La esencia del budismo tibetano

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La rueda de las armas afiladas es un texto imprescindible del budismo mahayana y una de las principales obras de referencia sobre el adiestramiento mental (Loyong) del budismo tibetano. Las 119 estrofas de esta concisa obra revelan la imperiosa necesidad de extirpar el egocentrismo de nuestros corazones; el origen Dharmarakshita, de todos nuestros males. en tibetano Lama Dharmarakshita explica indirectamente el Serlingpa (Indonesia, funcionamiento de la ley de causa y efecto y siglo X), vivió la mayor cómo nuestras acciones incorrectas, como un bumerán (la rueda de armas afiladas), regresan parte de su vida en a nosotros en forma de pesar y sufrimiento. remotas junglas como Junto con La Práctica del Bodisatva un ermitaño, donde (Bodisatvacaryavatara) de Shantideva, es una tuvo la experiencia referencia obligada en las enseñanzas sobre el de la vacuidad por desarrollo del altruismo universal (bodichita). medio del yoga del Dharmarakshita tuvo un papel destacado amor y la compasión. en la segunda transmisión del budismo en Fue maestro de Tíbet a través de Atisha. Atisha a quien dio la transmisión de la bodichita.

ISBN: 978-84-96478-08-4


LOS TRES ASPECTOS PRINCIPALES DEL CAMINO


Primera enseñanza: renuncia, bodichita y vacuidad

Parece que hoy no es mi día de suerte, ni tampoco el vuestro, porque me temo que vais a tener que aguantarme a mí y las cosas que digo. Su Santidad se ha sentido indispuesto, por lo que deberíamos rezar para que se recupere pronto y así no tener que encontrarnos en la situación actual. Sin embargo, y debido a las circunstancias, me ha dado permiso para que cuide de vosotros. Su Santidad ha elegido un texto especial de Lama Tsongkapa titulado Los tres caminos principales a la liberación y a la iluminación. Voy a intentar hacer una introducción a este texto sin entrar en detalles. En tibetano lo llamamos Nam tso nam sum. Históricamente este libro proviene de la comunicación directa y visual de Lama Tsongkapa con Manyusri, 13


quien le dio estas enseñanzas y él, a su vez, las transmitió a sus discípulos. Se trata de un texto corto pero que contiene la esencia de las enseñanzas completas del Buda y como es sencillo, práctico y universal, puede ser entendido por todo el mundo. Los tres principios son: la renuncia, la bodichita y la sabiduría de sunyata, que son los llamados caminos esenciales o principales a la liberación. Quiero que comprendáis por qué se denominan así, ya que la palabra “renuncia” en Occidente tiene una connotación diferente y la gente se asusta porque cree que se van a quedar sin placer, pero resulta que sin renuncia no hay salida. RENUNCIA A todos nos gustaría liberarnos de la mente egoísta y de las ataduras del samsara. Pues bien, lo que nos ata al samsara y nos hace infelices es no renunciar, como explicaré a continuación. La razón por la cual no somos felices es que tenemos un deseo desmesurado por los objetos de los sentidos, por los objetos samsáricos, y nos aferramos a ellos. Buscamos la manera de resolver nuestros pro14


blemas, pero no lo hacemos en el lugar adecuado, que sería nuestro aferramiento al yo. Bastaría con aflojar esa tensión. Desde el punto de vista budista, se supone que las monjas y monjes mantienen votos de renuncia. Eso significa que tienen menos deseo y aferramiento por los objetos de los sentidos, pero no que ya hayan abandonado el samsara, porque siguen teniendo un estómago que alimentar... Lo que pasa es que la palabra renuncia es un poco tramposa. Se puede decir que renuncian a sus estómagos, pero eso no significa que se deshagan de ellos. Renunciar a los objetos de los sentidos no significa prescindir de las cosas agradables porque, aunque lo hicieras, eso no significaría que habías renunciado a ellas. La renuncia es una experiencia totalmente interior. Renunciar al samsara no significa que te deshagas de él, pues tu cuerpo y tu nariz son el samsara; ¿cómo puedes desprenderte de tu nariz? Tu mente y tu cuerpo son el samsara (al menos los míos lo son); por lo tanto, no puedes deshacerte de ellos. Renunciar significa tener menos apego, ser más razonable, en vez de poner mucha presión psicológica sobre uno mismo y de actuar de manera absurda. 15


La clave está en que deberíamos tener menos apego a los placeres sensoriales, puesto que la mayoría de las veces nuestro deseo y aferramiento por los placeres mundanos no nos aportan satisfacción, sino que nos hacen sentir más insatisfechos y generan reacciones psicológicas más problemáticas. Esto es lo más importante. Si tenemos la sabiduría y el método para manejar los objetos de los cinco sentidos de tal manera que no repercutan en nosotros negativamente, entonces, podremos relacionarnos con ellos, y saber hasta dónde podemos llegar experimentando placeres sensoriales, sin acabar desorientados y confusos. Deberíamos juzgarlo por nosotros mismos basándonos en la experiencia individual. Sucede como con el vino francés: hay quien aunque quiera no puede ni probarlo porque su sistema nervioso no se lo permite; hay quienes pueden tomar un poco, otros que pueden tomar un poco más, y hay incluso quien puede beber una gran cantidad. Quiero que entendáis por qué las escrituras budistas prohíben que las monjas y los monjes beban vino. No es porque el vino o la uva sean malos; la uva y las parras son bonitas y el color del vino tinto es fantástico, pero como somos principiantes en el camino a 16


la liberación, podemos vernos atrapados con facilidad en la energía negativa. Esta es la razón, y no que el vino sea malo en sí mismo. Este es un buen ejemplo de renuncia. ¿Quién era el gran santo indio que bebía vino? ¿Recordáis su historia? No recuerdo quién era, pero aquel santo se fue a un bar y bebió y bebió hasta que el camarero le preguntó: “¿cómo va a pagar?”, a lo que el santo respondió: “le pagaré cuando se ponga el sol”. Pero el día no declinaba y el santo continuaba bebiendo. El camarero quería cobrar, pero de alguna forma el santo controlaba la puesta de sol. Este tipo de logros elevados (podemos llamarlos logros esotéricos o milagrosos) se encuentran más allá de la comprensión de la gente corriente como nosotros. El caso es que el santo era capaz de controlar el sol y quizá se bebió cien litros de vino, ¡sin ni tan siquiera tener que orinar! Lo que quiero decir es que renunciar al samsara no sólo incumbe a las monjas y monjes, porque cualquiera que busque la liberación o la iluminación tiene que hacerlo. Si revisáis vuestras vidas, las experiencias cotidianas, advertiréis que estáis atrapados en los pequeños 17


placeres. Nosotros, los budistas, consideramos que esos apegos son una gran obsesión y no traen nada bueno. No obstante, ese afán tan occidental de tener lo mejor, lo más grande, es similar a la actitud budista de conseguir el placer mejor y perfecto, el más duradero, en lugar de pasar la vida luchando por el deleite de una copa de vino. Por eso debemos abandonar la actitud del aferramiento y las acciones inútiles, y desarrollar todo lo que hace que la vida tenga sentido para que nos podamos liberar. Sin embargo, no quiero que os quedéis solamente con el punto de vista filosófico. Podemos examinar nuestras mentes, tanto objetiva como subjetivamente, y comprender qué tipo de mente no merece la pena ya que nos trae problemas. Así es como la meditación nos permite corregir actitudes y acciones. No penséis: “Como mis actitudes y acciones provienen de mi karma previo, no puedo hacer nada”. Ésta es una interpretación errónea del karma. Los seres humanos tenemos poder: podemos cambiar nuestro estilo de vida, nuestras actitudes y nuestros hábitos. Es a esta capacidad a la que podemos llamar potencial búdico, potencial divino o como queráis. Por 18


eso el budismo es sencillo, es una enseñanza universal que todos podemos entender, tanto si somos religiosos como si no. En otras palabras, lo opuesto a la renuncia del samsara es la mente extremista que tenemos casi siempre; la mente que desea y se aferra, que ve los objetos de una manera exagerada que nada tiene que ver con su realidad. El budismo no dice que los objetos no tengan cierta belleza, pues sí la tienen. Una flor es bonita, pero esa belleza sólo es convencional o relativa. Pero la mente del deseo proyecta algo en el objeto que está más allá del nivel relativo, algo que nos hipnotiza y que no tiene nada que ver con dicho objeto. Esa mente está alucinando, está engañada y sostiene una entidad errónea. No podemos darnos cuenta de ello sin una observación intensiva o sin una sabiduría introspectiva, y la meditación budista incluye el análisis. A esa comprobación se le llama meditación analítica, y tiene que ver con la lógica y la filosofía. La psicología y filosofía budistas nos ayudan a tener una mejor comprensión. Es decir, la meditación analítica es una manera científica de analizar nuestra propia experiencia. 19


Para terminar, también quiero que entendáis que puede que haya monjas y monjes que no tengan renuncia. En budismo hablamos de estructura superficial y estructura universal: por lo tanto, cuando decimos que las monjas y los monjes renunciamos, significa que lo estamos intentando, sin más. Los occidentales a veces creen que los que hemos tomado la ordenación somos santos, pero no lo somos, sólo lo estamos intentando. No exageréis de nuevo. Laicos, monjes o monjas, todos somos miembros de la comunidad budista. Deberíamos comprendernos bien unos a otros y dejar que las cosas sean como son. No es saludable depositar expectativas exageradas en los demás. Creo que esta explicación es suficiente como introducción a la renuncia. Ahora sigamos con la bodichita. BODICHITA En primer lugar tenéis que entender los problemas de vuestro ego: el apego, el deseo, el enfado, la impaciencia; vuestra propia situación; vuestras dificultades y vuestra incapacidad para sobrellevarlas, para luego sentir compasión por vosotros mismos. Comenzad 20


por convertíos en objeto de vuestra compasión por la situación en la que os encontráis, y entonces pensad: “No soy el único que está en esta situación, con problemas y conflictos del ego. En todas las sociedades del mundo hay personas de clase alta, media y baja; personas extremadamente guapas, normales y feas pero, al igual que yo, todas buscan la felicidad y no quieren sentirse mal”. De este modo, empieza a surgir una sensación de ecuanimidad; desde el interior surge un equilibrio hacia los enemigos, los desconocidos y los amigos. No es algo meramente intelectual, sino muy sincero, algo que surge del interior, del fondo del corazón. El budismo explica una técnica de meditación para equiparar a todos los seres del universo, porque sin un cierto sentimiento de ecuanimidad por todos los seres es imposible decir: “quiero dar mi vida por los demás”. Tampoco es posible desarrollar lo más precioso, la bodichita, la mente diamantina. Con el fin de crear espacio para la bodichita, tenemos que sentir realmente que todos los seres del universo son iguales. El budismo considera que deberíamos lograr la ecuanimidad porque necesitamos una mente sana. La idea de igualdad debe surgir desde mi propia 21


mente y no intentando cambiar a los seres humanos desde fuera. Debo intentar que no me molesten las proyecciones mentales sobre el enemigo que me desagrada, el amigo al que estoy apegado o el desconocido que me es indiferente. Es mi mente la que distingue entre estas tres categorías, ya que en realidad no existen afuera. Mientras tengas como objeto de tu odio a un solo ser humano, mientras tengas un gran deseo por un objeto que sobrevaloras, mientras ignores a alguien que no te importa, mientras tengas los tres venenos del odio, el deseo y la ignorancia en relación con esos tres objetos, eres tú el que tiene un problema y no los objetos en sí. ¿Cómo puedo ser feliz si Elisabeth (la intérprete) es mi mayor problema, mi enemigo? ¿Cómo puedo ser feliz? La ecuanimidad es algo que tiene que ver con la experiencia interior, como la bodichita. Todos tenemos un largo camino que recorrer. Lo que me gustaría expresar es que el budismo, y Lama Tsongkapa en particular, considera que la ecuanimidad es lo más difícil de lograr, pero que vale la pena intentarlo; aunque sea difícil, hay que intentarlo. También podemos definir la ecuanimidad como el camino medio. Por ello, y desde el punto de vista prác22


tico, los budistas deberíamos estar abiertos y respetar por igual a las religiones tanto occidentales como orientales; deberíamos tener un sentimiento de igualdad y respeto hacia la gente que practica el cristianismo. Esa es la manera de ser feliz, y la felicidad es el principal objetivo. Creo que es un error que los budistas neófitos occidentales piensen que el budismo es mejor que el cristianismo, porque no es verdad, y además crea malas vibraciones y hace que la mente se cierre. Pienso sinceramente que los budistas pueden aprender mucho de los cristianos. Recientemente estuve en España y visité algunos monasterios. La renuncia y la manera de vivir de algunos de aquellos monjes me pareció mucho mejor que la que he observado en numerosos monasterios tibetanos. Los monjes de las comunidades budistas tibetanas a menudo tienen actitudes individualistas, mientras que las que vi en los cristianos parecían estar completamente unificadas y carecían de posesiones personales. Aquellos monjes eran para mí objeto de refugio. Claro que, si una persona necesita ser individualista para su crecimiento espiritual, entonces está bien serlo; para eso existen religiones diferentes. Por lo tanto, deberíamos practicar la ecuanimidad 23


en la vida diaria tanto como sea posible. Intentar no tener enemigos ni objetos por los que sintamos un apego desmesurado o exagerado. De esta forma, en el espacio de nuestro equilibrio, podemos hacer crecer la bodichita, la actitud dedicada a todos los seres del universo. La bodichita es un logro extremadamente elevado. Es la actitud opuesta al egoísmo, es la dedicación total al servicio de los demás para conducirles a la liberación que está más allá de la felicidad temporal. Nuestros pensamientos son extremistas. A veces ponemos demasiado énfasis y energía en actividades de las que no sacamos nada. Hay atletas y personas que invierten su dinero y energía en prácticas como por ejemplo el motocrós y se acaban matando: ¿Qué sentido tiene eso? La bodichita es muy práctica; os lo aseguro. Es como una medicina. La actitud egoísta es como un puñal o una espada clavada en el corazón; te hace sentir siempre incómodo, mientras que con bodichita te sientes en paz. En el momento en que empiezas a abrirte a los demás sientes un placer increíble, una energía inagotable, una satisfacción inmensa. ¡Y qué decir de la iluminación! Trabajar para los demás es 24


muy interesante, es una actividad inagotable que enriquece tu vida continuamente. Los occidentales se aburren fácilmente y como resultado consumen drogas, entre otras muchas cosas. Lo que ocurre no es que las personas que toman drogas sean poco inteligentes, sino que no saben dónde poner su energía para beneficiar a la sociedad y a ellos mismos. Están bloqueados, no pueden comprender, y por eso se autodestruyen. Si no queréis entender la bodichita como una actitud dedicada a los demás (y a veces puede ser difícil entenderla así), podéis pensar en ella como en una actitud egoísta. ¿Por qué? Porque en la práctica cuando empiezas a abrirte a los demás, te das cuenta de que tu corazón está completamente aprisionado, tu yo o ego está atado. Lama Tsongkapa (en Los tres aspectos principales del camino) describe el ego como la red de hierro del aferramiento al yo. ¿Cómo soltar esas cadenas? Cuando empiezas a dedicarte a los demás, tú mismo experimentas una paz y relajación extraordinarias. Así que lo que estoy diciendo es que podéis practicar la dedicación a los demás con la actitud egoísta de querer experimentar paz y relajación. Lo que de verdad importa es la actitud: si es de 25


apertura y dedicación a todos los seres del universo, eso ya es suficiente, ya podéis relajaros. Creo que en el entorno occidental, tener la actitud de la bodichita es mucho más poderoso que empeñarse en meditar. De todas formas, nuestra vida del siglo XX no nos deja tiempo para meditar, e incluso cuando lo intentamos, estamos como aletargados: “anoche se me hizo tarde, ayer trabajé demasiado...”. Sinceramente creo que la actitud entregada, inamovible y firme de pensar “cada día durante el resto de mi vida y especialmente hoy, voy a dedicarme a los demás tanto como pueda”, es muy poderosa. Sin embargo, algunas personas tienen una actitud errónea respecto a la meditación porque quieren lograr un tipo de concentración especial, concreta, ahora mismo, y ello no es posible en poco tiempo, sin tener una vida organizada. A los occidentales les es muy complicado organizarse, es lo más difícil. Puede que sólo se trate de la proyección de un monje tibetano, pero si no organizas tu vida, ¿cómo puedes ser un buen meditador? Yo creo que no es posible. ¿Cómo puedes meditar bien si tu vida está desordenada? Ya no sé lo que me digo; será mejor que me controle. 26


La rueda de las armas afiladas es un texto imprescindible del budismo mahayana y una de las principales obras de referencia sobre el adiestramiento mental (Loyong) del budismo tibetano. Las 119 estrofas de esta concisa obra revelan la imperiosa necesidad de extirpar el egocentrismo de nuestros corazones; el origen Dharmarakshita, de todos nuestros males. en tibetano Lama Dharmarakshita explica indirectamente el Serlingpa (Indonesia, funcionamiento de la ley de causa y efecto y siglo X), vivió la mayor cómo nuestras acciones incorrectas, como un bumerán (la rueda de armas afiladas), regresan parte de su vida en a nosotros en forma de pesar y sufrimiento. remotas junglas como Junto con La Práctica del Bodisatva un ermitaño, donde (Bodisatvacaryavatara) de Shantideva, es una tuvo la experiencia referencia obligada en las enseñanzas sobre el de la vacuidad por desarrollo del altruismo universal (bodichita). medio del yoga del Dharmarakshita tuvo un papel destacado amor y la compasión. en la segunda transmisión del budismo en Fue maestro de Tíbet a través de Atisha. Atisha a quien dio la transmisión de la bodichita.

ISBN: 978-84-96478-08-4


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