Areíto andres l mateo

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Zona de la Cultura y de las ideas

www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Carla González SÁBADO 31.08.2013

Mu-Kien: El Tao llegó a mi vida

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ANDRÉS L. MATEO escribe sobre “Over” y “El Masacre se Pasa a Pie” JAVIER BENITEZ

José Martín Vilchez

¡Formas, espacios y signos esenciales!

Pionero de archivística

Amenaza de una dominicana

Javier Benítez, artista discreto, de vasta experiencia y reconcentrada personalidad, presenta su séptima exposición individual “Fusión: Revelaciones de Maternidad”, en el Museo de las Casas Reales.

Descubrió que la responsabilidad de gestionar documentos no es algo subjetivo sino que existen principios, normas, teorías y una amplia bibliografía producida en base a siglos de experiencia...Página 3

Montados en el soberanismo, en la crítica a las imposiciones desde arriba, se vio el hecho de que la elección a la Cámara de una mujer nacida en República Dominicana fuera una afrenta a la nación puertorriqueña. Página6

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PUERTO RICO

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Sábado 31 de agosto de 2013

CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do/ Por Edwin Espinal

Restauración, soldados españoles y genealogía (2 de 3)

Encuentros

HOY

LOPEZ, CARLOS: Murió en Santiago el 20 de mayo de 1907. Casó con Petronila Rodríguez y fue padre de José Manuel López, pionero en la introducción de vehículos de motor a Santiago en 1911. José Manuel López casó con Rosa Justa Bonilla Tavares, hija de Carlos Antonio Bonilla Bidó y Altagracia Tavares Tavares, siendo padre de Luis Leonelo (Nelo), Ana Teresa (Teté), esposa de Aurelio Antuñano Ortega; Rosa Amelia, Armando Pompeyo (Papito), esposo de Carmen Celia Balaguer Ricardo y María Josefa Knipping Mañaná, y Rafael Antonio (Fellito) López Bonilla, esposo de la afamada costurera Cecilia Cortiñas. Fue padre también de Luis Martínez, José y Miguel López y Rafael Azarías Pacheco, sastre, y quien llegó a ser director y clarinetista de la orquesta Santa Cecilia. Bisnietos de Carlos López son los primos hermanos José Manuel López Balaguer (Lope Balaguer), reconocido cantante y bolerista; Marcos Leonelo López Cortiñas (Nelo López), músico y pianista, y Juan Azarías Pacheco Knipping (Johnny Pacheco), músico de fama internacional, percusionista y flautista, fundador de Fania All Stars.

LLINAS ANDREU, FEDERICO: Nació en Manzanares, provincia de Ciudad Real, ubicada en la actual comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, el 27 de marzo de 1840. Era hijo del coronel de infantería Trinidad Llinás Valencia y Mariana Andreu. Llegó a Santo Domingo en 1860. Estuvo en la ciudad capital como instructor de oficiales del ejército dominicano y en San Juan de la Maguana, siendo testigo del izamiento del pabellón español en esa ciudad Lope Balaguer. con motivo de la Anexión a España. En 1864 se le confirió el grado de capitán, en reconocimientos a los méritos que alcanzó en la acción de Sabana Ferragut. Antes de estar en Santo Domingo, tomó parte en la campaña de Africa, por lo que fue condecorado con la medalla de honor concedida al Ejército de Africa, y fue declarado “Benemérito de la Patria” por el Senado y el Congreso de Diputados de España en 1860. Con motivo de los “servicios especiales” que prestó aquí, le fue otorgada la Cruz de Isabel La Católica. Formó familia con Guadalupe Santamaría Lluberes. En 1877 fue procurador fiscal de Samaná y fue educador en Santo Domingo (1873-1878 y 1883), Santiago (1884) y Puerto Plata (1886-1891). En 1891 construyó un reloj de sol para el parque Central de Santiago (hoy Duarte) por cuenta de la sociedad La Progresista del Yaque, rectificó las medidas del techo de zinc de la Iglesia Mayor de esa ciudad para su correcto montaje y fue geómetra de los trabajos del Ferrocarril Central Dominicano. En 1892 realizó el segundo plano de la ciudad de Santiago en el siglo X1X. La familia Llinás-Santamaría estuvo compuesta por: Federico, ingeniero, esposo de Ramona Nolasco Frías; Guarionex Pedro Mártir Manuel Maria Sebastián, Licenciado en Farmacia, esposo de Sixta Eva Garrido Laverne; Trinidad (Trina), quien murió soltera; Julio Rufino de la Santísima Trinidad, ingeniero también, quien casó con Buenaventura Celina del Carmen Beauregard Lavandier (Cucha); Ana Dolores (Nena), casada con Carlos Gómez; Mariana, casada con Félix Nolasco; María, casada con Aquiles Rodríguez; y Carmen, quien falleció siendo soltera.

MU- KIEN ADRIANA SANG

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Itinerario. El Tao llegó a mi vida Había una vez dos monjes que paseaban por el jardín de un monasterio taoísta. De pronto uno de los dos vio en el suelo un caracol que se cruzaba en su camino. Su compañero estaba a punto de aplastarlo sin darse cuenta cuando le contuvo a tiempo. Agachándose, recogió al animal y dijo: Mira, hemos estado a punto de matar este caracol, y este animal representa una vida y, a través de ella, un destino que debe proseguir. Este caracol debe sobrevivir y continuar sus ciclos de reencarnación. Y delicadamente volvió a dejar el caracol entre la hierba. ¡Inconsciente!, exclamó furioso el otro monje. .- Salvando a este estúpido caracol pones en peligro todas las lechugas que nuestro jardinero cultiva con tanto cuidado. Por salvar no sé qué vida destruyes el trabajo de uno de nuestros hermanos. Los dos discutieron entonces bajo la mirada curiosa de otro monjeque por allí pasaba.Como no llegabana ponerse de acuerdo, el primer monje propuso: .- Vamos a contarle este caso al gran sacerdote. .- Él será lo bastante sabio para decidir quién de nosotros dos tiene la razón. Se dirigieron entonces al gran sacerdote, seguidos siempre por el tercer monje, a quien había intrigado el caso. El primer monje contó que había salvado un caracol y por tanto había preservado una vida sagrada, que contenía miles de otras existencias futuras o pasadas. El gran sacerdote lo escuchó, movió la cabeza, y luego dijo: .- Has hecho lo que convenía hacer. .- Has hecho bien. El segundo monje dio un brinco. .- ¿Cómo? .- ¿Salvar a un caracol devorador de ensaladas y devastador de verduras es bueno? .- Al contrario, había que aplastar al caracol y proteger así ese huerto gracias al cual tenemos todos los días buenas cosas para comer. El gran sacerdote escuchó, movió la cabeza y dijo: .- Es verdad. .- Es lo que convendría haber hecho. .- Tienes razón. El tercer monje, que había permanecido en silencio hasta entonces, se adelantó. .- ¡Pero si sus puntos de vista son diametralmente opuestos! .- ¿Cómo pueden tener razón los dos? El gran sacerdote miró largamente al tercer interlocutor. Reflexionó, movió la cabeza y dijo: .- Es verdad. .- También tú tienes razón. (Cuento El Caracol. Un cuento taoísta)

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n 1994 escribí un artículo en el desaparecido periódico El Siglo, escribí un artículo que se titulaba El Tao y yo, en el que hablaba de que mi encuentro con el taoísmo había sido gracias a Rafael, mi esposo, quien me dijo en uno de nuestros primeros encuentros amorosos que uno de sus libros favoritos era La importancia de vivir de Lin Yutang . Mi asombro fue enorme. Era el libro de cabecera de mi padre, y yo, renegaba de su contenido por considerarlo no científico. Entonces lo devoré. Entendí que papá era un taoísta profundo, y, lamentable y tristemente, lo conocí mejor muchos años después de haber fallecido. Esta obra, escrita hace más 60 años, es una introducción simple y bien escrita de la filosofía taoísta. Con profundo dolor, por haber sido injusta con papá, decidí adentrarme al pensamiento taoísta. Seguí con Lin Yutang, leí La importancia de Comprender y una Hoja en la tormenta. Y en cada una de sus lecturas me gustaba no sólo lo que decía, sino como lo decía, como estas reflexiones suyas: Vive como si no fueras a morir nunca, actúa como si fueras a morir mañana. El hombre superior ama su alma; el hombre inferior ama su propiedad En esta vida hay lágrimas, y lo que importa, después de todo, es ante que lloramos. El máximo de poder es la iniciación de la decadencia

Instituto Dominicano de Genealogía Hay dos maneras de difundir la luz... Ser la lám-

para que la emite, o el espejo que la refleja Decidí ir a la fuente del taoísmo, y me introduje a las lecturas del Tao Te King. Leí a Huanchu Daoren, así como el Arte de la guerra y a Alan Watts, un taoísta británico que decidió adentrarse a las profundidades del tao. Una de las obras que más disfruté fue el libro que escribieron él y Ling Yutang, escrito en forma de diálogo. Watts tenía la virtud de escribir hermosamente, por eso sus libros son realmente cantos a la vida y a la naturaleza. Encontré algunos de sus pensamientos, tan profundos son que nos obligan a meditar. Seleccioné estos, los invito a leerlos con detenimiento: “ Cuando creer en lo eterno resulta imposible, y sólo queda el pobre sustituto de creer en la creencia, los hombres buscan su felicidad en las alegrías temporales” “Para ¨tener¨ agua corriente, uno debe dejarla correr libremente. Lo mismo es cierto de la vida y de Dios” “Ser pasajero es vivir; permanecer y continuar es morir” “Resistirse al cambio, tratar de aferrarse a la vida, es como retener el aliento: si persistes, mueres” “El poder de las palabras se le ha subido al hombre a la cabeza en mas de un aspecto. Definir significa casi lo mismo que comprender. Y más importante: Las palabras han permitido al hombre definirse, etiquetar parte de su experiencia como `yo`”. ¿Qué es el Tao? El Tao, conocido también como Dào, es un concepto metafísico que nació con el taoísmo, aunque también es usado por el confucionismo y el budismo. Podría afirmarse que el tao o dao significa el camino y la doctrina. Para el taoísmo el tao se refiere a la esencia misma del universo, que implica el orden natural de las cosas. Se sustenta en cinco principios básicos, a saber: 1. El respeto a la Naturaleza. 2. La No violencia, la NO ACCION. Los taoísta afirman que la mejor guerra es la que no se produce, y la mejor batalla es la que no se libra. 3. La serenidad y la armonía como principios para la acción. 4. El desarrollo espiritual 5. El desarrollo de la existencia sustentada en la plenitud y vitalidad El Tao llama a estar en sintonía con la naturaleza, y en esa interacción es capaz de percibir la realidad en sus dos ambitos: el superficial y el más profundo, que es en definitiva el rector y guia del superficial. Todo, absolutamente todo, dicen los taoistas, debe ser visto en su movimiento y en su equilibrio, porque es el juego de dos fuerzas contradictorias que se complementan: el Yin y el Yang. La rigidez es negativa. El agua es la esencia de la vida. Ella es blanda y es capaz de vencer a la piedra, con paciencia y tesón, como puede evidenciarse en estos pensamientos de Lao Tse, el padre del taoísmo El que domina a los otros es fuerte; el que se domina a sí mismo es poderoso. Con buenas palabras se puede negociar, pero para engrandecerse se requieren buenas obras. Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes. Saber que no se sabe, eso es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad. El sabio no enseña con palabras, sino con actos. mu-kiensang@pucmm.edu.do sangbemukien@gmail.com @MuKienAdriana


ÁNGELA PEÑA/ A.PENA@.COM.DO

Viaje por la historia

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José Martín Vilchez pionero de la archivística NAPOLEÓN MARTE

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uchas instituciones públicas y privadas dominicanas no tienen archivos sino documentos acumulados durante años que están a la espera de personal capacitado, dispuesto a ensuciarse las manos, que los organice. José Martin Vilchez Ureña, a quien reputados intelectuales consideran la persona que más sabe de archivística en la República lamenta que, históricamente, la documentación ha sido tenida como una carga en sectores empresariales porque los responsables “prefieren desconocer que los documentos son el testimonio de actividades administrativas, contables, jurídicas o fiscales, en una primera etapa, y después de perder esos valores los documentos se convierten en la memoria histórica de la entidad que los produjo en particular y de la sociedad en general”. Esas razones, añadió, “deben ser suficientes para convencer a cualquier gerente de que tiene el deber de garantizar una administración eficiente y transparente y asegurar a las generaciones futuras la oportunidad de investigar el pasado”. José Martín es una de las personas más admiradas y queridas en el Archivo General de la Nación, al que ingresó en 2005 cuando su única experiencia archivística había sido trabajar en la organización del archivo del Tribunal de Tierras, desconociendo “que existía una disciplina” en la materia. Fue luego de desempeñarse como técnico descriptor cuando fue enviado a Andalucía, España, donde cursó una maestría en Gestión Documental y Administración de Archivos y previamente a Cuba para hacer su pasantía en organización de fondos documentales. Pero como fue pionero y los técnicos en esa rama son escasos, comparte el trabajo con la enseñanza en el propio AGN donde es coordinador de departamentos técnicos y profesor de los diplomados en archivística. Sin embargo, en Vilchez quizá la única faceta a destacar no es que sea uno de los primeros archiveros especializados sino también su ejemplo de superación y las difíciles pruebas que ha enfrentado, las que lo llevaron a cuestionar a Dios. Ahora se acoge a Su voluntad y le ha entregado su vida y las de los suyos. Asiste a una iglesia evangélica y confiesa sentirse más fortalecido que nunca aunque estuvo hundido en desesperación y tristeza que creía insuperables.

Tragedias familiares. Nacido el seis de abril de 1970, hijo de Santiago Vilchez y Germania Ureña, declara con orgullo que trabajó zapatería en su infancia, vino al mundo en el ensanche Espaillat y a los cuatro años lo trasladaron a Los Guandules donde vivió casi debajo del puente. “Ahí pasó mi adolescencia y tengo amigos que visito frecuentemente”. A los 14 años entró como mensajero al Banco de Reservas y fue escalando posiciones por su seriedad, honradez y preparación constante. Salió en el 2000, 14 años después. Su última posición fue la de supervisor de cuentas corrientes, que abandonó pensando que no tenía “expectativas de crecimiento”. En 2001 partió a New Jersey, a trabajar en la bodega de un primo porque ya estaba casado desde 1990 con Yaniurka Ramírez. En Estados Unidos se enteró de la muerte sorpresiva de su padre y a los pocos meses le informaron que su hijo José Martín, de menos de un año, había sido diagnosticado con cáncer en el estómago. “Representó el dilema más grande, me podían dar todos los dólares del mundo y no me quedaba”. Al pequeño le dieron tres meses de vida y los Vílchez Ramírez estuvieron tres años luchando contra la enfermedad, haciendo colectas para medicinas y procedimientos. “Gracias a mi familia, a la Fundación Saint Jude y a los médicos del Instituto Oncológico Dr. Heriberto Pieter en ningún momento faltaron medicamentos”. Esos años de sufrimiento, lágrimas y pruebas “sirvieron para mi transformación personal porque llegué a convencerme que antes de ser hijos de nuestros padres biológicos somos hijos de un Dios Todopoderoso que actúa conforme a sus planes y de esa forma un día le dije a Dios que me perdonara por los reclamos iniciales, que si era esa Su voluntad, dispusiera de la

José Martin Vilchez Ureña pidió perdón a Dios por sus reclamos.

José Martin Vilchez Ureña junto a sus cuatro hijos: José Martín, José Luis, Sharina y Selene

vida de mi hijo, que lo aceptaría con mucho dolor, pero con resignación. Fue entonces cuando a mi hijo se le hizo una evaluación médica y el resultado fue: sanado hasta hoy y para siempre porque fue curado por Dios”. La enfermedad los dejó prácticamente en ruinas por lo que el licenciado en derecho, historiador, administrador de empresa, ejecutivo bancario, experto en derecho inmobiliario y ganador del Premio Máximo en el Curso “Éxitos y metas” del Instituto García Dubús se dedicó a conchar y ahí le llegó la desgarradora noticia de que su esposa había sido asesinada en un atraco frente a su casa. Desde entonces ha sido padre y madre de José Martín, José Luis, Sharina y Selene, aunque desde hace poco solo de tres porque Sharina se casó. “Trabajo y educo a mis tres hijos y sobrellevo esa situación con mucho amor, no es un sacrificio”.

La archivística. Es hijo del plan de capacitación archivística que se propuso la gestión de Roberto Cassá en el AGN cuando en España, la profesora Antonia Heredia, autoridad en Archivística, se sorprendía de que participaran seis dominicanos si otros países apenas enviaban uno.”Con nivel de estudios archivísticos, anterior a Roberto Cassá no existían, que nosotros sepamos”, afirma. El Archivo inició un plan de capacitación y se dispuso que parte del horario laborable fuera utilizado por asesores internacionales que coordinaban el proyecto para explicar al personal del AGN los conceptos y procesos básicos de archivística, explica. Descubrió que la responsabilidad de gestionar documentos no es algo subjetivo sino que existen principios, normas, teorías y una amplia bibliografía producida en base a siglos de experiencia de países con tradición administrativa y archivística. De esa forma, la archivística me escogió a mí y yo escogí a la

Con su madre al graduarse de abogado

archivística”, afirma. Para él, estos profesionales son fundamentales en cualquier entidad, ya que todas las actividades se registran en documentos. Ha sido profesor voluntario en la Escuela República de Panamá e impartido asignaturas en más de 20 diplomados que ha realizado el AGN, comunica que desde la época en que María Ugarte perteneció al Archivo General de la Nación solo se han publicado artículos sobre aspectos del tratamiento documental pero, por lo demás, son pocos los textos sobre el tema. -Casi nadie sabe de la profesión ¿es nueva?-. Responde que “es conocida, pero no reconocida. Como función no es nueva. Desde 1859, mediante la resolución número 630, fue creado el cargo de Archivero en el ministerio de Interior, Policía y Agricultura. Sin embargo, las técnicas de clasificación de esos periodos ya no son aceptadas por la archivística actual porque anteriormente se ignoraban los principios fundamentales de la archivística que disponen el respeto de la procedencia y orden original de los documentos. Lo nuevo es el estudio y la aplicación de los principios, normas y procedimientos que requiere la archivística moderna…”.

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Literatura

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“EL MASACRE SE PASA A PIE”Y“OVER” DOS MODELOS DE LA NOVELA SOCIAL DOMINICANA

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ANDRÉS L. MATEO

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exto quiere decir tejido, y Roland Barthes explica que “es un producto, un velo detrás del cual se encuentra más o menos oculto el sentido”. Yo creo que la novela social dominicana es eso: un tejido de acontecimientos, de hechos, que reaparecen en la narración, pero no ya como ilusión de la historia, sino como ficción. ¿Qué es, por ejemplo, “Enriquillo”, la novela de Manuel de Jesús Galván, publicada en el 1879; sino la sustitución de manera formal de las consideraciones alrededor del personaje histórico? Después del libro de Galván, las crónicas que delinean el marco de la historia objetiva en que Enriquillo realizó los hechos históricos que lo consagraron, han pasado a ser documentos secundarios. ¿Quién recuerda los graznidos de Fray Cipriano de Utrera, ni la polémica que rodearon sus juicios? La impronta del héroe Enriquillo la ha impuesto el discurso ficcional, y los escolares que repiten arrobados esa cadena de acontecimientos piensan más en el personaje de Galván que en el Enriquillo histórico, el de Fray Cipriano, por ejemplo. “El montero” no es solo una visión idílica de un personaje en peligro de extinción. Es, también, un habla social sostenida en la ficción. Pedro Francisco Bonó era un sociólogo intuitivo, agudo; pudo escribir un ensayo. Pero situado frente al hecho social de la montería trashumante que desaparecía, su opción fue esculpirla en la ficción, eternizarla en el texto, en el tejido desde el cual la palabra socializada por la rotunda evidencia del Montero le permitiera sobrevivir como arquetipo. Ese Montero de Bonó de 1851 , ¿no se trasciende a sí mismo como historia real únicamente porque algunos personajes sostienen el espesor particular del senti-

miento de lo que debió haber sido la vida azarosa y la incertidumbre del hombre y la mujer de la isla, a mediados del siglo XIX? ¿Qué es, finalmente, lo que queda de la montería, remedo angustioso de aquellas devastaciones de Ozorio de principio del siglo XVII; sino son estos personajes harapientos, estas rutas inhóspitas, éstos desvencijados caminos esculpidos a pulso de la observación más despiadada de las condiciones de existencia? De lo que se trata es de adelantar una idea para el estudio de nuestro tema que son las novelas “Over”, de Ramón Marrero Aristy; y “El Masacre se pasa a pie”, del escritor Freddy Prestol Castillo. En ambos textos se abordan acontecimientos de gran relevancia en la vida social, económica y política de los dominicanos; pero, tal y como ocurre en “El Montero” de Bonó, y en la novela “Enriquillo”, de Manuel de Jesús Galván, la opción es la ficción, no la historia objetiva; por lo que ésta idea común a toda la literatura social dominicana termina encadenando la marca de la escritura con los signos claros de la historia. En resumen, que la novela social dominicana describe siempre “lo real”, lo inteligible históricamente, lo que cabalga en el límite mismo de la imaginación. “El Masacre se pasa a pie”, por ejemplo, la novela que publica por primera vez Freddy Prestol Castillo en el año 1973, es una historia cruda y real del acontecimiento histórico que se conoce como “El corte”, es decir la masacre de pobladores haitianos ordenada por Trujillo en el año 1937. No hay otra novela dominicana que alcance tal nivel de realismo, ni que aborde la euforia del crimen como un inconmensurable espectáculo de degradación espiritual. Incluso, en algún momento yo mismo he escrito que si Edwige Danticat, la reconocida escritora haitiana,

hubiera leído “El Masacre se pasa a pie”, no hubiera tenido la necesidad de escribir “Cosecha de huesos”. Pero la sobredeterminación del realismo obliga desde el principio al autor a justificar la escritura. Como el autor narra que escribió la obra en plena “Era de Trujillo”, nos cuenta innumerables peripecias para ocultar el producto de su trabajo de escritor. “Cada vez que escribía veía sobre mis pliegos furtivos los ojos amarillos de la tiranía”- nos dice en algún momento-. Y también nos señala: “El peligro hizo de mí y del libro dos personajes oprimidos”. Es decir, que tanto el escritor como el libro son aquí personajes referidos en la trama, emanados de la propia atmósfera de miedo que el trujillismo creaba. Pero se puede decir que “El Masacre se pasa a pie” es una novela sin personajes. Don Panchito es la manifestación de la opresión despótica, apenas un trazo. El cabo Sigilio no expresa humanidad. El doctor M es un discurso libertario, un arquetipo del positivismo. El padre Oscar es una campanada libertaria, solo un soplo. El capitán ventarrón es una máquina de matar. Doña Francina no alcanza la dimensión de un acto. Don Crescencio es un guiño del explotador. Yusén es un semi-héroe cercado. El sargento Pío no brama ni piensa, está ahí para ser ejecutor. Don Chepe es un plácido lampo del terrateniente. La China, Cholo, los jueces, simplemente breves trazos de existencia; todo el mundo en esta novela está subordinado a lo que desbasta y pule el acontecimiento narrado: la matanza de haitianos, el “corte”; que es lo que engarza el tejido lapidario que nos cuenta éste texto. Ni siquiera el personaje narrador, cuya viscosa manía de sufrir cuando narra los crímenes y describe el tétrico cuadro de desolación de la escena, pone en la trama la profundidad de un per-

sonaje. Todo el resplandor de la palabra que estalla e ilumina la acción no llega a configurar la medida de un ser que sea algo más que la tragedia misma sobre la que se habla. La masacre de 1937 tiene una bibliografía amplia, que va, por el lado haitiano, desde los análisis de Jean Price Mars, pasando por la mención obligada al hecho que aparece en la novelística haitiana, particularmente en los textos de Jacques Stephen Alexis, Anthony Lespes, Jacques Roumain, Edwige Danticat, y muchos otros. En la República Dominicano hay una novela de Miguel Alberto Román, titulada “Compay Chano”, cuya visión reproduce la ideología trujillista respecto de la Masacre de 1937. El libro de Freddy Prestol Castillo encarnaba, por lo tanto, un punto de vista extraño al mito de legitimización y consenso que aspiraba a desencadenar la matanza. Era un libro de un dominicano, una novela, que denunciaba el hecho más horrendo del dictador Trujillo, y lo condenaba. El “corte” fue la empresa intelectual que empleó más a fondo a la casi totalidad de los intelectuales orgánicos del trujillismo. Memorable es el esfuerzo de justificación contenido en las reflexiones de Joaquín Balaguer, Julio Ortega Frier, Manuel Arturo Peña Batlle y hasta Max Henríquez Ureña. Sin embargo, en la cultura trujillista, su recuperación simbólica ocurre por permutación: masacre de 1937 es igual a fronteras seguras, a integridad de la patria. El código simbólico nunca la nombra, rehuyendo lo demencial del crimen, a pesar de que la gesta épica de la “Era” la incluye como uno de los momentos capitales de la grandeza de Trujillo. Y ello explica, primero, que el autor fuera un perseguido de su propia creación, que haya atribuido una exorbitante dignidad a la sintaxis predicativa del texto, y al acto mismo de escribirlo. Y, segundo, que el

libro fuera una subversión al orden establecido. Porque tras ese tejido narrativo estaba oculto el sentido de una condena a un acontecimiento histórico y social que había dejado pasmado al mundo entero. Por ello el verdadero personaje de esta historia es la masacre; y el poder de acabamiento, la fatiga de la razón humana es lo que describe cada fotograma de la película de horror que teje. Y la vemos desfilar ante nuestros propios, incrédulos, pasmados, hundidos hasta los tuétanos por la quiebra de la razón. Pero si “El Masacre se pasa a pie” es una novela sin personajes, “Over” es la novela de una sola mirada. Casi todo es visto a través del ojo de Daniel Comprés, y las cosas ocurren dentro del universo contradictorio de sus cuitas. La vista es un nudo esencial en el relato, y éste Daniel Comprés persigue dar en esa mirada la verosimilitud formal de lo imaginario. Over es la novela social clásica dominicana, la novela del sufrimiento y la explotación sin límites del proletariado agrícola industrial: el cortador de caña. Y es esa mirada de Daniel Comprés, el único personaje verdadero de toda la trama, la que saca a la luz las interioridades del central azucarero. Mundo purificado de espiritualidad, intercambia en un mismo gesto, la más burda alienación del trabajador con la miseria sin límite de los instrumentos humanos que la propician. Numerables y contiguos, el central azucarero es a la fatalidad del trabajo, lo que el trabajo es a la fatalidad del trabajador. La desgracia de Daniel Comprés es que, en medio de esa despiadada explotación, de la que él es un eslabón, la lucidez de su pensamiento no le permite ignorar su propia perversión. Él es un pequeñoburgués con conciencia, dentro de un sistema que no le permite sustraerse de la realidad. “Nada es

estable alrededor de un hombre que se empeña en mantenerle un rumbo fijo a su espíritu”-proclama- , con espantosa claridad, y en una atmósfera donde lo único gratuito es la muerte. Desde que la novela comienza, Daniel Comprés es un espectáculo a descifrar. Esculpe su retrato no desde las condiciones sociales denigrantes, sino desde su riqueza interior, y se vincula conflictivamente con un orden histórico particular. El itinerario de sus derrotas se acompaña de una reflexión existencialista (¡sorprendente, existencialismo en medio de un cañaveral!), vinculada a un amanerado desgarramiento que le recuerda su origen: “Heme aquí en una calle de mi pueblo. Por ella he transitado desde mi niñez, y todo esto tan familiar, tan amable ordinariamente, de repente se me ha tornado extraño”- Vocea a gritos. Porque ante cada forma terminal del fracaso, él opone un juicio, una larga sentencia, memorializada y sublimizada desde su antigua condición de clase, que sobrevive en él aún en la densa acrobacia del cementerio de vivos que es el central azucarero: “Llevo dos meses en un batey sin nombre, porque los fundadores de este central, en su afán de abreviar tiempo y despersonalizar tanto a las gentes, a los sitios como a las cosas, lo han numerado todo. Y es cierto que he matado mi hambre, pero no sé qué hacer con este hastío que me engulle día y noche”. Después de una serie de peripecias ha logrado colocarse como bodeguero del central, y eso lo sitúa ante la disyuntiva de transformase en su contrario. El central azucarero conforma un sistema perfecto de explotación, y el bodeguero tiene un papel todavía más indigno, en medio de la inflexibilidad del sistema con el que se muelen las fuerzas del trabajador. El “over” es ya de por sí una

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maquinaria infernal, que se suma a las duras condiciones de existencia. Pero el “sobre over” que esa misma maquinaria obliga al bodeguero a imponerle al mísero salario del trabajador, salta fuera del marco de lo racional. Toda la crítica social de la novela de Marrero Aristy es la figuración inflada de esa mecánica de la perversión, que la forma bastarda de la conciencia del pequeño burgués Daniel se niega a aceptar, aunque tenga que practicarla una y otra vez para sobrevivir. La economía de enclave del central no le deja otra opción. El flujo narrativo es la reflexión que, en contacto con esta pesadilla, opera en su ser. Recuento y definición realista que estructura, sin embargo, una cierta filosofía del objeto narrado. La caña como tema novelesco tenía en nuestro país antecedentes inmediatos, “Cañas y bueyes”, de Moscoso Puello, en 1936, por ejemplo. Pero lo que hace irrupción en el discurso realista de “Over”, es la sobredeterminación del resto fragmentario de la subjetividad que narra. Esa exactitud maníaca, esa descripción sobrealimentada de horror, ese mundo directo que cuelga conmovido del relato, es un resplandor de la conciencia, que quiere hacernos sentir la perturbación de su propio remordimiento. Por eso todos los demás personajes penden de esa mirada, y reducen su modo de existir en el texto, a las necesidades de edificación y penitencia del personaje narrador. En “Over” no hay más que un personaje plenamente construido en el seno de sus propias contradicciones: Daniel Comprés. El resto es una constelación de fantasmas que el resultado irrisorio del existir testifica como una decepción de la vida. Cleto y el policía del central podrían fulgurar suspendidos de una pincelada de humanidad, pero son arquetipos. Míster Robinson, el manager del central, no es más que el roce de un mal aliento y su envoltura de desprecio; el alemán podría ser “la figura simbólica del poder”- como dice, cuando lo fija con la frase siguiente: “está borracho de importancia”, pero no es otra cosa que una variación ornamental del desprecio acartonado del manager. Brown, el inglesito, sale armado de su propia negación, y en el lenguaje único del cinismo, se hace un personaje de una sola pieza. Los bodegueros amigos que beben con él son una tipología sociológica, y hasta su propia esposa, “temblor de tórtola asustada”, brota de una exigencia secreta del discurso de Daniel Comprés, y no de la condición humana. ¿Cómo explicarnos el nivel de crítica social que alcanza “Over” en plena “Era de Trujillo”? ¿Cómo entender que la novela que Marrero Aristy comenzó como un reportaje periodístico, se convirtiera en la narrativa social por excelencia de la literatura dominicana? Algún costado sociológico de análisis de esta novela ha postulado que sus críticas al sistema de enclave del central azucarero norteamericano, se conectaba con la política de nacionalizaciones del trujillismo, y a ello se atribuye que un texto de ese nivel crítico de lo social, tuviera tanto éxito en la dictadura. Pero aunque eso pudiera ser verdad, en tanto “Over” rescata las contradicciones vibrantes de la existencia en el central azucarero, es mucho más que eso. Incluso, algo muy peligroso en la “Era de Trujillo”, en algún momento permutando al sujeto de la ficción, analiza relaciones de causas a efectos y pronostica la insurrección: “Cegados por su fiebre de atesorar dinero, y empecinados en conceptos de superioridad racial, explotan, oprimen, y siembran tal rencor en los hombres, que cuando el día del estallido inevitable llegue, la venganza de las masas lo arrasará todo como un huracán”. Ramón Marrero Aristy fue siempre así, un provocador. Su cuerpo yacente, al pie de la montaña, con la nuca destrozada por el balazo que el tirano había ordenado darle, le permitió asumir, con su muerte, la representación de una de las más dramáticas realidades de la sociedad de su época: la de la polarización entre la vida y la palabra. Porque fue en la ambigüedad del lenguaje donde Marrero jugó su juego peligroso. Murió el 17 de julio de 1959, y había nacido el 14 de junio de 1913. Tenía, pues, 46 años y conocía los sinsabores de la apostasía, y los terrores del miedo. Tanto Marrero como Freddy Prestol Castillo, hubieran cumplido cien años de vida; Marrero en el 13 y Prestol en el 14; y ambos nos han legado dos textos imprescindibles, modélicos, de la literatura social dominicana.

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LA AMENAZA DE UNA DOMINICANA

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MIGUEL ÁNGEL FORNERÍN

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os que estudian el lenguaje saben que en todo lo que se dice existe una intención y que una parte del sentido de todo discurso es el ocultamiento de algo que se presenta y que a la vez se elude. El asunto viene al dedillo a propósito de una elección interna del Partido Popular Democrático, que ha desatado la producción de distintos discursos en las redes sociales, nuevas ágoras en la que los sujetos expresan aquello que quieren y lo que ocultan. La posibilidad de elegir a una ciudadana norteamericana de origen dominicano, Claribel Martínez Marmolejos, desató una serie de fuerzas dentro del PPD y una serie de críticas de elementos de la oposición política que quedaron inscritas en los diarios. Como ya conozco los discursos xenofóbicos desde “Muerte a los dominicanos”, supuestamente firmada por Los Macheteros, en la década de los ochenta; como tengo sabida la hipocresía de gente de izquierda que ayuda a atizar el fuego del miedo y la exclusión a los extranjeros, he tapado bien mis oídos para permanecer lo más saludable posible, ante tantas iniquidades. Me llamó, sin embargo, a la atención que al momento de la elección del joven abogado Manuel Natal este dijera que había ganado Puerto Rico (“Manuel Natal: “Ganó PR, soy un aliado de las causas justas”, Primera Hora, del 16 de agosto de 2013). Entonces me pregunté si estaba en juego la puertorriqueñidad o era que el flamante representante electo por la Asamblea estaba escribiendo el epitafio de la participación política de los residentes de origen dominicano o la síntesis de todo lo que había ocurrido. Montados en el soberanismo, en la crítica a las imposiciones desde arriba, se vio el hecho de que la elección a la Cámara de una mujer nacida en República Dominicana fuera una afrenta a la nación puertorriqueña. A veces los discursos llegan al alucinamiento y parecía que existía una contienda entre la dominicanidad y la puertorriqueñidad. En esa batalla virtual los supuestos defensores de la nación puertorriqueña se batían contra una intrusa que, a todas luces, parecía pretender desarriar la bandera monoestrellada y declarar la anexión de Borinquén al imperio dominicano, como si estuviera en juego la pureza de la nación contra el entrometido del Canal de Mona. El candidato ganador habló y calmó a sus huestes(“que quiere lo mejor para el país; que pone el país por encima de todo”). Pareciera tanto que el orgullo nacional se encontrara de momento minusvalorado con que un ser tan inferior como un dominicano entrara en el sacrosanto recinto de la Cámara de Representantes, lugar de la puertorriqueñidad que marcan el rumbo de la identidad puertorriqueña y del destino del país. Uno se preguntaría, ¿cómo se puede ser tan débil? ¿Cómo se margina a una comunidad de “labriegos”, “fritoleros”,” echadías”, “cuponeros”, etc., etc., (porque así es que se ve, desde ese balcón de la xenofobia, a los dominicanos) gente que, por lo contrario, solo han encontrado la puerta de salida de un país que le ha negado el derecho a educarse y a comer para honradamente ofrecer lo único que tienen, su fuerza de trabajo? ¿Por qué tanto temor? ¿Si esos actores políticos y sociales no le reconocen a un solo dominicano inteligencia, capacidad, amor y dedicación? Los discursos racistas, xenofóbicos y clasistas suelen ser crueles y quienes los enarbolan, olvidadizos. La gente más sesuda de Puerto Rico calló este triste episodio, pero el pueblo dominicano y el puertorriqueño siguen uno al lado del otro, con sus historias de cooperación, solidaridad y tangencias históricas. Los opinantes encentraron sus comentarios en la lucha del status... en fin, los dominicanos no valen ni para un análisis. En palabras del comentarista radial, en la coyuntura de Toa Baja (Villa del Sol), son unas “ratas”. Consideraciones que no tienen los empresarios que emplean a los laboriosos hombres de Quisqueya ni los que ponen a sus hijos en manos de “mucamas” dominicanas. El que habla se retrata y el lenguaje deja

las huellas de lo que se dice y de lo que se elude. Puerto Rico se salvó de una dominicana, pero el partido en el gobierno, que sabe cuál es el valor de los votos de la comunidad dominicana y el rol que jugaron en la pasada contiende lectoral, seguirá coqueteando con los sufragios de la comunidad. Pero hay otros que se delatan, y son aquellos que usaron su poder en la Asamblea para arrollar la aspiración genuina de una de los suyos. Mientras tanto, los políticos de la oposición parecen preocupados. La lección política que queda inscrita en la sublevación de las “huestes populares” contra la dominicana, es que hay que tener mucho cuidado: a los dominicanos, promesas y no representación, porque, como se desprende de las declaraciones de una distinguida profesora doctora, han ganado una ciudadanía espuria, que no les da derecho a la representación. El broche de oro aparece cuando se llega a decir que: “Si la comunidad dominicana quiere continuar siéndolo instalada en nuestro suelo y no se siente representada por los puertorriqueños, que sigan su camino hacia su país o hacia Estados Unidos continentales, cuya ciudadanía es la que quieren obtener”. Así que, la puerta, en lugar de as-

pirar a ser actores en sus comunidades y a proponer reformas para la convivencia democrática. No hay que ser filósofo para entender que al Otro se le quita el nombre, su identidad y su valor humano; que un candidato debe ser medido por sus méritos y ser tratado de acuerdo a su condición humana y no por el lugar de nacimiento o de“limpieza” de sangre. En la estrategia de la invisibilización, al Otro no se le reconoce ni el nombre ni los méritos ganados en la liza de la vida. Las identidades nacionales en el Caribe son excluyentes y, en tiempo de crisis, el enemigo resulta ser siempre el extranjero de la marginalidad. Un otro que es,en definitiva, uno como tú mismo, desgraciado y dueño del mismo destino.


Aporte

AREÍTO

Sábado 31 de agosto de 2013

HOY

Juan Bosch presentía su derrocamiento Golpe de Estado fue planeado por militares y sectores conservadores

VÍCTOR A. MÁRMOL

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ieciocho años después de su derrocamiento, Juan Bosch afirmó que el golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963, no fue planeado “pero hubo que darlo para salvar al presidente norteamericano John F. Kennedy, de un escándalo internacional, porque había ordenado organizar campamentos guerrilleros en el territorio de un Estado amigo, ocultándole esa actuación al jefe de ese Estado”. Bosch se refería a unas actividades llevadas a cabo por grupos de guerrilleros haitianos, comandados por el ex general León Cantave, en la zona de Sierra Prieta, con el propósito de derrocar al gobierno de Haití, presidido por el dictador Francois Duvalier, según reseñó en esa ocasión el diario El Caribe. Contrario a esa afirmación, creo que el golpe de Estado se venía planeando desde hacía varios meses y el propio Bosch lo sabía. Virgilio Gell, quien trabajó en la seguridad de Bosch y fue uno de sus asistentes, a quien éste le aplicó el “paredón moral” por supuesta corrupción, me reveló que a Bosch los servicios de seguridad integrados por civiles, le tenían informados sobre los movimientos conspirativos contra el gobierno y no le daba la importancia necesaria, excepto cuando ordenó la cancelación del mayor de la Fuerza Aérea, Rolando Haché y del capellán de esa institución Marcial Silva. El vicepresidente de la República, durante el gobierno perredeista, doctor Segundo Armando González Tamayo, reveló años después del golpe, que Juan Bosch le habría dicho que no se hiciera ilusiones en el cargo, porque no durarían mucho en el poder y su pronóstico ocurrió siete meses después de su juramentación, con la presencia en el país del almirante naval norteamericano William Ferrall, jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, con asiento en Panamá, quien llegó a las 1.30 de la tarde del día 23 de septiembre, dos días antes del golpe, por la Base Aérea de San Isidro y se marchó 10 horas después del golpe militar. En la noche del 24 de septiembre, Ferrall había sostenido una amena conversación con el presidente Bosch, durante una recepción que las Fuerzas Armadas le dedicaron al alto oficial en el club de oficiales, ubicado en ese entonces en el Centro de los Héroes. El mandatario estuvo acompañado por el Secretario de las Fuerzas Armadas, general Víctor Viñas Román, del comodoro Julio Rib Santamaría, jefe de la Marina de Guerra, del Secretario de Agricultura, Antonio Guzmán, quien llegaría a ser Presidente de la República, quince años después, y del embajador norteamericano John B. Martin, entre otras personalidades. Yo estaba presente durante ese acto social. Tenía 20 años de edad y era redactor político del diario El Caribe y cubría también la fuente del Senado de la República. Conversé con Bosch acerca del cierre de algunas estaciones de radio y de la televisora Rahintel, así como por la detención de algunos empleados y de los comentaristas Rafael Bonilla Aybar y Tomás Reyes Cerda, ya fallecidos. El mandatario me dijo que creía que las emisoras estaban cerradas porque creía que no pagaban la luz. El cierre había sido dispuesto por haberse iniciado por estas emisoras, un llamado al comercio para realizar un paro el día 20, convocado por una denominada Acción Dominicana Independiente y un Frente Anticomunista, grupos de la derecha cuyos principales dirigentes eran los señores José Andrés Aybar Castellanos, Enrique Alfau, Aquiles Rodríguez, el poeta Antonio Frías Gálvez, entre otros ciudadanos. El paro duró dos días. Después de Bosch conversar por espacio de 40 minutos con el almirante Ferrall y sus acompañantes, con militares y funcionarios de su gobierno, optó por marcharse de la recepción. Le seguí hasta el ascensor y cuando se disponía entrar le pregunté, por respeto, que si podía publicar lo que habíamos hablado y me contestó con una sonrisa:

El día 14 de septiembre Bosch viajó a México por la Base Aérea de San Isidro.

Carta al pueblo dominicano después del Golpe de Estado de 1963 El Presidente de la República Dominicana Al Pueblo Dominicano:

“Víctor, no todo lo que se habla con un periodista como amigo, se puede publicar”. Deduzco que no quería que esto saliera a la luz pública porque nadie lo iba a creer. Durante ese martes 24 Día de las Mercedes, los rumores de golpe de Estado circularon por todo el país. También el día 14 cuando Bosch viajó a México por la Base Aérea de San Isidro, ocasión que aproveché para entrevistar al general Renato Hungría, jefe del Ejército Nacional, con quien yo tenía buena amistad. El alto oficial me puso su mano derecha sobre mis hombros y declaró: “Aquí no habrá golpe de Estado”. A los once días después, el general Hungría era de los primeros firmantes del comunicado que las Fuerzas Armadas dirigieron al país para justificar el atentado al orden constitucional. Bosch también habló antes de abordar el avión y dirigiéndose a los pocos periodistas que estábamos allí para cubrir su salida, bromeó diciendo: “Espero que no me apliquen el refrán de que quien va a Sevilla pierde la silla”. Y la perdió ocho días después a su regreso al país. Tres horas antes del golpe de Estado, producido alrededor de las 2:15 de la madrugada del 25 de septiembre, volví a hablar con el Presidente Bosch, pero esta vez por teléfono, cuando lo llamé a su residencia ubicada en la avenida López de Vega. La llamada la hice por recomendación de Rafael Molina Morillo y Francisco Comarazamy, director y jefe de redacción de El Caribe, respectivamente, para que le leyera a Bosch un cable llegado por teletipo al periódico y firmado por el periodista Hall Hendrix, en donde éste aseguraba que la democracia dominicana peligraba y que tal vez no llegaría a fin de año. Molina me sugirió preguntarle a Bosch cuál era su opinión. Después de leerle íntegramente el cable, el Presidente Bosch me contestó de inmediato “Publíquenlo” y me dió las buenas noche. Fue la última vez que conversé con Bosch y creo que fuí el último periodista que habló con él siendo Presidente Constitucional de la República, porque a pocas horas fue despojado del poder y detenido en el Palacio Nacional, tal vez evocando aquellas célebres palabras que dijo en México: “Fui elegido para gobernar de acuerdo con unos principios que estuve predicando diariamente y no voy a mantenerme en el Poder, de nin-

Ni vivos ni muertos, ni en el poder ni en la calle se logrará de nosotros que cambiemos nuestra conducta. Nos hemos opuesto y nos opondremos siempre a los privilegios, al robo, a la persecución, a la tortura. Creemos en la libertad, en la dignidad y en el derecho del pueblo dominicano a vivir y a desarrollar su democracia con libertades humanas pero también con justicia social. En siete meses de gobierno no hemos derramado una gota de sangre ni hemos ordenado una tortura ni hemos aceptado que un centavo del pueblo fuera a parar a manos de ladrones. Hemos permitido toda clase de libertades y hemos tolerado toda clase de insultos, porque la democracia debe ser tolerante; pero no hemos tolerado persecuciones ni crímenes ni tortura ni huelgas ilegales ni robos porque la democracia respeta al ser humano y exige que se respete al orden público y demanda honestidad. Los hombres pueden caer, pero los principios no. Nosotros podemos caer, pero el pueblo no debe permitir que caiga la dignidad democrática. La democracia es un bien del pueblo y a él le toca defenderla. Mientras tanto, aquí estamos, dispuesto a seguir la voluntad del pueblo. Juan Bosch Palacio Nacional, 26 de Septiembre, 1963 (Esta carta, reproducida por Santiago Estrella Veloz, en su libro “Tres maestros de la política”, y que él tomó, según dijo, de “Juan Bosch: Un hombre de Siempre, exposición iconográfica Comité Pro-Homenaje a Juan Bosch, 30 de Junio 1989”. Tengo entendido que esta histórica carta le fue entregada a Fabio Herrera Cabral, entonces viceministro de la Presidencia, por el propio Bosch, estando detenido en el Palacio Nacional, tras su derrocamiento. (V. Mármol)

guna manera, si tengo que hacer abandono de esos principios. Considero que el Poder ya no será un instrumento para servir a mi pueblo”. Y cumplió sus palabras.

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AREÍTO

Sábado 31 de agosto de 2013

JAVIER BENITEZ ¡Formas, espacios y signos esenciales!

Medida y Educacion. Oleo sobre tela

L

os controversiales resultados de la selección, premiación y montaje de la XXVII Bienal Nacional de Artes Visuales, inaugurada la noche del jueves 16 de agosto en el Museo de Arte Moderno, han suscitado una serie de respuestas, reclamos y miradas que podrían traer un “nuevo aire” y contribuir al “reciclaje” del espacio reflexivo en torno al propio evento y sobre la situación actual de las artes plásticas y visuales en Santo Domingo. Al respecto, como simple “activista” del comité organizador y como “bienalista histórico”, creo que no sería indiscreción, y mucho menos necedad, compartir cierta información o algunas ideas sobre una experiencia tan “dolorida” como enriquecedora. Pero aun faltan varios recorridos sobre los distintos aspectos organizativos y sobre los resultados de la XXVII edición de nuestro magno evento artístico. La extraordinaria exposición de las obras seleccionadas y premiadas, además del amplio programa de conferencias, coloquios y debates teóricos de la XXVII Bienal, siguen abiertos hasta noviembre en todos los espacios del MAM. Mientras tanto, en un instante que admite la “precariedad” o incertidumbre de las practicas creativas tradicionales y de la misma condición artística, se impone registrar la vigencia de una propuesta estética que constituye una prueba elocuente de la energía y la capacidad renovadoras que puede desplegar un artista cuando persiste y se consagra de manera constante a su formación, al conocimiento profundo de su oficio y a la depuración conceptual de su universo visual personal. Y esto es evidencia cristalina en la producción dibujística, pictórica y escultórica de Javier Benítez, artista discreto, de vasta experiencia y reconcentrada personalidad, quien recientemente ha presentado, en el Museo de las Casas Reales, su séptima exposición individual, bajo el título de “Fusión: Revelaciones de Maternidad”. En dicha muestra, conformada por 16 obras, entre pinturas sobre tela y esculturas en bronce, Javier Benítez, también autor de una serie de de obras monumentales de notable calidad estética y profundo contenido humano, localizadas en distintos espacios, instituciones y lugares del país, y con las cuales se proyecta como uno de los más respetables escultores dominicanos contemporáneos, persiste en su tratamiento del tema característico de la maternidad al mismo tiempo que nos invita a disfrutar y confrontar los resultados de sus más recientes búsquedas estéticas, así como de sus experiencias creativas más íntimas y obsesivas. La profunda compenetración existencial con los fundamentos del hecho plástico; el rigor de su oficio; la claridad y efectividad expresiva de sus ideas estéticas, más la actitud autoexigente que traslucen cada uno de sus proyectos, nos permiten advertir a Javier Benítez como exitoso fugitivo de la “bohemia”y la autopromoción. Sin embargo, estos elementos definitivamente atractivos y distintivos, tanto de su personalidad artística como de su producción reciente, son los que propician de inmediato la confrontación despejada, intensa y

Rompiendo Fuente.Oleo sobre tela

Maternidad. Oleo sobre tela.

fecunda de la crítica. Precisamente, en el brillante ensayo de presentación del catalogo de la muestra, titulado “Superficies, signos y cuerpos: Pintura y Materia como Pasión”, el Dr. Odalis G. Pérez, director de la Escuela de Crítica e Historia del Arte de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, observa que: “Lo que hasta hoy podemos llamar la obra de Javier Benítez se hace visible en la aventura que el artista ha asumido como creación individual y como sentido del arte. Temas, encuentros, conjuro, conjuntos formales, texturas culturales y artísticas; religiosas, socioculturales y composicionales, activan todo un marco de relación y de lenguaje. Es por decirlo así un orden en el cual el vuelo y el punto, el soporte y el acento, el tiempo y la materia, la técnica y el lenguaje, construye una manera de enunciar lo que se oculta o desoculta en algunos ejercicios en masas, volúmenes, superficies y encuentros con y desde el arte contemporáneo”… En este ensayo, el ejercicio crítico reafirma el propósito intensificador de las búsquedas estético-simbólicas del artista, recuperando su pertinencia y su responsabilidad a la hora de la contextualización de la obra y el trayecto creativos de Javier Benítez. En ese sentido, Odalis G. Pérez, nos advierte que: “El camino recorrido por Javier Benítez…aspira a una búsqueda estética de la materia y de la superficie del cuadro. Esto se puede evidenciar en un eje pictórico y en un eje escultórico asumido como fusión de de su universo estético y formal, pero también en la perspectiva de un trabajo multidisciplinario, donde tanto creación, realización y conocimiento, ordenan el campo el campo de trabajo visual asimilado en su obra. Para el artista, los diferentes modos de hacer se revelan en una inscripción estético-artística, acogida en su mundo visual y apoyada y apoyada principalmente por una selección estético-sensible ligada al cuerpo, a la forma y a la expresión visual”...

Iluminado. Oleo sobre tela

Enlazados. Escultura en bronce.

Arte Contemporáneo

HOY

AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ

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JAVIER BENITEZ

Javier Benítez nace en Santo Domingo, el 2 de julio de 1970. Es egresado de la Escuela Nacional de Artes Visuales (1986-1992), donde recibe lecciones e influencias directas de maestros y creadores emblemáticos de las artes plásticas dominicana de la modernidad, tales como Marianela Jiménez, Gaspar Mario Cruz, Domingo Liz, Amable Sterling, Ángel Haché y Norberto Santana, entre otros. Entre sus estudios especializados, destacan: Posgrado en Escultura, Escuela Nacional de Artes Visuales (1990); Fotografía Artística, Escuela de Diseño de Altos de Chavón (1992/1993); Métodos y Técnicas de Restauración, Universidad Autónoma de Santo domingo (1993) y Modelado de Escultura en Metales con Guillermo Dorado, UASD (1995). Entre sus exposiciones individuales más importantes, destacan las presentadas en la Alianza Francesa, Santiago de los Caballeros (1991); Colegio Dominicano de Artistas Plásticos (1992); Casa de Bastidas (1995); River Bank Park, Nueva York (1999/2000) y “Fusión Revelación Mixta de Maternidad”, Museo de las Casas Reales, Santo Domingo (2013). Asimismo, la obra de Javier Benítez ha sido exhibida exitosamente de manera colectiva en museos, galerías y centros culturales de Santo Domingo, Estados Unidos, Canadá, Francia y Rusia. Recientemente, una de sus obras monumentales fue instalada en la Universidad ITECO. Se trata de una escultura en bronce de más de 4 metros en la que Javier Benítez rinde homenaje a la mujer y a la educación. En la actualidad, Benítez se encuentra trabajando en una escultura de grandes dimensiones que la Cámara de Diputados colocará en las cercanías del puente Juan Bosch.


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