Revista Fraternidad Vol. 15

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Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 1 Órdenes religiosas Orden de Predicadores y Padres Agustinos 26 Historias de vida Monseñor Álvaro Fandiño y padre Hernando Barón Plata 18 Conversaciones Entrevista al padre Daniel Saldarriaga 16 Detrás del Pastor Estamos creando unos lazos nuevos 4 Exposocial 31

Arquidiócesis, al lado de los que sufren

De admirarse es la forma como la Iglesia ha sabido adaptarse a lo largo de la historia a las más variadas situaciones por las que suele pasar la humanidad. Conoce la Iglesia los tiempos de bonanza y los de estrechez.

Sabe de la alegría de la salud y experimenta siempre cómo es la enfermedad. Goza la Iglesia con los que nacen y acompaña con amor a los están por morir. En realidad, la Iglesia siempre ha estado en salida, caminando con la gente, sintiendo sus angustias, buscando ayudas, sumando en las soluciones. Nadie podría decir que la Iglesia no ha estado cerca de los que sufren. Y ahora, en los días que suma la cua rentena obligatoria por causa de la pandemia, la Iglesia en Bogotá, la Arquidiócesis a través de la curia, las parroquias y otras instituciones, han estado supremamente activas auxiliando, apoyando, acompañando a los más necesitados.

Bien vale la pena dejar constancia de esta acción propia de la misericordia. Y prolonga una larga historia de la caridad que bien puede situarse en sus orígenes en los primeros arzobispos y párrocos de esta iglesia particular. Y que continúa viva e ininterrumpida hasta nuestros días. Que no se olvide que fue la Iglesia la que inició la educación en el país, la que tuvo los primeros centros de salud, como el hospital de San Pedro, situado detrás de la catedral de Bogotá. Que nadie eche en el lugar de la desmemoria que fue la Iglesia la que rescató primero a los niños de la calle, la que creó internados para jóvenes desposeídos. Que esa Iglesia es la que hoy distri buye miles de toneladas de alimentos a quienes están en la miseria o sin empleo o simplemente han hecho de la calle su lugar de habitación. La caridad no hace ruido, pero sí mucho bien y en eso la arquidiócesis de Bogotá lleva más de 450 años de una acción muy decidida y efectiva.

Y para ser justos, que tampoco se nos olvide señalar, aunque nadie lo está pi diendo, que detrás de estas infinitas obras de misericordia están situados muchos sacerdotes, ora del clero diocesano, ora del religioso. Y ni qué decir de las religiosas cuando operan la misericordia. El estamento del clero para una ciudad dura, densa, compleja, como lo es Bogotá, resulta ser una especie de brigada permanente de solidaridad con los más pobres. Porque, dicho sea de paso, los sacerdotes, todos los días y a todas horas, están atendiendo a los pobres, escuchándolos, alimentándolos, pagando sus arriendos o sus medicinas, etc. Esa es la Iglesia en acción día y noche. Y por fortuna, con el apoyo de miles de laicos silenciosos y generosos que se unen a las iniciativas de caridad del clero para llegar a los marginados y más pobres.

Todos los sacerdotes de Bogotá, junto con su arzobispo y obispos auxiliares, de ben sentir la alegría de formar parte de esta Arquidiócesis que siempre, no sola mente ahora, ha estado al lado de los pobres y los necesitados. Y lo ha estado, no con discursos ni peleas ideológicas, sino con el pan en la mano. Y también con el sello de la alegría. Nunca en Bogotá la bandera de los pobres ha sido para la Iglesia un instrumento de vanagloria ni para asumir un rostro triste. Se dijo en los inicios de la Iglesia que su riqueza son los pobres. Y lo son en verdad. Y en buena medida la cercanía con los pobres es la que da sentido al ser y quehacer de la Iglesia. En la arquidiócesis de Bogotá se siente un aire fresco cada vez que surge una nueva iniciativa en favor de ellos, llámese parroquia, comedor, colegio, refugio. Durante la cuarentena esto se ha visto en vivo y en directo, es decir, una solicitud muy grande y oportuna por quienes nos siguen viendo con amor y esperanza

Editorial
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Bogotá, a los pies del Señor de Monserrate y su Santísima Madre

Al final la Eucaristía del 19 de marzo solemnidad de San José, en el San tuario de Monserrate, Bogotá y sus habitantes fueron consagrados a la protección del Señor Jesucristo y su Santísima Madre en la advocación de nuestra señora de Monserrat, advoca ción mariana que le dio nombre al ce rro desde la época colonial.

El señor cardenal Rubén Salazar presi dió la eucaristía en la que se consagró el pueblo bogotano al Señor de Monse rrate y a Nuestra Señora. Le acompa ñaron los obispos de Fontibón, monse ñor Juan Vicente Córdoba; de Soacha, monseñor Daniel Falla; los obispos au xiliares de la arquidiócesis de Bogotá, Pedro Salamanca y Luis Manuel Alí. También los vicarios episcopales de los ocho territorios vicariales de Bogotá.

La oración estuvo presidida por el Se ñor Cardenal y leída con devoción por los concelebrantes, terminada la con sagración se dirigieron en procesión hasta la capilla en la que se guarda y venera la imagen de la virgen morena, la de Monserrat, que desde tiempos de la primera recoleta en el cerro, acom paña y protege a sus devotos.

La Eucaristía fue trasmitida en vivo a través del Facebook live de la arqui diócesis de Bogotá, siguiendo las pau tas del Señor Cardenal de utilizar los medios digitales para llevar a todos los hogares el mensaje del Evangelio. Así mismo, asistieron varios periodistas de diferentes medios de comunicación que realizaron el respectivo cubri miento.

Al final de la ceremonia, el Señor Car denal entregó unas palabras a los me dios presentes con las que invitó a re forzar nuestra fe en estos momentos difíciles “Por lo que estamos pasando necesitamos en este momento refor zar nuestra fe, nosotros sabemos que el Señor Caído desde este cerro y la Vir gen de Guadalupe, el otro cerro protec tor de la ciudad, nos miran, nos cuidan, nos bendicen, pero queríamos explici tar esa fe nuestra y venir a suplicarle el Señor que Él en estos momentos tan difíciles que estamos viviendo tenga especial misericordia de nosotros”

Las diócesis de la ciudad de Bogotá enfrentan unidas la pandemia

En rueda de prensa en la curia arzobis pal, el señor arzobispo de Bogotá, car denal Rubén Salazar Gómez, los mon señores Juan Vicente Córdoba, obispo de Fontibón y Daniel Falla, obispo de Soacha y el padre Germán Barbosa, re presentante de la diócesis de Engativá, coincidieron en enviar un mensaje de esperanza cristiana y responsabilidad social, en momentos previos a la de claración de la Pandemia.

En el territorio de la ciudad Bogotá hay cuatro diócesis: Bogotá, Soacha, Enga tivá y Fontibón. Sus obispos trabajan de la mano para llevar el Evangelio a sus fieles, que suman casi ocho millo nes de almas.

También estuvieron de acuerdo en asumir como propias las medidas sa nitarias emanadas del Ministerio de Salud y, por eso, tomaron diversas me didas de control y prevención.

Monseñor Daniel Falla dijo que “es tamos en sintonía con el gobierno na cional, y yo diría, del mundo entero: la protección de la vida es lo fundamen tal. Hemos pedido a todos los párrocos que, en lo posible, no abran los despa chos parroquiales o favorezcan el te letrabajo”. También dijo que es impor tante unirse a la campaña del gobierno sobre el aislarse ya que al no haber un movimiento de personas tampoco lo habrá del virus.

El padre Germán Barbosa, de la dió cesis de Engativá, manifestó estar en completa sintonía con la Iglesia y con el discernimiento de los obispos. En el caso de Engativá, el obispo, monse ñor Francisco Nieto, se hará presen te en las comunidades a través de los medios tecnológicos, con una misa vía streaming a las 12 m todos los días, desde la emisora de la diócesis.

“Nada sucede sin la mano de Dios”, así empezó la intervención de monseñor Juan Vicente Córdoba, obispo de Fonti bón. También dijo monseñor Córdoba que el Coronavirus nos recuerda que somos mortales “recorderis importan te para la sociedad de hoy”.

Notas arquidiocesanas

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Este actual momento de la Iglesia ha llevado a necesidades inéditas y nuevas formas de mantener el fervor y la unidad de las comunidades, el cardenal Rubén Salazar habló con Fraternidad el viernes 3 de abril, antes de empezar la Semana Santa.

Estamos creando unos lazos nuevos

Fraternidad: Nuestra Iglesia se caracteriza por la congregación, porque siempre nos reunimos, pero estamos en una experiencia nueva. ¿Cómo ha sido su expe riencia de pastor y su experiencia espiritual?

Cardenal Rubén Salazar: Indu dablemente que hace falta, desde el punto de vista del crecimiento en la fe, el que nos congreguemos, el que nos reunamos, el que compartamos la fe, el que podamos celebrar los sa cramentos juntos. Indudablemente que eso hace una falta enorme. Espe ro que pasada esta cuarentena poda mos reunirnos de nuevo y podamos recuperar toda la alegría inmensa de estar juntos.

También ha sido interesante el redescubrir que hay otras formas de estar en comunión, no sólo la reunión física, no sólo la presencia física, la cercanía. Ha sido muy inte resante eso de transmitir la celebra ción de la Eucaristía por streaming y que al mismo tiempo se unan mu chos sacerdotes y que estemos ha ciendo como una gran concelebra ción virtual, y que muchísimos fieles estén participando de la Eucaristía al mismo tiempo aunque uno esté en Ibagué, el otro en Neiva, el otro en Bogotá, o en Barranquilla… esto está creando unos lazos nuevos en el sentido en que nos está permitiendo romper un poco la barrera del espa cio, para unirnos en el tiempo como un solo corazón y una sola alma.

Pidamos al Señor que esto pase pronto y que de esta pandemia que demos con la lección de que debe mos estar mucho más unidos espi

ritualmente, mucho más unidos por la oración común, por la escucha co mún de la Palabra, mucho más uni dos por la fe, la esperanza y el amor. Fraternidad: Cuando muchos pa dres se han unido a estas maneras tecnológicas, ¿cuál es su palabra de aliento para ellos?

Cardenal Rubén Salazar: Me pa rece muy importante. Me parece que una de las lecciones que nos va a dejar esta situación totalmente anormal que estamos viviendo es el redescubrir la tecnología, las redes de comunicación virtual, que antes tal vez poco usábamos, tal vez poco nos interesaban. Hoy en día tenemos la necesidad de usarlas; ojalá seamos capaces de encontrar todas las vir tualidades que tienen para permitir nos hacer un uso mucho más prove choso de esta realidad. Animo a los párrocos a que en estos momentos de dificultad mantengan el sentido de su comunidad parroquial.

Según las disposiciones que vinie ron de Roma es necesario que los párrocos celebren la Semana Santa y, por medio de las redes, se comuni quen con su parroquia, con sus fieles y celebren la Semana Santa como co munidad parroquial.

Yo celebraré en la Catedral, pero eso no exime a los párrocos de hacer la celebración en su templo, aunque está vacío y con las puertas cerradas y transmitan por streaming u otro medio virtual a sus fieles, para man tener la comunión de su comunidad parroquial. Yo invito a que ningún párroco se quede sin celebrar en su templo la semana Santa.

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Comunicado Semana Santa

Del Arzobispo de la arquidiócesis de Bogotá, cardenal Rubén Salazar Gómez, con ocasión de la celebración de la Semana Santa 2020

Domingo de Ramos

La conmemoración de la entrada triunfal del Señor a Je rusalén se celebra dentro del templo parroquial siguiendo la tercera forma prevista en el misal Romano.

Lunes, martes, miércoles santos

Se celebra la Misa ordinaria.

Jueves Santo

Después de haber vivido una Caresma marcada por las privaciones que nos ha impuesto la emergencia sanitaria que atravesamos, nos preparamos para la celebración solemne de la Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo que vi viremos este año con el dolor profundo de la ausencia física De nuestros fieles, pero con la fe cada día más fuerte en la victoria de Cristo sobre la muerte y con la esperanza que nos invita a llevar esa certeza a toda la humanidad.

Serán momentos de oración intensa, por la iglesia toda, por nuestros fieles, por los enfermos, por los difuntos, por todas las personas que están afrontando con su servicio la pande mia, por los gobernantes para que tomen las decisiones opor tunas, por el mundo entero para que salga de esta crisis con renovadas medidas para un cambio profundo.

Estaremos solos, con los templos cerrados, pero unidos en una comunión profunda con el Santo Padre, con el Arzobis po y sus obispos auxiliares, con los vicarios episcopales, con todo el presbiterio de nuestra Arquidiócesis, con los consa grados, con los fieles de nuestras comunidades parroquiales. En la oración de los unos por los otros descubriremos la fuer za de la comunión que nos hace caminar juntos como sal de la tierra y luz del mundo.

Teniendo en cuenta la situación de emergencia sanitaria que vive el país, y las normas dadas por la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos, me per mito dar las siguientes instrucciones para la celebración de la próxima Semana Santa.

Cada párroco (NO los capellanes o sacerdotes retirados que se encuentran en sus casas) oficia -con el templo cerrado y sin la asistencia de fieles- las celebraciones propias de cada día santo. Así:

Se omite lavatorio de los pies. Al finalizar la celebración de la Cena del Señor se omite también la procesión al lugar de la reserva y el Santísimo Sacramento se guarda en el Sagrario existente en el templo. No se consagra un número grande de hostias ya que no se reparte la comunión a los fieles ni en este día ni el Viernes Santo.

Viernes Santo

En la oración de los fieles se hacen las oraciones previs tas en el Misal Romano para las situaciones de calamidad pública, los enfermos y los difuntos. Para la adoración de la Cruz se sigue la primera forma prevista en el misal y sólo el celebrante principal besa la Cruz.

Vigilia Pascual

Todo el rito se celebra dentro del templo cerrado y sin la presencia de fieles. No se hace la liturgia bautismal sino sólo la renovación de las promesas bautismales.

Por otra parte, téngase en cuenta lo siguiente:

Cuando en la parroquia se encuentran varios sacerdotes, estos pueden concelebrar en cada una de las ceremonias li túrgicas.

En los conventos y casas de las comunidades religiosas se celebra la acción litúrgica según las normas generales dadas por la congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

El párroco puede transmitir por streaming las celebra ciones litúrgicas para los fieles de su parroquia y conservar así la vivencia comunitaria parroquial de la Semana Santa.

El canal de televisión de RCN transmitirá en directo las celebraciones oficiada por el Arzobispo en la Capilla del Sagrario con el siguiente horario: Domingo de Ramos, 9 a.m., Jueves Santo, 6 p.m., Viernes Santo 6 p.m.; Sábado Santo 5:30 p.m.; Domingo de Pascua 9 a.m.

Imploro al Señor la abundancia de sus bendiciones so bre cada uno de los sacerdotes de la Arquidiócesis, sobre los párrocos y sus comunidades parroquiales, sobre los ca pellanes y sus espacios de evangelización y de atención. Él nos conceda la gracia de que la celebración del ministerio pascual de este año nos lleve a una identificación más pro funda con Él y su designio de salvación.

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Detrás del pastor

Comunicado Exequias

Con el fin de precisar nuestro ministerio al servicio de la porción del Pueblo de Dios que peregrina de la arqui diócesis de Bogotá, les ruego tener en cuenta las siguientes disposiciones en lo que se refiere a la misa exequial en estos tiempos de aislamiento preventivo obligatorio:

Cumplir a cabalidad mi mandato de celebrar la misa exequial en el templo, a puerta cerrada, sólo con la parti cipación del pequeño grupo familiar, sin presencia del féretro, y guardando diligentemente el protocolo de segu ridad sanitaria. Les recuerdo que está terminantemente prohibido la celebración de las exequias en las funerarias o salas de velación.

No transmitir en directo ni diferido la misa exequial y, por tanto, nunca enviar la señal a las casas de familia o las funerarias, rechazando tajantemente cualquier oferta económica para ello. Como ministros de la gracia, nosotros los pastores, debemos evitar cualquier actitud que pueda sugerir la “comercialización de los sacramentos”.

Seguir acompañando al Pueblo de Dios en medio del dolor y del sufrimiento que conlleva la partida de un ser querido y, más aún, la pandemia que azota hoy a la humanidad entera. La comunicación sencilla, sincera y fra terna; la palabra oportuna y la oración intensa y confiada, son formas poderosas para consolar a nuestra gente, en medio de los límites que conlleva la actual cuarentena que busca mitigar la propagación del COVID-19.

Una vez más, les ofrezco mi oración y acompañamiento y los animo a dejarse conducir por el Espíritu del Re sucitado que ha vencido el pecado y la muerte y que camina con nosotros por los senderos de nuestra historia.

Carta Pastoral

Del arzobispo cardenal Rubén Salazar Gómez a los fieles de las arquidiócesis de Bogotá, con ocasión de la Cuaresma

Muy queridos hermanos:

Me dirijo a todos ustedes con in menso cariño, como padre y pastor de esta porción de la Iglesia que pe regrina en la ciudad-región de Bogo tá. Lo hago movido por la urgencia de la situación de salud que no sólo nos plantea grandes desafíos, desde el punto de vista de las condiciones públicas que atravesamos, sino que para nosotros -hijos del Padre mise ricordioso, discípulos misioneros del Señor Jesucristo y templos del Espí ritu Santo- es una ocasión providen cial para crecer en la fe, la esperanza y la caridad y descubrir o recuperar valores de nuestra condición de cris tianos, miembros de la Iglesia en el contexto de la Cuaresma, preparación para la Pascua.

La situación

Hoy, miércoles 25 de marzo, fiesta de la Anunciación de la Encarnación del Señor a la Virgen María, al des puntar el día, todos los habitantes de Colombia hemos entrado en un confinamiento estricto con el fin de detener la marcha acelerada de con tagio del virus COVID-19, aparecida hace pocos días y que ha adquirido ya un crecimiento exponencial. Las pro yecciones son de verdad alarmantes. Si no tomamos las medidas que nos están exigiendo las autoridades na cionales y locales, pronto estaríamos en una emergencia de incalculable dimensión que cobraría un número muy considerable de víctimas fatales, además de miles y miles de enfermos graves y de molestias inmanejables cuyas consecuencias todavía desco nocemos.

Esta situación es totalmente nueva para nosotros. Es la primera vez en la historia del país que tenemos que

enfrentar un confinamiento perso nal y colectivo para paralizar al país y que tendrá graves repercusiones en la vida de cada uno de los colombia nos, en la economía personal, grupal y nacional, en la forma de vivir nues tra historia, de relacionarnos los unos con los otros, con las instituciones, con las autoridades. Nuestra vida, sin duda, cambiará. No seremos los mismos porque habremos vivido una experiencia única.

Nos sentimos inquietos, inseguros, temerosos, angustiados, deprimidos, casi desesperados; se nos habla de la precariedad de nuestro sistema de salud para enfrentar la emergencia, se nos predicen los daños incalcula bles de la economía, se nos plantean retos cuyo alcance desconocemos; corremos a aprovisionarnos cuando podemos para que no nos falte nada, acaparamos, nos encerramos dentro de nuestras necesidades con un sen tir profundamente egoísta. O, por el contrario, tomamos las noticias a la ligera, no nos interesan, nos hablan

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de algo que no nos atañe aunque pue da implicar a los demás lo importante es seguir con nuestra vida, con nues tra manera de divertirnos, de pasar la bien; no nos incumbe las medidas preventivas, las ignoramos, definiti vamente no nos importa lo que está pasando; seguimos sumergidos en nuestro mundo de las redes sociales y de nuestras fantasías.

Invitación a una mirada de fe

Lo que estamos viviendo, sin em bargo, no es extraño a nuestra vida de fe. Aún más, no lo podemos vivir sin una mirada inspirada en nuestra fe en el amor misericordioso del Padre que se nos ha manifestado en su Hijo Jesucristo para librarnos del pecado y de la muerte y darnos su Espíritu de vida y de amor.

Dios se manifiesta cada día por medio de la historia, de los acon tecimientos personales y de la co munidad en que vivimos. Desde el momento mismo de la creación del universo, la historia con sus coor denadas de tiempo y espacio son el ámbito en el cual Dios actúa para realizar su designio de amor respec to de la humanidad. La larga historia del pueblo de Israel desde Abrahán, nuestro padre en la fe, pasando por los patriarcas, los reyes, los profetas y los sabios, que culmina en la mani festación de Dios Padre en la Encar nación, muerte y resurrección de su Hijo, se convirtió en la historia para digmática de la actuación salvadora de Dios a cuya luz hay que leer toda historia: la historia de los pueblos pero también la historia de las fami lias de las personas. Abrir los ojos y descubrir esa actuación del señor en la historia actual en la historia perso nal es poder comprender como toda la historia es en el sentido más pro fundo historia de salvación. A esta lectura de fe los invita hoy el Señor.

A lo largo de la historia la humani dad y en concreto el pueblo de Dios ha tenido que enfrentar la realidad del mal en sus múltiples manifestaciones pero al mismo tiempo experimentar la intervención salvadora de Dios.

En las primeras páginas del Géne sis (Gn 3 - 11) aparece toda la crudeza del pecado que se hace maldición en fratricidio venganza fragmentación dispersión. Pero al mismo tiempo esas páginas nos muestran como Dios interviene bendiciendo y ha ciendo que los bendecidos (Abraham y su descendencia) se hagan ben dición para todas las naciones de la tierra (Gn 12, 1–7). La bendición del señor es más fuerte que la maldición del pecado. Y esa bendición se hizo realidad plena en Jesucristo el salva dor de la humanidad: “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su único hijo para que todo el que cree en él no perezca sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16). Para nosotros los creyentes a la luz de ese amor transformador el mal como expresión del pecado que genera la muerte no es la última pa labra porque Dios está presente por que Dios actúa porque Dios salva en cada una de las vicisitudes de la vida de la humanidad y de cada una de las personas. La palabra definitiva es la palabra del amor misericordioso del señor que libera consuela sana forta lece ilumina guía. “En el mundo en contrarán dificultades y tendrán que sufrir pero no teman llueven sido al mundo (Jn 16, 36).

La humanidad y en ella de manera especial la Iglesia ha sabido enfren tarse a las calamidades. Éstas son inherentes a la fragilidad creatural del universo, pero casi siempre tam bién provocadas y potenciadas por el pecado humano. Las catástrofes naturales especialmente las grandes epidemias han jalonado la historia y conocemos bien lo que significa nombres como “la peste negra”, “la

gripe española”, “La gripa aviar” , para mencionar algunos. Hoy nos enfren tamos a la pandemia del COVID-19. Cada epidemia ha tenido sus caracte rísticas propias la que hoy vivimos se distingue por su altísima capacidad de contagio valiéndose de las condi ciones más sencillas de la vida ordi naria. Pero tenemos la certeza de que así como hemos superado aquellas epidemias podremos superar hoy la que nos amenaza y acorrala y la igle sia encontrará como en cada una de las situaciones vividas en el pasado la luz y la fuerza que necesita para po der estar presente ayudar consolar fortalecer a quienes sufren.

En la espiritualidad bíblica a las catástrofes son voz de Dios que se manifiestan para que el ser huma no reconozca su creatura calidad su fragilidad esencial su morbilidad y mortalidad porque el pecado lleva el corazón humano a creerse suficiente mente omnipotente invencible y caer en toda clase de justicia y de violencia. Dios hace oír su voz para que sus cria turas enderecen el camino al recono cer sus límites, su interdependencia entre sí y su dependencia del creador para que descubra que las realidades de este mundo no son las definitivas porque parece y desaparecen de un momento a otro. Dios hace oír su voz para que la humanidad toda y en ella cada uno de los seres humanos em prenda el camino de la profunda con versión al creador conversión a los hermanos conversión a la creación a la cual ha sido puesto como una cria tura más. Dios hace oír su voz para que la humanidad revise su manera de vivir de pensar de actuar revise sus valores sus criterios sus metas sus realizaciones. Sin embargo la huma nidad no está dispuesta a escuchar esa voz misteriosa del señor. Para los profetas, la verdadera tragedia con siste en no escuchar esa voz del señor en seguir empecinados en nuestros pecados en mantener modos de vivir

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Detrás del pastor

y de actuar que destruyen la creación y que causa un profundo daño al ser humano como lo expresa por ejem plo el profeta Amós (4, 6-11).

Las catástrofes en nuestro caso la pandemia del COVID-19 no son por lo tanto un castigo de Dios sino al contrario una muestra de su cuidado por la humanidad un signo claro de misericordia que lo llevan a interve nir para que la humanidad abandone el camino que la lleva a la perdición y encuentre los caminos que conducen a la vida.

Hoy por lo tanto lejos de llenarnos de miedo de pánico de desesperación frente a la pandemia vemos más bien llenarnos de coraje de clara determi nación frente a la pandemia, Debe mos más bien llenarnos de coraje de clara determinación de valentía de todos aquellos valores que nos per mitirán hacer frente continuo y acier to al desafío que se nos presenta y sacar de las situaciones dolorosas que vivimos las lecciones que necesita mos para que nuestro mundo sea un mundo mejor un mundo de justicia integral la fraternidad la solidaridad y paz completa.

Invitación a una conversión integral

Nosotros, Los discípulos misione ros de Jesucristo, estamos invitados a oír la voz del Dios misericordioso que nos habla, que nos amonesta, que nos invita a esa conversión total a la que la iglesia nos llama especialmente en este tiempo de cuaresma como pre paración para la celebración solem ne de la Pascua del Señor, para que asumamos con plena conciencia y valentía la misión que Él nos ha enco mendado de ser “sal de la tierra y luz del mundo” (Mt 5, 13 ss) y podamos llevar en esa situación de desconcier to generalizado consuelo y esperanza a nuestros hermanos.

Entrar en nosotros mismos

Esa conversión empieza en cada uno de nosotros, en su interior, en su corazón. El Señor ha creado a cada persona con identidad propia, con una individualidad y indestructible, con una interioridad inviolable. Por ello, Cada uno debe asumir la reali dad que nos plantea la pandemia y el confinamiento como un desafío per sonal que debe ser vivido en lo pro fundo de su corazón.

La realidad a la que me enfrento es inédita: Voy a estar confinado, de mi vida ordinaria, de mi trabajo, de re creación, de socialización. Estaré sin duda con algunas personas más, pero si no asumo mi realidad personal no podré contribuir a la que vivamos con los demás de manera saludable el confinamiento al que se nos llama.

Mi vida está generalmente llena de ruidos de múltiple naturaleza, pero especialmente los ruidos del entorno que me invaden y me impiden entrar en mi interior, en mi corazón, en lo íntimo de mi ser, allí donde se juega el sentido de mi existencia. La prime ra conversión que el Señor me pide es la conversión al silencio, silencio ex terior, silencio interior. A callar poco a poco todas aquellas voces que me hablan sin cesar: la voz de las redes sociales, de los medios de comunica ción, de mis pasiones, de mis deseos en el cansados, de mis preocupacio nes de diversa índole, de mis mie dos, de mis angustias, en fin, de todo aquello que me viene del exterior de mi propio corazón y que generalmen te no soy capaz de analizar, de discer nir allí lo bueno de lo malo, lo inútil de lo nocivo, lo verdadero de lo falso.

Silencio, que a medida que voy a entrando en él se va haciendo más sereno, más dulce, más transparente, y que empieza poco a poco a permi

tirme escuchar mi propia voz en la cual es Dios mismo el que me habla. Silencio, que me va a purificando, limpiando, dándome la libertad que anhelo propiciado ese encuentro con el señor que me ama, me cuida, me perdona, me sana, me consuela me guía. Entonces, podré volver a mirar mi vida con sus aciertos, sus logros, sus realizaciones y también con sus fracasos, sus mentiras, sus incohe rencias. Podría revisar los valores que sustenta en mi vida: mi vida de cada día, mi vida de familia, mi vida profesional, mi vida de diversión, de descanso. Y empezaré entonces a dis cernir los grandes cambios que debo alcanzar a la luz de las convicciones que van haciendo en mi corazón, ins piradas por la palabra del Señor que ha aprendido escuchar, con la fuerza de los sacramentos y con la inserción de la comunidad eclesial. No permi tamos que el confinamiento se nos convierta en un ruido pavoroso que nos aturda más, que nos llene de con fusión incertidumbre. Hagamos si lencio. Silencio interior. Silencio en el que Dios habla y nos salva

Salir hacia los demás

La mayoría de nosotros no vive solo. Conformamos una familia de hoy, con los profundos cambios del mundo actual, ha adquirido múltiples formas. Allí estamos necesariamen te relacionados los unos junto a los otros, pero es una cercanía que tantas veces se convierte en causa de roces y enfrentamientos que desembocan, no rara vez por desgracia, en injusti cias y violencias imaginables. Quiero invitarlos hoy a que como fruto de ese silencio interior, que cada uno de nosotros ha alcanzado al entrar en sí mismos, fortalezcamos nuestras familias, fortalezcamos los vínculos que nos unen a todos los que vivimos bajo un mismo techo.

Y lo primero es redescubrir la in violable dignidad de cada uno de los

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miembros de la familia. A veces, sin darnos cuenta catalogamos a unos más dignos que otros Hay desigual dades que se expresan de múltiples maneras, hay también inequidades. Redescubrir esa igualdad inviolable que nace de la dignidad esencial es el primer paso para que podamos mantener relaciones más humanas, más respetuosas, con gran capaci dad de aceptación de las diferencias de las particularidades de cada uno. Y, sobre todo, con la necesidad im periosa de saber perdonar, de lograr la reconciliación, de superar las difi cultades y problemas para construir la paz en la familia. Aún más, para ir creciendo en el cuidado de los unos por los otros, con cariño, con ternu ra, con muestras claras de un amor real que nos lleva a compartir lo que somos, tenemos, podemos ir a preo cuparnos de manera especial por los más débiles. En este panorama los niños y los ancianos adquieren una especial importancia y nos exigen un cuidado particular. Los niños por que son el futuro, de ellos dependerá la suerte de nuestra sociedad del día de mañana; los ancianos, porque son lo que con sabiduría acumulada de tantas vivencias en el pasado, ilumi na nuestro presente y nos transmi ten esa sabiduría que sólo se puede adquirir con el correr de los años. Niños y ancianos no son cargas, son por el contrario el gran tesoro que el señor nos ha regalado.

Una dimensión de la vida familiar, que por los afanes del mundo mo derno, se han perdido es sin duda la dimensión de la familia como “iglesia doméstica”, es decir, como la célula fundamental de la Iglesia, como la gran transmisora de la fe como aque lla cuyo seno se debe vivir día a día la presencia misericordiosa del Señor.

La situación presente nos ofrece la gran oportunidad de volver a com partir nuestra fe, a orar en común, a aprovechar los subsidios que se nos

han enviado para que podamos cre cer juntos en la fe la esperanza en el amor. Los invito a aprovechar esta oportunidad con alegría y a prolon gar luego en la vida ordinaria la ex periencia vivida en estos momentos de excepción. Recordemos: “familia que reza unida permanece unida”.

Sin embargo, la familia no puede permanecer encerrada en sí misma sino que es parte del conjunto más amplio de la sociedad. El mundo de hoy tiende a aislarlos, hacernos indiferentes e impasibles frente a los grandes problemas que viven en nuestra ciudad, nuestra patria, la humanidad entera. La conversión que el señor nos pide nos lleva tam bién a acrecentar nuestra concien cia de interdependencia, de nuestra tarea de aportar a la construcción del mundo en que vivimos. Mal ha ríamos si, con ocasión de esta pan demia o con el enclaustramiento que estamos viviendo, tratáramos de ignorar el dolor de los contagia dos, la tragedia de las familias en cuyo seno se dan las muertes, el tra bajo heroico de los hospitales, de los servidores de la salud y sobre todo el drama que están viviendo tan tas personas que no tienen ningu na fuente de ingresos desgarrador, que en estos días estarán expuestas al hambre y a la desesperación. No es fácil pero si imperioso el que nos solidaricemos efectivamente con el sufrimiento que en estos días se multiplica y que encontremos los caminos concretos para ayudar. Aquí se nos ofrece la oportunidad de oro para romper nuestro egoís mo y recuperar nuestra conciencia de qué todos somos corresponsa bles de todos y que tenemos siem pre que ayudarnos con generosidad para hacer de este mundo un mun do justo y en paz.

Ésa solidaridad requerida debe cimentarse en la oración personal y familiar por los demás, especial

mente por los más desprotegidos. La oración de intercesión es desde las pri meras páginas de la Biblia un medio privilegiado de expresar el amor y la preocupación por la situación que vi ven las personas, las comunidades, la humanidad, y de obtener la interven ción salvadora del Señor. Intercedió Abrahán, intercedieron David y Salo món por su pueblo, intercedieron los profetas y cuando llegó la plenitud de los tiempos la oración del Señor en su pasión por aquella que reconcilió de finitivamente al pueblo pecador con su Dios. Nosotros, con nuestra propia oración de intercesión, alcanzamos del Señor la lluvia de sus bendiciones sobre toda la humanidad. Esa dimensión de la oración debe estar siempre presente en nuestra vida de fe.

Vivir la Iglesia

Ante las medidas de protección frente a la propagación vertiginosa del virus, me veo, como Arzobispo y responsable de la vida de esta porción de la Iglesia, en la necesidad de suspender todas las manifestaciones de vivencia pública de la fe. Lo hice con profundo dolor en el alma pero muy consciente de que esta situación excepcional exigía medidas también excepcionales. El santo padre Francisco nos ha dado ejemplo e ins trucciones claras de cómo vivir nuestra fe en estos momentos en que no pode mos reunirnos en asamblea litúrgica para celebrar los misterios de nuestra fe y en la que todos los procesos de evangelización que requieren presen cia comunitaria ya no son posibles. No ha sido fácil. Sin embargo, el Señor nos ofrece en estas circunstancias una oportunidad para redescubrir el ver dadero sentido de nuestra relación con el Señor y con los demás al llevarnos a sentir hambre de aquello que tenemos siempre a nuestra disposición y que generalmente no vivimos con la nece sidad y el sentido requeridos.

El Señor ha sido grande con nosotros y nos permite vivir “virtualmente” esas

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Detrás del pastor

manifestaciones y celebraciones de nuestra fe, especialmente de la Eu caristía. Los obispos y los sacerdotes seguimos celebrándola todos los días. Las redes sociales nos han permitido reunirnos en esta celebración para sentir que somos una sola iglesia en la que vivimos una profunda comunión de fe que celebramos con profunda alegría para orar de una manera es pecial los unos por los otros y acre centar nuestra comunión en el Señor por la fuerza del Espíritu.

La celebración del Triduo Pascual en el contexto de la Semana Santa ha sido siempre para nosotros una oca sión de encuentro multitudinario que ha fortalecido especialmente nuestra fe. ESste año tendremos que vivirla de manera diferente: Como para la celebración dominical y diaria de la Eucaristía, los medios de comuni cación y las redes sociales nos han dado la oportunidad de unirnos sin estar reunidos, ahora también tene mos esta oportunidad. No tendremos las procesiones de las celebraciones solemnes en la catedral y en los tem plos parroquiales, pero, la familia, en nuestra casa, podemos unirnos a la Iglesia Universal qué celebra el mis terio central de nuestra salvación: la pasión, muerte y resurrección del Se ñor. Pido al Señor, que se despojó de toda manifestación comunitaria de la celebración pascual redunde en per sonal y familiar de nuestra vida de fe.

Si estamos privados de las celebra ciones comunitarias no estamos, sin embargo, privados de vivir intensa mente el fin salvífico de esas celebra ciones en la interioridad de nuestro corazón y de nuestra familia. La Igle sia nos regala cada año la posibilidad de descubrir una identidad de hijos de Dios, discípulos misioneros del Señor Jesucristo y templos del Espí ritu Santo, con la renovación de las promesas bautismales que hacemos solemnemente en la vigilia Pascual

del Sábado Santo en la noche y las ce lebraciones eucarísticas del Domingo de Pascua. La Cuaresma nos permite, en un verdadero itinerario de escucha de la Palabra de Dios y de oración y de privaciones voluntarias para compar tir con los más pobres y necesitados, ir redescubriendo esa nuestra profunda identidad cristiana para reafirmar la completa conciencia en la celebración de la Pascua, cuyo sentido salvífico se nos va abriendo poco a poco durante el tiempo pascual que culmina en la fiesta de Pentecostés. De toda esa ri queza no nos podemos privar. La par ticipación virtual en las celebraciones -que tendrán la plena solemnidad que exige su sentido- nos permitirá recibir en nosotros toda la fuerza salvífico del ministerio que se hace presente en la liturgia de esos días santos.

Una mención especial merece el sacramento de la reconciliación (confesión). La Iglesia nos pide que, al menos una vez por año, por este tiempo de Cuaresma y de Pascua, nos acerquemos a recibir sacramen tal mente el perdón de los pecados. Este año, con la situación excepcional que estamos viviendo, no va a ser po sible cumplir con este precepto. Sin embargo, estamos invitados a entrar profundamente en ese itinerario de discernimiento de nuestros pecados, de reconocimiento de la maldad que contienen, de arrepentimiento por el mal que hemos causado, le deseo sin cero de reparación de las consecuen cias dañinas que producen. La confe sión de boca quedará para cuando sea posible. Pero tal vez esta sea la oca sión para tomar conciencia de lo que implica el sacramento de la recon ciliación con todos sus pasos como proceso de purificación, de conver sión, de reconciliación con Dios, de transformación de nuestra existen cia. El señor nos quiere conducir a redescubrir como ese sacramento -que para tantos ha perdido vigen cia- es el signo y el instrumento por

el cual Dios quiere derramar sobre nosotros su misericordia y su perdón por la mediación de la Iglesia y así apartarnos de todo lo que nos separa de Dios y de los demás e integrarnos más profunda e íntima mente en el seno de la comunidad eclesial para, desde ella, participar más activamen te en la construcción de una sociedad de justicia y paz.

¿Y la comunión? Hemos sentido siempre que la comunión sacramen tal es la culminación de la participa ción de la Eucaristía y que, sin ella, no hay una celebración integral ya que el Señor nos invita comer su cuerpo entregado y a beber su sangre derra mada para entrar en comunión con su muerte y resurrección y recibir la vida en nosotros. Confinados en nuestras casas no podemos acercar nos a comulgar. Pero estoy convenci do de que esa privación nos llevará a anhelar más ardientemente comulgar con el Señor, unirnos más íntima mente a Él, recibir toda su luz y su fuerza. Lo hará conscientes de que necesitamos es alimento para nuestro caminar a lo largo de nuestra existen cia hasta el encuentro definitivo con Él y nos permitirá, cuando podamos volver a comulgar sacramentalmente, vivir con plena entrega y alegría ese encuentro único con el Señor.

Conclusión

“Sabemos que todo contribuye al bien de los que Dios ama, de los que Él ha llamado según su designio de salvación... porque nada podrá se pararnos del amor de Dios manifes tado en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Rom 8, 28.39). Estas palabras de san Pablo en la Carta a los Romanos no sitúa en el núcleo de la problemática que estamos viviendo. En esta crisis, el Señor nos está mostrando su amor misericordioso al permitirnos expe rimentar nuestra fragilidad, nuestra nada, y llamarnos a que volvamos a

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Él con un corazón arrepentido para que Él pueda derramar en nuestros corazones su Espíritu que nos hace capaces de amar, de vivir como hijos de Dios y hermanos los unos de los otros. El sufrimiento por el que atra vesamos nos une más profundamen te a Dios que asumió todo el dolor de la humanidad en la muerte de su Hijo y lo transformó en fuente de vida de alegría y paz.

Depende de nosotros, de nuestra disponibilidad, de nuestra capacidad de discernimiento, de nuestro com promiso de renovación, de nuestras decisiones de fraternidad y solidari dad con todos; depende del cuidado que tengamos para con cada uno de nosotros, acatando las normas sani tarias, obedeciendo las disposiciones de las autoridades nacionales y loca les; depende de nuestro sentido de corresponsabilidad sabiendo que al cuidarme a mí mismo estoy cuidan do a todos. Así saldremos fortaleci dos de esta dolorosa prueba. Y esto es posible si entramos dentro de no sotros mismos, si hacemos silencio, si aprendemos a escuchar la voz del Señor, si miramos a los demás con ojos nuevos de amor y solidaridad, si vivimos nuestros compromisos de fe experimentando su fuerza salvadora, si caminamos cada trozo de nuestro caminar movidos por una esperanza que nos ilumina y nos fortalece.

Al terminar esta carta, quiero ase gurarles mi oración permanente por cada uno de ustedes: por los sacerdo tes para que se fortalezcan -aún en la soledad de la imposibilidad de ejercer el ministerio- en el afecto pastoral por su grey, en el servicio generoso de cada día, en la disposición de entregar la totalidad de su amor y de su vida al servicio de la Iglesia; por los con sagrados para que su vida sea cada día más un testimonio contundente del amor sin límites del Señor por su pueblo; por los matrimonios para que

crezcan en su entrega mutua y sean fuente de amor permanente para sus hijos; por las familias para que al es tar juntas se robustezcan los lazos de amor y de solidaridad que las unen; por los niños para que crezcan en “ edad, sabiduría y gracia”; por los an cianos para que caminen con alegría al encuentro definitivo con el Señor y siga prodigando su sabiduría a las nuevas generaciones; por los médi cos y todo el personal al servicio de la salud para que tengan la fuerza, la valentía y la constancia necesarias para hacer frente a la emergencia; por los enfermos para que el Señor los consuele, fortalezca y sane; por los muertos para que el Señor los re ciba en su Reino; por los pobres para que encuentren en las instituciones y en nosotros la solidaridad que ne cesitan; por los gobiernos para que puedan guiar a los pueblos por los caminos de la recuperación y en contrar las medidas necesarias para superar esta crisis. Oro por todos y cada uno. El Señor nos de su amor misericordioso.

Esta carta pastoral ve la luz el día en que la Santísima Virgen María dio su consentimiento al anuncio del Ángel de que sería la madre del Salvador. Ella nos enseña escuchar la Palabra de Dios, a adherirnos a su designio de salvación, asumir con valentía ser instrumento en las manos del Señor. La imploramos, como a nuestra ma dre y le suplicamos interceda por no sotros.

El Señor los bendiga y los guarde; el Señor les muestre su rostro y les tenga misericordia;

el Señor les conceda su amor y su paz. Amén.

Cardenal Rubén Salazar Gómez, Arzobispo de Bogotá

Bogotá, en la Fiesta de la Anuncia ción, 25 de marzo de 2020.

Jaime Mancera Casas, Pbro. Vicario episcopal Centro para la Dimensión Social de la Evangelización. Especial para Fraternidad

Es importante tener presente que la arquidiócesis de Bogotá cubre más de la mitad de la ciudad de Bo gotá, y tiene 296 parroquias, orga nizadas en ocho vicarías episcopa les territoriales.

Y el organismo que anima el servicio de la caridad es el Centro para la Di mensión Social de la Evangelización, que hace parte de la Vicaría de Evan gelización. Desde este organismo se anima, coordina y apoya la dimensión social de la evangelización en toda la comunidad arquidiocesana.

La ayuda humanitaria que está prestando en este momento la co munidad arquidiocesana se puede reconocer en varios niveles:

Nivel parroquial

Es el nivel con mayor capacidad de ayuda. La gran mayoría de las 296 parroquias vienen consiguiendo mer cados y repartiendo a las personas

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Servicio de la arquidiócesis de Bogotá en el contexto de emergencia sanitaria y humanitaria por causa de la pandemia del coronavirus Covid 19

Detrás del pastor

que normalmente apoyan con los ali mentos, y ahora a quienes se acercan a pedir ayuda a las puertas de las casas curales. Es la red de ayuda más gran de, por cuanto surge de las ayudas y donaciones que las personas hacen a los párrocos, para apoyar esta emer gencia, y se extiende, en la mayoría de los casos, a través del grupo de la pastoral social de la parroquia. De igual manera, varias parroquias, que tienen algunos fondos, han com prado mercados para repartir o han enviado a otras parroquias más ne cesitadas. Varias parroquias han reci bido providencialmente llamadas de fundaciones, de organizaciones, de gente de buena voluntad y generosa que se ha desprendido de lo que tie ne para compartir, que les anuncian el envío de mercados y ayudas para que el padre párroco las reparta. En cuanto a los beneficiarios, unos son identificables por cuanto ya reciben ayudas de las parroquias, pero otros no, porque van llegando diariamente a pedir. Esta solidaridad de base ha llegado incluso a familias llamadas vergonzantes, que viven con grandes necesidades por cuanto tuvieron una quiebra económica, de la cual inten tan salir. Realmente en este nivel es enorme el bien que se está haciendo

Nivel del Banco de Alimentos

muchos años la infraestructura para hacerlo y la sabiduría para el manejo de las situaciones. El Banco sostiene en este momento distintos procesos de ayuda: el normal, que realiza el Banco con fundaciones, parroquias y otras organizaciones de acción social, a quienes envía los alimentos que las empresas afiliadas normalmente apor tan. En segundo lugar, el Banco ha or ganizado una campaña de donaciones en alimentos o en dinero para aumen tar su capacidad de ayuda, y así está re cibiendo alimentos y kits de aseo que se están enviando a parroquias que solicitan esta ayuda, a fundaciones de acción social, a hogares geriátricos, y a otros frentes de trabajo de la Iglesia en la ciudad, como a familias de ét nias indígenas, a habitantes de calle, a migrantes venezolanos, a internos de las cárceles de la ciudad; así como a la Casa Betania de la pastoral social de la diócesis de Soacha. En tercer lugar el Banco presta su ayuda a la Alcaldía en la recepción y remisión de donaciones específicas con destino a los proyectos humanitarios de la alcaldía mayor, sir viendo como mediación y garante de dicha ayuda. Es muy grande la ayuda que el banco, y un equipo enorme de gente, con el padre Daniel Saldarriaga a la cabeza está prestando

Nivel de las fundaciones o coordinaciones de la arquidiócesis

que está vinculadas al proceso inte gral de acompañamiento que se está llevando a cabo. Se les han entregado donaciones multipropósito para que puedan atender sus necesidades bási cas en este tiempo. Los dos albergues que tiene, por cuanto sólo son un ho gar de paso y no aseguran el distancia miento social exigido por las normas de la contingencia, están cerrados. Y se está a la espera de nuevos pro tocolos de los proyectos que se ope rativizan para ACNUR, en cuanto al apoyo económico con donaciones multipropósito. Igualmente ha apo yado con mercados a un albergue de la alcaldía que atiende migrantes.

Fundación San Antonio: La Funda ción San Antonio, a través del Gim nasio Manuel María Camargo (1.160 alumnos), y del Proyecto Redes (Re fuerzo educativo desescolarizado –1.150 alumnos), siguen atendiendo los niños de forma virtual, apoyando a las familias que no pueden pagar el internet o tienen dificultades para ac ceder a los servicios ofrecidos.

Sistema Educativo de la arquidió cesis de Bogotá (SEAB): Los 19 co legios y la Fundación Universitaria Monserrate, del sistema educativo arquidiocesano, están prestando su servicio educativo de forma virtual, se está brindando apoyo psicológico y espiritual a los estudiantes (17.000 estudiantes) y sus familias, al perso nal administrativo, servicios genera les (300) y cuerpo docente (1.000) si lo solicitan. Se conformó un equipo de 30 profesionales de psicología que presta el apoyo psicológico y de bien estar en cada institución. El sistema educativo atiende población de los estratos 1, 2 y 3.

El organismo arquidiocesano con mayor capacidad de gestión y ope rativización de ayudas humanitarias es el Banco Arquidiocesano de Ali mentos de Bogotá. Tiene desde hace

La Fundación para la Atención del Migrante: La FAMIG viene apoyando al grupo de 350 familias venezolanas

Equipo arquidiocesano para el diá logo con las etnias y afrodescendien tes: Ha estado en comunicación con los líderes indígenas y de las comuni dades de afrocolombianos para apo yarlos. Se les ha brindado mercados

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para apoyarlos en sus necesidades, así como algunas ayudas de hospedaje, sobre todo con ocasión de la expul sión de las familias indígenas de los pagadiarios del Barrio Santafé.

Equipo arquidiocesano de evan gelización del mundo penitenciario: Los capellanes penitenciarios, con ayuda de sus equipos de voluntarios, han estado presentes en los centros penitenciarios apoyando a los inter nos y al personal de la guardia. Se les han hecho llegar ayudas del Banco de Alimentos y se están buscando apo yos en marcado para las familias más necesitadas de los internos.

Nivel de las comunidades religiosas y sus fundaciones

Nivel de las fundaciones de inspiración católica y de iniciativas de grupos laicales

Nivel de coordinación con la Alcaldía Distrital

En la arquidiócesis de Bogotá están presentes una gran cantidad de co munidades religiosas masculinas, como Jesuítas, Salesianos, Francisca nos, Agustinos, Scalabrinianos, Do minicos, Claretianos, etc; así como comunidades religiosas femeninas: Adoratrices, Hermanas del Buen Pastor, Dominicas, Franciscanas, etc. quienes tienen fundaciones y obras sociales que han venido pres tando ayuda con mercados, con ase sorías psicosociales, con hospedaje para familias indígenas, con asesoría espiritual. Así como la atención a la población vulnerable que golpea a las puertas de sus casas.

En la arquidiócesis de Bogotá están presentes cerca de un millar de fun daciones y organizaciones de acción social, a quienes se está invitando a conformar una gran red de acción social, llamada Misericordia en Red, que ya viene funcionando desde hace dos años como un proyecto arqui diocesano, que está en proceso de conformación y consolidación. Estas fundaciones y organizaciones están prestando ayuda desde sus propias capacidades: atención psicosocial, alimentación, hospedaje, asesoría, atención en salud etc. Muchas de ellas han llenado el formulario que envió la Secretaría de Gobierno, Dirección de Derechos Humanos, preguntando por las posibles ayudas que podían brindar en esta contingencia y se han articulado a la red de apoyo humani tario que está creando la alcaldía.

También hay muchísimos grupos de laicos, grupos de oración, grupos de caminantes de Emaús, de la Re novación Carismática Católica, e ini ciativas de laicos desde sus casas, que están prestando una gran ayuda con la consecución de mercados y su distri bución a lo largo de la ciudad. Se oyen voces, aquí y allá, de esas iniciativas, de repente aparecen en las redes sociales, pero de manera silenciosa y de bajo perfil están haciendo llegar comida a los hermanos más necesitados.

Desde un primer momento la alcal día ha solicitado la ayuda de la arqui diócesis de Bogotá, ante diferentes necesidades, y se han hecho las inves tigaciones y consultas respectivas, las conexiones necesarias, los contactos que han permitido que se pudieran conseguir las ayudas. Se han recibido solicitudes de la Dirección de Dere chos Humanos y de la Subdirección de asuntos religiosos de la Secretaría de Gobierno, quienes buscan articu lar una red de ayuda humanitaria con todos los necesitados de la ciudad. De la Secretaría del Hábitat, quienes buscan refugio para habitantes de calle y migrantes. De la Secretaría de integración social, quienes solicitaron ayuda para el hospedaje de los habi tantes de calle. Y solicitan ahora una ayuda con los migrantes también.

Se ha prestado la ayuda para la co municación con los servicios del Se cretariado Nacional de Pastoral Social, y con numerosas comunidades reli giosas, para poder articular las ayudas.

Sin duda el momento que vivimos pone de manifiesto la necesidad que tenemos de apoyarnos todos para poder mitigar el impacto socio eco nómico que está generando la pande mia, ya que nadie tiene la posibilidad de atender a tantas necesidades, pero actuando juntos podemos lograrlo.

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Notas arquidiocesanas

Las pequeñas historias de la catedral de Bogotá

Cuando se visita la Catedral de Bogotá se miran muchas de sus be llezas: las hermosas capillas que adornan sus naves, las obras de arte de Arce y Ceballos o de los Figueroa; las tumbas históricas; las imágenes de santos y advocaciones marianas… ¿pero, han visto sus lámparas?

En estos días en que todos los templos están cerrados, la Catedral aprovechó para lavar y lustrar sus bellísimas lámparas, que ador nan todas sus naves. Los encargados armaron los andamios y die ron comienzo a su labor… hasta que alguien les dijo que las lámpa ras tenían un sistema de poleas que permiten subirlas y bajarlas con gran facilidad: la Catedral también tiene sus secretos

Cenizarios

La parroquia Cristo Rey dispone de una bella cripta con cenizarios para la venta.

Mayor información en el despacho parroquial: Transversal 18 No. 96-90 Teléfono: 2579144

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Luego, ante la baja participación en la recepción de la sagrada Comunión, los pastores incentivaron la comunión a la más temprana edad, entonces algunos comenzaron a comulgar sin haber participado de la confirmación,

La comprensión del sacramento de la confirmación

Un criterio renovador de la vida cristiana y de la acción pas toral en nuestro tiempo es sin duda el concepto conciliar de re velación en cuanto manifestación de Dios «por obras y palabras intrínsecamente ligadas» (Dei Verbum, 2). El Señor, que siem pre asiste a la Iglesia, prometió la acción de su Espíritu guián donos a la verdad completa, de modo que con el transcurrir del tiempo venimos profundizando en la revelación y en esta labor la vida y el contexto social y cultural en el que se desarrolla la existencia cristiana han actuado como catalizador para que se venga decantando el dogma cristiano.

La responsabilidad cristiana de buscar la verdad se ha dado en la comprensión del sacramento de la confirmación. Fue en el proceso de fragmentación de la iniciación cristiana, que se comenzó a dar durante el siglo IV, donde la Iglesia adquirió conciencia de la voluntad de Cristo acerca de un acto específico para la donación del Espíritu Santo a cada bautizado en parti cular; en aquellas circunstancias el obispo, mediante el gesto de imposición de manos, ‘perfeccionaba’ a quien había sido bau tizado por un diácono o un presbítero. O el mismo obispo que bautizaba imponía las manos para significar la donación del Es píritu Santo al recién bautizado. Algunas tradiciones locales en lugar del gesto epicletico de imposición de manos vieron más expresiva la unción con el crisma, así San Agustín en su mista gogía: «[en el bautismo ustedes] han sido como amasados con el agua para convertirse en pan. Pero todavía falta el fuego, sin el cual no hay pan. ¿Qué significa el fuego, es decir, la unción con aceite? Puesto que el aceite alimenta el fuego (ignis nutritor), es el símbolo del Espíritu Santo. (…) Después del agua llega el Espíritu Santo, que es fuego, y ustedes se convierten en el pan que es el cuerpo de Cristo» (Sermón 227).

Las conversiones masivas al inicio de la cristiandad (siglos IV - VI) fueron instaurando la práctica general del bautismo de niños lo más próximo al nacimiento, por aquel tiempo, en la visita pastoral el obispo confirmaba a los infantes que fueron bautizados desde la ocasión última en la que estuvo de visita. En este ambiente, en el que lo natural se interpretaba como re flejo de lo sobrenatural, los escolásticos explicaron la práctica sacramental parangonándola con la vida natural: nace un niño, se bautiza; luego el organismo del recién nacido debe terminar de madurar a fin de poder digerir el alimento, la confirmación

madura al bautizado para alimentarse; un organismo maduro se alimenta, el bautizado que ha madurado mediante la confir mación ya puede recibir la Eucaristía. Esta llevó a justificar la confirmación como sacramento de la maduración del bautismo para acceder a la Eucaristía. Luego, ante la baja participación en la recepción de la sagrada Comunión, los pastores incentivaron la comunión a la más temprana edad, entonces algunos comen zaron a comulgar sin haber participado de la confirmación, ya no tuvo sentido hablar de un ‘sacramento de la madurez’. La falta de un testimonio explícito en los relatos de los evangelios llevó a los reformadores protestantes del siglo XVI a descono cer la sacramentalidad de la confirmación, la consideraron ‘rito eclesiástico’ que realizaban los obispos; el concilio de Trento de fiende la sacramentalidad al declarar que: «Si alguno dijere que la confirmación de los bautizados es ceremonia ociosa y que no es un verdadero y propio sacramento, o que antiguamente no fue otra cosa que una especie de catequesis, por la que los que estaban próximos a la adolescencia exponían ante la Iglesia la razón de su fe: S.A.» (Sesión 7ª., 3 de marzo de 1547 [DS 1628]).

La cultura actual, que tiene en alta estima al individuo, viene impulsando a algunos a entenderse ellos mismos como prota gonistas de la confirmación: ‘Yo confirmo’; no falta quien ex plique la confirmación como el rito en el cual un adolescente se apersona de la respuesta con la que los padres y padrinos ratificaron la fe de la Iglesia antes del rito del bautismo, tal expli cación cuenta un error en su punto de partida, pues es falso que en el rito del bautismo de niños padres y padrinos responden en nombre de quien en aquel momento no es consciente. Si el sacramento consistiera en confirmar lo que otros dijeron por uno, no tendría sentido la confirmación en quienes se bautizan en la edad adulta y que por ello hacen personal profesión de la fe cristiana antes de recibir el bautismo. Una concepción de la revelación como la manifestación de Dios en la historia de cada persona para salvar, puede hacernos comprender que los sacramentos son iniciativa divina y que por tanto es Dios quien confirma; a partir de ello podríamos explicarnos la confirma ción como el sacramento del don del Espíritu con el que Dios (Padre) confirma la alianza realizada con cada persona en el bautismo. «Es Dios quien a nosotros y a ustedes nos fortalece en Cristo, el que nos ha ungido, nos ha marcado con su sello y nos ha dado su Espíritu como garantía de salvación» (2Cor 1, 21-22). La confirmación hace parte del proceso de iniciación cristiana, por el cual Dios, mediante la gracia, llega a configurar discípulo de Jesús a quien se abre a la fe.

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Tadeo Albarracín ■ Presbítero ■ Doctor en Liturgia

CONVERSACIONES

Entrevista al padre Daniel Saldarriaga

Padre Rafael De Brigard (PRDB): Padre Daniel, muchas gracias por recibir a Fraternidad en este mo mento de gran trabajo ejecutivo y pastoral

Padre Daniel Saldarriaga (PDS): Bienvenidos al Banco de Alimentos.

(PRDB): Contémosle de nuestros lectores qué es el Banco de Ali mentos, porque nosotros lo sabe mos, pero hay mucha gente que no lo conoce.

(PDS): Esta fue una iniciativa que nació en la Navidad del año 2000, cuando por voluntad del cardenal Pe dro Rubiano, que ya sabía del banco de alimentos de Cali y de Medellín y porque en la Novo millennio ineunte, del papa san Juan Pablo II encontra mos una expresión que decía “es hora de una nueva imaginación de la Cari dad” que promueve no tanto la efica cia de las ayudas prestadas sino la ca pacidad de hacernos cercanos con el que sufre, para que el gesto de ayuda no sea una limosna humillante sino un compartir fraterno.

El Cardenal quiso que naciera nues tro banco de alimentos, apoyado por un grupo de empresarios y apoyado también en la necesidad que había de acercarnos a tantas personas que re querían alimentos y considerando la cantidad de alimentos que se desper diciaban en la ciudad.

(PRDB): Explíquenos el funcio namiento operativo del Banco, ¿cómo es desde que se recibe has ta que se entrega?

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(PDS): Nosotros recibimos dona ciones que pueden ser productos ali menticios, pueden ser no alimentos como ropa, juguetes, muebles, útiles escolares, electrodomésticos, algo de material de construcción y recibimos productos que están cercanos a la fe cha de vencimiento o afectados en su presentación o catalogados como de baja rotación y en los perecederos en un nivel maduro; también recibimos recursos económicos y estos recur sos económicos nos permiten salir a comprar para encontrar productos básicos para la seguridad y soberanía alimentaria queriendo acercarnos a esas familias más necesitadas y a esas organizaciones donde adicional a dar de comer mejoran las condiciones de vida de nuestra población vulnerable.

(PRDB): ¿Cuánto estaban reci biendo y distribuyendo antes de la pandemia y ahora cuánto están recibiendo?

(PDS): Durante este último mes, que es el mes de la pandemia, hemos experimentado -de verdad- que el Cobid 19 tiene más bondades de las que se promueven a nivel de los me dios, porque siempre estamos viendo todo lo que tiene de tragedia y todo lo que hace de daño, pero cuando yo re cibía entre 30 y 50 donaciones econó micas, de dinero, de personas que nos ayudaban, en este mes hemos recibi do más de 5.500. Y, mientras yo había movido en los años anteriores cerca de 3.800 toneladas, este año voy por cerca de 6.400 toneladas de producto. Mientras yo había ayudado, los años anteriores, cerca de 292.000 perso nas, este año hemos logrado socorrer a cerca de 600.000 personas.

Lo único que nos podemos llevar cuando Dios decida llamarnos a su presencia es lo que fuimos capaces de dar

Lo que hemos hecho estos días no es otra cosa sino el milagro del que nos hablan los Hechos de los Apósto les: a nadie le faltaba, porque a nadie le sobraba. Hay una movilización de la solidaridad que es bien interesante.

(PRDB): Usted me decía, al entrar a las instalaciones del Banco, que hay un milagro diario y es que se desocupa, pero se llena.

(PDS): Esto es algo espectacular. Nuestra gente está cansada… los que trabajamos aquí estamos trabajan do doce horas diarias, pero tenemos una satisfacción muy grande: sabe mos que a mucha gente le hemos ayudado, porque logramos entregar unos paquetes bondadosos, gracias a la ayuda de muchos donantes, que ojalá encuentren también esta nota, y sabemos que a través de muchas pa rroquias hemos entregado también muchos paquetes muchos y bien in teresantes. Muchos de los sacerdotes de nuestra Arquidiócesis y de nues tra ciudad han contado con nosotros y han salido al Banco de Alimentos para llevarle a esas esas familias, que necesitan un poco de ayuda.

(PRDB): Tengo entendido que el Banco de Alimentos le ha ayuda do la Alcaldía en la distribución de las ayudas aportado parte de su logística.

(PDS): Hemos logrado entregar más de 45.000 paquetes de alimentos, que han sido donados por la Funda ción Éxito: son 6 bolsas de leche, 2 canastillas de huevos y, algunos gra nos. Ellos se han enfocado muy es pecialmente en la primera infancia. Ha querido el Éxito, que es uno de los socios fundadores nuestros, con tar con nuestra dinámica, con nues tro trabajo, para que en la asociación de bancos de alimentos, nosotros les permitamos llegar a esos programas que tienen las alcaldías.

(PRDB): Padre Daniel, muchas gracias y un último mensaje, una exhortación, para que en esta época mantengamos viva la espe ranza nuestra gente.

(PDS): Creo que necesitamos cui dar ese poder estar en cuarentena, ese poder obedecer las exigencias que nos está haciendo la parte del go bierno nacional y de la capital en lo de quedarnos en casa. En estos días que tenemos, releamos el libro de los Hechos de los Apóstoles y ojalá se puedan acercar a este libro y pensar en lo que yo tengo, en qué más puedo hacer por los demás, en qué más pue do dar a los demás.

No perdamos la capacidad de orar y de dar gracias a Dios por lo que te nemos; no nos olvidemos de esas per sonas que están solas y a veces viven apenas a una o dos puertas de nuestra casa, si podemos preparar algo y lle varles para compartir y así vivir la ale gría de ser solidarios en estos días.

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Conversaciones

Historias de vida

Monseñor Álvaro Fandiño

y Teología. De sus años en el Semina rio siempre dijo que había sido feliz y se sentía orgulloso, pero que esa vida no era fácil: mucho estudio, mucha disciplina y mucha oración.

En 1962 fue ordenado presbítero por el cardenal Luis Concha Córdo ba, quien lo envió a Roma a estudiar Historia de la Iglesia. Entonces Roma hervía, se vivía uno de los hechos más importantes de Iglesia Universal, el Concilio Vaticano II. Su cara solía iluminarse al decir que se ufanaba de ser hijo del Concilio y de poner a prueba su inimaginable memoria: se sabía el nombre de todos los Padres Conciliares… decía que los conoció a todos. Y sabiendo de su don de gentes no es para nada extraño.

Pero su gran amor fue ser párroco, nada mejor para él. Construyó la co munidad de la Anunciación y la dejó con un hermoso templo; en Santiago Apóstol, con un templo construido en 1617 se sintió en “su salsa” como gran historiador que fue. Sin embar go fue su paso por San Diego y la cau sa del padre Almanza los hechos que le cambiaron su vida. Cuando empe zó a llevar la causa de Almanza pensó que sus escritos iban a ser insuficien tes para presentar su trabajo a Roma, pero terminado el proceso arqui diocesano ya llevaba dos inmensos tomos en donde había escudriñado la vida y milagros -literalmente- del santo bogotano.

Fue hacia la década de los noven ta del siglo pasado, que monseñor Álvaro Fandiño llegó como párroco a la recoleta de San Diego. Recorrió los mismos pasillos y celebró la euca ristía sobre el mismo altar que el lla mado santo de Bogotá, eso le marcó la vida, pues si bien ya era un con sagrado historiador y estudioso del acontecer de la iglesia arquidiocesana el encuentro con la vida de Rafael Al manza lo puso frente al gran trabajo de su vida: la causa de santificación de este personaje, que para entonces estaba en la bruma de la historia.

Álvaro Fandiño Franky había na cido en el hogar de Rafael Fandiño y Bertha Franky, el 10 de agosto 1936. Siendo monaguillo en su parroquia, dijo, sintió que lo único que quería ser en la vida era sacerdote; así que tan pronto tuvo edad entró al semina rio menor para hacer el bachillerato y, luego, empezó a cumplir su sueño, el seminario mayor le abrió las puertas en el año 1957 y allí estudió Filosofía

Al volver a Bogotá fue nombrado como director del Seminario Menor y unos años después llegó a su amada Alma Mater como director.

En su larga historia de servicio a la Arquidiócesis es fácil ver, no sólo su voluntad de servicio sino sus grandes capacidades y virtudes. Fue profesor (casi la mitad del clero bogotano fue alumno suyo), párroco, investigador, escritor, canciller del arzobispado, trabajó en la Conferencia Episcopal y, fue vicario episcopal mientras era párroco en Santiago Apóstol, en Fon tibón.

Una de sus constantes preocupa ciones fue la ausencia de documentos históricos sobre las parroquias bogo tanas, por eso publicó un libro en que el documenta, a través de fotografías, la casi totalidad de los templos de toda Bogotá, no sólo de la Arquidió cesis y que ha servido de referencia desde entonces.

En una entrevista para El Catoli cismo, hace ya unos años, decía que “nunca me he sentido envidioso de ninguna otra profesión; en este mo mento yo considero que Dios me lla mó a la profesión más grande, más importante, la mejor que tiene, la que toca con la salvación de las almas”.

“Considero que Dios me llamó a la profesión más grande, más importante, la mejor que tiene, la que toca con la salvación de las almas”
18 - Fraternidad - Mayo de 2020

El señor general de la Policía Na cional, Silverio Ernesto Suárez, que también es sacerdote, escri bió estas palabras sobre monseñor Fandiño:

El pasado 19 de marzo, fiesta de San José, falleció a sus 83 años, monseñor Álvaro Fandiño Franky.

Monseñor Fandiño nació en Bo gotá el 10 de agosto de 1936, en el hogar conformado por Rafael Fandiño y doña Bertha Franky. En 1951, ingresó al Seminario Menor de Bogotá, donde cursó su secun daria. En 1957 ingresó al semina rio Conciliar donde cursó sus es tudios de filosofía, en 1959 inició sus estudios de teología los que finalizó en 1962.

El 15 de julio de 1962 el cardenal Luis Concha Córdoba lo ordenó sacerdote para el servicio de la Arquidiócesis de Bogotá.

El Cardenal Concha lo envía a Roma a cursar estudios de His toria de la Iglesia, llegó a Roma en un momento histórico para la iglesia cuando comenzó el Conci lio Vaticano II, allí tuvo la ocasión de seguir paso a paso el desarrollo del concilio y conocer a muchos padres conciliares y ser testigo de primera mano de muchos de los documentos del Vaticano II.

En 1979 recibió su licenciatura en educación e idiomas en la Univer sidad de la Salle.

Su labor pastoral la ejerció como vicario cooperador en Soacha, profesor del seminario menor San Benito, Canciller de la Arquidióce sis de Bogotá, párroco en la Anun ciación, San Diego, santa Clara y Cristo Maestro. Laboró en la Con ferencia Episcopal. Gran parte de su vida sacerdotal la dedicó a la formación de los sacerdotes en el Seminario Mayor de Bogotá como profesor de historia de la iglesia y patrología.

Tuve la oportunidad de conocer a monseñor Fandiño desde el año 1996 como profesor en el Semi nario Mayor de Bogotá, me sor prendió su memoria privilegiada, con seguridad era una de las per sonas que más conocía la historia de los papas, recitaba de memoria el nombre de cada uno de los 264 pontífice que han orientado los destinos de la iglesia y los años de pontificado.

Su sentido de humor era la carac terística de su vida, en sus clases siempre hacía apuntes para hacer más amena su clase, cuando nos recomendaba que le pidiéramos a una tía rica dinero para com prar la Patrologia de Quasten. Ese mismo sentido de humor lo demostró en julio de 1986 cuan do el papa Juan Pablo II, visitó a Colombia. En su visita al Palacio Arzobispal se reunió con el Arzo bispo de Bogotá, cardenal Mario Revollo Bravo, los obispos auxi liares y los vicarios. Monseñor Fandiño en esa época, era vicario pastoral, cuando llegó el turno de saludar al Papa monseñor Fandi ño se presentó con todo el respeto y buenos modales que lo caracte rizaban: ‘Su Santidad, soy monse ñor Álvaro Fandiño, vicario de la Santísima Trinidad’, San Juan Pa blo II, con el humor que también lo caracterizaba le dice ‘soy Juan Pablo II, yo solo soy el Vicario de Cristo’, la risa fue general de todos los asistentes.

Ese era monseñor Fandiño, un hombre que amaba profundamente a la

Iglesia, al Santo Padre, y respetuo so del Magisterio, era tal su amor a la Iglesia que en la entrada a su apartamento encontraban los visitantes un cuadro bordado en punto de cruz, donde reposaba su partida de bautismo y decía que este era el pasaporte para entrar al cielo.

Siempre se recordará su condi ción humana, en los últimos años de su vida los dedicó al sacramen to de la reconciliación, cada do mingo llegaba puntualmente a la parroquia de la Sagrada Familia de la Policía Nacional y lo espera ban muchos feligreses que se que rían reconciliar, era un padre que aconsejaba con inmenso amor y misericordia y mostraba el ros tro amable de Jesús. Su recuerdo permanecerá siempre en la mente y el corazón de cada persona que tuvimos el honor de conocerlo y tratarlo. La frase que lo caracteri zaba era: ‘sonríe siempre y sé fe liz’.

Tuve la oportunidad de atenderlo en las últimas semanas de su vida, en una ocasión me llamó para que le administrara el sacramento de la Unción de los enfermos, lo con fesara y le administrara la abso lución plenaria. Como él me cono cía notó que en mi cara había un rostro de tristeza y me dijo, ‘qué te pasa, triste porqué, yo estoy pre parado para la muerte, estoy pro fundamente agradecido con Dios, ya viví 83 años, Dios me concedió la mejor vocación, ser sacerdote y se va a cumplir mi sueño que es llegar al cielo, me encomiendo a San José, el patrón de la buena muerte’. Falleció en la fiesta de San José a quien tanta devoción le tenía. Se fue sin realizar el sueño de sus últimos años, haber logra do la canonización del venerable padre Rafael Almanza. Siempre recordaremos a ese fiel discípulo de Cristo, hombre sin igual, sacer dote excepcional y amigo incon dicional, nos va a hacer mucha falta

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 19

Padre Hernando Barón Plata

iniciado sus estudios. Para estudiar el bachillerato entró al colegio Arzobis po Mosquera en 1937, año en el que también murió su padre. En el año 1928 ingresó al Seminario Conciliar de Bogotá, donde terminó el bachille rato en el año 1942.

Al año siguiente comienza sus es tudios de filosofía en el Seminario Conciliar, que por aquel entonces estaba en el barrio La Candelaria, exactamente en la calle 11 con carre ra 3ª. Dos años más tarde el Semina rio fue trasladado provisionalmente a “Emaús” en la calle 70 con carrera 5ª, mientras se terminaba la construc ción de la nueva sede en El Chicó.

había concedido el subdiaconado y el diaconado en la Catedral primada. El padre Barón siempre pidió que allí reposaran sus restos.

Fueron varios los cargos eclesiás ticos ocupados por el padre Barón Plata en su larga vida. Fue prefecto de la Escuela Apostólica del Seminario menor por seis años. En el año 1955 fue trasladado como capellán del hospital San Juan de Dios, por cuatro años. Siempre contó con orgullo la importancia de ese centro asistencial, tanto en lo científico como en lo ca ritativo.

Cuenta el padre Barón que nació en Bogotá el 12 de febrero de 1926, en el hogar conformado por Leopol do Barón Sanabria e Inés Irene Plata Guarnizo. Fue el quinto de seis hijos, siendo el mayor de todos Leopoldo, muerto en el año 1970. Le seguía Al fonso, quien fue decano de Química en la Universidad Nacional y murió en 1957. El tercero fue Manuel José, de profesión abogado. El cuarto de los hermanos era Luis Carlos, mé dico cardiólogo. Después nació el Padre Hernando. Y seguía una her mana, Teresita, quien fuera su com pañera en la infancia, que murió en el año 1978.

El padre Barón cuenta que comenzó su educación escolar a los siete años de edad en la escuela de “la señorita Maralla”, ubicada en la calle 22. Ese mismo año recibió la primera comu nión en la iglesia de Las Angustias. Su segundo año de estudios lo hizo en el Liceo San Luis Gonzaga, situado en la carrera 12 con calle 19. Pero terminó la escuela en la misma en que había

De la estadía de tres años en Emaús, el padre Barón anota que era un edifi cio muy incómodo y que allí, debido a la escasez de sacerdotes, el cuerpo de formadores no contaba sino con tres de ellos, además, para la euca ristía debían ir a alguna parroquia cercana, todos “ensotanados” y en fila para asombro de los parroquianos de entonces.

En el año 1947 el Seminario Ma yor se trasladó a la nueva edificación construida en la hacienda El Chicó, en terrenos donados por doña Mer cedes Sierra de Pérez, hija de don Pepe Sierra, terrateniente muy prós pero por aquella época. La sede, ubi cada exactamente en la actual carrera séptima y calle 94, estaba fuera del casco urbano de la ciudad, pues esta apenas llegaba hasta la actual calle 85. Allí realizó sus dos últimos años de formación en el Seminario de Bo gotá. Le correspondió vivir los difíci les acontecimientos del 9 de abril de 1948, sucedidos a raíz del asesinato del político Jorge Eliécer Gaitán.

Terminó sus estudios a los 22 años y, con dispensa del papa Pio XII, fue ordenado sacerdote el 5 de diciem bre de 1948, por monseñor Emilio de Brigard Ortiz, obispo auxiliar de Bogotá, quien también le había le

Simultáneamente con este cargo pastoral, tenía otra capellanía en la cárcel correccional que tenía el de partamento de Cundinamarca en la calle tercera con carrera novena y dictaba clases en el Liceo Femenino de Cundinamarca. También fue cape llán del Preventorio Infantil de Sibaté. Al término de estos cuatro años, en 1959, el padre Barón fue nombrado párroco en Fosca, Cundinamarca y allí permaneció año y medio.

El padre Barón fue trasladado de nuevo a Bogotá como párroco de San Juan Bautista, en el barrio La Estrada, iglesia que actualmente es la catedral de la diócesis de Engativá. Allí reem plazó al padre Andrés Vargas, quien hubo de retirarse por un accidente de tránsito. El padre Barón duró allí 27 años como párroco y adelantó la construcción del templo y la casa cural. Abarcaba nuevos barrios de la urbanización desordenada de la Bo gotá que sobrevino a los desplaza mientos de la época de la Violencia, allí construyó una gran comunidad alrededor de la solución de muchas necesidades, trabajando con las jun tas comunales y desarrollando activi dades muy importantes para apoyar el desarrollo, pavimentación, alcan tarillado, conexión a servicios, que adelantaban los vecinos, impulsando el apoyo al desarrollo de los jóvenes y

La siguiente es una breve historia del padre Barón, contada por él mismo hace ya varios años al semanario Prensa Católica, por medio de una entrevista.
Historias de vida 20 - Fraternidad - Mayo de 2020

la educación, apoyando y fomentan do la calidad educativa de las escuelas públicas y a los colegios privados de su jurisdicción.

Es destacable el apoyo a la Funda ción Tundama con la que se impul só desde la parroquia un importante programa de educación para la Mujer en oficios útiles que fortalecieran su condición moral, social y sobre todo económica y fortaleciéndolas en los problemas desde la unidad en la vida familiar, principio que aplicó durante su vida pastoral.

Es memorable la anécdota durante el paro cívico del 11 de septiembre de 1977, cuando en medio de las revuel tas de un masivo paro cívico contra el gobierno y cuando la fuerza pública disparaba directa e inmisericorde mente contra la población, causando varios muertos y heridos, abrió las puertas de esta Iglesia parroquial, al bergando a muchas de personas que participaban en la protesta y se paró firmemente en la puerta enfrentado a los hombres armados del gobierno con la frase del evangelio “Mi casa es casa de oración” y para profanarla debían primero pasar sobre su inte gridad. Aunque siempre fue un sa cerdote moderado y neutral en esos asuntos, en tiempos de sacerdotes militantes, no vaciló en proteger a su comunidad.

Fue también administrador pa rroquial de San Silvestre. En el año 1987 fue nombrado párroco en Santa Marta y allí duró 9 años. Además del cargo de párroco, era también rector del colegio parroquial. Tanto en la parroquia como en el colegio realizó obras importantes en lo referente a las instalaciones para beneficio de la co munidad y de los estudiantes.

En el año 1990 le fue dada la res ponsabilidad de atender los matrimo nios con personas extranjeras, labor que le permitió atender a más de 350

parejas en camino de recibir el sacra mento matrimonial.

El padre Barón fue trasladado lue go como párroco de la Veracruz, en el centro de Bogotá. Esta parroquia tenía una casa destinada para sacer dotes y era regentada por una co munidad religiosa. Al cumplir los 75 años, edad canónica de retiro de los cargos eclesiásticos, el Padre Barón se fue a vivir en Usaquén y colaboró con la parroquia de Nuestra Señora de Torcoroma, en aquel entonces bajo el cuidado pastoral del padre Germán Isaza Vélez. El padre Hernando Ba rón Plata fue también, por cuarenta años, juez del Tribunal Eclesiástico.

Los últimos años de su vida trans currieron, primero, en el Hogar Mi Casa y después en casa de una sobrina suya, Clemencia, quien lo acompañó hasta el final de su vida. Su muerte su cedió en el mismo momento en que el papa Francisco concedía la bendi ción y la indulgencia plenaria, el pa sado viernes 27 de marzo de 2020.

Murió a los 94 años de vida, habien do ejercido el sacerdocio durante 71 años. Sus exequias se llevaron a cabo en la parroquia Cristo Rey, el día 29 de marzo de 2020, presididas por el padre Gonzalo Barón y concelebrada por el padre Laureano Barón y otros cuatro sacerdotes.

El padre Hernando Barón era tío abuelo de dos sacerdotes de la arqui diócesis de Bogotá: Gonzalo Barón Gallo y Laureano Barón Casas.

El padre Gonzalo lo recuerda de la siguiente manera: “Recuerdo con mucho cariño a Hernando cuando llegaba a la casa de los abuelos pa ternos en Chía. Un sacerdote en su Buick, de visita al primo Enrique, después de bajar con su inconfundi ble sotana ( de ella decía que sería su mortaja y que le permitía guardar sus divinas redondeces), cerraba el

carro casi único en Bogotá, (el cual cambió en un trueque desigual por un Mazda pequeño, diciendo que lo hacía porque cuando él llegaba, to dos decían qué carro tan bonito y no decían allí llegó el Padre Hernando y esto le causaba resquemores y no era bien visto por los fieles y no que ría escandalizar). Nos deleitábamos con su increíble conversación, se go zaba con su cámara tomando fotos y guardando recuerdos, y era genial verlo gozando con las colaciones y viandas que la abuela María le pre paraba con generosidad para hacer que su visita fuera más larga y pu diéramos compartir sus anécdotas que, por mil, las tenía”.

“En mi ordenación llegó con un presente que aún conservo con todo cariño: su cáliz de viaje, como me dijo, el que él usaba cuando tenía que celebrar fuera de la parroquia. Un cáliz de plata que se desarmaba para guardar. En sus últimos años, con mi padre, solíamos visitarlo al lado del hospital de La Hortúa, “Mi Casa”. Allí desgastándose lentamente, intenta ba mantener su mente lúcida como siempre fue y cuando podía contarle algo de mis parroquias o trabajo con jóvenes, siempre tenía una palabra oportuna, una crítica sutil y acertada y una mirada de fe. Siempre me sor prendieron sus llamadas inesperadas, para saber cómo estaba, preguntando por mi papá y los tíos, con quienes te nía una cercanía afectuosa y llena de amor”.

“Su sobrina Clemencia fue su fiel servidora, como Sancho Panza al lado del Quijote. Sin ella sus últimos años hubiesen sido muy difíciles. Se las arregló para hacerle la vida más llevadera hasta el fin. A ella, gracias por todo el cariño y dedicación”.

“Quiero dar gracias a Dios por Hernando y el ejemplo que Dios nos dio por medio de su vida, a Laureano Barón, mi primo cura, y a este cura”.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 21

Notas arquidiocesanas

Formar sacerdotes hoy

El pasado 28 de febrero, en el se minario misionero arquidiocesano Redemptoris Mater de Bogotá, se reu nieron más de 25 sacerdotes entre rec tores de seminarios, casas de formación religiosa y hermanos consagrados, en el primer encuentro del año de OS COL-zona 6.

Para iniciar el año 2020, la Organiza ción de Seminarios Mayores de Colom bia, OSCOL, Zona 6, convocó rectores de seminarios o responsables de la for mación de comunidades religiosas de la zona 6 que representan los departa mentos de Boyacá, Cundinamarca y Meta, para su primer encuentro forma tivo donde el tema de meditación fue el mundo de los jóvenes y como llegar a ellos. La reflexión puntual puesta sobre la mesa fue la de la “Cultura juvenil y formación sacerdotal”, a cargo del padre Andrés Pérez Lizarazo, coordinador del equipo para la evangelización de la juventud, de la arquidiócesis de Bogotá.

Habitar el mundo de los jóvenes

El padre Andrés Pérez, exhortó a las diferentes comunidades religiosas allí representadas y rectores de semina rios, a realizar con respeto y serenidad, un examen de la propia y más cercana realidad juvenil, para poder así discer nir guiados por el Espíritu Santo, los carismas pastorales más adecuados en la formación actual de quienes serán los próximos sacerdotes. Los rectores de seminarios presentes y coordinadores de las diferentes comunidades religiosas se mostraron atentos y participativos de estas enseñanzas y se comprome tieron a analizar sobre la importancia de nuevas pedagogías de formación. Así mismo, dentro de la solidaridad y fraternidad que los caracteriza se fija ron algunas metas, una de estas es la de conocer mejor el mundo juvenil en los tiempos de hoy, para poder ofrecer mejores acompañamientos en todos los procesos formativos, a los jóvenes.

Circula el Directorio de la vida consagrada

Monseñor Alejandro Henao, coordi nador para la vida consagrada en la arquidiócesis de Bogotá, acaba de ter minar la primera versión del directo rio de institutos de la vida consagrada, publicación que ha sido entregada a todas las parroquias arquidiocesanas y a las diversas comunidades que apa recen registradas en este volumen.

La construcción de este Directorio res ponde a uno de los programas de la Coordinación de la Vida Consagrada, que como proyecto responde a un tra bajo sobre cuatro acciones y pretende que los sacerdotes diocesanos y los consagrados se conozcan mejor, se co muniquen mejor, se colaboren en todo lo posible y se valoren mutuamen te con el fin de hacer la tarea común: evangelizar.

Para facilitar las acciones anteriores se pensó que hacer un directorio po dría facilitar, no sólo el conocimiento, sino el reconocimiento mutuo, pero un directorio que sobrepasara el simple listado de comunidades.

En un principio, y de manera ambicio sa, se pensó en incluir el fundador, la historia de su presencia en Colombia, el carisma, las acciones y obras para hacer visible la Vida Consagrada en la Arquidiócesis.

Hacer la recolección de estos datos fue un trabajo ingente. El sólo recabar los datos ya era un trabajo enorme, organizar y depurar la base de datos, ni se diga. De otro lado, la movilidad de los consagrados es altísima, así que, la casa que funcionaba al final de año, al iniciarlo ya no estaba; el prior de hace un año fue cambiado; el pá rroco fue destinado a otra labor en la comunidad, etc. El problema es que

no siempre se avisa a la curia, en don de hay una oficina muy organizada y presta al servicio.

El proceso fue diseñado de tal manera que los arciprestes de vida consagra da, que hay uno desde hace cuatro años en cada Vicaría, se dieron a la tarea de visitar, una por una, las casas de cada comunidad de la que se tuvie ron noticias, ellos de manera personal y los laicos que conforman los equi pos de comunión y participación.

Durante el trabajo se encontró de todo. Desde la colaboración entusias ta y absoluta hasta la desconfianza o el desconocimiento. Pero en general, la buena disposición llenó el ambien te. Como dato curioso, en algunas ca sas recibía la hermana que no tenía los datos suficientes, o cada casa daba razón diferente del carisma.

Omar Olaya, Alexandra Aceros, Dia na Guzmán y Diana Suárez fueron pi lares fundamentales en la construc ción técnica y depuración de la base de datos para que el ISPA (Instituto San Pablo Apóstol) imprimiera esta primera edición.

El Directorio, presenta además, una ex plicación, desde el Derecho Canónico, de aquello que caracteriza y permite establecer las diferencias entre los Ins titutos de Vida Consagrada, las Comu nidades Religiosas, los Institutos Secu lares, las Sociedades de Vida Apostólica y las Asociaciones de Fieles.

Monseñor Henao es consciente de lo mucho que aún falta por hacer, por eso invita a comunicar datos y precisiones al correo:

vic_religiosos@arquibogota.oarg.co

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Jubileo de Oro

de la Universidad Católica de Colombia, en Bogotá

Con una solemne Eucaristía, presidida por el señor cardenal Rubén Salazar y celebrada en la sede “el Claustro”, se dio inicio al año Jubilar, concedido por el papa Francisco a la Universidad Católica, con motivo del 50 aniversario de su fundación

La Universidad Católica es una institución universitaria confesional en un mundo cada vez más secular y alejado de la Iglesia. Por eso es tan importante la doble celebración que está viviendo: el aniversario cincuenta de su creación y el Jubileo que le concedió el papa Francisco.

La Universidad nació en el año 1970, justo en marzo, como una Institución Católica que reconoce a la Iglesia Católica como intérprete legítima de la doc trina de Cristo. Su misión educativa tiene como centro la persona humana, en cuanto criatura hecha por Dios, a su imagen y semejanza; reconoce a la Iglesia Católica como maestra y cabal intérprete de su doctrina y se declara su adicta y fiel colaboradora en la enseñanza de la verdad y de las ciencias al servicio del hombre y de los intereses de la comunidad

El año pasado (2019) recibió la Acreditación Institucional, lo cual la posicio na en el grupo de las mejores instituciones de educación superior en el país.

La celebración del pasado martes (marzo 3 de 2020) se llevó a cabo en la hermosa capilla de “El Claustro”, que tiene alrededor del presbiterio uno de los murales más grandes del país, realizado por el maestro Leonel Ortiz Vallejo, allí se reunió la comunidad para celebrar los cincuenta años de la fundación, pero también para conocer que el Papa les había otorgado la Indulgencia Plenaria Jubilar, con motivo de tan importante aniversario y de la confesionalidad ins titucional.

La Universidad tiene dos capellanes de la arquidiócesis de Bogotá, los padres Germán Chaves y Eduar Bonila, quienes han conseguido un brindar un gran servicio a la comunidad educativa, no solamente a través de los sacramentos, también con la presencia, la compañía y la creación de comunidades de fe en los distintos estamentos educativos, administrativos y que se han extendido a las familias.

El cardenal Rubén Salazar explicó en su homilía dos aspectos relacionados con la celebración, el jubileo como momento de gozo y de gracia y el Padre Nuestro, la oración del cristiano, que se había leído en el evangelio.

Al finalizar la ceremonia eucarística el rector, doctor Francisco Gómez leyó la bula, por la cual el Papa decreta el Jubileo para la comunidad de la Universidad Católica.

Notas

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 23
arquidiocesanas

Nunca nos habíamos sentido a la vez tan necesarios y tan superfluos, tan llamados a la acción y tan atados de manos. Tal vez sea una valiosa lección para nuestro activismo, nuestras urgencias creadas y nuestros deseos de controlarlo todo.

Los signos de los tiempos

The Cloud of Unknowing, ese notable texto anónimo in glés, posiblemente del siglo XIV (tiempo de gran sufri miento para Europa), postula el fundamento necesario de la humildad para el desarrollo del conocimiento. A cada paso, ante las diversas experiencias y aprendizajes, el alma humana reconoce su pequeñez y, en muchas ocasiones, su torpeza. A partir de allí, sin embargo, se edifica una forma más prudente y sencilla de entender la vida y actuar en con secuencia.

En esta rara época actual, ante acontecimientos inespera dos y la incertidumbre ansiosa de lo que sucederá siquiera a corto plazo, la conciencia nuestra como creyentes y pastores se enfrenta a interesantes desafíos que configuran todo un cambio de paradigma nocional y de exigencias comporta mentales.

En medio de las dificultades y tristezas que vivimos todos, quizá somos afortunados en vivir este momento en que la historia marca definitivamente una ruptura con lo que cono cimos hasta ahora. Es una mezcla de vértigo y de impulso a todo lo que podemos pensar, transformar y crear. Empezan do por la propia existencia.

Pero se requiere la humildad para ver las carencias y de bilidades de nuestros hábitos, estructuras y planes ante los virajes de la historia. A pesar de nuestras iniciativas grupales e individuales, todos nos vemos reducidos en muchos cam pos a la impotencia y a la inmovilidad. Nuestros proyectos e ideas se frenan abruptamente bajo el peso de las cosas. Los hechos de los días corrigen permanentemente nuestras en soñaciones y falsas seguridades.

Dietrich Bonhoeffer (1906-1945), en una época en que la Iglesia buscaba con ardor conservar su identidad y misión frente a la tiranía, escribía justamente sobre la exigencia de resistir con todas nuestras fuerzas a la fatalidad y al dolor, pero al mismo tiempo de dar testimonio de una total con fianza y sumisión a la voluntad de Dios. Son tiempos difí

ciles, en que mucho de lo que hacíamos y tomábamos por descontado, ahora simplemente no existe, se hace imposible o precisa de complejas rutas y protocolos. Nuestra vida qui zá se reduzca en muchos campos, pero es la hora propicia de la reflexión, la interioridad, la solidaridad y la conversión.

La confesión de la Providencia omnipotente que desvela nuestras debilidades y la inadecuación de nuestros esfuer zos, habrá de guiar nuestro itinerario en el futuro. Nuestros pasos serán cortos y prudentes, pero quizá más sopesados y cribados por la oración y el silencio. Es el tiempo también en que podremos descubrir lo más auténtico de nuestra voca ción en el mundo y la verdadera respuesta que la humanidad espera de nosotros como obreros del Evangelio.

Nunca nos habíamos sentido a la vez tan necesarios y tan superfluos, tan llamados a la acción y tan atados de ma nos. Tal vez sea una valiosa lección para nuestro activismo, nuestras urgencias creadas y nuestros deseos de controlarlo todo. Tendremos que comenzar muchas cosas desde cero, con recursos muy modestos y con un gran esfuerzo de la inteligencia, la imaginación, el talento y la sensibilidad. En un mundo que se ha transformado grandemente, el servi cio nuestro será menos el despliegue de lo que hacemos y tenemos, como el testimonio de una compañía humilde y prudente en la sociedad que clama por una espiritualidad de la justicia, la sobriedad, la comunión personal y la ética frente a la creación.

Toda una tarea que ahora vemos con claridad cuánto nos desborda. La Iglesia que somos, obviamente empobrecida y limitada en muchos aspectos, hoy se nos presenta como la humilde niña de la esperanza (Ch. Péguy), que guarda den tro de sí la incondicional confianza en la mano que la guía a través de la historia. Esta condición frágil y provisional de todo lo que vivimos como comunidad creyente será la más clara referencia hacia el Señor. En Él, y solo en Él, radica nuestra fortaleza (Sal 18).

Martín Gil ■ Presbítero ■ Párroco en Santa Gema Galgani
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El 27 de enero de 2013, en la Capilla de Nuestra Señora del Topo, tomaron posesión canónica los integrantes del cuerpo de canónigos de la Catedral Primada de Bogotá: los monseñores José Orlando Cruz Báez, Carlos Arturo Leal Barrera, Álvaro Vidales Bedoya, Pedro Vicente Rueda Alvarado, cardenal Rubén Salazar Gómez, Juan Miguel Huertas Escallón, Mauro Serrano Díaz, Jorge Alberto Ayala López, Rodrigo Sánchez García, y Sergio Raúl Pulido Gutiérrez.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 25 En imágenes

Comunidades religiosas

Es una de las frases de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores, quienes cumplieron más de 800 años llevando el mensaje de la Buena Nueva a los rincones más escondidos de todo el mundo.

La Orden de Predicadores, más conocida como dominicos, es una orden religiosa de la Iglesia católi ca, fundada por Santo Domingo de Guzmán en 1216. La Orden celebró en 2016 un año jubilar con el tema “Enviados a predicar el Evangelio”. Este Jubileo recordaba la publica ción de las Bulas promulgadas por el papa Honorio III hace 8 siglos, confirmando la fundación de la Or den en 1216 y 1217. Con la aproba ción, por parte del Papa, se cumplía el sueño del español Domingo de Guzmán quien, preocupado por los problemas del mundo y de la iglesia del momento, sintió la necesidad de crear una Orden cuyos miembros es tuvieran dedicados a la predicación, la contemplación, el estudio y la com pasión, para ayudar a los hombres y mujeres de cada tiempo.

Nacía así la Orden de Predica dores formada por frailes, monjas contemplativas y laicos, a la que se sumaron más tarde las hermanas de vida apostólica formando la Fami lia Dominicana, en total unos cien mil miembros. A lo largo de estos más de 800 años de historia la Or den ha contribuido a la expansión de la Palabra de Dios, a la formación en la fe, a la creación de Universidades,

a la gestación de los derechos huma nos. Además, han realizado grandes aportes a la historia de la Iglesia y a la historia de la humanidad, en campos como el de la justicia, la filosofía, la literatura, el arte, la ciencia y la geo grafía.

La Orden de Predicadores, orden apostólica, se dedica a conocer, con templar el mensaje revelado para luego trasmitirlo a los demás. Santo Tomás de Aquino sintetiza y conden sa nuestro carisma en la siguiente fór mula: Contemplari et conteplata allis tradere, Contemplar y llevar a los de más el fruto de la contemplación.

En la actualidad se conoce como los pilares de la orden: estudio, ora ción, vida común y predicación. En la Orden todo se encamina a la predica ción. El estudio, la oración y la vida común son solo medios para el ejer cicio de la predicación.

Presencia en Colombia

El primer dominico que llega al territorio colombiano fue fray Vicen te De Peraza, O.P., en 1520 segundo obispo de Santa María la Antigua del Darién y primero de Panamá.

Desde aquel año, la Orden se fue propagando por todo el territorio

Neogranadino, fundando escuelas, parroquias y conventos, donde se formaron los dirigentes del reino, se enseñaron las primeras letras y se cristianizó a la población.

Los frailes, acostumbrados a la vida conventual de España y formados en las mejores universidades de la época, supieron adaptarse a las condiciones precarias del nuevo mundo y apren dieron las lenguas indígenas.

La Universidad Santo Tomás fue una de las primeras obras apostólicas de los dominicos en la Nueva Gra nada. Erigida junto al convento de Santo Domingo en 1580, se encargó de los estudios superiores de la élite clerical y administrativa y cuando llegó la Independencia, orientó a sus alumnos para que hicieran causa co mún con el pueblo que pedía mayor autonomía de la corona.

Su prior en la actualidad es Fray Diego Orlando Serna Salazar, O.P., quien contó a Fraternidad algo de la historia de la Orden, su llegada a Colombia y la presencia que tienen en Bogotá.

Predicar siempre, en todas partes y en todos los sentidos”
26 - Fraternidad - Mayo de 2020

Posteriormente, se cambió el nom bre de la provincia dominicana de Colombia, nombrándole como pa trono a San Luis Bertrán.

Presencia de la Orden en Bogotá

Actualmente, la Orden de Predica dores hace presencia en Bogotá con conventos, parroquias, universidades y colegios.

Convento de Santo Domingo: Tiene como misión la formación de los estu diantes dominicos, tanto de Colombia como de otros países de Latinoaméri ca, en el Studium Generale San Alberto Magno. Además, en la capellanía y al gunas Decanaturas de la División de la Universidad Santo Tomás.

Convento de San José: La misión del Convento se centra primordial mente en la parroquia de Nuestra Se ñora de Chiquinquirá y la capellanía en la Clínica Marly, y de la Escuela Militar de Cadetes José María Cór dova. Desde el Convento se dirige y orienta el Colegio Parroquial de Nuestra Señora de Chiquinquirá y el Colegio Santo Tomás de Aquino, que pertenece a la Provincia. Tam bién hace presencia en la Universidad Santo Tomás, desde la Vicerrectoría Académica General y algunas Deca naturas de División.

Convento de San Alberto Magno: el Convento responde por la direc ción y administración de la Universi dad Santo Tomás. Además, es sede de la Curia Provincial y del Archivo de Provincia.

Universidad Santo Tomás: El 13 de junio de 1580, el papa Gregorio XIII

erige el Estudio conventual de Santa fé en Universidad Santo Tomás, co nocida como la Tomística, mediante la Bula Romanus Pontifex; nace así el Primer Claustro Universitario de Co lombia. Fue suprimida por el gobier no de Tomás Cipriano de Mosquera el 5 de noviembre de 1861. Restaura da el 7 de marzo de 1965, siendo fray Luis J. Torres, O.P. su primer rector. Erigida canónicamente el 23 de sep tiembre de 1965.

Colegio Santo Tomás de Aqui no: EI 10 de noviembre de 1573 su majestad Felipe II, mediante cédula Real autoriza a fray Juan Méndez O.P., la creación del Colegio de San to Tomás, primer colegio del Nuevo Reino y Decano de los colegios de Colombia. Fue clausurado por el go bierno de Tomás Cipriano de Mos quera el 5 de noviembre de 1861. Restaurado el 3 de julio de 1943. Ini ció clases el 7 de marzo de 1944 en la Sede del barrio Chapinero. Al res taurarse la Universidad Santo Tomás en 1965, el Colegio cambió de sede al norte de la ciudad.

Colegio Jordán de Sajonia: Escue la Apostólica desde 1883 en Chiquin quirá. Se traslada a Villa de Leyva en 1894 y, finalmente, a Bogotá en febre ro de 1948. Como continuación de la Escuela Apostólica San Vicente Ferrer que estuvo por un breve tiempo al sur de la ciudad, el 2 de febrero de 1954 se inaugura e inicia labores escolares el Seminario Apostólico Dominicano Jordán de Sajonia, contiguo al actual Convento de Santo Domingo de Bo gotá, siendo su primer rector fray José de Jesús Sedano González, O.P.

Parroquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá: En julio de 1919 se puso y se bendijo la primera piedra para la construcción del Templo Vo tivo. El 20 de agosto de 1948 se eri ge la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, siendo su primer párroco fray Juan Alonso Suárez, O.P. El templo parroquial fue inaugurado en octubre de 1959.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 27

Comunidades religiosas

Los padres Agustinos, de la mano de Nuestra Señora de Gracia

Los padres agustinos llegaron a la Nueva Granada, y a Bogotá, desde su misma fundación. Si bien al principio sólo eran los capellanes o acompañantes de algunas ex pediciones. Como el caso de fray Vicente de Requejada, que llegó a Bogotá con la expedición del alemán Nicolás de Federmán y asistió al famoso pleito por la “propie dad” de la fundación de la ciudad; un año después parti cipó como cofundador y párroco de Tunja

En 1533 llega la primera misión de los padres agustinos al territorio co lombiano, fueron siete y entre ellos se destaca la presencia del padre Agustín de Coruña, que llegó a ser obispo de Popayán, desterrado va rias veces por los encomenderos por ser defensor a ultranza de los indí genas, hoy está camino a los altares.

Evangelizadores de los indígenas, recibieron para su cuidado mu chas Doctrinas (en la Colonia, los encomenderos debían velar por la doctrina que se impartía a los indí genas a él encomendados; tenía que construir un templo y permitir su instrucción en la fe) en el territorio del oriente de Cundinamarca.

El padre Orlando Ibarra, que nació en Santander y fue ordenado presbítero en 2011 por monseñor Juan Vicente Córdoba, es magister en Teología de la Universidad Javeriana y rector del templo de san Agustín, habló con Fraternidad para contar la historia de su Orden en Colombia.

28 - Fraternidad - Mayo de 2020

“… se fundó el convento San Agus tín el 11 de octubre de 1575, tomando posesión del monasterio de Nuestra Señora del Carmen. Al principio se le dio el título de San Felipe, cambián dose pronto por el de San Agustín, al que se le dedicó la monumental igle sia con una capilla para la imagen de Nuestra Señora de Gracia y otra para la milagrosa efigie de Jesús Nazareno. La actual iglesia se comenzó entre los años de 1637 y 1640, cuando el con vento estaba bastante adelantado” (oala.villanova.edu).

Este emblemático templo, situado al costado sur de la Casa de Nariño, ha tenido una historia novelesca. Con la expropiación decretada por el presidente Mosquera (1845) pasó a ser, con el convento contiguo, lu gar de un batallón. En febrero de 1862 fue escenario de la batalla de su nombre y fue incendiado. Como el Ave Fénix resurgió de las cenizas, y es el templo más importante de la Orden en Bogotá.

Siguiendo el mandato de san Agustín, en la Provincia de Nuestra Señora de Gracia, se creó una de las universidades más antiguas del país: San Nicolás de Bari, que como casi todas las de su época tuvieron un prematuro fin por las guerras o los decretos presidenciales.

La Orden hoy mantiene una im portante presencia en diferentes lu gares del país. En Bogotá tiene dos colegios, de mucha historia y pres tigio, como son los Liceos de Cer vantes (Norte y Retiro) gestionados por uno de sus miembros insignes, el padre Cándido Barja. La Unicer vantes, que retomó el legado históri co de la Nicolás de Bari, y la parro quia Santa Mónica (conocida como Santa María de los Ángeles).

Su dedicación a la comunicación de la Palabra de Dios se ve en mu chos y diferentes ámbitos. La Emi sora Mariana acaba de cumplir 62 años y es una de las decanas de la radio católica.

Dichosos los que construyen la paz

La Fundación Kyrios es hija del amor. El padre Humberto Silva la creó para poder concretar su amor por el pró jimo: laicos, religiosos, consagrados… todo aquél que quisiera formarse en la fe, todo aquél que quisiera aprender a orar, a responder al amor del Padre.

En la Fundación Kyrios se respira un aire diferente, se vive de un modo más lento y amable, tal vez porque todo está impregnado de Dios, de su amor y paciencia, y también, del espíritu de su fundador, el padre Huberto Sil va, hombre de gran sabiduría, conoci mientos y sentido del humor.

“Dichosos los que construyen la paz” es el lema de la Fundación que ofrece vivir una experiencia transformadora en la vida del cristiano. Victoria An zola, odontóloga, teóloga, magistra en comunicación social con énfasis en análisis de medios, por mencionar solo algunos de sus estudios, es quien lleva las riendas de Kyrios, en cuanto a lo administrativo y docente; el padre Humberto Zapata Barbosa es el cape llán y director espiritual de los más de 170 estudiantes.

La Fundación ofrece diversos niveles de formación. Existe la modalidad de cursos libres creados para la forma ción permanente, en este nivel hay te mas como Psicología y vida espiritual; Marco antropológico de la fe; Herme néutica teológica; Espiritualidad; Nue vo Testamento; Cristología, Eclesiolo gía y Mariología.

Aquí se puede hacer la carrera profe sional en Teología, los egresados se han formado sobre tres pilares: el amor, la justicia y el servicio a los demás.

Los seminarios que se ofrecen tienen que ver con la Psicología del ser huma no. La afectividad, el amor y la sexua lidad son los ejes principales, todo con forme al Magisterio de la Iglesia y a las corrientes psicológicas de vanguardia.

Pero eso no es ni lo único ni lo más im portante: Kyrios se ha preocupado, a

través de la Escuela de la Palabra, de formar orantes, como diría san Felipe Neri: Los monjes de la calle. Y como uno de los fundamentos de esta insti tución es el servicio, existe el Centro de Conciliación, dirigido por la doctora Piedad Peñaloza, abogada canonista; quienes consultan no sólo son atendi dos a nivel jurídico, son remitidos al área de Psicología, según el caso, para ser ‘restaurados’ en su persona y rela ciones, de tal suerte que puedan conti nuar su vida en armonía.

Al entrar en la sede de Kyrios se encuentra una sencilla recepción desde donde personas sonrientes y acogedoras le pueden llevar a conocer el oratorio, lleno de iconos católicos, bellos y llenos de significado. En especial una imagen de la Virgen María en la poco conocida advocación de Nuestra Señora de la Contemplación. Bellísima representación de la niña judía que con su fiat nos permitió tener la salvación en Jesucristo.

Notas arquidiocesanas

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 29

Se inició en la arquidiócesis de Bogotá la formación y acompañamiento para quienes realizan un voluntariado social y evangelizador desde sus comunidades, parroquias y distintas pastorales y que trabajan para ayudar a los de más, a través de la Iglesia católica.

Grupos de voluntarios de diferentes edades, profesiones, disciplinas, estados de vida, comunidades, grupos de ora ción, se reunieron en el auditorio de la basílica menor de Nuestra Señora de Lourdes el fin de semana pasado, para compartir un momento de fraternidad y, a la vez, partici par en un seminario taller donde el tema central fue “El manejo del duelo”.

Voluntarios solidarios con la vida

Fue un taller formativo para este grupo, ya que el co nocimiento y manejo del duelo es importante para poder ayudar a quien lo necesita. “Dedicarnos tiempo primero a nosotros mismos para poder sanar nuestro corazón y así poder realizar un voluntariado profesional, eso sí, dando importancia a la parte espiritual, primero, porque sin Dios

no podemos hacer nada”. Aseveró la psicóloga Luz Marina Flórez Beltrán, de la pastoral de la salud del Centro Cami liano, quien condujo el seminario.

La sociedad de hoy requiere que se le dedique más tiempo a la escucha, ya que el diario vivir, las carreras, los compromisos, el stress y muchas actividades cotidia nas han hecho que el tiempo para hablar y ser escuchados cada vez sea menor.

Por esta razón, el voluntariado social que camina, se educa y trabaja a través de la arquidiócesis de Bogotá, tiene claro que un voluntario no puede servir sino está primero formado y con un corazón sano, para poder así brindar el apoyo a quienes recurren a una ayuda o a donde se llegue a servir en las pastorales que hay en nuestra ciudad como la de los habitantes de calle, las personas sumidas en las drogas, trabajadoras sexuales, entre otros.

Los voluntarios son personas que se caracterizan por tener un corazón lleno de gozo, alegría, de amor y, por su puesto de misericordia, para poder donarse a los demás.

Voluntariado evangelizador Exclusividad en orfebrería religiosa Calle 49 N o 17-32/38  Tels: 3403615 - 2857662  Cel: 321 2020020 email: info@golgama.com  www.golgama.com  Bogotá D. C., Colombia Talleres Golgama Ltda. Cálices  Copo nes  Custodias  Báculos  Sagrarios Candeleros  Ciriales  Restauraciones en general Notas arquidiocesanas 30 - Fraternidad - Mayo de 2020

Todo un éxito la segunda edición de Exposocial

La Red Misericordia es un pro yecto del Centro de Dimensión Social de la arquidiócesis de Bo gotá, el cual pretende agrupar a todas las fundaciones y organiza ciones sociales, distribuidas en las ocho vicarías territoriales de la Ar quidiócesis, para consolidar lazos de trabajo y colaboración mutua. De esta manera en el coliseo del Colegio Parroquial de Santa Isabel de Hungría, se reunieron el pasa do 28 de febrero, 49 fundaciones y organizaciones de carácter so cial presentes en la arquidiócesis de Bogotá y que hacen parte de la Red para participar de la segunda edición de Exposocial.

Para monseñor Jaime Mancera, vicario episcopal para la dimen sión social de la arquidiócesis de Bogotá la Exposocial es una gran oportunidad para poder recono cer y vincular a todas las organi zaciones en un trabajo conjunto “Son 49 organizaciones que se inscribieron para participar, con el objetivo de estrechar lazos y aprender a trabajar y caminar jun tos en sinodalidad, como el Papa nos lo ha recordado y que mues tren ese compromiso con las nece sidades de la ciudad”.

Se pretende que la Red siga cre ciendo, motivando a todas las or ganizaciones que aún no se han acercado para que hagan parte de ella y visibilizar la misericordia de Jesucristo.

Notas arquidiocesanas

Fueron alrededor de 49 fundaciones y organi zaciones las que parti ciparon en la segunda edición de Exposocial, la cual tuvo como objetivo crear lazos de trabajo y cooperación entre sí.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 31

...es un hecho que este sistema está en crisis y que cada vez más muestra su ineficacia para acompañar el encuentro de adhesión a la persona de Jesús.

Valor y fuerza del enfoque narrativo

En el proyecto arquidiocesano se ha una opción clara por la catequesis de adultos. Asumimos así un principio de reno vación del Directorio General para la Catequesis y de todo el Magisterio posterior, como de la misma investigación teoló gico pastoral: La catequesis de adultos es el principio orien tador y estructurador de las demás formas de catequesis en cualquier proyecto de evangelización.

Dada la condición de “débil adhesión a la persona de Jesús y su proyecto del Reino”, nos dimos a la tarea de analizar la pedagogía que ha acompañado hasta ahora nuestra catequesis y de revisar otras formas de hacer. Sobre lo primero hay que decir, que más allá de la eficacia de esta forma nocional, es colarizada y doctrinal que ha caracterizado nuestra práctica regular, es un hecho que este sistema está en crisis y que cada vez más muestra su ineficacia para acompañar el encuentro de adhesión a la persona de Jesús. De ahí los constantes llamados a superar la catequesis didáctica y asumir una catequesis de iniciación.

Sobre lo segundo, una pedagogía más acorde a las caracte rísticas teológicas y pastorales de la iniciación cristiana es la que se conoce como pedagogía narrativa. De ella se viene ha blando de tiempo atrás. Un referente cualificado es el número 5 de la revista Concilium del año 1973. En ese número autores reputados como Edward Schillebeeckx y Johann Baptist Metz reflexionan sobre la importancia y el valor para la significati vidad del anuncio cristiano de le teología narrativa, que a su vez se traduce en exegesis narrativa y en catequesis narrativa.

Tiempo después el documento sobre La interpretación de la Biblia en la Iglesia (1993) de la Pontifica Comisión Bíbli

ca reconoce y valore el análisis narrativo como uno de los métodos de análisis e interpretación de la Biblia junto los métodos histórico crítico, de análisis literario y los basados en la tradición. Sobre el narrativo afirma: La exégesis narra tiva propone un método de comprensión y de comunicación del mensaje bíblico que corresponde a las formas de relato y de testimonio, modalidades fundamentales de la comunica ción entre personas humanas, características también de la Sagrada Escritura.

Hoy día uno de lo más prestigiosos estudiosos del Concilio Vaticano II, Crhistoph Theobald, refuerza la idea de la impor tancia de la teología narrativa, del análisis narrativo y de la catequesis narrativa. Una de sus obras más conocidas en este campo es: El cristianismo como estilo. Un modo de hacer teo logía en la posmodernidad.

Podríamos citar y recomendar más fuentes de referencia para ver la importancia, el valor y la pertinencia del enfoque narrativo y de la catequesis bíblico-narrativa, asumida por la Arquidiócesis como pedagogía para la iniciación cristiana de adultos, pero que es adecuada para todas situaciones de ini ciación, e incluso para toda forma de anuncio. Pero si se hacen necesarias más fuentes, hay que revisar en detalle la guía de principios de catequesis bíblico-narrativa que publicó la vi caría de evangelización y que se entregó a todo el presbiterio junto con la guía de encuentros uno.

Todo ello muestra que esta opción por la catequesis na rrativa no es un capricho o una simple moda. Detrás de ella hay todo un camino de reflexión, investigación y discerni miento eclesial.

32 - Fraternidad - Mayo de 2020

Desde la Cancillería

Nombramientos

El señor cardenal

Rubén Salazar, arzobispo de Bogotá, ha hecho los siguientes nombramientos:

Curia Arzobispal

Al Ilustrísimo Monseñor Rafael Ignacio Cotrino Badillo, Ecónomo de la Arquidiócesis de Bogotá para un período de cinco años.

A los señores Luis Fernando Rodrí guez Naranjo y Jaime Garzón Riveros, miembros del Consejo de Asuntos Económicos de la Arquidiócesis de Bogotá.

Parroquias

Derogar el Decreto Arzobispal No. 1051 del 14 de diciembre de 2016, por el cual se erigió la Parroquia Santa Silvia.

Vicario Episcopal Territorial

Al Ilustrísimo Monseñor Yoany Víctor Cupitra Díaz, Vicaría Episcopal Terri torial del Espíritu Santo.

Párrocos

Al señor Presbítero Luis Salvador Barreto Arias, en la Parroquia San Alberto Hurtado, Vicaría Episcopal Territorial de La Inmaculada Concep ción.

Al señor Presbítero Edgar Enrique Galvis Higuera, en la Parroquia Nuestra Señora de las Nieves, Vicaría Episcopal Territorial de la Inmaculada Concepción.

Al Reverendo Padre Euclides Medina Blanco, C.Ss.R., en la Parroquia San Alfonso María de Ligorio, Vicaría Episcopal Territorial de La Inmacula da Concepción.

Al Reverendo Padre John Jairo Quinte ro Mazo, C.M., en la Parroquia Nues tra Señora de las Mercedes, Vicaría Episcopal Territorial de La Inmacula da Concepción.

Al Reverendo Padre Diego Augusto Vargas García, C.J.M., en la Parroquia Nuestra Señora del Monte Carmelo, Vicaría Episcopal Territorial Padre Misericordioso.

Administradores Parroquiales

Al señor Presbítero Faustino Torres Millán, en la Parroquia San Andrés Apóstol, Vicaría Episcopal Territorial Santa Isabel de Hungría.

Al señor Presbítero Wilber Gregorio Pabón Castellar, en la Parroquia San Marcos Evangelista, Vicaría Episcopal Territorial Santa Isabel de Hungría.

Rectores

Al Reverendo Padre Fray Nicolás Juvel Zuluaga Duque, O.A.R., en el Templo de La Candelaria, Vicaría Episcopal Te rritorial de La Inmaculada Concepción.

Al Reverendo Padre Fray Marco Amadeo Ramírez Feo, O.F.M. Cap., en el Templo de La Concepción, Vicaría Episcopal Territorial de La Inmacula da Concepción.

Al Reverendo Padre Hernando Gálvez, S.J., en el Templo Nuestra Señora de La Soledad, Vicaría Episcopal Territo rial de La Inmaculada Concepción.

Vicarios Parroquiales

Al señor Presbítero Eduardo Andrés Ávila Antonio, en la Parroquia San Pablo, con territorio asignado sector Torremolinos, Vicaría Episcopal Terri torial del Espíritu Santo.

Al Reverendo Padre Edward Julián Chacón Díaz, C.Ss.R., en la Parroquia San Alfonso María de Ligorio, Vicaría Episcopal Territorial de La Inmacula da Concepción.

Al Reverendo Padre José Gabriel Tarazona Celi, C.Ss.R., en la Parroquia San Alfonso María de Ligorio, Vicaría Episcopal Territorial de La Inmacula da Concepción.

Al Reverendo Padre Milton David López Mora, C.J.M., en la Parroquia Nuestra Señora del Monte Carmelo, Vicaría Episcopal Territorial Padre Misericordioso.

Al Reverendo Padre Nicolás Otero Rubiano, C.J.M., en la Parroquia Santa Bárbara – Usaquén, Vicaría Episcopal Territorial Padre Misericordioso.

Al Reverendo Padre Jorge Israel Gómez Otálora, O.P., en la Parroquia Nuestra Señora de Chiquinquirá, Vicaría Episcopal Territorial de Cristo Sacerdote.

Al señor Presbítero Manuel Guiller mo González Olivera, en la Basílica Menor Nuestra Señora de Lourdes, Vicaría Episcopal Territorial de Cristo Sacerdote.

Al señor Presbítero Jorge Caballero Rodríguez, en la Parroquia La Sagrada Familia, Vicaría Episcopal Territorial del Espíritu Santo.

Al Reverendo Padre Jesús Ariel Nieto Arias, C.SS.R., en la Parroquia San tísimo Redentor, Vicaría Episcopal Territorial de San Pedro.

Al Reverendo Padre César Elid Muñoz Pérez, O.C.D., en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen – Iglesia Santa Teresita, Vicaría Episcopal Territorial de Cristo Sacerdote.

Al Reverendo Padre Alejandro García Ramírez, O.C.D., en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen – Igle sia Santa Teresita, Vicaría Episcopal Territorial de Cristo Sacerdote.

Al Reverendo Padre Francisco Ale jandro Tobón González, O.C.D., en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen – Iglesia Santa Teresita, Vicaría Epis copal Territorial de Cristo Sacerdote.

Al Reverendo Padre Francisco Javier Jaramillo Jaramillo, O.C.D., en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen – Iglesia Santa Teresita, Vicaría Epis copal Territorial de Cristo Sacerdote.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 33

Capellanes

Al señor Presbítero Silvio Alejandro Pabón Rubio, Capellán en el Colegio Parroquial Adveniat, Vicaría Episco pal Territorial de San José.

Al señor Presbítero Alessandro Alessi, Capellán en el Liceo Parroquial San Gregorio Magno – SEAB, Vicaría Epis copal Territorial de La Inmaculada Concepción.

Al señor Presbítero Edgar Javier Bar bosa Morales, Capellán en el Gimna sio Monseñor Manuel María Camargo – SEAB, Vicaría Episcopal Territorial del Espíritu Santo.

Al Reverendo Padre Gustavo López Trujillo, C.S.V., Capellán en el Colegio Eucarístico – Villa Guadalupe de las Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento, Vicaría Episcopal Terri torial Padre Misericordioso.

Al señor Presbítero Iván Felipe Galin do Rodríguez, Capellán en la Facultad de Ciencias de la Salud y en la Facul tad de Ciencias Naturales y Matemá ticas de la Universidad del Rosario

Al señor Presbítero José Manuel De Freitas Solís, Capellán del Hospital Universitario Fundación Santa Fe de Bogotá, Vicaría Episcopal Territorial Padre Misericordioso.

Al Reverendo Padre José Alfredo Po veda Yanguma, S.S.S., Capellán en el Colegio Champagnat de los Hermanos Maristas, Vicaría Episcopal Territorial de la Inmaculada Concepción.

Al Reverendo Padre Cristian Duarte, C.M., Capellán en el Colegio de María Auxiliadora, (sede Carrera 13 No. 30 –99), Vicaría Episcopal Territorial de La Inmaculada Concepción.

Al señor Presbítero Carlos Santia go Granados Rocha, Capellán en el Colegio de Nuestra Señora del Buen Consejo, de las Religiosas Agustinas Misioneras, Vicaría Episcopal Territo rial Padre Misericordioso.

Al señor Presbítero Agustín Rodrí guez Trujillo, Capellán en el Colegio

de La Presentación – Sans Façon, Vicaría Episcopal Territorial Padre Misericordioso.

Al señor Presbítero Jair Galindo Velandia, Capellán en el Colegio de Nuestra Señora de la Presentación –Centro, Vicaría Episcopal Territorial de La Inmaculada Concepción.

Adscritos

Al señor Presbítero Miguel Ángel Bau tista Trujillo, Adscrito en la Parroquia María Auxiliadora (Convenio Inter diocesano), Vicaría Episcopal Territo rial de San José.

Al señor Presbítero Alexander Agu delo Barrera, Adscrito en la Parroquia Santa Bibiana (Convenio Interdioce sano), Vicaría Episcopal Territorial Padre Misericordioso.

Al señor Presbítero Over Alexander Moreno Gómez, Adscrito en la Parro quia Santa Isabel de Hungría (Conve nio Interdiocesano), Vicaría Episcopal Territorial del Espíritu Santo.

Al señor Presbítero Raúl Ortiz Toro, Adscrito en la Parroquia Santa Bibia na, Vicaría Episcopal Territorial Padre Misericordioso.

Al señor Presbítero Guillermo Ramí rez Rodríguez, Adscrito en la Parro quia La Visitación de Nuestra Señora, Vicaría Episcopal Territorial del Espíritu Santo.

Diáconos Permanente

Al diácono permanente Jorge Hernán Posada, Adscrito en la Parroquia Nues tra Señora de la Sabiduría, Vicaría Episcopal Territorial del Espíritu Santo.

Al diácono permanente Bernardo Ruiz Marín, Adscrito en la Parroquia San Tarsicio, Vicaría Episcopal Territorial Padre Misericordioso.

Arciprestazgos

Creación de los Arciprestazgos 3.6 y 3.7 en la Vicaría Episcopal Territo rial del Espíritu Santo, quedando la composición de las parroquias de la siguiente manera

-Arciprestazgo 3.6. Nuestra Señora de Belén

San Alberto Hurtado San Marcos Nuestra Señora del Carmen – Las Cruces

San Javier Jesucristo Luz del Mundo Arciprestazgo 3.7. Santa Helena

San Roque Hospital San José El Sagrado Corazón de Jesús – Voto Nacional Nuestra Señora de los Dolores

Modificación de la numeración y reorganización de la composición de las parroquias de la Vicaría Episcopal Territorial de Inmaculada Concepción de la siguiente manera

-Arciprestazgo 1.1. San Diego Nuestra Señora de las Angustias Nuestra Señora de las Nieves San Victorino – La Capuchina La Veracruz La Catedral de Bogotá –San Pedro Santa Bárbara – Centro Santa María de la Libertad Iglesia San Juan de Dios Iglesia San Ignacio Templo La Concepción Templo San Francisco Templo San Agustín Templo La Candelaria Templo La Tercera Santuario Nuestra Señora del Carmen

-Arciprestazgo 1.2. Nuestra Señora de la Peña Nuestra Señora de Egipto Nuestra Señora de las Aguas Jesucristo Obrero Santuario de Monserrate

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Santuario Nuestra Señora de Guada lupe y Nuestra Señora de la Peña

-Arciprestazgo 1.3. Nuestra Señora del Sagrado Corazón Santa Ana

El Espíritu Santo San Alfonso María de Ligorio San Miguel Arcángel Santos Ángeles Custodios

- Arciprestazgo 1.4. San Gregorio Magno Nuestra Señora de las Mercedes La Sagrada Pasión Santa Teresita del Niño Jesús San Pedro Claver María Reina

- Arciprestazgo 1.5.

Nuestra Señora del Pilar Santos Cosme y Damián La Epifanía

Las Bienaventuranzas Jesús Nazareno Santo Tomás Apóstol

- Arciprestazgo 1.6. Beato José Allamano La Transfiguración Los Doce Apóstoles San Celemente Mártir San Rafael Arcángel San Bernabé Apóstol María Madre de Dios

- Arciprestazgo 1.7.

María Auxilio de los Cristianos Santa Águeda Santa Matilde

San Pedro de Alcántara Santa María Soledad Torres Acosta San Lucas Nuestra Señora de las Lajas Nuestra Señora de la Consolata

Arciprestes

Al señor Presbítero Juan Rafael Rueda Carvajal, en el Arciprestazgo 1.2.

Al señor Presbítero Guillermo Andrés Rodríguez Giraldo, en el Arciprestazgo 1.4.

Al señor Presbítero Benito de Jesús Mesa Ramírez, en el Arciprestazgo 1.5.

Al señor Presbítero Nelson Fernando Medina Rueda, en el Arciprestazgo 1.6.

Al señor Presbítero Julián Andrés Mo reno Rodríguez, en el Arciprestazgo 1.7.

Al Reverendo Padre Mauricio Monroy Cáceres, C.Ss.R., en el Arciprestazgo 2.1.

Al Ilustrísimo Monseñor Darío Álva rez Botero, en el Arciprestazgo 2.3.

Al Reverendo Padre Fabián Enrique Velásquez Ibáñez, S.S.S., en el Arci prestazgo 2.7.

Al señor Presbítero Hernán Javier Her nández Ruiz, en el Arciprestazgo 3.1.

Al señor Presbítero Fabio de Jesús Sepúlveda Cardona, en el Arcipres tazgo 3.6.

Al Reverendo Padre Javier de Jesús Loaiza Gómez, M.I., en el Arciprestaz go 3.7.

Al señor Presbítero Yarolt Dalberto Contreras Morantes, en el Arcipres tazgo 4.1.

Al señor Presbítero Pablo José Tovar Arias, en el Arciprestazgo 4.7.

Al Reverendo Padre Marti Colom Marti, para la Vida Consagrada de la Vicaría Episcopal Territorial de San Pablo.

Al señor Presbítero Pedro Nel Cancino Useda, en el Arciprestazgo 7.6.

Al señor Presbítero Mauricio Herrada Mazo, en el Arciprestazgo 8.2.

Al Reverendo Padre Edgar Gómez Sal cedo, I.M.C., en el Arciprestazgo 8.4.

Al señor Presbítero John Dairo Laguna Barreto, en el Arciprestazgo 8.5.

Al señor Presbítero Jorge Eliécer Arias Toro, para la Vida Consagrada de la Vicaría Episcopal Territorial Santa Isabel de Hungría.

Ratificar

- Vicaría Episcopal Territorial de la Inmaculada Concepción

Al señor Presbítero Jorge Gonzalo Marín García, Arciprestazgo 1.1.

Al señor Presbítero José Hernando Gómez Ojeda, Arciprestazgo 1.3.

Al Reverendo Padre Jesus Orlando Iba rra Ochoa, O.S.A., para la Vida Consa grada de la Vicaría Episcopal Territo rial de La Inmaculada Concepción.

- Vicaría Episcopal Territorial de Cristo Sacerdote

Al Reverendo Padre Néstor Reinaldo Rojas Higuera, O.P., Arciprestazgo 2.2.

Al señor Presbítero Edgar Oswaldo Alarcón Manrique, Arciprestazgo 2.4.

Al Señor Presbítero Porfirio Ramírez Paredes, Arciprestazgo 2.5.

Al Señor Presbítero Roque Jacinto Rodríguez Sierra, Arciprestazgo 2.6.

Al Reverendo Padre Héctor Miguel Martínez Barrios, S.D.S., para la Vida Consagrada.

- Vicaría Episcopal Territorial del Espíritu Santo

Al señor Presbítero Pablo Enrique Pinzón Pérez, Arciprestazgo 3.2.

Al señor Presbítero Alberto Sanabria Parra, Arciprestazgo 3.3.

Al señor Presbítero Wilson Cobaleda Cárdenas, Arciprestazgo 3.4.

Al señor Presbítero Marcos Mauricio Cuéllar Díaz, Arciprestazgo 3.5.

Al señor Presbítero José Antonio Za pata Nole, para la Vida Consagrada.

- Vicaría Episcopal Territorial de San José

Al señor Presbítero Fredy Leonardo Herrera Fuentes, Arciprestazgo 4.2.

Al señor Presbítero Gabriel Enrique Méndez Álvarez, Arciprestazgo 4.3.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 35

Al Reverendo Padre Luis Carlos Rodrí guez Riveros, O.F.M., Arciprestazgo 4.4.

Al señor Presbítero José Gabriel Leguí zamo Díaz, Arciprestazgo 4.5.

Al señor Presbítero Danny Julián Ba rón Cortés, Arciprestazgo 4.6.

Al Reverendo Padre Jean Hérick Jas min, O.M.I., para la Vida Consagrada

- Vicaría Episcopal Territorial de San Pedro

Al Ilustrísimo Monseñor Alirio López Aguilera, Arciprestazgo 5.1.

Al señor Presbítero Julio César Monti lla Riveros, Arciprestazgo 5.2.

Al señor Presbítero Luis Alfonso Pardo Herrera, Arciprestazgo 5.3.

Al Reverendo Padre Luis María Carre ño Pérez, C.R.S. Arciprestazgo 5.4.

Al señor Presbítero Néstor Fernando Peña Rodríguez, Arciprestazgo 5.5.

Al Reverendo Padre Edgar Orlando Suárez, C.S.V., para la Vida Consagrada.

- Vicaría Episcopal Territorial de San Pablo

Al señor Presbítero Pedro Antonio Prado López, Arciprestazgo 6.1.

Al señor Presbítero Nicolás Francisco Garzón Reyes, Arciprestazgo 6.2.

Al señor Presbítero Jorge Alberto Sim baqueva Beltrán, Arciprestazgo 63.

Al señor Presbítero Jairo Salazar Gó mez, Arciprestazgo 6.4.

Al señor Presbítero William Arbey Zuleta Hincapié, Arciprestazgo 6.5.

Al señor Presbítero José Álvaro More no Moreno, Arciprestazgo 6.6.

Vicaría Episcopal Territorial Padre Misericordioso

Al señor Presbítero Franz Ricardo Monroy Castellanos, Arciprestazgo 7.1.

Al señor Presbítero Mauricio Baraya Gay, Arciprestazgo 7.2.

Al señor Presbítero Héctor de Jesús Arbeláez Arenas, Arciprestazgo 7.3.

Al Ilustrísimo Monseñor José Orlando Cruz Báez, Arciprestazgo 7.4.

Al señor Presbítero Diego Hernán Ramírez Arias, Arciprestazgo 7.5.

Al señor Presbítero Omar Enrique Cristancho Gómez, para la Vida Consagrada.

- Vicaría Episcopal Territorial Santa Isabel de Hungría

Al señor Presbítero Tomás Acevedo Porras, Arciprestazgo 8.3.

Al señor Presbítero Rafael Gerardo Rojas Ríos, Arciprestazgo 8.6.

Al Reverendo Padre Wilson Martínez Cuervo, C.J.M., Arciprestazgo 8.7.

Notarios Eclesiásticos

A la señora Yiliam Andrea Martínez Pérez, Notaria Auxiliar de la Vicaría Episcopal Territorial de La Inmacula da Concepción, exclusivamente para autenticaciones.

Consejo Presbiteral

A los señores Presbíteros José Gabriel Leguízamo Díaz y Yarolt Dalberto Contreras Morantes, miembros del Consejo Presbiteral en representación de la Vicaría Episcopal Territorial de San José.

Al señor Presbítero Jesús Guillermo Salazar Montenegro, miembro del Consejo Presbiteral en representación de la Vicaría Episcopal Territorial de San Pablo.

Al señor Presbítero Fabio de Jesús Sepúlveda Cardona, miembro del Consejo Presbiteral en representación de la Vicaría Episcopal Territorial del Espíritu Santo.

Comisión para la Formación Permanente del Clero

Al señor Presbítero Danny Julián Barón Cortés, en representación de la Vicaría Episcopal Territorial de San José.

Al señor Presbítero Jesús Guillermo Salazar Montenegro, en representa ción de la Vicaría Episcopal Territorial de San Pablo.

Al señor Presbítero José Hernando Gómez Ojeda, en representación de la Vicaría Episcopal Territorial de La Inmaculada Concepción.

Miembros de Junta Directiva

Al señor Presbítero Ricardo Pulido Aguilar, miembro suplente del Delegado del señor Arzobispo de Bogotá en la Junta Directiva de la Fundación San Antonio.

Al Ilustrísimo Monseñor José Orlan do Cruz Báez, miembro suplente del representante del Capítulo Metropo litano de Bogotá en la Junta Directiva de la Fundación San Antonio.

Al Ilustrísimo Monseñor Jaime Al berto Mancera Casas, Delegado del Señor Arzobispo en la Junta Directiva de la Fundación para la Construcción de la Paz – FICONPAZ.

Al Ilustrísimo Monseñor Yoany Víctor Cupitra Díaz, representante del señor Arzobispo de Bogotá en la Junta Direc tiva de la Fundación Instituto Tecno lógico del Sur.

Al Ilustrísimo Monseñor Yoany Víctor Cupitra Díaz, representante del señor Arzobispo de Bogotá en la Junta Direc tiva del Instituto San Pablo Apóstol.

Al Ilustrísimo Monseñor Yoany Víctor Cupitra Díaz, miembro principal en la Junta Directiva de la Fundación Obra de Nuestra Señora de Fátima.

Otros

Al señor Presbítero Leonardo Cárde nas Téllez, Promotor de Justicia en la Causa de Canonización del Siervo de Dios Enrique Alberto Higuera Barrera.

Bogotá, 17 de marzo de 2020.

36 - Fraternidad - Mayo de 2020

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