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Léxico del petróleo
Y SIGNIFICADOS
Arrigo Coen Anitúa (†)
De que petróleo signifi ca ‘óleo (aceite) de piedra’ a nadie le cabe la menor duda; lo que ya no es tan seguro es desde cuándo se usa, en español, esta palabra: en su Enciclopedia del idioma da a entender Martín Alonso que Andrés de Laguna registra ya el término en su Dioscórides, en 1555, lo cual me resulta raro porque, según la mayor parte de los historiadores de la mineralogía, el forjador del concepto petróleo fue el alemán Georg Bauer (el que latinizó su nombre en Agrícola) y la verdad es que la obra en que aparece el en aquel entonces neologismo no salió a la luz pública hasta 1556. ¿Habrá conocido Laguna los trabajos de Agrícola antes de ser editados? ¡Quién quita y sí! Lo importante para nosotros es que se trata de una voz neolatina, compuesta del morfema petr-, que dice ‘piedra’, más oleum, ‘aceite, ‘aceite’ en latín (tomado del griego élaion, que en otros tiempos tuvo una digamma: élaiFon), antecedente de nuestro petróleo.
Se suele defi nir petróleo como sustancia constituida por una mezcla compleja de hidrocarburos, que se encuentra en la parte superior de la corteza terrestre, en estado líquido, sólido o gaseoso. A veces lo describen como “líquido aceitoso de color oscuro, que arde con facilidad y del cual se obtienen, por destilación fraccionada, muchos subproductos muy útiles”. También se llama petróleo a esta misma sustancia ya despojada de ciertas impurezas, como azufre y resinas. Entonces a la primera (en bruto) se le nombra petróleo crudo. Más refi nado aún, para que pueda usarse de combustible en aparatos delicados, es el queroseno o querosene (por ahí se emplea asimismo kerosina), voces acuñadas del griego keerós, ‘cera’ (porque en su preparación interviene la parafi na) y la terminación -ina, o -eno, originalmente -ene.
Es lógico pensar que el hombre conoció y empleó el petróleo, cuando menos el superfi cial, desde los tiempos prehistóricos. Hace más de cinco mil años, los sumerios, los asirios y los babilonios explotaron los ricos
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“Utilizando esponjas para recopilar asfalto de la super cie de las olas”, lámina 86 de Venationes Ferarum, Avium, Piscium, del artista Joannes Stradanus.
manaderos de Is (hoy Hit) sobre el río Éufrates; pero, ¿cómo llamaban a esa sustancia que les sirvió para hacer las argamasas de aquel tiempo? La historia nos brinda un dato revelador: el Mar Muerto era conocido en la Antigüedad con el nombre de Lago Asfaltites; en sus orillas se recogía el betún de Judea, que no era otra cosa que el petróleo semisólido, dejado por los fl ujos del agua en las orillas, procedente de los manaderos del fondo del lago. Ahora bien; en griego, la palabra ásphaltos está compuesta de a- privativa (que da idea de negación) más -sphaltos, -sphalton, emparentados con el verbo sphállein, ‘causar caída’; ásphaltos signifi ca, pues ‘que impide la caída’, ‘que evita el desprendimiento’, y esto precisamente es lo que hace la ‘mezcla’, ‘mortero’ o ‘argamasa’ en las obras de mampostería; y si los griegos bautizaron así ese mar, o tradujeron así el nombre que ya tuviera (que no ha llegado a nosotros), ello permite suponer que ese ásphaltos, asfalto en español, lo utilizaban para pegar piedras o ladrillos y para otros fi nes en que fuesen aprovechables sus virtudes adhesivas.
La otra palabra, valiosa como clave, es betún (de Judea): dada la escasez de canteras y de bosques en las tierras bajas de los ríos Tigris y Éufrates, los habitantes de esa región emplearon el betún, o asfalto, con muchos propósitos: las excavaciones de Susa, en Irán, y de Ur, en Iraq, revelan que el betún se mezclaba con arena y materiales fi brosos, combinación muy
útil en la construcción de acequias y diques, así como en la manufactura de ladrillos; también para calafatear barcos, y en la pavimentación de caminos; como pegamento, impermeabilizador, cemento para mosaicos… Fue muy usado en magia y en medicina, en linimentos así como laxantes y en fumigaciones (sahumerios).
El español toma la palabra betún del catalán betum; tenemos también el cultismo bitumen, que es la voz latina original, de donde hacemos el adjetivo bituminoso. Es probable que el término latino provenga, a su vez, del celta (el abedul en irlandés medio se llamaba bethe o beithe box, ‘árbol de alquitrán’, y en galés se nombra bedw, porque del abedul se obtiene pez).
En España, lo que nosotros entendemos por gasolina es conocido popularmente por nafta, voz derivada del latín naphtha, calca del griego; ambas lenguas la heredan del persa naft o nift, o neft, con el probable signifi cado de ‘cosa que echa humo, que arde’ emparentado con el zend avéstico napta, ‘húmedo’, ‘neblinoso’; compárense el latín nebula, ‘niebla’, ‘nube’; el inglés antiguo nifol ‘nublado’, ‘oscuro’; el sajón antiguo nebhal, ‘niebla’, como el medio alto alemán nebul; el norso antiguo njool, ‘oscuridad’, ‘noche’; el griego nephéle, nephos, ‘nube’, y el sánscrito nabhas, ‘nube’, ‘niebla .
La América precolombina no se quedó atrás en esto de utilizar el petróleo crudo y sus afl oraciones fl uviales (los asfaltos). Sin ir más lejos, aquí en México, el aceite de chapopote (del náhuatl chapopotli) servía para fi jar los tintes y tenía, asimismo, aplicaciones medicinales. De un insecto, llamado axin, se extraía una www.pep.pemex.com sustancia aromática, la cual se mezclaba al chapopote y se obtenía así el “chicle prieto”, un masticatorio que, aparte de perfumar el aliento, limpiaba los dientes. El chapopote Ilustración de una receta que incluye chapopote. se usó también como combustible, pero su Historia general de las Cosas de la Nueva España,empleo parece que estaba restringido al de Fray Bernardino de Sahagún. culto religioso.
Para los asirios del siglo IX anterior a nuestra era, los escapes del gas natural marcaban los sitios en que “sale de la roca la voz de los dioses”.
Se cuenta que los chinos de la antigüedad fueron quienes por primera vez utilizaron el petróleo para hacer con él bombas incendiarias que arrojaban sobre el campo del enemigo o sobre sus barcos.
Hoy se considera petróleo no solamente al crudo sino también los aceites obtenidos por síntesis (método Fischer-Tropsch), por destilación de los lignitos, de las rocas y de las pizarras bituminosas.
En México, llamamos también petróleo a una combinación de tequila con salsa de jugo de carne y se bebe acompañada del clásico limón con sal. Brindemos por nuestro petróleo, ¡con “petróleo”!