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LOS ELEFANTES BLANCOS
LOS ELEFANTES BLANCOS EN LA PROPUESTA DE POLÍTICAS PÚBLICAS
TEXTO GRACIELA GORDILLO CASTILLO1
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Diseñar e implementar políticas públicas no es una tarea sencilla, se requiere de conocimientos de economía, ciencia política, estadística, administración pública, derecho,
sociología, antropología, psicología y comunicación. Además de un equipo que domine estas áreas, igualmente importante es tomar en cuenta la opinión de los ciudadanos. Es por ello que en el libro diseño de Políticas Públicas. Una guía práctica para transformar ideas en proyectos viables de Julio Franco Corzo presenta de manera muy novedosa, la relación y crítica que denomina “elefantes blancos” al acto de autoridad en el que un gobierno destina recursos financieros o humanos a una obra de infraestructura, programa o proyecto del cual no se obtiene beneficio social alguno.
1.- Maestra en Docencia para la Educación Media Superior y Superior, se desempeña como docente en la Universidad La Salle Pachuca. Email: psicologa.gracielagordillo@gmail.com
En el vocabulario de la
política mexicana un “elefante blanco” se refiere a una
obra con infraestructura
que tiene muy poca utilidad para la ciudadanía o que de plano no sirve, comenta el autor, esta expresión tiene origen en la anécdota que cuenta que el Rey de Siam, regalaba un elefante blanco a un colaborador o enemigo al que deseaba arruinar. El animal era muy venerado y requería de cuidados especiales y alimentación de primera calidad, lo cual era muy costoso. Esto obligaba a una familia a destinar muchos recursos a un fin que no tenía beneficios ni provecho hasta dejarlos en la pobreza.
Para esta oportunidad mencionaré tres de las
diferentes historias de fracaso
de política pública, que el autor comparte con ejemplos de casos reales, que se derivan de buenas intenciones de políticos y servidores públicos que al final no generaron buenos resultados.
El secretario de
finanzas que convenció al gobernador de crear un elefante blanco.
como un secretario de finanzas
del estado de Puebla, tuvo la idea de impulsar la creación del parque industrial especializado en logística para que se instalaran nuevas empresas. Además de la promesa de que pasaría a la historia como el mejor gobernador que haya tenido el estado. Al convertir a
Puebla como la entidad con el
nodo logístico más completo y moderno de México. Es así como apoyándose de su situación privilegiada como parte del gabinete, convence al gobernador para impulsar la idea.
piedra de “La Célula” o “Nodo Intermodal Logístico y Recinto Fiscalizado Estratégico”, el mismo en que dos años después de que se terminara la construcción no contaba con una sola
empresa instalada. Considerado posteriormente como el pueblo fantasma más caro de México, debido a que la obra tuvo un costo de $748 millones de pesos que se invirtieron en una “buena idea” de un servidor público. Ocurrencias, menciona el autor, que debieron echarse abajo si los servidores públicos poseyeran la información, la experiencia y la inteligencia para ello.
El RENAUT del Gobierno
Federal
Para muchos será recordado este segundo caso, cuando el delito de extorsión telefónica en
México se incrementó de manera
alarmante, de igual manera sus denuncias, esto aconteció entre 2007 y 2008. Un legislador federal tuvo la ocurrencia de
presentar una iniciativa para evitar el uso indebido de la
telefonía móvil en delitos como
el secuestro, la extorsión y la amenaza. Lo insólito fue que en 2008, el Congreso de la Unión aprobó su propuesta para llevar a cabo el Registro Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil
(RENAUT). Se materializó a través del “Decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Ley Federal de Telecomunicaciones”, publicado en el Diario Oficial de 2009 y al que se le destinaron más de $1,000 millones de
pesos.
La mecánica establecía que todos los usuarios de telefonía
celular debían registrar sus datos (nombre completo y CURP) para que la COFETEL pudiera contar con una relación de los dueños
de cada línea telefónica, de hacer caso omiso, su línea se cancelaría.
El autor menciona en su
análisis, que el fracaso de esta propuesta se hizo evidente de forma casi inmediata, en diversos aspectos y los más relevantes fueron:
1. No existían medios de
verificación sobre la información
que se registró, cualquiera podía mentir sobre los datos que proporcionaba. 2. Las compañías celulares se verían muy afectadas por la baja de líneas telefónicas y los usuarios pudieron ampararse, aunque no cumplieran con la disposición. 3. El tiempo establecido para el registro fue insuficiente, de los
80 millones de líneas, solamente se registraron 20 millones de ellas, sólo el 25% cumplió el decreto.
Dos años después del fracaso, en 2011, se derogó este decreto a través del Senado. El mismo
año se dio a conocer que las bases de datos recabadas del
RENAUT se estaban ofertando en
sitios de internet. Se destruyeron más de $1,000 millones de pesos por “una buena idea” de un legislador federal.
El aeropuerto de Texcoco El tercer caso se trata del
problema público que se generó en el Aeropuerto de la Ciudad de México, en donde su capacidad se vio limitada por la gran cantidad de tráfico aéreo desde 1994 y en el que el espacio libre disponible no era suficiente para abastecer futuros requisitos aeronáuticos. Por lo que se buscó el desarrollo de formas
para complementar, sustituir y expandirlo.
Las alternativas para solucionarlo fueron: 1.-
ampliarlo, 2.- sustituirlo al construir un nuevo aeropuerto en Texcoco, 3.- construir un aeropuerto complementario en Puebla, Tizayuca o Toluca.
Se estudiaron las alternativas, algunas de ellas no cumplían con factibilidades de carácter
presupuestal y económico, lo que resultó inviable. El gobierno federal decidió que la mejor opción en viabilidad aeronáutica, ambiental, técnica, urbana y financiera era el nuevo aeropuerto de Texcoco.
Se procedió a expropiar los terrenos mediante decreto, en donde los “800 millones de
pesos fueron rechazados por los propietarios, especialmente un grupo de ejidatarios de San Salvador Atenco. Se sumaron
al rechazo partidos políticos, autoridades de la CDMX, legisladores, organizaciones de la sociedad civil. Después de diez meses de enfrentamientos con el
gobierno federal, el expresidente Fox tomó la decisión de cancelar
el proyecto, dejando como consecuencia que el problema público permaneciera.
A pesar de que este si fue un proyecto que contaba con rigurosidad en su creación, el
que no se tomó en cuenta a los actores involucrados. Sobre todo, a los opositores del proyecto, esta falta de información impidió la elaboración e implementación de estrategias de negociación y cabildeo. El resultado fue la ausencia de un arreglo político. ¿Cuántos elefantes blancos
se han construido en los intentos
de crear políticas públicas en México?
Aquellos programas u obras que se implementaron y no funcionaron, aquellos donde la inversión de quedó a medias, o los programas u obras que se terminaron y para los cuales ya no hubo recursos para hacerlos funcionar.
Lo que les hizo falta a esas “brillantes” ideas para poder implementarse como políticas públicas fue apegarse a una metodología adecuada para la toma de decisiones.
Así pues, las tres grandes etapas de una política pública son: diseño, implementación y evaluación. En donde es primordial entender el problema público, cuantificarlo, identificar sus causas más importantes, establecer objetivos, proponer soluciones, analizar las acciones, seleccionar las mejores soluciones, cuantificar sus costos y definir una población objetivo. Identificar a los actores que intervienen y que participan.
Es parte de su estructura realizar análisis de factibilidad
que englobe aspectos presupuestales, socioeconómicos, legales, políticos, ambientales y administrativos, además de escribir un plan de acción con estrategias de soluciones para la toma de decisión. Un diagnóstico con datos duros sustentado y argumentado, conjuntamente de la participación de la sociedad civil. En resumen, explicar por qué el problema es importante y por qué se necesita tomar una decisión, aportando los hechos esenciales y la información de apoyo con sólida evidencia.
No todo lo que hace el gobierno son políticas públicas. La primera lección del libro que sugiere Franco Corzo es “si no tienes experiencia y vas a tener una responsabilidad en el sector público, ¡contrata buenos consultores!
El autor plantea la siguiente pregunta: ¿por qué las buenas intenciones de políticos y servidores públicos no siempre generan buenos resultados? Para responderla sugiero la lectura de esta obra práctica para conocer las competencias básicas sobre el tema, debido a que se trata de una herramienta para diseñar una política pública viable, además de contener los elementos para no echar a andar un elefante blanco.
DIMX
Referencia:
Corzo, J. F. (2013)
Diseño de Políticas Públicas.
Una guía práctica para transformar ideas en proyectos viables. 2da ed. IEXE editorial.
ISBN: 978-607-95539-5-1
276 páginas