DZL #10

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Marié Uría Isis Filgueiras Lucia Melgarejo Arturo Restuccia Claudia A. Pittamiglio Leonardo Martínez Mato Holando Pelogrosso Fabiana Lapalma Gimena González Susana Páez

REVISTA MARGINAL

/ MARZO 2017

Uruguay / Argentina / Colombia / Venezuela / México


Portada: Claudia Pittamiglio “Figura” Técnica: tinta indeleble sobre canson. Medidas: 21 cm. x 29,5 cm.



EQUIPO EDITOR: Fabiana Lapalma Batko Gloom Amanda Rojo Gastón Morán Mosquera

DIFUSION: Leonor Courtoisie Andrea Correa Prates Arturo Restuccia

CORRECCION: Leonardo Scampini Fabiana Lapalma Leonardo Martínez Mato

DISEÑO: Lucía Melgarejo Frediani

ADMINISTRACION DE GRUPO DZL: Amanda Rojo Juan Manuel Sánchez

CANAL DE YOUTUBE: Amanda Rojo

SITIO WEB Y MANTENIMIENTO: Lucía Melgarejo Frediani

COLABORAN EN ESTE NUMERO: Isis Filgueiras, Lucia Melgarejo, Arturo Restuccia, Leonardo Martínez Mato, Holando Pelogrosso, Susana Páez., Claudia Pittamiglio, Isis Reyes, Fabiana Lapalma, Marié Uría, Gimena González.

©2017 DZL Revista Digital Montevideo, Uruguay.


C ONTENIDO Leonardo Martínez Mato El estado de las cosas De nada Boomerang Un poco de amor francés no muerde Disneylandia

6 6 7 7 8

Arturo Restuccia Humanidad

10

Susana Páez Versos de la dulce sociópata

Claudia A. Pittamiglio

11

13

Marié Uría Poemitas

17

Fabiana Lapalma Adolecen A mis soles Recordando Palabras a Jan Dark

Isis Filgueiras

23 24 25 26 27

Gimena González Gotas de aceite #1 Cis

Lucia Melgarejo

30 32 34

Holando Pelogrosso Estúpidas y cómodas Crocs El triste bienaventurado [Nota LX] Mineral Carta fónica

40 42 44 45


El estado de las cosas Ser el propio trompo que no sabe en torno a qué gira. Les regalo el juguete a los jueces, a ver cómo se revuelven.

De nada Más solo que la mierda. Algo no habré hecho. Maldito día del gato, por liebre me vendieron. Destino enredado, que no amanezca nunca. Amigos de la merca, o de la yerba mate, socios en las pérdidas, jefes en las ganancias, muéranse todos, llévenme con ustedes. Gracias.


L EONARDO M ARTÍNEZ M ATO Boomerang volar como se pueda, soñando que se sueña. como sea. pero que el tiro de la honda, de la tarifa, de la metralla; le borre los ojos al tirador.

Un poco de amor francés no muerde La luna bebe de ojos cerrados, agua del espejo. Moreau se quita el pendejo de su amante, telaraña en la boca, bajo la mirada de Mallè. El ojo del vidente, guiña a los cielos, un viaje sin retorno, girando en torno de la lente. El espejo se refleja en la luna, con los ojos cerrados.


Disneylandia Imaginen un paraíso para todo público, menos para quien quiera hacer el distraído. Venido a menos, gracias al generoso y largo trabajo de la clase política, por encargo de un poder mayor, empresarial. Que un flaco parecido a Tribilín, se ata los cordones de sus nikes despegados, antes de proceder a acomodar las piedras que hacen el caminito de su casucha, y sus ojos aún no están teñidos por la fisura ni el coloque. Que Giro sin Tornillos se apresta a reparar la rueda del carrito ante la mirada de su prole. Y que Hugo, Paco y Luis se pasan la pipa, primera de una larga mañana. La base está. Imaginen que luego todos giran la cabeza al sonido distinto del “crac” de una cervical a pocos metros. Imaginen que tienen dieciséis años y viven en una humilde casa de material, con techo de chapa, en Casavalle, un modesto barrio periférico de Disneylandia. Imaginen que dentro suyo late un corazón, que sienten. Que saben, ancestralmente, que su vida no va a cambiar. Que pasado, presente y futuro son uno solo, siempre el mismo. Y entonces deciden ahorcarse y la estructura soporta el peso. Que llega su abuela y lo encuentra colgando de la viga y se descompensa. Que su madre desde un hálito del alma acude a la policía. Que ésta se niega a llamar a la ambulancia para desprender al adolescente de su destino y lo tiene que hacer su madre. Que en el siguiente vagón imaginario su padre sea un militar que en ese momento esté de guardia. Y que una telefonista uniformada le diga a su esposa que no, no le puede comunicar lo sucedido hasta que acabe la guardia, un par de horas después, ponele. Imaginen que también existe un hermanito sordo, de siete años, que pregunta dónde está su hermano y su mamá le dice “se fue al cielo, pero va a volver”. Que hay un equipo de ciudadanos disneylandeses trabajando en esa zona marginada, lidiando con el tema. Imaginen pues un país donde no hay pena de muerte


explícita pero sí condenados a la horca. Y que en ese lugar recóndito de la tierra no se pudiera hablar de los suicidas, pero sí saberse a qué hora se tiró un pedo y como jedía, el centrodelantero de la selección nacional que anda volando y es más explosivo que cualquier tubería. Y que a ese país sus gobernantes lo consideran y llaman “de primera”. Que en ese país hubo una dictadura no imaginaria que desapareció gente real. Y que quienes se llenaron la boca de democracia y derechos humanos, una vez llegados al poder no anularon la ley que liberaba de ser juzgados, a quienes violaban madres, las mataban y vendían a sus recién nacidos; teniendo el poder real de hacerlo en sus calidades de presidentes y comandantes en jefe de las fuerzas armadas, a través de sus parlamentarios, a menos que un traidor pueda más que el resto de los cuantos, pues éstos se lo permitan. Imaginen sin embargo que uno de ellos tuvo la “valentía” de vetar una ley, que habilitaba a toda ciudadana disneylandense a practicarse un aborto si así lo deseaba; sin que la obligaran a oír los latidos de su panza, e irse a su casa a pensarlo durante cinco días con sus noches. Imaginen que eso sucediera en nuestro Uruguay, donde ningún suburbio se llama Casavalle. Y por último, imaginen que también “todos somos familiares” de ese pibe que se suicidó, allá lejos, en el mundo de Mickey Mouse. Que viviéramos allí, y que mañana nadie hiciese siquiera una marchita, pues no puede saberse. Pero por suerte nuestro hogar está aquí, dentro de nuestras computadoras, en un estado benefactor, bien lejos de eso.


A RTURO R ESTUCCIA Humanidad El roce de tu hombro amistoso mi mirada reconoce instintos sin tapabocas condimentos de emociones sobre mi boca. una sábana extendida y el cielo se abrirá. La incesante marea finalmente erosionará sobre las rocas. ¡El vino y las venas empujan sobre mis puertas abiertas! ¿Te quedarás mucho tiempo aquí? ¿Harás oír tus palabras contra el viento del mundo? Porque más allá… Casi aquí, ellos y sus definidas fronteras. El día y la noche ni los reclama, espejos sin guerreros, capas de postre de plástico. Jarros y cuerpos sin presencia mientras el día encogiéndolos los ahoga sin pausas en la clorofila del tiempo. La quimera de su estúpida canción no les permite ver ese pequeño dron revoloteando en sus ventanas. Y sus picadas de autos en las madrugadas ilusionan rebeldía y no más que eso solo maniobras de mal gusto, mientras en las canaletas corren aguas enriquecidas de mezquinas andanzas. ¿Te quedarás mucho tiempo aquí? ¿Harás oír tus palabras contra el viento del mundo?


S USANA P ÁEZ Versos tontos de la dulce sociópata 1. Amenazas Te voy a matar. No es una amenaza te voy a matar con cuchillos, tenedores y navajas con cortes y resortes, sin ventajas te voy a matar. No estoy para pavadas lo dice mi mirada te voy a matar. Con fierros, escopetas y chumberas con cañones y hondas en la acera te voy a matar. Y así veré tu hígado sangrar en la vereda y tus sesos esparcidos cual monedas robaré tu moto, tu cintillo y tu cartera me iré riendo y cantando una habanera por una senda bordeada de palmeras y mientras lavan tu sangre con manguera en mi delirio reirá tu calavera. ¡Te voy a matar! No es una amenaza. Te voy a matar.

2. Tres metros bajo tierra Estás muerto enterrado tres metros bajo tierra


del olvido un carajo me importás me importás una mierda un carajo me importás boca abajo bajo tierra cerdo impune me importás mucho menos que tus huellas en el alma que no tengo morirás tres metros bajo tierra.

3. Motín Sí, que no estamos de apagón el viento ya no sopla aún no amaneció sí. que no el tiempo se paró corriendo va la farsa al entierro del reloj sí, que no se viene el temporal es esta calma chicha que lo quiere anunciar sí, que no no hay mañana todo es hoy el ayer está perdido en la jungla del dolor sí, que no perdimos el control el mundo está girando al ritmo de un tambor sí, que no ya está se terminó no hay moros en la costa ¡A quemar el colchón!


C LAUDIA A. P ITTAMIGLIO

“Figura” Tinta indeleble sobre canson 21 x 29,5 cm.


“Autorretrato� Tinta china sobre caballito 25 x 34,5 cm.


“Descanso� Tinta china y tempera blanca sobre caballito 34,7 x 24,8 cm.


“Desnudo” Lápiz blando y tinta china 50 x 35 cm.


M ARIÉ U RÍA Poemitas P.1 Apaga el sol Así no se puede dormir

P.2 Cualquiera puede despedirse. (fonéticamente hablando) Créeme mientras tus poros inalámbricos no se deterioren. (me decías) Estarás aquí, guardando en mi frasco tóxico pasiflora (curando el insomnio) disipando la soporífera sordera al pie de cada relámpago hurgando en la retina del odio que constituyo Nadie puede (repetías) arenar relojes sin abrirle el tiempo al vidrio Nadie. (decías) ...mientras la libélula te hacía una camisa con su vestido y lentamente se convertía en tu Dios.

P.3 Otra vez acá Llegando hasta donde la vigilia es un misterio oscuro abierto y primitivo


Donde un gato guarda cicatrices y ronroneos de todas sus vidas y aún le quedan Donde no hay lámparas Donde la mesa de luz, ya no la tiene Donde las telas son un castillo abandonado cubierto de miles de muertes. Hay una. En el portarretratos gastado de la foto aquella, tapada por el polvo sobre el vidrio Hay otra. El segundo exacto del llanto de cada rosa por sus espinas Mil más. Y entre ellas la Luna tapada bajo este cielo cubierto de amenazas simplemente para ahogar un poema Habrá que esperar el tiempo de Borealizar auroras

P.4 ¿A qué sitio apunta esa no mirada? (¿vas de regreso?) ¿A qué cielo vuelan tus aves? (¿vuelven?) ¿Cómo es que nacen ramas del tejido de tu pelo? (¿dejaste de ser árbol?) ¿Cómo colmar de trinos tus nidos abandonados? ¿En qué sueño o trance te metiste ahora? ¿O será la muerte ese vuelo de siesta vetusta?

P.5 escapando se construye una coraza en el espejo el tiempo se desgrana mientras todos los minutos agonizan su especular mirada quizá sea la guarida perfecta de cada desvelo que lleve su nombre


P.6 No entiendo la herida exterior El corte sigiloso, la marca de las modas Las letras escritas con Gillette La necesidad de los cortes y del dolor andenes afuera Tampoco la pelea callejera (Ni la profesional) Ni a los hombres que se depilan Estoy en ascuas No entiendo de otro llanto que no sea el sincero la oración a gritos ni el "mea culpa" en conferencia de prensa Voy a morir de vieja recibiendo la sabiduría del universo y olvidándola minuto a minuto.

P.7 un nombre puede llegar a ser eco en la noche vaya sabiéndolo así como la tristeza blanquea su pelo igual la amargura tatúa su gesto y el amor sigue siendo, a pesar de estar decorado por decepción un nombre puede llegar a ser un susurro fusilado hilvanando sílabas para zurcir el milagro

P.8 Alarás* los ladridos del perro al que temes, para que no estén cerca. Que te lleguen como el viento Como el olor a lluvia en el verano Que no te toquen Que no te espanten Son ladridos (Nadie te mordió. No te preocupes) *Alar: colocar alas aptas para el vuelo


P.9 Noche vieja Ahí está. Como el diagnóstico que no sabemos si nos gustará escuchar. Como el sorteo que quizá publique nuestro número como el ganador Ahí está. Como un día que sigue a otro Como las cartas que quedan en la mesa a cambio de otras Ahí está Como el presupuesto mensual Como el salario más bajo con todos los malabares para sobrevivirlo Ahí está Como ayer Como hoy Como la Luna, que cuando querés acordar se llena Ahí está Como los hijos ajenos que parece que crecen más rápido que los propios Como las oportunidades en un Cambalache Ahí está Alea jacta est ¡Suerte en pila!

P.10 Y si te tiro una bengala que hiera la oscuridad de la noche ¿Y si te mando un mensaje en código Morse en el que descifro la espesura exacta del metal de tu mirada? ¿Y si hago señales de humo para alertar a tu oído sordo o a tu ojo ciego? alguna palabra? Un piquete a los pies de tu sombra para que tropezar sea la única forma de andar Un gesto a contramano malversando tus palabras Un agudo con el diapasón que olvidaste junto a la guitarra


Un texto que te haya escrito Una canción que me hayas dedicado Alguna pluma de alguna de mis alas Un bocado de mis migas Una sed de agua Una porción de postre Un orgasmo callado y gemidos en lengua de señas Una puerta al sol con cortinas de lluvia Una ventana al abismo con flashes de todos los soles Una escalera a todos tus temores Un sótano atado a las trenzas de tu infancia Una terraza prendida a tu vejez Un son a tu forma de respirar ¿Una escapada? ¿Una seca de alguna flor? Algo.

P.11 Me gustan los segundos previos Como cuando sabés que va a llover porque todo se detuvo y el cielo quedó gris porfiado y es cuestión de segundos que arranque el tamborileo de las gotas acompañada por una orquesta de rayos y cervezas como el segundito ese, en el que sabés que estás a la puerta de un orgasmo esos segundos previos que valen eternidades

P.12 ejercicio sobre un poeta tu poesía es una oruga ajada de la que surgen las más perversas mariposas el escondite perfecto de todos los insomnios


es la noche durmiendo sobre tu oído bueno y un pájaro de ceniza sobre tus manos. Dios es la libélula que con sus vestidos te hacía camisas el desamor es una noche durmiendo el invierno bajo un puente el amor es toque de queda en una falda la amistad es un séquito de elogios lamiendo tu ego la esperanza una bala con tu nombre la soledad es el silencio mirándose al espejo vos...el talento desamparado de inteligencia un arañazo de luna crepitando en una púa una pena de muerte apelada a diario una tristeza y yo una sílaba obscura en la saliva de una piraña

P.13 La espera puede ser una ausencia constante una navaja en el dedo al rascarse un ojo una garganta desbordando ceniceros el ardor del dedo en la llaga un can lamiéndose la herida la eternidad de la injusticia en un niño golpeado la tensión de un gato agazapado para siempre una vieja contando sus arrugas en el espejo es de arcilla es solo cuestión de práctica y banda sonora


F ABIANA L APALMA Adolecen Un día más y hay que levantarse, la rutina que ni es rutina porque nunca se sabe qué va a suceder en mis mañanas. Me despierto con el por siempre odiado despertador (un odio nacido en mi adolescencia hace ya mucho tiempo). Pongo un pie en la alfombra buscando los zapatos, pero lo que encuentro es nuevamente la alarma sonando y sonando, cazo el despertador y lo apago. Cierro los ojos por cinco minutos más hasta que suene de nuevo. Me cuesta despegar, pero lo logro pensando en la recompensa de un mate. Hasta ahí es todo rutina, el agua a hervir, dejar que se hinche el mate y pasar despacio por la puerta temiendo que los demonios despierten. Yo solo quiero que se despierte el ángel, pero no siempre tengo suerte. La despierto luego de sentir el sabor amargo de la yerba en mi boca, me da un cierto poder para enfrentar el miedo a una mala mañana, que quizás hoy ya no pueda resistir. Me enfrento a mis propios demonios cuando cruzo esa puerta y con voz apagada y dulce le digo: Buenos días mi amor, ya es hora de levantarse. Hay días que me gustaría ponerme un campo magnético para que nada me golpeara o ninguna palabra me afectara y hay otros días como hoy que mi ángel se despertó sereno y con una sonrisa; y entonces pensé qué suerte que mis mañanas no son rutinarias ni aburridas y salí al frente con el termo y el mate a sacar a Rocco (el perro) y ver como ya había nacido una vez más el sol. Pero más bello que ese sol es tu sonrisa mi ángel, mi niña que adolece y descubre; y en días como hoy aunque sea lunes ella se va dejándome una enorme sonrisa. Por eso digo: mis mañanas no son rutinarias ni de rutina; son toda una experiencia a veces peligrosa, que cuando pongo un pie en la alfombra la verdad es que no sé si levantarme. Pero me levanto una y otra vez, todos los días me levanto, aunque mi rutina sea despertar y lograr que se levante mi hija adolescente.


A mis soles No te rindas, me digo No te rindas, Que el sol está ahí afuera Y la tormenta solo está aquí adentro. ¿El invierno llegó para quedarse? Me digo Mis huesos fríos a punto de quebrarse Y un corazón roto que encontró el hastío. No te rindas, me digo No te rindas Que el jardín está ahí afuera Y la sequía solo está aquí adentro. ¿El invierno llegó para quedarse? Me digo Una lágrima y un cigarro Y el rostro pegado frente al sucio vidrio. No te rindas, me digo, no te rindas. Que los soles siguen existiendo. Y a mí por gracia o por desgracia esos soles me siguen y me siguen. Y a su causa me uno y sigo existiendo.


Recordando Un día hablamos de la muerte, fue un par de años atrás. Estábamos en la plaza 4 de octubre, para variar se me había roto la moto y él me fue a buscar al laburo. No lo vi triste, estaba como siempre, tranquilo, sonriente, desparramando toda su luz. Era agradable estar con él luego de un día duro de trabajo. Me inspiraba seguridad, una seguridad que en ese momento no tenía y que necesitaba. Nos sentamos en un banco de la plaza, mucho más frío que el pasto, debajo de algún arbolito. Abrió su mochila (objeto infaltable donde guardaba sus tesoros (alcohol, cd o faso) y sacó una cerveza y un faso armado. La noche era una típica noche veraniega y cayó como bálsamo aquel trago largo y frío de cerveza. Comenzamos a fumar y a reírnos de nuestras frases típicas: este faso es malo, no pega qué mal. Literalmente llorábamos de risa, con esa risa sana y limpia de los que se ríen por reír, (ahora me acuerdo y me sonrío). De pronto se hizo un silencio y me miró a los ojos y me preguntó: ¿Has pensado alguna vez en matarte? Nunca pude intuir que aquella pregunta dicha al azar, con los años me dejaría otra pregunta que jamás responderá. ¿Por qué? Un por qué ya sin importancia, el tren ya te lo tomaste. En un viaje sin retorno y sin preguntas ni respuestas. Son recuerdos, qué le vas a hacer. Yo recuerdo.


Palabras para Jan Dark Eras el pinche tirano que todos querríamos tener, Eras el demonio bendito que se incrustaba en mí. Agujas de acupunturista sensible e indolora o espadas de samurái: insolente, certera, eficaz y mortal. Eras el veneno dulce que se toma con placer, que corroe por dentro, de a poco cambiando todo tu ser. Eras terremotos y tsunamis para el Alma y también una isla en la que caer en la noche oscura. Revolucionaria de la palabra y las ideas, y nunca mejor dicho hasta la muerte compañera. Puerta al infierno que desnudaba pensamientos y personas. Odiada, querida pero nunca desapercibida. Buscadora incansable de mundos ocultos y verdades absolutas. De lengua afilada y alma de niño. De palabras duras y alma tierna. En este mundo de palabras dichas al viento y hechos aberrantes sin sentidos faltan tus argumentos y ese mundo obscuro tuyo que era oasis para almas perdidas en la sinrazón de este mundo, como la mía. Ingobernable, decidida, consecuente, pegajosa como la miel y repelente como una tuna. Locuaz e inquisidora. Privilegiada como pocos e inspiradora. Humilde y grande. Preparaste tu vuelo, mientras absorbías y legabas. Este mundo es más obscuro y cruel desde tu partida.


I SIS F ILGUEIRAS S ERIE DEL AGUA

“Mundo onírico”


“Cañada”


“La procesión”


Gotas de aceite # 1

El primer día me di la cara de frente con la puerta de entrada y metal, bajita, que fue víctima de la arremetida torpe de una pseudogigante adormecida. Hoy parezco boxeadora. Tajo en la nariz y hematoma que ennegrece aún más las ojeras que llevo tatuadas desde los 5 años. El taller es grande a mis ojos inexpertos del micro (o macro) mundo de la mecánica automotriz, la grasa es la alfombra del piso, y resbalarse es la lógica imperante mientras me adentro en dirección al escritorio. Los papeles abundan, lapiceras, anotaciones y acumulación de cuestiones que no comprendo, y boletas multicolores, y calculadoras enormes. Julio me saluda y me da mate, me pregunta cómo estoy, cómo me siento, cómo percibo mi primer día. Yo le dije que me partí la nariz al entrar entre risas, él se preocupa y enseguida me pregunta si me duele la cabeza, si me siento bien, si puedo seguir. El calor es demasiado para las 8 de la mañana y Julio me da mate y no se ríe frente a la desgracia ajena y se compadece de mí. Es de Tacuarembó y su sonrisa franca, amplia, amable…le dicen Ansina. Julio se volvió mi persona favorita en el taller.

Un ventilador que da más polvo que aire mece tontamente los papeles que indican modelo del vehículo, hora y cambios a realizar en los susodichos agentes de transporte. Si involucra aceites, aguas o fluidinas (con o sin cambio de filtro) se resalta en verde; más si es un cambio de algún repuesto, batería, cubierta, alineación, rotación y/o balanceo (o combinaciones de todas las anteriores), se subraya en rojo con marcador indeleble. “Este mes, sobre todo al principio, es cuando más trabajamos, es complicado…pensé que ibas a venir mucho antes de empezar para familiarizarte con todo” me decía mi jefe Pedro, claramente nervioso, y no era joda: casi pierdo la cabeza entre llamadas, cobros, créditos, tarjetas,


G IMENA G ONZÁLEZ Recordando

cierres de caja, colocación de precios de filtros, kilometrajes solapados a los gritos tratando de trascender los sonidos propios, contundentes, taladro del taller y control de deudores (me dolía mucho, mucho la cabeza). Sudé, sudé copiosamente, pero tenía conmigo mi abanico gigante, que se lo compré a un chino por 100 pesos que me repetía “bambú bambú” mientras lo sacudía frente a mi rostro en la galería Yaguarón, la mejor inversión del año pasado. Miro el reloj, ya casi son las 13:00 horas del 2 de enero del (momentáneamente) presente año nuevo, yo tendría que haber salido hace una hora, pero el trabajo es mucho, yo inepta, neófita, y visiblemente afectada por el calor. Mientras me iba, tras saludarlos a todos con un beso en la mejilla pensaba en los trabajos que se hacen en el taller, en palabras de Pedro “acá hacemos mecánica liviana, algunos cambios, algunos repuestos, aceites y filtros…pero no más que eso, algún día te voy a explicar bien, es algo que tenés que saber”: la paradoja de la mecánica liviana en el Montevideo más pesado de todo el año; y felizmente me dispuse a caminar rumbo a mi hogar, a tomar agua con hielo y jugar a que soy Ramsés construyendo maravillas en el juego de construir de 0 a tu propia civilización vía PC.


Cis Y así, de la nada impertinente se cuela en mi dentro mío junto a mi intenso y gigante maremoto tempestad destrucción de tanto edificio de tanta polis cimentada en el miedo detona insaciable la cobardía huésped de este andamio de sangre cerebro y huesos que hace años quería carne quería piel quería pelos quería grasa pero tomaba hiel confundiéndola con selva. El acero inoxidable de pronto de tanta cubierta epitelio de esqueleto se empezó a tornar atardecer aplauso brisa y, eventualmente noche muelle y árbol. Olor a tierra húmeda sal y suerte que llenaban de cartílago el blanco tabique limado


poroso y lo cubrían de césped que se filtraría entre las finísimas hebras pelo de un cráneo que ahora no era más plano continuo fosforescente. Los dientes empezaron a sentir coqueteo el contorneo de una lengua que bailaba en el desierto de una cavidad que no existía que ahora era calor era sudor era agua y la frente marfil blanquísima de luna y de día sintió lluvia el negro espeso potente inevitable de una cortina hilvanada pieza por pieza del humano extraplanar que la abrazaba por completo. Se vio de pronto crecer ojos músculos que avanzaban en carrera con tejidos cordones y sistemas. Todo incursionaba veloz y brusco llenando de pulso al esqueleto. La niña muerte no pudo más que dejarse ser agridulce y dejarlo transcurrir olvidarse de su propio arquetipo porque entendió, en ese instante su identidad corroída y plena, paciente y expectante abrazó el duelo y aceptó el latir que la acogía, inmenso luz de la más hermosa de todas las dudas y la más intuitiva de todas las certezas que ahora lleva esculpido tu nombre.


Fuck


L UCÍA M ELGAREJO

off

[Porto Alegre, 2017]



[Porto Alegre, 2017]



Sin crisis en Uruguai, 155

Equilibrio

[Porto Alegre, 2017]


H OLANDO P ELOGROSSO Estúpidas y cómodas Crocs Si el medio es el mensaje, la premisa que germinó este pensamiento puede resultar desalentadora si el lector es un triste apasionado. Hace algún tiempo, escuché la frase: “Las crocs son el emblema del hombre sin esperanzas”. Esas palabras estúpidas pusieron su órbita alrededor de mis sesos como una polilla hipnótica ante un farol. Otros resortes funcionaron antes para que ese mensaje llegara a mis oídos, no podría ni pretendo nombrarlos a todos, no interesan ahora. Interesa más lo que me generó, ¿qué fue? Primero, probar la veracidad de esa frase. El resultado me colma de indignación. Antes de que culparme de prejuicioso haré mi precaria defensa. Yo no hago el prejuicio, ellos lo hacen consigo mismo. Aquí y allá cunde la automarginación y las manifestaciones y defensas más entusiastas y enardecidas sólo ocultan enormes puntos débiles. Ser lo suficientemente intuitivo y perspicaz como para distinguirlos no tiene sus ventajas tampoco, y menos hace falta ser muy inteligente para darse cuenta (sí, tal vez, para relacionar un distintivo y una costumbre), sólo basta mirarles los pies. ¿Qué demuestran con sus pequeños actos cotidianos? Lo primero y más obvio, tienen mal gusto (hay que tener la sensibilidad de un pepino para usar esas cosas, es toda la prueba que necesito, vamos, son espantosas). Luego le sigue todo lo demás. No les importa ensuciar la vereda con envoltorios que hayan usado y no se tomarían la molestia de llevarlos hasta el tacho, bajan por la puerta de adelante del ómnibus sin necesidad alguna, usan su punto de vista como medida de todo lo que ven (y debo aclarar que eso es un error, molesta), consumen comida chatarra sin remordimiento, hablan con la boca llena y mastican sin cerrarla, no leen cosas muy extensas, repiten siempre algo que escucharon por ahí y no tienen ideas originales, escuchan reggeaton, tienen mal aliento, alzan la voz antes de mejorar su argumento y escuchan para contestar antes que para entender, si creen tener opinión de algo les son irresistibles las ganas de hablar y ser escuchados aún con un


paupérrimo marco teórico, tienen faltas de ortografía, utilizan mal la palabra “bizarro”, usan más el celular que el razonamiento y prefieren los supermercados y el Shopping que el almacén. Ah, y miran televisión o pasan pegados a alguna otra pantalla. Podría seguir hasta mañana mencionando actos no muy recomendables y en los cuales se identifica este grupo; pueden verse como un defecto o algo que no está muy bien hacer, pero se han generalizado actitudes pasivas que las dejan pasar hasta irlas naturalizado. Además, seguir con esta lista sólo martirizaría al lector, hará sentir aludido a más de uno y dejará más mal parado al que suscribe estas líneas que a quienes calzan esas cosas. Lamento decirlo, pero pierdo las esperanzas en el dueño de los pies que lleven eso. Alegarán por el confort, la comodidad y yo solamente volveré a ver otra manifestación explícita o metafórica de su vicio. “Podemos elegir entre lo que es correcto y lo que es cómodo” dijo un famoso Director y docente1, y esas palabras atemporales deberían resonar más fuerte en este tiempo iconoclasta y parricida donde matamos las cosas con ignorancia y pasividad, donde ya no podemos hablar de Honor y aspectos Sagrados y pronto tampoco de Moral, Ética o Respeto. “Perdónalos, porque no saben lo que hacen2”, y justamente es en su pleno desconocimiento del hacer donde se apoya su mayor error. Creen que viven y andan como dormidos por la vida, “they live, we sleep3”. Esclavos perfectos y nihilistas, atletas del individualismo que son capaces de perderse un buen momento con tal de sacarle una foto. Reproductores del mensaje de la élite, inconscientes de sensatez desmayada que creerán que sensibilidad y debilidad son sinónimos. Elijo hablar de ellos porque se manifiestan en un número que pone la piel de gallina y son EL fenómeno social posmoderno. Pero a otros dejaré una disertación más profunda sobre el tema, yo por mi parte no desmiento mis ganas de alejarme a alimentar minorías. Ustedes por su parte habrán tenido el agrado o no de leer este ensayo cuyo autor con desencanto se desquita. Dixit et animam levavi4! 1 Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore 2 Jesus dixit; Lucas 23:34 3 They live, John Carpenter 4 Sobre los daños que produce el tabaco, Anton Chejov


El triste bienaventurado [Nota LX] Triste bienaventurado el que mira desde atrás de los ojos que perdiendo el apoyo que busca su pupila en cualquier dirección resbalara el bastón de su focalización; entre sus manos todo le es como arena: silencioso, volátil, abundante, desarticulado hasta su última unidad visible, emblema de inseguridad y asimismo digno de estima para con el Tiempo, pues este supo concederle ser el heraldo de sus propias labores. Bienaventurado sí, porque se sabrá correcto y con paso diligente en la senda que aun ceñida a sus hombros será lo suficientemente estrecha y no más, y sus pensamientos, aquellos que posteriores se hallen al encaracolamiento donde hace gala de agilidad y premura, flotantes como serpientes se pasearán con delicia y libertad por los recintos del santuario que sólo conoce el peso de sus reflexiones. Pero triste porque esas reflexiones tendrán la espalda salada, porque bajo sus cejas chisporroteantes y húmedas todo irá en procura de sombras como si de agua fuera, y porque la realidad, que él habrá puesto a negar bajo una u otra forma de embriagarse irá perdiendo asunto y jugo ante el tacto de los hilos que llevará por uñas (las cuales son finas y flexibles y utiliza cual la hormiga las antenas de su frente para palpar y oler) hasta que sea irreversible el vértigo de ver ante su nariz cómo la persona con la que habla comienza el típico proceso de desintegración apenas empezado el picadillo para seguir desmigajándose hasta no poder resistir las invitaciones a subirse aún a la más pequeña carroza de los vientos y quedarse, más o menos casi siempre de esta manera, hablando sólo o a alguien que para el final de la frase ya no está. El Apasionado aún no cae con hallarse en la magnitud de poder referirse a todo esto con auténtica y dignísima franqueza o haciendo alarde del más saludable convencimiento como poseedor de este mal que él mismo llamaría “disolutivo” o “evaporizador” pues el objeto directo sobre el cual hace blanco este carisma mortífero, esta gracia incinerante que tiene en sí más de verbo que de enfermedad, cual anhelo, allí realmente parece estar para que no haya más que transparencia que hace sombra, fantasía de cristal impalpable, ausencia dormida o quimera inconcebible, y por tanto que no puede poseerse siempre y cuando la


“obtención” haga sinónimos “construcción” y “posesión”. Todo beso y rezo es evidencia de ausencia. Nada tiene entrañas, nada corazón. Ninguna voz se aclara para atreverse a decir <este latido es mío> y se diluyen a fuerza de propagarse las vibraciones que tarde o temprano publican su orfandad. ¿Qué más decir? Esta emanación de conciencia es brutalmente empujada al solipsismo; el hipócrita no contesta y la canción no lleva coro. Algo suena para no estar. Ya solo se oye hablar al viento un monólogo anónimo y crepuscular doblando su cabeza y sonriendo como suelen hacerlo un cráneo, su voz o su eco cruzan el desierto de la realidad y es pura letanía susurrante y lineal del enunciador que existe para quien lo ignora. Humo es todo lo que se puede atrapar y sustancias que tienen más de envase que de contenido es todo lo que se puede ver pasear. ¡Y con qué entusiasmo y alegría forjan los buenos hijos de la apariencia la variedad y más extensa aun combinatoria de sus atuendos, vestidos, condimentos y quién sabe qué cosas más! Pensativo y con el piso por todo panorama nuestro hidalgo de la pasión repite sin miedo de que siendo escuchado le juzguen loco y necesitado de ayudas y paciencias terapéuticas que así lo obliguen a callar sinrazones peligrosas, porque vamos, nadie hay ni allí ni en ningún lugar que pueda escucharlo de verdad, y con todo dice, con más o menos envidiable claridad y volumen lo que he podido aquí transcribir: <Las palabras encierran el alma y pueden asemejarse a la libertad mientras más grande sea como jaula. Las imágenes son “de palo” y se engañan quienes sostengan que no valen una de éstas tanto como mil de aquellas>. * * *


Mineral Todo lo que me es otro no me existe no concibo más las vecindades ni los vecinos No miro a través de todos los ojos sólo me están mis dos ojos y esta antena...1 Soslayo sus ofertas, no quiero nada. Veo hasta donde se encuentran las olas de lo que llega con lo que sale, manantiales enfrentados, cascadas de íconos, el bosque de símbolos que opaca con frecuencia el desierto de la realidad. Todos los latidos de la vida injusta han enmudecido: duermen los relojes del mundo, los telares de tinta de las bibliotecas, duermen los dineros que ojalá no se levanten, las cajas bobas y las revistas, los accidentes, el clima y los periodistas, duerme el sol bajo la manta de nubes duras, duermen las calles bajo una lluvia de muerte fría. Los mares se han congelado, los días son estatuas. Verona mira hasta dónde llegan los muros de Verona. Afuera no hay hechos, ha muerto la Historia, encadenaron al Tiempo. No se puede ir más allá del cascarón donde se pintan las sombras y bailan las interpretaciones, pantalla de siluetas, de colores y manchas. Nadie cruje en la reja ni estrecha el saludo Bailan fantasmas en un remolino. 1 sicut

Carlos Alberto García Moreno dixit


Carta fónica I ¿Qué tengo que decir? Todo lo de afuera no existe se desbarata cada vez que lo miro arrecia la cascada de sol me quedo esperando espesas cortinas para de noche la robusta pecera de su silencio Campana de Paz sé mi cascarón contra vibración y latido dame tu inoculación que se me caen los ojos como si de arena fueran y en el incendio de mi pupila llena golpea de atrás un rojo tambor Campana de Paz ¡qué casa me haría contigo! ¡Si la montaña no va al ermitaño yo me calzo caparazón despiadado y me vuelvo caracol! (o a lo mejor tortuga)

II ¿Qué me vas a decir? Si no estoy en ningún lado y todas las palabras son iguales y siempre parecemos patos ... ya no se camina como escuchando música no me eriza la piel Lautréamont como tener, tener miedo de tener, tener hambre. Lo que albañileaba hoy derrumba, mudo el espejo llenó de polvo retratos leña seca y no costillas enjaulan un corazón


potencial pájaro y no corazón caja de ramas, y canto o pulso qué entusiasta mi enmoluscamiento qué próspero veo el silencio no el hacer, me han matado la acción no el narrar, lo que embrutece es la ficción la palabra lanzadiza vuelve con otro inevitable golpear ninguna sirve, ninguna es bella, practicamos crueles bomberos con tenaz fracasar y pactos enfermos entre dos tercos se dan hiere el aire la palabra otra vez más el incendio baila círculos mientras del cuello le nacía vertiginoso y tupido un árbol de sangre... la mecha va detrás.


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