y la ilegalidad. Sin embargo, el citado letrero ha surtido efecto entre los “artistas espontáneos”.

Nicolás Bustamante n.bustamante@javeriana.edu.co

Laura M. Quintero Laura_quintero16@hotmail.com

* suelto Cabos

abossueltos}

{ De 50 en 50…

Subí al bus que me lleva a la Universidad Javeriana un lunes a las siete de la mañana. Le pagué el pasaje al conductor con un billete de $2.000 y me devolvió tres monedas. Tomé las vueltas y me senté en un asiento vacío; entonces, caí en la cuenta de que solo me había devuelto $500. Dirigí mi atención a la calcomanía que tienen los buses con su tarifa y el precio que aparecía era de $1.450 en horario normal: al señor le habían faltado $50 de mis vueltas. Quise ir a reclamarle, pero como ya me había sentado y el bus estaba un poco lleno, dejé las cosas así. Luego subió una mujer de avanzada edad y pagó el pasaje con otro billete de $2.000. Yo estaba sentado cerca de la cabina del conductor y pude ver como este, al igual que a mí, devolvió tan solo $500 a la señora. Ella, que se sentó al lado de la cabina del conductor, sí reclamó por los $50 que le faltaban. El chofer pareció no escucharla, pero después de 10 minutos, y ante la insistencia de muchos pasajeros, le dio las vueltas de mala gana. Entre reclamos e insultos, muchos de los pasajeros aseguraron que les había pasado exactamente lo mismo, y no solo eso, afirmaban que el conductor de este bus no era el único que obviaba devolver los benditos $50. Aunque el valor del pasaje para buses colectivos y Transmilenio solo subió $50 (es decir, $50 menos que el año pasado), algunos han decidido cobrar por ventanilla un poco más. Esta puede parecer una suma ínfima, pero de $50 en $50…

Luis Alejandro Beltrán luisbv09@hotmail.com

{ Por la galleta

Sobre la calle 45 con carrera 13 se observa un letrero donde LA AUTORIDAD (con mayúsculas sostenidas) prohíbe fijar avisos en las paredes. Han obedecido, no han fijado avisos… pero sí han puesto con aerosol: “SIN AUTORIDAD”. Parece ser que se ha vuelto costumbre ya eso de vivir sin gobierno ni comando. Recordando a Lady Alfiletero, cuenta Tim Burton de este personaje: “Para Lady Alfiletero, / ay, la vida es un coñazo. / Siempre que quiere poner / sobre su trono el trasero / un puntiagudo alfiler / se ensarta más en su bazo" (en La melancólica muerte del chico Ostra y otras historias). Por esto en la calle de nuestra conciencia se observa un letrero clarísimo que dice: “SIN AUTORIDAD”… Si se la pasan por la galleta magistrados, ricos, egresados de Harvard y demás, ¿cómo no se la pasará un estudiante, pobre o asalariado normal?

Daniela Mejía mecha9113@hotmail.com

{ Las mujeres de Lucio

Es sabido que la imagen de la exfiscal general de la nación, Viviane Morales —una mujer de armas tomar contra escándalos de corrupción como los del anterior gobierno— se deterioró por su relación con Carlos Alonso Lucio, personaje de controvertida trayectoria políticomilitar. Pero Morales no ha sido la única mujer fuerte que ha tenido Lucio. En la década de 1980, cuando fue militante del M-19, conoció a María Eugenia Vásquez, ‘la Negra’, guerrillera de ese movimiento, que estuvo junto con Antonio Navarro y Lucio en el atentado que sufrieron en Cali. ‘La Negra’ plasmó sus vivencias como guerrillera, madre de dos varones —el mayor de los cuales murió cuando estuvo exiliada— y mujer que tuvo amores y desamores –entre ellos Carlos Alonso— en el libro Escrito para no morir, con el cual ganó el Premio Nacional de Testimonio del Ministerio de Cultura en 1998. Y en los años noventa, Íngrid Betancourt fue la “mosquetera” de Lucio cuando estaban en el Congreso. ¿Cuál será el encanto de este controvertido hombre para haber tenido a su lado —que se sepa— a tres mujeres inteligentes que hacen parte de la historia reciente de este país? “Eh, no friegue, ¿qué tendrá ese vergajo pa’que la fiscala arriesgue el puesto por él?”, como se preguntó Tola (la amiga de Maruja).

Jesús Antonio Camargo Z. jcamargozambrano@gmail.com

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* }estaciónCENTRAL [ ]

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Pañales

Texto y fotos: Daniella Mendoza daniella.mendoza88@gmail.com

en la mochila

Junto a cuadernos y libros, sacan de sus mochilas pañales y chupos. El 17,5% de las adolescentes bogotanas han estado embarazadas, pero en el colegio no reciben la información que necesitan para evitarlo, como lo demuestra este reportaje realizado en tres colegios del barrio Las Ferias, a propósito del reciente anuncio del gobierno nacional de reducir la tasa de embarazos adolescentes de 19,5% a 15%.

Alumnas del colegio ITD República de Guatemala.

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La puerta principal del Colegio ITD República de Guatemala, en el barrio Las Ferias, de la localidad de Engativá, está rodeada de madres, padres y abuelas que esperan que sus niños salgan del colegio. Es mediodía, y los alumnos más pequeños terminan la jornada. Un cochecito rosado dificulta el tráfico de niños que salen del plantel; dentro del coche, envuelta en una cobija fucsia, duerme una bebé de nueve meses; con una mano, su madre mece el cochecito y con la otra le muestra a la celadora una carpeta con sus papeles para matricularse en el colegio. Tiene 16 años y quiere entrar a noveno grado. Al hablar con algunos alumnos del colegio se comprueba que esa no es una escena inusual. Muchas bachilleres del ITD República de Guatemala quedan embarazadas antes de graduarse. Sin embargo, Valentina*, Andrea*, Mariana* y Corina*, todas de catorce años de edad, tienen claro que embarazarse mientras están estudiando no es una opción:

+++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++ Valentina: No es tanto que tengan relaciones porque eso +++++++++++++++++++++++ es una etapa de la vida, pero saber en qué momento, con +++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++ quién, cómo, usar los preservativos… +++++++++++++++++++++++ Mariana: Sí, saber con quién, porque ¿qué tal que la otra +++++++++++++++++++++++ persona tenga una enfermedad? Andrea: Es que quedar embarazada… eso es amarrarse a una persona. No fue posible obtener la cifra exacta de adolescentes que se gradúan con hijos o estando embarazadas, puesto que el rector, Eduardo González, se negó en repetidas ocasiones a responder esta inquietud. También se confirmó con varios estudiantes que este colegio no ha adelantado ningún programa de orientación en sexualidad y que las clases de educación sexual son casi inexistentes, como ocurre en tantos otros colegios de Bogotá. Corina: Pues… de vez en cuando la psicóloga habla de eso. Mariana: Eso es como una vez al año.

Valentina: Cómo van a hacer eso, no han terminado de estudiar y ya en esas...

Valentina: Pero este año no se hicieron, eso fue el año pasado que nos dieron una clase. Solo nos mostraron los condones (risas).

Corina: Cómo lo van a mantener, y entonces los papás de la niña tienen que hacerse responsables de ella y de su hijo…

Mariana: En clase explican algo y nada más, cosas de preservativos.

Homenaje mural a Andrés Caicedo en el colegio Instituto Técnico Juan del Corral.

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Valentina: Y aquí nos deberían enseñar todo, o sea, es una cosa básica de la vida. Andrea: Exacto, es parte del crecimiento. Corina: Y aquí las niñas quedan embarazadas y no se habla de ese tema, no se habla ni de preservativos. Al preguntarles dónde obtienen información al respecto, responden: Andrea: ¿Información? Valentina: Aquí no nos informamos de eso, o sea… no (risas). Mariana: Como no se toca el tema… En la casa tampoco hablan con sus padres: Corina: Nos da pena, y ellos no comparten la misma curiosidad. Valentina: Nos dicen solo: “Ay, no vaya a abrir las patas” (risas). Con los hombres es diferente. Al preguntarles si hablan de sexo en sus casas, automáticamente responden que sí, que con sus padres, “a calzón quitao”. Les dicen que “cuando uno va a tener relaciones que use condón, que tenga cuidado porque si no, se tira la vida muy chiquitamente (sic)”, dice Alejandro*, de 14 años.

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Para ellos, la principal preocupación es el dinero: las mujeres que quedan embarazadas muy jóvenes “se tiran la vida”, a menos que tengan un empleo “donde les paguen bien”.

Hablando con cifras Sabemos que 19,5% de las mujeres colombianas entre 15 y 19 años han estado embarazadas. El 50% de las estudiantes que quedan embarazadas deserta del colegio por esta razón. Sabemos también que se registran 96 nacimientos anuales por cada 1.000 adolescentes, muy por encima de la tasa mundial (55 por cada 1.000), y superior al promedio de América Latina, donde se registran 80 nacimientos por cada 1.000 adolescentes. Mural de colegio.

Aunque el Ministerio de Educación estableció el carácter obligatorio a la educación sexual en las aulas, mediante la Resolución 3353 de 1993 (fecha tardía, por demás), solo hasta el 2003, el Ministerio de Protección Social publicó la Política Nacional de Educación Sexual y Reproductiva, que reconoce los derechos sexuales y reproductivos como parte de los derechos humanos y que plantea una mejora en la salud sexual y reproductiva en el país. Pero, si tomamos en cuenta un estudio realizado en el 2011 por Laboratorios Bayer, podríamos dudar de la aplicabilidad que ha tenido esta política. Según esta investigación, 23% de los jóvenes colombianos cree que el coito interrumpido es un método anticonceptivo eficaz, y 12% considera que no hay posibilidades de embarazo si se tienen relaciones durante el período menstrual. Cuando se les preguntó a quién acudirían si necesitaran información sobre anticonceptivos, el 38% nombró internet, y el 37%, al médico general. No hubo referencia alguna a un profesor de educación sexual o a los padres, y no es sorprendente, considerando que, según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud del 2010 (ENDS), el 25% de las clases de educación sexual son impartidas por profesores de biología y el 18,7% por profesores de ética. Quizá sea por eso que el 64% de los adolescentes encuestados dice obtener información sobre sexualidad a través de la televisión. Pero el uso de internet o de la televisión como fuentes de información no debería ser la primera opción para los adolescentes. Según Patricia Ortiz, directora de la Fundación Embarazada Adolescente Colombia (Fundea), “una percepción que tenemos, dadas las manifestaciones de nuestras usuarias, es que habrían preferido docentes especializados en transmitirles el tema de educación sexual, con lo que hubieran logrado una prevención clara desde una temprana edad. También nos manifiestan la necesidad urgente de incluir a sus padres en el conocimiento, para que puedan abordar adecuadamente los temas de sexualidad en los hogares”.

{7} Alumnos del colegio ITD República de Guatemala, en Las Ferias.

Cátedra perdida La educación sexual en los colegios de Colombia es, en el mejor de los casos, un proyecto. Incluir un curso fijo de educación sexual y reproductiva, que tenga la misma intensidad horaria que los cursos de matemáticas, de biología o de lenguaje es una utopía. El presidente de la Cámara de Representantes, Simón Gaviria, presentó ante el Congreso (primero en el 2003 y nuevamente en el 2007 y el 2008) un proyecto de ley que buscaba la obligatoriedad de la cátedra de salud sexual integral, desde la etapa preescolar, en todas las instituciones de educación básica, tanto públicas como privadas. Pero el proyecto nunca pasó del segundo debate en el Congreso y fue archivado por “vencimiento de términos”. Julián Moreno, director del programa Salud al Colegio, explica que la Secretaría de Educación sí contempla en su política la educación en salud sexual y reproductiva y la prevención de embarazos. Además, asegura que la reducción en las cifras de la ENDS 2010 —en la que el número de adolescentes embarazadas disminuyó de 20,5% a 19,5% desde 2005— representa un avance significativo, puesto que, para Moreno, los altos índices de embarazos adolescentes son muestra de un problema social y cultural que requiere mucho tiempo para ser controlado.

El propósito de la Secretaría de Educación es ampliar la cobertura (se pasó de 310 colegios en el 2008 a 580 en el 2012) y, como dice Moreno, “educar a jóvenes y adultos para cambiar culturalmente. Cambiemos la cantaleta por la conversación. No informemos, formemos”. A pesar de los esfuerzos de entes públicos y privados —como la Fundación Antonio Restrepo Barco, que ha trabajado en numerosos programas para mejorar el nivel de la educación sexual— la poca información sobre sexo y sexualidad que reciben los alumnos de colegios distritales la proporcionan la orientadora, la psicóloga o el personal enviado, una vez al año, por la Secretaría de Educación para desarrollar programas específicos. Marina Rojas es la orientadora de bachillerato del Colegio Instituto Técnico Juan del Corral, en Las Ferias, y a su cargo tiene 780 jóvenes. “La Secretaría tiene parámetros, como de un orientador por 800 estudiantes, y eso es muy pesado”, explica. Además, Rojas no está encargada únicamente de orientación sexual, sino que debe manejar todo tipo de problemas psicológicos de los alumnos, por lo cual no puede abarcar el tema de sexualidad con todos. Su oficina es un lugar adonde los estudiantes pueden ir, pero muchos jamás la han pisado. Zuly*, Alejandra* y Valeria*, estudiantes del colegio Juan del Corral, aseguran que en caso de dudas con respecto

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a su sexualidad nunca hablarían con la profesora Rojas. En el ITD República de Guatemala las jóvenes responden igual: la psicóloga no les da confianza. En el mismo barrio funciona el colegio religioso La Presentación, de solo mujeres, donde el tema de la sexualidad casi no se toca, a menos que sea en la privacidad de la oficina de Carolina Rivera, psicóloga del colegio. Pero Rivera entiende que es difícil lograr el acercamiento necesario con las adolescentes: “Realmente ni el 5% de las estudiantes se me acerca a solucionar una duda de ese tipo, no sienten la confianza. También es que no se dan los espacios para ello”. Igual les ocurre a las bachilleres del Colegio Nueva Granada: es mejor opción hablar entre ellas o esperar las orientaciones generales que se hacen en el colegio periódicamente, porque “las psicólogas del colegio son superchismosas, entonces yo no sabría, tocaría confiar y hablarles, pero pensaría que luego se enteran todos, incluidos los profesores”, como responde una de las alumnas de este prestigioso colegio del nororiente de Bogotá. Esa vergüenza respecto al sexo también les impide a los jóvenes acudir a sus familiares cuando necesitan anticonceptivos o cuando simplemente tienen dudas: al 17% le avergüenza pedir información y otro 17% teme que sus padres o familiares se enteren de que están teniendo relaciones sexuales. Para el 11% de los entrevistados en el estudio de Bayer, “la escuela no proporciona un ambiente cómodo para estas preguntas”. Pero ninguno de estos factores quiere decir que los adolescentes dejan de tener relaciones sexuales, solo significa que lo hacen de manera desinformada y desprotegida.

¿Un problema de familia? Para el director local de educación de la localidad de Engativá, Francisco Murcia, es una cuestión matemática: el día tiene 24 horas y los niños solo están en el colegio durante seis, es decir, “estarían bajo la responsabilidad, entre comillas, del colegio durante una cuarta parte del día”. En el tiempo restante, los niños y jóvenes están en

sus casas. Entonces, según Murcia, “hay que entender que la responsabilidad se la están dejando a los colegios, cuando también es un problema de familia”. “Toda la culpa nos la echan a nosotros, pero ¿se da solamente la responsabilidad en nosotros?”, se pregunta este funcionario. No, está claro que las sumas y restas del señor Murcia develan que gran parte de la responsabilidad está en la educación en el hogar. Pero, a la vez, la frase “el colegio es como una segunda casa” no se repite en vano. La mayor parte del desarrollo y la interacción social de los niños y adolescentes ocurre en los colegios, pero solo la educación sexual entra en la categoría de “aprendizaje en el hogar”. La orientadora del Colegio Juan del Corral entiende que los padres deben reforzar el trabajo que se haga en el colegio. Por eso, su consejería no se queda en la ayuda que brinda a los alumnos, sino que realiza “talleres de padres donde abordo el tema de sexualidad y les hago ver la necesidad de que el muchacho tenga un apoyo fundamental en casa. Les enseño a los padres a manejar a sus hijos, a manejar el concepto de responsabilidad. Yo aspiro a que eso redunde en que el trabajo aquí, en la escuela, sea más fácil”. La directora de Fundea Colombia habla del conflicto social como detonante de una cadena que tiene como resultado que “las niñas menores de edad, tal como aparece registrado en un sinnúmero de historias que reposan en nuestros archivos, son víctimas del abuso sexual o son seducidas por el poder de hecho”. Esta afirmación tiene respaldo en las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), según las cuales entre 2006 y 2008 nacieron en Colombia 19.662 bebés de madres cuya edad oscilaba entre los 10 y los 14 años. A pesar de que para el Código Penal colombiano el acceso carnal a un menor de 14 años está penalizado con cárcel (independientemente de que haya o no consentimiento del menor), un estudio de la Fundación Antonio Restrepo Barco muestra que, en el mismo período, tan solo se denunciaron 4.398 casos de violación a menores.

Alumnas del colegio Instituto Técnico Distrital República de Guatemala.

La pobreza es, obviamente, un factor importante en esta ecuación. “La lucha por la subsistencia de los progenitores impone un abandono permanente de sus hijos, situación que, aunada a una emocionalidad alterada por el conflicto, resulta en un caldo de cultivo ideal para el ejercicio de una sexualidad temprana y carente de responsabilidad”, explica Patricia Ortiz. A la situación en el hogar se suma la mala calidad de la educación o la carencia absoluta de ella, lo cual también influye en que las relaciones sexuales se inicien más tempranamente: las mujeres con bajo nivel educativo inician su vida sexual a una edad promedio de 15,8 años, mientras que las mujeres con educación superior comienzan a tener relaciones a los 18,9 años, según cifras de la ENDS 2010. La edad no debe ser importante por un sentido moral-religioso, sino porque a mayor edad hay mayor madurez y capacidad de comprensión de las consecuencias de una relación sexual desprotegida. Pilar Aguirre, psicóloga y sexóloga de un colegio privado de Bogotá, cuyo nombre pide omitir, explica que la sexualidad debe abarcarse desde un enfoque honesto: “A una adolescente no se le puede decir que no meta las patas si no se le dice específicamente cuál es el tema. Por eso, yo aquí hago una clase sobre respuesta sexual. A las mujeres les dicen que no vayan a quedar embarazadas, pero no les dicen que si su novio, del que están enamoradas, les da un beso, les va a gustar y si las abraza, les va a gustar. El problema es que el sexo sí gusta. Por eso uno tiene que hablar de autocontrol en el placer: que tenien-

do sensaciones placenteras se piense si se está preparado para eso o no”. Pero la complejidad del tema de la sexualidad es más que una cuestión de autocontrol. Para la profesora Aguirre, también está relacionado con la cultura machista del país. “Yo también estoy trabajando con niñas en las comunas de Medellín y cuando se les pregunta sobre su embarazo adolescente dicen, primero, que la vida es para un rato y, segundo, que quieren guardar la pinta del tigre. Su lógica es que si tienen un hijo del ‘duro’ del barrio, ellas se quedan con algo de él y, aparte, son las madres de sus hijos y por eso están protegidas”. La experta también habla de las posibilidades de reincidencia entre las madres jóvenes. Explica que las adolescentes tienden a quedar embarazadas de nuevo: “Si la mujer no hace una superación de qué fue lo que pasó a través de educación o terapia, termina repitiéndolo. Si no se le dan las herramientas, no puede cambiar el patrón”. Además, la experiencia de Pilar Aguirre le dice que a menudo las adolescentes que quedan embarazadas son hijas de mujeres que también fueron madres muy jóvenes. Si todo sale bien, dentro de un par de años la bebé de la cobija fucsia acompañará a su madre a recibir su título de bachiller. Si todo sale bien, dentro de un par de años habremos entendido la importancia de tener una cátedra obligatoria de educación sexual y reproductiva y, en unos años más, los índices de embarazo adolescente habrán disminuido. Si todo sale bien. *Nombres cambiados para proteger la identidad de las fuentes

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++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ [ ] esta ++++++++++++++++++++++++++ ciónCENTRAL ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ Por: Juliana Cortés Pulido ++++++++++++++++++++++++++ julis380@hotmail.com ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ Ilustraciones: Héctor Rodríguez ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ Los falsos positivos judiciales representan otra modalidad de abuso de las fuerzas ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ del Estado contra ciudadanos inermes. En este caso no se elimina a la víctima, pero ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ de alguna manera se le arruina su vida, como le ocurrió a Fredy Julián Cortés Urquijo, ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ acusado de haber atentado contra el expresidente Álvaro Uribe y el exministro Andrés ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ Felipe Arias. La autora de este reportaje, prima de la víctima, narra en las voces de ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ los familiares y amigos esta historia que quedó finalista en la categoría de ‘Periodismo ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ Universitario’ del Premio del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB). ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ adelantando seguimientos al avión del presidente Uribe Fredy Julián Cortés Urquijo, nacido en Sasaima (Cundi++++++++++++++++++++++++++ namarca) el 23 de octubre de 1978, estudió ingeniería y recogiendo información sobre el aeropuerto Catam, de ++++++++++++++++++++++++++ mecánica en la Universidad Nacional de Bogotá, donde donde salen los vuelos oficiales. Según la investigación, ++++++++++++++++++++++++++ sobresalió por su liderazgo y su excelencia académica. alias ‘Francisco’ pudo ser capturado por información ++++++++++++++++++++++++++ Fue militante de izquierda y es padre de dos hijos: Gusencontrada en el computador de alias ‘el Negro Antonio’, ++++++++++++++++++++++++++ tavo y María Paz (hoy de diez y de dos años, respectiquien se encuentra privado de la libertad. Al parecer era ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ vamente). Estuvo vinculado a diferentes empresas del un experto explosivista. El detenido será llevado ante un ++++++++++++++++++++++++++ sector privado y cuando trabajaba en Sol-Arte Ltda., en juez de garantías que decidirá en próximas horas si dicta ++++++++++++++++++++++++++ agosto del 2009, fue acusado por la Fiscalía General de medida de aseguramiento en su contra” (Noticias Caracol, ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ la Nación de haber planeado un atentado contra el avión 27 de agosto del 2009). ++++++++++++++++++++++++++ del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez. Se le imputa++++++++++++++++++++++++++ ron los cargos de rebelión y concierto para delinquir con La captura ++++++++++++++++++++++++++ fines terroristas. Al final del juicio fue condenado a cinco ++++++++++++++++++++++++++ “Ni siquiera se tomaron el trabajo de averiguar bien el ++++++++++++++++++++++++++ años de cárcel por el delito de rebelión y fue trasladado a nombre, y muchos medios lo llamaban, Fredy Urquijo. ++++++++++++++++++++++++++ La Picota. Actualmente se encuentra pagando su condeEn ningún momento hubo una investigación exhaustiva ++++++++++++++++++++++++++ na en la Penitenciaría de Girardot (Cundinamarca). ++++++++++++++++++++++++++ por parte de los periodistas, que se dedicaron a repro++++++++++++++++++++++++++ ducir la información emitida por las fuentes oficiales, ++++++++++++++++++++++++++ La noticia pero no consultaron más fuentes y mucho menos a los ++++++++++++++++++++++++++ “Atención, capturan a presunto guerrillero que atentaría ++++++++++++++++++++++++++ implicados, Fredy o a su familia”. ++++++++++++++++++++++++++ contra avión presidencial. El miliciano de las FARC, al Juliana Cortés Pulido, prima de Fredy, estudiante de ++++++++++++++++++++++++++ parecer, pretendía atentar contra el presidente Álvaro periodismo de la Universidad Javeriana ++++++++++++++++++++++++++ Uribe y contra el exministro de agricultura Andrés Felipe ++++++++++++++++++++++++++ Arias. Según la investigación, el presunto guerrillero ++++++++++++++++++++++++++ ***** +++++++++++++++++++++++++++ estaría realizando seguimientos al avión presidencial. ++++++++++++++++++++++++++ “Me acerqué a él y le pregunté: ”Este es el momento cuando agentes del CTI y de la ++++++++++++++++++++++++++ ”—¿Qué está pasando, mi amor? —él estaba tan descon- ++++++++++++++++++++++++++ Fiscalía detienen en el norte de Bogotá a Fredy Urquijo certado y confundido como yo, y las pocas palabras que ++++++++++++++++++++++++++ alias ‘Francisco’, quien según la Fiscalía pertenecería a ++++++++++++++++++++++++++ un grupo urbano de las FARC. Este guerrillero estaría le permitieron decirme fueron: ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++

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El falso alias

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‘Francisco’

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”—Amor, se están vengando de todo lo que hice, de la tradición que yo tenía como estudiante, de todas las salidas que hice. Pero no te preocupes, que de esta vamos a salir. ”—Mi vida, pero están diciendo que tú eres de las FARC —y él me respondió: ”—Tú sabes que en este país a uno le hacen montajes. ”Luego entraron los agentes y allanaron la casa, pero lo único que se llevaron fue el computador de él, el mío y la agenda de notas de los dos. Además, se llevaron los celulares de Fredy y una memoria USB. Esa noche lo trasladaron a la Fiscalía. Esta fue la primera de las 791 noches [hasta noviembre de 2011] que hemos pasado sin él. Ha sido una situación traumática para toda mi familia, pero en especial para mí, porque acababa de dar a luz a la niña, hacía once días, y ya empezaba a sentir el peso de lo que vendría en adelante”. Karol Barragán, esposa de Fredy y profesora de la Universidad Nacional *****

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“Ellos aceptaron que Karol se quedara en la cama junto con la bebé, pero que debían estar vigiladas. Entonces dos mujeres militares y un agente del CTI subieron a acompañarla. El agente nos ordenó que dejáramos los celulares sobre la mesa del centro. Sin entender nada, obedecimos, y empezaron a leernos una carta con nuestros derechos. Cuando terminaron nos explicaron que ese allanamiento se hacía porque estaban buscando a Fredy, que era un guerrillero. Luego subí yo y los acompañé a registrar el resto de la casa –uno no sabe qué se puedan robar–. Nos pidieron que sacáramos los objetos de valor que tuviéramos. Me hicieron abrir los cajones que tenía cada armario de la casa, registraron todo y no encontraron nada. Buscaron hasta en los tanques de los inodoros; finalmente, nos pidieron que sacáramos los computadores que teníamos, y empezaron a mirar archivo por archivo, pero no encontraron nada”. Karina Barragán, cuñada de Fredy, hermana de Karol ***** “Era una cosa absurda todo lo que dijeron de él; información inventada y montada, sin pruebas; no existían los tales planos de Catam, pero todo el mundo vio eso en los noticieros. ¡Cómo sería el impacto, que hay gente de la Universidad que no me habla; hay unos que me ven y se esconden…”. Edwin Munar, amigo de infancia de Fredy, ingeniero de la Universidad Nacional

La trampa “La noche de mi captura, después de firmar una cantidad de registros, fui llevado al pabellón de internos en los juzgados donde se hace la mal llamada audiencia de control de garantía. Un guardián decomisó mi maleta con algunas pertenencias, cobija, útiles de aseo, y me ordenó

entrar a un cuarto con ocho o diez planchas de cemento dispuestas a manera de camarotes, en medio de un profundo olor a excrementos y la mirada desconfiada de varios hombres. Con el cansancio que llevaba me acosté colocando mi brazo de almohada, procuré poner mi espalda y mi trasero contra el muro para proteger mi billetera con $60.000, que me servirían en cualquier momento. ”Conciliar el sueño en un sitio como este parecía imposible, pero pudo más el cansancio, así que dormí unas pocas horas y muy temprano me despertó el ajetreo del sitio. Verifiqué mi bolsillo trasero donde estaba aún mi billetera con la plata, salí y vi rostros de otros hombres, de jóvenes, de mujeres que permanecían encerrados en un cuarto al frente, tal vez igual de grande. ”La fiscal del caso argumentó que se encontraron las siguientes anotaciones: ‘Se están haciendo observaciones de las salidas que realiza, sobre todo a los consejos comunales, se están realizando análisis de tiempo de carreteo de los aviones desde que salen de la pista hasta que regresan. Se tomaron fotos de este objetivo’. Según la investigadora, las fotos que se encontraron corresponden a la pista de Catam, una de las pistas donde aterriza el avión presidencial. Además, aparecen fotografías del avión presidencial, FAC 001. ”Los cargos: rebelión y concierto para delinquir con fines de terrorismo. Quedé muy sorprendido con todas esas falacias. La condena era como de 15 años. Unas semanas después, al recibir mi condena únicamente por rebelión, me enteré de que esta es una táctica tradicionalmente usada por los fiscales para ‘asustar’ al sindicado e incidir en una rápida aceptación de cargos para agilizar diligencias, en una institución saturada de casos por resolver. Trampa en la que caí ingenuamente aceptando el cargo de rebelión, quince días después, en un preacuerdo con la Fiscalía, teniendo en cuenta que las cárceles están llenas de inocentes que purgan condenas, y que de un gobierno como el de aquel presidente no podría esperar salir bien librado. ”La juez encargada de ‘garantizar’ el debido proceso se explayó en un discurso moralista atacándome. Me preguntaba: ‘¿Cómo es posible que quiera acabar con la vida del presidente? ¡No solo la humanidad del presidente, también la vida de la tripulación del avión!’, y un largo etcétera. ”Mi abogado permanecía callado, tal vez por estar acostumbrado a estas diligencias. Yo lo miraba y me preguntaba: ‘¡Si esta es mi defensa inicial, ¿cómo será el proceso?’ Entonces, decidí hablar: ‘Perdón, señora juez, pero usted está asumiendo como verdad lo que dice el señor fiscal, basado en imputaciones falsas y que están por comprobarse. Se supone que hasta que no se demuestre lo contrario debo ser considerado inocente’. Me di cuenta de que esa famosa frase solo se cumple en las películas, porque esta señora ‘administradora de la justicia’ y juez de ‘control de garantías’, dio por hecho que yo era el autor de todos esos delitos. ”Al finalizar la audiencia, me llevaron a la Fiscalía General de la Nación. Allí pasé la segunda noche. Permanecí

solo en una celda para cuatro personas, con baño y una zona de televisión donde una luz halógena duró encendida toda la noche. Por lo que pude percibir cuando entré al búnker de la Fiscalía, se trataba de un sótano. Sus muros construidos con gruesos bloques de piedra y las celdas con macizos barrotes de acero de una pulgada hacían pensar en una prisión de máxima seguridad. Dos cámaras vigilaban mi sueño y mis movimientos. ”Según afirmaron los medios de comunicación, en mi computador estaban los planos del aeropuerto y fotos del avión presidencial; además, contenía ‘valiosa información’ que las autoridades estaban analizando. Echando cabeza, las únicas fotos que podrían mostrar algún perfil subversivo sobre mí, serían algunas del Che Guevara bajadas de internet y, hasta donde sé, eso no es delito. Ante la situación que se presentaba, temí también por mis libros. Entonces, cuando logré hacer mi primera llamada, la hice a un amigo y le pedí que recogiera una buena parte de mis libros recopilados durante años: tres tomos de las obras completas de Lenin y uno de las obras de Mao Tse-tung; Al pueblo nunca le toca, de Álvaro Salóm Becerra; Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano; La ideología alemana, de Carlos Marx; El manifiesto del Partido Comunista, poemarios de Mario Benedetti, algunos libros de Alfredo Molano, como Trochas y fusiles y Penas y cadenas, entre otros de esa literatura típica de un activista estudiantil. ”Por si las moscas, le dije que los regalara, quién sabe qué puede pensar un agente policial o un investigador del CTI con tamañas pruebas que podrían demostrar irrefutablemente mi pertenencia a un grupo insurgente. Al tercer día fui conducido a la cárcel La Picota, mi hogar en los siguientes meses”.

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***** “Lo que sacaron los medios fue falso; ahí fue cuando nos embaucaron el abogado y el fiscal, quienes decían que si Fredy no firmaba de inmediato el acuerdo lo iban a condenar más tiempo, que como estábamos en el gobierno del presidente Uribe, si no se declaraba culpable lo iban a terminar condenando el doble del tiempo. ”Contratamos al abogado Jaime Humberto Camargo Fonseca, pero él iba por la plata. Además, nos contó sobre un testigo –reinsertado– que, según el fiscal, era ciento por ciento seguro. Ese testigo dijo que se reunió con Fredy en el río Duda (Meta), el fin de semana de la celebración de las velitas, en diciembre del 2008, a planear atentados y operaciones terroristas. Eso no es cierto porque para esa fecha Fredy se encontraba conmigo y con mi familia en Mesitas del Colegio (Cundinamarca). Esa noche estábamos celebrando, bailando, hablando, y casualmente ese mismo día tuvimos relaciones sexuales y concebimos a María Paz. ”Me volví a poner en contacto con el abogado para decirle que no seguía con el caso. En ese momento eran las 9 de la noche y yo estaba en el centro de la ciudad, amamantando a mi hija. Estaba sola intentando conseguir ayuda, porque solo contaba con mis papás. Con el paso de los

años muchos nos han dicho: ‘Pobrecitos, ustedes la embarraron y metieron la pata hasta el fondo; nunca debieron declararse culpables’. Pero yo en ese tiempo no tenía ni idea de qué era rebelión, el mismo fiscal decía que era un delito para condenar a los intelectuales. Pero hay otra cosa que nos causó mucha curiosidad y es que a otro muchacho de una Universidad de Boyacá también lo estaban acusando de ser alias ‘Francisco’ y sobre él recaían los mismos cargos y pruebas que tenían contra Fredy. Le comentamos al abogado y él nos dijo que no había forma de hacer nada porque Fredy ya había aceptado cargos, razón por la cual el otro muchacho quedó libre.

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”A Fredy lo capturaron el 26 de agosto, y dos días después ya estaba recluido en La Picota. Parece que la presión que ejerció el fiscal sobre el abogado y sobre nosotros respondía a la necesidad de firmar ese preacuerdo porque en pocos días lo ascenderían a juez. El preacuerdo se firmó el 14 de septiembre y la audiencia en la que avaló el preacuerdo se realizó a finales de octubre, cuando quedó en firme la condena. La negociación con el abogado y el fiscal fue nefasta; ese día nos convencieron, y Fredy se declaró culpable. Le quitaron el delito de concierto para delinquir y lo condenaron por rebelión. Por dicho delito se pagan ocho años de cárcel, pero con el preacuerdo quedó en que solo estaría preso por cinco años. Hasta nos metieron el cuento de que podía pedir la manilla electrónica en un año y terminar de pagar la pena en la casa. Nos insistían en que era preferible estar cinco años lejos de la niña a estar nueve años. Que pensáramos en ella. Llorábamos mucho cada vez que tocábamos el tema de María Paz; ninguno de los dos quería que ella creciera sin su papá. Finalmente, el abogado nos convenció con el argumento de que el tiempo pasaba rápido y pronto podríamos estar juntos. Que no serían quince años, solo cinco. ”De todo esto aprendimos que el silencio no es una alternativa y no hay que declararse culpable por miedo, hay que luchar. La visita conyugal es una vez al mes, y de tan solo 45 minutos. Pero con el paso del tiempo y cuando tienes la certeza de que pronto volverás a tener a tu ser amado libre, estos espacios los empiezas a ver con humor y hasta sabes aprovecharlos. ¿Cómo no hacerlo?”. Karol Barragán, esposa de Fredy ***** “Uno nunca se imagina vivir esta situación: tener un familiar, que es inocente, en la cárcel. Tener que aceptar, por miedo, que es culpable porque la presión psicológica no permite pensar con cabeza fría. Y en esta situación es cuando uno se da cuenta de que le puede suceder a cualquier ciudadano, que nadie está a salvo. El hecho de pensar diferente puede ser la excusa perfecta para declarar culpable de terrorismo a cualquiera”. Jaime Barragán, suegro de Fredy ***** “La Fiscalía habla de un seguimiento exhaustivo que se venía realizando a Fredy Cortés, pero dos fuentes argumentan que si dicho seguimiento se hubiera hecho

de manera rigurosa, se habrían dado cuenta de que el domicilio del acusado no se encontraba en Colina Campestre sino en Pablo VI. ”Cuando lo visité, vi que Fredy tenía en su celda, la Constitución de Colombia, el Código Penal, novelas y libros de historia. Pero lo que más me gustó era que tenía el libro que le regalé, El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince. Juliana Cortés Pulido, prima de Fredy ***** “‘Terapia’ es el término usado por nosotros, los presos, para referirnos a la sumatoria de todas las medidas y órdenes lógicas o ilógicas, racionales o irracionales, legítimas o ilegítimas, aplicadas tanto a los internos como a sus familias con el solapado propósito de hacer dura la cárcel. De tal manera que al interno nunca se le olvide esta experiencia, o como decía un guardián: ‘Pa’que no se amañen’. ”‘Terapia’ es revolver los guerrilleros presos con paramilitares, presos políticos con delincuencia, adictos a las drogas con pacientes psiquiátricos, todos con todos. ‘¡O conviven o conviven!, o ¿es que dejaron las güevas afuera…?’, decía el director del penal mientras recibía ‘amablemente’ a unos internos. ”‘Terapia’ es dormir ocho o diez personas en celdas destinadas para cuatro. Es acomodarse en el pasillo bajo la lluvia y el frío bogotanos porque no hay cama pa’tanta gente, y eso que en Colombia hay más cárceles que universidades públicas. ”Entré a una oficina oscura de muros manchados por infinidad de dedos humanos. Un amable guardián me tomó las huellas, fotos de perfil, de frente con el letrerito cuyo número a partir de ese momento sería mi nueva identificación. El guardián me preguntó mi delito: rebelión. ‘Ya con usted son varios los de la Universidad Nacional’, me dijo. Este episodio me hizo ver que gracias al despliegue mediático, en adelante sería tratado por muchos como guerrillero. En realidad, tan solo llegué a ser un militante o activista de izquierda, un ingeniero social, como siempre he dicho. Ser guerrillero requiere unas cualidades excepcionales que no tengo”. Fredy

Un retrato hablado por los suyos “Desde los trece años Fredy acompañaba a su padre en los viajes por carretera a entregar cargas en muchos lugares de Colombia. En esos viajes grababan videos y hablaban sobre la situación del país. Ambos tuvieron que ver situaciones de extrema pobreza, desplazamiento, conflicto armado y demás problemas que sufrían los colombianos. Compartía con sus compañeros los útiles de estudio porque su papá le infundió eso desde pequeño, que uno no podía ser egoísta. Por eso mi hijo jamás se atrevería a matar a nadie y menos al presidente. Cuando Fredy estaba en décimo grado, quiso ser sacerdote. Su padre, como siempre, lo apoyó en su decisión y prometió pagarle el seminario. Pero ese gusto por lo religioso cambió cuándo fue monaguillo porque dentro de la Iglesia se dio cuenta de los abusos de la institución.

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Cuando prestó servicio en la Policía Metropolitana de Bogotá les cogió cierto fastidio a las autoridades, sobre todo por un castigo injusto que recibió de parte de su jefe inmediato, un capitán: lo puso a hacer cuclillas durante dos horas por no haberlo invitado a comer pollo y a disfrutar de la compañía de una prostituta el día que les pagaban el sueldo a los soldados bachilleres. ”En la Universidad Nacional obtuvo el Premio Simón Bolívar al mejor examen de calidad de educación superior (Ecaes) y la Universidad lo becó para hacer un posgrado (que estaba terminando cuando lo capturaron). Al graduarse comenzó a dictar clases a unos muchachos de escasos recursos del barrio Simón Bolívar, que luego se graduaron en el Sena. Les enseñó lo que aprendió en el bachillerato técnico: electricidad, sistemas y ebanistería. Desde ese momento empezó a trabajar los fines de semana en un restaurante y hasta hoy no ha dejado desamparados a sus hijos. Fredy ha sido un papá ejemplar. Incluso ahora que está en la cárcel hace trabajos para mandarles algo a sus hijos”. Lucila Urquijo de Cortés, madre de Fredy, ama de casa *****

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“Él fue quien más adoptó la filosofía de mi papá frente a la solidaridad y la vida en comunidad. Su adolescencia estuvo llena de tareas del colegio, reuniones esporádicas con amigos y discusiones políticas con mi padre. Recuerdo que cuando prestó su servicio en la Policía, lloraba de impotencia frente a la injusticia, sobre todo cuando el comandante le ordenó a él y a sus compañeros desalojar a los vendedores ambulantes de la plaza de Paloquemao”. Mireya Cortés Urquijo, hermana mayor, ingeniera de la Universidad Nacional ***** “Lo que más le gusta en la vida es leer. En su biblioteca tenía novelas, libros de historia, poemas de Benedetti, libros de Alfredo Molano”. Laura Margarita Cortés Urquijo, hermana menor, estudiante de la Universidad Nacional ***** “Sus hijos son su vida y su pasión; los adora. Por eso cuando su anterior pareja quiso quitarle la custodia de Gustavito, se armó legalmente y montó una fundación llamada Padres por Siempre. Lo hizo con el fin de que aprobaran en Colombia la ley de la custodia compartida para que los padres también puedan disfrutar de sus hijos y que no fuera un privilegio de la madre. Extraño su compañía, esa fortaleza que me transmitía cuando yo tenía algún problema. También me hacen falta sus comidas deliciosas. Me hace falta bailar con él, porque baila superbién; extraño oírlo cantar o silbar sus canciones favoritas. Le encantan The Beatles, la música andina, Bob Dylan, Amparo Ochoa, Silvio Rodríguez, Andrés Calamaro, Pablo Milanés y Joaquín Sabina. Nos preocupa la realidad de nuestro país y por eso tratamos de contribuir en algo con la gente que lo necesita”. Karol Barragán, esposa

+++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ ***** +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ “Karol tiene en el cuarto de la niña fotos de Fredy, y +++++++++++++++++ todos los días hablan con él. Es bonito ver cómo la niña +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ lo reconoce apenas entra a la cárcel, a pesar del estrés +++++++++++++++++ que le genera ese ambiente tan pesado. Y a pesar de que +++++++++++++++++ lo reconoce, es curioso ver que en todas las visitas Fredy +++++++++++++++++ debe ganarse la confianza de la niña. Al comienzo es tí+++++++++++++++++ mida y no muy cariñosa, pero después de un rato juegan, +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ se emocionan, se besan y se abrazan. Se nota que adora a su papá porque llega a la casa contenta y pregunta por +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ él toda la semana. Es muy bonito ver ese encuentro entre +++++++++++++++++ ellos dos, lo doloroso es ver la separación al final del día”. +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ Juliana Cortés Pulido, prima de Fredy +++++++++++++++++ Como Fredy no ha tenido dinero para pagar un abogado, +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ el Colectivo de Abogados Jose Alvear Restrepo, espe+++++++++++++++++ cializado en derechos humanos, le ha brindado asesoría +++++++++++++++++ en los últimos meses. Pero desde antes, con apoyo en la +++++++++++++++++ Constitución y el Código Penal, Fredy interpuso derechos +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ de petición y acciones de tutela, y seguirá defendién+++++++++++++++++ dose con sus recursos, como el libro que recientemente +++++++++++++++++ publicó —Te cuento desde la prisión— hasta quedar +++++++++++++++++ libre y volver a Bogotá, donde está su familia, de la que +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ fue ilegalmente separado. +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ El primer caso de falso positivo judicial en el pasado +++++++++++++++++ gobierno de la Seguridad Democrática fue el del profe- +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ sor de sociología de la Universidad Nacional Miguel +++++++++++++++++ Ángel Beltrán, quien estuvo preso 18 meses en la +++++++++++++++++ cárcel La Picota. +++++++++++++++++ ++++++++++++++++Fue condenado con base en las “pruebas” de los com+++++++++++++++++ +++++++++++++++++ putadores de Raúl Reyes, los textos donde expresaba +++++++++++++++++ su pensamiento disidente y el testimonio de reinser+++++++++++++++++ tados de la guerrilla que afirmaban que él era alias +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ ‘Jaime Cienfuegos’, un peligroso guerrillero. +++++++++++++++++ El profesor Beltrán y Fredy Julián Cortés se suman a +++++++++++++++++ otros falsos positivos, como Luis Eduardo Sarmiento, +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ estudiante de artes plásticas de la Universidad +++++++++++++++++ Pedagógica de Tunja; Gloria Gaviria Toro, dirigente +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ del Sindicato de Trabajadores en Calarcá; Javier Do+++++++++++++++++ rado Rosero, director del Comité Permanente por la +++++++++++++++++ Defensa de los Derechos Humanos, seccional Nariño, +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ y William Javier Díaz Ramírez, profesor y defensor +++++++++++++++++ de derechos humanos, quienes fueron acusados de +++++++++++++++++ rebelión, algunos con el agravante de concierto para +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ delinquir con fines terroristas. +++++++++++++++++ Después de dos años en la cárcel, en junio del 2011, +++++++++++++++++ Miguel Ángel Beltrán salió libre tras demostrar que fue +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ víctima de un montaje por parte del Estado colombia+++++++++++++++++ no. Los demás siguen presos. +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++ +++++++++++++++++

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Otros falsos positivos

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Letras de los barrotes

Por: Daniel Alejandro Pinilla Cadavid dalejopinillacadavid@gmail.com

Te cuento desde la prisión encierra los relatos autobiográficos de un preso político, Fredy Cortés, que narra la cotidianidad penitenciaria, como lo hizo el poeta Álvaro Mutis en El diario de Lecumberri (1965), preso durante año y medio en ese penal de Ciudad de México. Autor y protagonista de la obra, desde su experiencia como “falso positivo judicial”, Fredy Julián Cortés Urquijo cuenta los secretos más denigrantes de la condición carcelera, las violaciones a los derechos humanos y sus anécdotas de la convivencia con otros reclusos durante los más de dos años que ha estado privado de la libertad. Los detalles de su detención, los primeros días en el hermetismo de la cárcel y la dificultad de acoplarse al lenguaje y vida del interno son contados a manera de descripción autobiográfica. Las historias se alternan con pasajes de su juventud, su vida familiar y la relación con su esposa y sus hijos. Lo interesante del libro es que facilita al lector la construcción de la personalidad de Fredy Julián Cortés y su contexto de vida; además, desarrolla el concepto de terapia, un término que tiene múltiples definiciones en los escenarios de la prisión. Cuenta sus historias de juventud en grupos opositores en el 2004 y relata sus funciones como líder político; narra momentos clave para la elección de su profesión como docente e ingeniero, y de su ideología izquierdista. La obra recopila cortas historias de compañeros presos que dejan al descubierto las lógicas de la cárcel. Habla de casos similares, donde inocentes civiles han sido víctimas del Estado y han pagado injustamente penas acompañadas por campañas de desprestigio, como el caso del profesor Miguel Ángel Beltrán, colega de Cortés. Se registran también las historias del pobre que roba para alimentar a sus hijos, del campesino que optó por ser guerrillero, del apresado por un amor prohibido y de un paramilitar que termina prostituyéndose para sobrevivir.

{17} Te cuento desde la prisión Fredy Julián Cortés Urquijo Editorial: ASPU-UN 2011, 140 páginas El libro está divido en tres partes: la primera, con voz autobiográfica, aborda el proceso judicial, que para el autor está claramente amañado; del papel flojo y perverso de los medios de comunicación, y de las arbitrariedades a las que se ven sometidos los presos en este país. La segunda, con una voz que recupera los testimonios de sus compañeros, presenta las historias de vida de personajes de carne y hueso que padecen el autoritarismo de la prisión. Y la tercera es un ensayo de 30 páginas, acompañado por cifras y gráficas, dirigido a congresistas y a la opinión pública sobre los prisioneros en Colombia, que en una voz pensativa y distante, busca criticar la política penitenciaria vigente con un llamado al cambio y a la reflexión. El autor ofrece una narración agradable, en ocasiones salpicada de humor. Son convincentes los argumentos, en tono de denuncia social, para demostrar sus tesis sobre la arbitrariedad de la justicia, aunque tiene páginas algo crudas que atropellan la susceptibilidad del lector. Recomendado para aquellos que buscan historias de presos políticos, tan escasas en nuestro medio editorial, aunque abunden en la realidad.

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El comercio tradicional

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Bogotá se ha caracterizado por tener sectores de producción y comercio identificados porque la atención es más personalizada. Allí hay posibilidad de comparar precios y calidades entre pequeños negocios familiares y grandes marcas, industria nacional y china, dándole un toque particular a esas calles “tomadas” por propios e informales, donde también perviven gremios como los de los carpinteros, los zapateros, los artesanos y los sastres.

Ventas de milagro {18}

Por: Felipe Villada Ruiz fvillada@javeriana.edu.co Sector comercial: Artículos religiosos Localidad: La Candelaria Ubicación: Carrera 6ª entre las calles 10ª y 13 Ya no venden como antes, ese es el consenso entre las vendedoras. Una dice que por lo mal que está la economía; otra, que por los escándalos protagonizados en los últimos años por la Iglesia católica; la mayoría, por su parte, culpa a las nuevas generaciones por su falta de devoción. La tradicional venta de artículos religiosos en el barrio La Candelaria, que fue una vez una actividad tan próspera, es más hoy un oficio de resistencia que un negocio boyante. La historia se remonta 110 años a un sitio privilegiado por su cercanía a la Catedral Primada y la gran cantidad de templos. En esa romería de fieles que llegaban de todas partes del país y se reunían allí, Blas Brando, un inmigrante italiano, supo ver un designio. Fue así como este artesano abrió el primer almacén del lugar, establecimiento que bautizó como El Vaticano. Pronto la idea fue seguida por otros miembros de la colonia italiana en Bogotá; aunque pasarían unos 33 años (los mismos que estuvo Jesús en este valle de lágrimas) y un pedido muy especial para ser considerada la tierra prometida de los artículos religiosos: el padre salesiano Juan del Rizzo le encomendó a Brando la elaboración de una

Repuesteros hacen su agosto Por: Paola Flórez Gutiérrez paoflorecita20@gmail.com Sector comercial: Repuestos Localidad: Barrios Unidos estatua del Divino Niño para su nueva parroquia. Corría 1935 y estaba en construcción la iglesia del barrio Veinte de Julio. Así, con el artífice del Divino Niño, este grupo de tiendas se vio inundado de compradores. Aunque buena parte de los artículos religiosos que circulan en el país se produce en Bogotá, las cosas han cambiado desde que algunos propietarios de estos almacenes se vieron forzados a cerrar sus talleres y a dedicarse a comercializar objetos. La poca demanda de estatuas hechas por encargo, que por mucho tiempo constituyó la mayor fuente de ingreso de estas tiendas, llevaron a que mantener un taller ya no sea rentable. El Vaticano es uno de los pocos que continúan la tradición: “Todavía hacemos estatuas por encargo. De fibromadera, ojos de vidrio y hojilla de oro, así como antes. El taller queda en Usme y allá se mandan a modelar todas las imágenes”, asegura la vendedora María Carlina Bolívar. En estos locales muchos feligreses no solo buscan artículos religiosos (se pueden comprar estampitas y medallas desde $300 hasta figuras que superan los $2’000.000), sino también consejo o confidencia: “Acá viene mucha gente y se confiesa con uno… que necesitan una medallita de San Benito para alejar a algún un vecino o amas de casa que no saben qué hacer con su esposo infiel”, comenta Rosana Giannini, dueña del almacén Venecia. Muchos de los almacenes, curiosamente, no solo venden imágenes católicas, sino que el Señor de los Milagros bien puede estar padeciendo al lado del Doctor José Gregorio Hernández (con estatuas hasta de $250.000) o algún otro santo popular. Otro fenómeno notable son los santos de moda: si alguno figura en una telenovela, su popularidad se dispara, como afirma la dueña de Venecia: “Ahora con el cuento de la telenovela La Rosa de Guadalupe se incrementó la venta de la imagen de la Virgen. La gente compra santos de acuerdo con la moda, escuchan que al vecino le fue bien, que se ganó el chance, y se le encomiendan a ese mismo”. Desde hace unos diez años las ganancias se han reducido considerablemente y los dueños de estos 20 almacenes, aunque los heredaron de padres y abuelos, no son nazarenos ni cuerpos gloriosos. Pero no falta el milagro diario para sobrevivir.

Ubicación: Barrio Siete de Agosto (calles 68 y 67 entre las carreras 24 y 21) Como en cualquier calle europea transitada por carros lujosos, en Bogotá existe un barrio en cuyas calles transitan carros de marca BMW, Maserati, Porche, Chevrolet Camaro, en contraste con un Renault 4 descapotado y hasta el único Mercedes Benz “alas de gaviota” en América Latina, de los años ochenta, que fue propiedad del narcotraficante Pablo Escobar. El Siete de Agosto surgió en 1935, y se consolidó gracias al esfuerzo de monseñor José Joaquín Caicedo; dicen que su nombre se lo debe a la fecha de la fiesta patria en que lo inauguraron. Por cuenta de la vocación mecánica del sector, los caserones de los años cuarenta se transformaron en ferreterías, tiendas de barrio y minitalleres porque a este rincón de la capital con olor a aceite de motor llega todo tipo de gente, de clase alta o popular, desde los apasionados por “engallar” el carro, hasta los proveedores sospechosos que surten algunos almacenes, pues pocos desconocen que gran cantidad de los repuestos que allí se venden son robados o de contrabando —a pesar de los controles que ejerce la Asociación del Sector Automotor y sus Partes (Asopartes)—, aunque también hacen presencia marcas reconocidas que venden piezas legalmente. Entre las anécdotas que circulan en el sector está la de los compradores que llegan “achantados” por el robo de un costoso espejo, y que pretendiendo encontrar en el Siete de Agosto un precio especial terminan comprando el que les perteneció.

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La ruta de la decoración Por: María José Ardila Quintero majo.ardila29@gmail.com Sector comercial: Decoración y objetos navideños Localidad: Teusaquillo Ubicación: Calle 53, entre la avenida Caracas y la carrera 24 La calle 53, la zona comercial más emblemática del comercio navideño, decorativo y artesanal de Bogotá, cuenta con alrededor de 250 almacenes, los cuales generan empleos directos e indirectos a cerca de un millar personas, según datos de la revista El Tutor, publicada por los comerciantes de esa calle. No es difícil averiguar cuál es el almacén más antiguo de esta zona porque cualquier persona puede responder que es El Monasterio, antes conocido como Flor Arte Lamp, en la carrera 17. Lo que comenzó como un local de garaje, terminó convertido en una de las mayores empresas de producción y distribución de arte y decoración de la ciudad. Su propietario, Jorge López, cuenta

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+++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ que gracias a su iniciativa de negocio –que fue su tesis +++++++++++++++++++++++++ de grado de Diseño Gráfico en la Universidad Nacional–, +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ este sector se volvió un punto estratégico del comercio. +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ A pocas cuadras de El Monasterio –donde la Navidad +++++++++++++++++++++++++ comienza en agosto–, se encuentra Mundo Artesanal, +++++++++++++++++++++++++ que abrió sus puertas hace 24 años y, a diferencia del +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ primero, no tiene los mismos dueños con los que co- +++++++++++++++++++++++++ menzó cuando la calle 53 no era una zona comercial, +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ sino residencial. Su administradora, Liliana Neira, +++++++++++++++++++++++++ cuenta que el sector “se ha ido llenando de mercados +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ más pequeños, igual que de mercados grandes que +++++++++++++++++++++++++ le han dado el reconocimiento”. Se conjugan varios +++++++++++++++++++++++++ tipos de economía, puesto que los productos pueden +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ ir de los fabricantes al consumidor final, o de esos +++++++++++++++++++++++++ mismos fabricantes a otra producción, que finalmente +++++++++++++++++++++++++ los lleva a otro comprador. Incluso, hay valores agre- +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ gados, como la venta de muebles de madera natural y +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ de objetos de cerámica y de yeso para que el clien+++++++++++++++++++++++++ te los aprenda a decorar en los talleres que dictan +++++++++++++++++++++++++ varios almacenes sobre muralismo, country, cerámica +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ y resinado. Las manualidades no son una clase de +++++++++++++++++++++++++ “relleno” en esta calle, sino un negocio redondo +++++++++++++++++++++++++ como una tambora. +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++

¡Que viva la música! Por: Daniel Tono danieltono@hotmail.com Sector comercial: Instrumentos musicales Localidad: Chapinero Ubicación: Avenida 7ª, entre las calles 55 y 60 En 1978, Omar Ortiz, un fanático de la música, decidió crear empresa e innovar en el mercado de los instrumentos musicales, poco explorado en Colombia hasta entonces. Así se ubicó la familia Ortiz en el sector comercial de Chapinero, donde fundó el almacén de instrumentos musicales Ortizo, para satisfacer la creciente demanda de productos nacionales y extranjeros. Antes de Ortizo, las casas más tradicionales de música eran de italianos y funcionaban en el centro de Bogotá. Comenzó La Casa Conti en el barrio Las Nieves (donde todavía funciona) y la Casa del Músico La Colonial en La Candelaria. A finales de la década de los setenta, La Colonial se trasladó a Chapinero, donde se fortalecía la industria de la música. Con el paso de los años, las casonas de Chapinero sobre la avenida 7ª comenzaron a ser adecuadas o demolidas para la construcción de grandes almacenes. Hoy, esta zona es la principal referencia para la compra de instrumentos musicales, con locales de cadena como Bazoom, Scenario o Stradivarius. Allí se encuentran instrumentos de toda clase, productos nacionales e internacionales de percusión, cuerdas, vientos, teclados y equipos de sonido de

última generación que marcan la pauta comercial de la industria musical. Álix Díaz, asistente de gerencia de la cadena Ortizo en Bogotá, cuenta que llegan “niños con sus papás a comprar su primera batería avaluada entre $650.000 y $1’200.000 y años más tarde vuelven para comprar una más avanzada”. Los dueños de estos negocios no se limitan a distribuir y vender productos musicales; también apoyan eventos que incentivan la cultura musical en Bogotá. Las cadenas Ortizo y La Colonial han realizado varios eventos donde traen a famosos bateristas y guitarristas de bandas reconocidas para que los bogotanos tengan la oportunidad de interactuar con grandes estrellas de la música. Dean Butterworth, baterista de la banda Good Charlotte, y Jennifer Batten, guitarrista de la banda de Michael Jackson, han sido algunos de los invitados que le han dado un toque internacional al chapineruno sector.

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Debajo del colchón Por: Diana Morales Lara dianymarce27@hotmail.com Fotos: Juliana Vásquez Sector comercial: Colchones Localidad: Puente Aranda Ubicación: Avenida Las Américas con avenida 68

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Dicen que sobre un colchón transcurre casi un tercio de la vida; que si se sumaran todas las horas, serían aproximadamente 23 años dormidos. Los comerciantes de este sector —más de 25— entienden que de ser esto cierto, lo más importante sería tener una buena cama. Por eso están allí, detrás de las vidrieras, pilas de colchones blancos, camas de una plaza o de dos, colchonetas de colores, almohadas, cojines y una que otra cuna mullida. Aquí hay tantas variedades de colchones como almacenes. Están los tradicionales: Spring, Paraíso, Zabra; los lunares: Dormi Luna, Sueño de luna; los conservadores: Duerma bien, Starbien, Roncador; y los no tanto: Pasión, Amore. En 1951, al llegar a Bogotá procedente de Armenia, Simón Sudarsky vio que sus sueños se cumplirían sobre un buen colchón. Y así, honrando a sus ancestros judíos, montó una comercializadora para importar y vender colchones. Después, en 1967, abrió el primer local de lo que hoy se conoce como Spring Plaza, y a partir de 1979, John Sudarsky —ingeniero industrial y actual senador de la República por el Partido Verde— asumió la presidencia de la empresa familiar. Spring Plaza es una edificación gris que se extiende a lo largo de toda una cuadra y en la que tiendas de diversos nombres exhiben colchones ortopédicos, clínicos y anatómicos, y venden insumos para hacerlos. Debajo de ese bloque esponjoso y níveo se oculta una carcasa de alambres de hierro retorcido. “Los colchones se deben cambiar cada seis o siete años. Los mejores meses de venta son enero y julio; no

La calle ensombrerada Por: Gabriela Santamaría ana.santamaria@javeriana.edu.co Fotos: Rammsés Moctezuma Sector comercial: Sombrererías Localidad: La Candelaria Ubicación: Carrera 8ª entre calles 11 y 13 La calle del sombrero tiene aire de tradición, una tradición que con el paso del tiempo parece haberse decolorado como el fieltro expuesto al sol. En la calle 11 con carrera 8ª todavía se ubica la Sombrerería San Miguel, la más antigua de todas, con más de 60 años de servicio; pero ya no es como antes, le falta el cliente cachaco. “Ahora los que compran son los campesinos, los ganaderos y los jóvenes, incluso algunos pacientes de cáncer que necesitan cuidarse la piel; los campesinos son los que más compran: se deben proteger del calor, del frío, de la lluvia. Un día vino un campesino a comprar un sombrero y le ofrecí grabar las iniciales de su nombre en él; me dijo que pusiera AB y cuando le pregunté si con B larga o V pequeña, él me respondió: ‘Fíjese, que no quede ni muy grande, ni muy pequeña’”, cuenta Ayarza, riéndose con ternura. Ella es la actual dueña de la Sombrerería San Miguel y de otras dos sombrererías en la misma calle. Su esposo y antiguo dueño de la tienda, Ernesto, falleció hace seis meses. “Yo estoy acá hace 40 años, después de que me casé con Ernesto, que le compró el negocio al italiano Pascual Brando”. Más arriba, en la Sombrerería Universo, Rafael Mendoza dice que llevan en esa calle 30 o 40 años. Él y Jorge Figueroa, de la Sombrerería Continente, están de acuerdo en dos cosas: que el gardeliano es el sombrero

que más se vende y que sus mejores épocas del año son diciembre y junio, Navidad y Día del Padre. La sombrerería más cercana a la plaza es el Almacén Galaad. Alonso Garcés cuenta que cuando lo compró, hace nueve años, era una tienda de sastres; “pensé que como la calle ya era reconocida por los sombreros, debía seguir con ese negocio”, y agrega que los mejores compradores son “los sardinos”. Entre sus sombreros más vendidos están la gorra del pensionado, la cachucha, el sombrero de corte inglés y, por supuesto, el gardeliano. Según Rosita, la marca italiana de sombreros Barbisio es la de mejor calidad; incluso recuerda a un par de amigos ganaderos que pidieron sendos sombreros de $1’400,000; pero esas son ventas excepcionales. “La marca Barbisio es la más popular en sombreros, por eso siempre imaginé que Italia era la cuna del sombrero. Pero tuve la oportunidad de ir allá hace ya bastante tiempo y nadie usaba sombrero, ni siquiera vi tiendas”, dice ella. También es cierto que aunque los materiales de la marca Barbisio se importan de Italia, los confeccionan en Medellín. Al parecer, Italia y esta calle bogotana coinciden en que los sombreros se ven más en los escaparates que en las cabezas de los “andantes”. {23}

Rosita Ayarza, dueña de la sombrerería San Miguel.

Telaraña de locales Por: Jessica Guapacho j.guapacho@gmail.com Sector comercial: Telas Localidad: Puente Aranda Ubicación: Avenida 50 sur entre la autopista Sur y la avenida Primero de Mayo

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“El que sabe, sabe”, afirma sonriente una vendedora ante los letreros que ofrecen gafetes, copas, licrados, rígidos, tejidos planos, sesgos y sedas, clasificación que solo conocen los expertos. Y es que al cruzar de la autopista Sur a la Primera de Mayo por la avenida 50 sur se ingresa a un sector donde cada ventana o reja disponible se ha transformado en una vitrina durante los últimos 40 años, cuando la Alquería se convirtió en el punto de referencia para la adquisición de telas o productos ya confeccionados, como cortinas y edredones. En 1985, el mercado ocupaba un par de cuadras de la autopista Sur a la avenica 68, y los locales no pasaban de diez; solo se fabricaba ropa interior femenina y se vendían los insumos necesarios para producirla. Gilberto Corredor fue uno los pioneros y actualmente es dueño de Portela —uno de los negocios más conocidos del sector— y su familia acapara buena parte del mercado: entre hermanos y sobrinos, cada uno con empresa propia, manejan almacenes de hilazas, fábrica de cauchos, servicio de corte y fabricación de sesgos. Según Marlén Corredor, hermana de Gilberto, “los clientes vienen de todas partes de Colombia porque en la Alquería se vende por metros, no por kilos —como en el barrio Policarpa—; lo que aquí vale $20.000, allá puede costar el doble; los precios son cómodos y los almacenes abren de domingo a domingo”. Aunque la Alquería se mantiene llena todo el año, las mejores temporadas son las escolares y la Navidad. Marlen afirma que en este sector se mueve mucha mercancía sin papeles, pero las que más sufren son las textileras que surten los negocios: “Por ejemplo, uno compra un metro de seda poliéster en $3.000 a las empresas nacionales, mientras se consigue una importada a $1.800”. Además, los cerca de 200 almacenes y puntos de fábrica siguen compitiendo con los bajos precios de vendedores informales que ofrecen telas “tiradas”.

Ópticas en la mira Por: María Alejandra Ortiz Z. maria.alejandra642@gmail.com Sector comercial: Ópticas Localidad: Los Mártires Ubicación: Calle 19 entre carrera 8ª y avenida Caracas En la calle 19, las vitrinas multiplican las miradas de los transeúntes por el efecto óptico de miles de marcos y gafas exhibidos en los escaparates de 330 ópticas, la mayor concentración de su tipo en Bogotá y en América, según la revista Franja Visual. Este comercio comenzó con Ernesto Schmidt, pionero de la optometría en Colombia, quien abrió su primer

local en 1914 en la calle 12, entre las carreras 7ª y 8ª, pero como el gobierno expropió el predio para la construcción del Palacio de Justicia, tuvo que trasladarse a la calle 19, en 1964. Allí heredaron el negocio tres de los siete hijos del inmigrante alemán. La segunda firma que se estableció en el sector de la calle 19 fue la Óptica Italiana, que abrió a principios de los años setenta, y ahora cuenta con dos locales en la carrera 8ª. Ambos negocios gozan de reconocimiento porque no han cambiado de dueños y mantienen la calidad. La mayoría de ópticas del sector ofrecen consulta con un optómetra, venta de marcos y de lentes oftálmicos y adaptación de lentes de contacto, entre otros servicios; las más sofisticadas realizan consultas de oftalmología y tienen convenios con centros quirúrgicos. A pesar de la amplia oferta de servicios, la proliferación de locales ha desatado la guerra de precios, agravada por el comercio informal que se puede observar en los andenes de la calle 19. Algunos de esos vendedores ofrecen la consulta oftalmológica gratis y productos de bajo precio y calidad. “Algo negativo de la zona es la inseguridad, la cantidad de robos ante la apatía de las autoridades”, afirma el optómetra John Urrego. Además, algunas ópticas no cumplen con los registros de sanidad, una situación difícil de controlar. En últimas, Ernesto Schmidt tuvo visión del negocio, sin rebajarle dioptrías a la calidad.

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Ropa USAda Por: Susana Cubillos susucubi@gmail.com Sector comercial: Venta de ropa usada Localidad: Chapinero Ubicación: Entre la carreras 13 y la avenida Caracas y entre las calles 49 y 66 En el barrio San Luis, los anuncios de los almacenes capturan la atención de los transeúntes más distraídos: Ropa USAda, Reestreno, Ropa Andy Panda, Almacén Surtín, Manhatan (sic) y La Francesa son algunos de los nombres de los casi 30 locales que venden ropa de segunda en este sector. Hace unos 40 años comenzaron a establecerse allí comerciantes de la Plaza España interesados en expandir el negocio de ropa usada, conocidos como “caseteros”, pues vendían en pequeñas casetas a clientes de bajos recursos.

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Ahora los grandes y coloridos locales son armarios de recuerdos, como los llama Ángela Méndez, dueña del almacén Reestreno, pues cada prenda está impregnada de su dueño anterior que usualmente la vende por necesidad o por cansancio. “Es que aquí usted puede encontrar de todo, desde sombreros o medias hasta corbatas y corbatines; por ejemplo, yo estoy totalmente vestidita con ropa de Reestreno”. Un cliente saca de la sección de chaquetas, un blazer negro, pregunta su precio y Ángela contesta con una gran sonrisa que tan solo $30.000. “Los precios varían mucho, hay cosas desde $5.000, como este cinturón de puro cuero, hasta $200.000, que es la pieza más valiosa, un abrigo de piel auténtica”, y agrega que los atuendos más cotizados son “los traídos de las Américas, pues eso es ropa ‘gomela’ y que le gusta a la gente”. Entre las prendas, en su mayoría compradas a lavanderías que las tienen durante meses o años sin ser reclamadas, se encuentra ropa de cualquier época, para todo tipo de clientes. Ligia Arévalo, vendedora de Expression, cuenta que “aquí vienen famosos, como Pirri, que vino una vez a comprar una chaqueta; cineastas en busca de atuendos para películas de bajo presupuesto, productoras de comerciales, mujeres de vida alegre, estudiantes que saben el encanto de la ropa vintage, de todo...”. Pero también hay clientes que compran las prendas más viejas y las deshilachan para hacer relleno de colchones. Las prendas más curiosas en Expression son un vestido de novia de los años ochenta, que vale $80.000 y un traje de buzo de $70.000. La mejor época para este negocio es Halloween, pues llegan bandadas de personas buscando disfraces a precios que no espanten.

En cueros Por: Camilo Ramos camiloaramos@gmail.com Sector comercial: Cuero y calzado Localidad: Antonio Nariño Ubicación: Barrio Restrepo (de la avenida Caracas a la carrera 24, entre las calles 17 y 22) En el barrio Restrepo, bajando por la calle 17 y pasando las coloridas residencias de la zona, los establecimientos comerciales de zapatería de marca y la cafetería de Thiany, tras la Iglesia de La Valvanera, se encuentra uno de los sectores tradicionales de producción y comercio en nuestra ciudad: el de la peletería y marroquinería.

Claro que después de 40 años, el Restrepo dejó de ser aquel emporio de la tradicional industria, para abrirles espacio a los productos chinos, a las ofertas y al agite propios de cualquier outlet o sanandresito de la ciudad. Los modestos locales, manejados por familias que ofrecían sus creaciones y sus materiales, han sido reemplazados por tiendas de diseños masificados. “Las grandes marcas desplazan a los negocios pequeños y a veces más que por calidad es porque tienen mayor pedido, debido al nombre”, explica Nora Castillo, trabajadora de una antigua peletería. El punto de encuentro entre los dueños de los negocios tradicionales y los de marcas es Thiany, que también funciona como la Cuchoteca del Viejo Waker, especie de fonda paisa, siempre llena de trabajadores de las fábricas, empleados y vecinos del sector. Natalia Suárez, comerciante, explica: “Después de Navidad esta época es muerta para los almacenes de marca, entonces echan a mucho trabajador; en la cafetería se reúnen todos los zapateros y entre ellos se pasan el dato de en qué zapatería o en qué peletería hay trabajo. Además, allá el tinto es bien barato”. Las ventas de las peleterías del Restrepo siguen siendo altas porque abastecen a varias ciudades del país. Sin embargo, los locales ubicados tras la iglesia siguen luchando —al estilo del prócer que le da el nombre a la localidad— por los derechos ciudadanos, solo que ahora los mercados tradicionales luchan por impedir la colonización de marcas de moda.

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Flor morado en la Primero de Mayo Por: Jimena Sterling jime_sterling@hotmail.com Sector comercial: Mueblerías Localidad: Puente Aranda Ubicación: Avenida Primero de Mayo, entre las carreras 35 y 41 Al lado del famoso puente Aranda existía un camellón que, con el desarrollo industrial de la ciudad, fue convertido en sede de pequeñas empresas manufactureras, reconocidas como el Corredor Industrial de Occidente, en la localidad de Puente Aranda. En más de 300 almacenes que se dedican a fabricar y a comercializar muebles de madera, utilizan de preferencia el flor morado, árbol que alcanza una altura de hasta 40 metros y un diámetro de 80 centímetros; la madera más común que se encuentra en el sector, después del cedro. Entre las 9:00 y las 10:00 comienza la jornada de los almacenes que exhiben en ambos andenes de la avenida el flor morado procesado y convertido en juegos de alcobas, comedores y salas en diseños para el hogar y mobiliario para oficinas. {28}

Allí encontramos la Gran Bodega del Mueble, fabricante de muebles para el hogar a precios entre $700.000 y $1’000.000; mientras Muebles Salotty y Mansión Cedro y Mármol, entre los más antiguos del sector, con 12 y 15 años, respectivamente, ofrecen salas de mayor calidad, desde $1’000.000 hasta $4’000.000. Para la línea de dormitorio infantil, los precios oscilan entre $1’700.000 y $2’000.000, con decoración.

El corral que más vende Por: Diana Ravelo diani16@hotmail.com Sector comercial: Piñaterías Localidad: Santa Fe Ubicación: San Victorino (carrera 13 entre calles 11 y 13) Aunque hay globos, piñatas y payasos, no es una fiesta de niños, pero sí uno de los mayores centros de venta de productos para ese tipo de celebración en Bogotá. “A la orden, monita, caballero… ¿Qué necesita para la piñata?”, es la pregunta que más se escucha en el sector que comprende la carrera 13 entre las calles 11 y 13, en San Victorino. Este lugar parece tener la capacidad de reunir al famoso Ben 10 con la muñeca Fresita, los personajes de Toy Story con las princesas de Disney y el torso de un hombre con el de una mujer voluptuosa, según diferentes modelos de piñata en icopor colgados del techo de cada negocio. Aunque no se tiene una fecha exacta del momento en que llegaron los primeros piñateros, varias personas coinciden en el nombre de los primeros almacenes: La Gran Sorpresa, de Gustavo Hincapié; La Piñata Mágica, de Pedro Luis Gómez, y El Palacio de los Niños, de Óscar Hernán Botero. “La familia Gómez, de Santuario (Antioquia), fue la que fundó este sector hace 50 años; los Gómez se vinieron para acá y montaron cacharrerías que luego se convirtieron en piñaterías”, cuenta Humberto Gómez, comerciante que lleva 27 años trabajando en San Victorino y actualmente es dueño de varios locales. Gómez recuerda

cómo este sector comenzó con los conocidos “maneros”, personas que bajo el brazo llevaban su mercancía para venderla y que luego, al ver que el negocio era bueno, empezaron a abrir los grandes almacenes. Aquí la competencia es de todos contra todos: no es extraño ver la calle llena de impulsadores que vociferan bajos precios y grandes descuentos del almacén que promocionan, tratando de “jalarse” a los clientes. “Todos somos competencia, en especial los tres palacios de la 13 con 13”, asegura Rocío, que lleva 29 años tras el mostrador. Para ella, el perfil del comprador es muy variado, pues “viene gente del norte, del sur, del campo, alcaldes, gente pobre con $30.000 y gente rica con $1’000.000 para su piñata; compradores al por mayor y al detal”. Allí también se aprende, pues si se quiere ser bueno en el oficio hay que superar la vergüenza y aprender a ser “abeja” a la hora de negociar. “Uno se siente orgulloso y agradecido con el sector porque aquí llega sin saber nada, como un bobito, y luego se avispa porque se avispa. Aprende a conocer mercancía, aprende a negociar, a manejar al cliente”, asegura ‘Piolín’, uno de los vendedores de la zona. Reza el dicho, “el que es buen gallo en cualquier corral canta”, y tal parece que San Victorino es el corral que más productividad les ha dado a los piñateros de la ciudad, quienes en medio de una competencia “brava” tratan de demostrar cuál es “el gallo que más vende".

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Vecinos porcinos Por: Alejandra Pinilla Delgado aleja_pinilla@hotmail.com Sector comercial: Lechonerías Localidad: Rafael Uribe Uribe Ubicación: Avenida Caracas entre calles 27 sur y 29C sur En el corazón del bosque vivían tres cerditos hermanos, a quienes el lobo perseguía sin darles tregua. Para escapar de él, los cerditos decidieron construir una casa en el bogotano barrio Quiroga. No impidieron que los lobos feroces de la ciudad los devoraran, pero sí se establecieron como un sector reconocido por la cantidad de cerditos que residen temporalmente en esas vitrinas, donde hace más de 30 años se instaló el primer local especializado en este manjar del suroccidente del país. Se trata de la zona L, como es mejor conocida.

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“El que lleva más tiempo, no vaya a decirles viejos, es el del Sur del Tolima”, asegura la jovencita que atiende Sir Pig, el primer local en la esquina de la 27 sur con la avenida Caracas. La Dietética de Natagaima lleva aproximadamente diez años, y su copropietaria, Ana Pacheco, tiene uno de los negocios de mayor crecimiento. Vende lo mismo que sus vecinos, todos tolimenses y uno que otro santandereano. Con el paso de los años han ido diferenciando sus negocios, al ofrecer lechona gourmet, dietética, deshuesada y desgrasada o añadiendo a la ecuación pavos y tamales. Incluso en Miss Lechona 2 se puede pedir una porción mientras se juega billar al fondo del local.

Al entrar a El Esplendor Tolimense, se aprecia el proceso de preparación de una lechona, que puede tardar entre media y una hora, y su cocción, más de 12 horas. Se cocina en un horno de piedra y luego se decora con aceite —para darle un provocador brillo— y con elegantes moños. De una lechona pueden salir entre 100 y 120 platos. Los 30 locales en este sector abren de 11:00 de la mañana a 7:00 de la noche y pueden vender hasta media lechona al día. El plato oscila entre los $5.000 y los $10.000, dependiendo del tamaño; también se puede comprar una lechona completa para eventos especiales, que cuesta aproximadamente $250.000.

Las marquillas de la 106 Por: Paula Melissa Delgado paulita1002@hotmail.com Sector comercial: Sastrerías Localidad: Usaquén Ubicación: Calle 106, entre carreras 8ª y 9ª En medio de floristerías, vidrieras, grandes edificios en construcción, pastelerías y peluquerías, se encuentra el reconocido gremio de sastres con 22 locales que sirven para arreglar un roto o un descosido, o para alta confección. Quienes transitan por allí tienen la sensación de transportarse al siglo pasado cuando este oficio era practicado solo por hombres, ya que la escena sigue dominada por sastres. La sana competencia y el buen ambiente de trabajo se siente en la amabilidad de trabajadores y propietarios en cada uno de los locales. “Son una tela cosida con la misma costura”, dice entre risas Helena Forero, cliente fiel de las sastrerías de la 106. El Costurero, La Mejor (donde se atienden “urgencias”) y La Reforma del Vestido son las pioneras de la zona. Con estos tres negocios, hace 20 años, nació el sector. Arnulfo Rojas, propietario de la sastrería que lleva su nombre, cuenta que fueron surgiendo nuevas modisterías porque los mismos empleados decidían independizarse después de “coger cancha”. “Uno es empleado un tiempo, aprende, reúne capital, y luego monta su propio negocio. Así logré tener el mío”, asegura. Sin embargo, John Baquero, también propietario de uno de los establecimientos, asegura que el conocimiento de este oficio se adquiere de generación en generación. Causa curiosidad una casa esquinera de la calle 106 con carrera 8ª, con un letrero en la entrada que dice: “Govinda seva ashram”. Alicia, una mujer de raza negra que aprendió el oficio en el colegio de monjas en su natal Buenaventura, recibe a los clientes sentada frente a su máquina de coser. Asegura que el valor agregado de esta sastrería, propiedad de su marido, es el nombre del lugar, que en idioma hindú quiere decir “aquel que puede dar placer”; filosofía que aplican con sus clientes. La clientela de las modisterías viene de todas partes de la ciudad. Hay clientes esporádicos por lo concurrido que se está volviendo el sector, clientes de hace años y hasta militares que viven en apartamentos del vecindario o en el Cantón Norte. Arnulfo Rojas cuenta que los suboficiales, generales y sus esposas, son sus clientes más fieles. La confección de un vestido completo para hombre varía entre $300.000 y $500.000;

para mujer cuesta unos $250.000; los arreglos van desde $20.000 hasta $160.000, según los precios del local Urgencias, lo Mejor en la Moda. Alba Lucía Rodríguez, empleada de La Reforma del Vestido, cuenta que las obras de valorización ejecutadas por el IDU en el 2010 para ampliar la carrera 11 a la altura de la calle 106, perjudicaron el sector, ya que muchas casas fueron demolidas y varios negocios cerraron, pero la valorización también les permitió aumentar los precios. A pesar de estos cambios, las sastrerías siguen siendo un sector fuerte, sin parches ni remiendos. “Las personas necesitamos de médicos, nuestra ropa necesita de expertos. Yo encontré diseñadores baratos y buenos, que aunque no tengan nombre de marca, tienen marquillas con sus nombres”, dice Magnolia Salcedo, cliente de la sastrería José Ignacio Hernández.

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Humanos plásticos Por: Catalina Gallego Reyes kata.gr@hotmail.com Sector comercial: Maniquíes Localidad: Los Mártires Ubicación: Carrera 27 entre calles 9ª y 11 Treinta años tiene este comercio conformado por una serie de diez almacenes dedicados a la venta de productos de plástico y metal, como sillas, repisas y, por supuesto, maniquíes, a los que el paso de los años solo deja polvo en lugar de arrugas. En los locales, estratégicamente ubicados, buscando con calma se encuentra el maniquí deseado entre una amplia variedad: varones, mujeres, niños, blancos, negros, amarillos, flacos, gordos, con o sin pestañas, con el pelo largo, corto, morado o rojo… Así, este debe ser uno de los pocos sitios totalmente incluyentes de la ciudad.

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La clientela y los pedidos son muy variados: cualquier tienda que se dedique al negocio de la venta de ropa, diseñadores de modas que quieren exhibir sus creaciones o incluso personal de salud; aunque los vendedores insisten en que sus principales clientes son los almacenes de ropa del centro de la ciudad y algunos outlets de Las Américas. “Hay varios negocios que pertenecen al mismo dueño, al menos cinco o seis locales, entonces se colaboran entre sí”, cuenta Marina, administradora del local Vitri Mallas. Además, los propietarios no han cambiado. Las mayores ventas se presentan entre octubre y diciem-

bre, con ocasionales pedidos el resto del año. En las bodegas hay decenas de torsos apilados esperando salir de allí para exhibir todo tipo de blusas y camisetas o ser armados con las restantes partes del cuerpo, según los requerimientos del cliente. Algunos almacenes buscan maniquíes convencionales de mujeres altas y delgadas de piel blanca o trigueña, al estilo europeo. Otros prefieren mujeres voluptuosas al extremo y con cejas y pestañas perfectamente delineadas. Hay locales más arriesgados que se inclinan por un tipo de maniquí alternativo de una sola tonalidad, en general negro, en el que se distingue la forma del cuerpo, pero no tiene rasgos faciales. Basta entrar a uno de estos desguazaderos de partes plásticas para comprobar la amplia oferta de maniquíes porque en ese sector la fecundación “in plástico” es un hecho, claro que sin violar normas éticas ni morales.

SECTORES COMERCIALES Y DE PRODUCCION DANIELA YEPES

MARTIRES

USAQUEN Sastrerias

Maniquies Opticas

CHAPINERO Decoracion Instrumentos musicales

PUENTE ARANDA Telas Colchones

Ropa usada

Muebles

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BARRIOS UNIDOS Repuestos

ANTONIO NARINO

lA CANDELARIA

Cuero

Sombrererias Objetos religiosos

SANTA FE Pinaterias

RAFAEL URIBE

Lechonas

O S

* patriMonio

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La mansión de

Por: Diana Gutiérrez Forero y Daniel Alejandro Pinilla Cadavid dianacrisgf17@hotmail.com dalejopinillacadavid@gmail.com

la masonería

Fotos: Juan José Quezada y Diana Gutiérrez

En la calle 18 con carrera 5ª, oculta tras los muros –y muy pronto por la sombra de la colosal torre Bacatá–, se encuentra la mansión Kopp Dávila, patrimonio histórico y arquitectónico de Bogotá, preservado por la Gran Logia Masónica de Colombia desde 1988. Fue declarada bien de interés cultural en el 2001.

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La idea de construir la imponente casa de estilo francés fue de Leopoldo Kopp y Castello, hijo de Leo Siegfried Kopp Koppel, fundador de las cervecerías Bavaria y Fenicia. La casa, ubicada en el tradicional barrio Las Nieves, es una de las joyas de la arquitectura que sobrevivió al Bogotazo, en abril de 1948, cuando era uno de los lugares residenciales más exclusivos de la ciudad. La diseñó y construyó en 1923 el arquitecto Alberto Manrique Martín, quien había construido, junto con su padre, la fábrica cervecera, de la cual se conservan dos edificios en la Plazoleta Bavaria. Para el arquitecto Néstor Alfonso Sanabria, de la Universidad Nacional de Colombia, el edificio se descarga hacia un costado, y el resto corresponde a una amplia zona verde con jardín. “La casa tiene una clara influencia europea tanto en el lenguaje propio del edificio, como en los materiales utilizados. Los muros enchapados, la madera y el estuco en los interiores,

así como la piedra en el exterior, estaban reservados a edificios distintivos de la ciudad”, dice Sanabria. La distribución de la casa en dos plantas establece relaciones entre lo íntimo y lo público: la primera planta corresponde a las áreas sociales, servicios y servidumbre, mientras que en la segunda se ubican los cuartos separados del matrimonio Kopp Dávila y una sala intermedia. Entre estos dos pisos se encuentra la escalera de caracol, que hacía parte del recibidor. La casa es sede de la Gran Logia Masónica en Colombia, que se la compró a Olga Dávila en 1988, cuando la remodeló el arquitecto Orlando Solano Bárcenas. Olga Dávila enviudó en 1938, y se volvió a casar en 1953 con el expresidente de la República, Alfonso López Pumarejo, quien vivió en la mansión hasta 1955. La relación entre la Logia y la casa era muy cercana: Leo Kopp se unió a la Logia Masónica Propagadores

de la Luz Nº 1 en 1913. Además, Olga Dávila tenía parentesco con tres de sus grandes maestros: era cuñada de Miguel López Pumarejo, gran maestro entre 1928 y 1931 y también en 1936; tía de Álvaro López Holguín, gran maestro entre 1971 y 1975, y tía abuela política de Jorge Gaviria Liévano, gran maestro entre 1991 y 1995. Las hijas de Olga Dávila se casaron con Ernesto Pombo, Guillermo Gómez y Alberto Samper, según recuerda José Germán Vengoechea, director de Divulgación Institucional de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, quien conoció a Dávila y visita la casa con frecuencia. Por esta unión tan estrecha entre la élite, el poder y la historia, la mansión Kopp Dávila no es solo una joya arquitectónica: “Tiene en sí misma, un trozo de la memoria del país”, asegura Sanabria.

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La transformación de la casa para ser adaptada como mansión-museo fue radical, pero se mantuvieron las lógicas familiares. Por ejemplo, la habitación de Olga Dávila es ahora la oficina del gran maestro de Colombia; ella tenía una cama empotrada, a la que el maestro le da la espalda en su oficina. Los baños de la pieza principal, que estaban adornados con vitrales, ahora son los baños comunes de la segunda planta. El despacho de la pareja es la oficina de la secretaria. Del ascensor no quedó rastro. El arquitecto y hermano masón José Germán Vergoechea afirma: “Lo único de la casa que se conserva en el museo es un cuadro del papá de Leo Kopp, pintado por Ricardo Gómez Campuzano”.

Falsas creencias Los masones siempre han sido catalogados como misteriosos, pero ese hermetismo responde a un imaginario colectivo, no a la realidad: “Como esas ideas flojas de que La Gran Logia de Colombia, fundada en 1922, reúne ateos y fantasmas”, afirma Diego De la Cruz, encargado de las comunicaciones de la Logia. Aunque siempre se ha creído que la organización está cerrada a cualquier contacto con el público, desde que la Logia compró la casa, ha prestado servicio de restaurante en sus dos comedores, “solo que en la noche los hermanos masones llenan los comedores cuando salen de los templos. Además, hay un museo que siempre ha estado abierto al público”, dice José Germán Vengoechea, arquitecto y director de Divulgación Institucional de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y hermano masón. En el edificio de tres pisos, que corresponde a la fachada de la carrera 5ª, se encuentran los templos, “que permiten el ingreso cuando hay tenidas públicas, es decir, servicios matrimoniales y funerales”, agrega Vengoechea.

La fachada de la casa sobre la calle 18, entrada original.

Quizá muchas personas se despistan porque la que era la fachada interior de la casa –ocultada por un muro exterior– es ahora la entrada principal, a la que se accede por el parqueadero. Al lado derecho, se eleva una pared con el símbolo más característico de la masonería: el compás y la escuadra, que hacen referencia a los ideales masones. Luego se llega a un antejardín, donde se erigen los bustos de ilustres personajes colombianos: los expresidentes liberales Eduardo Santos y Alberto Lleras Camargo. Dentro de la casa, en una especie de pasadizo, hay unas cámaras subterráneas donde los masones se preparan para los rituales. El masón cree en el Gran Arquitecto del Universo, el creador de todas las cosas. Además, cree que la búsqueda espiritual se da dentro de sí mismo, es decir, que debe conocerse a sí mismo para aceptar la responsabilidad de sus actos, y aprender a no culpar a nadie por sus fracasos; en otras palabras, el masón es el arquitecto de su propio destino. En una bóveda subterránea aparece esta leyenda escrita en una pared: “Si tu alma siente pavor, no prosigas”. Dentro de la casa también se pueden apreciar varias veces las siglas SFU (salud, fuerza y unión) y ALGDGADU (a la gloria del Gran Arquitecto del Universo), códigos que solo se utilizan en la logia.

Eduardo Santos Montejo.

En un pasillo se encuentra una placa en homenaje a los grandes maestros de la Gran Logia de Colombia, fundada en 1922, entre ellos, Miguel López Pumarejo, Darío Echandía, Tulio Rubiano, Álvaro García Herreros y Jorge Valencia Jaramillo, el último en ostentar este título entre 2007 y 2011. Además, hay una placa dedicada al polémico escritor José María Vargas Vila (1860-1933).

Símbolos masones La psicóloga y semióloga Dulce María Bautista, al recorrer la casa, explica los símbolos masones más emblemáticos: las dos columnas, cada una con una piedra al lado, que representa el interior del hombre listo para ser esculpido. El águila equivale a un grado filosófico y simboliza el poder, aquello que está en el corazón de los humanos. La espada flamígera es la espada justiciera, que quema y está sobre el Libro de la Ley, con los principios que todo masón debe conocer y cumplir.

Alberto Lleras Camargo.

Además del aura mística del lugar, y de que existen dos templos masones contiguos a la casa, se pueden apreciar otros espacios cotidianos donde los hermanos masones se sientan a conversar, a tomar un café o, si lo prefieren, van al bar, donde hay un cantinero dispuesto a servirles un trago de la casa. También está el museo que aloja las piezas más valiosas de la Logia y los archivos históricos. Allí están los presidentes que pertenecieron a la masonería, y otros que no pudieron unirse a la orden, aunque habían sido admitidos, como Jorge Eliécer Gaitán y Carlos Lleras Restrepo. Al subir las escaleras, llama la atención un gran vitral en una cúpula donde se puede ver la rueda zodiacal en colores vistosos, y en el centro aparecen el compás y la escuadra. Este lugar, el más alto de la casa, parece representar la conexión del hombre con el universo. En uno de los templos, el piso es ajedrezado y la arquitectura está orientada de oriente a occidente. Hay algunas esculturas de símbolos masones y banderas de las 46 logias que forman la organización; también está una Biblia y encima un compás con una escuadra. En la última parte del templo se ve un escudo del triángulo esotérico de la divinidad, donde se ubica el maestro.

Hermanos masones de hoy Podría decirse que la oscuridad de los pasillos en la mansión Kopp contrasta con la notoriedad pública de los masones, personalidades del mundo de la política y de la cultura, como lo fueron sus antepasados. Entre los masones se encuentran políticos, como el expresidente Ernesto Samper Pizano y su exministro Horacio Serpa Uribe. Según Dulce María Bautista, muchos

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Escultura similar a la de Leo Kopp en el Cementerio Central, objeto de culto.

conflictos políticos tienen una explicación mística: “Por ejemplo, la pelea entre Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe puede estar cargada de estos componentes, puesto que Uribe es Opus Dei y Santos es de familia con tradición masónica”. Para ingresar a la masonería hay que cumplir ciertos requisitos, como el de ser profesional, “pues si no se tiene una base cultural no va a entender nada, y va a salir de aquí hablando mal de la masonería”, asegura un masón activo. En la masonería hay rangos: el maestro, el oficial y el aprendiz o iniciado. “El iniciado está doliente y triste cual flor de holocausto porque es una flor roja, vistosa, vital, que aparece en medio de la ceniza”, comenta Mario Ignacio Díaz, gran ecónomo de la Logia. Los hermanos masones, como se llaman entre ellos, celebran varios tipos de ceremonias, por eso se mantienen en constante actividad. Algunas logias son: Filantropía Bogotana, Forjadores de Igualdad, Hermética 25, Pitágoras 28, Estrella del Tequendama y Cosmos 50.

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En el 2012, con la construcción de los 64 pisos de la torre Bacatá, la manzana de la masonería estará condenada al caos del centro capitalino y sufrirá el impacto de la colosal obra. Pero también se abrirán las puertas a los interesados en conocer el palacete y saber más sobre la cultura masónica, porque se iniciaron las visitas guiadas para mínimo cinco personas. “Bueno que hagan esto, es un lugar bonito para visitar y la gente se dará cuenta de que ya no somos brujos”, dice Vengoechea, hermano masón con tono guasón. Interior del templo Benjamín Herrera. Foto: Felipe Eljach.

* patriMonio

La Casona

Texto: Néstor Camilo Garzón Fonseca* nestorcamilo12 @yahoo.com

de Engativá

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Fotos: Diana Marcela Vásquez

En el barrio La Española de la localidad de Engativá se encuentra La Casona, que a comienzos del siglo XX fue sede telegráfica, luego casafinca y en los últimos años ha alojado al Colegio Jorge Gaitán Cortés. Un patrimonio de los “españoles”.

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A principios del siglo pasado, cuando los terrenos vecinos a lo que más tarde sería la calle 80 con avenida Ciudad de Cali eran haciendas, existió una finca que tenía una casa destinada para los mayordomos y las caballerizas, conocida por años como La Casona. A falta de documentos sobre la historia de este lugar, algunos habitantes de La Española, como Fanny Alvear, la recuerdan: “Estos terrenos eran de la señora Susana Gaitán (dueña de la finca París, que dio lugar al barrio París-Gaitán) y de la empresa All American Cables and Radio, quienes los vendieron a la urbanizadora Currea Aya y Uribe Holguín. Esta entidad fue intervenida por la Superintendencia Bancaria debido a sus problemas de liquidez, pero ya la urbanizadora había legado La Casona a la comunidad, propietaria actual”. Martha Rodríguez, otra vecina, recuerda que “era una finca, sembrada de cebada, y hay gente que dice que allí funcionó una emisora”. Y según Clementina Landínez, quien vivió en el barrio París-Gaitán, “La Casona era una finca grande, llena de ganado, con muchos árboles. Allí vivían los dueños de la finca y los cuidanderos, pero cuando urbanizaron estos terrenos, todos se fueron y quedó abandonada. Con la llegada de los nuevos habitantes del sector, la comunidad resolvió adecuar La Casona para convertirla en escuela”. {40}

Otros habitantes del sector recuerdan que La Casona fue sede de una emisora. Así lo evoca Cleonice Rativa, habitante del barrio Los Cerezos: “Esto era un potrero y allí estaba la emisora La Voz de América; nosotros le decíamos la Bola América. Era una extensión grandisíma y después seguía un vallado, que hoy es la avenida Ciudad de Cali. Luego la convirtieron en escuela, pero la estructura no ha cambiado. Lo único que falta es la antena”. En realidad no se trató de una estación radial, sino de una empresa estadounidense dedicada al servicio de telegrafía inalámbrica, llamada All American Cables and Radio, que tuvo sedes en Bogotá y Cartagena. La estación de Bogotá funcionó en La Casona hasta enero de 1961, como registra el periódico El Espectador en la edición del 22 de mayo de 1961.

Escuela pública y colegio Alejandra Ponce de León, docente del Colegio Jorge Gaitán Cortés desde hace 15 años, recuerda: “Cuando empezaron a construir el barrio La Española, aquí guardaron las herramientas y las máquinas de la constructora. Luego, los cables e implementos de la empresa de teléfonos”. Ruth Rodríguez, vecina del sector, señala que en el terreno de La Casona planeaban

construir un parque, “pero los habitantes decidieron conservarlo para la escuela”.

ladrillo”, la describe Diego Gutiérrez, docente universitario, urbanista y líder ambiental de Engativá.

Así fue como la comunidad pidió apoyo a la Secretaría de Educación para acondicionar el antiguo predio, y en 1969 empezó a funcionar la Concentración Escolar La Casona, que luego se llamó Escuela Distrital La Española. En 1970 empezó a funcionar con cinco cursos por jornada, bajo la dirección de Amira de López. “Al principio tuvo poca afluencia de personal por su ubicación geográfica, alejada de las primeras casas construidas; además, la antigüedad de la construcción ofrecía dificultades como poca iluminación, humedad, inseguridad y resonancia excesiva”, se lee en un documento que se conserva en los archivos del colegio.

“La Casona nunca ha tenido restauración, ni modificación, ya que cuenta con cimientos muy firmes”, señala Fanny Alvear. “Siempre ha sido así, lo único que ha cambiado es el cerramiento y la pintura”, agrega Martha Rodríguez. La profesora Alejandra aclara que a La Casona “se le hace mantenimiento anual porque los rectores del colegio se han preocupado por el arreglo de los jardines y de las zonas verdes”.

A medida que el barrio crecía, fue ampliando su cobertura: en 1972 tenía seis cursos en cada jornada. En esa época las escuelas distritales contaban con una persona que vivía en el inmueble y se ocupaba de labores de aseo y vigilancia. Este cargo lo ocupó Helena de Valdiri durante 17 años. Hacia 1984, la población infantil del sector disminuyó, por lo que las autoridades educativas cerraron la jornada de la tarde y trasladaron a las profesoras a la Escuela Andalucía. La escuela quedó funcionando únicamente en la jornada de la mañana. Años después, la Secretaría de Educación destinó maestros para reabrir la jornada de la tarde.

Hoy en día, mientras la gente pasa de largo por este lugar, recuerdo lo que me dijo una vez Fanny Alvear: “La Casona siempre ha sido de la comunidad, que la ha defendido, por esto se ha mantenido a pesar del tiempo”. * Docente y líder de la localidad de Engativá, cronista de los proyectos de Crónicas Barriales y Memorias del Agua en Bogotá, auspiciados por Directo Bogotá.

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A raíz de la reforma educativa y la integración de las instituciones de primaria y bachillerato, en el 2002 se firmó un convenio con el Colegio Jorge Gaitán Cortés, ubicado en el barrio Los Cerezos, para que fuera la sede de bachillerato, y La Casona se convirtió en la sede de primaria. Así pasó a llamarse Jorge Gaitán Cortés, en memoria del dinámico alcalde que tuvo Bogotá entre 1961 y 1966. La sede B del Colegio Jorge Gaitán Cortés, La Casona, también fue utilizada durante varios años como puesto de votación en las elecciones.

Patrimonio intacto Aunque los habitantes no recuerden claramente el destino inicial de esta edificación, se evidencia que no ha sufrido mayores cambios en su estructura: se conservan las puertas y ventanas de madera, las gruesas y altas paredes y los techos con claraboyas; detalles que realzan el valor arquitectónico del inmueble. “La edificación es regular, simétrica en planta y volumetría, con algunos de los principios de la modernidad en la arquitectura del siglo XX, como la ausencia de adornos o decoración. Los materiales son tradicionales: cubierta de teja cerámica, cerchas de madera en sus inicios, esterilla de guadua pañetada en cielo raso y muros de

Clementina Landínez.

[DIVINO rostro ]

La guitarra de Guevara

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Por: Lorena Rueda Torres lorenita.rueda@gmail.com Fotos: Lorena Rueda y archivo del artista.

Sus manos sostienen una guitarra desde que tenía tres años, y a los 34 años es uno de los guitarristas clásicos más talentosos de Colombia. Edwin Guevara Gutiérrez, hecho “a cuerda” y a golpes de adversidad, se interpreta en este perfil.

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El talento de Edwin viene de herencia, como afirma su padre, Roberto Guevara. El abuelo de Edwin era tiplista del Cocuy, Boyacá; los tíos abuelos tocaban en la mayoría de reinados y bazares del pueblo. Roberto siente un amor profundo por la música, que lo llevó a tocar desde niño: “Mi primera guitarra la hice con un cajón de madera donde llevaban las guayabas a la vereda y las cuerdas las hice de cabuya”. Cuando llegó a Bogotá, se instaló en el barrio Kennedy –al suroccidente–, en el cual ha vivido toda su vida y donde concertó un trío con su hermano Eudoro y un amigo. Edwin Guevara, su hijo, estuvo tocando con el trío hasta que cumplió cuatro años; al ver su entusiasmo, Roberto decidió comprarle “su sombrero y su ruanita” para completar el atuendo que utilizaría en las presentaciones. Roberto recuerda con entusiasmo que Edwin siempre estaba preparado para las fiestas adonde los llamaban y gritaba con emoción: “Papá, ya estoy listo”. El primer instrumento de Edwin fue la guacharaca, después la guitarra, que cogía a escondidas de su padre y que aprendió a tocar solo. En la década de 1960, cuando se empezaba a escuchar en el país el nombre de Jorge Velosa, una señora le preguntó a Roberto si sabían La cucharita, canción de carranga que posteriormente se convirtió en un éxito musical. Él y su hermano no sabían a qué canción se estaban refiriendo, sin embargo, Edwin, interrumpiendo la conversación, dijo: “Yo si me la ‘sabo’” y comenzó a interpretarla.

‘El Carrranguerito’ y Lucho Bermúdez Roberto y Edwin Guevara iban a programas de televisión como Viva la gente o Animalandia. Roberto en la guitarra y Edwin en la guacharaca se convirtieron en un dúo musical; de esta forma conocieron a Jota Mario Valencia y a Pacheco. “Edwin se tomaba las cosas muy en serio y hacía presentaciones como un gran artista”, declara su padre. ‘El Carranguerito’, como le decían en esa época, era el invitado especial en varios programas de la televisión colombiana. Un día lo invitaron a la Caminata por la Solidaridad, en el Parque Nacional. Roberto recuerda que al llegar se llevaron una gran sorpresa, ya que en el escenario se encontraba “un soberano grupo: Lucho Bermúdez y su orquesta, de lo mejor en ese entonces”, dice. Alicia Gutiérrez, madre de Edwin, no podía creer que en ese escenario fuera a tocar su hijo, mientras Edwin afirmaba: “Mamá, ahí es que está bueno”. En un descuido, Edwin se subió a la tarima, y Pacheco, que era el presentador del evento, estaba anunciando al siguiente artista invitado: “El señor Edwin Guevara”.

Al no presentarse nadie, Pacheco cayó en la cuenta de que un niño le jalaba el saco y le decía: “Yo soy Edwin Guevara y vengo con mi papá”. Pacheco, atónito, lo miró; no podía creer que ese pequeño fuera el artista convocado, pero lo presentó ante el público como un gran artista. ‘El Carranguerito’ dio un majestuoso show ese día. “La gente aplaudía y se reía, mientras Edwin tocaba la guacharaca e intentaba imitar el baile de Jorge Velosa, dando vueltas y todo; interpretó La cucharita, Julia Julia, La china que yo tenía y Candelaria”, afirma su padre, que ríe al recordarlo y comenta: “Cuando Edwin cantó Candelaria, la última canción, empezó a decir ca-ca-ca-caaandelaria y todos los asistentes nos echamos a reír”. Dado el talento que manifestaba Edwin a tan corta edad y debido a que no lo recibían en ningún Edwin acompañando a su papá, Roberto, con la guacharaca.

de su crecimiento como músico; además, le enseñó lo que era la verdadera disciplina. Moreno, su profesor de canto, que entonces dirigía los coros en el Conservatorio, afirma que Edwin contaba con “la mejor voz blanca en la historia del Conservatorio”. También aprendió dirección coral, de orquesta e instrumentación. Edwin siguió avanzando con el apoyo incondicional de sus padres y de su hermana, quienes lo acompañaron a sus clases y presentaciones durante los 14 años que estudió allá, haciendo un gran esfuerzo económico. “La guitarra siempre ha sido mi mayor pasión, pero aun siendo tan pequeño no fue el único instrumento que aprendí a tocar”, dice Edwin. El piano y el canto también entraban en su repertorio. El problema es que no tenía piano, así que practicó en la casa de una vecina hasta que ella se mudó.

La “beca” en Barcelona

Los padres de Edwin: Roberto y Alicia.

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instituto por ser tan pequeño, un amigo de la familia aconsejó a sus padres que contrataran un profesor particular. Para Roberto esto solo sería pasajero, ya que él quería que Edwin estudiara música profesionalmente. “Si iba a ser músico, que lo fuera, pero al derecho y de verdad, que no se quedara como su papá, tocando en las tiendas”, dice.

Entrada al Conservatorio Tras dos años de clases particulares, la profesora Jurith de Reyes –a quien Edwin llamaba ‘Lili’–, le comentó a Roberto: “Su hijo no es bueno, es un genio, me tiene sorprendida la facilidad con que aprende y canta, es como si adivinara las cosas que tiene que hacer sin enseñarle nada”. Esta profesora, que también trabajaba en el Conservatorio Nacional, decidió preparar a Edwin para que pudiera ingresar allí. Aunque la guitarra era su prioridad, su primer concierto fue de piano en el Centro Antonio Nariño. El primer concierto de guitarra vendría meses después, a los cuatro años cumplidos, en La Candelaria. Al ver el crecimiento musical de Edwin en estos años, Roberto le compró una guitarra clásica buena, una Giannini, tamaño estándar, con la que Edwin hizo sus primeras presentaciones. A los siete años, después de aprobar varios exámenes, ingresó becado al Conservatorio Nacional de Colombia, donde su maestro de guitarra fue Ramiro Isaza Mejía, quien, según Edwin, marcó gran parte de su vida y

Ya guitarrista, arreglista, compositor y productor, Edwin cursó estudios superiores en guitarra clásica en el Conservatorio Superior de Música del Liceo de Barcelona. Llegó a Barcelona en el invierno del 2002 gracias a una prestigiosa beca que le habían otorgado, y la promesa de que tendría todo pago y que podría trabajar allí. Pero cuando llegó, nadie respondió. “Solo contaba con mi guitarra y dos maletas; era difícil porque no conocía a nadie y nadie me conocía mí”, dice Edwin. El primer mes se quedó en casa de un amigo colombiano, pero se fue para cumplir su palabra de que buscaría otro lugar donde dormir. Sin alternativa, durmió durante tres meses en el parque L'Hospitalet de Llobregat, donde un celador uruguayo lo dejaba quedar y lo alimentaba. A pesar de haber viajado con casi $9’000.000, el dinero se le acabó en este lapso, ya que tuvo que pagar más de $5’000.000 en un examen que el Conservatorio nunca le dejó presentar. “Estas vivencias, aunque se alejan del plan que uno quiere llevar a cabo, hacen parte de las enseñanzas que me quedan como músico”, aclara, y aunque tenía un pasaje abierto por un año para regresar a Colombia y se vio tentado en innumerables momentos a utilizarlo, nunca lo hizo. Se quedó en el parque hasta que dos amigos suyos, el italiano Maurizio del Río y el argentino Sergio Menem, lo encontraron y se lo llevaron a su “piso” donde se hospedó por un año. Todos los días se iba caminando a cuanto festival y concurso promocionaran para entregar su currículo, con la esperanza de ser llamado. Recuerda el día que tuvo que ir a Tarragona caminando cinco horas de ida y cinco de vuelta. Su estadía en Barcelona empezó a cambiar en el momento en que sus amigos le ayudaron a conseguir trabajo en una compañía de baile. Luego lo llamaron

del primer festival, el cual fue un éxito. A partir de entonces fue invitado a otros festivales. Al cabo de un año, le dieron la beca en un 80%. La matrícula, que equivalía a $18’000.000 al año, quedaba fuera del alcance de Edwin. Así que hizo un canje con el conservatorio para participar a cuanto festival había y así ir descontando el pago de la matrícula.

Tiempo de triunfar

El dúo Villalobos, Edwin y su esposa.

Para Edwin, “haber estudiado en el Conservatorio Superior de Música del Liceo de Barcelona ha sido un gran logro. Tras esta oportunidad, las puertas de Europa se me abrieron”. La mejor experiencia internacional que ha tenido fue en el 2005, cuando quedó elegido por el Instituto Cervantes de España entre los mejores diez guitarristas Iberoamericanos. El premio era una gira de dos a tres meses por Medio Oriente. La competencia no fue fácil, según Edwin, ya que tenía que hacer un curso, pasar varios exámenes y ganarles a músicos de diferentes nacionalidades. Edwin considera que fue y es –porque la lista de los diez mejores guitarristas aún se conserva– un privilegio estar en este selecto grupo con representantes de España, Cuba, México, Argentina y Venezuela, entre otros, y representar a Colombia internacionalmente. Manifiesta que ha sido muy afortunado al tener como amigos a personas que siempre consideró ídolos musicales, como Gentil Montaño (ya fallecido), Clemente Díaz y Leo Bravo. Además, compositores como Antón García y directores como Sebastián Veile, con quien tomó clases en Berlín. Ha recibido 66 premios, como el Leo Brouwer en el Concurso Internacional Amadeo Roldán en 1997 (Cuba) y el Celedonio Romero en el IV Festival Celedonio Romero en el 2008 (Málaga). Los reconocimientos no han sido solo en guitarra, también ha ganado concursos en piano, canto y dirección. Sus padres guardan la mayoría de sus trofeos, ya superan los 30, en la casa de Kennedy. Edwin participó y ganó un concurso para dirigir y conformar la Orquesta de Cámara Iberoamericana de Cataluña, presentando un proyecto con varios músicos latinoamericanos radicados en Barcelona. Conoce gran parte de Europa, y una buena parte de Medio Oriente, además de Cuba, Nicaragua y Puerto Rico; paradójicamente, no conoce ningún otro país de Suramérica ni tampoco Estados Unidos. Su reconocimiento nacional ha llevado a que los estudiantes de música lo tengan como un modelo, según afirma David Ariza, músico de la Universidad Nacional de Colombia que trabajó con Edwin: “Conocí a Edwin a finales del 2008; quería que él me enseñara la música colombiana en la especialidad de guitarra. Él es un ex-

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celente músico y maestro, me gusta su grupo de música de cámara, Villalobos, su interpretación como solista y en lo personal él siempre me trató con mucho respeto y se interesaba por ser buen maestro”, afirma.

guitarra es poco usual en la música”, aclara Edwin. Surgió en la música de cámara gracias a la inquietud por relacionar dos instrumentos similares, pero que manejan técnicas diferentes.

Un amor de cuerdas

Con una experiencia compartida, se casaron en España y llegaron a Colombia cuatro años después para radicarse. Actualmente viven en una casa al noroccidente de la capital, donde Edwin guarda sus 17 guitarras, incluida la primera que le regaló su padre. Cecilia y Edwin se desempeñan como maestros, ella en la Universidad Javeriana como profesora de violonchelo y él en la Universidad Pedagógica como maestro de guitarra clásica y director. Cecilia también es integrante de la Filarmónica de Bogotá y Edwin asiste a numerosos festivales y conciertos, muchas veces organizados por él.

Aunque la experiencia en Barcelona no fue la más gratificante, además de abrirle las puertas de Europa le dio la oportunidad de conocer al amor de su vida. En el segundo año de estadía conoció a Cecilia Palma, violonchelista venezolana que también estaba realizando estudios de perfeccionamiento instrumental. “Ella fue como un ángel que llegó a mi vida”, afirma Edwin, que en esa época tenía que tocar en las calles porque de eso dependía su comida. Cuando lo conoció, Cecilia no podía creer que “un músico de su nivel estuviera en esas condiciones”, dice ella, que desde entonces fue su apoyo. Comenzaron a tocar juntos y de esa unión nació el dúo Villalobos. Al participar y ganar en un concurso europeo, se catapultaron a otros festivales y eso les permitió viajar a Rusia, Italia, Francia y Alemania. “Una combinación compuesta por el violonchelo y la

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Este dúo musical unido por el amor sigue siendo “una tarea muy exigente para los dos, pues compartir escena con la pareja implica que siempre será más sincero que un compañero o amigo y esperará más de ti como artista y como persona”, dice Cecilia. Una combinación que les ha permitido alcanzar triunfos y sobre todo les ha ayudado a afinarse como pareja.

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Especial

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animales

Una labor con garras

Texto: María Camila Sánchez González ma.camilasanchez@hotmail.com

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Fotos: Archivo de la fundación.

Cuando las últimas cifras hablan de unos 80.000 perros que deambulan por Bogotá, llama la atención el voluntariado de Alirio Pulido, quien fundó La Huella Roja para realizar brigadas de cuidado animal en toda la ciudad. Además de curar y adoptar a los canes, capacita a los responsables de replicar esta labor en Bogotá y otras ciudades del país, que compensan los lengüetazos. “Amor, aquí, no te distraigas, por favor. ¡Ayúdame!”, y de inmediato Lisandra Moya clavó sus ojos en el perro que su esposo tenía entre las piernas. Alirio Pulido estaba en una lucha de fuerzas con el can: usaba los brazos y las piernas para intentar detener los agresivos movimientos del adolorido animal. Mientras resbalaban gotas de sudor por su frente, Alirio intentaba controlar al “paciente” para que su esposa le rasurara la cabeza y pudiera aplicarle la crema para combatir los hongos. Alirio Pulido nació en 1977 en Ciudad Bolívar, y ha sido un enamorado de los perros desde que tiene uso de razón. A los ocho años de edad, cerca de la casa donde vivía con su madre, Lucila, vio en un potrero a una perra moribunda que tenía sarna. Cuando fue a buscar ayuda de un veterinario, encontró a Álvaro Chaparro, quien le recomendó darle un baño diario a la perrita con unos medicamentos que le regaló. Gracias a la pronta recuperación del animal, Alirio aplicó el tratamiento a otros perros del sector, adonde los vecinos llegaban a buscar a “don Alirio”. Cuando llegaban sus vecinas a suplicarle que ayudara a sus perros que estaban muriendo de sarna, Alirio les pedía el medicamento que el veterinario le había recomendado. “Jamás pensé en pedir plata o algo que no fuera lo que necesitaban los perros”, dice.

El esterilizador empírico Alirio estudió en Divino Niño Escuelita y se rebuscaba la vida en una bicicletería, pero sabía que su camino

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estaba con los animales, ya que siempre vivió con perros en su casa del barrio Potosí. El cuidado masivo de los perros comenzó desde joven, cuando vio que una de sus mascotas había tenido seis crías, lo cual significó una inmensa alegría y una terrible preocupación. Fue así como decidió que su perra debía ser esterilizada porque no era viable cuidar más animales en tan precarias condiciones. Como una coincidencia o una bendición, Alirio conoció a Diego Atuesta, un veterinario que hacía jornadas gratuitas de esterilización para animales en diferentes barrios de la ciudad. Atuesta le pidió que le buscara más perras que necesitaran esterilización, al menos una docena, para que se justificara la brigada. Alirio, de forma precipitada y con temor a perder la oportunidad de la esterilización de su perrita, le dijo que tenía 25 (casi todas las perras del barrio) y, por supuesto, el veterinario aceptó. Al cabo de unos días, Alirio y Lisandra convocaron a sus vecinas para que les llevaran sus perras a la casa y así reunieron cerca de 40. El transporte no fue mayor problema, pues Alirio consiguió un camión con una agente de la Policía. Con una hora de retraso, Alirio y un auxiliar de la Policía llegaron adonde el veterinario, quien quedó boquiabierto al ver tantas perras. Como {48}

estaba prácticamente solo y la cantidad de mascotas sobrepasaba sus posibilidades, le pidió ayuda a Alirio, quien con los guantes puestos se convirtió en ayudante de cirugía. Trabajaron desde temprano y terminaron de noche, sin comer siquiera. Mientras tanto, Lisandra respondía en la casa decenas de llamadas telefónicas de vecinos que desesperados preguntaban por sus perras. Y así como la ruta deja a los niños del jardín después de la jornada, Alirio llegó a entregarlas en el camión. Lisandra, de 33 años, y Alirio, de 34, se conocieron siendo muy jóvenes, cuando ambos trabajaban en una carpintería. Ella siempre lo ha acompañado en sus tareas de cuidado animal. “En esta zona de Ciudad Bolívar uno ve perritos en muy mal estado, abandonados, y mucha gente que no les presta atención. Nosotros sabemos lo básico de algunos cuidados, como tratar un perrito con sarna; no cobramos, lo que nos interesa es recuperarlos para que no sigan sufriendo ni contaminando a otros perritos en la calle”, cuenta Lisandra. Con ayuda de algunas personas que se unían a las correrías por la localidad de Ciudad Bolívar, Alirio y su esposa buscan perros necesitados para desparasitarlos,

esterilizarlos y bañarlos. Alirio llama a los veterinarios que conoce para que lo acompañen, por si se presentan complicaciones. Cuando le recomendaron que creara una fundación para conseguir patrocinio y ayuda en medicinas, pensó en algo así como la Cruz Roja, que fuera reconocida con solo ver el emblema. El 7 de julio de 2004 constituyó la fundación La Huella Roja, y en sus jornadas de ayuda llamadas “Mil Perros para Curar” lleva la bandera con la huella canina.

Huellas que se multiplican “En esta labor, de 100 casos, solo 25 pueden terminar bien. Cuando empecé lloraba mucho por los perros que morían, pero ya tengo más fuerza”, cuenta Alirio. Él los recoge, los cura y los lleva a su casa, que se convierte en un hogar de paso mientras les encuentra familia.

Alirio en su militancia.

Las jornadas que Alirio realiza con la fundación los fines de semana son apoyadas por más de 60 voluntarios, de los cuales, cerca de 30 o 40 asisten sin falta. “Yo pretendo que la gente aprenda, que sepa cómo puede ayudar”, y es así como varios de los voluntarios que empezaron con Alirio hoy tienen sus propias fundaciones derivadas de La Huella Roja. Es el caso de la fundación El Fénix, liderada por Elsa Margarita Flores.

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“Nosotros estamos en contra de la compra y venta de animales porque muchas personas lo tienen como negocio. Sabemos que venden los cachorros por diez, veinte o treinta mil pesos, sin importarles adónde va a dar el perrito”, asegura Lisandra. La Huella Roja ha llegado hasta los lugares más marginados de Bogotá, donde los perros son arrojados a las calles como basura. En barrios como Bellavista, en la localidad de Kennedy, hay gente que si considera que un perro recién nacido “estorba”, lo degüella y arroja su cuerpo al río Bogotá. En otros casos meten a los cachorro en cajas de cartón y los botan al camión de la basura. Los voluntarios de esta fundación pretenden que al menos algunos se salven.

Alirio Pulido y Lisandra Moya.

Luego de la oleada invernal que azotó al país a finales del 2010, a Alirio le pidieron que fuera a ayudar a los perros damnificados del Atlántico. Viajó con algunos veterinarios y voluntarios de mayor trayectoria y, junto al mar, que veía por primera vez, Alirio sanó casi 300 perros en su llamada “Travesía Canina Colombiana”. Cuando Alirio encuentra casos dramáticos de algún perro o, esporádicamente, de algún gato, memoriza bien la ubicación del animal y a los pocos días vuelve por él. Como el caso del perro que logró sacar del barrio Paraíso con un problema avanzado de moquillo,

Los primeros auxilios...

Uno de los grupos de apoyo en las brigadas de atención.

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lo llevó al consultorio del veterinario Álvaro Chaparro, pero ya no podía hacer nada para salvarlo. “Lo más difícil es conseguir los recursos para casos de perritos atropellados, con los huesos rotos, que debe atender un veterinario. Aunque este cobre la mitad del precio, no es fácil para la fundación conseguir el dinero. También es muy difícil enseñarle a la gente que tengan en su casa a los animales y que el compromiso son 15 años de vida y no un tiempito para sacarlos a la calle”, asegura Lisandra. La Huella Roja se sostiene gracias a los aportes que hacen los voluntarios en comida y medicamentos, y con la venta de accesorios (prendas, correas, botones) con el emblema de la fundación. La Huella Roja hace uso de las redes sociales para dar a conocer sus productos y para que sus voluntarios promuevan la labor.

Causa progresista Alirio, Lisandra, los veterinarios y voluntarios de mayor experiencia les indican a los novatos cómo desempeñar su trabajo. Entre las tareas más sencillas y recomendadas para los nuevos voluntarios esta la desparasitación; para ello les entregan guantes, una jeringa y el frasco del medicamento. Los voluntarios experimentados aplican los baños para controlar la sarna. Por su parte, Alirio se encarga de los perros agresivos con heridas graves. Estas jornadas son momentos de aprendizaje y concientización, tanto para

los voluntarios como para quienes ven una bandera y muchas camisetas con una huella roja. Ese es el símbolo del amor canino en Bogotá. En las últimas elecciones de autoridades locales, Alirio Pulido se presentó a edil para la localidad de Ciudad Bolívar, con el número 89 por el Partido Progresistas, abanderando la causa animal. No alcanzó a recoger suficientes votos, pero se prepara para las próximas elecciones. Mientras tanto, continúa salvando las vidas de quienes solo con un lengüetazo o una mirada tocan lo más profundo de su corazón.

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Especial

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animales

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Un ADA

Texto y fotos: Juan Daniel Barón Grillo billy_noise@hotmail.es

madrina

Aunque no existen estadísticas que determinen el número de animales sin hogar, maltratados o explotados en Bogotá, se puede establecer que hay más de 5.000 vehículos de tracción animal (zorras), más de 300 denuncias al mes de maltrato a una mascota. Esta es la historia de una asociación privada que da su vida por los animales: la Asociación Defensora de Animales y del Medio Ambiente (ADA)

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El Refugio, como lo llaman quienes lo conocen, situado en la calle 63 con carrera 26, en el barrio Siete de Agosto, no pasa inadvertido. Los muros blancos de una casa de antaño, pintados con perros, gatos, un caballo y un ciervo al mejor estilo de Bambi, revelan la condición de sus residentes. Con 47 años de experiencia, la Asociación Defensora de Animales y del Medio Ambiente (ADA) es una organización privada que defiende del maltrato y abandono a los animales. Sobreviviente del abandono de las entidades distritales, del maltrato de la fuerza pública y hasta de demandas, como lo afirma Marta Ciro, presidenta de la Asociación, ADA se ha propuesto educar a la ciudadanía sobre las responsabilidades y deberes con los animales. Bajo la Ley 84 de 1989, única norma vigente que promueve el derecho de los animales, ADA se ha preocupado por mantener en buen estado a los perros, gatos y caballos –entre otros animales– que deambulan por la capital. Uno de sus objetivos es “generar un cambio de mentalidad frente a lo que es el maltrato de los animales”, comenta Marta, quien explica que este no solo consiste en golpearlos, sino también en negarles el debido cuidado. Además, ADA participa en discusiones y foros que se relacionan con modificaciones a la ley de protección animal. ADA es de las pocas entidades de la ciudad que protegen a los equinos de los vehículos de tracción animal,

una de las actividades más polémicas que enfrenta la asociación, por la errática política pública que rige a los recicladores.

Historias de cuadrúpedos Elisa Chávez es voluntaria de tiempo completo en El Refugio desde marzo de 2011. Sus labores van desde atender a las personas que buscan una mascota hasta limpiar las heces de los 40 animales que se encuentran en este “hogar sustituto”. Les da de comer, los pasea por el vecindario y está pendiente de ellos, como una madre consagrada a sus hijos, tanto que recuerda los nombres de cada uno. ‘Morocho’, un labrador negro adoptado a los tres meses de nacido, y que regresaron al Refugio con año y medio de edad y malcriado; y ‘Escarcha’, una perrita criolla compañera de andanzas de un reciclador, golpeada por las autoridades, son dos de sus consentidos. Labradores, pastores alemánes, yorkshires, boxers, bulldogs, beagles, rottweilers y schnauzers son algunas de las razas de perros que han pasado por ADA. También han albergado variedad de razas de gatos, aunque en su mayoría son criollos. El Refugio tiene capacidad para 30 perros y entre 25 y 30 gatos, y dispone de cuatro pesebreras provisionales para los equinos, que días después trasladan a una sede campestre fuera de Bogotá. ADA esteriliza a cada animal que acoge, pese al costo de estos tratamientos

y a la falta de apoyo económico, con el fin controlar la natalidad. “Los animales que están abandonados en las calles no tienen un control, y se van reproduciendo cada vez más; mientras eso pase, cada vez será mayor el problema”, concluye Marta. ADA no solo se ocupa de albergar a los animales, también les brinda tratamientos médicos especializados debido al delicado estado de salud con el que ingresan muchos de ellos. Yordary Valderrama, veterinaria, comenta que durante sus tres años en la asociación han recibido animales atropellados, con problemas de piel, enfermedades gastrointestinales y destetados a muy temprana edad. En los casos graves, para evitar el sufrimiento del animal, la solución más conveniente es la eutanasia. “El protocolo de eutanasia se respeta totalmente”, afirma Marta, quien invita a consultar la página web de ADA. “Hay una causa médica para que el animal no siga viviendo, y cuando no tiene dueño, entonces ADA lo representa y toma la decisión; quien aplica la eutanasia es la persona competente, es decir, el médico veterinario”. Los gastos de alimentos, aseo y tratamiento de los animales, más los veterinarios, el mantenimiento de El Refugio, los medicamentos y las vacunas llegan a los 20 millones de pesos mensuales. Esta suma es cubierta en gran medida por los socios y por las consultas veterinarias de la Clínica ADA. Para terminar de cubrir los gastos, ADA realiza actividades culturales en las comunidades, además de campañas de esterilización al mínimo costo, para promover un adecuado cuidado de la mascota.

Valga la aclaración Como entidad privada, ADA está conformada por personas naturales que se han asociado por amor a los animales, invirtiendo su tiempo y sus propios recursos en esta labor social. “Muchas personas, incluidos funcionarios del Estado, creen que nosotros somos una entidad oficial. Nos hacen exigencias que estamos lejos de poder satisfacer precisamente porque no recibimos ningún recurso del Estado”, aclara Marta Ciro. Por la misma razón, ADA no puede sancionar a quienes incumplen las responsabilidades que conlleva tener una mascota. El trabajo que desarrolla ADA para casos como el maltrato de animales domésticos está enfocado en la reeducación de conductas y no, como se podría pensar, en la imposición de multas o en privar a sus dueños de la custodia de los animales. ADA ha trabajado en tres campos con la comunidad. El primero es una campaña en la que se puede apadrinar una mascota con $30.000 mensuales en adelante, que

se invierten en comida, vacunas y medicamentos para el animal. El segundo es a través de la adopción, y el tercero, con los voluntarios que se acercan a participar dentro y fuera de El Refugio. Marta comenta que la misión de ADA no es clara para todos, que la idea no es recoger cuanto perro aparezca, ni abrir investigaciones por videos de maltrato que aparecen en YouTube, sino que está enfocada hacia una visión en la que todos seamos partícipes y reconozcamos el problema. Pese a que muchas personas no tienen clara su misión, ADA sigue trabajando para mostrar que los animales no son objetos. Una labor que han tenido que mantener con dientes y uñas, como la mascota más arisca. Yordary Valderrama, veterinaria.

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Especial

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animales

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Gatos fifí

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Texto y fotos: Francesca Fichera francescafichera@me.com

Crónica políticamente incorrecta de un concurso internacional gatuno con las mejores razas que se crían en estos lares.

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Llegamos a las 8:30 de la mañana sin saber con qué nos encontraríamos. Era nuestra primera vez en el concurso. No habíamos traído nada en comparación con el resto de asistentes, equipados con cremas, lacas, gotas homeopáticas, secadores y hasta cobijas eléctricas. Los concursantes iban llegando poco a poco. Unos seguían medio dormidos, otros bostezaban extrañados. Eran las 9:00 de la mañana. Como en toda contienda, había unos que se sentían ganadores y comenzaban desde ya a esponjar su pelo y practicar sus poses. El evento era la V Exposición Internacional Felina, y la créme de la créme gatuna estaba allí. Mi hermana y yo, fervorosas amantes de los gatos, decidimos participar después de la sugerencia de nuestra veterinaria de confianza, Margarita, que se ha encargado desde hace un par de años del cuidado de los cinco felinos de la familia: ‘Dakota’ y ‘Gordon’, mellizos siameses, inseparables y cariñosos; ‘Tomás Alberto’ (alias ‘el Titi’), el más viejo de todos, un gordo consentido que me alegra todos los días de la vida; ‘Tin Tin’, zipaquireño imparable, el pequeño destructor de la casa, y ‘León’, un cachorro siamés bizco, propiedad de mi otra hermana, Ángela. La modalidad era sencilla. Los gatos permanecerían dentro de jaulas, encima de unas mesas especiales hasta que los jueces los llamaran. Al lado de las jaulas, los dueños estarían pendientes de sus necesidades hasta que fuera hora de exponerlos. Para ‘Dakota’ y ‘Gordon’, que compartían jaula, el encierro no fue un problema: se arruncharon juntos y durmieron sin prestar atención a la gente que se acercaba a verlos. ‘Tomás’ no quiso dar la cara al público curioso y se acostó mirando hacia la parte de atrás de la jaula, desde donde yo le decía: “No seas antipático, que te quieren ver”. ‘León’, al contrario, estaba fascinado con la atención que le ponían, sobre todo dos niñas universitarias que lanzaban chillidos cursis cada vez que él sacaba su patita por una de las rendijas. Alrededor de las 9:30 de la mañana llegaron los jueces: una señora de unos 55 años, gringa, de pelo corto y blanco con una sonrisa malévola. Al verla, mi hermana me dijo: “Esa debe ser la mala”, pero yo le respondí que no tuviera prejuicios con la señora, ¿qué tan mala puede ser una mujer que se dedica a viajar mirando gatos? Ya en la competencia me enteraría de que esa señora era nada más y nada menos que Vicky Fisher, la presidente de TICA, una de las asociaciones de criadores y dueños de gatos más prestigiosas del mundo. Los otros dos eran hombres: Luis Paulo, un portugués que miraba como si estuviera oliendo algo feo, y Carlos López, un joven argentino.

El premio de 'Tomás Alberto', el veterano.

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Mientras los jueces se reunían a hablar, los dueños de los concursantes más vanidosos se apresuraban con los últimos retoques de belleza. A ‘Linda’, una persa blanca, le terminaban de arreglar el pelo con un secador de iones positivos; su dueña, una señora de 46 años de voz dulce, decía que esto ayuda para el brillo de la melena de sus cinco gatos persas, que junto con ‘Linda’, están compitiendo en la categoría de mejor raza. Las jaulas de sus cinco gatos estaban decoradas con cojines de colores pasteles y cortinillas con encaje de satín rosado, celeste y verde menta. Me explicó que lo hace para expresar su gusto decorativo. A pesar del cuidado casi obsesivo de su dueña, ‘Linda’ y sus compañeros no parecían disfrutar del eterno juego de muñecas en el que vivían. Sus caras de desdén así lo mostraban. En todo caso, todos los persas tienen cara de puño, así estén en el paraíso o en la mera basura.

ser un gato doméstico. Su postura alerta y su forma de no relacionarse con los humanos me hizo pensar que algo en él seguía siendo instintivo, indomable. Su propietario era precisamente eso, un propietario. ‘Zen’ carecía de los cuidados maternales que tenían ‘Vulcano’ y ‘Linda’, pues el hombre que lo llevó a la exposición parecía más interesado en ganar y hacer contactos con criadores, que en vivir la experiencia junto a él. Si bien después de ‘Zen’ vería a un gato muy extraño, él fue el único verdaderamente exótico que conocí. Entender la relación que tenía el dueño de ‘Zen’ con el gato me hizo caer en la cuenta de un aspecto de las exposiciones que es ignorado por muchos adoradores

‘Vulcano’, estrella decadente

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Al lado de los persas, mirando de reojo como un pastor afgano miraría a un french poodle, con lacitos estaba ‘Vulcano’, uno de los gatos más grandes e impresionantes que he visto. ‘Vulcano’ es un bengal, me explicó su dueña, una mujer de curvas pronunciadas, pelo rojo teñido y saco de leopardo que (no sé si intencionalmente) hacía juego con el pelaje de su gato, que, como el de un pequeño felino de las sabanas africanas, lo distingue de cualquier otra raza, acercándolo a sus parientes salvajes. A ‘Vulcano’ le dieron gotas homeopáticas apenas los jueces se acercaron a su mesa. Su dueña, la mujer leopardo, viene dándole las gotas en competencias desde hace cuatro años, para que esté tranquilo y pueda demostrar su belleza física sin estresarse. Este método le ha servido, pues ‘Vulcano’ ha ganado más de cinco veces el primer puesto en las competencias regionales, como mejor en su raza y como mejor color. ‘Vulcano’ me recordó a esos artistas en declive que en las premiaciones pasan a recibir su premio con los ojos desorbitados, medio borrachos y sin saber qué decir, pero suponiendo que algo hacen bien y que por eso la gente los ama y los aclama. Sin embargo, como en todo concurso de belleza “siempre habrá alguien más bonito que tú”, y ahí es donde conocí a ‘Zen’, un gato abisinio. Los abisinios son una raza antigua, una de las primeras de gatos domésticos que existieron; se dice que son los mismos que adoraron los egipcios. Sus caras son más puntudas y triangulares que las de cualquier gato, su pelo es muy corto y de la textura del terciopelo y su color es marrón profundo, casi rojizo. Me pareció que ‘Zen’ estaba en el lugar equivocado, pues no daba la impresión de

La jurado, Vicky Fischer.

de gatos como yo. Es el hecho de que para algunos, los gatos no son una pasión, un amor o una obsesión, sino una manera de vivir, un negocio. Aunque no son todos, a este evento entra gran parte de los criadores que producen “ejemplares” de raza perfectos, para después venderlos a precios inimaginables. Criadores que asisten a las exposiciones con sus gatos para ganar premios y así tener “campeones” que acrediten a sus crías, es decir, al negocio.

Sphynx: entre el negocio y la adoración Antes de ir a una exposición de este tipo, pensaba que para ser criador de gatos se necesitaba algún tipo de espacio campestre, pero al hablar con una mujer paisa de unos 25 años y con una pareja bogotana de recién casados, entendí que la gente que quiere criar gatos lo hace, así vivan en apartamentos de un cuarto. Claro está, también hay criadores con varias casas o con instalaciones más grandes, como el caso de Dressed in Blue, una sucursal gringa de criaderos de gatos chartreux, unos gatos grises de ojos azules y cara redonda que no tenían que quedarse en las frías jaulas durante la exposición porque traían todo un sistema interconectado de carpas para su comodidad. Un ejemplo colombiano de microempresa familiar gatuna es el de Ladycats, un negocio de los Gómez Rincón –mamá, papá y tres hijos–, que han sacado lo mejor de su amor por los gatos y lo han convertido en un criadero de persas reconocido a nivel nacional. Es que el de los gatos no es cualquier negocio. Un gato de raza sphynx, también llamados “gato esfinge”, puede costar entre seis y diez millones de pesos, sin contar con los pasajes de ida y vuelta del país donde se crían (casi siempre Estados Unidos). En la exposición solo había uno, pues es muy difícil conseguirlo. Cuando llegó, en su guacal y con su cobija eléctrica, todos en la sala quedaron pasmados. Era casi un mito. Flaco, flaquísimo, sin un solo pelo en el cuerpo y con la piel de una rata bebé. Único e incomprensiblemente bello. Su llegada despertó curiosidades, burlas y envidias. Se llama ‘Ra’. Sus dueños son una pareja de barranquilleros que acababan de comprarlo en Miami. Desde ese momento lo han cuidado como a un faraón, embalsamándolo con crema suavizante y cuidándolo del frío bogotano.

De gatos y humanos Al final, como en el Concurso Nacional de Belleza de Cartagena, ganaron los de siempre (‘Vulcano’), hubo palos (una gata persa desabrida) y reconocimientos a trayectorias gatunas ejemplares, como la de mi gato

‘Tomás’, que recibió una mención de honor por tener 13 años (equivalentes a 80 años humanos) y estar sano y contento. A las cinco de la tarde, los concursantes, cansados de miradas y elogios, esperaban mientras sus dueños terminaban de ordenar el lugar. Porque eso es lo que los humanos nunca han entendido: son los gatos quienes realmente mandan la parada. Un gato nunca hará lo que le ordenen, él hará lo que quiere, a su manera. El perro puede ser el mejor amigo del hombre, pero la compañía de un gato es incomparable, pues nunca sabes realmente lo que están pensando ni cuándo van a llegar.

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'Ra', el 'gato esfinge'.

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‹‹ Cine]

Cine entre divas

Texto y fotos: Grace Acosta Gamboa grace.acosta.gamboa@gmail.com

Después de 30 años de trabajar como economista, Diva Botero decidió dedicarse de lleno a lo que ha sido su verdadera pasión, el cine, al que se aficionó desde niña, gracias a que su padre la llevaba todos los domingos a matiné. En la adolescencia siguió frecuentando teatros como el Junín, María Victoria y Lido, en Medellín, y cuando vino a vivir a Bogotá, en 1972, tomó clases con el crítico de cine Hernando Martínez.

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En un viaje a México, en 1997, compró a muy bajo costo una gran cantidad de películas que no se conseguían en Colombia. Así inició su colección, que hoy suma más de 400 cintas y ocupa una de las habitaciones de su apartamento. A su regreso a Colombia, invitó a un grupo de amigas a ver los filmes de Aki Kaurismäki, Jim Jarmush y Emir Kusturica, directores entonces desconocidos en Colombia. Así, lo que comenzó como un plan de amigas terminó en un cineclub casero que ya lleva 14 años, con entrada gratuita y ambiente familiar.

Apartasala para 20 espectadores Esta paisa nacida en Sonsón, Antioquia, transforma su apartamento todos los martes en la mañana en un improvisado teatro con tres hileras de sillones para unas 20 personas, frente a un televisor pantalla plana de 42 pulgadas. Este cineclub comenzó con diez personas, que en su mayoría siguen asistiendo. Actualmente, cuenta con 14 mujeres y un hombre, todos amigos de Diva o de alguno de los integrantes del grupo, porque no se aceptan personas desconocidas. Los asistentes son, en su mayoría, pensionados, y los más jóvenes son trabajadores independientes que, sin ser cinéfilos, tienen un amplio conocimiento del cine. Diva despierta el interés de su grupo presentando obras de cine arte que exijan y desafíen a los asistentes. Según ella, a pesar de la fácil circulación de las películas hoy en día, su cineclub sigue vivo debido a que los asistentes van a aprender cómo ver cine independiente, con una narrativa diferente a la del cine comercial.

Diva Botero.

Para Diva es imposible decidirse por una película favorita o director preferido. Sin embargo, reconoce que la atraen en particular el cine asiático contemporáneo, el realismo italiano y el americano posmoderno. Y destaca directores como Gus Van Sant, John Cassavetes, Hou Hsiao-Hsien y Jia Zhangke. Antes o después de ver la película, uno de los cinco profesores con los que cuenta el cineclub da una charla de más o menos una hora, en la que explica el contexto en el que se desarrolla el filme y cuenta un poco sobre la biografía del director. Estos profesores son seleccionados por Diva y algunos miembros del grupo, en una especie de audición en la que determinan si cumplen con el perfil que exige el auditorio. A pesar de que Diva proporciona las películas, el profesor es quien decide cuál quiere presentar, según el ciclo definido, que se escoge de acuerdo con los intereses de los espectadores. Los últimos ciclos que se han presentado han sido de películas orientales, de cine relacionado con la literatura, de directoras mujeres y de norteamericanos contemporáneos. Cuando las persianas de la sala se cierran, cada uno toma una cobija y se sumerge en la pieza cinematográfica; toman café o té y comen galletas mientras hacen comentarios sobre la película, lo que no parece molestar a los presentes, menos ortodoxos que los asistentes a los cineclubes convencionales.

Música

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¡Clic!,el ruido de Por: Juan Sebastián Toro vacamul@hotmail.com

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las cosas... Fotos: Paola Barragán y archivo del grupo

No hacen música chatarra, pero convierten la chatarra en instrumentos. Tres músicos profesionales conforman un grupo de música experimental que hace ¡clic! en la escena bogotana con resonancia en el exterior. Su género son las “instalaciones sonoras”, para interactuar con los objetos del entorno.

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En el lugar donde acordaron ensayar Juan Camilo Vásquez, Jürgen Echeverri y el nuevo integrante, Daniel Leguizamón, solo hay una guitarra eléctrica con amplificador. No se ven micrófonos, batería, consola de sonido ni cajas de huevo en las ventanas. Nadie paga por las horas de ensayo. El trío se reúne ahí porque no es como otras salas de ensayo: es la sala de la casa de Jürgen, en la calle 142 con carrera 13. Tiene dos sofás y una mesa de centro. En lugar de cuadros, hay murales abstractos pintados con tonos pastel y en el computador suena Closer, de Nine Inch Nails. Daniel, de 31 años, y Juan Camilo, de 26, llegaron casi al mismo tiempo. Después de conversar un rato, Jürgen, de 24 años, va a su cuarto y trae una caja de cartón, de donde comienza a sacar diferentes objetos: instrumentos musicales comunes, como pandereta, marimba y flauta dulce, y una lata sin marca con una cuerda de caucho en una de las tapas, que parece un ratón. Se llama trueno, por el sonido que produce al agitarlo; un tubo sin huecos, del tamaño de un dedo, que está atado a una base de madera y que al pegarle con otro tubo más pequeño produce un sonido agudo y duradero, dependiendo de la intensidad del golpe.

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Luego trajo un ti, un instrumento chino compuesto por dos globos fabricados con caña de bambú, unidos en la parte superior y pegados a un tubo del mismo material, con agujeros en el inferior. Su sonido es similar a la flauta dulce, pero más grave. Por último, llega con una tabla de madera parecida a las que usan los carpinteros, con cuatro tornillos que, dependiendo del grado de tensión, varían el sonido de los alambres que sostienen. Se toca con arco, el mismo que se usa para el violín. Fue construido por Jürgen y lo llamó el alambrófono. Daniel, que ‘se pide’ tocarlo, nunca antes lo había hecho. Juan Camilo escoge el ti, y Jürgen, la marimba. No acordaron aprenderse la misma canción cada uno por separado para ese día. Es el ensayo en que se inaugura la integración de Daniel a Clic y este pregunta: “¿Improvisamos y ya?”, a lo que Jürgen responde: “Improvisamos y ya”. Solo Juan Camilo se levanta del sofá. Comienza a soplar el ti, mientras Jürgen le pega a la marimba con un par de palillos, y Daniel con una mano pasa el arco por los alambres, como si los estuviera serruchando lentamente, y con la otra usa una piedra para tensionarlos, haciendo que el sonido resulte más grave o agudo. Es placentero cerrar los ojos, porque todos esos sonidos juntos transmiten tranquilidad. Sin embargo, con los ojos abiertos se puede contemplar cómo comienzan

A la izquierda, Jürgen Echeverri, y a la derecha, Juan Camilo Vásquez, fundador del grupo. Al centro, Rafael Llanos, nuevo miembro de Clic.

a cambiar la forma de tocar el instrumento y así van ‘descubriendo’ poco a poco diferentes sonidos. Pasados unos cinco minutos, Jürgen toca las tablas de la marimba por debajo, luego coge las baquetas al revés y después las suelta para tocar con los dedos. Después deja ese instrumento a un lado y se ocupa del que parece un ratón: hala la cuerda, agita la lata y le da un sonido similar al que produce un bate de béisbol cuando se agita al aire libre, pero la frecuencia es mucho más rápida. Juan Camilo pasa del ti a la flauta dulce y a continuación sopla un tubo de bambú de más de 1,30 metros de largo. Deja los instrumentos de viento y coge la pandereta. Daniel, que está tocando el alambrófono horizontalmente, pasa a cogerlo como si fuera un violonchelo y lo separa y lo pega a su rodilla generando un efecto similar al wah wah de la guitarra eléctrica.

Trabajo de lutieres No es la primera vez que se ven con el nuevo miembro del grupo. Daniel Leguizamón era profesor de composición de Jürgen cuando este estudiaba música en la

Universidad del Bosque. Además, los tres hacen parte del Círculo Colombiano de Música Contemporánea (CCMC), una organización compuesta por intérpretes, compositores, improvisadores e investigadores, fundada en el 2010, que se encarga de difundir este género y apoyar a sus compatriotas.

más, es el director de gestión de Clic, algo así como un mánager, pero sin ánimo de lucrarse. Cuenta que su fascinación por la experimentación sonora comenzó desde pequeño, cuando jugaba con su hermano a “hacer bulla” con los objetos que había en el taller de metalurgia de su abuelo.

Clic se creó en noviembre del 2008 con la idea de combinar la música académica contemporánea (música clásica compuesta después de la década de 1950) con la improvisación y la música popular. Al principio eran seis miembros, todos estudiantes de música de la Universidad Distrital, que tocaban instrumentos convencionales, como violín y guitarra eléctrica, incluso había una mujer que cantaba. De ellos, solo queda Juan Camilo, y el número de integrantes se redujo a la mitad. Tras la llegada de Jürgen a la banda, en marzo del 2009, la experimentación sonora captó la atención de sus integrantes e incorporaron objetos que, sin ser instrumentos musicales, los usan como tales.

Daniel es quizás el de mayor experiencia. Comenzó con sus estudios de composición en la Universidad de Los Andes y ha recibido cursos privados a cargo de compositores de talla internacional, como la argentina Graciela Paraskevaídis y el uruguayo Coriún Aharonián. Desde el 2004 ha ejercido la docencia en diferentes universidades; ha compuesto obras para teatro y cortometrajes, así como música instrumental contemporánea y electroacústica, interpretada en Colombia y en el exterior. Además de compositor, se destaca en el manejo de la música electrónica en vivo, bien sea como guitarrista o como director.

Se iban a un depósito de chatarra en Toberín y compraban todos los desechos que pudieran reconvertir, por $1.500 pesos el kilo. Asimismo, cada uno se ponía a buscar en su casa objetos inservibles para convertirlos en instrumentos musicales. Han construido instrumentos con pedazos de metal oxidado, restos de electrodomésticos, botellas de vidrio, tubos y alambres.

En vivo

Entre sus numerosas presentaciones, destacan las realizadas en universidades como Nacional, Distrital y Tadeo; la de la sala de conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango; el auditorio Germán Arciniegas, de la Biblioteca Nacional; la sala de música Otto de Greiff; el auditorio Teresa Cuervo Borda, del Museo Nacional, y los teatros Los Fonámbulos y Acto Latino.

Trío eléctrico Los lugares a los que han sido invitados demuestran que no se trata de un trío de empíricos que se dedican a hacer música con todo lo que encuentren. La chatarra que convierten en instrumentos ha sido seleccionada cuidadosamente por los miembros de Clic, hoy en día profesionales. Juan Camilo es graduado del programa de Artes Musicales de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y ha participado en cursos, talleres y seminarios tanto en Colombia como en Argentina, a cargo de compositores reconocidos internacionalmente. Hoy se desempeña como compositor, intérprete e improvisador. Jürgen, caleño de nacimiento, se graduó de Formación Musical de la Universidad El Bosque. Se destaca en los mismos campos que Juan Camilo y su música ha sido interpretada en Colombia, Argentina y México. Ade-

Son más de las siete de la noche y el número de asistentes en la sala Otto de Greiff no pasa de 50. Hay más jóvenes que adultos y todavía quedan sillas por ocupar. No hay tarima ni telón, así que el público puede ver cómo se organizan los músicos y prueban sus instrumentos. Jürgen es el encargado de presentar a la banda y anuncia, sin necesidad de micrófono, la primera obra: Vesm, compuesta en el 2010 por Rafael Llanos, exintegrante de Clic. Ni la guitarra clásica de Jürgen, ni el xilófono que toca Daniel están conectados a un amplificador. El sintetizador, del que Juan Camilo está a cargo, necesita electricidad, pero suena al mismo volumen que los otros dos instrumentos. Claramente, no suena a nada parecido que pongan en las emisoras comerciales. Si alguien llegara a gritar, seguramente opacaría a toda la banda. El silencio del público es fundamental en las presentaciones. Pasados unos 15 minutos, se miran entre ellos, dejan de tocar y luego observan al público, que responde con aplausos. Jürgen anuncia un descanso de diez minutos para que la gente abandone la sala mientras ellos la “reorganizan”. Al volver a entrar, ya no están el xilófono ni el sintetizador. Solo la guitarra, acostada sobre una mesa. Jürgen se para detrás, quedando frente al mástil, y Daniel y Juan Camilo se ubican a los lados. Cada uno tiene un par de baquetas del grosor de unos palillos chinos. Parecen un médico con sus dos asistentes a punto de iniciar una operación. Comienza la segunda obra: Keine Gitarre! (¡Ninguna guitarra!, en alemán), compuesta en el 2011 por Juan Camilo,

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Clic antes de sonar...

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“para guitarra a seis manos”, según dice el folleto que dan a la entrada de la sala.

y se introduce al que oye en una espacialidad del sonido y el azar”.

Les pegan a las cuerdas y a la caja de resonancia como si fuera un instrumento de percusión. Cada nota viene acompañada de un sonido similar a un bombo y no necesitan tocar fuerte ni tener amplificación eléctrica para que se escuche con claridad en todo el auditorio. Los aplausos suenan más esta vez, y Jürgen vuelve a enviar al público a descanso.

Jürgen suelta las baquetas y recoge del piso el par de tubos con cuerdas. A continuación, camina por el pasillo que va hasta la entrada del auditorio estrellándolos y produciendo tonos bastante agudos. Al final, dejan caer toda la chatarra que cuelga de la torre, que siempre suena diferente.

Para la última obra, ya no se ve en el escenario la guitarra ni otro instrumento conocido. Hay algo que parece una réplica de la torre Eiffel, pero de no más de dos metros de alto, formada por tres varas metálicas. En la punta, tiene otra vara atravesada de donde cuelgan herraduras y tubos. Al lado hay tarros de diferentes tamaños, sostenidos por un soporte parecido al de los timbales. Y tendidos en el piso hay dos tubos metálicos pequeños, cada uno con una cuerda atada. Las tres partes conforman un solo instrumento: el chatarrófono, construido por el artista plástico Jorge Posada. Pieza para chatarra fue compuesta por Juan Camilo para este instrumento que solo tiene Clic. Jürgen y Daniel tocan los objetos que cuelgan de la torre con los mismos palillos que usaron para la guitarra, al igual que el autor de la obra, quien está a cargo de la parte del chatarrófono que parece un timbal. Mientras el resto del público no quita la mirada del grupo, Julián, estudiante de literatura, cierra los ojos. Es la tercera presentación de Clic a la que asiste, y dice que lo que más le gusta es que “se vivencia la música en los objetos que usualmente nos rodean,

Instalación sonora No se percibe estribillo. Tampoco se siente con claridad cuándo se está acabando y no dan ganas de pararse a bailar porque no hay un pulso constante. “Se trata de hacer instalaciones sonoras”, dice Juan Camilo. “Son los sonidos que hacen parte del entorno, que aunque uno se desplace y deje de escucharlos, siguen ahí, como un martillo en una construcción o un taladro que perfora el piso. Rara vez se está presente en el momento que comienzan, y tampoco se sabe cuándo dejarán de sonar”. Eso los diferencia de otros grupos que hacen música con objetos reciclados. Aunque sistematicen sus experimentaciones para consolidar obras, nunca sonarán dos veces exactamente igual, pues hay oportunidad de improvisar. Para Clic, la música no solo se halla en los instrumentos predestinados para ese fin, sino en todos los objetos que nos rodean. Todo tiene tonos y timbres, aunque muchas veces no nos damos cuenta, como se demostró con la obra para guitarra a seis manos. Quizás, algunas veces no sea necesario ir lejos para encontrar música. Puede estar en las teclas que se pulsan al escribir esta crónica.

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Cristian SĂĄnchez xcriztianx@hotmail.com

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{64} Fragmento del mural realizado por Toxic贸mano en la carrera 7a con calle 50, el 27 de febrero de 2012. Foto: Paola Barrag谩n.

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Volviendo al cauce Foto: Paola Barragรกn