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Formas de percibir el arte en tiempos distópicos
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ALEXIS BRUNILDA MÁRQUEZ
Por Alexis Brunilda Márquez Doctoranda de 3er. año en Estudios franceses Universidad Complutense de Madrid mestizasd@gmail.com
El pasado 6 de junio los tres museos más importantes de Madrid, España, abrieron sus puertas luego de meses de confinamiento. Los paneles instructivos sobre el coronavirus, geles desinfectantes en frascos y dispensadores y marcadores de distancia en el piso, podrían ser los componentes de una instalación en un futuro próximo; sin embargo, son hoy los indispensables de los museos, los centros culturales y las galerías en sus reaperturas en el mundo.
El nuevo panorama posibilita un acercamiento privilegiado y personal a las obras de arte, a la par que reduce sustancialmente el ingreso económico de las instituciones ante la disminución del flujo habitual.
El Prado “destilado” fue el término usado por Radio Televisión Española (RTVE) para referirse a la selección de obras realizada por uno de los museos más famosos de Europa. “Reencuentro” es el título de la selección. Ciento noventa cuadros han cambiado de ubicación para el deleite de los espectadores, lo que ha producido lecturas interesantes e inesperadas entre obras maestras, así como interpretaciones del mismo tema por artistas distintos, como el “Saturno devorando a su hijo” de Goya o Rubens.
Al igual que otros centros culturales, El Prado replantea su oferta, una iniciativa que reúne en una sala las obras emblemáticas de su colección ante la imposibilidad de mostrarlo todo. El Reina Sofía reabría con un aforo de 900 personas y solo 30 a la vez en la sala del “Guernica”. ¿Lo positivo? La experiencia será más profunda.
El Thyssen-Bornemisza fue, del llamado “triángulo del arte de Madrid”, el único en ofrecer su colección íntegra además de dos exposiciones temporales, pero condicionado por una asistencia mínima y manteniendo las medidas indispensables de seguridad. No obstante, esta situación no hace mella en la inventiva de sus gestores, que proponen en la tienda mascarillas inspiradas en sus obras maestras.
La vuelta a viejos placeres: el regreso a los autocines
El progreso es un oxímoron en lo que a arte se refi ere, las prácticas y los hábitos artísticos están muy relacionados con un contexto social determinado. Un ejemplo de esto es el regreso a los autocines en países como Alemania, Corea del Sur o la República Islámica de Irán y España.
Cuando la “nueva normalidad” no era una realidad posible, el cine al aire libre fue una de las apuestas en varias ciudades, entre ellas Madrid. Los teatros, cines y las salas de conciertos clausurados a consecuencia de la COVID-19 vieron en las salas abiertas un atisbo de convivencia segura. Con la tecnología como aliada, los pagos y la selección de comida y bebidas se efectúan en línea y desde el móvil. “Grease” inauguró el ciclo de proyecciones en Madrid. La situación de los rodajes es más complicada por las restricciones de seguridad, pero no se impide su realización.
La tecnología al rescate
Y con esto me refiero a códigos QR en el teléfono móvil a disposición de los visitantes, con información sobre las salas y fichas de las obras, recorridos virtuales reinventados, conversatorios, conferencias y congresos en pantallas compartidas gracias a aplicaciones de videollamadas como Zoom. Los “zoom rooms” permiten videoconferencias de hasta 100 personas durante cuarenta minutos en su plan gratuito.
Desde la comodidad de su sofá y ataviado con pijama puede acceder, por ejemplo, a la oferta cultural del Ayuntamiento de Madrid, #CulturaEnCasa (de Matadero Madrid) o del Instituto Francés, que como otros centros culturales mantuvo un buen nivel de actividad durante las fases más críticas de la cuarentena. El teléfono inteligente puede ser el mejor aliado del arte.
En el ámbito local la Feria del Libro se virtualizó con la opción “La Feria desde casa”, una iniciativa con adeptos y detractores, pero al final una opción viable en el panorama actual facilitada por las aplicaciones virtuales. El Centro Eduardo León Jimenes y otras instituciones museísticas dominicanas también han reforzado su programación remota.
El futuro de las exposiciones está en el soporte tecnológico, sin que esto implique la desaparición de la exposición tradicional, pero sí un replanteamiento de estos eventos que desfavorecen las macroexhibiciones. Así lo expresaba a RTVE.es Evelio Acevedo, director gerente del Thyssen-Bornemisza.
Aunque muchos eventos donde la interacción de los participantes se considera como un objetivo esencial han visto pospuestas sus fechas, las iniciativas telemáticas, dentro de ellas el teletrabajo, llegaron para quedarse.