Literamita o dinatura, el segundo libro de Loro, nos vuelve a dejar una sensación cercana a lo que debe sentir un perro cuando lo abandonan a su suerte en una cuneta de las carreteras de la geografía española. Uno: te deja perdido, buscando la luna para aullarla, cantarle tus penurias. Dos: aventura (con su característico estilo semejante a la ciencia ficción) el otro lado, ya que es un cronista de la muerte. Tres: te prepara para lo que de verdad es esta lid de ser escritor, para esta sociedad que recibe al inválido con pedradas: es una aviso para navegantes: dejadlo ahora, porque deberías dejar de escribir. Pero esa es la primera sensación. Cuando lo vuelves a leer, Literamita o dinatura te deja sumido en el ojo del huracán, con ese recurso que a priori no se detecta, que es hacer una obra sin fin, circular, que permite que se pueda volver a leer, y leer, y volver a leer, y leer, buscando, buscando algo, trascendente o no, algo, que termina con nosotros, haciendo explotar algo en nue