2 minute read
ELECTRONICA & ROLL - LA NADA
from DJ Mag ES #116
La nada
Es tremendamente desolador hacer cualquier balance de este verano que ya se acaba desde el punto de vista clubber. Una temporada estival perdida con las pistas cerradas. Unas vacaciones sin bailes y un sector, el del ocio nocturno, señalado y en un estado comatoso. Y lo peor es la sensación de incertidumbre infinita de no saber cuando se podrá retomar una actividad que es el sustento económico de diferentes personas que, visto lo cual, en muchos casos les tocará reinventarse en otra profesión al estar la rueda totalmente parada. Lo más visible son los artistas y promotores pero también todo el staff de salas, técnicos de sonido, agencias de booking, agencias de comunicación y medios y periodistas como los últimos del escalafón y, en muchos casos, los primeros en cerrar el chiringuito.
El pasado mes de julio el informe presentado por el IMS Business Report estimaba una pérdida del 56% del valor de la industria electrónica a causa del COVID-19. A fecha de septiembre, y tras pasear un sábado por una Gran Vía semi-desierta a las 00:30h, poco me parece. En la España de los rebrotes con tintes de segunda ola no hay en el horizonte una leve esperanza de que la rueda vuelva a girar. Discotecas y clubs cerrados a cal y canto como posible foco de rebrotes al ser lugares en los que nos evadimos y nos relajamos más a la hora de respetar la distancia social. Porque seamos sinceros, la exaltación de la amistad es más probable que ocurra en estos espacios que en un cine o gimnasio, sobre todo si interviene en la ecuación la ingesta de alcohol y lo que no lo es.
Es tiempo de recogimiento y no poder hacer lo que más nos gusta. Muchos se agarran a los streamings como mal menor para seguir en el candelero y poder recaudar algo de dinero para intentar mantener a flote a una escena que languidece según pasan las semanas. Pero por muchas retransmisiones de dj’s que veamos o en las que se participe, queda la sensación de que no deja de ser una solución muy provisional que desnaturaliza la experiencia real de compartir el momento con conocidos y desconocidos a nuestro alrededor por mucho que la música sea el instrumento vehicular y vertebrador de nuestra cultura. En el fondo somos animales sociales de comportamientos gregarios.
Si fuera un año normal, en este artículo debería de hablar de re-aperturas, alguna crónica de algún evento, de alguna nueva tendencia musical, centrarme en la figura de un artista destacado o sencillamente alguna reflexión a vuela pluma sobre algo, que ahora mismo me parecería arbitrario. Pero en el fondo todo esto no es más que un desahogo de una persona que suele ser positiva, y que por el momento es incapaz de ver algo más allá de la nada más absoluta a corto y medio plazo. Al menos podemos seguir escuchando y compartiendo música mientras peinamos el mercado laboral mandando curriculums.