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Mochila, de Laurence Quentin y Catherine Reisser

abriendo

LIBROS

Mochila,

DE LAURENCE QUENTIN Y CATHERINE REISSER

Primera parte

Nora Brie

Con estos libros, mochila al hombro, nos vamos hacia lugares

remotos. Viajar, conocer el mundo es un anhelo de casi todos nosotros. La colección Mochila, dirigida por Fani Marceau, con la colaboración desinteresada de la organización Survival International, nos dejará fascinados al acercarnos a culturas, formas de vida, gente, creencias, que de otra manera nos resultarían lejanas e inaccesibles.

son seis estuches de diferentes regiones del mundo, cada uno de ellos con tres lion seis estuches de diferen Mochila tiene la particularidad de hacernos vivir la cotidianeidad de los protagonistas, de bros, escritos por Laurence Quentin y Catherine acercarnos a su manera de pensar, de mostrarnos Reisser, sobre tres culturas de esos lugares. Ade- lo profundo y complejo de cada cultura. Cada más, es posible unir en un tablero, como un jue- uno de estos pueblos es heredero de una forma go de mesa, a los pueblos protagonistas. Al sur de vida que ha permanecido por generaciones de África, India, En las orillas del Amazonas, Las y que trata a toda costa de sobrevivir. Muchos países donde están asentadas estas culturas han tierras de hielo, El Sahara, El techo del mundo son procurado asimilarlas a la “vida moderna“, en los títulos de esta colección. Los libros brindan algunos casos las han marginado y confi nado a conocimientos sobre cada grupo étnico, su loca- espacios que no les pertenecen, y también las hanlización, costumbres, parte de su historia, su perseguido. Pero ellas resisten y protegen su geografía, los principales animales que habitan forma de vida, sus conocimientos ancestrales sola región. Al fi nal hay un bello álbum fotográ- bre el entorno, su cosmovisión. Hoy llegan a nofi co y consejos para el viajero que haya decidido sotros en forma de mochila, para asombrarnos conocer directamente cada uno de estos intere- con sus costumbres y entretenernos con sus santes parajes. aventuras.

Al sur de África

Esta región, remota para nosotros, es una de las más pobres y sufridas del planeta. Guerras, colonizaciones, invasiones, disputas por las riquezas naturales, apartheid, desplazamiento y exterminio son algunos de los males que padecen sus habitantes, antiguos pobladores de vastas extensiones ricas en oro y diamantes.

El estuche correspondiente contiene información sobre los ndebele, los shonas y los bosquimanos que, aunque comparten una región, la división política moderna los ha ubicado en diferentes países.

Los ndebele, que habitan en Sudáfrica, son conocidos por las llamadas la as s ll l am madas mujeres jirafa, quienes adornan sus cuellos con aros de metal, y los estiran agregando otros conforme pasa el tiempo. Ellas mismas pintan con bellos colores los muros de adobe y láminas de sus casas, pintura que renuevan cuando llegan los ritos de iniciación –ceremonias en las que los adolescentes ingresan al mundo de los adultos– o cuando hay algún nacimiento o casamiento. Los shona, de Zimbawe, viven en chozas circulares hechas de adobe y paja. Se alimentan de raíz de mandioca, trigo y maíz; con este último –que llegó a esa región proveniente de América– preparan una pasta, el sazda, platillo básico de Zimbawe. Les gustan las espinacas cocidas en mantequilla de cacahuate y también comen carne de res, de avestruz y ¡de cocodrilo! Las mujeres preparan una cerveza de mijo, a partir de un caldo fermentado, considerada el alimento de los ancianos. En Botswana, los bosquimanos, hombres de talla pequeña, de piel más clara que sus cercanos vecinos, y de ojos almendrados, son cazadores y recolectores. En esta región existe un peculiar árbol, el baobab, que puede vivir miles de años y su tronco llega a alcanzar los 30 m de ancho. Los bosquimanos aprovechan todas las partes de este árbol: es muy apreciado por su sombra y sus frutos; las semillas se comen asadas y de ellas se obtiene aceite; las hojas son medicinales y con la corteza se fabrica un hilo resistente para hacer redes de pesca, telas o bolsas. Además, el tronco contiene agua. ¡Es un universo viviente!

El Sahara

Este gran desierto, inhabitable para muchos, es transitado por cientos de hombres nómadas, que transportan mercancías de un lado a otro o pastorean sus animales, montados en camellos. Los tuareg son pastores nómadas que se desplazan en las montañas del Sahara para dar de comer a sus camellos y cabras. Los países colonizadores establecieron fronteras artifi ciales que separaron a los tuareg, pero la mayoría quedó en el territorio que hoy s sepa es Argelia; muchos de ellos se mantienen transitando por el Sahara, a es Arge pesar de las difi cultades, pues el gobierno argelino ha prohibido las carapes sar de vanas con la intención de que se vuelvan sedentarios. Son grandes conocedores de va an nas con n la intenc su entorno, pueden distinguir lugares en el desierto que a nosotros nos parecerían su e entorno, pu ued e en idénticos, y se orientan con las estrellas y con la salida y puesta del sol. idén é ticos y se orientan co on la as e

En Níger se encuentran los wodaabe, también pastores nómadas, que se desplazan con sus familias buscando alimento para su ganado. De facciones fi nas, se dicen de origen blanco. Cuidan mucho su apariencia, realmente rinden culto a la belleza. Cuando están en peligro corren delante de sus animales y se paran en seco provocando que su rebaño los rodee y de esta manera quedar protegidos.

Hace tiempo los moros fueron un pueblo nómada; sin embargo, hoy la mayoría lleva una vida sedentaria. La región que habitan, cuyo nombre es Mauritania, fue ocupada por los musulmanes, quienes impusieron sus creencias. Sin embargo, las mujeres moras no son sumisas como la mayoría de las que profesan esta religión, ellas pueden divorciarse y utilizar el velo traslúcido y colorido.

Acuden con frecuencia al palmar, huerta de palmeras, un lugar donde se refugian los nómadas y algunos citadinos, acampando bajo el khaima, la tienda. La guettna es un momento de festividades y de encuentros entre familias; los más jóvenes se juntan para cantar y divertirse bajo las estrellas, mientras saborean un delicioso té; algunos de ellos aprovechan la oportunidad para que sus padres pidan la mano de su amada.

En las orillas del Amazonas

En su impenetrable selva, en las riberas de este río, habitan grupos humanos como los caboclos y los yanomami y, en las alturas, donde nacen los caudales de agua que alimentan el curso del Amazonas, viven los otavalos.

Ubicados dentro de Brasil, los caboclos son descendientes de los primeros mestizos, hijos de madre india y padre portugués. Viven a orillas del río, sobre casas con pilotes. La jibia, una serpiente inofensiva, habita con ellos y mantiene la casa limpia de murciélagos y ratas. Cultivan la tierra y son hábiles pescadores, su pescado preferido es el piracurú, de 4 m de largo, y para conseguirlo se desplazan por el río sobre piraguas.

Entre Brasil y Venezuela se encuentran los yanomami, que signifi ca nifi c ca a “la gente”. Son cazadores y recolectores, aunque también cultivan plátano macho, camote, yuca, papaya y maíz. Habitan en el yano, una casa comunal de madera y hojas de palma, que puede albergar hasta 25 familias. El río es su lugar preferido, allí se bañan en tinas naturales, a pesar de los peligros que encierra, como las pirañas, la anaconda o los caimanes. Respetan la naturaleza y mantienen una constante lucha para proteger su territorio y su libertad.

Al pie del volcán Imbabura, a 3000 m de altura, en Ecuador, donde se encuentra una de las fuentes de agua del Amazonas, viven los otavalos. Son famosos en el mundo por la calidad de sus tejidos y su buen sentido del comercio. Viven en casas de barro, sin ventanas, rodeadas por un patio con fl ores donde tejen. Mantienen creencias precolombinas, como el culto a la Pacha Mama, la Madre Tierra, combinadas con la religión católica. Temen a los malefi cios y entre todos comentan sus sueños, como manera de prevenir el futuro.

Reseña de la colección Mochila, que incluye los títulos: Al sur de África, El Sahara, En las orillas del Amazonas. Correo del Maestro y La Vasija, México, 2005.

Informes: Lada sin costo 01 800 713 4663 www.clublectores.com

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