2011 chilet y rebolledo rd3 pensamiento

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Marcos Chilet

Diseñador de la Pontificia Universidad Católica de Chile _Licenciado en Artes de la Universidad de Chile _ Director de Diseño, Sentidos Comunes y Socio ONG Reconstruye Designer, Pontificia Universidad Católica de Chile _ Bachelor in Arts, Universidad de Chile _ Design Director, Sentidos Comunes and partner of NGO Reconstruye

Cada color tiene su propia personalidad, que lo hace capaz de conectarse con nuestras emociones, representar y comunicar ideas, sentimientos e incluso movilizarnos hacia ciertas conductas.

para que sean aplicados al concepto y finalmente al diseño. Lo peculiar que tiene este proceso es que la mayoría de las veces no es necesario que exista una coincidencia temática entre la imagen inicial y el concepto al que se aplicarán los colores extraídos. Un paisaje o un detalle de una fotografía cuyos colores funcionen abren la posibilidad de que esas mismas tonalidades sigan funcionando en un impreso, en una página web o en un objeto. La segunda modalidad es la llamada carta de colores, que tiene una finalidad técnica. Su elaboración final corresponde a un grado mayor de desarrollo del proyecto, ya que en ella se exhiben todos los colores que se incorporarán a un determinado diseño, ordenados y sin restricciones en cuanto a la cantidad, en muestras separadas por un espacio mínimo que permita la apreciación de cada color, reduciendo los efectos de la interacción cuando se encuentran en contacto o rodeados de otros. Su finalidad es especificar cada tono propuesto, por lo que cada color se acompaña de un código de referencia, número, letra o dosificación de cantidades que permita su conversión a algún sistema de reproducción. En algunos casos, cuando su extensión no supera la docena de alternativas, la carta de colores también puede cumplir la función de la paleta de un proyecto. Eso sí, junto con entregar la información técnica que facilita la

reproducción, debe expresar al concepto en que éste se basa.

La fidelidad del color La elección de los colores, ya sea apoyada por las modalidades antes descritas o por otras metodologías con un mayor o menor grado de aporte intuitivo, es recién el inicio de un complejo proceso que permitirá la incorporación definitiva de los colores en el diseño propuesto. Queda aún por enfrentar la siguiente etapa, donde frecuentemente se producen las mayores pérdidas de fidelidad del color. Esto se debe, generalmente, a que el diseñador no ha especificado con información que sea decodificable por quien produce su diseño, o a que quien lo fabrica no tiene las capacidades técnicas para hacerlo. Para entrar en la raíz de esta problemática es necesario partir de un principio biológico muy básico: nuestro cerebro no tiene la capacidad de memorizar el color, tal como puede hacerlo con una melodía o un aroma; siempre necesitamos verlo y compararlo para saber si se trata del mismo, por lo que los esfuerzos se centran siempre en encontrar lenguajes descriptores del color para comunicarlo. Otro factor de gran incidencia en la pérdida de fidelidad que sufre el color desde que lo imaginamos, escogemos y su resolución final en el diseño propuesto, es que en este proceso ocurren varios cambios de medio. Así, por ejem-

plo, en el diseño gráfico, podemos partir de un bosquejo hecho con lápiz y coloreado en el papel, es decir, pigmentos sobre una superficie expuestos a la iluminación del ambiente, o trazar directamente en el computador en que el papel es una pantalla retroiluminada y los colores son tres luces que se combinan (RGB). De acuerdo a cómo se visualizan en pantalla se toman las decisiones respecto de los colores, siendo que la información digital será enviada luego a una impresora o imprenta, que volverá a convertir los colores en puntos de pigmentos sobre un papel (CMYK). Estos cambios de medios producen grandes distorsiones y pérdidas de tiempo al tratar de igualar los colores llamados de entrada, o sea, los que contiene el archivo digital que hizo el diseñador, y los de salida, que son los que es capaz de producir el dispositivo de impresión. Este ejemplo refleja la necesidad de que los diseñadores reciban en su formación conocimientos sólidos acerca del manejo del color, que orienten sus decisiones, minimicen las pérdidas de fidelidad, disminuyan los tiempos y den más fluidez a la materialización de sus obras. El trabajo con el color es un desafío creciente para los diseñadores, ya que el desarrollo tecnológico nos abre día a día nuevas posibilidades de incorporarlo en nuevos soportes y aportar con ellos experiencias estimulantes a los usuarios. dna

Nicolás Rebolledo

Arquitecto de la Pontificia Universidad Católica de Chile _ Profesor de la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño de la Universidad Andrés Bello _ Director de Desarrollo, Sentidos Comunes y socio de ONG Reconstruye Architect, Pontificia Universidad Católica de Chile _ Academic, Faculty of Architecture, Art and Design, Universidad Andrés Bello _ Director of Development, Sentidos Comunes and partner of NGO Reconstruye

1 Bibliografía Ambrose, Gavin y Paul Harris. (2005). Color. Barcelona: Parramon Ediciones SA. *Albers, Josef. (1998). La interacción del color. Madrid: Alianza Editorial. A.A.V.V. (2003). Colores digitales para internet y otros medios de comunicación. Barcelona: Ava Publishing. *Delamare, Francois y Bernard Guineau. (2000). Los colores, historia de los pigmentos y colorantes. Barcelona: Ediciones B.S.A.. *Eiseman, Leatrice. (2006). Color: Messages and meanings. Gloucester: Hand Book Press. *Gage, John. (1993). Color y Cultura. Madrid: Ediciones Siruela. González, José María; María del Mar Cuevas y Blanca Fernández. (2005). Introducción al Color. Madrid: Ediciones Akal. *Terry Lee Stone; Sean Adams y Noreen Morioka. (2008). Color Design Workbook. Massachusetts: Rockport Publishers.

En la última década, el “pensamiento de diseño” ha sido incorporado en el currículo de las escuelas de negocios más prestigiosas. El mundo productivo de vanguardia ve en este tipo de conocimiento emergente un aporte valioso para la capacidad de innovación, ya que reconoce en él la aptitud para observar los detalles de la vida cotidiana y sintetizarlos en nuevas cosas, imágenes o experiencias, entendiendo que nuestro habitar se encuentra en lo particular, que no existen formas naturales y definitivas de aprehender el entorno y que la anatomía biológica con la que contamos para vivir está preparada para lo específico, lo cotidiano y lo finito. El área en la cual se ha introducido el concepto “pensamiento de diseño” en el escenario econó-

mico contemporáneo corresponde a la innovación, la cual bajo la definición de Schumpeter de mediados del siglo XX aún es entendida como un proceso de destrucción creativa, donde la creación de nuevos productos, mercados y monopolios —a merced de la obsolescencia de lo común— es un hecho esencial del devenir y de la consolidación del capitalismo y una condición sine qua non para lograr el éxito empresarial. La Innovación primero y el “pensamiento de diseño” después son respuestas recientes a un problema instalado desde la Revolución Industrial en adelante: ¿Cómo organizar de manera más rentable los dominios específicos de la vida social con las posibilidades cambiantes que van otorgando las industrias y tecnologías de turno?

*Sanz, Juan Carlos y Rosa Gallego. (2001). Diccionario Akal del Color. Madrid: Ediciones Akal. Starmer, Anna. (2005). Color Scheme Bible. Nueva York: Firefly Books. Tornquist, Jorrit. (2008). Color y Luz. Barcelona: Editorial Gustavo Gili.

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Este artículo presenta las ideas iniciales para comprender el rol que el proyecto y el “pensamiento de diseño” (Design thinking) tendrán en el futuro de la práctica política. A través de la pregunta por la innovación política y la democratización de la capacidad de producir futuro, se instala el argumento de que la praxis política debe incorporar los conocimientos desarrollados en el proyecto de diseño. Innovación política _ pensamiento de diseño _ experimentalismo _ futuridad

la política ni el diseño pueden eludir.

Es aquí donde el mundo productivo de vanguardia se beneficia del “pensamiento de diseño”, en tanto le permite mantenerse en la búsqueda y transformación del “futuro en presente” y, por lo tanto, en una parte viva del sistema de flujo de recursos, basando sus estrategias corporativas más en las “cambiantes necesidades de las personas”, que sólo en el análisis financiero del valor sobre la materia prima. El “pensamiento de diseño” viene a servir entonces como herramienta orgánica de análisis y síntesis del problema cultural de la industrialización, creando flujos de valor entre nuevos deseos, nuevas tecnologías productivas y nuevos modelos de intercambio y distribución. En el contexto actual, donde los procesos productivos se encuentran altamente sistematizados y las tecnologías de la información facilitan nuevas formas de articular el tejido social, la respuesta del “pensamiento de diseño” al vínculo entre cultura y tecnología es instalar, al interior de los procesos productivos orientados al permanente cambio, metodologías de innovación que consideren la observación del comportamiento de usuarios, el análisis de tendencias, la experimentación abierta y el constante rediseño de procesos, productos y servicios. En otras épocas, la experimentación con las posibilidades era siempre una respuesta a las crisis que provocaban cada tanto

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los cambios tecnológicos. Actualmente, el experimentalismo es la condición mínima para mantenerse en el pináculo del sistema productivo, ya que se entiende a sí mismo en crisis permanente, producto de la exigencia incontenible de lo nuevo y su revolución tecnológica constante. Como casi todos los conocimientos de avanzada, hoy el “pensamiento de diseño” está al servicio de sistemas empresariales controlados por unos pocos. El resto —la sociedad— disfruta exclusivamente de sus consecuencias a través de lo que algunos llaman “la experiencia del consumo” y el “valor de marca” (Lockwood, 2009), accediendo a éstas mediante productos o servicios obtenidos gracias a la cadena de distribución totalmente integrada de la “venta al detalle” o Retail. Hoy en día existen empresas y escuelas avanzadas que se sostienen a base de un experimentalismo endémico, del cual obtienen enormes réditos económicos y que nos mantienen expectantes sobre las nuevas posibilidades que sus desarrollos traerán a nuestras vidas. La gama de estas expectativas es amplia: abarca desde el deseo generado por saber cómo será, por ejemplo, el nuevo Ipad hasta la novedad del mercado de yogures para el “tránsito lento” o alguna otra “innovación” que satisfaga una “nueva necesidad” de mercado. Sin embargo, estas vanguardias del conocimiento, que son usadas mayoritariamente con

el fin de crear riqueza privada, continúan estando apenas vinculadas al resto de la economía y de la sociedad: incluso en los países más ricos, la gran mayoría de la gente permanece excluida de ellas y no tiene ninguna posibilidad real de llegar a unírseles. (Mangabeira Unger, 2009). Es justamente aquí donde radica nuestro interés: en la captura del “pensamiento de diseño” y en el fenómeno de que la innovación sólo está al alcance de un sector del quehacer socioeconómico, estando lejos del dominio público. Lo que nos interesa pensar es cómo introducir “pensamiento de diseño” en aquellas prácticas sociales que se vinculan con lo público y que tienen graves problemas para adaptarse a sus nuevas exigencias. En concreto, estamos hablando de que nos interesa trabajar sobre el terreno de la práctica política, la cual es criticada por su incapacidad de adaptarse a nuevos contextos y por estar críticamente alejada de los ciudadanos a los que representa. Nos interesa aportar para mejorar la política, porque entendemos que su rol es estratégico en la tarea de abrir las fronteras de lo posible, en buscar alternativas de desarrollo para un país como el nuestro y en servir como herramienta de construcción del futuro colectivo. Tal como plantea el intelectual y ex ministro de Desarrollo estratégico de Brasil Roberto Mangabeira Unger, los países en desarrollo que han alcanzado mayor éxito son los que han sido más

pródigos en innovaciones institucionales, pero también aquellos que han insistido en levantar un poderoso escudo para proteger su estrategia de desarrollo y organización institucional propia. Es decir, los países exitosos son aquellos que usan la fórmula que permite el mercado y la globalización, pero en los términos propios. (Mangabeira, 2010) Para lograr lo anterior, los procesos tanto de innovación institucional como de co-creación de un proyecto político propio son de vital importancia y creemos que el “pensamiento de diseño”, en tanto forma de conocimiento, tiene mucho que aportar.

¿Cómo? Nuestra propuesta de trabajo es ayudar a crear y a distribuir la capacidad de crear futuro, democratizando el poder de innovación a través del fomento serio del flujo libre del conocimiento y profundizando la democracia como sistema decisional y de constante innovación institucional. Profundizar la democracia permite llevar el experimentalismo a otro nivel, ya que éste establece los términos a partir de los cuales se pueden alterar todos los demás dominios. Lo que las personas pueden hacer con sus vidas depende directamente de cómo se encuentra organizada la sociedad en la que habitan y de qué lugar ocupan en su respectivo orden social. Las instituciones y las creencias que desarrollamos en el tiempo histórico pueden aumen-

tar o disminuir las oportunidades existenciales del individuo, incluso el poder relativo de desafiarlas y cambiarlas en el curso de su actividad. (Mangabeira Unger, 2009) La democratización de la capacidad de Innovar y, por lo tanto, de producir futuro es una agenda que ni la política ni el diseño pueden eludir. Epistemológicamente hablando, el desafío de nuestro proyecto consiste en desplazar las prácticas para la innovación desde el desarrollo de consumidores para mercados hacia el desarrollo de agentes productores de futuro para la sociedad (ciudadanos políticos). Es decir, instalar la capacidad de experimentación e innovación en la sociedad en su conjunto. Desde el punto de vista de la acción política, el desafío es entender que los componentes más relevantes del actuar político son el proyecto, la red y la distribución del poder en esa red, y que la técnica no es un dominio distinto de lo político, sino que la forma de su condición práctica intrínseca.

2 Es importante dejar en claro que lo que nos interesa es buscar espacios de transferencia de conocimiento entre campos de acción abiertamente distintos, pero en ningún caso reemplazar la práctica política por la gestión empresarial. Como señala Roberto Mangabeira, el experimentalismo y

la innovación en política poseen un alcance más vasto y objetivos más amplios que el experimentalismo en la producción. Este experimentalismo político es en sí mismo una especie de idea más general y una práctica más ambiciosa: la idea es nunca dejarse confinar por el contexto presente y usar las más pequeñas variaciones a nuestro alcance para producir variaciones más grandes que todavía no existen. (Mangabeira Unger, 2009) El experimentalismo queda así definido como la voluntad de transformar, parte por parte y paso por paso, el contexto de disposiciones preestablecidas y de creencias asumidas mientras nos ocupamos de nuestros asuntos. Cuando el “pensamiento de diseño” se involucra en los procesos de innovación política, lo que aporta son sus metodologías cíclicas de desarrollo y su capacidad de captar el detalle de la fibra social e intervenirla para lograr transformaciones inéditas. Si comparamos las metodologías de producción de futuro en el espacio de la producción privada y en el de la acción política, podemos distinguir claras diferencias: En el espacio productivo de vanguardia, el pensamiento proyectual se organiza de forma tal, que reproducir las condiciones presentes sea sencillo y que eso libere a la organización para experimentar con el futuro. Un “pensamiento de diseño” exitoso tiene por condición plasmar sus apuestas de futuro en procesos

Political innovation _ design thinking _ experimentalism _ futurity

Prácticas Políticas Progresistas

FUTURIDAD

PROYECTO & DISEÑO

EXPERIMENTALISMO / CAMBIO

TRANSFORMACIÓN PERMANENTE

MODELO EPISTEMOLÓGICO

MODELO PARA LA CREACIÓN DE FUTURO

OBJETIVO SOCIAL

POLÍTICA VS TECNOCRACIA

CRISIS / ADAPTACIÓN TRAUMÁTICA

CONSERVACIÓN DEL STATUS QUO

RAPTO DE LA CONTINGENCIA

Prácticas Políticas Conservadoras

El pensamiento de diseño y la innovación política

La democratización de la capacidad de Innovar y, por lo tanto, de producir futuro es una agenda que ni

This article presents the basic ideas for an understanding of the role that the project and design thinking will have in the future of political practise. Through an inquiry into political innovation and the democratization of the capacity to produce future, the argument is installed that political praxis must incorporate the knowledge developed in the design project.

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RESULTADOS

POLÍTICAS PÚBLICAS

TÉCNICA

A

Sin Diseño

B

Con Diseño

POLÍTICA PARTICIPAR VOTOS

ENTENDER

ENCUESTAS

Los conocimientos que maneja el diseño y que han estado orientados a la intervención en dominios particulares con

POLÍTICA

VS

CIUDADANÍA

SISTEMA POLÍTICO

CIUDADANÍA

PENSAMIENTO DE DISEÑO

SISTEMA POLÍTICO

TÉCNICA

RESULTADOS

POLÍTICAS PÚBLICAS

CO-CREAR

fines privados deben ser incorporados a los proyectos de innovación política.

RESOLVER

TÉCNICA

B

Con Diseño

PARTICIPAR

CIUDADANÍA

CO-CREAR

de fácil reproducción que permitan volver al experimentalismo. Como señalan Bruno Latour y Vincent Lépinay a propósito del pensamiento de Gabriel Tarde, el problema de la producción de futuro sePOLÍTICA resume en aprehender lo más estrechamente posible PENSAMIENTO DE DISEÑO la génesis de las invenciones y las leyes TÉCNICA de sus imitaciones. El progreso económico supone dos cosas: una cantidad creciente de deseos diferentes (siendo ésta la base de la dinámica del mercado) y, por otra parte, una semejanza productiva en la satisfacción de esos deseos cambiantes. Cuanto más esa semejanza se prolongue, más se ampliará y se consolidará la producción y, por lo tanto, habrá espacio libre para la persecución del futuro. (Latour & Lépinay, 2009) A diferencia de esto último, el actuar político se encuentra raptado por la contingencia, y la inamovilidad de sus estructuras impone unos costos de reproducción del presente tan altos que cualquier afán experimentalista contiene un riesgo elevadísimo. La innovación, la imaginación y la valentía solo pueden aparecer como respuestas a las crisis cuando todos los recursos han sido agotados y el riesgo de perder una porción de poder es menor al riesgo de perderlo todo.

1 http://www.landerretche. cl/2010/06/sobre-tecnica-ypolitica.html

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Norbert Lechner se refiere a la necesidad que tiene lo político de ser capaz de construir estas ENTENDER condiciones de semejanza y, por lo tanto, liberarse del rapto de lo contingente. Él señala que la mayor contingencia del orden social modifica la forma habitual de la SISTEMA POLÍTICO política, que es su acción estratégica. En la medida en que aumenta la complejidad y contingencia, disminuye la calculabilidad de los procesos, y por tanto, dificulta RESOLVER determinado resultado. producir Los efectos no intencionados de una acción tienden a distorsionar o anular estas metas deliberadas y ello pone en duda una función privilegiada de la política, como es definir los objetivos de la acción social. (Lechner, 2007) El punto es que esta tensión entre visión estratégica y contingencia —entre presente y futuro— hoy se ha vuelto inmanejable dada la alta frecuencia y complejidad de las crisis a las cuales está sometida la política contemporánea. Esto hace que la epistemología de su práctica comience a estar obsoleta, ya que su sistema de pensamiento, decisión y acción es incapaz de adaptarse a la realidad con la velocidad, asertividad y profundidad que ésta requiere. El hambre de cambio del sistema social y su nuevo poder

tecnológico han dejado perplejo al sistema político: o éste cambia o las consecuencias podrían ser insospechadas. Salta a la vista el caso de España, donde se puede observar cómo coexisten percepciones y anhelos de futuro absolutamente disociados entre el sistema político y los movimientos ciudadanos, que por organización y fuerza propia están construyendo un sistema de asociación, manifestación y acción política que parece más legítimo que el sistema político formal. Esta disociación de perspectivas provoca que lo político quede escindido de su principal espacio para la activación sistemática de redes con los diferentes grupos sociales y de la construcción colectiva del futuro. La visión del futuro es incierta porque no hay espacio ni método para construirlo de manera colectiva, y eso genera perplejidad en el político e indignación en el ciudadano. Pensamos que parte importante de esta distancia entre la acción de la política formal y los movimientos ciudadanos se debe a la separación y disputa entre el dominio técnico-proyectual y el político-normativo. En palabras de Oscar Landerretche (comentando a Carlos Peña), en la tensión entre técnica y política subyace realmente una disputa entre

dos formas de legitimación del poder. Por un lado, la legitimidad del saber técnico que interpreta libros y papers para producir políticas públicas; por otro, la legitimidad del saber político que interpreta sueños y necesidades para producir votos y poder. (Landerretche 2010)1 Consideramos que es justamente en medio de esta disputa de legitimación entre el saber técnico “objetivo” y la interpretación de anhelos “subjetiva” donde se encuentra el espacio de acción del “pensamiento de diseño”, ya que la condición misma de esta forma de conocimiento es la de articular subjetividades culturales con tecnologías disponibles. ¿Cómo podría el “pensamiento de diseño”, en este contexto, ayudar a crear flujos de valor entre la subjetividad del ciudadano, los sistemas de toma de decisión deliberativa (sistema político) y las nuevas tecnologías disponibles, con el fin de construir futuro colectivo? Creemos que una alternativa para esa ventana de construcción del futuro es el espacio del proyecto, epistemología que permite condiciones favorables para la reproducción del presente y persecución del futuro, pero que también es el medio a través del cual esta acción pueda llevarse a cabo

de forma integrada al tejido social. Como señalan Luc Bolstanski y Eve Chiapello, el proyecto es la ocasión y pretexto para la conexión entre las personas. Reúne temporalmente a personas muy dispares, presentándose como un extremo de la red fuertemente activado durante un período relativamente corto de tiempo, pero que permite forjar vínculos más duraderos, los cuales, aunque permanezcan desactivados temporalmente, permanecerán siempre disponibles. (Bolstanski & Chiapello, 2002) El progresismo político debe sobreponerse al rapto de la contingencia y asumir su condición proyectual, plasmando sus exploraciones en procesos y utilizando el experimentalismo como oposición a la ambición conservadora de sostener el statu quo. Para esto se debe tejer la relación entre el proceder político y las herramientas proyectuales con que cuenta a su disposición. Los conocimientos que maneja el diseño y que han estado orientados a la intervención en dominios particulares con fines privados deben ser incorporados a los proyectos de innovación política. Nos referimos al diseño de interacción, al diseño de información y al diseño de identidad; a las metodologías de observación

y participación, a la capacidad de plasmar principios en procesos productivos y a las metodologías cíclicas de innovación. Todo esto debe ser entendido como un actuar que es técnico y político a la vez y que tiene como objetivo último construir un futuro colectivo. Roberto Mangabeira define el concepto de “futuridad” como “el vivir orientado hacia el futuro”. Esta sería la manera de vivir en el presente sin estar por completo determinado por las presentes condiciones de existencia. Nosotros no nos agotamos en los mundos sociales y culturales que construimos. Ellos son finitos, pero nosotros no lo somos en relación con ellos. Nuestra capacidad de imaginar posibilidades sociales no se detiene y corresponde a la polaridad que constituye la naturaleza transgresora de nuestro ser (Mangabeira Unger, 2009). Como hemos visto, el pensamiento de diseño establece metodologías que pueden acelerar la producción de futuros en el ámbito de lo político a través de la articulación de la subjetividad cultural del ciudadano con las diversas tecnologías y herramientas proyectuales disponibles. Esto necesariamente implicará la creación de flujos de valor entre esta idea de futu-

ridad, motorizada por el poder de la imaginación y la acción concertada en redes mediadas por las tecnologías del proyecto. Para esto, como indica Mangabeira, debemos convertir el modo de trabajar en conjunto de las personas en una plasmación social de la imaginación: sus relaciones entre sí imitan los movimientos del pensamiento experimental. Con este fin, el primer requisito es ahorrar tiempo y energías para lo que todavía no puede repetirse. Lo que podemos repetir lo expresamos en una fórmula y luego lo plasmamos en una máquina. Así desviamos el foco de la energía y de atención de lo que ya puede repetirse hacia lo que todavía no puede repetirse. (Mangabeira Unger, 2009) Esto último será lo que nos permitirá tanto construir la pregunta por los sistemas de organización institucional posibles, como experimentar nuevos escenarios políticos sin temor a la destrucción del tejido social y democratizar la capacidad de construir escenarios de futuro. El desafío de la política es buscar más allá de su epistemología actual; el del diseño es construir la pregunta por su rol público y entender que su quehacer es ineludiblemente político. dna

Bibliografía Bolstanski, L., & Chiapello, E. (2002). El nuevo espíritu del Capitalismo. Madrid: Ediciones Akal . Landerretche, O. (s.f.). www. landerretche.cl. Obtenido de http://www.landerretche. cl/2010/06/sobre-tecnica-ypolitica.html Latour, B., & Lépinay, V. A. (2009). La Economía Ciencia de los Intereses Apasionados. Ediciones Manantial. Lechner, N. (2007). Obras Escogidas. Santiago: LOM. Lockwood, T. (2009). Design Thinking, Integrating Innovation, Customer Experience and Brand Value. USA. Mangabeira Unger, R. (2009). El despertar del Individuo, Imaginación y Esperanza. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. Mangabeira, R. (2010). La Alternativa de la Izquierda. Buenos Aires, Argentina: Fondo de Cultura Económica. Rojas, E., Depolo, S., Cadima, T., Celis, S., & Cociña, M. (2009). ¿Un nuevo espíritu del Capitalismo? Lecturas sobre la teoría y la crítica de nuestro tiempo. Santiago, Chile: Saber Colectivo.

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