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Una cruda realidad
471. Informe de Labores del Coordinador de la UTA, 13 472. Ídem.
En la primera sesión de febrero de 1977 de la Junta Directiva, se incluyó en la agenda el informe del excoordinador de la UTA-Arq. La Junta dio por recibido el documento y acordó realizar un estudio y evaluación posterior. No obstante que el informe se incluyó en el anexo del acta, no se registró ninguna evaluación posterior. El documento revisado es bastante amplio e incluye algunos aspectos tratados a lo largo de la discusión sobre el período. Por su trascendencia se presenta una síntesis:
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… es dable reconocer que muchos de nuestros esfuerzos no han dado los frutos apetecidos o, al menos, de la calidad deseada. Muchos factores intervinieron, por una parte, evidentemente nuestra propia capacidad y experiencia, pero también, de manera significativa, la falta de una definición clara en cuanto al sentido que debe tener la acción facultativa por parte de las autoridades responsables de la dirección: a la fecha no existe, adicional al Plan de Restructuración -CRA- que en gran medida ya ha sido rebasado, ningún elemento de juicio que oriente el trabajo de los que deseamos un mejor futuro para la Facultad. De hecho, en la práctica cotidiana, la expresión se traduce en los obstáculos y problemas que se traducen de este informe. De hecho, nuestra creencia de que el Congreso de Reestructuración de Arquitectura había constituido el cambio radical en las estructuras de poder de la Facultad, constituía garantía para la transformación buscada, ha resultado errónea: el CRA, y lo difícil de su realización, no sólo no pudo formular a plenitud la transformación académica que se requería, sino tampoco logró el cambio estructural buscado. Como ayer debemos luchar contra vicios similares que deben ser erradicados: el elitismo en la dirección de la Facultad, la improvisación y la falta de apoyo a los programas de superación académica, el irrespeto a las inquietudes y expectativas de la base de profesores y estudiantes, etc.471
Se hacía énfasis en la falta de apoyo hacia el Plan Integración Académica, una experiencia llena de obstáculos que pudieron superarse y que no debía repetirse. Se incluyeron diversas recomendaciones como «evitar que la actuación del Consejo de Facultad se convierta en hereditaria, merced a un trabajo aislado de la base de profesores y estudiantes y que, por tanto pueda, como en mi opinión ha ocurrido con Junta Directiva, oscurecer el buen juicio de sus integrantes y abocarnos a decisiones parcializadas normadas por criterios personales desarraigados de las inquietudes y aspiraciones de la base».472
Postrimerías de una época 325
La Comisión Paritaria de docencia debía ser una expresión ampliada, representativa de la Coordinación Académica y con la autoridad necesaria para cumplir los cometidos enmarcados dentro de la política académica establecida. Debía mantenerse integrada por los coordinadores de nivel, el coordinador de UTA e igual número de estudiantes, según la modalidad establecida por el plan de integración académica.
En ese momento la complejidad de la problemática facultativa había llegado a un punto en el que no se identificaban caminos viables a seguir con el modelo. No obstante, permanecía el criterio de que la preparación académica en la Facultad podía fortalecerse, siempre y cuando, se fijaran objetivos y metas claras y se apoyaran de manera consecuente y responsable los programas que surgieran.
Quedaban menos de dos años para que terminara la que en su momento fue una ansiada gestión, pero el modelo por el que se había luchado desde 1972 se estaba desmoronando. Habría que observar cual sería la nueva política y esperar para retomar el camino o replantear un nuevo paradigma. Mientras tanto, el panorama nacional y universitario que se aproximaba podría avivar o terminar de destruir los criterios impulsados por el CRA.
Postrimerías de una época 326