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Un acelerante para el rompimiento

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Entrevistas

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Participamos en la elección de la Junta Directiva de la AEDA contra Juan Zea, pero empatamos varias veces hasta que acordamos un tercer candidato y quedó Héctor Jiménez. Con Héctor empezó la presión del CRA con consignas como los profesores son anticuados, no tienen la calidad, no conocen el contexto... Eduardo Aguirre

El bajo nivel académico que, según criterio de las autoridades de la Facultad, comenzó a presentarse luego de la cancelación de la Escuela de Estudios Generales, llevó a que la Junta Directiva nombrara una comisión para estudiar el tema y hacer propuestas para mejorar el rendimiento. La comisión fue integrada por los jefes de Departamento, los arquitectos Roberto Aycinena en Teoría e Historia; Roberto Ogarrio en Composición Arquitectónica; René Minera en Planeamiento; Guido Ricci en Edificación y Arturo Molina en Materias Técnicas.

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El 7 de abril la Junta Directiva recibiría el documento presentado por la Comisión de docencia de la Facultad, en el que se solicitaba que fueran tomadas en consideración sus sugerencias para elaborar la nueva reglamentación de exámenes de la Facultad. Los miembros de la comisión manifestaron que la propuesta contaba con un amplio respaldo de los catedráticos de la Facultad. Según consta en el acta, el Decano sugirió que era necesario obtener la opinión estudiantil antes de discutir el documento y que se solicitara presentarlo en la próxima asamblea general de estudiantes. La propuesta contenía los siguientes aspectos:

a) la calificación final se integraría con el 80% de zona y el 20% de examen final. b) los estudiantes debían cumplir con el 80% de asistencia en los cursos. c) Un máximo de dos exámenes de retrasadas. d) Todos los cursos se aprobarían con una nota mínima de 60 puntos. e) Los estudiantes podrían cursar un máximo de 2 veces los cursos teóricos y 3 veces los cursos prácticos, se propuso que estos últimos pudiera impartirse en escuela de vacaciones y se recuperara el 33%. f) A partir de 1972 no se aceptaría en un nuevo ciclo a estudiantes con materias retrasadas del ciclo anterior. 77

77. FARUSAC 261/1972 de 7 de abril. La mayoría de las propuestas hechas por la comisión en ese entonces, son vigentes en la actualidad. Según se refiere en las actas el planteamiento se había presentado como propuesta, pero se filtró. En un denso ambiente los estudiantes estaban esperando encender una mecha, y la propuesta de normas de evaluación, la puso disponible, estaba impregnada de un acelerante que haría estallar el combustible acumulado. De ahí en adelante el fuego carcomería las estructuras originales de la Facultad y no habría extintor que lo apagara.

Preámbulo 59

78. Héctor Jiménez, entrevista en A. Avendaño, Historia..., 35. 79. Varios de los entrevistados señalan que se hizo una asamblea en la que se planteó que la nota para aprobar sería de 70 puntos y que trató de consensuarse. Sin embargo, no se encontró un registro escrito al respecto. Castañeda observa: El propio decano Carlos Asensio mantuvo hasta el último momento una idea equivocada de la autoridad como don incuestionable. Por eso, en la Asamblea General estudiantil en la que se interpeló a la Junta Directiva sobre la falta de consulta y de búsqueda del consenso en la modificación del sistema de evaluación, pudo contestar con toda tranquilidad y sin medir sus consecuencias: “No lo consideré necesario.” 80. AEDA, “Carta la comunidad universitaria”, Guatemala, 14 de abril de 1972.

81. Claustro de Arquitectura, “Comunicado público. Guatemala”, 14 de abril de 1972.

Entendemos por nuevo arquitecto aquel que orienta su acción no a la obra aislada y personal sino a la obra orgánica y social.

Héctor Jiménez sostenía que la génesis del asunto no fue política partidista, sino académica, y que lo que puso el dedo en la llaga, para que terminara de explotar toda esa angustia que se traía, fueron las normas de evaluación que se propusieron.

... se hizo una asamblea para discutir las nuevas normas de evaluación y desde ese día permanecimos en asamblea general, ya no entramos a clases y después de Semana Santa en la asamblea general se resuelve pedir la renuncia de los cinco coordinadores de área de la facultad, los únicos que la presentan son René Minera y Guido Richi, los otros no quisieron presentarla, en ese impase se plantea la posibilidad de hacer un congreso de restructuración de toda la facultad... 78

Desde la óptica estudiantil la propuesta incluía criterios de evaluación y prerrequisitos curriculares que resultaban lesivos, esta situación adquiría mayores proporciones en el marco de las fallas que los estudiantes habían señalado sobre la orientación de la enseñanza en los últimos años. Desde la óptica de la administración académica, ignorando totalmente la problemática y el malestar que se estaba acumulando, había que mantener la calidad que luego del cierre de la Escuela de Estudios Generales había disminuido. Consideraron que una forma de hacerlo era por medio de criterios de evaluación que permitieran controlar de mejor manera el desempeño. 79

El 14 de abril se realizó una Asamblea General de Estudiantes. Como resultado se publicó una Carta a la Comunidad Universitaria que contenía planteamientos discutidos en varios eventos, se tomó de un comunicado de la Federación Centroamericana de Estudiantes de Arquitectura, la frase que sería permanente en el movimiento: Entendemos por nuevo arquitecto aquel que orienta su acción no a la obra aislada y personal sino a la obra orgánica y social.80

Ese mismo día se hizo otro comunicado público en el que se exponía: «El Claustro compromete y declara unánimemente, su concurso y decisión irrestricta, para llegar a soluciones y estructuras que estén acordes con nuestro tiempo y cumplan con las aspiraciones sociales, intelectuales y culturales que nuestro pueblo demanda».81

Preámbulo 60

82. FARUSAC 262/1972 de 14 y 17 de abril. Del viernes 14 al lunes 17 de abril la Junta Directiva realizaría una sesión extraordinaria cuyo punto único a tratar era la situación de la Facultad. La propuesta de criterios de evaluación generada por la Comisión de Docencia había facilitado la oportunidad de armar una fuerte protesta y generar serias reacciones estudiantiles que ya no tendrían marcha atrás. Se conoció la copia de la resolución de AEDA que fuera comunicada un día antes a los jefes de Departamento en la que los estudiantes rechazaban la propuesta de la comisión de docencia y solicitaban la renuncia de los integrantes de dicha comisión; también se revisó el pronunciamiento del Claustro que no tomaría ninguna determinación hasta contar con más información.

Como resultado de la crisis presentaron su renuncia los primeros dos jefes de Departamento, el Arq. Ricci lo hizo de manera irrevocable y el Arq. Minera, indicó que no estuvo cuando se elaboró la propuesta, expresó: «comparto la posición estudiantil que señala que en la Facultad se confronta una grave crisis que involucra los niveles docentes, administrativos y directivos. Los signos de esta realidad lamentable son patentes en todos los aspectos de nuestra vida académica…» La Junta Directiva acordaría no tomar ninguna decisión en ese momento hasta reunir más elementos de juicio; también acordó suspender clases y exámenes hasta nueva orden y declararse en sesión permanente. 82

Figura 2.1 Julio Fonseca, representante estudiantil ante el CSU 1972.

Preámbulo 61

83. CSU 1148, 6.5/1972 de 15 de abril.

84. Declaración de la Asamblea General de Estudiantes de Arquitectura al Honorable Consejo Superior Universitario del 14 de abril de 1972. Incluida en el inciso 6.5 del Acta del CSU 1148 del 15 de abril de 1972.

85. Declaración de la Asamblea General de Estudiantes de Arquitectura al Honorable Consejo Superior Universitario. 12 de abril de 1972. En sesión del sábado 15 de abril, el representante de los estudiantes de Arquitectura, Julio Fonseca (Figura 2.1), hizo entrega al Consejo Superior Universitario de dos documentos, el primero era la declaración de la Asamblea General de estudiantes de Arquitectura en la que daba a conocer «la grave e inconveniente situación que existe en la Facultad de Arquitectura provocada por actitudes asumidas por elementos del cuerpo docente de nuestra Casa de Estudios que la Asamblea General había considerado inadmisibles, razón por la cual, sumado a múltiples antecedentes ha hecho tomar la determinación de pedir la renuncia irrevocable, como titulares y jefes de departamento, a los miembros de la Comisión de docencia de nuestra Facultad».83

Lo que se presentó como hechos y antecedentes fue: Primero, la elaboración de criterios para el reglamento de evaluación de la Facultad de Arquitectura elaborados por la Comisión de Docencia. Segundo, la Asamblea conoció estos elementos y tomando en cuenta que se «produjo una deleznable información verbal por parte de la Comisión de Docencia concluyó que se había actuado errónea y superficialmente con la orientación de este problema confirmando el desconocimiento y poca preocupación que le merece a esa comisión los asuntos de su competencia». Tercero, la asamblea «elaboró un documento amplio de consideraciones doctrinarias que tiene como finalidad evidenciar las razones profundas de la crisis por la que se atraviesa». Cuarto, el movimiento estudiantil denunció esta crítica situación y señaló «los métodos conocidos y repudiables que grupos de interés están intentando poner en práctica para tratar de burlar la voluntad estudiantil y advierte que se mantiene firme y unido frente a estas posiciones irresponsables y provocadoras y les responsabiliza de las consecuencias que pueda producirse si no renuncian inmediatamente».84

De igual manera adjuntaron la carta a la comunidad universitaria en la que expusieron haber analizado las «condiciones del descalabro académico que subsisten dentro de la Facultad, entre ellas: las “sugerencias” elaboradas y firmadas por la Comisión de docencia sobre nuevas normas de evaluación que revelan nuevamente la improvisación, irresponsabilidad y falta de criterio -incapacidad- en el planteamiento de medidas de esta naturaleza por parte de un Cuerpo Técnico que representa el máximo organismo de orientación docente de nuestra Facultad […] Se coarta sistemáticamente en el proceso integral de la conformación de la vida facultativa la participación estudiantil».85

Asimismo, incluyeron el análisis de la problemática y fijaron objetivos que estaban dispuestos a alcanzar y prestos a defender:

Preámbulo 62

86. Declaración Asamblea General de Estudiantes de Arquitectura al Honorable Consejo Superior Universitario. 12 de abril de 1972. Entendemos por nuevo arquitecto, aquel que orienta su acción, no a la obra aislada y personal, sino la obra orgánica y social. El profesional, cuya preparación es producto de una universidad financiada por el pueblo, se debe a este. En el caso particular del Arquitecto, se sirve a una fracción reducida de la sociedad constituida por la élite capaz de pagarse el lujo que representa la profesión como actualmente está orientada. Constituimos un país cuyas condiciones son particulares, sin embargo, usamos conceptos de Arquitectura tomados de cánones extranjeros que son completamente inoperantes dentro de nuestro estatus económico y social. La estructura misma de los criterios profesionales ha impedido planteamientos de orden gremial que lleven a la solución de los problemas nacionales, evidenciando la falta de proyección al medio, todo ello consecuencia de una formación totalmente fragmentaria y parcial. Este esquema, desenfocado de su realidad, no brinda objetivos comunes. El arquitecto no llega a tomar conciencia de su ser. Sumada a esta orientación inadecuada, se encuentra, además, la falta de una preparación técnica humanística propicia a nuestra realidad, con lo que, cuando se tiene inclinación hacia la solución de problemas nacionales y a la orientación de nuestro pueblo, se debe buscar en otros ámbitos la formación necesaria para realizar dicha acción. Se carece de una preparación adecuada porque: aún cuando nuestro campo de acción es Guatemala, desconocemos la sustancia y esencia que le ha dado forma a su situación actual. Además, estamos en un país con graves problemas que resolver y con escasos recursos que invertir, por lo que las soluciones técnicamente adecuadas, aunadas a la conciencia de la necesaria liberación del hombre, son urgentes y, sin embargo, no estamos Facultados para responder a ellas. La crisis externa evidenciada anteriormente, también se hace presente día a día […] en el discurrir de una docencia con falta de contenido y orientación. El pensum actual niega la unidad científica que debe de existir entre la teoría y la práctica, de manera que resulta una mera “calistenia” mental. La docencia debe revelar nuestra realidad y hacernos conscientes de nuestra condición como individuos integrantes de una sociedad urgente de transformaciones y no lo hace. Esta misma conciencia debe llevarnos al compromiso ineludible de ser impulsores de tales cambios. El estado de incongruencia entre las aspiraciones -el deber ser del arquitecto y la “formación” que recibe, es pues, evidente producto de su circunstancia académica. Finalmente, […] la administración viene a hacer más patético el panorama facultativo […] reconocemos que la organización inicial de nuestra Facultad no ha sido revisada, ni ha respondido a una planificación previa. Además, sólo ha existido una ejecución parcial y nunca se ha dado lugar a la evaluación y el control. Planteada esta problemática, dejamos constancia de que nuestro objetivo no es solamente la remoción de un grupo de catedráticos, Sino que, fundamentalmente, lograr la participación efectiva del estudiante en la conformación de nuestra vida facultativa, como medio de superar la problemática denunciada. Queremos ser sujetos de nuestra formación, no objetos.86

Preámbulo 63

87. FARUSAC 263/1972 de 18 de abril. 88. Avendaño, “Historia de la Facultad”, 29. El lunes 17 la Junta Directiva continuó con la sesión permanente. Conoció la nota de la AEDA en que solicitaba información sobre la petición efectuada por la Asamblea General, respecto de la solicitud de renuncia de los jefes de Departamento. La Junta Directiva respondió transcribiendo la resolución de la sesión anterior en la que acordó no tomar decisión al respecto hasta contar con más elementos de juicio.

También conoció el pronunciamiento de la Asamblea General de estudiantes en el que solicitaban la realización de un Congreso de Reestructuración para determinar los nuevos objetivos, contenidos de los cursos y profesores que los impartirían, asimismo propusieron la integración de un directorio para dicho congreso que sería integrado por tres profesionales y tres alumnos. Una junta de administración de dicho congreso integrada por cinco personas que serán asesores y participarían en el congreso. Solicitaron la suspensión del semestre y la congelación de las notas obtenidas que continuarían vigentes cuando las actividades se reanudaran. Para el directorio propusieron a los estudiantes Pedro Asturias Montenegro, Gilberto Castañeda Sandoval y Mario René Villagrán, y para la junta de administración a los estudiantes Ramiro Soria, Silvia Morales, Gerardo Soto, Federico Jiménez y Luis Estrada.87

El 18 de abril se conoció también el pronunciamiento de la Asamblea general del Claustro en el que exponía que los problemas de la Facultad no eran de ese momento, expresaba su decisión para que se realizara un estudio exhaustivo de los problemas de la Facultad, que tenía conocimiento de que el origen del conflicto había sido la propuesta de la comisión docente la cual fue considerada por los estudiantes como lesiva a sus intereses y fue por eso que se solicitó la renuncia de los catedráticos que hicieron la propuesta. Pero consideró que los términos de la solicitud fueron indecorosos.

En tal sentido se planteó que ambos documentos fueran suspendidos simultáneamente. Y propuso que para tener mejor entendimiento entre las partes fueran representados por los arquitectos Mario Roca Sermeño, Mario Flores Ortiz y el ingeniero Rony Sarmiento. También se declaró desde esa fecha en sesión permanente.88

Preámbulo 64

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