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Los nombres de los elementos
Tercera parte
Luis Ignacio de la Peña
Como se vio en las entregas anteriores,1 trazar la trayectoria que ctoria que ha seguido el bautizo de los elementos químicos a veces es como una o una lotería lingüística y cultural en la que en ocasiones habría que aplicar ar la frase que se emplea para adornar los premios: “Más lo que se acumule esta semana…”
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Rubidio.
Rubidio
En la segunda mitad del siglo XIX las técnicas espectográfi cas contribuyeron a la identifi cación de varios elementos químicos. Aunque ese tipo de análisis ya existía, Robert Bunsen (el inventor del mechero que lleva su nombre) y Gustav Kirchhoff la perfeccionaron para estudiar materiales incandescentes. En 1861 identifi caron un segundo elemento entonces desconocido (habían identifi cado el cesio un año antes). Lo hicieron a partir de unas líneas rojo intenso en el espectro, por lo que recurrieron a la palabra latina rubidus, que designa a ese color, para bautizarlo como rubidium.
Estroncio
Hay en Escocia un pueblo llamado Strontiam, que tenía una mina de plomo de la que se obtuvo un mineral que atrajo la atención de los estudiosos. William Cruiskshank y Thomas Hope, entre otros, le dedicaron tiempo. Este último lo bautizó como “tierra de Strontiam” o “estrioncita”. Klaproth también la estudió, pero quien logró aislarlo fue Davy, quien a partir del nombre que ya tenía el mineral lo nombró strontium.
* Véase: Luis Ignacio de la Peña, “Los nombres de los elementos. Primera parte”, Correo del Maestro, núm. 159, año 14, agosto de 2009; “Los nombres de los elementos. Segunda parte”, Correo del Maestro, núm. 161, año 14, octubre de 2009.
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Itrio
Este elemento también debe su nombre a un lugar: Ytterby, en Suecia, donde se encontró un mineral que contenía este metal. El descubrimiento y su identifi cación es obra de Johann Gadolin en 1794. Pero el nombre de la ciudad y sus minerales han dado para más nombres de elementos químicos…
Johann Gadolin.
Circonio
Desde tiempos inmemoriales se estimaba una piedra preciosa llamada jakut o jakint, que en griego da hyakintos y en español se convierte en jacinto. Heinrich Barra de cristal de Circonio.
Klaproth estudió esa piedra en 1789 y descubrió un elemento químico nuevo. Sin embargo, para bautizarlo echó mano del nombre que tenía en Ceilán: zerkon, de donde saldría zerconium y, en español, circonio, aunque también existe quien piensa en un origen árabe (de zargun, es decir, dorado). Para confi rmar su hallazgo, contó con la generosidad del príncipe Dimitri Gallitzin, quien le obsequió otra piedra con características similares. Klaproth obtuvo una forma de óxido de circonio; hubo que esperar a que Berzelius aislara el elemento en 1824 y hasta 1914 para la primera muestra en estado puro. En español, de nuevo, es posible la variante ortográfi ca zirconio.
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Niobio
Alrededor de 1750 llegó a Londres, procedente de Connecticut, en lo que hoy es Estados Unidos, una muestra de un mineral. Cincuenta años más tarde, Charles Hatchett lo examinó. Encontró que había un nuevo metal al que llamó columbio. William Hyde Wollaston retomó el trabajo en 1808 y llegó a la conclusión que el
columbio no era otra cosa que un elemento ya conocido: el tantalio, descubierto y bautizado por Berzelius. Pero no termina ahí la historia, porque Jean-Charles Galissard de Marignac y Heinrich Rose prosiguieron el análisis y llegaron a la conclusión de que eran elementos diferentes, pero aparecían juntos. Rose, siguiendo con la pauta de la mitología griega, decidió llamar al segundo elemento niobium, por el nombre de Níobe, hija de Tántalo, que había inspirado el nombre del otro elemento químico.
Molibdeno
El nombre de este elemento proviene de la palabra griega ra griega molibdus, que significa ¡plomo! Como podrá sospecharse echarse sin pensarlo mucho, aquí hay gato encerrado. Y lo Y lo hay porque durante mucho tiempo se confundió el mineral de molibdeno con la galena y con el grafi to, pues los tres dejan huellas en el papel. Conforme avanzaron las investigaciones para diferenciarlo del plomo salió a luz un aspecto paradójico, pues el nombre griego del plomo es un derivado ado de molis, es decir, “blando”, cosa que el molibdeno no es. no es.
Molibdeno.
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Dimitri Mendeleiev. Dimitri Mendeleiev. m
Tecnecio
Por supuesto, la mayor parte de las características de este metal desconocido hasta 1937 fueron enunciadas por Mendeleiev. Lo que sucede es que este elemento no se encuentra de manera natural en la Tierra (aunque sí se ha detectado en el espectro de algunas estrellas). Generalmente se obtiene de los residuos de la fi sión del uranio. Se le llamó tecnecio, del griego technicos, que signifi ca “artifi cial”, por ser el primer elemento de este tipo que se obtuvo.
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Rutenio
Como se ha visto en los anteriores ejemplos, los nombres de los descubridores de los elementos químicos se repiten una y otra vez: Davy, Berzelius, Klaproth, Gay Lussac… Desde luego no eran los únicos con capacidad para hacerlo, pero dominaron el área durante el siglo XIX. Por eso, cuando en 1828 el ruso Osann creyó descubrir tres nuevos elementos, a los que llamó pluranium, polinium y ruthenium, fue terminantemente descalifi cado por Berzelius, quien alegó que se Gottfried William Osann. Gottfried William Osann.ll trataba de elementos conocidos, como el iridio y el osmio. Años más tarde, en 1844, Karl Karlovich Klaus comprobó que en parte ambos tenían razón, pues si bien había iridio y osmio en la muestra, también aparecía un nuevo elemento, al que devolvió el nombre de ruthenium, del latín Ruthenia, nombre con el que se designaba a Rusia.
Rodio
Este elemento fue descubierto por William Hyde Wollaston en 1803. Su nombre proviene del griego rhodon, que designa al color rosa, ya que las soluciones que lo contienen presentan esa coloración. Es el metal más caro del mundo.
Paladio
Wollaston también descubrió el paladio. Él mismo aclaró que el nombre no provenía de palladium, la palabra latina para palacio, sino que siguió la moda de e aprovechar los descubrimientos astronómimicos, en este caso, del asteroide Palas.
Paladio.
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Plata
Si la plata, elemento conocido desde tiempos antiguos, se llamaba argentum en latín, ¿por qué en español se llama así? Aquí hay que tomar en cuenta que lo que hoy es España fue, en la época del imperio romano, el principal productor de este material. ¿Cómo se trasportaba esta plata de España a otras partes de Europa? En forma de planchas o láminas que Plata. se llamaban argenta platta (plural de plattum argentum), en donde plattus quiere decir “plano” o “llano” (de ahí que plata y plato sean palabras emparentadas). Es evidente que el segundo elemento se perdió con el tiempo y el uso, y en español sólo se conservó el primero. Esta forma sólo permaneció en el español y el portugués (prata), pues en francés (argent) e italiano (argento) predominó la forma latina y en las lenguas germánicas quedaron los derivados del protogermánico seolfor: silver (inglés), silber (alemán), entre otras.
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Cadmio.
Cadmio
E El nombre del cadmio no es más que la adopción del nombre del carbonato de cinc, que se remonta al griego kadmeia, y nos llegó a través del latín cadmia, que signifi ca “calamina”. Esto pasó porque Friedrich Stromeyer n lo obtuvo en 1817 en las impurezas de unas muestras de lo calamina. Lo curioso en este caso ca fue que Stromeyer no fue ni el primero ni el último en descubrir el elemento, fue y por lo tanto tam y po bién tuvo otros nombres que no echaron raíces: junonium, vestium, vestalium, melinium y klaprothium.
Indio
El origen del nombre de este elemento implica un juego de ida y vuelta en cuanto al sentido de las palabras. Es un derivado de índigo (que, a su vez, quiere decir “de la India”), color del espectro que lo identifi ca y que fue descubierto por Ferdinand Reich y Theodor Reich en 1863, cuando buscaban talio por medios espectrográfi cos en una mina de cinc. El segundo de ellos logró aislarlo.
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