Reservados todos los derechos para la lengua española. Queda prohibida la reproducción total o parte de este libro, ninguna parte del mismo puede ser sujeto de reproducción, difusión, impresión, almacenamiento, transmisión o utilización por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o electrográfico, sin previo consentimiento por escrito del autor. Título de la presente edición: El poder de las metáforas. Las técnicas de PNL aplicadas a la construcción de cuentos y metáforas. Autor: Salvador A. Carrión Primera edición 2003 by ©Mandala Ediciones Editorial S.A. Con el título: De plomo en oro ISBN: 84-86961-49-1 © 2003 by Salvador A. Carrión Segunda edición 2009 PNLbooks 2ª edición con el título: El poder de las metáforas © 2009 by Salvador A. Carrión © 2009 by PNLbooks Ediciones Diseño de portada: William Adler Maquetación y arte final: Albertina Castaño Melero ISBN: 978-84-936882-5-7 Depósito legal: Imprime PUBLIDISA Printed in Spain
ÍNDICE Prólogo de ADAM MUNTHE ………………………… 9 Prólogo del autor …………………………………………..… 11 PRIMERA PARTE Introducción: Metáforas y el cambio evolutivo .. 19 Clarificando conceptos ………………………………… 33 Metáforas como vía de transmisión ……………….. 43 Metáforas: La comunicación analógica ………….. 51 El mágico poder de las metáforas …………………... 81 SEGUNDA PARTE Los tipos de metáforas …………………………………. 97 Técnica para construir metáforas …………………… 115 El lenguaje de Milton Erickson y las metáforas .. 131 Técnicas de narración ………………………………….. 161 Practicando lo aprendido ……………………………... 167 Enseñanza y terapia con metáforas y cuentos ….. 179 APÉNDICE …………………………………………………... 195 Bibliografía recomendada …………………………………. 207
Prólogo Las historias han crecido dentro de la médula de la humanidad. Un cuentista relató lo siguiente: un ser humano, para conseguir su destino tiene que aprender a utilizar a su Razón como si fuera el rey sesudo sobre el trono de su Corazón, con la Imaginación como embajador, la Memoria como tesorero, la Voz como intérprete, los Miembros como dependientes, y los Sentidos como espías en los reinos del color, del sonido, del olor, del gusto y del tacto. Se ha dicho que las historias son puentes hasta la realidad, la verdad y la sabiduría. Sería más preciso decir que las historias representan puentes hasta la posibilidad. Las mejores historias funcionan, no para ilustrar al lector o auditor con una visión de sí mismo, sino para desestabilizar tal visión y crear en el individuo la posibilidad de duda, de cuestionamiento, y de cambio. Como todo material inspirador, aunque pueda parecer simple, las historias (aquellas que tienen un contenido nutritivo) tienen también un elemento de misterio o secreto. El secreto mismo se encuentra menos en la evolución dinámica que mantiene la atención del lector enganchada, sino más en la capacidad del narrador de comunicar una verdad determinada de manera apropiada, y en la capacidad del oyente de participar activamente en un trabajo de comprensión.
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Humilde o profundo, esta misteriosa verdad no se puede cuantificar o justificar con una lógica abierta a los instrumentos convencionales de observación. La lógica de una historia que funciona es tan intangible como ajena. Esto explica porqué, por ejemplo, ciertas historias se quedan en la memoria para evolucionar a su propio ritmo, sin razón manifiesta. Todos tenemos ejemplos de estas historias, y ese hecho representa la llave de su potencial y de nuestro trabajo. Las historias se las fuerzas y debilidades de los participantes secundarios, ¡nosotros! Exigen de nuestra atención, energía y flexibilidad. Se sirven de nuestra avidez, de nuestro miedo, pereza y condicionamiento para zarandearnos hasta el punto en el cual podemos reconocer y separarnos de estos apoyos inferiores. Algunos ejemplos del tipo de información encontrar en historias, relativo al comportamiento y posibilidades, incluyen, sin ningún orden específico: la diferencia entre el aprendizaje y la comprensión, entre la caridad y la generosidad, entre el deseo y la necesidad, entre la atención y la tensión, el valor del hambre, de lo que trata la búsqueda, la utilidad de la avidez, del miedo, de la pereza, hasta un cierto punto, del poder de la Intención, ¡entre miles de otras cosas! Las historias transmiten la sabiduría hasta los que aceptan el aprendizaje tanto en la forma como en la esencia. Esto es disciplina. También transmiten una cierta cualidad que puede amplificar la existencia del alumno, para que otras dimensiones vuelvan a ser suyas. ¡Esto es alquimia! Adam Munthe Abril 2003 Piemians Francia
Prólogo del autor Una de las cosas que en su día más me sorprendió, dentro de mi actividad como terapeuta y coach neurolingüístico, fue descubrir el poder de transformación y penetración que tienen las metáforas y los cuentos. En mis treinta años de profesión, he podido comprobar, cómo después de haber transcurrido varios años desde que narrara una metáfora a un paciente, éste la mantenía tan fresca en su memoria como el primer día. Incluso, muchos de ellos me decían que esa historia que en su día les narré, era para ellos como una guía o referencia permanente a lo largo de su vida. Durante mi azarosa existencia, he pasado por diferentes etapas en el aprendizaje de esta herramienta de cambio y transformación que son los cuentos y las metáforas. Desde la ya remota infancia los cuentos fueron uno de mis alimentos esenciales. Recuerdo como con ocho o nueve años pasaba las horas estivales a la sombra un centenario pino, leyendo y releyendo los tomos de los hermanos Grimm, Cristian Hardersen, Perrault; más tarde, en los albores de la pubertad, me adentré en las narraciones de Rudyard Kipling, J. Barry, Lewis Carrol, A. Saint-Exupery, Julio Verne, Robinson Crusoe, La isla del tesoro. Cuando la adolescencia sacudía mis entrañas con
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el fragor de las emociones, volqué mis inquietudes en Las mil y una noches, las Leyendas y Narraciones de Bécquer, en Los Hechos del rey Arturo, los Cuentos Poe, Niebla de Miguel de Unamuno, La Metamorfosis de Kafka, y sobre todo en los relatos de Hermann Hesse. Ya en la juventud, en mis inicios universitarios, quise llegar a conocer los orígenes de todo este tipo de narraciones buscando en los clásicos alguna orientación: Teogonía, Trabajos y Días de Hesiodo, La Odisea de Homero, La Iliada de Homero, e incluso más allá en Epopeya de Gilgamesh, La Biblia, Los Vedas, el Corán, las diversas sagas y versiones de las leyendas del Grial, y cuántos libros de cuentos orientales, leyendas de pueblos aborígenes, y mitos de todos los tiempos y culturas que pude encontrar que satisficieran tal inquietud. A partir de ahí, mi interés por esta forma narrativa cobró una dimensión diferente e incluso diría que vocacional. Poco a poco se fue revelando el secreto que el relato mágico y metafórico encierra. Primeramente me acerqué a él como curioso y estudioso del método, pero al poco, con gran sorpresa para mí, descubrí su vertiente terapéutica y transformadora, y me volqué en ella. En esta fase pase como paciente, discípulo (profundizando más y más en las raíces y orígenes) para llegar a ser terapeuta-coach, y por último, como enseñante y guía del modelo. En este punto, considero imprescindible, resaltar que, de todas las fases por las que he transitado, dos han sido claves para alcanzar la destreza en el uso de este arte ancestral, y que son: la fase de discípulo y la de terapeuta-coach. En la primera de ellas, debo señalar que el aprendizaje no solo se desarrolla siguiendo cursos o seminarios formales del tipo académico que todo el mundo conoce, sino más bien vi-
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viendo una especie de noviciado en el que el aspirante adquiere sobre la base de su propia experiencia como operan en sí ciertas historias y narraciones. He aprendido (en el sentido etimológico de la palabra) más de la audiencia, lectura y estudio de los coan zen, cuentos derviches, y de las historias de maestros taoístas, jasídicos, anacoretas e hindúes, que de toda la formación académica recibida. En todos ellos, las metáforas se mostraban en su plena expresión, tardando a veces años en penetrar en sus secretos, y en otros casos incluso permaneciendo aun hoy en día sellados. Durante esta época pude escuchar a «contadores», maestros de oriente y occidente, del desierto y de la selva, y de todos ellos, de su magia y de su conocimiento, extraje cuanto pude, y les aseguro que no fue poco. La segunda etapa en importancia, la que permite culminar el trabajo que durante años se ha fraguado, es aquella que como excelentemente ilustra el siguiente cuento, el aprendiz comienza a poner algo de sí mismo en la narración. Un estudiante impaciente se aproximó a un maestro y le preguntó: — ¿Cuándo llegará el momento en que seré capaz de extraer el significado y hacer uso del contenido de las historias con verdadera efectividad? El sabio dio un gran suspiro y respondió: — En el momento exacto en que ceses de preguntarte cuándo alcanzarás ese punto, y pongas algo en tu estudio,en lugar de intentar constantemente sacar algo. Es en ese preciso momento, y no en ningún otro, cuando el novicio se transforma en mago o chamán, y a partir de ahí, la
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magia se manifiesta. Un extraño y sorprendente poder surge con cada sonido, cada palabra, con cada símbolo, es como si el nuevo gurú recuperara de repente el lenguaje olvidado1 manifestándose como un carisma en él. Sin embargo, estos dones solo encontrarán significado, y solo surgirán (como Gracia Divina que son) cuando son empleados para que otros encuentren un sentido en su vida, o para ayudarles a que en ellos se produzca un cambio profundo y evolutivo. Llegado a este punto de transformación, el terapeuta, ya transformado en mentor (o en chamán), no solo enseña con la palabra, sino que al haber alcanzado su propia libertad interior (y exterior) impulsa a sus alumnos o pacientes a ser libres ellos mismos, mostrándole el camino con su propia conducta, como un juglar o un trovador. Esta forma de enseñanza a través del comportamiento carismático, puede en ocasiones presentarse, como expresara Carlos Castaneda, en forma de desatino controlado, o como también opina Mathew Lipman: «[…] la aparente imposibilidad de predecir el comportamiento y su supuesta indiferencia ante los más terribles obstáculos y peligros. Esta combinación de arbitrariedad impredecible y de inocente carencia de miedo es muy similar a la espontaneidad inocente del niño […]»2 O como explica Octavio Paz en su Prólogo a Las enseñanzas de Don Juan: «La función del humor (o de la metáfora)* no es distinta de la de las drogas, el escepticismo racional y los prodigios: el brujo (maestro)* se propone con todas esas ma1 El lenguaje olvidado, Erich From. 2 Tomado del libro: Guru: metaphors from a psychotherapist, Science and behavior, book, 1971, en el que hace referencia a trabajo de Lipman y Pizzurro, «Charismatic Participation». * El paréntesis es mío.
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nipulaciones romper la visión cotidiana de la realidad, trastornar nuestras percepciones y sensaciones, aniquilar nuestros endebles razonamientos, arrasar nuestras certidumbres —para que aparezca la otra realidad». En los periodos de mi vida en los que conviví con alguno de esos sabios maestros y chamanes, esos (muy escasos y raros de encontrar, por cierto) sin duda carismáticos, pude comprobar esa naturalidad característica de los hombres que confían plenamente en sí mismo sin arrogancia ni vanidad, sino con humildad y sencillez. Viven en el aquí y el ahora, con sus miedos y sus certezas, sabiendo que cada día que amanece es una nueva oportunidad para el crecimiento. No esperan nada de nadie, y sin embargo, dan cuando se les pide si es por auténtica necesidad. Su manifiesta heterodoxia le ayuda a mantener alejados a los intelectualistas, oportunistas, y a toda esa suerte de especímenes humanos que solo se alimentan de la confrontación y del vacuo razonamiento. Así, cuando empiezas a dar de lo que llevas dentro, lo más importante de todo lo que sobreviene es el sentimiento de desprendimiento total, no hay nada que pertenezca, no hay nada que apegue, nada que te mantenga atrapado en el tiempo. Procuras que quienes vienen a ti, aprendan a caminar por sí mismos lo antes posible sin apoyos ni muletas, empujándolos una y otra vez hasta que inician su propia andadura. No olvides nunca, que si te dedicas a la enseñanza, a la terapia o al Coach personal, podrás llegar tan lejos con tus alumnos, pacientes o clientes, como tú contigo mismo hayas llegado. Cierto es que existen «maestros» que mantienen un círculo de adeptos, pero eso es otra historia que no viene al caso. También, como en cualquier contexto de naturaleza humana,
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cabe la posibilidad que éstos puedan caer en la tentación de endiosarse y perpetuarse, o incluso pretender transformarse en una nueva religión, transformándose en embaucadores y falsos maestros, pero como dijo el gran Maestro Rumi: «Existe oro falso porque existe el verdadero».