El Niño del Dinero - Pequeño Ciudadano (para alumnos de los 10 a los 14 años de edad)

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Reinaldo Domingos

El Niño del Dinero Pequeño Ciudadano


La colección "El Niño del Dinero" es una adaptación infantil con base en la Metodología DSOP de Educación Financiera, concebida por el profesor, educador y terapeuta financiero Reinaldo Domingos. La serie forma parte del Programa DSOP de Educación Financiera, conformado por la colección didáctica – compuesta por 15 libros del alumno y 15 del profesor – y la colección paradidáctica, compuesta por cinco obras que abordan los temas: Familia, Diversidad, Emprendedurismo, Sustentabilidad, Autonomía y Ciudadanía –, que van desde la Enseñanza Primaria hasta la Secundaria. Además de los libros, las instituciones de enseñanza que adoptan el Programa DSOP de Educación Financiera en las Escuelas reciben Capacitación Pedagógica, Workshop de Educación Financiera para los profesores y Ponencias de Sensibilización para padres y comunidad, además del acceso al Portal Escuelas (portalescolas.dsop.com.br), que contiene planes de clase, actividades interactivas (games), videos y áreas exclusivas para alumnos, profesores, padres y gestores. Para mayor información, ingrese a www.dsop.com.br/escolas o contacte un franquiciado de su región, consultando nuestro Portal www.dsop.com.br/franquia.

Reinaldo Domingos

El Niño del Dinero Pequeño Ciudadano Adaptación Infantil: Simone Paulino Versión en Español: Pablo Gallego Totera Ilustraciones: Ariel Fajtlowicz


Copyright © by Editora DSOP Título Original: O Menino do Dinheiro – Pequeno Cidadão Dirección editorial Simone Paulino Editora asistente Maíra Viana Ilustraciones Ariel Fajtlowicz Edición de arte Luyse Costa Producción gráfica Christine Baptista Traducción Pablo Gallego Totera Impresión y acabado Intergraf Indústria Gráfica LTDA

Todos los derechos de esta edición están reservados a Editora DSOP. Av. Paulista, 726 - Cj. 1210 - Bela Vista CEP 01310-910 - São Paulo - SP Tel.: 11 3177-7800 | Fax: 11 3177-7803 www.editoradsop.com.br

Índice Una gran fiesta

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La carta misteriosa

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El Rincón del Sonido

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La conquista de la autonomía

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Querido abuelo

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Autonomía financiera

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Un dinerito extra

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Tan cerca, tan lejos

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El mes de junio

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¡Flores para ti!

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Prepararse para despegar

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Una gran fiesta Enero abría las puertas para un año más que comenzaba en la ciudad de Casa Blanca. Aquel era un día especial para los habitantes de la región, pues una gran fiesta estaba por llegar al caer la noche. En la Plaza de las Margaritas, los preparativos ya habían empezado. Los niños y los jóvenes se encargaban de la decoración con banderas coloridas sujetas en cuerdas que daban vueltas entre las ramas de varios árboles. El Niño del Dinero y Victoria formaban parte de la campaña solidaria que decoraba el mayor árbol de la plaza, un aguacate frondoso y verde. Alrededor, luces intermitentes, que antes eran usadas solamente en Navidad, ahora irradiaban todavía más la belleza natural de la arboleda. En medio del alboroto que rodeaba la plaza, el celular del Niño del Dinero vibró en su bolsillo. El muchachito vio que había un mensaje de su amiga Carolina: "Estoy en la carretera con mi madre y en un rato estaré ahí para ayudarlos y aprovechar la fiesta. Avísale a Victoria. Besos, Carolina." Los dos se pusieron contentos con el mensaje. El Niño del Dinero respondió a la amiga:

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"¡Hola, Carolina! ¡Estamos felices con tu regreso! ¡Aquí está súper divertido! ¡Ven rápido! Te esperamos. Besos, MD."

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Durante la ceremonia, los novios dieron el sí, allí al aire libre, delante de los amigos y familiares y, en ese momento, hasta las margaritas se llenaron de felicidad.

Hacía un mes que Carolina estaba en la hacienda del tío y sólo se comunicaba con los amigos por e-mail o sms. Los extrañaba y tenía muchas ganas de volver a verlos. Además, aquel sería un día muy especial, pues muchas personas concurrirían por causa del evento.

Después de los votos, un grupo musical empezó a tocar canciones animadas y todos en la plaza empezaron a bailar. Carolina, a la que le gustaba mucho escribir e imaginar cosas, tomó su cuadernito y apuntó algunos detalles que vio y escuchó. En su cabeza, aquella fiesta

El motivo de la alegría y de la presencia de tantos habitantes de la ciudad era el casamiento del señor Custodio, padre de Gastón, con la profesora Socorro. Los dos ya estaban juntos hacía un año y decidieron quedarse juntos para siempre con la bendición de Dios.

parecía una escena de final de libro. Sin embargo, esta cuestión del nuevo año que se iniciaba en la ciudad de Casa Blanca estaba sólo empezando. En pocos días, los niños y los jóvenes retomarían sus estudios y los desafíos que irían a enfrentar serían mucho más grandes de los

Aunque la familia Custodio tuviera mucho dinero, la profesora Socorro era una mujer sencilla, le gustaba la naturaleza y, por ello, ella no quiso ni saber

que habían tenido el año anterior. Pero, el Niño del Dinero y sus compañeros no tenían novedades. Siempre listos

de fiesta chic y eligió la Plaza de las Margaritas para que sea el escenario de ese día

para una buena aventura, ¡ellos creían que cuanto mayor es el desafío, mayor es la

tan importante en su vida.

recompensa que viene después!

Gastón estaba feliz. Hacía mucho tiempo que el niño alimentaba el sueño de tener un hermanito y ahora parecía que todo estaba mucho más cerca de ocurrir. Horas antes de que comience la ceremonia, la plaza ya estaba completamente decorada y florida. Los invitados conversaban entusiasmados y aguardaban la llegada de la novia. Gastón parecía nervioso y Victoria intentaba calmarlo, pero el niño no conseguía concentrarse mucho en las palabras de la amiga. En ese momento, Carolina llegó con su madre y fue directo a encontrarse con los compañeros. La niña de los cabellos color miel estaba linda y percibiendo la aflicción de Gastón, le dio un largo abrazo y se quedó a su lado tomándole la mano. A partir de aquel momento, una energía muy buena invadió el corazón de Gastón y minutos después la novia apareció desfilando por una alfombra bordeada de flores blancas que cubrían el piso de la plaza. La profesora Socorro estaba sonriendo. Ella llevaba un bouquet de flores y miraba con amor a su futuro marido, el señor Custodio, y también miraba a Gastón ya con una increíble ternura de madre.

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La carta misteriosa Una semana después de la gran fiesta de casamiento que agitó la ciudad de Casa Blanca, el patio de la escuela ya empezaba a recibir a los alumnos que volvían de las vacaciones en la mañana de un lindo lunes de sol. El Niño del Dinero estaba yendo al colegio cuando escuchó su celular sonando dentro de la mochila. Él tomó el aparato pensando que vería un mensaje del amigo Gastón diciendo que, para variar, se había atrasado. Pero, para su sorpresa, el mensaje era de doña Previsión, su madre: "¡Hijo mío, estoy saliendo para hacer las compras del mes y voy a tardar! ¡Tu hermana se va a quedar en la casa de tu tía hasta que yo vuelva! ¡Dejé tu almuerzo en la nevera! ¡Cuando llegues, la calientas y listo! ¡Ah, ya me estaba olvidando: llegó una carta para ti! ¡Está en tu mesita de luz! ¡Besos, Mamá!" El muchachito se puso inquieto. ¿Qué carta sería aquella? ¿Quién, en los tiempos de hoy, todavía escribiría a mano en vez de enviar un e-mail? ¿Por qué será que la madre no dijo en el mensaje quién era el remitente de la correspondencia? Aun con la cabeza burbujeando de dudas, el niño resolvió guardar el teléfono y apurar el paso para llegar rápido a la escuela. Antes de colocar el celular de nuevo en la mochila, él tuvo la precaución de apagarlo, ya que sabía que durante las clases no estaba permitido el uso de teléfonos celulares.

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Entrando en el aula, se sentó en el pupitre que solía ocupar todos los años.

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Las dos conversaron sobre el asunto y Carolina también se sintió animada para

Treinta minutos después, surge nada menos que Gastón entrando por la puerta del

aprender a tocar algún instrumento. La mayor dificultad sería convencer a sus madres a

aula bien tranquilo, como si nadie fuera a notar su atraso. La clase, sin embargo, no lo

dejar que fueran solas, en ómnibus, hasta la zona norte, región de la Armonía.

dejó pasar desapercibido y fue una confusión. Unos silbaron, otros aplaudieron

A esa altura, la charla de las dos ya iba lejos. Distraídas, no percibieron que la

e hicieron bromas con el niño que ya tenía fama de llevarse mal con las agujas

profesora había dado un ejercicio para hacer en el aula. Carolina se había encantado

del reloj.

con la idea de Victoria y también empezó a soñar con la escuela de música.

Gastón se acomodó en un pupitre cerca de sus amigos, mientras tanto la

La niña recordaba una historia que siempre le contaba su abuela, desde

profesora pedía silencio a los alumnos, con el fin de continuar la explicación que

chiquita, llamada “Sueño de una flauta”. Desde entonces, había guardado en su

estaba dando cuando el niño llegó interrumpiendo la concentración de todos.

corazón el deseo de algún día aprender a tocar este instrumento.

Victoria miraba por la ventana las ramas de los árboles y pensaba en la charla que había tenido con su padre durante el desayuno. Él comentó sobre un gran sueño de su juventud que no consiguió realizar. El señor Carrera formaba parte de la banda de música de la escuela y su mayor deseo era convertirse en un gran baterista. Pero, con el paso del tiempo, él se fue olvidando de eso. Su sueño se adormeció

Y, ahora, venía la amiga Victoria a contarle del "Rincón del Sonido". Carolina pensó que tal vez había llegado su hora. La primera clase luego del regreso de las vacaciones recibió poca atención de los alumnos. Todavía tardaría un tiempo hasta que volvieran al ritmo escolar de pruebas, trabajos prácticos y deberes escolares.

y nunca tuvo la oportunidad de convertirse en realidad. Victoria también tenía una cierta habilidad para la música. Desde pequeña, tenía un buen oído, sabía diferenciar los instrumentos y acordes en una canción cuando la escuchaba y tocaba muchas melodías en un pequeño teclado que le habían regalado cuando cumplió 7 años. Siempre pensó que sería genial aprender a tocar la guitarra, pero vivía dejando eso para después. No obstante, ahora, el sueño de la niña se había renovado después de la charla con su padre, que la incentivó a buscar una escuela de música para desarrollar su don. En Casa Blanca, sólo había una buena escuela de música, que quedaba del otro lado de la ciudad. Para llegar allí, era necesario tomar un ómnibus y luego caminar bastante hasta encontrar la calle donde estaba ubicado el “Rincón del Sonido”. Victoria aprovechó que estaba frente al ordenador en la sala de informática y abrió una ventana de búsqueda, con el propósito de encontrar el mapa de cómo llegar a la escuela de música, ubicada en un barrio llamado Armonía. Carolina, que estaba sentada al lado de la niña de los hoyuelos, quiso saber qué mapa era ese, y Victoria le contó que planeaba empezar clases de guitarra en el "Rincón del Sonido".

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El rincón del Sonido Victoria entró en casa y se encontró con su madre preparando el almuerzo. Pensó que aquel sería un buen momento para conversar sobre el deseo de ella, el de empezar las clases de guitarra en el "Rincón del Sonido". Doña Eficacia escuchó con atención las pretensiones de la hija, aunque había dos cosas que le preocupaban. Una de ellas era el costo de esta actividad que la niña insistía en practicar y la otra era la ubicación de la escuela – muy lejos de donde vivían. – Pero, mamá, ya averigüé en Internet. Puedo tomar la línea de ómnibus “Plaza de las Margaritas – Armonía” y llego allá en treinta minutos – explicó la niña de los hoyuelos. – ¡Ya sé, hija mía! ¡Pero nunca has ido tan lejos, sola, en ómnibus! Me voy a quedar muy preocupada cada vez que salgas y tampoco me puedo comprometer a llevarte y buscarte por causa de mi trabajo – argumentó doña Eficacia. – Pero, yo no iría sola. Carolina también está queriendo tener clases de flauta allí. ¡Nosotras iríamos juntas! – dijo la niña. – ¿La madre de ella lo permitió? – quiso saber doña Eficacia. – ¡Todavía no! Ellas van a conversar hoy – respondió Victoria. – Entonces vamos a ver qué dice ella. Mientras tanto, voy a conversar con tu padre para ver qué le parece a él, ¿está bien así? – dijo la madre de la niña dando por cerrado el tema. Victoria se acercó a la bacha y se puso a ayudar a doña Eficacia a preparar la comida. En un rato llegaría el padre y, seguramente, apoyaría su idea de tener clases en el "Rincón del Sonido".

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Cuando el Niño del Dinero abrió la puerta de casa, corrió hacia su dormitorio, pues estaba ansioso por leer la carta misteriosa.

El Niño del Dinero dobló la carta y la guardó en el cajón de la mesita de luz. Estaba pensativo. Ya hacía bastante tiempo que no hablaba con su abuelo.

En el sobre estaba escrito: “De: Reinaldo” y “Para: Reinaldo”.

Tenía tantas cosas para decirle.

Le pareció raro y no entendió lo que aquello significaba. Pasado el susto, abrió

El muchachito ya le había pedido a sus padres que lo lleven a conocer la ciudad

el sobre rápidamente y empezó la lectura.

de Recife cuando era más chiquito, sin embargo, el costo para el viaje de toda la familia era alto. Los pasajes aéreos, dependiendo de la época del año, estaban muy caros y el

Querido Reinaldito, Espero que te encuentres muy bien. Te extraño y por eso resolví enviarte esta carta. Fui a buscar mis nuevas lentes esta semana, lo que facilita mucho para escribir. Aquí en Recife está haciendo un calor terrible, pero cuando la brisa corre nos da un poco de alivio y el tiempo se pone bastante agradable. En estos días estuve pensando cuando vendrás a visitarme. Quiero mostrarte mi ciudad. Aquí hay muchas cosas lindas para ver. ¡Ven a tomar un agua de coco conmigo mientras caminamos por la rambla de la playa! Quiero llevarte a conocer el mercado de Magdalena y la feria de Piedad. ¡La vida es bella y el tiempo pasa rápido! Por ello, ¡ven rápido!

Niño, por ser muy pequeño, no tenía condiciones de embarcarse solo en una tarea de esas. Aunque, en aquel año, el Niño del Dinero cumpliría 13 años. Ya tenía edad suficiente para empezar a planificar la realización de este sueño. La carta del abuelo era una invitación a la aventura y el muchachito no quería, de ningún modo, perder esta oportunidad. Mientras tanto, en la casa de Carolina, la conversación era intensa. La niña intentaba convencer a su madre de que ya tenía 12 años y podía muy bien atravesar la ciudad en ómnibus sola para tener clases de flauta en la escuela de música del barrio Armonía. Una hablaba de un lado, la otra argumentaba del otro, hasta que Carolina pareció proponer algo que hizo que su madre se convenciera. – Pero, hija mía, tú no conoces el camino. Nunca has viajado en ómnibus. Te puedes perder. La calle es muy peligrosa – alegó la madre. – Pues entonces yo tengo una solución. El Niño del Dinero puede ir con nosotras. Victoria y yo prometemos que vamos a encontrarnos con él en la Plaza de las Margaritas para tomar juntos el ómnibus que va para Armonía – se comprometió Carolina. – Bueno, el Niño del Dinero es más grande que ustedes y ya demostró ser un muchachito responsable. Siendo así, si sus padres y los de Victoria también

Besos, Tu abuelito Reinaldo.

concuerdan, yo creo que no hay problema – respondió la madre cediendo a los deseos de la hija. Carolina salió corriendo por toda la casa, festejando la conquista lograda. Precisaba mandarle un mensaje a Victoria contando todo y, después, todavía tendría que convencer al Niño del Dinero a ser el ángel de la guarda de ellas, acompañándolas hasta el "Rincón del Sonido" en las primeras semanas de clase.

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La conquista de la autonomía Al día siguiente, el alboroto era grande entre los jóvenes estudiantes en el patio del colegio. Carolina y Victoria aguardaban ansiosamente la llegada del Niño del Dinero. Él era una pieza clave para la concreción de los planes que envolvían la matrícula de ellas en el "Rincón del Sonido". – ¡El Niño del Dinero está atrasado hoy! ¿Será que él no viene? – preguntó Carolina. – ¡No sé! Pero, si él falta a la escuela, nosotras vamos a su casa después de las clases – respondió Victoria. – Díganme una cosa, ¿por qué sus madres no me eligieron para ser quién las lleve hasta Armonía? ¿Sólo puede ser el Niño del Dinero? Parece que nadie más conoce el camino – comentó Gastón con cierta ironía. – ¿Qué te pasa, Gastoncito? ¿Estás celoso? – preguntó Carolina sonriendo. – ¡Te parece que nuestras madres iban a confiar en alguien tan atolondrado como tú! – concluyó Victoria dando carcajadas. – ¡No me parece para nada gracioso! – rezongó Gastón. Diez minutos después, el Niño del Dinero surgió entrando por el portón del colegio con su mochila en la espalda. El niño caminó hacia sus amigos y ya fue diciéndoles que quería contarles una novedad.

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– ¿Qué novedad? ¿No vas a decirnos que vas a tener otra hermanita? – preguntó Gastón con un mal humor que producía risas entre los compañeros. – ¿De qué hablas, estás loco? – preguntó el Niño del Dinero. – ¡Ah, no sé! ¡La última vez que llegaste a la escuela desesperado para contar una novedad era porque tu madre estaba embarazada! – explicó el niño rezongón. – ¡No, muchacho! Nada de eso. Ayer recibí una carta que me dejó medio

Victoria y Carolina se miraron sorprendidas. La realización de sus deseos estaba ahora en manos del amigo rezongón. Si él no aceptaba, iba a ser más difícil convencer al Niño del Dinero a seguir con lo planificado. – ¡Ahora ustedes dos van a tener que pedirme disculpas! – dijo Gastón dando carcajadas. – ¿Cómo es eso? ¿De qué están hablando? – quiso saber el Niño del Dinero.

aturdido. Mi abuelo me escribió invitándome a conocer la ciudad donde él vive y

– Antes de que llegues, las dos presumidas se estaban burlando de mí.

empecé a soñar con ello. Quisiera realmente hacer ese viaje, pero todavía no sé bien

Llegaron a decir que sus madres jamás irían a confiar en un niño atolondrado

como planificar todo. Es un gran sueño – reveló el Niño. – ¡Bueno, nosotros te ayudaremos... si tú nos ayudas! – respondió Victoria con una sonrisita astuta en la boca. – ¿Qué cara es esa, Victoria? ¡Dime de una vez! ¿Qué están tramando? – preguntó el Niño. Las niñas le explicaron toda la situación. Gastón estaba al lado refunfuñando y no se conformaba con el hecho de no haber sido considerado como guía de las doncellas hasta Armonía. – Bueno, estoy entendiendo el pedido de ustedes, pero hay una cosa – dijo el Niño del Dinero. – ¿Qué cosa? – quiso saber Carolina. – Si yo las llevo, después tendría que esperar una hora y media hasta que termine la clase. Yo no conozco nada ni a nadie en Armonía. ¿Voy a quedarme

como yo – reprochó Gastón. – Niñas, ¿ustedes hicieron eso? ¡Qué mal! Me parece que Gastón se merece sus disculpas. Sabemos que él es rezongón, pero también es un buen y fiel amigo con quien siempre podemos contar – opinó el Niño. Victoria y Carolina no tuvieron otra alternativa que disculparse con el compañero. El muchachito, satisfecho con el gesto de las dos, aceptó acompañarlas hasta el "Rincón del Sonido " en las primeras semanas de clase y todos se quedaron contentos. Los cuatro sonreían de felicidad cuando el profesor Reymoney se acercó y quiso saber las novedades. Las niñas le contaron sobre el deseo de aprender un instrumento musical y sobre la dificultad que estaban teniendo en convencer a los padres a dejarlas atravesar la ciudad en ómnibus, con el fin de tener las clases en Armonía. Por otro lado, el Niño del Dinero comentó sobre el viaje que le gustaría hacer

haciendo qué durante tanto tiempo mientras aguardo a las dos princesas para

para conocer la ciudad de su abuelo. Sabía que más allá de enfrentar una batalla con

volver? – preguntó el Niño con tono de risa.

los padres para conseguir la autorización para embarcar solo, tendría todavía que

– ¡Bueno, no habíamos pensado en eso! – reconoció Victoria. – ¡Y entonces! ¿Voy a quedarme como un tonto sólo en la calle durante una

conseguir el dinero para el pasaje de avión. – Pero, ¿ya has averiguado cuánto está costando ese pasaje? ¿Cómo anda

hora y media sin nada para hacer? A menos que... – el Niño hizo una pausa como si

tu salud financiera? ¿Será que llegó el momento de hacer un diagnóstico para

todavía estuviera pensando en lo que iba a decir.

direccionar tu presupuesto? Porque, por lo que veo, tu viaje es un sueño a largo

– ¿A menos qué? – repitieron las dos niñas en coro, como si el resto de la oración del amigo pudiera resolver la cuestión. – Bueno, a no ser que Gastón también fuera con nosotros. Así, él y yo podríamos dar unas vueltas, charlar, comer algo, no sé – aclaró el Niño.

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plazo. ¿No les parece? – preguntó el profesor dirigiéndose a los niños. – ¡Es verdad! Creo que tú podrías aplicar la Metodología DSOP y empezar a ahorrar dinero para hacer ese viaje al final del año – concordó Victoria. – Y en cuanto a tus padres, yo creo que tu abuelo podría hablar también con

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ellos y pedirles que te dejen ir, ya que estás a punto de cumplir trece años – agregó Carolina. – ¡Es verdad! ¡Ustedes están en una edad en que la búsqueda por la autonomía empieza a volverse necesaria! – afirmó Reymoney. – ¿Cómo es eso, profesor? ¿Qué es autonomía? – preguntó Gastón. – Bien, autonomía es independencia para hacer las cosas. Ustedes están luchando por el derecho de ir y venir. Quieren salir sin la compañía de los padres, desean vivir las cosas sin tener que depender de nadie. Las niñas quieren moverse por la ciudad en ómnibus sin la compañía de un adulto. El Niño del Dinero quiere viajar solo al noreste de Brasil. ¡Ustedes están buscando autonomía! – explicó el profesor. – Caramba, ¿y yo? ¡Me parece que por el momento no estoy deseando nada de ello! –constató Gastón. – No te pongas triste ni preocupado. En el momento justo, el deseo por más autonomía también te llegará – dijo el profesor. Reymoney deseó suerte a los alumnos y se alejó de los niños. El timbre ya había sonado y él precisaba dictar clases a otros niños. Victoria y Carolina tomaron sus mochilas y salieron caminando hacia el aula mientras el Niño del Dinero y Gastón iban un poquito atrás, todavía hablando sobre sueños y esa cuestión de la autonomía. ¡El asunto era interesante y llevaría bastante diálogo entre los cuatro amigos de allí en adelante! En la semana siguiente, Victoria y Carolina estaban ansiosas, pues había llegado el día en que se matricularían en el "Rincón del Sonido". Sus padres ya habían concordado. Lo combinado era que cada una almorzara en su casa y después se encontrarían en la Plaza de las Margaritas para tomar el ómnibus hasta Armonía. Alrededor de las tres de la tarde, el Niño del Dinero y Gastón ya estaban en el punto de encuentro combinado esperando a las niñas, que llegaron enseguida. El padre de Carolina, que vivía en Rio de Janeiro (y era divorciado de la madre de ella) se había comprometido a pagar las mensualidades del curso. En el caso de Victoria, también fue el padre quien viabilizó el costo de las clases de la hija.

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El señor Carrera aumentó el dinero que le pasaba a la hija mensualmente y combinaron que ella se encargaría de administrar su dinero de forma que se responsabilizaría por el pago del "Rincón del Sonido". Cuando el ómnibus paró en la parada de la Plaza de las Margaritas, los cuatro amigos subieron con la mochila en las espaldas y una sensación de libertad latiendo dentro del pecho.

mantenerme firme en el presupuesto ajustando al máximo para evitar los gastos! – le explicó el Niño del Dinero a su amigo. – Pero, en el mes de diciembre los pasajes para la playa son realmente muy caros. Ya escuché a mi padre diciendo eso en casa. ¿Por qué no intentas ir a fines de junio, cuando salimos de vacaciones? – sugirió Gastón. – Yo creo que no consigo juntar el dinero en tan poco tiempo. Tendría apenas 5

Ellos se sentían como aventureros descubriendo la ciudad. Raramente

meses – justificó el Niño.

pasaban por los barrios más alejados de sus casas y ahora, por la ventanilla,

– Bueno, ¡pero si el precio de los pasajes cae por la mitad del valor, tal vez

acompañaban el recorrido atentos y eufóricos por aprender los nombres de las

consigas! ¿Ya has averiguado eso? ¿Cuánto cuestan los pasajes para junio? –

calles, los puntos de referencia de la zona norte, el Teatro Municipal, la Iglesia

preguntó Gastón.

de Nuestra Señora de las Gracias y la confitería Buena Boca, famoso por sus

– ¡La verdad es que no hice esa consulta! ¡No sé! – respondió el Niño del Dinero.

emparedados rellenos con queso cremoso especial de la casa.

– ¡Espera! Tuve una idea! Yo estoy con mi netbook aquí en la mochila porque

Cuando las niñas entraron en el "Rincón del Sonido", el Niño del Dinero y Gastón decidieron caminar por el barrio.

hoy la usé en la clase de informática. Vamos a sentarnos allí en la heladería y buscamos en Internet con calma – sugirió el niño.

– Sabes una cosa, estoy fastidiado con eso de no tener un sueño para realizar.

– ¡Buena idea! ¡Vamos! – concordó el Niño.

¿Será que soy tan cabeza hueca? – manifestó Gastón.

Los dos se sentaron en una de las mesas de la heladería y empezaron a buscar

– ¡Quédate tranquilo, Gastón! Eso viene con el tiempo. Cuando menos lo esperes, va a surgir algo que deseas mucho. ¡Dale tiempo al tiempo! – aconsejó el Niño del Dinero.

precios en varios sitios web de empresas aéreas. – ¡Mira éste aquí! Si viajas por la noche y vuelves por la mañana bien temprano, no es tan caro. Sumando todo, es posible comprarlo por $650,00 – mostró Gastón.

– ¡Sí, tienes razón! ¡Lo que pasa es que ando medio desanimado! ¡No sé! Pero, dime, ¿cómo marchan tus planes para el viaje? ¿Ya averiguaste precios de los pasajes? ¿Ya hablaste con tu padre? – quiso saber Gastón. – Sí, ya estuve consultando los precios. Comprándolo con bastante anticipación, se puede conseguir bastante más barato. Pero, resumiendo, tengo que juntar $1.500,00, por lo menos, para ir en noviembre o diciembre – afirmó el Niño. – ¡Dios mío! ¿Todo eso? ¿Cómo pretendes juntar todo ese dinero? – preguntó Gastón.

– ¡Caramba, el precio es realmente muy diferente! ¡Qué cosa! ¿Por qué será? – cuestionó el Niño del Dinero. – Bueno, me parece que es por ser baja temporada. Además, como te dije antes, en Navidad todo el mundo quiere viajar y los precios se vuelven absurdos. Mi padre siempre se queja de eso en casa – argumentó Gastón. – Mira, yo creo que $650,00 tal vez consiga juntar para el fin del semestre – concluyó el Niño. – ¡Sí! Y si no consigues todo, tal vez tu abuelo o tus padres puedan ayudarte –

– Bueno, voy a ahorrar todo el dinero que pueda. Además, voy a pedirles a mis familiares más cercanos para que me den mi regalo de cumpleaños en dinero. Y así voy juntando. ¡Volví a hacer un diagnóstico de lo que recibo por mes y voy a

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aconsejó el amigo. – ¡Ah, no quiero darles más gastos! ¿Quiero arreglarme solo, sabes? – explicó el Niño.

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– ¡Mira, yo siempre le pido ayuda a mi padre cuando quiero comprar algo! –

A la salida, las dos se reencontraron con el Niño del Dinero y Gastón que ya las esperaban en la puerta del "Rincón del Sonido". El regreso a casa estuvo

confesó Gastón. – ¡Tienes razón! Pero está todo ese tema de la autonomía que el profesor nos explicó aquel día. Si siempre estamos dependiendo de nuestros padres, nunca seremos independientes, nunca creceremos – argumentó el Niño. – ¡Es verdad! Yo ya no quiero ser visto como un niño. Ya crecí y, a veces, mi padre y mi madrasta me tratan como si fuera un bebé. Eso es terrible – rezongó. – Bueno, tal vez tienes que encontrar una manera de mostrarles que ya has crecido y que te estás volviendo independiente. Ese tema de la autonomía – dijo

lleno de novedades. Los cuatro amigos consiguieron asientos en el ómnibus que los transportaba hacia la Plaza de las Margaritas. Las niñas no paraban de comentar sobre la prueba que habían hecho, los compañeros de la escuela de música que conocieron y también sobre los instructores. La ansiedad era grande y enseguida percibieron que, en breve, tendrían una cuestión para resolver: la compra de una guitarra y de una flauta. Mientras no pudieran tener sus propios instrumentos, no conseguirían

el Niño. – ¡Puede ser! ¡Voy a pensar sobre eso! – finalizó Gastón.

estudiar en casa. Tendrían que conformarse en usar la flauta y la guitarra prestados

– ¡Sí, piensa! Tú no eres un cabeza hueca. Me has dado una idea excelente para

por el "Rincón del Sonido" apenas durante las clases.

ayudar en los planes de mi viaje. Realmente, es mejor negocio viajar en junio que en

Carolina y Victoria sabían que ya no podían pedir ayuda financiera a sus padres.

diciembre. ¡Eres un genio! – dijo el Niño abrazando al compañero.

Al fin de cuentas, ellos ya estaban pagando el curso para cada una de ellas.

En ese momento, la empleada del establecimiento se acercó a los dos trayéndoles en una bandeja dos copas de helado gigantes. El Niño del Dinero y

Por otro lado, el Niño del Dinero también estaba preocupado con su situación financiera. Él ahora tenía un sueño a largo plazo: hacer un viaje para visitar a su abuelo.

Gastón se deleitaban mientras continuaban charlando. En el "Rincón del Sonido", Carolina y Victoria fueron llevadas a salas diferentes, al final, deseaban aprender instrumentos distintos. Completaron la ficha de inscripción y fueron orientadas a hacer una prueba para que los instructores pudieran diagnosticar el nivel de habilidad que cada una de ellas tenía para la música. Victoria consiguió impresionar a todos al tocar una canción en la guitarra. El profesor que la acompañaba, la elogió mucho y llegó a decir que ella tenía un don especial. Por otro lado, Carolina, demostró menos desenvoltura en su prueba. La flauta era un instrumento más difícil. Sin embargo, el instructor recomendó paciencia y perseverancia, después de todo, ella estaba allí para aprender. Si ya supiera tocar, no tendría sentido buscar una escuela. La niña sonrió y se quedó más entusiasmada.

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Querido abuelito Otro día soleado abría las puertas del amanecer en la ciudad de Casa Blanca. Victoria se desperezaba en la cama mientras recordaba el sueño que había tenido durante la noche. En sus fantasías, en el medio del sueño, un hada madrina le regalaba a la niña una guitarra y se ponía muy feliz. Después de tomar el desayuno, Victoria llamó por teléfono a Carolina y le contó lo que había soñado. – Pero, Victoria, ¡tú sabes que eso es cosa de niños! Las hadas no existen – dijo Carolina riéndose en el teléfono. – ¡Ya sé, ya sé! Fue apenas un sueño. Pero es que fue tan lindo. ¡Yo estaba tan feliz! – explicó la niña de los hoyuelos. – Entonces llegó el momento de pensar en un plan para realizar ese sueño tuyo en la vida real. Mejor dicho, nuestro sueño, porque yo también quiero comprar mi flauta – argumentó Carolina. – ¡Es verdad! Pero no veo cómo podemos hacer eso. Nuestros padres ya están pagando las mensualidades de la escuela de música. Nuestro dinero no alcanza para mucho. Y, cierta vez, el profesor Reymoney me dijo que los niños no pueden trabajar.

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Mi padre tampoco está de acuerdo en que trabaje – respondió Victoria. – Por cierto, mientras tú estás ahí hablando, yo pensé aquí una cosa: ¿será que nuestro dinero realmente no alcanza para nada? El año pasado, cuando me enseñaste la Metodología DSOP, descubrí que gastaba mi dinero en muchas cosas bobas. Cuando hice aquel diagnóstico, noté eso. Después, empecé a gastar menos y, ¡hasta conseguí comprar mi tablet! – dijo Carolina. – ¡Sí! ¡Buena idea! Podemos hacer un diagnóstico y reorganizar nuestros gastos. Podemos cuidar mejor nuestro dinero, pero, aun así, me parece que no vamos a conseguir comprar nuestros instrumentos tan rápido – planteó Victoria. – Vamos a pensar más sobre todo eso. Debe haber una manera más rápida de conseguir el dinero – sugirió la niña de los cabellos color miel. – Está bien, ¡si se te ocurre algo, avísame! Voy a tener que cortar ahora porque mi madre me está llamando. ¡Besos! – finalizó Victoria. En la casa del Niño del Dinero, el sol ya había entrado por las ventanas despertando a todos. Mejor dicho, no era sólo el astro rey que había despertado a toda la familia, el llanto de la pequeña Gaby, revolcándose en la cuna, también había ayudado a doña Previsión y al señor Desprevenido a saltar de la cama más temprano que de costumbre. El Niño, percibiendo que la hermanita estaba inquieta, sacó a la pequeña de la cuna y la tomó en los brazos. Mientras su madre preparaba la mamadera, el muchachito arrullaba a la niña, caminando por la casa. Ya alimentada, ella se calmó y se adormeció nuevamente. Doña Previsión aprovechó la quietud del hogar para lavar ropa, y el Niño del Dinero fue a su dormitorio para responder la carta de su abuelo.

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Querido Abuelito, Tu carta me dejó muy entusiasmado. ¡Quiero conocer Recife y darte un fuerte abrazo! Los extrañamos, a ti y a la abuela. Este año voy a cumplir 13 años. Creo que es una buena edad para empezar a pensar en grande. Es decir, ¡siempre pensé en grande, pero ahora puedo pensar más alto todavía! Nunca viajé solo y tengo muchas ganas de hacerlo para encontrarte. Pero hay dos cosas que frenan nuestros planes. La primera es que preciso convencer a mis padres para que me dejen embarcar solo en el avión. Me gustaría mucho que ellos también pudieran ir, pero mi hermana, Gaby, es muy chiquita y también está el tema del dinero de los pasajes para todos. Se haría muy caro. A propósito, esa es la segunda cosa que complica un poco mi ida: el dinero para comprar los pasajes de avión. Pero ya estoy resolviendo eso. Estoy practicando los cuatro pasos de la Metodología DSOP para conseguir juntar el dinero suficiente para realizar mi sueño de ir a visitarte y conocer tu ciudad. Bueno, por ahora eso es todo. Espérame, aunque demore un poco. Me has dicho que la vida pasa rápido, pero, para los grandes sueños, ¡uno precisa un poco más de tiempo! Besos de tu nieto, ND.

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En cuanto terminó la carta, el Niño del Dinero fue hasta el correo a enviar la carta para su abuelo. Después, fue a la escuela, pues ya era casi la hora de la primera clase. Allí, él se encontró con Victoria y Gastón, que ya se dirigían al aula donde el profesor Reymoney estaba a la espera de todos. En la pizarra, el tema de la clase llamaba la atención: Autonomía. Cuando todos los alumnos ya estaban en sus lugares, Reymoney empezó la clase dando las buenas tardes y haciendo una pregunta desafiante: – ¿Alguien aquí sabe lo que es autonomía? – indagó. Todos se mantuvieron en silencio. Algunos llegaron a pensar que más o menos sabían, aunque nadie se atrevió a levantar la mano para dar una respuesta exacta. – Bueno, ya que nadie se arriesga a responder, voy a hacer otra pregunta: ¿Qué palabras vienen a la cabeza cuando escuchan hablar de autonomía? – estimuló el profesor. – ¡Independencia! – dijo el Niño del Dinero. – ¡Libertad! – gritó Manuela desde el fondo del aula. – ¡Derecho a ir y venir! – comentó Victoria. – ¡Poder viajar solo! – arriesgó Gastón. – ¡Poder comprar las cosas que deseamos sin tener que pedírselas a nuestros padres! – dijo Carolina. – ¡Muy bien, niños! Autonomía es una mezcla de varias de esas cosas que ustedes mencionaron. Ahora yo quiero saber: – ¿Quién de ustedes desea tener autonomía? – preguntó Reymoney. Todos levantaron la mano confirmando el deseo de tener autonomía y el profesor, sonriendo, quiso saber: – ¿Y para qué quieren eso? ¿Qué pretenden hacer cuando tengan más autonomía? – Bueno, ¡yo pretendo viajar solo! – respondió el Niño del Dinero. – Yo quiero que mi madre confíe en mí y me deje que tome un ómnibus, sola, para ir a los lugares que tenga ganas. Aunque sea en un barrio lejos de mi casa – argumentó Carolina. – ¡Yo quería aprender a conducir pero mis padres siempre dicen que todavía no tengo autonomía para ello! – se lamentó Felipe. – Yo quiero poder ganar mi propio dinero. Yo quisiera tener autonomía para

– Bien, estoy viendo que tener más autonomía es algo que forma parte de los sueños de todo el mundo aquí en esta aula – concluyó Reymoney. Los alumnos balancearon la cabeza en señal positiva y el profesor continuó: – Es importante que todos sepan que existen varios tipos de autonomía. Cada uno de ellos llegará en el momento propicio a cada uno de ustedes. Voy a colocar en la pizarra cuáles son y lo que ustedes deben conquistar para alcanzarlas – afirmó el maestro. Todos miraban atentos las anotaciones expuestas en la pizarra. Reymoney había destacado los tipos de autonomía de la siguiente manera: Autonomía – es un término de origen griego cuyo significado está relacionado con independencia, libertad o autosuficiencia. Autonomía Individual: es aquella que garantiza el derecho a ir y venir. Cuando conquistamos esta autonomía, podemos desplazarnos solos por la ciudad y hasta hacer un viaje dentro de nuestro país o al exterior. Para conquistar una autonomía individual, es preciso primero probar que tenemos responsabilidad para administrar esta libertad. Y tenemos también que tener certeza de que sabemos adónde estamos yendo y qué problemas pueden aparecer durante el camino. Es siempre bueno recordar que nuestros padres no estarán cerca y cualquier cosa que ocurra tendrá que ser resuelta solamente por nosotros mismos. Autonomía Ciudadana: es un conjunto de derechos que todo ciudadano debe tener, asegurados por el gobierno del país en el que vive. Algunos ejemplos de esos derechos son, la salud pública (buenos hospitales públicos para la población), educación (buenas escuelas públicas para los niños), vivienda (programas del gobierno que viabilizan la vivienda), saneamiento básico (limpieza urbana), participación electoral, etc. Esa autonomía es un derecho de todo ciudadano. La clase ya estaba terminando cuando Reymoney dijo a los alumnos que el tercer tipo de autonomía quedaría para la próxima clase. Para adelantar el tema, el profesor reveló que se trataba de Autonomía Financiera. El asunto sería bastante solicitado por la clase y, por ello, merecía una atención especial.

trabajar y comprar una guitarra – dijo Victoria.

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Autonomía financiera Algunos días después, Carolina y Victoria fueron nuevamente al "Rincón del Sonido", acompañadas por los dos amigos que ya se habían convertido en sus ángeles de la guarda. A pesar de la buena voluntad de los muchachitos, lo que ellas realmente deseaban era conquistar el permiso de sus padres para que pudieran moverse solas por la ciudad. Sin embargo, mientras esto no pasaba, el Niño del Dinero y Gastón se desdoblaban para llevarlas al barrio de Armonía. A la salida del “Rincón del Sonido”, Gastón caminaba distraídamente mientras su amigo se había alejado para hacer una llamada en su celular. De repente, sin que él lo pudiera evitar, tropezó con una niña de cabello largo y rizado que venía en su dirección trayendo un saxo en la espalda. Las carpetas que la niña llevaba en los brazos se le cayeron al suelo y, mientras Gastón trataba de ayudarla a recogerlas, le pedía disculpas por caminar tan distraído. Él notó que no eran carpetas comunes y sí partituras. También notó que la niña era muy linda y tenía una voz suave y muy dulce. Su corazón empezó a latir más rápido. – ¡Me llamo Laura! ¿Y tú? – preguntó ella. – ¡Mi nombre es Gastón! – respondió el muchachito. – ¿Tú también estudias en el “Rincón”? – quiso saber. – ¡Sí! – murmuró Gastón, sin saber muy bien lo que estaba diciendo.

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– ¡Ah, qué bien! ¿Y qué instrumento tocas? – Laura preguntó entusiasmada. – Bueno, todavía estoy aprendiendo. ¡Toco la batería! Sí, batería sí... mi

Mientras el profesor hacía algunas anotaciones en la pizarra, los alumnos copiaban en sus cuadernos las enseñanzas que explicaban que la Autonomía Financiera se presenta en varios niveles:

instrumento – balbuceó el muchachito. – ¡Eh¡ ¡Qué interesante! ¡Bueno, me tengo que ir! Nos vemos el jueves entonces,

Nivel 1: Cuando uno tiene dinero para pagar nuestros gastos mensuales y conseguimos también guardar un poco para realizar nuestros sueños, podemos

¿de acuerdo? – concluyó Laura. El niño asintió con la cabeza y Laura salió caminando en otra dirección. Aún desconcertado con la simpatía y belleza de la muchachita, él ni siquiera percibió que el Niño del Dinero ya se había acercado y estaba hablando con él. – ¿Qué pasó, Gastón? ¿Qué cara es esa? Estás blanco como un papel – dijo

decir que tenemos un poco de autonomía financiera. Nivel 2: Cuando uno tiene dinero para pagar los gastos, guardar para los sueños y encima sobra algo para ahorrar, con el fin de crear una reserva estratégica, podemos decir que tenemos una buena autonomía financiera. Nivel 3: Cuando uno tiene dinero para pagar los gastos, realizar los sueños

el Niño. – Ni te imaginas lo que pasó hace un ratito – respondió Gastón todavía

y nuestra reserva estratégica está bien consolidada, podemos decir que tenemos mucha autonomía financiera.

medio aturdido. El niño, ya con su corazón más calmo, empezó a contarle sobre Laura.

Nivel 4: Alcanzamos este nivel solamente en la vida adulta cuando podemos

Enseguida, Victoria y Carolina salieron del “Rincón” y el grupo de amigos embarcó

parar de trabajar y vivir tranquilamente, sabiendo que tenemos bastante dinero

en el ómnibus que los llevaría de regreso al barrio donde vivían.

guardado que va a rendir por muchos y muchos años. Es lo que llamamos

Gastón, como quien no quiere la cosa, les preguntó a las amigas como era el proceso para matricularse en la escuela de música y demostró el deseo de empezar

independencia financiera. Después de cierto tiempo, Reymoney empezó a hablar sobre el tema, con el propósito de saber si la clase había entendido todo lo que él había escrito en

a aprender a tocar la batería. Las dos se rieron y no desconfiaron que, por detrás de todo ese interés en matricularse en el "Rincón del Sonido " hubiera alguien que se llamaba Laura. Al día siguiente, todos se despertaron entusiasmados pues había llegado la hora de aprender sobre Autonomía Financiera en la clase del profesor Reymoney. Si había algo que estaba dando vueltas en las cabezas de los alumnos era eso de la

la pizarra. – Niños, ¿han entendido todo claramente? Este es el momento de aclarar las dudas – preguntó el profesor. – Humm, yo entendí todo, pero quería saber cómo es posible conquistar un buen nivel de autonomía financiera viviendo sólo de la mensualidad – quiso saber Carolina. – Entiendo la ansiedad de ustedes y ese deseo por la autonomía financiera.

independencia financiera. El Niño del Dinero tenía por delante un sueño a largo plazo a realizar. Victoria precisaba dinero para comprar una guitarra y Carolina también estaba preocupada en diagnosticar la mensualidad que recibía de sus padres, con el objetivo de ahorrar para comprar su flauta. Sólo Gastón era que tenía un sueño diferente. El muchachito deseaba

No obstante, yo les digo que es posible llegar a los niveles 2 y 3 en la vida financiera de todos. No importa de dónde viene el ingreso, lo que importa es saber administrar bien el dinero que llega a sus manos – respondió Reymoney. – ¿Incluso si se trata de un valor muy bajito? – quiso saber Manuela. – ¡Sí, Manu! Cualquier valor puede ser ahorrado. Claro que ustedes precisan

encontrarse con Laura nuevamente. Hablar con ella. Conocerla y estar cerca de ella.

tener un poco de paciencia también. Saber esperar es ser inteligente. No sirve de

Ese era un sueño que no dependía de dinero para ser realizado, es decir, un sueño

nada empezar a crear una reserva estratégica y pensar que en tres meses ya

bastante más complicado de ser conquistado.

estará consolidada.

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Esta reserva es para que empiecen a juntar desde ahora y cuando completen 18 años, por ejemplo, puedan tener un valor considerable para dar de entrada en la compra de un automóvil o hacer un viaje más largo como un intercambio o cualquier otra cosa que deseen en el futuro – explicó el profesor. – Pero, ¿cuál es el secreto para tener una buena administración de nuestro dinero? – preguntó Victoria. – Bueno, volvamos a los cuatro pasos de la Metodología DSOP que les enseñé los años pasados. Si el dinero no está siendo suficiente, creo que ya es hora de retomar la Planilla de Gastos, con el fin de hacer un diagnóstico de la salud financiera de ustedes – aconsejó el profesor. Los alumnos se quedaron inquietos con el tema de la clase. El dinero era un asunto que parecía interesar a todo el mundo. Y, en la edad en la que estaban, era natural que desearan tener más autonomía en todos los sentidos, incluso la financiera. Después de muchos murmullos, el timbre sonó convocando a la clase al recreo. En el patio y en el quiosco del colegio, el asunto, con seguridad, continuaría siendo la clase del profesor Reymoney por un buen tiempo. Algunos días después, el Niño del Dinero estaba en su casa haciendo un análisis del diagnóstico de su situación financiera. Él había hecho anotaciones en su planilla de gastos y había verificado que el resultado indicaba algunos “excesos” de gastos, cosas que podrían tranquilamente ser cortadas de sus hábitos como el consumo de dulces: helados, chocolates, chicles y otras golosinas que no son tan vitales para una alimentación saludable y regulada. El muchachito sabía que debería cambiar algunos hábitos, pero reconocía que, en el día a día, era difícil resistirse a algunas tentaciones. Él pensó que era preciso tener mucha fuerza de voluntad y que su mente debía estar siempre atenta y alerta. Mientras evaluaba todo ello, sonó el timbre. Él se levantó y abrió la puerta. Era el cartero con algunas cartas y, entre ellas, había nuevamente una enviada por su abuelo. El Niño se quedó curioso por saber lo que decía la carta. Entonces, él decidió juntar el material que estaba analizando, guardó todo con cuidado y corrió hasta su dormitorio. Con la carta en las manos, empezó a leer.

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El Niño del Dinero esbozó una linda sonrisa después de leer la carta. Sintió unas ganas enormes de responder enseguida todo aquello y elegir una buena foto para enviarles. Tomó un papel y un bolígrafo y se puso a escribir.

Querido Nieto, ¡Recibí tu carta con mucha alegría! Ya estoy haciendo una lista de lugares que tienes que conocer cuando llegues a Recife. Tu abuela también está contenta con tu llegada y, ¡ya le contó a las vecinas de nuestra cuadra…y de las otras cuadras también! Cambiando de tema, me quedé curioso para saber qué diablos es DSOP. ¿Algún tipo de banco que otorga préstamos a las personas? Cuidado , no vayas a meterte en líos por mi causa! En cuanto a tus padres, yo puedo conversar con ellos y creo que les puedo enviar algo de dinero para ayudarte con la compra de los pasajes. No tengo mucho, pero puedo colaborar. En tu próxima carta, ¡mándanos una foto tuya!

¡

¡

Besos,

¡Tu abuelito!

Querido Abuelito, ¡La Metodología DSOP no es un banco y no ofrece préstamos! Ella es tan solo un método que nos ayuda a realizar sueños. Son cuatro pasos que debemos seguir para conseguir juntar dinero y conquistar las cosas que deseamos. Las letras DSOP significan Diagnosticar, Soñar, Presupuestar y Ahorrar. Siempre que coloco en práctica esas cuatro palabras, mis sueños empiezan a realizarse. A partir de hoy, te enviaré cuatro cartas más donde te voy a enseñar cada uno de los pilares de esa Metodología que ha ayudado a cambiar la vida de muchas personas. P.D.: ¡Dile a la abuelita que le mando un beso! Besos, ND.

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El Niño cerró la carta y fue hasta el correo. Él tenía la intención de dejar a

siempre al lado de ellos, notaba que lo que le pasaba a Carolina, en realidad, eran

su abuelo intrigado y, por ello, resolvió dividir las enseñanzas de la Metodología DSOP en cuatro partes que enviaría cada quince días. La idea era que cada carta

celos de lo que el muchachito sentía por la misteriosa y callada Laura. Al Niño del Dinero también ya le había llamado la atención la forma en que

explicara cada pilar de la enseñanza. ¡DSOP eran las cuatro letras que conformarían

Carolina se comportaba cuando estaba cerca de Gastón. Para él, los celos que

el asunto de las cuatro cartas y le enseñarían al abuelito Reinaldo el significado de

ella aparentaba tener eran una señal de que su cariño por el amigo cruzaba las

Diagnosticar, Soñar, Presupuestar y Ahorrar!

fronteras de una sencilla amistad.

Mientras el Niño del Dinero andaba de aquí para allá con la producción de las cartas para su abuelo y el cuidado con su vida financiera, Gastón estaba más

Sin embargo, él no podía entrometerse en la vida de los dos amigos. Pero, dentro de su corazón, hacía fuerza para que ambos estén bien y sean felices.

interesado en empezar a estudiar en el "Rincón del Sonido". El muchachito había convencido a su padre para que lo matriculara diciendo que siempre quiso aprender algún instrumento y recordó que, cuando era muy pequeño, tenía una mini batería electrónica y le encantaba. A partir de entonces, él empezó a frecuentar la escuela de música junto a Carolina y Victoria, liberando al Niño del Dinero de la función de acompañante de las niñas hasta el barrio Armonía. Mientras las dos niñas luchaban para realizar un sueño a mediano plazo – la compra de sus instrumentos – y el Niño del Dinero ahorraba para poder comprar los pasajes de avión, con el fin de viajar a Recife, Gastón tenía en mente otro tipo de sueño para realizar: conquistar la primera novia. Dormía y se despertaba pensando en la dulce Laura. Cuando se veían en el “Rincón”, siempre se saludaban con sonrisas y gestos simpáticos. Su sueño no podía ser comprado con dinero: ¡la amistad y el amor de aquella niña no tenían precio! Él tendría que conquistar a Laura con gestos y actitudes que la dejaran feliz e interesada en conocerlo mejor. El muchachito no tenía mucha experiencia cuando el asunto era el coqueteo, pero, siempre que tenía la oportunidad, pedía unos consejos a la amiga Carolina. La muchachita le daba algunos consejos, pero siempre sin muchas ganas. Gastón, que vivía distraído, nunca lo percibía, aunque Victoria, que andaba

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Un dinerito extra En un lindo domingo de verano, Victoria y Carolina conversaban amenamente debajo de una morera, en la Plaza de las Margaritas. Cada una de ellas sujetaba un diario, pero no era un diario común. Las dos amigas habían creado un diario financiero donde apuntaban los sueños que les gustaría realizar, los valores de cada uno de ellos, cuánto ellas pretendían ahorrar por mes para realizarlos y en cuánto tiempo. Por lo que estaban viendo, faltaba mucho dinero para que juntaran el monto necesario para la compra de los instrumentos musicales que estaban aprendiendo a tocar en la escuela de música. Ellas echaban de menos practicar en casa y eso sólo sería posible si cada una tuviera su instrumento. Mientras charlaban sin parar, Carolina tuvo una idea. – Victoria, ¿ya se te ha ocurrido que podríamos hacer algo para vender? – iniciando la conversación. – ¿Cómo es eso? ¿Hacer qué, por ejemplo? – preguntó la niña, sin entender muy bien adónde quería llegar su amiga. – Bueno, no sé exactamente, me parece que tuve una idea ahora. ¿Te acuerdas cuando escribí un libro el año pasado para el trabajo práctico de arte? – preguntó Carolina.

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– Sí, me acuerdo. – ¡Eso mismo! Y si pensara en otras historias divertidas, por ejemplo de un grupo de amigos, de la escuela, de viajes... – Carolina interrumpió lo que decía como si estuviera pensando en algo. – Continúa – le pidió Victoria. – Bueno, podría inventar otras historias y venderíamos pequeños libritos para la gente del colegio y también de la escuela de música. Tú tienes una letra muy linda, que todos consiguen leer, entonces pensé que podrías ayudarme a pasar esas historias al papel – concluyó Carolina. – ¡Qué idea genial! ¡Me encantó! Puedo conseguir un montón de papel que hay allí en casa y podemos montar juntas cada librito. Mi padre trabaja en una fábrica que desperdicia mucho papel y él trae todo para casa. Y vi a mi madre montando agendas, cuadernos, blocs y otros productos. Yo sé hacerlos también. Puede que no queden igual a los que hace ella, pero van a quedar bien – dijo Victoria. – ¡Caramba! Vamos a unir nuestros talentos y podremos ganar algo de dinero para complementar nuestra mensualidad y comprar más rápido la flauta y la guitarra que deseamos – concluyó Carolina. – ¡Es verdad! Pero no podemos contarles a nuestros padres ni a los profesores, porque ellos se la pasan diciendo que nosotros todavía somos muy jóvenes y que no debemos trabajar – alertó Victoria. – ¡Bueno, por mí, quedamos así! ¡Nadie precisa saber! Lo importante es que hagamos lo posible para ganar un dinerito extra – concordó Carolina sonriendo. Las dos amigas salieron de la Plaza y corrieron hasta la casa de Victoria, para hacer las primeras pruebas con papel, bolígrafos y cola. Mientras Victoria armaba algunos modelos de libritos, Carolina hacía un bosquejo de una nueva historia. Ambas estaban entusiasmadísimas con el plan que habían diseñado y percibieron lo bueno que es trabajar en algo que nos guste. Para Victoria, construir las cosas con la mano era un placer. La niña tenía mucha habilidad y hacía las cosas con mucho esmero. Por otro lado, para Carolina, inventar historias era como viajar hasta las estrellas y después volver a la Tierra. Mientras tanto, en la casa del Niño del Dinero, una carta más estaba siendo escrita para el abuelito Reinaldo. Decía más o menos esto:

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Querido Abuelito, Esta es la primera de las cuatro cartas que te prometí escribir para contarte sobre la Metodología DSOP. El primer paso, como te dije antes, es Diagnosticar. Puedes hacer un diagnóstico de tu dinero y descubrir cómo marcha tu salud financiera. Para diagnosticar tu vida financiera, tienes que anotar tus gastos, todos los días, en una pequeña Planilla de Gastos que te estoy mandando dentro del mismo sobre junto con esta carta. Tienes que hacer eso durante treinta días seguidos. Apuesto que debes estar ahí pensando:“Pero, ¿por qué preciso diagnosticar mis gastos?”. Bueno, eso es importante porque, al final de los treinta días, podrás analizar tus anotaciones y verás que estás gastando en cosas que tal vez no sean tan importantes. Quién me enseñó a hacer el diagnóstico fue el profesor Reymoney. Él me explicó que, cuando miramos con lentes de aumento el camino hacia dónde está yendo nuestro dinero, pasamos a elegir mejor lo que compramos, de acuerdo con nuestra conciencia, sabiendo que algunas cosas son importantes y que otras no lo son y, éstas, pueden ser sacadas de nuestro día a día. ¡Este es el primer paso para que puedas hacer una evaluación sincera de tu vida financiera! En la próxima carta, voy a explicarte sobre el segundo paso de la Metodología DSOP: Soñar. Besos, ND. 47


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Tan cerca, tan lejos Algunas semanas después, caminando por los pasillos del "Rincón del Sonido", Gastón se llevó un susto tremendo y casi se desmayó. Las niñas corrieron hacia él, pues el muchachito estaba pálido y su frente sudaba, como si estuviera con fiebre. Pasado el susto, el niño tenía en su rostro un semblante de tristeza y desánimo. Caminaba despacito con cara de pocos amigos. Victoria y Carolina no estaban entendiendo nada. Gastón les pidió que lo sacaran de allí y los tres se dirigieron al lado de afuera de la escuela de música. Después que recuperó el aliento, él agradeció a las amigas y notó que Carolina le apretaba la mano con fuerza. La mano de ella estaba caliente y un poco transpirada. Estaba nerviosa. Él se quedó impresionado con el hecho de que Carolina pudiera preocuparse tanto con su casi desmayo. Ella se preocupaba de verdad por él. – Gastón, ¿qué pasó, dime? ¿Te sentiste mal? – quiso saber Victoria. – ¡Sí, creo que sí! Vi una cosa que me dejó muy triste – respondió el muchachito. – ¿Qué fue lo que viste? – preguntó Carolina todavía tomando firme las manos del amigo.

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– Vi a Laura besando a otro muchacho en el pasillo del "Rincón del Sonido". Me parece que ella tiene novio porque después ellos salieron caminando de las manos como una pareja – descargó el muchachito. En ese momento, Carolina soltó la mano de Gastón con fuerza y refunfuñó: – ¡Ah, es eso! ¡Qué estupidez! Esa niña no tiene nada de especial. No sé lo que

primero preciso encontrar una niña que desee lo mismo. ¡Y que guste de mí, claro! ¡Ah! Y que sea buena, divertida y linda – resumió el muchachito. – Dime una cosa: de todas las niñas que has conocido en tu vida, ¿cuál es la más buena, divertida y bonita? – preguntó el Niño del Dinero. – ¡Bueno, déjame pensar! ¡Ah, está Gisela! Pero ella no es tan linda. ¡Humm, está

has visto en ella. Delgada como un palito, tiene un ojo más grande que el otro y, no

Ana Clara! Pero ella no es muy divertida, para decir la verdad – argumentó Gastón

sé si ustedes lo notaron, pero ella se viste muy mal. ¿Dónde se vio usar un pantalón

todavía buscando en la mente una respuesta.

a cuadros con una blusa rayada y unas zapatillas floreadas? ¡Cuánto mal gusto para

– ¿Y no hay nadie más? – preguntó el Niño.

una persona sola! – chilló Carolina.

– Ahh, está Claudia. Humm, no, Claudia no. Sus padres no la dejan salir de casa

Gastón y Victoria miraban a su amiga boquiabiertos. No sabían qué decir después de tantas críticas que Carolina había hecho acerca de Laura. Los tres permanecieron en silencio hasta que resolvieron ir cada uno a su aula. Al día siguiente, Victoria comentó con la amiga que ella había exagerado un poco en la reacción del día anterior. Carolina concordó y prometió que no se metería más en las confusiones amorosas de un muchachito tan irritante como Gastón. En el intervalo de las clases, el Niño del Dinero acabó dándole un hombro amigo al compañero que andaba triste después de haber descubierto que su querida Laura ya tenía un novio.

para hacer algo sola. Es una niña sin ninguna autonomía – explicó Gastón. – ¿Y cuál es la niña que conoces que tiene autonomía, que es divertida, linda y buena? – preguntó una vez más el Niño del Dinero. – ¡Dios mío, de repente me vino el rostro de Carolina a la cabeza! ¿Qué mal! – dijo Gastón sonriendo del susto. – ¿Qué mal por qué? – preguntó el Niño. – ¡Ah, no sé, no sé! Porque ella es nuestra amiga, porque ella es un poco rara y porque... – Gastón interrumpió lo que decía y se quedó pensativo. – Mira, me parece que Carolina es todo eso que me has dicho y ella tiene una

– Amigo mío, ¿no te parece que estás buscando una novia en el lugar equivocado?

cosa más que es muy importante – dijo el Niño. – ¿Qué cosa? – quiso saber Gastón.

¡Creo que esa Laura no es una niña para ti! Mira alrededor, debe haber otras muchachitas más interesantes, más compañeras y más divertidas – aconsejó el Niño del Dinero.

– ¡Ella te quiere! ¡Le gustas mucho, de verdad! ¡Todo el mundo nota eso, menos tú! – reveló el Niño dejando a su amigo boquiabierto. – ¡Caramba, ahora estoy confundido! ¡Carolina sería una excelente novia para mí!

– ¡Ah, no sé! Yo nunca miré a las muchachitas de esa forma. Pero, cuando nosotros empezamos a tener más autonomía para viajar en ómnibus por ahí, tomar algunas decisiones, cuidar mejor nuestro dinero con la ayuda de las clases del profesor Reymoney...

¿Cómo es que no lo noté antes? Ella siempre estuvo tan cerca y, al mismo tiempo, tan lejos – concluyó Gastón. Un rato después, los dos se dirigieron a la sala de informática donde tendrían una clase más con la profesora Clotilde.

Todo ello me hizo cambiar y desear cosas nuevas – explicó Gastón.

Gastón no paraba de pensar en Carolina. Armaba en su cabeza una lista de

– ¡Estoy de acuerdo contigo! ¡Estamos creciendo, amigo! – comentó el Niño.

defectos y virtudes que la niña poseía y no podía negar que las virtudes eran mucho

– ¡Es así! ¡Y yo quiero tener autonomía para estar de novio también! Pero, para ello,

más que los defectos.

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La muchachita era linda, inteligente, divertida y había conquistado su autonomía al comenzar el semestre después de muchas conversaciones con los padres. Consiguió permiso para viajar en ómnibus sola por la ciudad, se matriculó en la escuela de música y ahora estaba a un paso de comprar su flauta con el dinero que estaba empezando a ganar con la venta de los pequeños libritos de historias que había producido con Victoria. Mientras pensaba en todo eso, el muchachito observaba al Niño del Dinero, que estaba sentado a su lado. Él escribía una carta más a su abuelo en una hoja de papel suelta que deslizaba encima de la mesa. Entre un renglón y el otro el muchachito apoyaba el bolígrafo en el papel y ponía cara de pensativo. Después de escuchar sobre las idas y vueltas de la vida amorosa de su amigo Gastón, una pulguita empezó a picarle detrás de su oreja. ¿Será que también debería buscar una muchachita para salir con él? ¿Será que para tener más autonomía y crecer más rápido, él debía apostar en el juego del amor? Bueno, ¡si había una muchachita que podría ser su media naranja, esa niña era Victoria! Desde que la había conocido, nunca había encontrado a otra niña más especial y divertida que ella. Además, ella era la Niña del Dinero. Aparentemente, era su media naranja. Pero, ¿será que ella ya pensaba en esas cosas de salir con alguien? ¿O todavía era muy temprano para hablar sobre ello? Los pensamientos no paraban de burbujear en su mente. El rostro de Victoria aparecía sonriendo cada vez que él cerraba los ojos. Intentó concentrarse para escribir la carta de su abuelo y, con esfuerzo, tomó nuevamente el bolígrafo que había abandonado encima de la mesa y volvió a escribir en el papel:

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Querido Abuelito, En esta carta, te voy a presentar el segundo paso de la Metodología DSOP, que es Soñar. En la vida, debemos tener siempre en mente tres tipos de sueños que queremos realizar: el primero de ellos es el sueño a corto plazo (que uno debe realizar en hasta 1 mes); el segundo es el sueño a mediano plazo (que uno puede realizar en hasta 3 meses) y, por último, el sueño a largo plazo (que podemos realizar en hasta 6 meses). Para poder calcular el tiempo que vamos a llevar para realizar cada sueño, debemos colocar en el papel dos informaciones importantes: ¿Cuánto cuesta cada sueño? ¿Cuánto vamos a guardar por mes para cada sueño? Por ejemplo, mi sueño ahora es comprar los pasajes de avión para hacer mi viaje. Sueño: pasajes aéreos Cuánto cuesta: $650,00 Cuánto preciso guardar por mes: $80,00 Es decir, mi sueño será realizado en, aproximadamente, 8 meses. Si yo consigo guardar $80,00 por mes y si el valor de los pasajes no aumenta. Como puedes ver, es un sueño entre mediano y largo plazo y yo estoy haciendo un gran esfuerzo para poderlo realizar. ¡Bueno, preciso ir para al colegio! Después te escribo más. Besos, ND. 53


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El mes de Junio El fin del semestre estaba llegando. Carolina y Victoria habían conseguido vender sus libritos de historias a algunos estudiantes del colegio y también a los compañeros de la escuela de música. Los compañeros se quedaron impresionados con las historias escritas por una y con la linda encuadernación confeccionada por la otra. Además de divertirse creando los libritos, las dos amigas todavía consiguieron juntar un buen dinero para realizar sus sueños a largo plazo. Con el dinero, ellas fueron hasta una tienda de instrumentos musicales y consiguieron un 10% de descuento en la compra de cualquier producto porque dijeron que pagarían al contado. Felices, volvieron a casa con una flauta y una guitarra debajo del brazo. El problema fue que, cuando se las mostraron a sus madres, enseguida tuvieron que responder la siguiente pregunta: “¿dónde has conseguido dinero para comprar eso?”.

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Cada una de ellas encontró la manera más tranquila de explicar sobre la producción y venta de los libritos. A las madres no les gustó mucho lo que habían hecho las hijas, pero no dejaron de enorgullecerse del gesto de ellas. Victoria y Carolina mostraron determinación, empeño y fuerza de voluntad para realizar sueños. Habían aplicado la Metodología DSOP durante cinco largos meses, con mucha dedicación y esfuerzo, de tal forma que siempre separaban el dinero de la mensualidad que le daban sus padres para realizar el sueño de la compra de un instrumento musical. Y, con disciplina e inteligencia, las dos conquistaron sus objetivos. El sueño del Niño del Dinero también estaba más cerca de realizarse. Ya había tenido una larga conversación con sus padres, donde demostró ser lo suficiente maduro y responsable para hacer un viaje solo. Él le explicó a su madre todo lo que había aprendido con el profesor Reymoney sobre autonomía y le pidió un voto de confianza. Los padres del Niño le pidieron algunos días para pensar en el asunto. Ellos sabían que debían otorgar cierta autonomía al hijo de a poco, pero temían que aquel fuera un paso demasiado grande. Sin embargo, el abuelo del muchachito intervino en la decisión de doña Previsión y del señor Desprevenido. Él manifestó lo tanto que extrañaba a su nieto, prometió cuidar al niño con toda dedicación y consiguió ablandar el corazón de los padres del Niño del Dinero al decir que “no se niega el pedido de un señor ya con cierta edad”. La respuesta positiva acabó saliendo y el Niño se puso muy feliz. Dos semanas después, llegó una carta del abuelo con tres billetes de $100,00 y un billete de $50,00 destinados a la compra de los pasajes del muchachito. Él salió corriendo al banco y depositó el dinero en la caja de ahorro donde ya venía juntando un monto para la realización de su sueño. Después, volvió a casa y escribió una respuesta a la carta del abuelo que decía:

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Querido Abuelito, ¡Aquí estoy de nuevo! Esta vez, voy a contarte sobre el tercer paso de la Metodología DSOP, que es Presupuestar. ¿Ya te has fijado que la mayor parte de las personas gasta todo el dinero que recibe a lo largo del mes y no guarda nada? En la Metodología DSOP, presupuestar es retirar una parte del dinero que uno gana mensualmente para guardar en una alcancía o en una caja de ahorro en el banco. Después de hacer eso, ahí es donde podemos usar el resto del dinero para nuestros gastos habituales. Nuestro error es que cuando recibimos nuestro salario o nuestra mensualidad, nos gastamos todo pagando nuestras cuentas y después, caso sobre alguna cosa, ahí sí, guardamos un poco. El problema es que, de esa manera, nunca va a sobrar nada, ¿no te parece? En el Presupuesto DSOP, primero uno guarda el dinero para el sueño y después usamos el resto para pagar los gastos cotidianos del mes. Bueno, después que recibí tu carta con los $350,00, me puse muy feliz. Ya deposité ese dinero en el banco y ahora falta poco para realizar nuestro sueño. ¡Va a salir todo bien! ¡En las vacaciones de julio, estaré por allí! Besos, ND.

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Flores para ti La semana de pruebas finales había llegado. En el colegio, los alumnos ya estaban en clima de vacaciones, aunque todavía tuvieran por delante la presentación de trabajos y el compromiso de sacar buenas notas. En medio de todo eso, Gastón era el único amigo, de la clase del Niño del Dinero, que todavía no había realizado su sueño. Ya había descubierto que la niña ideal para él siempre estuvo muy cerquita, aunque no tenía la menor idea de cómo conquistarla. Confuso y perdido, resolvió pedir ayuda a su padre. El niño le dijo que precisaba tener una conversación “de hombre a hombre”. Después que el hijo le explicó toda la situación, el padre le sugirió apostar en simples gestos, como invitarla al cine, tomarla de la mano y darle un ramo de flores. El niño guardó los consejos del padre como piedras preciosas. Días después, golpeó la puerta de la casa de Carolina con flores en las manos. Cuando ella abrió, él dijo: “¡Flores para ti!”.

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La niña esbozó una enorme sonrisa y las palabras tardaron en salir de su boca. Ella no sabía muy bien qué decir y pronunció apenas “gracias”. Gastón la invitó para ir al cine el sábado siguiente y ella aceptó. El muchachito se marchó lleno de esperanza y Carolina corrió al dormitorio sintiendo el rico olor del ramo de flores que había recibido. Cuando llegó el sábado, los dos fueron a ver la película “Sueños de Verano” y, en algún momento, se dieron las manos en la oscuridad del cine. A la salida, Gastón le preguntó a Carolina si ella quería ser su novia. Después de un ratito de suspenso, ella le dijo que le encantaría. Entonces, los dos salieron caminando de las manos y fueron a comer un bocadillo. Mientras tanto, en la casa de Victoria, el Niño del Dinero la ayudaba con los estudios para la prueba final de matemática. En el intervalo, entre una lección y

Pero nuestro amigo Gastón inventó otra más: la autonomía amorosa – respondió el Niño riendo también. – ¿Y tú estás queriendo conquistar tu autonomía amorosa? ¿Cómo es eso? – preguntó la muchachita. – ¡Bueno! Estuve pensando en eso de tener la primera novia. ¡Pensé mucho y creo que no me gustaría salir con ninguna niña ahora, a menos que fueras tú! – declaró el Niño con una voz calma. – ¡Dios mío, no sé qué decir! – respondió Victoria. – Bueno, yo sé que voy a viajar dentro de poco tiempo. ¡Voy a pasar treinta días fuera! Pero si me puedes esperar, prometo que cuando vuelva, seré el mejor novio que alguien podría tener – aseguró el Niño. Victoria mostró una amplia sonrisa. Sus ojos brillaban mientras ella hacía una

otra, llegaron a comentar que tal vez Gastón ya hubiera realizado su sueño de tener

señal positiva con la cabeza. El Niño del Dinero sintió que su corazón se aceleraba.

una novia.

Desde siempre, ella era su mejor amiga, la más compañera y la más cariñosa de las

Los dos se rieron y el Niño del Dinero resolvió hacerle una pregunta a su amiga: – ¿Y tú, Victoria, no piensas en ponerte de novia algún día? – Ah, sí, pienso. Pero no sé si le voy a gustar a alguien así como a Gastón le gusta Carolina – respondió la niña de los hoyuelos tímidamente. – ¡Tú eres muy especial! ¡Es imposible que a alguien no le guste una muchachita

niñas del mundo. Victoria había sido la primera persona a quien el Niño del Dinero le había enseñado la Metodología DSOP hace algunos años. Ella había aprendido rápido y ahora era una muchachita lista e inteligente que realizaba sueños y transmitía las lecciones de educación financiera a todos los que quisieran aprender. Él sentía mucho orgullo de ella y pensó que, si algún día fuera a salir con

así! – respondió el muchacho. – ¡Ah, así me dejas con vergüenza! – murmuró la muchachita.

alguien, sería ella. Aquella tarde, los dos se juraron amor y Victoria prometió

– Sabes una cosa, desde que apareciste en el colegio, un día lluvioso,

esperar al Niño del Dinero mientras él estuviera de vacaciones por el Nordeste.

totalmente distraída dejando caer tus libros y cuadernos al piso, yo tuve ganas de

Cuando llegó a casa, el muchachito se puso a escribir otra carta a su abuelo.

ser tu amigo. Cuando te ayudé a levantar y vi tu sonrisa y esos hoyuelos que tienes

Precisaba contarle la novedad y también tenía que revelarle cuál era el último

en la cara, pensé que tenía delante una muchachita muy especial – reveló el Niño.

paso de la Metodología DSOP.

– ¿Qué quieres decir con todo eso? – preguntó Victoria.

Eran tantas cosas, que el Niño del Dinero escribió dos páginas enteras.

– ¡Ah, no sé! Desde que Gastón empezó con ese tema de autonomía amorosa,

Cuando terminó, puso los dos papeles dentro de un sobre junto con una foto de Victoria. La carta decía:

yo ando pensando – dijo el Niño. – ¿Cómo es eso? ¿Autonomía amorosa? – ¡preguntó Victoria dando carcajadas! – ¡Es verdad! ¿Parece gracioso, no te parece? Nosotros aprendimos en la clase del profesor Reymoney sobre los tres tipos de autonomía: la individual, la ciudadana y la financiera.

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Querido Abuelito, ¡Hoy sucedió algo increíble! La niña más especial e inteligente de la escuela aceptó ser mi novia. Ella se llama Victoria. Somos amigos desde hace mucho tiempo y siempre me gustó. Creo que me estoy volviendo un adulto, ¡pues ya tengo autonomía financiera, ciudadana, individual y amorosa! ¡Risas! Bueno, ¡falta poco para terminar las enseñanzas sobre la Metodología DSOP y también falta poco para que yo llegue ahí! Entonces, ¡empecemos! ¡El cuarto paso de la Metodología DSOP es Ahorrar! Ahorrar significa guardar. ¡Cuánto más dinero uno consigue ahorrar, antes podemos realizar nuestros sueños! Cuando era pequeño, yo guardaba mi dinero en una alcancía con forma de cerdito. En aquella época no sabía, pero ya estaba practicando el acto de ahorrar. Quien me enseñó eso fue mi madre. Hoy día, tengo una caja de ahorro que mis padres me ayudaron a abrir.

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Entonces, siempre que deposito dinero en mi caja de ahorro, voy acumulando intereses. Interés es medio extraño: cada vez que deposito un poco de dinero en mi caja de ahorro, el banco va allí y coloca un poco más de dinero para ayudarme. Un día de estos, el profesor Reymoney me dijo que existen otros tipos de aplicaciones que rinden más intereses que la caja de ahorro. Él prometió que en el próximo semestre me va a explicar mejor y que voy a poder hacer eso también. Si te parece interesante, habla con el gerente de tu banco, porque él va a poder explicarte sobre esas otras aplicaciones. Después que uno empieza a ahorrar, parece un vicio, queremos guardar cada vez más dinero. Bueno, no es en vano que tengo el sobrenombre que tengo, ¿no te parece? Besos, ND.

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Prepararse para despegar El mes de julio finalmente había llegado. Victoria y Carolina aprovecharían el tiempo libre para dedicarse con más fuerza a los instrumentos musicales que estaban aprendiendo. Gastón había decidido salir de la escuela de música para dedicarse al Yudo, deporte que siempre fue su pasión. Por otro lado, el Niño del Dinero estaba preparando la valija, con la ayuda de su madre, para embarcar en unas horas. Su destino, como sabemos, era la ciudad de Recife, donde su abuelo y su abuela lo aguardaban con mucha ansiedad. Una parte del corazón del Niño deseaba mucho ir, pero la otra mitad sentía cierta tristeza al pensar que él estaría treinta días lejos de la dulce Victoria. – ¡Hijo mío, el tiempo va a pasar rápido! Te vas a divertir tanto que ni siquiera vas a notarlo y, cuando menos lo esperes, ya habrás vuelto – argumentó doña Previsión. – Caramba, mamá, Victoria dijo que me va a esperar, pero, ¿y si ella conoce a otro muchacho que la haga olvidarse de mí? – refunfuñó el Niño. – Victoria no va a hacer eso, puedes creerme. Todas las historias de amor tienen un período de prueba en el medio del camino – dijo la madre.

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– ¿Cómo es eso? ¿Qué prueba? – quiso saber el Niño. – ¡Es una etapa donde el amor es puesto a prueba! Como en un test, para ver si realmente es de verdad – aclaró la madre. – Pensando de esa manera se hace más fácil entender – respondió el Niño. – ¡Pues entonces piensa así! Escucha los consejos de tu sabia madre, pues ya viví un poco más que ustedes dos – comentó doña Previsión sonriendo. – ¡Realmente, madre! ¡Tú siempre me das buenos consejos! Recuerdo cuando era bien chiquito y tú me regalaste mi primera alcancía. Desde entonces, tantas cosas pasaron. Como el profesor Reymoney nos enseñó, tú eres más joven hace más tiempo que yo. ¡Y yo soy joven hace menos tiempo que tú! – dijo el Niño. – Es verdad, hijo mío. Te enseñé a juntar moneditas para realizar sueños y hoy estás aquí, delante de mí, crecido, cerrando la valija para hacer un viaje solo, dejando en la ciudad una novia, buenos y fieles amigos y padres que te aman mucho. Disfruta mucho la aventura en Recife, pero vuelve rápido porque estaremos todos extrañándote un montón, incluso Victoria – concluyó doña Previsión con los ojos llenos de lágrimas de emoción. Algunas horas después, en el aeropuerto, el Niño del Dinero estaba listo para entrar en la sala de embarque cuando oyó una voz que lo llamaba. Miró atrás y vio a Victoria. Ella corrió hacia él y le dio un largo abrazo. Después, abrió una cajita que tenía en las manos y sacó de ella una cadenita. La colgó en el cuello del novio y, dándole un beso, dijo que aquella medallita era un pedacito de ella que estaría siempre con él. Después de las despedidas, el Niño subió al avión y, ya sentado, oyó la voz de la azafata: – ¡Atención, señores pasajeros y tripulación: prepararse para despegar! Él se abrochó el cinturón de seguridad, apretó contra su pecho la cadenita que Victoria le había dado, miró hacia el cielo y le agradeció a Dios por tener una vida tan afortunada.

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Autor

Reinaldo Domingos

www.reinaldodomingos.com.br Reinaldo Domingos nació en Casa Branca, interior de San Pablo. Hijo de padre ferroviario y madre autónoma, a los 12 años realizó el primero de sus muchos sueños: comprar una bicicleta. La estrategia adoptada en la época, de elegir de forma intuitiva ahorrar un poquito cada mes de lo que ganaba como ayudante de vendedor ambulante, para realizar su deseo , se convirtió en la base de aquello que vendría a ser la Metodología DSOP, una manera sencilla y eficaz de manejarse con el dinero, cambiando hábitos y realizando sueños. Adaptación Infantil

Simone Paulino

www.simonepaulino.com.br Simone Paulino nació en la periferia de San Pablo. Hija de padre y madre analfabetos, desde muy pequeña notó el poder trasformador de la lectura y de la escritura, dedicándose de cuerpo y alma a los estudios y a los pocos libros que le llegaban a sus manos. Después de transformarse en una apasionada lectora, construyó toda su vida alrededor de los libros, convirtiéndose primero en periodista, después escritora y, más recientemente, Maestra en Teoría Literaria y Literatura Comparada por la Universidad de São Paulo (USP). Ilustración

Ariel Fajtlowicz www.arifaj.com

Ariel Fajtlowicz nació en San Pablo. Apasionado por los dibujos desde la infancia, estudió en Quanta Academia de Artes y en Central San Martin School of Arts, en Londres, donde vivió y trabajó en la agencia Vivid Image. Actuó como diseñador gráfico y director de arte en varias agencias de publicidad de San Pablo. Acabó entregándose por completo al universo de las ilustraciones a partir del 2009, cuando empezó a trabajar de forma independiente en su propio estudio.



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