DIRECTOR MIGUEL EDUARDO RUGET info@ruidosis.net
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN MIGUEL RUGET Publicar un nuevo número de Disidencia siempre será motivo de celebración. Celebración porque continuamos nuestra labor informativa e independiente sin tener que vendernos al mejor postor, celebración porque entregamos a nuestros lectores un producto de calidad, tanto editorial como gráfico. Así que esperamos seguir celebrando porque sencillamente seguimos vivos, vigentes, y porque nos encanta el Rock.
Por otra parte Trivium, Mastodon, Iced Earth y Machine Head, nos presentan sus nuevas producciones, a las cuales les hincamos el diente y compartimos con ustedes nuestras apreciaciones, así como también lo hacemos con la nueva placa de Sepultura, que merece mucha atención, sobretodo, dejando los prejuicios a un lado porque lo que ofrecen los brasileños Para éste mes la portada ha sido aquí, esta de volar sesos. más que merecida para el combo de Dave Mustaine y su banda La cuota nacional la brindan Megadeth, quienes manteniendo Ztranger y Opensight, bandas el listón en alto son un ejemplo que se esmeran por salir de entereza y perseverancia que adelante (en una escena de inspira a seguir trabajando en proyectos rockeros de efímera lo que se ama sin caer en duración) y quienes acaban de tentaciones, y siendo fieles a lanzar sus nuevos trabajos. sus fans, al menos en ofrecer un producto con calidad y Esperamos que esta edición honestidad. sea de su agrado y que por un momento los ayude a alejarse Disidencia siguiendo fiel a su de los medios amarillistas, y filosofía incluye también sendos de la polarización que se vive artículos sobre bandas en Colombia. Ojalá "desconocidas" en nuestro país reflexionemos todos sobre el como son Devin Townsend, y país que queremos y apoyemos Black Country Communion, los conciertos y a todos los nuevos referentes de rock de la emprendedores que ven en el más alta calidad que se campean Rock su forma de trabajo y de en las más reconocidas arenas realización personal, para que mundiales, pero que así, algún día, podamos hablar seguramente jamás pisarán de una verdadera cultura del nuestra tierra de "vallenatos y Rock en Colombia, y no, de reguetones". una farándula que ve en esto la mejor manera lograr sus 5 minutos de fama.
DIRECTOR DE ARTE MIGUEL RUGET
REDACCIÓN MIGUEL RUGET FABIÁN E. BELTRÁN
COLABORADORES HUGO ALEJANDRO BERNAL
PUBLICADA POR
MIGUEL E. RUGET Bogotá D.C - Colombia
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PUNTOS DE VENTA
Las ondas renovadas de
La banda norteamericana regresa revitalizada con su nueva producción titulada In Waves, que determina su regreso después de 3 años. El grupo de Florida apunta todo su poder a consolidarse como una de las bandas de metal más importantes del nuevo siglo.
Las garras afiladas siguen siendo del Leopardo
Por: Hugo Alejandro Bernal
Fundada en el año 1999 en Orlando, Florida por Brad Lewter y Matt Heafy, Trivium es un agrupación de metalcore y thrash metal que cuenta con 5 albums en su haber, entre los cuales se encuentran Ember to Inferno (2003), Ascendancy (2005), The Crusade (2006), Shogun (2008) y su más reciente producción titulada In Waves, lanzada bajo el sello Roadrunner Records el pasado 9 de Agosto. Precisamente en su última placa, apuestan por consolidar su propuesta musical, añadiendo elementos más técnicos con la incorporación del baterista italo-americano Nick Augusto, quien habia compartido escenario con el bajista Paolo Gregoletto en un proyecto llamado Maruta. Las capacidades técnicas de Augusto se explotan de inmediato en la instrumental e introductoria Capsizing The Sea que abre paso a In Waves, donde las guitarras de la dupla Heafy y Beaulieu, otorgan un sólido y fuerte inicio al disco. Sobre la incorporación del nuevo baterista, Matt Heafy expresó para Noisecreep: “Estábamos llegando a un punto en donde la banda no estaba necesariamente ad portas de una disolución pero si de un alejamiento de la creatividad, sentíamos que habiamos perdido el fuego y la energía en vivo, así que tuvimos que hacer un cambio positivo. Gracias a Dios, encontramos a Nick, que ha sido capaz de ser el hombre que nos lleve al siguiente nivel”. Temas como Inception of the End y Built to fall evidencian el avance en el sonido de Trivium como agrupación, concediendo a su metalcore elementos de mayor complejidad en las percusiones, logrando un balance entre voces limpias y guturales. A Skyline's Severance exhibe una evolucionada postura agresiva tanto en voces como en guitarras (brillante desempeño de Beaulieu/Heafy), mientras Built to fall otorga un sonido más accesible con oportunos arreglos vocales que le dan un matiz especial al álbum.
“Creo que en comparación con los otros discos, éste es el primero que realmente tiene enlazados la música, el arte y todo lo visual para hacer un solo paquete cohesivo. Todo se une para hacer una pieza conceptual en vez de videos musicales que están completamente separados. Intentamos atar todo lo que promocione a la banda en una visión compuesta y hacer un gran paquete. Cuando escuchen la música, los aspectos visuales le agregan algo y le dan mejor imagen a lo que solamente el disco estándar, puede ofrecer con una portada y videos”, manifestó Heafy en dialogo concedido a The Gauntlet. La banda compartió cartel con Megadeth, Godsmack, Disturbed, Machine Head, In Flames entre muchos otros en el Mayhem Festival que se desarrolló en territorio norteaméricano y estará siendo acto de soporte a la agrupación Dream Theater entre septiembre y octubre del año en curso. Definitivamente una banda que busca consolidarse y asentarse como referente dentro de la escena del metal y que pese a su joven carrera, tiene los elementos suficientes para conseguirlo en un plazo no muy lejano.
Black Country Communion: Cero y van Dos Sin dejar rebotar el golpe que supuso la salida del magnífico debut de la banda liderada por el vocalista/bajista Glenn Hughes, Black Country Communion regresa con su segundo redondo en menos de un año. Así como es corta la distancia temporal entre sus dos títulos, también se acercan entre sí gracias a la inspiración con la que Hughes inunda cada una de las 11 canciones de el disco simplemente titulado “2”, muy al estilo de Led Zeppelin, con quienes además de una influencia obvia, comparten algunos genes, cortesía del baterista Jason Bonham, hijo del legendario y desaparecido Bonzo. Los súper-grupos siguen dando de qué hablar, incluso 40 décadas después de que Graham., Still, Nash & Young en Estados Unidos o Cream en Inglaterra acuñaran el término. Ahora parece una tendencia fuerte la de usar los nombres ya célebres por sí solos como trampolín para nuevas formaciones, muchas de las cuales, todo hay que decirlo, tienen lo de “súper” bastante refundido.
Por: Fabián Esteban Beltrán
Por fortuna no es este el caso de Black Country Communion. Glenn Hughes, quien acaricia los 60 años de edad, dicta cátedra a cualquier mozalbete que ose a retarle en terrenos de la capacidad vocal. Sus interpretaciones son poderosas y sus composiciones verdaderamente relevantes; en las que el otrora vocalista de Deep Purple por supuesto no está solo: Joe Bonamassa, un nombre que en el rock puede no ser muy sonado pero que a sus 12 años recibió la bendición en el mundo del blues por parte de BB King. Un verdadero prodigio de la guitarra que ha compartido quehaceres musicales con gente de la talla de Buddy Guy y Eric Clapton. Tras el kit el ya mencionado Jason Bonham, menos salvaje que su padre pero igualmente preciso enmarca a la perfección las habilidades del combo que se completa con Derek Sherinian, versado teclista ex – Dream Theater, además de músico de gira de artistas como Alice Cooper, Yngwie Malmsteen, Kiss y una nutrida carrera en solitario. El sonido de la banda se ha expandido gracias a la desbordada mente creativa de Hughes, ofreciendo canciones más extensas en comparación con el primer trabajo. La mezcla es otro de los puntos altos en “2”, mejor balanceada y devolviendo la vida al teclado de Sherinian, claramente desfavorecido en el debut, tanto en la composición como en términos de sonido. El tándem Hughes/Bonamassa demuestra su valía en momentos exquisitos de rock duro, poniendo por delante el buen gusto antes que el afán protagónico propio de muchos virtuosos fantoches. El engranaje de estos enormes talentos se da de manera natural, haciendo imposible la odiosa tarea de clasificarlos con certeza. La vena soul de Glenn aparece con frecuencia, el blues que corre por las venas de Bonamassa colma sus geniales aportes mientras todo se funde con el toque progresivo de Sherinian y el poder de los tambores que hacen palpable el parentesco de Black Country Communion con el rock n’ roll más entrañable: el de Purple, el de Zeppelin, el de Grandfunk Railroad, el de Jeff Beck. Son grandes nombres, sí. Son talentos notables, también; pero no es eso lo que hace grande a Black Country Communion. Cada canción de este disco variado y genial tiene un encanto particular, algún momento que eriza la piel, que se queda dando vueltas en la cabeza y que hará que quien se aventure por primera vez a los territorios del Black Country, inevitablemente busque regresar para quedarse.
El año 2011 nos ha puesto en una coyuntura particular: tanto Cavalera Conspiracy, la banda de Max e Igor, como Sepultura han sacado sus respectivos nuevos trabajos con apenas unos meses de diferencia. Los comentarios han sido amplios de lado y lado pero la cobertura se ha volcado, de nuevo, para el lado de los Cavalera. Esto no es necesariamente benéfico para los hermanos que se anotaron un verdadero hit con su trabajo debut, una vez Igor abandonó Sepultura. Tomaron el groove del que han sido devotos desde mucho tiempo atrás y lo enfilaron con todo su poder en una colección de canciones memorables, de sonido fresco y riffs potentes, que resultaron en lo mejor que ha creado Max desde su salida de Sepultura.
Vida después de los Cavalera
Parece mentira que ya se cumplan 15 años del último disco de Sepultura con Max Cavalera a bordo. El revolucionario Roots de 1996 creó el único puente probado entre nu-metal y metal “de verdad”, a costa del desprecio de parte de su ejército de seguidores, con quienes el romance terminó por completo de allí en adelante.
Por: Fabián Esteban Beltrán Luego vino la cacareada ruptura con su líder y la división se hizo abismal: era difícil encontrar fanáticos que tuvieran espacio en su corazón y su mente para cobijar al tiempo a Soulfly y a la resurrección de Sepultura, aunque ambos bandos tendrían que acostumbrarse a las eternas comparaciones y los subsecuentes reclamos por una reunión cada vez más lejana. Sin embargo la peor parte la ha llevado Sepultura. Es verdad, mucho de lo que han producido luego de la separación con Max está lejos del brillo de verdaderos clásicos del metal mundial como Beneath the Remains, Arise y Chaos A.D., pero también no siempre las críticas en su contra han sido justas, y en gran parte de los casos obedecen a nostalgias por tiempos en que, desde un barrio pobre en Belo Horizonte; Max, Andreas, Paulo e Igor se tomaron el mundo por asalto. De hecho, es frecuente toparse con quienes desprecian el esfuerzo de Sepultura por mantenerse como una banda competitiva, sin siquiera haber hecho el esfuerzo de escuchar su discografía desde el subvalorado Against en adelante. Aquellos que condenan a Andreas Kisser por su empeño en mantener con vida a la banda ignoran que el legado de Sepultura es tan suyo como lo es del resto de miembros y pretender que se siente a esperar una reunión que no le interesa a ninguna de las partes es sencillamente ridículo, por más que en el camino la inspiración le haya abandonado de vez en cuando. La otra cara de la moneda es por supuesto Max Cavalera, armado del favoritismo de los fanáticos del Sepultura clásico, pese a que es poco lo que ha facturado en esa dirección. Al hilo de lo anterior, la devoción con la que ungen sus seguidores al gran Max, vista bajo la lupa de la justicia, no siempre ha sido merecida del todo. El mayor de los Cavalera tiende a probarse todos los sombreros, partiendo en el nu-metal, pasando por el hardcore, el post-thrash, hasta llegar a la música tribal instrumental y el reggae. Se cae y se levanta, dando tumbos con resultados igualmente variados, que van desde lo absolutamente genial, a lo machacado e irrelevante.
Desafortunadamente la magia se apagó de nuevo por cuenta de las pretensiones a nivel de producción y las composiciones mayormente flojas de Blunt Force Trauma. Es de rescatar la intención de Cavalera Conspiracy de no hacer el mismo disco dos veces, pero recurrieron al abuso de efectos en las guitarras y la voz para disimular la falta de inspiración de la mayoría de las canciones, y el sabor que deja es el de un disco al que metieron de todo y en últimas, quedó a medio cocer. Omen de Soulfly, lanzado el año pasado tampoco llenó las expectativas pese a contener algunos momentos brillantes del Max Cavalera al que muchos admiramos. Max sufre un bajonazo creativo indiscutible, al que ha acompañado agudizando sus mezquinos comentarios en contra de Sepultura, tachándolos de “banda tributo”. Desafortunadamente para Max, Sepultura hoy por hoy vive un buen momento creativo y de su vida como banda: han editado Kairos, su primer trabajo con el sello Nuclear Blast, uno de los gigantes en la distribución de metal en el mundo, y pese a que gran parte del público continúa aferrado, década y media después, a la idea de que no hay Sepultura posible sin Max, el segundo larga duración de los brasileros sin el apellido Cavalera en los créditos es un muy decente recordatorio de que Andreas Kisser y Paulo Jr. fueron, son y serán parte fundamental de lo que Sepultura construyó como la banda más importante proveniente de América del Sur, ahora secundados por Derrick Green en las voces y Jean Dolabella en los tambores. Es apenas obvio que Kisser no quiera cometer los errores de Anthrax al despedir injustamente a su buen vocalista ante la posibilidad de una reunión y reafirme su irrestricto apoyo a Derrick Green como el hombre que con su cáustico estilo ha mantenido con vida a la banda (no sin dramáticos altibajos). A razón de sus últimos 3 lanzamientos (dos de ellos conceptuales: Dante XXI, inspirado en la Divina Comedia y A-Lex en la Naranja Mecánica), sea posible decir hoy en día que Sepultura está realmente consolidando su sonido post-Cavalera, sin abandonar lo que los ha caracterizado como una banda de peso en la historia de la música pesada, mientras Max por estos días se persigue la cola. A todos nos haría felices una reunión de los componentes clásicos de Sepultura, eso está fuera de toda discusión. A todos menos a los que tienen en sus manos llevarla a cabo, y dado lo expuesto anteriormente, esa es una posibilidad que está lejos de cristalizarse. Puestos uno del lado del otro, Kairos y Blunt Force Trauma, es claro que el gol (hablando en los términos que tanto gustan a los brasileros), esta vez lo anotó Sepultura. Desde estas páginas instamos a que sean las ganas de escuchar lo que está ocurriendo y no la nostalgia la que dictamine los juicios que puedan hacerse sobre cada una de las partes en cuestión. Si no es posible juntos, no nos queda más que desear que haya larga vida para los Cavalera y larga vida para Sepultura.
Cuenta Regresiva para la Leyenda
Acercándose a las 3 décadas de existencia, Megadeth goza de un momento envidiable. Botando la casa por la ventana celebran un cuarto de siglo de un disco fundamental para la historia del metal: Peace Sells…But Who’s Buying, un álbum que nunca se ha ido pero que igual regresa, al tiempo que la banda da a luz, Th1rt3en, su nueva creación, y empaca maletas para ir de gira por el mundo. Una gira que los trae por segunda vez a Colombia.
La historia de la música nunca ha adolecido de falta de noticias sobre Megadeth desde 1983. Partiendo del despido de Dave Mustaine de Metallica, un karma con el que el rubio y temperamental líder ha tenido que lidiar por casi tres décadas sin descanso, las eternas comparaciones, las obras maestras que la banda ha facturado, los altibajos, los cambios de formación, las rupturas y resurrecciones. Todo hace parte del mito que en la actualidad es Megadeth y que por estos días, como por no perder la costumbre, nos da tema con la suficiente relevancia para adornar la portada de Disidencia.
Por: Fabián E. Beltrán Fotos: cortesía K-Discos
No en vano el carácter atemporal del heavy metal empieza a adquirir nuevas dimensiones luego de tantos años en el ruedo, estirándose hasta un aparente punto de quiebre que jamás ocurre y que esperamos nunca llegue. Es así como discos revolucionarios en su momento siguen siendo tan relevantes para las nuevas generaciones como lo fueron en el momento de su salida y, más allá de la importancia cultural inherente, las bandas no dudan en sacar provecho comercial de esta situación. Es así como 25 años después de su salida, Megadeth reedita en 2011 su clásico Peace Sells…But Who’s Buying?, un pertinente recordatorio del poderío del general Mustaine y su ejercito, en aquel entonces conformado por el enorme y tristemente desaparecido Gar Samuelson en la batería, Chris Poland en la guitarra y el ahora hijo pródigo Dave Ellefson en las cuatro cuerdas. Si bien la banda ya le había metido mano anteriormente a Peace Sells con la versión en dvd de 2003 y la remezcla de 2004 (cuya versión también se incluye en el lujoso boxset de edición limitada del Peace Sells 2011, de 5 CDs y 3 LPs, además de muchas otras cosas), en esta oportunidad la idea fue conservar la producción lo más fiel posible a la original al tiempo que la calidad del sonido da un salto a la modernidad.
Mustaine y Ellefson 1987
Megadeth 2011: (Izq-Der) Shawn Drover, Chris Broderick, Dave Mustaine, Dave Ellefson
La lista de canciones de Peace Sells…But Who’s Buying es
sencillamente una de las más compactas que jamás se hayan puesto juntas y su reedición de aniversario Nº 25 así lo confirma. Desde el vibrante inicio de Wake Up Dead hasta el remate con My Last Words, pasando por la clásica portada plasmada por Ed Repka que en sus páginas interiores cuenta con un curioso prólogo escrito nada mas y nada menos que por Lars Ulrich, el polémico baterista de Metallica, quien gustoso ha jugado el papel de archi-enemigo de Mustaine a lo largo de los años, aunque acá no tiene problemas en despacharse en merecidos elogios hacia el disco al que califica de “grandioso”. Adicionalmente, la edición estándar incluye un disco extra con una presentación rescatada de 1987 en el Phantasy Theatre de Cleveland, en la que se hace palpable la efervescencia de aquellos años en que el thrash metal ardía al rojo vivo, con Megadeth como uno de sus pilares fundamentales. El concierto, nunca antes publicado, incluye canciones del debut Killing is my Bussiness…And Bussiness is Good, así como de la placa que nos ocupa. Un complemento perfecto para la celebración, dado el efectivo directo del que Megadeth ha hecho alarde desde sus primeros días hasta hoy. Por suerte Megadeth está a años luz de ser una banda que vive de reeditar su precioso material clásico. Luego del enorme éxito de Endgame (2009), el pasado 1º de Noviembre (aunque el material se filtró a la red varios días antes) la banda ha lanzado el décimo tercer título en su colección, al que han pertinentemente han nombrado TH1RT3EN, y que marca el final del contrato con Roadrunner Records, que al parecer no tiene muy feliz al quisquilloso Dave quien ya ha declarado la posibilidad de editar sus trabajos futuros de forma independiente. Nada complace más a los seguidores de Megadeth a lo largo y ancho de La Tierra que encontrarse al final de su ansiosa espera con un disco como TH1RT3EN. Endgame había dejado la bandera muy en alto, pero si algo puede atribuirse sin reservas a Dave Mustaine es no arrugarse a los retos y eso queda demostrado en un disco muy diferente a su predecesor. Quienes afirmen que no es mejor que Endgame quizás (sólo quizás) tengan razón.
Megadeth hizo en 2009 un disco veloz y pesado, esto siempre será algo a favor cuando hablamos de metal, desde que la inspiración esté incluida en la fórmula, como es este el caso. En TH1RT3EN quizás haya menos velocidad, pero las canciones ostentan un grado de creatividad que deja por el suelo cualquier intento de reproche que se les pueda hacer al respecto. Megadeth se reinventa sin traicionar su sonido, mostrándose en un nivel formidable, capaces de componer canciones variadas y novedosas (Metallica, que por estos días se tira a botes una vez más con su flojísimo experimento junto a Lou Reed, deberían tomar nota). Cada una de las 13 canciones tienen un sitio merecido en este nuevo disco y demuestran que para Mustaine la gasolina está lejos de acabarse, y que reconocimiento e integridad pueden balancearse adecuadamente si se tienen las habilidades necesarias. Como si fuera poco el revuelo por editar un disco digno de la institución llamada Megadeth, la banda se encuentra ad portas de iniciar un nuevo periplo por Suramérica, en el marco del cual dos fechas han sido confirmadas para Colombia: el 23 y el 29 de Noviembre, Bogotá y Medellín respectivamente recibirán a los norteamericanos, dos conciertos que cortarán con 11 años de ausencia en nuestro país. Miles de droogies (nombre con el que Mustaine ha bautizado la comunidad de fans de Megadeth alrededor del mundo) se preparan para la descarga de una agrupación que no se ha rendido nunca ante la construcción de su propia leyenda. Con la formación más sólida y competente de los últimos años con Chris Broderick en la guitarra, Shawn Drover tras la batería, David Ellefson al bajo y el gran Dave Mustaine, polémico y explosivo general que ha sabido callarle la boca a sus detractores en más de una oportunidad, el concierto en Bogotá (cuyas localidades están a tiro de agotarse) promete ser uno de los más importantes del año. Con tantas bandas importantes que nos han pasado por alto en su itinerario de giras, tener a Megadeth de regreso en uno de los mejores momentos de su carrera es algo que merece ser celebrado. Sea por la reedición de Peace Sells, el lanzamiento de TH1RT3EN o este nuevo encuentro cara a cara con Mustaine y su corte, Megadeth por estos días se arma de razones para retribuir a su seguidores en el mundo, fieles hasta la muerte.
INSTINTO CAZADOR Por: Hugo Alejandro Bernal
Luego del reconocimiento mundial obtenido con su aclamado álbum, Crack the Skye, Mastodon regresa a la palestra con una nueva placa que evidencia su buen "que hacer" dentro del mundo del rock. La calidad no ha disminuido, pero quizás esta orientación musical sorprenda a los fanáticos más tradicionales de la banda. Este cuarteto norteamericano fundado por Brann Dailor y Bill Kelliher en 1999, cuenta en su discografía con 5 producciones entre las cuales se encuentran Remission (2002), Leviathan (2004), Blood Mountain (2006), Crack the Skye (2009) y The Hunter (2011); éste último producido por Mike Elizondo (Dr Dre, Eminem), grabado en los Doppler Studios en Atlanta. Georgia y lanzado el pasado 26 de septiembre bajo el sello Warner Bros Records. El disco inicia con un contundente y magistral Black Tongue, que demuestra claros guiños a sus primeros trabajos pero con elementos que denotan la evolución compositiva de la banda en pleno 2011. Temas como el lanzamiento oficial del album, Curl of the Burl (asequible y de gran ejecución por parte de la banda), All the heavy lifting y la homónima al título de la producción, The Hunter, demuestran la mesura en los decibeles y la superlativa tendencia armónica por parte de la agrupación.
RESEÑAS
"Cada álbum es diferente de hacer. Confiábamos en nosotros mismos, en ir y permitir que se que se hiciera realidad. Llegamos a un punto en el que nos preguntamos qué hacer después de el gran tour en el que estuvimos involucrados y sentíamos que teníamos que hacer esto ahora, trabajamos bien bajo presión. Siempre intentamos reinventarnos a nosotros mismos. Crack the Skye fue un álbum bizarro y muy conceptual y en esta ocasión queríamos hacer algo diferente, algo más libre. Hay canciones de todo tipo que hablan desde tener sexo en el espacio hasta otro tipo de tópicos", declaró el baterista de la banda, Brann Dailor en entrevista concedida a Kerrang. Precisamente canciones como Stargasm y Thickening, manifiestan la mixtura entre el típico Sludge Metal de la banda finamente matizado con elementos de rock de los setenta (algunas reminiscencias a Led Zeppelin y Pink Floyd), mientras Spectrelight nos trae de nuevo la esencia "metalera" de la agrupación con un sonido más cercano a lo que fuesen sus discos Leviathan o Blood Mountain.
Troy Sanders, bajista de Mastodon, afirmó en dialogo otorgado a Roadrunner Records UK: "Queríamos dejar a un lado la idea de crear un álbum conceptual y darle más espacio a la libertad, a la idea de crear música sin mayores ataduras, con mayor espontaneidad. Las partes de batería fueron grabadas por Brann en el legendario estudio Sound City de la ciudad de Los Angeles. Fue emocionante grabar allí, un lugar en donde han estado Tom Petty, Fleetwood Mac y Nirvana". El álbum culmina con una magistral pieza titulada The Sparrow, donde Dailor, Hings, Kelliher y Sanders hacen gala de sus mejores acordes para confeccionar un tema lento, enigmático, melodioso y memorable, en el cual se destacan los punteos de guitarras y el dúctil apartado vocal. Una agrupación que no repite la fórmula pese haber tocado techo con su estupendo álbum anterior, mostrando una clara tendencia a crear sonidos de excelente factura y buscando erigir un sello propio dentro de la música. Un referente ineludible en nuestros tiempos y en las décadas por venir en el mundo del rock.
DEVIN TOWNSEND El fantasma y la deconstrucción
El aventajado músico canadiense lanzó un par de álbumes en simultáneo bajo el nombre The Devin Townsend Project, en búsqueda de seguir explorando nuevos horizontes musicales y reafirmar terrenos ya explorados.
Hablar de Devin Townsend, es hacer referencia de uno de los músicos más talentosos de las últimas décadas en el mundo del rock. Inició su recorrido musical en el año 1993 bajo la razón social de Noisescapes, con la cual, fue descubierto por el virtuoso guitarrista Steve Vai, con quien grabó el álbum Sex & Religion, para luego emprender una sólida carrera en solitario con su proyecto Strapping Young Lad, acompañado de grandes músicos como Gene Hoglan (Death, Testament, entre otros) y Byron Stroud (Fear Factory), en donde rápidamente se convirtió en un referente dentro del mundo del metal, asombrando a propios y extraños con sus extraordinarias capacidades vocales e instrumentales. Tras el apabullante éxito del álbum City de 1997 considerado por la Revolver Magazine “como uno de los mejores discos de metal de todos los tiempos”, el genio canadiense lanzaría una producción en solitario titulada Ocean Machine: Biomech, con una orientación más cercana al rock progresivo, creando así su propio sello discográfico llamado HevyDevy Records. En 2003, paralelo al estreno de la nueva grabación autotitulada de Strapping Young Lad, funda un proyecto llamado The Devin Townsend band con el cual lanzó una placa llamada Accelerated Evolution, de buena aceptación por la crítica especializada. Tres años después lanzaría una apuesta arriesgada con un álbum conceptual llamado Ziltoid the Omniscient, ficción que relataba la historia de un extraterrestre quien llegaba a la tierra en busca de una exquisita taza de café a cambio de no destruir el planeta, exhibiendo una orientación musical que Townsend definiría como: “una mezcla entre los sonidos de Strapping Young Lad, Devin Townsend Project y Punky Brüster”.
Luego de una seguidilla de albumes con Devin Townsend Project entre los cuales se hallan Ki y Addicted (ambos de 2009), el canadiense desarrolla lo que es su nueva faceta como The Devin Townsend Band, acompañado por los bateristas Dirk Verbeuren (Soilwork) y Ryan Van Poederooyen (destacado músico de sesión nortemericano). En esta oportunidad, el lanzamiento simultáneo de Ghost y Desconstruction bajo el sello Inside Out Music, nos demuestra una vez más que para un músico excepcional como Devin, no existen géneros ni mucho menos barreras a la hora de hacer música de gran factura. El primero de estos álbumes, se centra en una faceta más asequible, calmada y porque no decirlo, digerible del intérprete, adentrándonos en influencias country mezcladas con ambient, soul y una postura vocal muy limpia. La reconocida revista Metal Hammer lo denominó como:”el álbum más convincente de su carrera”, apelativo que se puede corroborar con piezas maestras como Fly (genial trabajo en las cuerdas y brillante labor en el apartado vocal por parte de Devin), As you Were y Dark Matters que demuestran lo polifacético que puede llegar a ser este músico. Sobre Ghost, Townsend expresó: “es el disco más suave y bonito que he hecho hasta el momento”, palabras que se manifiestan en las canciones Texada, la espectacular Infinite Ocean y la acústica Kawai. Si bien, esta grabación representa la esencia más delicada del canadiense, Deconstruction nos lleva de nuevo a su postura más pesada, progresiva y por qué no decirlo, atractiva dentro de lo que puede ofrecer Devin Townsend como intérprete., acompañado por un verdadero Dream Team de músicos entre los cuales se encuentran Mikael Akerfeldt (Opeth), Ihsahn (ex Emperor), Joe Duplantier (Gojira), Paul Masvidal (Cynic) y Frederik Thordendal (Meshuggah).
Este álbum conceptual es definido por el canadiense como: “la obsesión de un hombre por encontrar la naturaleza de la realidad. En este proceso, emprende un viaje en donde llega hasta el infierno y conoce al Diablo, quien le enseña el secreto del universo, mostrándole una hamburguesa con queso, sin embargo, este sujeto siendo vegetariano no la prueba haciendo que sus intentos queden inmersos en una realidad sin sentido”. Desde la apertura Praise The Lowered, nos demuestra cómo se puede llevar el metal a otro nivel de calidad, una canción cuyo inicio podría relacionarse fácilmente con Radiohead, muta y se transforma en un feroz duelo de batería y guitarras punzantes, semejantes a los riffs abrumadores de la Strapping Young Lad. Sumeria se exhibe como una lección de percusiones, guitarras y vocales por parte del genio norteamericano a la cual se suman la vertiginosa Poltergeist y Planet of the Apes, canción de casi 11 minutos basada en la obra del novelista francés Pierre Boulle, evidenciando la inmensa chispa creativa de este músico. Una par de producciones que reiteran la genialidad de Devin Townsend, quien nunca decepciona y que siempre muestra nuevos matices de su enorme talento.
Por: Hugo Alejandro Bernal
El metal de la langosta Diez y siete años de carrera evolutiva en el mundo del metal cimentaron el camino para la llegada de la séptima locomotora metalera que Robb Flynn y Cia, han parido y que como plaga voladora desata su furia por todo el mundo. Por: Miguel Ruget
Para nadie es un secreto que luego de su salida de Vio-lence, Robb Flynn forjó un nuevo camino en el mundo del metal al formar Machine Head y dar un aporte novedoso al sonido del género, que hasta el día de hoy, muchas bandas continúan usando. Se trata del denominado "dropped tuning" un tipo de afinación que permite tener una cuerda pesada afinada en baja, mientras que las demás se afinan en alta y así se crean armónicos con ellas. Unto The Locust, la nueva placa de, Machine Head, y sucesora del genial álbum, The Blackening, (que les valió una nominación a los premios Grammy), deja un buen sabor de boca presentándonos composiciones esmeradas, dosificadas con velocidad, agresión y oscuridad. Robb Flynn, quien después de haber logrado un punto tan alto en su anterior producción, no decepciona, ofreciéndonos temas como Be Still and Know y This Is the End, que son un verdadero alucine, un balance perfecto entre pesadez, melodía y velocidad, y que por si solos le imprimen un giro más a la tuerca de re-invención de la banda, que también se desmarca de lo típico y sorprende con "un raro corte" como es Darkness Within, el cual involucra un conjunto, lento, y muy oscuro, matizado con una base rítmica que soporta un solo de gran factura, así como la inclusión de un cuarteto de cuerdas.
Pero como ya se mencionó la sola dupla de temas fuera de serie y el trabajo de las guitarras es suficiente para que un oído medianamente educado se deje seducir por su sinceridad. Pearls Before the Swine es un tema muy cercano a lo exhibido en, The Blackening, que con larga duración, cambios de tono, melodia y velocidad, engancha. El remate de este corto álbum en temas, pero largo en duración, esta a cargo de un atípico coro infantil en Who We Are, en donde participaron los hijos de Robb y que también adornado con arreglos de cuerdas, luego se desenfrena en agresión. Locust, tema que da nombre al álbum, y para el cual se lanzó un video, también es destacable aunque predecible y algo orientado hacia los sonidos del nuevo metalcore. La edición limitada del CD incluye tres temas más: dos covers, que por cierto se les dan muy bien (The Sentinel de Judas Priest y Witch Hunt de Rush) más una versión acústica de Darkness Within.
Según palabras del propio Robb: "El álbum es una progresión natural de 'The Blackening', pero no se equivoquen, nosotros no queríamos componer 'The Blackening II'". Esta tajante afirmación es verdadera y aunque en algunas partes se retoma la formula del trabajo en mención, la distancia general es la suficiente, lo que ha significado para una vertiente de sus seguidores un retroceso y un álbum más bien cumplidor.
En conclusión, Machine Head para, Into The Locust, tuvo toda la intención de forjar su propio camino, marchando hacia adelante, con poca preocupación por lo que otras bandas en su género pudieran estar haciendo, y por supuesto, olvidándose un poco de la presión que el éxito de su anterior trabajo significaba para la composición de nuevo material.
Por fin, y luego de varios trabajos de ausencia de ese feeling heavy metalero que la caracterizaba, la banda Icead Earth ha regresado con nuevo cantante y retomando esa actitud y toque épicooscuro en sus composiciones. Dystopia, su nuevo álbum, no sólo marca el debut de Stu Block, un versátil cantante que militaba en la banda Into Eternity, sino que también nos presenta un concepto futurista en su portada, letras y concepción ideológica palpable en algunos temas en donde Schaffer se explaya sobre su obsesión por un mundo distópico inspirado en la literatura Orwelliana, la cual plantea que un régimen totalitario gobernará a la humanidad, así como un par de pinceladas de su saga Something Wicked y su personaje Set Abominae. Matt Barlow, no esta. Abandono la banda para dedicarse a su familia, pero Stu, sin pretender remplazarlo si que ha encajado en sus zapatos. Vocalista de formación y cuya versatilidad le permite cantar en diferentes rangos que van desde el Death, pasando por el Thrash y llegando hasta el Power Metal, quien sin inmutarse en alcanzar registros tan altos como los de Halford y bajos como los de su predecesor Barlow, sin duda se ha convertido en una gran recarga de energía para la banda a la que también ha aportado en la composición.
Iced Earth - Dystopia Century Media 2011
Temas épicos y grandilocuentes como Dystopia, Dark City y Anthem, se híbridan con lentas tonadas en formato medio tiempo como Anguish of Youth y End Of Innocence sin desentonar para nada con los rápidos desenfrenos de Boiling Point, V y Days Of Rage, llevándonos a través de un álbum que en conjunto esta muy compacto y que se siente clásico por donde se le escuche. Cuatro bonus track se han incluido en la versión limitada, que de verdad complementan, un álbum que esta entre los firmes candidatos para ser el mejor de este 2011. Miguel Ruget
Opensight – The Voice of Nothing El desvencijado panorama del rock en Colombia jamás se ha caracterizado por su originalidad. Más bien lo contrario: descoloridas e inoperantes copias de formatos extranjeros son la norma toda vez que el país no cuenta con un entramado que favorezca la aparición de nuevas propuestas. Sin embargo no todo son pérdidas en la medida en que un puñado de bandas colombianas se han preocupado por profesionalizarse y facturar trabajos competitivos internacionalmente, caminando con paso firme en la consolidación de un sonido propio. Éste es el caso de Opensight, agrupación bogotana que sorprende con el lanzamiento de The Voice of Nothing, el EP sucesor de su debut en larga duración Prosthetic Soul de 2008, y que reitera el compromiso de la banda con un metal progresivo pesado y original. Quienes entiendan por “progresivo” la incorporación de toda clase de pirotecnia instrumental en canciones imposibles y ampulosas tendrán que reconsiderar sus conceptos a fondo. The Voice of Nothing apenas sobrepasa los 20 minutos de duración que agrupan 5 cortes hábilmente estructurados, de riffs angulares cuya principal virtud reside en el balance entre armonía y potencia, mientras las formas aceradas mutan en logrados pasajes en clave de jazz, en un guiño al sofisticado estilo de los clásicos Cynic y al implacable parafraseo de Messhugah. Al hilo de lo anterior, The Voice of Nothing destaca por la ambición compositiva desplegada por el vocalista/guitarrista Iván David Amaya, quien guía sin temor a Opensight por laberínticos pero efectivos paisajes sonoros, si bien la producción por momentos se queda corta en hacer justicia al mérito musical. Los bogotanos asumen riesgos de los que salen bien librados en su mayoría, procurando que haya relevancia en cada movimiento. Esto último se extiende por demás al cuidadoso trabajo gráfico que acompaña a The Voice of Nothing, presentado en un impecable digipack donde las figuras humanas, vivas e inertes, establecen una relación cargada de simbologías que el espectador tendrá a bien descifrar; un enfoque que se extiende a Only When, primer video-clip extraído del EP (ver abajo), que reivindica a Opensight como una banda dispuesta a atar todos los cabos para despertar un interés bien merecido y ofrecer alternativas de calidad a su creciente base de seguidores. Una provechosa escucha se desata desde Only When hasta Skeptic’s Creed, 21 minutos en los que el riesgo de aburrirse es nulo. En tiempos en que está claro que la independencia y la autogestión son el camino a seguir, los buenos oficios en promoción y la alianza con las buenas ideas son requisitos que conviven todos en Opensight. Seguramente es muy pronto para exigirlo, pero después de escuchar The Voice of Nothing resulta inevitable declararse en espera de lo que puedan ofrecer a futuro. Por lo pronto bien vale la pena atestiguar sus constantes presentaciones en el circuito local, donde Opensight deja claro que a la voz de la nada todavía le queda mucho por decir. Fabián Esteban Beltrán Video-Clip de Only When: http://www.youtube.com/watch?v=E-0xkxTp33c
Ztranger - Ztranger Desde la ciudad de Bucaramanga el debut más sorprendente del año en materia de heavy metal tradicional ha llegado para convertirse en ese disco nacional que todos los verdaderos conocedores del género deben escuchar. Ztranger se aleja intencionalmente del afán de experimentación con el que muchas bandas locales disfrazan sus pretensiones y falta de ideas de fondo, para facturar un inspirado trabajo compuesto por 11 cortes del más puro heavy metal. Sin embargo la banda santandereana logra hacer su trabajo interesante más allá de encontrarse orgullosa y naturalmente afincados dentro de todo lo que caracteriza al heavy metal, lírica y musicalmente: las composiciones son tan puntiagudas como los dientes del lobo que exhibe la portada, y las estructuras sobre las que cabalgan los instrumentos, pertinentemente ejecutados, cuentan con la suficiente ambición y variedad para querer remitirse al álbum una y otra vez. Otro punto en el que el debut de Ztranger resulta un logro es el de la producción, en donde vuelve a haber equilibrio sin sobre-arreglar el sonido a la vez que deja lucir las fantásticas cuerdas, la precisa percusión y los buenos ganchos melódicos de una voz hecha para el heavy metal. Sobresale también la inclusión de Burning Heart, original de Survivor, aunque el logro más importante reside en que el álbum funciona como unidad y resulta difícil no disfrutarlo de principio a fin. FEB Contacto: http://www.myspace.com/ztranger