Entre espejos cae mi voz de Jorge Luis González

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Colección Elipsis de Poesía


ediciones

AWEN

Entre espejos, cae mi voz (Ars poética)

JORGE LUIS GONZÁLEZ



a Stephany Boehnlein


Y en el juego angustioso de un espejo frente a otro cae mi voz. xavier villaurrutia


Índice Ilusionista de espejo Anja Aguilera

09

I Entre espejos, cae mi voz (Preludio)

11

¿Qué es poesía? II Y mi voz ya no es mía (Ars poética)

12 13

Voz gota y fuego Imagen de lo que soy ¿Volverás acaso? Voz pasajera Quizás en invierno Boca cigarra Vacío Artilugios Esto es sólo para decir Vesania del grafógrafo Éste quien lees Frente al espejo III Porque el sueño y la muerte (Ars forismos) IV Nada tienen ya que decirse (Epílogo) Yo verso

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Ilusionista de espejo Anja Aguilera

El enfrentamiento con el espejo da como resultado el conocimiento del exterior, y parangón con la palabra, la poesía conforma la autorreflexión por afinidad: leer poesía es enfrentarse a las imágenes interiores que conforman al ser lector. Entre los muchos simbolismos del espejo se encuentra el de la conciencia, ya que tiene la capacidad de reproducir los reflejos del mundo visible. ¿Qué sucede cuando enfrentamos la voz del poeta a su reflejo? Es quizá la metapoesía el resultado de ello. Cuando Jorge Luis me pidió un prólogo para Entre espejos…, por un lado, sentí el rubor de la modestia ante tal encargo, ya hecha al ánimo me dije, claro, no solo es buena idea prologar este libro, es mi derecho, pues he visto cómo fraguaba cada pieza de este florilegio. Ya sea siguiendo ejercicios sugeridos en distintos talleres, inspirado en poemas leídos, o por necesidad misma de escribir, he leído cada uno y visto cómo han pasado por la cruel, pero firme tijera de la reescritura. Por otro lado, la sustancia de este libro me es de primerísimo interés: la poesía misma y el tránsito de su creador a través del laberinto del lenguaje. En el preludio, Jorge pregunta ¿qué es la poesía? Si tomamos al espejo como el área brillante y clara de la

I


Entre espejos, cae mi voz (Ars poética) [10]

palabra, podríamos decir que en esta superficie el lenguaje es exaltado en sí mismo y la poesía, su forma más pura. Y responde, es alma, reflexión y sensaciones, todo a cambio de nada. Con ese verso apunta hacia la trinidad fundamental del libro, la relación entre el autor, el lenguaje en el texto y quien lo lee. Su acción creadora desafía al lector, pues el tema es la voz misma que, a su vez, se condensa, cristaliza y vuelve polvo al saltar al vacío. La reflexión es el resultado de enfrentar un cuerpo entre dos espejos multiplicándose hasta el infinito. Si el lenguaje tiene un objeto al que se refiere, la poesía es el espejo donde el lenguaje como forma se distorsiona en nuevas imágenes, en nuevos mundos; entonces, Jorge Luis lo convierte en un gato, en un actor que solo está ahí para enunciar que ha muerto con la poesía adentro. En la antigüedad se creía que el espejo puede encerrar la fuerza vital de lo que en él se refleja. Agorero de la palabra, ilusionista de la poesía, Jorge Luis encierra la voz poética entre espejos, pero estos, a su vez, la multiplican en su reflejo y vuelven perenne. Entre espejos, cae mi voz es un poemario que deleitará a quien, como nosotros, ama la poesía por la poesía misma.


Entre espejos, cae mi voz (Preludio)

I


Entre espejos, cae mi voz (Ars poética) [12]

¿Qué es poesía? Alma mía envuelta reflexiones rumiadas sensaciones intensas escritura en espiral que se moldea tiñe con cabeza y vísceras mi alma se ofrece… regalo en celofán del enigma espera nada o acaso una sonrisa.


Y mi voz ya no es mĂ­a (Ars poĂŠtica)

I


Entre espejos, cae mi voz (Ars poĂŠtica) [14]

Voz gota y fuego Dicen que soy la voz la gota y el fuego voz que libera la gota de sudor dislocada por el fuego voz en su enigma que perturba el espacio por donde brotan las palabras gota que permite a la existencia asomarse para que otros la vean en lo escrito fuego que escandaliza al silencio para retumbar voces dormidas en letras sin tinta voz torturada cuyo grito se escucha por siglos con rostro de hombre gota de amargura que fenece tras caer en fango ceniza arena de milenios fuego de otra Gran ExplosiĂłn que aĂşn no dispone a descubrirse acaso la voz la gota y el fuego del rostro de cuyos nombres pertenecen a otro el nuevo hombre se levanta del mar.


Jorge Luis González [15]

Imagen de lo que soy »Yo solo soy memoria y la memoria que de mí se tenga.« elena garro

Si al surcar estas líneas me ves, será la imagen de lo que soy, el yo impreso en las cosas. Recuerdo que muere también, pero lento, cabello y uñas. Fugaz existencia que prevalece en la memoria de los que vuelven por un instante para tocarnos con los ojos, y hurgar en sentimientos la empatía que supone estar vivos; para después, reanudar el sendero, del olvido.


Entre espejos, cae mi voz (Ars poética) [16]

¿Volverás acaso? »Porque en ese minuto te habrás ido tan lejos que yo cruzaré toda la tierra preguntando si volverás o si me dejarás muriendo.« pablo neruda

No te vayas lejos, la noche apenas extiende su mancha sin borde, te estaré esperando en la parada del camión donde, en otro sitio, los autobuses duermen. No estés en la distancia, pues se juntan las aguas del silencio y toda la soledad que anda buscando cobijo venga y oprima mi espíritu inquieto. ¡Qué tu sombra no rompa en llovizna cuando goteen las farolas! ¡Qué tus pasos no se fundan con el andar de fantasmas sin dueño! ¡Qué el rugir del tren Bestia no sacuda el cansancio exiguo! No te separes ni cerca, porque la aurora aún no abrevia su letargo, y yo seguiré aquí esperando tu regreso, para que inicie un nuevo día.


Jorge Luis González [17]

Voz pasajera »Ella viaja sin parar / el viejo truco de andar por las sombras.« charly garcía

Una voz salta desde el sexto piso, asumo que la amo y no por caerse de bruces sino por su piel de polvo. Puedo sentir la exaltación mordiendo su voz, el corazón nada tiene que ver con esto. La tarde y las tres, sobre la calle: la voz se aleja cantando. El pavimento le hiere la espalda, antes de que alguien vele sus ojos yo leo de sus labios: la voz canta la tristeza por irse; ella se va, también yo sin pensar en nadie. Sólo murmuro a dos voces: puedo saltar desde el sexto piso mordiendo su voz y el corazón nada tiene que ver con todo esto.


Entre espejos, cae mi voz (Ars poética) [18]

Quizás en invierno »en una red de líneas que se entrelazan, en una red de líneas que se intersectan.« ítalo calvino

Si decidieras mirar a través de la noche de viaje fuera de tus costas, transitando senderos sin huella, si te asomaras por abruptos de hielo sin temer siquiera al arrojo, sin ahogar acaso el suspiro de caída. Allá abajo abruma la nostalgia en torno a un momento de silencio, descubrirías en el vacío, el espejo recorriendo en opuesto sentido tu silueta bañada de luna, leyendo con su vista de sombra tu rostro envuelto de preguntas.


Jorge Luis González [19]

Si de imprevisto el viento acicalado reptara el risco de subida, llevaría sus palabras a tu oreja, desciende por la fosa, surca tu barca entre filos de angustia para contarte del naufragio. ¡Atrévete a bajar por la respuesta!


Entre espejos, cae mi voz (Ars poética) [20]

Boca cigarra Calmas la sed con arena, frente al mar, el avance no abrevia la ilusión que separa cuando no hay más que reflejo: una soledad que nace cuando la aguja hiere tras disolver la sangre, sol que dora las entrañas expuestas clamando al festín: el camino prende las uñas en los pies dolidos de rondar laberintos en busca de sosiego. Encuentras la guarida de un mundo en expansión, apenas escondrijo; volver la mirada para recobrar herrumbres o un álbum ambarino, es tropezar los pasos en la hora funesta o saltar sobre la grieta del infortunio. La memoria de la ficción trasciende en olvido, la retórica bifurca lo creíble en inexistencia, el eco confunde las cuatrocientas voces del pájaro albo y pardo con el canto del pájaro yo. ¿Para qué surcar rumbo ya sin infinitos? ¿No es suficiente vivir sin amigos ni terruño? Tras el ayuno, enloquezco, vuelvo el rostro al espejo, mi alma rodada en sí misma se ofrece envuelta en misterio; sin poder evitarlo, esta cigarra en tornasol de mi boca, retorna la mirada al devenir de la hoguera para retarla, con palabras de piedra que fincan murallas, versos de soplo que mueven cellisca.


Jorge Luis González [21]

Vacío »Dar / una carencia, un hueco en la conversación, / un vacío de verdad: la flor…« eduardo milán

Ya no hay más que decir de la flor. Su textura se desvaneció tras el alumbramiento. Ahora las sombras ocupan al artesano recoge la experiencia entre cloacas y charcos, sin quitarle la inmundicia y el óxido; deseca entre el vaho de la caverna fría y la tribuna de una noche de tormenta. Sólo resta mirar cómo el asno al comerla, la asume… El niño al tomarla con su mano, la transforma en una selva.


Entre espejos, cae mi voz (Ars poética) [22]

Artilugios En el campesino al que sucumbe su cosecha, en la mujer que lo hace por venganza, en el trabajador que descubre la estafa de su ingenio: ¿está la poesía? Mirada del hombre que extravió la fe, turbación desencarnada del entendimiento: voces que se devanan en la frontera de lo asequible, rezuman la profanación. En la boca de los poetas como pisada de un predador, silencio que antecede al disparo o asteroide al acecho de una atmósfera: punzan las palabras. Cuando los versos y las tramas son artilugios para incendiarlas en papel. : Mentiras todas, pero arden.


Jorge Luis González [23]

Esto es sólo por decir He sobrescrito los textos que tenías en tu escritorio y que muy seguramente pensabas enviar a concurso Perdóname llamaron mi atención eran bastante elegantes me quedaron divertidos.


Entre espejos, cae mi voz (Ars poética) [24]

Vesania del grafógrafo Encuentro muy atractiva la idea de que se averíe mi auto. Cada vez que sucede, inevitablemente, cargo con un libro de poesía y tomo el camión. Y entonces, ya sea que esté sentado, parado o relamido en una ventana; con cantantes, mercaderes o inspectores —y sin ellos—; esté lloviendo afuera, gimiendo adentro; en el sudor sofocante del día, o, por la noche, en el sopor del sobaco o de las cañerías; con escasa o ausente luz fría o natural —no hay excusa, hasta para eso sirve el celular o venden lamparitas—: escribo.


Jorge Luis González [25]

Éste quien lees Tu silencio inquieta hasta la hoja en blanco. El vacío espera llenarse de tinta con nostalgia. ¿Dónde estás? ¿Qué ha sucedido? ¿Acaso, en mi noche, te perdí? Quién si no tú, la voz envuelta en un enigma y una exigencia, perturbadora del espacio donde brotan las palabras, permites a la existencia asomarse para que otros la vean en lo escrito, escandalizas el silencio para retumbar voces dormidas en letras sin tinta. Partiré en tu búsqueda. Sé que te encontraré recorriendo historias escritas y aún en la mente de quienes las crean. Al invocarte espero que el azar, con ironía, ejerza otro sentido, reclame posibilidad y, de repente, te vea volver.


Entre espejos, cae mi voz (Ars poética) [26]

Frente al espejo (de frente) (en el espejo) (y su reflejo) no sé qué distancia va de sonido a sonido cuando las sílabas al formar imágenes de un cuento se encadenan sigiloso el final cuyo andar no fantasea: está predicho todavía es temprano para el trueno demente percepción de una lectura en espiral se abisma sombra del relato de otro tiempo es el instante dentro del otro se imagina cortesana quizás un extra temeraria encuentra en la canasta el cuchillo íntegra la devuelve el limpio espejo lectora no bifurques por furtivos derroteros esta historia acaso escritor no te has percatado de la insolencia no sé qué distancia va de sonido a sonido inoportuna se acoge la hoja pierde brillantez tras alojarse en las entrañas de un actor que sorprendido se desploma del gato soñoliento que en el sillón antes reposaba el cadáver del protagonista ahora te espera


Porque el sueĂąo y la muerte (Ars forismos)

II


Entre espejos, cae mi voz (Ars poética) [28]

Si sueñas, un mundo se pinta; si escribes, aparece la puerta; Si lees, el cerrojo gira; si lo compartes, ese mundo cobra vida, se habita. ҉ Cual entre espejos admiro el infinito al que renuncio; ¿acaso esos espejos esconden a mi otro yo? ҉ Leo entonces existo; escribo entonces leo. ҉ El espejo ahoga el sueño de una mujer que se torna luna, al bañarse en una noche sin estrellas. ҉ Imaginé un mundo, escribí otro, al leerlo pensé en otro más. Dicen que se llama Literatura. ҉ El espejo sólo dice lo que quieres al oído, por eso no le hables de cerca. ҉ En sueños despierto, lo que de día duermo y nunca lo vivo, sólo en el recuerdo. ҉ Todos los espejos dicen la verdad, mi alma necesita un baño. ҉ El mar calla ante el poeta niño que juega con la espuma de su última ola.


Nada tienen ya que decirse (EpĂ­logo)

IV


Entre espejos, cae mi voz (Ars poética) [30]

Yo verso Bebo de la hoja el vacío, aire de luz; mis dedos se tersan en palabras: el laberinto, versos que deambulan marcando confines. Alargo, comprimo las estrofas para que en los márgenes no se desborden. Crearé lugares donde las voces rompan en metáforas: la palabra evoque el fruto ~que aprisiona el cáliz, el verso la nostalgia de sus ojos, la estrofa el corrimiento que agite ~el espíritu. Desprovistos de fronteras, son figuras suspendidas en lo blanco: soy palabra, verso, yo estrofa. Tú lector, sé en mi escrito un epígrafe, un pie, una glosa: en este enigma de vacío, donde la luz es aire.


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CRÉDITOS Entre espejos, cae mi voz (Ars poética) ©2019, Jorge Luis González © De esta edición: Ediciones Awen (Un sello de Ediciones Palíndromus) Cualquier parte de este libro puede ser reproducida, almacenada o transmitida con permiso del autor o editor mientras se esté citando la fuente. edición

Jorge Morales Corona | Verónica Vidal diseño de colección y portada

Jorge Morales Corona diagramación

Ediciones Palíndromus correctora

Gabriela Alfonso contacto

revistaawen@gmail.com www.revista-awen.webnode.com.ve [Facebook] Revista Awen [Instagram] @revistaawen


Entre espejos, se terminó de editar en el mes de julio de 2019 en las instalaciones cae mi voz de Jorge Luis González

de Ediciones Palíndromus ubicadas en Maracaibo, Venezuela, bajo la licencia del sello Awen y el autor. Para la colección se utilizaron las tipografías Lato de Lukasz Dziedzic para el cuerpo y Quattrocento Sans de Pablo Impallari y Igino Marini para los títulos. todos los derechos reservados


[sobre el autor]

Jorge Luis González (México, 1972) Comparte la idea de que la ciencia y la literatura son dos ámbitos del saber donde la invención logra expresar el nivel más elevado de genialidad. Cursa el Diplomado de Creación Literaria en La Sogem y forma parte del colectivo La Vesania del Grafógrafo. Resultó Segundo lugar en el Premio de Poesía María Luisa Moreno (Dolores Hidalgo, 2016). Es Coordinador de Entre tintas... tinto (seis poemarios). En 2018, textos suyos conforman los libros: México hoy (La Zonámbula), Entre tintas... tinto 5 (libro de autor), Confabulaciones, imaginería y libertad (Paraíso Perdido) y Cola de Tigre (Luz Vesania).


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