Del otro lado nos narra la historia de la composición del famoso Cuarteto para el fin de los tiempos. Un compositor llamado Olivier Messiaen (considerado por muchos un excéntrico y por otros directamente un loco) fue enviado a un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Allí conoció a otros tres músicos (un violinista, un chelista y un clarinetista) y junto a ellos compuso un cuarteto con los destartalados instrumentos que encontraron en el campo. Hasta aquí la parte que ocurrió realmente. En adelante, Munir nos llevará de la mano a través de un océano en el que la falsa referencialidad, la falsa traducción y la presencia constante del horror nos harán desembocar en una tempestad en donde el autor nos dejará solos y sin ningún tablón al que agarrarnos. A partir de ahí se desarrollará una interesante reflexión sobre las heterotopías y sobre la dimensión más oscura del arte. Pero sólo si se consigue volver del infierno.