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Experiencias y propuestas de innovación: las TIC y la escuela
LIBROS
Experiencias y propuestas
DE INNOVACIÓN: LAS TIC Y LA ESCUELA
Carmen Gamiño
En un mundo en el que la computadora y los celulares impactan
a la sociedad, ¿por qué cuesta tanto a las escuelas incluir tecnologías, cuando son tan atractivas para los jóvenes?, ¿qué le pasa a los docentes cuando se les pide que integren nuevos códigos?, ¿qué debates, contradicciones, ideas, etc., mueve la inclusión cotidiana de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) en las instituciones educativas? Para contestar éstas y otras preguntas, los especialistas que escriben este libro realizan varios análisis de las relaciones existentes entre las escuelas y las TIC, de la dirección y los caminos por los cuales nos lleva la tecnología y de cómo la tecnología interviene en el cambio educativo. Los enfoques de esos análisis parten de perspectivas socio-político-culturales, psicológicas y pedagógico-didácticas que sitúan a las TIC como uno de los más potentes motores que intervienen en la transformación del proceso educativo.
en el capítulo “De la ‘computadora-florero’ al celu-bot: sobre la difusión de tecsorción, pero que eso no ocurre en las organizaciones educativas, cuyo programa de equipanologías en educación”, Alejandro Artopoulos miento en la última década ha sido desastroso reflexiona acerca de por qué estas tecnologías, debido al desfase entre las TIC y la capacitación a pesar de estar en todos lados, no han sido in- para su uso. La adopción de la tecnología es un corporadas a las escuelas. El eje de su análisis paso posterior al uso de la tecnología, nos dice es el concepto “capacidad de absorción”, al que el autor, y para que la tecnología se adopte, se define como la habilidad de las organizaciones haga propia, es necesario tener en cuenta qué, para reconocer el valor de la información exter- cómo y a quién se difunde. Artopoulos termina na y novedosa, para asimilarla y aplicarla a sus su artículo exponiendo las razones a favor de fines. Al respecto, comenta que las organizacio- que el uso de las TIC se integre al ámbito edunes productivas suelen contratar a consultores cativo, pues se facilitaría el trabajo docente, se que les ayuden a decidir su capacidad de ab- respondería a las necesidades actuales de comu-
nicación y se otorgaría libertad al docente y a los alumnos, dándose así respuesta a la urgencia de educar a una sociedad ya digitalizada y cibernética.
En el capítulo “Jóvenes, culturas mediáticas y educación, ¿una tríada irreconciliable?”, Virginia Funes hace un comparativo de las grandes diferencias de pensamiento y actitud existentes en las generaciones nacidas entre 1984 y 1995, con el propósito de que comprendamos las nuevas necesidades educativas que requieren los alumnos. Según plantea la autora, el gran desafío consiste en saber cómo educar, en la era de la fluidez, a los alumnos aburridos, que reciben educación con métodos sólidos, que no engloban sus realidades. La respuesta que nos ofrece es que se requiere un nuevo perfil de profesorado, que conjugue la innovación tecnológica con la capacidad crítica y las habilidades creativas (conocimientos sobre los procesos de comunicación y de significación de los contenidos que generan los distintos medios y las nuevas tecnologías; conocimiento sobre las distintas formas de trabajar las TIC en las diferentes disciplinas y áreas; conocimientos organizativos y didácticos sobre el uso de las TIC en el aula; y criterios válidos para la selección de materiales y la reestructuración de los ya existentes).
En el capítulo “Las TICs para aprender o las TICs para enseñar y aprender: una distinción sutil pero necesaria”, Alfonso Bustos Sánchez nos dice que las TIC proporcionan un medio de representación y comunicación novedoso que puede introducir modificaciones importantes en determinados aspectos del funcionamiento psicológico de las personas. Nos ofrece una reflexión sobre el porqué, el para qué y el cómo pueden ser utilizadas las TIC para ayudar a los estudiantes a aprender. Las TIC son vistas también como potenciales mediadores entre los participantes de los procesos de aprendizaje y enseñanza. Ahondando sobre esto, el autor detalla las TIC y las relaciones entre los tres elementos del triángulo interactivo, de acuerdo a un modelo en el que se plantean cinco grandes categorías con sus respectivos ejemplos: 1) las relaciones entre los profesores y los contenidos; 2) las relaciones entre los estudiantes y los contenidos; 3) las relaciones entre los estudiantes y los profesores o entre los estudiantes; 4) la actividad conjunta desplegada por profesores y estudiantes durante la realización de las tareas o actividades de enseñanza y aprendizaje; y 5) las TIC como instrumentos que configuran entornos de trabajo y aprendizaje.
En el capítulo “Redes y escuela: ¿dentro o fuera? Falsos dilemas sobre las TICs y su influencia en niños y jóvenes”, Débora Kozak y Carina Lion explican que ante la innegable realidad de que las TIC forman parte de la vida de los chicos desde edades tempranas, las escuelas deben pensarse como un espacio de apertura permanente en vez de ser sitio de batallas perdidas de antemano. Es necesario romper las resistencias a incorporar las nuevas tecnologías pensando seriamente en cuándo y por qué tiene sentido incorporarlas. Así, las autoras proponen la utilización de redes en las escuelas como un método eficaz para la utilización de la tecnología como aporte a la construcción de conocimiento colectivo. Esta propuesta es analizada desde el punto de vista institucional y del aula. Institucionalmente, nos dicen las autoras, se generan proyectos pedagógicos, políticos y sociales que conllevan el fortalecimiento de lazos de solidaridad entre los integrantes. En este marco, todo diseño tecnológico debe estar basado en uno pedagógico y de gestión institucional, de manera que la escuela se vuelve permeable y se potencia lo que pasa en ella gracias a lo
que las redes ofrecen. En el aula, se consensan objetivos, se distribuyen roles, se construyen proyectos o se solucionan casos y problemas en forma conjunta; se fomentan actitudes de respeto y confianza en el otro, se eleva la autoestima y se implica una constante de descentración (entender la perspectiva del otro) y recentración (volver a pensar en el proceso de aprendizaje). Las autoras nos comparten experiencias positivas de utilización de estas redes en escuelas de México, Argentina, Chile y Canadá.
En el capítulo “Modelos y dispositivos de inclusión de TICs en escuelas”, Débora Kozak nos dice que las culturas escolares tradicionales han visto la llegada de las computadoras como algo complicado, que debe permanecer aislado, bajo candado y sólo puede ser usado bajo la supervisión de expertos y en tiempos muy específicos. Ante esto, nos indica que existen ya diversas formas de inclusión de las TIC para uso cotidiano en los procesos de enseñanza y aprendizaje, pero es importante saber cuál modelo o dispositivo es el adecuado para cada escuela y tener en cuenta que la inclusión de tecnologías representa un cambio de la cultura institucional que no debe atentar contra la identidad y rasgos más destacados de la cultura propia de la escuela. La autora hace una revisión de los principales dispositivos que pueden implementarse y explica con detalle el modelo de aulas en red (en el propio salón de clase para la enseñanza planificada y para el aprendizaje espontáneo por decisión de cada alumno), el modelo 1 a 1 (ya que acota el trabajo colaborativo y desarrolla un modelo que combina la interacción individual y la interacción grupal).
En el último capítulo, “El aporte de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) al desarrollo de proyectos de innovación educativa”, la misma autora propone alejarnos de las tendencias extremas, ya sean “tecnofílicas” (optimismo a ultranza por la tecnología) o “tecnofóbicas” (que consideran a las TIC como un lujo que distrae de problemas realmente serios como la pobreza y la violencia), para colocarnos en un punto medio, aceptando que las TIC existen y que conviene hacerlas propias, pero adecuándolas a los objetivos pedagógicos y para que contribuyan a la superación de problemas propios de la vida cotidiana de docentes y alumnos. Existe ya experiencia en la implementación de tecnología en las escuelas, nos comenta Débora Kozak, y podemos acudir a ella como guía que nos ayude a motivar nuestra propia transformación. La autora cierra su participación haciendo un análisis de cuatro preguntas que será necesario responder y diez principios a tomar en cuenta antes de implementar una práctica de inclusión de las TIC en las instituciones educativas.
El libro cuenta con un glosario que facilita el entendimiento de los temas y proporciona bibliografía especializada. De lectura a veces sencilla, a veces complicada, este libro es una herramienta que nos permite situarnos en la actualidad y reflexionar en qué punto estamos, qué tanto nos hemos apropiado de las TIC en beneficio propio y como apoyo en nuestros salones de clase para refrescar nuestras propuestas pedagógicas, atendiendo las necesidades de las nuevas generaciones.
Reseña del libro:
Escuela y TICs: los caminos de la innovación, Débora Kozak (coordinadora), Alejandro Artopoulos, Alfonso Bustos Sánchez, Virginia Funes, Carina Lion, Buenos Aires, Lugar Editorial, Colección En las aulas, 2010, 120 pp. Disponible en www.clublectores.com.