El Niño del Dinero - Acción entre Amigos (alumnos de los 10 a los 14 años de edad)

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El Niño del Dinero Acción entre Amigos


Reinaldo Domingos

El Niño del Dinero

Acción entre Amigos

Adaptación infantil: Simone Paulino Ilustraciones: Ariel Fajtlowicz


Índice Copyright © by Reinaldo Domingos Dirección editorial Simone Paulino Editora asistente Maíra Viana Dirección de arte Rodrigo Rodrigues Edición electrónica Luyse Costa Producción editorial Renata de Sá Ilustraciones Ariel Fajtlowicz Revisión Daniel Febba Sandra Spada Traducción Pablo Luis Gallego Totera

Una gran novedad .......................................... 7 Reproducción prohibida. Artículo 184 del Código Penal y Ley 9.610 de 19 de febrero de 1988.

¿Quién somos? ................................................ 15

Todos los derechos de esta edición están reservados a

Buenas ideas ................................................... 21

DSOP Educação Financeira Ltda. Av. Paulista, 726 | Cj. 1210 | 12o andar Bela Vista, CEP 01310-910, São Paulo - SP Tel: 11 3177-7800 | Fax: 11 3177-7803

Un problema sin solución ................................ 27 Un lugar en el mundo ........................................ 31

www.dsop.com.br

Un plan diez puntos .............................................. 35

ISBN 978-85-63680-29-7

La fórmula mágica .......................................... 41

Impresión y acabado

La misión secreta ............................................ 47

Intergraf Indústria Gráfica LTDA.

Palabra de honor ............................................ 51 Espejo, espejito mío…......................................... 55 Desistir es de débiles .................................... 61 Evaluación oral .................................................. 67 Las mejores cosas del mundo ........................ 73 Lágrimas de alegría ......................................... 77 Especial de un modo diferente

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Una gran novedad En la pequeña ciudad de Casa Blanca, los niños aprovechaban al máximo el final de las vacaciones de enero, mientras sus padres salían a trabajar y garantizar el sustento de sus hogares. El Niño del Dinero, siempre con una sonrisa en el rostro, paseaba por las veredas del barrio en que vivía, pedaleando una linda bicicleta que le habían regalado por su cumpleaños. Estaba ansioso por la vuelta a clases. Extrañaba las tareas del maestro Reymoney, de las travesuras de su amigo Gastón y de las clases de Arte de doña Constancia. Ya había preparado el uniforme y todo su material escolar. Sabía que, en pocos días, estaría nuevamente en el aula aprendiendo cosas nuevas, conociendo a otros maestros y reencontrándose con los compañeros. No veía la hora de contarles a todos ¡una gran novedad!


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El corazón del Niño del Dinero saltaba de alegría al pensar en las cosas buenas

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— Tomen sus cuadernos, pues nuestra primera actividad de producción de

que le sucedieron en los últimos tiempos: aprendió a ahorrar sus monedas y a cuidar

texto ya va a comenzar. Quiero que escriban, en veinte renglones, una redacción con

sus cerditos; tuvo la felicidad de conocer al maestro Reymoney, que le contó sobre

el tema “¿Quién soy?”. De esa manera, puedo saber un poquito más sobre ustedes.

la Metodología DSOP; comenzó a ganar una mensualidad de manos de su madre; le enseñó a su padre a vivir con menos de lo que ganaba; disfrutó las vacaciones con la tan soñada bicicleta que recibió de regalo en su cumpleaños; y, para culminar, estaba radiante con una gran noticia que cambiaría para siempre su vida. La semana pasó volando y, finalmente, llegó el tan esperado lunes. La tarde estaba lluviosa y el Niño del Dinero andaba por los pasillos de la escuela buscando su aula cuando vio a Gastón. Él parecía también perdido en medio de toda aquella confusión de nuevos alumnos y horarios del primer día de clases. — ¡Gastón! ¡Qué bueno reencontrarte, amigo! ¿Cómo fueron tus vacaciones? — Viajé con mi papá. Nos quedamos unos días en la playa y ¡aprendí a surfear! ¡Fue estupendo! ¿Y tú, qué hiciste? — Me quedé en casa. Aproveché el tiempo disfrutando mi bicicleta y aprendí a saltar obstáculos con ella. — ¡Qué bien! Yo también quiero aprender. — Ah, sí... Y tengo una gran novedad para contarte... Justo en aquel momento, la charla fue interrumpida por doña Constancia que orientó a los muchachitos a entrar en la segunda aula a la izquierda, donde encontrarían a la maestra Socorro iniciando los trabajos con el grupo. Los dos fueron a la clase. El Niño del Dinero estaba loco por contarle la buena nueva al amigo que se había quedado curioso.. Sin embargo, tendrían que esperar al final de la clase para ponerse al día, ya que, en aquel momento, la tarea de clases era lo más importante. Doña Socorro daba la bienvenida al grupo: — Buenas tardes, niños. ¡Bienvenidos de vuelta a la escuela! Para quien aún no me conoce, mi nombre es Socorro y este año voy a enseñarles Lengua española y Redacción. Y continuó:

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¡Vamos!, ¡manos a la obra! El Niño del Dinero se rascó la cabeza y pensó que veinte renglones era muy


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poco para tantas cosas que tenía que contarle a su nueva maestra. De repente, miró a una niña de cabello castaño, rizado, sentada a su lado. Ella tenía unos pocitos graciosos en las mejillas, que solo aparecían cuando sonreía. La muchachita estaba con el dedo levantado, pues tenía una pregunta que hacerle a la maestra: — Doña Socorro, y si todavía no sabemos quiénes somos. ¿Qué debemos escribir para completar esos veinte renglones? — ¿Cómo te llamas, querida? – quiso saber la maestra. — Me llamo Victoria – respondió la niña. — Victoria, no es tan complicado. Háblame de ti, de tus sueños, de lo que te gusta hacer para divertirte. El grupo finalmente se quedó en silencio y el Niño del Dinero comenzó a hacer su tarea:

Querida Maestra, Me llamo Reinaldo. Cuando nací, medía mucho, era flacucho y tenía ictericia, una enfermedad extrana que deja la cara amarilla. Desde pequeno, siempre me gustó jugar en el patio y me divertía comprando caramelos y helados en un pequeno quiosco cerca de casa. En aquella época me llamaban Reinaldito. Cuando cumplí cuatro anos, mi mamá me dio un cerdito y comencé a colocarle monedas dentro. Aprendí que si gastaba menos en el quiosco y juntaba las moneditas por un ano, podía realizar un deseo. Después que descubrí eso, comencé a llenar más cerditos para juntar más monedas y realizar suenos cada vez más grandes. Fue por eso que fui conocido como el Nino del Dinero. El ano pasado, conocí a un maestro que tiene el mismo nombre que yo, Reinaldo. Su apellido es Reymoney, y me ensenó una fórmula mágica que ayuda a las personas a organizar su dinero para realizar sus suenos. Es una metodología que significa: Diagnosticar, Sonar, Presupuestar y Ahorrar. Esas cuatro palabritas cambiaron la vida de mi familia y yo les cuento a todos ese secreto, así más personas van a poder realizar sus suenos. Mi mamá cuenta que siempre fui muy listo y que, desde pequeno, no descansaba hasta que no conseguía las cosas que quería. Creo que ella tiene toda la razón!

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El Niño del Dinero miraba a su alrededor y veía a sus compañeros inclinados

El Niño del Dinero y Gastón no sabían qué hacer para ayudar a la muchachita

sobre sus cuadernos, cada uno contando su historia. Todos estaban concentrados

que lloraba más que la lluvia que había caído horas antes sobre la ciudad. Los poci-

en la tarea, menos la niña Victoria, que parecía pensativa y no había escrito ningún

tos de las mejillas de Victoria habían desaparecido y dado lugar a una tristeza sin

renglón de su redacción.

fin que se notaba en sus ojos.

Al final de la clase, doña Socorro les explicó a los alumnos que recibirían los libros didácticos que el grupo usaría durante todo el año. — Tengan mucho cuidado, pues estos libros deben ser devueltos para que otros niños puedan utilizarlos los próximos años. Cada alumno que entregaba su redacción retiraba un libro y salía del aula. Doña Socorro continuaba recomendando, cariño y cuidado con por el material escolar que era distribuido. Ella comunicaba que, en caso de perder o arruinar el libro, el alumno debía comprar un ejemplar nuevo para reponer el anterior. Victoria estaba triste, pues no había conseguido hacer su redacción y le pidió a la maestra que le permita terminar en casa. Doña Socorro calmó a la niña y le permitió que entregara el trabajo en la clase siguiente. Al oír el timbre que indicaba el final de la clase, los alumnos fueron al patio. Aquel era uno de los mejores momentos del día: la hora del recreo. Cerca de la cantina, el Niño del Dinero se acercó a Gastón para continuar el tema del que hablaban antes de clases: esa gran novedad que lo ponía tan contento y eufórico. En lo mejor de la conversación, los dos fueron nuevamente interrumpidos por un gran alboroto en el patio. Corrieron para ver que sucedía y vieron que su nueva compañera de clases estaba caída en el piso. Victoria no se había dado cuenta que había un pequeño charco de agua cerca de uno de los árboles. La niña se había resbalado y caído. Los niños a su alrededor se reían, otros intentaban ayudarla. Su uniforme estaba empapado y el material escolar que sujetaba parecía haber sido sumergido en una sopa de lodo. Gastón y el Niño del Dinero ayudaron a Victoria a levantarse e intentaron, en vano, enjuagar y limpiar sus cosas. La niña vio el daño causado en su cuaderno nuevo, comprado con mucho esfuerzo por su madre, y en el libro, sobre el cual la maestra Socorro había hecho tantas recomendaciones.

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Ella sabía que sus padres no tenían condiciones de comprar un nuevo material escolar tan pronto y, desolada, le contó a sus dos nuevos amigos, que su familia estaba pasando por un momento difícil. Entonces, el Niño del Dinero le prometió que la ayudaría a resolver el problema. Él no sabía aún cómo iba a hacer eso, pero le pidió que confiara en él. El Niño del Dinero haría cualquier cosa para ver nuevamente aquellos dos pocitos en las mejillas de la pequeña Victoria.


¿Quiénes somos? Camino a casa, Victoria iba pensando en cómo contarle a su madre todo lo que le había sucedido. Llorosa, la niña se preguntaba por qué su día había sido tan malo. Ella había esperado el inicio de clases con tanta expectativa y, al fin de cuentas, se había ido todo a pique. Doña Eficacia, madre de Victoria, estaba sentada trabajando en su máquina de coser cuando vio a su hija entrar a la casa con la mirada triste. — ¿Cómo fue tu primer día de clases, pequeña? — quiso saber doña Eficacia. — ¡Ay, mamá!, no vas a querer saber. — respondió la niña con aire de disgusto. — ¿Qué pasó, hija? Ven, siéntate aquí y cuéntame qué sucedió — doña Eficacia tomó una silla para que Victoria se sentara a su lado. — Para empezar, ¡no sé quien soy! — dijo la niña con una expresión afligida. — ¿Cómo? Explícame mejor — le pidió la madre. — Hoy la maestra Socorro pidió una redacción con el tema: “¿Quién soy?”. En mi clase, todos escribieron veinte renglones sobre eso, menos yo. ¿Será que todos mis compañeros saben explicar quiénes son y yo no? — indagó la niña. — No digas eso, mi pequeña, ese no es un tema tan fácil. Es normal que hayas tenido dificultad. Poco a poco vamos descubriendo quienes somos, porque cambiamos un poquito con lo que vivimos y aprendemos todos los días — dijo la madre, intentando calmar el corazón de su hija.


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— Y ¿cómo se hace para descubrirlo, mamá? — preguntó la niña. — La vida siempre nos propone desafíos, y la manera como cada uno de nosotros los enfrenta va a definir quienes somos — explicó doña Eficacia. Victoria continuó cabizbaja y pensativa. Su madre quiso saber qué más la afligía, fue entonces cuando la niña respiró hondo y le extendió el libro y el cuaderno, todavía húmedos y sucios.

— Los niños también tienen que enfrentar desafíos. Ese fue un desafío que la vida te colocó el día de hoy. La manera en cómo vas a reaccionar a él va a revelar un poquito de quién eres — le enseñó doña Eficacia. — Y ¿cómo voy a reaccionar a ese problema, mamá? — preguntó Victoria aún confundida. — Yo no sé, hija. Pero, seguro, la respuesta está dentro de ti. Ve a bañarte,

— Victoria, ¿qué pasó con tu material escolar? – quiso saber la costurera.

después cenamos y, mientras tanto, vamos a pensar juntas cómo resolver esta

— Pues, mamá. Quise llevar mi material conmigo al recreo. El patio estaba

cuestión, ¿está bien?

mojado y me resbalé y caí en el piso. Todos se rieron de mí. ¡Ay, mamá!, hoy fue un

Victoria pasó un largo tiempo debajo de la ducha pensando en todo lo que su

día horrible. No me debería haber levantado de la cama ni haber salido de casa – dijo

madre le había dicho. La vida le había lanzado un desafío del cual no podía huir. Quería

la niña.

enfrentarlo y ser valiente ante los problemas, pero su corazón era pequeño, apretado

— No digas eso, hija. Levantarse de la cama todos los días y enfrentar la vida es

y dolía.

una felicidad, por más que las cosas parezcan difíciles. ¿Recuerdas lo que te comenté

En el dormitorio, frente al espejo, se quedó mirando por algún tiempo.

sobre los desafíos? — preguntó la madre.

— ¿Quién soy? — le preguntó al espejo.

— Recuerdo — respondió la niña desanimada.

En su cabeza sólo volvía un pensamiento: era una niña sin libro, sin cuadernos y sin respuestas para a sus preguntas.

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En el barrio vecino, el Niño del Dinero también estaba pensativo. Le había

El niño fue a su dormitorio ¡feliz de la vida! La madre compartía su decisión

prometido a su nueva compañera de clases que la ayudaría, y, después de la cena,

de abrir la alcancía. Era una situación de emergencia. En casos así, tener un poco de

conversando con su madre, se le ocurrió una buena idea:

dinero guardado ayudaba a resolver algunos problemas. Sentía que estaba haciendo

— Mamá, quiero abrir mi cerdito — dijo el niño.

lo correcto: además de ayudar a su amiga, podría también volver a verla sonreír con

— ¿Por qué, hijo? Aún no está lleno.

sus lindos hoyuelos.

— Sé que sólo debo abrirlo cuando esté lleno, pero tengo un buen motivo para romper esa regla. El Niño del Dinero le contó a doña Previsión todo el drama que su amiguita Victoria estaba pasando y concluyó diciéndole que las monedas de su cerdito tal vez eran suficientes para comprarle un libro nuevo a la niña. — Hijo, ese caso es realmente una emergencia, ¡tienes toda la razón! Uno de los motivos por los cuales ahorramos dinero es justamente para usarlo cuando surge una necesidad. Y debemos ayudar a las personas cuando están en problemas. ¡Estoy orgullosa con tu generosidad! — Entonces, mañana, antes de ir a la escuela, voy a pasar por la librería para comprar el libro de mi amiga – dijo el Niño del Dinero. La madre asintió con la cabeza y el niño ya iba saliendo del salón cuando volvió y quiso saber una última cosa: — Mi amiga tiene unos pocitos en las mejillas que solamente aparecen cuando sonríe. ¿Eso es normal? Me pareció muy gracioso — contó. — Sí, hijo. Son hoyuelos — explicó la madre. — ¿Hoyuelos? – repitió el niño. — Sí. Son hoyuelitos en las mejillas o en el mentón que aparecen en el rostro cuando sonríes. No todos lo tienen — explicó doña Previsión al hijo curioso. — ¿Sólo las personas especiales? — quiso saber el Niño del Dinero. — ¿Crees que Victoria es una niña especial? — indagó la madre. — Yo creo que sí – le respondió. — Entonces, ¡debe serlo! — dijo doña Previsión sonriendo.

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Buenas ideas Al día siguiente, el Niño del Dinero llegó a la escuela ansioso por encontrar a Victoria. Quería entregarle el libro nuevito que había comprado con las monedas que había ahorrado en su alcancía. Fue cuando su amigo Gastón se le acercó y le dijo: — ¿No me vas a contar esa gran novedad? Me quedé curioso ayer, y terminaste yéndote sin decirme nada. — ¡Es verdad! Gastón, no lo vas a poder creer, ¡estoy tan feliz! — respondió el Niño con brillo en los ojos. En ese momento, ambos vieron a Victoria llegando, y le hicieron señas para que se juntara a ellos. — ¡Victoria, tengo algo para ti! ¿Recuerdas que prometí ayudarte? — dijo el Niño del Dinero entusiasmado. — Lo recuerdo, sí. Pero yo ya pensé tanto desde ayer que creo que mi cabeza va a explotar, y no logré ninguna solución — respondió la niña, riendo de sí misma. — Mira, yo tenía una alcancía donde ahorraba algunas monedas. Ayer lo abrí, quité el dinero que tenía y lo usé para comprar un libro nuevo — le dijo el Niño entregando el regalo a Victoria. — ¡Caramba!, ¡no lo puedo creer! ¡No sé como agradecerte! — dijo Victoria.


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— ¡No es nada! ¡Puedes sonreír, eso ya es muy bueno! — respondió el Niño

— Yo todavía estoy sin cuaderno. ¿Ustedes pueden prestarme algunas hojas? — pidió Victoria tímidamente.

del Dinero. — En cuanto pueda, prometo devolverte el dinero para que puedas tener de

— ¡Claro! Después pensamos en una manera de conseguirte otro cuaderno — dijo el Niño del Dinero, aún sorprendido con la manera en cómo su amigo reaccionó ante

nuevo tu alcancía llena — dijo la niña. — No es necesario. Es un regalo para ti. Haz de cuenta que es un regalo de

su gran novedad. Los tres entraron en el aula y el maestro Reymoney ya estaba haciendo algunas

cumpleaños adelantado — dijo el niño. Gastón interrumpió la charla, pues su curiosidad ya no cabía más dentro de él: — Al final, ¿me vas a contar o no aquella gran novedad? — indagó. — ¿Qué gran novedad? — quiso saber Victoria. — Amigo, ¡tengo que contarte! ¡Soy el niño más feliz del mundo! La semana pasada recibí una noticia que sé que va a cambiar para siempre mi vida. ¡Algo muy importante! Algo que ni el dinero puede comprar. — ¿Qué es eso tan maravilloso? — preguntó Gastón. — ¡Voy a tener un hermanito!

anotaciones en la pizarra. — Bien, niños, nuestro proyecto de Matemáticas de este año va a ser sobre emprendedurismo – inició el maestro. — ¿Emprende... qué? — preguntó Gastón. — Emprendedurismo — respondió Reymoney. — ¿Y qué es eso? — quiso saber Victoria. — Emprender es poner una idea en práctica. Es tener un plan y hacer que se realice. — Emprender ¿no es trabajar, maestro? — preguntó el Niño del Dinero.

— ¡Qué bueno, felicitaciones! — dijo Victoria. — ¡Gracias! Estoy tan ansioso...quiero que llegue pronto. Voy a enseñarle a jugar

— Sí, también es eso. Emprender es tener una idea, ponerla en práctica y después obtener sus resultados — completó el maestro.

al fútbol, a andar en bicicleta, a coleccionar autitos, a tener alcancías, a ahorrar dinero

Los alumnos estaban en silencio y un poco confundidos con el tema. Entonces,

y ¡un montón de cosas más. Todo lo que sé, sobre todos los temas del mundo, ¡voy a

Reymoney decidió dar un ejemplo, pues así sería más fácil que el grupo entendiera lo

querer contárselo a mi hermano! — dijo el niño eufórico.

que, de hecho, era emprendedurismo.

— Tus ojos brillan cuando hablas. Parecen dos pequeños faros en tu rostro —

— Cuando era niño, mi papá tuvo la idea de plantar tomates en el jardín de mi casa pensando que así mi mamá podría ahorrar en la feria — comenzó la explicación

observó Victoria. — Yo tengo pequeños faros en el rostro y tú tienes hoyuelos graciosos — respondió

a los alumnos. — Él investigó en los libros, anotó los cuidados que se deben tener con una

el Niño sonriendo. En ese momento, los dos notaron que Gastón no estaba entusiasmado con la novedad y que, por el contrario, parecía medio triste. — Gastón, ¿qué pasa, amigo? ¿Por qué estás triste? ¿No te gustó la noticia de la llegada de mi hermanito? — preguntó el Niño del Dinero. — No es eso. Estoy contento por ti. Es que hoy amanecí con un dolor de dientes terrible. Pero ya va pasar. ¿Vamos a clase? — preguntó Gastón intentando desviar el tema.

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plantación de tomates y descubrió muchas cosas como, por ejemplo, que no se los debe regar frecuentemente para que no se agrieten - continuó el maestro. — Después de un tiempo, mi papá notó que la idea estaba funcionando. Teníamos tomates para comer toda la semana y aún sobraba. Fue ahí cuando llamó a dos amigos para que lo ayuden con el plantío y el cultivo, y comenzó a producir una gran cantidad de tomates — contó Reymoney. — Mi papá empezó a vender los tomates a los vecinos. Después, plantó también

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legumbres para vender. Y, de esa manera, conseguimos mejorar nuestra vida,

Sin embargo, Victoria, el Niño del Dinero y Gastón no estaban pensando en eso,

reformamos la casa y viajamos en vacaciones. Todo mejoró para nuestra familia —

pues tenían una cuestión más urgente para resolver. El cuaderno de la niña se había

dijo el maestro.

destrozado en el agua y ahora no tenía donde anotar las tareas de clase.

— Entonces, emprendedurismo ¿es eso? — quiso saber Victoria.

— Vamos a pensar juntos — dijo el Niño del Dinero.

— Sí, Victoria. Mi papá tuvo la idea de plantar tomates. Aprendió en los libros como

— Sabes, yo estaba tomando apuntes sobre emprendedurismo en las hojas de

hacerlo, comenzó a cultivarlos en el jardín de casa y su objetivo era que tuviéramos lo

papel que me prestaron y recordé que mi papá trabaja en una fábrica de papel. Fue ahí

suficiente para comer. Él fue un emprendedor también — explicó Reymoney.

cuando tuve una idea, pero no sé si puede funcionar — comentó la niña más animada.

— Ahora es más fácil entender, maestro. Mi papá también es un emprendedor —

— ¿Qué idea? — quiso saber Gastón. — Pensé en preguntarle a mi papá si tiene sobras de papel en la fábrica y con

dijo Gastón. — Ah, ¿sí? ¿Qué hace? Cuéntale al grupo. — pidió Reymoney. — Tuvo la idea de crear una nueva bebida a base de frutas. Hizo varias pruebas y experiencias y llegó a un buen resultado. Al comienzo, vendía las botellitas en la calle con la ayuda de mis tíos. Después, fue teniendo éxito en el barrio hasta que toda la

algunas hojas, puedo abrocharlas y formar un block de notas – respondió Victoria. — ¡Excelente idea! Podemos ayudarte coloreando la primera página para que la tapa de tu block quede más bonita. — dijo el Niño empeñado en ayudar a su amiga. — Podemos hacer unos collages también — dijo Victoria.

ciudad conoció la bebida que inventó mi papá y les gustó. Entonces, él creó la marca Glacial, y hoy vende bebidas y helados en todo el país - contó Gastón.

Los tres se quedaron ahí un momento más planificando la creación de un nuevo

— Excelente ejemplo de emprendedurismo, Gastón — elogió el maestro.

cuaderno para la niña. Después, fueron hasta la cantina, compraron su comida e

En lo mejor de la clase, sonó el timbre invitando a todos al recreo. Antes que

hicieron un brindis con vasos de jugo de uva:

los niños salieran, el maestro avisó que en la próxima clase los niños aprenderían las

— ¡Un brindis por las buenas ideas!— dijeron a coro.

tareas de emprendedurismo en siete pasos. En el patio, los alumnos comentaban sobre el tema de la clase y todos parecían haber sido picados por el “bichito del emprendedurismo”.

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Un problema sin solución En casa de Victoria, el alboroto era grande. El Niño del Dinero y Gastón aprovecharon el sábado para ayudar a su amiga a construir un cuaderno nuevo. Su padre había traído tanto papel que sobraba de la fábrica donde trabajaba, que había hojas para hacer cuadernos para todos en la escuela, si fuera preciso. Tijera, lápices de colores, pegamento, piolín, engrapadora, todo esparcido por el piso. El dormitorio de la niña era un verdadero desorden cuando su madre entró con la bandeja de comida para los niños. Mientras comían, doña Eficacia miraba con cariño los intentos de tapas de cuaderno que ellos hacían. — Niños, ¡tuve una idea que puede ser buena! — dijo ella. — ¿Qué idea, mamá? — preguntó Victoria. — Tengo unos restos de tela allá abajo, que puedo intentar pegar con cartón para que ustedes usen como tapa para el cuaderno — respondió doña Eficacia. Y, así, la idea de hacer artesanalmente un cuaderno se transformó, con la sugerencia de la madre de Victoria. Una tela a cuadros, azul y blanca, fue elegida por la propia niña que, viendo el resultado final, sonrió radiante exhibiendo sus hoyuelos en el rostro.


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Al verlos, el Niño del Dinero sentía que su admiración por la nueva amiga se

— Vamos, cuéntanos, si no tiene solución, por lo menos te vas a desahogar con nosotros— dijo Victoria.

hacía cada vez más grande. El lunes, Victoria llegó a la escuela y fue la atracción entre sus compañeros. To-

— Bueno, mi problema no se resuelve con dinero, como el Niño del Dinero hizo

dos querían ver el cuaderno de tela, tan diferente, que no existía en las librerías para

comprando un libro nuevo para ti, Victoria. Ni se resuelve usando material reciclado

comprarlo.

y creatividad, como hicimos con tu cuaderno. Mi problema es que nunca voy a poder

Al finalizar la clase, varias alumnas buscaban a Victoria para saber si su madre les hacía otros cuadernos como aquel, pues ellas adorarían tener uno del mismo tipo.

tener lo que el Niño del Dinero va a tener dentro de algunos meses. Los tres se quedaron en silencio por unos minutos.

La niña quedó en preguntarle a doña Eficacia y darles una respuesta al día siguiente.

— ¿Un hermanito? — dijo la niña, finalmente.

A la salida, los tres amigos festejaban el éxito del cuaderno artesanal, con orgullo de

— Sí – lamentó Gastón.

haberlo hecho con sus propias manos, con ayuda de la madre de Victoria.

— Pero, ¿por qué? — quiso saber Victoria.

— ¡No puedo creer que mi historia tuvo un final feliz! La semana pasada es-

— Porque él no tiene madre — respondió el Niño.

taba triste y sin esperanza. No veía salida a mis problemas y y ahora estoy aquí

— ¡Uff!, es un problema complicado — señaló Victoria.

festejando. Gracias por la fuerza, amigos. ¡No lo habría logrado sin ustedes! — dijo

— ¿No les dije? Un problema sin solución — dijo Gastón con cara triste.

Victoria emocionada.

— Un problema sin solución — dijo el Niño desanimado.

— ¡Ahora nuestra alegría es completa! Tú. tienes tu libro nuevo, tu cuaderno recuperado y yo ¡voy a tener un hermanito! Todo nos está saliendo bien — comentó el

— Yo aprendí con mi mamá que la vida nos pone desafíos y que eso sucede para que podamos conocernos mejor — comentó Victoria. — ¿Un desafío? — preguntó Gastón interesado en aquello que la niña

Niño del Dinero. En ese momento, Victoria y el Niño notaron que Gastón nuevamente se entristeció. Su mirada se distanció de allí y sus hombros cayeron dando una impresión de

intentaba decirle. — Sí. Cuando yo estaba caída en el piso, en el lodo, con mi material escolar destruido, también pensé que aquello era un problema sin solución, pero ahora estoy

tristeza y desamparo. — Gastón, ¿qué tienes, amigo? ¡Cuéntanos! Tal vez nosotros podemos ayudarte,

aquí, festejando por haber pasado por todo y por haber salido victoriosa. Yo aprendí a conocerme un poquito más — explicó Victoria.

— pidió el Niño. — ¡Es verdad! Somos amigos, estamos aquí para eso. De la misma manera que resolvimos el tema de mi material escolar, podemos enfrentar cualquier otro

— ¿Qué me estás queriendo decir con todo eso? — preguntó Gastón. — Que tal vez la vida este poniéndote un desafío. Tú no tienes un hermano, pero te gustaría tenerlo. Ese es tu desafío y tal vez tengas que enfrentarlo para, más ad-

problema — dijo Victoria. — ¿Saben qué pasa, amigos? Estoy muy feliz por ustedes, pero, en mi caso, nadie puede hacer nada para ayudarme. Tengo un problema sin solución — dijo Gastón. — ¿Cómo que un problema sin solución? — quiso saber Victoria. — Un problema sin solución es un problema sin solución, ¿sabes? —

elante, salir victorioso — dijo la niña. — Puede ser. Pero no sé cómo enfrentar eso — respondió Gastón. — Uno nunca sabe. Hasta que un día, te despiertas una mañana y te viene una idea a la cabeza que puede resultar buena — concluyó Victoria. — Si pudiera, yo compartiría mi hermanito contigo, amigo. Pero vamos a pensar

refunfuñó Gastón. — ¿Estás seguro que no tiene solución? — preguntó el Niño.

juntos, creo que para todo problema hay una solución. Mi mamá siempre me dice eso

— Lo estoy — murmuró el muchachito en respuesta al amigo.

— dijo el Niño del Dinero.

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Un lugar en el mundo Al llegar a casa, Victoria encontró a su madre aún trabajando en su máquina de coser. Emocionada, la niña resolvió contarle sobre su día: — Mamá, mi cuaderno nuevo tuvo tanto éxito que ni te lo imaginas. — ¡Qué bueno, pequeña! ¡Te felicito! Me hace muy feliz haber hecho una tapa tan bonita para ti — dijo doña Eficacia con un ojo en la hija y otro en la costura. Don Carrera, padre de Victoria, estaba en la sala viendo TV. La niña se acercó y se sentó a su lado en el sofá. — Hija, estoy tan orgulloso de verte creciendo, aprendiendo cosas, ocupando tu lugar en el mundo — dijo emocionado. — Gracias, papá, que bonito eso: “ocupando mi lugar en el mundo” — repitió Victoria imitando la voz ronca de don Carrera. Ante tantos elogios, Victoria creyó que era un buen momento para pedirle a su madre que confeccionara nuevos cuadernos para sus amigas: — Mamá, Manuela y Clarita dijeron que, si puedes hacer otros cuadernos como el mío, ellas quieren comprarlos. ¿Qué te parece la idea? ¡Ellas estarían tan felices! Y nosotros podríamos elegir otras estampas de telas de las sobras de tus clientes.


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— ¿Vender? humm... no sé si eso va a resultar — respondió doña Eficacia.

Fue entonces cuando entendió:

— ¿Por qué, mamá? Es tan simple, tú haces algunos más y yo los llevo a la es-

— ¡Soy una emprendedora! — respondió para sí misma, mirando su propio reflejo.

cuela. Quien quiera comprar, compra. Y así yo podré devolverle al Niño del Dinero el

Sonrió y dijo:

valor del libro que me dio.

— Una mini emprendedora ¡buscando su lugar en el mundo! Victoria, estoy or-

Doña Eficacia creyó justo el objetivo de la hija. Estaba agradecida por el gesto del amiguito y quería devolver el dinero que él había gastado con su hija. Dado eso, la

gullosa de ti, niña — se rió de sí misma al constatar que hablaba sola, con las manos en la cintura, frente al espejo.

madre de Victoria accedió a armar algunos cuadernos más con los papeles que habían sobrado de la fábrica donde don Carrera trabajaba, aprovechando también los restos de telas que sobraban de sus costuras. Juntas, madre e hija revolvieron bolsas y más bolsas de tela con diversas formas, tamaños, texturas, y separaron, poco a poco, lo que podría volverse una bella tapa de cuaderno. Don Carrera, viendo a las dos tan concentradas, se acercó y dijo: — Victoria, mamá va a preparar los cuadernos mientras tú haces los deberes de casa. Estudiar es tu trabajo, es lo más importante de tu vida ahora. — ¡Ya sé, ya sé! Ya voy a estudiar — respondió la niña. — ¡Muy bien! A estudiar bastante, y cuando crezcas podrás garantizar tu... — dijo el padre cuando fue interrumpido por la astucia de su hija. — ¡“Lugar en el mundo”! — dijo Victoria, una vez más imitando la manera de hablar de don Carrera. Algunas semanas después, los cuadernos vendidos por la niña de los hoyuelos ya eran tema por toda la escuela. Victoria anotaba los pedidos en su block y se los pasaba a su madre que, algunos días después, los entregaba con los pedidos de colores de estampas que cada alumno elegía. Las cosas comenzaron a funcionar, y doña Eficacia, con el dinero recaudado, comenzó a darle una mensualidad a su hija. La niña, feliz de la vida, se puso nuevamente frente el espejo colgado en su dormitorio. Se quedó mirando por algún momento y no se resistió en indagar una vez más: — ¿Quién soy? — preguntó mirando el centro del espejo. Por su cabeza pasaban miles de pensamientos, que se resumían básicamente en notar que se había convertido en una niña llena de coraje, de ideas y con la fuerza para ponerlas en marcha.

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Un plan diez puntos En el patio de la escuela, el Niño del Dinero y Gastón conversaban sobre fútbol cuando Victoria se acercó y dijo: — Niño, quiero entregarte esto — la niña extendió un sobre que sostenía con delicadeza. El Niño del Dinero abrió aquello con curiosidad y vio algunos billetes. Sin entender, le preguntó a la amiga: — Victoria, ¿qué es esto? ¿De qué es este dinero? — ¡Victoria!, ¿conseguiste todo eso con la venta de los cuadernos? — interrumpió Gastón impresionado con la astucia de la muchachita. — ¡Sí! Es decir, el valor de las ventas es para mi mamá, pues es su trabajo. En realidad, estoy ganando una mensualidad, y por eso ya le puedo pagar al Niño del Dinero el valor que él gastó cuando compró mi libro al inicio de las clases — respondió ella. — Victoria, ya te dije, no me debes nada. Aquello fue un regalo. Me voy a enojar si insistes — respondió el Niño del Dinero devolviéndole a su amiga el sobre cerrado con los billetes dentro. Ella sonrió y le agradeció nuevamente a su amigo el gesto tan generoso abrazándolo y besando su rostro.


El Niño del Dinero - Acción entre Amigos

Reinaldo Domingos

Gastón, todavía admirado por la astucia y la rapidez con que su amiga consiguió

El Niño no entendía donde quería llegar su amiga.

divulgar la confección de los cuadernos por la escuela, comentó: — Victoria, tú tienes talento, ¿eh? Vas a terminar siendo la Niña del Dinero.

?

Qué tiene que ver la falta de alianza de dona Socorro con que Gastón quiera tener un hermanito? Victoria, a veces, tú me confundes, sabías?

— ¡Sería genial! Pero creo que aún tengo mucho que aprender del Niño del Dinero y del maestro Reymoney para llegar a eso — respondió ella. — Pero estás en el camino correcto — concluyó el Niño.

?

En ese momento, sonó el timbre y todos corrieron al aula. La maestra Socorro ya estaba en su puesto para iniciar un nuevo tema.

Y ella, entonces, concluyó:

Sin embargo, Victoria y el Niño del Dinero prestaron poca atención, pues estaban más ocupados con otra cuestión.

!

Presta atención! Si la profesora sale con el padre de Gastón puede ser que un día ellos se casen y quieran tener un bebé! Entiendes?

?

Notaste que la profesora Socorro no tiene alianza en su dedo?

!

La niña le pasó un pedacito de papel a su amigo, en el que estaba escrito:

?

El Niño comprendió la idea de la compañera y se entusiasmó: El Niño del Dinero nunca se había preocupado en notar ese tipo de cosas. Pero,

!

observando, percibió que Victoria tenía razón y rápidamente le respondió por escrito:

Vitória rapidamente escribió en respuesta:

? ?

No me interesan esas cosas, pero por qué estás preguntándome eso? Cuál es el problema de no tener una alianza?

!

Victoria respondió con astucia:

Qué bueno! ¡No lo había pensado!

Podemos armar un plan!

Y el Niño del Dinero la elogió:

!

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!

No es problema, por el contrario, es una solución. Para aquel problema sin solución de nuestro amigo Gastón!

Tú sí que eres una nina astuta!

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Reinaldo Domingos

Victoria sonrió al leer la nota del amigo y la guardó dentro de la cartuchera para, finalmente, concentrarse en la clase de la futura pretendiente del padre de Gastón. A la hora del recreo, los tres amigos se reunieron para merendar y conversar sobre la idea de la niña de los hoyuelos: acercar al señor Custodio, padre de Gastón, a la maestra Socorro. ¡No sería tarea fácil!

— Y hay más. No voy a necesitar estudiar para la prueba ya que, para sacar un cero no necesito esforzarme mucho, ¿no es cierto? ¡Mira qué bueno! — dijo Gastón. — Sí... Pero después tendrás que estudiar el doble para recuperar la nota. ¿Pensaste en eso? — preguntó Victoria.

— ¡Ustedes están locos! ¡Eso no tiene la menor oportunidad de concretarse! — dijo Gastón nervioso.

— ¡Huy!, es verdad. Mejor que no pierda el tiempo y estudie con ustedes desde ahora — consideró el muchachito.

— ¿Por qué dices eso? Tu padre debe querer tener una novia — argumentó Victoria.

— Bueno, que venga el plan diez puntos entonces — dijo el Niño del Dinero entusiasmado.

— Mi papá es un hombre muy ocupado. No piensa en esas cosas. Él vive para el trabajo — explicó el muchachito.

— ¡Una acción entre amigos! — concluyó Victoria con entusiasmo.

— Bueno, yo pensé en una cosa que puede funcionar. ¡Un plan diez puntos! — interrumpió el Niño del Dinero. — ¿Plan diez puntos? — preguntó Victoria rascándose la cabeza. — Sí — respondió el Niño del Dinero. Impaciente, Gastón interrumpió la charla de los amigos: — ¡Cuenta qué es ese plan diez puntos! — A ver, ¿recuerdas aquella vez que causaste ese ese lío y desorden y que tu padre fue llamado a presentarse a la escuela para conversar con el director sobre nuestra pelea? — dijo el Niño. — Lo recuerdo. ¿Qué pasa con eso? — respondió el muchachito ansioso. — Bien, para que tu padre y la maestra Socorro se conozcan, necesitamos hacer que él sea llamado de nuevo — continuó el Niño del Dinero. — ¡Buena idea! ¡Me está gustando eso! — se animó Victoria. — Y ¿qué haría que mi papá fuese nuevamente llamado? — agregó Gastón. — El plan es el siguiente: vas a tener una prueba de Lengua española esta semana, entonces pensé que, si entregas la prueba en blanco, sin respuestas, la maestra se preocupará y va a querer conversar con el señor Custodio — explicó el Niño del Dinero. — ¡Claro! Va a llamarlo para conversar. — concluyó Victoria sonriendo. — ¡Una conversación a solas! – se animó Gastón. — ¡Eso mismo! La vida va a darte un desafío — Victoria daba el discurso que había aprendido con su madre para convencer a su amigo.

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La fórmula mágica La semana siguiente, Victoria encontró al Niño del Dinero en la puerta de la escuela con un paquete debajo del brazo. Inquieta e intrigada, la niña se quedó cerca de su amigo intentando descubrir que estaría envuelto en aquel papel brillante de regalo: — Finalmente, ¿qué es eso que estás llevando? — quiso saber la niña de los hoyuelos. — Es un regalo — respondió el muchachito con aire misterioso. — ¿Un regalo? ¿Para quién? ¿Puedo saber? — preguntó la muchachita. — ¡Adivina! — le dijo, guiñando un ojo. — No sé. Cuéntame... — dijo ella tímidamente. — Es para ti — respondió él, entregándole el paquete a su amiga. Los ojos del Niño del Dinero brillaban como faroles de auto mientras los hoyuelos de Victoria parecían hundirse más que de costumbre alrededor de su sonrisa. La niña abrió el paquete y se encontró con una linda alcancía color rosa con forma de cerdito. El Niño del Dinero pretendía, con aquel gesto, enseñarle la Metodología DSOP a su amiga. Sabía que debería esparcir aquello a la mayor cantidad de personas posibles, y ahora que Victoria tenía una mensualidad, ya estaba más que preparada para pensar en lo que haría con su dinero. — Victoria, si quieres transformarte en la Niña del Dinero, hay algunas cosas que puedo enseñarte para que eso suceda – dijo él.


El Niño del Dinero - Acción entre Amigos

Reinaldo Domingos

— ¿Qué cosas? — quiso saber ella.

— Correcto, si todos los meses colocas $4 allí, ¿no?

— Si sabes ahorrar tu mensualidad, pronto podrás realizar un sueño. Te voy a

— ¡Exactamente! Entonces, diagnosticar la mensualidad es saber cuál es el

explicar mejor. Una vez me regalaron un cerdito y empecé a colocar parte de mi

camino que tu dinero hace. Cuando anotas tus gastos, es más fácil observar qué es

mensualidad allí adentro. Las monedas fueron acumulándose hasta llenarse. En ese

mejor para ti, ¿entiendes?

momento, rompí mi alcancía y vi que tenía dinero suficiente para comprar lo que

— Entendí. ¿Y la parte de soñar? — quiso saber Victoria.

soñaba tener. Hasta que un día le enseñé eso a mi papá. Él también comenzó a ahorrar

— Esa es la mejor. Podemos cerrar los ojos y desear algo que queremos mucho.

y consiguió juntar el dinero para realizar sus sueños.

El año pasado, deseaba tener una bicicleta. Pasé muchos meses llenando mi alcancía

— ¿Por eso me la regalaste? — preguntó Victoria.

de monedas para poder tener esa oportunidad y el día de mi cumpleaños, logré juntar

— Claro. Así puedes comenzar a realizar tus sueños y también a tener dinero

el valor que era necesario para ir hasta la tienda y comprar mi bike. Pero, al final, mi

guardado para emergencias, como fue el caso del accidente con tu libro. Yo rompí mi cerdito para ayudarte. Si ahorras el dinero, queda allí como una reserva para resolver un problema o para ayudarnos, si es necesario. — Entendí. ¿Eso es lo que siempre cuentas sobre la Metodología? — dijo la muchachita. — ¡Exacto! En realidad, es una pequeña parte de ella — respondió. El Niño del Dinero le explicó a su amiga sobre la metodología que el maestro Reymoney le había enseñado destacando que aquella fórmula mágica había cambiado la vida de su familia. — ¿Es una fórmula mágica? — la niña abrió los ojos bien grandes llena de curiosidad. — Sí, lo es. Significa: Diagnosticar, Soñar, Presupuestar y Ahorrar – respondió el muchachito gesticulando con los brazos. — ¡Caramba!, parece ser un mapa para una mina. Pero ¿qué es diagnosticar nuestro dinero? ¿Cómo se hace eso? — ¡Es sencillo! Todos los días, debemos anotar nuestros gastos en un cuaderno. De esa forma, al final del mes, podemos ver adonde va nuestro dinero. Por ejemplo, si descubro, mirando mis anotaciones, que gasté la mitad de mi mensualidad en chicles, puedo elegir si quiero hacer eso los próximos meses, si realmente vale la pena o si tengo algo mejor que comprar con ese dinero.

papá me regaló la bicicleta y pude realizar otro sueño — contó el Niño. — ¡Qué bueno! Yo también quiero soñar y luchar para conseguir realizar esos sueños como tú — exclamó la muchachita. — Ahí entra la parte del presupuesto, que es el tercer paso de la metodología. La mayoría de nuestros compañeros recibe una mensualidad y piensa que puede gastar todo a lo largo del mes. En la Metodología DSOP el presupuesto está formado de una manera diferente — dijo el amigo. — ¿Y qué manera es esa? — preguntó la niña curiosa. — Es fácil. Escribes en un cuaderno el valor total que obtienes de la mensualidad y restas el valor que guardarás en tu cerdito para realizar el sueño. Lo que sobre, lo usas para pagar tus gastos, como comida y otros gastos de tu día a día — dijo el muchachito. — Yo obtengo $40 de mensualidad. ¿Debo colocar en mi cerdito más o menos unos $10 por mes? — quiso saber la niña. — Lo mejor es saber cuánto cuesta tu sueño para calcular cuánto debes guardar por mes. Si recibes $40 y separas $10 para tu sueño, van a sobrar $30 para que puedas usar durante el mes con tus gastos normales — explicó el Niño del Dinero. — Claro, estoy viendo que este presupuesto es realmente algo diferente. Porque la mayoría de las personas primero gasta y después, si sobra, guarda un poco. En el

— Bien... — respondió la niña, todavía un poco confundida.

presupuesto DSOP, debes guardar primero para el sueño y gastar después, ¿verdad?

— Si me dan $20 de mensualidad y gasto $4 en chicles, voy a sacar mis ganas

— preguntó Victoria.

de mascar mi chicle en ese momento, pero, si deposito esos $4 en mi cerdito, puedo

— ¡Exacto! — respondió el Niño.

tener algo mucho mejor en el futuro, como una mochila nueva, por ejemplo.

— Yo nunca lo había pensado de ese modo. Siento que eso va a ser muy importante

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El Niño del Dinero - Acción entre Amigos

Reinaldo Domingos

para mí de aquí en adelante — dijo la niña pensativa.

2° paso: Planificar y organizar.

— Ahora entra el cuarto paso que es la astucia de saber ahorrar. O sea, engordar tu alcancía lo más rápido posible. Yo siempre coloco la mitad de mi mensualidad en

— Para poner un plan en acción hay que hacer una lista con los ítems necesarios

un cerdito que tengo en casa y, cuando gano algún dinero extra, como en el Día del

para que nuestra idea se realice. Si tu proyecto es producir, fabricar algo, es importante

Niño, que mi abuela siempre me regala algunos billetes, los deposito todos allí. No

anotar el material que necesitamos, dónde es más barato comprar, calcular en cuanto

me gustan los caramelos, ni las figuritas, ni los llaveritos y otras cosas que a mis

tiempo conseguiremos hacer los productos, pensar dónde lo venderemos y a quién.

compañeros les gusta comprar.

Además, es fundamental saber cuánto gastamos en total y por cuánto venderemos

— Por eso es que te llaman el Niño del Dinero. Tú eres muy inteligente y piensas

nuestro producto.

cosas que no veo que los otros muchachitos de la escuela piensen. Gracias por enseñarme todo eso. Nunca lo voy a olvidar.

3° paso: Saber relacionarse con las personas

— No tienes nada que agradecerme. Solo prométeme que, algún día, comprarás tres cerditos como este que te estoy dando ahora. Debes entregar cada uno de ellos a

— Para que las cosas sean más fáciles al momento de poner un plan en práctica,

personas que creas que están preparadas para aprender sobre la Metodología DSOP.

el consejo es tener simpatía y tratar bien a nuestros colaboradores. Los colaboradores

Cuantas más personas podamos ayudar, mejor — concluyó el Niño del Dinero ya

son las personas que van a ayudarnos a realizar nuestra misión. Por ejemplo, el

caminando hacia el aula.

señor que vende frutas a la empresa Glacial es un proveedor, pues él provee (vende)

El maestro Reymoney hacía algunas anotaciones en la pizarra mientras los

manzanas, uvas y limones para que los empleados de la fábrica de bebidas y helados

alumnos aún se acomodaban. El tema “emprendedurismo” seguía siendo el tema de

puedan preparar el producto. Los niños de la escuela que van hasta la cantina a

la clase del grupo.

comprar los heladitos son los clientes. Por lo tanto, el señor del puesto de frutas y los

— Hoy vamos a conocer algunos pasos para que una persona se vuelva

niños colaboran con Glacial.

emprendedora. Es importante que estén atentos. Entonces, no copien todavía, solo escuchen:

Después de esta breve explicación, el maestro Reymoney despejó las dudas del grupo y avisó que había cuatro pasos más a ser estudiados, pero que quedarían para

1° paso: Amar lo que se hace.

la próxima clase. Le pidió al grupo que revise el contenido dado en clase y que hagan las tareas propuestas en el capítulo de emprendedurismo de sus cuadernillos.

— Cualquier idea que ronde en sus cabeza y decidan ponerla en práctica debe

A la salida, los tres amigos combinaron estudiar en grupo y también aprovecharían

ser algo que los haga feliz. El éxito de un trabajo depende mucho de nuestra voluntad,

el encuentro para hablar del plan diez puntos. Ellos tenían una misión por cumplir

de nuestro deseo de que aquello se vuelva realidad. Tenemos que ser apasionados

y tal vez aquella tarea del señor Reymoney los ayudaría más de lo que imaginaban.

con los proyectos de emprendimiento que elegimos. Lo ideal es transformar nuestro

¿Serían aquellos pasos también alguna especie de fórmula mágica para que ellos

proyecto en una misión. Por eso es tan importante amar lo que se hace.

pudieran alcanzar lo que pretendían?

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La misión secreta Al día siguiente, por la mañana, los tres amigos se encontraron en la biblioteca de la escuela. Leyeron y releyeron juntos las tareas que explicaban los tres primeros pasos del buen emprendedor. Para que sea más fácil, decidieron usar como ejemplo la idea de Victoria y su madre en la confección de los cuadernos. — La idea o plan es: crear cuadernos artesanales, venderlos y conseguir dinero para realizar nuestros sueños y mejorar la vida de nuestra familia — dijo la niña. — El primer paso es amar lo que se hace, y yo creo que tu madre ya dio ese paso, pues, como ella ya era costurera, imagino que ama trabajar con telas, hilos, agujas y todo lo demás. ¿Es así? — preguntó el Niño del Dinero a su amiga. — ¡Sí! ¡Mi mamá adora coser! Ella es tan feliz cuando hace ropa nueva que llega a perder la noción del tiempo y se queda hasta la madrugada entretenida con el trabajo en la sala – contó la niña. — Y ¿el segundo paso? ¿Qué dice en el cuaderno, Gastón? — le dijo el Niño del Dinero a su amigo. — Aquí dice que debemos planificar y organizar. ¡Ah!, hay que hacer también una lista de cosas — respondió Gastón aún somnoliento. No estaba acostumbrado a estar en la escuela tan temprano. — Esa lista es complicada — constató la niña.


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— Debemos también apuntar los lugares donde tu madre compra el material que usa — el Niño leía los ítems con interés. — Yo no sé donde mi mamá compra hilo, aguja, pegamento, piolín, pero lo que puedo decir es que lo principal lo tenemos en casa, sin costo, que es el papel y la tela que sobran de los trabajos de mis padres — respondió Victoria. — El próximo ítem de la lista es: ¿cuánto tiempo lleva hacer el producto? — indagó Gastón. — ¡Ah!, mi mamá hace diez cuadernos por semana. Y yo los llevo siempre los lunes a la escuela – aclaró la niña. — La próxima es: ¿dónde se venden y a quién? — fue el turno del Niño de preguntar. — ¡Esa es fácil! Los vendemos en la escuela a los alumnos – respondió, como si tuviera las palabras en la punta de la lengua. — ¿Cuánto gastan para hacer un cuaderno y por cuánto lo venden? — finalizó Gastón. — No sé cuánto es el gasto, pero los vendemos a $ 10,00 cada uno — dijo Victoria. — Ahora viene el tercer paso que es la relación con las personas — avisó el Niño. — Yo creo que no hacemos eso — se lamentó la muchachita de los hoyuelos. — Yo creo que es el momento de pedirle algunos consejos al maestro Reymoney para que el emprendimiento con tu madre pueda crecer y funcionar - aconsejó el Niño del Dinero. — ¡Buena idea! Voy a hablar con él y también voy a explicarle a mi mamá estos pasos que estamos aprendiendo — dijo la niña. Pasado algún tiempo, los tres terminaron los deberes y decidieron conversar sobre el plan diez puntos: — Ayer, en la clase, el profesor dijo: “Para poner un plan en acción es necesario hacer una lista con los ítems más importantes para que nuestra idea se realice”. ¿Recuerdan eso? — preguntó Victoria. — Sí. Eso forma parte del segundo paso que es planificar y organizar — respondió el Niño. — Eso quiere decir que debemos organizar nuestro plan diez puntos — concluyó

— ¿Debemos hacer una lista? — preguntó Gastón. — Creo que sí. Miren aquí — dijo la muchachita escribiendo en el cuaderno algunos ítems. Victoria dejó de escribir y se quedó pensando con la lapicera en la mano. Nada más le venía a su cabecita llena de ideas.

Plan: hacer que el senor Custodio conozca a la profesora Socorro y pueda enamorarse de ella, para que Gastón, algún día, pueda tener un hermanito. Lista de ítems importantes: 1. Gastón debe entregar la prueba de Lengua espanola en blanco. 2. La profesora Socorro va a llamar al senor Custodio para conversar. 3. Ellos van a conocerse y pueden enamorarse. 4. Gastón puede invitar a la profesora Socorro a cenar un día en su casa. 5. El Nino del Dinero llama por teléfono y saca a Gastón de la mesa dejando a los dos solos para conversar y conocerse más. — ¿Y? ¿Qué más? — quiso saber Gastón. — No sé. Yo creo que no podemos hacer más que eso. Si ellos empiezan a verse será excelente, de lo contrario no podemos obligarlos, ¿verdad? — concluyó Victoria. — ¡Es verdad! Solo podemos rezar para que todo funcione — constató el muchachito. Los tres amigos guardaron las anotaciones y fueron hasta la cantina, pues ya era hora de almorzar y, después, iban al aula de doña Constancia. Mientras comían, comentaron lo gracioso que sería que el maestro de Matemáticas sepa que sus clases estaban sirviendo no solo para el emprendedurismo, sino también para realizar el superplan diez puntos. Se sentían superhéroes en misión secreta y veían en el maestro Reymoney un gran aliado, aunque él ¡ni se lo imaginaba!

la niña.

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Palabra de honor Otra clase del maestro Reymoney comenzaba. — Niños, quiero que se dividan en grupos, pues a partir de esta clase comenzaremos el desarrollo de algunos proyectos. Quiero que elijan juntos una idea emprendedora y me cuenten como pretenden ponerla en práctica — explicó el maestro. — ¿Tenemos que crear una empresa? ¿Vamos a trabajar de verdad? — quiso saber Gastón. — No. Los niños no pueden trabajar, pero pueden tener ideas. Van a trazar un plan, en el papel, de algo que pueda dar dinero, así como mi padre creó la plantación de tomates y el señor Custodio creó las bebidas Glacial. ¿Recuerdan esa clase? Todos respondieron que sí y el maestro continuó: — Van a imaginarse un producto que pueda volverse un buen emprendimiento. Después, deberán hacer un trabajo explicando cómo realizar ese proyecto usando los siete pasos que aprendimos en clase. — ¡Pero solo vimos tres pasos hasta ahora! — dijo un muchachito sentado en el fondo del aula. — Bien. Voy a enseñarles hoy los últimos pasos — respondió el maestro. 4° paso: Identificar oportunidades.


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— Durante la realización de un plan, podemos encontrar problemas y

7° paso: Buscar el lucro

oportunidades. Por ejemplo: cuando mi padre comenzó a vender tomates a todo el barrio, llegó un momento en que las personas se cansaron de tener todos los días lo mismo en los platos que preparaban en sus casas. Eso generó un problema porque

— Para ser considerada exitosa, una empresa, tiene que dar ganancias. Cuando la

las ventas de tomate se frenaron y dejamos de ganar dinero. Fue ahí cuando mi padre

empresa paga sus gastos y aún así le sobra algún dinero, llamamos esa sobra de lucro.

comenzó a plantar zanahorias y papas. De esa manera, la empresa fue creciendo y

Si la empresa de mi padre gana $500 con la venta de tomates y usa $380 para pagar

conquistando más clientes. Eso es saber desviar los problemas y pensar en nuevas

sus gastos, “sobrarán” $120. Ese valor es el lucro mensual de la empresa. Es importante

oportunidades – resumió el maestro.

que sepan que todo proyecto de emprendedurismo necesita tener lucro - concluye el maestro. Cuando Reymoney finalizó esas últimas enseñanzas, sonó el timbre anunciando

5° paso: Tener fuerza de voluntad

la hora del recreo. Todos corrieron hacia el patio: unos estaban locos por jugar al fútbol, otros más interesados en comprar cosas en la cantina. — Cuando comenzamos a trabajar en una idea, debemos insistir para que

El Niño del Dinero y Gastón fueron a jugar al ping pong, mientras Victoria,

funcione. Van a haber momentos buenos y momentos malos, etapas mejores y peores,

rodeada de niñas, exhibía los nuevos modelos de estampas de cuadernos realizados

pero no podemos desistir. Esa palabra no existe en el mundo del emprendedurismo.

por su madre.

Tenemos que tener perseverancia, o sea, mucha fuerza y fe de que nuestro proyecto

De vuelta al aula, había llegado el momento de poner el plan diez puntos en práctica. Doña Socorro distribuyó las pruebas a los alumnos y, media hora después, el

va a funcionar.

valiente Gastón se levantó y dejó la hoja en blanco encima de la mesa de la maestra, al revés, de manera que no note inmediatamente la ausencia de las respuestas a las preguntas.

6° paso: Cumplir con la palabra

La suerte estaba echada, la fuerza de voluntad estaba en juego y la vida no se — Cuando montamos un plan y trabajamos para que se transforme en un emprendimiento, tenemos que honrar las cosas que combinamos. Por ejemplo, si mi

detenía. Gastón había dado inicio al plan diez puntos asumiendo el riesgo de tener como nota un cero.

padre le prometía al dueño de Hambrientus, el restaurante más grande de la ciudad,

Victoria parecía ansiosa y, de lejos, mandaba pensamientos positivos para que

que iba a entregar 200 tomates el día 20 de agosto, tenía que cumplir con su palabra,

todo saliera bien. El Niño del Dinero también estaba con el corazón que se le salía del

pues el hombre cuenta con eso para hacer sus platos y servir a sus clientes que van a

pecho:

almorzar todos los días. Nuestra palabra vale oro, ella demuestra quienes somos. Si no

— Aquella acción entre amigos tenía que funcionar — pensaba.

honramos la palabra, la gente deja de querer hacer acuerdos con nosotros y nos pierde la confianza. Palabra dada es palabra sagrada. – sentenció Reymoney.

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Espejo, espejito mío... A la semana siguiente, el Niño del Dinero y Victoria entraron al aula y Gastón ya estaba allí, a la espera, pues el maestro Reymoney había pedido que los grupos de trabajo se reunieran para completar una tabla. La tarea era sencilla. En la pizarra, el maestro había colocado algunas informaciones sobre la empresa de tomates de su familia. Les pidió a sus alumnos que completaran los espacios de la tabla, considerando que cada cajón de tomates era vendido a $1. Con eso, el maestro quería demostrar cómo funcionaba un flujo de caja, o sea, el movimiento de entrada y salida de dinero. La primera parte del "problema" por lo tanto, era calcular cuánto “recibía” la empresa por las ventas.


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FECHA

DESCRIPCION

ENTRADA

1/agosto

500 cajas de tomates vendidas

$ 500,00

10/agosto

600 cajas de tomates vendidas

$ 600,00

900 cajas de tomates vendidas

$ 900,00

25/agosto

500 cajas de tomates vendidas

$ 500,00

29/agosto

100 cajas de tomates vendidas

$ 100,00

20/agosto

$ 2.600,00

Total

FECHA

DESCRIPCION

ENTRADA

1/agosto

500 cajas de tomates vendidas

$ 500,00

$ 0,00

$ 500,00

10/agosto

600 cajas de tomates vendidas

$ 600,00

$ 0,00

$ 1.100,00

16/agosto

Compra de material para el plantio

$ 0,00

$ 600,00

$ 500,00

20/agosto

900 cajas de tomates vendidas

$ 900,00

$ 0,00

$ 1.400,00

25/agosto

500 cajas de tomates vendidas

$ 500,00

$ 0,00

$ 1.900,00

28/agosto

Gasto con abastecimiento $ 0,00 y entregas

$ 800,00

$ 1.100,00

29/agosto

100 cajas de tomates vendidas

$ 100,00

$ 0,00

$ 1.200,00

30/agosto

Pago de empleados

$ 0,00

$ 1.500,00

$ - 300,00

Total

SALIDA

RESULTADO

$ - 300,00

Luego, el maestro puso en la pizarra los gastos que la empresa tenía y pidió que los alumnos calcularan su lucro mensual. La sorpresa de los alumnos se produjo cuando, al hacer los cálculos, descubrieron que el resultado final mostraba que la salida (gasto) era superior a la entrada (ingreso).

Después del primer cálculo, Victoria levantó la mano y preguntó: — Maestro, ¿qué pasa cuando la cuenta da negativa, cuando la empresa gasta más de lo que gana? — En ese caso, la empresa tiene perdidas en vez de ganancias — dijo el maestro.

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El Niño del Dinero - Acción entre Amigos

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— Y ¿qué pasa cuando la empresa tiene pérdidas? — quiso saber la niña de los hoyuelos. — Se queda sin dinero para pagar a los empleados, para comprar más material, entre otras cosas — respondió Reymoney. — Explíquenos mejor, maestro — pidió la muchachita demostrando mucho interés en el tema. — Cuando un proyecto de emprendimiento da pérdidas, la empresa tiene que trabajar el doble para lograr recuperar el dinero perdido — aclaró el maestro. Victoria se quedó pensativa. Aquello estaba siendo un día de muchas informaciones. Rápidamente, tomó un papel y anotó algo que no salía de su cabeza:

Fecha 5/enero

Descripción Regalo del abuelo

10/enero

Regalo de Navidad atrasado de la tía Ana 2 anillos dorados mágicos

15/enero

Recibí $ 5,00 R$ 10,00

$ 0,00

2de pulseras piedritas de colores

$ 0,00

22/enero

Llaverito de pata de conejo

$ 0,00

25/enero

Lápiz con aroma a frutilla Par de zapatos para munecas

$ 0,00

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Sobró

$ 0,00

$ 5,00

$ 0,00

$ 15,00

18/enero

28/enero

Gasté

$ 0,00

$ 4,00

$ 11,00

$ 3,00

$ 8,00

$ 1,50

$ 6,50

$ 2,00

$ 4,50

$ 5,00

$ -0,50

Cuanto más escribía, más se asustaba con lo que veía. Una expresión de preocupación se detuvo sobre su rostro y los pequeños hoyuelos que antes relucían, ahora parecía que habían desaparecido. Se acordó del llaverito de pata de conejo que había comprado en una feria hace algunos meses. Ya ni sabía dónde estaba guardado. Poco a poco, Victoria fue notando que gastaba su dinero ganado en cosas que no necesitaba. Viendo a la niña tan quietita garabateando en sus papeles, el Niño del Dinero se acercó para ver qué era lo que la distraía tanto de la clase. Victoria rápidamente cerró el cuaderno y le dijo que dejara de ser curioso. En realidad, ella tenía vergüenza de mostrarle a su amigo que venía cuidando mal su dinero. Anotó solo el mes de enero, en que estaba de vacaciones. Aún le faltaba trazar el camino que su dinero había hecho en los otros meses hasta llegar al momento actual. Pero, por la tabla, pronto se dio cuenta que no estaba siendo nada inteligente. Si quisiera ser algún día la Niña del Dinero, tendría que resistir valientemente el impulso de comprar cosas que no eran tan importantes, como pulseras, collares, lapiceras de colores, anillos de la suerte y un montón de baratijas que veía en las vidrieras de las tiendas por donde pasaba. Fue como si, de repente, aquella hoja de cuaderno con sus gastos anotados se transformara en un espejo igual al que ella tenía en la habitación. Por primera vez notó que los números también pueden mostrarnos quienes somos. En aquel momento, era una niña que gastaba más de lo que debía y necesitaba definitivamente cambiar aquella imagen. Al finalizar la clase, los tres amigos combinaron en reunirse en la biblioteca de la escuela para intentar armar la tabla de la empresa de cuadernos de doña Eficacia, que era el proyecto de trabajo que presentarían al final del semestre. El encuentro quedó marcado para realizarse en unos días.

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El Niño del Dinero - Acción entre Amigos

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Desistir es de débiles Algunos días después, el Niño del Dinero, Victoria y Gastón se encontraron nuevamente en la biblioteca de la escuela para trabajar en el proyecto de emprendedurismo. Ya con los libros y cuadernos abiertos, los tres empezaron a estudiar revisando la tabla de la empresa de tomates realizada durante la clase. Gastón, sacando de la mochila una hoja de papel, le contó a los compañeros que había conversado con su padre la noche anterior y que, juntos, completaron otra tabla, usando como modelo la empresa Glacial. El Niño del Dinero y la dulce Victoria miraban curiosos las anotaciones del amigo, mientras él les explicaba, a través de los números de la tabla, como funcionaba la gran empresa de bebidas y helados de su familia.

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El Niño del Dinero - Acción entre Amigos

Reinaldo Domingos

La muchachita sacó del bolsillo su block de notas y le contó al grupo, con sus propias

Fecha 1/febrero

Descripción 5.000 bebidas vendidos

5/febrero

10.000 frutas compradas

10/febrero

5.000 helados vendidos Pagos de los empleados de la empresa

15/febrero

Entrada

Salida

$ 10.000,00

$ 0,00

Resultado $ 10.000,00

$ 0,00

$ 2.500,00

$ 7.500,00

$ 5.000,00

$ 0,00

$ 12.500,00

$ 8.000,00

$ 4.500,00

$ 0,00

La tabla era sencilla, se notaba que, a fin de cuentas, sobraba bastante dinero para que el padre de Gastón y su familia realicen sus sueños. Mientras pensaba eso, Victoria se sentía triste por su amigo, pues sabía que por

palabras, cuál era el camino del dinero de la pequeña empresa de doña Eficacia.

Fecha

Descripción

40 cuadernos vendidos Compra de 12/marzo material: cordel, pincel y cola Compra de material: 15/marzo hilo, aguja y tijera

10/marzo

10 cuadernos 25/marzo vendidos

Entrada Salida

Resultado

R$ 400,00 R$ 0,00

R$ 400,00

R$ 0,00

R$ 20,00 R$ 380,00

R$ 0,00

R$ 18,00 R$ 362,00

R$ 100,00 R$ 0,00

R$ 462,00

más dinero que la familia de Gastón tuviera, el niño no podía comprar su sueño más

Reymoney, aprovechando la presentación de Victoria, le recordó a los alumnos

importante porque aquello que él más soñaba no se vendía en ninguna tienda: un

que, cuando una empresa gana más de lo que gasta, es señal de que está teniendo

hermanito.

ganancias.

Victoria sólo despertó de esos pensamientos, cuando se dio cuenta de que sus compañeros la llamaban para completar otra tabla, esta vez, con los datos sobre el emprendimiento de los cuadernos artesanales de su madre. Al finalizar las tareas, los tres guardaron el material en sus mochilas y fueron a la cantina a almorzar. Durante la comida, Victoria contaba chistes y los dos muchachitos se reían y se divertían con la niña de los hoyuelos. Al iniciar la tarde, entraron al aula y fueron llamados por el maestro Reymoney para presentar los primeros avances en el trabajo de emprendedurismo:

— En el caso de la tabla del grupo de los niños, la ganancia fue de $462 — mostró el maestro. — ¡Sí! Vendiendo los 50 cuadernos, ella consiguió pagar el material y aún le sobró un extra — dijo el Niño del Dinero. — Pero ¿qué debe hacer la madre de Victoria con ese extra? — quiso saber Mariana, la muchachita más “nerd” del grupo. — Ahí está el punto. Tú hiciste una excelente pregunta, Mariana. Como vimos en el séptimo paso del emprendedurismo, ese extra se llama lucro o ganancia. No

— Nuestro grupo anotó el seguimiento de la entrada y salida del dinero de la

debe ser gastado, a no ser en algo que vaya a mejorar la empresa. Doña Eficacia debe

empresa de cuadernos de mi madre. Trajimos la tabla del mes de marzo para mostrar

cuidar esa ganancia para que pueda aumentar de tamaño. Pero, este es un tema

que, aparentemente, las cosas van muy bien, pues ella gana más de lo que gasta —

que aprenderemos con profundidad en el semestre que viene, cuando hablemos de

inició la niña.

sustentabilidad financiera.

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Reinaldo Domingos

Al tocar el timbre, los alumnos fueron al patio pues tendrían Educación Física. La niña de los hoyuelos no paraba de hablar sobre ese tema del lucro,que recién habían terminado de aprender. Ella sabía que la venta de los cuadernos de su madre ya estaba dando ganancia y que eso ayudaría en la sustentabilidad financiera de su emprendimiento. Por otro lado, se sentía incómoda al pensar que ella, personalmente, no podía decir lo mismo, porque seguía gastando más de lo que recibía. Tanto que su alcancía permanecía casi vacía. Charla va, charla viene, de repente, Gastón se llevó un susto y casi se atraganta con la comida al ver a su padre atravesando el patio y entrando a la sala de profesores. El plan diez puntos parecía funcionar y el corazón del muchachito latía muy rápido, lleno de expectativas. Pensaba que en algunos años, quien sabe, tendría una oportunidad de ver crecer a su familia con la llegada de un hermanito. Al finalizar la clase de Arte, la maestra Constancia liberó al grupo media hora más temprano, pues todos ya habían terminado la tarea de clases. Cada uno tomó el rumbo a su casa. En el camino, el Niño del Dinero se divertía imaginando como sería enseñarle a su hermanito a jugar al fútbol y a andar en bicicleta. Victoria, por su parte, pensaba en los apuntes que había realizado. Había trazado su diagnóstico y descubierto que no venía manejando su dinero como debería. Pero estaba decidida a cambiar el juego y volverse una niña más consciente y equilibrada. Ese era su mayor sueño en ese momento. Mientras tanto, Gastón rogaba que el enojo de su padre no fuera muy grande y que aquel estrafalario plan diez puntos realmente funcionara. Cada uno de ellos cargaba en el pecho la esperanza de que sus deseos se realicen y, como decía en el cuarto paso de las clases de emprendedurismo, tenían mucha fuerza de voluntad. Habían aprendido en la clase del maestro Reymoney que en la vida hay momentos buenos y malos, pero que no podemos desistir, pues esa palabra no existe en el mundo del emprendedurismo y tampoco existía en el mundo de los héroes nota diez. “Desistir es de débiles” — pensaban los tres mientras caminaban hacia sus casas.

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Evaluación oral

El Niño del Dinero y la niña de los hoyuelos aguardaban ansiosos, en el patio de

la escuela, la llegada de Gastón, pues querían saber cómo había sido la conversación del señor Custodio con doña Socorro. El pequeño Gastón se acercó a los amigos y finalmente mató la curiosidad de ambos: — Amigos, fue mejor de lo que pensaba. Quiero decir, mi papá estaba muy enojado cuando llegué, pero después se fue calmando. Cuanto más me reclamaba, más me encogía enfrente de él y ahí creo que le dio pena. Cuando fue mi momento de hablar, le expliqué que la materia era complicada y que tenía dificultades de entender el tema ya hacía algún tiempo. Al final, voy a estar un mes sin videojuegos y sin TV, pero ustedes no lo van a poder creer... — contó haciéndose el misterioso. — ¿Qué? ¡Cuéntanos! — pedía la niña de los hoyuelos, impaciente. — Mi padre contrató a la maestra Socorro para que me de clases particulares tres veces por semana, o sea, ella va a empezar a frecuentar mi casa — festejaba el niño. — ¡El plan diez puntos es un éxito! — festejaba Victoria. — ¡Caramba! Nuestro plan salió mejor de lo esperado — dijo el Niño del Dinero.


Reinaldo Domingos

— Lo malo es que voy a tener que estudiar aún más, comentó el muchachito. Los tres se reían a carcajadas. Estaban felices por los hechos. Todo estaba encarrilado y los sueños parecían estar más cerca de cada uno de ellos. Aquel día, durante la clase, el maestro Reymoney hizo el cierre de la materia del semestre con una evaluación oral con nota. Él quería tener la seguridad de que los alumnos habían incorporado realmente los siete pasos del emprendedurismo. — Gabriel, ¿cuál es el primer paso del emprendedurismo? — le preguntó al muchachito que estaba sentado cerca de la ventana del aula.

El Niño del Dinero - Acción entre Amigos

Gastón también ganó medio punto extra y Reymoney eligió a la pequeña Manuela para comentarle a sus compañeros sobre el tercer paso. — Saber relacionarse con las personas, maestro — respondió la muchachita. — Cuéntanos más, querida — pidió Reymoney. — Tenemos que mantener buenas relaciones con las personas, pues ellas pueden ser nuestros colaboradores, comprando nuestro producto o ayudándonos en algo en nuestro emprendimiento — concluyó la niña. — ¡Muy bien, Manu! — felicitó el profesor.

— Amar lo que se hace, profesor. Ese es el primer paso — respondió el niño. — Quiero un ejemplo — pidió Reymoney desafiando al niño. — Un buen ejemplo que puedo dar es el de mi tío Pablo. Él, desde pequeño, amaba los autos y ahora es dueño de un negocio de automóviles. — Muy bien, Gabriel. Acabas de ganar medio punto en el promedio semestral — felicitó el maestro. Continuando con la evaluación, Reymoney señaló a Gastón: — Gastón, explíquele a la clase de qué se trata el segundo paso del emprendedurismo. — Es el paso de las listas — titubeó el muchachito. — ¿Cómo? — dijo sorprendido el profesor. — Es la regla que nos enseña a hacer una lista de tareas para realizar nuestro plan, que será nuestro emprendimiento — dijo Gastón. — Nombre un ejemplo — pidió Reymoney. — Bueno, en la empresa Glacial, que es de mi familia, tenemos que hacer una lista de los precios que vendemos nuestra bebida y a quién, dónde comprar frutas más baratas para la preparación de las bebidas, cuánto gastamos y cuánto ganamos... Esas cosas — explicó el niño. — Sí, fue un buen ejemplo — concluyó el maestro. — Ah, recordé. Planificar y organizar son las palabras que definen el segundo paso, maestro — explicó mejor el muchachito.

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El Niño del Dinero - Acción entre Amigos

Reinaldo Domingos

— Ahora voy a pedirle al Niño del Dinero que le explique al grupo el cuarto paso del emprendedurismo — continuó el maestro. — ¡Ah!, ese es fácil. El cuarto paso es crear oportunidades e identificar problemas.

— El lucro se obtiene cuando hacemos bien los seis primeros pasos. Es lo que sobra después que pagamos nuestros gastos — dijo la niña. — ¡Excelente, Victoria! — elogió el maestro.

El padre de Gastón, por ejemplo, comenzó su empresa haciendo helados. Después

Aprovechando la oportunidad, Victoria le mostró al maestro sus antiguos

vendía también bebidas e inventó más sabores extraídos de las frutas. Todo para crear

apuntes con los gastos que tuvo en el mes de enero y le pidió que vea su nueva tabla

oportunidades para su negocio — respondió el Niño.

que contenía los gastos y el camino del dinero de su mensualidad actual.

— Muy bien. Veo que están bastante involucrados con el tema del emprendimiento — constató el maestro admirado. — Sí, estamos involucrados en muchas cosas — dijo el Niño sonriendo — y sus clases han sido muy importantes para nuestros planes — completó el Niño del Dinero, dejando a Reymoney satisfecho.

Fecha

Descripción Entrada Salida Resultado

5/abril

Mensualidad de mamá

$ 40,00

$ 0,00

$ 40,00

6/abril

Dinero colocado en la alcancía

$ 0,00

$ 20,00

$ 20,00

12/abril

Regalo de Páscua de la tía Simone

$ 20,00

$ 0,00

$ 40,00

$ 0,00

$ 10,00

$ 30,00

$ 6,00

$ 24,00

— Me gusta cuando veo a mis alumnos así entusiasmados. ¿Tienen algo más que agregar? — preguntó el maestro. — En estos días me di cuenta que mi mamá también parece ser una emprendedora, maestro. Todos los días sale a vender cosméticos casa por casa y ya tiene muchas clientas antiguas y fieles. Ella compra cremas de belleza más baratas directo de fábrica y revende a un precio más alto. Yo creo que tiene un buen lucro - contó el Niño del Dinero. — Eso es excelente. Tu madre también es una emprendedora, con toda seguridad — dijo Reymoney. El profesor entonces le solicitó a Mariana, que estaba sentada en la primera fila, que hablara sobre el quinto paso.

18/abril Naipes de hadas 25/abril

Cine

$ 0,00

— Fuerza de voluntad para hacer que nuestra empresa funcione. No podemos desistir nunca de lo que queremos y tenemos que creer y perseverar para que nuestro

En ese momento, Reymoney le explicó al grupo que el dinero colocado en el alcancía de la niña no podría ser considerado un gasto, y sí, una inversión para la

plan funcione — respondió la niña. — Muy bien, Mariana. Punto para ti — aprobó Reymoney. Poco antes de tocar el timbre, Saulo, el niño más alto del grupo, obtuvo también medio punto al describir el sexto pasó del emprendedurismo a la clase: — Palabra de honor, maestro. Cumplir con las cosas prometidas en la fecha correspondiente, de la forma combinada — concluyó. En ese momento, la pequeña Victoria levantó la mano para hablar del séptimo

realización de un sueño. Todos aplaudieron, silbaron, festejaron. Victoria se ruborizó, pero sonreía dejando sus hoyuelos a la vista. Sus compañeros bromeaban diciendo que ahora tenían en el aula no solo al Niño del Dinero, sino también a la Niña del Dinero. Y, así, el maestro Reymoney dio por cerrada la evaluación oral constatando que todos habían aprendido la esencia del emprendedurismo, y es más, les encantaban aquellas mucho aquellas enseñanzas.

paso que era su preferido:

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Las mejores cosas del mundo El final del semestre estaba llegando y todo marchaba bien para los tres amigos. Victoria vivía cada vez más feliz con el éxito de los cuadernos de su madre. Gastón también tenía motivos de sobra para festejar, pues el señor Custodio y doña Socorro habían iniciado un noviazgo que daba gusto ver. El plan diez puntos le había costado algunos castigos y una nota baja, pero, en contrapartida, abrió camino para que, en un futuro, él tuviera la oportunidad de disfrutar la llegada de un hermanito. El Niño del Dinero estaba ansioso. La panza de su madre ya estaba enorme pero el bebé aún no aparecía. Él había empezado clases de karate y no veía la hora de poder enseñarle algunos golpes a su hermanito. Además, no era sólo eso. El muchachito pasaba días y días anotando en el cuaderno todo lo que pretendía mostrarle y explicarle a su hermano en cuanto viniera al mundo. — Calma, Niño del Dinero. Ahora falta poco — comentó Victoria. — Lo sé, pero es que ya esperé tanto. Me imagino cómo va a ser su carita y que color de botines va a elegir usar para patear el balón juntos. Yo hice una lista enorme de las mejores cosas del mundo que quiero disfrutar con mi hermanito — explicó a sus amigos. — ¿Una lista con las mejores cosas del mundo? ¡Qué bueno! — comentó la niña de los hoyuelos.


Reinaldo Domingos

— ¿Por qué no armamos un plan diez puntos para que ese bebé nazca pronto? — preguntó Gastón sonriendo. — Pésima idea, amigo. Estoy ansioso, pero eso no es un caso para plan diez puntos— respondió el Niño del Dinero. — Yo también creo que es una mala idea. El plan para su problema es tener paciencia — constató la niña de los hoyuelos. — Los planes diez puntos son para problemas sin solución, como era el tuyo, Gastón — concluyó el Niño del Dinero.

ahorrar, planificar, organizar, mantener una buena relación con las personas, tener fuerza de voluntad, cumplir con la palabra dada, identificar los problemas, crear nuevas oportunidades, tener lucro, encontrar un lugar en el mundo... — ¿Qué será lo que el Niño del Dinero escribió en aquella lista suya? – susurró como si soplara las palabras en el oído del espejo, su fiel amigo a toda hora. Victoria permaneció quieta por algún momento. Tal vez estaba esperando alguna respuesta del silencioso espejo o, quien sabe, sólo imaginando que ítems

— Hablando de eso, ¡no les conté lo que hice!

colocaría en un papel si tuviera que hacer una lista de cuáles serían, para ella,

— ¿Qué? — quiso saber Victoria.

las mejores cosas del mundo.

— Ayer estábamos todos cenando en casa: la maestra Socorro, mi papá y yo. Charla va, charla viene, terminé revelándoles nuestro plan para acercarlos. Y ¿saben lo que es más sorprendente? — ¡Cuéntanos! — dijo el Niño del Dinero con ansiedad en la voz. — Ellos me dijeron que ya desconfiaban y en las clases particulares doña Socorro notó que yo ya sabía mucho de los temas de la prueba. — ¡Huy! ¡Realmente sorprendente! Y ¿por qué decidiste contarles, Gastón? — No lo sé, ahora que estamos felices y somos una familia unida, creo que no debo esconderles nada más — dijo Gastón. Interrumpiendo la conversación, la coordinadora de la escuela se acercó a los niños para informar que el padre del Niño del Dinero había llamado por teléfono avisando que doña Previsión estaba yendo a la maternidad. El Niño del Dinero encendió los faroles de sus ojos que brillaban como chispas fosforescentes. En ese momento, doña Constancia, que pasaba por allí, se ofreció para llevar al muchachito hasta el hospital. Los dos salieron desenfrenados dejando a Victoria y a Gastón detrás. — Qué bueno, tendremos un pequeñito para participar en nuestros próximos planes — comentó Gastón. — Va a ser buenísimo. Y en algunos años, tendremos en el grupo a tu hermanito también — finalizó Victoria. Al final del día, la Niña del Dinero llegó a casa y fue corriendo a conversar con su espejo. Tantas cosas pasaban por su cabeza: diagnosticar, soñar, presupuestar,

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Lágrimas de alegría Algunos días pasaron sin que el Niño del Dinero apareciera en la escuela. Lo que se sabía era que su madre había dado a luz, que estaba bien y que él había tomado un descanso de las clases para disfrutar la llegada del bebé y ayudar a su padre en la casa. Sin embargo, aquella tarde, los tres amigos tenían el trabajo de emprendedurismo para presentar. El maestro ya estaba en el aula y aguardaba al resto del grupo para iniciar las actividades. Gastón y Victoria se miraban desconfiados, pues, a pesar de haber estudiado y preparado el semestre entero, sin el Niño del Dinero el equipo no estaba completo. Para el alivio general, el Niño llegó en el momento en que el maestro Reymoney llamó al grupo Recrearte, nombre dado a la pequeña empresa de doña Eficacia y como también se titulaba el trabajo de los tres.


Reinaldo Domingos

Victoria hablo sobre el surgimiento del primer cuaderno artesanal, que fue creado para su propio uso cuando se accidentó y dañó su material escolar, a principio de año. Gastón explicó como doña Eficacia armaba los cuadernos usando cartón, piolín, hojas de papel, pegamento, hilo y aguja. El Niño del Dinero le mostró al grupo y al maestro las tablas iniciales de la pequeña empresa Recrearte y las más recientes, que apuntaban un rápido crecimiento logrado por medio de los siete pasos del emprendedurismo. — Maestro, ¿qué garantiza que la empresa de la madre de Victoria va a funcionar en el futuro? ¿Dentro de cinco o diez años será que aún va a haber gente queriendo comprar cuadernos? — le preguntó uno de los alumnos. — Gabriel, esa es una buena pregunta. Nosotros vamos a estudiar ese tema más adelante, en las clases de sustentabilidad. Lo que quieres saber es como hacer de un proyecto de emprendimiento algo sustentable y duradero. Es un cómo gran desafío, pero eso es tema para el próximo semestre. El grupo de trabajo del Niño del Dinero obtuvo aplausos del grupo y del maestro Reymoney. Los tres amigos sonreían de felicidad ante los compañeros y todo parecía una gran fiesta. De repente, percibieron que los ojos del maestro estaban llenos de lágrimas. Los alumnos fueron disminuyendo la euforia y los aplausos hasta que todos se quedaron en silencio aguardando las palabras de Reymoney.

Los alumnos corrieron hacia el maestro dándole un abrazo colectivo. Palmas, gritos de euforia y sonrisas, entusiasmados se esparcían por los cuatro rincones del aula. El maestro estaba satisfecho al notar que su plan de enseñanza había funcionado.

— Niños, yo quería decirles que el mayor orgullo de un maestro es ver a sus

Él soñaba con el día en que todos los niños del mundo tuvieran la oportunidad de

alumnos aprendiendo las tareas en el aula y poniéndolas en práctica en la vida. El

aprender cosas así en la escuela, contenidos que los ayuden de verdad a hacer sus

año pasado, yo le enseñé al Niño del Dinero la Metodología y sé que la compartió con

vidas más tranquilas y felices.

muchos de ustedes y con su padre, mejorando así la calidad de vida de toda la familia del señor Desprevenido — contó Reymoney.

Mientras tanto, el Niño del Dinero, la pequeña Victoria y el valiente Gastón festejaban el éxito del trabajo, no tenían duda de que se habían sacado un diez de nota,

— Hoy, estoy emocionado al ver que Victoria también adoptó los pasos de la

aunque, ante todo lo que habían escuchado allí, eso ahora fuera lo menos importante.

Metodología y está más atenta a su dinero, tomando apuntes de sus gastos para

— Niño del Dinero, si tuviera que hacer una lista con las mejores cosas del mundo

controlarlos. Manuela y Saulo están ahorrando parte de sus mensualidades en una

creo que colocaría al maestro Reymoney y los cuatro pasos de la Metodología DSOP

alcancía para realizar sus sueños. Y no son solo ellos. Sé que muchos aquí también

en ella — dijo Victoria, en medio del alboroto y el griterío de los compañeros.

están mirando de manera diferente sus vidas financieras. Por eso, quiero agradecerles

— ¿Y tú crees que no coloqué eso en la mía? — respondió el Niño del Dinero.

a todos, mis alumnos, por mantener vivo mi sueño que es el de enseñar a los que

Los dos se miraron. Ella sonrió regalándole la imagen de sus lindos hoyuelos, mientras él retribuía el gesto con un cariñoso abrazo.

desean aprender — finalizó.

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Especial de un modo diferente Algunas semanas después, el clima en el patio de la escuela ya era de fin de semestre. El Niño del Dinero y Gastón, un poco desanimados, mascaban chicle y hablaban cuando Victoria llegó toda apresurada. — ¿Vieron a la maestra Socorro por ahí? — No — murmuró Gastón. — ¿Qué les pasó? ¡Qué caras de quién comió y no le gustó! — comentó la niña. — Nada — respondió el Niño. — Sí. Nada — repitió el amigo. — Amigos, cuéntenme. ¿Por qué están desanimados? ¡Solo tenemos motivos para festejar! ¿Qué les sucede? — insistió la niña. — Mi padre ahora solo piensa en doña Socorro y ella se está volviendo una madrasta mala, de esas que te mandan a cepillar los dientes, cortar las uñas, lavar las manos antes de sentarse a la mesa...Esas cosas aburridas — lamentó Gastón. — Yo me pasé el año entero esperando que mi mamá tenga un bebé porque quería enseñarle karate, fútbol, karting de rulemanes, todo para él... Y, ahora, lo que tengo en casa es una niña amarilla, desagradable, llorona, sin gracia, que probablemente sólo le van a gustar las muñecas, las pantys, el ballet y la ropita color rosa. ¿Te lo imaginas?, ¡voy a tener que cuidar a una niñita! ¡Qué chiste! — dijo el Niño del Dinero.


Reinaldo Domingos

— Amigos, ¡qué cascarrabias que son! ¡Vamos a levantar ese ánimo! — dijo Victoria. — Gastón, déjame decirte una cosa, querido: esa persona que te manda a lavar los dientes y todo eso que dices, se llama “mamá”. ¡Bienvenido a nuestro mundo! Y sepa que cortarse las uñas y lavarse las manos es muy importante para la salud de cualquiera, eso es ¡básico! Además, ¿no hacías eso antes? ¡Francamente! — dijo la niña sonriendo irónicamente. — Y tú, Niño del Dinero, ya es hora de rever tus conceptos sobre las niñas, pues no a todas les gusta usar el estilo chilindrina. Trata de rehacer tu lista de las mejores cosas del mundo para que le puedas presentar a tu hermanita cosas más interesantes que unos botines o un kimono, porque, convengamos, todo ese tema está muy fuera de moda — dijo Victoria gesticulando enfrente del amigo. — ¡Qué mala onda! ¡Quiero ver una sonrisa ahora en la cara de los dos — finalizó la muchachita. El Niño del Dinero y Gastón levantaron la cabeza y miraron a Victoria admirados. Un silencio se produjo por algunos instantes hasta que los tres comenzaron a reírse. — Victoria, tú sí que eres una niña muy especial. Espero que mi hermanita sea así cuando crezca — comentó el Niño del Dinero. — Yo soy especial ¿aunque no juego al fútbol ni hago karate? — preguntó la muchachita. — ¡Sí! Tú sabes ser especial de un modo diferente. Sabes, si fuera a hacer mi lista de las mejores cosas del mundo hoy, colocaría tu nombre en ella — dijo el Niño un poco tímido. — Y tú, ¿te parece que no coloqué tu nombre en la mía? — respondió ella radiante. En ese momento, doña Socorro pasó del otro lado del patio y Victoria salió corriendo para encontrarla. La niña de los hoyuelos tenía algo importante para entregarle a su maestra. Era una redacción escrita en una hoja de cuaderno. Doña Socorro la guardó en el bolsillo y, al llegar a casa, comenzó a leerla. Mientras sus ojos recorrían las frases escritas por la alumna, varios pensamientos pasaban por su cabeza y, contenta, notó que aquella niña era realmente una triunfadora.

82

El Niño del Dinero - Acción entre Amigos

Querida Maestra, Al comienzo del ano, no sabía aún quién era y le escribí una redacción sobre eso, con pocas líneas completas. Hoy, estoy entregándole esta nueva redacción, pues muchas cosas sucedieron durante el semestre y ahora ya puedo decir que soy una nina llena de ideas en la cabeza, que le gusta enfrentar los desafíos que la vida nos presenta y que tiene los mejores amigos del mundo. Este ano aprendí tantas cosas que ni sé cómo es que eso puede caber dentro de mi cabeza. Descubrí que los suenos se dividen en dos grupos: aquellos que podemos comprar (una bicicleta, un libro, un viaje) y aquellos que tenemos que conquistar (amigos, familia, sonrisas, abrazos colectivos, lágrimas de alegría, elogios sinceros). Después que entendí eso, fue mucho más fácil vivir. Creo que los suenos se vuelven realidad cuando nos esforzamos para que eso suceda y también creo que desistir es para débiles. Mi padre siempre me dijo que tengo que encontrar mi lugar en el mundo y yo hago eso todos los días, en las clases de la escuela y en el emprendimiento de mi mamá. Mi mejor amigo, Reinaldito, me ensenó una fórmula mágica que me ayudó a cuidar mejor mi dinero. Esa fórmula significa: diagnosticar, sonar, presupuestar y ahorrar. Fue por medio de ella que me volví conocida como la Nina del Dinero. De vez en cuando, converso con mi espejo y él me muestra quien soy. Estoy feliz con lo que veo y, hoy, puedo decir que veinte renglones es poco espacio para completar con todo lo que me gustaría decir sobre mí.

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Serie El Niño y el Dinero

Serie El Niño del Dinero

El Niño y el Dinero

El Niño del Dinero – Sueños de Familia

Nacido en un tranquilo poblado, con ríos y montañas, el protagonista de esta sencilla historia es un muchachito que aprendió desde muy chiquito a observar y a respetar

Determinado, soñador, curioso, entusiasmado por la

los pequeños seres de la naturaleza, como las hormigas y

vida: así es el Niño del Dinero, protagonista de esta historia.

los pajaritos, en sus trabajos cotidianos. Luego, empezó

Nacido en una familia humilde, este muchachito aprende

a observar las nubes del cielo, cargadas por el viento,

desde temprano a dar valor a las monedas que recibe,

descubriendo que ellas podían realizar sus sueños más puros

guardándolas en una alcancía para que, un día, pueda comprar

de niño.

el juguete que desea.

Uniendo las piezas del rompecabezas que él mismo creó, planifica una manera de alcanzar sus sueños poco a poco, a partir de una única monedita.

El Niño, el Dinero y las Tres Alcancías Segundo libro de la serie iniciada con El Niño y el Dinero, este título trae a escena al mismo personaje pero, esta vez, acompañado de inusitados regalos que le hizo su madre: tres alcancías con forma de cerditos. Inicialmente, el muchachito

El Niño del Dinero – Va a la Escuela En el segundo volumen de la serie, con la ayuda del profesor Reymoney, el Niño del Dinero aprende rápidamente la importancia de reservar parte de lo que recibe para viabilizar sus sueños en el futuro. Tan rápido, ¡hasta el punto de enseñarle al propio padre! Listo, el Niño nota también otra cosa muy importante: que no todos nuestros sueños puedenser comprados con monedas.

no nota la importancia de ellos. Durante el transcurso de la historia, el Niño acaba descubriendo que las tres alcancías pueden ayudarlo a realizar sus sueños, claro, si consigue guardar allí parte de todas las monedas que pasan por sus manos.

El Niño del Dinero – Acción Entre Amigos En este tercer volumen de la serie, el Niño del Dinero y

El Niño, el Dinero y la Hormigarra En el tercer y último volumen de la serie, el Niño descubre algo realmente importante con respecto a valores como el trabajo, la diversión y la relación de las personas con el dinero. Cierto día, al escuchar de su madre la clásica historia infantil de la hormiga y la cigarra, el Niño, que era muy perspicaz, se queda pensando… Con inteligencia y astucia, el Niño junta elementos reales de su experiencia cotidiana con la ficción contada por la madre y descubre que lo mejor sería que cada uno pudiera tener un poquito de hormiga y de cigarra dentro de sí.

sus amigos aprenden sobre emprendedurismo en las clases del maestro Reymoney. El tema, bastante actual en nuestra sociedad, es tratado con sencillez y delicadeza en un lenguaje adaptado al entendimiento infantil. El concepto de emprendimiento es enseñado en siete pasos que engloban nociones de ingresos, gastos, lucro, perjuicio, empleabilidad, entre otros. O conceito de empreendimento é ensinado em sete passos que englobam noções de receita, despesa, lucro, prejuízo, empregabilidade, entre outros.


Autor

Reinaldo Domingos

www.reinaldodomingos.com.br Reinaldo Domingos nació en Casa Branca, interior de San Pablo. Hijo de padre ferroviario y madre autónoma, a los 12 años realizó el primero de sus muchos sueños: comprar una bicicleta. La estrategia adoptada en la época, la elección intuitiva de ahorrar un poquito cada mes de lo que ganaba como ayudante de vendedor ambulante para realizar su sueño, se convirtió en la base de aquello que luego vendría a ser la Metodología DSOP, una manera sencilla y eficaz de manejarse con el dinero, cambiando hábitos y realizando sueños.

Adaptación infantil

Simone Paulino

www.simonepaulino.com.br Simone Paulino nació en el conurbano de San Pablo. Hija de padre y madre analfabetos, desde muy pequeña le llamó la atención el poder trasformador de la lectura y de la escritura, dedicándose de cuerpo y alma a los estudios y a los pocos libros que le llegaban a sus manos. Después de transformarse en una apasionada lectora, construyó toda su vida alrededor de los libros, recibiéndose de periodista, luego escritora y, más recientemente, Maestra en Teoría Literaria y Literatura Comparada por la Universidad de São Paulo (USP).

Ilustraciones

Ariel Fajtlowicz www.arifaj.com

Ariel Fajtlowicz nació en San Pablo. Apasionado por los dibujos desde la infancia, estudió en Quanta Academia de Artes y en Central San Martin School of Arts, en Londres, donde vivió y trabajó en la agencia Vivid Image. Actuó como diseñador gráfico y director de arte en varias agencias de publicidad de San Pablo. Acabó entregándose por completo al universo de las ilustraciones a partir del 2009, cuando empezó a trabajar de forma independiente, en su propio estudio.



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