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Orientación vocacional: dimensión fundamental de la orientación educativa
E INCERTIDUMBRES
Orientación vocacional:
DIMENSIÓN FUNDAMENTAL DE LA ORIENTACIÓN EDUCATIVA
Mario Alberto Martínez
www.sxc.hu En los meses de febrero, marzo y abril, egresados y alumnos de educación secundaria, así como estudiantes de bachillerato, se enfrentan a una decisión crucial en sus vidas: la selecchille ción de instituciones para continuar sus estudios de educación media superior, ción de instituci a través del concurso de la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de a través del concu Educación Media Superior (COMIPEMS) o la decisión de elegir área de estudio que Educación Media los prepare para continuar sus estudios de nivel superior. los prepare para c
En ambos casos, la orientación vocacional desempeña un papel fundamental En ambos caso para la decisión correcta del alumno. Una orientación vocacional nula o inadecuapara la decisión co da podría ocasionar, en el futuro, una frustración profesional, laboral y personal. da podría ocasion
a orientación vocacional es parte de la orientación psicopedagógica, y Bisquerra y Álvarez1 la defi nen como un proceso de ayuda continuo cuya fi nalidad es potencializar las capacidades del ser humano. Sus modelos de intervención son el clínico, el de programas y el de consulta. Sus áreas de intervención, la orientación para la vida y carrera, la orientación en los procesos de enseñanza-aprendizaje, la atención a la diversidad y la orientación para la prevención y el desarrollo. Esta última se puede llevar a cabo en los contextos de la institución educativa, los medios comunitarios y en las organizaciones.
De acuerdo con Miller2 la orientación tiene los siguientes principios: • La orientación es para todos los alumnos. • La orientación ha de dirigirse a los alumnos de todas las edades. • La orientación debe ser aplicada a todos los aspectos del desarrollo humano (personal, escolar, familiar, profesional).
1 Bisquerra, R. y M. Álvarez, 4a. ed., Modelos de orientación e intervención psicopedagógica, Cisspraxis, Barcelona, 2005. 2 Citado en Bisquerra, R. y M. Álvarez, 2005, op. cit.
• La orientación estimula el autodescubrimiento y desarrollo del sujeto mismo. • La orientación tiene que ser una tarea cooperativa, en la que exista el compromiso de alumnos, docentes, autoridades educativas, padres de familia y el orientador. • La orientación ha de considerarse como una parte principal del proceso educativo.
Por su parte, la orientación vocacional se defi ne como aquella orientación que tiene como fi n el de ayudar al individuo a descubrir su proyecto de vida. De acuerdo con Marcuschamer,3 la orientación vocacional permite llevar al individuo hacia el autoconocimiento que le permita una elección ocupacional que vaya acorde con su personalidad y con las necesidades de su comunidad.
Antecedentes de la orientación vocacional
La orientación es resultado del trabajo de educadores y pensadores quienes, en distintas épocas de la historia de la humanidad, dejaron valiosas aportaciones que han servido para la construcción de teorías y modelos que permiten ir avanzando en esa transformación de una realidad educativa cada vez más equitativa y libertaria.
Como ejemplo tenemos a Sócrates, quien promovió el conocimiento de sí mismo; a Platón, que insistió en la determinación de las aptitudes personales; Aristóteles, quien se preocupó por promover el desarrollo de la naturaleza racional del niño y a Santo Tomás, quien se enfocó en el progreso del intelecto.
Más adelante, Juan Luis Vives se avoca al trabajo del desarrollo de aptitudes e intereses, Montesquieu da especial importancia a la liber-
3 Marcuschamer, E., Orientación vocacional, 3a. ed., McGraw-Hill,
México, 2008. tad de elección de profesión y Pascal se centra en la promoción de la elección de ofi cio.
A principios del siglo XX, en Estados Unidos de América, Franck Parsons pone en marcha un proyecto cuyo objetivo era orientar a los jóvenes en la elección del trabajo más adecuado de acuerdo con las habilidades personales y del conocimiento del mundo laboral. Parsons introduce por primera vez la frase “orientación vocacional”.
Con las reformas sociales y educativas en España, se considera la orientación como un espacio en donde los alumnos pueden resolver sus necesidades académicas y vocacionales. Y la Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa, de 1970, nace la fi gura del tutor.
Para la década de 1980, se fortalece la orientación haciéndose extensiva desde la educación secundaria hasta el nivel profesional.
Modelo tipológico de la orientación vocacional
De acuerdo con Holland4 la elección vocacional es el producto de factores personales y ambientales. Por ello es importante analizar cada uno de ellos. En primer lugar, en lo que respecta a los factores personales, ha elaborado una teoría acerca de los rasgos de personalidad como base para la elección vocacional. Como ejemplo están las premisas siguientes: “La elección de una profesión es una expresión de la personalidad”, y “…los inventarios de intereses profesionales son inventarios de personalidad”. Esto signifi ca que la personalidad no se puede desligar de las actividades cotidianas y mucho menos de las
4 Holland, J., La elección vocacional. Teoría de las carreras, Trillas,
México, 2006.
profesionales. La personalidad es un factor importante en la toma de decisión vocacional.
Por otro lado, el ambiente es otro factor fundamental ya que éste se corresponde con los tipos de personalidad. Un tipo específi co de ambiente conforma el tipo de personalidad del individuo. Por ejemplo, en un ambiente artístico, predominarán los tipos de características artísticas.
Holland5 propone seis tipos de modelos para seis medios:
1. El medio realista, que se caracteriza por estar orientado a la manipulación de objetos, máquinas y herramientas. Predomina el pensamiento realista por encima del refl exivo. 2. El medio científi co, que se caracteriza por promover la observación y la investigación de fenómenos físicos o socioculturales. Predomina el pensamiento abstracto sobre el concreto. 3. El medio artístico, que se caracteriza por actividades libres no metódicas que tengan como fi nalidad producir arte. Predomina la expresión de emociones y sentimientos. 4. El medio social, que se caracteriza por la exigencia de manipulación de otras personas con un fi n de servir, informar, educar o ayudar. Predomina el sentimiento de ayuda y cooperación. 5. El medio emprendedor, que se identifi ca por el manejo de otras personas, pero a diferencia del social, para satisfacer el propio interés.
Predomina la manipulación y los estereotipos de posición económica y social. 6. El medio convencional, que se caracteriza por el manejo ordenado y sistemático de datos, como el llevar y archivar documentos. Predomina el pragmatismo y el manejo sistemático de la información.
5 Idem.
El humanismo como sustento fi losófi co y psicológico de la orientación vocacional
El objetivo principal de la orientación vocacional debe ser la búsqueda de la autorrealización, que Maslow6 defi ne como:
la realización creciente de las potencialidades, capacidades y talentos; como cumplimiento de la misión; como conocimiento y aceptación más plenos de la naturaleza intrínseca propia y como tendencia constante hacia la unidad, integración o sinergia, dentro de los límites de misma persona.
Asimismo, Rogers7 la defi ne como un proceso y no un estado del ser, una dirección y no un destino. Además, algunas de las características de la persona autorrealizada, según este autor,8 son las siguientes: • Desear y promover la autenticidad en las relaciones humanas, libres de hipocresías y falsedades. • Vivir el aquí y el ahora, valorar el momento presente; concebir cada experiencia como nueva y con ello cada instante sirve para enriquecer la vida. • Regir su conducta por la autoridad interna y no externa. Confía en sus propios criterios y experiencias, y desconfía de las imposiciones externas. • Desapegarse de los bienes materiales. El dinero y el estatus social no son sus objetivos de vida; valora más el “ser” que el “tener”.
El humanismo reconoce al hombre como el rector de su vida, que tendrá que decidir y ac-
6 Maslow, Abraham, La amplitud potencial de la naturaleza humana, 2a. ed., Trillas, México, 1982, p. 50. 7 Rogers, Carl, El proceso de convertirse en persona, Paidós, México, 2001. 8 Citado en Guzmán, Jesús Carlos y Gerardo Hernández Rojas,
Implicaciones de seis teorías psicológicas, División de Estudios
Profesionales, Facultad de Psicología, UNAM, México, 1993.
tuar, siempre en busca de ser mejor, de trascender, de la realización particular. Así es como el hombre se realiza en cuanto a ser humano. Esto es lo que se conoce como existencia.
La existencia o vida humana es, en primer término, actividad, acción. Existir es elegir entre diferentes propósitos u objetivos: es irse haciendo el hombre a sí mismo. La existencia no es un estado, sino un permanente llegar a ser. La existencia humana no tiene una naturaleza ya hecha, sino que tiene que irse creando a sí propia, no es un estático ser, sino un constante llegar a ser; no es un resultado, sino un permanente proyecto.9
La orientación vocacional debe promover lo que Heidegger denomina la “existencia auténtica” o Dasein, lo que signifi ca literalmente “ser-ahí”. Esta existencia auténtica es la que se realiza de acuerdo con el modo propio de existir del ser humano. Es la congruencia de lo que se es con lo que se hace.
Por el contrario está la “existencia inauténtica” o Das Man, “el se”, que se refi ere a lo impersonal de la existencia. La mayoría de las personas existen de forma inauténtica, lo que las caracteriza es vivir alienadas por los comentarios de los demás, por las modas, por costumbres ajenas a sí mismas, etc. No se vive la propia existencia, sino la estereotipada, por ejemplo, imitar las actitudes y conductas de artistas de televisión o de los espectáculos.
El poder del Das Man actúa en forma que la Existencia se vacía por completo en ‘el se’. La Existencia que sigue al Das Man lleva a cabo una huida ante sí misma, ante su poder de ‘poder ser ella misma’, defrauda a su propia existencia.10
9 Larroyo, Francisco, Historia general de la pedagogía, Porrúa,
México, 1979, p. 712. 10 Buber, Martín, ¿Qué es el hombre?, 4a. ed., Fondo de Cultura
Económica, México, 1960, p. 102.
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El orientador vocacional tiene la labor de ayudar al individuo a descubrir su proyecto de vida.
Una persona vive inauténticamente cuando se encubre su persona y sus propias posibilidades, cuando no desarrolla sus cualidades, sino que sigue los hábitos y las costumbres que se le imponen desde afuera sin previa asimilación. La alienación o inautenticidad es el encubrimiento de la propia personalidad.
Lo auténtico es el desarrollo de las propias aptitudes o potencialidades; lo inauténtico es dejarse llevar por el ejemplo externo cuando no coincide con las aptitudes propias. El hombre tiende a sujetarse a lo impersonal, a la moda, a lo que los demás dicen o hacen.
Por ello la importancia de promover en las escuelas la existencia auténtica. El derribar los estereotipos que los medios de información han ido construyendo. Se debe alentar a los alumnos a dejar su existencia banal y obedecer al llamado de su conciencia.
La orientación vocacional debe promover la trascendencia del ser humano.
La trascendencia se refi ere a los niveles más elevados de la conciencia, la conducta y las formas humanas de relacionarse como fi nes y no como medios con uno mismo, con otras personas signifi cativas, con los seres humanos en general, con otras especies, con la naturaleza y con el cosmos.11
La trascendencia de la muerte, dolor, enfermedad, etc., signifi ca la reconciliación con éstas. Trascender a todo tipo de esclavitud y servilismo; trascender a las opiniones y juicios de los demás; trascender de los temores y la debilidad; trascender de los propios límites y emprender proyectos nuevos.
Algunas estrategias para promover la existencia auténtica se desprenden de los principios de la ética humanista, descritos por Maslow12 y elaborados por Bugental:13 • Aceptar la responsabilidad de las propias acciones. • Reciprocidad en las relaciones: reconocer la perspectiva del otro. • Una perspectiva existencial o del aquí y el ahora, acentuando que siempre se vive sólo en el presente. • Reconocimiento de emociones como dolor, confl icto, duelo, rabia y culpa es parte de la experiencia humana, que hay que comprender e incluso valorar, en vez de eliminarlas u ocultarlas; expresar las emociones revela una experiencia signifi cativa en la vida.
Por lo tanto, el orientador educativo debe ayudar a los estudiantes a explorar y comprender más adecuadamente el conocimiento de su persona y los signifi cados de sus experiencias vivenciales.
Como agente directo de la orientación, el tutor, de acuerdo con Boza,14 debe poseer ciertas bases formativas profesionales para el desempeño de su función.
Bases psicológicas, que fundamenten y lo faculten para el conocimiento y la comprensión del desarrollo psicosocial y evolutivo del individuo. Conocer sin que esto implique llegar a ser un experto en “los principios que rigen el aprendizaje, los procesos cognitivos, afectivos y sociales”.15
Bases pedagógicas que le permitan diseñar y aplicar estrategias que desarrollen aprendizajes signifi cativos en sus alumnos. Para ello, se necesita, además, poner en práctica un sinnúmero de saberes, procedimientos, actitudes, aptitudes, valores, etc., que van de la mano con el currículo vigente.
Bases socioafectivas, de cualidades y actitudes como la empatía, que permiten al tutor crear un clima armonioso de comunicación; la madurez, intelectual y emocional, que le facilite la toma de decisiones; la sociabilidad, que propicie la apertura hacia el diálogo cordial y positivo; la responsabilidad, que lo conduzca hacia el compromiso y la toma de riesgos. Por otro lado, actitudes como el respeto hacia sus alumnos, sobre todo en la expresión de pensamientos y sentimientos; la adaptación al medio escolar, es decir, la identifi cación con la escuela; la tolerancia, fomentando con ello el valor de la democracia; una actitud favorable hacia la curiosidad, cuyo vínculo es la pregunta; y la sensibilidad para entender y escuchar sin prejuicios ni estereotipos de ninguna clase.
Por último, bases de técnicas e instrumentos, como la entrevista, el cuestionario, el sociodrama, etc., que le permitan conocer a fondo a sus
11 Maslow Abraham, 1982, op. cit., p. 268. 12 Maslow Abraham, El hombre autorrealizado, 14ava. ed., Kairós,
Barcelona, 1979. 13 Bugental, J., La psicología humanista, McGraw-Hill, Nueva York, 1971. 14 Boza, A. et al., Ser profesor, ser tutor. Orientación educativa para docentes, Hergué Editorial, Huelva, 2005. 15 Idem., p. 160.
alumnos. Menciona este autor, que en ocasiones son los mismos docentes los sorprendidos ya que se dan cuenta de situaciones o aspectos de la vida personal, familiar o social de sus alumnos que son de relevancia y que antes ignoraban.
A manera de conclusión, la orientación vocacional, como parte de la orientación posicopedagógica, debe contribuir a la autorrealización del individuo, ayudarlo a trascender, a existir de manera auténtica, dejando a un lado la enajenación a la que se está sujeto.
Para ello, el orientador tiene que llevar a cabo tareas de corte humanista, como la promoción del autoconocimiento, permitir el propio desarrollo del individuo impulsándolo a trascender personalmente, a sortear los obstáculos que se lo impiden.
Además, debe proporcionar información académica y profesional, y la que ayude a la toma de decisiones, entre otras.
Para el trabajo de autoconocimiento, las técnicas pueden ser aplicación de test psicométricos, registros de observación, así como cuestionarios autoaplicables y autointerpretables.16
Respecto a la información académica, profesional y la toma de decisiones, se deben abordar de manera que haga refl exionar al alumno y éste llegue a ser capaz de emplear mecanismos de búsqueda para seleccionar y usar la información que le interese. En este rubro propone visitas, charlas, ruedas de prensa, entrevistas a ex alumnos, encuestas, medios audiovisuales, etc., como estrategias a seguir.
Evitaríamos fracasos académicos y profesionales con una adecuada orientación vocacional. Hay muchos jóvenes que reprueban materias, se cambian de carrera o incluso de escuela porque no sabían qué era lo que les convenía. Aún es tiempo de elegir el mejor camino.
16 Bisquerra, R. y M. Álvarez, 4a. ed., Modelos de orientación e intervención psicopedagógica, Cisspraxis, Barcelona, 2005.
Referencias: ABBAGNANO N. y A. Visalberghi, Historia de la pedagogía, Fondo de Cultura Económica, México, 1999. BISQUERRA, R. y M. Álvarez, 4a. ed., Modelos de orientación e intervención psicopedagógica, Cisspraxis, Barcelona, 2005. BOZA, A. et al., Ser profesor, ser tutor. Orientación educativa para docentes, Hergué Editorial, Huelva, 2005. BUBER, Martín, ¿Qué es el hombre?, 4a. ed., Fondo de
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