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Gran Fondo Adolfo Lagos Izzi Kardias

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Vamos a la carrera: Las instalaciones de la fábrica de pasta La Moderna son la sede de arranque y llegada de este gran evento. En el cruce de la carretera que lleva a Valle de Bravo con la que va a Atlacomulco se encuentra La Moderna, que brinda sus campos de futbol como estacionamiento y explanada para la fiesta de llegada, entrega de medallas, hidratación vía agua, Gatorade o chela, así como la Pasta Party para recuperar energía.

En punto de las siete de la mañana, ante una espesa neblina, baja temperatura y mucho entusiasmo y ansiedad por rodar arrancó la cuarta edición de esta carrera.

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Con buen criterio As Deporte, operadores del evento, crearon el corral frontal para los élite, de esta manera se reduce el riesgo de que al inicio ocurra algún accidente por las diferencias de velocidad entre los que van a ganar la carrera o los que vamos a disfrutar. Sin embargo no falta el intenso o intensa que cree que meterse entre las bicis en los corrales le da oportunidad de ganar, ¡qué molesto es!

Total, que arrancó en punto, que se agradece ya que la desmañanada no es cualquier cosa y siempre hay que respetar a quien llega a tiempo. Les decía que la neblina era brutal, no más de cuatro metros de visión, humedad y la imposibilidad de utilizar los lentes que por lo general son para sol y en esas condiciones no ayudaban. Como

t: RAFAEL CUÉ f: IMPERIO AGENCY

es natural la carrera va tomando su ritmo con base en la selección natural del ciclista. Los primeros kilómetros fuimos muy compactos pero, con el paso del tiempo, se va estirando el pelotón; quienes arrancan atrás y tienen buen ritmo y nivel van subiendo posiciones. La gran ventaja es lo amplio de la carretera, totalmente cerrada para el evento, cuatro carriles los primeros 30 km aproximadamente por lo que es bastante seguro pasar y que te pasen.

De pronto y como por arte de magia, al salir de uno de los columpios rumbo a Zitácuaro, la neblina desapareció y pudimos disfrutar de un paisaje precioso. El campo verde, los árboles tupidos y el sol comenzando a calentar en esos amaneceres campiranos que sólo se disfrutan montando en bici.

Es un gusto ver tanta gente y tantos equipos, los amigos de Cuadro, Vatio, Guadalupanos, Charolastras, Pavé, muchos equipos de triatlón y, mi banda, La Grupeta con los que en su mayoría ruedo hace 34 años.

Este recorrido me encanta, comienza sin ser duro, da tiempo a calentar, luego comienzan los columpios y llega la bajada de aproximadamente 8 km hasta la vuelta en U. Hasta ahí son 40 km, los 8 que bajas hay que subirlos, un tramo tendido sin muchos cambios de inclinación, pero siempre hacia arriba. Esta edición al ir a media bajada es

Fabulosa experiencia la cuarta edición de esta carrera que con muy pocas ediciones se ha colocado ya en el corazón de todos los ciclistas, patrocinadores, organizadores y medios. Son varias las razones, la principal desde mi punto de vista es tener la certeza de la ayuda que proporciona Kardias, organización que promueve la atención médica de calidad a niños y niñas enfermos del corazón en México. Con el costo de la inscripción al Gran Fondo, se recaudan recursos monetarios para esta noble causa. Ya desde ese momento todos los participantes somos ganadores.

cuando cruzamos con los líderes, buen paso en varios grupos perseguidores y el obligado cálculo de cuánto me llevan ya de distancia.

A los 50 km del recorrido viene la desviación para los corredores de 130 km, los que van por 80 siguen derecho a los tortuosos 30 finales de columpios exigentes.

La bajada a Valle es una gozada, 25 km de adrenalina pura, alta velocidad y también la opción de hacerla más despacio.

Siempre he dicho, la velocidad correcta para los descensos es con la que te sientas cómodo. En el km 75 es el retorno para comenzar a subir, en esta ocasión se cambió la ruta y la vuelta era en U sin utilizar el trébol, lo que a más de uno nos causó aplicar duro los frenos pese a que los voluntarios avisaban de bajar la velocidad.

En ese punto hay baños y un abastecimiento al que muchos ciclistas recurren preparando la subida de 25 km. Tendida, de buen promedio de inclinación que permite tomar tempo por periodos largos y se disfruta realmente mucho. A media subida hay otro abastecimiento también socorrido para hidratación y algo de comer para muchos ciclistas.

Al terminar la subida, los que ya hemos hecho la carrera en todas sus ediciones, sabemos que estamos lejos de terminar de sufrir; quedan 30 km duros, ya hay 100 en las piernas y faltan columpios que si no guardaste energía se padecen en serio.

En lo personal los columpios me gustan, sabía lo que faltaba y pude, con un grupo variado de colegas, hacerlos a buen tempo. Alcanzando y rebasando a muchos grupos, algunos se lograron pegar y otros nos vieron alejarnos. Entre los experimentados que alcanzamos y se pegaron a rueda estaba el mismísimo “Green” Alex Gutiérrez, directivo de Benotto y el gran coach Raúl Victoria con quienes siempre es un gusto rodar.

La meta era una fiesta, la gente llega con la satisfacción de haber logrado el objetivo; no importa el tiempo, no importa el lugar, lo único que importa es rodar y disfrutar.

Abundante hidratación, abundante pasta y muy buen ambiente.

El clima fue estupendo, un gran día y una formidable experiencia. Estamos listos para el 2022, debes estar pendiente. El cupo se llena, el apoyo es enorme para Kardias y la experiencia maravillosa.

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