Areíto. Sáb., 06 de agosto, 2011

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Areíto

Zona de la Cultura y de las ideas

www.hoy.com.do Editor: Nelson Marrero Diseño: Carla González SÁBADO 6.08.2011

DEFUNCIÓN

Una despedida a Carlos Dobal con excelente ponderación de su historiografía Pág. 4

Influencias políticas y sociales en la pintura rusa Siglo XX Comentadas por Elena Litvinenko, historiadora de arte de origen ruso residente en RD desde 1986

Página 7

Manieles En RD Investigación revela aportes de África a la cultura dominicana que dieron origen a muchos nombres en la geografía nacional pero que los historiadores han tratado de ocultar. Página 3

Fernando Casado en el abismo

San José de Ocoa Autopista

Carretera

N

Rancho Arriba Sabana Larga San José de Ocoa

MA R C A R I B E

Cabecera de provincia: San José de Ocoa Región: Sur Superficie: 855.40 Km.2 Población (censo 2002): 62,368 habitantes

Ríos

Ciudades

Presa Jigüey

El artista e investigador de arte Fernando Casado hacía radio en la época de Trujillo y narra la noche en que sintío que estaba a punto de perecer a manos de implacables miembros del Servicio de Inteligencia de Johnny Abbes García. Página 6


HOY

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Sábado 6 de agosto de 2011

Zona Areíto Areito

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Luís F. Disla (Ensayista) Acabo de concluir la historia de Rufino de la Cruz, quien ha sido calificado sólo como chofer de Las Mirabal. Formaba parte del 14 de junio y tenía su propio valor antitrujillista. LA GUIA

CIELO NARANJA

Marivell Contreras

POR MIGUEL D. MENA _ ____________________________________________________________________________

LIBROS

El cine dominicano y sus lugares comunes

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e hubiese gustado plantearle a Jimmy Gómez una pregunta más, pero Jimmy se fue hace un par de meses, dejándonos un hueco impronunciable. Hay otro Jimmy que nos queda, el Hungría, igual Funes e igual apasionadísimo calentador de butacas de cine. Que estas líneas sean expresión de cariño… La pregunta es: ¿cuáles son los lugares más comunes en las películas filmadas en nuestro país? Esto puede parecer risible, algo así como “sabía usted que…” o “cultura con sabrosura”. Sin embargo, en la recurrencia está una imagen, un decir, ese punto de vértigo que genera interés, pasión, por lo pulsante o golpeante. ¿Por qué lugar de la ciudad se han paseado Al Pacino, Matt Damon y Harvey Keitel? ¿Bajo cuáles bombillos ha fiestado lo “más granado de la sociedad”? En la gran pantalla, Santo Domingo ha sido desde aquellos días gloriosos de Francis Ford Coppola en “El Padrino II” (1974) un remedo de la Habana. La imagen de Santo Domingo en el cine tiene valores múltiples. Se puede hablar de sus aspectos documentales, como cuando se recrea el antiguo Parque Independencia y las avenidas Duarte y Mella en “El Padrino”. Tal vez pudiera compararse la escena aquella en que Lee Strassberg y compañía conversan desde el hotel El Embajador con La Feria de hoy. O más recientemente, podría pensarse lo acontecido en esa esquina de la calle Hostos con Mercedes desde los tiempos de “Dreaming of Julia” (2003) hasta hoy. Aunque pocas, las películas rodadas en nuestra capital pueden servirnos para un ejercicio cada vez más necesario: el pensar nuestros espacios. Tal vez no sólo podamos mirarnos en ese pasado tan tercamente para-habanero que por lo demás ha permitido fijar un mo-

mento de la cuesta de San Francisco en “Habana” (1990) de Sydney Pollack, para no hablar de “Lost city” (2005), de Andy García, sin olvidar, además, las pizcas urbanas de “Azúcar amargo” (1996). Lo curioso de esta puesta en escena de Santo Domingo es que si no es para-habanera, la ciudad funciona poco. ¿No es demostración de un desamor cinematográfico hacia la ciudad? ¿Cómo ha operado el proceso de identificación con el espacio? Por suerte que en la pantalla chica, en esta cultura youtube en la que muchos estamos inscritos, las imágenes se viran. El Santo Domingo puesto en escena es el marginal, el de esas grandes heridas que son nuestros barrios: la Charle, Herrera, Los Mina, en esa cultura hip-hopsera que nos revela la crudeza de nuestras verdades, que somos más márgenes que centro, que todo es pliegue en la Isla que más amó Colón. Esta relación de ciudad y cine también podría ser extendible a los planos de la plástica y la literatura. La constatación es tan cortante como una espada del samurái Kurosawa: esta ciudad le ha importado poco a los creadores. Esta ciudad ha sido como una gran camisa de fuerza de la que los Guacanarixitos han querido salir de cualquier forma. Esta ciudad, la más grande del Caribe, hay que vivirla marginalmente para sentirla, pero hasta ahora estará esperando alguna novela que trate de Los Mina y una gran película en La Puya o Katanga. Veremos.

Omeros Entre los diversos avatares que el aura legendaria de Homero y su obra han conocido a lo largo de la historia de las letras inglesas, acaso los más asombrosos sean el Ulises de Joyce y el Omeros de Dereck Walcott. Como en la Iliada, invocado por una muchacha griega, Antígona, exiliada en América, la historia comienza con la rivalidad por el amor de una mujer. No es una princesa sino una negra criada antillana, y quienes luchan por ella no son reyes sino pescadores, pero el rostro de Helena es de aquellos en que los dioses, consagran toda la belleza de una raza. Ella ama a Aquiles pero le deja por Héctor, y un día en que el pueblo se prepara para una fiesta, el amante desdeñado zarpa de Santa Lucía y en un sueño iniciático y un viaje a través de siglos, es devuelto a la tierra de sus antepasados, en la costa occidental de África. Mateca RD$1,100.00

De Cómo Tía Lola Vino de Visita a Quedarse Julia Álvarez, la escritora dominicana, cuenta como Tía Lola llega a la casa de Miguel, en Vermont, desde República Dominicana. Viene a ayudar a la familia que acaba de mudarse allí, desde Nueva York, donde ha quedado su papi. Miguel piensa que esta peculiar y extraordinaria tía le hará más difícil conseguir nuevos amigos; a veces desea que ella regrese a la isla. Pero si esto ocurre, Miguel se perderá las ricas meriendas que ella le pone en su lonchera, las que sin duda contribuyeron a que él entrara al equipo de béisbol. Tampoco tendrá quien le cuente fabulosas historias familiares. Además ella necesita mucha práctica para aprender a hablar inglés y no usar de corrido todas las palabras que conoce. Así que miguel poco a poco irá cambiando de parecer. Librería La Sirena RD$285.00

Una vida oculta De sobra es conocido el extraño caso de J. D. Salinger, quien, tras publicar en 1951 El guardián entre el centeno, pasó el resto de su vida ocultándose de los medios de comunicación y eludiendo el fervor de los admiradores. En esta biografía, Kenneth Slawenski desmenuza las claves vitales y literarias del enigmático novelista: las vivencias de sus años juveniles en colleges elitistas; su experiencia como combatiente en la Segunda Guerra Mundial, o la evolución espiritual que lo condujo a abrazar el budismo zen y abrió un abismo entre sus anhelos de retiro y meditación y la presión de los medios. Slawenski analiza y expone las conflictivas relaciones del escritor con los editores, su difícil vida familiar y sentimental, sus períodos de silencio y escritura secreta, así como sus querellas contra el mundo editorial y gigantes mediáticos con objeto de defender su obra frente a manipulaciones. Este relato veraz y libre de sentimentalismos de la vida de Salinger constituye un apasionante recorrido por los entresijos de su obra narrativa, y se alza como homenaje póstumo a la ambición y confianza en sí mismo que guiaron al escritor a lo largo de su vida. Como afirma Slawenski tras el fallecimiento de Salinger, «en vano busqué un sentimiento que estuviera a la altura del hombre. No un epitafio: El propio Salinger no creía en la muerte, y yo lo sabía. Lo que necesitaba ofrecerle era un homenaje, una llamada a la gratitud y no a la tristeza. Un homenaje no a la memoria de J. D. Salinger sino a la esencia de J. D. Salinger». Librería Cuesta, RD$ 1,695.00 _ ____________________________________________________________________________

Balaguer y Leonel: Animales políticos en la jungla dominicana De Belarminio Morillo, quien analiza con objetividad la naturaleza y dimensión histórica de los liderazgos de estos dos colosos de la política dominicana y los coloca como arquitectos de nuestro Estado Democrático y como precursores del desarrollo nacional. Librería Mateca RD$ 1,300 _ ____________________________________________________________________________

La Canción de Angelina Del escritor Leopoldo Minaya, quien mediante un hermoso poema cuenta la historia de Angelina, de quien nadie sabe el paradero. Su padre, junto a todo el pueblo, se lanzan a su encuentro por todos los parajes de la isla de Puerto Rico. ¿Dónde estará? ¿Seguirá con vida? Librería La Sirena RD$260.00

LA HISTORIA

1603

DESOCUPACIÓN. El rey de España Felipe III emite una cédula real ordenando al gobernador de la isla, Antonio de Osorio, desocupar la banda norte (Monte Cristi, Puerto Plata, -Bayajá y Yaguana) y trasladarlos a otros lugares para evitar el constante ataque de los piratas y al trasiego comercial que mantenían los pobladores con los corsarios holandeses, ingleses y franceses. La orden dada fue cumplida y dio pie al nacimiento de los pueblos de Monte Plata y Bayaguana.

1947

(DÍA 7) NUEVA SEDE. Trasladan a la Ciudad Universitaria en la que hoy permanece a la Universidad de Santo Domingo que luego alcanzó autonomía. Había estado por mucho tiempo en la “Casa del Sacramento” que en la actualidad aloja al Arzobispado de Santo Domingo.

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1961

BALAGUER AFERRADO. Presionado para que deje el poder Joaquín Balaguer trata de mantener el equilibrio político y anuncia la distribución de 35 mil tareas del Estado entre campesinos desposeidos. Días después regaló vehículos bicicletas, dinero...

1862

DUARTE REACCIONA. El Padre de la Patria se traslada a Caracas desde el interior de Venezuela, enterado de que su país había sido anexado a España. Posteriormente Juan Pablo Duarte rechazó proposiciones de acercarse al cónsul español en Caracas para que aceptara a la monarquía con el título de capitán general. _

1888

(DÍA 9) DECESO. Muere en Puerto Rico José María Serra, cofundador de La Trinitaria.


Aporte

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HOY

El estado negro del maniel de Ocoa WILSON MORFE

JEAN GHASMANN BISSAINTHE

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Por largos tiempos algunos investigadores han indigenizado muchos topónimos de origen africano para ocultar el aporte de los negros en la cultura dominicana. Por ejemplo, las palabras Azua, Ba, Baní, Bayo, Bana, Chenchén, Chinguela, Chacá, Nizao, Maniel y Ocoa, que algunos linguistas creen que son voces taínas, son de origen banmana (bámbara). Uno se pregunta: si los taínos desaparecieron por completo a mediados del siglo XVI, según fray Bartolomé de las Casas y otros cronistas contemporáneos, ¿cómo es posible que se guarden tantos recuerdos de ellos? En lengua bámbara, ba significa padre y serpiente; bana = muerto; bani = muerte; chenchén = dieta alimenticia a base de maíz; chinguela = recipiente en el cual se echa el agua para regar los conucos; chacá = dieta alimenticia a base de maíz; nizao = río de mi preferencia; pokoa = la nueva tinaja o manantial para beber. La tinaja es un utensilio indispensable para esa etnia, así como las máscaras con cuernos. Los animistas bámbara utilizan la tinaja para guardar sus amuletos y venerarlos cada vez que salen y entran en sus chozas. Abandonaron la región de Tichitt, del actual Sahara, en la parte sureña de Mauritania alrededor de 1,500 años antes de Cristo para establecerse en Malí. Fueron perseguidos por otros grupos de la familia mandé en el siglo XV y luego por las autoridades de los imperios Songhai y Toucouleur. En el siglo XVII, lograron construir en Malí dos reinos rivales: el de Segú en la confluencia de los ríos Níger-Bani y el de Kaarta en el Alto Níger hasta la región de Djenné en Malí. En diferentes períodos históricos, se reubicaron en Toron, país Ouassoulou de la Costa de Marfil y al sur de Malí, logrando asentarse en las proximidades de los ríos Níger y Bani, donde muchos de ellos fueron devorados por animales anfibios tales como cocodrilos e hipopótamos. Gran parte de los bambara se asentó en los valles del Alto Níger y de Bani y cerca del lago Sahel donde se convirtieron en buenos agricultores y criadores de chivos que les vale aún el apodo «ladrones de chivos y corderos» (C. Montreuil. Les Bambara du Ségou et de Kaarta, Larouse, París, 1924, pp.39-55). La palabra: ban = rechazo o renuncia; mâ = dueño; na = a, por, significa « los que rehúsan obedecer a sus dueños »; mali o mani designa el hipopótamo en lengua bámbara y se refiere mejor al grupo mani (maninka) que a un espacio geográfico. El vocablo «banmana» en sí es de origen peul y significa: «la etnia que reagrupa a los mandinga en el imperio de Malí». Los mandinga maninka o manieleros islamizados desde el Continente africano a través de sus vínculos comerciales con los árabes, se establecieron en las lomas de Ocoa desde el siglo XVI. Sin embargo, la construcción de un verdadero Estado negro en ese lugar debió iniciarse a principio del siglo XVII después de la destitución del gobernador Antonio de Osorio en 1610. Ese Estado duró hasta el año 1667 cuando el capitán Juan Villalobos y sus tropas penetraron en la zona para capturar a sus habitantes y acaparar de sus bienes, bajo el pretexto de que los rebeldes tenían relaciones clandestinas con piratas franceses e ingleses en las costas de Azua. Hoy en día, la loma Mahoma y el río Mahomita son gentilicios que hablan de la presencia de los mandinga malinké y banmana en Ocoa. Sin embargo, los manieleros resistieron la cruzada española y los nuevos habitantes de Ocoa y sus proximidades mantienen aún esa tradición de rebeldía arraigada desde tiempos coloniales. Los descendientes de canarios, árabes e italianos prolongan esa herencia con el tiempo al hacerlo parte de su inconsciente colectivo. Se espera que algún día, en el pueblo de Ocoa, se levantará un busto en honor al cimarrón desconocido. La palabra ocoa se escribe pokoa en lengua bámbara y se pronuncia «okoa» porque la «p» es prácticamente silente ante la «o», lo mismo sucede en español con la «p» antes la «s» en psicología, psique, psiquiatría, entre otras. El intelectual Ahassan Sissoko, muy versado en bámbara antigua, asegura que

ésta evoluciona bastante, por lo que la juventud de su país desconoce hoy la existencia de muchas palabras añejas. Por su lado, el historiador Arturo Peña Battle señala en su ensayo: «Orígenes del Estado Haitiano» sobre la presencia predominante de los mandingo y bantúes en Santo Domingo sin aportar ninguna precisión de origen y de período. (Peña Batlle. Orígenes del Estado Haitiano, Ediciones Librería La Trinitaria, 2004, p. 61). Toda la región sureña adentro, desde Azua, cruzando por Neiba y llegando a Jimaní los dominicanos tienen en su dieta alimenticia la comida preferida de los bámbara que son el chacá y el chenchén. El chenchén era antiguamente llamado chèchè o achèchè. Otro dato interesante es que Sabana Buey, el último pueblo ubicado al suroeste de Baní, viene de Sa Bana Bâ en lengua banbara (bámbara). La «sa» puede ser utilizada como un adjetivo demostrativo o un artículo, según su posición en la frase y el contexto. La «Bâ» se pronuncia como «Bè» y significa cabras en bámbara. Eso hace creer que Sabana Buey, que hasta ahora ningún investigador ha podido determinar su verdadera procedencia, es una deformación de «Sa Bana Bâ» que significa «matadero de chivos». El apelativo Bana por sí solo quiere decir muerto o cadáver en lengua bámbara. Antiguamente la palabra «matadero» era también «sa kayor» que es hoy «bagan fâyoro». Todavía los habitantes de Sabana Buey se dedican a la crianza caprina a gran escala. Todos los malíes o maníes (manieleros) hablan bámbara porque es una lengua comercial desde la Edad Moderna y también oficial, conjuntamente con el francés desde el siglo XIX. Inconforme con la vida cimarrona de los manieleros, el arzobispo de Santo Domingo, Domingo Francisco de la Cueva Maldonado, propuso al gobernador Bernardino de Meneses Bracamonte y Zapata el envío de una carta a los líderes manieleros para que instruyeran a sus habitantes que abandonaran la vida cimarrona y que integraran los pueblos cercanos donde se pondrían sacerdotes para evangelizarlos y autoridades para impartir justicia. Los manieleros rechazaron esas propuestas. Al agotar su paciencia, la Real Audiencia de Santo Domingo decidió

utilizar un método macabro para desalojarlos, solicitando el concurso del capitán Juan de Villalobos y de sus tropas especializadas en artillería, secuestros y espionaje desde Veracruz, México. Un informe dirigido al Rey por el arzobispo de Santo Domingo Francisco de la Cueva Maldonado en 1662 soslaya: «Las Sierras del Maniel eran el abrigo de todos los esclavos fugitivos, donde hacían vida libre, cuatro pueblos formados con seiscientas familias y pasando de mil personas en totalidad. Gobernaban la comunidad negros ladinos. Como armas usaban flechas y espadas anchas cortas que hacían con hierro y acero que compraban a los negros de la ciudad de Santo Domingo. Cultivaban la tierra; poseían carnes y frutas en abundancia; recogían tomines de oro en los ríos con lo que compraban ropa para vestir, bebida y otras cosas necesarias. Si alguno cometía delito grave lo desempeñaban y si se les huía no estaban tranquilos hasta que los encontraban y mataban. Algunos de esos negros eran católicos, ponían cruces en sus casas, rezaban el padrenuestro y el avemaría, pero cometían errores de idolatría». (Larrazábal Blanco, 1998, p. 147). Los piratas españoles utizaban armas sofisticadas para atacar las comunidades negras de Ocoa. La destrucción del Estado Maniel en 1667 se hizo con varios propósitos: vengarse de sus líderes, capturar la máxima cantidad de habitantes posibles y apropiarse de sus bienes (oro, armas, cultivos y ganado). Los manieleros habían acumulado grandes cantidades de oro, y después de un siglo de su derrota, se hablaba todavía de criadores de oro en las lomas ocoeñas «mucho y muy granado», al decir de don Juan Nieto Valcarcel en 1774. (Ortiz Read, 1986, p. 40). La expedición de De Villalobos, compuesta de mercenarios adiestrados, duró dos largos años (1666-1667) para poder desarticular el Estado del Maniel, el que tenía una compleja forma de organización económica, política y social.

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CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do/Por Julio González

Inmigrantes dispensados (3 de 6) El 5 de febrero de 1872 en Santiago a JOSÉ COLOMER, de 36 años, de Arenys del Mar, Cataluña, España, comerciante, hijo de José Colomer y Teresa Vivas, quien casaría con María Nicomedes de León de 22 años. El 4 de marzo de 1872 en Santiago a FRANCISCO SÁNCHEZ, de 29 años, de Villarín, Asturias, España, hijo de Manuel Sánchez y Bernarda Fernández, quien casaría con María del Carmen Burdier. El 28 de marzo de 1872 en Santiago a JOSÉ BATLLE, ,de 29 años, de Mataró, Cataluña, España, comerciante, hijo de Jaime Batlle y Rosa Filbá, quien casaría con María Dolores Espaillat de 19 años. El 12 de febrero de 1873 en Santiago a BONIFACIO LLORA,, de 34 años, jornalero, de Budín, Guadalajara, España, hijo de José Llora y Cipriana Simón, quien casaría con Justiniana Adán de 22 años. El 24 de abril de 1873 en Santiago a LEÓN MIOLÁN, de 25 años, de Marsella, Francia, hijo de José Miolán y Josefina de Portes, quien casaría con Adelaida Rodríguez de 22 años. León llegó a Puerto Plata en 1869 y en 1872 se mudó a Licey. El 6 de mayo de 1873 en Santiago a DESIDERIO CAMP DE SUÑER, de 33 años, de Calella, Cataluña, España, hijo de José Camp de Suñer y Magdalena Garriga, quien casaría con Ana Luisa Tejera de 30 años. Desiderio llegó en 1856. El 2 de septiembre de 1874 en Santiago a AGUSTÍN AMY, de 25 años, de Ponce, Puerto Rico, hijo de Manuel Amy y Rosa Castro, quien casaría con Celia Capestany, de 17 años, de Mayagüez, Puerto Rico, hija de Eloy Capestany y Celia Manzano. El 21 de julio de 1877 en Santiago a JOSÉ ALEGRÍA, de 30 años, de Almería, Andalucía, España, labrador, hijo de José Alegría y Damiana Serrano, quien casaría con Teresa Almánzar, de 24 años, de Guazumal, Tamboril. El 1 de agosto de 1877 en Santiago a ELÍAS PENHA, de Curazao, israelí, hijo de Elías López-Penha y Raquel Maduro, quien casaría con Natalia Quezada, hija de Miguel Santos Quezada y María Altagracia Llaverías. El 3 de julio de 1879 en Santo Domingo a GUILLERMO RICARDO Thormman, de Hamburgo, Alemania, hijo de Cristóbal Federico Thormman y Laudwine Falhenstein, quien casaría con Rosalía Pérez, hija de Josefa Pérez Guerra. El 29 de julio de 1889 en Montecristi a ALFRED WILLIAM LISTER, de Bradfort, Inglaterra, hijo de John Lister y Mary Lister, quien casaría con María Elisa Villanueva, hija de Pablo Villanueva y Petronila Silva. El 15 de mayo de 1892 en San Carlos, Santo Domingo a JOSÉ BATLLE, de 46 años, de Santiago, Cuba, hijo natural reconocido de José Antonio Batlle y Paula Cabrera quien casaría con Prudencia Rojas, de 34 años, también de Santiago de Cuba. El 16 de junio de 1892 en Santiago a LIBERTO LUIS BOGAERT, nacido en Josse-Ten-Noode, Bélgica, hijo de Domingo Bogaert y Juana Clasina Leunis, quien casaría con Dolores Román, hija de Miguel Román y Eugenia Grullón. El 28 de septiembre de 1892 en Santiago a AGUSTÍN ANTOMARCHI, de Yauco, Puerto Rico, hijo de Santos Antomarchi y Susana Matey, quien casaría con Julia Matilde Domínguez, de 24 años, hija de Felipe Domínguez y Lucía Morales. El 22 de diciembre de 1892 en Santiago a JOSÉ M. MARTÍNEZ, de Cabo Rojo, Puerto Rico, hijo de Tomás Martínez y Martinica Ortiz, quien casaría con María Altagracia Cruz. El 10 de septiembre de 1895 en Santiago a JORGE DUMIT, de Turkia Asiática (Beirut), hijo de Jorge Dumit y Bárbara Yemes, quien casaría con Isabel Bathuli, de 19 años, de Beirut Turka, hija de Miguel Bathuli y Najbuli Bathuli. El 22 de junio de 1896 en Santiago a JOSÉ LUGO COLÓN, de 28 años, de Ponce, Puerto Rico, hijo de José María Lugo y Casilda Colón, quien casaría con Juana Muñoz de Mayagüez, Puerto Rico.

Personaje

HOY

EDWIN DISLA

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Eliseo Alberto Diego Murió en exilio en México El pasado 31 de julio murió el escritor Eliseo Alberto, (Premio Alfaguara de Novela 1998 con Caracol Beach) hijo del afamado poeta Eliseo Diego. Escribió “Informe contra mi mismo” sobre Cuba y ganó fama mundial.

Carlos Dobal Por motivo de su desaparición física una especie de biografía profesional del doctor Carlos Dobal y de su creación historiográfica

A

cadémico de Número de la Academia Dominicana de la Historia, Miembro de Número del Instituto Dominicano de Genealogía, Premio Nacional de Historia, ex Embajador dominicano ante la Santa Sede y Profesor Emérito de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, entre otros atributos que lo enaltecieron, la nómina de las publicaciones del Dr. Carlos Dobal (La Habana, 1926 – Santiago, 2011) registra títulos que datan de los fines de la década de 1950. La iglesia y la paz, conferencia que dictó el 24 de enero de 1950 al recibir la Medalla de la Paz de la Asociación Nacional Cubana Cruz Blanca de la Paz, fue editada en 1958, cuando también apareció Iconos, trabajo leído el 22 de enero de ese año para ilustrar la exposición de íconos - primera de su clase en Cuba – abierta en la Casa Cultural de Católicas de las Damas Isabelinas. En 1972, Historia de la cultura. Apuntes de Cátedra, da a conocer sus ideas generales para el programa de la materia Historia de la cultura moderna y contemporánea que impartió en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. En 1973 publica Santos de palo y santeros dominicanos y El agua en Santiago y en los dos años subsiguientes dio a conocer Higueros rameados dominicanos (1974), Poemas y Santiago, ciudad victoriana (1975). Sin dar tregua a su andar literario, en 1977 publica su segundo poemario, Variaciones y escribe un Himno Popular Eucarístico. En 1979 recoge sus investigaciones sobre el segundo solar de Santiago de los Caballeros en La verdad sobre Jacagua y también dio a la luz Semejanzas: Santiago de Compostela y Santiago de los Caballeros. Continuaría el cultivo de la poesía en 1980 con la publicación de Lunes poético, año en que también estrena el villancico Niño Rey, musicalizado por Julio Alberto Hernández y se une al Arq. Holger Escoto en la obra ilustrada Santiago Gráfico Victoriano. La década de los ochenta es su etapa más fecunda, que arranca con el ensayo Herencia española en la cultura dominicana de hoy (1981) y continúa con Panoplia dominicana (1983), Otros, un nuevo libro de poesía (1983); Santiago en los albores del siglo XVI (1895), Nuestra Catedral (1986), Habla Lilís (1986), La Isabela: Jerusalem Americana (1987), Como pudo ser La Isabela (1988) y El retrato de Espaillat (y otros estudios históricos (1989). Las obras sobre La Isabela fueron los dos primeros volúmenes de la serie “Cuadernos Isabelinos”, que completaría con El Primer Apóstol del Nuevo Mundo (1991), Odisea del ancla de Colón (1991), Nuevas del Nuevo Mundo (1992) y ¿Dónde están los huesos del Almirante? (1996). En 1991, el Teatro Universitario de la PUCMM puso en escena su ensayo dramático Cuatro monólogos colombinos y en 1997, la Academia Dominicana de la Historia reeditó en un solo volumen y bajo el título El Primer Santiago de América, su obra Santiago en los albores del siglo XVI, conjuntamente con los ensayos “El escudo de armas de la ciudad de Santiago”, de Pedro Julio Santiago y “Santiago de los Caballeros imperecedero legado hispano colombino”, de Julio Genaro Campillo Pérez. Después de un largo receso, en 2007 publicó Memorandum a mi memoria y en 2011 Roma inaudita, compendios de reflexiones personales amparados en breves anécdotas de ágil y precisa redacción que rememoran acontecimientos y personajes, el primero en Cuba y República Dominicana y el segundo durante su desempeño como Embajador por ante la Santa Sede y la Soberana Orden de Malta. Como se observa, cerca de una treintena de obras componen su creación intelectual en República Dominicana, en las cuales se distingue una identificación afectiva y espiritual con lo dominicano. En efecto, en toda su producción está presente un vínculo emocional con nuestro pueblo, su historia y su gente, que asimiló no cuando entró en contacto con el influjo telúrico del ambiente local a partir de 1964 sino a partir de sus propias raíces familiares: su abuela materna, Victoria Román Grullón de Dobal, nacida en

Santiago de los Caballeros, gravitaría significativamente en su valoración de lo nacional, en lo distintivo de lo dominicano. Dobal acudió a la historia colonial, a la historia del arte, a la historia de la cultura, a la historia de Santiago, al teatro y a la poesía como pasiones vitales para proyectar su asimilación a nuestra realidad social e histórica. Específicamente en el ámbito de su bibliografía histórica, la hipótesis, la comparación, la inferencia y la deducción, con la complicidad de la intuición y la imaginación, le confieren a la obra de Dobal una marca distintiva y singular. Instrumentales analíticos en sus colecciones de artículos, ensayos o monografías, Dobal se valió de ellos para sustentar de manera creativa y original muchos de sus planteamientos y organizar y dar un significado coherente a los datos que expone. Por supuesto, abrevó en los documentos en cada una de sus investigaciones, enseñándonos que el historiador debe testimoniar el aliento de la historia en su forma más pura. Durante cuarenta años, este brillante intelectual y académico, que asumió desde muy joven la creación con auténtica vocación crítica, realizó, como se comprueba, una admirable labor de investigación y difusión, inscribiéndose, a juicio de Frank Moya Pons, entre los historiadores que han aportado interpretaciones distintas a las contenidas en las obras de los documentalistas tradicionales, junto a María Ugarte y Carlos Esteban Deive. Sin dudas, pues, polémico, combativo y combatiente, Carlos Dobal construyó una nueva interpretación histórica que tiene el mérito, como visión alternativa del pasado, de estar siempre abierta a la perfectibilidad, pues como él mismo sentenció, “todo investigador serio debe permanecer abierto a nuevas ideas y hallazgos”.


DIÓGENES CÉSPEDES

Crítica

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HOY

“La caída”, de Albert Camus “ La caída”, de Albert Camus (París: Gallimard, Folio, 1972, 1° ed. 1956), hay que colocarla, como novela, en la lista de los grandes monólogos, al estilo de Chéjov, “Sobre el daño que produce el tabaco”, Bower-Lytton, el monólogo de Arbaces en “los últimos días de Pompeya”, o pasajes con una sola voz como los que se encuentran en Proust, Edouard Dujardin y su novela “Les lauriers son coupés”-Cortaron los laureles, o James Joyce en el Finnegans’s y Ulises. El monólogo es representable como pieza de teatro en sí mismo. El citado de Chéjo es un ejemplo. Si es muy largo, como esta novela de Camus, es para actores de raza, cuya capacidad de memoria y dramatización son infinitas. ¿Cuál es el planteamiento literario de la obra? Para Camus, practicante y fundador de la filosofía del Absurdo, la obra es un compromiso con esta teoría y su derivación hacia lo artístico. No se trata del compromiso sartriano, directamente político e ideológico, sino de un compromiso con el trabajo artístico del lenguaje y con la transformación de la ideología de las ilusiones, aquéllas que obligan a los sujetos a vivir de creencias y no aceptan la realidad histórica de la vida tal como se presenta: llena, para cada sujeto, de actividades concretas arbitrarias sobre la cual no tiene control. El personaje único de “La caída” es un símbolo literario de la teoría del Absurdo. Desea dominar y controlar el mundo para reinar sobre los seres humanos y al final se da cuenta de esa imposibilidad. Ejerce un raro oficio que él mismo llama de juez-penitente. Su profesión es la de abogado. En la ciudad de Ámsterdam, capital de todos los apestados desde la época de la Contrarreforma, es su lugar de residencia, como lo fue de Spinoza y Descartes, filósofo este último a quien cita. Ejerció la profesión en los tribunales de París y su misión era la defensa de las viudas y los huérfanos, con la mira puesta en el cálculo de ganarse una reputación y ascender a tal punto en la estima social que pudiera convertirse en el dominador del mundo. Su nombre, al presentarse a su interlocutor, símbolo del lector, es Jean-Batiste Clamence (p.12). La fonética del nombre evoca el de Molière y más adelante se identificará como comediante (p. 52) El monólogo es una acción del poder del protagonista, quien ejerce el monopolio del discurso y lo cede al interlocutor, al final de la obra, cuando ya no es posible que hable. El monopolio del discurso lo ejerce el protagonista para demostrar, a través del cinismo de las máximas filosóficas que crea, que la dominación social y política no es patrimonio exclusivo de las élites que controlan los poderes del Estado. La figura del abogado, que está ya plantada en “El extranjero” y en “La peste”, aparece en esta tercera novela de Camus para demostrar que las obras son un sistema de escritura donde existe una unidad dialéctica orientada por la política del sentido. En las tres novelas, esa política del sentido está orientada a desmantelar la ideología de la imparcialidad de cualquier sistema judicial en cualquier país. La caída, desde la anticipación de la mujer que en París se lanza al Sena desde el Puente de las Artes, es también el símbolo de la caída de la justicia, a través de la caída del personaje que monologa para exponer al lector los intríngulis y connivencia de una profesión, cruzada, como la del periodista, de un arsenal de calificativos edificantes: imparcialidad, verdad, objetividad, mientras que tanto jueces como fiscales y abogados condenan a sus víctimas, al igual que los periodistas, en nombre de una abstracción: la justicia y la prensa. El monólogo, como monopolio del discurso, es la negación del prójimo. El sujeto negado es un instrumento al servicio del

monologuista. En “La caída”, el interlocutor solamente es citado con monosílabos o frases cortísimas citadas por el monologuista para él, como en la mayéutica socrática, dar la respuesta verdadera. También en esta tercera novela de Camus vuelven las referencias a España: a Marie Cardona (p.127), a Franco y la guerra civil (p.130), a la policía perversa: “Un hombre honesto, con toda seguridad, a quien la policía golpea con vileza y por pura perversidad.” (p. 44), así como otras alusiones a ese cuerpo represivo (pp. 130, 135), a la guerra en el norte de África y los nazis de Rommel (p. 127), al ateísmo del personaje central: “Un temor ridículo me perseguía, en efecto: al no poder morir sin haber confesado todas sus mentiras. No a Dios, ni a uno de sus representantes, pues yo estaba por encima de todo eso, como usted lo sabe.” (p. 95), y ya antes el monologuista le había confesado al interlocutor su ateísmo: “Cuando le dije que no tenía ninguna religión, se habrá dado cuenta mucho mejor lo que esta convicción tenía de extraordinario.” (p.34) Las tres novelas de Camus analizadas hasta ahora tuvieron, sin duda, un impacto en los nuevos novelistas franceses que irrumpirían en la escena literaria de Francia, en 1954, con la publicación de “Las gomas”, de Alain Robbe-Grillet, luego, como se ve en la estructura verbal de “La modificación”, de Michel Butor, con el empleo del pronombre usted (vous, en francés) con el que comienza “La caída” y que influirá la referida novela de Butor. Camus está más próximo a los nuevos novelistas que el existencialismo de Sartre. Camus señaló el camino con estas tres novelas y en “El extranjero” inauguró el tiempo

de la narración en pasado compuesto, en “La peste” el ambiente pesado de la descripción minuciosa tan cara a Robbe-Grillet y a Natalie Sarraute. Como se verá, también en el teatro la influencia de Camus, a partir de “Calígula”, “El malentendido” y “Los justos” repercutirá directamente en autores como Ionesco, Beckett y los dramaturgos del mundo entero.

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AREÍTO

Sábado 6 de agosto de 2011

Aporte

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Al borde del abismo apocalíptico y brutal

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FERNANDO CASADO

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El ocaso parecía atormentado. Su lenguaje trastornado de grises y nubes agitadas, mortificaba adrede el mórbido atardecer en rojo sangre. Llegué a “Radio Caribe”, aquel domingo temprano de un Octubre indiferente… veladamente trágico. Corría un sombrío 1960, salpicado de duelos y cadalsos, nublado de barrotes oscuros, catacumbas selladas de horrores y alaridos del infierno desgarrando las soledades de aquella noche eterna. Pero detrás de los silencios torvos y el martirio heroico, se incubaban las voluntades suicidas, se sembraban de relámpagos y truenos desafiantes las iras de la rabia joven en mitad de Junio, el crujir rompiente indetenible de la tormenta encadenada y el huracán inevitable. La ciudad en llanto arrastró con sus penas el campanario ajeno y comenzó a rezar su rabia estoica en voz más alta en el altar belígero. De pie ante la historia, la Iglesia se elevó desde sus pulpitos y su ardor Montesino dejó de escucharse de rodillas. Era el temblor angustioso de los estertores desbordados, el totototo tenebroso del “Cepillo” maldecido y temido en el silencio, las furias desorbitadas y el encono malvado de aquella decrépita dictadura, aterrada detrás de su cólera despiadada, agitando sus estertores de agonía en el trillo de una calle de 40 nombres al doblar del infierno, en la locura desesperada por callar el grito maldiciente y el heroísmo. Moribunda, se debatía en su impotencia ciega, con la agresividad vencida de un animal herido. Jhonny Abbes, tenebroso y soberbio, aquella víbora venenosa de alma retorcida, que desangrara a zarpazos de monstruo enloquecido su trocha de animal salvaje, que derramara el olor del odio y las culpas perversas sobre el rostro ajado de la Era, que dislocara sus oscuros abismos desde detrás del trono incendiario de un Trujillo apocalíptico y brutal. Empecinado desde los ángulos sombríos del averno de su alma animálica en sanguinaria soberbia paranoica, mesiánicamente incapaz de entender con racionalidad, ni la inminencia de una madura realidad inevitable, ni la elocuencia sentenciosa de su irremediable final. Abbes era Amo de vida o muerte, dentro y fuera de aquella poderosa “Radio Caribe”, que terminara maldecida entre las iras del pueblo, ardiendo en llamas. Todos lo sabíamos y le temíamos Iba a subir los escalones que daban al segundo nivel para recoger mis arreglos, cuando me corta el paso un sombrío Santiago Lamela Geler. Santiago, era un viejo conocido desde los tiempos en que estudiaba yo en el Teatro Escuela de Arte Nacional, del que él era Actor oficial y luego, cuando pasé a formar parte del Cuadro de Comedias Sterling. Alternábamos papeles protagónicos en la serie de radionovelas “Cárcel de Mujeres”, junto a Monina Solá, Antonia Blanco Montes etc., cuando aun no existía la televisión. Lamela surge incisivo desde una puerta tenebrosa a la derecha, al pie de los escalones. Su pregunta está muy lejos del tono teatral del actor experimentado: --¿Fernandito, tu conoces una mujer que se llama Luz Mercedes Medrano de Figueroa?— --No… ¿Por qué?— Pareció saborear palabra por palabra la venenosa respuesta. Había casi una mueca de placer detrás del gesto envenenado de su sonrisa mecánica, inconscientemente maliciosa: --Porque esa persona fue al SIM y te hizo un expediente de dos páginas— --¿Como tu dices que se llama?— --Luz Mercedes Medrano de Figueroa— No asumo la peligrosidad del drama. --Ah… esa debe ser Lucy…, lo que pasó es que ella se emborrachó, celosa con una muchacha que vive en el primer piso de enfrente, de quien yo ni siquiera sé su nombre, y me marchó con un cuchillo... pero yo no creo que le hagan caso a eso… -El incidente había sucedido exactamente como le había dicho. Se lanzó salvajemente contra mí. Salté instintivo entre estocadas diestras sobre las brasas de la cama hacia el lado opuesto del abismo; pude tomar el col-

chón como escudo y lanzándole encima mis instintos desesperados y mis miedos, logré hacerle trastabillar, perdiendo el equilibrio y cayendo al suelo. Pude arrebatarle el cuchillo y dominarla. Jamás volvió a ver mi rostro. Lamela me escucha, da media vuelta y desaparece sombrío por aquella misma puerta tenebrosa, sin darme respuesta. Aun sin tomar conciencia del abismo, subo a buscar mi música, a adivinar el sentido traicionero de aquella insospechada jugada del destino. Las partituras nerviosas transforman sus signos en una coral fúnebre, un réquiem cercano. Un fantasma de muerte se yergue alucinante delante de mí, cuando asumo, al fin, que estoy irremediablemente pe rdido. Hago memoria de las confidencias, comentarios, críticas y la imprudente recepción de emisoras extranjeras en presencia de aquella mujer, para escuchar las filosas diatribas al belicoso régimen, desconociendo la naturaleza perversa de aquella persona. Yerros de juventud. Hago memoria inquietante de Aníbal de Peña, como yo, artista en el elenco de “Radio Caribe”. Aníbal había sido intempestivamente apresado y torturado despiadadamente unas semanas antes. Cuando fue puesto en libertad, fuimos solidariamente a verle. Su espalda desgarrada estaba chamuscada en carne viva; uno de sus oídos quedó afectado para siempre en la audición por los golpes y las torturas. Solano me confió haber escuchado un Abbes sardónico y brutal, decir en voz alta: --“Ahora voy a la Cuarenta a divertirme un rato con mi cantante favorito”-Pero lo que realmente preocupaba y es lo que vino a clavarse cortante en mi memoria en aquel filoso instante, es que el afiebrado Aníbal nos había propuesto unirnos a su célula antitrujillista. Habíamos viajado, prudente y asustadizamente, hasta Boca Chica y penetrado en el mar, playa adentro, para que nadie pudiese escuchar nuestra conversación: Niní Caffaro, Rafael Solano, Arístides Incháustegui y yo. Bisoño y apasionado, de Peña confesó la temeraria imprudencia de tener un militar en su grupo. Nos negamos aterrados a participar, advirtiéndole insistentemente que no mencionara nuestros

nombres, ni este encuentro con nosotros a nadie y menos a ese militar. De hecho, ese mismo militar fue quien le delató al SIM según nos confesara, años después, el propio Aníbal. Pero bajo tortura todo puede suceder… y sucedía. De ahí mis temores y aprensiones. Bajo a entregar mis arreglos a la orquesta en mitad de un mar tormentoso de fatales pensamientos. Cuando se anuncia mi nombre salgo al escenario interiormente descompuesto. Rhadamés Trujillo esta maliciosamente solo en el pequeño anfiteatro elevado en un segundo y aislado plano, sobre un ángulo sombrío del estudio y su mirada viscosa en la negrura torva aun puedo sentirla pegajosa como tela de araña hoy en día. Llega un momento en que las letras se me escapan como en un torbellino, no puedo recordarlas y concluyo la canción tarareando solo la melodía, como Dios, que me socorre, me ayuda. Salgo atormentado, sin siquiera tomar en cuenta consecuentes aplausos; voy casi escapando del escenario, cuando, como una pesadilla recurrente, vuelvo a enfrentar de nuevo la sombra agorera de Santiago Lamela Geler. Aguardaba por mi tragedia en la puerta de salida de artistas. Sostiene un papel en su mano, me franquea la puerta y me dice escuetamente y sin estilo, extendiéndome lo que parece y es un documento debidamente doblado: --“Ahí te manda el Coronel”— El “Coronel” era el tenebroso Jhonny Abbes García y aquel “documento”, era la delación escrita, firmada por Lucy, ante los oficiales del sombrío Servicio de Inteligencia Militar, el temido e implacable SIM.


ELENA LITVINENKO

Artes plásticas

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Sábado 6 de agosto de 2011

HOY

Las vanguardias rusas y su origen

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as primeras décadas del s. XX fueron un período de convulsión política y cultural para Rusia: dos revoluciones, tres guerras, salto del arte tradicional al Cuadrado negro de Malevitch en apenas 20

años. Fue una verdadera revolución cultural. Poetas, artistas, teatristas con una postura claramente radical, con ganas de transformación, ruptura y desafío apostaron por un lenguaje totalmente innovador con el que abrieron el camino para un mundo nuevo. La vida cultural rusa se llenó de efervescentes manifiestos, escandalosas exposiciones, apasionadas declaraciones teóricas. Surgieron numerosos movimientos de vanguardia, algunos derivados del occidente, otros propios de Rusia: el neoprimitivismo, el cubofuturismo, la pintura analítica, la abstracción lírica y sus variantes geométricas rayonismo, suprematismo, constructivismo. La historia de las vanguardias rusas empieza con la exposición Sota de diamantes celebrada en diciembre de 1910 y convertida luego en una sociedad artística que existió hasta 1918. El irreverente nombre del grupo hacía alusión no sólo a los juegos de cartas sino a los bordados en los uniformes de los presidiarios. Sus integrantes Iliá Mashkov, Aristarj Lentúlov, Mijail Lariónov, Piotr Konchalovsky, Robert Falk, Natalia Goncharova, Kasimir Malevitch entre otros, rechazaban los valores académicos y realistas. Su inspiración fueron las obras de Cezanne, el fauvismo, el cubismo, el arte popular ruso. En 1911, Larionov, Goncharova y Malevich rompieron con el grupo, acusándole de estar demasiado dominado por el «orientalismo barato de la Escuela de París» y la «decadencia de Munich», y fundaron su propia asociación, La Cola de Burro, para promover un arte basado en la inspiración folclórica. Este grupo existió tan sólo hasta 1913, pero su importancia fue grande, ya que sirvió de último escalón en la transición hacia el arte moderno. Los componentes de la vanguardia rusa son complejos, como sus modelos y tendencias, especialmente al inicio. Primero en aparecer fue el Neoprimitivismo, una simplificación deliberada de la imagen, haciendo su forma parecida a una creación del arte popular o infantil. Uno de sus inspiradores fue el autodidacta georgiano Niko Pirosmani (1862-1918), pintor ocasional de letreros y carteles sobre hule negro que murió a causa de desnutrición y fue reconocido después de su muerte. Sus principales representantes fueron Iliá Mashkov (1881-1944), Aristarj Lentúlov (1882-1943), Piotr Konchalovsky (1876-1956), Alexei Yavlensky (1889-1941), Mijail Lariónov (1881-1964) y Natalia Goncharova (1981-1962). La densa aplicación del color transformaba sus obras en elementos autosuficientes donde el motivo real se convertía en pretexto para soluciones pictóricas. Casi al mismo tiempo nace el futurismo ruso. Los poetas Velimir Jlébnikov, los hermanos Burliuk, y Vladimir Mayakovsky fundaron en 1910 el primer grupo literario. Tuvieron varios manifiestos en el 1912 La Bofetada y otro en el 1918 que terminaba diciendo: "¡Viva la tercera revolución! ¡La revolución del espíritu!” Sus principales figuras fueron Liubov Popova (1889-1924), Olga Rozánova (1886-1918), Alexandra Exter (1882-1949) y Natalia Goncharova. Pronto vino una nueva versión, el cubofuturismo, creado por Kasimir Malevitch (1878-1935) para describir las obras suyas y de Goncharova de temas campesinos tratados al modo de las obras tubulares de Leger. Del cubofuturismo se separaron dos nuevos movimientos: el rayonismo y el suprematismo. El primero nació en 1913, creado por la pareja M. Larionov y N. Goncharova. Proponía ser una síntesis del cubismo, futurismo y orfismo y consistía en presentaciones casi abstractas de la realidad en formas agudas, entrecruzadas y sistemáticamente cortadas. Luz, color, tiempo y movimiento son los protagonistas de los cuadros rayonistas. El suprematismo fue creado por K. Malevitch. Consistió en representaciones pura-

mente geométricas (triángulo, cuadrado, círculo, rectángulo) de colores primarios sobre fondos neutros de tonalidades claras, principalmente blanco. El de la superficie del cuadro, como el famoso Cuadrado negro. El arte analítico es contemporáneo de las tendencias anteriores. En 1914 su creador Pavel Filónov (1883-1941) publicó el manifiesto que exponía sus principios teóricos. La esencia de este método era romper con el mundo visible, dividirlo en elementos individuales y luego sintetizarlo en forma de imágenes complejas, llenas de significado simbólico, hacer visible lo invisible, plasmar la geometría interior. Después de la revolución del 1917, Filónov cooperó activamente con el nuevo régimen, confiando que los cambios sociales le ayudarían a extender sus ideas. Pero fue ignorado por el estado que prohibió su exposición retrospectiva en 1929. Pasó sus últimos años en completa pobreza y murió de hambre. Su nombre fue rescatado recientemente y casi sesenta años más tarde, en 1988 fue celebrada su primera exposición. En 1914 a raíz de la primera guerra mundial, regresaron a Rusia sus dos grandes figuras de proyección internacional: Vasily Kandinsky y Marc Chagall. Y aunque después de sus fallidos intentos de colaborar con el nuevo gobierno revolucionario se vieron obligados a emigrar, su presencia dejó una huella importantísima en el rumbo de las vanguardias. Kandinsky (1866-1944) luego de su breve participación en “Sota de diamantes”, se alejó del grupo y se fue por el camino del arte no figurativo. En 1910 publicó “Sobre lo espiritual en el arte”, el tratado teórico de la abstracción. Afirmaba que las ideas, las formas, los sonidos, los colores conectan con el mundo espiritual a través de la sensibilidad del artista. Las composiciones e improvisaciones son el reflejo del alma de su creador. Marc Chagall (1877-1985), sin alejarse de la figuración, creó su propio universo iconográfico, poblado por los recuerdos de infancia, evocaciones folclóricas y nostálgicas. El vuelo desenfrenado de su fantasía lo con-

vierte en uno de los precursores del surrealismo. Otro artista que regresó del extranjero en estas mismas fechas fue Vladimir Tatlin. Influenciado por los trabajos de Picasso, impulsó un nuevo movimiento de vanguardia: el constructivismo. El nombre hacía referencia a la construcción de esculturas abstractas partiendo de una gran variedad de materiales industriales, como metal, alambre, vidrio y trozos de plástico. Defendía el utilitarismo y el funcionalismo e introdujo el movimiento en la escultura. Con el tiempo se extendió a otras artes, como la arquitectura, la pintura y el diseño. En sus inicios la revolución bolchevique acogió todas las vanguardias, prefiriendo el suprematismo y el constructivismo y los aplicó a la propaganda política. La nueva imagen de la URSS se hizo conocer en el mundo entero a través de los carteles y afiches. Entre las figuras más representativas estaban Naum Gabo, Antón Pevsner, Alexander Ródchenko, El Lissitzky, Gustav Klucis, Liubov Popova. El manifiesto del movimiento se publicó en 1920 y a partir de entonces se perfilaron dos tendencias. Una de carácter utilitario encabezada por Tatlin y Ródchenko, que se puso al servicio de la revolución. Renunció a “el arte por el arte” y llamó a crear obras útiles a la nueva sociedad en el área de diseño industrial, comunicación visual y las artes aplicadas. La otra defendió la libertad creativa y el carácter subjetivo y se manifestó en la pintura y escultura. Es representada por Malevitch, Gabo y Pevsner. El constructivismo se carac terizó por las composiciones simples, geométricas de figuras lineales y planas ordenadas en ritmos rectangulares. La gama de colores se limitó al blanco, negro, rojo, azul y amarillo. Los textos combinaban diferentes tipografías en la misma frase y se distribuían en formas irregulares: en cruz, en diagonal, en dirección inversa. Uno de los aportes más originales del constructivismo fue el fotomontaje que sustituyó la ilustración dibujada. Podría abundar en detalles sobre las vanguardias rusas pero será en otra entrega.

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AREÍTO

Sábado 6 de agosto de 2011

Cuento

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Dos en el metro E

DUNIA DE WINDT

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llos, jamás pensaron que sellarían sus encuentros semanales en el metro de esa gran urbe europea. Medio de transporte utilizado por millones de personas, cada día y cada hora. Caminos subterráneos y rincones perfectos para perderse, alargar las conversaciones y hacer hincapié en las indeseables despedidas, que como todo en la vida, también tienen su hora. Dejar pasar algunos trenes, mientras se alarga el adiós indeseable pero necesario, suele ser pernicioso para los dos. Al bajar hacia el subterráneo, lo primero que observan en la pantalla es el tiempo en que tardará el próximo tren en llegar. Uno de los dos, desea acompañar al otro hasta su andén para alargar la mágica velada vivida horas antes. Un encuentro de tarde-noche que suelen transcurrir más rápido de lo deseable. Momentos intensos cargados de conversación de tópicos diversos, seducción y algo para compartir en lugares idóneos para el amor. En realidad, tienen mucho en común, aunque todavía no lo hayan descubierto del todo. Cada encuentro, cada detalle, palabra, obra o gesto delata el carácter y la personalidad de los dos. Casualidad al conocerse, es algo que no preocupa. Simplemente, ocurrió. Como ocurren con las grandes historias de amores furtivos, de encuentros clandestinos, de pasión desenfrenada, de locura por alguien prohibido bajo alguna situación no propicia para los amantes. En este sentido, ocurren sin buscarlas, sin desearlas. Pasan y se viven intensamente. Ya envueltos en el marasmo del idilio, no vale escatimar esfuerzos, recursos y disponibilidad. A veces irrumpe de una manera drástica, la concepción de lo moral. Aquello permitido o no, bajo ciertas circunstancias. A pesar de esto, estos individuos son conscientes de lo deseable que es estar con ese otro ser que llegó sin avisar, abruptamente a sus vidas. ¿Para quedarse? Nadie lo sabe. Hay temas y personas que están prohi-

bidos entre ellos dos. Tópicos tabú. No desean mencionarlos y ni siquiera importan cuando se trata de estar juntos y vivir de manera intensa el momento. Por regla general y para no herir sensibilidades, deben existir, sólo ellos dos. Es lo que tiene el roce. Más personas no caben en este dúo y lo que sobra es multitud. Es prematuro hablar de futuro en dos personas con vidas paralelas y muy parecidas una de la otra. La incertidumbre de ese porvenir es un tema recurrente casi siempre en sus conversaciones a medida que avanza la relación. A veces prefieren no ahondar en ese traumático tema porque arrastra un sinfín de cambios al que uno más que el otro, no se había percatado nunca. Ya sea por inercia de la cotidianidad, o por costumbre a lo que se tiene. Pensamientos y estrategias de cambio de vida, inician su aparición en el existir de ambos, pero sin presión ni tiempo premeditado. El aspecto cultural juega un papel preponderante en su conexión. Sus actividades y momentos suelen ser de carácter cultural. Adoran la cultura. Tienen afinidades en este sentido aunque no en todas las vertientes del arte. Sensaciones y vibraciones que ambos experimentan al acudir siendo testigos de la manifestación del arte en algún creador reconocido o no. Museos, centros culturales, salas de proyección, películas a horas fuera de lo normal, música añeja y de siempre a tono con sus vivencias, es lo que hace de este par, dos seres que se han encontrado justo cuando pensaban que nunca les ocurriría algo semejante. Experimentan sensaciones olvidadas o sencillamente, vividas de otra forma. La pasión desatada, incluso en esos momentos culturales, es la sal de sus vidas. No pueden dejar de tocarse, ni agarrarse las manos. Sentirse juntos, es un tacto necesario y obligatorio para ellos. Al finalizar el evento cultural, lo siguiente acompañado de un buen vino es comentar lo vivido. Intercambiar ideas y opiniones en un entorno tran-

quilo en el que sus argumentos, risas y caricias inundan todo el espacio. Así transcurren sus días, sus vidas. Agradecen haberse conocido y quisieran verse más pero no siempre es conveniente. Cada uno tiene su vida, su trabajo, sus cosas a lo que también hay que dedicarle horas. Con todo y eso, aúnan esfuerzo y buscan el mínimo recodo de la ciudad para darse un beso y desearse mutuamente lo mejor. Compartir inquietudes y contarse los últimos acontecimientos en sus vidas. A veces, seriamente y en tono jocoso, hablaban de la idea de cuando uno de los dos se cansaría de la situación. Ninguno afirmaba ni daba nada por sentado. Al contrario, ambos decían que nunca pasaría. Típicos cumplidos en el fragor de cualquier romance. Sabían que estaban mejor juntos que separados. Y esas separaciones de fines de semana y días en la semana, a uno más que a otro le afectaba. Hasta que un día, bajo una absurda excusa, todo cambió. Fue perfecto, mientras fue vivido. Uno de los dos huyó. Decidió dejarlo todo por temor a incrementar sus sentimientos, y abocarse a un cambio, tal vez no deseado, de momento. La otra parte, quedo paralizada por una decisión no compartida, sin más remedio que resistir al golpe. Dicen que la vida continúa y el metro siempre estará allí marcando la hora del próximo tren…


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