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Ecoideas V

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NOSOTROS

Ecoideas V

¿ALCANZARÁ EL AGUA PARA TODOS? ACTUEMOS DESDE LA ESCUELA

Tamara Ortiz-Ávila Francisco Mora

En esta quinta entrega de la serie Ecoideas abordaremos

el tema del agua como recurso para los seres humanos. Veremos cómo la reducción en la oferta natural de agua, así como el incremento en la demanda a causa del crecimiento de la población y del uso excesivo del recurso están reduciendo su disponibilidad, incrementando sus niveles de contaminación y la desigualdad en la distribución del líquido, lo que tiene consecuencias negativas para la vida y el desarrollo de la humanidad. A partir de la problemática específi ca en México, plantearemos una serie de soluciones básicas, que se pueden implementar desde el hogar y la escuela, y proponemos mos algunas actividades que es posible desarrollar con la ayuda de los maestros. estros.

muchas veces hemos escuchado la célebre frase “El agua es vida”. Su signifi cado es literal, mas entender su real dimensión no se trata de algo trivial. Todos nosotros utilizamos cotidianamente agua para algunas funciones vitales básicas: beber, cocinar y asearnos. Sin embargo, nuestra dependencia del agua no termina en el hogar. Los alimentos que consumimos, la ropa que vestimos, el papel sobre el que escribimos, los plásticos presentes en muchos objetos y los productos químicos que utilizamos, todos requieren el uso de agua para su producción. Todas las actividades que el ser humano desarrolla están ligadas, de manera directa o indirecta, al uso de este recurso. Es evidente entonces que el agua no sólo es fuente de vida en términos biológicos,

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www.everystockphoto.com también provee la base física para el desarrollo de las actividades cotidianas y productivas. Pero, además, no somos los únicos que dependemos del agua para vivir. Cualquier forma de vida sobre el planeta requiere agua para sus funciones vitales básicas. Algunas especies o incluso ecosistemas completos se desarrollan en un ambiente acuoso. Tal es el caso de lagunas, ríos, pantanos y ciénagas, que albergan especies adaptadas a dichas condiciones, Cualquier forma de vida sobre el planeta requiere agua para el como peces, crustáceos, algas, aves y desarrollo de sus funciones vitales básicas. plantas, entre muchos otros. Además, no hay evidencia más contundente de la importancia del agua para la vida, que el hecho de que la vida misma se originó en el agua, hace cientos de millones de años. La gran importancia que tiene el agua para el mantenimiento de la vida en el planeta, tanto humana como no humana, contrasta fuertemente con nuestra aparente falta de conciencia y/o acción en torno a un problema que se ha agudizado en las últimas décadas: la crisis del agua. A continuación, defi niremos qué es la crisis del agua y cuál es su origen, con énfasis en el caso mexicano.1

La crisis del agua. Tres dimensiones de un problema complejo

Por crisis del agua entendemos la problemática asociada con el uso de este recurso por parte de la sociedad. Existen tres dimensiones principales de dicha problemática: 1. la reducción en la disponibilidad neta de agua por habitante en el mundo, 2. la contaminación y reducción de la calidad del agua, y 3. el abastecimiento y acceso inequitativo al recurso.

Si bien estas tres aristas de la crisis están fuertemente relacionadas entre sí, es conveniente tratar de entender cuáles son las causas de cada una, para generar un modelo más sustentable de aprovechamiento de este recurso.

1 El tema de la “Crisis del agua” se desarrolló previamente en el artículo “El agua, un recurso amenazado”, de Michel Didier Héctor Brutus (Correo del Maestro núm. 150, noviembre de 2008). Invitamos al lector a revisar dicho artículo, en el que se abordan con mayor detalle los aspectos relacionados con el origen de la crisis y los problemas asociados a ésta.

Foto: Tamara Ortiz-Ávila.

En las zonas rurales escasea el agua.

Disponibilidad de agua: el balance entre oferta y demanda El primer problema asociado a la crisis del agua es la reducción en la disponibilidad promedio del líquido por persona, la cual puede entenderse a partir del balance entre oferta y demanda del recurso. La oferta se refi ere a la cantidad total de agua que nos puede proveer la Tierra para nuestro uso, mientras que la demanda se refi ere a los requerimientos de agua por parte del ser humano. La reducción en la disponibilidad tal vez se deba a una reducción en la oferta, a un incremento en la demanda, o a ambas.

La oferta de agua al interior de una cuenca hidrográfi ca está relacionada por lo general con la cantidad que se almacena y que proviene directamente de la lluvia que cae, o bien de ríos y lagos subterráneos (llamados acuíferos), que llegan a alcanzar grandes dimensiones y a almacenar agua por cientos de años. De manera general, a mayor nivel de lluvias, mayor es la cantidad de agua que ríos, lagos y acuíferos pueden proveer.

La oferta de agua, contrario a lo que pudiéramos pensar, no es infi nita ni constante a través del tiempo. Por ejemplo, es muy claro que en época de secas la disponibilidad de agua disminuye, a veces drásticamente, hasta el punto que los ríos y lagos se secan durante un tiempo. Pero, además, existe evidencia de que la oferta de agua se ha venido reduciendo en las últimas décadas.

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Los ecosistemas naturales tienen la capacidad de regular el ciclo hidrológico, al acumular y liberar lentamente el agua de lluvia hacia ríos y lagos.

Esta tendencia es en especial evidente para los habitantes de las zonas rurales, quienes han visto cómo los niveles de ríos y lagos cercanos a sus casas se redujeron en los últimos años, en algunos casos hasta desaparecer. Este fenómeno se debe en parte al cambio climático global, el cual modifi ca los regímenes de lluvias de regiones enteras.

Una de las causas más importantes para la reducción en la oferta de agua ha sido la desaparición de bosques, humedales y otros ecosistemas naturales, como resultado de la transformación del territorio en campos de cultivo, praderas para la crianza de ganado o zonas urbanas. Los ecosistemas naturales tienen la capacidad de regular el ciclo hidrológico, al acumular y liberar lentamente el agua de lluvia hacia ríos y lagos. También favorecen la infi ltración del agua a través del suelo y las rocas, permitiendo la recarga de acuíferos subterráneos. De esta forma aseguran la provisión constante del líquido. Cuando los ecosistemas naturales son reemplazados por pastizales, cultivos o cemento, esta capacidad reguladora se pierde y, por ende, la fi ltración es menor, lo que reduce la recarga subterránea para su posterior uso.

En el mundo, alrededor de 24% de la superfi cie terrestre ha sido transformada en campos de cultivo, entre 6 y 8% en praderas ganaderas y 2.8% en centros urbanos. En el caso mexicano, se estima que hacia 2002 se había convertido alrededor de 27% del territorio en zonas agrícolas, ganaderas y urbanas. En total, la mitad de la superfi cie terrestre del país presentaba indicios de alteración humana. En el caso de los humedales (lagunas, lagos, pantanos,

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En el mundo, alrededor de 24% de la superfi cie terrestre ha sido transformada en campos de cultivo, entre 6 y 8% en praderas ganaderas y 2.8% en centros urbanos.

ríos, etc.), no existen estimaciones de su transformación para el país, pero a nivel mundial se calcula una reducción acumulada de 50% de la superfi cie que cubrían originalmente. Todo esto ha tenido efectos negativos sobre la provisión del recurso hídrico.

Pero no sólo se ha reducido la oferta a través del tiempo como consecuencia de la transformación de las cuencas y los ecosistemas, sino que además la demanda de agua ha aumentado considerablemente, como resultado del incremento de la población humana y de cambios en los hábitos de consumo. Al crecer la población, también sube la demanda de agua, puesto que cada persona consume al menos una cantidad mínima del recurso y necesita cierta cantidad de bienes, como alimentos, ropa, medicinas, para cuya producción se precisa agua. Por otra parte, nuestras sociedades se han caracterizado en las últimas décadas por un incremento en el nivel de consumo promedio por persona.

Una forma de medir esta demanda, es decir, no sólo la que consumimos directamente en nuestra casa para beber, bañarnos o lavar la ropa, sino también la que es necesaria para producir los productos que ingerimos o para que se presten los servicios que utilizamos (cine, vacaciones, transporte), es mediante el cálculo de la huella hídrica. La huella hídrica es un concepto similar a la huella ecológica,2 pues estima el volumen total de agua utilizado para

2 Ver “Ecoideas I. Cuidemos nuestro planeta desde la escuela”, Correo del Maestro núm. 150, noviembre de 2008.

producir los bienes y servicios que un individuo o nación consume. Por ende, mide la presión o demanda que ejercemos sobre el planeta, en particular para la provisión del recurso hídrico.

Se calcula que a nivel mundial 86% de la huella hídrica está relacionada con el consumo de productos agrícolas, 10% con la utilización de bienes industriales y menos de 5% con los usos domésticos. Estos porcentajes empatan relativamente bien con la información sobre los rubros en los que se divide el empleo del agua a nivel nacional. En México, sólo 14% del agua extraída se destina para el uso doméstico, mientras que la producción de alimentos (tanto de origen animal como vegetal), usa alrededor de 76% del agua extraída; 10% se utiliza para actividades industriales.

Los principales factores que determinan la huella hídrica son el consumo directo de agua, relacionado con el nivel de ingresos económicos, los hábitos de consumo de sus habitantes (tipo y cantidad de productos consumidos), ligados positivamente al nivel de ingresos económicos; el clima, que determina la demanda evaporativa en los cultivos, y la efi ciencia en el uso del agua en las prácticas productivas, en especial en la agricultura. Un ejemplo sencillo de la relación entre hábitos de consumo y demanda de agua es nuestra alimentación. Las dietas basadas en el consumo de cereales, verduras y proteínas vegetales y animales como huevo, queso y leche, requieren no más de 5000 litros de agua para producir un kilogramo de comida. Por el contrario, dietas con un elevado componente de carne de res generan demandas de agua muy superiores, pues se precisan 15 mil litros de agua para producir un kilogramo de carne de res.

El incremento en la demanda total de agua está ligado también a la inefi ciencia en el uso del recurso hídrico, es decir, al desperdicio. En este sentido, la producción agropecuaria no sólo es la que más agua demanda, sino la actividad que menos efi cientemente la utiliza. Se calcula que al menos 60% del agua empleada para la agricultura se pierde por evaporación u otras causas. El uso doméstico de agua, si bien sólo demanda 14% del agua total, tiene pérdidas de alrededor de 30%, a través de fugas en el sistema de distribución o al interior de nuestras casas. Es posible entonces que, del total del agua que el ser humano capta para diferentes usos, alrededor de la mitad se pierda por la utilización inefi ciente de la misma.

Podemos entonces concluir que, en las últimas décadas, la presión sobre el recurso hídrico ha aumentado debido a:

1. la reducción en la capacidad de provisión del líquido por parte de ríos y acuíferos, debido en buena medida a transformación de ecosistemas naturales, 2. el incremento en la demanda, asociado al crecimiento poblacional y, sobre todo, a hábitos de consumo que requieren una mayor cantidad de agua, y 3. sistemas de transporte, almacenamiento y uso de agua inefi cientes.

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El uso industrial causa contaminación química por sustancias derivadas del petróleo, tinturas y metales pesados.

El resultado fi nal es que se ha reducido notablemente la disponibilidad promedio de agua por habitante en el planeta y, en algunos casos, la demanda excede la capacidad natural de ríos y acuíferos de proveerla, lo que pone en riesgo la disponibilidad futura del recurso.

Calidad del agua y contaminación Un segundo plano de la crisis del agua lo constituye la reducción en la calidad del líquido a través del tiempo. Muchos de nosotros conocimos algún río o lago al que íbamos con nuestra familia a entretenernos, nos bañábamos en él, jugábamos con el agua o hasta la bebíamos sin preocupación. Es muy posible que hoy ni siquiera consideremos la posibilidad de ir al mismo sitio, pues vemos que el agua está sucia. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la calidad del agua es relativa al uso que le queramos dar. Es posible que el agua de dicho río no sea adecuada para la recreación, pero que pueda utilizarse sin problema para riego agrícola.

La mayor parte de los cuerpos de agua, sean ríos, lagunas o acuíferos, presentan en la actualidad algún tipo de contaminación. En México, en 2003, ninguno de los cuerpos de agua monitoreados permanentemente por la Comisión Nacional del Agua podía ser catalogado como de excelente calidad, lo que en otras palabras signifi ca que todos presentaban algún tipo de contaminación de carácter fi sicoquímico o biológico. La mayor parte de

los cuerpos de agua monitoreados (54%) www.conagua.gob.mx tiene una calidad de agua aceptable, lo que signifi ca que es apta para abastecimiento público siempre que sea sometida a tratamiento mayor, aunque no es necesario tratarla para uso agrícola o industrial. Por último, el agua de 35% de los cuerpos analizados no era apta para consumo doméstico, y para su uso industrial o agrícola debía haber sido tratada. Si bien es posible que en este monitoreo estén mejor representados cuerpos de agua con cierto nivel de contaminación, el panorama generado a partir de estas estadísticas no es precisamente alentador. La contaminación actual de los cuerpos de agua es el resultado del uso y tratamiento que históricamente le hemos dado al Contaminación del río San Pedro-Mezquital, en Durango recurso. Cada ejemplo de uso de agua gey Nayarit. nera un tipo de contaminación diferente. Así, el uso agrícola propicia contaminación física y química, puesto que el agua de lluvia arrastra el suelo y disuelve los contaminantes químicos como pesticidas y abonos. El uso industrial causa principalmente contaminación química por sustancias como derivados del petróleo, tinturas y metales pesados. Por último, el uso doméstico del agua provoca más que nada contaminación química y biológica, por la utilización de productos de limpieza con alto contenido de sustancias tóxicas (cloro, amoniaco) y por la presencia de bacterias provenientes de las heces fecales, respectivamente. Parte de la solución al problema de contaminación del agua es el tratamiento después de su uso. Sin embargo, en nuestro país, sólo 20% del agua captada y utilizada para fi nes domésticos e industriales se trata luego: la mayor parte va a parar a ríos, lagos y acuíferos sin ser descontaminada, lo que reduce sus posibilidades de uso posteriores. Disponibilidad y calidad están estrechamente relacionadas, pues la disminución en la calidad implica una reducción en la disponibilidad para ciertos usos, como el doméstico, que requieren niveles de calidad elevados.

Desigualdad en la repartición del recurso hídrico Por ser un elemento fundamental para el desarrollo de la vida humana, muchos expertos consideran que el acceso al agua constituye un derecho fundamental

e inalienable que debería tener cualquier ser humano sobre el planeta. Por desgracia, la realidad es diferente. Tanto en el país como en todo el mundo, una proporción importante de personas La Organización no pueden acceder a volúmenes de agua mínimos Mundial de la Salud para suplir sus necesidades básicas de manera calcula que se adecuada. Este problema es relativamente común tanto en zonas rurales como en la periferia de las requieren alrededor ciudades, donde los sistemas de abastecimiento de 100 litros al día para que masivo no llegan o son insufi cientes para suplir la una persona satisfaga todas demanda. sus necesidades básicas de

En México, una parte de la distribución desigual agua en el hogar. del agua puede explicarse por las condiciones naturales del territorio. Mientras que en el sureste del país la disponibilidad promedio de agua por habitante3 es de 24 mil metros cúbicos al año, en algunas zonas del centro y norte del país no supera los 2000. Este patrón se debe no sólo a que hay mayor concentración de la población en el centro y el norte, sino a que la cantidad de lluvia es diferente, ya que el norte y centro son mucho más secos que el sur.

Las obras de infraestructura han incrementado la provisión general al agua para la población. Sin embargo, sigue siendo desigual al interior del país. En México, en 2003, aproximadamente 96% de la población urbana tenía acceso al sistema de distribución de agua potable, aunque en las áreas rurales esta cobertura era muy inferior: tan sólo de 70%. La comparación entre entidades genera resultados similares. Es así como en el Distrito Federal, Coahuila y Aguascalientes la cobertura es casi completa, mientras que en el sur y sureste, como Veracruz, Oaxaca y Tabasco, es inferior a 70%.

Si bien construir infraestructura es importante para asegurar el acceso equitativo al agua, también genera en la población la ilusión de que no existe límite para la provisión del recurso y que, por ende, no hay necesidad de controlar las tasas de consumo. El caso más impresionante en México es el trasvase de agua desde el Estado de México y Michoacán a la cuenca del Valle de México a través del sistema Cutzamala. Este incremento artifi cial en el acceso hace que los niveles de consumo sean muy superiores a la disponibilidad natural de agua en la zona, y está asociado a tasas de consumo per cápita más altas que las del promedio nacional.

3 Este indicador mide no sólo el agua disponible para uso doméstico, sino para cualquier uso humano, así como el agua disponible para los ecosistemas y seres vivos que nos rodean.

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La presa Villa Victoria es una de las siete que abastecen con el Sistema Cutzamala a la ciudad de México y a la zona conurbana de Toluca.

Cómo tomar cartas en el asunto

Desde el principio de la serie Ecoideas, planteamos que la solución de los problemas ambientales requiere la ejecución de acciones en diferentes niveles, desde el individual, familiar, hasta la comunidad, ciudad y el gobierno.

El primer contexto en el que podemos generar cambios es en el local, en particular en nuestros hábitos. Si bien el consumo de agua domiciliario es uno de los más bajos en relación con el total de agua, a esta escala las acciones cobran un sentido más vivo para nosotros y entonces podemos empezar a tomar conciencia que se traduzca posteriormente en acciones a escalas mayores. En este sentido, el contexto familiar y el de la escuela son fundamentales en la refl exión sobre nuestros hábitos y en la puesta en práctica de estrategias para el cambio.

Podemos reducir la presión que ejercemos sobre el recurso hídrico de múltiples formas, la mayor parte de ellas de fácil implementación. Las propuestas apuntan hacia la reducción de la demanda por el recurso, de los niveles de contaminación que generamos y al mejor aprovechamiento del agua de lluvia. Para reducir nuestra demanda, podemos modifi car hábitos, por ejemplo, reduciendo el consumo de artículos innecesarios, de alimentos altamente demandantes de agua para su producción4 o sólo cerrando la llave del agua

4 Ver: www.waterfootprint.org.

mientras no la estemos usando a la hora del baño, del cepillado de los dientes o de lavar trastes. También es posible implementar ciertas técnicas de reducción del consumo, como el uso de sistemas ahorradores de agua en el hogar, o con estrategias sencillas como poner una botella llena de agua en el tanque del excusado.

Respecto a la reducción de los niveles de contaminación, habría que evitar el uso de detergentes o jabones no biodegradables, no utilizar el sistema de drenaje como bote de basura o recoger las heces fecales de nuestras mascotas. Por último, aprender a recolectar el agua de lluvia es una forma de aumentar la disponibilidad de agua en casas y escuelas. Por ejemplo, en la ciudad de México llueve en promedio 800 mm al año. Si se captara este volumen de agua, se podrían almacenar 800 litros por metro cuadrado en una temporada de lluvias. Sin embargo, al igual que en todas las ciudades del país, el agua de lluvia cae y corre por las calles hasta llegar al drenaje donde se mezcla con aguas negras hacia el mar. Esta “cosecha de agua” se puede hacer desde los techos de casas, con canaletas que dirijan el agua hacia un contenedor como un tinaco, una cisterna o un aljibe.

Existen manuales que aportan ideas sobre cómo reducir nuestro impacto sobre el planeta y, en particular, cómo disminuir el consumo de agua y nuestra huella hídrica. Algunos de ellos los encontrarás citados en los textos sugeridos al fi nal del artículo.

Como individuos y como sociedad, también podemos llamar la atención de nuestros gobiernos para que planeen y ejecuten acciones en pro de la conservación del recurso hídrico. Existen varios ámbitos en los que nuestros gobiernos deben generar y ejecutar políticas que lleven a un uso más adecuado del agua, como: • diseñar planes de educación y divulgación en torno al uso efi ciente del agua en el hogar, que desalienten hábitos de consumo suntuario de todo tipo de productos; • desvincular el desarrollo económico del uso irracional del agua, mediante sistemas de producción más efi cientes; • apoyar el desarrollo e implementación de tecnologías para el uso efi ciente de agua, especialmente en el sector agropecuario;5 • asegurar el acceso al agua potable para toda la población; • incrementar la cobertura de los sistemas de tratamiento de agua, y • generar sistemas de captación de agua de lluvia en escuelas y hogares.

5 Organismos como el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, o Alternativas A.C., entre muchos otros en México, han desarrollado y puesto en marcha tecnologías alternativas para el uso de agua. Consulte la sección de páginas de internet recomendadas.

Actividades

Una parte importante de la modifi cación de hábitos hacia un uso razonable del recurso hídrico recae sobre las enseñanzas que al respecto reciban nuestros hijos en la escuela. Como hemos hecho énfasis en entregas anteriores, la escuela es el espacio perfecto para generar una refl exión colectiva en torno a las problemáticas ambientales, pues nos permite reconocer la diversidad de situaciones y contextos en los que éstas se presentan. Por la misma razón, y gracias al interés generalizado entre los niños y jóvenes de la actualidad por el cuidado del medio ambiente, es el espacio propicio para el planteamiento de soluciones reales en nuestro entorno local, las cuales serán validadas y apropiadas gracias a la implementación que de ellas hagan los propios estudiantes.

Instamos a los maestros a que visiten las páginas de internet del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua. Allí, en la sección de Servicios Educativos, encontrarán información sobre cursos en torno al tema del agua, especialmente dirigidos a maestros. De igual forma pueden consultar la página de la asociación civil Alternativas A.C., que posee un Museo del Agua y varios años de experiencia en torno al manejo de cuencas con el enfoque del cuidado del recurso hídrico.

A continuación planteamos tres actividades sencillas que buscan refl exionar sobre aspectos fundamentales en torno al uso del agua: ¿cuánta agua usamos?; ¿cómo nuestras actividades generan contaminación del agua?; y, ¿cómo podemos ayudar a revertir la crisis del agua?

Actividad 1

¿CUÁNTA AGUA CONSUMES? La toma de conciencia individual en torno al uso del recurso hídrico debe partir de reconocer cuánto usamos y cómo lo hacemos. Un primer paso es saber cuál es nuestro consumo de agua doméstico. Para ello, el maestro puede solicitar a los estudiantes que lleven el último recibo de agua de sus casas. La idea es obtener una estimación del consumo promedio por persona en cada hogar, ya sea mensual o diario. Para ello, el consumo total registrado en el recibo debe dividirse entre el número total de personas que residen permanentemente en la casa,

así como entre el número de meses o días del periodo facturado. Para regiones rurales o lugares donde no existe servicio de agua público, el estudiante puede hacer una estimación, con la ayuda de su familia, de la cantidad de agua que consumen al mes en el hogar y proceder como se describió antes.

El valor obtenido se compara con el parámetro defi nido por la OMS como consumo mínimo requerido para cumplir con las necesidades básicas, que es de 100 litros al día por persona, o 3 m3 al mes. El maestro puede proponer una actividad en la que se analicen los valores obtenidos, guiándose con las siguientes preguntas: ¿tu consumo es superior o inferior a este monto? Si tu consumo es inferior, ¿has sentido que algunas veces no se satisfacen completamente las necesidades de agua en tu hogar? Si es superior, ¿qué actividades crees que generan un gasto de agua superior a la estrictamente necesaria en tu hogar?

Actividad 2

¿CUÁL ES TU HUELLA HÍDRICA? El cálculo de la huella hídrica permitirá a los estudiantes cuantifi car y reconocer cuál es el nivel de presión que ejercen sobre el recurso hídrico, más allá de su ámbito doméstico. Para ello, es necesario que el maestro se informe primero acerca de cuáles son los estándares internacionales y las estadísticas actuales de huella ecológica. Existe una versión de la calculadora de huella hídrica para México llamada HIDROS, disponible en el portal del Centro Virtual de Información del Agua:

www.agua.org.mx Información sobre estándares nacionales e internacionales de huella hídrica se puede obtener en el portal anterior y en: www.waterfootprint.org

Actividad 3

¿QUÉ SUCEDE CON EL AGUA DE LLUVIA QUE PASA POR TU CIUDAD?6

El objetivo de esta actividad es que el estudiante reconozca la forma en que las acciones que se desarrollan en el hogar y en la escuela afectan la calidad del agua de lluvia que corre por los sistemas de drenaje de aguas lluvias de su ciudad, así como el uso de esta agua cuenca abajo.

Para la actividad se requieren los siguientes materiales:

• latas o botellas marcadas como “aceite” y “sustancia química”; • tiza o gis para pizarrón, y • pedazos de papel autoadherible o con cinta adhesiva, harina, polvo de colores u otro material para representar los contaminantes que se encuentran en las calles.

Como introducción a la actividad, hay que plantear a los alumnos un escenario hipotético en el cual alguien necesita deshacerse de las sustancias químicas o el aceite contenidos en la botella, y piensa hacerlo tirándolas en la calle frente a la escuela. Pídales que describan lo que creen que pasaría con este material, en particular después de una o varias lluvias.

A continuación, explique a los estudiantes y discuta con ellos cómo el agua de lluvia, al caer sobre las calles, recoge y arrastra los materiales que hemos dejado caer y lava todos los objetos sobre los cuales cae. ¿Qué pasa con esa agua? Explíqueles cómo en su ciudad dicha agua se drena hacia las coladeras y alcantarillas, yendo a parar a través de las tuberías a un río o a una planta de tratamiento.

Ahora dibuje un laberinto sencillo pero grande sobre el patio de la escuela, empleando el gis (ver fi gura 1). Este laberinto representa el sistema de tuberías subterráneas que captan y transportan el agua de las coladeras y drenajes pluviales. Los alumnos van a hacer el papel del agua que

MATERIAL

Latas o botellas marcadas.

Tiza o gis.

Papel autoadherible.

Polvo de e colores. .

6 Éste es un resumen de la actividad denominada “Agua sorprendente”, tomada de Vázquez del Mercado, R. y col., ¡Encaucemos el agua! Currículum y guía de actividades para maestros, Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, México, 2000.

Inicio

Las fi guras de colores representan posiciones donde el agua recibe diferentes contaminantes.

Figura 1. Ejemplo de laberinto para representar un sistema de tuberías.

Planta de tratamiento Aguas no tratadas

fl uye a través de dichas tuberías, para lo cual recorrerán el laberinto (siempre dirigiéndose hacia su salida, es decir, hacia el punto de descarga al río o a la planta de tratamiento).

Para simular los contaminantes que recoge el agua, algunos alumnos se colocarán en los bordes de las tuberías que forman el laberinto y representarán las coladeras y el agua de lluvias que fl uye a través de ellos. Tendrán en sus manos los papeles autoadheribles y la harina o polvo de diferentes colores, que simbolizan los contaminantes. Pida a cada alumno que represente un contaminante, sustancia o material que el agua pudo haber arrastrado o diluido a su paso por la calle. Cuando pasen sus compañeros a través de las tuberías, pegarán los papeles de colores o rociarán la harina o polvo de color sobre su ropa, simbolizando el agua contaminada que se mezcla con el agua que recorre el sistema de drenaje.

Luego de que cada alumno haya recorrido por lo menos una vez el laberinto y actuado como contaminante, analice y evalúe el resultado con los estudiantes. ¿Qué contiene el agua que sale del sistema de drenaje hacia la planta de tratamiento o hacia el río? ¿Qué crees que pase con los animales y las plantas que viven en el río si tienen contacto

con esa agua? ¿Crees que la gente ubicada en poblados río abajo puede utilizar esa agua para consumo directo?

Para representar una planta de tratamiento, dos estudiantes pueden pararse a la salida del sistema de drenaje. Allí, atrapan momentáneamente a los alumnos que vienen saliendo del sistema de drenaje y les quitan de su ropa cuantos papeles y polvo puedan, para representar así el tratamiento del agua. Analice con los alumnos: ¿puede la planta retirar todos los contaminantes? ¿De qué calidad es el agua que sale de la planta?, ¿la podrán utilizar los que viven río abajo?

Para cerrar la actividad, resuman entre todos lo que pasa con el agua de lluvia desde que cae al suelo hasta que sale hacia el río luego de pasar por la ciudad. Pida a los alumnos que investiguen cómo el agua contaminada afecta la vida acuática y los suministros de agua dulce. Finalmente, plantee, de manera conjunta con los estudiantes, posibles estrategias para reducir la cantidad de contaminantes que se mezclan con el agua de lluvia.

Actividad 4

EL TEATRO DEL AGUA7

El objetivo de esta actividad es que los estudiantes identifi quen los hábitos asociados al desperdicio de agua, y propongan modifi caciones a dichos hábitos que conlleven un uso más efi ciente del líquido.

Para comenzar, pida a los alumnos que elaboren listas de las formas en que emplean el agua y que describan también las situaciones en las cuales creen que se desperdicia. Analicen las situaciones planteadas y elaboren una lista resumen de las mismas. Posteriormente, en pedazos de papel, escriba dichas situaciones. Divida la clase en grupos y asigne a cada uno un

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Los niños identifi can los hábitos asociados al desperdicio de agua y hacen propuestas para modifi carlos.

7 Idea tomada de la actividad denominada “Cada gota cuenta”, de Vázquez del Mercado, R. y col. ¡Encaucemos el agua!

Currículum y guía de actividades para maestros, Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, México, 2000.

papel. Cada grupo debe crear y representar una pequeña obra teatral para demostrar la conducta descrita. Cuando el hábito es identifi cado por otro grupo, este segundo grupo creará una obra teatral para demostrar la modifi cación al hábito que reduce o corrige el desperdicio.

La identifi cación de opciones para modifi car los hábitos puede realizarse también a manera de discusión entre todos los estudiantes y/o se les puede pedir que consulten en bibliotecas o en internet sobre alternativas posibles. Algunas referencias bibliográfi cas disponibles en internet pueden encontrarse en la sección de Enlaces de internet.

Enlaces de internet recomendados

• www.conagua.gob.mx/Default.aspx • www.waterfootprint.org • www.agua.org.mx/ • www.imta.mx/ • www.alternativas.org.mx

Referencias Ministerio del Medio Ambiente, Más de 100 maneras para salvar el medio ambiente, Ministerio del Medio Ambiente, Bogotá, 2002. Disponible en www. scribd.com/doc/2208089/Mas-de-100-maneraspara-salvar-el-Medio-Ambiente. SEMARNAT, Más de 100 consejos para cuidar el ambiente desde mi hogar, SEMARNAT, México, 2004. Disponible en www.semarnat.gob.mx/informacionambiental /Pages/publicaciones.aspx. , Informe de la situación del medio ambiente en

México. Compendio de estadísticas ambientales 2005,

SEMARNAT, México, 2007. Disponible también en www.semarnat.gob.mx/informacionambiental/

Pages/publicaciones.aspx. , ¿Y el medio ambiente? Problemas en México y el mundo, SEMARNAT, México, 2007. Disponible en: www.semarnat.gob.mx/informacionambiental/

Pages/publicaciones.aspx. VÁZQUEZ del Mercado, R. y col., ¡Encaucemos el agua!

Currículum y guía de actividades para maestros, Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, México, 2000. HIERONIMI, H., Manejo de agua en el descenso energético, Tierramor, México, 2009, 10 pp. Disponible en www.tierramor.org.

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