Dzl #9

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REVISTA MARGINAL

/ NOVIEMBRE 2016

Uruguay / Argentina / Colombia / Venezuela

Amanda Rojo Isis Filgueiras Lucia Melgarejo Arturo Restuccia Leonardo Scampini Leonardo Martínez Mato Juan Manuel Sánchez Holando Pelogrosso Alberto Quero Jeanne Sosa Susana Páez


Portada: Jeanne Sosa (Sin tĂ­tulo).



EQUIPO EDITOR: Fabiana Lapalma Batko Gloom Amanda Rojo Gastón Morán Mosquera Susana Páez

DIFUSION: Leonor Courtoisie Andrea Correa Prates Arturo Restuccia Isis Filgueiras

CORRECCION: Leonardo Scampini Susana Páez

ADMINISTRACION DE GRUPO DZL: Amanda Rojo Juan Manuel Sánchez

CANAL DE YOUTUBE: Amanda Rojo

SITIO WEB Y MANTENIMIENTO: Lucía Melgarejo Frediani

COLABORAN EN ESTE NUMERO: Amanda Rojo, Isis Filgueiras, Lucia Melgarejo, Arturo Restuccia, Leonardo Scampini, Leonardo Martínez Mato, Juan Manuel Sánchez, Holando Pelogrosso, Alberto Quero, Jeanne Sosa, Susana Páez. ©2016 DZL Revista Digital Montevideo, Uruguay.


C ONTENIDO Isis Filgueiras

Juan Manuel Sánchez Diario de obsesiones musicales. El Álbum blanco Jeanne

Arturo Restuccia Para Jeanne Sosa, Emperora Triz, cofundadora de DZL

Lucia Melgarejo

Susana Páez No llores Sin título [a Jeanne Sosa]

Amanda Rojo A Jan Dark La calavera y la sombra

Alberto Quero Virginia Woolf” Baudelaire

Leonardo Scampini Versos peneanos Sin título [a Jeanne Sosa]

Jeanne Sosa

Holando Pelogrosso ¿Qué pensás, che? Berrinche pulmonar Cutecopraxias

Leonardo Martínez Conversación con Cross


“Cuando se cansa de tanto querer ella es tan clara que ya no es ninguna� L. A. Spinetta


I SIS F ILGUEIRAS

Debajo del Duraznero [lรกpiz y acuarela]


A RTURO R ESTUCCIA Para Jeanne Sosa, Emperora Triz, cofundadora de DZL Qué atrevimiento Jan Dark. Determinación brutal del derecho de tomar una opción, prohibida, condenada. Y llegó un fin, cuando el cielo se opacó en ese silencio escalofriante en este paraíso quieto… tu paradero no te fue tan temido. Un pájaro hambriento, y también un lobo batiendo tambores de guerra de no estar de acuerdo de no temer a lo temido, escrito en tablas de hierro por siglos de creencias de sonidos fantasmales y atemorizantes. No has podido encontrar ningún pecado en tu vida, y no han podido derribar las puertas de tu conciencia! Te supiste al borde del mundo. Certeza de no pertenecer a nada, solo a ti. Quién llenará este tiempo, la ebriedad de tus músicas y palabras. Tememos por nuestras vidas, ahora la misma tierra deberá cambiar su faz con sonrisas o con sangre, con flores o con odio y con tus brazos extendidos en el más cruel de los abrazos. Que atrevimiento Jeanne… Tus palabras volverán imponentes, como un embrujo.


S USANA P ÁEZ No llores No llores, me dijo. No lloro, le dije: son esquirlas de vidrio las que brotan de mis ojos. No me hieras, me dijo. No te hiero, le dije: es algodón lo que supuran mis dedos. Mis uñas no te dañan, rojos son los ríos donde muere la esperanza. No me quieras, me dijo. No te quiero, le dije, sólo tu vida deseo bajo mis garras. No me dañes, me dijo, no te daño, le dije: mis dientes burbujean en tus entrañas. No llores, me dijo, no lloro, le dije: es sal y sudor bendito lo que te moja la espalda.

Sin título [a Jeanne Sosa] Pasó el naufragio. Ella duerme en el infinito. Cual los de un gato, su luz enciende los ojos de los sobrevivientes.


A LBERTO Q UERO Virginia Woolf ¿Cuál intriga nos hace falta? Si nuestro itinerario lleva una marca, si ella es inasible, si nos construyen ladrillos de tiempo, si nos mueven espirales y vaivenes, entonces ya nada puede emboscarnos ¿Por qué he de tenerte miedo, Virginia Woolf? tú también has conocido a Caronte.

Baudelaire Piensan los hombres escasos que yo soy atroz, atroz como mi libro, atroz como ellos mismos, hipócritas próximos, farsantes vecinos: no sé quién les dijo que son mis semejantes. A mí no me importa; pero sepan algo: si soy yo atroz no es porque cuentan mis textos todo mi odio y toda mi ternura, sino por lo que callan y resguardan, por lo que celan y atesoran


L EONARDO S CAMPINI Versos peneanos TRAVESTI Entró. El arpegiado paso en sus muslos hacía flamear su blusa color lila y trepaba su anatomía con obstinación desplegando el significado de la idea de belleza. Abrió el abanico de su mirada. La noche congeló la cuerda imaginaria crecida desde el ansia de mis ojos y ella vino hasta el erizamiento de la médula el gesto mudo de la calandria volviéndose agua la sorpresa oculta en la unión de sus piernas. El deseo no cayó. Entre las astrales líneas redondeadas que se hendían subí sobre su dorso para hacerla mía aferrando su pene erecto con una de mis manos mientras la vehemencia de toda mi pasión le eyaculaba el ano.


TAPÓN Tener trece años y que desde los cincuenta un tapón de semen esté atascado en la punta de mi pene: “que sos muy joven” “que no tenés experiencia” “que tengo miedo” “que es pecado” “que no está bien” “que primero te tengo que conocer” “que sólo lo hago por amor” “que vas muy rápido” “que me gustan lindos” “que me gustan rudos” “que tenés cara de degenerado” “que no estoy para la joda” “que no busco una relación seria” “que los prefiero con la autoestima alta” “y que sean inteligentes” “y que tengan iniciativa” “y que se coman al mundo” “y que sean honestos (pero no sinceros del todo)” “y que sean machos” “y que sean tiernos”; “que ¿por quién me ha tomado?” “que soy una mujer casada” “que podría ser mi padre” “que sos mal amante” “que te vas muy rápido” “que no me movés nada” “que estas demasiado viejo” “que ya no se te para”.


UTOPÍA Si las pijas volaran como pájaros y bajaran a tierra a buscar lombrices y las llevaran al nido para la hecatombe de hijos si quisieran romper los diques bañarse en una larga pausa de luces tomar las rutas del cielo, si sus ojos atravesaran la piel la corteza la cáscara y cayeran en picada y les manara un almíbar de sus bocas. Si las pijas volaran y les diera frío si volaran desesperadas buscando ponerse al abrigo y se toparan con un portal porno o alguna amiga reptiliana; si se emocionaran y les diera ganas de abrazar a alguien si se les cayera una lágrima en el suburbio del frondoso bosque de la futilidad. Si las pijas tuvieran un sueño y surcaran el aire entrando y saliendo del cielo si batieran sus alas y chocaran contra todo hasta encallar en esas densas nubes tupamaras del hombre viejo...


L EONARDO S CAMPINI Sin título [a Jeanne Sosa]

Una soga un cóctel de pastillas las vías de un tren el puente sobre el río el noveno piso de un edificio céntrico aquel mar la boca abierta al escopetazo... Pero antes dejame entender de qué viene hasta ver esas luces encendidas en el precipicio de la sinapsis.


J UAN M ANUEL S ÁNCHEZ Jeanne La casa está llena de portadas de revistas que algún día existirán. Versos, muchos versos versos armas para pelear contra aquellos demonios con los que perderemos tarde o temprano. Música ambiente de un oscuro Nepal. When you´re standing on a crossroad that you cannot comprehend Nick Cave comienza a cantar P.J. Harvey, Kyle Minogue y Tom Waits lo acompañan cerrás los ojos. Just remember that death is not the end.


Diario de obsesiones musicales EL ÁLBUM BLANCO

En 1967 los Beatles lanzaron “Sgt. Pepper‟s Lonely Heart Club Band”, el mundo rápidamente se dio cuenta de que se trata de un hito en la historia de la música y un disco que redefinió los límites del Rock como género. Al año siguiente, editaron el Álbum Blanco y la sensación general fue que el Sargento Pepper había dejado la marca demasiado alta, incluso para el propio cuarteto de Liverpool. El principal pecado de este álbum sin nombre es haber sido grabado después del disco fundamental del siglo XX. Cuando uno hace un recorrido por sus 93 minutos de música, puede encontrar algunas de las mejores canciones que compusieron los Beatles, como “Rocky Racoon”, “Dear Prudence”, “Cry, baby, cry”, “Yer blues” y la enigmática “Happiness is a warm gun”. Pero también hay piezas que rayan con la estupidez, es el caso de “Wild honey pie”, “Ob-la-di, Ob-la-da” y la infumable “Revolution 9” que sólo he tenido el estómago para escuchar un par de veces. La falta de un hilo conductor, hace que quien lo escuche, no la perciba como una obra completa sino como un simple compilado de temas. El contraste entre composiciones tan dispares dificulta hacer una evaluación total del disco. Quienes se han dedicado a investigar la


historia de la banda, coinciden en que los intereses creativos eran, por entonces, muy diferentes. El Álbum Blanco puede entenderse como la obra de cuatro artistas solistas que se van utilizando mutuamente como músicos de acompañamiento. La futura disgregación de los Beatles, puede notarse en el hecho que de 30 pistas que tiene el disco, solamente en 16, participan los cuatro. Pero quizás, la cualidad más enigmática de este disco es la de funcionar como oráculo musical. Viéndolo en retrospectiva, es posible ver antecedentes de cualquier tendencia que tendrá posteriormente el rock. Incluso esa disparidad entre una pista y la siguiente, pareciera adelantarse a los hábitos de escucha actuales, donde rara vez ponemos un disco entero y vamos salpicando de tema en tema, gracias a youtube o al spotify.

A su vez, el Álbum Blanco puede ser visto como la otra cara de la moneda respecto al espíritu de los 60 que representa el Sgt. Pepper. Mientras el disco anterior parece ser la celebración del flower power, en este disco se enfocan en aspectos más sórdidos de aquella época. “Sexy Sadie” fue dedicada a Maharishi Manesh Yoga, una vez que Lennon se sintió decepcionado con él, al considerar que no practicaba sus propias enseñanzas. O la sencillísima pero hermosa “Blackbird” en la que Paul McCartney entona: Pájaro negro cantando en el filo de la noche/ toma estas alas rotas y aprende a volar/ toda tu vida/ has esperado este momento para despegar. La lectura resulta bastante clara si se tiene en cuenta que estamos en el mismo año en el que se asesinó a Martin Luther King. Una caja de sorpresas mucho más enigmática y perturbadora de lo su aséptico envoltorio parece indicar.



L UCIA M ELGAREJO


A MANDA R OJO A Jan Dark

Emperora, emperadora de tu reino oscuro, sensible como el agua de tus artes, hilabas colores y palabras con irĂłnica presteza, una cabeza llena de moscas y licores, odios y amores, infinitos en su certeza, cortos en sus calles a contramano, mostrabas tu mano sin ambages, tierna como la piedra sabia, perdida en tus mares con peces monstruosos, oh, emperadora de ese ocĂŠano oscuro, gracias por tu canto de poeta muerta.

Noviembre de 2016


A MANDA R OJO La calavera y la sombra Annick caminaba por la senda de tierra, casi cegada por el polvo que se levantaba de aquella como luciérnagas marrones. Su palidez contrastaba con los tonos tierra y la piel de la gente, muy tostada. Lo único que concordaba con su blancura eran las paredes interminables de las casitas de adobe pintadas a la cal. Eran de un blanco deslumbrante, que enceguecían a la luz del sol e iluminaban a la luz de la luna. Eran como osamentas que contaban antiquísimas historias trágicas de amor y venganza. ¿Cómo era posible que un país tan hermoso, azul, blanco y ocre, albergara esos terroríficos mitos de sangre, pasión y muerte? Annick ponderaba esto mientras se entremezclaban el polvo del camino y un sentimiento de alienación amigable. Era diferente a lo que sentiría El extranjero en aquella playa interminable, asolada por los rayos del sol y el aburrimiento. Este era un sentimiento de pertenencia y extranjería al mismo tiempo. Quizás los mitos que había leído de adolescente la habían preparado para esto, aunque siempre recordaba esas lecturas y su posterior huella mental como algo fascinante pero alienígena.


Como al observar una osamenta muy blanca en la arena, se podía sentir uno lleno de contento y fascinación por las contemplaciones que surgían, lleno del aire desértico como un todo, como el maná que alimentó desde el cielo a los judíos de Moisés. Uno contemplaría esa osamenta, poniéndose en su lugar, tan tranquila y pacífica, habiendo alcanzado la paz eterna, completa, totalmente satisfecha de la existencia en esa eternidad de arena, en esa contemplación del océano arriba y debajo, ambos tan azules, de vez en cuando sintiendo el látigo de una tormenta como un descanso extra en el reino del cielo. ¿Quién podría quejarse de ser esa calavera, existiendo a pesar de la muerte, aún sintiendo el paso del tiempo, saboreando el roer de los años, sin sufrir, siendo simplemente parte de la danza de los elementos, sin dolor, sin alegría, sólo paz? Pero al mismo tiempo, el observador, Annick, se sentía doblegado por una sensación de desasosiego, una especie de terror cósmico, donde ese contento también era desesperación, conviviendo en paralelo. Esa calavera, Annick, sentía el peso del tiempo infinito, las pasiones apesadumbradas, exaltadas hasta la muerte de aquella osamenta, que una vez había sido alguien, algo, que se había movido, cubierta de carne, animada por impulsos eléctricos, mirando, pensando, buscando toda su vida, arrastrada por la piedra de molino del deseo, de la limitación del vivir, de esta atmósfera y de la gravedad, de la conciencia de ella misma. La paz que ahora observaba había sido precedida por un lapso de tiempo sangriento, arremolinado, siempre buscando a otros, esperando algo de los demás, calculando, trabajando, haciendo, no haciendo, pero siempre plagada de eso que se llama vida, que se sentía en ese momento como un puro infierno, un infierno llamado planeta y vida. ¿Cuál era el deal? Nada, vivir, morir y ser esa calavera, formar parte del todo eterno, unirse a los átomos completamente, inconscientemente. Eso, la eternidad eterna.


Annick caminaba tranquilamente, pasando gente y casas, atravesando el polvo, con la mirada perdida en el horizonte marino de aquella isla del mediterráneo. Había llegado a ese lugar hacía tan solo un par de días, y ya se encontraba sumida en ella, bailando con ella y extrayendo nociones que la alimentaban, que le daban algo que hacer. Hasta su sombra al costado, alargada y chata al mismo tiempo, tan negra, le daba qué pensar. Allí realmente pegaba el sol; creaba sombras verdaderas, bien recortadas, cinematográficas. ¿Quién sabe, se dijo, si el hecho de la calidad de estas sombras no sería lo que por miles de años había gatillado todas las preguntas de la humanidad? El sol y la sombra que los antiguos habían contemplado, ¿no habrían dado lugar a todas las imaginaciones, las explicaciones, los cuentos, las batallas y las constelaciones? Algo tan simple como verse a uno mismo plasmado en el piso, negro, intocable e inseparable, una especie de espejo en negativo, un agujero negro con nuestra silueta deformada, había sido quizás el iniciador perfecto para todas las preguntas, todas las meditaciones posibles en la historia de la humanidad, de las cosmogonías, de todas las disciplinas, desde al arte hasta la ciencia. Verse negro y deforme; un alienígena que nos contemplaba sin ojos, un ojo entero, allí plasmado en el suelo polvoriento o en la pared caliza. ¿Quién era esa sombra que parecía saberlo todo de nosotros y del universo, pero que no soltaba prenda? ¿Acaso esa silueta muda, en connivencia con el sol, nos había obligado a pensar y a trascender? ¿Era asimismo posible que fuese la culpable de escindirnos del lado bueno de la ignorancia: la inocencia? Siempre había algo raro al contemplar esa gemela oscura. Annick seguía caminando. En su morral de hilo llevaba una botella de limonada, que sacó y de la cual bebió. El sol destelló de manera brutal en el vidrio. Tapando con un corcho la botella, retomó el camino pardo. Era de mañana y su sombra chata la seguía desde atrás, como un perro garronero. Caminó hasta una esquina donde un puesto vendía frutas y


verduras. ¿Qué le gustará a Rick? „Uvas y duraznos‟, le había dicho él con una sonrisa desde la cama. Su piel era blanca pero de un tono más trigueño. Quedaba muy bello entre las sábanas blancas, con la pared blanca y la madera de la cama tosca haciendo de marco. „Estás muy pintable‟, le había dicho Annick, poniéndose el pantalón de lino. Rick sonrió más aún. ¡Qué bello era, qué sonrisa más buena y preciosa! Era un don poder sonreír entre la sobriedad de su vida. Ambos se reían mucho juntos, pero era raro pensar que sus actividades le demandaban constante concentración. Los artistas nunca sonríen cuando están creando, que es casi siempre. Un artista trabajando siempre está serio, sumido en su mundo, todo es serio e importante en él. Nada existe cuando existe el arte, la belleza es grave, absoluta, como el universo. No hay risas en el universo, ¿pero sí un sentido del humor? Annick comenzó a meditar sobre eso. Rick era pianista, ella era pintora. Se habían conocido en el apartamento londinense de alguien, donde se celebraba una fiesta de las tantas que existían en esa época. Gente, ropas, humo, música. Annick era una extranjera en aquella capital y, guiada por unos amigos, se había escabullido rápidamente en la masa oscura de la gente, que fumaba y bebía. La gente le aburría inmensamente, porque siempre conformaban al espíritu del grupo de ese momento. Siempre se creaba una regla, un ritmo, un consenso casi fascista entre ellos; dejaban de ser originales para amoldarse al egregor, esa cosa amorfa que ellos mismos creaban sin darse cuenta. Y siempre estaban los alfas que marcaban los puntos cardinales, y los betas que seguían el son de esos pocos auto-elegidos. ¡Qué imbéciles! Annick se escabullía, tranquila, mientras prendía un cigarrillo y sonreía agradecida por la penumbra y por poder observar. Debajo de una lámpara cubierta por un pañuelo de colores, un grupito de gente tocaba música. Guitarras, pandereta, flauta y el piano. El estilo del pianista, que estaba de espaldas, le llamó enseguida la atención. Era sencillo, claro y elegante. Los demás instrumentos parecían estar


por fuera, haciendo melodías distintas, mientras que el piano se iba de paseo, casi podía verlo, se iba por otro camino, lejano como el horizonte marino visto desde un camino de arena, su música volaba, hilando compases suaves y perfectos. En esa espalda vio el temperamento fino y oscuro del artista, del creador de la belleza. Annick se deslizó hasta la otra pared, para poder vislumbrar el rostro de aquel pianista. Tuvo que apretarse entre un sofá y una mesita. Desde allí vio por primera vez ese rostro crístico, serio, cabizbajo, que concentradamente sacaba armonías del teclado. Tenía el cabello castaño, por los hombros, y barba de un par de semanas. Era un rostro delicado, como pintado por el Greco, sus brazos delgados y nervudos se movían delicadamente al son de la música. Un cigarrillo se consumía en un cenicero de cerámica sobre el piano de madera oscura. Annick, al tiempo que ya amaba a Rick, en su mente lo pintaba, como luego haría muchas veces. Ahora, mientras compraba uvas y duraznos, así como olivas y tomates, respirando tranquila, sabiéndose ya plantada en esa isla del mediterráneo, habiendo intercambiado información con ella, cayéndose bien, abrazándose y manteniendo cierta distancia también, Annick se dio cuenta que sonreía, porque pensaba en Rick allá en la casa blanca hueso, seguro ya fumando un cigarrillo, con un café y al piano, tocando melodías que seguramente también hacían migas con la isla. „Me siento como esa osamenta en la arena, para siempre allí‟, pensó alegre, „tengo en mí estas dos formas de ser, la eterna y la limitada. La eterna me da la seriedad de la paz y el sosiego, la completitud, y la limitada me da la risa y el arte, me da el amor de Rick‟. Vio todo en un maravilloso chiaroscuro, que la obligaba a pintarlo y a Rick a componerlo en sonidos. Luego vio que el chiaroscuro se diluía en, quién sabe, si la eterna luz blanca de la osamenta o la negrura de la sombra.


J EANNE S OSA

Sin título Mayo 2015


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Sin título – mayo 2015



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H OLANDO P ELOGROSSO ¿Qué pensás, che?

Duró un par de horas, tal vez menos. Ni siquiera fue una lluvia letal, encantadora. Fue una lluvia jodona como de zócalo, pero en la caminata distinguió que podía sentirla y tomarla paralela a ella antes mojarse lo suficiente como para necesitar una toalla al llegar a casa. La tarde en realidad la acompañaba como brebaje psicocósmico; tanto jueves hacía en su pecho. -La vida es triste como decir “Hoy es lunes”… El caracol de su violencia con paso de nube y su pasión a medio traspasar hacían juego con el tazón de frutas. El pez mandaba, y era mejor que una cigarra fría. Apuró un codo y el vaso detrás ganó el recorrido instantáneo e imperceptible hacia su rompecabezas; ya estaba hecha su propia historia. La mirada quedó sólida en el piso. Fue lo mejor. Quiero tener un dejavú con este accidente. Como aquella vez en el pueblito aquel, volviendo del almacén en bici, cuando la rueda de adelante agarró un pozo y el huevo casero saltó de la canasta como despidiéndose o escapándose pero burlonamente, un salto sin ángulos rectos, un suicidio elegante donde todo menos la consecuencia (plaf) era elegante, inesperado hasta para él. –Chau, Mario-. Y en la calle, fuera del nido el polluelo, viendo por fracasado (si ver pudiera) su primer y muy prematuro vuelo. Por un momento de caja, todo fue debido. El escape elegante y romper el cascarón que era lo que contaba. La intención, si cabría en él, no era llegar lejos. El significado de ello, si hubiera tenido desde donde mirar y con qué, no importaba.


Pozo de mierda, ni siquiera con charco; mejor. Todo muy temprano. Luego sí, el rayo donde se unen todos los recuerdos –hola, Mario- y ver sólo sus manos en los bolsillos doblando en la esquina fue la patada de adrenalina en la boca del estómago, buen sabor. Sus manos, el pozo, la curva, plaf, el uno en la resta ahora imposible de juntar ya unido a la tierra de la calle fue todo uno, fue el relámpago, un recuerdo de ocho carillas entrando de golpe. Sus manos cortadas por el pantalón, siguiendo el compás de su caminata capaz de no esquivar la bici pero sí de mantener esa mirada de “qué pensás, che” que hasta entonces era suficiente para ruborizarla siempre que diera con ella desprevenida. Llegaron entonces los puntos de prudencia: el sensato freno (cuya aplicación no era muy efectiva y debía ser compensado con el pie en la tierra o en la rueda, que era más bien la costumbre quien lo apretaba), el inoportuno vestido inadecuado para el ciclismo cuya falda se engancharía en el asiento de manera malvada al intentar ella dar pie y erguirse, el tímido, consabido pie dando en tierra con el característico ruido de pedregullo pisoteado de aquellas latitudes. La mirada que le dio fue un punto y un punto y aparte. Indescriptible no porque las palabras no darían con ella (nunca dejaría de ser insuficiente el lenguaje estando en una conciencia bien ejercitada, nada será indescriptible en tanto sea contemplado), sino porque la pericia necesaria para cifrarla en lenguaje requiere que sea apretado y ágil, riguroso y furiosamente puntual… un genio más enfermizo se ocupará de ello algún día. Se miraron y muchas cosas pasaron, listo. La mirada estaba sólida en el piso. El agua rota entre los añicos de su cascarón de vidrio dibujaban la escena, todo estaba puesto allí. La mesa que no era canasto, el codo que no era pozo, el piso de cocina que no era calle, todo lo demás que no era todo lo otro y Cecilia tuvo su dejavú. Mario llegó detrás de todo el ruido preguntado que qué pasó, estás bien, dejá que yo lo junto, tené más cuidado, mirándola como aquella vez. ¿Qué pensás, che? El rayo que unía todos los recuerdos.


Berrinche pulmonar Yo tenía un pulmón iracundo, agitado puteaba que se revolcaba en el piso buscando cenizas para calmarse. Se tragó dos plumeros para calmarse, dos plumeros y aún así seguía molesto. Niño berrinchudo, chillón, sudoroso, espléndido, enfadado, movimiento browniano insistente con la que agita el aire que no consigue beberse, como tratando de hacer con él espuma y con la espuma, pelotas, y tener un tiro y saber tirar, y romper, vándalo insensato, delincuente sin causa, impulsivo, irreflexivo. Yo tenía un pulmón violento Cuyos gritos desgarraban banderas y barbas, oídos y faldas, chillaba insoportablemente, levantaba baldosas y tablas. Pedía ojos, cartas, carnes pero no sabía dónde le dolía, pedía curas, lluvias, noches, pero no respondía, no, no es por aquí por donde sufría.


Correr, gritar, golpear… tal vez, y no saber a dónde, o cuándo, o qué. Yo tenía un Pulmón que se asfixiaba dentro de su camisa, pateaba dentro del zapato, mordía dentro del bozal. Tenso, nervio expuesto, ninguna de tus flechas golpeaba fuera del cordón. Yo tenía un Pulmón desesperado en la cárcel de mis costillas, blancos barrotes arañados que devuelven a la desesperación el agrio papel del cautiverio indiferente.

Cutecopraxias Sec. 1 Ext/calle/día. (Pablo camina por la calle, le suena el teléfono). PABLO: -¿Hola? Sí soy yo, ¿quién habla? Quién? (se para en seco) no te puedo creer, en serio? Cómo andas? Cuanto tiempo sin vernos, si es cierto. (Retoma la caminata) no puedo creer que me hayas llamado, cómo tenés mi número. Ah claro, con razón no me respondiste más. Pensé que te habías olvidado de mí. Es que yo supuse que me había comportado como un buen idiota y asumí que ya no querías verme más. Claro. No, no existe. Es muy probable, sí. (Ríe sonoramente) ¿En dónde andas ahora? ¿Cómo que para qué? ¿No te gustaría verme? Ah, bueno. No, no recién Salí. Claro, si, obvio. Llamaste justo a tiempo. Pará,


aguantame que me voy a tomar el bondi. (Acercándose a la parada, preguntándole a una chica que esperaba el mismo bondi). Disculpá, ¿sabés sí éste que viene pasa por Rio Branco? CHICA: -No sé, creo que sí. ¿Rio Branco y qué? PABLO: -A ver, sí. Ya sé cuál es, gracias. (Parando el bondi, al teléfono de nuevo) ¿Hola, seguís ahí? Sí, me lo estoy tomando en éste momento, ya es tarde. (El bondi se detiene, primero sube la CHICA y luego él. Paga y busca un asiento bien al fondo sin reparar que se sienta al lado de la CHICA, ella estará muy concentrada en su celular y dedicará fugaces miradas sobre PABLO) Sí, qué me decías. Ah mirá, si puede ser. Si me lo decís así, sí. ¿Dónde vivís, es decir, dónde estás ahora? En tu casa bien, y ¿puedo ir? Hm… y ¿dónde queda? Mirá, que buena casualidad, creo que éste me deja a unas cuadras, supongo que demorará unos 20 minutos tal vez. Sí. Bueno, dale. Por favor no te olvides. Dale, dale. Nos vemos en un rato, beso. (Corta. Marca otro número y llama) -¿Hola Javi? Pablo, Pablo te habla. Si, si, ¿cómo andas? No, vos sabes que me surgió algo y no voy a poder ir. Si, por eso te llamaba. No, además necesito pedirte otro favor. No, no te voy a pedir plata. Necesito que me hagas la pata, si Flor te llama o te escribe decile que estoy con vos y que me quedo ésta noche en tu casa. (Ríe) no, no seas malo. Dale, cuantas te hice yo, una vez me toca a mí. Si dale, después te cuento todo. Dale, chau. (Corta y marca otro número). -¿hola mi amor? ¿Cómo te va? Sí, ya salí. Estoy en viaje, sí. Pero no voy para allá. Sí, no importa. Me voy con Javier y los gurises, dice que toca la banda de un amigo y que consigue entradas. Y no, no te invité porque sé que no te gusta y te ibas a aburrir. Bueno dale. No, no sé, capaz que me quedo en la casa. Dale, yo le digo. Besito, chau.


(PABLO corta y mira fijamente a la CHICA que le responde con una mirada de desprecio justo antes de levantarse para descender, al bajar ella sube un vendedor). VENDEDOR: -¡pasen y vean! ¡Pasen, pasen y vean las nuevas, inigualables e invisibles botonetas sidroenergéticas! ¡Pasen y descúbranlas en sus nuevos colores, nuevos colores nuevos, verá doña que el arcoíris es un poroto mantecoso comparado con esta habichuela germinante! ¡Bien baratas, bichitas baratas a precio de contador!, no teníamos la solidaridad a precio sino también se la regalábamos. ¡Tano tano spariva lontano! ¡Nuevas botonetas sidroenergéticas! ¡Señora, ñora, ñor! ¡Mírese una sin compromiso!... hello Grace Turner, remember Grace... Buena tarde estimados usuarios de este medio de transporte y/o tráfico me gustaría robarles dos 1/2 segundos de su encorvadísimo tiempo para pasar a explicarles, sin compromiso alguno y si el guarda me permite, el funcionamiento de las botonetas sidroenergéticas... y aquí lo tiene para usted y solo para que usted vea el nirvana de cerca pero sin tocarlo todavía. Aquí, aquí para quererte, aquí, aquí para adorarte, aquí para decirte que vienen en su bolsita individual, inodora y obligatoria. También tenemos botonetas oreadas de ayer para llevarlas hoy, llévese unas, usted transeúnte peatón que camina; haga que los redonditos risueños no se burlen de usted, conviértase en un peatón con botoneta sidroenergética. (Pasa asiento por asiento ofreciendo unos paquetes irreconocibles. Recoge algunas monedas y se acerca a la puerta trasera para bajar, PABLO y él bajan juntos. Ya en la vereda PABLO sujeta el hombro del VENDEDOR). PABLO: -Basta o pulsare tres cuerdas. ¡Dadles más ornamentos churriguerescos a vuestros cimborrios; más allá de mí el festoneado fatimí no pega con el juguenastil! ¡La spina peraltada! ¡Quítenle las prótesis al pastel para reconocer al matasiete audaz! ¡Yeah!


VENDEDOR: -(Contestándole). ¡Yeh! (PABLO desaparece caminando rápidamente mientras el VENDEDOR se guarda las monedas en los bolsillos). Sec. 2 Ext/Calle/día. REPORTERO: -Autoridades aún inéditas darán hoy antes que se acabe el día una opinión sobre las disculpas mencionadas en reparo de unos pisatontos que habrían cometido un accidente. Sobre los platillos del discernimiento se podrán apreciar, además de todos los mencionados en las disculpas, las fragilidades de la fortuna y el desmentimiento sobre si accidente e imprevisto sean sinónimos y de qué clase, aun cuando toma desprevenidos a los mismísimos accidentadores (Dirige el micrófono a un/a entrevistado/a). ENTREVISTADO/A: -Yo creo que es un tipo de postura circense que defiende el protagonismo del cupido de cuatro patas pero tampoco hay que generalizar, de lejos se entiende bien. Es más, casi todo se ve mejor de lejos. De cerca es más difícil discernir y es cuando uno tiende a pensar que la distancia es lo que da consistencia a la realidad, que es una forma de pensar paradójica pues para que uno pueda asegurarse de que algo realmente existe tiene que tocarlo, o sea, restarle toda la distancia, ¿se entiende? Asumir con los sentidos es muy opuesto a con la mente ¿sí? REPORTERO: Perfecto, muchas gracias. Vamos a ampliar en breve más adelante con el correr de la tarde en la cual se tendrá conocimiento público, como no podía ser de otra manera, por éste medio que transmite en exclusiva para todos ustedes. Adelante estudio.


L EONARDO M ARTÍNEZ Conversación con Cross Son amigos, con 30 años de rocanrol encima. Que pueden hablar de cualquier tema vinculado al arte. Cuya dinámica no es sencilla, ya que Cross, tiene una pata del enchufe de cada lado de las aguas marrones. A lo largo de una tranquila conversación pude ver y oír a dos tipos entrañables, con una cultura general extraída de los libros, el cine, los discos, de forma espontánea y autodidacta, que hasta nostalgia da. Esto nos dicen Marcelo Cross (guitarra, letras y voz) y Daniel Tomikian (batería), entre cafés y deambulares de gatos, antes de salir a ensayar. D: -Ya estamos. M: -Ahí, apagá porque puede hacer interferencia, Tomikian. D: -Interferón. M: -Poné Paul Mauriat de fondo, Ray Connif. D: -Frank Pourcel. L -Gurises, pasan 25 años y ustedes se juntan para tocar en vivo, y remasterizan, un disco que está vigente, lo demuestra porque han llenado salas. Y están grabando otro. Vos cruzás el charco a Montevideo, y

te juntas con éste mostro. O sea que hay ahí una conexión. 25 años de Instinto Salvaje, una vida, la de James Dean. M: Y antes de eso, 84, o sea, no sé. ¿Cuántos años? 32 años, una vida. A veces conozco gente que tiene esa edad y les digo, escúchame: cuando vos tenías dos, tres años, yo estaba agarrando una viola y subiéndome a un escenario. L: Recuerdo “Solo quiero salir de aquí.” Decías, que a los pibes había cosas que les estaban masturbando la cabeza. Ahora, más que nunca, con las redes explotando. ¿Cómo ves el fenómeno? M: Lo veo de esta manera. Cuando tenía 15 o 16 años había pasado una infancia de mierda (ruido de cucharita de café) y fue difícil para mí. Y cuando tenía esa edad empecé a buscar la manera de escribir, de tocar, de emular a esos tipos que tenía pegados en posters: Deep Purple, Zeppelin, grupos de los 70. Entonces, me encerraba en el cuarto, mi vieja afuera gritando, prendía un porro, cazaba el olor y empezaba a gritar: “¡Marcelo apagá esa porquería!”. Yo cazaba la viola y hacía un tema. Me salía algo,


escribía, ¿no? Siempre le di preponderancia al texto, decir algo. Tenía que decir lo que me había pasado y tenía que decir lo que estaba viendo en la calle. Y en la calle por ejemplo, salíamos, íbamos a un toque y en cana por no hacer nada, portación de jeta. L: Comimos razzia a lo bobo, vengo de ahí también. Me interesó mucho... M: Pará que sigo, redondeo el tema virtual. Me encerraba en el cuarto y escribía, hacía algo que hoy si tuviese 15 o 16 años, prendo la compu y me pongo a chatear por Facebook. Entonces la cagamos, ya está. Y claro, eso te anula, ¿por qué? Porque lo que querés sacar fuera, tenés que agarrar una birome, una hoja, la viola, o si sos escritor, escribir. Escribo mi estado de ánimo y soy un poeta. ¿Y eso dónde quedó? Es un pedo en el viento, no queda para nadie. No es como esto que vos me trajiste, esto queda. (Habla de un libro de poemas). Ahora, si te pones a escribir poesía por Facebook, no queda, hermano, se la escribís a Zuckerberg la poesía, es así. D: Hace 6 años, 8 años, pensábamos, “ojalá se diera”, una fantasía que teníamos; ganas de juntarnos. Y hace cuestión de año y algo se dio que Marcelo y yo empezamos a tocar juntos cuando volví a Uruguay, pero para hacer algo que no era Cross. Él estaba tocando con dos argentinos y empezamos a hacer cosas.

M: Sí, tengo un lado mío que es mucho más abierto, se llama “agujas en el cielo”, que es totalmente floydiano, progresivo, abierto. No te voy a decir que en Cross no metemos esas cosas, me tiré para ese lado en un momento, para hacer cosas yo solo y no estar encorsetado en Cross donde hay clásicos y los tenés que tocar te guste o no. Cuando me conecté con Daniel, en principio venía de viajar, y Daniel para todo lo que es gran música es muy bueno. O sea, un músico que además de escuchar mucha música puede tocar varias cosas. Hay otra gente con que he tocado que la sacás del rock and roll duro y no puede, no tiene sutileza. Entonces mi idea fue disfrutarnos después de tantos años de no tocar. D: Empezamos alguna cosita aparte y luego se dio que cayó esta gente para armar una especie de sello y reeditar estos materiales viejos, que Álvaro pudiera venir y hacerlo con él. L: Bien. Me interesó lo que dijiste “me estaba fumando un faso y mi vieja me quería parar, pero yo estaba escribiendo una cosa”, lo que habla de las drogas en general como un medio, no como un fin. Veo que es una esencia que se va perdiendo. D: Drogadicto es cualquiera ¿verdad, Leo? Vos lo sabés bien, cualquiera puede ser drogadicto. Yo mañana me quiero dedicar a las drogas y puedo tener el cerebro atrofiadísimo. Entonces dicen: Iggy Pop era flor de heroinómano o cocainómano. Me


curto todo y soy como él. No, hacé los discos que hizo Iggy Pop. M: Si hablamos de la pendejada de hoy día no tienen idea de un carajo. Lamentablemente cada vez están peor. L: Y largaron la pasta base para eso. M: Yo jamás lo encaré por ese lado. A ver, es un aditamento. A mí me influenció mucho William Burroughs, ¿ta´? Entonces, soy como un médico para mí mismo, hago las cosas con cautela, bien recetado, con buenos productos, y eso lo uso para un fin. En una época muy grande usé todas las cosas posibles y te puedo decir, esto lo grabamos y estaba morfinado. Pero no estaba tirado por los rincones, estaba grabando, estaba a full. Bien colocator. O sea, Expreso Nova. D: Vientos cálidos de la India. L: Está bueno diferenciar, porque hay una especie de enajenación, como que tuvieras que ir al producto y no a que eso te conduzca a algo creativo. M: Es lo que decía Daniel. Si no sos inherentemente creativo no hay vuelta. L: No vas a volverte escritor por fumar un porro. M: Es más, volverse escritor… Nacés escritor o músico, ya es algo que lo tenés adentro. Un día se te revela y empezás a escribir, o hacer música y escribir como yo. Lo mío está muy

ligado a la literatura. ¿Porque? Capaz que algún día escribo un libro. Yo leí mucho, ¿ta? Está ligado a eso. Lo tenés con vos. En determinado momento te das cuenta que sos bueno para eso. He visto gente escribir. He vivido en comunidades de artistas en Buenos Aires, con gente de todo tipo, haciendo artes plásticas, escritores. Tenía amigos escritores y había tipos que escribían ahí que eran francamente muy malos, pero la mayoría, te digo. Claro, querían ser escritores. Trataban, pero no les daba el cuero. Te estoy hablando de mediocre para abajo. Pero había dos, un amigo, es más, un tipo que tenía un libro alucinante escrito y no lo podía editar, Fabio, “fafa”. Con una letra de él hice una canción que se llama “El subterráneo”, tenía un libro hecho y el tipo no conseguía quien se lo edite, y por ahí algún salame que se movía bien en la sociedad o que podía garpar la edición o que tenía contactos iba y editaba un libro y vos decías esto es para tirarlo a la basura. Y eso se da también en la música. L: Y más todavía, pues es más comercializable que el libro. M: Exacto, en la música es terrible y ahora ni te cuento. Lo que estoy viendo es que muchos escritores, gente que está empezando y empiezan bien, después derrapan y parece un stand up. No es poesía, no es escritura. Empiezan bien, con buenas imágenes, y después llega un punto que se marean. Stand up las pelotas, loco. No, no, no, hay que


escribir, hay que escribir. Capaz que yo soy un antiguo de mierda. Pero me parece que es así. L: Va por ahí, o tiene que ser un capo M. Hay que ser muy bueno. ¿Sos Bukowsky? No. Veo mucha gente que se va para ese lado. Estaba viendo también una gente en Buenos Aires. Parecido a lo que se hacía en el Parakultural, un lugar mítico de donde salió gente muy grossa. Pude vivir esa época, toqué con Cross. Todavía no estaba Daniel, tuve un orto bárbaro, porque la verdad que el primer Parakultural… Era arte, la contracultura, lo que fue acá después Juntacadáveres, donde también tocamos varias veces. Como un happening, porque estaban pasando cosas todo el tiempo. Y lo que vi hace poco en Buenos Aires es gente que quería emular esa cosa, gente moderna, nueva, hacía poesía stand up, payaban. Entonces por ahí le pegaban a algo gracioso, pero no, no. L: Una que me quedó, medio dolorosa, vos decía el “fafa”, y lo decías en pretérito. ¿Hay mucha gente que quedó por el camino en estos veintipico de años? M: Sí, gente que desapareció, murió, amigos que hay que rescatar del olvido. L: ¿Esa obra se puede rescatar? M. A “fafa” no lo vi nunca más, hice “El subterráneo”, “si yo caigo en espiral, conozco los agujeros negros,

que me van a confortar”, eso lo adapté un poco. D: Me acuerdo, tenía mucho don de gente. M: Le gustaba mucho el jazz y escribía muy bien. Yo decía “la pucha, ¿cómo este tipo no edita?”. L: ¿Falta de contactos y por ahí la imagen no vendía? M: Como te decía antes. De esa época me acuerdo de un tipo que era gay, que sacó un libro ponele un poquito más grande que éste porque era una novelita, hasta el título era robado, se llamaba “Los pro y los contra de hacer dedo”. No te puedo decir cómo nos cagabamos de risa leyendo eso. El tipo vivía en la misma comunidad de artistas. Teníamos de vecino a Enrique Symms, el de Cerdos y Peces. Y eso era tan pero tan espantoso, un cliché atrás de otro. Además mal escrito. D: Hay un disco de Roger Waters de esos años además… Es como que hagas un libro y le pongas Pulp Fiction. M: ¿Podés creer que llegó hasta a hacer una obra de teatro el muchacho este? Tenía contactos en la comunidad, ¿viste? Gay power. En un lugar que se llamaba Medio Mundo Varieté hacía la obra de teatro, pero vos no sabés lo que era el libro, te querías matar, te reías. D: Napoli, el de Telecataplum tenía un grupo que se llamaba Polyester y


era espantoso, porque es eso, contactos. El tipo nunca había cantado ni en la ducha.

L: Cuando se jetea una apertura cultural de aquellas, y es todo “pour la galerie”.

L: Así le fue, también.

(M: ¿Bo, el miércoles después de las 20 podés ensayar?

M: Pero editó un vinilo que hoy no se lo vendés a nadie y no lo quiere nadie, ni como cosa rara. L: Podés derretirlo y hacer pelelas, diría Figares. M: Yo me dedico al tema de los vinilos y ese no lo agarro ni en pedo, no se lo puedo vender a nadie. Y nosotros no salimos en vinilo nunca. L. Salieron en el peor formato, y te leí decir que el sello no los apoyó para nada, como que se abrió del producto tranquilamente. M: Aparte le tenían miedo a las letras. D: Eso no cambió. L: Y estamos hablando del 92, no del 83. D: Mirá los que pasó ahora, Leo. Qué país pacato. Fuimos nominados para una cosa de “graffitti”, que nos cagamos en el premio en sí, pero está nominada una reedición del primer disco. Pantalla gigante, la tapa es él haciendo así (clásico dedo mayor hacia arriba) en el año ochentilargos, y bueno, no mostraron la tapa. Hoy en el 2016 cuando están premiando una reedición, mostrame la tapa del disco. Es lo más normal.

D: 21 o 21 30 mejor. M: Tá. Listo, seguimos, perdón que te interrumpí.) D: Te das cuenta donde estamos, ¿no? Ahora en el 2016 no podes tener un tipo haciendo así con el dedo medio para arriba. L: Pero podes controlarle los consumos de todo lo que a vos se te ocurra a la gente y venderlo como libertad. Digamos que hay una juventud que se está morfando un anzuelo más grande que la boca. D: Creo que esto es un plan muy bien hecho que viene de hace muchos años. Cuando me fui a EE.UU a vivir, tenía la idea que tenemos todos de los gringos, de la gente común. Uno sabe que el ADN es el mismo. Pero vos llegás y es mucho peor, la chatura de la gente, pobreza intelectual y emocional. Es un laburo hecho por los poderes desde hace mucho, hasta ahora ellos están todavía con los buenos y los malos, nosotros somos los buenos, los demás los malos. Entonces hay que echar una bomba en Afganistán y volarlos a la mierda. L: Nos estamos acercando a eso.


D: Nosotros estamos cada día más cerca.

(Acá los tres nos olvidamos del acuífero Guaraní…)

L: Desde otro contraposición.

L: No bombardearnos, digamos.

lado,

esa

D: No es casualidad que haya un porcentaje altísimo de guachos que entran al liceo y no saben escribir. M: Esto responde a un plan que nos excede. A ver, no es Obama, ¿eh? Washington D.C, es una corporación privada, y la city de Londres, no pertenecen al suelo del país. No tienen que ver con la “patria” de los Estados Unidos, no tienen que ver con la “patria” inglesa, arriba de eso hay un poder oscuro. L: Vivimos en un país donde se venden presidentes pobres, como vender una guerra santa o un turista con la remera del che Guevara, cosas contradictorias per sé. M: La globalización. (L: No te tomaste el café, bó. M: Si te tomaste el café, yo me tomo el tuyo. Yo te veía y decía, éste se me está tomando el café.) M: Si bien lo que vos decís es posta y hay una manipulación, de hecho acá el presidente es masón y eso habla por sí mismo, todavía al grado de aterrorizarnos no llegaron. Sí a nivel cultural, la ignorancia. D: Pero que se van a llevar de acá, tres vacas.

M: Acá no vienen a matar gente. L: Pero tiraron pasta base y los tenés muertos. M: Sí, esa es la cuestión cultural. L: Los tenés robando en la esquina y entonces no ves la camioneta que pasa con todo lo que se llevó o la avioneta que pasa por arriba. M: Sí, es cierto. L: Nosotros tenemos el mito de que el porteño es sobrador. Crucé, bien montevideano, y me encuentro con gente que incluso teniendo un nombre y habiendo escrito muy bien, buenas cosas, te abre la puerta de la casa en chancletas. ¿El uruguayo no vende un mito del humilde que es un verso salado? ¿Cómo la ves vos que vivís allá? M: Con respecto a lo de allá. Vos cruzás la Gral. Paz y vas para provincia, yo tocaba con unos tipos de Morón que no tienen absolutamente nada que ver con lo que es un porteño. Son tipos de barrio. Lo que nosotros vemos desde acá como el porteño, es el personaje de la capital, ¿cazás? Pero metemos todo en la misma bolsa. ¿Por qué? Porque nos morfamos Tinelli y toda esa bosta. L: Somos provincia.


M: Cultural. Artigas quería que fuésemos un todo, que es lo que tendríamos que haber sido. Nosotros tenemos nuestra manera de ser pero lo que pasa es que nos morfamos toda su bosta por televisión. Entonces, si bien hay personajes, “el chantún porteño”, “el cagador”, eso existe, pero es una parte. También tenemos chantunes y cagadores acá. Hay en todas partes. En España también, y ¡cómo! L: Nos parecemos más al bonaerense que el que vive en Chubut. M: El bonaerense es otra historia que el porteño. Provincia no tiene nada que ver. Te voy a decir más, el tipo, por ejemplo, en el norte, norte cheto o este, gente laburadora, el sur, mucho alternativo, Lanús, que tampoco es parecido al del oeste ni al del norte. Entonces no podes meter todo en la misma bolsa. Después hay otra cosa, nosotros miramos mucho pero resulta que ellos no nos miran a nosotros así. No tienen resentimiento. Capaz medio atrevidos, pero eso lo son en todas partes, cuando vienen a veranear, “yo me llevo el mundo por delante”. Pero eso lo hacen en todas partes. Ojo, diferenciemos capital. Porque ya te digo, tocaba con tipos de Morón, que son como nosotros. L: Eso lo hace el que tiene el billete, es como avenida Italia al sur y al norte. M: Exactamente, dos países.

L: Leí tu opinión sobre el rock, que como movimiento está muerto y ves el futuro de la música más conectado con la electrónica. No de la música quizá, sino del joven expresándose… M: Hoy día, pasa con todas las maneras de expresión, para mí; esto es muy subjetivo. Soy yo el que lo dice. Por ahí viene otro tipo y dice mirá que hay cosas alucinantes. Para mí las músicas tienen un periodo que es en el que se van conformando, después llegan a un zenit creativo, ¿tá?, y después va decayendo. Pongámosle el jazz. Hay gente haciendo jazz hoy día, sí señor, pero, ¿puede nacer otro Miles Davis? No, señor. Otro así no, otro Charlie Parker no, otro Gardel no. Época de oro del tango, de las orquestas de los años cuarenta, imposible. Hay gente haciendo tango, sí. Bueno, lo mismo pasa con el rock. Ya hace rato, a partir de los noventa, entramos en un periodo donde la cosa va bajando y ya la gente, llegó muy tarde al reparto de gloria, ya no se reparte más gloria, ya está. Yo me quiero quitar años pero por otro lado te digo que estoy contentísimo porque pude llegar a cazar un poquito de eso que venía finalizando en los ochenta. Pero en los noventa empezó a cagarse la fruta, se murió Cobain y ya está, y no porque Cobain fuese bueno o malo, sino por el símbolo. Entonces eso va decayendo y hoy lo que vos ves son bandas que no pueden hacer otra cosa porque si vas a tocar rock and roll, tenés que mirar a ¡qué época!, a cuando el rock and roll fue, existió. Llámese progresivo, llámese psicodelia, llámese beat,


llámese rockabillie, lo que sea, pero miran para atrás. Y los que tratan de hacer algo nuevo, a mi entender le erran, porque no podes hacer algo nuevo en esto. Podes hacer muy bien algo que ya está. Es muy difícil, para mí ya se inventó todo en esta música. A menos que sea no sé, ya te digo, un superdotado. L: ¿Amy Winehouse? M: No, porque Amy Winehouse todo muy lindo, pero a ver, ¿me quedo con Amy Winehouse o Billie Holiday?, yo me quedo con Billie Holiday, ¿entendes? Pobre piba, se murió, todo bien, pero de lo que se van a acordar en 100 años es de Billie Holiday, yo no sé si en 20 años se acuerdan de Amy, no sé, posta.

Gabriel, lógico, que es de los pocos que sigue haciendo algo nuevo, o trata, al menos. M: Pero nuevo, nuevo, nuevo… es él haciendo…. D: De vanguardia al menos. M: Vanguardia sí. ¿Pero viste algo nuevo, algo que nunca escuchaste en tu vida? D: Pero si hacen un disco experimental no se lo venden ni a jodete porque la gente no se sienta a escuchar un tema de 20 minutos. L: A no ser que seas un David Bowie y te largues el ultimo pedo como el tipo.

L: ¿Vos la ves por los nuevos sonidos, entonces, por la utilización de nuevos sonidos?

M: Hoy salimos a buscar una banda en el mundo como los Cardiacs, de pendejos, vos crees que existe?

M: Claro, lo que estamos viviendo para mí, lo que para mí es la música de esta época, de hace ya un rato, y vos ves que además los estudios, todo, está preparado para eso; es la música electrónica.

L: Instrúyanme, no los conozco, ¿quiénes son?

D. También me parece que la gente hoy por hoy, el público, no escucha un disco entero. Hacés una obra como Meddle de Pink Floyd donde tenés un tema de 20 minutos, y no sé si escuchan una cara entera. Entonces si vos sos un tipo que puede vivir de otra cosa o te las arreglas de alguna manera, podés hacer la música que quieras siendo un grupo nuevo. No te hablo de Peter

D: Los descubrí hace poco, se los pase ahora a él, son una bandaza, ingleses, Cardiacs. L: ¿Años? M: Postpunk. D: Postpunk y siguieron hasta hace unos pocos años. M: A ver, Frank Zappa, el punk, todo junto mezclado y con una originalidad que es increíble. ¿Entendés a lo que voy? Buscá unos pendejos que hagan eso. Busquemos


a alguno que haga algo tipo Cream. Hay pendejos que hacen eso, y se mandan una zapada larguísima, pero es igual a… L: De todas formas ¿Te parece que tiene sentido que los guachos se junten a tocar y a decir algo? D: Es mejor a que estén en la esquina bobeando.

trucho, obvio, por lo menos aprendés a tocar un instrumento y a cantar. L: No puede ser que Marcelo o Daniel que son gladiadores del rock and roll, entreguen la cancha a un dj que venga con una programación porque es tristísimo, y se contradice con lo que hacen, porque ustedes están largando semillas. Lo veo así, atrevidamente.

M: Sí, si pueden decir algo. Vuelvo a decir, ¿dónde están? Y a mí no me gusta eso. A mí lo que me gusta es Tangerine Dream, me gusta el Krauft Rock, pero por el lado que decís, la música de ahora es electrónica, me guste o no. Eso es lo que está pasando.

M: Mientras pueda respirar voy a seguir tocando y generando cosas.

D: Ahora las estrellas son los DJ, un tipo que va con un pen drive.

D: He hablado con pibes que nos van a ver y muchos de ellos van a clases de guitarra.

L: Y la estrella es la pastillita sintética. M: La música la hizo en la casa. L: Ya estoy viendo a cantándosela al pibe aquel…

Pappo

M: Ah… sí. L: También veo que hay gente que puede salir alucinada de un toque de ustedes con ganas de decir, “bó, con lo que iba a gastar en porquerías este mes voy a comprar una guitarra y aprender”. ¿Eso no tiene sentido, no está bueno? M: Tiene sentido, es de puta madre. Es mejor que hagas eso a ser dj

D: Yo también. L: ¿A ustedes los retroalimenta la llegada de los pibes, cuando los ven, no les renueva el entusiasmo?

L: Suspendo tirarme en Rivera abajo del primer 141. D: Hay gente que nos vio en aquel momento y han seguido hasta hoy, puedo dar un par de nombres. Y hay gente que me dice que por lo menos están en algo. Son diferentes los tiempos, nosotros no teníamos acceso a la tecnología, ahora hay un montón de ventajas. Pero también gracias a eso tuvimos otro tipo de contacto con las cosas, con los amigos, con tus padres quieras o no quieras, con el arte, con la música en general, con la calle. Diferente. No digo mejor ni peor, no te lo cambio por el de ahora, ni ahí, no quiero caer en lo de antes siempre fue mejor,


pero esas son las cosas que no cambiaría. L. En un subte en Bs. As., vi unos locos que eran Boris Vian. No lo conocían pero eran aquella cosa que hacía Vian cuando se juntaba con cuatro chiflados, cazaba la trompeta le ponía una sordina y era una cosa que volaba en subte… M: Una cosa es que puede haber gente que agarre un instrumento, pero ese espíritu, eso de lo que estás hablando no lo veo. L: Sentía que los locos a pesar de no conocerlo lo estaban encarnando o capaz que me volvieron creyente y estoy loco… D: Ya desde los clásicos. Imaginate la música clásica, sinfónica. Se sigue haciendo música sinfónica. Hay cosas buenas del siglo pasado y todo lo demás, pero los grossos fueron Bach, Beethoven, todos estos monstruos. ¿no? Chopin, todos esos que revolucionaron un poco después pero hasta ahí llegamos. En la literatura creo que pasa un poco lo mismo. ¿no? L: Aquella movida de Satie ¿no? D: Hasta ahí llegamos. L: De ahí chupó Philip Glass. Brian Eno. D: Sí, todos los minimalistas. M: Pero seguimos hablando de gente grossa, y no de esta época.

L: Pero también esa gente nació cuando se estaba muriendo Stravinski… M: Sí, pero era otro momento histórico, no existía Facebook, no existía Twitter. Cuando nació Peter Hammill no existía twitter, por suerte. Me entendés. ¿No? Fíjate la música británica. Salen los Beatles. Pocos años después tenés unas bandas como Black Sabbath, King Crimson. En siete años se desarrolló una cosa con una velocidad… ¿Cómo me explicas Love me do, y siete años después… Manteniéndonos en Inglaterra. L: Y los Beatles mismos en sus siguientes etapas. D: También, otros Beatles son. M: Tá, los Beatles son los Beatles, pero si vos escuchas el sonido de viola en 1970 y pensás que en 1963 el sonido de viola de los Beatles era alucinante, pensás como llegaron estos ingleses a eso otro en tan poco tiempo. Porque había una creatividad y una ebullición mental a todo nivel que propiciaba eso. Y eso se sigue expandiendo durante los 70, sigue… Porque nos vamos tres años después y tenemos El lado oscuro de la luna. O sea, obras de arte una atrás de otra y estamos hablando de 1974. Después viene el punk y se pudre todo, hay gente que dice para bien, hay gente que dice para mal, pero se pudrió todo. A la mierda con tocar bien, ahí volvemos a los tres acordes. D: Hay una cosa política también ahí.


M: También el mundo. L: No les daba para la entrada para ver un grupo y se juntaban pibes, era una ruptura. D: Y toda la onda ahí estaba decayendo, el rock sinfónico estaba poniéndose muy remilgoso, autocomplaciente, la psicodelia habia muerto. L: Quedaba para virtuosos, los pibes sin posibilidad de hacer algo, salvo que fueran genios. D: Nadando en nadando en azúcar.

azúcar,

viste,

M: Estaban los pibes que veían a Emerson con un piano de cola volando. Viste, Jam Festival de California, lo suben, lo bajan, con un piano, eso, decían, nunca voy a poder hacerlo. Pero Emerson clavándole cuchillos al hammond era punk. Tengo una entrevista a Emerson que dice “lo que nosotros hacíamos en la gira al lado de los Sex Pistols, quedaban chiquitos”. Hacían cualquiera, Emerson en el 2001 dice, “lo que hacíamos nosotros en la gira al lado de estos pibes, se quedan cortos” L: ¿A ese material se puede acceder? ¿Eso que vos estas diciendo, está registrado? M: Yo lo tengo en una revista. D: Lo del puñal está en YouTube. L: Hay una despretensión también en el punk, el inglés. ¿No? Porque nos

quedamos en Inglaterra. El punk en EE.UU. era sofisticado, vos cazás un disco de Televisión y es un hallazgo… D: Es intelectual. M: Es diferente, porque ahí estamos hablando de la escuela que empieza con Velvet Underground. Más culta y artística, mientras que el punk inglés es pub. Y si vos ves las bandas de pre punk inglés, que a mí me encantan: Dr. Feelgood…. Eso es pre punk y es rock and roll. L: ¿Los Who no son pre punk? M: Tiene algo. Y sí, lo que pasa es que The Jam, banda mod, es una copia de los primeros Who. L: Ahí lo que se renueva es la poética, y es la parte interesante. La música como vehículo para decir alguna cosa. M: Ellos han encontrado la manera. Primero tienen una industria discográfica poderosa, por eso hay tantas bandas en Inglaterra o en EE.UU., porque aparte son los padres de la criatura. Es su folklore, como vos decís. Con nosotros la cosa es diferente. L: El tango te lo pueden tocar los japoneses virtuosamente… M: Pero no, mijo, no, de Japón no sale un Razziati, ni un Piazzolla, ni un Goyeneche. Olvidate. L: Y Piazzolla, las primeras veces se lo querían comer crudo los de la vieja


guardia. Como cuando Dylan cazó la eléctrica y lo abuchearon.

diez años porque toneladas de música.

D: O cuando Miles Davis empezó a hacer jazz rock, los jazzeros dijeron, “no está dando”. Pero nosotros estamos vivitos y coleando, haciendo un disco nuevo.

L: Sentís que está vivo y lo traes.

L: Tiren vuestra fruta, digan como vienen… D: Hay planes. L: ¿Están componiendo? M: Venimos de grabar el disco nuevo que estoy terminando en Bs. As. Hay cosas recientes pero también temas que quedaron en el tintero. Como “Fuera de la gravedad”, que es del 92. Lo tocábamos y nunca lo grabamos. D: Además quedo olvidado, no lo volviste a tocar, ¿no? M: Nunca más lo volví a tocar. L: De una revisita puede salir algo nuevo también, ¿no? D: Sí, lo hicimos diferente. M: Cross funciona así: armo la estructura del tema, la parte de la letra, el esqueleto, después nos juntamos y empezamos a pintar el asunto. Entonces obvio que si te traigo un esqueleto que fue hecho hace diez años y lo tocamos ahora, lo vamos a tocar con la impronta nuestra actual, nuestra cabeza de ahora, que no es la misma que hace

escuchamos

M: Siento que está vivo. Después hay otro tema, sigo componiendo. Tengo 47, hay tipos que en la música se agotan. O en cualquier tipo de arte, se empiezan a repetir a sí mismos. Generalmente tipos que lograron sus metas, pudieron ser famosos, editar sus cosas… que obtuvieron reconocimiento. Bueno pues, a mí nunca me paso eso, tengo que seguir dando examen. entonces no estoy agotado. L: Desde el punto de vista artístico es bueno, Marcelo. M: Claro, es buenísimo. Por eso si algún día me pinta el reconocimiento, ahí veré qué pasa, si me repito o no. Se ve muy poco ahora. Bill Fay, cantautor, escritor británico, es un tipo que edita dos discos en el 70 y 71. Después el tipo hasta el 2014 era conserje, limpiador, y un genio. Nick Cave no existe sin Bill Fay. El eslabón perdido entre Nick Drake, Rick Davies y Bob Dylan. Saca dos discos que no se los vende ni a la madre. Discos preciosos, con un violero, el segundo, de la gran puta, que se llama Ray Russell, tampoco conocido. Al tipo lo rescatan unos pendejos de una banda que se llama Wilco, y graban en 2014 un disco, que excepto 2 o 3 canciones es bueno, porque Bill Fay estuvo abajo del felpudo. Y yo ando parecido. Entonces Fay puede hacer canciones buenas porque es el


mismo tipo, no fue contaminado por el show bussines, la fama, esto, lo otro. L: Busca con mayor libertad que estando ligado a cualquier estructura comercial. M: Sí, (buscan el tema) este lo grabaron en el 78, cuando ya nadie le daba pelota. Hizo un rejunte ahí porque no le daba bola nadie, pero es un genio. Te estoy hablando de una bestia. (Escuchan la música) Pah, qué lindo. D: La letra es buenísima. L: Nick Cave hablando de Nina Simone en su película cuentan lo alucinados que quedaban. La mina pega un chicle abajo del piano y Warren Ellis lo cazó y se lo dice a Nick, que muere de codicia. M: Vos me ponías Nina Simone (a Daniel) y Annette Peacock. ¿Dónde encontrás una así ahora? Decime que la voy a buscar. L: Nos estamos poniendo nostálgicos. ¿No piensan que puede nacer un fenómeno y que a través de la electrónica pueda hacerlo? M: Otra cosa. L: ¿Ahora, todo lo que vos digas otras cosas no embeben en algo? M: Otras cosas. Si haces rock te remitís y el rock, el zenit… L: Tal vez sea el momento de sacarle la etiqueta a todo.

M: Puede ser. Yo te digo como persona que ha escuchado mucho, también toco, y vienen algunos pibes que son bandas soporte, escucho, y la verdad que hacen lo que pueden pero hasta ahora…. L: Respecto al cine. Hoy encontré el gabinete del Dr. Cagliari subtitulado al español, aluciné. Lo encontré por esa tecnología… M: Tenemos “El desprecio” de Godard, y hoy, ¿cómo haces para ver una película de verdad? hay pocas, hay poquitas. L: Creo que las hay. M: Son poquitas, lamentablemente Europa se dejó comer la cabeza por Hollywood, desde hace unos cuantos años. L: Y la velocidad de la vida, no hablando trascendentalmente. Me pasó ver “El soldadito” de Godard, hace poco, y llegó un momento en que me estaba paspando tanto la conversación política… M: Bueno, cuando Godard se pone político… es otra cosa. Hablo a nivel general. La industria del cine europeo se dejó comer la cabeza por Hollywood. Lamentablemente. Entonces, si bien es posible que encuentres películas que estén buenas, es mucho más raro. El dogma, La celebración, Los idiotas. No estoy diciendo que no haya películas, pero un festival de Cannes hoy te presenta películas de acción a


lo Hollywood y eso era algo que no pasaba en 1966… L: Tarantino rompió mucho pelotas a ese nivel. Hay tarantinismo nuevo que…

las un

M: Sí pero Tarantino es Tarantino y punto. Tiene su manera, le encontró la vuelta. Ahora si vamos a estar imitando a Tarantino... Soy fanático de Tarkowski, ¿qué mierda querés que te diga del cine de ahora? Me gustan “El espejo” , “El sacrificio” ¿Querés ciencia ficción?, “Stalker, la zona.”, o esa que están allá arriba… L: Solaris. M: ¡Solaris! Y he hablado con chicos que estudian cine ahora, les decís Tarkowsky y te preguntan: ¿quién es, el presidente de Rusia? L: El tipo era poesía en imágenes. M: Tarkowsky no hacía películas, hacia poemas. L: La velocidad de la vida te come la cabeza, me pongo a ver Tarkowsky y tengo que estar muy concentrado, incluso Bergman. M: “El espejo” ¡Por dios! , poesía y pintura, la cámara cuando enfoca el agua es una pintura lo que hace. El agua que corre es una constante en sus películas, el enfoca eso y de repente empezás a ver que se desprenden algas, cosas, y que el agua cambia de color, ves a alguien levitando y vos decís ¿cómo?. Entonces es todo. Otro tipo que a mí

me gusta mucho, no muy conocido es Andrei Zulawski. Es un polaco exiliado en Francia en los 70, el de “Una mujer poseída” con Isabelle Adjani… Construye un monstruo que son los hombres, una especie de reptil que termina copulando con el reptil. Y hay películas anteriores como “Lo importante es amar.” que es una película del carajo y una de las primeras, que ronda en torno a los piojos. Gente que se la comen los piojos, ¿es jodida eh? La vi una vez. Heavy, es como mirar el Passolini de Saló o los 120 días de Sodoma. D: Disculpá que te corte, ¿en qué nos vamos a ir?, porque yo estoy pelado, pelado. M: Ahora terminamos y tomamos un tacho por comercio y nos vamos, menos cuarto bajamos. L: Gurises, quieren rematarla yendo directo a próximos toques, disco, ustedes, si les quedó algo por decir. D: ¿Que podemos adelantar Marcelito?... No me digas Marcelito primero que nada… M: No me digas Marcelito porque se pudre todo. A vos te quiero. Nosotros estamos trabajando en el disco nuevo y calculo que vamos a tocar a fin de año, éste, y capaz que alguna otra cosita que salga. Pero estamos con la cabeza en el disco nuevo. La cabeza nuestra está metida en eso. L: Tienen que venderse ustedes.


D: Nuestra vida personal interpone todo el tiempo.

se

M: Somos independientes. No vivimos de Cross ni tenemos una limusina abajo. No entré en esto de la música ni escribir para hacer guita. Nunca se me pasó por la cabeza. Es más, yo no entiendo a la gente que entra en esto para hacer guita. No la comprendo. No tengo idea como hacen. Hay cierta dignidad que tengo que mantener en mi vida que está relacionada a lo artístico 100 por 100 y si tengo que morfar, laburo de otra cosa, pero meterme a pensar “che, hoy voy a hacer esto a ver si pega”, no. L: Si llega, los felicito. M: Si pega porque está bueno, está bárbaro, pero nunca pasé la parte creativa por ahí porque me parece un horror. Hay gente naturalmente tan mediocre que les salen cosas comerciales y la gente, esta matrix asquerosa en la cual vivimos, le llena los estadios y los tipos se terminan creyendo que son buenos, pero son horribles. Y en el fondo por más que haya 30 mil personas coreando sus canciones en el fondo deben saber que no dan la talla. He visto en estos 30 años pasar muchas cosas así, pero por suerte no quedan en la historia. En la historia queda Lautréamont que pasó por Montevideo, y se lo regalamos a Francia. No podría haber escrito lo que escribió si no hubiese estado en este lugar que tiene una vibración muy especial. Una vez leí en un libro de un uruguayo exiliado que decía,

“Lautréamont, patético obelisco que le regalamos a Francia”, y me quedó grabado para toda la vida. Los Cantos de Maldoror están escritos desde acá. Si no hubiese estado en esta ciudad a los 22 años o 23... Después volvió a Francia y se murió. Si ese tipo no hubiese nacido y pasado por acá… Porque aparte hay una cosa que no la tengo que explicar: vos vivís acá, y sabés que esta ciudad tiene una vibración muy oscura, muy pesada. Montevideo no es cualquier cosa. L: Es Onetti, es “El pozo”, el tipo que se queda sin puchos y escribe 38 páginas existencialistas antes que Camus, antes que Sartre. M: Vivo del otro lado y es otra vibreta. La tiene, pero es otra. A mí los argentinos no me entienden mucho lo que digo. Me entienden los de acá, porque yo escribo sobre las baldosas de acá. Abajo, Rivera y Comercio, escribo de las baldosas esas. Y esta ciudad y nosotros tenemos una historia que es heavy. Por eso te digo que más allá de la cuestión biográfica creo y estoy convencido de que Isidore Ducasse no podría haber escrito “Los cantos de Maldoror”, esa cosa tan descarnada, si no hubiese pasado por este lugar. Por la Ciudad Vieja. D: El tango no lo podrían haber hecho en otro lado. Es esa especie de dolor, acá. Como vivirías con ese dolor. Acá todo se da de una manera muy particular. L: El puerto, el agua marrón.


M: Sí, yo que sé… L: El fado está emparentado. M: Puede ser un inmigrante. D: Tenemos esa cosa de inmigrantes. M: Vos fíjate, tenés unas cosas de bossa nova que son tremendas. Es otra nostalgia alucinante. L: Que es diferente a la nostalgia paulista, Adoniran Barbosa. Mirá de lo que estamos hablando, vos estás en un rock and roll pesado, salado. M: Estamos hablando de música, la música es una sola. Toda la música. Hago rock and roll pero escucho de todo. Sé lo que es la bossa nova, la música clásica, la música concreta, el jazz, el blues, la madre de la criatura. El tipo en el algodonal gritando a los cuatro vientos cómo lo están esclavizando, y de ahí sale todo. Después viene Armstrong, y después, y después, pero de ahí sale todo. Eso es rock and roll. Robert Johnson es rock and roll, ¿o no? Cream rescata en “I‟m so glad.” (lo canta) a un negro, Skip James, que estuvo perdido 20 años, y lo tocan en

el festival de Newport. Se muere de un ataque al corazón poco tiempo después de que Cream edita eso, y la guita de las regalías le sirven para el hospital. Es un animal, una bestia. Y durante 20 años o 30 no sabían donde estaba. Lo habían perdido, ¿entendés? Esas historias están en las cosas sobre blues de Scorsese, Wenders… ¿Viste las películas esas? Bueno, están ahí. D: Hacenos una fotito, si querés acompañar el coso…. Nos ponemos así como posando nomás. Sacá otra por las dudas. Ya en el ensayo, junto al bajista de la sesión, el power trío fue entrando en calor. Pasada la primera hora me despedí, electrocutado, pensando, “músicos, sí, pero primero gente, de la que queda poca”. Remonto Cassinoni con un solo sobresalto; cinco gabardinas cruzando desde la casa del horror masón para entrar por la puerta trasera de la Asociación Española. Marcelo, Daniel, rockers ¿“pesados”? Blancas palomitas, al lado de estos zopilotes con el alma más seca que los páramos de Rulfo y las garras más largas que haya visto en la vida.



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