Areíto 20110709

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Areíto

Zona de la Cultura y de las ideas

www.hoy.com.do Editor: Nelson Marrero Diseño: Carla González SÁBADO 9.07.2011

TEXTO DE BERNARDO VEGA

Testimonios inéditos de los ajusticiadores sobre armas usadas el 30 de mayo Pág. 3

WILSON MORFE

Pionero en subsidiar la luz. Así comenzó el paternalismo de Balaguer en 1961 Págs. 6 y 7

Prioridad uno: una Yipeta grande

Eugenio Perdomo y la ausencia total

Cuando fui a Cuba en agosto de 2006

Miguel D. Mena dedica su columna a analizar la importancia que se le da en el país a las denominadas yipetas o (jeepetas) tanto que se puede hablar de un estilo de vida marcado por la yipetocracia.

No hay nada qué mostrar de Eugenio Perdomo Ramírez en un museo. Su hija sabe que murió de manera cruel en la 40 pero sólo por lo que le cuentan sus compañeros de celda.

Entonces se sentía miedo y mito. Qué tendría el líder de la Revolución Cubana que no podía saber el mundo. Una periodista en el lugar equivocado relata la experiencia que no buscó.

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HOY

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Sábado 9 de julio de 2011

Zona Areíto Areito

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José Mármol (poeta y ensayista) La luz es culpable está en corrección y es una antología de 25 poetas esenciales de 100 años de poesía - siglo XX-. Lista para octubre en la colección La Estafeta del Viento, de Visor. LA GUIA

CIELO NARANJA

Marivell Contreras

POR MIGUEL D. MENA

LIBROS

Yipeta y dominicanidad, ¡valientes alcemos!

N

o sé en cuál escala de valores estará la yipeta para los dominicanos, pero de que el monstruo ese vale, sí que vale. Tal vez su invento valga más que los rayos X o la invención del barco a vapor. ¡Oh el vapor! Las yipetas van a todo vapor. Son seguras. Son amplias. Te sientes como en el mando de alguna nave de George Lucas. Gozas de una buena altura. Tienes la música que quieres. Tienes la opción de ser o no visto. Cuando te subes, tienes la sensación de que te deslizarás sin grandes contratiempos, aunque si eres gordito como yo tendrás que hacer tus esfuerzos previos. Cuando te bajas, tal vez el mundo esté a tus pies. Estamos en la era de la yipetocracia. El tema de las yipetas aflora más que el de la salud, el desempleo o la educación. Puedes estar en cualquier ministerio y con seguridad que la primera prioridad de los ministros y funcionarios de turno será resolver el problema del parqueo para las yipetas. ¿Que qué-sé-yo cuántos millones para un parqueo móvil? No problem. Los empleados podrán pasar hambre, calor, atrasos en su pago de sueldos, pero las yipetas deben estar a buen recaudo. Los antropólogos ya deberían dejar el coro ese de Malinowsky y comparsa e internarse en los parqueos de las oficinas públicas y también en los privados, para que vean por dónde es que nos movemos. ¡Olvidad las cuevas taínas! ¡Apresuraos por los parqueos! La felicidad de nuestras nuevas familias son proporcionales a la cantidad de yipetas en el hogar, y si no pregúntenle a nuestros congresistas, con dos aparatos de eso en la casa y el derecho –la obligación- de una cada año. Hace cien años los caudillos se conocían por el nombre y la calidad de sus caballos. Ahora los nombres de las yipetas valen más que los títulos nobiliarios. Si el último bachatero o merenguero urbano no tiene esta o aquella, es que

no le ha ido bien. El concepto de bienestar ya no se mide por la relación salud-trabajo-tiempo libre, sino por el lema “dime la yipeta que (tienes) (quieres) y te diré quién eres”. Para ser serios y confiables ya no basta estar como Gardel, con que “perdí la mirada, errante”, ni tampoco las corbatas ni el perfume de moda ni la palabra precisa ni la sonrisa perfecta, oh Milanés, ¡hay que bajar de una yipeta! Las yipetas son temas esenciales en la obra de Limber Vilorio, Maurice Sánchez y Ángel del Rosario. “¿Quién tiró la yipeta?” fue una exposición memorable. ¿El motivo?: Una yipeta arrojada al mar, en la que los peritos policiales lograron encontrar “perfume de mujer”. Las yipetas tienen un valor terapéutico. Como renegamos de nuestra medio-isla caribeña, saltar de la yipeta a la oficina te permite burlar al sol, al calor, y también las calles polvorientas, la miseria que siempre anda a pie, los sueños del milenio que nunca cumpliremos, porque aquí el color de la yipeta y la calidad de sus gomas –para no hablar de la yipeta misma- vale más que la gente y sus sueños y sus derechos y su mismo futuro… http://www.cielonaranja.com Espacio ::: Pensamiento ::: Caribe ::: Dominicano

Historia de Cuba De Consuelo Naranjo Orovio. Con la publicación de este volúmen sobre Cuba se inicia una serie dedicada a la historia de las Antillas, en 5 volúmenes, dirigida por Consuelo Naranjo Orovio en la que colaboran investigadores de diferentes escuelas historiográficas, países y especialidades. Puntos de enlace entre el Viejo y el Nuevo Mundo, las Antillas fueron un escenario privilegiado para el intercambio y la convivencia de diferentes culturas y poblaciones cuya continuo proceso de interacción, mestizaje y transculturación ha producido sociedades muy diversas en las que subyacen elementos comunes. Así pues, diversidad y pluralidad se dan la mano en el Caribe. Librería Mateca RDS1,880.00

las vías del tren. Adam, el hijo mayor, ha llegado el día antes con su esposa Helen. Son los únicos que no viven allí, y han venido porque el viejo Adam Godley, un respetado, admirado, exaltado matemático, ha sufrido un ictus cerebral y se está muriendo. Toda la familia ya está en la casa, esperando -o nola muerte del padre. Junto al gran protagonista de este soleado día de adioses y de dioses, están Úrsula, su segunda esposa, madre de Adam y de su hermana Petra, y Helen, la mujer del joven Adam, bella como la homérica Helena por la que tantas naves se hicieron a la mar. Y también entran y salen de la escena -porque esta admirable novela es, además, una tragicomedia de entradas y salidas, con aires de película de la época más dorada y dionisíaca del cine- Ivy Blount, la última descendiente de los nobles del lugar, que ahora es la criada de la familia, y Duffy, un campesino que se ocupa de lo poco que resta de la ganadería de la finca. Poco a poco se irán uniendo más y más familiares y el drama irá surgiendo y entretejiendo el pasado y el presente. Librería Cuesta. RD$ 1,095.00 _ ____________________________________________________________________________

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Un padre de película Del chileno Antonio Skármeta (El cartero de Neruda) El padre de Jacques se va de Contulmo, una aldea del sur de Chile, a vivir a París. Profesor en la escuela del pueblo, el joven Jacques entabla una relación muy especial con un alumno, Augusto Gutiérrez, de 15 años, quien le pide que le acompañe a Angol, una ciudad vecina, para perder la virginidad en ocasión de su cumpleaños. Jacques visitará antes el prostíbulo y, así, él mismo conoce el sexo por primera vez. En este viaje se encuentra con su padre, quien le cuenta que su partida a París sólo fue la excusa para cortar con su anterior vida tras tener un hijo con la hermana de Augusto, de sólo 19 años. La Sirena RD$995.00 _ ____________________________________________________________________________

Los infinitos De John Bambille, editado por Anagrama. En un lento y largo día de verano, la familia Godley se ha reunido en Arden, su finca, locus amoenus en medio de una verde campiña, a pocos minutos de un antiguo lugar sagrado pero no muy lejos de

El Hipnotista La historia se desarrolla en Estocolmo. Una familia es asesinada y los únicos que sobreviven son Josef, un adolescente de 15 años, y Evelyn, su hermana mayor, que vive en una casa en el campo. La noche del asesinato el comisario encargado de la investigación, llama al médico e hipnotizador Erik Maria Bark para que someta a Josef a una sesión de hipnotismo. Unos días más tarde, Benjamín el hijo del doctor Bark, es secuestrado de su propia cama. Erik y algunos más intentarán resolver los dos misterios. La Sirena, RD$1,200.00 _ ____________________________________________________________________________

Los africanos y nuestra Isla La maestra e historiadora dominicana Celsa Albert Batista defiende a través de este ensayo el legado africano presente en toda América, aunque hace hincapié en el caso de la República Dominicana. Y lo hace en consideración a los hombres y mujeres africanos o descendientes de estos que lucharon durante la colonización por abolir la esclavitud, y que sufrieron todo tipo de vejámenes en la isla de Santo Domingo desde el siglo XVI hasta alcanzar la conquista definitiva de la libertad en el 1844 con la separación o Independencia Nacional. Y el posterior nacimiento de el pueblo y la cultura dominicana. Librería La Trinitaria, RD$200.00

LA HISTORIA

1809

1845

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OCUPACIÓN. Diversas tropas pasan a ocupar los fuertes militares de la ciudad en virtud de acuerdo con Francia. Poco después hizo su entrada Juan Sánchez Ramírez.

1844

(DÍA10) PRELUDIO DE LLEGADA. El cónsul de Francia, Saint Denis, enemigo declarado de Los Trinitarios, informa a su gobierno la inminente llegada a Santo Domingo de tropas de Santana.

VENCIDOS. El comandante del fuerte Cachimán, coronel Juan Pablo Contreras, rechaza con sus tropas a una fuerza haitiana de 400 hombres. Los vencidos formaban parte de una legión invasora de dos mil efectivos.

1843

(DÍA 11) PERSECUCIÓN. Juan Pablo Duarte es perseguido tras delaciones a los haitianos sobre el movimiento independentista. Era inminente la llegada del general Charles Riviere con intenciones de detener al patricio, que en esa situación buscó refugio en casa de José Ginebra en la calle de La Atarazana.

1844

APOYO. La comunidad de Puerto Plata expresa su adhesión a Juan Pablo Duarte, líder del movimiento que logró la independencia de la República Dominicana. Un movimiento de respaldo a Duarte había comenzado en Santiago con la consigna de convertirlo en Presidente. _

1865

SALIDA. Tropas españolas abandonan definitivamente la ciudad de Santo Domingo, única posición que ocupaban.


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HOY

Las armas usadas para matar a Trujillo WILSON MORFE

BERNARDO VEGA

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e ha discutido mucho sobre la procedencia de las armas utilizadas la noche del 30 de mayo para ajusticiar a Trujillo. Hemos logrado ubicar las declaraciones inéditas de Salvador Estrella Sahdalá, Roberto (“Fifí”) Pastoriza y Huáscar Tejeda, dadas en la cárcel al Procurador General de la República, así como nuevas confidencias de algunos sobrevivientes de la trama que ayudan a despejar la incógnita. En la cárcel, a los seis días del magnicidio, Salvador Estrella Sahdalá, quien había sufrido torturas y presiones de todo tipo, dio la siguiente declaración sobre las armas utilizadas: Antonio Imbert: una pistola calibre 45. Antonio de la Maza: una escopeta Browning recortada calibre 12 y una carabina M-1. Amado García Guerrero: una pistola calibre 45 de reglamento y una carabina M-1. Pedro Livio Cedeño: una carabina M-1. Salvador Estrella Sahdalá: un revólver Smith and Wesson calibre 38 que había adquirido en la Ferretería Reid. Roberto Pastoriza: una pistola Luger. Huáscar Tejeda: no cita el arma que poseía. El propio Huáscar Tejeda declararía en la prisión, a los pocos días de muerto Trujillo, que las pistolas y las escopetas (más de una, según él, difiriendo de Estrella Sahdalá quien sólo citó una) las había conseguido Antonio de la Maza. Agregó que las carabinas o fusiles automáticos M-1 “fueron suministrados por un señor con el seudónimo de Plutarco Acevedo, quien servía como intermediario con el señor Wallace (sic) Berry (a) Wimpy y el Consulado americano”. Por otras fuentes ya se sabe que el Consul norteamericano Henry Dearborn había sido autorizado por Washington a entregar esas tres carabinas, las cuales había dejado el Agregado Naval. Dearborn se las pasó el 7 de abril de 1961 al Jefe de Estación de la CIA en Ciudad Trujillo en ese momento, Robert Owen. También sabemos que “Plutarco” era el seudónimo que usaba Ángel Severo Cabral. Lorenzo Berry “Wimpy” (no Wallace el famoso actor) es un ex piloto americano, quien, al retirarse, después de trabajar en Santo Domingo desde 1947, abrió el primer supermercado en Ciudad Trujillo y que llevaba como nombre su propio apodo. El Almirante retirado Tomás Cortiña fue quien metió a Wimpy en el complot, logrando que este último trajese tres granadas de Puerto Rico, que entregó a Cortiña. El ex Almirante, en 1959 le presentó a Severo Cabral. Éste fue quien le dijo a Wimpy que Antonio de la Maza estaba complotando y entonces Wimpy comenzó a participar en

Huascar Tejeda y Roberto Pastoriza en el supermercado de Wimpy donde se complotaba.

la trama a través de su contacto con Antonio de la Maza. Las tres carabinas M-1 fueron entregadas por Owen a Wimpy y éste se las pasó a Ángel Severo Cabral, quien, a su vez, se las dio a Antonio de la Maza, recibiéndolas el 26 de abril y quien logró que por lo menos dos personas diferentes se las guardaran. Los tres M-1 fueron utilizados la noche del 30 de mayo. Owen también entregó dos pistolas no citadas por Estrella Sahdalá en sus declaraciones en la cárcel, pero que, según Emilio Cordero Michel, fueron llevadas al lugar de los hechos por Huáscar Tejeda y Pedro Livio Cedeño. Las escopetas recortadas fueron suplidas por Antonio de la Maza. Habían pertenecido a Rafael de la Maza y al General Piro Estrella. Tan sólo una de ellas fue llevada a la autopista el 30 de mayo. El supermercado de Wimpy era un sitio de frecuentes reuniones de Antonio de la Maza, Fifí Pastoriza y Huáscar Tejeda y allí también iban de compras y de tertulia varios profesionales y sus esposas, quienes formaban parte del complot. Desde allí, escondidos en las fundas con las compras, se le enviaban mensajes al cónsul Dearborn. Muerto Trujillo, Wimpy fue interrogado por Johnny Abbes García el 2 de junio por la mañana, pero sobre el tema de las escopetas, no sobre las tres carabinas. Como Huáscar Tejeda sólo fue capturado esa noche, no fue su declaración lo que condujo al interrogatorio del americano. Fue liberado. El día 5 la prensa trujillista citó al Dr. Robert Reid Ca-

bral como habiendo declarado que Juan Tomás Díaz y Antonio de la Maza, cuando se escondieron en su casa, le pidieron que contactase a Wimpy, quien, además de informar a Rómulo Betancourt, se encargaría de sacarlos de la casa esa misma noche. Al día siguiente Wimpy visitó el Consulado Americano, dejando allí su testamento. Pudo salir del país dada su condición de norteamericano, aunque su esposa, Flérida Yabra, quien también estaba en el complot, por ser dominicana no pudo viajar. En resumen, las tres carabinas y las dos pistolas Smith and Wesson suministradas por los americanos fueron utilizadas la noche del 30 de mayo, junto con una escopeta recortada suministrada por Antonio de la Maza y cuatro pistolas de varios orígenes dominicanos. De las diez armas utilizadas, cinco fueron entregadas por el Consulado, pero luce que la escopeta de Antonio de la Maza fue la más efectiva esa noche.

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CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do/Edwin Espinal

José Ramón Domínguez, genearca de Gurabo

Urbanas

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Sería a mediados del siglo XVIII cuando la sección de Gurabo, en el municipio de Santiago, empezó a delinear su perfil genealógico actual con el arribo de numerosas familias procedentes de las Islas Canarias. Una de estas familias fue la Domínguez, uno de cuyos troncos fundamentales lo constituye la pareja de Sixto Domínguez y Jacinta de León, padres a su vez del genearca gurabero José Ramón Domínguez. De acuerdo a su descendiente por línea paterna, Ing. Pablo Gómez Borbón, a Domínguez, en tanto primogénito, le correspondió el usufructo de las estancias heredadas de sus progenitores, que según la tradición oral familiar, se extendían desde los límites de Santiago hasta Pedro García y desde Jacagua hasta Guazumal, Sabana Grande y Tamboril, lo que lo hace uno de los hombres más ricos de la historia de Gurabo. Su ascendencia es posible remontarla justo a mediados del siglo XVIII a partir de dispensas de consaguinidad. Así, su padre Sixto Domínguez era hijo de Cristóbal Domínguez Fernández y Felipa Hernández, en tanto que su madre Jacinta de León era hija de Francisco de León Valerio y Manuela Fernández. En 1871 otorgó su testamento en Santiago por ante los notarios Joaquín de Portes y Sebastián Pichardo y al mismo tiempo otorgó poder a Domingo Daniel Pichardo para formular los inventarios de los bienes de sus primeras esposas, los cuales se distribuyeron entre sus herederos conforme declaraciones de entrega. A partir de estos documentos, es posible espigar interesantísimos datos sobre su prole. Según su testamento, instrumentado el 21 de junio de 1871, José Ramón Domínguez declaró tener entonces 61 años y ser natural de Gurabo Arriba; sus padres para ese año estaban fallecidos. En 1828 casó con Ascensión Díaz, hija de Manuel Díaz y fallecida en 1835. De este matrimonio fueron hijos Ramón Antonio, Julián, José Joaquín - ya muerto - y Fernanda. José Joaquín había dejado a su vez cuatro hijos, Miguel, Luisa, Manuel y Pedro. Fernanda había casado en primeras nupcias con José Eugenio López Villanueva y tras enviudar, con Juan Benavente; de su primera unión tenía - hasta ese momento dos hijos, Francisca y José Eugenio Villanueva Domínguez (luego nacerían Pablo y Apolonia Villanueva Domínguez). En 1838, tres años después de la muerte de su primera esposa, José Ramón Domínguez casó con Liboria Díaz, quien falleció tan sólo 11 meses después, en 1839, dejando un solo hijo, Telésforo. Más tarde casó con Ana Rosa Gómez, hija de Ignacio Gómez e Ignacia Méndez, procreando en esta unión a José Salustiano, José Jacinto, María de Jesús, María de los Santos, María Concepción, José Emilio y Guadalupe Domínguez Gómez, esta última la única mayor de edad para la fecha y casada con Eduardo Franco. Como puede verse, los documentos citados arriba resultan fundamentales para conocer la primera generación de descendientes de este personaje, pero al mismo tiempo aportan referencias que permiten adentrarnos en el conocimiento de determinadas características de las uniones conyugales para la época y el ejercicio del patriarcado. Así, en su primera unión con Ascensión Díaz, la comunidad conyugal tuvo como bienes un caballo, una yegua y un bohío en terreno de su suegro, que destruyó después de enviudar; los animales los vendió para cubrir deudas y el entierro de su esposa. De su abuelo materno, los hijos de ese m atrimonio heredaron un cordel de tierra en la “llanada de Gurabo”, tres pesos de tierra “en la loma” y 31 pesos de tierra en otros puntos. *Instituto Dominicano de Genealogía.

PEDRO ANTONIO VALDEZ

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Vuelo de dibujo Exposición en el Sótano del MAM Para los amantes del dibujo. Con la participación de artistas nacionales e internacionales conformada por dibujos de pequeños formatos, que serán exhibidos los días 19 y 20 de este mes de julio.

Dominicanidad y reciclaje

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n un vuelo desde no recuerdo dónde hacia República Dominicana, en el asiento delantero al que un servidor y guía de ustedes ocupaba, venía un dominicano dando cátedras de una materia en que la gente de Quisqueya se ha dado especialmente buena: la de denostar los valores de la dominicanidad. Realmente, somos exquisitos en el arte de echarnos abajo cuando nos comparamos con los nacionales de otras latitudes. Todo lo que se da fuera de los 48 mil kilómetros de terruño, siempre resulta mejor. Sin temor a equivocarme, pienso que lo único extranjero que no consideramos superior es lo haitiano, y no me atrevería a dudar que en parte se debe a lo tan dominicano que Haití se ha vuelto a través de la historia… me refiero, obviamente, al Haití que abunda en el lado nuestro de la isla. Pues el asunto es que aquel dominicano del asiento delantero era uno de esos tantos. El hombre, por lo que se extraía de su cátedra, era una especie de conferencista que venía de dar una conferencia en un país de esos en torno al tema del reciclaje. El carajo aseguraba ante un público alcahuete y cautivo, que los dominicanos no sabemos reciclar, que poseemos una cultura de tirar todos los envases, y se degustaba poniendo de ejemplo a los extranjeros, especialmente a los norteamericanos y a los europeos, quienes, según su docta observación, organizaban todos los envases vacíos en fundas de equis color, ayudando con eso muchísimo al medio ambiente. Si la memoria no me está haciendo otra de las suyas, recuerdo que el discurso se empinaba a resaltar que gracias a esta actitud de reciclaje de los ciudadanos de esos otros países, el mundo se estaba salvando de la hecatombe; mientras que, por otro lado, por la barbarie de los dominicanos, “que no saben ni lo que es reciclar”, se le está haciendo un daño enorme a la naturaleza. Quizás porque nuestro hombre hablaba demasiado alto, o porque me pareció haber encontrado al fin con quien embullar el tedio de estar como quien dice varado a 39 mil pies de altura, decidí interrumpirle. Empecé por recordarle que precisamente son los países del antiguamente llamado primer mundo los que, con la producción y consumo de utilidades y pendejadas de toda laya, tienen descalabrado el planeta. Luego le dije que los dominicanos sí éramos buenos en materia de reciclaje, tanto, que podíamos darle cátedras en esa materia a gringos y europeos. El amigo, asombrado, anotó que eso no era posible, y entonces yo avancé en mi discurso con el contenido que a continuación procedo a compartir con ustedes. Los dominicanos somos maestros del reciclaje. Sin dudas pocos sabemos diferenciar entre la bolsa azul y la verde (a mí no me lo pregunten, pues en casi cinco años que viví en Nueva York jamás aprendí la diferencia), y visualmente no nos dice nada como logo moderno del reciclaje.

Sin embargo, desde el tiempo de nuestros abuelos, incluso cuando la acumulación de envases vacíos no representaba un gran problema para el medio ambiente, ya reciclar era una costumbre dominicana. Recuerdo que en las pulperías los clientes se turnaban para que les regalaran los “bidones” o grandes latas en que venía el aceite. Lo mismo solía suceder con las latas de mantequilla o salsa. Estos envases, al llegar a la casa, eran convertidos en recipientes para almacenar agua, en zafacones o en calderos para ablandar habichuelas, entre muchas otras funciones. Uno de los símbolos del hogar tradicional dominicano es el galón. El galón, o pote plástico, es un utensilio común en la industria. La fábrica envasa en ellos cloro, leche, detergente, en fin, casi todo lo que existe en forma líquida. Una vez concluida su utilidad inicial, entre nosotros adquiere un valor a largo plazo, al constituirse en el almacenador de agua por excelencia. En los galones se guarda el agua para cocinar, para bañarse, para trapear, para beber. Difícilmente encontremos una casa de la clase media hacia abajo en la que no se conserve al menos media docenas de galones para estos fines. De esta manera, reciclamos millones y millones de objetos de plástico. Otro objeto que abunda sin número en las estanterías de toda clase de tiendas es la botella de plástico, sobre todo la que almacena refresco y agua. Una vez vacías, los dominicanos solemos utilizar esas botellas para, cortadas por la mitad, fabricar hielo o usarlas como jarras; también nos sirven para guardar otros líquidos. Son incontables los millones de estos envases que se encuentran reusados en el hogar dominicano. El dominicano tiene una tendencia a reciclar todo lo que ha dejado de usarse. Los costales de arroz y otros granos han servido para hacer ropa y hamacas. Las guías telefónicas, hasta no hace mucho, eran convertidas para diciembre por nuestras hermanas en hermosas flores de líneas geométricas, las cuales adornaban las puertas para navidad, fecha en que dichas guías caducaban. Las cajas de “wipes” se convierten casi automáticamente en joyeros. Las fundas plásticas del supermercado se convierten en bolsas de basura. En fin, la ingeniosidad del dominicano para reciclar es inmensa. Debemos resaltar que el objeto reciclado en nuestro país tiene como fin el reúso. Esta característica hace que, aparte de evitar que el objeto se vaya a la basura, en el hogar no sea necesaria la adquisición de nuevos enseres. Este detalle resulta, sin lugar a dudas, anti capitalista; pero eso no importa, si tenemos en cuenta lo anti natura que el capitalismo se ha vuelto. Los gringos y europeos deberían venir a República Dominicana para que aprendan con nosotros el verdadero sentido del reciclaje.


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Junio y Pedro Henríquez Ureña Mi Pedro no es soldado; no ambiciona de César ni Alejandro los laureles; si a sus sienes aguarda una corona, la hallará del estudio en los vergeles. ¡Si lo vierais jugar! Tienen sus juegos algo de serio que a pensar inclina. Nunca la guerra le inspiró sus juegos: la fuerza del progreso lo domina. Hijo del siglo, para el bien creado, la fiebre de la vida lo sacude; busca la luz, como el insecto alado, y en sus fulgores a inundarse acude. Amante de la Patria, y entusiasta, el escudo conoce, en él se huelga, y de una caña, que transforma en asta, el cruzado pendón trémulo cuelga. Así es mi Pedro, generoso y bueno; todo lo grande le merece culto; entre el ruido del mundo irá sereno, que lleva de virtud germen oculto. Cuando sacude su infantil cabeza el pensamiento que le infunde brío, estalla en bendiciones mi terneza y digo al porvenir: ¡Te lo confío!

Pedro Henríquez Ureña.

Libros

SALVADOR E. CASTRO CALCAGNO

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HANLET HERMMAN

HOY

n el mes de junio de 1884 nació en Santo Domingo uno de los intelectuales más cultivados y productivos de Latinoamérica durante el siglo XX. Reseñando algunos de los rasgos más sobresalientes de su vida y de sus obras, podríamos afirmar que la recia y equilibrada personalidad de Pedro Henríquez Ureña contó con un nacimiento venturoso y una vida ejemplar y fecunda, de cuya bondad dan testimonio las más connotadas figuras de la cultura americana. Su vida ejemplar y fecunda estuvo dedicada a formar generaciones de jóvenes en diferentes países, con brillantez, excelencia; a cultivar las letras con gran exquisitez y belleza, a concretar y transmitir ideas que hoy constituyen significativos aportes al pensamiento literario y científico del continente y del mundo. Sus obras multidisciplinarias sirven de textos y de consulta en muchos países de América y de otras latitudes del Globo. Polígrafo, filósofo, literato, antropólogo, naturalista; es decir, un pensador con dimensiones universales. Ahí están sus prolíferas

obras que constituyen el mejor testimonio de lo que aquí afirmamos. Que en cada conmemoración de su nacimiento y en el futuro, todos los dominicanos estemos conscientes de la valía humana e intelectual de un ilustre hombre que, nacido en esta media isla, abre horizontes a los largo y lo ancho del continente americano y más allá aun, en el universo del pensamiento y de la idea. Leamos y estudiemos sus obras que son una fuente de saber. Honremos su nombre, su prestigio y su memoria, porque ya son honrados en gran manera en muchas latitudes. Al reconocer a Don Pedro, estamos honrando nuestra patria, porque él es, de hecho, un monumento nacional de la intelectualidad dominicana. Honor y gloria a un humanista con ascendencia mundial y auténticamente dominicano. DON PEDRO HENRIQUEZ UREÑA. Su madre, Salomé Ureña de Henríquez, versifica con la fuerza de su amor puro y externa su belleza interior con su acendrado espíritu de poetisa sublime, en la poesía inspirada por su hijo: MI PEDRO, llena de amor filial.

En síntesis Pedro Henríquez Ureña

Nació en Santo Domingo el 29 de junio de 1884. Así lo describió Sábato: Este hombre que alguien llamó "peregrino de América" (y cuando se dice América en relación a él debe entenderse América Latina, esa teórica América total que la retórica de las cancillerías ha puesto de moda, por motivos menos admirables), tuvo dos grandes sueños utópicos; como San Martín y Bolívar, el de la unidad en la Magna Patria; y la realización de la Justicia en su territorio, así con mayúscula." "Su vida entera se realizó, así como su obra, en función de aquella utopía latinoamericana. Aunque pocos como él estaban dotados para el puro arte y para la estricta belleza, aunque era un auténtico scholar y hubiera podido brillar en cualquier gran universidad europea, casi nada hubo en él que fuese arte por el arte o pensamiento por el pensamiento mismo. Su filosofía, su lucha contra el positivismo, sus ensayos literarios y filológicos, todo formó parte de sus silenciosa batalla por la unidad y por la elevación de nuestros pueblos"

EE.UU. obligaron a muchos constitucionalistas al exilio

E

ste libro se propone narrar y analizar los efectos del exilio obligado impuesto por Estados Unidos a los militares constitucionalistas que defendieron en 1965 la soberanía nacional dominicana. El destierro les llegó atropelladamente y ninguno de estos hombres tuvo tiempo para la reflexión. Tampoco pudieron examinarse a sí mismos para saber qué eran capaces de soportar tan lejos de la patria. Ninguno había experimentado el exilio. El aprendizaje de ese martirio se realizaría dentro de una inestabilidad social permanente. No importaba cuán moderno e industrializado fuera el lugar donde los ubicaron, enfrentarían un ambiente repleto de las hostilidades del idioma, del clima, de las nostalgias y de los extraños hábitos y costumbres de aquellas sociedades. Los constitucionalistas y sus respectivas familias no conocían método alguno que los ayudara a asimilar el destierro. Menos aún había maestros que les enseñaran a soportarlo. Ninguno sabría hasta dónde y hasta cuánto podría soportar esa situación. Nadie sabe cuán combustible es su conciencia patriótica hasta que pasa cerca de una llama que pueda provocar el incendio de sus ideales y de sus propósitos. Esta obra focalizará su atención sobre el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, el líder de los constitucionalistas, quien trató constantemente, hasta el final de su vida, de cumplir el juramento que había hecho ante el pueblo dominicano cuando al renunciar a la Presidencia de la República en armas el 3 de septiembre de 1965 invitó al pueblo a hacer un compromiso bajo juramento. Dijo entonces: Juramos luchar por la vigencia de las libertades democráticas y los derechos humanos y no permitir intento alguno para

Puesta en circulación

El Coronel Caamaño y su familia al momento de salir exiliados del país.

restablecer la tiranía. A lo largo del libro se muestra crudamente el pavor permanente en que tuvo que vivir el pueblo dominicano mientras estuvo sometido al terrorismo de Estado del gobierno de Joaquín Balaguer. Descubriremos el patrocinio político y material de los representantes de la Doctrina de Seguridad Nacional de Estados Unidos, en la etapa más aguda de la guerra fría. Luego de realizar esta investigación histórica, tendremos que reconocer de forma irrebatible que el coronel Caamaño Deñó fue el paradigma con que la historia universal presenta a los héroes más formidables. Demostró cualidades morales y patrióticas que muchos suponían inexistentes luego de tantas décadas de dictaduras y despotismos.

El próximo martes 12 de julio de 2011. El acto tendrá lugar en la sala Manuel del Cabral de la biblioteca Pedro Mir, Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Su comportamiento decidido evidenció como oportunistas a aquellos políticos que nunca supieron asumir riesgos para conducir a los irredentos de la injusta sociedad en que vivimos. Asimismo, ofreció a las fuerzas armadas dominicanas la imagen de lo que realmente debían ser y cómo debían actuar para ganarse el respeto de aquellos a quienes estaban supuestos a defender. Caamaño en Europa (1966-1967) debe servir para que los gobernantes aprendan que cuando la causa de la lucha es la patria irredenta, no es momento para aprovecharse y enriquecerse, sino para rescatar la nación que nos vio nacer de la ignorancia, de la enfermedad, al tiempo que castigar duramente a aquellos que se aprovechan de las miserias del pueblo.

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Hablando de Museos Eugenio Perdomo. Este reportaje para dos entregas cuenta la forma en que el padre de la autora fue torturado y muerto sin que quedaran huellas

GIANNELLA PERDOMO PÉREZ

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Hablando de museos! De no existir fundaciones y patronatos, entre otros, dedicados a la conservación de testimonios sobre actividades políticas, vivencias, objetos, fotos, etc., de aquellos que participaron en luchas contra regímenes dictatoriales, la memoria histórica de los pueblos se diluye en el tiempo. Sin ellos, la presente y futuras generaciones ignorarían la evolución de nuestra sociedad, además de sus conquistas por el logro de una nación digna y civilizada. Para el enriquecimiento de los mismos, facilitamos legajos que durante décadas hemos guardado celosamente. En tal sentido, con relatos de quienes compartieron prisión con mi padre, Eugenio Perdomo Ramírez, es preciso emprender un vuelo hacia el pasado. Cárcel de ¨La Victoria, moría la tarde del domingo 31 de enero o del lunes 1ro. de febrero del 1960; los allí prisioneros, integrantes del develado Movimiento Clandestino 14 de Junio, se disponían a cenar. Un militar interrumpe y reclama la presencia de Eugenio Perdomo Ramírez, quien se levanta y es conducido al área de torturas de la aterradora prisión “La 40”. Leandro Guzmán, testigo presencial de los hechos, entre las páginas 126-132, de su libro “De espigas y de fuegos”, de quien con gran respeto reproduzco, nos acerca a la escena: “Se nos ¨invitaba¨, según dijera Candito Torres, a un "ajusticiamiento revolucionario”. (Candito Torres, segundo jefe del Servicio de Inteligencia Militar-SIM). “En la sala de torturas a donde nos llevaron estaba Eugenio Perdomo sentado en la silla eléctrica, atado de piernas y brazos…. El periodista no quería cumplir la encomienda de accionar un lazo con un pedazo de madera que aprisionaba el cuello del detenido… Le llamábamos ¨tortol¨ y, efectivamente, hacía las veces de un torniquete asfixiante. “Perdomo, aunque atado, se debatía en busca de aire… El periodista apretaba y apretaba más el ¨tortol¨, al conjuro de las exhortaciones perversas de los torturadores…” (Johnny Abbes García, Jefe del SIM y Candito Torres). “Perdomo cayó, al fin, en los estertores de la agonía, hasta que sus pulmones y su corazón se paralizaron. “Me obligaron a recoger el cadáver de Perdomo para llevarlo hasta el baúl de un carro de dos puertas, Chevrolet… Mis fuerzas no alcanzaban para mover el cadáver de Perdomo. Intervino un esbirro llamado Flicho Palma…. Pensé que mi vida concluiría pronto: había sido testigo de una ejecución y eso equivalía, normalmente durante el trujillato, a una sentencia de muerte. “… Abbes García le ordenó a un subalterno que al día siguiente llevaran al Periodista a su oficina en la avenida México, para entregarle una pistola y asignarle una serie de ¨misiones¨ que debería cumplir”. Ante esta propuesta respondió: “que estaba dispuesto a aceptar lo que él ordenara". El periodista en cuestión respondía al nombre de Rigoberto Belliard, amigo de Eugenio, con quien compartía mesa familiar en varias ocasiones. Belliard, acusado por Leandro Guzmán ante los tribunales de Santiago de los Caballeros, juzgado y condenado a varios años de prisión, puesto en libertad misteriosamente, viajó a los Estados unidos, donde encontró su muerte por razones que desconozco. Leandro concluye: "Estar en La 40 equivalía a vivir dentro de la propia muerte. Raros eran los días en que allí no se mataba, se mutilaba o se pervertía a alguien. Unas horas después del estrangulamiento de Perdomo, asesinaron a Angel Russo, un hombre decente, un militante que tenía antecedentes antitrujillistas de larga data... Los esbirros me obligaron después a ponerme la ropa de Russo. Más aun… fui forzado, en medio de gritos y amenazas, a tomarme su ración: un chocolate de agua y un pan". Los cadáveres retirados de ¨La 40¨, algunos descuartizados, posteriormente eran depositados en las incineradoras utilizadas para la quema de basuras, ubicadas en las cercanías de la cárcel o en el área occidental del puente Juan Pablo Duarte, para su cre-

Una de las pocas imágenes, luego borradas totalmente, que sobrevivieron a “La cuarenta”.

José Israel Cuello.

Eugenio Perdomo Ramírez.

mación y/o lanzados al mar, hoy autopista "Las Américas", como alimento de los tiburones que merodeaban la zona. Eugenio Perdomo Ramírez y Leandro Guzmán, fueron vecinos por varios meses, en Santiago de los Caballeros, razón por la que se conocían muy bien. El 11 de abril del 2011 visité al ingeniero Guzmán en sus oficinas de Santo Domingo; encuentro de minutos imborrables! Cargado de emoción, comentó las vivencias descritas en su libro, además de ricas estampas familiares, según recordó: "En algunas ocasiones, a ustedes les invité a nuestra casa -se refería a mi hermana menor Elia Celeste y el primito Tony- para comer conmigo y con María Teresa. ¡Y justamente a Leandro, como desgracia de vida, le obligan a presenciar la muerte de mi papá, su compañero político y vecino en “Los Pepines" de Santiago! En su oportunidad, Federico Andrés Lora Pérez, comentaba: “Giannella, sobre tu padre te diré que nos reunieron una tarde al anochecer en la Cuarenta y Eugenio, que conocía a Vitico González, se nos acercó porque el grupo de Santiago estábamos esposados juntos y comenzamos a hablar y nos dijo que casi no oía por los golpes que le habían dado en la cabeza y el oído, lo cual era muy común en la Cuarenta, pegarle por los dos oídos”. Adolfo Alejandro Franco Brito, quien intercambió con Perdomo unas cuantas palabras la posible noche de su ejecución, con recuerdos imborrables de horrendas vivencias, transcurridos 51 años, " regresa" a las

celdas y refiere: ¨Nos obligaban a escribir nuestra declaración, a continuación de la que debíamos hacer oralmente. Estas declaraciones se hacían luego de haber sido sometidos a las acostumbradas sesiones de bárbaras y a veces sangrientas torturas: golpes, extracción de uñas, descargas eléctricas utilizando el ¨bastón¨, aplicadas en la zona genital, entre otras". José Israel Cuello Hernández, más explícito, escribía: “Tu papá no dejó ropa ni libros, ni cartas ni maleta y mucho menos colchoneta porque de nada de ello disponíamos en las condiciones de las cárceles de aquella época”. “Al llegar a La 40, lo primero que se hacía era el despojo de toda vestimenta, absolutamente de toda. Al único que alguna vez vi con alguna permisividad en el vestuario fue a Cayeyo Grisanti, precisamente en la celda de La Victoria desde donde fue retornado a La 40 tu padre junto al seminarista Papilín Peña González para ser asesinados. Tenía Cayeyo un soporte para contener el brote de una hernia inguinal como toda vestimenta; un pedazo de cinturón que no cubría nada, por supuesto. “Yo a tu papá no le vi en La 40, porque probablemente llegó allí antes que yo, que fui detenido el 21 de enero en la madrugada, poco después de las seis de la mañana y pienso que él llego dos o tres días antes e interrogado entonces...” (Continuará)

*La autora es hija del mártir Eugenio Perdomo

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AREÍTO

Sábado 9 de julio de 2011

Mi viaje a Cuba en el 2006: enfermo Fidel

N

o fue una ni fueron dos, como cantan los Embajadores del Vallenato, que dije a mis amigos y a otros conocidos que mi sueño era ir a Cuba… con Fidel. Sí, con Fidel Castro al mando. Con su estilo de vida y de gobierno. No sería lo mismo ver a Cuba desde lo que fue que desde lo que es. Siempre lo tuve claro. Y como dice un talentoso merenguero, “cuando uno le pide a Dios con fe, todo se puede conseguir”. En este caso el milagro tiene el nombre de mi hermanita Carminia, con quien quedé de juntarme en Cuba en agosto del 2006 y para sorpresa y temor nuestro, cuando todo lo del viaje estaba cerrado y aprobado, Fidel Castro, el tercer hombre más famoso de la tierra, caía ante las garras de la enfermedad y entregaba el mando –por primera vez en 48 años- a quien él ha designado su heredero natural, a su hermano Raúl Castro. Llamé esa mañana temerosa –me había enterado en el noticiero después de las 10 de la noche- para saber si la situación de salud del Comandante no alteraba nuestros planes. A pocas horas, mi hermana m e dijo que no, que todo iba tal y como se había planificado. Iba a un encuentro con la película “Cuando la verdad despierta” y su director Angelo Rizzo sobre la muerte en la explosión del Hotel Nacional de La Habana, del italiano Fabio Di Celmo (en la que Fidel hace de sí mismo). Y, terminé viendo, lo cual agradezco mucho El Benny y conociendo y entrevistando a su director Jorge Luis Sánchez.

MARIVELL CONTRERAS

LA ENTRADA Confieso que no entré con el pie izquierdo al aeropuerto José Martí. Pero sentí la aprehensión desde que me coloqué en la fila y un poco después cuando la cara no sonriente de una morena cubana empezó a preguntarme tantas cosas que terminé acordándome de mi hijo Ian –que se había ido un día antes con su padre- y llorando “porque es la primera vez que me separo de él”. El caso es que la chica terminó mandándome a sentar y a esperar por alguien que debía hablar conmigo. Y un poco después vinieron y me preguntaron más cosas aún que antes, con profesionalidad, eso sí. Con sobrada amabilidad, pero con entereza. No, no vine a reportar desde aquí, sí sé cuál es la situación del país. Sí, sé de la enfermedad de Fidel y de que cualquier cosa puede ser usada en contra del régimen revolucionario. Entiendo sus razones, no se preocupe. No voy a llamar para reportar nada. Soy periodista de espectáculos. No les voy fallar, pero por favor... ¡déjenme entrar! LA HABANA Me dejaron entrar a pesar de que en esos días (era lunes 7 de agosto) no estaban dejando entrar prensa y mucho menos si no estaba acreditada y pretendía hacerlo solapadamente. Yo que eso ya lo sabía, reaccioné agradecida y me despedí con una sonrisa de mis investigadores. Afuera me estaba esperando con toda su calidez, la capital de ese país, la famosa, adorada y nostálgica ciudad de La Habana y no recuerdo si ese momento canté en voz alta ese estribillo de Carlos Varela que incita a la ciudad a amarlo y a acogerlo con una simple expresión: “habáname”. Ese mismo atardecer entendería que a las seis menos diez (como dice otra canción, pero de Silvio Rodríguez) la tarde que en otros lugares muere, aquí parece nacer y extenderse casi hasta las 9 de la noche. Y vinieron las primeras imágenes de una ciudad que se mantiene imponente en su esplendor pasado. No hay lujos nuevos, pero todo recuerda el lujo, tan grande que hubo. PÍNTAME Y, como en la vida nada es viejo ni nuevo y dice el adagio que, como la verdad, depende desde el ojo, el punto de vista en que se mire, yo tenía deseos de tararear a Elvis Crespo cuando reclama en tiempo de merengue “píntame”. Pensé que como cantaba Serrat al techo, y al frente, y a casi todas las edificaciones y casas cubanas “no le vendría nada mal… una mano de pintura”.

RFE MO SON WIL

Cultura & Sociedad

10 HOY

Aún así la imponencia de la arquitectura colonial convierte a La Habana en una ciudad cosmopolita con semejanzas visuales y paisajísticas que nos pasean por la vieja Europa, pero con un estilo marcadamente caribeño, no solo por el calor, la arborización y la música, sino sobre todo por lo básico: la gente.

UNO PARA TODOS… Y todos a una caminan, comen, bailan, ríen. ¡Cuánta gente junta! Eso pensaba mientras caminaba por esas calles. La Habana es una ciudad completamente turística y los turistas –hembras y varones de todas las edades- sobran. Están en casi todos los lugares, pero sobre todo en las zonas hechas para ellos. Ya no se puede intentar entrar a la Bodeguita del Medio a tomarse el mojito (trago cubano de ron blanco, limón y ramas de menta fresca) de Ernest Hemingway sin tropezarse con una tropa de italianos, franceses o canadienses que escuchan arrobados a su guía turístico o se mueven al son que toca en vivo una orquesta de músicos mayores y experimentados. Pero mejor es ver la foto gigante del escritor estadounidense que nunca ha dejado de apoyar la revolución desde su inolvidable talento y ese saber vivir que lo llevó a disfrutar de lo que le ofrecía La Habana y a imponer sus propios tragos (el daiquiri) y tener su propia marina -en la que los lectores van en busca de El Viejo y el Mar y pagan gustosos el trago, la entrada y el recuerdo-. PERDONEN SI LES CUENTO… Una locura, en esta mañana o tarde, de agosto (entonces, ahora es julio 20119. Pero es que como Neruda, creo que las cosas no se aclaran nunca “ni con la mentira ni con el silencio”. Llevé una grabadora a Cuba, pero no la saqué. Después de todo fui a ver una película y lo mío era el periodismo de espectáculo. Pero el oficio, es tan arrebatador llama y en la mundialmente idolatrada Cuba, yo vi, oí y leí lo que me decían desde sus humildes páginas los ya no tan muchachos de Juventud Rebelde y las del oficialísimo Gramma. Confieso que conocí una parte de la historia que me era ajena y sin embargo era tan mía, pues desde la literatura y la historia uno cree que sabe cómo fueron las cosas, pero luego comprueba que los únicos que las saben, son quiénes la viven. En este sentido debo decir que la impresión que me quedó es que el pueblo cubano está dividido y subdividido, con tantas realidades como condiciones económicas o relaciones nacionales e internacionales. Hay gente que tiene dinero y carros de lujo. Ya llegó la Jeepeta a Cuba, no la hummer o la Prado, pero sí hay gente que se desplaza en carros que cruzaron el año 2000 y que se pierden entre los tantos modelos 1957, 60´s y 70´s (los de los 80´s serían en este caso, últimos modelos)

Hay gente tan pobre tan pobre tan pobre que lo único que puede comer es la asignación de raciones del régimen y cualquier cubano en Cuba o fuera la describe mejor que yo, pero voy a recordar una voz de joven bailarina que no ha querido parir “porque no voy a traer un hijo a este mundo para pasar trabajo ni hambre. De qué carajo sirve estudiar, para luego recoger basura”. Y machaca, con el mismo acento que lo haría un villamellero o un bayaguanero que arrastra con anchura y detenimiento la L o la I que “lo que nos dan son tres libras de arroz al mes por persona, seis huevos y unos puñados de frijoles (habichuelas negras) porque es con el puño que lo miden y parece que cuentan los granos”.

COMO DIGO UNA CO… Digo la O. Si es que como canta Sabina, la moneda tiene dos caras. El que leyó la anterior dirá ¨¿y eso para qué da? Y de algún lugar quizás alguien le responderá: “peor es ná”. Y es que en Cuba existe un alto nivel de permanencia física. Hay tantos longevos y longevas en las calles y en la casa que uno se maravilla de que comiendo tan poco duren tanto. Y no es lo que duran vivos sino la alegría con que viven y la vivacidad con que se buscan lo que necesitan más allá de lo que le dan. Venden periódicos, limpian zapatos, se visten de negritas Caridad con flores de todos los colores y gigantes en sus cabezas, bailan, cantan y se dejan fotografiar… pero tienen donde aparar y son rápidos al poner al alcance la alcancía o el sombrero. Asimismo debo decir que estos viejos y todos los ciudadanos cubanos cuentan con una atención médica en la que todos tienen una fe absoluta y que cuando hablan de esta, se llenan de lo que más conocen: de orgullo nacionalista. También se quejan, cómo no mi socio. Se quejan y no poco del poco desarrollo tecnológico que han alcanzado y mucho más del que podrían tener si permitieran tener computadoras y conexiones a la Internet. “Son pocos lo que pueden tenerlos. Algunos que trabajan con el gobierno y algunos médicos que le dan una hora al día o un par de horas a la semana. Para los demás, el Internet y el cable son pecados capitales”, me comentó un señor. Otro reaccionó indignado cuando leyó un reportaje y una resolución que convierte en un delito criminal engancharse a un satélite para tener cable. Y es que aunque algunos tienen la posibilidad de que sus familiares residentes en Miami les paguen estos servicios, no pueden poner una antena, porque se la quitan y estando en la isla, la multa por este delito quedó en 30 mil pesos cubanos (suma que pocos han visto e imposible de ahorrar). Bailé tanto son en Cuba que algún día volveré (seguro ya sin Fidel).


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