Revista Fraternidad Vol.9

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Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 1 La Iglesia en obras Fundación Monseñor Valenzuela Balén 31 Expocatólica 24 Conversaciones Su eminencia cardenal Pedro Rubiano Sáenz, arzobispo emérito de Bogotá 16 Perfiles Padre Wifran Oyola 20 Detrás del Pastor La Iglesia en un momento de crisis 4 Conociendo la curia 11 Breves de la curia 12 Historias d e vida Padre Luis Eduardo Córdoba Torres 14

¿Cuánto debe durar un párroco?

“¿Pero si el padre Wenceslao no llevaba sino tres años en la parroquia y ya lo cambiaron?” “El padre Wenceslao ya lleva seis años de párroco, pero ojalá no nos lo quiten”. “Yo ya estoy de salida pues llevo cinco años y por eso es mejor no hacer muchas cosas más”. “Vamos a ver qué alcanzo a hacer en estos pocos años que estaré aquí”.

Estas y otras frases son usuales hoy cuando se dan los traslados de los sacerdotes. En general la sensación, tanto en muchos sacerdotes como en buena parte de los feligreses, es que hoy en día un párroco dura muy poco o que los cambian dema siado. Todo es relativo. Si al párroco le ha ido bien en su misión pastoral, seis años son muy poco. Si no ha tenido empatía con la comunidad, es tiempo largo. Pero también es cierto que, en las comunidades, en los barrios y en los pueblos existe la idea de que el párroco es parte de todos y quizás sería natural que permaneciera allí bastante tiempo.

Aunque la forma como transcurre la vida pastoral hoy en día es bastante diferente a lo que sucedía hace varios años, no sobra echar una mirada a la historia del des empeño sacerdotal en Bogotá para descubrir muchos ejemplos de los frutos de una misión por largos años. Los ejemplos abundan. El padre Sebastian Bonjorn con su Fundación Tecnológico del Sur y sus obras anexas. El padre Siervo de Jesús Cruz en la parroquia San Luis Beltrán del barrio El Polo. El padre Jesús María Marulanda en los barrios Claret e Inglés, con su parroquia del Inmaculado Corazón de María. El padre Julio Sánchez en su parroquia de Santa Bibiana y su colegio Emilio Va lenzuela. El padre Agudelo en el barrio Quiroga. Monseñor Agustín Gutiérrez en Fómeque. Monseñor José Ignacio Ortega en Santa Rita, barrio El Country. El padre Valencia en La Victoria. En fin, hay infinidad de casos en que una larga estadía, ca racterizada por el celo pastoral, da frutos que perduran en la comunidad por años y generaciones. El asunto de fondo es cuánto tiempo y trabajo se requiere para co nocer una comunidad y de este modo poder hacer una misión de fondo en ella. En la actualidad, con las ocupaciones interminables de las personas, con los conjuntos cerrados, con la cantidad absurda de tiempo que se toma en Bogotá el transporte, conocer las comunidades es todavía tarea más compleja y lenta. Con frecuencia a los párrocos les toma mucho tiempo ir de conjunto en conjunto o de barrio en barrio para poder sembrar la acción pastoral. El trabajo es agotador y exigente. Y si lo es en sentido físico, lo es aún mayor en el acompañamiento de sus fieles en el desarrollo de la vida, pues en seis años o cosa parecida, alcanzan a suceder algunas cosas, pero muy pocas respecto al ciclo vital de una persona. Cuando los sacerdotes permanecían prácticamente toda la vida en una misma parroquia, se convertían en puntos de referencia muy importantes para las personas, las familias, los barrios. Ahora son como un rayo que ilumina un instante de la vida de una comunidad y de pronto desaparece: “se lo llevaron”, dice la gente.

Lógicamente que todo este asunto hay que ponerlo en el contexto general de una arquidiócesis como la de Bogotá, llena de necesidades y en la cual, seguramen te para el arzobispo, el tema no es solo de fechas, sino que muchos otros facto res entran en juego, algunos de conocimiento público, otros no tanto. Pero parece conveniente hoy en día abrir la amable discusión sobre este tema de los tiempos de duración de los párrocos, pues sí se deja oír un eco lejano que pregunta por la rapidez con que las parroquias hoy cambian de pastor. Como en todo matrimonio, si el esposo, en este caso el párroco, es un pastor entregado, apostólico y santo, que solo Dios deshaga esa unión. Pero si el esposo no salió tan diligente, que el obispo le ponga remedio. Y sin embargo lo más importante es que el sacerdote siempre y en todo lugar sea fiel reflejo de Cristo, el Buen Pastor. Todo lo demás es relativo.

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Abrir las puertas de los templos

La parroquia Santos Cosme y Damián, ubicada dentro del conjunto Centro Urbano Antonio Nariño -CUAN, ahora abre las puertas del templo todos los días para permitir un espacio de oración, de escucha y, por supuesto, de encuentro con los feligreses

La vida de esta parroquia revivió por dentro y por fuera. Se renovó la fachada, las luces se prendieron, todos los lugares de acceso y entradas se abrieron. Hay un parqueadero gran de y limpio, con jardines, en donde se respira un ambiente acogedor y seguro para quienes acuden con niños, y hasta con mascotas, a las eucaristías diarias o el fin de semana. Hay espacio para todos.

El pasado Miércoles de Ceniza fue inaugurada la Capilla de Contemplación, lugar especial para el Sagrario.

Comunidad activa y receptiva

La parroquia Santos Cosme y Damián, geográficamente, está sobre la Avenida de las Américas # 33-20. Pertenece a la localidad de Teusaquillo. Tiene un legado de 60 años, cuando fue construido el conjunto Centro Urbano Antonio Nariño –CUAN-. Aquí ya existe una comunidad católica comprometida, de edad adulta.

Además, son sus feligreses Corferias y el centro de Convencio nes Ágora, las residencias universitarias y de profesores de la Universidad Nacional y la comunidad del barrio Gran Amé rica. Allí se encuentran muchas familias jóvenes, con niños y estudiantes, que se están integrando a la vida parroquial.

¿Quién es el nuevo párroco?

Desde el mes de diciembre del 2018, monse ñor Gabriel Londoño Sepúlveda, anterior pá rroco de la Basílica menor de Nuestra Señora de Lourdes, pastorea la comunidad de la San tos Cosme y Damián.

Monseñor Londoño es oriundo de Salamina, Caldas, tiene 58 años y fue ordenado en 1986 por monseñor Bernardo Arango e incardina do en la arquidiócesis de Bogotá el 17 de mayo de 2013.

Dentro de algunos de sus oficios eclesiásti cos podemos resaltar que es el exorcista de la arquidiócesis de Bogotá, ha sido arcipres te, miembro del Consejo Presbiteral, coordi nador arquidiocesano de vida consagrada, párroco en Nuestra Señora de las Nieves, en Santa Magdalena Sofía Barat, en San Alfonso María de Ligorio y vicario para la vida reli giosa, asociaciones y movimientos laicales, entre otros.

Está feliz pastoreando este nuevo rebaño. Encontró a su llegada a esta parroquia una comunidad receptiva que responde al llama do cuando se le convoca.Monseñor Londoño, hace su trabajo con amor, ahínco y cum pliendo metas dentro del Plan de evangeliza ción de la arquidiócesis de Bogotá. F

Parroquias

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá
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La Iglesia en un momento de crisis

Responsabilidad del obispo enfrentar los conflictos y las tensiones y actuar decididamente

Texto completo de la intervención del cardenal Salazar en la cumbre sobre abusos, en Roma

Introducción y contextualización

A lo largo del día estamos respondiendo a una pregunta muy concre ta frente a la crisis que estamos viviendo en la Iglesia. ¿Cuál es la res ponsabilidad del obispo? Para poder comprender esta responsabilidad y asumirla es indispensable tratar de categorizar, en la medida de lo posi ble, la naturaleza de la crisis.

Un análisis somero de lo que ha sucedido nos permite constatar que no se trata solo de desviaciones o patologías sexuales en los abusadores, sino que hay una raíz más honda que es la tergiversación del sentido del ministerio convertido en medio para imponer la fuerza, para violar la conciencia y los cuerpos de los más débiles. Esto tiene un nombre: cle ricalismo.

También al analizar la forma como en general se ha respondido a esta crisis descubrimos que hemos manejado una comprensión equivocada de cómo ejercer el ministerio que ha llevado a cometer serios errores de autoridad que han agigantado la gravedad de la crisis. Esto tiene un nombre: clericalismo.

Es esta realidad la que el santo Padre Francisco describe en su carta al pueblo de Dios en agosto del año pasado: “Esto se manifiesta con clari dad en una manera anómala de entender la autoridad en la Iglesia -tan común en muchas comunidades en las que se han dado las conductas de abuso sexual, de poder y de conciencia- como es el clericalismo... De cir no al abuso, es decir enérgicamente no a cualquier forma de clerica lismo”.

Palabras claras que nos urgen a ir a la raíz del problema para poder en frentarlo. Pero no es fácil “decir enérgicamente no a cualquier forma de clericalismo” porque es una mentalidad que ha calado en nuestra Igle sia a lo largo de los tiempos y que, casi siempre, no somos conscientes de que subyace a nuestra manera de concebir el ministerio y de actuar en los momentos decisivos. Esta constatación significa que se hace ne cesario desenmascarar el clericalismo subyacente y lograr un cambio de mentalidad; lo cual, expresado en términos más precisos, se llama conversión.

Nuestra responsabilidad se expresa fundamentalmente en una co herencia minuciosa entre nuestras palabras y nuestras acciones. Es necesaria una revisión a fondo de la mentalidad que está detrás de las palabras para que nuestras palabras y acciones sean aquellas que co rrespondan a la voluntad de Dios en este momento de la Iglesia.

Esta invitación a la conversión se dirige a toda la Iglesia, pero, en primer lugar, a nosotros que somos sus pastores.

Detrás del Pastor
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1 1. La responsabilidad del obispo como pastor

Como Obispos, nuestra responsabilidad empieza, por lo tanto, en acre centar permanentemente la concien cia de que, por nuestra propia cuenta, no somos nada, no podemos nada, ya que no somos nosotros los que hemos elegido el ministerio sino que es el Se ñor quien nos ha elegido (cf. Jn 15,16 -18) para hacer presente su salvación por la fuerza de la acción eclesial, sin empañar su presencia con la oscuri dad de nuestro contra testimonio.

Conscientes de esta tarea, tenemos que admitir que muchas veces la Igle sia -en las personas de sus obisposno supo y todavía, en ocasiones, no sabe comportarse como debe para afrontar con rapidez y decisión la cri sis provocada por los abusos. Muchas veces se procede como los asalariados que al ver venir el lobo huyen dejan do desprotegido el rebaño. Y se huye de muchas maneras: tratando de ne gar la dimensión de las denuncias presentadas, no escuchando a las víc timas, ignorando el daño causado en los que sufren los abusos, trasladan do a los acusados a otros sitios don de estos siguen abusando o tratando de llegar a compromisos monetarios

para comprar el silencio. Actuando de esa manera, manifestamos claramente una mentalidad clerical que nos lleva a poner el mal entendido bien de la ins titución eclesial sobre el dolor de las víctimas y las exigencias de la justicia; a poner por encima del testimonio de los afectados las justificaciones de los victi marios; a guardar un silencio que aca lla el grito de dolor de los victimizados con tal de no enfrentar el ruido público que puede suscitar una denuncia ante la autoridad civil o un juicio; a tomar me didas contraproducentes que no tienen en cuenta el bien de las comunidades y de los más vulnerables; a confiar exclu sivamente en la asesoría de abogados, siquiatras y especialistas de todo tipo descuidando el sentido profundo de la compasión y la misericordia; a llegar incluso a la mentira o a tergiversar los hechos para no confesar la horrible rea lidad que se presenta.

Una manifestación de esa mentalidad aparece también en la tendencia a afir mar que la Iglesia no está ni tiene por qué estar sometida al poder de la auto ridad civil, como los demás ciudadanos, sino que podemos y debemos manejar todos nuestros asuntos dentro de la Iglesia regidos únicamente por el de recho canónico, e incluso llegar a con siderar la intervención de la autoridad civil como una intromisión indebida que, en estos tiempos de creciente secu larismo, se ve con tintes de persecución contra la fe.

Tenemos que reconocer esta crisis a profundidad, a reconocer que el daño no lo hacen los de fuera sino que los primeros enemigos están dentro de nosotros, entre los obispos y los sacer dotes y los consagrados que no hemos estado a la altura de nuestra vocación. Tenemos que reconocer que el enemigo está dentro.

Reconocer y enfrentar la crisis -supe rando nuestra mentalidad clerical- sig nifica también no minimizarla afirman do que en otras instituciones suceden

El hecho de que se presenten abusos en otras instituciones y grupos y no justifica nunca la presencia de abusos en la Iglesia porque contradice la esencia misma de la comunidad eclesial y constituye una tergiversación monstruosa del ministerio sacerdotal que, por su propia naturaleza, debe buscar el bien de las almas como su supremo fin. No hay ninguna justificación posible para no denunciar, para no desenmascarar, para no enfrentar con valor y contundencia cualquier abuso que se presente al interior de nuestra Iglesia.

abusos a mayor escala. El hecho de que se presenten abusos en otras instituciones y grupos y no justifica nunca la presencia de abusos en la Iglesia porque contradice la esencia misma de la comunidad eclesial y constituye una tergiversación mons truosa del ministerio sacerdotal que, por su propia naturaleza, debe bus

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I. La responsabilidad del obispo a la luz del oficio recibido y su corresponsabilidad como miembro del colegio episcopal bajo la suprema autoridad de la Iglesia

Detrás del Pastor

car el bien de las almas como su su premo fin. No hay ninguna justifica ción posible para no denunciar, para no desenmascarar, para no enfrentar con valor y contundencia cualquier abuso que se presente al interior de nuestra Iglesia.

También tenemos que reconocer que el papel desempeñado por la prensa y los medios de comunicación y las redes sociales ha sido muy im portante en el ayudarnos a no sosla yar sino a afrontar la crisis. Los me dios de comunicación hacen en este sentido un trabajo de gran valor que es necesario apoyar. “Hablando de esta herida -dijo claramente el papa Francisco en su discurso de Navi dad a la curia-, algunos dentro de la Iglesia, se alzan contra ciertos agentes de la comunicación, acusándolos de ignorar la gran mayoría de los casos de abusos, que no son cometidos por ministros de la Iglesia -las estadísticas hablan de más del 95%-, y acusán dolos de querer dar de forma inten cional una imagen falsa, como si este mal golpeara solo a la Iglesia Católi ca. En cambio, me gustaría agradecer sinceramente a los trabajadores de los medios que han sido honestos y objetivos y que han tratado de desen mascarar a estos lobos y de dar voz a las víctimas. Incluso si se tratase solo de un caso de abuso -que ya es una monstruosidad por sí mismo- la Igle sia pide que no se guarde silencio y salga a la luz de forma objetiva, por que el mayor escándalo en esta mate ria es encubrir la verdad.”

Sin duda, es mucho lo que hemos hecho para enfrentar la crisis de los abusos. Sin embargo, si no hubiera sido por la insistencia valiosa de las víctimas y la presión ejercida por los medios de comunicación, tal vez no nos hubiéramos decidido a enfrentar como se ha hecho esta crisis vergon zosa. Es tan hondo el daño causado, es tan profundo el dolor infligido, son

tan inmensas las consecuencias de los abusos que han sucedido en la Igle sia que nunca podremos decir que hemos hecho todo lo que es posible hacer y nuestra responsabilidad nos lleva a trabajar todos los días para que nunca más en la Iglesia se presenten abusos y para que los que eventual mente se presenten reciban el castigo y la reparación que exigen.

tuamente en la toma de decisiones. Nuestra fortaleza depende, sin duda, de la unidad profunda que marque nuestro ser y actuar.

En el tratamiento de la crisis y en el proceso de conversión que debe emprender para poder enfrentarla, el obispo no está solo. Su ministerio es un ministerio colegial. Por su or denación episcopal, el obispo entra a formar parte del colegio formado por todos los sucesores de los apóstoles bajo la guía y autoridad del sucesor del apóstol Pedro. Más que nunca te nemos que sentirnos llamados a for talecer nuestros vínculos fraternos, a entrar en un verdadero discernimien to comunitario, a actuar siempre con los mismos criterios y apoyarnos mu

Para ayudarnos en esta tarea los papas nos han iluminado con sus pa labras y los diferentes dicasterios de la Curia Romana han emitido dispo siciones que nos muestran el camino que tenemos que recorrer. Ya sabe mos cómo hay que proceder, pero pa rece deseable que se ofrezca al obispo un “Código de Conducta” que, en armonía con el “Directorio para los Obispos”, muestre claramente cómo debe ser el proceder del obispo en el contexto de esta crisis. El papa Fran cisco con su carta apostólica en forma de motu proprio “Como una madre amorosa” nos presenta la exigencia de la actuación del obispo y de su remo ción en caso de una negligencia grave comprobada en estos casos. El “Códi go de Conducta” vendrá a clarificar y a exigirnos la conducta que es la pro pia del obispo. Su obligatoriedad será una garantía de que todos actuemos al unísono y en la dirección correcta, ya que nos permite tener un control claro sobre nuestra conducta y nos da las indicaciones concretas para los correctivos que sean necesarios. Será, además, una guía para la Iglesia y la sociedad que permitirá a todos mirar adecuadamente el proceder del obis po en los casos específicos y podrá darnos a todos la confianza de que se está actuando bien. Será, además, una forma concreta de fortalecer la comunión que nace de la colegialidad episcopal.

Nuestra fortaleza depende, sin duda, de la unidad profunda que marque nuestro ser y actuar.

La formación permanente del obis po ha sido una preocupación cons tante de la Iglesia. Los tiempos cam biantes plantean desafíos nuevos a los cuales el obispo debe responder y para ello es necesaria una actualiza ción permanente. En nuestro actuar frente a esta crisis necesitamos tam bién estar en proceso permanente de

1.2. La responsabilidad del obispo como miembro del colegio episcopal bajo la suprema autoridad de la Iglesia
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ser actualizados, formados, instrui dos, para que nuestra respuesta sea siempre la indicada y esto con carác ter obligatorio ya que tenemos que mostrar ante el mundo una perfecta unidad en la respuesta.

Una vez más la crisis se hace un llamado a una conversión que llegue hasta lo profundo de nuestro actuar eclesial. El encuentro que estamos vi viendo es un signo claro y una opor tunidad real para crecer en este espí ritu de comunión.

La responsabilidad del obispo se prolonga en la responsabilidad por la santificación de los presbíteros y con sagrados. Esta responsabilidad abar ca un amplio radio de acción porque debe ser entendida en el contexto de un proceso que empieza con el dis cernimiento de la vocación en los fu turos presbíteros y consagrados, con tinúa en la formación inicial y debe acompañar toda la existencia de los que han sido llamados a una vida de total dedicación al servicio de la Igle sia. A la luz de la crisis desatada por las denuncias de abusos sexuales por parte de los clérigos, esta responsabi lidad ha adquirido dimensiones espe ciales, en las que, la cercanía del obis po se hace imprescindible. El diálogo permanente -de amigo, de hermano, de padre- que permite al obispo co nocer a sus sacerdotes y acompañar los en sus alegrías y tristezas, en sus logros y fracasos, en sus dificultades y éxitos, es el camino permanente que el obispo debe recorrer en la relación con sus sacerdotes.

¿Y cuál es nuestra responsabilidad frente a los sacerdotes abusadores?

Toda denuncia debe desencadenar enseguida los procedimientos que están indicados tanto en el derecho canónico como en el derecho civil de cada nación, según las líneas-guía marcadas por cada conferencia episcopal.

Como obispos, debemos cumplir con nuestro deber de enfrentar ense guida la situación que se presenta a partir de una denuncia. Toda denun cia debe desencadenar enseguida los procedimientos que están indicados tanto en el derecho canónico como en el derecho civil de cada nación, según las líneas-guía marcadas por cada conferencia episcopal. Nos ayu dará distinguir siempre entre pecado sometido a la misericordia divina, crimen eclesial sometido a la legis lación canónica y crimen civil some tido a la legislación civil correspon diente. Son campos que no se deben confundir y que, cuando se distin guen y separan convenientemente, nos permiten actuar con plena justi cia. Hoy tenemos claro que cualquier negligencia de nuestra parte nos pue de acarrear penas canónicas, incluso la remoción del ministerio, y penas civiles que pueden llegar hasta ser condenados a prisión por encubri miento o complicidad.

A lo largo del proceso canónico, es fundamental que el acusado sea es cuchado. La cercanía bondadosa del obispo es un primer paso hacia la recuperación del culpable. El segui miento concienzudo de las líneas-guía trazadas por la propia conferencia episcopal permite al obispo trazar para su diócesis la ruta que se debe seguir en los diferentes casos de acusación de abuso por parte de un clérigo. Del cuidado especial que se tenga en esta implementación dependerá en buena parte que los procesos se puedan desa rrollar con plena justicia. Pero no bas ta enjuiciar y condenar al denunciado, cuando se compruebe la falta, sino que es necesario mirar también hacia su tratamiento para que no reincida.

La forma concreta como se im plemente la justicia en los diferentes procesos para enfrentar a los clérigos abusadores es una de las llaves maes tras para poder superar la crisis en lo que respecta a la salud de los presbi terios, ya que con frecuencia se oye decir, “¿Dónde están los derechos de los sacerdotes?” El hecho de que haya casos de sacerdotes y consagrados acusados no puede llevarnos, bajo ninguna razón, a justificar la actua ción indebida de aquellos que los han cometido. En las investigaciones pre vias, en los procesos canónicos y civi les que se han abierto, ha sido y debe ser siempre una preocupación el sal vaguardar los derechos inalienables de los posibles victimarios. Aún más, muchas veces ha sido el temor a vio lar esos derechos lo que ha llevado a actuaciones que más tarde han podi do ser calificadas como encubrimien tos y complicidades. Sin embargo, tenemos que tener claro que los de rechos de los victimarios -por ejem plo, a su buena fama, al ejercicio de su ministerio, a seguir llevando una vida normal al interior de la sociedad- no pueden nunca primar sobre los dere chos de las víctimas, de los más débi les, de los más vulnerables.

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II. La responsabilidad del obispo para con sus sacerdotes y consagrados

La responsabilidad del obispo para con el santo pueblo fiel de Dios

¿Cuál ha sido la reacción de los católicos frente al escándalo de los abusos por parte del clero y de los consagrados? La respuesta no puede ser unívoca, pero una vez más se ha constatado que para la inmensa ma yoría de las personas católicas o no católicas la Iglesia se identifica con los sacerdotes y consagrados. Es a la Iglesia a la que se le responsabiliza de lo acaecido. Esta realidad nos debe mover a lograr una cercanía creciente con el pueblo de Dios que está llama do a crecer cada día en su conciencia de pertenencia a la Iglesia y de sentir se corresponsable de ella.

En el contexto de esta cercanía al pueblo de Dios, hay que situar nues tro proceder para con las víctimas del abuso. Y nuestro primer deber es es cucharlas. Uno de los pecados origi nales cometidos al inicio de la crisis fue precisamente no haber escuchado con apertura de corazón a aquellos que denunciaban haber sido abusa dos por clérigos.

Escuchar a las víctimas empieza por no minimizar el daño causado y

el dolor producido. En muchos casos se llegó a pensar que el único motivo que impulsaba a las denuncias era el buscar compensaciones económicas. “Lo único que buscan es el dinero.”, se solía repetir. No hay duda de que a veces se orquestan acusaciones. No hay duda tampoco que en muchas ocasiones se ha tratado de reducir la reparación de las víctimas a una in demnización monetaria sin tener en cuenta el verdadero alcance de esa reparación. Y no hay duda de que también en muchas ocasiones, he mos cedido a la tentación de tratar de arreglar con dinero situaciones in sostenibles para acallar el posible es cándalo. Esta nefasta realidad no nos puede impedir, sin embargo, tomar conciencia de la responsabilidad seria y grave que nos corresponde en la re paración de las víctimas. El dinero no puede nunca reparar el daño causado, pero se hace necesario en muchos ca sos para que las víctimas puedan se guir los tratamientos psicoterapéuti cos que necesitan y que generalmente son muy costosos, algunos no han logrado reponerse al daño causado y no son capaces de trabajar y necesitan del apoyo económico para sobrevivir y para algunos el reconocimiento pecuniario se hace parte de un reco nocimiento del año causado. Es claro que estamos obligados a ofrecerles todos los medios necesarios -espi rituales, sicológicos, siquiátricos, so ciales- para la recuperación exigida.

La responsabilidad del obispo es muy amplia, abarca muchos campos, pero siempre es insoslayable.

Conclusión

San Juan Pablo II en el discurso a los cardenales americanos en el 2002 daba la dirección esencial que deben tener todos nuestros esfuer zos para superar la crisis actual: “Tanto dolor y tanto disgusto deben llevar a un sacerdocio más santo, a un episcopado más santo y a una Iglesia más santa.”

Con la ayuda del Señor y con nues tra docilidad a su gracia vamos a lo grar que esta crisis lleve a una pro funda renovación de toda la Iglesia con obispos más santos, más cons cientes de su misión de pastores y padres de la grey; con sacerdotes y consagrados más santos, más cons cientes de su servicio ejemplar para con el pueblo de Dios; con un pueblo de Dios más santo, más consciente de su corresponsabilidad de edificar permanentemente una Iglesia de co munión y participación, en donde los niños y adolescentes, y todas las personas, encuentren siempre un lugar seguro que propicien su cre cimiento humano y la vivencia de la fe. Así contribuiremos a erradicar la cultura del abuso en el mundo en que vivimos. F

III.
Cenizarios La parroquia Cristo Rey dispone de una bella cripta con cenizarios para la venta. Mayor información en el despacho parroquial: Transversal 18 No. 96-90 Teléfono: 2579144 Detrás del Pastor 8 - Fraternidad - Marzo de 2019Fr

El Seminario Mayor los acogió, fueron más 150 personas, diáco nos permanentes y sus esposas se reunieron en el Seminario para recibir la formación permanente. Se presentó la Ruta de acompaña miento de la Oficina del Buen Tra to a menores y los temas de la For mación Permanente, que estarán a cargo del padre Edwin Vanegas.

Con la llegada del nuevo director del Diaconado Permanente, mon señor Juan Álvaro Zapata, se ha bía creado una gran expectativa. Al primer encuentro de extendió una invitación a las esposas y a los eméritos. Dentro del plantea miento de lo que viene se dejó en la mesa que serán charlas comu nes y charlas específicas para las esposas, que el sitio de reunión se irá cambiando, de acuerdo con las necesidades y la disponibilidad. El padre Edwin Vanegas es el encar gado de la formación permanente del clero y como tal asumirá este espacio de formación diaconal.

Estuvo presente monseñor Luis Manuel Alí, quien presentó la Ruta de acompañamiento de la Oficina del Buen Trato a Meno res, entregó la cartilla “Entornos Protectores en la Iglesia” para ser estudiada con toda la atención. Monseñor Alí hizo énfasis en que el sacramento del orden es uno sólo y los diáconos son partícipes de él, son clérigos y les compete el mayor cuidado y respeto para los menores, también la prevención y, llegado el caso, la denuncia.

Se llevó a cabo un trabajo grupal, que reunió a los diáconos por la cercanía de su ordenación y se propusieron temas para la forma ción, entre los que se pueden des tacar la actualización en Teología Pastoral, en Doctrina Social de la Iglesia y Talleres de liturgia.

De la Escuela Diaconal

La Escuela del Diaconado Permanente inició su año de trabajo

Con la Lectio Inauguralis, a cargo del señor cardenal Rubén Salazar Gó mez, la presentación del nuevo consejo de formadores, la Eucaristía y el juramento de los profesores se dio inicio al nuevo año en la escuela del Diaconado Permanente en Bogotá.

La Lectio Inauguralis es una tradición universitaria que se remonta a la Edad Media europea y celebra el inicio de cada año lectivo con una conferencia ejemplar. En el inicio de este año, en la escuela diaconal, la conferencia estuvo a cargo del señor cardenal Rubén Salazar Gómez, ar zobispo de Bogotá.

El tema de la “charla” como la quiso llamar el Cardenal, giró en torno de tres puntos fundamentales sobre el diaconado tomados del texto de Hechos de los Apóstoles 6:1-6.

En primer lugar, resaltó que se trata de un ministerio nuevo, que sirve de una manera particular a la comunidad, servidores de la caridad, para el pueblo santo de Dios, en el mundo; por eso son casados, porque no se segregan del mundo, no se apartan del mundo.

Después, habló sobre la vocación específica del diácono, el cual ha sido llamado para el servicio de la caridad y para permanecer en el minis terio, sin pensar ni sentir que algo le falta, su ministerio es su plenitud vocacional. El diácono no es un cura que se quedó a mitad de camino, su vocación, su servicio y su vida son plenas en el servicio y la vida diaconal.

Finalmente, habló sobre la santidad, lo cual no es más que la respuesta generosa al llamado de Dios, es estar en el lugar que Él nos pide.

Después de la charla del Cardenal la comunidad diaconal participó en una Eucaristía, en la cual los profesores hicieron un juramento de fideli dad a la fe, la cual enseñarán con sus conocimientos y su vida.

También fue presentado el nuevo Consejo de Formadores el cual está conformado por los monseñores Jaime Mancera y Alejandro Henao; los padres Martín Gil, Edwin Vanegas, Ómar Cristancho, José Gabriel Mesa, OP. y Julián Moreno. F

Notas arquidiocesanas

Los diáconos permanentes se adelantaron y ya van a un nuevo ritmo
Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá
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Notas arquidiocesanas

El pasado sábado 23 de febrero se reunieron alrededor de 300 animadores de la pastoral social de la arquidiócesis de Bogotá, en las instalaciones del colegio Marcelino Cham pagnat, en Teusaquillo, y se comprometieron en liderar los proyectos sociales de sus comu nidades parroquiales.

Hacia una pastoral social transformadora

Las causas sociales, ayudar al hermano, ver en él el ros tro de Cristo, asumir un compromiso comunitario, ser parte activa de este o liderarlo, llevarlo a buen fin, estar en perfecta sintonía con las comunidades parroquiales, con el párroco y las trabajadoras sociales de las vicarías fueron temas que se trataron en el colegio Champagnat, en el encuentro liderado por monseñor Jaime Mancera y el padre Wilfran Oyola.

La convocatoria se hizo desde las vicarías y por medio de las trabajadoras sociales se llegó a estos animadores de la pastoral social, quienes son los que tienen a su car go la primera atención a las personas que acuden por diferentes tipos de ayuda, sea el pan compartido, medi camentos, referencias sobre sitios de atención o acogida.

Más de 300 respondieron al llamado y luego de algu nas charlas comunes fueron separados aleatoriamente en tres grupos de trabajo para el análisis de diversos temas, que pusieron sobre la mesa. Muchas dudas fueron acla radas, tanto por monseñor Mancera, el padre Oyola y el equipo de trabajo social arquidiocesano.

Monseñor Mancera explicó que los católicos deben distinguirse por su compromiso con los hermanos en necesidad de afecto, de reconocimiento, de comida, de abrigo, de trabajo, de respeto. Dijo que los proyectos sociales son de la comunidad y no del párroco, pues la comunidad permanece y los párrocos no, así que las co munidades deben tratar con respeto y paciencia a sus párrocos y concertar con ellos los programas y proyectos sociales. F

10 - Fraternidad - Marzo de 2019 Cr. 89 A Bis No. 8 A - 25 Bogotá, D.C. / Colombia (1) 909-11-31 +57 310.86.33.898 @belltronla www.belltron.com/es The Worldwide Sound of Bells and Voice  Carillones electrónicos  Sistemas de audio  Sistemas para procesión  Relojes de torre  Micrófonos para ambón, altar y coro  Campanas verdaderas y automatización  Motor lineal, motor rotativo y electromazos TECNOLOGÍA AL SERVICIO DE SUS PARROQUIAS

Auditoría: Compromiso, responsabilidad, profesionalismo y confidencialidad

El Departamento de Auditoría nació por la necesidad del acompañamiento a los párrocos, para hacer un poco de pedagogía y para unificar criterios en todos los aspectos, administrativos, laboral, contable y tributarios.

Humanizando y potenciando la educación

La Coordinación de educación de la arquidiócesis de Bogotá cuen ta con un equipo profesional y comprometido con la educación de las futuras generaciones. La Coordinación tiene como objetivo acercarse a toda la realidad educativa, desde las instituciones, con docentes, directivos y estudiantes estableciendo un diálogo pedagó gico entre la academia, las culturas y el proyecto que Jesús revela en el Evangelio.

Así mismo, sensibilizar a toda la comunidad educativa, incluyen do padres de familia, de la importancia de generar un proceso de sentido de vida en los niños y jóvenes para que puedan abordar su papel en la sociedad de una manera adecuada. Por eso el eje funda mental de la coordinación es la humanización de la educación.

La hermana Isabel García de la Parte, religiosa educadora de las hermanas del Ángel de la Guarda, dirige la Coordinación y trabaja en conjunto con Claudia Mendoza, administradora de empresas.

El mayor reto que tiene la coordinación, según la hermana Isabel, es llegar a todas las instituciones educativas, (incluidas las no cató licas) con un mensaje claro y aportando en la formación de las nue vas generaciones.

Al frente de este Departamen to está Graciela Guarín y las auditoras Teresa Medina y Flor Cecilia Beltrán. Todas Contado ras Públicas.

Los objetivos de este Depar tamento pueden resumirse en las visitas a las parroquias para determinar cómo se están reali zando los procedimientos en to das las áreas. Determinar el gra do de conocimiento del Manual de Disposiciones Administrati vas, emitido mediante decreto No. 610 de diciembre 16 de 2013. Determinar el conocimiento y capacitación por parte de los usuarios responsables del pro grama Helisa, adoptado como software contable desde enero de 2013. Apoyar y asesorar a las parroquias en los aspectos re queridos. Hacer auditoría finan ciera.

¿Cuándo se hace una visita de Auditoría?

Las visitas empezaron para conocer las parroquias, se rea lizaron sin orden específico y a parroquias de cualquier vicaría.

Ahora, cuando hay cambio de párroco, ellos mismos piden el servicio para entregar y /o reci bir con todos los documentos en regla.

Por solicitud de la Vicaría de administración o del Vicario Episcopal Territorial.

Ya se ha realizado la auditoría a 60 parroquias de las 301 que hay en Bogotá y a 19 de los 20 colegios parroquiales.

También se han realizado vi sitas de apoyo administrativo y contable a congregaciones reli giosas y colegios adscritos a la arquidiócesis de Bogotá. F

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 11

Conociendo la curia

Breves de la Curia

Desde La Cancillería

Reverendo padre Martín Hermann Ba yer, O.R.C., en San Miguel Arcángel, Vicaría Episcopal Territorial de La In maculada Concepción.

Reverendo padre Mauricio Monroy Cáceres, C.Ss.R., en San Gerardo Ma yela, Vicaría Episcopal Territorial de Cristo Sacerdote.

Reverendo padre Fray Jorge Armando Taborda Monsalve, O.F.M., en Nuestra Señora de los Ángeles – La Porciún cula, Vicaría Episcopal Territorial de Cristo Sacerdote.

Creación de Rectoría

Creación de la rectoría El Palomar del Príncipe – Chorro de Quevedo […] Eríjase como Rectoría para el servicio pastoral de fieles la Ermita de El Palo mar del Príncipe – Chorro de Quevedo.

Adscríbase la Rectoría de El Palomar del Príncipe – Chorro de Quevedo a la parroquia Santa Bárbara – Centro para todos los efectos jurídicos, civiles, ca nónicos y pastorales.

Ratifíquese al señor presbítero Euge nio Fernández Herrera como rector de la Iglesia El Palomar del Príncipe –Chorro de Quevedo.

Párrocos

Reverendo padre Edgar Palacios Com bariza, S.D.B., en El Niño Jesús, Vica ría Episcopal Territorial de San José.

Reverendo padre Edilberto Mejía Quintero, C.Ss.R., en Los Sagrados Co razones de Jesús y María, Vicaría Epis copal Territorial de San José.

Reverendo padre Fray Juan de Dios Tibocha Restrepo, O.A.R., en San Ni colás, Vicaría Episcopal Territorial de San Pedro.

Reverendo padre José Luis Sandoval Romero, S.M.M., en Nuestra Señora de Belén, Vicaría Episcopal Territorial de La Inmaculada Concepción.

Reverendo padre Joseph Deardorff, C. PP.S., en Nuestra Señora de los Alpes, Vicaría Episcopal Territorial de San José.

Reverendo padre Luis Ariel Rincón Castro, C.Ss.R., en Santísimo Redentor, Vicaría Episcopal Territorial de San Pedro.

Reverendo padre Rubén Darío Jara millo Duque, S.D.B., San Juan Bosco, Vicaría Episcopal Territorial Padre Mi sericordioso.

Señor presbítero Campo Elías Robayo Cruz, en Los Santos Ángeles Custodios, Vicaría Episcopal Territorial de La In maculada Concepción.

Señor presbítero Héctor Augusto Rúa Vélez, en Santa Matilde, Vicaría Epis copal Territorial de La Inmaculada Concepción.

Señor presbítero Jorge Gustavo Ca margo Navarro, en La Veracruz, Vica ría Episcopal Territorial de La Inmacu lada Concepción.

Administradores Parroquiales

Señor presbítero Juan Felipe Quevedo Rubiano, en La Presentación de Nues tra Señora, Vicaría Episcopal Territo rial de San José.

Vicarios Parroquiales

Reverendo padre José Rafael Prada Ramírez, C.Ss.R., en San Gerardo Ma yela, Vicaría Episcopal Territorial de Cristo Sacerdote.

Reverendo padre Pedro Pablo Zamora Andrade, C.Ss.R., en Los Sagrados Co razones de Jesús y María, Vicaría Epis copal Territorial de San José.

Reverendo padre Wilson Efrén Duarte Granados, C.Ss.R., en San Alfonso Ma ría de Ligorio, Vicaría Episcopal Terri torial de la Inmaculada Concepción.

Reverendo padre Fray Efrén Parmenio Ortiz Ortiz, O.F.M., en Nuestra Señora de los Ángeles – La Porciúncula, Vica ría Episcopal Territorial de Cristo Sa cerdote.

Reverendo padre Fray Jorge Luis Val dés Barragán, O.F.M., Nuestra Señora de los Ángeles – La Porciúncula, Vica ría Episcopal Territorial de Cristo Sa cerdote.

Reverendo padre Luis Hernando Ace vedo Quiroz, O.F.M., en Nuestra Se ñora de los Ángeles – La Porciúncula, Vicaría Episcopal Territorial de Cristo Sacerdote.

Reverendo padre Luis Guillermo Lagos Dueñas, C.Ss.R., en San Alfonso María de Ligorio, Vicaría Episcopal Territo rial de La Inmaculada Concepción.

Reverendo padre Fray John Jairo Aris tizabal Quintero, O.F.M., en San Ber nabé Apóstol, Vicaría Episcopal Terri torial Inmaculada Concepción.

Reverendo padre Eduardo Fredy Cam pos Toribio, C.PP.S., en Nuestra Señora de los Alpes, Vicaría Episcopal Territo rial de San José.

Reverendo padre Miguel Habacuc Or tega Moreno, SS.CC., en San Damián de Molokai, Vicaría Episcopal Territo rial de San José.

Señor presbítero Francisco Lizarazo Archila, en Nuestra Señora de las La jas, Vicaría Episcopal Territorial de La Inmaculada Concepción.

Señor presbítero Juan Carlos Osorio Flórez, en la Basílica Menor Nuestra Señora de Lourdes, Vicaría Episcopal Territorial de Cristo Sacerdote.

Reverendo padre Ortún de Jesús Ríos Castro, S.D.B., San Juan Bosco, Vicaría Episcopal Territorial Padre Misericor dioso.

Reverendo padre Edwin de Jesús Ruiz Montes, C.S.V., en Santa Inés de Guay maral, Vicaría Episcopal Territorial de San Pedro.

Señor presbítero Héctor Manuel Quin tero Galvis, en La Catedral de Bogotá –San Pedro, Vicaría Episcopal Territorial de La Inmaculada Concepción.

Decretos de cambios, nombramientos y creación de lugares de culto
12 - Fraternidad - Marzo de 2019

Señor presbítero Ilde Deolegar Araújo Duarte, en San Pedro – Usme, Vicaría Episcopal Territorial de San Pablo.

Señor presbítero Edison Alfredo Cade na Bustos, en San Miguel – Choachí, Vi caría Episcopal Territorial de San José.

Reverendo padre Alexis Ortiz Álva rez, O.M.D., en Beato Miguel Rúa, Vi caría Episcopal Territorial Padre Mi sericordioso.

Adscritos

Señor presbítero Javier Alexis Agudelo Avendaño, en San Tarsicio (Convenio Interdiocesano), Vicaría Episcopal Te rritorial Padre Misericordioso.

Reverendo padre Alexander Espitia Paiba, S.S.S., en Corpus Christi, Vica ría Episcopal Territorial de Cristo Sa cerdote.

Reverendo padre Lucinio Martín He rrero, S.S.S., en Corpus Christi, Vicaría Episcopal Territorial de Cristo Sacer dote.

Reverendo padre José Alfredo Poveda Yanguma, S.S.S., en Corpus Christi, Vicaría Episcopal Territorial de Cristo Sacerdote.

Señor presbítero Óscar Alberto Zuleta Saavedra, en San Juan de Ávila (Con venio Interdiocesano), Vicaría Episco pal Territorial Padre Misericordioso.

Reverendo padre Nino Adán Calderón Baldeón, C.PP.S., en Nuestra Señora de los Alpes, Vicaría Episcopal Territorial de San José.

Señor presbítero Carlos Alexis Cortés Peñuela, en la Basílica Menor Nuestra Señora de Lourdes, Vicaría Episcopal Territorial de Cristo Sacerdote.

Capellanes

Reverendo padre Hermes Gamarra Monsalve, M.S.A., Primer Monaste rio de la Visitación de Santa María, Vicaría Episcopal Territorial de Cristo Sacerdote.

Señor presbítero Jorge Armando Ruiz Ampudia, Colegio de María Auxiliado ra (sede Carrera 13 No. 30 – 99), Vica ría Episcopal Territorial de La Inmacu lada Concepción.

Reverendo padre Ricardo Antonio Díaz Sepúlveda, O.M.D., en el Cementerio Jardines de Paz, Vicaría Episcopal Te rritorial Padre Misericordioso.

Reverendo padre Diego Fernando Ce rón Medina, M.I., en el Centro Bienes tar del Anciano San Pedro Claver, Vi caría Episcopal Territorial del Espíritu Santo.

Señor presbítero Juan Felipe Quevedo Rubiano, en el Colegio Parroquial de Nuestra Señora – SEAB.

Otros Cargos

Señor presbítero Ricardo Alonso Pulido Aguilar, Rector Encargado del Colegio Parroquial San Roque – SEAB.

Reverendo padre Fray Álvaro Mora Arias, Rector en el Templo de La Can delaria, Vicaría Episcopal Territorial de La Inmaculada Concepción.

Señor presbítero Eugenio Fernández Herrera, Rector de la Iglesia El Palo mar del Príncipe – Chorro de Quevedo, Vicaría Episcopal Territorial de La In maculada Concepción.

Señor presbítero Adolfo Vera López, Arcipreste del Arciprestazgo 1.4.

Señor presbítero Wilfran Oyola Gar cía, Coordinador Arquidiocesano de Evangelización de la Movilidad Hu mana.

Reverendo padre José María Flórez Jaimes, C.M.F., Presidente de CONA CED Bogotá – Cundinamarca.

Reverendo padre Jorge Luis Mendoza Corvis, O.C.D., Confesor del Monaste rio San José de las Carmelitas Descal zas de Bogotá, Vicaría Episcopal Terri torial Padre Misericordioso.

Señor Luis Miguel Ortiz Devia, Notario Auxiliar de la Delegación Arzobispal para la Causa de Partidas de la Arqui diócesis de Bogotá.

A la señorita Martha Yinet Castro Her nández, Notaria Auxiliar de la Vicaría Episcopal Territorial Santa Isabel de Hungría.

A la señorita María Alejandra Cortés Ramírez, Notaría Auxiliar de la Vica ría Episcopal Territorial Padre Miseri cordioso.

Diáconos Permanente

Al diácono permanente Mauricio Cas tiblanco Beltrán, Adscrito en la Cape llanía de Capillas de la Fe, Vicaría Epis copal Territorial de Cristo Sacerdote.

Fundación de Atención al Migrante

Miembros principales de la Junta Directiva

Ilustrísimo monseñor Jorge Humberto Acevedo Quintero, como Delegado del Señor Arzobispo.

Señor Kenny Lavacude Parra, Director Ejecutivo y Representante Legal de la Fundación San Antonio.

Señor diácono permanente Pedro Al cántara Baracaldo Aldana.

Señor Carlos Pulido Camacho. Señor Luis Fernando Granja Pacheco. Miembros suplentes de la Junta Directiva

Señora Elvia Helena Pito Ordoñez. Señor Luis Enrique Arévalo Triana. Señora Mery Barragán. Señor Andrés Mario Espinosa Garcés.

Fundación Protección de la Joven Amparo de Niñas

Miembros principales de la Junta Directiva

Señor Germán Mauricio Serrano Peña. Señor Jaime Garzón Riveros. Señor Arturo Solarte Rodríguez. Miembros suplentes de la Junta Direc tiva

Ilustrísimo Monseñor Rafael I. Cotrino Badillo.

Ilustrísimo Monseñor Julio Hernando Solórzano Solórzano. Señor Germán Oviedo Moreno. Movimiento de Cursillos de Cristiandad

Señora Aura Stella Cubillos de Vargas, Presidente

Señor Jorge Parcifal Lozano, Vicepre sidente.

Bogotá, 20 de marzo de 2019. F Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 13

Historias de vida

Padre Luis Eduardo Córdoba Torres

nario Nacional de Cristo en la Ceja, Antioquia, y en 1965 fue ordenado presbítero por el arzobispo Rubén Isaza Restrepo e incardinado en la arquidiócesis de Bogotá.

Sus primeros tres años de ministerio los vivió como vicario parroquial y en no viembre de 1968 fue nombrado párroco en San Judas Tadeo, en el barrio Marco Fidel Suárez.

Al llegar a la parroquia encontró un ambiente complejo debido a que la mayoría de personas que habitaban la zona habían sido desplazadas por la violencia bipar tidista de aquella época, así que lo primero que hizo fue acercarse a la comunidad. Tenía la idea de cambiar la mentalidad de los habitantes del sector y eliminar esa desconfianza que sentían, buscando el desarrollo del barrio.

Poco a poco consiguió el apoyo de los vecinos y tuvo las herramientas necesarias para hacer realidad aquello que había intentado años atrás.

En 1970, el padre Luis, al ver un terreno en el costado sur del templo que aún no había sido construido, pensó en el colegio que tanto le hacía falta al sector, y se dio a la tarea, con los vecinos, de trabajarlo y cercarlo. Pero luego de empezar la obra fue demandado por la familia Pardo Morales dueños del terreno.

Por esta razón fue capturado en el centro de Bogotá y trasladado a una celda. Indignado por esta situación, el padre les dijo: “¡Señores! Si ustedes no se la saben yo se las voy a enseñar, un niño, cuando no quiere jugar más dice tachoremacho eso en derecho se llama Habeas Corpus… ¡o me llaman al juez o me tienen que dejar libre! O si no, pongo una denuncia por abuso de autoridad”.

El pasado 11 de febrero falleció el padre Luis Eduardo Córdoba Torres, tenía 82 años y más de 50 años de ministerio presbiteral, toda una vida al servicio de Dios.

Le pidió a un militar que llamara a Álvaro Leyva Durán, secretario del Presidente de la República y quien era su amigo. Leyva lo sacó y el padre Luis solicitó una cita con el presidente Misael Pastrana Borrero, le contó la historia y aunque el Presiden te le comentó que invadir los terrenos estaba mal hecho, le ofreció su total apoyo.

A petición del Presidente, los terrenos fueron comprados por el Distrito, y se le dieron al padre cinco millones de pesos de indemnización, con los que inició la construcción de la Escuela León de Greiff. El padre Luis Córdoba había logrado su cometido de unir a los vecinos para trabajar por el bienestar general de la comu nidad.

El padre Luis Eduardo Córdoba To rres, nació en Bogotá el 26 de junio de 1936. Estudió secundaria en la Escuela Nacional de Comercio entre los años 1954 y 1956. Hacia 1958, mientras es tudiaba contaduría, empezó a trabajar para Rafael Carvajal, dueño de una em presa urbanizadora. Allí hacía la con tabilidad de una urbanización que se construía al suroriente de Bogotá.

Luego de un tiempo de trabajo, Luis se dio cuenta de la gran importancia de destinar zonas como parques, escue las y hospitales para el desarrollo de la comunidad. Al terminar su carrera en 1960, toma la decisión de irse al Semi

14 - Fraternidad - 2019

Fueron 30 años de trabajo incansable por el bien y desarrollo del sector, lo cual se vio reflejado en el abastecimiento de agua, alcantarillado y energía eléctrica los cuales fueron gestionados por él y la junta de acción comunal. Además, encabezó un frente de seguridad para librar a la zona de la delincuencia común, integrando formalmente el Frente de Seguridad Local con el apoyo de la Policía Nacional.

Su última parroquia fue la Catedral San Juan Bautista de la Estrada, allí estuvo desde el año 2004 al 2012 cuando cumplió la edad para ser emérito. Durante sus últimos años se retiró a Fusagasugá y allí continuó sirviendo desde su ministerio hasta el día de su muerte el pasado 11 de febrero.

Para sus amigos, como el padre Edwin Vanegas, actual rector del Seminario Con ciliar de Bogotá, quien vivió en el barrio Marco Fidel Suárez y lo conoció desde que tenía diez años, el padre Córdoba fue un hombre con una visión enorme “Con su manera de vivir y ver las cosas el padre Luis, no solamente sacó adelante la cons trucción de un Iglesia, sino que también incidió la construcción del centro de salud, de los colegios del sector, incluso hasta el tema de seguridad. Tenía una visión enor me, porque pensaba que la parroquia no solo era el lugar de culto, sino que debía ser un sitio donde se iluminaba el desarrollo de la vida de la comunidad”.

El padre Luis Eduardo Córdoba, se convirtió en un modelo sacerdotal a seguir para muchos de los actuales presbíteros, que actualmente realizan su labor pastoral y lo consideran como su mentor. F

Un trabajador incansable por el desarrollo de la comunidad
Marzo de

Saludar es bien

La finalidad de los ritos iniciales de la misa ‒y por extensión los de toda celebración litúrgica‒ está en conformar la asam blea celebrante a partir del reconocimiento y acogida de la presencia de Cristo en medio de quienes se han congregado. En este propósito resulta útil empezar por favorecer la hos pitalidad de un lugar que ofrezca realmente una proximidad amigable. Una celebración litúrgica principia conformando la comunidad a la que el Señor resucitado asocia consigo para realizar conjuntamente las acciones, gestos y palabras que hacen presente su Pascua hoy para continuar la historia de salvación.

A partir de las condiciones físicas y humanas establecidas para la acogida, nos introducimos en un entorno de silencio que hace como de barrera entre lo cotidiano y la develación del misterio, entonces sí se inicia la celebración cuando los encargados del canto colman este silencio con sus armonías para crearnos un ambiente festivo y por los textos que nos proponen cantar se asoma desde este inicio el misterio en el que participaremos. La asamblea se completa con el ingreso de quien nos preside.

El presbítero (u obispo) que ingresa para presidir la asam blea celebrante saluda en primer lugar al altar mediante una profunda inclinación y luego besa la piedra del altar, que es Cristo, piedra angular sobre la que se construye la comunidad (ver Ef 2, 10). Terminado el canto que acompaña la procesión de entrada viene la primera oración de la misa, compuesta de una señal y una palabra: la marca de la cruz indica pertenen cia, el texto que recita el presidente ‒En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo‒ tiene la estructura gramatical bíblica de una fórmula de consagración; esta breve oración nos recuerda la consagración bautismal mediante la cual fui mos dedicados a las tres personas de la Trinidad. Una marca como señal de pertenencia y una fórmula de consagración; quienes nos santiguamos confesamos que le pertenecemos a la Trinidad. Este inicio nos recuerda que quienes nos reuni mos somos el pueblo nacido de la Pascua.

Luego viene el saludo del presidente a la asamblea. Saludar es expresar un buen deseo cuando se aborda a una persona, este buen deseo se suele expresar a través de señales y fórmu las convencionales estereotipadas. Con el saludo se establece

la comunión y se inicia así un encuentro. En el ámbito bíblico el mayor bien que se puede desear al ser humano es la unión con Dios, de ello tenemos testimonios como el de Booz (Rut 2, 4), el del ángel Gabriel a la Virgen (Lc 1, 28) y los diferen tes saludos de las cartas de los apóstoles. La primera fórmula que propone el misal para el saludo inicial del presidente a la asamblea está inspirada precisamente en el texto de 2Co rintios 13, 13, esta fórmula vuelve a proponer la orientación de la celebración hacia la Trinidad que ya señalaba la signa ción: «La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo, estén con todos ustedes». El buen deseo que invoca el presidente en el saludo inicial a la asamblea principia por recordar la obra de Jesucristo, «de cuya plenitud hemos recibido todos gracia y gracia» (Jn 1, 16), pasa a evocar que el Padre ha tomado la iniciativa manifestán donos su amor al enviarnos a su Hijo para reconciliarnos con Él (ver 1Jn 4, 9-10) y concluye con la mención de la acción del Espíritu Santo que es quien nos hace orantes (ver Rom 8, 26). Como podemos apreciar, este buen deseo se orienta a querer la acción hic et nunc de la tres divinas personas en los bautiza dos congregados para la celebración litúrgica.

La respuesta de la asamblea al saludo del presidente, más que una cortesía (‘Y también contigo’) es la correspondencia, digamos ‘interesada’ o por conveniencia, pues al responder al saludo diciendo «Y con tu Espíritu», los presentes manifiestan que esta acción de la Trinidad reavive el Espíritu (con mayús cula) que el presbítero (u obispo) recibió por sacramento del Orden y de esta manera el ministerio que ejerce presidiendo la asamblea y siendo presencia sacramental de Cristo sea cum plimiento de la promesa de Jesús: «Estaré siempre con uste des» (Mt 28, 20).

En ocasiones pronunciamos a destiempo estas palabras de saludo cuando las precede algún comentario o aviso de las in tenciones de la misa; a destiempo, porque el saludo es el pri mer gesto cuando se trata de abordar a alguien para crear con él un clima de comunión. El saludo expresa un buen deseo con palabras acompañadas de señas como mirar a la cara a quien se le ofrece el saludo y, en la liturgia, abriendo los bra zos como queriendo estrechar a los hermanos. La finalidad de este saludo inicial apunta hacia lo que propone el Misal: «Con este saludo y con la respuesta del pueblo se manifiesta el misterio de la Iglesia congregada» (OGMR, 50). F

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 15

...el saludo es el primer gesto cuando se trata de abordar a alguien para crear con él un clima de comunión.
Tadeo Albarracín, Pbro. Doctor en Liturgia
CONVERSACIONES Su eminencia cardenal Pedro Rubiano Sáenz, arzobispo emérito de Bogotá Ahora vive en el silencio 16 - Fraternidad - Marzo de 2019

“No somos más que unos pobres siervos; sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer” Lc 17, 10

Pero ahora vive en el silencio. Sus pocas palabras son murmullos, que se hacen audibles para mostrar sor presa o gusto, como cuando oye una canción que mueve algún chip en su memoria o cuando recuerda algún momento de la Eucaristía.

Su Arquidiócesis lo ha cuidado con lujo de detalles, no le falta el cuidado médico, el muy hermoso y austero apartamento, sus diarios paseos acom pañado de sus cuidadoras, en especial de Margoth, en quien confía sin lími tes. Su sobrina, Rosa Helena Cháves, recibió a Fraternidad en el apartamen to del Cardenal y compartió recuer dos, anécdotas, fotos y agradecimien to: “A mi tío no le falta nada, está muy bien y muy bien cuidado gracias a la

Arquidiócesis, monseñor Cotrino vive pendiente, jamás ha dicho un no o ne gado algo, ha sido muy generoso”.

Rosa Helena es hija de una herma na de monseñor Pedro, y según ella “he sido de lo más cansona con mi tío, siempre cercana porque hemos vivido en las mismas ciudades, por ejemplo, cuando llegó a Cúcuta yo ya vivía allí y era un gozo, su casa tenía piscina y yo lo molestaba mucho para que me la prestara, al final siempre me decía que sí”.

Su nuevo vecino, monseñor Juan Álvaro Zapata lo ha visitado y cele brado la Eucaristía, momento que lo conecta un poco -paradójicamentecon este mundo. Margoth Tarapués y Rosa Helena solo tienen una queja, que lo visiten, que no lo olviden.

Su vida

El señor cardenal Pedro Rubiano Sáenz nació en Cartago, Valle, el 13 de septiembre de 1932. Apenas con 23 años fue ordenado presbítero para la arquidiócesis de Cali el 8 de julio de 1956.

Sus padres fueron don Pedro Ru biano Concha y doña Tulia Sáenz González. Don Pedro quiso ser mili tar, y fue uno de los cadetes fundado res de la Escuela de Cadetes José Ma ría Córdova, del Ejército Nacional de Colombia, sin embargo, pronto tuvo que dejar los uniformes para hacerse cargo de la familia, a la muerte de su padre. Fueron seis hijos en el matri

monio: Tulita, Ligia, Lucía, Leopoldo, Pedro y Jorge. Pedro fue bautizado, hizo la Primera Comunión y estudió la primaria en Cartago.

Cuando cumplió once años lo man daron al seminario de Popayán. Era un niño feliz y buen estudiante, le gustaba nadar y andar en bicicleta; ya hacía gala de su sentido del humor, a veces cortante, a veces amable, siem pre divertido. Al ser ordenado presbí tero (Fue ordenado presbítero para la diócesis de Cali, por el obispo salesia no Julio Caicedo Téllez, el 8 de julio de 1956) fue a la Universidad de Laval, en Quebec, Canadá, a estudiar Teología. Se graduó Summa cum laude.

De entonces tiene muchas anécdo tas, como cuando le escribió al papá pidiéndole platica para las vacacio nes. Entre sorprendido y furioso don Pedro le escribió diciéndole que lo había mandado a estudiar no a pasear. Ni corto ni perezoso, nuestro Pedro se fue a trabajar a una iglesia de Chicago barriendo y trapeando el templo a cambio de alojamiento, co mida y algunos dólares. Conseguido lo indispensable se empleó de con ductor. Debía llevar carros nuevos a la costa oeste, tal vez fue cuando se acostumbró a manejar a toda velo cidad, conoció el país y se devolvió –siempre emprendedor y laboriosocomo ayudante de algún vendedor itinerante.

Llegó a Cali, a trabajar en una pa rroquia naciente, San Pedro Claver y, después, Nuestra Señora de la Pro videncia. También fue capellán de la escuela militar de aviación “Marco Fidel Suárez”; capellán de la escuela nacional “Santa Librada” y capellán de la clínica “Nuestra Señora de los Remedios”. Durante este tiempo co noció las necesidades de las personas sin recursos, muchas, por falta de estudios básicos no tenían oportuni dades de progreso, entonces organizó colegios nocturnos para que pudieran terminar la primaria o el bachillerato.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá -
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Conversaciones

Nunca descuidó su propia forma ción, fue a estudiar catequesis en la Universidad Católica de Washington y Doctrina Social de la Iglesia en el ILADES de Santiago de Chile.

Y así, entre las labores parroquiales y de las capellanías, fue creciendo su ministerio hasta ser llamado al epis copado. Nombrado obispo de Cúcuta el 2 de junio de 1971 y consagrado el 11 de julio del mismo año.

En 1972, luego de un año dedicado a conocer su diócesis, decide empezar por la creación del centro de Migra ciones para Deportados, con el fin de atender el problema social más signi ficativo del departamento.

Logró motivar al Secretariado de Pastoral Social, a la Comisión Ca tólica Internacional de Migraciones (Ginebra, Suiza), a la institución ale mana Misereor, a Caritas Internacio nal de Holanda y Dinamarca, al Sena, a la Universidad Francisco de Paula Santander, al Banco de la República, al club de Leones y a la ciudadanía de Cúcuta, logrando construir y poner en funcionamiento el centro de mi graciones del barrio Pescadero.

En 1980 ordenó los tres primeros diáconos permanentes, Luis David Tarazona, Manuel Enrique Herrera y Fabio Enrique Durán. Ese mismo año encauzó a la Diócesis en el mo vimiento mundial de los ministerios laicales.

En 1983 se anunció el nombra miento de monseñor Pedro como arzobispo coadjutor de la diócesis de Cali. En febrero de 1985 fue desig nado Arzobispo. Fue administrador apostólico de Popayán entre abril de 1990 y enero de 1991. Asistió a la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en Santo Domin go, República Dominicana, 12 a 28 de octubre de 1992 en la conmemo ración del V centenario de la llegada del Evangelio a América.

Durante esta época, en la que se incrementó ostensiblemente el pobla miento de Cali por migraciones for zadas, provenientes principalmente del Pacífico, se hizo énfasis en la or ganización del trabajo arquidiocesano con miras a fortalecer el desarrollo lo cal; se robusteció la organización de la acción Pastoral en las áreas de salud, migraciones, universitaria, educati va, carcelaria, sacerdotal y diacona

do permanente. Monseñor Rubiano organizó la Arquidiócesis en Zonas Pastorales y dinamiza la Curia con el fin de profundizar la labor Pastoral y evangelizadora, crea la Escuela Dia conal Pablo VI.

Tomó posesión de la Sede Prima da de Colombia el 11 de febrero de 1995, siendo administrador apostó lico su excelencia Enrique Sarmiento Angulo.

En nuestra ciudad estuvo 15 años, hasta agosto de 2010. Llegó en mitad de un sínodo, el cual no solo apoyó sino que terminó y aplicó.

Su espíritu misionero lo llevó a to dos los rincones de la entonces muy extensa Arquidiócesis y a tener una grata relación con diversas manifesta ciones de la cultura urbana. Siempre tuvo en la mira de su ministerio a los más pobres, potenció la Fundación al Migrante y creó el Banco Arquidioce

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18 - Fraternidad - Marzo de 2019

sano de Alimentos. La educación de los niños fue preocupación perma nente y mantuvo con largueza a insti tuciones como la Fundación Instituto San Pablo Apóstol.

Su carácter recio se manifestó siem pre “sin pelos en la lengua” y denun ció sin eufemismos la corrupción del poder civil. Denunció las escandalo sas fiestas y acosos presidenciales en Cúcuta y los elefantes que entraron sin sigilo a la casa del ejecutivo. El vacío de poder en los espacios y cir cunstancias sociales y políticas los lle nó con la Comisión Nacional de Paz, que aún presta invaluables servicios al país.

Reconoció con carácter sencillo a las personas humildes que prestan servicios de gran importancia para la vida de la Iglesia, a las empleadas del servicio, a los porteros, a los conduc tores, siempre valoró, respetó y com partió con ellas sus alegrías, esperan zas y dolores.

Instauró el diaconado permanente, del que ya se han ordenado más de 150 servidores para la caridad.

Creó la Delegación Arquidiocesana para la Cultura. En marzo de 1998, durante la Semana Santa, bajó la ima gen del Señor de Monserrate, para que toda Bogotá pudiera verle y pedir por la paz.

Misericordia: el otro nombre de Jesús

La Misericordia, más que un sentimiento es acción.

En la casa de retiros Santa María, al norte de Bogotá, se reunió el equipo de animadores de la evangelización de la familia. Era el retiro anual de inicio de actividades y la charla de la maña na estuvo a cargo de la biblista Sonia Luisa Sistiva, quien iluminó su trabajo con la parábola del hijo pródigo, para hablar de las relaciones familiares y la misericordia.

El Catolicismo habló con Luisa, una muy joven profesional de las ciencias bíblicas que ha estado vinculada estre chamente con la Vicaría de la Inmacu lada Concepción y entregando sus co nocimientos y experiencia de vida en la formación de fieles comprometidos

Consuelo Castillo de Henríquez ha estado vinculada a esta vocación de servicio a la familia desde hace años y comparte, con pasión, la necesidad de acompañar y formar en la misericor dia, escucha y diálogo a los miembros de las familias y a los agentes y anima dores que las acompañan. F

Notas arquidiocesanas

F

En septiembre de 2017 fue re cibido, de manera especial, por el papa Francisco en la Nunciatura.

La escucha y la orientación de las familias son pilares fundamentales del trabajo del equipo arquidiocesano de evangelización de la familia.
Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 19

Perfiles

El padre Wifran Oyola, todo por los bienaventurados

El padre Wilfran Oyola García nació en Marquetalia, Caldas, en 1975. Allá fue ordenado presbítero por monseñor Óscar Aníbal Salazar, para la diócesis de la Dorada-Gua duas. Desde siempre su interés ha sido el trabajo con el más necesitado, con el más frágil, con el de las manos vacías. A Bogotá llegó en enero de 2010. Fue nombrado en la parroquia san Juan Diego, al extremo noro riental de Bogotá, enclavada en los cerros; luego fue a Nuestra Señora de las Lajas y ahora está como pá rroco en Nuestra Señora de los Do lores. Fue incardinado en diciembre de 2014. Es licenciado en Teología de la Universidad San Buenaventura y en la Pontificia Gregoriana de Roma

recibió el título en Doctrina Social de la Iglesia. Por esto último, el señor cardenal Rubén Salazar le ha enco mendado la dirección del Famig. Como párroco en Nuestra Señora de los Dolores, situada en un sector muy golpeado de Bogotá, como que ha estado influenciado por los pro blemas sociales del Cartucho y aho ra del Bronx, ha rescatado la pas toral de una parroquia tradicional, visita los centros comerciales y con juntos residenciales del sector, cele bra con ellos, tiene grupos de niños y jóvenes… y sigue atendiendo a quien lo necesita, migrantes extranjeros y siempre reciben un abrazo, una son risa y mercado, ayudas, orientación y bendiciones.

Ha rescatado parte de la vetusta construcción en donde alguna vez funcionó el colegio Santo Domingo Savio para albergar a los migran tes venezolanos; los fines de sema na reúne familias que ya están un poco organizadas y tienen un mo mento para hablar y darse ánimo, compartir experiencias y oportu nidades; y todos los días un refugio para que 24 hombres puedan cenar, dormir y salir a ganarse la vida.

Gracias a la fundación FUNIBER, Fundación Universitaria Iberoame ricana, reacondicionará otra parte del edificio, para abrir un albergue para familias. FUNIBER tiene entre sus propósitos apoyar en la forma ción y en actividades de Proyec

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Fraternidad (F): ¿De dónde nace este afán por dedicarse a estas personas?

Padre Wilfran Oyola (PWO): Creo que siempre he tenido el deseo de servir al Señor en las causas sociales; así lo hice en mi diócesis de origen durante los ocho años que presté mi servicio sacerdotal y cuando llegué a la Arquidiócesis estuve seis años en la parroquia San Juan Diego también ha ciendo un trabajo de acompañamiento de unas comunidades vulnerables, a los niños y los jóvenes y a las familias, y pues por eso el Señor Cardenal me envió a estudiar doctrina Social de la Iglesia a Roma.

Estando en Roma me sentí migrante y en los últimos meses que viví en Roma, empezó a darse la migración venezolana y cuando volví a Bogotá ya estaba en el punto álgido. Viví la experiencia del migrante siendo sacer dote, con todas las implicaciones que tiene, y al regresar encontrarme con la realidad, además de lo que estudié y vincularme con la Arquidiócesis en el centro de la dimensión social, me llevó, simplemente a responder para ayudar a resolver esta situación.

(F): Padre, quienes estudian Doctrina Social de la Iglesia, se reconvierten, por decirlo de alguna manera. Entienden que la mirada tiene que estar fija en el hermano. ¿Cómo ve usted la actitud general de Iglesia en Bogotá frente al fenómeno migratorio?

(PWO): De hecho, mi tesis fue en torno al compromiso social del cris tiano; sobre la respuesta misericordiosa de todos los cristianos ante las rea lidades vulnerables en la sociedad. Pero nos falta mucho, ahora estamos respondiendo por esta emergencia de la migración venezolana, pero nos falta mucho.

(F): Ahora usted está en el FAMIG, que ha sido una bandera de la Iglesia en atención al migrante, que ha atendido principalmente la migración in terna. Ahora atiende, además, la migración venezolana.

(PWO): En estos dos años el FAMIG se ha desbordado en atenciones y servicios, podríamos decir que todas las entidades han mirado hacia el FA MIG, del Estado, la ONU, la OEA han tenido como punto de referencia al FAMIG, porque lo ha hecho durante estos 20 años y lo ha hecho bien. Ha sido la respuesta de la Iglesia; primero ante la realidad del desplazamiento interno de nuestro país en la década del 90 y a principios de este siglo. En este momento se desborda al atender la migración venezolana, pero nun ca ha dejado de atender lo interno. Ahora la Fundación tiene el centro de atención en la Terminal; el CAMIG 1, albergue para familias; el CAMIG 2, albergue para 24 hombres, que funciona en la noche; y el CEPCA, que es un centro de capacitación para el empleo. F tos de Cooperación Internacional, promueve y desarrolla proyectos de cooperación y de desarrollo eco nómico trabajando en conjunto con diversos agentes de coopera ción para el desarrollo y/o agentes de cooperación internacional, lle vando adelante iniciativas que van desde la formación de colectivos profesionales y/o de capacitación de comunidades hasta la asesoría en la formulación, diseño, plani ficación, y gestión de proyectos de cooperación y de desarrollo econó mico.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 21

Reflexiones

Una vez más, no los proyectos fundamentales con sus programas y acciones, no son una carga adicional para las parroquias, sino que en su conjunto ofrecen la posibilidad de renovar la vida y misión de nuestras comunidades parroquiales..

Hace ya varios años iniciamos la puesta en marcha del Plan de Evangelización de la arquidiócesis de Bogotá que en sus tres etapas tiene como propósito el paso de una pas toral de conservación a una evangelización decididamente misionera.

El proceso está dando sus frutos, como quedó patente en el balance del nuevo rumbo. Sin embargo, no ha estado exento de escollos. Desde el mismo propósito, por cuanto no pocos sintieron el término inicial, la pastoral de conser vación, como una descalificación global del trabajo hasta ahora realizado. Nada más lejano a la intención de quienes redactaron el Plan: quien puede decir que la Iglesia bogota na ha dejado de cumplir su tarea o que los animadores de la evangelización, particularmente los ministros ordenados, no se han prodigado con generosidad por la causa del Reino.

Pero, por otra parte, hay realidades que nos interpelan y que ponen de relieve la necesidad de avanzar hacia aquel lo que llamamos una evangelización decididamente mis ionera. Muchas personas han perdido el sentido vivo de la fe y el paralelismo entre el camino de la Iglesia y el de la ciudad, denunciado en el documento de convocación del Sínodo, sigue siendo un hecho.

Este paso de la pastoral de conservación hacia una evan gelización decididamente misionera no significa que deje mos de lado las mediaciones por las que el Señor forma a su Pueblo y le comunica su gracia: la palabra de Dios, la gracia de los sacramentos y el testimonio comunitario y de la cari dad hacia los más desfavorecidos. Pero la realidad nos invita a hacer mejor lo que siempre hemos hecho y debemos hacer y a encontrar, según la afirmación de San Juan Pab lo II, nuevos métodos, nuevos lenguajes y, por supuesto un nuevo ardor misionero.

Otro escollo ha estado en la sensación experimentada por algunos de un cúmulo de actividades, cuya articulación profunda no siempre se percibe y para cuya realización no todas las parroquias cuentan con el número suficiente de animadores de la evangelización.

Desde la Vicaría de Evangelización somos conscientes de que el proceso obedece a una lógica interna profunda

que hemos últimamente comparado con los piñones de un engranaje, los diez proyectos, cuyo concurso es indispens able para que se efectúe la trasformación misionera de la Arquidiócesis. Ninguno de los proyectos fundamentales es accesorio: por el contrario, todos tocan aspectos neurálgicos de la vida de la Iglesia y de su tarea evangelizadora y consti tuyen elementos propios de la vida de toda parroquia y de los demás espacios eclesiales. Una vez más, no los proyectos fundamentales con sus programas y acciones, no son una carga adicional para las parroquias, sino que en su conjunto ofrecen la posibilidad de renovar la vida y misión de nues tras comunidades parroquiales.

Pero dicho lo anterior, la creatividad misionera de cada pastor y de sus colaboradores, así como el contexto singular de cada comunidad, mostrará los ritmos y las adaptaciones necesarias para impulsar en cada parroquia y capellanía la realización de los proyectos fundamentales. En último término se trata de la respuesta personal de cada ministro ordenado y de cada comunidad a secundar el llamado de Dios, formulado por el Papa Francisco a entrar en una nue va etapa misionera de la Iglesia, marcada por la alegría.

Ante el panorama contrastante de logros y dificultades, de quienes están persuadidos del valor del camino emprendido y de quienes todavía se muestran escépticos, de crecimiento del laicado comprometido y de insuficiencia para responder adecuadamente a los desafíos y a las múltiples tareas de la evangelización, la consigna para este último año de nuevo rumbo es convocar y consolidar.

Seguros de que es el Señor quien nos guía y acompaña y de que, pese a las deficiencias en la implementación del pro ceso, el camino que hemos emprendido es valioso porque responde al querer de Dios, manifestado a través de un con cienzudo proceso de discernimiento, queremos consolidar lo iniciado y corregir aquello que es necesario mejorar.

Consolidar significa, en primer lugar, afianzar nuestra condición de discípulos misioneros, para que llenos del ar dor misionero y guiados por el Espíritu Santo nos compro metamos más generosamente y con mayor alegría en la tarea evangelizadora de la Arquidiócesis. Ante todo, necesitamos, “un suplemento de alma”, según la conocida expresión.

Pedro Manuel Salamanca Mantilla, obispo auxiliar
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Notas arquidiocesanas

Consolidar significa avivar en todos nosotros la espiri tualidad de comunión y tomar conciencia más clara de lo que significa la afirmación según la cual la Arquidiócesis es el sujeto primordial de la evangelización en nuestra ciudad región y de que, por lo tanto, debemos trabajar de manera más coordinada y conjunta.

Consolidar significa volver nuestra mirada hacia el ideal que nos une y compromete, hacia los objetivos del plan, ha cia las líneas para que, bajo su luz, percibamos la coherencia interna de los proyectos y de sus programas y acciones.

de los jóvenes y el de pastoral educativa, como respuesta en nuestra Iglesia al desafío que fue el objeto del pasado Sínodo de los obispos en Roma.

Consolidar significa también acompañar a las parroquias y capellanías que por diferentes razones puedan estar un poco más “quedadas” en la implementación del Plan y para ello, continuar con el fortalecimiento de los equipos vicari ales y arciprestales.

Arciprestazgo

Consolidar significa continuar con la implementación de los proyectos de acuerdo con los ritmos y modalidades esta blecidos en cada comunidad y asumir el de evangelización

Pedro Manuel Salamanca Mantilla, obispo auxiliar

Y por último y no por ello menos importante, consolidar significa, asimismo, proseguir con el cambio de mentalidad respecto de nuestra tarea evangelizadora, pues lo que se nos propuso en el gran giro, debe alcanzarse de manera perma nente y llegar al mayor número posible de animadores de la evangelización. F

Los inga celebraron el año del perdón

Algunos integrantes de la comunidad indígena inga, que ha bitan en Bogotá, se dieron cita en la catedral Primada de Co lombia el 6 de marzo, para celebrar, según sus tradiciones, un nuevo año consagrado al perdón y a la reconciliación.

Los inga son una pequeña comunidad presente en capital del país, que viene de los departamentos de Putumayo, Nariño, Cauca y Caquetá. La Eucaristía fue celebrada en lengua cas tellana e inga, esta última es el quichua inga, y pidieron por la paz, el perdón y la reconciliación con Dios, con los herma nos, con la madre tierra, con la naturaleza y con todo lo que nos rodea.

Tradicionalmente, el domingo anterior al miércoles de ce niza los ingas comienzan la celebración anual del carnaval, que se celebra en honor del arco iris y en agradecimiento a la madre tierra. Estos cabildos, que han acogido el Evangelio, quisieron iniciar este nuevo año con la Santa Misa. Trajeron sus ofrendas, frutos de la tierra, tan representativos como el maíz, la papa, las frutas y las hortalizas.

Compartieron el pan y el vino y la luz, que representa la sabiduría y la guía del Señor en cada una de sus acciones. Muchas flores que simbolizan la belleza de la naturaleza, la paz y la armonía. Participaron en las lecturas de la Palabra de Dios, se hicieron cargo de la música durante la liturgia y, sobre todo, dieron gracias al Señor por su vida y por su comu nidad.ierto el conversatorio para que el auditorio formulara preguntas sobre el tema.

Los inga son una pequeña comunidad presente en capital del país, que viene de los departamentos de Putumayo, Nariño, Cauca y Caquetá. La Eucaristía fue celebrada en lengua castellana e inga, esta última es el quichua inga, y pidieron por la paz, el perdón y la reconciliación con Dios, con los hermanos, con la madre tierra, con la naturaleza y con todo lo que nos rodea. F

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Expocatólica

Sigamos caminado juntos

Este fue el lema que acompañó durante cuatro días la sexta versión de Expocatólica, mostrando al público la diversidad de obras y carismas de la Iglesia católica, espacios de encuentro, oración, reflexión, formación, música, tecnología, curiosidades, artesanías, arte y reconciliación.

De pronto estaba uno frente a un transmilenio y ¡lleno! como los de verdad. Era el estand de la Arquidiócesis en Expocatólica.

En el fondo se veía claramente la estructura del icónico bus bo gotano, de cada una de sus venta nas se asomaba alguien sonriente que informaba sobre un asunto específico: el Banco de Alimen tos, su historia y sus servicios; el FAMIG, desde cuándo atiende a los migrantes, los cuatro sitios de atención, la capacitación para al canzar un desempeño ocupacio nal digno; la Universidad Funda ción Unimonserrate, contaba de sus ocho sedes, ocho programas de pregrado, su educación virtual, dos programas de posgrado, 2.194 estudiantes y 14,526 egresados; la Oficina del Buen Trato, su trabajo de prevención, seriamente asumi do por esta Arquidiócesis pionera en Colombia y las rutas de aten ción; el Centro de la Dimensión Social de la Evangelización, que está en todas partes asistiendo con amor y acciones puntuales a la población menos favorecida y la Fundación Valenzuela Balén para los niños desamparados, el Cuidado de la Casa Común, Ca minar en la Esperanza, los semi narios…

Visitar y aprender tuvo su re compensa, pues había un pasa porte, como en cualquier buen y largo viaje, quien tuviera siete sellos participaba en una rifa, y claro, hubo ganadora, Katherine Quintero Gómez.

24 - Fraternidad - Marzo de 2019

Los niños que paralizaron Expocatólica

Unos quince niños del colegio pa rroquial Instituto Corazón de María, INCODEMAR, paralizaron con su puesta en escena el espacio del en cuentro de la Iglesia en Bogotá: Can to, baile y mensaje motivaron al pú blico a cantar y hacer la coreografía con ellos, por donde quiera que iban.

El INCODEMAR es uno de los colegios del SEAB, algunos de sus niños son beneficiarios del progra ma de ayudas económicas de la Fun dación Obra de Nuestra Señora de Fátima, institución arquidiocesana que se encarga de apoyar a unos 300 niños del Sistema con la pensión académica.

En su visita a Expocatólica fueron la sensación con sus cantos y bailes, los que contagiaron a los asistentes, su frescura envolvió hasta al padre Jai me Marenco, quien además de bailar y compartir su coreografía posó con ellos.

Los niños cantaron una muy per sonal versión del Ángelus coreada y bailada por todos.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 25

Expocatólica

Escuchar, crear, celebrar

Las Scholas Occurrentes –Escuelas del encuentro- las creó el papa Fran cisco cuando era el arzobispo de Buenos Aires, con las escuelas de vecinos y escuelas de ciudadanía, en Villa 31. Ahora, desde el Vaticano se han pro movido a nivel mundial. En Colombia las dirige Elsa Noguera, presente en Expocatólica.

“Scholas Ciudadanía es concebida como una estrategia para tocar el alma de los jóvenes, acercarlos a su realidad y promover la participación”.

En nuestro medio no se conoce mucho de esta escuela de formación en valores ciudadanos y cristianos, creada por Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, para reparar el roto tejido social de sus villas, lo que nosotros identificamos como los barrios de la periferia –física y existencial- a través de la cultura del encuentro, y, sí, reparar lo que estaba roto: La técnica con la pasión, la razón con el sentimiento, la vida con la educación.

Tradicionalmente, desde su inicio, en Villa 31, el programa está orientado a jóvenes de entre 13 y 21 años que manifiestan una inclinación artística, sin importar ni su procedencia ni su contexto sociocultural.

El desarrollo de estas escuelas del encuentro se da por medio de tres es pacios: Pensamiento, espacio de encuentro con “el otro pensar”, nacido del asombro y capaz de crear un nuevo relato; Arte, implica abrir una ventana en el mundo para refrescarlo con el aire de la vida; Juego, sin por qué ni para qué. Desinteresado gozo que nos reúne con nuestro origen y el de todas las cosas.

Scholas es una Organización Internacional de Derecho Pontificio y su gran objetivo es crear espacios para solucionar problemas cotidianos. Su lenguaje es concreto y práctico, basta de teorías: el fútbol es usado como estrategia para llegar a los jóvenes y captar su atención; y el deporte es usado como excusa para motivar en ellos el autodescubrimiento y así reconocerse como actores de sana convivencia.

Elsa Noguera es una política barranquillera que ha superado todos los obstáculos, ha sido alcaldesa de su ciudad; ministra de vivienda; candidata a la vicepresidencia de la república y un largo etcétera de cargos y experien cias. Ahora es quien tiene las riendas de esta obra del Papa en Colombia.

La tecnología al servicio de la evangelización

Las ferias son para mostrar las cosas nuevas. Por eso en Expocatólica se vieron adelantos tecnológicos interesantes, novedosos, inquietantes, provocadores y provocativos

VoxStudio es una empresa que se ha distinguido por su permanente compromiso evangelizador, Juan Carlos Ramos, su director, estuvo vinculado a la Catedral de Bogotá por años, en el área de las comunicaciones. Ahora presenta inno vaciones importantes: una App, Amenapp, que permite interactuar con un presbítero desde cualquier punto del planeta, buscando compañía, consejo o compañía; Kyrios es una solución para regularizar las comunicaciones interna y externa a nivel de comunidades, parroquias o diócesis. Finalmente, un proyecto cultural que permite rescatar el patrimonio arqui tectónico, a través de visitas guiadas, por medios digitales.

Mixtuur es una tecnología para no creer. Son órganos digitales, los sonidos que reproducen los órganos de Mixtuur son grabados de los órganos tubulares más famosos y mejor conservados de las catedrales europeas. Así que, en la parroquia de su barrio, colegio, universidad o convento, si lo quisiera, puede sonar el órgano de la catedral de Notre Dame. Son mucho más baratos, fáciles de instalar, casi no necesitan mantenimiento y apenas ocupan espacio. En Bogotá ya hay uno en la parroquia de Cristo Rey y otro en la Universidad de los Andes.

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Perdonar sí se puede

Así fue el título de uno de los talleres desarro llados en el último día de Expocatólica. Gran acogida tuvo esta conferencia para aprender sobre fundamentos reales que conducen al perdón. El conocimiento de las herramientas que nos ayudan a perdonar y a sanar el cora zón fue el fundamento de la charla. “Porque perdonar es ante todo una decisión, una op ción en la vida que libera, que rompe ataduras y, que por supuesto, ayuda a encontrar paz en la existencia”, palabras contundentes de Laura Victoria Luna, perteneciente a la Escuela de Evangelización San Andrés.

Caldo de costilla para la familia

Así se llamó la conferencia de Sandra y Ma nuel, un matrimonio, perteneciente a la co munidad Proyección Dynamis- Colombia que trabaja y presta servicios en la pastoral familiar en la parroquia Corpus Christi, ubicada en el barrio Pablo VI de Bogotá.

Ellos, como pareja, recordaron las funcio nes del hombre y de la mujer dentro de una familia. Cómo puede cada uno dentro de su dimensión y complementariedad sacar ade lante una familia, educar en la fe y con valores establecidos. Brillar como pareja, encontrar la felicidad y por supuesto donarse cada uno dentro de su rol para llegar, a través de la voca ción matrimonial, a la Santidad.

En la exhibición de los más de 166 expositores presentes en Expocatólica internacional 2019, se encuentran diferentes carismas que enriquecen y renuevan la acción de la Iglesia católica, también que aportan herramientas para la vida, como la Fundación Creo

Creo

Esta fundación a través del li bro “Penitencia por Amor” ayu da a descubrir y a sanar las he ridas, que a través del tiempo y de la historia de la vida de cada ser humano, van surgiendo. Mu chas de estas heridas se quedan sin sanar.

Sin embargo, con la oración, la práctica de los sacramentos y por supuesto con la misericor dia y el amor de Dios, se puede volver a nacer, a ser hombres y mujeres nuevos, renovados, limpios de corazón y dispues tos al perdón. Esto es lo que se ofrece en el libro “Penitencia por amor”.

Así mismo, temas como la castidad, el amor puro y santo, proclamar la vida y abolir el aborto, dar la mano a madres cabeza de familia y ayudar a hogares en crisis, a adolescen tes, jóvenes y adultos a elegir un camino de santidad en su exis tencia son algunas de las obras, de los programas y trabajo que brinda la fundación Creo. Una labor conjunta que se hace con obispos, sacerdotes y con laicos comprometidos con la Iglesia católica.

Jeanet Martínez es la direc tora de la Fundación Creo, y autora del libro “Penitencia por amor”, que se encuentra en es pañol e inglés y que está reco rriendo el mundo y la sanado la vida de muchas personas. F

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 27

Notas arquidiocesanas

Porque mis ojos han visto a tu Salvador

El histórico teatro acogió las conferencias de la psicó loga Andrea Milena Arévalo y dos religiosas que han lle vado a la práctica los elementos brindados por la Oficina para el buen trato a menores y personas vulnerables. El tema giró, no solamente sobre la teoría sino sobre los frutos de la experiencia, llevada a cabo en sectores eco nómicamente deprimidos, que ponen en riesgo a niños y ancianos, principalmente.

La conferencia a cargo del padre Germán Barbosa, so bre la ética del manejo de las redes sociales, fue -como siempre- un descubrir elementos formativos, no solo para los religiosos asistentes, sino que brindó elementos para la formación de los estudiantes y miembros de las comunidades que acompañan.

El animador de la coordinación de la vida consagra da, monseñor Alejandro Henao De Brigard, hizo una invitación a todos los asistentes para actualizar los datos de las comunidades y las casas, colegios, obras, Etc., que tengan el territorio arquidiocesano con el fin de tener una fluida comunicación y realizar un directorio. Habló con El Catolicismo sobre la celebración, su significado; sobre lo que está haciendo esta coordinación e hizo la invitación a la actualización de datos.

La celebración del día de la Vida Consagrada finalizó con la Eucaristía, presidida por el Vicario para la Vida Consagrada, su excelencia Luis Manuel Alí, obispo auxi liar de Bogotá y concelebrada por los monseñores Jaime Mancera, Daniel Delgado, Juan Álvaro Zapata y Nelson Ortiz; también por los sacerdotes pertenecientes a las órdenes religiosas presentes. F

El día de Nuestra Señora de la Candelaria reu nió a más de quinientos religiosos y consagra dos en el Colegio María Auxiliadora en Bogotá.

28 - Fraternidad - Marzo de 2019
En el Ocaso, delante de la Gruta de Nuestra Se ñora de Lourdes, cantan los niños Julio Sánchez, Joaquín Castro y Enrique Sicard. F Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 29 En imágenes

Cada biblioteca, una biografía

Varias veces he recibido el encargo de recoger los libros que han dejado algunos sacerdotes de la Arquidiócesis al morir. Con respeto he tenido que acercarme a sus bibliote cas y sus documentos más queridos, para percibir el intenso mundo intelectual y espiritual de muchos de los miembros de nuestro presbiterio.

En el caso de los sacerdotes conocidos por su erudición, su formación y su trabajo como docentes, he podido ver las grandes líneas del pensamiento teológico de los años del Con cilio Vaticano II y de los inmediatamente anteriores, junto a registros entrañables de la historia y la espiritualidad de prin cipios y mediados del siglo XX. Los mejores y más famosos autores siempre están presentes; lo que me hace pensar en la comunión de nuestro pensamiento presbiteral, y en otras oca siones, descubro joyas de pensadores no tan conocidos, pero que fueron cuidadosamente leídos por nuestros mayores en virtud de su profundidad y originalidad.

Bibliotecas muy grandes como la del padre Alfonso Rincón (1940-2015) me han llenado de asombro y admiración. Un hombre con un profundísimo amor a la cultura y un deseo muy grande de que el Evangelio fuera conocido y aceptado a través de ella. Junto a su inmenso saber teológico, su co nocimiento del arte era verdaderamente enciclopédico. La emisora HJUT conserva su legado discográfico y su registro radiofónico con auténtica veneración.

Otras veces he recogido los libros de sacerdotes algo anó nimos y muy humildes, que pasaron su vida en el servicio a parroquias y capellanías con plena abnegación, para descubrir con satisfacción la riqueza de su mundo interior, sus temas más queridos y eventualmente las notas que pusieron en sen cillos cuadernos, como aquella, de puño y letra, que pude leer al borde de un ejemplar ajado de la Suma Teológica: “Toda teología es solo un eco del amor al Señor”.

Casos excepcionales como el del padre Miguel Triana (1927-2014) que, invidente, conservaba unos cuantos libros

muy finos que le eran leídos por el padre Ernesto Arbeláez (1927-2008), afamado musicólogo a pesar de sus problemas de audición, y otros allegados. Su biblioteca, breve en ex tensión, era un ejemplo de lo que uno debe esencialmente conocer y amar. Su deficiencia visual no había sido obstá culo para su formación y en la amistad con otro sacerdote, también limitado, había encontrado el recurso suficiente y el incentivo de un encuentro.

Una muy reciente biblioteca nos ha llegado por la genero sidad de la familia del padre Germán Isaza (1948-2018). Su hermana Ruth donó para nosotros una buena colección de textos muy actuales de espiritualidad, liturgia y arte, expresión del incomparable buen sentido y humor del antiguo canciller y párroco. Sorprendido conocí su gusto por las viñetas y las caricaturas y su certera interpretación de muchos de los acon tecimientos de nuestra historia reciente. Amaba profunda mente la espiritualidad carmelitana y sus grandes figuras. Por otra parte, la crónica del más reciente Sínodo Arquidiocesano también se verá beneficiada con su archivo.

No quiero terminar sin mencionar la pequeña y muy selecta biblioteca de monseñor Hernando Guevara (19282000), casi toda en alemán y otros idiomas, con los mejo res ejemplares de la bibliografía dedicada a la investigación bíblica. Su pobreza, asumida libre y evangélicamente, no le permitía comprar muchos libros, pero los que tenía eran es cogidos con la mayor sabiduría y criterio. Su colección sigue siendo referencia en los estudios de más alto nivel en el ám bito de la Escritura. Supo elegir bien: sus libros y su amor por la Palabra.

En fin, detrás de cada biblioteca, una vida. La cultura de nuestro clero es también expresión del lugar en que hemos puesto nuestro amor. Quiera el Señor que, también en el presente, nuestros libros y lecturas sean la fuente de un intercambio amigable para gloria de Dios, edificación mu tua, servicio a la Iglesia y anuncio del Evangelio. F

...y en otras ocasiones, descubro joyas de pensadores no tan conocidos, pero que fueron cuidadosamente leídos por nuestros mayores en virtud de su profundidad y originalidad.
Martín Gil, Pbro. Párroco en Santa Gema Galgani
30 - Fraternidad - Marzo de 2019

Iglesia en obrasFundación Monseñor Valenzuela Balén

Atención profesional, humana y espiritual

La fundación ayuda a niños desde los 0 hasta los 22 años que viven en el sector de Ciudad Bolívar. Allí, previa ins cripción, soportes médicos, evaluaciones, verificación de datos y voluntad de la familia son recibidos para apoyarlos y enseñarles cómo tratar la discapacidad y desarrollar en ellos habilidades para su vida diaria.

La sede de esta fundación arquidiocesana funciona desde hace 10 años en el primer nivel de la casa de la parroquia San Pedro Poveda, en el barrio Manitas de Ciudad Bolívar. Allí trabajan varios profesionales: trabajadoras sociales, fi sioterapeutas, talleristas, psicólogos y voluntarios. Por su puesto, asesorados y dirigidos por el vicario episcopal terri torial, monseñor William Casas Velásquez. Servicios prestados con profesionalismo y amor

Se manejan dos modalidades de servicios; la primera, para los niños desde los 0 a los 16 años de edad. Aquí se brindan sesiones individuales de terapia ocupacional, fonoaudiolo gía y fisioterapia, con un programa personalizado para que se logre alcanzar un desarrollo armónico e integral en cada uno de los casos.

La segunda modalidad de servicio se brinda a jóvenes de 17 a 22 años con una permanencia máxima de 3 años en el programa. Aquí se manejan talleres productivos de acuerdo con su perfil adaptativo y ocupacional, enfocado al trabajo con las familias, para brindar herramientas que permitan un proyecto de vida a sus hijos.

Actualmente son atendidos 30 niños de diferentes edades que viven en el sector con enfermedades como parálisis ce rebral, síndromes neurodegenerativos, hidrocefalia, síndro me de Down, trastornos en el desarrollo intelectual, trastor nos de aprendizaje, entre otras discapacidades.

Niños y jóvenes con discapacidades físicas, cognitivas o sensoriales son atendidos con programas integrales por diversos profesionales en la fundación de la arquidiócesis de Bogotá “Monseñor Valenzuela Balén”, en la localidad de Ciudad Bolívar.

Historia de la Fundación Cabe resaltar que la labor de esta fundación arquidiocesana se remonta a 100 años, ya que el 18 de octubre de 1910 fue creada, inicialmente para el cuidado de niños desamparados y vulnerables de Bogotá.

Al finalizar ese programa y continuando con la misma línea de enfoque social, la junta directiva de la fundación Monse ñor Valenzuela Balén decidió cambiar hacia la atención de niños y jóvenes en condición de discapacidad, a través del programa llamado Centro de Atención San Pedro Poveda, con cobertura en la localidad de Ciudad Bolívar.

Así mismo, con el apoyo de la arquidiócesis de Bogotá y la coordinación del vicario episcopal territorial del Espíritu Santo, monseñor William Casas Velásquez (inicialmente monseñor Francisco Antonio Nieto y luego sus sucesores monseñor Luis Augusto Campos Flórez y monseñor Jorge Humberto Acevedo) fue posible que este programa se desa rrollara en su totalidad y se mantenga cada día en pro de la niñez más desamparada y con discapacidades en el sur de la ciudad. F

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 31una revista para el clero de la arqui

Notas arquidiocesanas

Centro de Acogida del Terminal de Transportes reabre sus puertas

Luego de dos meses de adecuaciones y tra bajos de ampliación, el Centro de Acogida de la Terminal de Transportes, pertene ciente a la Fundación de Atención al Mi grante, nuevamente abrió sus puertas al público.

En sus inicios en 1992, esta oficina de la Fundación de Atención al Migrante, re cibía principalmente a población despla zada por el conflicto armado interno. Sin embargo, actualmente acoge a cualquier migrante en condición de vulnerabilidad, atendiendo a personas afectadas por de sastres naturales, afectaciones sociales, hasta la crisis migratoria generada en la actualidad por los problemas sociales y económicos que existen en Venezuela.

Las instalaciones de este centro estaban conformadas por dos oficinas y un área so cial en donde podían estar cerca de 30 per sonas de pie. Conscientes de la necesidad de ampliar este centro para brindar un me jor servicio y gracias al apoyo de ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), la oficina inició su remodelación. Ahora cuenta con dos plan tas: una exclusiva para que los migrantes tengan un área de espera y la segunda con las oficinas para que puedan recibir una atención privada y personalizada.

Durante el 2018 el centro de la terminal de transportes atendió a más de 16.000 per sonas y se espera que durante el 2019 la cifra sea igual o mayor.

La escucha, medio de evangelización de la familia

Hay familias muy generosas que regalan tiempo, estudio, atención y orientación a otras necesitadas de amor y de Cristo. Son las familias que escuchan y proponen en los centros de atención y escucha de la arquidiócesis de Bogotá, que se forman los sábados en la tarde.

En el auditorio de la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes, en el tradicional sector bogotano de Chapinero, se reunieron las familias que se forman para ayudar a otras en los Centros de Escucha y Centros de Orientación Familiar, bajo la dirección de monseñor Nelson Ortiz.

Estos Centros han tenido una gran aceptación y un gran crecimien to, por ello la necesidad de la formación de quienes han llegado como voluntarios para atender a tantos hermanos que necesitan esta aten ción, y por qué no, compañía.

Para hacer una analogía, diremos que un centro de escucha es un Triage, la persona llega y es escuchada; a veces sólo necesita eso… que la escuchen, quitarse “un piano de encima”, sentir que no está sola, pero otras veces la situación pide más, por ello es remitida “al especia lista” y llega al Centro de Orientación Familiar, donde se le presta un servicio de asesoría pastoral desde diferentes ángulos profesionales, psicología, derecho, trabajo social, pero siempre con la visión pastoral cristiana.

Estos voluntarios recibieron varias charlas y la final estuvo a cargo de Andrea Milena Arévalo, Trabajadora Social de la Arquidiócesis, encargada de la Oficina de Buen Trato. La relación entre los Centros de Escucha y la Oficina de Buen Trato se encuentra en que los prime ros son quienes se pueden enterar de alguna queja de comportamien to dudoso de algún clérigo o miembro de colegio arquidiocesano o fundación de la Arquidiócesis, por ello debería conocer el paso a paso propuesto por la Arquidiócesis a través del programa, la Iglesia un lugar seguro. F

32 - Fraternidad - Marzo de 2019

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