Areíto
Zona de la Cultura y de las ideas
www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Carla González SÁBADO 16.06.2012
A propósito del 14 de Junio
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El arte como dinero invisible
“Zona de sensibilidad pictórica inmaterial” es el título de una famosa serie de performances y libros de autor realizados por el artista francés Yves Klein (1928-1962) hacia finales de los años 50 del siglo XX. Estas acciones performativas de Klein involucraban documentaciones de compra-venta como recibos o facturas:..Página8
Exilio antitrujillista
De Fidelio Despradel El relato de la vida en el exilio es extenso, agitado, conmovedor. Algunos recuerdos lo afligen, como la historia de su regreso reciente a la casa de la compañera del que fue piloto de los exiliados. En cada país visitado vivió aventuras increíbles y se expuso peligrosamente. Página3
Henry Christophe:
Los Awad-Báez de Naya Despradel
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luces y sombras Una de las figuras emblemáticas de la historia haitiana lo fue sin duda Henry Christophe. Nacido en la isla Granada en 1767, fue esclavo liberto cuando los franceses, bajo la comandancia del Conde D’Estaing, tomaron esa pequeña isla del Caribe de las manos de los ingleses. Página7
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Zona Areíto Areito
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Isabel Allende (la más grande novelista chilena) "Me arrepiento de las dietas,... tanto como lamento las ocasiones de hacer el amor que he dejado pasar por ocuparme de tareas pendientes o por virtud puritana”. LA GUÍA
DENIS MOTA ALVAREZ
LIBROS
Un siglo de poesía en la región Este 3 de 6
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l panorama poético fundacional y actual de La Romana ofrece un lenguaje de escasas manifestaciones de novedad, donde el mundo que generan las imágenes, los sueños y las esperanzas gira alrededor del amor, la muerte, la tierra natal y la religiosidad. Desde su fundación en 1878, “aquí —decía el poeta y narrador Miguel Ángel Gómez— se vivió prácticamente de la nada, lo que imposibilitaba un desarrollo económico, social y cultural”. Gómez asegura que es con la llegada de Puerto Rico Sugar Company, en 1911, cuando la economía y cultura romanenses inician los primeros pasos y el proceso de despegue, en sentido general. Francisco Richiez Noble (1898-1969) y Virgilio Ciprián Beras (1902-1983) inauguran la poética de La Romana, con estos poetas se arraigan las primeras palabras, la corriente romántica y más tarde criollita de una poesía que sigue anclada en los estrechos límites de un lenguaje; no se rebela ni explora lingüísticamente. Richiez Noble, quien estudió en Francia, a finales de la década de los 20, época de iniciación de los grandes movimientos culturales, y fundamentalmente poéticos, no se dejaron sentir en su poética, en el “Beso furtivo” suspira: “Se grabó en tu boca de fresa madura /el mohín travieso de un beso furtivo, /para hacer más negra mi negra locura, /porque entre tus labios se quedó cautivo”. Hay voces que se distancian del discurso ingenuo, melodioso, bucólico, y religioso que marca a muchos recién iniciados con poca lectura de buena poesía. Justiniano Estévez Aristy, nacido en San Rafael del Yuma, Néstor Rodríguez, José López, Chelo Brito, Isael Pérez y Daniel Johnson Benoit, por solo citar seis, son un buen ejemplo de esa poesía que madura en propuesta y discurso. Estévez Aristy, en el poemario “Memoria de la hiedra seca”, nos embarca en un viaje alucinante, donde las palabras son sencillamente un soliloquio, que derivan en el placer del texto. Ejemplo, versos del “Pentagrama sombrío”: “Compré la luna en el mercado de rebajas de la noche. /Sus fugaces esplendores fueron mi breve eternidad”. Miguel Ángel Fornerín, importante poeta y crítico higüeyano, dice que Estévez Aristy es una figura,
que a pesar de sus méritos, premios y constancia no se le ha permitido salir del entorno regional. En el poema “Jano”, Néstor Rodríguez, formado en universidades norteamericanas, revela oficio y dominio del discurso poético, donde la oblicuidad del lenguaje lleva los sujetos por zonas oscuras que "narran" un viaje circular en el imaginario del poeta: “Sobre la sombra única /el debate de dos rostros: /el uno agota los ardides del conocimiento puro, /la precaria soledad, la vela y los pulidos anaqueles”. Junto a estos poetas encontramos a medio centenar de nombres que han hecho o están haciendo poesía en La Romana o donde se encuentren, siempre en La Romana emocional, que llevan dentro, Frank Luna, José Antonio Rodríguez, Crisanta Moreta, Teófilo Ramón Pumarol, Rafael González, Jorge Jiménez, Sarah Amorós, Luisa Isaura Vicioso, Oscar Mendoza, Miguel Ángel Gómez, poeta ido a destiempo y Francisco Richiez contra el tiempo, Gavino Severino, Francisco Richiez Noble, Norberto Vergez, Franklin Figueroa (poeta extrañamente desaparecido en Venezuela), Dávila Rodríguez, Luis Emilio Cueto, Jacobo Zorrilla, José Joaquín Moreno, Carmen Delia Gautreaux, Fernando Ureña Rib, Virginia Pepén Vicioso, Frank Núñez Guerrero y Avelino Stanley. Además, July Monte, Cristina Herrera, Josefina Marín, Isael Pérez, Tony Morales, Nuris Puello, Moisés Quezada, Rafael Castillo Juan, Leonardo Elowesky, Sebastián Cavalotto, Mario Julio Cedeño, Higinio Guerrero Sterling, Luisa María Ortiz, Sagrario Román, María Adela Germán, July Vizcaíno, Miguel Felipe Jiménez, Nelsy Aldebot Reyes, Bienvenido Martínez, Carlos Manuel Tejada Amador, Ernesto Villanueva, Manuel Santana, Ciprián Beras y otros escapados. Para finalizar este breve comentario —al margen de talleres, círculos literarios, lista de poetas y el número de publicaciones—, se hace evidente en quienes escriben poesía la necesidad de lecturas más universales y profundas, para el advenimiento de poetas que inserten en el panorama de la poesía dominicana la lírica romanense.
LA CONSTITUCIÓN DE CADIZ Y SANTO DOMINGO
CÓMO FUNCIONA LA MENTE Tratar de comprender a plenitud las complejidades de la mente humana es una verdadera osadía, casi un imposible. Sin embargo, Steven Pinker acomete esta tarea en un libro de 863 páginas que es un yacimiento de erudición y de razonamientos. Pinker es un canadiense de 58 años. Es sicólogo experimental, abanderado de la sicología evolutiva y un escritor experimentado. Fue director del Centro de Neurociencia Cognitiva del MIT y actualmente es profesor de sicología de la Universidad de Harvard. El libro fue publicado por Ediciones Destino.
CONSTITUCIÓN COMENTADA La Fundación Institucionalidad y Justicia puso en circulación a principios de año la segunda edición del libro “Constitución comentada”. Una obra escrita por 21 reputados abogados acostumbrados al pensamiento constitucional. El libro tiene 577 páginas. Está presentado por el doctor Adriano Miguel Tejada, director de Diario Libre y profesor de Derecho Constitucional. Esta segunda edición data de febrero de este año. El texto responde al interés de la Fundación Institucionalidad y Justicia de poner en manos de la comunidad jurídica un instrumento accesible, con rigor metodológico y profundidad teórica, que ayude a comprender las bases doctrinarias de la Constitución del 2010. _ ____________________________________________________________________________
Este es un libro fundacional, una obra única en el país sobre este tema. Su autor, el doctor Wenceslao Vega Boyrie, un abogado de más de 50 años de ejercicio, es un académico acostumbrado a escribir obras únicas. Su “Historia del Derecho Dominicano”, por ejemplo, es una obra singular, de lectura obligada para todos los interesados, abogados y no abogados, en conocer la historia de las instituciones jurídicas del país y ver, con relativa facilidad, cómo ha sido su evolución. Como bien señala el presentador de “La Constitución de Cádiz y Santo Domingo”, el también historiador José Chez Checo, con esta Constitución votada por las Cortes Extraordinarias y Constitucionales de la Monarquía Española puede decirse que inicia el constitucionalismo dominicano. El libro tiene 139 páginas.
PELO BUENO, PELO MALO. ESTUDIO ANTROPOLÓGICO DE LOS SALONES DE BELLEZA EN LA REPÚBLICA DOMINICANA Este libro es una exquisitez intelectual. Sin exageración podría afirmarse que esta obra es una mirada al país desde una actividad, el cultivo de la belleza, en la que confluyen las maneras de ser y de comportarse de los dominicanos. ¡Vaya perspectiva! Para mirar la autoestima de los dominicanos, “su” raza y su singular clasificación de ésta, para valorar el sentido económico y refugio de migrantes que es el salón de belleza se han unido un antropólogo cultural, Gerald F. Murray, y una socióloga con vocación de economista, Marina Ortiz. El libro tiene 451 páginas.
LA HISTORIA/Fuente: Portal Bibliófilo Enmascarado
1937
16 DE JUNIO nació Erich Wolf Segal, escritor norteamericano conocido internacionalmente por ser el autor de la novela “Love Story”.
_ El 16 de junio nació Richard Fanshawe, poeta, traductor y diplomático inglés. Gran hispanista, tradujo la obra de Luis de Góngora.
1666
EL 16 DE JUNIO nació Richard Fanshawe, poeta, traductor y diplomático inglés. Gran hispanista, tradujo la obra de Luis de Góngora. EL 17 DE JUNIO nació Rufino Blanco Fombona, poeta, narrador y político venezolano.
1874
1914
EL 17 DE JUNIO nace Julián Marías Aguilera, filósofo español, miembro de la Real Academia Española de la Lengua, Premio Internacional Menéndez Pelayo, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Tras su primer libro, “Historia de la Filosofía”,siguió completando su labor hasta dejar una vastísima obra que ha sido muy leída. MUERE EL 18 DE JUNIO Máximo Gorki, seudónimo de Alekséi Maksímovich Péshkov, escritor ruso maestro del realismo y considerado una de las personalidades más relevantes de la cultura y de la literatura de su país. Sus obras teatrales “Pequeños burgueses” y “Los bajos fondos” le hicieron alcanzar el éxito. La novela “La madre” es su obra más popular.
1936
2010
EL 18 DE JUNIO falleció José Saramago, primer escritor en lengua portuguesa en recibir el Premio Nobel de Literatura (1988). Es autor de obras como “El evangelio según Jesucristo”, “Ensayo sobre la ceguera” o “Caín”.
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1982
EL 18 DE JUNIO fallece John Cheever, novelista y cuentista estadounidense. Obtuvo el premio National Book Award por su primera novela, “Crónica de los Wapshot”. Fue Premio Pulitzer 1979 por su colección de relatos “Las Historias de John Cheever”.
ÁNGELA PEÑA
Viaje por la historia
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Exilio antritrujillista de Fidelio Despradel RAFAEL SEGURA
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ientras Trujillo apresaba miembros del Movimiento Revolucionario 14 de Junio y la Iglesia católica se pronunciaba en contra de los crímenes del régimen, Fidelio Despradel y sus compañeros hacían levantamientos topográficos de la gruta que utilizarían para matar al dictador y simulacros lanzándose al mar. Fue en esa etapa cuando el apodado “Camello” tuvo que hacerse pasar por un paciente psiquiátrico. Hizo cita con el doctor Luis Manuel Baquero pero el motivo era escuchar al médico, que quería que él conociera a Viriato y Antinoe Fiallo quienes, aunque contrarios al régimen, “ya estaban armando las corrientes conservadoras”, comenta. Baquero tenía el consultorio en la “Casimiro de Moya”, donde después estuvo el restaurante “Lucky Seven”, recuerda. El día de su visita se encontró con “Tin Trujillo, que padecía trastornos emocionales”, comenta. “Me dijo Baquero que cualquier documento que quisiera sacar del país ellos tenían una vía segura, y le entregué las copias de la trama. La de tío Ricardo se envió a Puerto Rico en una faja de mujer. Marcio recibió también ese plan, de 30 o 40 páginas”. El país, entretanto, “vivía una efervescencia extraordinaria. Descubrieron a René Sánchez, a Tirso, Pipe, Quique, en medio de esa espera tensa, angustiosa, por el ofrecimiento de Marcio, que avisaría del envío por radio”. En su libro agotado “Conjura submarina, un temprano esfuerzo por ajusticiar a Trujillo”, Fidelio escribe que “Máximo Bernal vivía pegado a la radio a la espera de la señal convenida con Marcio Mejía Ricart… Sabíamos que había transcurrido el tiempo necesario para que todo pudiera ponerse en movimiento”. Y luego de semanas, “silencio total”. Ante la incertidumbre y el acoso decidieron que alguien saliera a entrevistarse con Marcio, y escogieron a Fidelio, explica, porque era el hijo del rector de la Universidad de Santo Domingo que quería que su vástago fuera a estudiar arquitectura a Filadelfia. Con ese pretexto se marchó al exilio”. “Eso cambió mi vida totalmente”, exclama con cara de tormento que revela las tribulaciones del destierro. “Llegué a Nueva York tres días antes de que Fidel pronunciara el famoso discurso ante las Naciones Unidas, lo vi y escuché en la casa de Enrique de Marchena, delegado de Trujillo ante la ONU”, manifiesta. El relato de la vida en el exilio es extenso, agitado, conmovedor. Algunos recuerdos lo afligen, como la historia de su regreso reciente a la casa de la compañera del que fue piloto de los exiliados. En cada país visitado vivió aventuras increíbles y se expuso peligrosamente. Conoció personas que le animaban a seguir planes contra el régimen que, desde allá, parecían magistrales, sin embargo, muchos exiliados que encontró estaban amargados, desencantados porque en ese destierro antitrujillista muchos líderes llevaban conductas vergonzosas. En casa de Freddy Martínez, en Puerto Rico, recobró la esperanza de tumbar al déspota al conocer a Hubert Rainouard, piloto al que el tío Ricardo debía la vida porque lo sacó de “Ciudad Trujillo”. Había peleado contra los nazis en Francia, era guerrillero y piloto oficial del Movimiento de Liberación Dominicana y cuando hablaba, “para mí era una enciclopedia: cómo introducir armas al país, disparar en pleno vuelo, ingresar comandos, todo eso era simple para él, se me abrió un mundo”. Después de visitar a Niní y Yuyo D’Alessandro en New Jersey, Paterson; a Charlie Festa, guardaespaldas de Yuyo, y al contraalmirante “Bebeto” Arvelo, que había desertado de la Marina de Guerra, escuchó emocionado el relato de la salida del país de Yuyo, a quien escondió Mario Cavagliano. Contó entusiasmado toda la emoción de aquel encuentro en el que Yuyo, que era como su hermano, le ayudó en diligencias para sus propósitos. La primera fue conseguirle una carta de ruta con nombre ficticio para su búsqueda de Marcio. Conoció la Delegación Ayuda Frente In-
No daba un paso sin consultar a Luis Gómez.
Homero Hernández, Roberto Duvergé, Carlos Amiama y Fidelio con fusil R-15 que quitó a los americanos en abril.
Cartel “yanqui” advirtiendo sobre la peligrosidad de Fidelio y Fafa Taveras.
terno Dominicano, que creó D’Alessandro, y con Hubert, que le enseñó a perforar aviones para lanzar bombas, pertrechos, volantes, se dirigió a Venezuela, donde hizo contacto con Luis Aquiles Mejía, una de las figuras más prominentes del exilio antitrujilista. Éste gestionó el encuentro con Marcio y en media hora estaba sentado frente a él. Lo que trataron es un largo relato que culminó “en frustración, en un fiasco”, y que dejó en Fidelio la percepción de que “era un dañino, mitómano, megalómano”. Cuenta algo en estas largas sesiones pero en su libro confiesa: “No puedo reproducir todo lo que conversamos”. “Inmediatamente mandé un mensaje en clave a “Ciudad Trujillo” en una carta a tía Naná: “No confiar en Marcio”. En el “Foro Público”. En el exilio no solo fue el luchador dispuesto a derrocar al régimen sino un itinerante aglutinador de cuantos estaban dispersos en América y Europa por la misma causa. En sus relatos que parecen de novela surgen los nombres de Luis Gómez Pérez, que se había asilado en la embajada de Argentina; Joaquín Montero, Alfonso Moreno Martínez, Tirso (“Tribilín”) Mejía Ricart, Sina Cabral, Ivonne Haza, José Horacio Marranzini, Víctor Bisonó, “delegado del Partido Socialista Popular en Europa”; Francisco Carvajal Martínez (Bueyón), Baby Mejía Ricart, Juan Miguel Román (estos últimos asilados en la embajada de Brasil), entre otros. Los visitó en Caracas, New York,
Puerto Rico, Roma, y cuando no estaba con ellos piloteaba con Hubert por Islas Vírgenes, Saint Martin, Saint Thomas, Saint Kits, en el avión del MLD que Luis Aquiles Mejía les entregó. Estuvo en almacenes de ventas de armas en New Jersey, en los muelles de la Florida en busca de barcos para incursionar las costas dominicanas. Se entrenó en el manejo de armas en New Jersey junto a Baby Mejía y Montero, y fue en esas prácticas cuando se le rompió el tímpano de uno de sus oídos. En octubre de 1960 espías trujillistas detectaron sus planes y fue detenido y fotografiado en Curazao, con el alegato de que Hubert se atravesó a un avión comercial. Johnny Abbes mostró la foto a Arturo Despradel informándole que sabía en lo que andaba su hijo. Le escribieron un “Foro Público” acusándolo de traidor y el inquieto “Yeyo” debió irse a Italia con un pasaje que le envió su padre, simulando que estudiaría arquitectura. Para despistar, llevó una vida ostentosa, fiesteó y circuló postales entre amigos dominicanos residentes allá para que las enviaran a “Ciudad Trujillo” cuando él saliera de Roma, en 15 días, para hacer creer que permanecía en Europa. Casi todos sus compañeros estaban articulados en el 14 de Junio, que empezó llamándose “10 de Enero”. Allá, el líder máximo de Fidelio era Luis Gómez Pérez, a quien consultaba y obedecía y de quien habla reverente: “No daba un paso sin hablar con él. Tenía posiciones antiimperialistas y una desconfianza muy grande a los americanos. Era la cabeza del sector de izquierda del exilio, del 14 de Junio, un hombre de armas, honesto, inclinado a la acción”. El ajusticiamiento de Trujillo sorprendió a Fidelio en Roma. Regresó el 13 de agosto de 1961, y a pesar de haber caído el motivo de sus luchas, al día siguiente comenzó un nuevo plan conspirativo. “Vino una situación difícil: el 14 de Junio no tenía brazo armado”.
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CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do/ Julio González
Apellidos únicos (2 de 8) BAEHR: Desde Alemania llegó Frank Enmanuel Baehr a Baní a mediados del siglo XIX. BALAGUER: De origen catalán, llegó a Navarrete a fines del siglo XIX el puertorriqueño Joaquín Jesús Balaguer Lespier (1872-1956). BARBOUR: Apellido introducido al país por Manuel Barbour Lemerle (f. 1967) nacido en Martinica, Antillas Francesas, y quien emigró a Santiago a principios del siglo XX. BARLETTA: Llegó a principios del siglo XX Amadeo Barletta y se radicó en Santo Domingo. Era nativo de San Nicola Arcella, Cosenza, Italia. BARNETT: A finales del siglo XIX llegó desde Estados Unidos a Santiago William Barnett. BARRANCO: De nacionalidad cubana, vino en 1880 Virgilio Barranco. BAYONET: José Nicolás Bayonet López (1836-1889), natural de Puerto Rico, llegó a Santo Domingo a mediados del siglo XIX. BEAUREGARD: Jean Elie Edmont Beauregard (n. alr. 1800) procedente de Los Cayos, Haití, llegó a Santo Domingo a principios del siglo XIX. BENTZ: Procedente de Alemania llega Emille Bentz Rosp, hijo de Felipe Bentz. Aparece en el Censo de Puerto Plata de 1879 con 43 años de edad. BERGÉS: Pierre Bergés (f. 1850), médico francés, emigró a Santiago a principios del siglo XIX. BILLINI: A principio del siglo XIX llegó Juan Antonio Billini Ruse (1787-1852), nativo de Alba Pompeya, Piamonte, Italia. BIRCANN: A finales del siglo XIX llegó a Puerto Plata Charles Prospére León Bircann (f. 1952), natural de Luneville, Francia. BLOISE: Desde Santa Domenica Talao, Cosenza, Italia, llegó a Santiago Francisco Bloise Minervino en 1879. Otros miembros de la familia Bloise llegaron posteriormente. BOGAERT: El ingeniero belga Luis Liberto Bogart Leunis (1866-1935) emigró a Santiago en 1889. BOITEL: Desde Cuba llegó Manuel Gregorio Boitel Amador (1841-1918) a finales del siglo XIX. BOLONOTTO: De la región del Piemonte en Italia, llegó a Santo Domingo Pietro Bolonotto Lanteri en el año 1930. BONARELLI: Nos trae este apellido Annibale Bonarelli Izzo (1922-2002) de Nápoles, Italia, quien en 1953 emigró a Santo Domingo. BONETTI: Desde San Remo, Italia, llegó Juan Nepomuseno Bonnetti Judice (1782-1840) a principio del siglo XIX. BONNELLY: Emigró desde Saint-Thomas, Islas Vírgenes, a Puerto Plata el corso Francisco Ulises Bonnelli Coutín (1825-1870) por el año 1850. BONNET: Pierre-Eugene Stephan Bonnet Girard d'Albissin (1856-1921) de Grandbourg, Marie-Galante, de Guadalupe, se radica en Santo Domingo. BORNIA: Cayetano Bornia Plata, nativo de Cádiz, España, llegó a Santo Domingo a mediados del siglo XIX. BORRAS: A mediados del siglo XIX, José Borras Andreu (1843-1910) trajo el apellido a Santiago desde Blanes, España. BORRELL: De Mataró, Cataluña, España, emigró a Santiago Pedro Borrell Cot (1838-1900) en el año 1859. BOURNIGAL: Llegó a finales del siglo XIX Louis Bournigal (1857-1934), natural de Alés, Francia. BOYRIE: Louis Emile De Boyrie Pillot (1871-1948), nacido en Puerto Rico, llega a fines del siglo XIX. Su padre, Louis Francois Boyrie (1843-1912), había nacido en Burdeos, Francia. BRUGAL: Por el año 1896 emigró desde Santiago de Cuba a Puerto Plata Andrés Brugal Montané (1850-1931), quien había nacido en Sitges, Cataluña, España.
Instituto Dominicano de Genealogía
Encuentros
HOY
MU-KIEN ADRIANA SANG
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Una reflexión
a propósito del 14 de junio Llegaron llenos de patriotismo, enamorados de un puro ideal Y con su sangre noble encendieron la llama augusta de la libertad. Su sacrificio que Dios bendijo la Patria entera glorificará Como homenaje, a los valientes que allí cayeron por la libertad. 14 de Junio, gloriosa gesta nacional. Tus mártires están en el alma popular Hermanas Mirabal, heroínas sin igual Tu grito vibrante, es el alma de la Patria inmortal. Llegaron llenos de patriotismo, enamorados de un puro ideal Y con su sangre noble encendieron la llama augusta de la libertad Su sacrificio que Dios bendijo la Patria entera, glorificará Como homenaje, a los valientes que allí cayeron por la libertad. Himno del 14 de Junio
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l pasado 14 de junio se cumplieron 52 años del surgimiento de la agrupación política 1J4, el movimiento clandestino que nació en el corazón de la juventud comprometida con el sueño esperanzador de una sociedad libre. Algunos de los sobrevivientes afirman que la organización llegó a tener más de 6,000 militantes que cubrían todo el territorio nacional y, muy especialmente, todos los sectores sociales. El 1J4 surgió después que los expedicionarios que llegaron en 1959 para enfrentar y derrocar a Trujillo mediante la guerra de guerrillas, fracasó. Los jóvenes soñadores fueron atrapados, torturados y muchos de ellos asesinados por los gorilas del dictador. En homenaje a estos hombres, a finales de ese año, se creó la organización política bajo el liderazgo de Manolo Tavárez y Minerva Mirabal. Pero meses después, en enero de 1960, fueron delatados. Cayeron bajo la custodia asesina de los servicios de inteligencia trujillista. A pesar de la represión, continuaron con sus aprestos. El 8 de julio de 1960 hicieron el anuncio público de que se habían organizado como partido. Después del ajusticiamiento de Trujillo, el 1J4 se convirtió en la tercera fuerza política. En 1963, una vez se produjo el derrocamiento de Juan Bosch, primer presidente libremente electo después de la dictadura, la organización política se enfrentó al Triunvirato. En noviembre de ese año, un grupo de seis frentes guerrilleros se fue a las montañas para enfrentar al gobierno defacto y exigir el retorno al orden institucional. Manolo Tavárez era el Comandante General de la guerrilla. Fue desvertebrado en poco tiempo. La guerrilla había sido improvisada. Sus inte-
grantes no tenían el entrenamiento debido y colapsaron al poco tiempo del levantamiento. Los militares hicieron fiesta con los cuerpos de estos guerrilleros improvisados. Al resumir apretadamente estos hechos de heroísmo, surge el conflicto entre la mujer historiadora y la mujer ciudadana. La primera entiende que la acción revolucionaria fue un acto de desesperación que estaba condenado al fracaso. No podía triunfar un movimiento guerrillero, cuyos principales actores no tenían entrenamiento militar, ni habían desarrollado ejercicios de resistencia ante las adversidades que ofrece la montaña. La segunda, saluda el heroísmo de la juventud, que solo movida por sus sueños de un mundo mejor, sin pensar en las consecuencias, fueron capaces de ofrendar sus vidas e inmolarse. La historiadora racionaliza y analiza los hechos y se da cuenta que para ese momento la geopolítica del Caribe era desfavorable a los movimientos demasiado liberales. La Guerra Fría que se libraba en el mundo, partido entonces en dos mitades, no toleraba ni permitía ningún movimiento que pudiese oler a comunismo. Cuba se había alzado en contra de la dictadura de Batista, pero los que lo derrocaron definieron el rumbo del nuevo gobierno lejos de los Estados Unidos, el líder por imposición del mundo occidental. Fidel y su grupo se asociaron y alinearon con los enemigos de Occidente, la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. La ciudadana lo entiende, porque vivió de cerca a la generación que soñaba con un mundo igualitario y justo. Pero la ciudadana y la historiadora también confluyeron, cuando con el correr de los años, la sociedad real construida después de los grandes movimientos sociales inspirados en la libertad sucumbió al encanto despiadado del poder. Y el socialismo real se convirtió en pesadilla. Los nuevos dueños de la situación se convirtieron en autócratas, y en nombre de los proletarios, golpearon, castigaron y negaron los principios que decían defender. Y así, los sueños que motivaron a esos cientos de jóvenes que se alzaron a las montañas, se convirtieron en utopías. Los jóvenes de ayer que no perdieron sus vidas, son hombres y mujeres en el otoño de sus vidas, que han tenido que sumarse a la realidad impuesta. Sin quererlo, solo porque sucedió, forman, formamos, parte del tejido y el engranaje social. Nuestros sueños de un mundo justo se han reducido a la lucha por la democracia y la institucionalidad, en el marco de la sociedad de mercado.
mu-kiensang@pucmm.edu.do
Aporte
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El libro de Naya Despradel:
los Awad-Báez
DIÓGENES CÉSPEDES
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aya Despradel se dio como meta descubrir la verdad en torno a las muertes de los miembros de la joven pareja formada por el teniente Jean Awad Canaán y Pilar (Pachi) Báez Perelló, esta última hija de uno de los hombres de más confianza de Trujillo: Miguel Ángel Báez Díaz y de su esposa Aída Perelló de Báez. Todo esto y más lo trata en su libro “Pilar y Jean. Investigación de dos muertes en la Era de Trujillo (SD: Letragráfica, s/f, pero presumiblemente de 2012). Durante cincuenta años se tejió la leyenda de que Pachi Báez de Awad, del entorno íntimo de Angelita Trujillo, había sido mandada a la muerte durante la labor de parto en la clínica Abreu en enero de 1960, ya que según el rumor la hija mimada del Jefe estaba enamorada del teniente de la Aviación Militar Dominicana. Como se vivía en una dictadura que controlaba absolutamente la prensa, el pensamiento y los estómagos de la gente, todo hecho raro de muerte o desaparición de alguien el rumor, como mecanismo de defensa, tendía a culpar a la dictadura de cualquier desaguisado que pudiera tener color político. Lo mismo ocurrió con la muerte del segundo teniente Jean Awad Canaán, quien según todos los indicios y los testimonios orales de Lorenzo Sención Silverio, compañero de armas y amigo de la víctima, y del pelotero Manuel Valenzuela, se trató de un accidente casual, ya que el conductor, dada la oscuridad de la noche, se estrelló contra un camión estacionado a la derecha de una curva, mientras el chofer de este vehículo se tomaba un café en una vivienda contigua a la carretera. Desde el momento que salió publicada en la prensa la noticia del accidente, ocurrido el 30 de noviembre de 1960, quienes éramos desafectos al régimen concluimos que se trataba de otro asesinato como el de las hermanas Mirabal o el de Marrero Aristy. Los lectores comprenderán que este era el único mecanismo de defensa frente a la dictadura, ya que era un peligro ponerse a preguntar y menos a indagar cómo había muerto Fulano de Tal. Y en el mundo oficial de la dictadura, ¿quién iba a especular sobre esa muerte si los padrinos de la boda de Jean Awad y Pilar habían sido los mismísimos esposos Trujillo Molina-Martínez Alba? Ese es el hallazgo de la investigación emprendida por Naya Despradel: demostrar que tanto la muerte de Pilar Báez en la sala de parto como la de su esposo Jean Awad fueron accidentes fortuitos y reivindicar la ética de los médicos actuantes: Alfonso Simpson y Jordi Brossa y el anestesista. Y hasta ahí está bien la investigación. Pero en historia, como en cualquier disciplina, no hay verdad absoluta, sino relativa, de época y cultural. Es más higiénico asumir metodológicamente que en ninguna disciplina hay verdad, sino puntos de vista. Así se corre menos riesgo de equivocarse. Desde que el hombre tuvo uso de razón se creyó como verdad absoluta que el sol giraba en torno a la tierra y los demás planetas del sistema. Copérnico demostró lo que sabemos hoy. Y Colón, con la práctica demostró que la tierra era redonda y no plana. Antes de 1492 a usted le podían quemar en la hoguera si sostenía que la tierra era redonda, y peor aún, si sostenía que la tierra se movía, como lo demostró Galileo, o que la sangre circulaba en el cuerpo, como lo demostró Servet. Yo me rijo, en este y otros menesteres científicos y humanísticos, por la divisa del pensador alemán Bernard Groethuysen en su libro “Mitos y retratos”: “Que toda respuesta encuentre la pregunta que la destruya”. Hasta el momento en que escribo, digo que el punto de vista o verdad de Naya Despradel es relativo. Porque en la era de Trujillo todo era secreto, ultrasecreto, la razón de Estado y la razón política lo pautaban todo: la vida pública y la vida privada. Hoy todo lo que sucedió de denigrante en la era de Trujillo está sepultado en el silencio. Incluso se ve mal que quienes fueron antitrujillistas expongan sus ideas en público, en la prensa o en libros. Para concluir, no todo está dicho sobre lo político en el caso de Jean Awad Canaán. El
testimonio de Antonio García Vásquez, revista Ecos 7 (1999:57-97) sobre la conjura del 30 de mayo para eliminar a Trujillo es clave con respecto a las figuras de Miguel Ángel Báez Díaz y Jean Awad. Y este testimonio no lo veo como manipulación, pues fue escrito en 1963, en Madrid, alejado de las pasiones de Santo Domingo. E incluso García Vásquez admite como accidental la muerte de Awad, y la de Pilar la califica como “muerta a consecuencias del parto.” (Ibíd.). Pero en la página 67 describe el involucramiento de Miguel Ángel Báez Díaz: “En los meses finales del año 1960 conocía sólo como participantes en el complot, además de a Antonio de la Maza, sus hermanos Mario, Ernesto y Bolívar de la Maza, [a] Juan Tomás Díaz, a Miguel Ángel Báez Díaz y a Pedro Livio Cedeño. Sí notaba que Modesto Díaz, hermano de Juan Tomás, de algo estaba enterado.” Del involucramiento de Jean Awad Canaán en la conjura informa: “Un día De la Maza me llamó y me dijo: ‘Hay que punchar al viejo; Juan Tomás. He estado hablando con Jean Awad Canaán –oficial de la Aviación Militar Dominicana, quien había vivido en Restauración– ’ y por ese lado sí creo que cuajará este negocio.” García Vásquez, miembro activo de la conjura por su lazo familiar con De la Maza sigue explicando la actitud y las acciones del yerno de Báez Díaz, metido hasta el tuétano en la conspiración, la cual fue un asunto de vergüenza y dignidad familiar: “Durante el desempeño de sus funciones como oficial destinado en Restauración Awad Canaán, quizás en provecho de las especiales condiciones de la frontera, aislado de toda relación social, pasaba largas horas en casa de De la Maza y, allí, vinieron las confidencias. Luego de la muerte de la señora [Awad] Canaán, o sea de Pilar Báez [Perelló] Díaz (sic) aquel quedó prestando servicios en la Fuerza Aérea Dominicana (FAD), a la que había sido trasladado. Fue cuando llevó una ametralladora a la casa de Báez Díaz y entregó una pistola calibre 45 a Antonio de la Maza.” (pp. 67-80).
Y finaliza su relato sobre Awad de esta manera: “La muerte accidental de Awad Canaán echó por tierra un plan en el que se debía usar mi vehículo Opel Caravan, por la comodidad que para los propósitos y uso de las armas significaba el hecho de poderse abrir su compuerta posterior, dejando un ángulo de tiro perfecto. Temerosos de que se tratara de un develamiento(sic), quedamos quietos por algunos días. Por cierto, que se presentó una difícil situación para la devolución de la ametralladora, que al fin fue superada.” (p. 68). De los detalles de la conspiración y de los nombres de los participantes tuvo Trujillo conocimiento directo a través del informe que le suministró Johnny Abbes. Pero Trujillo, como decía Marco Aurelio, no podía matar a sus matadores y desestimó el informe de Abbes porque nunca creyó que la familia Díaz fuera capaz de traición, pero de quien sí se cuidó fue de Antonio de la Maza, tal como dice García Vásquez, que hubo que hacer maravillas con Pilo Santelises para que De la Maza volviera a sus aserraderos, pues Trujillo inquirió qué hacía tanto tiempo en la Capital y no estaba en Restauración. De la Maza duró una semana para aparentar que no estaba en nada, sino que estaba en la ciudad capital en tratamiento médico de los riñones y del corazón. Una semana después Trujillo era cadáver. Ningún príncipe puede asesinar a su sucesor. Tenía razon Marco Aurelio en no preocuparse por ese asunto. Es difícil creer que el padrino de bodas de Jean Awad no supiera en qué pasos andaba su ahijado. ¿Y Johnny Abbes, lo sabía? ¿Y Pechito y Angelita lo sabían? Quizá Pechito, pero Angelita, lo dudo. Esas cosas no se les trataban a las mujeres en la Era de Trujillo. Además era una barbie de 21 años en 1960. Ahora se les abre un nuevo capítulo a los historiadores dominicanos.
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AREÍTO
Sábado 16 de junio de 2012
Folclore
HOY
Nuestros cantos de cuna vibraron diferente
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FERNANDO CASADO
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a “country-dance” cruzó presumida, contoneando su agitado “vaivén” sobre las cimas alegres del oleaje alborotado, repartiendo pregones canasteros como flores y su jarrón retinto rezumando espumoso el XVIII franco-ibero. Allí incuba contagiosa la figurera “contradanza española”, embotonando con la Conquista las frivolidades populacheras del nostálgico edén americano. Su inevitable herencia amamantó de savia y colorido el nervio esponjoso de nuestra diversidad musical ibero-caribeña, donde el mutante atrevido del hormiguero dominicano las reparte, transformando su aroma campestre en “contradanza criolla” y “en parejas” su atrevido danzar enamorado. En “Historia de la Conquista de la Isla Española de Santo Domingo trasumptada el año de 1762, (tomo primero): traducida de la Historia General de Indias escrita por Antonio de Herrera cronista mayor de Su Majestad, y de las indias, y de Castilla; y de otros autores que han escrito sobre el particular”, por Luis Joseph Peguero, el discreto autor, Peguero, oriundo del Baní-Canario, nos lega su valioso “manuscrito” rescatado entre documentos antiguos descubiertos en la “Biblioteca Nacional de Madrid”, aportando un invaluable dato, hasta ahora historiográficamente ignorado. La mención establece crono-históricamente (1762), la presencia originaria objetiva de la “contradanza” en “La Española”. Inconocida en lugar alguno del Caribe: “Aunque el Almirante la llamó siempre la Ysabela Nueva dos meses tenía, la fundación de la ciudad de Santo Domingo cuando llegó a noticia del Adelantado la grandeza de la Provincia de Xáragua donde tenía su Corte el Rey Bohechio, de cuyo estado, y policía se desian grandes cosas, y determinó irla a reconocer”. (p.91) El evento, que adornara la visita de Bartolomé Colón a Jaragua (1496), parte del ceremonial indígena, pudiera establecer la presencia asombrosa de la “contradanza” en “La Española” en una cronología contradictoria, anterior a Inglaterra y Francia, argumentando el fechado. Sin embargo, atribuimos la terminología, no al original escrito por Antonio de Herrera, sino, al fervoroso “trasumptador” Joseph Peguero en 1762. El comentario evidencia que “contradanza” era elemento grato del conocimiento y rutina cultural “criolla”. El párrafo establece la referencia como documento histórico inobjetable. El mismo confirma y delata la rutinaria danza como rasgo cultural referencial maduro, socialmente comprensible y asimilado. Sus procesos de integración al escenario idiosincrásico común corresponderían a síntesis remotas de capitalización cultural. El párrafo no solo confirma existencialmente la “contradanza”, sino, plantea, a su vez, que tanto en musicalidad e intenciones coreográficas, el “areíto” no constituía aberración primitiva ni degradada, sino califi-
cadamente cercana a expresiones como esa sugerente “semicontradanza”. La apreciación es juiciosamente reforzada por López de Gómara y Fernández de Oviedo. Oviedo, antipático decorador de la indiada, proclama entusiastas observaciones, afirmando la similitud de expresiones regionales españolas con el areíto. Esto dio lugar a la autora norteamericana Nancy O’Sullivan-Beare, en “Las mujeres de los conquistadores”, refiriéndose a las “300 doncellas” que escenificaran el esplendoroso recibimiento a Ovando en Jaragua, sugerir el absurdo escandaloso de que aquellas “doncellas” fuesen españolas y no aborígenes, justificándose prejuiciadamente en la esplendidez coreográfica que destacara Fernández de Oviedo. Quede registrado, historiográficamente, que ningún cronista osó comparar, ¡nunca!, el feliz arte del danzar taíno con expresión africana de baile alguno. Es este elevado concepto, en términos del desarrollo orgánico, rigor y gracia del danzar aborigen y su similitud con la “contradanza”, lo que ilumina la expresión reveladora del párrafo glorioso: “Saliolos a resevir tada la nobleza deste reyno, y se contaron beinte y dos casiques acompañando a su Rey Bohechio, y … Anacaona, señora de buena presencia que aun estando en poco adorno, no les paresio mal a los castellanos su seriedad respectiva, y facciones; llegaron antes que los Reyes, treinta doncellas desnudas, sin cubrir mas que las parte secretas con una faldilla de Algodón fino; con ramos de flores en las manos, Y CON UNA SEMICONTRADANZA AL SON DE SUS MARACAS, Y TAMBORES FUERON YEGANDO DE CINCO, EN CINCO, y ponían, a los pies del Adelantado Don Bartolomé los ramilletes de flores, cantaban y saltaban moderadamente, apeados el Rey y sus Casiques de las Andas, hasian hal Adelantado sus reverencias, tocando el suelo con la mano derecha, y luego la aplicavan al lavio: ceremonia que no husaban los señores casiques solo a su Rey”.(p. 91). La elocuencia del término “semicontradanza” en boca del autor en 1762 deja establecida y registrada histórica y cronológicamente en “La Española”, primadamente, la presencia objetiva de la “contradanza”. Su familiar enteramiento y manoseo rutinario en lenguaje danzario o escrito. La existencia remota de la contradanza en la parte española es validada desde la musicología cubana, de forma resabiosamente ambivalente: “Una treintena de años después de la experiencia inglesa, la contradanza criolla se reanima al influjo de la inmigración de colonos franceses haitianos o dominicanos, que se esparcen por toda la isla con sus tradiciones tanto agrícolas como culturales. Desde 1793 hasta 1803 la impronta dominicana vivifica a la contradanza criolla”. “Si los dominicanos introducen la contradanza se crea un raro fenómeno inesperado, original y creativo en la tradición cubana, al ob-
servar los logros tan rápidos de la contradanza en tan pocos años para que, antes de 1793, se la ignore —cuando había sido popular en Europa por casi cien años— y en 1800 sea tango de todos los días. Exabrupto sin justificación dialéctica”. (Natalio Galán, “Cuba y sus sones”, p. 102). “Cuando llegó el siglo XIX, en sus principios, al arribo a Cuba los emigrados dominicanos, ellos también trajeron consigo a los franceses y la contradanza al estilo francés, que tuvo gran influencia sobre los compositores de música popular y bailable cubana. Estos bailes de cuadro tenían que ser dirigidos y ensayados por un experto que llamaban “bastonero”. (Elena Pérez Sanjurjo, “Historia de la música cubana”, p.339). “Que existiera en Cuba antes de la llegada de los ‘negros franceses’ es hecho muy probable. Pero debió verse muy confinado en los barracones de esclavos, ya que solo pasó a la música de baile después de los días de la inmigración dominicana. En la vecina isla, en cambio, su presencia era tan activa que solía incorporársele con la contradanza. Es interesante observar que en una contradanza publicada en París, a fines del siglo XVIII —época en que Bernardino de Saint Pierre había puesto las Antillas de moda— y que llegó a Cuba por el camino de Port-au-Price con el título bien significativo de La Insular, hallamos el uso insistente de un ritmo (ajeno al carácter de la contradanza) que parece una notación torpe e inexacta, pero con la misma colocación de valores breves, del cinquillo”. (Alejo Carpentier, “La música en Cuba”, p. 131). “El Port-au-Prince cubano era el aborigen: ‘Camagüey’, receptor de una importante inmigración dominicana. El hecho de que la contradanza mencionada fuese titulada en ‘español’: ‘La Insular’ y publicada en París ‘en español’, plantea su lógico origen en la parte española. Con respecto al ‘ritmo, ajeno a la contradanza’, que parece desconcertar a Carpentier, podría tratarse de resabios de nuestro carabiné o más probablemente estaríamos en presencia del merengue”. Nuestra indiferencia por lo francés o haitiano es históricamente notoria: “… una carta del 14 de julio de 1796 -- día de Francia – del cesante Regente de la Real Audiencia de Santo Domingo don José A. de Urizar, dirigida al Príncipe de la Paz, don Manuel Godoy”, “advierte” el “encargo particular de que se prefiriesen las canciones republicanas y marchas con que se condujo a Luis XVI al patíbulo”. (R. Demorizi, “Música y baile en Santo Domingo”, p. 42). Es de sentido común entender que los dominicanos, usufructores de antiguo del “contradanzeo” (1762), antecedente a Cuba, Haití, etc., recibiríamos “lo francés” durante los breves años de la indeseada ocupación napoleónica, no en el compás estéril y vacuo de la inerte irrupción egorreica haitiana, como atestigua, sin remordimientos, la Historia.
AREÍTO
HOY
Historia
Sábado 16 de junio de 2012
El rey
Henry Christophe de Haití: entre luces y sombras
JEAN GHASMANN BISSAINTHE
U
na de las figuras emblemáticas de la historia haitiana lo fue sin duda Henry Christophe. Nacido en la isla Granada en 1767, fue esclavo liberto cuando los franceses, bajo la comandancia del Conde D’Estaing, tomaron esa pequeña isla del Caribe de las manos de los ingleses. Participó en la guerra de Savannah, Georgia, a favor de los Estados Unidos en 1779. Fue carnicero y camarero del hotel La Couronne en Cabo Haitiano y luego se incorporó a la guerra de independencia en 1793. En 1798 se distinguió en el sur de Saint-Domingue al expulsar a los ingleses y al participar con Toussaint en la unificación de la isla en 1801 para implementar el acuerdo franco-español de 1795. En 1793, Christophe era subalterno del general Jean François, quien se había convertido en líder supremo de los negros, pero recibía órdenes directas de Georges Biassou, el segundo jefe militar. Sin embargo, desde 1791, la parte norteña de Saint-Domingue se había convertido en un campo de batalla entre bandas rivales que usaban la intriga y la traición para imponer su liderazgo. Jean François se alió a los españoles en 1793, y luego se trasladó a Sevilla, donde murió como general de las armadas reales. Toussaint, quien era lugarteniente de Biassou, regresó al campo francés en 1795, y asumió el mando. Tuvo dos generales a su lado: Jean Jacques Dessalines y Henry Christophe. Cuando en enero de 1802, la flota francesa se acercó a la rada de Cabo Haitiano, el general Charles Leclerc, cuñado de Napoleón, envió una carta a Christophe, comandante de la ciudad, para que permitiere el anclaje de su flota y entregara pacíficamente las armas. Él rehusó en hacerlo, y respondió diciendo: “Si usted tiene la fuerza que usted me amenaza, le prestaré toda la resistencia que caracteriza un general, si la suerte de las armas le es favorable, usted no entrará en la ciudad de Cabo Haitiano que cuando ésta será reducida en cenizas, y aun sobre esas cenizas, le combatiré”. Después del desembarque de los soldados franceses, Christophe ordenó a los habitantes de la ciudad que la incendiaran con todos los edificios públicos. Cumplió con su promesa; pero al final de abril de 1802 dio un giro inesperado al aceptar someterse a las órdenes del capitán general Leclerc, liberó a más de 2,000 rehenes blancos (antiguos colonos) a cambio de mantener su grado de general. Fue objeto de reproche de parte de Toussaint, quien un mes después entregó también las armas. Sin embargo, al
negociar en secreto con los ingleses y los norteamericanos un proyecto separatista, Christophe y Dessalines lo denunciaron. Los oficiales franceses que intercambiaron correspondencias escribieron: “El capitán general está muy satisfecho de la conducta de estos dos negros. No hay duda en que han sido los autores de una infinidad de crímenes; pero si continúan en lo sucesivo, acreditando su energía como la que tienen en el día, la clemencia del gobierno francés no tiene límite y se complacerá en olvidar el pasado” (Juan López Cancelada. “Vida de J.J. Dessalines: Gefe de los Negros de Santo Domingo”, 1806, pp. 43-45). Su Majestad es criticado por algunos sectores sobre la base de que su ejército haya cometido crímenes atroces en el Cibao en abril de 1805. El prelado José Vázquez fue uno de los instigadores que lanzaba una campaña constante de descrédito en contra del pueblo haitiano, llamándolos caníbales, herejes y ateos. Ese cura, confesor de Jean François y vicario de su ejército, fue responsable del asesinato de más de 950 niños, hombres y mujeres franceses en 1794 en Fort-Liberté (antiguo Bayajá) que tildaba también de ateos, regicidas y judíos. Siendo general del ejército del Norte, en febrero de 1805, Christophe envió un emisario al comandante de Santiago José Serapio Reinoso de Orbe para que informara a la población santiaguera de que no tenía intenciones hostiles en su contra y que iba rumbo a Santo Domingo para expulsar a los franceses de la isla. Al ver la actitud recalcitrante del oficial De Orbe, Christophe le dio un plazo para responder a su solicitud. Afirma el historiador Emilio Cordero Michel, repitiendo las palabras de Gaspar Arredondo y Pichardo, que la población santiaguera no quería oponerse al tránsito de los negros, pero De Orbe se opuso y prefirió hacer resistencia con 1700 hombres mal entrenados frente a 9,000 veteranos soldados de Christophe (E. Cordero Michel, “La Revolución Haitiana y Santo Domingo”. Editora Búho, 2000, pp. 112-122). Los crímenes del ejército haitiano en 1805 en La Vega y Santiago no son justificables. No obstante, Dessalines conocía bien al cura provocador de suerte que en 1804 alentaba al pueblo dominicano de no dejarse confundir. Al regreso de las tropas por Santiago, fueron a buscar a Vásquez, quien se atrincheró dentro de su iglesia con sus seguidores para eludir el apresamiento. Siendo rey, Christophe trató de subsanar las heridas del pasado al acercarse a sus vecinos porque entendió que
solo una alianza insular podría salvar la independencia haitiana. Así, nombró como arzobispo de reino a Su Excelencia Juan de Dios González, criollo dominicano y excapellán de la reina Marie-Louise. González nunca recibió la ordenación de parte de Su Santidad. Incluso, Christophe hizo concesiones en el orden económico y político para lograr la integración a su reino del territorio oriental. Sus solicitudes nunca fueron tomadas en consideración, y las cosas se complicaron cuando el emisario de Francia, Agustín Franco de Medina, fue descubierto de dirigir un complot para matar al rey. En 1820, todos los logros de Su Majestad se fueron a pique. El general Joseph F. Balthazar Inginac reporta en sus memorias que solo una décima parte de los fondos del tesoro real fue recuperada, o sea 18,000,000 de gourdes, cuya tercera parte estaba en oro. El gobierno de Boyer recuperó en la ciudadela solo 14,000,000 de libras de café y 8,000,000 de libras de algodón. Hace unos meses, las críticas en contra de Christophe tuvieron más resonancia en la prensa local después del Estado dominicano haber donado una universidad a Haití, en las proximidades de Cabo-Haitiano, a consecuencia del terremoto de enero 2010, y que lleva el nombre de Christophe. Hay los que consideran que ese centro académico debería llevar el nombre de los intelectuales Jacques Viau, Jean Price-Mars o Anténor Firmin. Se ha comentado que un congresista de Haití había alentado a un grupo de jóvenes para que sacaran la foto del profesor Juan Bosch de la puerta de entrada de la biblioteca de dicho centro académico. Ahora existen dos universidades con el nombre de “Roi Henry Christophe” en el norte de Haití: una en Cabo Haitiano fundada por el Dr. Louis J. Noisin en 1980 y la actual donada por el Estado dominicano. Parece muy extraño que dos centros académicos lleven nombres similares y poco distantes el uno del otro. Esa obra humanitaria no impide que crezca el sentimiento antidominicano en las capas media y alta de la sociedad haitiana, sobre todo por la presencia marcada de compañías dominicanas en el suelo de Christophe. Incluso se acusa al presidente Martelly haber recibido una buena suma de dinero para su campaña y después de su juramentación para permitir que esas empresas consigan la mayor parte de los contratos de reconstrucción. La historia se repite, y nadie aprende de las lecciones del pasado para mejorar las relaciones domínico-haitianas.
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AREÍTO
Sábado 16 de junio de 2012
Arte Contemporáneo
HOY
Yves Klein.
Ives Klein pintando con fuego. París, hacia 1960.
Paul Giudicelli. “Hombre comiendo caña”. Mixta sobre tela, 1960. Cortesía Mesa Fine Art.
Ives Klein. “Pintura de fuego y color”, 1961.
¡El arte como dinero invisible!
“
AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ
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Zona de sensibilidad pictórica inmaterial” es el título de una famosa serie de performances y libros de autor realizados por el artista francés Yves Klein (1928-1962) hacia finales de los años 50 del siglo XX. Estas acciones performativas de Klein involucraban documentaciones de compra-venta como recibos o facturas: “Recibidos x gramos de oro fino contra una zona de sensibilidad pictórica inmaterial”. Firma, lugar y fecha operaban como cifras registrables de un efímero e inmaterial acontecimiento estético y/o antiestético a través del cual efectuaba su lúcida y deliciosa puesta en abismo de los excitantes e incontrolables rituales del mercado del arte, profetizando el instante del “intercambio” de la apariencia, del “espacio vacío” por una cantidad de oro o dinero establecida. Cuando el genial creador del “Azul Klein” y las “Pinturas de Fuego” desarrollaba estas “operaciones”, cada comprador, luego de “pagar” la cantidad de oro establecida, obtenía un recibo consignando el “valor inmaterial” de su adquisición. Al parecer, cuidándose la espalda de los “mejores enemigos del arte”, Klein siempre requirió como “testigos” a un notario, un crítico de arte y un director de museo. Luego, procedía mediante una especie de ritual performativo-interactivo que incluía la quema del recibo y el lanzamiento a las profundidades del Sena de la mitad del oro involucrado en la inefable transacción. Entre 1959 y 1962, Yves Klein logró vender ocho de estas “obras inmateriales”. Solo tres fueron “ritualizadas”. Sus “libros” tenían forma de chequeras. De 8 impresos solo cinco sobrevivieron. Cada una de estas “piezas” contiene diez recibos numerados. Pero lo que trasciende de estas desquiciantes y provocadoras reacciones simbólicas de Klein es su extraordinaria apertura a la hora de la profunda meditación sobre la relación entre el arte y el dinero, sobre las estrategias de intercambio comercial en el sistema capitalista, sobre el invisible, incierto, sorpresivo,
incesante e incalculable valor del arte. Generalmente, una transacción comercial consiste en el traspaso, de una persona a otra, de una propiedad, un bien o servicio determinado. En el caso de las obras de arte, el término “propiedad” implica el derecho de sus dueños a disponer de las mismas, y en ese sentido, los artistas de ruptura -en la estirpe de Yves Klein- han llegado a plantear en sus obras y reacciones más íntimas la problematización del mismo concepto “básico” de propiedad privada. De ahí que en el coloquio titulado “¿Qué determina el precio de una obra de arte?” (CEARCA/Mesa Fine Art/15/05/2012), hayamos tenido que cuestionar: ¿quién tiene el “derecho” de poseer y disponer de las cosas y los objetos?, ¿qué “propiedades” pueden realmente poseerse o ser poseídas?, ¿cómo establecer el “verdadero” valor de las obras de arte?, ¿cuál es y cómo se desarrolla el proceso en que se “establecen” los precios de las creaciones artísticas? Y sobre algunas de estas cuestiones reflexionaba Abil Peralta Agüero, en pleno dominio de una información y bagaje teórico que traslucen su experiencia de más de tres décadas de “navegación” en la espesa niebla que cubre el mercado del arte global, enfatizando especialmente en las características y diferencias de los mercados de los circuitos artísticos de Europa, Estados Unidos, América Latina y el Caribe. Durante su intervención, Peralta Agüero nos puso al día sobre la procedencia de las astronómicas cifras en dólares y euros que han determinado la adquisición o traspaso de las 10 obras pictóricas más caras de la modernidad. Y apuntaba especialmente sobre el caso de la obra titulada “El grito”, del artista noruego Edvard Munch, vendida recientemente por la casa Sotheby’s de Nueva York en nada menos que 120 millones de dólares (unos 91 millones de euros), estableciendo un nuevo récord mundial pagado por una obra de arte en una casa de subasta. Y si interesante resulta la cuestión de có-
Yves Klein. Pintura.
mo esta obra de arte de repente adquiere tal precio o “valor”, más vértigo experimentamos todavía al indagar sobre el origen/naturaleza del poder económico de sus anteriores propietarios o sobre los movimientos financieros “invisibles” que hicieron posible que esta obra significativamente estremecedora ahora se encuentre en posesión de una persona o familia tan efectivamente hedonista que llega a proclamar el máximo poderío económico y financiero desde el “anonimato total”. Asimismo, durante su disertación en el coloquio del CEARCA, Abil Peralta Agüero puntualizaba sobre una serie de factores que considera de rigor tener en cuenta a la hora de establecer estrategias de posicionamiento para la producción artística individual o colectiva. En ese sentido, Peralta Agüero planteaba que en el contexto específico dominicano se torna urgente que muestras de artes plásticas y visuales sean revaloradas de acuerdo a la profundidad de sus raíces, la importancia de cada artista, la originalidad y el potencial de trascendencia de cada producción en particular. Según el reconocido especialista dominicano, esto implica una urgente política de soporte económico a favor de nuestra producción artística, así como una transformación de los paradigmas culturales de nuestra sociedad. Seguimos…