Dzl #12

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N Ú M E R O REVISTA MARGINAL

F I N A

/ OCTUBRE 2017 / # 12

Uruguay / Argentina / Colombia / Venezuela / México



EQUIPO:

No sabe / No contesta

EDICIÓN:

Fabiana Lapalma Batko Gloom Amanda Rojo Gastón Morán Mosquera

DIFUSIÓN:

Leonor Courtoisie Andrea Correa Prates Arturo Restuccia

CORRECCIÓN:

Marcela Castro Fabiana Lapalma Arturo Restuccia Isis Reyes Matías

DISEÑO:

Lucía Melgarejo Frediani

ADMINISTRACIÓN DE GRUPO DZL: Amanda Rojo Juan Manuel Sánchez

CANAL DE YOUTUBE: Amanda Rojo

SITIO WEB Y MANTENIMIENTO: Lucía Melgarejo Frediani

COLABORAN EN ESTE NÚMERO: Javier Lópex, Marcela Castro, Juan Manuel Sánchez, Caudia Álvarez Pittamiglio, Marié Uría, Isis Reyes Matías, Lily Gar, Holando Pelogrosso, Tamara Selene Echartea, Israel Grajeda, Lilian Hayden, Luis Maya, Arturo Restuccia, Isis Filgueiras, Oscar Dollanarte, Leonardo Martínez Mato, Emiliano Martínez, Fabiana Lapalma, Lucía Melgarejo Frediani.

©2017 DZL Revista Digital Montevideo, Uruguay.


C ONTENIDO Javier Lópex Fotos

Textos 2 Este silencio espeso que nos separa (12), El sol de invierno no entra en los jardines libres (15), En la penúltima te espero (16), Cuerpo de pez (17).

Marcela Castro

Textos 8 Con su mismo estilo (18), El paraíso es opcional (19), Hasta que la muerte nos separe (20).

Juan Manuel Sánchez

Música 1 Endless Forms Most Beautiful. Un génesis para la ciencia.

6 1

1

2

Claudia Álvarez Pittamiglio Plástica 5

2

Marié Uría

Selección de poemas 9

Isis Reyes Matías

Textos 3 Mercurio.

Lily Gar

Fotografía 6

Holando Pelogrosso Textos

2

3

3

4


Israel Grajeda

Textos 2 Pétalos de luna.

Lilian Hayden

Fotografías 4

Luis Maya

Textos 3 Bendito café (63), Remedio Polaroid (64).

Arturo Restuccia

Textos 5 La caja (65), Humanidad (67).

Isis Filgueiras

Fotografía 8

Oscar Dollanarte

Fotografías 2

Leonardo Martínez

Textos 1 9 de setiembre (81), La beba de Rosemary (84), Bauhaus -Leonardo Martínez y Jan Dark- (92).

Emiliano Martínez Dibujo 4

Fabiana Lapalma

Textos 9 Acordes.

Lucía Melgarejo Frediani

5

5

6

6

6

7

8

9

9


El don de fluir


J AVIER L ÓPEX


Habitaciรณn con vistas


Pandilla



Pasaba por allĂ­


Este silencio espeso que nos separa…m

Con Todo Con las zapatillas viejas el olor de los armarios los mantras de las iglesias el vacío. El estruendo de los voladores las fiestas de mis barrios la mano de mi padre el salitre pegado al cuerpo. El reggae, Bob Marley y mi adolescencia las siete estrellas las cuestas de La Isleta ida y vuelta a Las Canteras. El caballo del Guernica las pelis del Oeste los sábados por la tarde el nogal de La Longuera. Las resacas, los insomnios el niño asustado a las puertas del cole los segundos que separan la roca y el mar Bakunin, Marx y otros desencuentros. Los encuadres que busco los que encuentro los que me asaltan Benedetti.


J AVIER L ÓPEX Este silencio espeso que nos separa… La arena entre los dedos los pies de barro los desamores y otras páginas amarillentas las escaleras de colores. García Márquez mi soledad, que no es tanta pero reconforta los futuros inciertos. Los portazos que di los que reprimí. La playa una cualquiera La bruma lagunera. Los sueños las incredulidades los trucos para seguir. Saulo Torón y el otro Alonso Quesada la oda al cuerpo de Rivero mi gastritis y mi colesterol. La curiosidad, toda Las inseguridades, muchas Las arrogancias, pocas. Los mitos de los Hernández los de los López también.


En la penúltima te espero. Los abrazos que no me dieron Los semáforos que me salté. Cortázar, Borges, Kundera las clases de las que me fugué las gradas de la cancha de mi viejo instituto Todo lo que me queda por leer. Los partidos que perdí los que no jugué los besos que inventé las músicas que no bailé las que olvidé. Todo lo que me sé y el que me desconozco. Aquí estoy con todo contigo.


J AVIER L ÓPEX El sol de invierno no entra en los jardines libres El sol de invierno apenas se cuela por el jardín abandonado abandonado o no tanto Así somos Aquí las plantas nos enredamos a nuestro antojo y no cedemos el paso a humanos ni otras formas de arrogancia. Pasen o no pasen no dibujamos caminos con ridículas piedras de colores. Los niños no nos trepan no se columpian en nosotras Están al otro lado del cristal de puertas y ventanas Al otro lado del cristal de las pantallas Los enamorados no lloran sus desencuentros arrancándonos pétalos Menos mal. Ahogan la indiferencia en alcohol y otras drogas Como mucho, potan su desconcierto sobre nuestras raíces O dan esquinazo al deseo insatisfecho entre otras piernas en otros flujos Los jardines libres escondemos tesoros mohosos libros que nadie leyó juguetes oxidados colillas inconfesables repetimos onomatopeyas que nadie quiso entender. Fabricamos noches oscuras y ventosas a plena luz del día Y disfrutamos atrapando a intrusos hacemos que se pierdan que jamás encuentren la salida y acaben desvaneciéndose confusos composterizados a ras de nuestro fango.


En la penúltima te espero. Te esperaré en el penúltimo infierno bajaremos juntos los últimos escalones Antes de ser pasto del fuego reviviremos aquellas tardes alcohólicas e incrédulas de domingos invernales combatiendo la humedad con la timidez de un sol brumoso hasta acabar intercambiando piernas bajo sábanas descoloridas. Me miraré en tu espejo y no reconoceré a este niño viejo Refrescaremos los pocos recuerdos que no hayamos vendido Esos momentos en que vencimos la rutina cuando no fuimos lo que se esperaba de nosotros las pocas ocasiones en las que encontramos la rendija y nos atrevimos Todo lo demás, tiempo perdido. Los pasos que nos dictaron nunca fueron nuestros. No se trataba de dejar huellas tampoco de abrir caminos Tremenda osadía Solo era cuestión de ser o dejarse arrastrar Maldito dilema. En la penúltima, te espero.

La culpa fue del calendario


J AVIER L ÓPEX Cuerpo de pez Vuelvo al agua y la sal a la ingravidez de la marea en el atardecer de un nuevo verano. La espiral me devuelve al niño de cuerpo de pez que juega a incorporarse al empuje de la ola Me trae la ilusión de la orilla el revolcón fresco de la espuma rota. Vuelvo al agua y la sal a la ingravidez del verano a dejarme mecer flotando entre las calmas al cosquilleo de la arena bajo los pies al brillo de las piedras mojadas. Vuelvo al salitre al silencio del rompiente a la cabeza sin palabras. Vuelvo al agua y la sal Aunque ésta sea otra tarde de cualquier otro verano.

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M ARCELA C ASTRO Con su mismo estilo.

Mechita Cash nació una tarde de verano en un lujoso sanatorio de su ciudad. Al entrar había una mini sala con muchísimos regalos, flores, sillones y un gran espejo. Después se accedía a otra sala con todas las comodidades de un servicio VIP, donde estaba su madre recibiendo a las visitas que iban a conocer a la niña. Sus padres la recibieron con mucha expectativa. Su mamá era una chica con dinero a la que no le interesó extender sus estudios, igual el dinero lo compra todo. Su padre, un joven trabajador, con un oficio, de familia de clase media, tirando a baja, de las que son mucho ruido y pocas nueces. Cuando se casó con la madre de la niña el joven adquirió grandes ínfulas. Volviendo a Mechita, así le decían por llamarse Mercedes, en las familias de alta alcurnia se solían utilizar esos sobrenombres para hacer la diferencia. Cuando nació era una bebita como todas, para nosotros todos los bebés son hermosos y buenos, con el tiempo van formando su carácter y adquieren muchos hábitos familiares. Su mamá no trabajó afuera, pudo dedicarle su tiempo cuando la niña más lo necesitaba. Vivían en una casa privilegiada en un barrio privado, la seguridad de Mechi y sus amistades eran lo que más importaba a aquella familia. Cuando cumplió dos años ya se veía que era una niña muy inteligente, estaba comenzando a hablar y recuerdo que tuvo una fiesta digna de su estatus, donde asistieron muchos niños y muchas personas mayores. Después que jugaron en el pelotero, escucharon el show contratado y cortaron la torta pasaron a ver los regalos, como es de costumbre en su país. Para sorpresa de todos, la niña parecía una superdotada, seguramente aprendió mucho por la gran cercanía con su madre quien le dedicaba todo el tiempo del mundo y cuando empezaron a abrir las bolsas, el gran juego que se le ocurrió a su mamá era que su hija mostrara a los presentes lo que tanto trabajo le costó enseñarle. La niña sabía todos y cada uno de los logos y marcas de las tiendas que estaban impresos en las bolsas. Cada vez que


acertaba alguno todos aplaudían y la niña sonreía satisfecha. Los padres felices de estar criándola con su mismo estilo.

El paraíso es opcional Ellos cansados del paraíso decidieron cada uno tomar un rumbo diferente. Mientras a ella se la condenaba por haber sido desobediente y querer hacer uso de su libre albedrío, él sentía que era señalado por pensar que la mujer lo llevó por mal camino, sin pensar que fue una decisión que ambos tomaron a sabiendas de las consecuencias. Se cansaron de ser los únicos, querían probar el futuro en otros lugares, lejos de su zona de confort. Notaron que en aquel lugar no eran queridos de esa forma, la idea era mantenerlos inocentes. Todos creyeron en un ángel malo que se volvió bueno y en serpientes que influencian en las decisiones de las personas. ¿No se les ocurrió pensar en su plan de independencia? Ella quería conocer a otras personas y él también. Nunca creyeron en ser los únicos ni en estar destinados el uno al otro, ya que entre ellos no existía la menor química y luego de probar el fruto del conocimiento tuvieron la certeza. Desde ese día no se supo su paradero, solo que vivieron felices independiente uno del otro viviendo la vida que en realidad buscaban desde que tuvieron uso de razón.


M ARCELA C ASTRO Hasta que la muerte nos separe.

Ahí viene, la presiento, su perfume es inconfundible. ¿Estaré bien para cuándo llegue? ¿Dónde esperarla? ¿En la sala? ¿En el dormitorio? No importa. ¿Qué más da? Los momentos más felices los he vivido con ella. Recuerdo el primer regalo que me hizo en el primer año que estuvimos juntos. Sus caricias son irresistibles por eso la amo tanto. Nuestros grandes paseos por la ciudad, nada más disfrutable. Me gusta despertarla por las mañanas con muchos besos. Podría decir que es mi gran amor, sí, lo afirmo, la querré hasta que la muerte nos separe, lo prometí cuando me rescató del refugio de animales. Tommy

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J UAN M ANUEL S ÁNCHEZ Endless Forms Most Beautiful. Un génesis para la ciencia. Nightwish es una de las bandas fundamentales para entender el viraje que hizo el metal a mediados de los 90. La voz y el carisma escénico de Tarja Turunen, unidos a las dramáticas composiciones de Tuomas Holopainen, formaron una combinación que los llevó a volverse una banda icónica dentro del género. Durante diez años no hicieron otra cosa que crecer a ojos del público y la crítica. En octubre de 2005, luego de dar un concierto, la banda anunció que Turunen ya no era parte de la agrupación. En 2012, tras un lustro en el que Anette Olzon se hizo cargo de la voz, Floor Jansen la remplazó, demostrando ser una heredera mucho más digna del legado de Nightwish. Endless Form Most Beautiful (2015), que podría traducirse aproximadamente como “interminables formas de la mayor belleza” parece un título un tanto pretensioso, sobre todo para Nightwish que recién parecen recobrarse de la salida de Tarja Turunen. Pero quienes tengan formación en ciencias naturales les sonará que esa expresión es de Charles Darwin, utilizada en su obra más trascendental El origen de las especies. Con semejante título, ya se presenta el concepto que unifica todo el disco, el proceso por el cual se fue creando el universo y la vida tal como los conocemos. Así, las interminables formas de la mayor belleza no son las que contiene el álbum, sino el tema del mismo, de la misma manera que “el mayor show de la Tierra” no es el que Nightwish tiene para ofrecer, sino la historia de la propia Tierra a través de los eones. Desde el momento en que comienza el primer tema, Shudder before the beauty, queda claro que Nightwish está en plena forma y que la voz de Jansen tiene una potencia con la que Olzon ni siquiera se atrevía a soñar. Después de Weak Fantasy, otro potente ejemplo del metal que pueden ofrecer los fineses, suena Élan, una balada con aires folklóricos y donde se demuestra los diferentes registros que maneja la banda.


M ARCELA C ASTRO Hasta que la muerte nos separe. También dentro de la balada se encuentra Our decades in the sun, aunque su sonoridad la acerca más a la canción de una posible película. Holopainen ha reconocido que las bandas sonoras cinematográficas son una de sus principales influencias a la hora de componer. La introducción de esta canción sugiere una danza de hadas, o quizás de átomos, conformando moléculas que luego darán lugar a la química orgánica. Hay que tener en cuenta, que pese a lo poético que puede sonar el título nuestras décadas en el sol, se hace referencia a que el hidrógeno es el único elemento que se formó espontáneamente. El resto de ellos, incluidos el carbono y el oxígeno, se cocinaron en los procesos de fusión nuclear de las estrellas. Por lo tanto, la materia que nos conforma, fue parte de una estrella hace miles de millones de años. My walden, celebra una conexión panteísta con esta realidad, aún desde el lugar de quien tiene una idea general de los procesos científicos que están detrás del mundo y la vida. Probaré la manna en cada árbol/ miel líquida y vino desde las colinas distantes/ un concierto de maderas verdes por la mañana/ saluda a mi guardian en su voz eterna. La idea de esta conexión se continúa en el tema que le da título al disco Somos una manchita especial de polvo/ un fugaz momento en un arca/ una celebración un refugio de descanso para la vida// Acuéstate en el campo verde con madre Eva/ con padre pino alcanzando las alturas/ mírate a ti mismo a los ojos/ el encuentro se va dando poco. También se da cuenta de otra verdad científica, si bien la historia de la vida en la Tierra parece eterna en términos de una vida humana, es apenas un par de horas dentro de la fugaz historia del universo.


J UAN M ANUEL S ÁNCHEZ Endless Forms Most Beautiful. Un génesis para la ciencia. Alpengow me recuerda un poco a las Cosmicómicas de Ítalo Calvino, en el que se planteaba la existencia de un ser testigo de todas las cosas que han ocurrido en el Universo y la Tierra e iba contando como se dieron diversos procesos. Estuvimos aquí/ vagando en la interminable pradera/ escribiendo una historia sin fin/ construyendo una guardián para nosotros mismos/estuvimos aquí. The eyes of Sharbat Gula, Los ojos de Sharbat Gula, es el único track enteramente instrumental. Sharbat Gula es el nombre de la muchacha afgana que fue portada de Nathional Geographic en 1985. La reflexión que parece haber detrás de este título, es que aún en un universo sin dios y donde la vida puede haber sido más un improbable accidente que un destino manifiesto, la belleza más conmovedora y sublime (como los ojos de Sharbat) ocurre y somos capaz de reconocerla. The greatest show on earth, es la pista más larga del disco, con 24 minutos de duración, en la que se intercalan partes recitadas con cantadas y donde se reiteran temas musicales de canciones anteriores, a manera de cierre y unidad conceptual. Luego de dormir durante cientos de millos de siglos/ finalmente hemos abierto nuestros ojos en un planeta suntuoso lleno de color, conectado con vida/ en décadas cerraremos nuestros ojos nuevamente/ ¿No es una noble e ilustrosa forma de pasar nuestro breve tiempo en el sol/ entendiendo el universo y como es llegamos a despertar en el él? /(…)/ Vamos a morir y eso nos hacemos los afortunados/ la mayoría de las personas no morirán porque jamás nacerán/ las personas potenciales que podrían estar en mi lugar/ pero que en los hechos no verán la luz del día sobrepasa los granos de arena del Sahara/ Dentro de aquellos fantasmas no nacidos hay mejores poetas que Keats, científicos más brillantes que Newton/ sabemos esto por las combinaciones posibles permitidas por nuestro ADN/ que


Hasta que la muerte nos separe. alevosamente exceden la cantidad de personas vivas/ dentro del absurdo de posibilidades somos tú y yo, en nuestra normalidad, los que estamos aquí/ nosotros los pocos privilegiados en la lotería del nacer en contra de todas las posibilidades/ ¿Cómo nos atrevemos de quejarnos de tener que regresar a nuestro inevitable estado anterior/ de la que la mayoría ni siquiera ha salido? Como reflexión final, creo que Endless form of most beautiful es un manifiesto político, quizás no en el sentido en el que la tradición latinoamericana nos tiene acostumbrados. Pero que en tiempos de creciente fanatismo religioso, de políticos que toman importantes decisiones basados únicamente en sus prejuicios y absurdas creencias, que Nightwish haya tenido el coraje de hacer un disco cantándole a la ciencia y a la fragilidad de la vida en la Tierra, es una declaración política en sí misma. https://www.youtube.com/watch?v=5diJsEdLS_8&list=PLhwqn4T7R1 SYfFhrTzte_eU

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C LAUDIA Á LVAREZ P ITTAMIGLIO “¿Nos conocemos?” Sanguina sobre papel caballito 49,6 x 34, 7 cm. 2017



“Cuerpo de mujer” Tinta resistente 34,5 x 24,7 cm. 2017


“Hijo” Tinta china y témpera blanca sobre papel caballito 34,5 x 12 cm. 2017


M ARIÉ U RÍA Selección de poemas. 1.

Un niño maltrata sus juguetes (Son viejos están sucios se los tiraron como migas masticadas a las palomas se los escupieron están muy usados) Los patea y esa patada es el gesto que aprendió de sus mayores Lo patean todo el tiempo en el transformer sin brazo en el hueco de la rueda que nunca tuvo ese camión en la cabeza pelada de la muñeca en la gota de lluvia que sigue mojando el colchón en cada aguacero en el resfrío no mimado en los piojos en la falta de baño en los deberes que nunca hace en vino suelto al que huele el rancho en las pipas que ha visto (desde siempre) en cada detalle está la herida. (no la cicatriz, porque siempre está abierta, no hay tiempo de cura dentro de ese tipo de pobreza) En el gesto cerrado de los ojos que dejaron de buscar está el depósito donde se guardan filos para ponerle a la rabia cuando llegue el tiempo de estrenar violencia propia. Llegada la hora estará listo el epitafio para la gota lluvia que empapó el colchón


M ARIÉ U RÍA Selección de poemas.

para la caricia no recibida para la fiebre curada por cansancio y sin remedios. Cuando se es un pequeño abrazando cloacas puede que al crecer, sólo produzcas gritos (cada vez que mates por una moneda). Pero no todo está perdido (la esperanza es necesaria)

2. es una pena como nos repetimos... como ajos irreversibles de sabor y tenor pendiendo del aderezo que enmascare la sapidez hasta volver a repetirnos


M ARIÉ U RÍA Selección de poemas.

3. Antes que el gallo acabe con todos los silencios la calle es la navaja del semáforo que te guiña. Ahí nomas los balazos hacen sangrar la helada -ese pozo sin fin donde pasa el tiempo trepanando heridas. Los escombros de esas sombras viajan a la cara visible de la luna - no sin hundirse primero en un charco de lodo

4. la vida es luz guillotinando nieblas no una alfombra de palomas en la calle, aplastadas por el irrespetuoso trajín de nuestras ruedas es el portón envejeciendo en cada foto, acariciando la fragilidad de todos los desencuentros es la angustia de cualquier calendario una muñeca de trapo pariendo tormentas un pesebre saqueado de soledades atravesando el tiempo y un delirio de jardines iluminando el corazón hasta en las mañanas más grises.


M ARIÉ U RÍA Selección de poemas.

5. Tengo una estaca hereje atravesando cada párpado Una vigila sin filtro arropada por el humo Una verdad a medias a la puerta del cielo y una media mentira completa empujando hacia el infierno Un montón de tambores atronando la conciencia Y un silencio de tumba entre las cuerdas

6.

la luna como lunar guiñando camuflada tras las nubes de todos los cielos nocturnos en cualquier lugar silenciando unánime el llanto de todos los arrepentimientos que llegarán a ser (y los que no) perforando algún monólogo de ombligo de naranjos disolviéndose en cada metáfora día a día mirando triste el eco cuando se rompe... como también triste ve arder la hoguera de niebla en cada esquina

§


I SIS R EYES M ATÍAS Mercurio.

Se movía al ritmo de la música, su cuerpo parecía dar elegantes y potentes espasmos, cada centímetro de su cuerpo se movía. Todos la miraban, extasiados por tan bella danza. Ella sólo dirigía miradas y sonrisas provocadoras a los hombres, que trataban de acercarse, pero ella los rechazaba con otra mirada. La música llegó a un ritmo más rápido y su cuerpo parecía un trigo azotado por el viento. Su piel blanca era iluminada por las luces multicolores del antro, su corto vestido mostraba sus hermosas piernas, su cabello ondulaba alrededor de su cara, cubriéndola de vez en cuando. Ella sabía que todos la miraban, ella sabía que pronto habría alguien. Disimuladamente fijaba su mirada en algún chico, pero nadie parecía tener algo especial, sus esencias eran desagradables, hasta que por fin lo encontró. Mirándola fijamente, un chico, de no más de 20 años, con la boca abierta, ella le dirigió una sonrisa y el abrió aún más los ojos. La música seguía sonando, y ella sabía que era hora de empezar la cacería. Se acercó bailando a él, todos le abrían el paso a su camino, estiró sus brazos y movió sus dedos, incitándolo, el accedió y se quedó parado en medio de la pista, con los ojos puestos en ella, que empezó a moverse provocativamente rozándolo de vez en cuando. Todos los miraban, ella lo sabía, sabía que todos podemos mirar, pero no todos saben observar. Ella abrió el alma, y con ese tercer ojo miró de nuevo a su presa. Un chico tímido, sin aires de popularidad. La música llegaba al fin, sabía que era la hora, sabía que tenía que actuar. Miro al DJ y con una mirada, tan fugaz como potente, le dijo que siguiera con las canciones, ella no se cansaría de bailar, ella no sabía que era el cansancio, no desde hace mucho.


Mercurio.

El chico sólo la miraba, no se movía, a él no lo ignoraban, pero no era la atención. Pero ella lo miraba, le sonreía, se acercaba a él y al rozarle apenas con un dedo en el rostro, y después de que él se estremeciera ella regresaba a su lugar. La siguiente canción empezó, lenta, con una voz sonora, ella movía la boca, pero no era la letra, ni una oración, ella estaba cazando, agradecía la comida del día. Miró a todos, la seguían mirando, pero ella sabía que nadie haría algo fuera de lo previsto. Mientras todos la miraban, lentamente se acercó al chico, pero se pasó de largo, no sin antes decirle con la mirada que la siguiera. La música del antro había quedado guardada en la mente del chico, no dejaba de sonar, así lo quería ella, sabía que cazar sin música no era nada. Siendo vista por todos y seguida por nadie, ella salió aun bailando del antro, miró hacia atrás para cerciorarse que el chico venía detrás. Cuando lo vio, le sonrió y continuó su camino. Él, por su parte, estaba anonadado, no hablaba, no miraba hacia otro lado, sólo a ella, sólo respiraba su aroma de rosas, sólo pensaba en ella y en la música. Ella paró de repente en una calle oscura y solitaria, giró medio cuerpo hacía él, sonrió de nuevo y movió su dedo índice, que él obedeció sin decir palabra. Sus piernas bailaban hasta para caminar, ambas piernas se conocían una a la otra y se movían con gracia y elegancia, una detrás de la otra. En un momento dejaron de moverse, quedaron inertes, como dos troncos albinos. Giraron hacía el chico y ella volvió a sonreír.


I SIS R EYES M ATÍAS Mercurio. Se acercó a él y depositó un beso en sus labios, él pensó que de la boca de ella salía miel, era tan dulce, tan tibia que le parecía un sueño, de esos que pocos tienen y a veces se olvidan. Ella desabrochó la camisa del anonadado chico, besó su pecho, su ombligo y empezó a desabrochar su cinturón, pero su intención no era la del sexo, sino alimentarse. Ella se dejó ser besada y profanada por las manos del joven, era algo común de sus alimentos, ella aprovechaba para agradecer al Dios Parásito la comida de ese día, al terminar él de lo que pensó era la provocación, ella le dio un beso largo, muy largo. Él pensó que se ahogaría, pues la lengua de ella se movía hasta su garganta, pero aguantó, y aguantaría todo con tal de poseerla. En todo el acto ninguno de los dos dijo palabra alguna, sólo usaban la boca para besar. Después de mucho rato de besarlo se separó de él y le sonrió. Él le correspondió, y ella le dio un “Gracias”. Él, por su parte, pensó que aún faltaba mucho como para despedirse, así que se bajó los pantalones y la miró incitándola a continuar, pero ella seguía sonriendo, no dejaba de sonreír, y siguió sonriendo mientas al joven le salía mercurio por los lagrimales y las fosas nasales, su color pasó de blanco a rojo en unos segundos y cayó muerto en unos pocos instantes. Ella se agachó, le dio las gracias de nuevo y empezó a comer, empezando por la lengua. Aún ella caza en las noches, nadie imaginaría que su sangre y saliva son mercurio.

§


L ILY G AR N ATURA




ยง


H OLANDO P ELOGROSSO Motivos. Camino más seguro no hay sino hacia la desesperación de la tumba quitamos el sutil grano de arena que con el trabajo movemos, pacientemente el sepulcro por excavaciones esculpido cómodo va quedando, bandera de súplica el despojo que cansado, en busca del sueño eterno cabecea un día devolveremos lo que desde la aurora se nos reclama. Levanta el polvo un tibio soplido (que somos nosotros) y en el cielo se esconde después. Se alza la mugrienta nube, (que también somos nosotros) arengada por el anónimo soplido antes dicho, mas la sutil tierra debe a la tierra pronto volver. Es prestado este disfraz que la silueta deforma,


H OLANDO Motivos. somos hasta donde lo permitimos, somos nuestro escondite, tesoro de lo alto somos, bajo raíces escondidos estamos, Somos la mentira que la muerte corrige, la ficción que la mente busca. Máscaras nos devuelven los espejos, y bajo un manto a la moda el corazón ocultamos.

Complacencia. I no haber sido el hecho y no haber sido uno es un luto que lamenta lo perdido en lo no encontrado y reprende a lo obtenido el haberle a él tocado.

PELOGROSSO


Complacencia. II nada es el mundo tras lo que pueden ofrecer imaginación y deseo cuando se apoyan mutuamente, y sin embargo nada de eso ni ha existido ni es tampoco ¿qué queda en pie si lo que sí se tiene nada vale y lo que no se tiene nada es?

III teniendo buen gusto cualquier desagrado se multiplica ¿por qué repudiar al mundo? ¿qué no se daría por cambiarlo? Una voluntad insatisfecha corre al refugio mental donde se reparan y corrigen los baches estéticos del relato. ISIS REYES MATÍAS


H OLANDO P ELOGROSSO Nadie quiere la libertad.

Nadie quiere la libertad realmente, se engañan quienes la pintan en pancartas y la alzan en hombros de un grito o la enmarcan en el reclamo y la protesta y la suplican como un derecho o la buscan creyendo escaparse en el rincón más agudo de la jaula o en carreteras soleadas. Nadie quiere la libertad realmente, no mientan. La libertad está llena de muerte, de silencio y soledad, de límites borrados, de olvido con demora, de palabras que tintinean huecas, llena de calma donde la calma desaparece, y el aliento se evapora y la piel se desgarra. Nadie quiere la puta libertad realmente, y no la conoce quien la reclama, es pedir la muerte y la muerte allí no nos alcanza. La voluntad se expande tanto, sin orilla, sin ancla, que las tablas desobedecen a los clavos, la carne abandona su choza hecha de pellejo, y la nube se estira por el cielo hasta que la suma de su esencia es básicamente ausencia.


Complacencia. Nadie debe querer la libertad realmente porque yo la conozco y allí no se encuentra nada mas que el saber que se ha perdido todo. Prefiero la cadena de amor que queriendo nos mata y nos quiere por no matar. Prefiero el cuento narcótico A donde van los valientes y los sinceros, que ven en la verdad la cárcel, en la indiferencia el mundo, y en la improvisación la vida. Prefiero la mochila hecha de montañas, acordarme que vivo si sufro, la amistad de las ideas la complicidad de los libros, y ver en los hechos el humo y en la gente las nubes. Si vivir enloquece, y nunca hay futuro, ¡que morir sea una injusticia, pues! ¿la Libertad?, no, no queremos la libertad. La Libertad que todos quieren solo es una jaula más grande que no vemos.


H OLANDO P ELOGROSSO No son como son. Las cosas no son como son sino como las vemos, no se parecen a sí mismas sino a la idea, y la idea a la imagen. El universo no se parece al universo, sino a lo que de él conocemos. Si no se ve, no está, ¿no? ¿No vieron las alas del tigre, la nariz del árbol, la melancolía del té?, ¿o las manos amarillas del puente, o el mundo al revés, no vieron? No, no vieron. Y los tigres sólo son tigres si se parecen a los tigres sin alas, y los árboles son árboles sólo si son como los árboles sin nariz, el té tiene dos de azúcar pero ninguna de melancolía.

Ver lo que se quiere es creer lo que se ve. Las cosas no son como son sino como las vemos pues un saco nunca es negro ante un ciego, y la cantante nunca desafina para el sordo. Ven los ojos lo que pueden, quieren ver lo que no es, nunca fué lo que no vieron, no se ve lo que hay que ver.

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T AMARA S ELENE E CHARTEA Hacia un nuevo mundo. Salió temprano de sus cursos. No deseaba regresar aún a casa , estaría sola ya que su tía trabajaba y sus primos también, por lo que decidió dar una vuelta por el parque para entretenerse. No tenía amigos, no tenía compañeros con quienes compartir sus gustos, o algún sentimiento que la inquietara, solo se tenía a ella misma, su música en el celular y sus libros. Solía desahogarse de ese modo, era como una forma de expresarse de forma silenciosa, como imaginarse las situaciones de los relatos bajo un árbol, bajo la fresca sombra de sus hojas a colocarse como compañera de los protagonistas. Después de todo, era como darle vida a algo que apreciaba. Niksa era así, una adolescente hermosa, que se opacaba por recriminarse a sí misma. Una futura mujer que traería consigo muchas alegrías al mundo. Decidió ir a una zona en el parque donde había numerosos "espejos", según ella. Resultaban ser pequeñas cascadas planas, apenas un arco formado de metal, donde el agua caía como si fuese una mampara traslúcida. Las gotas eran tan finas y apegadas que parecía ser un espejo de si misma, y le resultaba divertido pasar de aquí para allá sus finos dedos y empapar sus manos. Sin embargo, ella desconocía un gran secreto. Una fuerte ventisca removió los cabellos escarlatas de la muchacha, como el uniforme de su instituto también, antes de todo tornarse oscuro, exceptuando su cuerpo y aquellos arcos que ahora la rodeaban. Lo que era capaz de ver a través de ellos, resultaba ser diversos mundos que tanto no desconocía, pero creía que eran falsos. En los primeros divisaba bosques, llanuras, tundras, desiertos. . En otros guerras, todos le llamaban por ayuda. Pero uno de ellos era el elegido para ella, y lo sentía a sus espaldas. Parecía ser un pequeño escalofrío, junto con susurros incomprensibles de dulce voz.


H OLANDO P ELOGROSSO No son como son. Girando sobre sus talones, los ojos miel de ella apreciaron a una mujer que estaba junto a su pareja, parecían ser ambos guerreros celtas por las runas y las triquetas que llevaban marcadas en su pálida piel, en su hombro. -

Eres una bruja. Una bruja de nuestras tierras enviada a esta tierra a renacer. Aquí vivimos en eterna juventud, protegemos lo que amamos. Nunca estamos ajenos a lo que sucede en su mundo. Ven, mi pequeña Niksa, es hora de regresar a casa. – La mano de la mujer, quien era de cabellos platinados, atravesó aquella cascada de lluvia hacia la menor, a quien le sonreía de una forma pura, de amor verdadero, como si fuese en realidad alguien de su cercanía. El hombre era quien tenía los cabellos rojizos como los suyos, algo que la desconcertó. Había leído que los celtas solían ser rubios, o de cabellos plateados, pero era lo que menos le importaba. No tenía familia, a excepción de su tía, no recordaba nada de su niñez. Solo era tomar su mano y ver qué podía pasar. No parecía haber escapatoria de ese lugar. Así fue como Niksa tomó la mano de la mujer, tornándose todo en un fuerte esplendor celeste. Niksa despertó de un sueño, donde dormía en el regazo de su madre. No recordaba nada de su niñez por un trágico accidente al caer por treparse en un árbol. Su padre las había dejado solas por diferencias, por lo que parecía ser que su sueño resultó una cruda realidad.


T AMARA S ELENE E CHARTEA Lirio en la oscuridad. Lily era una niña como todas, divertida, bondadosa. Le gustaba salir con amigas, asistir a su colegio y clases privadas. Con tan solo nueve años de edad se destacaba en numerosas habilidades. Aplicada, educada, bondadosa, cada día de su vida a pesar de cierta monotonía, emanaba su resplandor. Justo ese día por la temprana tarde, asistió a sus clases de piano donde su profesor le permitió tocar lo primero que se le viniera al alma, quedando expectante en lejanía, viendo por la ventana. Estaba en un séptimo piso, una sala extensa y apenas amueblada, de color marfil, con amplios ventanales que brindaban una maravillosa vista de la ciudad. El cielo despejado y radiante comenzó a oscurecerse a la par de sus melodías, siendo un ritmo lento, tétrico, y monótono, el que se adueñó de la sala. Su profesor sonreía de forma sombría, alegre por la situación, hasta notar el gran diluvio azotar la ciudad. - Alto - resonó, provocando que los dedos de la niña se detuvieran, y su mirar perdido observara sus finos dedos sobre las teclas. El hombre no dijo nada, ni tampoco tuvo tiempo por ser el timbre del hogar que partió el gélido silencio de la sala. Era el padre de la castaña, viniendo por ella. Los ojos rojos del hombre, junto con aquel gruñido de molestia fueron por la niña, antes de volver a un estado más normal, y con ese mirar café. La niña se dejó llevar, alegre, normal, como si su clase hubiese sido la más alegre y vivaz del día, recayendo en los cálidos y protectores brazos de su progenitor. Ahora dormía plácidamente en el asiento trasero del auto, la penuria de la noche era evidente en cada calle que atravesaban. La tormenta era fuerte, el diluvio arremetía una y otra vez contra la coraza metálica, siendo el ruido sobrepasado por los truenos. El hombre, alto, joven, estaba de traje, con su maletín en asiento de copiloto, demostraba una clara evidencia de ser un ejecutivo empresarial. Emprendía trayecto a su acogedor hogar, cercanos a los límites de la ciudad. Estaba cansado por su trabajo incesante, tanto papeleo y chequeo sin distribuir de forma adecuada, que recaía en sus hombros como el hecho de tener que lidiar una muerte reciente.


H OLANDO P ELOGROSSO No son como son. Un trueno, un derrape, un rayo que partió el cielo a la mitad, los ojos cansados del hombre se perdían en la calidez del sueño, sin ser capaz de reaccionar ante lo que apareció a su frente. Un camión los chocó, dejando el auto en añicos, y a la niña exclamando un gran alarido de dolor que provocó el despertar, en medio de un llanto incesante. Su padre fue el primero en aparecer en su habitación, yendo a ver qué sucedía con su pequeña niña que le veía aterrorizada, a la par que imágenes de su sueño pasaban frente a sus ojos como si fuera el pasar de cada árbol que admiras por la ventana en cualquier transporte. - Tranquila, solo fue un mal sueño - la voz del hombre resonó en su habitación, logrando mermar el llanto. Le sonrió. Lily estaba en su hogar hace días por tener una fuerte fiebre que apenas la dejaba moverse, pero en ese momento se sentía enérgica, disponible para proseguir su vida diaria. Limpiando su rostro, simplemente correspondió la sonrisa del adulto, siendo éste quien tomó la iniciativa de alejarse de la niña, momentos después. -Tengo que ir a trabajar. No salgas de aquí, cualquier cosa que necesites, llama a la niñera, que está abajo. Tienes tu celular al lado. - asintió, como buena niña, y lo observó marcharse. Ahora estaba sola, en esas cuatro paredes oscuras, apenas iluminadas por su pequeña lámpara de pececitos artificiales. Ahora sólo podía ver el techo de color lila e intentar que el mundo de los sueños le envolviera cálidamente. Vivir en un sueño no es una forma de escapar de la realidad. Un grito despertó a la niña, provenía de las afueras de su cuarto. No entendía qué sucedía, ni la razón por la que su propio cuerpo ya se dejaba guiar por la curiosidad de salir a ver qué sucedía allá afuera. Su padre le había dicho que no saliese , que de necesitar algo simplemente llamase por celular a su cuidadora, pero estaba segura de que la cuidadora era quien necesitaba de su ayuda. Debía reunir valor, debía afrontar lo que fuese… Y abrió.


T AMARA S ELENE E CHARTEA Lirio en la oscuridad. No se encontró con nada, solo el pasillo extenso e iluminado por la luz del día atravesar las cortinas. El camisón rosado de la pequeña se removia con cada paso dado, cada paso latente que producía un pequeño ruido por sus pies descalzos, todo parecía ser más inmenso que antes , parecía estar suspendido en el aire. En la sala no había nadie, en el baño no había nadie, en la cocina no había nadie. . . No escuchaba ningún sonido provenir de afuera, no escuchaba el ladrido constante de aquel perrito pesado de la vecina siempre que alguien pasaba por la acera de las casas. - ¿Qué está sucediendo? - apenas pudo decir, deteniéndose frente a la puerta de entrada, reuniendo el valor para salir, para buscar respuestas. No era común un silencio sepulcral, no era normal el sentir tan fuerte de su corazón latiendo rápidamente, como ese sabor agrio en su boca. Ahora solo quedaba abrir la puerta y salir de la casa, realizando apenas un paso fuera. Los ojos de la niña se abrieron de par en par, su cuerpo se desplazó hacia una gran calle donde la niebla le rodeaba varios metros en lejanía. No veía su hogar, no veía más que aquella calle y la niebla a su frente, que poco a poco comenzó a desaparecer, a revelar qué había detrás de la misma. Primero vio a sus compañeros, luego a sus amigos. Todos sonreían de forma siniestra, inhumana; largos y finos dientes, ojos rojos. Luego sus profesores, luego sus vecinos, incluso sus doctores, personas que había visto hasta por caminar por la calle. No sabía a donde irse, no sabía cómo salir de ahí, ni para dónde moverse. Estaba rodeada por donde sea que observase. Dos últimas figuras, fue lo que pudo ver, las cuales se presentaron ante ella a pocos metros de su ubicación. Estaba estática, sin poder decir ni una sola palabra. ¿Qué les había sucedido? ¿Seguía siendo su padre? ¿Seguía siendo su profesor de piano?. -¿Aún no te das cuenta, Lilith? - fue la voz del pianista la que sonó, más ronca de lo normal, distorsionada, mientras evidenciaba también su dentadura fina, como si fuese la mandíbula de un tiburón.


T AMARA S ELENE E CHARTEA Lirio en la oscuridad. - Esto es por el daño que nos has hecho. . . ,-Pero no es todo, no, no no. . - ahora el profesor de la más joven había aparecido a sus espaldas, acariciando su cabellera castaña, que se oscurecía poco a poco a un profundo y sucio azabache - Permíteme demostrar tu verdadera naturaleza, demonio abismal. Las llamas quemaron el joven cuerpo de la pequeña, quien gritaba desesperada sin poder más que arrodillarse en el suelo, a su alrededor, solo oía la risa de todos, como todo se volvía negro, como perdía su humanidad. Aquella niña inocente, aquella alma que habitaba en ese cuerpo, había sido extraída. Ahora, el alma de la niña se perdió en las profundidades del averno por culpa de un poderoso demonio, deseoso de un nuevo recipiente, de un cuerpo joven , puro y casto. El cuerpo de un alma noble . . . Lilith dormía en la profundidad de su corazón, y el momento había llegado, después de todo, era la salvación para la dueña de ese cuerpo, quien ya estaba muerta por el accidente.

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I SRAEL G RAJEDA Petalos de Luna. Jamás te gustó la Luna, porque en palabras tuyas le faltaba color; a mí siempre me agradó por todo su esplendor. Nos conocimos, nos quisimos, hacia el altar nos dirigimos; y la Luna estaba ahí, siempre observándonos, siempre alumbrándonos, siempre ahogándonos; mi trabajo era un obstáculo pues me alejaba de tu lado pero siempre regresaba, siempre te abrazaba, a tu lado caminaba y muy seguido te besaba; con trampas hasta la cama te llevaba y con bromas sonrisas te robaba, y así la vida continuaba siempre con la Luna acompañada, siempre contigo, mi amada. Las violetas a ti te enamoraban y mis poemas sólo te gustaban, mi trabajo poco te importaba, pero fuere lo que fuere siempre me apoyabas; con sorpresas me despertabas y un olor a rosas siempre llevabas, en el jardín las sembrabas y con cariño las alimentabas, pero tu amor y tu cuerpo sólo a mí los entregabas; y con un telescopio siempre al cielo miraba, ser astrónomo me apasionaba, cuando encontraba una galaxia tu nombre le otorgaba; cuando se alinearon los planetas formulé una promesa: Mi amor por ti; lo conocería la galaxia entera. Comencé a trabajar en el compromiso y con besos seguí observándote y dormida seguí adorándote, caída la Luna yo seguía amándote, con todos tus olores, con todos tus sabores, con todas tus virtudes, con todo y tus errores; cada día a tu lado era un reto y cada sonrisa tuya; era un premio. Cambiaría la Luna para que te gustase, le daría color aunque muchos no lo aprobasen; me recordabas la promesa cada noche, como si a mi mente fuera a olvidársele, tantas veces te enojaste, que no la cumpliría me reclamaste; pero el tiempo llegaría, mis palabras hechos se harían; aunque el destino temprano nos separaría, y mi promesa ya jamás verías cumplida. La Luna en tu velorio triste se mostraba y de llorar estrellas no paraba; tu cuerpo ya en cenizas fue arrastrado por la brisa y en vez de llanto sólo había sonrisas.


I SRAEL G RAJEDA Lirio en la oscuridad. La herida que dejaste al partir no fue superficial. Así comenzó mi vida sin ti, sólo tu recuerdo me acompañaba al irme a dormir y despertaba sin tu sonrisa, que extrañaba al recordarla; pero la promesa tenía que realizarla y aunque no estuvieras yo la cumpliría, la galaxia entera que Te Amo se enteraría. Viajé a la Luna con las semillas del amor, y las sembré en forma de corazón; el clima era gélido; pero cálido el jardinero, y con mucho cuidado logré lo soñado, un corazón rojo, en la Luna palpitando; demostrando que te amo y que a mi palabra no he faltado. Sólo y en la luna rosas me la paso sembrando y tus fotografías besando. Cuanto te extraño. Todas las noches en la Luna se ve un corazón de rosas rojas, contrastando con la obscuridad de la noche, prueba en flores de un amor que la galaxia entera, por siempre envidió. Y que generación tras generación todo mundo conoció.

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L ILIAN H AYDEN











L UIS M AYA Bendito café.

Es una bendición que estemos aquí tomando café filosofando de bueyes perdidos /de vacas encontradas eso quiere decir que aún no hemos enloquecido como le ha pasado a muchos de nuestros amigos (Aclaración: no estoy hablando metafóricamente ni me estoy tomando una ingeniosa licencia poética hablo de manicomios de verdad y de amigos que se quejan de que no los vamos a visitar) Es una bendición que estemos aquí bostezando estirando los brazos despreocupadamente mientras en la esquina alguien hurga en la basura y nosotros aquí leyendo ”Una temporada en el infierno” bebiéndonos de a sorbos( lejos de narcotraficantes y culebrones cursis) este sabroso café colombiano Es una bendición que estemos aquí cenando escuchando a Jagger cantar Satisfaction una vez más miro la taza de café como queriendo ver un poco más allá pero igual que en un test de Rorschach en el fondo solo veo manchas sin sentido una lágrima cae en el café y solo me cabe decir gracias Gracias por tanta inmerecida bendición.


L UIS M AYA Remedio Polaroid.

ya me confronté con mis fantasmas (ellos huyeron espantados de mi) ya busqué flores en el desierto (pretendía ser una ofrenda para ti) quise entonar el canto del cisne (terminé cantando el blues del patito feo) en realidad yo solo quería tener una polaroid (o sea abrazar a la realidad tan fugaz) abrumado por mi torpeza sin fin me acuné en la cadencia de mi soledad (fue ahí cuando comencé a escribir poesía) dosis homeopática cada palabra escrita medicina cotidiana para sobrevivir cada día mi remedio Polaroid, acariciar el instante pasajero me rescata de ser quien soy.

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A RTURO R ESTUCCIA La caja. Ella llegó hace instantes. Con el pelo mojado por la lluvia, pantalón y remera ajustados a su cuerpo. Su llegada lo envolvió, es como un tesoro al que se está por abandonar. Mientras ella va y viene acomodando lo que trae en su bolso, espera el momento para decírselo. Se desviste cerca de él. Lo hace lentamente dejando sus mudas íntimas y húmedas encima del televisor. María apaga y pone música. Él se acerca y le toma de las manos. Erizado por el contacto trata de explicarle. -Hoy te voy a pedir que no lo hagas. Tu perro ya lo sabe, hable con él. Le dije que no lo sacarías. Igual sigue con su rutina, no puede parar de ladrar. Persiste hasta el hartazgo o se calla por largo rato cuando la lluvia se hace incesante. -¿De qué estás hablando? ¡Por lo que veo no fuiste a trabajar! Estuvo a punto de cambiar de conversación y abrazarla pero recordó su primera intención. Las palabras que le había dicho habían sido vagas. Pensó, si la idea de ser abandonada para ella iba a ser imposible de comprender, para él, la acción de decirlo solo requería de coraje. - Me quiero separar. - ¡Podrías haberme preparado! Siempre soy la última en enterarse. ¿Dónde está Vikingo? ¿Le diste de comer? Tiro la pecera al suelo, su furia provino de la certeza de que se trataban de palabras definitivas. -De ahora en más solo hablarás con mi abogado. Los dos peces todavía revoloteaban en busca de una salvación pero ella los piso y largo un llanto controlado y meditativo. Ambos se mantuvieron en silencio. Pensó que María tramaba un plan, que no iba a irse fácilmente de su vida. Ella confesó que aunque se separaran no se negaría a tener sexo


L UIS M AYA Remedio Polaroid. cuando se diera la ocasión. Polvorones de chocolate, cálculos mal hechos y separación de daños y perversiones lo terminaron de convencer que tampoco se negaría a tener encuentros de amantes. Aunque presentía que entraba en su red para retenerlo no tuvo la fuerza necesaria para mantenerse fuerte. Maldijo su debilidad, pensando la forma que María se fuera esa misma noche. Diplomáticamente la invitó con un té de menta. Ella aceptó. Fue a la cocina a prepararlo con la confianza de tener todo bajo control. Cuando regresó, ya no estaba. El pánico lo invadió. María había bajado ligeramente por la escalera de metal herrumbrado que daba a la calle por la ventana de enfrente del apartamento. Miró y logró ver hasta la mitad de la vereda. El Ángulo de la ventana solo permitía ver hasta allí. Volvió a maldecirse, furioso tomó el candado que oficiaba de cerradura de la puerta de entrada y lo arrojó con vehemencia al vacío, desde la ventana. Éste se infiltró entre las ramas, pico en el cartel de “ceda el paso” duplicando su velocidad, hasta allí pudo seguirlo. Se escuchó un grito. Un grito que se camufló con el andar de una camioneta. La menta invadió su cuerpo. Se tomó las dos tasas. Tranco la puerta de salida con un mueble. La lluvia era constante y su respiración también. Desde la ventana una ráfaga de viento lo hizo cambiar de posición y caer en el suelo. Permaneció inmóvil y quedó dormido. Al otro día la policía avisó telefónicamente que al parecer su mujer había sido atacada durante la noche. Le habían pegado con un candado en la cabeza y robado todas sus pertenencias. Tenía que ir a reconocer el cadáver. Subió a la azotea, sacó el candado de la caja del perro para sustituir al otro y marchó. Ya en la calle, el cartel de “ceda el paso” le pareció reluciente. A las once debía estar en la morgue.


A RTURO R ESTUCCIA Humanidad. El rose de tu hombro amistoso mi mirada reconoce instintos sin tapabocas condimentos de emociones sobre mi boca. una sábana extendida y el cielo se abrirá. La incesante marea finalmente erosionara sobre las rocas. ¡El vino y las venas empujan sobre mis puertas abiertas! ¿Te quedaras mucho tiempo aquí? ¿Harás oír tus palabras contra el viento del mundo? Porque más allá… Casi aquí, ellos y sus definidas fronteras. El día y la noche ni los reclama, espejos sin guerreros, capas de postre de plástico. Jarros y cuerpos sin presencia mientras el día encogiéndolos los ahoga sin pausas en la clorofila del tiempo. La quimera de su estúpida canción no les permite ver ese pequeño dron revoloteando en sus ventanas. Y sus picadas de autos en las madrugadas ilusionan rebeldía y no más que eso solo maniobras de mal gusto, mientras en las canaletas corren aguas enriquecidas de mezquinas andanzas. ¿Te quedarás mucho tiempo aquí? ¿Harás oír tus palabras contra el viento del mundo?

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I SIS F ILGUEIRAS Un exquisito Cadรกver oliendo su mejor flor.


Te estaba esperando.


Libro de mar.


I SIS F ILGUEIRAS

El portal.

ยง


O SCAR D OLLANARTE








O SCAR D OLLANARTE Vicios.



L EONARDO M ARTÍNEZ 9 de setiembre Los caminos abandonados, siempre cortadas a la boca embaldosada, del ladrón-policía-vecindario, guetto fantasmal. Se diluye el pentagrama de pájaros sobre los cables un pibe corre, la vecina cuenta que roban, enrriedos, verdades y mentiras, pequeñas como nuestras vidas, la paranoia diaria. Y esa parálisis a 22o que viene con wi fi, en casa del san pequeburgués que escribe; el papel y la novela de steinbeck abiertos, luego piba en la escuela, la vieja, decayendo a tres cuadras, secuestrado por la humedad y la feliz burbuja de un trío amoroso. Y cero sinapsis, la calle es un tejido cerebral, neuronas aplastadas por carros, motos, camiones, bondis, cuatros por cuatros. Destejido social, en punto cruz. El loco que ya no pasa diciendo cosas, el que sí. Los que han ido cayendo presos, los que siguen robando, los que nunca irán presos, y los perejiles y los perejiles y los perejiles.


Quiebran las bases, se llevan puestas, se fuman en pipa. NEÓN TITILANTE: “Uruguay natural, recicle aparatitos de asma para uso recreativo.” La vanguardia es así, Sasía y su tierrita en los ojos del arquero, el gol de un día más. Pibitos del Cannadian suben de entrenar, bajamos con los escolares. El puesto de verduras, el super, las viviendas, los muertos n.n que trajeron semáforos al barrio, obligados “ni ni”, en el nicho, no los trabajan de mártires, no-no. El gato que cruza lo más pancho, siguiendo un rastro, no es la curiosidad sino la parsimonia lo que lo mata, sobre las huellas falsas. Los almacenes que estertoran, las prácticas de tiro uniformadas, la fábrica de alfajores, las batallas civiles a los tiros, la cañada. La caña para pescar zapatos, la cuña para gestionar la “cultura”, la línea que baja de la caña hasta que mordés, porque comer hay que comer. Correr en el lugar delante de una bala. Ocultarse en la imaginación que: es libre o está marginada? qué de nuestra fe? de qué? cuando la libertad boquea al lado del amor. Va el cambio en paz reventando gurises,


sin paz ni cambio. Desapareciendo en las dos orillas, a muchos ciudadanos B y pocos A, o A con lucecitas. Y sigue la libertad, ese pez que estertora en la orilla, la brótola más cara del rocha turístico en boca de magnate, pudriéndose, esos con custodios... que lo pueden matar. Demasiada gente durmiendo mal, por tener la conciencia limpia. Acaso envejecimos como bowie en la película, un año por minuto y nos quedamos en los ochenta... en el sentido de la edad, cuando te importa menos que el tío te haga el cuento? No sabemos ni ahí todos los cuentos, son para iluminados con aviso, lo siento León, por vos también Germán aunque nunca fuimos amigos. “Opio de pueblos” es invadirlo todo de religión y embanderarla. Esta sensación de angustia como al fin del “ensayo sobre la lucidez”, la eterna “soledad del arquero frente a un penal”, es solo la pereza de mi blah blah blah, o se basará en datos reales. Apuesto a las dos cosas.


L EONARDO M ARTÍNEZ La beba de Rosemary. a Boris Vian, Álvarez y Borges.

Cualquier semejanza con la realidad, cagamos. El último anarquista cerró la ventana, recordó al Sabalero que ni en pedo te votaba un milico en el 71 y así lo dijo, y aquella canción sobre los pibes que corretean panaderos junto al arroyo. Y bueno, le durmió la pierna, con tal fortuna que el dignatario poco digno torció el rumbo hacia una parada llena de pibes para amortiguar. Cuatro estudiantes muertos, dos malheridos, una anciana con lesiones múltiples, y el pibe que vendía en los bondis que no cuenta, claro. Pero el Nro. 2 ileso, cómodamente salpicado de sangre ajena, adosado a la cámara de aire. El Rufo volvió engañado por el departamento 20. “Avelino Arredondo...”, pensó, tarareando “Cápsulas” de Silva y Dark-no-chance. Le pareció volver al Montevideo aquel del invierno 2002. Y el ruido de los helicópteros ayudó bastante. El bar fundido, el socio traidor, las puertas del banco cerradas. No veía tanta fuerza de choque junta desde la dictadura... 2017, mirá vos. Y acá no se accede al libro negro, no es como los aviones. Extrañó de inmediato a sus hijos. Visitó a sus hermanos en Piedras Blancas light, una zona que todavía podía transitarse sin temer puñaladas arteras 15 años atrás. A esto le llaman progresismo, claro, no dice hacia donde va la flecha... “-En la lucha...” contaban, los sobrinos moqueando fisura. La pasta base le había ganado al suburbio, su generación perdía el control de los hijos, consejos de salario incluidos la plata daba para menos. El control hacía a los invisibles solo visibles para el Estado, y para la vecina revolcada al volver del súper. La propia pesadilla.


Los euros que repartió entre familias lo alejaron del “emprendimiento”, como dicen ahora, que lo adaptaría al paisito (siempre le gustó más paisito que “patria”, palabra que le sonaba a retrocómic ...). El olor a joda en cada llamado laboral, en cada entrevista de trabajo. Siempre a pie desde la sórdida pensión de la Aguada, carísimo moverse en ómnibus que parecían transportar reses, como antes. La fauna confusa del reus al norte, el coqueto M.A.M... “falta que lo maneje el Coreano y cartón lleno”, musitó, el cordón norte, el sur, el de la vereda y hasta los de sus championes roían sus ahorros, mientras ganaba otros pesitos en una portería. Se debía ser austero y medio masoquista para llevarla, ya que el nivel de conversación y actitudes tocaba fondo dentro y fuera de las redes sociales. No premeditó el sueño, solo releyó el cuento. Golpeó la puerta el Jefe. Ya no lo escaneaba, eran de barrio, con distintos saberes e intereses. - ¿me prestás pa’ uno? -te doy. Tuvo sus épocas de “bellas artes” cuando era el “rufito”, de allí su costumbre de reciclar los aparatitos del asma, para bocetear sténciles o paisajes abstractos en blocs de notas a modo de aerógrafos. Casi se los retienen en la aduana, le revisaron hasta los postizos, le explicaron porqué. Y lo comprobó al recoger uno en los escalones de la pensión, desbordando ceniza, “esto recién arrancaba cuando me fui, es Él negocio...”, pa’ sus adentros pensó. Fue buena idea dejar el taxi en el Legislativo y caminar solo con su mochila por Agraciada como quien rumbea para el Prado. La hora colaboró a volverlo desapercibido. Golpeó. Una voz de mujer fumadora en pipa respondió: Abrimos en una, pero pasá, pasá, ¿cuarto o chasque? -Cuarto. -Nos queda la Once, como en Millán. Dijo entre dos filas desparejas e incompletas de dientes. -¡Sala Once para el muchacho! siguió voceando. Él se reía. Bienvenido al humor rioplatense, más negro que un zulú en la noche cerrada. Estaban en ese limbo tempranero en que los pensionistas no controlaban del todo la puerta.


Siempre había un pasajero despierto y un agente yendo y viniendo o fumando en la parada del Frente. “¿Quién fue el astronauta que diseñó esa suerte de refugios inútiles para esperar bondis?”, se preguntó. La Beba abrió los ojos, que mantuvo chinos con dificultad. En su palacio, arrebujado con las mantas más caras de la city, hurgó en su identidad. “-Creo que soy yo.” Y de inmediato: “-Yo no fui.” Repasó el orden de los planetas: “Sol... ah, no, sol no, Mercurio, Venus, Tierra, Luna... luna no, Marte, Júpiter, Saturno... el de los anillos, claro, Urano, Neptuno y el Otro. ¡Bien!” Respiró profundo. “Ahora vamos con las clases sociales... Ricos, Clase Media Alta, Alta y Baja Edad Media... ah, no, eso es otra cosa, Clase Media Baja o Resentida, Pichis Pobres y Pichis Indigentes. ¡Muy bien! Pucha que es lindo estar vivo. ¿O era estar de vivo?” Intentó citar. Fluyó en pantuflas de conejito hacia la cafetera humeante. -Gracias, Rosito. Dijo a su siervo de ocasión. Abrió ventanas de periódicos en un dispositivo Windows Infinito. Había cosas que lo desconcertaban. -¿Cómo se hacía doble clic? -Así, papi. -Gracias, Rosito. Leyó varias noticias situadas en barrios que desconocía durante 20 minutos hasta darse cuenta de que estaba en el Pasquín Madrileño, no en el de Plaza Cagancha. Huyó hacia el Pasquín de la calle Garibaldi. “Acá salgo mejor.”, pensó, o algo parecido. Lo que le costaba un esfuerzo enorme, tamaño Rosito. “-¿Y cómo se apagaba?” “-Así, nabo.” “-Así no se trata a un futuro mandatario.” “-Así nos hablaba el ex-mandatario, quien te puso ahí.” “¿Estás seguro?”, y fue a mirarse en el espejo. “-Soy yo nomás. Pero yo no fui.” Aclaró. Ensayó mentalmente... bueno, algo parecido, su discurso de asunción de mando en el escenario de que el Nro 1 espichase. “-¿Después del 1 viene el 2, no?” “-Sí, vejiga.” Rosito tenía las bolas por el piso, que subió rodando hasta la entrepierna con ayuda del Nro 2. “- No me hagas una sola pregunta más.” Dijo amenazador. “-Bueno. ¿La puerta es para allá?” “-Andá a la puta que te parió, no te pego porque me pagás.” “-No te pago yo. Paga la gente. No te araño porque me pegás.” Dijo el nro 2, y encendió el auto desde la cocina repasando el discurso: “-Ante todo lamento lo sucedido, pero todos vamos a morir. Pero es imprescindible aclarar que al contrario de lo que se


rumorea, no soy homosapiens, soy heterosapiens, y de izquierda.” Enfatizando la última palabra. En el camino se sintió Meteoro, siempre al filo de los 80 km, en pleno Centro. varios peatones de todo pelo y color, homos, heteros y hasta bisapiens, zafaron por milímetros de su mortífero conducir. Presidió la asamblea general. Ahí se revolvía, no se necesitaba mucho. Luego de su crisis de pareja y ante el panorama de prosperidad y paz social que la Agencia de Retornos Departamento 20 usaba como decorado, no lo dudó. Iba a extrañar a los botijas pero en poco tiempo laburando como en España, en la Holanda sudamericana sería Gardel.(¡Drexler y la concha de la lora que te parió 20000 leguas de viaje submarino!) Y al toque si querían venirse, les enviaba pasajes. Entre los viejos compañeros de militancia que estaban en el pozo como él, y eran los únicos que le daban bola, ya que los otros salían en la tele, como antes los otros, como antes los milicos, le fueron presentando el país real. “-Y mirá que les gusta hablar por cadena nacional como en los años negros.” Oscurecían. El mismo Uruguay de siempre pero decayendo culturalmente como un ascensor con los cables cortados, una central obrera única de bigote para arriba y los trabajadores hechos mierda. Una amiga judicial con la que novió durante un tiempo le mostró fotos de la Ministra de Educación, Cultura y Sustancias Afines y otras autoridades, hasta la de una ex-Ministra del Interior y Sustancias Afines bajo la ducha. “-Llega a resucitar Lombrosio y pide la de él.” y “-Esta le metería pánico a Hitchcock, el tipo sale rajando con el cuchillo y pide que lo internen.” Fueron los comentarios. Luego le habló de cuánto gana una maestra en proporción a los alquileres, comida y locomoción. “-Pobre gente. ¿Para qué estudió?” Y pasó a explicarle episodio por episodio cada una de las chicanas que luego de aumentar el sueldo de cinco carcamanes que ya ganaban como 250 palos utiliza el gobierno para no aumentar los 21 que gana como administrativa. “-Y los auxiliares de servicio ganan menos.” Amplió. “-We are fantastic para siempre.” “-Peores que los otros.” “-¿Qué otros?” Cerró ella. Y brindaron por los tiempos en que había esperanza. “-Por unos mangos la vieja te deja quedar conmigo. ¿Venís?” “-Opa. Fuiste derecho a las relaciones, te ahorraste el pericón.” “-Mirá, no me hables de “perico”,


ché, ¿se sigue diciendo péricón y el hombre propone o es pericona ahora? por lo que he leído la mano viene de comer palabras de la mano.” “-Palabros de la mana, incorrecto.” Por suerte se podían reír con todas las vocales: já, jé jí, jó y jú. Y así lo hicieron. Fue la noche en que encontró la pipa del Jefe. -¿Es tuya? -Sí. gracias. ¿Me prestás para otro? -¿Y cuánto sale ese otro que vendés vos? -De 30 y de 50. Rufo hizo cuentas. “Eso costaba cinco boletos urbanos, hoy están a la par. Es lo único que mantuvo el precio. Zombis útiles. La comida y los puchos se fueron a la mierda, también la yerba y el café. Los salarios no. Hay once sorteos semanales de quiniela, la gente está bancarizada a prepo y ni se toca, solo gastan la del mes siguiente. Creo que además de glifosato hay otros venenos en el agua que ya no puedo beber del grifo como antes de irme, o el pesticida pega como adormecedor de conciencia...” Cuando un contacto en San Felipe le sugirió no volver, que él había quedado atrapado en una decadencia inaudita, quiso creer que estaba exagerando, pues había tomado la decisión. Alejarse de todo lugar que le recordase su romance y volver a empezar, diría un cantor meloso. Mientras bebía de una petaca de mac pay, cirrosis pura, le cayó la ficha del Ente. 900 palos verdes dividido entre los 3 millones y medio de siempre daba una cifra escandalosa, y el tipo era presidente cada vez que el 1 salía de viaje. Intentó multiplicar la cifra obtenida de la división por los habitantes de Argentina, Brasil o Colombia y se perdió en los ceros. “-A este lo parieron por el culo. Mi tocayo de apodo debería haber sido estéril.” Dijo. Soñó con una noticia absurda que leyó en un diario que hacía de felpudo Welcome esa noche. Algo sobre celulares que drogaban muchachas en los bondis. Se le entreveró con una canción de Celia Cruz y el exterminio de los charrúas, a los que los criollos llamaban planchas. Songo le dio a borondongo, borondongo le dio a bernabé, bernabé le pegó a musilanga, le dio burundanga y siguió con los ñeris. Que lo estaquearon en el piso.


El Libro de Arena daba las 5 a.m, cuando lo despertó la discusión en el pasillo. Mientras leía “Avelino Arredondo” por cuarta vez, oyó. -Y no me vas a aumentar nada la tuya porque si queremos nosotros los cagamos a tiros, y con sus propias armas, y aparte decimos todo lo que sabemos. ¿Tá? -Bueno, tá. Dijo el subcomisario amedrentado, y se fue con el rabo entre las piernas y los bolsillos llenos. -!Jefe!, tenés que armar. Ya vino. Mientras caía en que el Jefe era un subalterno como toda la policía, lo hizo también en su ensoñación. La Santería rezaba sus tarifas en una pizarra, la tiza era de base: San jorge, x pesos; Velas, otros tantos; Carta Astral, otros; Carta Semestral, otros x 6; Fórmula Secreta de la Burundanga, gratis; Palos para Selfies, cadena perpetua. No era tan complicada. Se trataba de un musgo especial que crecía entre los bloques de casas abandonadas en calles cuyo nombre terminara en o, mezclado con ulular de palomos en celo, pólvora sobrante de ajustes de cuenta y royal. Al horno 20 minutos y moler hasta el hartazgo, sin hartazgo se vuelve inocua. En una sola caminata lo consiguió todo. Transó con un pizzero los 20 de horno y procedió a moler. Untó uno a uno los panaderos del espontáneo cardo del murito bajo la persiana y sopló. Lo que vale es la intención, transeúntes y conductores a salvo menos el nominado. Aquel penacho de la victoria flotó sobre la basura de la vereda, contempló chiclets pisoteados, caca de perro, volantes de cualquier estofa, puchos, indigentes, cartuchos sobrantes de otros ajustes de cuenta, boletos usados y kilos de nylon hasta colarse en el raudo coche del Nro 2. y afectar su solitaria neurona que no pudo hacer llegar a su pierna la orden de frenar en el último semáforo de Libertador antes de llegar al bunker de marfil. Un desastre. En la pesadilla el 2 volanteaba sobre la parada de ómnibus murmurando, “si yo no me licencio ellos tampoco”. Hacía mierda un puñado de pibes con ganas de ser profes, de verdad, mientras se inflaba el air-bag y el muy ileso, que para algunas cosas era muy rápido, llamaba 7 testaferros a la vez para cubrir daños laterales como velorios e internaciones. Luego entraba pletórico a la Cámara de Senadores. Los titulares hablaban de la desaparición del avión presidencial que sobrevolaba los Andes y de la probable antropofagia


donde la entrada serían secretarios con guarnición de azafatas. El personal de servicio menor hacía las veces de una picadita. Despertó con el libro en las manos abierto en “Avelino”, rodeado de inexplicables avioncitos de cardo teñidos de un extraño beige que le recordaron las mariposas de Mauricio, aquella onomatopeya literaria latinoamericana, Los Iracundos y ainda mais. Cuando salió a desayunar y reencontrarse con su viejo- nuevo amor, vio los titulares, no podía creerlo. Ni rastros del avión que regresaba al nro 1 a su Patriarcado Pontificio, se había abierto un triángulo de Bermudas o Slips en los Andes o Medellín. Estaba por verse. Se dirigió a la Agencia de Viajes El Canario y compró dos pasajes a Cataluña con lo que le quedaba de dinero. La llamó. -¿Te venís conmigo antes de que este sorete estornude y el Aeropuerto se haga polvo onda Cilindro Municipal? -Más bien, mirá si voy a esperar a perder el juicio antes que me lo paguen. Termino en la Etchepare comida por los perros. Y así fueron. la nave despegó y estaban a buen recaudo cuando el nuevo Nro 1 en su toma de mando, luego de aclarar por decimacuarta vez lo de que homo nada, que ella heterosapiens, y que además no había sido él nunca, ni estafado y que la semana venidera luego del fin del mundo, le enviarían su título enmarcado en cedro celestial; sufría un ataque de tos repentino y estornudaba, con las consecuencias previstas.


L EONARDO M ARTÍNEZ / J AN D ARK Bauhaus.

Un poema en la boca de la pantera, o un cigarro apagado en el estómago, o una puñalada certera del ojo dado vuelta. Versos hacia dentro que caen garganta abajo resonando, encrespados, cantándose y gritando, hamacándose en los signos. El corazón de las alturas hace llover gemidos de nuevos nacimientos, que aquí se arrastran por las sábanas... Mientras los ojos también llueven, el cielo baja, y la persona sin diques desespera.


ยง


E MILIANO M ARTÍNEZ






F ABIANA L APALMA Acordes. Velas se van, Inciensos se van y la música cambia. Tu olor permanece aquí. Acompaña al igual que tu cuerpo ausente. Percibir los acordes de una guitarra Allá en la lejanía Estremece la piel Congela el corazón Marea. Te hunde la carne contra el hueso frágil Más rápido, más rápido corazón Más rápido y te vas. Y una lágrima negra se escapa El alma corre y corre y corre Hasta golpearse contra el muro. El alma corre y corre y corre Hasta sangrar. Los senos arden hasta inmolarse Más rápido, más rápido corazón. Velas se van Inciensos se van Y solo escucho los acordes de una guitarra Allá en la lejanía.

§



L UCÍA M ELGAREJO F REDIANI C IE C O B ALT (S UIZA ) “D EDOUBLEMENT , LE HASARD DU COMMUN !” D IRECCIÓN Y COREO ; R ÉBECCA S PINETTI












ยง


E PÍLOGO DZL: del nacimiento, desarrollo y muerte de las utopías Querido público, no os enfadéis, el desenlace nada vale, ya lo sé. Soñábamos con un cuento dorado y una fábula amarga sólo fue. Temerosos frente al telón caído vemos en vuestros labios mil preguntas. Nuestra suerte está ahora en vuestras manos. Sólo quisimos gustar y divertir. ¿Por qué calláis entonces? ¿Vuestra frialdad marca nuestro fracaso? ¿Es el temor lo que nos paraliza? Podría ser. ¿Cuál es la solución? No hemos podido encontrarla, ni pagando con oro. ¿Hacen falta otros hombres? ¿Hace falta otro mundo? ¿Hacen falta otros dioses? ¿O acaso ninguno? (Bertolt Brecht – “El alma buena de She-Chuan”)

En los años 80, cuando quienes suscriben eran apenas niños preescolares, Jeanne Sosa soñó con hacer una revista que resumiera todas sus inquietudes culturales y filosóficas. Provocadora, como era su naturaleza, le puso DZL, que nada significa y que incluso para pronunciarlo, es necesario recurrir al nombre de cada una de sus letras “De-Zeta-Ele”. La propia Jeanne, aclaró en su momento que el ideal era pronunciarlo “Dzl”, pero a ella misma le resultaba


difícil hacerlo. Tampoco tenía los medios para editar la revista, pero eso no impidió que, en un arrebato de creatividad, dibujara portadas de la revista, que por el momento, sólo existía en su imaginación. Pasaron aproximadamente treinta años, revisando papeles viejos, Jeanne encontró aquellas portadas ficticias y las subió a Facebook. A algunos contactos les empezó a intrigar que era eso de “DZL” y cuando dio explicaciones al respecto, le hicieron notar que hoy en día tal proyecto era posible. Hacer una revista online es muy barato, cuando no gratis, y las redes sociales se han vuelto una excelente herramienta para encontrar personas afines. El entusiasmo se volvió contagioso, rápidamente se armó un grupo en Facebook, se discutieron las formas, un compañero craneó el diseño plasmando lo discutido y se juntó dinero para contratar un servidor. Las invitaciones a participar corrieron a mansalva por la red. Jeanne, (o Empe, como se hacía llamar en aquellos tiempos) dejó las cosas muy claras: la esencia misma de la revista era que fuera un proceso colectivo y horizontal. Jeanne aceptó la única posición de autoridad que era absolutamente necesaria; administradora del grupo de Facebook. Incluso desconfiaba de por qué se la consultaba muchas veces a ella, convirtiéndose en una referente moral que nunca pidió ni quiso ser. Un tanto a los tumbos, pero con alegría, logramos editar un número tras otro, desde hace poco más de dos años, hasta hoy. El camino estuvo lleno satisfacciones y tragos amargos… Por un lado, era reconfortante ver cada nuevo número online, la revista generó repercusiones y llegó a lugares que nunca habíamos imaginado. Las reuniones más o menos periódicas, se transformaron en amenos espacios para la confraternización.


Por otra parte, el proyecto fue gestando problemas que nunca pudimos resolver. La apuesta por una organización en la desorganización, un colectivo muchas veces no tan solidario en lo tangible, hizo que ciertas instancias del trabajo recayeran en pocas personas, incluso en una sola. Nuestro rechazo a las reglas escritas o a un liderazgo reconocido, hizo que determinadas situaciones se alargaran mucho tiempo en resolverse, e incluso luego, se discutiera quienes y con qué autoridad habían tomado tal decisión.

La muerte de Jeanne nos dejó un tanto desorientados. El consenso fue que continuar con la revista era la mejor forma de homenajearla y continuar con su legado. Pero cuando las discusiones se ponen áridas, y vaya que a veces se ponen, ella era la única voz que todos respetábamos lo suficiente como para llamarnos a razón. También, era la única que el grupo le permitía asumir ciertas decisiones sin ser cuestionada. El camino de los últimos números estuvo plagado de dificultades y de discusiones que a veces terminaban en insultos o hasta incluso, acosos y pseudo escraches morales de dudosa moralidad. Fue entonces que se propuso, y se sometió a votación, la idea de finalizar este proyecto con el número 12 que ahora están leyendo.

Siempre es triste concluir una etapa en la vida. A la vez, queda el sabor amargo de saber que el fracaso es también político. El cuestionamiento de si es verdaderamente posible hacer las cosas desde abajo, a pulmón, en una lógica horizontal, colectiva, solidaria y con mayores márgenes de libertad de los que estamos acostumbrados. O si, por el contrario, vamos a depender siempre de


una figura de autoridad, que organice el trabajo, ponga el dinero y aplaque los ánimos y egos. Quienes participamos en DZL pudimos experimentar las contradicciones de la condición humana. Compañeros que abrieron las puertas de su casa, a personas que apenas habían conocido por Facebook, agasajándolos con comida y bebida. Compañeros que llegaron en las discusiones a niveles de violencia verbal realmente preocupantes o que conspiraron mezquinamente para que el colectivo tomara determinadas decisiones. Sorprendentemente o no, semejantes contrastes existían a veces en una misma persona. Balzac, se debe estar lamentando donde sea que esté por no haber escrito él sobre semejante comedia humana, pero escrita sí por este rejunte de gente que sacamos a flote este Frankenstein de DZL durante este par de años. No todo es pesimismo en esta nota final, en los pasillos virtuales de DZL ya se está hablando de proyectos hijos. Quizás la lección más importante que nos haya dejado DZL, es que siempre es posible juntarse, organizarse y crear. Al menos, y como mínimo, por un buen rato… Que no es poco.

Juan Manuel Sánchez Lucía Melgarejo



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