Suplemneto disfruta Michoacán

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MORELIA, MICHOACÁN, 14 DE JUNIO DE 2013

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2• SALVADOR JIMÉNEZ

SALVADOR JIMÉNEZ

Las regiones mezcaleras de Michoacán se definen según su proximidad geográfica y por sus similitudes en las técnicas, elementos y especies de agave utilizadas para la elaboración de mezcales tradicionales. Las cuatro regiones descritas en el presente texto comparten el modo tradicional de elaboración de mezcales: el aprovechamiento de agaves maduros, la fermentación natural y el proceso de doble destilación; aunque cada enclave mezcalero se distingue por los elementos, métodos y materiales utilizados, que le otorgan a los destilados cualidades únicas. Excelente calidad y sabores únicos distinguen a los destilados que se recomiendan en estas rutas y enclaves; los productores y maestros mezcaleros presentados son respaldados por la tradición mezcalera de Michoacán. Es preciso aclarar que los productores respetan las temporadas de secas para la elaboración de mezcales, que ocurre entre los meses de noviembre y junio, por lo que en temporadas de lluvias se dedican a otras actividades, aunque la producción que se obtiene durante estos meses les permite vender mezcal durante todo el año. Esta sección de Mezcalpedia tiene por objetivo presentar algunos de los enclaves mezcaleros de Michoacán, para que los viajeros y aventureros se animen a llegar hasta las vinatas a participar de la elaboración de mezcal tradicional y degusten exquisitos platillos regionales acompañados de destilados. Todos los territorios se encuentran rodeados de maravillosos bosques, con vistas a paisajes espléndidos bordeados por ríos o lagos, cercanos a pueblos y otros atractivos turísticos que completan el grato paseo.

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RUTAS MEZCALERAS DE MICHOACÁN LA ESCALERA La Escalera es una comunidad pequeña que se localiza a 25 kilómetros de la cabecera municipal Charo. Se accede a ella por la antigua carretera a México llamada Mil Cumbres, partiendo de la ciudad de Morelia. Su clima es templado, con lluvias en verano y se encuentra rodeada de bosques de coníferas con oyamel, pino, aunque también encino, aile y sauce. Camino a La Escalera, cerca del kilómetro 23 de la carretera Mil Cumbres, se encuentra el Parque Nacional Morelos, ideal para acampar, pasear por el bosque y a

orillas de los riachuelos, además de degustar la comida típica de Michoacán. La vinata de don Rafael Facio Villa se ubica en un pequeño valle, cerca de la comunidad y rodeada de huertos de limones, guayabos y caña de azúcar. Además de mezcal, con ayuda de su yerno Feliciano Maya, en las instalaciones de la vinata también se produce piloncillo, melaza, aguardiente de caña y de maíz. Antaño, recuerda Don Rafa, su vino de guayaba se vendía muy bien en Morelia. Don Rafa, de 83 años de edad, mide el elixir que va saliendo del alambique y no descuida ni un

momento el destilado y la refinación de su mezcal. Para la elaboración de la bebida prefiere el maguey chino (agave Cupreata) porque rinde más y le sabe mejor, pero casi no hay maguey silvestre en los cerros; así que en ocasiones utiliza maguey azul (agave Tequilana Weber) que se cultiva en casi todas partes y cuesta más barato. Don Rafa explica que la cantidad de piñas de uno u otro maguey rinde de manera diferente. El maguey chino rinde más que el azul, además el mezcal de agave azul no es tan aromático como el mezcal de maguey chino. El mezcal que produce Don

José Clemente Pérez Rodríguez es un hombre que por décadas, desde su niñez, se ha dedicado al campo, su padre le enseñó a trabajar cultivando maguey para elaborar mezcal mediante el método artesanal, cuya tradición data de la época prehispánica y constituye un legado de nuestros antepasados. Su padre le enseñó a trabajar, pero tal vez sin proponérselo, inculcó en su vástago el amor por los agaves y su atrayente bebida. De visita en la vinata de don José Clemente, donde elabora el mezcal Espina de Oro, el productor de mezcal nos mostró el proceso de destilación y fermentación del que muchos consideran «elixir de los dioses». Para empezar, se colocan en un pozo dos capas de leña, la primera tiene que estar seca, encima se acomoda una capa más grande de leña verde, aproximadamente cuatro cargas, asegurándose de poner una capa de ocote entre las dos de leña, dejando un ocote para incendiarlo, con lo que se prenderá la leña desde abajo. Después se le pone piedra volcánica, que es la que soporta las elevadas temperaturas que alcanza durante cuatro días de cocción. Ya que está en su punto, se le agregan tres o cuatro carretillas de bagazo, que sirve para mediar el calor, enseguida se coloca todo el maguey, dependiendo del tamaño del pozo, serán entre 40 y 50 kilogramos (aproximadamente 130 plantas), luego se colocan pal-

Rafa lleva la marca Lengua de Maguey, el cual se distribuye en la última tienda de abarrotes de la comunidad de La Escalera; Yolanda, la hija de Don Rafa y esposa de Feliciano, es la anfitriona y encargada de vender la bebida. En el mismo municipio de Charo se localiza la comunidad de Pie de la Mesa, que como su nombre lo indica se asienta en la parte baja de una mesa, que a su vez está en la parte baja de la sierra que marca prácticamente el inicio de la cordillera conocida como Mil Cumbres, alberga la vinata del señor José Clemente Pérez Rodríguez, donde se elabora el mezcal de la


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•3 nes del pueblo, hijos de los productores, también se organizaron y comenzaron su propia empresa de producción de licores de mezcal que llevan la marca Tumbador de mi Tierra, los cuales son de diversos sabores como guayaba, limón, membrillo, granada y jamaica, comercializados en su propio local comercial ubicado en la comunidad de Etúcuaro.

TZITZIO

La línea del pozo al alambique

PROCESO DE UN NÉCTAR

mas en la parte alta del promontorio y sobre éstas se colocan otra vez las lonas para evitar que le entre polvo contaminante, que puede ocasionar mal olor o alterar el sabor del mezcal. Se deja cociendo durante cuatro días, después se saca, el maguey sale ya cocido con un color café característico, entonces se

saca la tierra y las palmas y se amontona en una pileta de madera que se ubica a un lado del pozo, donde se pica con hachas a fin de que pueda entrar al molino para su trituración, luego el bagazo se pone a fermentar con agua natural en tinacos hasta tres cuartas partes de su capacidad, donde «solito empieza a fermentar», se-

gún don Valente Pérez. En tres o cuatro días alcanza su punto máximo de fermentación, acto seguido se le mueve firmemente con una pala de madera y se deja otros ocho días fermentando, para lo cual se le tapa con lonas, de tal manera que se ventile un poco. De ahí pasa a los cazos de cobre, colocados en hornos a fue-

go moderado y arriba se colocan los alambiques de acero inoxidable o madera, llevándose a cabo el proceso de extracción de vapor, manteniendo el bagazo a una temperatura adecuada mediante el uso de agua fría en la parte superior del alambique, de donde el agua que cae permanentemente se desfoga por una canaleta de salida. Entonces, se extrae el mezcal natural que sale del alambique para caer directamente en galones, los primeros chorros tienen hasta 80 grados de alcohol, gradualmente disminuye hasta tener tres o cuatro grados; con los cuatro galones obtenidos, se nivela el grado de alcohol, que en un buen mezcal comercial debe ser de 46 grados g.l. La refinación final se realiza en cualquiera de los cazos, cuya capacidad es de 400 litros, para ello se hierve nuevamente a fin de obtener la bebida alcohólica. El proceso de refinación dura 24 horas.

marca Espina de Oro, que tiene una tradición de poco más de 70 años de elaborar uno de los mejores mezcales de la entidad y de la que dependen un centenar de familias que trabajan de octubre a mayo en la elaboración del extracto de maguey Cupreata.

baro, por lo que se le dio el nombre de Cruz de Caminos. Acuitzio del Canje, al norte, y Tacámbaro, al oeste de Villa Madero, se distinguen por sus edificios coloniales y excelente gastronomía. En la carretera rodeada de bosques se ubican numerosos restaurantes de comida típica y criaderos de truchas, rodeados de bosques y ríos. El relieve escarpado del municipio de Villa Madero está constituido por el Sistema Volcánico Transversal y las sierras de Curucupatzeo y Nocupétaro. El clima es templado y casi tropical, lo que favorece dos tipos de bosques: bosque

mixto, con pino, encino y cedro, y el bosque tropical deciduo o caducifolio, con ceiba, parota, tepeguaje, zapote y mango. La fauna es variada y está conformada por gatos monteses, comadrejas, zorrillos, tlacuaches, zorros, ardillas, cacomixtles, armadillos, pumas, torcazas, cercetas y güilotas. En tanto que la comunidad de Etúcuaro se ubica a doce kilómetros de distancia de la cabecera municipal. Esta población es un enclave histórico en la producción de mezcal. La voz popular cuenta que José María Morelos era afecto al mezcal de esa región cuando arriaba ganado entre Nocupétaro y Morelia.

El Etucuareño es la marca colectiva que reúne a más de 30 productores de mezcal de esta comunidad de Villa Madero. Sólo utilizan maguey chino (agave Cupreata) para elaborar sus mezcales y camino a este poblado se pueden apreciar las laderas pobladas de agaves, sembradas por los mismos productores que se autoabastecen de materia prima. Su organización les permitió construir una vinata comunal y aunque todos los productores tienen sus propias vinatas, también trabajan en esta fábrica donde exhiben el mezcal embotellado y etiquetado para la venta. Los jóve-

MUNICIPIO DE MADERO Los terrenos donde actualmente se asienta la población de Villa Madero, pertenecían a la Hacienda de La Concepción, siendo el punto de intersección de los caminos que conducen a Acuitzio, Etúcuaro, Curuchancio y Tacám-

Tzitzio, palabra de origen purépecha que significa lugar hermoso o lugar de flores. De acuerdo con información de este lugar, esta comunidad se formó en el año de 1793. Sus primeros pobladores fueron mestizos, resultado de la mezcla de españoles e indígenas. Tzitzio cuenta con parques naturales poblados de variedad de flora y fauna; además a un lado de la carretera de Mil Cumbres se ubican restaurantes de comida típica y parques recreativos con cabañas para alojarse y disfrutar de la naturaleza de la región. La vinata del ingeniero don José Guadalupe Pérez Toledo se distingue sobre un cerro, a tres kilómetros de la cabecera municipal de Tzitzio, en un enclave llamado Arroyo de las Nueces, en la puerta de Tierra Caliente. El dueño, Don Lupe, trabajó algunos años brindando asesoría técnica a mezcaleros acerca de la reproducción del maguey silvestre y en el año 2002 se encomendó a la tarea de rescatar la tradición mezcalera de Tzitzio. Por ello buscó a dos buenos maestros vinateros de la región para que le enseñaran y asesoraran: don Jerónimo Cortés Gutiérrez y don Filiberto Villa. El producto de este aprendizaje es un mezcal de marca La Perla de Tzitzio, que es reconocido y valorado por los amantes de los buenos mezcales. En el terreno de la vinata, Don Lupe cría borregos y construyó un invernadero para la reproducción por semilla de maguey chino (agave Cupreata), además de una serie de almácigos de agave, los cuales trasplanta a las laderas y cerros cercanos en un afán de reforestar la zona. Los agaves crecen rodeados de árboles de guayabas y mangos.

TIERRA CALIENTE Los portales de Tierra Caliente: los enclaves mezcaleros descritos en esta región se caracterizan por su clima cálido y seco, anticipándose al clima tropical de la zona de la Tierra Caliente michoacana. Los productores de mezcal de esta región cuidan mucho los fermentos del maguey cocido, ya que requieren de menos tiempo para estar listos a ser destilados y si se pasa ese tiempo exacto, el mosto se arruina y se pone agrio.


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SALVADOR JIMÉNEZ Distante de Morelia a 17 kilómetros, se ubica una extraordinaria postal de paisajes boscosos, ríos y cascadas. Ichaqueo, es la comunidad que presta su nombre al paradisiaco lugar y goza parte de esta privilegiada área natural, mismo que ofrece la oportunidad de llevar a cabo actividades al aire libre, tales como senderismo, ciclismo de montaña, escalada, rapel, campismo, cabalgatas y tirolesa. Ichaqueo está en una zona de bosques con clima templado y copiosas lluvias veraniegas. En su vegetación predominan pinos y encinos, es el hábitat de animales como el coyote, la zorra gris, armadillos, mapaches, venados y ardillas, por citar algunas especies locales. Además, Ichaqueo constituye una importante zona de recarga de los mantos acuíferos de la capital michoacana de Morelia y elemental fuente de agua por su gran cantidad de manantiales. En el 2006, el Ayuntamiento de Morelia, encabezado por el entonces alcalde Salvador López Orduña, trabajó en un proyecto de inversión para constituir un centro ecoturístico destinado a la conservación y aprovechamiento de los recursos naturales. Constituidos en ejido integrado por 230 personas, los ichaquenses practican una agricultura de autoconsumo, siendo su principal fuente de ingresos la actividad forestal con la tala de árboles y extracción de resina. Sin embargo, la comunidad rural de Ichaqueo, catalogada como la mejor área verde del municipio moreliano, necesitaba un mayor número de empleos para mejorar su economía, es por ello que se proyectó desarrollar el Centro Ecoturístico Cascadas de Ichaqueo, una reserva natural de 20 hectáreas que es administrada y operada por su propia gente, quienes están organizados en una Sociedad de Responsabilidad Limitada (S de RL). El Centro Ecoturístico Cascadas de Ichaqueo nos ofrece un área de campamento y otra área de cabañas junto con un restaurante. El área de campamento cuenta con estacionamiento y tres tejabanes, uno de ellos funciona como cocina y otro como comedor; también dispone de un par de letrinas para el servicio sanitario y un venadario. Las cabañas están construidas en base en ladrillo y madera, tienen capacidad para cuatro personas cada una; se encuentran equipadas con camas, ducha, baño y chimenea. Adicionalmente, el visitante puede disfrutar de comida típica en un restaurante que se

ICHAQUEO, excelso jardín moreliano

Zirahuén,

ubica en el interior del complejo ecoturístico. Los fines de semana, lugareños organizan visitas guiadas a las cascadas, cabalgatas y uso de las tirolesas, con cables de acero que cruzan una barranca cuya altura promedio es de 20 metros. Para hacer uso de cualquiera de los servicios señalados es requisito avisar anticipadamente a los encargados del sitio. A aquellos que les gusta caminar disfrutando de la naturaleza, hay senderos trazados en la cañada que siguen la ruta de las cascadas. El acceso es gratuito y pueden hacerlo cualquier día de la semana entrando por el área de campamento del centro turístico. Si desean conocer la cascada más alta que es la Cascada del Salto, tienen que ir ya sea por la comunidad de Ichaqueo o subir por el cerro que está enfrente del centro turístico caminando aproximadamente una hora. La cascada del salto tiene una altura de 40 metros y se forma por el río de los paredones en la cañada que recibe este mismo nombre.

Es una cascada que revitaliza por su fuerza en la caída de agua, está rodeada de vegetación y tiene una vista espectacular. Sin duda es uno de los mejores atractivos naturales de este hermoso lugar. Chorro Prieto es una cascada de 200 metros de altura, en su parte alta se forma un mirador natural de excepcional belleza, se encuentra a cuatro horas a pie del área del campamento. A cuatro horas a pie del campamento se ubica un desfiladero que tiene fiel semejanza a un cañón, en su parte alta ofrece una vista panorámica que deja ver la silueta de cerros y montañas. Para llegar a Ichaqueo se puede ir desde la ciudad de Morelia subiendo por Santa María, para continuar en dirección a la tenencia de San Miguel del Monte; pasando dicha tenencia a diez minutos se visualiza un señalamiento que indica el camino a Tumbisca e Ichaqueo, en ese entronque termina el camino pavimentado y empieza terracería. Para ir al Centro Turístico Cascadas de Ichaqueo, hay que tomar el camino

hacia Tumbisca y a cinco minutos en automóvil se encuentra un letrero que anuncia a mano derecha el acceso, marcado en una puerta alámbrica.

Para llegar a la Cascada del Salto existe la opción de entrar por la comunidad de Ichaqueo, pero a fin de evitar contratiempos, se aconseja apoyarse en guías locales.


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Región serrana conocida como Mil Cumbres, acaso la más emblemática de Michoacán. A aquellos que les gusta caminar disfrutando de la naturaleza, hay senderos trazados en la cañada que siguen la ruta de las cascadas. MONTAÑAS EN LA REGIÓN DE MORELIA Morelia es la ciudad más poblada y extensa del estado de Mi-

choacán, está situada en el Valle de Guayangareo formado por un repliegue del Eje Neovolcánico Transversal, en la región norte del estado, en el Centro-Occidente del

país. Forma parte de la cuenca del Lago de Cuitzeo y sus principales ríos son el Grande y el Chiquito. En el municipio se encuentran tres sistemas montañosos: por el

este, diversas montañas que forman la Sierra de Otzumatlán, las cuales se extienden desde el norte hacia el suroeste destacando el Cerro de El Zacatón, con dos mil

960 metros sobre el nivel del mar (msnm), el Cerro Zurumutal (dos mil 840 msnm), el Cerro Peña Blanca (dos mil 760 msnm) y el Punhuato (dos mil 320 msnm), que marca el límite oriental de la ciudad de Morelia, así como el Cerro Azul (dos mil 625 msnm) y el Cerro Verde (dos mil 600 msnm), un poco más hacia el sureste. Por el poniente sobresalen el Pico de Quinceo (dos mil 787 msnm), el Cerro Pelón (dos mil 320 msnm) y el más alto del municipio, el Cerro del Águila (tres mil 90 msnm), que se encuentra un poco más al suroeste. En la región predomina el clima templado de humedad media y la vegetación se encuentra claramente diferenciada de acuerdo con la altitud y a los tipos de clima y de suelo: en la parte montañosa del sur hay bosques de coníferas con pinos y encinos; en la región norte, arbustos y matorrales como mezquites, cazahuates, «uña de gato» y huisaches. Los bosques de encino es un tipo de vegetación que incorpora las diferentes comunidades forestales dominadas por árboles del tipo Quercus, particularmente características de las dos provincias montañosas de Michoacán, y que, en conjunto cubren alrededor del 22 por ciento del territorio estatal, prosperan a una altitud de entre 300 y dos mil 900 metros, aunque la gran mayoría se ubica entre los mil 500 y dos mil 500 metros sobre el nivel del mar, donde la temperatura media anual registra valores entre los catorce y 20 grados centígrados; además, las heladas son fenómeno frecuente durante el invierno, en tanto que las precipitaciones pluviales fluctúan entre los 600 y mil 200 milímetros anuales. Son bosques densos y medianamente abiertos que cubren de manera notoria los municipios Ario y Madero, así como la región serrana conocida como Mil Cumbres, acaso la más emblemática de Michoacán; en su mayoría son caducifolios, aunque usualmente los encinos permanecen sin hoja solamente una temporada corta, a menudo de unas cuantas semanas, lo que se debe principalmente a la humedad disponible. En la categoría de bosques de coníferas se ubican las diferentes comunidades vegetales en las que prevalecen árboles perennifolios, del gripo de las coníferas en Michoacán representadas por oyameles y pinos, y en menor escala por el cedro blanco. En total cubren un 20 por ciento de la superficie del estado.


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SALVADOR J IMÉNEZ La etimología del vocablo «mezcal» se encuentra en la lengua náhuatl. Algunos sostienen que deriva de «mexcalli» («metl» o «meztl», maguey, y de «ixcalli», cocer ). La traducción sería entonces «maguey cocido». Pero otros más sostienen que deriva de un nombre diferente que se le daba al maguey: «mexcalmetl». En la época prehispánica se hacía un uso integral de la planta. De sus jugos se elaboraban bebidas fermentadas que se utilizaban en la realización de ritos, para el consumo de los ancianos o embarazadas, con fines medicinales, o para fabricar guisados y panes. Además, de las pencas de maguey se obtenían fibras vegetales que servían para fabricar cuerdas, sogas y ropa. De las agudas púas nuestros antepasados elaboraban agujas y clavos. De las hojas secas se hacían techos o fuego, o estando aún frescas eran destinadas a elaborar remedios y fabricar papel para los códices. El destilado de agave -o mezcal, como se le conoce hoy- se obtenía de las piñas de los magueyes, tras lo cual se les machacaba para extraer su jugo y se ponían a fermentar. La destilación con alambiques llegó al Continente Americano con los conquistadores, los españoles a su vez lo tomaron de la cultura árabe, en la época que el país europeo estuvo bajo el dominio de los moros. En los anales históricos de México no aparecen datos de que los nativos hayan destilado licores antes de la conquista española. Los indígenas no estaban acostumbrados a tomar bebidas con elevado contenido alcohólico, por ello, la introducción del aguardiente fue desastrosa para ellos, como lo fue para sus vecinos del norte la llegada de los ingleses. Opuesto a los indígenas, los españoles eran bebedores recalcitrantes, su larga experiencia con bebidas alcohólicas data del siglo VIII aC, cuando los moros después de invadir territorio español y extender sus dominios hasta la Península Ibérica, introdujeron el proceso de destilación; las bebidas fuertes que los españoles traían en cantidades minúsculas al arribar al nuevo mundo se terminaron rápidamente, por lo que había que encontrar un sustituto. Es en esta parte donde aparece el mezcal e inicia la historia de una bebida espirituosa a la que se le ha adjetivado como «bebida prehispánica». Algunos historiadores aseguran que poco tiempo después del desembarco de españoles a la Nueva España, estos ya tenían destiladores en operación, sólo faltaba la materia prima, por lo que iniciaron una frenética búsqueda.

Los colonizadores españoles, en su aspiración de producir bebidas alcohólicas en la Nueva España, tomaron el ancestral mexcalli fermentado como punto de partida para la elaboración del vino Mezcal, recurriendo a los alambiques de origen árabe perfeccionados por los alquimistas medievales.

MEZCAL, relación de dos mundos Y encontraron pronto una bebida moderada en sus niveles de alcohol, misma que obtenían de la savia de algunas variedades de maguey, aún más: los experimentos que llevaron a cabo revelaron que otras especies de maguey podrían a través de la destilación proveer una bebida de un alto grado de alcohol. Así, los españoles descubrieron que este tipo de agave (uno de los 200 existentes en México) producía alimento, bebida y fibras para la elaboración de textiles entre los indígenas, exclamó entonces un enviado del rey Carlos V: «Nunca la naturaleza ha reunido en un solo vegetal, tantos elementos susceptibles de satisfacer las necesidades del hombre». Asimismo el científico alemán Alejandro Humboldt, en el siglo XIX afirmó: «El maguey es el más útil de todas las producciones que la naturaleza ha concedido a los pueblos de la América septentrional». Con estas definiciones encontramos sumamente entendible que el nombre botánico para el maguey sea el de agave, que proviene del griego agaue, que significa admirable. Es interesante notar que los españoles pusieron muy poca atención al maíz, esto a

pesar de su abundancia, de otra manera se hubiera relacionado a Bourbon con Querétaro en lugar de hacerlo en Kentuky, la caña de azúcar y los vinos de uva fueron pronto introducidos en México, pero su cultivo y procesamiento no fueron impulsados por la Corona debido a que los intereses económicos de la madre patria no permitían la competencia con las colonias. Después de establecerse la primera ley seca, es probable que los conquistadores hayan regresado a su acostumbrado vino, brandy y ron, pero aunque los españoles no consumían productos locales, no estaban ciegos de las grandes posibilidades de obtener extraordinarias ganancias de la venta de licores provenientes de las plantas mexicanas entre las masas, por lo tanto el maguey se comenzó a sembrar cada vez más. De tal manera que los indígenas pronto olvidaron cualquier imposición moral que los antiguos y prehispánicos tabúes les imponían en lo referente a bebidas embriagantes, y desafortunadamente se dieron al alcohol. No habían pasado 20 años desde la fecha de la Conquista y los españoles terratenientes co-

menzaron a quejarse de los dueños de las minas por atraer con mezcal a los trabajadores, esto por supuesto para que trabajaran en las minas. Desde ese entonces y a través del periodo colonial los funcionarios virreinales vacilaron entre permitir la manufactura del mezcal y gravar los ingresos por la venta del mismo o prohibirlo totalmente cuando el desorden público lo ameritara, obviamente el licor representaba un ingreso por impuesto bastante alto, esa fue la razón por la que los periodos de ley seca fueron muy cortos comparados con aquellos en que la producción y consumo del mezcal era permitido. El varón Alexander Von Humboldt escribió en 1803 un tratado sobre el virreinato de la Nueva España, en la obra habla de un aguardiente de alto contenido alcohólico llamado mezcal, como «una bebida manufacturada clandestinamente en los distritos de Valladolid hoy Morelia, México, Durango, Nuevo León y Oaxaca», incluso establece que el mezcal era obtenido del pulque destilado, el hecho, pone a Von Humboldt como candidato al nada codiciado honor de haber iniciado y expandido tal falsedad.

DENOMINACIÓN DE ORIGEN DEL MEZCAL Se entiende por Denominación de Origen el nombre de una región geográfica del país que sirve para designar un producto originario de la misma y cuya calidad o característica se deban exclusivamente al medio geográfico comprendiendo en los factores naturales y humanos. Para los efectos de esta declaración de protección (Denominación de Origen Mezcal) se establece como región geográfica la comprendida por los estados de Oaxaca, Guerrero, Durango, San Luis Potosí y Zacatecas, particularmente en el estado de Oaxaca, la zona denominada Región del Mezcal, que incluye los distritos de Sola de Vega, Mihuatlán, Yautepec, Tlacolula (Santiago Matatlán), Ocotlán, Ejutla y Zimatlán. La Denominación de Origen quedó registrada el 9 de marzo de 1995 por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual con sede en Ginebra, Suiza, gracias a las gestiones encabezadas por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) y a petición de los productores de mezcal y del gobierno de Oaxaca.


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EL MUSEO DE SITIO DE LAS YÁCATAS SALVADOR JIMÉNEZ Unos vestigios arqueológicos del calibre de las yácatas de Tzintzuntzan, que presumen haber sido asiento de la realeza purépecha y orgullosa capital del imperio que terminó con Tanganxoán, el último cazonci, bien merecen un complemento, un museo que exhiba las riquezas del «lugar de colibríes», que nos muestre el esplendor y la gloria de la grandeza tarasca. El Museo de Sitio de las Yácatas es una especie de testigo ocular que cuenta las costumbres y tradiciones de la cultura purépecha antes y durante la conquista española. La galería, conocida también como Museo de Sitio de la Zona Arqueológica de Tzintzuntzan, fue inaugurada en 1992

con la idea de dar a conocer los objetos recuperados en exploraciones realizadas en la antigua capital de una cultura que dominó el occidente mesoamericano. Tras un cierre temporal, la galería fue reabierta el 21 de noviembre de 2012 por el entonces presidente Felipe Calderón.

HISTORIA En 1992 se construyó la sala que alberga la colección actual. Pero la idea del museo se remonta a los lejanos años 30 del siglo pasado, mientras se realizaban los primeros trabajos de exploración y restauración, como respuesta a la inquietud de la gente de la localidad, por ver los objetos hallados durante las excavaciones. Para

satisfacer esas expectativas, en la casa del vigilante, en el mismo sitio arqueológico, se montaban temporalmente y de manera muy sencilla algunos objetos de las ofrendas encontradas durante las primeras ocho temporadas de excavación. De ahí que, por tradición, se le conociera como Museo de la Casa del Vigilante. En los últimos años de la década de 1970, el doctor Román Piña Chan tuvo la idea de crear un museo arqueológico en el antiguo convento franciscano de Tzintzuntzan; con el proyecto en mente, se dedicó a reunir materiales originales y algunas réplicas de objetos de distintas culturas. Sin embargo, el proyecto no prosperó. En 1992, durante los trabajos de la undécima primera tempora-

d a d e exploraciones en el sitio, la población manifestó una añeja deman- da en el sentido de que los materiales arqueológicos de «sus antepasados» se quedaran en la localidad. Ante esta inquietud, se construyó un peque-

ño edificio con materiales típicos del lugar, para mostrar una parte de los objetos recuperados durante las variadas temporadas de exploración e investigación. La colección que se exhibe en el Museo de Sitio de las Yácatas consta de aproximadamente un centenar de piezas que son resultado de muchas jornadas de exploración en el centro ceremonial, en el espacio conocido como la Gran Plataforma. Destacan piezas de cerámica conocidas como patojos, vasijas trípodes, vasijas de asa de estribo y vertedera, todas ellas características de la cultura purépecha; hachas, hachuelas, agujas, cascabeles y ornamentos elaborados en bronce (aleación de cobre y estaño); besotes, orejeras de obsidiana pulida, algunas con incrustaciones de turquesa; puntas, cuchillos y otros artefactos líticos, y algunos petrograbados. El Museo de Sitio de las Yácatas pretende ser un complemento a lo que el visitante puede ver en la zona arqueológica. Al entrar, se observa una maqueta de la cuenca del Lago de Pátzcuaro, donde se señalan los principales asentamientos o lugares mencionados en La relación de Michoacán, cuando se refiere a la migración de los purépechas. Los materiales que se exhiben, permiten tener una visión general de la cultura material de los estratos más altos de la sociedad purépecha; su combinación con diversas láminas de La relación de Michoacán permite apreciarlos como objetos de la vida cotidiana, utilizados en actividades domésticas, rituales, religiosas o productivas. Los purépechas o tarascos destacaron por lo sofisticado de su alfarería, su orfebrería, metalurgia y pulido en piedra. En cada una de las vitrinas del museo están representadas estas actividades.

UBICACIÓN Este Museo de Sitio se localiza dentro de la zona arqueológica Las Yácatas, aproximadamente a 100 kilómetros de la ciudad de Morelia. Para llegar se toma la carretera federal número 120 MoreliaPátzcuaro, tomando la desviación hacia la ciudad de Quiroga, o bien por la antigua carretera Guadalajara-Morelia, virando en la población de Quiroga hacia el sur. A la salida del pueblo se encuentra el camino que nos conduce al sitio. El Museo de Sitio de las Yácatas abre sus puertas de martes a domingo, de las 9:00 a las 17:00 horas


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Dice una canción del repertorio popular que Michoacán sí tiene de qué presumir: «Tus lagos azules, tus llanos dorados…», lo cual es muy cierto, pero además es esta una de las entidades de la República que mayor riqueza posee en cuanto a recursos naturales; entre estos, su orografía está compuesta por mesetas y valles. SALVADOR J IMÉNEZ Pico de Tancítaro Destaca la Sierra Madre Occidental, que también forma parte del territorio estatal, lo que ubica a Michoacán como uno de los más ricos en el renglón forestal.http:// www.eumed.net/libros-gratis/ 2012b/1230/michoacancaracteristicas.html - _ftn4 La entidad purépecha está situada entre dos regiones fisiográficas: el eje neovolcánico al norte, que es donde ocupa mayor área, y la de la Sierra Madre del Sur, que penetra en el estado por el sureste, cruzando en una extensión de aproximadamente 200 kilómetros en la zona suroeste -entre Chinicuila y Arteaga. Es una continuación de la Sierra Madre Occidental, tiene una dirección de noroeste a sureste extendiéndose a lo largo de la costa del Océano Pacífico con una anchura de casi 100 kilómetros, una altitud más o menos constante en las partes altas de más de dos mil 900 metros y una superficie de trece mil 126 kilómetros. La mayor altura en esta Sierra

Espectacular vista al cerro de San Andrés

MONTAÑAS MICHOACANAS es el Cerro de las Canoas, que tiene dos mil 985 metros de latitud y se localiza siete kilómetros al noroeste de la población de Coalcomán, en el municipio que lleva el mismo nombre. También está el Cerro Cantador, con una altura de dos mil metros, localizado a 35 kilómetros al suroeste de la municipalidad y población de Aguililla, ubicado en la colindancia con Coalcomán. En el eje neovolcánico se localiza la Meseta Purépecha, donde se encuentran numerosos conos volcánicos, entre los que sobresalen el Cerro Zirate, los volcanes de Zacapu, el Paricutín y el Pico de Tancítaro. A Michoacán también pertenecen las sierras de Angangueo, Ucareo, Mil Cumbres y Otzumatlán; otros

relieves importantes como el Pico de Quinceo, localizado al noroeste de Morelia, el Volcán de San Andrés, al noroeste de Ciudad Hidalgo y el Volcán de Jorullo, que se encuentra en las cercanías de La Huacana. Existe una gran afinidad florística entre las dos grandes serranías. Las floras del altiplano en la Depresión del Balsas y de las planicies costeras llevan un patente sello tropical con claras vinculaciones meridionales hacia las tierras bajas del centro y de Sudamérica. Las propias de la sierra, en cambio, tienen relaciones con las de Los Andes, y, por el otro, con la de sierras ubicadas a mayores latitudes en el Hemisferio Boreal. El territorio michoacano cuenta con 213 kilómetros de litoral y

El quinceo enmarca la ciudad de Morelia.

mil 490 kilómetros cuadrados de aguas marítimas, acantilados y terrazas que avanzan hacia el mar, alternan con pequeñas áreas de planicies costeras y reducidas llanuras pluviales formadas por los ríos, como la del delta del Río Balsas, la más notable. El universo vegetal michoacano se ajusta de manera manifiesta y armoniosa dentro de los rasgos generales del centro y el sur de México. Así, la composición de la flora de la fracción septentrional del estado que se ubica en la provincia del Altiplano es claramente del tipo característico de la región del Bajío. La propia de la parte de Michoacán que pertenece al Sistema Volcánico Transversal se identifica a su vez con la que prevalece en toda esa cadena montañosa.

Es significativa también la presencia en Michoacán de una cuantiosa proporción de elementos autóctonos o propios exclusivamente de la flora del país. Las especies de distribución limitada (o endémicas) en México suman alrededor del 50 por ciento de estas, y los géneros, cerca del diez por ciento. Los de área restringida (también endémicos) al territorio michoacano son bastante menos. Tanto en la Depresión del Balsas como en la Sierra Madre del Sur, se concentran los estrechos endemismos vegetales michoacanos y, en particular, destacan la región de la Presa de Infiernillo, la de Apatzingán y la de ChinicuilaCoalcomán. En el norte del estado, la zona más privilegiada es la de Morelia y sus alrededores.

Sierras de Angangueo, casa de la Monarca.


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