Mi padre como un Hyperionida* en su cuadriga
En los años cincuenta, con ilusiones infinitas
Ante todo hay que ver el suelo y en el suelo, el vil lodo,
El ardiente sol de Nicaragua lo convierte en nubes.
Mi padre siempre por arriba de lo sucio,
Acá está en una Harley Davidson moto de ruido sonoro
Del puño de su mano sale un ronroneo.
Onomatopeya clásica, ruido divino de tigre, león, jaguar y leopardo.
Con truenos de acero el arranque.
En el aire se siente un olor a café tostado y molido.
Recuerdo los sacos de los estibadores, azúcar de Montelimar.
El cacao de la región de San Carlos.
Esta es la esquina de “El Caracol” en la vieja Managua,
Barrio viejo y antiguo a una cuadra arriba del “Infierno”.
Aquí en esta ciudad construida al lado del lago Xolotlán
Había un malecón, con “Caballitos”, rueda “Chicago” y un “Rock and Roll”.
Del malecón sacó a una Marina y fundó la Tostaduría El Caracol.
El Caracol en cinco esquinas en un cruce de cauces*.
Esquinazo de nariz chata aquí