Correo del Maestro Núm. 126 - Noviembre de 2006

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Conocer para conservar III

ISSN 1405-3616

Las condiciones escolares y el aprendizaje

La ciencia de los muertos José Mariano Leyva

Raúl Vázquez Chagoyán

De la bitácora de vida Amílcar Saavedra

Notas sobre la muerte en la pintura mexicana del siglo XIX Rebeca Kraselsky

Del verbo decir Animales mexicanos de la selva húmeda en peligro de extinción

Arrigo Coen Anitúa

Alejandra Alvarado Annelies Alvarado

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México D. F. Noviembre 2006. Año 11 Número 126


UN VIAJE A... El largo y apasionante trayecto recorrido por la humanidad desde su aparición es puesto al alcance de todos en esta serie profusamente ilustrada que se complementa con una detallada línea del tiempo y actividades manuales con las que niños y jóvenes aprenden y se recrean

Colección de ocho libros a todo color • • • • • • • •

¿Quiénes fueron los antecesores del Homo sapiens? ¿Cuántas civilizaciones habitaron la región entre los ríos Tigris y Éufrates? ¿Sabías que el Imperio Chino duró hasta principios del siglo XX? ¿Quiénes eran los brahmanes? ¿Quién fue Buda? ¿Hay algunas maravillas del mundo antiguo en pie todavía? ¿Cuál es el legado de la civilización griega? ¿Hasta dónde se extendió el Imperio Romano? ¿De dónde llegaron los vikingos a irrumpir en la apacible Europa medieval?

Una nueva y divertida forma de aprender historia

Informes y ventas: 01 800 31222 00 www.correodelmaestro.com


Revista mensual, Año 11 Núm. 126, noviembre 2006.

Directora Virginia Ferrari Subdirección María Jesús Arbiza Asistente editorial Celina Orozco Correa Consejo editorial Valentina Cantón Arjona María Esther Aguirre Mario Aguirre Beltrán Santos Arbiza Gerardo Cirianni Julieta Fierro Adolfo Hernández Muñoz Roberto Markarian Ramón Mier María Teresa Yurén Josefina Tomé Méndez María de Lourdes Santiago Colaboradores Alejandra Alvarado Citlalli Álvarez Stella Araújo Nora Brie Verónica Bunge María Isabel Carles Leticia Chávez Luci Cruz Consuelo Doddoli Alejandra González Norma Oviedo Jacqueline Rocha Pilar Rodríguez Concepción Ruiz Ana María Sánchez Editor responsable Nelson Uribe de Barros Administración y finanzas Ana Lilia Estrella Producción editorial Rosa Elena González

CORREO del MAESTRO es una publicación mensual, independiente, cuya finalidad fundamental es abrir un espacio de difusión e intercambio de experiencias docentes y propuestas educativas entre los maestros de educación básica. Asimismo, CORREO del MAESTRO tiene el propósito de ofrecer lecturas y materiales que puedan servir de apoyo a su formación y a su labor diaria en el aula. Los autores Los autores de CORREO del MAESTRO son los profesores de educación preescolar, primaria y secundaria, interesados en compartir su experiencia docente y sus propuestas educativas con sus colegas. También se publican textos de profesionales e investigadores cuyo campo de trabajo se relacione directamente con la formación y actualización de los maestros, en las diversas áreas del contenido programático. Los temas Los temas que se abordan son tan diversos como los múltiples aspectos que abarca la práctica docente en los tres niveles de educación básica. Los cuentos y poemas que se presenten deben estar relacionados con una actividad de clase. Los textos Los textos deben ser inéditos (no se aceptan traducciones). No deben exceder las 12 cuartillas. El autor es el único responsable del contenido de su trabajo. El Consejo Editorial dictamina los artículos que se publican. Los originales de los trabajos no publicados se devuelven, únicamente, a solicitud escrita del autor. En lo posible, los textos deben presentarse a máquina. De ser a mano, deben ser totalmente legibles. Deben tener título y los datos generales del autor: nombre, dirección, teléfono, centro de adscripción. En caso de que los trabajos vayan acompañados de fotografías, gráficas o ilustraciones, el autor debe indicar el lugar del texto en el que irán ubicadas e incluir la referencia correspondiente. Las citas textuales deben acompañarse de la nota bibliográfica. Se autoriza la reproducción de los artículos siempre que se haga con fines no lucrativos, se mencione la fuente y se solicite permiso por escrito. Derechos de autor Los autores de los artículos publicados reciben un pago por derecho de autor el cual se acuerda en cada caso.

© CORREO del MAESTRO es una publicación mensual editada por Uribe y Ferrari Editores S.A. de C.V., con domicilio en Av. Reforma No.7, Ofc. 403, Cd. Brisa, Naucalpan, Edo. de México, C.P. 53280. Tel. (0155) 53 64 56 70, 53 64 56 95, lada sin costo al 01 800 31 222 00. Fax (0155) 53 64 56 82, Correo electrónico: correo@correodelmaestro.com. Dirección en internet: www.correodelmaestro.com. ISSN 1405-3616. Certificado de Licitud de Título Número 9200. Número de Certificado de Licitud de Contenido de la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas, S.G. 6751 expediente 1/432 “95”/12433. Reserva de la Dirección General de Derechos de Autor 04-1995-000000003396-102. Registro No. 2817 de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana. RFC: UFE950825-AMA. Editor responsable: Nelson Uribe de Barros. Edición computarizada: Uribe y Ferrari Editores S.A. de C.V. Preprensa e impresión: Editorial Progreso, S.A., Naranjo No. 248, Col. Santa María la Ribera, C.P. 06400, México, D.F. Distribución: Uribe y Ferrari Editores S.A. de C.V. Tiraje de esta edición: 25,000 ejemplares. $40.00.

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Correo del Maestro. Núm. 126, noviembre 2006.

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Editorial

Ofrendar a los muertos en el mes de noviembre es una tradición que ha trascendido las fronteras de los cementerios para tocar diversos ámbitos de la cultura mexicana. Muestra de ello son las múltiples exposiciones, coloquios y espectáculos que tienen lugar en esta época. Reflexionar, pues, en torno a la muerte resulta casi una necesidad en vísperas de fin de año, y para hacer eco de ese sentir colectivo preparamos este número de Correo del Maestro. Calaveras, espejos, flores marchitas, velas encendidas y apagadas, relojes de arena y objetos que aluden a la vanidad, fueron símbolos constantes en un género de la plástica conocido como pintura de vanitas, que tuvo su apogeo durante el Barroco. Estos referentes fueron retomados por la iconografía novohispana en un sincretismo que sigue dando frutos. La especialista Rebeca Kraselsky nos ofrece una aproximación a tres retablos mexicanos que aluden a estos temas. El espiritismo es una doctrina que surgió a mediados del siglo XIX en Francia y se arraigó en México durante el porfiriato. Más que por el convencimiento de comunicarse con el “más allá”, personalidades como Manuel Gutiérrez Nájera, Ignacio Ramírez y Justo Sierra se adhirieron a esa corriente por la apertura científica y moral que significaba. En su artículo La ciencia de los muertos, José Mariano Leyva nos acerca a aquel espíritu liberal en ciernes que intentó moderar el avance positivista decimonónico. Como un homenaje a los vivos, Amílcar Saavedra recupera algunas páginas de su Bitácora de vida para compartirla con nuestros lectores y con todos aquellos que han dedicado sus afanes a la animación a la lectura, a dos décadas de haberse creado la colección Los Libros del Rincón. Por otra parte, continuamos con la publicación de la serie Animales mexicanos en peligro, que en esta entrega describe a nueve especies que habitan las selvas húmedas, uno de los ecosistemas más ricos en diversidad. Si bien la personalidad se comienza a perfilar en el seno familiar, las condiciones escolares son un elemento importante en su desarrollo, ya que el alumno encuentra en maestros y compañeros modelos de comportamiento que le confieren hábitos, normas y patrones lógicos. Así lo refiere Raúl Vázquez Chagoyán en su artículo Las condiciones escolares y el aprendizaje. Finalmente, Arrigo Coen bien dice y mal dice en una interesante reflexión en torno al verbo decir. Correo del Maestro

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Correo del Maestro. Núm. 126, noviembre 2006.


Entre nosotros

De la bitácora de vida.

Amílcar Saavedra Rosas

Pág. 5

Antes del aula

La ciencia de los muertos. Espiritismo en México en el siglo XIX. José Mariano Leyva Animales mexicanos de la selva húmeda en peligro de extinción. Alejandra Alvarado Zink y Annelies Alvarado Zink

Pág. 10

Pág. 20

Certidumbres e incertidumbres

Las condiciones escolares y el aprendizaje. Raúl Vázquez Chagoyán

Pág. 43

Artistas y artesanos

Notas sobre la muerte en la pintura mexicana del siglo XIX. Rebeca Kraselsky

Pág. 49

Sentidos y significados

Del verbo decir. Arrigo Coen Anitúa

Pág. 53

Problemas sin número

Miscelánea para contar. Claudia Hernández García y Daniel Juárez Melchor

Pág. 55

Abriendo libros

Ocho Venado. Héroe mixteco de varios códices Rebeca Orozco Mora

Pág. 57

Maestros en red

Pág. 60

Portada: Rodrigo Ríos Gutiérrez, 10 años, “Guacamaya”. Páginas a color: Conocer para conservar III, pp. 25-33. Fotografías del Banco de imágenes Manuel Grosselet y Caluromys derbianus, Gerardo Ceballos. Ocho Venado, pp. 34-36.

CONABIO: Sarcoramphus

Correo del Maestro. Núm. 126, noviembre 2006.

papa,

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Correo del Maestro. Núm. 126, noviembre 2006.


Entre nosotros

De la bitácora de vida Amílcar Saavedra Rosas

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A dos décadas de los Libros del Rincón. Para los rinconeros, los de ayer, los de hoy, todas y todos. Para Marta, Malú, Luzma, Remy y Aureliano.

Rincón de lectura en Veracruz.

El tonito

Más allá de la Macroplaza, donde el Cerro de la Silla ya no puede ser testigo, muy cerca del tiradero de basura, se encuentra una escuela primaria. Ahí, una maestra de tez blanca me invita a trabajar con un grupo de tercer grado.Todos, niñas y niños, escuchan con atención la lectura que hago de uno de los Libros del Rincón, sin embargo, una mirada escrutadora proveniente de un chiquillo menudo, de ojos negros cada vez más grandes y fijos, el cual se encuentra sentado exactamente a mitad del salón, me produce escozor. El niño de los ojos grandes, de repente, salta del pupitre, al mismo tiempo que exclama con fuerza: “¡Aaaah!, chilango, ¿verdad?”, y un gran silencio inunda el aula. Sólo atino a preguntar: “¿Cómo lo supiste” Desde una esquina la maestra exclama:“¡Niñoo!” El niño se acurruca en su banca y con un susurro responde:“Por el tonito”. Los chiquillos que alcanzan a escuchar ríen. Con un movimiento de cabeza y una mueca confirmo su respuesta.

Correo del Maestro. Núm. 126, noviembre 2006.

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De la bitácora de vida

Continúo con el mismo tonito hasta terminar con la lectura de la fábula La abeja haragana, luego se hacen algunos comentarios hasta que somos sorprendidos por el sonido de la chicharra, señal del inicio del refrigerio; una gran algarabía de niñas y niños escurre por toda la escuela, un “disculpe” de la maestra, desde la mitad del salón, sirve como preámbulo para un “¡apúrense a salir, niños!”. A mitad del patio, el mismo chico de los ojos negros me alcanza y exclama: –¿Tú vienes de México? –dicho con un tono muy del norte. –Sí –contesto. –¿Conoces el Castillo de Chapultepec? –Sí –afirmo con un movimiento de cabeza.A mis espaldas se vuelve a escuchar: –¡Niñoo! –mismo que ahora se echa a correr, perdiéndose entre un mar de uniformes azules.

Es el segundo día que visito la escuela, hoy me toca trabajar con una maestra de unos 49 años, cabellera negra entrecana, manos anchas y regordetas (no sé por qué, pero siempre me fijo en las manos de los docentes). La recuerdo bien: en la reunión de exposición de motivos no le satisficieron los comentarios que pude hacer respecto al propósito de la visita, e incluso ante una primera negativa a trabajar en su salón, exclamó:“Pues no les veo ningún chiste a esos libritos”, para recapacitar inmediatamente y proponer:“Que se rifen los salones a visitar, para que sea más democrático”. Aceptamos la rifa propuesta, y al sacar un papel donde aparecía escrito en color carmín “4º C”, las expresiones de júbilo y broma dirigidas a la mujer de cabellera negra entrecana me hicieron saber que la suerte había decidido. Al salir de la reunión, se acercó la maestra y con voz cortante dijo:“Mi salón es el último de la planta alta –señalando hacia el norte, donde cinco aulas están en fila–. ¡Mañana lo espero, después del descanso!”, y se fue sin dar oportunidad a ningún comentario. Al día siguiente, llego cinco minutos antes de lo acordado, me paro frente a la puerta con el rótulo “4º C”, eso me permite ver a niños y niñas que ante el frenesí del recreo y la ausencia de la maestra entran atropelladamente al aula; uno de los chicos toma un gis amarillo y con él garabatea en el pizarrón verde, no puedo ver qué escribe. Una voz alerta al grupo “¡La maestra!, ¡la maestra!, ¡la maestra!”, el chico no tiene tiempo de dejar la tiza. La maestra entra al salón rápidamente, al mismo tiempo que me invita a pasar, el silencio es total, ella voltea al pizarrón y sin mediar Lectura de Libros del Rincón.

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Amarillo es mi color

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Correo del Maestro. Núm. 126, noviembre 2006.


basica.sep.gob.mx

La SEP reparte la colección Libros del Rincón en todas las escuelas públicas de preescolar, primaria y secundaria de México.

palabra toma el borrador y con destreza elimina cada una de las letras amarillas “p i n c h e”, escritas arriba de las letras con gis blanco:“E S C U E L A” (por los trazos, puedo adivinar que esta última palabra la había escrito un adulto). El gesto de la maestra es el mismo que puso cuando en la rifa salió el papel con letras color carmín, sólo que ahora el rostro se matiza en rojo. “¡Son unos majaderos estos chamacos!”, exclama la maestra, dirigiéndose a mí. Un preámbulo sirve para presentarme ante el grupo y señalarles de forma sentenciosa: –¡Quiero-que-pongan-mucha-atención! En la sesión con los chicos, platicamos sobre aquellas anécdotas que todos tenemos guardadas, las escuchamos, las escribimos, elaboramos historias colectivas. Para terminar, leímos el cuento de Gianni Rodari Pinocho el astuto, e inventamos muchos finales... Durante todo este tiempo una mano amarillenta fue alzada una y otra vez, para participar, hasta regalarnos un final fantástico, el cual sirvió para que los niños se sintieran cómplices y festejaran con júbilo la astucia de Pinocho. Al terminar, la maestra se mostró entusiasmada y confesó: “¡Qué imaginación tienen estos niños! ¡Hasta Juan, que nunca participa!”, dijo señalando a un niño delgado y amarillento, con las manos aun más amarillas.

Primera llamada

Por la mañana visitamos una escuela para conocer una Palapa de lectura, construida con la participación de la comunidad; en verdad que estaba de plácemes. En el festival escuchamos un cuento leído por una niña en su lengua materna, la maya; apenas terminado y sin más preámbulo, el maestro que estaba al micrófono me pidió realizar una actividad. Correo del Maestro. Núm. 126, noviembre 2006.

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De la bitácora de vida

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–¿Qué? –expreso mi sorpresa y, sin otra alternativa, tomo un libro y leo el título: El Manchas, entonces le pido a un niño que describa la portada: –Es un perro blanco que tiene manchas negras, es muy listo, con las orejas paradas, muy bonito. Les propongo a los niños y niñas que continúen una historia con ese personaje, en cada ocasión participa un chico y así nace una historia: –El Manchas es un perro vagabundo que viaja por Carrillo Puerto en busca de una novia que lo abandonó. –En Carrillo Puerto le dijeron que su novia había pasado rumbo a Tulum, que si quería alcanzarla tenía que caminar muy rápido. –El Manchas caminó por la carretera, pero como hacía mucho calor no llegó muy lejos, por lo que tuvo que pedir un “ray”... Esta historia siguió, con grandes peripecias para El Manchas, pasando por Playa del Carmen hasta llegar a su luna de miel en Cancún. El acuerdo con los chicos es escribir muchas historias, hasta elaborar un libro, para ser integrado a la Palapa de la lectura...

Última llamada

Ese mismo día, por la tarde, estoy trabajando con maestras y maestros. Ante el éxito obtenido con la actividad del libro El Manchas, me propongo iniciar con la misma estrategia. –¿Qué observan aquí? –pregunto, al mismo tiempo que muestro la portada del libro. –Un perro. –¿Qué más ven? –insisto. –Un perro pinto –¿Qué más observan? –reitero. –Un perro pinto. –Imaginen una historia que podamos hacer con este perro pinto. Inicia un maestro: –Éste es un perro que tiene dueño y que nunca lo deja salir. –Continuemos la historia –los animo. Un maestro retoma la historia: –Pero un día el perro se escapó y... –¿Quién más participa...? –invito. Una maestra al final de la tercera fila retoma la palabra. –Lo atropellaron y se murió.

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Hoy no circulan... los libros

Asfalto surcado por una intermitente e infinita línea blanca, cual zipper de esta ciudad; verde, ámbar y rojo destellan de manera programada; en las esquinas, escaleras blancas imaginarias... –¡Oríllese, esa camioneta roja! ¡Oríllese! –se escucha de un altavoz, al mismo tiempo que una luz roja y azul se ve reflejada en el retrovisor y las paredes cercanas. –¿Cuál es el motivo por el que nos detiene? –Su licencia y su tarjeta de circular –ordena el oficial de lustrosas botas e impecable uniforme café. –¿Pero, por qué nos está parando? –le vuelvo a preguntar. –La camioneta está sobrecargada –contesta el oficial retirando sus gafas Ray-Ban de cristal verde oscuro. –Lo que llevamos son libros y unas mamparas –parece no escuchar o no entender–. Nos dirigimos a una escuela para promover la lectura y la escritura con niños, maestros y papás... requerimos llegar, nos están esperando. –Su licencia y su tarjeta de circular –reitera o responde, no lo sé. Estiro la mano para entregar los documentos solicitados, su vista recorre apenas unas líneas. –Sigan su camino, pero... cooperen para “el refresco” –dicho en tono desdeñoso. Otro compañero, que se había mantenido como observador, acude a la camioneta y trae consigo unos diez libros, los cuales son puestos en las manos del oficial; las gafas que había mantenido en las manos ocupan nuevamente su lugar, con desenfado hojea los libros, apenas se asoman el Topito birolo, El rey mocho, Macaquiño, Rafa el niño invisible, Margarita, Los cinco horribles... Moviendo la cabeza, frunciendo el ceño y con desdén, exclama: “Toma tus cuentitos, dame diez pesos...”

Desde el Valle del Popocatépetl Ayotla, mayo de 2006.

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Antes del aula

La ciencia de los muertos Espiritismo en México en el siglo XIX

Foto: La fototeca espiritista.

José Mariano Leyva

La doctrina espiritista surgió en Francia a mediados del siglo XIX.

A

l hablar de espiritismo nos vienen a la cabeza varias imágenes. Fantasmas que se comunican con un grupo de gente reunida alrededor de una mesa. Velas con llamas ondulantes y un sentimiento macabro flotando en el aire. También podemos pensar en gente con pocos escrúpulos que busca obtener dinero a cambio de inventar una comunicación con algún familiar muerto. Adivinación del futuro. Números secretos que nos darán el premio mayor de la lotería. Sin embargo, hace poco más de cien años, el espiritismo era otra cosa. Una filosofía que interpretaba la vida desde un punto de vista que combinaba ciencia y humanismo. Una corriente

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de pensamiento nacida en Francia que con rapidez fue aceptada en casi todos los países de occidente, incluyendo México. Su interpretación buscaba el consuelo piadoso, a pesar de repudiar la trampa de las iglesias; inquiría en el progreso a pesar de no estar de acuerdo con los científicos dogmáticos. Sorprendentemente, la doctrina espiritista lanzó ideas que se adelantaron a su época, sin embargo fueron poco escuchadas por los paladines del positivismo, corriente que terminaría por establecer a rajatabla sus creencias. Para los positivistas, lo que no era materialmente comprobable no existía. Tuvieron que pasar muchos años para que aquellas propuestas espiritistas, que


no involucraban necesariamente la comunicación con el más allá, volvieran a discutirse. Y el creador de toda esta revolución del pensamiento fue un pedagogo que supo interpretar los cambios de finales de siglo XIX sin prejuicio, aunque con mucha responsabilidad. La misma ausencia de prejuicio que el día de hoy se necesita para entender al espiritismo como una corriente filosófica que nos heredó muchos elementos de análisis interesantes.

La entronización del positivismo El final del siglo XIX se anegó en una creencia. No tenía nada que ver con religiosidad, metafísica o espiritualidad; era todo lo contrario. Se trataba de un credo científico. Pero el hecho de que hubiera una metodología detrás, que existieran hipótesis y comprobaciones racionales, no volvía esa creencia algo menos dogmático. El final del siglo XIX fue el feudo del positivismo. El positivismo partió de una concepción científica, pero a lo largo del siglo XX terminó estableciendo reglas cotidianas y formas de vida, sobre todo estructuras de pensamiento que trascienden lo académico e institucional para instalarse en el comportamiento del día a día. El siglo XX aceptó esos lineamientos. El método sugerido por Auguste Comte fue haciéndose de espacios y se acuarteló de tal forma que llegó a parecer incuestionable. El sueño de progreso del hombre se robusteció. Pero cuando se efectúa una elección, siempre se pierden cosas, se eliminan otras posibilidades que terminan remitiéndose al cajón de lo que jamás sucederá. La filosofía de la ciencia positivista iba de la mano de las utopías. Las bases eran determinantes, casi totalitarias; el estudio del hombre 1

(individual y colectivo) se daba a través de un método copiado de las ciencias físicas y naturales; la obtención de leyes generales se basaba en la comprobación racional y no en lo que llamaban la “especulación teórica”. Sin embargo, esta honrosa severidad también se dedicó a imaginar y postular como ciertos, futuros prometedores para el hombre, llenos de bienestar y justicia. La razón nos haría libres, nos otorgaría entereza. En esto último no se alejaban mucho de una bruja cartomántica o de un adivino alquimista que nos asegura que el mañana será mejor. Pero el espejismo mejor elaborado por el positivismo decimonónico fue el del orden. Y la quimera infectó sitios impensables.

Cuerpo, materia y razón En la Francia del escritor Émile Zola (casi la misma que la de Auguste Comte), el arte también se sometió a los preceptos científicos. La literatura naturalista que lideraba Zola indagaba en la descripción detallada y mecánica, ausente de sentimientos. Era la misma actitud que tendría un médico forense al examinar un cadáver; en vez de bisturí se usaba una pluma. Las bases naturalistas se alejaban del arte y se acercaban a otra cosa: “Zola intentaba aplicar a la novela ‘experimental’ naturalista las teorías del método de experimentación que el biólogo Claude Bernard había expuesto en su libro Introducción a la medicina experimental (1865).1 En la práctica, el final de la novela Naná del mismo Zola resulta ilustrador y terrible: Naná quedaba sola, boca arriba, a la claridad de la bujía. Era un osario, un montón de humores y de sangre, una paletada de carne putrefacta, arrojada allí sobre un colchón. Las pústulas habían

Juan Herrero, “Introducción”, en A contrapelo, Joris-Karl Huysmans, Cátedra, Madrid, 1984, p. 12.

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Fuente: José Mariano Leyva.

La ciencia de los muertos...

Fotografía de Kardec, el padre del espiritismo, aparecida en su revista Revue Spirite.

invadido toda la cara, tocándose unas con otras; marchitas, hundidas, con su agrisado aspecto de lodo, parecían ya un enmohecimiento de la tierra sobre aquella papilla informe, donde ya no existían rasgos.2

La gélida imagen de la corrupción de un cuerpo que antes fue bello, llevaba también una sentencia moralista. Por más razón que practicara, la esencia teórica no podía ser eliminada. La vida disipada de Naná era castigada con la putrefacción de su cuerpo. El organismo era lo más importante tanto para Zola como para el positivismo. El alma, la metafísica y los sentimientos eran teorías sin importancia, no resultaban comprobables. No siempre fue así. Cien años antes de la glorificación de lo tangible, en Alemania, Friederich Schiller dotaba de bondades insuperables al amor y a la fuerza de voluntad, y a partir de

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ambos estableció una corriente filosófica racional que gozó de bastante popularidad. El sentimentalismo no estaba peleado con la cognición,3 incluso podían ser una misma cosa. Schiller sugería que el cerebro no era divisible del cuerpo y que los productos sentimentales debían estar a la altura de cualquier razonamiento. La libertad ejercida con fuerza de voluntad, batida por el amor, otorgaba una soberanía necesaria para la creación y el ejercicio de la crítica. Era la defensa de un universo individual contra la enajenación generalizada. Las corrientes de pensamiento totalitarias, que apuntaban a favorecer sólo la materia y el cuerpo, se convertían en prisiones que no permitían desarrollar por completo el análisis. Y resulta curioso: Schiller era de formación médico, sólo que no se obsesionó con una idea recurrente y permitió que los sentimientos y la metafísica se involucraran en el conocimiento cabal del hombre. La idea de Schiller fue desacreditada por su naturaleza romántica. El siglo XIX nos convenció de que la razón era enemiga del sentimiento. Con uno se producía el análisis; el otro generaba las pasiones. Doscientos años después de Schiller y cien más que Comte, la propuesta del idealista alemán vuelve a ser revisada, ahora desde el punto de vista neurocientífico. Los sentimientos, se sabe hoy, son emanados por actividades químicas y fisiológicas del cerebro. Los sentimientos y la razón provienen del mismo órgano.4 Este fascinante hallazgo podría haberse ahorrado varios años si acaso no hubiéramos estado tan ofuscados por el positivismo. Pero eso no fue lo único que nos tardamos tanto tiempo en entender. El positivismo francés también enterró para occidente el concepto

Émile Zola, Naná, Alba, 1999, p. 465. Cfr. Rüdiger Safranski, Schiller o la invención del idealismo alemán,Tusquets, Barcelona, 2006. Cfr. Antonio R. Damasio, El error de Descartes. La razón, la emoción y el cerebro humano, Crítica, Barcelona, 1999.

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alemán Wissenschaft, una alternativa que no prosperó para definir la ciencia y que incluía elementos más heterogéneos para el conocimiento del hombre: Comprensiva de todo conocimiento sistematizado, bien en el orden de lo que nosotros llamaríamos ciencia propiamente dicha o en el de la Filología, Historia y Filosofía, contribuyó por mucho a mantener el contacto íntimo y a proporcionar perspectivas más amplias.5

La conjunción de distintas disciplinas en las ciencias sociales fue considerada un hallazgo en la segunda mitad del siglo XX, sin embargo, la propuesta estaba ahí desde el siglo anterior, como una voz excéntrica a la que pocos hicieron caso.

La rebelión de los muertos Pero el positivismo tuvo detractores. Por supuesto los seguidores de Comte se dedicaron a descalificarlos como insólitos o monomaniacos, pero eso no evitó la prosperidad de propuestas filosóficas alternas. Justo a la mitad del siglo XIX se gestó una que obtuvo partidarios en buena parte de Occidente y revolucionó las discusiones científicas y sociales el resto de aquel siglo. El responsable fue un pedagogo francés, alumno de Johan Heinrich Pestalozzi. El mismo Pestalozzi ya significaba un contrapeso al racionalismo descomunal. Su método, implementado originalmente en su escuela de Yverdon, Suiza, en 1805, buscaba que los niños aprendieran a través de actividades y objetos, en vez de privilegiar las palabras. Un acercamiento más natural y acorde con la niñez, algo extraordinario en una 5 6

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época en la que los niños eran vistos como una reproducción en miniatura de los adultos. Incluso, en el primero de los puntos resumidos por William H. Kilpatrick sobre la teoría de Pestalozzi se menciona la importancia de la personalidad individual: “La personalidad es sagrada. Ella constituye la ‘dignidad interna de cada individuo tanto para los jóvenes como para los adultos.’”6 Léon Denizart Rivail, alumno de Pestalozzi, también realizó propuestas pedagógicas. Estudió asimismo en Yverdon varios años y terminó por volverse uno de los alumnos favoritos de aquel pedagogo. A la postre, su tratado de extenso título: ¿Cuál es el sistema de estudios más en armonía con las necesidades de la época? buscaba realizar propuestas alternas a las gobernantes y le valió la coronación de la Academia Real de Arras.7 Pero Léon también lanzaba su interés a otras materias: la ciencia, la medicina, la filosofía. Tal vez sin saberlo, prolongaba la concepción de ciencia de la Wissenschaft, y jamás se amedrentó frente al positivismo. Todos los conocimientos anteriores confluyeron en una propuesta concreta por la cual Léon se volvería una personalidad reconocida mundialmente. Una tarde de 1854, a sus cincuenta años, Léon se topó en la calle con un amigo suyo, Mr. Fortier, quien le comunicó una referencia científica: “¿Sabéis la singular propiedad que acabo de descubrir en el magnetismo? Al parecer no son sólo los individuos los que puedo magnetizar, sino también las mesas, a las que hago mover a mi deseo.” Algún tiempo después volví a ver a Fortier, y me dijo: “Ved si es bien extraordinario: no solamente hago girar una mesa magnetizándola, sino que la hago hablar; yo la interrogo y ella responde”. Esa es otra cuestión, le respondí; creeré lo que me decís cuando lo

Dampier Whetham, Historia de las ciencias, Mexicolee, México, 1944, p. 326. William H. Kilpatrick, en su introducción a The Education of Man-Aphorisms, de Heinrich Pestalozzi, Philosophical Library, Nueva York, 1951, p. 17. Yvonne Castellan, El espiritismo, Oikos-tau, Barcelona, 1971, p. 42-43.

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La ciencia de los muertos...

vea y cuando me hayáis probado que una mesa posee un cerebro para pensar y nervios para sentir.8

Era el principio de una nueva y polémica propuesta. En 1854, el magnetismo era, sin duda, el invento más importante. La electricidad sólo era controlable y comprobable a través de los magnetos. Era un invento que hasta cierto punto desconcertaba a los positivistas. Tenía mucho de invisibilidad, ergo de metafísica. La actividad magnética, que el día de hoy nos parece natural, en aquel pasado maravillaba. Estimuló muchas imágenes y posibilidades: si la electricidad era capaz de atraer metales, tal vez también era posible controlar fluidos eléctricos de los cuerpos humanos, o incluso atraer fluidos espirituales. Léon Denizart Rivail llevó su teoría por ese paraje. Después de experimentar él mismo con las mesas saltarinas comenzó un proceso de estudios que lo llevaron a convertirse en el sistematizador del espiritismo en Francia, luego Europa y finalmente gran parte de Occidente. Léon cambió su nombre por “consejos espirituales”. A partir de aquel momento optaría por un nuevo alias: Allan Kardec, y así firmó sus obras más importantes: El libro de los espíritus y El libro de los médiums. Allan Kardec utilizó en su propuesta filosófica métodos que defendía como científicos. Toda comunicación con ultratumba incluía experimentos concretos que buscaban la comprobación de los espíritus y su comunicación. Adoptaba, hasta cierto punto, los límites de la ciencia positivista para llegar a la demostración metafísica. Con ello alteraba la idea que indicaba que la ciencia no podía inmiscuirse en temas como la moral, la filosofía, las artes. Lo intangible. Ponía reparos a la aplicación desmedida de una erudición que

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sólo se pronunciaba por lo material. Sustituía, sin necesidad de volverse conservador, el consuelo metafísico que las iglesias en crisis (por los albores de la filosofía moderna y la misma ciencia positivista) ya no podían suministrar. Y el deseo y preocupación de Kardec eran los mismos de muchas personas que pronto se volvieron fervientes espiritistas. El libro de los espíritus salió en 1857 en una edición preparada por el mismo autor. La obra se agotó en cuatro meses y en 1860 se realizó una segunda edición. A partir de ese momento, todo fue éxito de ventas y reconocimiento. La primera traducción de muchas otras que se harían con rapidez fue al alemán: Das Buch der Gesiter.9

El libro de los médiums Si nos empeñamos en analizar el espiritismo desde el punto de vista positivista, la efigie no superará la de un grupo de excéntricos cercanos al fanatismo. Sin embargo, es menester recordar la época histórica, la misma ciencia era algo bastante intangible. Los límites poco claros a mediados del siglo XIX se tradujeron en férrea doctrina a finales del mismo siglo. Por eso el espiritismo tuvo cabida como doctrina filosófica y por lo mismo el magnetismo causaba tanta admiración. Pero también por las mismas razones el positivismo pudo instalar su hegemonía y crear una especie de dictadura a perpetuidad. Al igual que la concepción de electricidad o de ciencia difieren hoy de aquel de hace cien años, el espiritismo decimonónico era distinto a la idea que hoy nos podemos hacer. Más que consultas personales a los espíritus, se trataba de una búsqueda genuina por el devenir de la humanidad.

Allan Kardec, Óbras póstumas, Kier, 1999, p. 155. Florentino Barrera, Inventario de librerías y publicaciones periódicas: bibliografía del siglo XIX,Vida infinita, Buenos Aires, 1983, p. 50.

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Preciso es tener presente el carácter de las personas y el interés que pueden tener en engañar. ¿Será todo ello una broma? Podemos chancearnos un momento; pero una chanza indefinidamente prolongada sería tan fastidiosa para el embaucador como para el embaucado.10

Kardec hacía énfasis en lo riguroso de la doctrina, pero no se mostraba renuente a tomar como objeto de estudio lo intangible. Cómo iba a estarlo si aseguraba que se podía hablar con los muertos. Así, la eterna discusión entre espiritistas y positivistas era la invitación que los primeros hacían a los segundos para presenciar sus sesiones, y el desprecio que los segundos manifestaban por el tema. El apretado compendio histórico de los distintos tipos de comunicaciones espiritistas va más o menos así: primero fueron los saltos incongruentes de mesas y muebles; los muertos llamando la atención. Luego, la contestación de un sí y un no 10

Foto: La fototeca espiritista.

Las sesiones espiritistas comenzaron a gozar de cierta metodología. El libro de los médiums se convirtió en un manual que detallaba procedimientos. Los muertos tendrían a partir de ese momento voz, voto e injerencia en la constitución moral de los seguidores espíritas, y sus indicaciones iban muy en contra de la ciencia de la materia y el vacío de las creencias. Los difuntos se agitaban. En su libro, Kardec realiza un esbozo de la historia de las comunicaciones, desde los primeros fenómenos conocidos como las “mesas saltarinas” hasta los distintos tipos de mediumnidad que reconoce. El hilo conductor de su historia tiene un norte claro que tomó prestado de los positivistas: no creer en nada que no se compruebe con los ojos propios. Los engaños y embustes no formaban parte de su doctrina:

El libro de los médiums, segunda parte del famoso estudio kardeciano.

por medio de uno o dos golpes; el nacimiento de un código concertado entre muertos y vivos. La contestación con letras del alfabeto que corresponden a números de golpes, donde A es un golpe y E son cinco; una especie de ouija primitiva que sin embargo permitió que los muertos otorgaran ideas más complejas. El método de la cestilla y el lápiz, donde el segundo se inserta vertical en la primera y ambos se colocan sobre una hoja de papel, ello permitía que el lápiz no cayera y la punta estuviera en contacto con el papel, entonces los dedos de los presentes se colocaban al borde de la cestilla y ésta realizaba los movimientos necesarios para escribir; los muertos logrando finalmente la palabra escrita. Viene después la utilización de médiums dotados, auditivos, quienes escuchan a los espíritus; parlantes, que son usados por los espíritus para comunicarse, y videntes, quienes los ven; los muertos

Allan Kardec, El libro de los espíritus, Editores Mexicanos Unidos, México, 1967, p. 14.

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Foto: La fototeca espiritista.

La ciencia de los muertos...

Una silla se eleva en medio de una sesión realizada ya en el siglo XX.

eliminando las barreras y logrando la comunicación directa. Finalmente, y en la cúspide de las sesiones, se encuentra la comunicación directa: psicografía es cuando el médium sostiene el lápiz, es asaltado por los muertos y escribe lo que aquéllos le indican; pneumatografía es cuando el lápiz escribe sin necesidad de que un médium lo manipule.11 Las técnicas de los espiritistas, que al paso del tiempo se fueron refinando, recuerdan mucho el propio retoque del hombre. El desarrollo de un lenguaje hablado, luego la aparición del escrito, lo cual también nos traslada al terreno de las ideas. El perfeccionamiento de las ideas, en el hombre, en los espíritus, permite una complejidad progresiva; mejores y más resueltas herramientas logran una comunicación más alambicada. Entonces, para finales del siglo XIX, las ideas y consejos que los espíritas obtenían eran bastante sugestivos. La filosofía comenzó a estar presente en las sesiones de Allan Kardec y sus 11

seguidores. Según los espiritistas, no cualquier espíritu tenía la capacidad para hacer evaluaciones sobre el devenir humano. Y sus conjeturas eran, a ojos espíritas, lo suficientemente importantes como para publicarlas en revistas de carácter público. Así, la segunda mitad del siglo XIX, en los albores del férreo positivismo, vio todo un ejército de publicaciones espiritistas en Occidente. La más importante, sin duda, la Revue Spirite, del propio Kardec vio luz hasta 1985. Pero también surgió en Francia La Mediumnité au Verre d’Eau; en Estados Unidos, The Spiritual Scientist y Banner of Light; en España existían al menos dos: Espiritismo y Revista Espiritista. La corriente alemana era representada por Die Spiritischerationalistsche Zeitschift. Eran varias las ciudades latinoamericanas con revistas espíritas: Montevideo, Santiago de Chile, La Habana, Argentina, Bogotá y, por supuesto, México. La voz de los muertos increpaba a la ciencia dura y lo hacía con cierta periodicidad. Con la misma apertura crítica, en cada una de esas publicaciones era posible revisar los textos obtenidos en sesiones efectuadas a lo largo de Occidente. La nómina de fantasmas incluía, entre otros, a Platón, San Agustín, el mismo Allan Kardec una vez que hubo muerto, Sócrates, Rousseau, entre otros. Las comunicaciones tenían rasgos distintivos y en buena medida se trataba de comprobar hipótesis preguntando a los muertos. Kardec y sus seguidores aglutinaron en doce leyes morales las enseñanzas espirituales, y todas las preguntas del espiritismo filosófico estaban sometidas a esos límites, que sin embargo ampliaban largas discusiones. La ciencia comprobando una ética. Las leyes se ubican en un sitio poco cómodo: adquieren algunos preceptos metafísicos y los combinan con metodología

Cfr. Allan Kardec, El libro de los médiums, Editores Mexicanos Unidos, México, 1980, p. 259-260.

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científica. En este sentido, el espiritismo era un fiel producto de su tiempo y del proceso entre la crisis de las iglesias y el nacimiento de un nihilismo que ganaría terreno en el siglo XX. Acorde con esta compleja ordenación, encontramos que en una ley se determina la existencia de Dios. Sin embargo, las características específicas nunca se otorgan, lo cual permite la adscripción de cualquier persona en crisis de consuelo religioso. Hay leyes sobre la conservación, la destrucción, la sociedad, el progreso y la reproducción. Esta última, hacía comunión con las teorías darwinistas y llevaba la idea más allá: el hombre ya había logrado su evolución material, ahora era necesario continuar el proceso, perfeccionando el espíritu. La alquimia establecida entre espíritus, dictados morales y médiums permitía muchas libertades y discusiones. Pero también logró que las mujeres se insertaran en el panorama polémico. En ese momento no era bien visto que el sexo femenino opinara y publicara sus valoraciones morales sobre la sociedad, entonces, las espiritistas se escudaron detrás de los espíritus para opinar. La responsabilidad recaía así en los fantasmas y no en la médium. No causa sorpresa entonces el nutrido número de seguidoras que el espiritismo tenía. Así como la ciencia multidisciplinaria se imaginó como un hallazgo bien entrado el siglo XX, de la misma manera que los sentimientos pasaron a formar parte del universo cognitivo con la neurociencia, la igualdad de géneros tampoco es una propuesta del siglo XX. Al menos los espiritistas iban contracorriente, permitían y alentaban la opinión femenina en temas universales. Y mejor aún: su propuesta se establecía en un terreno analítico antes que político. Incluso es curioso determinar cuántas propuestas de índole analítico no encontraron cabida en el concepto de ciencia positivista y terminaron por desarrollarse en otros terrenos.

Los fantasmas en México En nuestro país los contendientes eran claros. El positivismo había encontrado un lugar práctico: el gobierno de Porfirio Díaz. Su grupo de científicos intentaba aplicar los conceptos de Comte no sólo a la idea de ciencia, sino a toda una sociedad por demás heterogénea. El orden y progreso parecía un lineamiento casi desesperado para un país que llevaba demasiados años sumido en la anarquía. Pero en esa búsqueda por el mandato, se dejaban muchas posibilidades fuera. Entonces, el espiritismo en México se convirtió en un receptor de ideas y conceptos filosóficos que no se alineaban al positivismo. La discusión entre espíritas y positivistas vivió un auge en la prensa nacional. Si leemos entre líneas nos damos cuenta que la discusión involucraba bastantes elementos más que una simple posición ideológica. En este país el espiritismo era sinónimo de una publicación y un nombre: La Ilustración Espírita, de Refugio I. González, órgano de difusión espiritista que tuvo vida larga en tiempos aciagos para la prensa nacional. De 1872 a 1893 libró una guerra y ganó varias batallas. En un principio el proyecto fue menudo, pero con el tiempo fue ganando adeptos y contactos con círculos y revistas espíritas de distintos países. En México varios pensadores se sumaron a su causa: Pedro Castera, autor de la novela romántica Carmen; Santiago Sierra, hermano de Justo y director de varios diarios, incluyendo semanarios dedicados a la niñez; Amalia Domingo y Soler, Laurena Wright, entre otros. Al mismo tiempo, otras personalidades mostraron públicamente su apoyo, más convencidos por la apertura científica y moral que significaba el espiritismo, que por el cabal convencimiento de la posibilidad de una comunicación con ultratumba. Entre estos últimos: Manuel Gutiérrez Nájera, Ignacio Ramírez y el mismo Justo Sierra.

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Fuente: José Mariano Leyva.

La ciencia de los muertos...

Refugio I. González, pionero del espiritismo en México. Foto aparecida en su revista La Ilustración Espírita.

Los cimientos espiritistas en México eran liberales. Refugio I. González era general del ejército liberal, y antes de consolidar su proyecto con los fantasmas ya había ensayado diatribas contra el clero y la iglesia católica. La oposición primigenia fue bastante clara: espiritismo contra catolicismo. Y en un ambiente como el de México, que era liberal aunque no ateo, el espiritismo constituía una atractiva opción para muchos intelectuales. Con el paso del tiempo, la contienda espiritista abrió otro frente contra el positivismo. No era poca cosa, estamos hablando de una posición científica pero también de la estructura elegida por un gobierno que no se distinguía por su afabilidad. La “ciencia materialista”, como la llamaban, no podía satisfacer ni consuelos morales, ni ópticas científicas osadas. Los años ochenta y noventa 12

de aquel siglo vieron páginas de periódicos sembradas de polémicas encendidas por la posición científica. Astronomía, alquimia, homeopatía y un incipiente psicoanálisis se debatían. En más de una ocasión los corifeos positivistas mostraron su vena más retrógrada, incluso su conservadurismo se acercaba al emitido por los más ortodoxos religiosos. Mientras el espiritismo apoyaba completamente la teoría darwinista, los positivistas y la gente de iglesia denostaban tal hipótesis. Unos echaban mano de la Biblia para negar la selección natural de las especies, y otros la repudiaban porque, según sus lineamientos, había demasiada teoría y no era científicamente comprobable. La polémica levantada logró tal impacto que en abril de 1875 se realizaron varias sesiones de discusión en el Liceo Hidalgo de la ciudad de México. Las reuniones, celebradas cada lunes del mes, se consideran la primera discusión de carácter exclusivamente filosófico en México; el tema: “¿Es ciencia el espiritismo?” Representantes del positivismo, el materialismo, el espiritualismo y el espiritismo12 se dieron cita en un recinto que colmó las expectativas de todos. La audiencia crecía reunión tras reunión y las mujeres no dudaron en hacer acto de presencia, fenómeno también inédito en el México decimonónico. Como muchas reuniones de esa naturaleza, los resultados no fueron determinantes. Sin embargo, los distintos puntos de vista expuestos enriquecieron una discusión que trataba de esclarecer el rumbo de la ciencia en México y el mundo. Los espiritistas hicieron rabiar a más de un positivista. Fue evidente que la ciencia plagada de filosofía, muy cercana a la Wissenschaft alemana, no era el fuerte positivo. Los seguidores de Kardec acometían contra el sector obtuso de los

La diferencia entre espiritualistas y espiritistas recae en la posibilidad de comunicación con los espíritus. Mientras los primeros sólo creían en fantasmas sin avalar la comunicación, los segundos basaban en el contacto con el más allá el grueso de sus teorías.

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científicos duros, intentando hacerles ver las contradicciones que suponían unos límites tan estrictos:

encomendó un arzobispado y a Santiago Sierra una abadía de la Edad Media con su correspondiente monasterio femenil.14

El Sr. Pimentel no nos dijo qué era lo que sucedía con las ciencias físicas y naturales, aunque por sus principios nos parece deducirse que deben rechazarse como cosas inútiles, pues necesitamos saber primero con toda exactitud qué es materia, cosa que aseguró ser imposible, lo que es perfectamente verdad. Así que suprimidas de golpe todas las ciencias físicas y metafísicas, quedamos en la duda de saber a qué seguirá aplicando el método positivista.13

El positivismo se sabía amenazado, no sólo por el espiritismo, también por las corrientes que señalaban su perfil atascado. Sin embargo, los muertos no fueron escuchados. El tiempo prefirió el orden y la utopía racional. Por lo mismo tuvo que avanzar el siglo XX para reconsiderar propuestas que se congelaron en medio de la certidumbre positivista. Y no se trataba solamente de la existencia de fantasmas, era bastante más complejo, pero los espíritas fueron vistos como el último remanente de los románticos anteriores, de la misma manera que le había pasado a Schiller. El pragmatismo inundó la creencia y sus fundamentos filosóficos se perdieron. Los espiritistas estaban convencidos de que la única manera de generalizar el positivismo era por medio de la pedagogía. Eran consecuentes con las ideas de Kardec, pero el proceso no tuvo lugar, el positivismo venció finalmente. Sólo cien años después, algunos elementos de aquella doctrina fueron revalorizados, pero ya fue demasiado tarde para los fantasmas: a su imagen se le había añadido un estigma de excentricidad del que jamás se librarían. Sufrieron la misma corrupción que la imaginada por Zola para Naná. Durante mucho tiempo, el único credo que sobrevivió fue el de los positivistas.

Los positivistas por su parte perdieron la cabeza. Los cuestionamientos de esa naturaleza, al parecer, tampoco eran comprobables. Una crónica de la época nos refiere el embate del positivista Francisco Pimentel: Aquí entró el erudito filólogo en una serie de retruécanos sobre los ojos azules de su respetabilísima abuelita, sobre los lobanillos nasales de su digno abuelo, sobre los pajaritos (los espíritus) que habitan en jaulitas (los cuerpos), a propósito del discurso de Santiago Sierra pronunciado en la sesión anterior. Previó que el Espiritismo se haría una religión formal; hablando del Darwinismo afirmó que el Sr. Martí descendía de un orangután; aconsejó al Sr. Monteagudo que explotara el purgatorio espiritista y se declarara Papa; a Cordero le

13 14

Editorial “El espiritismo en la tribuna y la prensa” aparecido en La Ilustración Espírita, mayo de 1875, p. 149. Editorial elaborada por Francisco Cosmes para El Federalista, 14 de abril de 1875.

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Animales mexicanos de la selva húmeda en peligro de extinción*

Tom Jackson, Atlas de Biomas, Bosques tropicales, Correo del Maestro-Ediciones La Vasija, México, 2005.

Alejandra Alvarado Zink Annelies Alvarado Zink**

Selva húmeda.

L

as selvas húmedas son consideradas como uno de los ecosistemas más ricos en diversidad de especies. Se calcula que en ellas habita más de la mitad de la flora y fauna terrestres registradas hasta el momento. En México, la selva húmeda se conoce también como selva alta o selva tropical húmeda. Forma parte de la región tropical y se encuentra principalmente en las zonas más calientes y húmedas del país, donde la temperatura oscila entre los 20 y 26°C y llueve abundantemente. A diferencia de la selva tropical seca, que pierde sus hojas en la época de sequía, la vegetación en la selva tropical húmeda siempre está verde.

* Este artículo es el cuarto de la serie Animales mexicanos en peligro de extinción. Entregas anteriores:“Animales en peligro de extinción”, Correo del Maestro, núm. 123, año 11, agosto de 2006, pp. 9-15;“Animales mexicanos del desierto en peligro de extinción”, Correo del Maestro, núm. 124, año 11, septiembre de 2006, pp. 21-42, y “Animales mexicanos de la selva seca en peligro de extinción”, Correo del Maestro, núm. 125, año 11, octubre de 2006, pp. 15-23 y 25-36. ** Agradecemos a la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM el apoyo para realizar el presente artículo.

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Figura 1. Zonas de selva húmeda en la República Mexicana.

En nuestro país podemos encontrar selva húmeda principalmente en la península de Yucatán, en la costa del Golfo de México y en una parte de la sierra chiapaneca, así como en Tabasco y Campeche, estados que se caracterizan por ser las zonas más húmedas no sólo de nuestro país sino de todo el mundo.1 Lamentablemente, este ecosistema está desapareciendo. En la actualidad sólo contamos con 10% de la extensión original de la selva tropical húmeda en todo el mundo. Entre las principales causas que amenazan las selvas tropicales húmedas se encuentran: • La destrucción debido a la agricultura y la ganadería, • la tala de árboles y • los incendios. Como consecuencia natural de este deterioro, muchas especies de animales que habitan la selva húmeda se encuentran en alguna de las categorías de riesgo que contempla la Norma Oficial NOM 059-SEMARNAT-2001.2 A continuación, presentamos las características de nueve de estas especies que habitan en territorio mexicano.

1 2

Ver mapa “Ecosistemas de México” en Correo del Maestro, núm. 123, año 11, agosto de 2006. De acuerdo con la Norma Oficial, las especies en riesgo pueden ser: 1. Raras (reducidas a hábitats específicos); 2.Amenazadas (vulnerables); 3. En peligro de extinción (su área de distribución ha sido disminuida drásticamente por diversos factores), y 4. Sujetas a protección especial (especies vedadas). Véase A.Alvarado et al.,“Animales en peligro de extinción”, op. cit., p. 12.

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Animales mexicanos de la selva húmeda en peligro...

Algunas especies de animales de la selva húmeda que se encuentran dentro de la Norma Oficial (NOM 059 SEMARNAT 2001) ESPECIES

DE AVES

ESPECIES

DE MAMÍFEROS

ESPECIES

DE REPTILES

Zopilote rey

Mono araña

Boa

Sarcoramphus papa

Ateles geoffroyi

Boa constrictor

Águila harpía

Tlacuachillo dorado

Huizache

Harpia harpyja

Caluromys derbianus

Anelytropsis papillosus

Tucán piquiverde

Nutria de río

Jequillo collarejo

Ramphastos sulfuratus

Lontra longicaudis

Sphaerodactylus glaucus

Aves

Sarcoramphus papa / Fotógrafo: Manuel Grosselet / Banco de imágenes CONABIO

Zopilote rey Esta ave, conocida también como “rey de Zope”, es la Sarcoramphus papa, especie que habita en las selvas tropicales húmedas del sur de México, principalmente desde el Istmo Tehuantepec hasta Chiapas y la parte baja de la península de Yucatán. Es una ave de gran tamaño que llega a pesar de 3 a 5 kg; mide entre 71 y 81 cm de longitud, y alcanza una envergadura (distancia entre las puntas de las alas cuando están extendidas) de dos metros. A diferencia de las otras especies de zopilotes, el plumaje del zopilote rey es blanco casi en su totalidad. Los adultos tienen la cabeza y el cuello desnudos y arrugados, y su piel en esas zonas se pigmenta de tonos amarillos, naranjas y rojos. En la base del cuello tienen un collar de plumas grises. El resto del cuerpo es blanco y tanto el macho como la hembra presentan el mismo tipo de plumaje. Los Sarcoramphus papa forman parejas monógamas. Generalmente son ambos padres los que participan en el cuidado de las crías. La hembra llega a poner en la época de primavera de uno a dos huevos en cavidades de árboles, ya que esta especie no construye nidos. Las crías nacen con la cabeza negra y desnuda y el plumaje blanco, pero a partir de los 18 meses sus plumas se tornan completamente negras, y la desnuda cabeza se pigmenta de un color rojizo. Zopilote rey (Sarcoramphus papa).

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Las crías son alimentadas por sus padres, que son aves carroñeras, es decir, comen carne de cadáveres en descomposición. Los zopilotes rey poseen un pico muy fuerte, más que las otras especies de zopilotes, razón por la cual esta especie hace los primeros cortes a la carroña, y permite que luego otros zopilotes se alimenten. Al parecer, cada especie de zopilote se ha especializado para comer distintas partes de los cadáveres. El zopilote rey se alimenta principalmente de la piel y los tejidos duros de los animales muertos. En cautiverio, estas aves llegan a vivir hasta 30 años, pero se desconoce su longevidad en estado silvestre. En los últimos años sus poblaciones han disminuido de manera alarmante debido a la fragmentación y destrucción de su hábitat, por lo que se encuentran clasificados como especies en peligro de extinción dentro de la Norma Oficial. Águila harpía

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Enciclopedia de los animales, volumen 6, Editorial Anesa, Noguer, Rizzoli y Larousse, Buenos Aires, 1972.

Conocida por su nombre científico como Harpia harpyja, esta ave rapaz es una de las más raras en México. Se tiene registro de ella sólo en los estados de Veracruz, Chiapas y Campeche. Es el águila más grande que habita en nuestro país. Llega a medir hasta un metro de longitud y dos metros de envergadura, y puede pesar hasta 8 kg. Su plumaje es de color blanco y negro, y tiene una cresta negra terminada en dos puntas. Las aves adultas, a diferencia de las jóvenes, presentan en el pecho una banda ancha de color negro. En general, las hembras son más grandes que los machos. Las águilas harpías forman parejas de por vida. Las hembras se reproducen sólo cada tres o cuatro años, y anidan sobre árboles muy altos. Llegan a poner hasta dos huevos, pero sólo el primero que nace sobrevive. A lo largo de casi un año, ambos padres cuidan a la cría y la alimentan con una gran variedad de presas. La dieta de estas águilas comprende hasta 19 especies de animales, principalmente perezosos, y en menor proporción algunos monos y aves. Sus largas garras son una excelente herramienta para cazar a sus presas (comparadas con las de un oso grizzly, las garras de la harpía son más grandes). La Harpia harpyja está catalogada como especie en peligro de extinción debido a la deforestación y destrucción de su hábitat. Águila harpía (Harpia harpyja).

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Animales mexicanos de la selva húmeda en peligro...

Enciclopedia de los animales, volumen 4, Editorial Anesa, Noguer, Rizzoli y Larousse, B.Aires, 1972.

Tucán piquiverde

Tucán piquiverde (Ramphastos sulfuratus).

El también llamado “tucán rey” o, por su nombre científico, Ramphastos sulfuratus, es una de las tres únicas especies de tucanes que habitan en territorio mexicano. El piquiverde es el tucán más grande de los tres. Mide hasta 52 cm de longitud y puede pesar unos 400 gr. En algunos lugares de las selvas tropicales húmedas mexicanas, como son los estados de Oaxaca, Puebla y Veracruz, es posible observar a parvadas de hasta doce tucanes piquiverdes. Éstos se pueden identificar fácilmente en vuelo por su plumaje negro y su enorme pico de colores verde, azul, rojo y anaranjado. Algunos zoológicos locales poseen ejemplares de esta especie para su estudio y exhibición.

e erd ov l En todo el mundo se tienen registradas unas 41 especies de l i anc Tuc tucanes, tres de las cuales habitan en México: el tucancillo verde

(Aulacorhynchus prasinus), el tucancillo collarejo (Pteroglossus torquatus) y el tucán piquiverde (Ramphastos sulfuratus). Tucancillo collarejo

Además del plumaje negro del cuerpo, los piquiverdes tienen plumas blancas en la barbilla, algunas otras amarillas en el pecho y las mejillas, y plumas color escarlata en su cola. Sus patas se cubren de escamas azules y sus alas, anchas y cortas, le permiten volar entre los árboles. Su pico en forma de canoa invertida es fuerte debido a que está reforzado con materia ósea. A primera vista se puede creer que pesa mucho, pero en realidad es muy ligero porque además de ser hueco está hecho de queratina, que es una sustancia muy liviana. Con este gran pico los tucanes se alimentan de frutas, insectos, arañas, termitas, huevos, aves pequeñas, roedores y lagartijas. Los machos y las hembras son muy parecidos, presentan el mismo plumaje y tamaño de pico, pero el macho generalmente es más grande que la hembra. Son aves monógamas que anidan en cavidades naturales de árboles o cavidades hechas por pájaros carpinteros. La hembra pone de dos a cuatro huevos de color blanco y al año puede tener

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Sarcoramphus papa / Fotógrafo: Manuel Grosselet / Banco de imágenes CONABIO

Conocer para conservar III

ZOPILOTE REY (Sarcoramphus papa). A pesar de la poca simpatía que pueden despertar las aves carroñeras, su labor como “limpiadores” es muy importante pues al eliminar la carroña de los ecosistemas evitan la proliferación de epidemias. Al zopilote rey se le encuentra en las selvas tropicales húmedas del sur de México. Sus poblaciones han disminuido debido a la destrucción de su hábitat, por lo que se considera una especie en peligro de extinción.


Enciclopedia de los animales, volumen 6, Editorial Anesa, Noguer, Rizzoli y Larousse, Buenos Aires, 1972.

(Harpia harpyja).Al igual que otros depredadores (como los búhos y el jaguar), esta ave de presa se encuentra en el nivel más alto de la cadena alimenticia y desempeña un importante rol en el equilibrio de ecosistemas. Son controladores naturales de otras poblaciones de animales de los cuales se alimentan. ÁGUILA HARPÍA


Foto: Archivo Universum.

Es el águila más grande que habita en nuestro país y se tiene registro de ella sólo en los estados de Veracruz, Chiapas y Campeche. Es una especie en peligro de extinción debido a la deforestación y a la cacería.


Enciclopedia de los animales, volumen 4, Editorial Anesa, Noguer, Rizzoli y Larousse, Buenos Aires, 1972.

TUCÁN PIQUIVERDE (Ramphastos sulfuratus). Es una de las tres únicas especies de tucanes que habitan en territorio mexicano. Es posible observar parvadas de hasta doce tucanes piquiverdes en los estados de Oaxaca, Puebla y Veracruz, y se pueden identificar fácilmente por su plumaje negro y su pico multicolor. Es una especie amenazada debido al comercio ilegal de mascotas y a la deforestación que sufren las selvas tropicales.


Tom Jackson, Atlas de biomas. Bosques tropicales, Correo del Maestro-La Vasija, México, 2005.

MONO ARAÑA (Ateles geoffroyi). Hasta hace algunos años se podía ver monos araña en el noreste de Jalisco, hacia el sur y sureste de México, así como a lo largo de la vertiente del Golfo de México hasta el sur de Tamaulipas, sin embargo, su distribución se ha reducido en un 80% debido a la fragmentación que han sufrido las selvas.


Lorien Kite, Mundos pequeños, Un árbol de la selva, Correo del Maestro-Ediciones La Vasija, México, 2005

En cautiverio, ejemplares de esta especie han llegado a cumplir hasta 33 años de edad, sin embargo en estado silvestre su longevidad suele ser menor. El Ateles geoffroyi es una especie en peligro de extinción debido también a la destrucción de su hábitat.


Caluromys derbianus / Fotógrafo: Gerardo Ceballos González / Banco de imágenes CONABIO

TLACUACHILLO DORADO (Caluromys derbianus). Es una especie de marsupial. En manos y patas tiene un pulgar oponible a los otros cuatro dedos que le permite acicalarse y manipular fácilmente sus alimentos, como frutas, insectos, huevos y polluelos. Por sus hábitos omnívoros se le considera importante dispersor de semillas en la selva. En cautiverio llega a vivir hasta cinco años. Debido a la destrucción de su hábitat esta especie se encuentra protegida por la ley.


Enciclopedia de los animales, volumen 1, Editorial Anesa, Noguer, Rizzoli y Larousse, Buenos Aires, 1972.

NUTRIA DE RÍO (Lontra longicaudis). En México esta especie se distribuye por toda la costa del Golfo de México, desde el sur de Tamaulipas hasta la Península de Yucatán, y se extiende por la costa del Pacífico hasta el norte de Sonora. La nutria de río se encuentra amenazada debido a la destrucción de su hábitat y por la cacería de subsistencia. Algunas nutrias también mueren al quedar atrapadas en las redes de pesca.


Enciclopedia de los animales, volumen 7, Editorial Anesa, Noguer, Rizzoli y Larousse, Buenos Aires, 1972.

BOA (Boa constrictor). Es una serpiente no venenosa que mide, en promedio, hasta 4 m de longitud y se distribuye en ambas costas de la República Mexicana. Es una especie amenazada por la depredación del hombre (durante mucho tiempo ha sido capturada para consumo de su carne y como materia prima para elaborar artículos de piel) y también por la destrucción de su hábitat.


Ocho Venado

El Códice Becker I y el Colombino sufrieron una misteriosa destrucción intencional; aquí se ven con claridad grandes áreas cuidadosamente raspadas. A pesar de su gran destrucción podemos descifrar la escena: Ocho Venado y su aliado Cuatro Jaguar miran tres templos en la Tierra a través de un hoyo en el Cielo.

Estas dos láminas del Códice Bodley están dedicadas a Ocho Venado. Por lo general los códices se leen en forma de zigzag, de izquierda a derecha, luego de derecha a izquierda, y de nuevo de izquierda a derecha. La apertura de la línea roja marca dónde hay que subir al siguiente renglón. O desde abajo hacia arriba y luego de arriba abajo, y así sucesivamente.


La familia de Ocho Venado. Láminas del Códice Nuttall dedicadas a los matrimonios y la descendencia del señor Cinco Lagarto (padre de Ocho Venado).

Según el Códice Nuttall llegaron hasta los confines del mundo, donde el gran poste separa dos partes del lagarto divino –la mitad que forma la Tierra de la que forma el Cielo– para que nunca se juntasen.


El día 12 Muerte el señor Ocho Venado atacó el Cerro de la Serpiente de Fuego. El señor Nueve Flor, Escudo del Monte de Piedras cayó y fue sacrificado. El nombre del vencedor, indicado por la cabeza de venado unida a ocho cuentas, flota por encima de su cabeza.

La historia de Ocho Venado tiene grandes dimensiones épicas, no falta quien la compara con las tramas de Shakespeare ya que contiene la historia de un crimen y una venganza dentro de la familia real. Aquí vemos a Doce Movimiento, hermano de Ocho Venado, en un temazcal. Su asesino esconde el cuchillo entre un ramo de flores.


hasta tres nidadas. Ambos padres participan incubando los huevos hasta por 20 días; los polluelos permanecen en el nido hasta por nueve semanas, que es el tiempo que les toma desarrollar su pico por completo. El tucán piquiverde es muy atractivo en el mercado de mascotas y sus plumas son apreciadas como ornamento. Es una especie que se encuentra clasificada como amenazada debido al comercio ilegal y a la deforestación que sufren las selvas tropicales. Actualmente hay algunos criadores certificados por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) que se especializan en la cría de Ramphastos sulfuratus, pero muchos de ellos consideran que es una de las especies de tucanes más difíciles de tener si no se es conocedor, ya que estas aves demandan mucho de sus dueños y requieren condiciones especiales para su mantenimiento.

Mamíferos Mono araña

Correo del Maestro. Núm. 126, noviembre 2006.

Tom Jackson, Atlas de biomas. Bosques tropicales, Correo del Maestro-La Vasija, México, 2005.

Si caminamos una mañana cualquiera por la selva húmeda y nos detenemos un momento para escuchar los sonidos que van surgiendo a nuestro paso, distinguiremos claros ladridos de pequeños perros; sin embargo, al concentrarnos en ubicar la fuente de esos ruidos nos daremos cuenta de que provienen de la copa de los árboles: se trata de monos araña. El nombre científico de esta especie de monos es Ateles geoffroyi. Son animales diurnos, que hace algunos años habitaban desde el noreste de Jalisco hacia el sur y sureste de México, así como a lo largo de la vertiente del Golfo de México hasta el sur de Tamaulipas; sin embargo, su distribución se ha reducido en un 80% debido a la fragmentación que han sufrido las selvas, por lo que las poblaciones de monos que aún sobreviven se encuentran aisladas. Tomando en cuenta la longitud de su cola, un mono araña llega a medir hasta 1.5 m, y puede pesar entre 6 y 9 kg. La coloración de su pelaje puede variar del pardo oscuro o gris al rojizo en el dorso, mientras que en el vientre se torna más claro. Los monos araña se caracterizan por sus largas y delgadas extremidades que junto con su cola prensil les permiten transportarse ágilmente de rama en rama por todos los árboles del lugar. Tienen cinco dedos tanto en las manos como en las patas, pero a diferencia de los hombres, su pulgar es tan pequeño que no les permite hacer la función de pinza. Su mano, sin embargo, Mono araña (Ateles geoffroyi).

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Fuente: Laboratorio de Primatología, Estación de Biología “Los Tuxtlas”, Instituto de Biología, UNAM.

Animales mexicanos de la selva húmeda en peligro...

La línea punteada indica la distribución que tenía el mono araña. Actualmente sólo se le puede encontrar en la zona representada por los manchones grises.

les es muy útil para tomar frutos maduros, hojas, insectos y huevos de aves, que forman parte de su dieta. Se pueden reproducir en cualquier época del año, pero sólo llegan a tener una cría cada dos o cuatro años, que se gesta a lo largo de 232 días. En cautiverio han llegado a cumplir hasta 33 años de edad, sin embargo en estado silvestre su longevidad suele ser menor debido a la caza ilegal: en algunos poblados son utilizados como alimento, y los monos adultos llegan a morir cuando sus crías les son arrebatadas por traficantes que las venden como mascotas. El Ateles geoffroyi se encuentra catalogado como especie en peligro de extinción debido a que sus poblaciones han disminuido drásticamente por la destrucción de su hábitat para crear zonas agrícolas, ganaderas y otros asentamientos humanos. Caluromys derbianus / Fotógrafo: Gerardo Ceballos / Banco de imágenes CONABIO

Tlacuachillo dorado

Tlacuachillo dorado (Caluromys derbianus).

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Si tiene la oportunidad de visitar alguna de las selvas tropicales húmedas que se localizan al sureste de México (desde el sur de Veracruz y norte de Oaxaca y Chiapas hasta el sur de Campeche y Quintana Roo), está obligado realizar una visita de noche, con un buen guía, ya que muchos de los animales que ahí viven son nocturnos. Un ejemplo de éstos es el tlacuachillo dorado, también conocido como “zorrito cacaotero” o “platanero”.

Correo del Maestro. Núm. 126, noviembre 2006.


Su nombre científico es Caluromys derbianus y se trata de una especie de marsupial. De cuerpo largo y delgado (pesa entre 200 y 400 gr), el tlacuachillo tiene una larga cola prensil de color pardo oscuro. Su lanudo pelaje es pardo en el dorso y blanquecino en el vientre, y en la cabeza presenta una característica raya oscura que va desde la corona hasta la parte media del rostro, justo antes de la nariz. Sus orejas pueden ser rosadas o crema. La época de reproducción del tlacuachillo es amplia, puede ir desde enero hasta septiembre. Llega a tener entre tres y cuatro crías, que al nacer emigran hacia la bolsa marsupial donde la madre los alimenta con leche. En manos y patas tienen un pulgar oponible a los otros cuatro dedos que les permite acicalarse y manipular fácilmente sus alimentos, como frutas, insectos, huevos y polluelos. Por sus hábitos omnívoros se les considera importantes dispersores de semillas en la selva. En cautiverio llegan a vivir hasta cinco años, pero en estado silvestre mueren antes, ya que son cazados por su piel. Debido a la destrucción de su hábitat, esta especie se encuentra protegida por la ley.

A largo de las selvas tropicales podemos encontrar corrientes y fuentes de agua que son el hogar de gran diversidad de animales diurnos como la Lontra longicaudis, conocida comúnmente como “nutria”, “nutria de río” o “perro de agua”. Si se observa con cuidado las zonas aledañas, es probable encontrar a una nutria refugiándose en alguna cavidad rocosa, sobre todo si ésta es poco profunda y presenta una entrada amplia. En México esta especie se distribuye por toda la costa del Golfo de México desde el sur de Tamaulipas hasta la península de Yucatán, y se extiende por la costa del Pacífico hasta el norte de Sonora. En su edad adulta las nutrias de río alcanzan una talla mediana, esto es, una longitud total de 90 a 130 cm y un peso de 5 a 15 kg. Su pelaje es

Enciclopedia de los animales, volumen 1, Editorial Anesa, Noguer, Rizzoli y Larousse, Buenos Aires, 1972.

Nutria de río

Nutria de río (Lontra longicaudis).

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brillante, corto y tupido, y presenta una coloración pardo obscura que se entremezcla con una ligera capa de pelos más claros; en el rostro, la garganta y el vientre el color se torna blanco plateado o amarillento. Las nutrias de río son animales solitarios, pero las hembras generalmente se ven acompañadas por una o tres de sus crías, con las que se comunican emitiendo una variedad de silbidos. Entre enero y marzo, después de 56 días de gestación, nacen las crías. Primero se alimentan de leche materna pero después cambian su dieta por la de los adultos, que se abastecen de peces, crustáceos y moluscos, y ocasionalmente cazan insectos, reptiles, aves y pequeños mamíferos. La nutria de río se encuentra catalogada como especie amenazada debido a que sus poblaciones se han visto reducidas por la destrucción y fragmentación de su hábitat, y porque se les captura para consumir su carne y aprovechar su piel. Algunas nutrias también llegan a morir ahogadas al quedar atrapadas en las redes de pesca.

Reptiles

Enciclopedia de los animales, volumen 7, Editorial Anesa, Noguer, Rizzoli y Larousse, Buenos Aires, 1972.

Boa La Boa constrictor, como se conoce en el ámbito científico, es una serpiente no venenosa. Su cuerpo es robusto y llega a medir en promedio unos 4 m de longitud. Su piel presenta escamas de colores rosa o beige con bandas cruzadas de color más oscuro. En México se distribuye en ambas costas: en el Pacífico, desde el norte de Sonora y centro de Tamaulipas; al centro, en los estados de Durango, Morelos, Puebla y San Luis Potosí, y en el Golfo hasta la Península de Yucatán. Las boas son animales carnívoros que por la noche cazan lagartijas, aves pequeñas, tlacuaches, murciélagos, ratas y ardillas, entre otros animales que forman parte de su dieta. Sus hábitos alimenticios contribuyen a mantener a algunas poblaciones animales bajo control, prestando así un servicio ambiental muy importante, sobre todo en lo que toca a la agricultura. Después de aparearse, las hembras no depositan los huevos, sino que los retienen hasta que las crías nacen Boa (Boa constrictor).

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vivas y brotan de su parte genital, por lo que se les denomina ovovíparas. La Boa constrictor se encuentra catalogada por la Norma Oficial como especie amenazada. Sus poblaciones se han visto disminuidas no sólo por la depredación del hombre (durante mucho tiempo ha sido capturada para consumo de su carne, como materia prima para elaborar diversos artículos con su piel, de un alto valor comercial, y para ser convertida en mascota), sino también porque su hábitat se ha fragmentado o destruido por la deforestación. Huizache

Correo del Maestro. Núm. 126, noviembre 2006.

mexico-herps.com

A pesar de su aspecto de lombriz gigante, el huizache es un reptil de hábitos subterráneos que se conoce también como “lagartija-ciega mexicana” o Anelytropsis papillosus. Es un reptil poco común que se puede encontrar bajo rocas, entre las raíces de algunas plantas o entre troncos en descomposición. De color café claro, esta lagartija excavadora llega a medir hasta 25 cm de longitud. A simple vista parece no tener patas, pero si se observa detenidamente se pueden apreciar sus dos diminutas patas traseras. El huizache es ciego por tener sólo un vestigio de ojo. La lagartija ciega habita en diferentes estados de la República Mexicana como Tamaulipas, Veracruz, Querétaro y San Luis Potosí. Esta especie no ha sido del todo estudiada, por lo que se desconocen aspectos como su forma de Huizache (Anelytropsis papillosus). reproducción, alimentación y comportamiento. El Anelytropsis papillosus se encuentra sujeto a protección especial por las leyes mexicanas, pues su hábitat está disminuyendo; la tala de árboles desmedida ha provocado la deforestación de grandes áreas de selva tropical húmeda, asimismo, se ha modificado el hábitat de esta especie al transformar la selva en zonas de cultivo y ganadería.

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Animales mexicanos de la selva húmeda en peligro...

calphotos.berkeley.edu

Jequillo collarejo Se le conoce con diversos nombres comunes como “escorpión”, “picote”, “tira cola” o “uyar ztotzok”, pero resulta más práctico buscar información sobre este reptil por su nombre científico: Sphaerodactylus glaucus. El jequillo collarejo habita en varios estados de nuestro país como Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Chiapas y Oaxaca. Jequillo collarejo (Sphaerodactylus glaucus). No es un animal que pueda ser visto fácilmente ya que suele esconderse o refugiarse en huecos, ramas o en la corteza de los árboles, entre la hojarasca o entre las rocas. En zonas urbanas se les encuentra también en las grietas de las paredes de las casas. Este reptil mide hasta 6 cm de longitud total; su piel es de color café pardo o grisáceo y presenta algunos patrones rojizos y bandas blancas y negras a lo largo de su cuerpo. Se alimenta principalmente de insectos y arañas que caza por la noche, ya que es de hábitos crepusculares y nocturnos. Las hembras anidan en grupo y ponen huevos que se pegan al sustrato. Al pasar cerca de 85 días nacen las crías. Es una especie de la cual aún se desconoce mucho, pero debido al deterioro de su ambiente y a la contaminación por sustancias que se usan en la agricultura para combatir plagas, el Sphaerodactylus glaucus se encuentra sujeto a protección especial de acuerdo con las leyes mexicanas.

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Certidumbres e incertidumbres

Las condiciones escolares y el aprendizaje

Foto: Archivo.

Raúl Vázquez Chagoyán

Es importante que el maestro relacione los temas de estudio con el medio para una mejor comprensión.

A

quellos factores que intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje pero que no necesariamente dependen de los planes de estudio son llamados condiciones escolares. Aunque los planes de estudio propician las dificultades de acción para concretar las bases constructivistas en la enseñanza (prácticamente en todos los sectores de la educación), nos enfocaremos aquí en la relación contenido-docentealumno, es decir, en la relación que el maestro establece directamente con el educando y el interés que puede despertar en él por el conocimiento de los contenidos a comunicar. Uno de los problemas básicos de las condiciones escolares en la educación es la relación entre comprensión y memorización de un tema

determinado. Cuando el maestro no concede suficiente atención al proceso de aprendizaje del alumno y se enfoca solamente en los resultados, puede pensar que éste comprendió el tema, sin embargo, existe una gran cantidad de contenidos que pueden estar desvinculados del entorno cognitivo del alumno y por lo tanto carecer de significación real. El problema comienza cuando el maestro no ha relacionado los temas de estudio del educando con el medio, y cuando él mismo no ha efectuado este análisis cognitivo en relación con el contexto social, emocional, familiar, geográfico, histórico, científico o con cualquier otro tema de aprendizaje que sea objeto de estudio. En este sentido podríamos decir que una de las grandes trabas de la educación consiste en

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Las condiciones escolares y el aprendizaje

un exceso de verbalización –y por tanto falta de reflexión–, que puede confundir y desorientar al alumno, en vez de relacionar la información (aunque sea en menor cantidad) con la experiencia práctica del discípulo. La gran confusión que rige la educación en general, incluso en el nivel superior, estriba en creer que información equivale a conocimiento. Una vez que el individuo es capaz de agrupar términos e información contenida en libros y textos en general, se piensa que ya aprendió los contenidos, que ya domina el conocimiento; si ha publicado un sinnúmero de estudios basados en otros autores, puede inclusive pensarse que se trata de un erudito, sin embargo puede ser sólo un almacén de datos y al momento de querer relacionarlos con la realidad, suele haber mucha desorganización, desvinculación y carencia de significado práctico. Una de las áreas académicas que sufre dichos trastornos con más fuerza es la de humanidades pues carece (desde sus planes de estudio) de factores de vinculación con el medio y pone especial énfasis en el discurso. Cuando se da el acuerdo tácito entre institución, maestro y alumno de que a más información mayor conocimiento, se vuelve casi imposible romper con esta cadena de sobreexplotación lingüística que hace pensar a todos que las cosas son correctas y que la información procesada dará resultados prácticos. Es errónea la suposición de que tal información saldrá a la luz y será utilizable en el momento que el alumno la requiera a futuro, pues cuando la adquirió no fue sometida a los análisis pragmáticos que le darían las conclusiones teóricas, y en realidad sólo memorizó los resultados de todo el bagaje de estudios realizados por otras personas, quienes sí fueron testigos de los procesos y tienen plena conciencia de sus fundamentos, justamente por tratarse de estudios que han emergido de la praxis. Otra razón de por qué las condiciones escolares afectan la enseñanza es la actitud y los

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hábitos del maestro cuando está frente a grupo. El alumno imita de alguna manera su conducta, o bien se limita a reaccionar ante ella con una serie de hábitos que le dan resultados satisfactorios frente a la personalidad del maestro. El profesor se puede sentir halagado del modo en que el educando responde a ciertos cuestionamientos, esto puede ser cuando el alumno se acostumbra a responder al maestro las cosas que de antemano sabe que valorará y a las que dará un buen crédito, y no tanto por tener la convicción de la respuesta. Este problema es generado por falta de autoobservación de quien imparte la materia, cuya personalidad demanda ver en sus alumnos los resultados que le harán sentir un buen maestro, y no las contradicciones que la información pudiera causar en ellos. Por otra parte, cuando el maestro –por no entrar en discusiones o retrasos, por pereza u otros factores– concede la falta de precisión en el lenguaje, los silogismos inconclusos, la falta de imaginación, de curiosidad o de capacidad investigativa, está sin duda fomentando los hábitos que reforzarán estas carencias. Es importante que el maestro anteponga actitudes que sirvan como ejemplo de excelencia en los procesos lógicos, sintácticos, semánticos, semióticos, de exploración y análisis de los asuntos sujetos de estudio. Cuando el maestro sobrevalora las capacidades retóricas de ciertos alumnos por la extensión o cualidad de sus respuestas está, de alguna forma, descalificando a aquellos que carecen de estos talentos, y con ello les cancela la oportunidad de desarrollar su autoestima y capacidades expresivas. Muchas veces los segundos tienen grandes habilidades prácticas que nunca salen a la luz precisamente por la anteposición de los contenidos discursivos sobre los prácticos. Es de vital importancia tener conciencia de nuestro comportamiento como docentes, de otro modo jamás podremos cruzar la barrera de inco-


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Foto: Archivo.

municación con nuestro alumnado. Es fundamental que los alumnos mismos sean quienes adquieran el conocimiento por efecto de sus propias deducciones y conclusiones. Nosotros como maestros tenemos la obligación de que el alumno sea capaz de moldear sus propios hábitos, de tener la confianza de expresar libremente sus ideas sin esperar halagos o castigos por sus aciertos o sus fallas deductivas. El alumno es quien debe desarrollar la exigencia de precisión en el lenguaje y en sus procesos lógicos, y es quien debe generar el interés de búsqueda de la información para adquirir la competencia o el conocimiento del caso. La labor del profesor será la de diagnosticar su propia forma de desenvolverse con el alumno para lograr que cada uno de ellos fortalezca sus propias aptitudes y desarrolle las habilidades tomando como modelo su propia adquisición de hábitos. Un tema que inquieta a buena parte de los estudiosos de procesos epistemológicos en el campo de la educación institucional es la relación entre las condiciones escolares y la formación del pensamiento. Pareciera que el discurso fuera la suma de las capacidades lógicas y deductivas del alumno. El pensamiento es un proceso cognitivo que se deriva del intercambio de información entre el cuerpo físico (sensorio motor) y el objeto directo, es decir, su interacción con el medio; de aquí nace justamente la capacidad reflexiva, la capacidad de confrontar las hipótesis con los problemas directamente. Si las condiciones escolares se basan en patrones de comportamiento que no incluyen estos comandos de acción, si no vinculan la información con la praxis, si los hábitos del maestro son repetitivos, demasiado lingüísticos y no invitan a esta reflexión significativa derivada de la experiencia, el educando simplemente no aprenderá a pensar por

El maestro tiene la obligación de que el alumno sea capaz de moldear sus propios hábitos.

sí mismo. Adoptará un comportamiento que le permita aprobar los exámenes, memorizará lo necesario para “comprar” al maestro con el tipo de respuestas que éste espera, se volverá flojo para deducir y encontrar las soluciones a los problemas, se conformará con toda clase de información que reciba del maestro y de los textos en escena, se quedará callado cuando tenga que expresarse y se expresará erróneamente cuando se decida a ello. En esencia, todos estos factores están relacionados con el pensamiento, ya que la escuela espera del alumno un aprendizaje integral, y sin embargo estas condiciones tan repetidas en la educación limitan las cualidades de pensamiento en el aprendiz, estén o no vinculadas con el lenguaje. Carmen Barrigüete1 hace una mención interesante de las condiciones escolares: el carácter de la persona, sumado a los factores de inestabilidad emocional, como ansiedad, depresión,

Psicología de la educación, pp. 168-188.

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Las condiciones escolares y el aprendizaje

falta de motivación, la competencia fomentada entre los alumnos o la obediencia que exige el maestro, así como los factores de castigo o recompensa, los hábitos generados en el hogar o en escuelas anteriores, y la imitación de hábitos de los compañeros, entre otras causas, tendrán gran injerencia en la comunicación maestro-alumno, en el interés por los temas que se traten, en la atención a las expresiones de los demás y la concentración necesaria para completar sus procesos lógicos. Si el maestro es quien carece de estabilidad emocional, motivación u otro de los factores mencionados, se dificultará la posibilidad de que el educando aprenda a pensar. El pensamiento depende de los procesos de búsqueda, observación, reflexión, experimentación y análisis de resultados; si en alguna parte de estas acciones existe un truncamiento por causas emocionales o por rutinas mentales, el pensamiento se ve severamente afectado y, además de implicar resultados pobres, la persona estará inconforme con sus potencialidades mentales o bien vivirá creyendo que está pensando cuando en realidad estará simplemente enunciando y tratando de memorizar con o sin éxito la información que le ha sido proporcionada. John Dewey2 propone una teoría que por sí misma no resolvería todos los problemas educativos pero si se toman en cuenta sus fundamentos, podría mejorar sustancialmente el desempeño y el aprovechamiento del alumnado, ya que si uno de los principales problemas de la educación es la verbalización desmedida, se tienen que plantear alternativas que orienten al alumno a obtener un aprendizaje significativo a partir de la investigación y el análisis de sus hallazgos; con esto se le está enseñando a reflexionar. Por otra parte, si el alumnado no tiene la oportunidad de evaluar a sus profesores, éstos 2

últimos seguirán transmitiendo sus vicios de conducta a los educandos y de nada servirá hacer modificaciones en los planes de estudio, ya que los verdaderos cambios emergen de la acción y no solamente de la lectura o aplicación mecánica de sus contenidos. Las condiciones escolares son de gran importancia en cualquier modificación de la estructura educativa de cualquier institución, es decir que para que un plan de estudios tenga efectividad, hay que tomar en cuenta el perfil socio-económico, psicológico y académico del alumnado y del profesorado. También habrá que hacer modificaciones en la estructura misma del aula, ya que –por la disposición de los pupitres– usualmente implica una actitud pasiva del alumno frente al maestro, quien normalmente adoctrina a sus educandos desde una perspectiva de superioridad académica.

Algunas propuestas Para mejorar estas condiciones escolares de un modo más o menos realista, podríamos incluir algunos puntos a consideración: • Generar contextos que despierten la curiosidad de los alumnos; por ejemplo, propiciarles el acceso a material de trabajo y pedirles que estructuren solos o por equipos sus posibles usos, fomentarles la utilización creativa de estos recursos y dar paso a todo tipo de aciertos y errores sin que estos últimos sean sancionados. • Limitar la lectura de teorías concluidas o asuntos meramente informativos; es mejor estimular la investigación para que el alumno aprenda a concebir sus propias hipótesis, a obtener resultados de sus propios experimentos y a evaluarlos.

“Las condiciones escolares y la formación del pensamiento”, pp. 63-73.

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• Valorar los avances en la capacidad de análisis del alumno y no tanto los resultados exitosos o fallidos. Ir directamente al contenido (comprensión) y no quedarse en la forma (memorización). Inducir la reflexión por medio de la responsabilidad con su propio proceso, pues la disciplina debe llegar a ser una condición autorregulatoria, no impuesta por ninguna clase de autoridad. • Tomar en cuenta dentro de las evaluaciones el comportamiento general del alumno en relación con su entusiasmo, curiosidad, responsabilidad, participación, mentalidad abierta, en vez de calificar con un número la cantidad de datos que fue capaz de memorizar, repetir verbalmente o por escrito. • Ligar a la escuela las experiencias extraescolares del educando: la escuela debe aportar nuevas perspectivas de asimilación de las experiencias que el alumno obtiene en la vida cotidiana, de donde saca la mayor parte de su aprendizaje, ya que con los modelos educativos actuales, el alumno vive al margen de cualquier clase de experiencia significativa o constructivista dentro del aula. • Autogestionamiento de las normas de conducta dentro del grupo de clases. Que los mismos alumnos fundamenten por medio del debate las reglas a seguir para que no existan imposiciones institucionales que tan a menudo se asocian con la represión; el alumno sabrá cuáles son sus derechos y obligaciones por acuerdo unánime del grupo.

Posibles contrariedades Los problemas que podrían emerger ante estos cambios de estructura serían, en primer lugar, la posibilidad de herir susceptibilidades de los maestros que llevan demasiados años impartiendo

sus temarios desde la misma perspectiva, ya que difícilmente se prestarían a mudar sus hábitos y patrones de conducta. Aun si se prestaran libremente a hacer cualquier cambio en su estructura de clases, faltaría que estuvieran en posibilidades reales de efectuar cambios en su propio modelo de comportamiento. Otro problema podría ser que las autoridades académicas se quedaran con la sensación de que el alumno no está aprendiendo nada, puesto que no tendría grandes cantidades de información en la punta de la lengua para hacerles creer a los demás que realmente sabe cosas. Desde esta nueva perspectiva, el alumno tendría un pensamiento más atinado y una mayor sed de conocimiento, pero la información en términos cuantitativos vendría con el tiempo, no de manera inmediata.

Conclusiones Si bien la personalidad se comienza a perfilar en el seno familiar, las condiciones escolares son un elemento importante en su desarrollo, ya que el alumno encuentra en maestros y compañeros modelos de comportamiento que le confieren hábitos, normas y patrones lógicos. Éstos actúan como una impronta en las operaciones mentales que definirán su comportamiento futuro. El alumno no tendrá más adelante el suficiente tiempo para desenmascarar y analizar este tipo de patrones de conducta, puesto que operan en su propio inconsciente. El niño, en primera instancia tiene la tendencia a imitar o reaccionar de un modo automático a dichos estímulos y normalmente no posee los suficientes mecanismos de autoobservación para poderlos exiliar de su comportamiento. El análisis y la reflexión son patrones de conducta que deben ser inducidos por el profesor, quien, en primera instancia, deberá poseerlos antes de enfrentarse con su alumnado.

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Si el maestro no cuenta con este primer requisito, los procedimientos necesarios para un pensamiento integral serán pobres y el alumno quedará marcado con un esquema de introspección inconcluso que le impedirá incorporar su propia creatividad a dichos procesos a lo largo de su vida. En la educación actual el alumno se concibe como un receptáculo pasivo de la información que le será transmitida por el maestro, quien es a su vez sólo un transmisor y explicador de la información necesaria para cumplir con los planes de estudio impuestos por las instituciones educativas. El alumno debe ser parte activa de investigación y análisis de la información que provee el maestro y los textos a estudiar, puesto que si se limita a escuchar y obedecer la palabra mágica de su maestro, no aprenderá a pensar ni llegará a las conclusiones de los problemas por sí mismo. Normalmente cuando una escuela contrata a un maestro se guía por su intelecto, escolaridad, titulación y no por su estructura mental y emocional, lo cual influye seriamente en el ambiente educativo, puesto que el maestro es un “guía de comportamiento” para el alumno y lo afecta con su menú de hábitos inconscientes. Esta forma de actuar de un maestro que no reflexiona sobre su modo de actuar, y no tanto de hablar, será modelo de comportamiento para el alumno que capta inconscientemente también estos contenidos conductuales (mientras supuestamente pone atención a lo que le dicen, que puede ser contrario a lo que está viendo). Como parte de un

grupo de estudio en el aula escolar, el alumno comparte con sus condiscípulos y maestro(s) una gran cantidad de su tiempo, con lo cual se impregna de los patrones conductuales de dicho medio. El alumno requiere identificarse con las personas de su entorno para poder desenvolverse social y académicamente, y si éstas basan sus actos en patrones repetitivos (especialmente los maestros), el estudiante los adquirirá con el tiempo, y a su vez los repetirá a lo largo de su vida; también podrá adoptar comportamientos contrarios por rebeldía al no sentirse a gusto, o bien usará las deficiencias conductuales del maestro para satisfacer sus propia conveniencia. Ejemplos de estos hábitos son la puntualidad (el alumno puede hacerse impuntual, flojo o desinteresado), la falta de análisis de los contenidos académicos (el alumno se hace irreflexivo), verbalización exagerada (el alumno se convierte en memorizador y hablador), mal humor y enojos fuera de control (el alumno se llena de ira, se torna inseguro de sí mismo, pierde la confianza y su participación en el aula, o deja de asistir a la clase, etc.) Para evitar estas deficiencias en las condiciones escolares en donde a menudo se culpa al alumno por sus faltas, es necesario que el maestro por una parte involucre a aquél en la búsqueda de información y soluciones a los problemas planteados en clase, es decir, que lo guíe y le dé confianza para ser más participativo, y que por otro lado aceche su propio comportamiento para tener una visión más objetiva del proceso de aprendizaje y la conducta de sus educandos.

Bibliografía MORÍN, Edgar, Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, UNESCO, México, 1999. BARRIGÜETE Merchán, Carmen, Psicología de la educación, Alfaomega / Marcombo, México, 1997. DEWEY, John, Cómo pensamos, Paidós, Barcelona, 1989. ARANCIBIA,Violeta et al., Psicología de la educación, Alfaomega, México, 1999. ARAUJO, João y Clifton Chadwick, Tecnología educacional.Teorías de instrucción, Paidós, Barcelona, 1993.

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Artistas y artesanos

Notas sobre la muerte en la pintura mexicana del siglo XIX Rebeca Kraselsky

¡Fue sueño ayer; mañana será tierra! ¡Poco antes, nada; después humo! ¡Y destino ambiciones y presumo apenas punto al cerco que me cierra! FRANCISCO DE QUEVEDO, Soneto a la brevedad de la vida

L

as reflexiones en torno a la muerte han ocupado espacios en textos literarios y filosóficos, disquisiciones teológicas y por cierto, en el arte. Esta huesuda amiga, obtuvo en diversas representaciones un cuerpo, un carácter, cualidades morales, sociales y se llenó de atributos que en la larga tradición de imágenes se repiten, desde las figuraciones medievales hasta la actualidad. Desde los libros del bien morir y la iconografía de la danza de la muerte hasta la pintura de vanitas, la conciencia de la fugacidad de la vida, la frugalidad de los bienes materiales, la caducidad y deterioro del cuerpo fueron tópicos que intentaron resaltar las virtudes espirituales frente a las superfluas ambiciones materiales. Por esta razón, este tipo de imágenes estuvo ligado a la religión que intentó, a través de ellas, aleccionar a sus fieles sobre los verdaderos caminos hacia Dios. Las imágenes de la muerte encerraron en Europa metáforas visuales que construyeron un código plástico no siempre tan explícito. Objetos como espejos, velas encendidas o apagadas, flores marchitas, relojes de arena, calaveras y

en ocasiones objetos relativos al pecado de la vanidad se hicieron un lugar en las pinturas del género denominado vanitas, que se consolidó hacia el siglo XVII en plena producción del barroco. El término tiene su origen en un fragmento del Eclesiastés del Antiguo Testamento y hace referencia a la frase: “¡Vanidad de vanidades! ¡Todo es vanidad!” A pesar de que el género tuvo su periodo de auge, las imágenes de la muerte no han abandonado los lienzos de este lado del océano. El tema ocupó un lugar en estampas realizadas como diseños de túmulos funerarios desde el periodo colonial en México. Durante el siglo XVIII, las calaveras y varias formas del tema circularon en grabados y pinturas. De este modo, las alegorías sobre las etapas de la vida, o los ya conocidos exvotos, que agradecían, luego de enfrentar a la muerte, la posibilidad de estar vivos por la intervención divina, fueron temas recurrentes de una producción de corte más popular y en general anónima. Entre 1781 y 1785 el quehacer artístico en México dio un importante giro gracias a la creación

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VV. AA.,

Juegos de ingenio y agudeza. La pintura emblemática de la Nueva España, CONACULTA, México, 1994.

Notas sobre la muerte en la pintura mexicana del siglo XIX

Alegoría de la muerte, Tomás Mondragón (activo a mediados del s. XIX), 1856. Óleo sobre tela, 160x125. Pinacoteca del templo de la Profesa.

de la Real Academia de las Tres Nobles Artes, donde la práctica artística fue considerada susceptible de ser enseñada y aprendida. Un periodo nuevo, llevó a los pintores, grabadores y escultores hacia una educación sistemática y una conciencia distinta de su actividad, cuyas fuentes de inspiración fueron la antigüedad clásica y la historia. Para el siglo XIX la consolidada Academia de un territorio independiente no se ocupó de pintar a la muerte; los retratos y las escenas históricas llenaron los salones oficiales. Sin embargo, es interesante destacar que aún podemos localizar obras que tienen como protagonista a

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nuestra ya tan poco temida y esquelética Parca, Catrina o como quieran llamarla.

Alegoría de la muerte En 1856 Tomás Mondragón pintó la Alegoría de la muerte, allí una dama mira hacia el espectador con sus dos caras. De pie, en un interior bien compuesto, un espejo intenta atrapar el reflejo de la vida momentánea mientras que afeites, perfumes y peines recuerdan la vanidosa belleza temporal, reforzada la idea a través de los anillos


Juegos de ingenio y agudeza. La pintura emblemática de la Nueva España, CONACULTA, México, 1994. VV. AA.,

El árbol vano, Hermana Juana Beatriz de la Fuente (activa principios del s. XIX), 1805. Óleo sobre tela, 72x49. Museo de Arte de San Antonio,Texas, EU.

de la mano y el vestido bordado de flores frescas. Del otro lado, un esqueleto ostenta los restos de la tela y extiende el brazo por el paisaje de un cementerio poblado de cruces y desolados árboles. La pintura sintetiza en un solo esquema el paso de la vida a la muerte, subrayado por la división espacial dada por un delgado hilo que una mano sin rostro se dedica a cortar, entre unas nubes que se abren a una divina luz. En la propia obra la inscripción “Éste es el espejo que no te engaña” no deja escapatoria, el espejo es la propia imagen que refleja lo que todos somos y seremos.

El árbol vano Al pie de un árbol, que representa la propia vida, un joven vestido al estilo de la primera mitad del siglo XVII dormita con la mano en la mejilla. Varios personajes lo rodean: Cristo y la Virgen por el lateral izquierdo, un ángel lo abraza, mientras la personificación del diablo intenta tirar el árbol y la muerte con su hoz desea por fin cortar el hilo de la vida. La pintura El árbol vano, fue realizada en 1805 y su título hace referencia al árbol del pecador o de la vanidad. El tronco ya está cortado y el inocente bello dur-

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VV. AA.,

Juegos de ingenio y agudeza. La pintura emblemática de la Nueva España, CONACULTA, México, 1994.

Notas sobre la muerte en la pintura mexicana del siglo XIX

El árbol vano, anónimo (siglo XIX). Óleo sobre lámina, 37x25. Col. Particular.

miente no escapará de su suerte a pesar de la campana que Cristo quiere tañer para despertar su conciencia. Esta imagen evoca la larga tradición que enfrenta al bien y el mal, el vicio y la virtud representados en Cristo, el Diablo y la Muerte. Antecedentes de la configuración de la escena están en las obras del grabador flamenco Jerónimo Wierix, cuyas estampas llegaron a México desde el periodo virreinal y fueron fuente de inspiración para los artistas locales. Del mismo modo puede analizarse la pintura anónima que lleva el mismo título, donde con una factura evidentemente popular, trata el mismo tema. Esto evidencia la repetición de los diversos elementos en la elaboración del tema, ade-

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más del impacto que las imágenes del grabador flamenco del siglo XVI tuvieron por largo tiempo. Finalmente, es necesario advertir que este tipo de imágenes que aún se realizaban en el siglo XIX y que, como hemos apuntado, tienen remotos antecedentes, circularon por vías diferentes que las propuestas por el arte oficial. Creadas por artífices menores y anónimos, las representaciones sin duda enriquecieron este imaginario que año tras año se renueva en las imágenes de Día de Muertos que funcionan como recordatorios de la velocidad del tiempo y la caducidad de la vida. Por tanto, como dicen los que dicen “El muerto al cajón y el vivo al reventón” o rápido a vivir porque todo se acaba.


Sentidos y significados

Del verbo decir Arrigo Coen Anitúa

D

el verbo decir dice la Academia, en su lexicón, que tiene, nada menos que doce acepciones directas. En este artículo no voy a referirme más que a las voces y expresiones en que este verbo va acompañado de los adverbios de modo bien y mal. Al decir de la fonética (enfoque primordial en lingüística), dice bien lo que dice quien articula correctamente cada fonema en su prolación y la profiere matizada con los prosodemas que convienen para declarar su sentido. La recepción acústica, esto es la impresión auditiva, debe ser, en tal caso, inequívoca. En el terreno de la semiótica, que es el de la significación, dice bien quien formula su mensaje de manera que exprese lo que quiere comunicar, de manera precisa. Con las consideraciones anteriores llegamos a un atajo que nos conduce al análisis de lo bien dicho, lo cual nos abre un vasto panorama de palabras. ‘Bien dicho’, en latín, se dice bene dictus, equivalente de benedictus, participio pasivo del verbo benedicere, ‘bendecir’, cuyo participio, en español es bendito. Bendecir es ‘alabar, engrandecer, ensalzar; colmar de bienes, hacer prosperar; invocar en favor de alguien la protección divina; consagrar algo, mediante ciertos ritos, a la práctica de un culto, esto es, consagrar’. Por todo ello, es sumamente propiciatorio el poner a alguien, por nombre propio, el de Bendito. Al ser investido papa, el actual obispo de Roma, optó por que su nombre pontificio fuese Benedictus (el decimosexto en la historia del papado católico); en español queda con el cultismo Benedicto (el XVI). En idioma italiano es frecuente el nombre Benedetto (como el del famoso filósofo y poeta Croce). En español preferimos la forma simplificada Benito (parece notorio que el padre del lastimosamente célebre Mussolini bautizó así a su hijo porque era admirador de nuestro Benito Juárez).

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Del verbo decir

San Benito fundó la orden monástica que, por su nombre, es la de benedictinos, frailes a quienes se acredita el rescate, por medio de pacientísimas copias, durante la Edad Media, de valiosos documentos manuscritos. Ellos (los monjes, no los documentos) nos han legado también un delicioso licor, el cordial benedictino, que comparte su fama de gran reconstituyente con el chartreux, elaborado por otros enclaustrados, los cartujos. A que no sabía usted, gentil lectora o curioso lector, que durante mucho tiempo fue vigente en nuestra lengua el verbo sambenitar, del cual dice la Academia: “Poner a alguien el sambenito (el subrayado es mío) de los penitentes reconciliados”, y, en segunda acepción: “informar, desacreditar”. El sambenito, aparte de ser el susodicho ‘capuchón o escapulario que se ponía a los penitentes reconciliados por el Tribunal de la Inquisición’, también era el “letrero que se ponía en las iglesias con el nombre y castigo de los penitenciados y señales de su castigo” (Academia)... amén del ‘descrédito que adquiere quien comete una mala acción’. Y podríamos agregar que “colgarle un sambenito a alguien” es sinónimo de difamarlo. En cuanto a lo que a decir mal y mal decir se refiere, basta que tomemos a contrario sensu, todo lo aseverado aquí arriba para decir bien y bendecir.

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Problemas sin número

Miscelánea para contar Claudia Hernández García Daniel Juárez Melchor

Creo que estoy bastante cerca del punto de vista realista [admitir que los objetos matemáticos tienen una “realidad” distinta de la realidad sensible]. Para mí, la sucesión de los números primos, por ejemplo, tiene una realidad más estable que la realidad material que nos rodea. Podemos comparar el trabajo de un matemático con el de un explorador que descubre el mundo. La práctica descubre hechos en bruto. Uno se da cuenta, por ejemplo, al hacer cálculos sencillos, de que la sucesión de los números primos parece no tener fin. El trabajo del matemático consiste entonces en demostrar que existe una infinidad de números primos. Es un viejo resultado que debemos a Euclides. Su demostración prueba que si alguien afirma algún día haber encontrado el número primo más grande, será fácil demostrarle que se equivoca. Nos enfrentamos así a una realidad tan incontestable como la realidad física. En busca de la realidad matemática, el matemático crea “herramientas de pensamiento”. No hay que confundirlas con la propia realidad matemática […]. Entre los métodos de que dispone el matemático para explorar la realidad matemática, pienso sobre todo en la axiomática. Es la que nos sirve para enunciar los problemas de clasificación de los objetos matemáticos definidos por condiciones muy simples […]. El disponer de un teorema nos asegura que una región de las matemáticas ha sido explorada hasta sus últimos rincones, al menos en lo que a la lista de sus objetos posibles se refiere, y esto sin soporte material.* Alain Connes **

La actividad que presentamos en este número de Correo del Maestro está pensada para alumnos de quinto año de primaria en adelante. Sugerimos

que primero se trabaje en parejas o equipos de tres y luego se lleve a cabo una discusión general para comparar estrategias y soluciones.

* Tomado de Materia de reflexión. Libros para pensar la ciencia,Tusquets, Barcelona, 1989, p. 19. ** El matemático francés Alain Connes (n. 1947) es profesor de diversas instituciones educativas en Francia y en Estados Unidos. En 1982 recibió la Medalla Fields, el premio de matemáticas equivalente a un Nobel, y el premio Crafoord otorgado por la Real Academia Sueca de Ciencias en el año 2001.

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Miscelánea para contar

Actividad: 1. Un rey quiere castigar a 6 prisioneros de un total de 36. Quería liberar a los 30 restantes, pero la elección tendría que parecer haber sido hecha imparcialmente. Se le ocurrió acomodarlos en un enorme círculo y comenzaría a contar de 10 en 10. Todos aquellos prisioneros a quienes les correspondiera el número 10 serían castigados. ¿En qué lugares tendría que poner a los prisioneros que quiere castigar para que parezca que fueron escogidos al azar? 2. ¿Qué día fue ayer si entre el jueves y pasado mañana hay exactamente 3 días? 3. Piensa en 10 partes de cuerpo que tengan nombres de 4 letras. No se valen las palabras en plural como “pies”.

Soluciones: 1. Los prisioneros estaban en los lugares 4, 10, 15, 20, 26 y 30. 2. Si entre el jueves y pasado mañana hay 3 días, pasado mañana es lunes. Lo que quiere decir que hoy es sábado. Por lo tanto, ayer fue viernes. 3. Éstas son las soluciones que nosotros encontramos: bazo, boca, cara, ceja, codo, dedo, mano, nuca, oído, pelo, piel y vena.

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Abriendo libros

Ocho venado Héroe mixteco de varios códices* Rebeca Orozco Mora

Tesoros escondidos Hace unos meses, cuando acudí al Museo Nacional de Antropología e Historia para ver la exposición sobre el antiguo Egipto, me sorprendió la gran cantidad de personas que esperaban formadas horas y horas para entrar. La mayoría eran jóvenes provistos de libros sobre jeroglíficos y pensé: ¿por qué no existe un interés semejante hacia nuestras escrituras prehispánicas?, ¿hacia nuestros códices?, ¿por qué no se ha logrado despertar semejante pasión por los misterios que nos legaron los antiguos mexicanos? Como bien sabemos, los códices son manuscritos prehispánicos realizados sobre largas tiras de piel de venado. De los miles de códices prehispánicos sólo se conservan, hasta nuestros días, cerca de dieciséis. ¿Dónde se encuentran? Bajo cuidadoso resguardo en museos y bibliotecas de todo el mundo: México, Viena, Roma, Londres, Oxford, París, Dresden, Madrid, Liverpool y Bolonia. No es fácil acceder a estos antiquísimos pergaminos. Generalmente es necesario viajar y estudiar con detenimiento los originales. Además, son reducidas, muy caras y muy especializadas las publicaciones que tratan sobre el asunto. ¿Cómo hacer llegar esta riqueza cultural a los grandes públicos y especialmente a los jóvenes?

La gran aportación de Krystyna M. Libura Motivada por un interés profundo en nuestros códices, Krystyna M. Libura se aventuró desde 1999 a realizar una investigación inteligente y sensible sobre el tema. Al mismo tiempo, logró contactar las bibliotecas y los museos mencionados para obtener fotografías de los documentos originales. El resultado: la fascinante colección Para leer los códices. De gran importancia es señalar la finalidad de este trabajo: hacer del joven lector un intérprete de los manuscritos prehispánicos. De manera estética y a la vez didáctica, la autora presenta en cada volumen de la colección las explicaciones necesarias para que los glifos o imágenes que conforman los códices sean comprensibles. Además, al final de cada libro, pone a

* Reseña del libro Ocho Venado, Garra de Jaguar, héroe de varios códices, de Krystyna M. Libura, Ediciones Tecolote, México, 2005.

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Ocho venado. Héroe mixteco de varios códices

prueba la capacidad del lector mostrándole una serie de imágenes que él mismo tendrá que descifrar.

Una colección seleccionada por la SEP Hasta la fecha se han publicado tres libros de la colección Para leer los códices: 1. Para leer la Tira de la Peregrinación, que narra los dos siglos de la migración mexica desde la misteriosa isla del norte hasta el valle del Anáhuac, y los primeros conflictos bélicos que se dieron entre los mexicas y los más antiguos habitantes. 2. Los días y los dioses del Códice Borgia, que nos introduce al libro adivinatorio Tonalamatl y presenta una pequeña enciclopedia de los dioses prehispánicos. Aunque no sabemos a ciencia cierta de cuál área proviene este códice (de la Mixteca o de Cholula), la autora aprovecha la gran riqueza iconográfica de este documento para hablar de los dioses del Altiplano. 3. Ocho Venado, Garra de Jaguar, héroe de varios códices, que trata del legendario gobernante mixteca del siglo XI. Por el interesante concepto de los libros, la alta calidad de texto, imágenes e impresión, cada uno de los volúmenes que integran la colección Para leer los códices ha sido seleccionado para formar parte de las Bibliotecas de Aula y Escolares de la Secretaría de Educación Pública, es decir, que ya están al alcance de miles de jóvenes de todo el país.

El fenómeno de Ocho Venado Por ser de reciente aparición, en este artículo hablaremos con amplitud del tercer libro de la

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colección: Ocho Venado, Garra de Jaguar, héroe de varios códices. Entre las biografías de los personajes antiguos, es la de Ocho Venado la que nos llega más completa. ¡Toda una vida plasmada en nuestras fuentes prehispánicas! ¿Cuándo y cómo vivió nuestro héroe? Estamos en el posclásico, dos siglos antes de la Fundación de Tenochtitlan. Son tiempos difíciles. La caída del gran centro ceremonial Monte Albán causa una gran inestabilidad política en la Mixteca. Los constantes conflictos entre los diversos señoríos de la región intentan solucionarse con guerras y alianzas matrimoniales. Cabe mencionar que en ninguna otra época los códices registran tantas batallas. Con el fin de conquistar y unir bajo su mando el gran territorio de la Mixteca, Ocho Venado realiza campañas victoriosas y múltiples viajes diplomáticos por toda la región. Como en el México prehispánico no se conocían los animales de carga, nuestro héroe recorre la Mixteca… ¡a pie! Ocho Venado, aparte de ser gobernante, es un sacerdote-sacrificador y un hechicero-nagual que tiene el poder de transformarse en bola de fuego. De él se espera que sea diestro jugador de pelota ya que, justo en las canchas, se establecen alianzas y se demuestra la preparación para la guerra. Es interesante mencionar que cuando Ocho Venado llega al mundo, nada indica que será un hombre poderoso: nace del segundo matrimonio de un sacerdote de Tilantongo, justo en el momento en que este pueblo sufre una crisis dinástica. Para legitimar su poder ante los hombres, Ocho Venado realiza campañas bélicas, somete gran parte del territorio de la Mixteca y se casa con princesas de antiguos linajes. Además, para obtener el “consentimiento de los dioses” intenta subir al cielo… y lo logra. Hay un glifo que nos muestra a Ocho Venado en la banda del Cielo junto con ojos estelares y un cuerpo celeste, que conocemos actualmente como planeta Venus.


La Mixteca: tierra de códices A pesar de la pobreza y el olvido que sufre hoy la región Mixteca, es importante señalar que sus habitantes desarrollaron una gran civilización y una enorme riqueza cultural. No es de extrañar que de esta región provenga la mayoría de los códices que se conservan hoy en día y que por esta razón se le llame “Tierra de los códices”. Por otra parte, es indudable el impacto que tuvo Ocho Venado en los pueblos mixtecos: cuatro códices se refieren extensamente a su vida y hazañas. En la actualidad estos cuatro códices ya no se encuentran en su lugar de origen, sino en distintos lugares del mundo: • • • •

Códice Colombino, en México Códice Becker I, en Viena Códice Nuttall, en Londres Códice Bodley, en Oxford

Debido a la dificultad que implica, aun para los investigadores, tener acceso a los documentos que se mencionan, es de gran mérito reunir en un solo libro las fotografías de las láminas originales de los cuatro documentos. Además, es la primera publicación que hace el esfuerzo de comparar e integrar las cuatro fuentes. Cabe mencionar que en la década de 1960, el destacado investigador mexicano Alfonso Caso escribió dos libros sobre el tema: Interpretación del Códice Bodley e Interpretación del Códice Colombino. Las glosas del Códice Colombino, ambos publicados por la Sociedad Mexicana de Antro-

pología. No existe, sin embargo, hasta la fecha una publicación que reúna y compare los cuatro códices que se refieren a la vida y hazañas de Ocho Venado. Existen ediciones facsimilares recientes del Códice Nuttall y se acaban de publicar ediciones electrónicas o en video del Códice Colombino, pero en Ocho Venado…, como dijimos antes, se integran cuatro documentos y se ofrecen al público a un precio muy accesible.

Globalización contra identidad Pocos pueblos tienen un tesoro semejante a los códices prehispánicos: además de la riqueza pictórica que contienen, resultan ser una forma muy interesante de simbolizar el mundo, decifrar el saber, de guardar la memoria histórica. De gran relevancia es animar a los jóvenes a asomarse a este mundo asombroso. En la actualidad, en la era de la globalización, cuando el poder económico de los medios informativos nos impone una estética dominante, ajena a la nuestra… ¿tendremos la fuerza necesaria para defender la riqueza de nuestro patrimonio?, ¿podremos motivar a los jóvenes a desentrañar los mensajes de los códices? Decididamente, la noble tarea del maestro debe estar encaminada a motivar a sus alumnos a que conozcan nuestra riqueza cultural: si los jóvenes valoran nuestro pasado, entenderán y amarán el México de hoy.

NOTA: Algunas láminas de los códices Colombino, Becker I, Bodley y Nuttall, descritos en esta reseña, aparecen en las páginas centrales.

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Maestros en red

Maestros en red

De: Iris Lizeth Castillo Ontiveros Fecha: julio, 2006 Para: correo@correodelmaestro.com Dirección: Piedras Negras, Coahuila

Estimados editores de Correo del Maestro: Me encantan sus estrategias didácticas para la enseñanza de contenidos de primaria, pero creo que se enfocan a los del segundo y tercer ciclo de la misma. Como docente del primer ciclo deseo que aborden más didácticas novedosas para primero y segundo grado de primaria, que al igual me han servido las ya publicadas. Estimada maestra Castillo: Le agradecemos mucho sus comentarios y tendremos en consideración sus observaciones. Reciba cordiales saludos de todo el equipo que hace posible esta publicación. Correo del Maestro

De: María Juana Utrera Fecha: octubre, 2006 Para: correo@correodelmaestro.com Dirección: Córdoba, Veracruz

Definitivamente la revista y los temas que en ella he encontrado son de gran ayuda en mi labor docente, he pretendido aplicar algunas de las propuestas que en ella he leído y me han dado muy buenos resultados. Cito como ejemplo la explicación de la creación del Universo y todas las fotografías sobre flora y fauna que a los niños les atrae mucho. Felicidades y muchas gracias.

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