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Asma. Entrevista Dr. Antonio Borbor Jiménez

El asma, como tal, no se puede prevenir. Pero sí podemos controlarla… Para ello es necesario conocer la enfermedad, aprender a vivir con ella y sobre todo cumplir con el tratamiento. Dr. Antonio Borbor

De acuerdo a datos de la Iniciativa Global para el Asma (GINA, por sus siglas en inglés), “se calcula que el asma afecta a 300 millones de personas en todo el mundo. Constituye un grave problema de salud a escala mundial que aflige a todos los grupos de edad, con una prevalencia creciente en muchos países en desarrollo, costos de tratamiento en aumento y una carga progresiva para los pacientes y la comunidad” 1 . Para conocer más sobre este padecimiento, revista Guía Farmacéutica conversó con el doctor Antonio Borbor Jiménez, médico cirujano por la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, con vasta experiencia dentro de la industria farmacéutica como instructor científico, gerente de capacitación y director médico de empresas nacionales y multinacionales, quien respondió a varias inquietudes.

¿Qué es el asma?

El asma es una afección crónica de los conductos que transportan el aire para permitir su ingreso y egreso a los pulmones (bronquios) que se estrechan e hinchan, produciéndose además una mayor mucosidad, todo lo cual dificulta el paso del flujo de aire lo que puede complicar la respiración. Para algunas personas, el asma puede ser un problema considerable que interfiere en las actividades cotidianas e incluso producir ataques que pudieran poner en riesgo su vida.

¿Cuáles son los factores de riesgo para padecerla?

Se cree que varios factores aumentan las probabilidades de tener asma, se los podría clasificar como internos y externos. Entre los primeros están: la herencia, es decir, tener un pariente consanguíneo (padres o hermano) con asma. Padecer de una afección alérgica, como la dermatitis atópica o rinitis alérgica (fiebre del heno) y sobrepeso. Entre los externos se puede mencionar: ser fumador o estar en exposición como fumador pasivo. Tener contacto con gases u otros tipos de contaminación. En el ámbito laboral estar en contacto con sustancias químicas utilizadas en las industrias de la agricultura, la peluquería, fabril, etc.

¿Cuál es la incidencia y a quiénes afecta más?

Alrededor de un 7 % al 10 % de la población mundial padece de asma, aunque existe variabilidad en cuanto a las diferentes zonas geográficas. Ataca principalmente a niños y adultos jóvenes disminuyendo su prevalencia en la vida adulta; sin embargo, se incrementa a partir de los 40 años, afectando a hombres y mujeres por igual. En la población pediátrica, se estima que el 40 % la desarrolla a partir de una rinitis alérgica.

¿El asma tiene alguna correlación con otras enfermedades?

Efectivamente, las personas que padecen asma podrían desarrollar otras comorbilidades; siendo las principales el reflujo gastroesofágico, el síndrome de apnea-hipopnea durante el sueño, los trastornos psicológicos como la ansiedad y la depresión; así como, la disfunción de las cuerdas vocales, entre otras.

¿Cuáles son los síntomas del asma?

Los síntomas del asma varían según la persona. Los más frecuentes son la falta de aire, dolor u opresión del pecho, tos y ruidos al exhalar (sibilancias) que es un signo común de asma en los niños. Otras afecciones pueden causar estos mismos síntomas; sin embargo, en el asma los síntomas con frecuencia siguen un patrón, donde aparecen y desaparecen a lo largo del tiempo y comienzan o empeoran con las infecciones virales. Los síntomas se pueden desencadenar con el ejercicio, las alergias, el aire frío, al respirar demasiado rápido, al reírse o llorar.

¿Cómo debe ser el correcto proceso de diagnóstico?

Cuando se presentan los síntomas y que guardan relación con las características descritas, las personas deben acudir a la consulta médica. Un médico general o clínico basará su diagnóstico de asma a través del examen físico, mediante el cual descartará otras afecciones respiratorias. Luego, la impresión diagnóstica será corroborada por estudios de la función pulmonar como la espirometría y el flujo espiratorio máximo. Un neumólogo puede acompañar en la elaboración de un plan de acción adecuado a cada paciente.

¿Qué tipos de tratamientos existen en la actualidad?

De manera general, el tratamiento depende de la edad, gravedad y de la respuesta del organismo a los medicamentos. Algunas personas necesitarán utilizar fármacos diarios para controlar y prevenir los síntomas; pero, también existen medicinas para usar durante una crisis como es un inhalador de rescate. El médico ajustará el tratamiento hasta que los síntomas estén controlados. En la actualidad, existen guías terapéuticas consensuadas por especialistas que son de aplicabilidad universal y ofrecen pautas para el abordaje de los diferentes estadios o grados de asma. Los medicamentos con los que se cuenta son en general, muy eficaces y seguros. Cuando se tiene un caso de asma grave, o si los otros tratamientos no son eficaces para controlarla, se puede optar por la termoplastia bronquial, que es un procedimiento realizado exclusivamente por el especialista en neumología.

¿El asma es una enfermedad que se puede prevenir?

El asma, como tal, no se puede prevenir. Pero lo que sí podemos hacer es controlarla, ya que en mayor o menor medida se pueden evitar las crisis asmáticas. Para ello es necesario conocer la enfermedad, aprender a vivir con ella y sobre todo cumplir con el tratamiento. Es muy importante no solo saber cuáles son los síntomas habituales y aprender a reconocerlos, sino estar al tanto de qué situaciones, acciones o cosas pueden producirle al paciente las crisis asmáticas. De esta manera, se pueden adoptar medidas preventivas eficaces, relacionadas al uso de sustancias irritantes de las vías respiratorias y, al principal agente desencadenante de las crisis de asma en niños, la alergia al polen y los ácaros del polvo; además de otras sustancias.

Para una persona que padece de asma ¿Qué tipo de estilo de vida y actividad física son las adecuadas?

El ejercicio físico debe formar parte del estilo de vida de cualquier persona con asma bronquial, ya que aporta importantes beneficios para la salud. La única situación en la que un asmático debe limitar el ejercicio físico es si está sufriendo una crisis o pasa por una época de mal control. Incluso los niños con asma que hacen ejercicio físico en la infancia y adolescencia alcanzan mayores niveles de capacidad pulmonar que, aquellos que no lo hacen. Existe un grupo de pacientes que tienen una forma especial de asma llamada asma de esfuerzo o de ejercicio; en ella, los síntomas no suelen aparecen durante el mismo (eso suele ser más indicativo de asma mal controlada), sino que aparecen entre los 5 y 15 minutos después de terminar el ejercicio. En este caso, se puede prevenir mediante el calentamiento previo, realizar ejercicio con momentos de descanso y administrando un medicamento preventivo antes del mismo. Los ejercicios más beneficiosos son los deportes aeróbicos como la natación, correr y bicicleta. La natación puede ser especialmente beneficiosa. Siempre se debe tener disponible la medicación de rescate.

¿Algo en particular que le gustaría añadir?

Es fundamental que el paciente y sus familiares sigan las recomendaciones del médico, cumpliendo con la dosis y los horarios de la medicina que le sea recetada y permanecer atentos a cualquier novedad que se pudiera presentar para conversarla con el profesional de la salud, no hay que dejarse aconsejar por personas no preparadas.

La persona asmática puede llevar un estilo de vida sano y desenvolverse de manera normal en cualquier actividad, si sigue las recomendaciones médicas al pie de la letra

1 Iniciativa Global para el Asma .(2019). Guía de bolsillo para el manejo y la prevención del ASMA. Recuperado de https://bit.ly/3Kt77Nc

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