TIPOS DE AMOR Liliana GarcĂa Manzanero
Dos Puntos Editorial
12 TIPOS DE AMOR Liliana García Manzanero ©DOS PUNTOS EDITORIAL La última ciudad serpiente, Veracruz noviembre del 2017 DISEÑO Jesús Gallegos IMÁGENES MANDALA SOL-TERRA-LUA Marcos Arecha 2009 vectorizado por Pablo Alvarado 2014 CONTORNO ROJO DE MANDALA creado por Visnezh - Freepik.com
[Cada libro debe tener una forma única de latir, de vibrar, de explotar. Nosotros buscamos esa universalidad intentando crear algo más, para que nuestros libros dejen de ser sólo libros: que muten y puedan volar] http://www.dospuntoseditorial.blogspot.mx http://issuu.com/dospuntoseditorial https://www.facebook.com/dospuntoseditorial No. 2.3
TIPOS DE AMOR Liliana GarcĂa Manzanero
Dice el escritor Reynaldo Carballido que hay palabras que resaltan más que otras en los eventos de nuestra vida, en lo que nos sucede, en lo que observamos. Que en un escrito, es bueno que haya palabras que experimentamos con los cinco sentidos y que además es necesario expresar sentimientos, conexión emocional. Atendiendo a ese “método”, como él lo llama, escribí 12 tipos de amor. En mi punto de vista, la escritura tiene ciclos, necesitaba escupir, vomitar esas palabras que me han acompañado desde hace más de diez años y hoy quedan aquí plasmadas. Dejo carga aquí, porque voy sumando más y posteriormente necesitaré sacar lo que engulla mi alma contemplativa desde siempre.
AMOR UNO
Mi sangre fluye en ti. Compartimos el mismo lunar prominente en la base del cuello. Mi abuelo, tu abuelo, mi abuela, tu abuela. No te conozco, nunca te he visto. Llamas, escucho tu voz. La idea de tener al fin un hermano mayor se desvanece. Tu voz despierta en mí un sentimiento mayor que el amor filial, algo que rebasa los límites de lo consanguíneo. Llegas, habitas mi casa. Me engulle tu rostro, piel y altura, te enamoras de mí. Pasión, amor, el encuentro, lo clandestino. Te tienes que ir. Me regalas tu elefante, el de hueso, tu dije. Evocamos nuestro amor. La distancia para siempre pero nunca el olvido
AMOR DOS
El agua de la alberca. Olor a cloro penetrante, a limpio, a club deportivo. Aire que se acerca cálido. Siempre ríes, siempre haces reír. Con el agua a la cintura, bromeas y simulando ser un cura, arrojas “agua bendita” con el cepillo para limpiar una taza de baño a todos los que te rodean. Paredes de un estrecho y largo vestidor solitario que nos arropa. Rebaso tu libido y tu desfachatez. Amor esquivo, ausente, sin fondo. Amor por despecho, por intentar saber qué es un orgasmo, porque el primero no lo hizo sentir. Amor en el olvido. Distancia.
AMOR TRES
El Calmécac me recibe. Las leyes y su estudio me llaman. Edificios, dormitorios, el lujo, lo exclusivo. Conocimiento elitista, no encajo. Niña desquiciada, compañera en la facultad, me haces tu amiga. Te conozco por ella. Trapeas la cocina de un comedor vacío de estudiantes. Sencillo, elocuente, maestro costumbrista. Me explicas qué es el chileatole. Me cobijas en tu casa. Aprendo contigo y con los tuyos qué es vivir en un pueblo lleno de polvo y de gente alegre bailando cumbias. Tu madre me enseña el baño de vapor y cómo tallar la piel con piedra pómez mientras se escucha el chorro eterno de la regadera en ese semiuniverso tlalocquiano. “Es mi diversión y mi manera de consentirme”, dice, mientras sonríe con su rostro de rasgos orientales curtido de arrugas y cabello corto chino. La noche no alcanzó para el intercambio de miradas, besos y todo cuanto el imaginario de la pasión permite. No supimos qué sucedió durante esas horas afuera de las paredes de un cuarto barato para soltero que trabaja en las inmediaciones del señorío de Cholula. Qué sueños tuvimos, vivir juntos en un fresco y pintoresco pueblo de espaldas al volcán. Becerros, frío, agua dentro de una cubeta calentada con el sol. Te dejo, mi camino es otro, no es el matrimonio. Amistad perenne.
AMOR CUATRO
Noche, calor, aire, motos, malecón, charla. ¿Quién es la mujer que a ti te gusta? Reencuentro del amor, juegos de primaria. Piel morena, labios gruesos, cabellos vastos. Llevas tatuada una diminuta cruz en tu brazo izquierdo, la misma que colocan sobre ti, sobre tu rústica e inacabada lápida. Coraje, enojo, abandono. Te quedas suspendido en el tiempo, en el folklor de mis recuerdos sobre ti. Me he quedado con tus dibujos a lápiz de flores, jarrones verdes, simples, no dicen nada. Tú no dices nada, dices muerte, dices siempre algo a mi mente. Eterno cempaxúchitl del dos de noviembre.
AMOR CINCO
Fiesta,
Jarabe
de
Palo,
madrugada,
azotea,
cannabis
sativa.
No eran luciérnagas, eran las luces de Xalapa desde mi pensión. Planes de viaje, Naolinco. Me llevas a tu casa, la casa de los locos. Wilfred, un jarocho estudiante de sistemas que casi nunca está pero es agradable. Siempre sonríe. Loredana, italiana hipocondriaca. Ardua comedora de olivas negras y lasaña de berenjenas. Vive engañada por su novio mexicano, fotógrafo moreno de larga cabellera. La dueña de la casa, alta, rubia, en sus libres cincuenta, ama a sus french poodles, ausente, excéntrica, rica. Tú, napolitano de piel verde oliva, con atractivo aliento a tabaco. Eres incienso, libros, café expreso, Miles Davies, jabón Nórdiko, mollejas de pollo, alcohol, Kama Sutra, champú de bebé, la toalla de tu ex, cocinas bien. Risas, siempre ríes. Amas extraño, te ama más de una. Dignidad, te olvidas, no te olvido, permaneces lejos, te guardo profundo.
AMOR SEIS
Digiero la trova con tragos de café. La llovizna de una tarde fría amalgama bien los sentidos del gusto. Aromas de humo, romances de tarde sombría, amarga. Eres simple, me dejo llevar, te faltan cabellos e ideas debajo. Sexo que no dice nada, sinsabores de la noche árida. Penumbra.
AMOR SIETE
Surges en asamblea estudiantil rutinaria, palabras, lucha. Ideas de madrugada, tertulia de dos. Silla en la azotea desde la cual escuchar tu voz. FrĂo, humedad, dormir juntos. Proezas de una mente, eres gentil, eres fugaz. Lo simple, lo plano.
AMOR OCHO
Dibujos destruidos regados por el piso, cuarto de hotel barato, aroma a cigarro, humedad, falta de aire. Desorden, caos, revistas, mujeres, senos, bosquejos, fetiche. Artista fallido, acuarelas tristes como las manos sucias. Tardes de sol picante sobre esquinas de poca venta, melancรณlicas. Monedas, sรณlo te tengo con monedas. Mentiras, opacidad.
AMOR NUEVE
Hueles a thinner. Lo usas para olvidarte del dolor de los golpes por hebillas en tu cara. Sentado en la orilla de la fuente, inerte, como el vacĂo de agua dentro de ella. Mirada perdida, mente dispersa en el laberinto de tus ideas. Amas en un cuarto del centro histĂłrico, las paredes te detienen, te vencen. Duermes, exhalas solvente. Te evaporas con tu aliento y pierdes memoria en la inmensidad de los recuerdos, de los vaivenes de la vida, de lo cotidiano. Vives y eres temido. Cordialidad.
AMOR DIEZ
Contoneo alegre al calor y exaltación de cuatro djembes. Tus cabellos rubios, despeinados y grasos apenas podían ondear con tu cabeza. Miradas entre líneas, para expresar en el lenguaje universal deseo. Hablas alemán y entiendes español suficiente para salir del círculo de danza y volcarte a dar amor por los efectos del alcohol. Solos dentro de frías y húmedas paredes, cómplices de las mentiras y la fantasía del éxtasis. Sillas, bases de cama encimadas, olor a noche, sudor, labios que quisieran desbordar pasión pero no dicen nada. Ojos azules, de príncipe encantado que finalmente sucumben por Rosi, doncella queretana. Caminas eternamente por una calle en fría y fresca mañana que te atrapa en la memoria y quisiera nunca dejarte ir. Pero tú quieres irte, arquitectura. Sueños.
AMOR ONCE
Llevaste la corona de una rosa desde el suelo hasta mi mano clara. Envalentonados caminamos. Aire de otoño sobre nuestros rostros. Los tuyos eran pasos agigantados, la mía una grácil carrera a ciegas que sin cuestionar nada acompañaba tu ser etéreo. Había otras personas pero se hicieron noche, viento, polvo, sólo más voces. Llegamos a nuestro destino en el poniente de la ciudad de ángeles. Tus manos y tu mente prepararon un invento de comida china –¿Quieres?– preguntaste. Fue tu agua de limón la que me cautivó y sólo te vi comer –allá tú– dijiste desde la boca llena. Cuando había silencio en el departamento, entre figurillas prehispánicas y diminutas plantas de sábila, nos ocultamos dentro de tu territorio, en tu cuarto-pasillo. Sólo los poetas de media noche entenderían la pasión desbordada, el beso profundo, la gravedad entre los cuerpos, el sueño abismal, la contemplación. Señor del fuego, señor payaso.
AMOR DOCE
Alguna vez escribí: "si volviera el amor, si tuviera un hermano un amigo, un sueño en la mano" citando a Rockdrigo González, imaginándome las palabras en voz de Santa Sabina. Pensé, nadie reconocerá esta letra. Y entonces, tú continuaste, "moriría ese dolor de buscar el calor en el cruel laberinto de este vaso de alcohol". Mi sonrisa extensa indicaba la gratitud hacia tu gesto inmediato e inesperado. Desde la pantalla de un monitor te extendí mi afecto y mis constantes ganas de verte. Tienes un cuerpo alto y cercano a regordete. Tu cabello al ras se une con tu barba que apenas se asoma, delineando lo liso y grueso de tus labios. Cejas abundantes acomodan bajo sí los ojos que nunca miraron directamente a los míos, evitando caer en gestos de sinceridad. Disfruté mucho y reí con franqueza mientras hacías comentarios esa mañana en el merendero dentro del mercado. –Mira la cemita, parece que ella te va a comer a ti– dices. Después que el muchacho trae la fruta, dejas escapar la idea de que es una ración para animal de circo, –es demasiado– concluyes. Caminas perdido en la inmensidad de la vida citadina. La vaguedad, la locura, la incertidumbre, la mariguana, la noche, tu amigo “el jarocho”, sólo eso es tuyo.
EL AMOR
En el esquema onto-antropológico de Basilio Rojo Ruiz, mi maestro en la materia de Estética, en un curso universitario, el amor está ubicado en el tercer nivel. En el tercer nivel está lo que trasciende, lo universal, lo perenne, aquello que es siempre, en cualquier lugar y en cualquier tiempo. Odio, ira, venganza, fortuna, traición, pasión y otros acompañan al amor en esa larga carrera por la humanidad que nunca, mientras existan hombres, dejarán de cautivar y/o hacer sufrir. Amarte. Te estoy amando. Te amo. Mientras tanto tú a mi no y eso no importa. Crecí con la idea equivocada, clavada en lo más profundo del cerebro, viéndola en sueños. En el amor, nos tienen que corresponder. No. No es así. Hoy estoy amando y no soy correspondida, la persona no me ama y sin embargo, yo soy feliz. Alguna vez alguien me amó y doy gracias porque ese alguien volcó en mí una energía positiva y que seguramente fue de impulso hacia lo mejor. Hoy yo lo regreso, y te estoy amando, enviándote una vibración positiva para acercarte a lo mejor que pueda rodearte. Hoy te estoy amando hasta que algún día yo decida por alguna razón fuera de mi control, empezar a soltar y cambiar el rumbo hacia otra persona.