Título: Reflexiones y meditaciones, treinta días de recogimiento espiritual con el maestro Autor: Meister Eckhart Copyright de la presente edición; © 2011 by Publicaciones de PNL, S.L. Avda. Cortes Valencianas,39-1ª 46015 Valencia – España Tel: (+34) 902 154602 http:// www.edicionespnlbooks.com e-mail: info@edicionespnlbooks.com Maquetación: Albertina Castaño Diseño de portada: Publicaciones de PNL, S.L. ISBN: 978-84-938499-1-7 Depósito legal: Imprime: Publidisa Printed in Spain Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes vigentes, la reproducción, copia, adaptación, etc., parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos. Fecha de edición: Enero 2011
Índice Primer día
11
Segundo día
15
Tercer día
19
Cuarto día
23
Quinto día
27
Sexto día
31
Día séptimo
35
Día octavo
39
Día noveno
43
Día décimo
47
Día undécimo
51
Día duodécimo
55
Día trece
59
Día catorce
63
Día quince
67
Día diecíseis
71
Día diecisiete
75
Día dieciocho
79
Día diecinueve
83
Día veinte
87
Día veintiuno
91
Día veintidós
95
Día veintitrés
99
Día veinticuatro
101
Día veinticinco
105
Día veintiséis
109
Día veintisiete
113
Día veintiocho
117
Día veintinueve
121
Día treinta
125
Una palabra final
129
En cierta ocasión le preguntaron a un enfermo por qué no le pedía a Dios que le curara de su aflicción. Aquel respondió: «En primer lugar estoy seguro de que el amoroso Dios no me habría afligido si eso no fuera lo mejor para mí. En segundo lugar, sería erróneo desear mi voluntad y no lo que Dios quiere para mí. En tercer lugar, ¿por qué habría de pedirle al rico, amoroso y generoso Dios algo tan insignificante?»
PRIMER DÍA
Al comenzar el día Obediencia verdadera
La verdadera obediencia es la virtud que está por
encima de todas las virtudes. Sin ella no puede realizarse ninguna obra grande. Todas las obras, grandes o triviales, se perfeccionan por la obediencia. Ser obediente es estar libre de libre de cuidados y colmado de bendiciones. Cuando nos purificamos, de manera natural Dios fluye dentro de nosotros y cuando sometemos nuestra voluntad, invitamos a Dios a querer para nosotros lo que él quiere para sí mismo. Dios debe querer en mi lugar, y si no lo hiciere me descuidaría a mí y a sí mismo. Cuando nada quiero para mí, Dios quiere en mi lugar.