Areíto
Zona de la Cultura y de las ideas
www.hoy.com.do Editor: Nelson Marrero Diseño: Carla González SÁBADO 24.09.2011
EXILIADA
María Martínez fue la primera en irse del país luego del ajusticiamiento del Jefe Pág. 6 y 7
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AÑOS DESPUÉS WILSON MORFE
Nueva tesis sobre
EL MERENGUE Existía como ritmo en 1743
Investigaciones realizadas por Fernando Casado confirman que este sonó aquí antes de PR o Haití Lo hispánico como referente racial El intelectual haitiano Jean Ghasmann Bissainthe sostiene que los historiadores pro hispanistas fueron los que se inventaron el debate racial en el país, ya que nunca antes existió. Página 3
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País sin conciencia crítica Miguel D. Mena señala razones por las cuales el ser dominicano se forma sin conciencia crítica y sin hábito de lectura. Viviendo en una sociedad con la inteligencia secuestrada. Página 2
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Sábado 24 de septiembre de 2011
Zona Areíto Areito
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Rosa Julia Vargas (Escritora y editora de Mythos) “Estoy ya en el proceso final de entregar a imprenta mi libro de cuentos sobre diversos temas de actualidad e imaginación llamado “Doce cuentos y una rosa”. LA GUIA
Marivell Contreras
LIBROS
pantalla le queda pequeña, pero que encuentran su respuesta definitiva en esta páginas de “Querida Dra. Polo”. Multicentro La Sirena RD$675.00 _ ____________________________________________________________________________
No esperes a nadie... Las marchas antinucleares en Japón tienen en Kenzaburo Oe y Haruki Murakami sus dos caras más notables. En México, Carlos Fuentes habla de la violencia, el narco, el Estado fallido. De Perú y España, ni hablar, porque Mario Vargas Llosa estará diciendo algo. Y en nuestro país, ¿qué pasa? ¿Tiene que pasar algo? Nuestro paisaje cultural es cada vez más calamitoso. Los viejos espacios de encuentro, discusión y creatividad se han convertido en pasarelas de un nuevo-riquismo de poco calibre. El libro muere, irremisiblemente, porque en el 2011, ¡NO HA HABIDO UNA SOLA BIBLIOTECA PÚBLICA EN LA CAPITAL DOMINICANA! De las librerías ni hablar. Un librero dominicano es alguien más valiente que un grupo de bomberos en el Sahara. De revistas o publicaciones alternativas, nada, sólo alguna foto antigua en Facebook consolando con tiempos mejores y la obsesión por tener más amigos que Rita Indiana. ¿Y qué pasa con el país? Lo sabemos todo: la corrupción es una picazón irresistible, incrustada ya en los intersticios más íntimos por neuronas inalcanzables para los más potentes microscopios. Los diarios no paran de estrenar día a día, como el goteo de una endiablada llave de cocina, nuevas formas de violencia, ante las que sospecho Jack el Destripador aparecería como un lozano quinceañero buscando su helado de barquilla. ¿Y qué pasa con los intelectuales? Ya lo dije: los Grandes Intelectuales, aquellos que con sus opiniones concitaban muchísimas otras opiniones y reactivaban el espíritu, han desaparecido del escenario. Bye bye a Juan Isidro, a Pedro Mir, mal que bien a Enriquillo Sánchez. Desde 1978 hasta ahora la intelligentsia ha entrado en un declive evidente. Si antes el antibalaguerismo aupaba una conciencia crítica, lo que vino con la ascensión de don Antonio Guzmán fue una clase intelectual más interesada en el cui-
dado de sus ombligos que en un pensamiento de largo alcance. Dominaron los estrategas de “esto es lo mío”. Blancos, rojos o morados, la intelectualidad se cualquerizó. Las plumas se vendieron al mejor pastor. Se cambiaba de bando como usar una nueva pasta de dientes. Pero en esto no hay que juzgar: cada quien hace lo que puede y lo que quiere. En eso hay que ser niezscheano: que viva la relatividad de los valores. El problema no es que se haya cambiado, porque también es una virtud el tratar de enderezar caminos. El gran problema es que las viejas verdades se convirtieron en monedas de uso e intercambio. Los puestecitos se convirtieron en máquinas de moler inteligencias. Podían construir el Faro a Colón, destruir el jardín de Casa de Bastidas o levantar el Metro, y los intelectuales de turno miraban al cielo, como el poeta Li Po. Se me dirá ahora que esas son aguas de viejos molinos, pero yo me digo, ¿y qué pasa ahora con los temas intelectuales? También lo sabemos: que si Trujillo o el 14 de junio, que si esto o lo otro, y todo como aguas en el que el gran pez a pescar será algún Ministerio. Como diría el maestro Lápiz Consciente: “tú no ere ná, tu no ere nadie”.
El Duelo El periodista y poeta argentino Mariano Wolfson es el autor de este libro que ayuda a comprender de una manera fácil y amena las emociones y situaciones que tenemos que presentarnos ante la pérdida de un ser querido. Wolfon se vale de citas de grandes autores, de retratos de situaciones comunes a cada paso para explicar, en primer término las distintas fases del dolor que produce el duelo y segundo las maneras en que estas deben ser asumidas para no quedarnos enganchados en uno de estos procesos de tristeza, negación, rabia que se producen indefectiblemente tras quedarnos sin la presencia física de alguien importante para la familia o la pareja. Este libro puede ser fácilmente leído desde niños, adolescentes y adultos dada la claridad de su narrativa y la brevedad de los ejemplos y opciones que presenta. Librería Mateca, RD$
Querida Dra. Polo Desde la pantalla de la televisión, desde el popular programa “Caso Cerrado”, la presentadora del programa, moderadora y consejera en enfrentamientos humanos por situaciones sentimentales, emocionales y familiares, la doctora Ana María Polo extrapola sus experiencias con tantos seres abandonados o mutilados por distintas condiciones de sus vidas para ofrecernos un dramático texto en el que plasma historias para las que ni su programa ni los cara a cara que provoca encuentran respuesta. Ella lo hace al estilo epistolar escritas por hombres y mujeres envueltos en “situaciones desesperadas que cuentan, con la esperanza de tener un espacio en el espacio de televisión y encontrar a través de esto la solución a sus problemas”. Relatos muy crudos y desgarradores a los que la
Antología de la Poesía Latinoamericana del Siglo XXI Lo que hace Julio Ortega en este libro es vislumbrar la poesía de mañana, documentar la escritura allí donde el futuro se está ahora mismo haciendo, aventurar una intervención en el paisaje cultural, perfilar una suerte de mapa tentativo de lectura y dejar que el lector pueda explorar a su gusto prolongado las rutas de interrogación y celebración y recorrer su propio tomo de futuro. El lector tiene en sus manos un libro que puede leerse como una profecía. Pero también un libro, por esa misma razón inagural. Ortega ha fijado sus ojos en un lenguaje poético, tentativo pero intransferible, cotidiano pero distinto, subjetivo pero documental. Librería Mateca, RD$950.00 _ ____________________________________________________________________________
Cervezas del mundo Cada país tiene su cerveza, la que es orgullo de sus fabricantes y de sus consumidores, David Kenning, acuarelista y artista alemán se dedicó a hacer una recopilación de estas. Y lo importante es que nos da a conocer más de 350 cervezas del mundo descubrimiento es que hace El libro es una recopilación de más de 350 cervezas de distintas partes del mundo, en la mayoría de los casos fabricadas completamente artesanalmente “ordenadas por región (Norteamérica, Asia, Caribe, Europa, etc). La información de cada cerveza viene con datos históricos sobre su producción, características más resaltantes en cuanto a su variedad, color y sabor, así como la temperatura óptima para beberla, además de ilustraciones”. Multicentro Churchill RD$390.00 _ ____________________________________________________________________________
Ocoa: 20 años de vivencias Marcos Soto Tejeda, el autor de este libro que no es una historia completa de San José de Ocoa, pero que sin embargo es un retrato de la vida en esa comunidad durante los años 1940-1960. Lo hace a través de testimonios personales, entrevistas a otras personas, describen los ambientes, los personajes de la calle y una breve historia sobre la fundación de esta comunidad del Sur. Librería La Trinitaria, RD$200.00
LA HISTORIA
1880
(NACIMIENTO) Emilio Tejera, escritor, abogado y diplomático nace en Santo Domingo. Se destacó como diplomático, pues ocupó en varias oportunidades la Secretaría de Relaciones exteriores y un especialista de primera en derecho internacional y realizó importantes investigaciones históricas y publicó ensayos sobre la paternidad de Duarte, entre ellos, destacan: Asecendencia paterna de la familia Duarte” y “Duarte y sus amigos” . Murió en Miami en 1968.
1889
(NACIMIENTO) Nace en Mao el alumno de Ercilia Pepín, el político y seguidor de Desiderio Arias, Máximo A. Cabral, quien murió combatiendo la ocupación militar del 1916.
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1963
(DERROCAMIENTO) -25- Es víctima de un golpe de estado militar el presidente de la República Dominicana, Juan Bosch, primer presidente democrático del país tras el derrocamiento de Trujillo y padre de una de las constituciones más importantes del país. Fue fundador del Partido Revolucionario Dominicano y del Partido de la Liberación.
1863
(ANEXIONISMO) -27- El General Gregorio Luperón decide hacer un movimiento táctico con sus hombres, en su lucha con el ejército español, y se mueve por Cotuí-Cevicos desde donde se dirigió a Arroyo Bermejo. _
1844
(DESAPROBACIÓN) -28- El congreso constituyente reunido en San Cristóbal debatiendo sobrre los postulados de la constitución Dominicana desaprueba empréstito hecho por el gobierno con el ciudadano Hemán Hendrick. _
Aporte
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Hispanidad y raza Racismo: Cuál es el verdadero papel que juega la herencia hispánica en la percepción racial del ser dominicano WILSON MORFE
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JEAN GHASMANN BISSAINTHE
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a historia dominicana ha pasado por diferentes etapas desde que la dominación imperial de España sufrió un duro revés en los siglos XVI y XVII debido a la infiltración de contrabandistas y aventureros holandeses, franceses e ingleses en la isla La Española. El movimiento de la Reforma Protestante promovido por Martín Lutero desde Alemania tuvo gran impacto en las poblaciones europeas de tradición católica. Los luteranos aprovecharon sus viajes para debilitar el poder de la iglesia católica en La Española y América con sus biblias. El catolicismo y la lengua española son los dos principales pilares de la hispanidad. Pero algunos escritores interpretaron la historia dominicana con el elemento racial para diferenciarse de Haití. Con la influencia positivista (XIX) y una referencia nostálgica a una España donde la raza no se debatió. Luis Joseph Peguero, de los fundadores del pueblo canario de Baní en el siglo XVIII, publicó dos tomos sobre «Historia de la Conquista de la Española de Santo Domingo» con trasfondo hispánico. El primero en 1762 dedicado a la «traspuntada de la Historia General de las Indias», y el segundo escrito en 1963 incluye la historia sobre el mismo d el cronista don González Fernández de Oviedo (Joseph Peguero, Luis. Historia de la Conquista de la Isla de Santo Domingo. Museo de Las Casas Reales. Santo Domingo, 1975). Peguero defendió la cultura hispánica y consideró a Inglaterra y Francia como naciones infernales, exaltando el catolicismo y su amor a España y elogiando a los valientes dominicanos “que han sabido defender a la isla Española”. Luego apareció en el escenario historiográfico Antonio Sánchez Valverde quien en 1785 publicó en Madrid «Idea del Valor de la Isla Española», en la que señala los beneficios que la isla podría garantizar a la monarquía al fomentar la agricultura con grandes plantaciones de azúcar, café, algodón, tabaco, cacao, etc. Con ese sistema de producción, entendía que se podía competir con los colonos franceses del Oeste y que mermaría en Santo Domingo la producción ganadera. (Campillo Pérez, Revista Clío, mayo-diciembre 1996, # 155, págs 42-43). Por su lado, José Gabriel García (1834-1910) y Manuel Ubaldo Gómez (1857-1945) fueron muy influyentes en las nuevas generaciones de intelectuales liberales y pro-hispánicos como Américo Lugo, Francisco Bonó, José López, Emilio Demorizi, Pedro Henríquez Ureña, Arturo Peña Batlle, Joaquín Balaguer, entre otros. Sin embargo, el hispanismo se quedó cojo con Américo Lugo, padre de la ideología nacionalista dominicana, quien menospreciaba la capacidad política y religiosa de su pueblo. Si del hispanismo hubiese tal vez surgido el amor propio a la nación misma, Lugo no hizo más que sepultarlo mediante su visión pesimista expresada sobre su país en su tesis doctoral de Derecho. Tanto el positivismo hostosiano como el liberalismo progresista tuvieron su influencia en los intelectuales dominicanos de la primera mitad del siglo XX que discurrían sobre la hispanidad y la inexistencia de la nación. Lugo argumentó: «El pueblo dominicano no constituye una nación. Es ciertamente una comunidad unida por la lengua, las costumbres y otros lazos; pero su falta de cultura no le permite el desenvolvimiento político necesario a todo pueblo para convertirse en nación... Los pueblos ignorantes serán supersticiosos, fanáticos, intolerantes, inquisidores; pero no serán nunca, no podrán ser religiosos» «Lugo: el Estado dominicano ante el derecho público», en Vetilio Alfau Durán (ed), Américo Lugo: Antología. Santo Domingo, 1949, pp. 40-42). El que ha defendido con más ahínco en el siglo XX la hispanidad, es Joaquín Balaguer, quien introdujo el nuevo elemento racial africano que los pioneros de la corriente hispánica Luis Joseph Peguero y Antonio Sánchez Valverde habían manejado con bastante cautela. El mulato Sánchez Valverde había propuesto un desarrollo de la colonia española con una mano de obra esclava de origen africano, y la consecuencia inesperada de ese modelo sería indiscutiblemente un
nuevo predominio de la raza africana en la parte oriental de la isla. Pero sus recomendaciones se quedaron en letra muerta debido a los acontecimientos producidos en la colonia francesa de Saint-Domingue en el último cuatrienio del siglo XVIII, el mismo período que se corresponde a su polémica obra: «La Isla al Revés». El menos interesado en rescatar la hispanidad en Santo Domingo era España, la cual concedió el dominio absoluto de la isla a Francia con el acuerdo de Basilea (1795). Con respeto al elemento racial, Balaguer hizo un razonamiento inductivo en su obra ya citada para explicar la esencia del pueblo dominicano y escoge a Baní como punto referencial. Defiende la banilejidad o dominicanidad de una manera persuasiva de tal modo que ningún otro escritor haya podido superarlo, ni siquiera Eugenio María de Hostos, Francisco Gregorio Billini, Eugenio Deschamps y Joaquín Sergio Inchaústegui, quienes solían ensalzar las virtudes de las familias banilejas. Balaguer sustenta: «Baní, región poblada por un grupo de familias de origen canario, nos ofrece un testimonio de lo que sería la sociedad dominicana si desde 1809 se hubiera seguido, respeto a la población blanca del país una política semejante a la que en 1563 se inauguró para conservar en su mayor pureza a la población indígena. El núcleo constituido por la sociedad banileja es la Flor de la República…». (Balaguer, Joaquín. La Isla al Revés, Editora Corripio, Santo Domingo, 1987, p. 61). No entendemos como podría haber un proyecto de preservación de la raza taína si ya para los años 1540 se habían escaseado o desaparecido, según el propio Balaguer y el fraile de Las Casas (Ibíd., p. 59). Hay que tener en cuenta que los nexos establecidos en la época precolombina entre los indígenas de Quisqueya, Cuba y Jamaica habían creado preocupaciones en las clases directoras de la colonia española del siglo XVI. Al querer reinventar la sociedad dominicana, Balaguer puso de manifiesto en su reflexión la fórmula inductiva. La justificación analítica de esa fórmula ratifica sus intenciones hispánicas; sin embargo se contradice cuando acepta como un hecho irreversible la composición mixta del pueblo dominicano. El autor de «La Isla al Revés » enfrentó un gran dilema al verse imposibilitado de corregir una realidad genética. Él afirma: «Sería infantil negar que una parte de la población de nuestro país es negra y que por sus venas circula, como circula por las de Haití, la misma sangre africana. El mestizaje fue pues, un fenómeno común entre ambos países, con la diferencia de que en Haití, debido a que desde su origen fue mayor la población negra que la blanca, se efectuó en mayores proporciones. (Pag. 189). Desde el siglo XIX, la nación representaba para la élite liberal dominicana un lugar donde se nace, se vive y se crea una comunidad de interés. Así, emergen unas familias
poderosas que pusieron el prestigio y la inteligencia como condiciones sine qua non para dirigir el Estado. Pero nunca hubo uniformidad religiosa, tampoco una cultura política compartida que diera alta prioridad al derecho de integración social y cultural en la sociedad dominicana. Esa falla constituyó un obstáculo que impidió a la sociedad desarrollarse sobre la base de los principios de consentimiento y de respeto de los derechos individuales. La crisis política de 1844, las persecuciones de los afrancesados en contra de los Trinitarios y las guerras fraticidas entre anexionistas y restauradores entre 1861 y 1864 demuestran que la cultura libertaria no estaba tan arraigada para aglomerar a todos los dominicanos bajo una sola bandera. Balaguer se atormenta porque «las autoridades coloniales no habían podido desarrollar una política de preservación de la pureza racial de los españoles, siguiendo los esfuerzos de las comunidades canarias de Baní que promovían los valores homogenizantes». En el fondo, su verdadero afán era la búsqueda de una ley universal que justifique su tesis de la hispanidad. Con su derrota interior germinaba una esperanza en el porvenir, colocando a los banilejos de ascendencia canaria en medio de una empresa nueva y como representantes legítimos de la identidad dominicana e hispánica. Según Balaguer, con la veneración de los valores basados en la hispanidad y la cristiandad, Baní venía siendo un modelo a seguir por el resto de la sociedad dominicana. Por ello, sustentaba: «Hacer de toda la población dominicana una comunidad como la Baní, debería ser el ideal de todos los hombres que aspiran en el porvenir y no en el pasado la edad dorada de la República». Afirma: «Santo Domingo es el pueblo más español de América». (Ibíd., p. 63). Ahora bien, si los valores de la españolidad o dominicanidad defendidos por los escritores conservadores tales como Balaguer, Peña Batlle, Rodríguez Demorizi, entre otros, se basan en tradiciones católicas y españolas, deberíamos preguntar si naciones como Colombia, Venezuela, Cuba y Puerto Rico son también «dominicanidad» porque tienen los mismos elementos en su proceso evolutivo. La nacionalidad es un proyecto de la época post-moderna, un movimiento ideológico de progreso y de civilización vinculado a los principios liberales para mejorar la sociedad en los ámbitos educativo, político, lingüístico y económico. Balaguer inventó una falsa nación a partir de la tesis del blanquismo o europeismo. Para ello, puso a los canarios de Baní y los de la Cordillera Central como centro de su estudio, como gente española que se distinguepor sus rasgos físicos y tradiciones culturales. Logró construir una plataforma histórica a favor de una concepción racista y anti-haitiana sin darse cuenta de que los canarios eran racial y culturalmente mezclados desde el archipiélago canario.
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CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do/ Julio González
Inmigrantes ahuyentados
Cuento
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Hay que creer en algo... WILSON MORFE
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ontinuación de matrimonios de naturales de Islas Turcas y Caicos en Montecristi.El 12 de abril de 1890 casó Timoteo Cak, de 28 años, carpintero, natural de Islas Turcas, residente en esa ciudad, hijo legítimo de Jems Cak y Sussana Cak, también naturales de dicho lugar, con Avelina Gualle Fuin, viuda, costurera, natural de Islas Turcas y residente en esa ciudad, hija legítima de James Fuin y Rebeca Quino, también naturales de dicho lugar. El 12 de abril de 1890 casó Thomas Hamilton, de 27 años, carpintero, de nacionalidad inglesa, residente en esa ciudad, hijo legítimo de Ceasar Hamilton y Clarenda Hamilton, naturales de Islas Turcas, con Jane Haven, de 22 años, costurera, natural de Islas Turcas, residente en esa ciudad, hija legítima de Joseph Haven y Sarah Haven, también naturales de Islas Turcas. El 12 de abril de 1890 casó Richard M. Brown, de 30 años, marinero, natural de Jamaica y residente en este pueblo, hijo legítimo de Richard Brown y Mary Brown, también naturales de Jamaica, con Clementina Cox, de 34 años, lavandera, natural de Islas Turcas, residente y domiciliada en ese pueblo, hija legítima de Benjamin Cox y Susana Cox, naturales ambos de Islas Turcas. El 19 de mayo de 1890 casó Richard Nathaniel Wynns, de 24 años, marino, natural de Islas Turcas, residente y domiciliado en ese pueblo, hijo legítimo de Daniel Wynns y de Elinda Wynns, también de Islas Turcas, con Mary Augusta Murray, de 21 años, costurera, natural de Islas Turcas, residente y domiciliada en ese pueblo, hija legítima de Samuel Murray y Hannah Murray, naturales ambos de Islas Turcas. Cabe señalar que en el mismo período seleccionado, sólo se suscribieron cuatro matrimonios de dominicanos residentes en Montecristi. Fueron estos: El 26 de enero de 1890 casó Eugenio Deschamps, de 28 años, natural de Santiago de los Caballeros, hijo legítimo de Eugenio Deschamps y Natividad Peña, con Ana Balbina Chávez, de 23 años, natural de Guayubín y residente en Montecristi, hija legítima de Juan Chávez y Ceferina Calderón. El 29 de marzo de 1890 casó Rafael Espinal, de 22 años, natural de Santiago de los Caballeros y residente en Montecristi, hijo legítimo de Manuel de Jesús Espinal y Genara de Peña, con Balbina de Jesús Rodríguez, de 15 años, costurera, hija natural de Julia Rodríguez. El 18 de mayo de 1890 casó Manuel de Jesús Acosta, de 27 años, de Laguna Salada, hijo legítimo de Manuel de Jesús Acosta y Juana Francisco, con Juana Francisca Peralta, de 18 años, costurera, residente en Montecristi, hija legítima de Juan Bautista Peralta y Guadalupe Sánchez, naturales de Santiago de los Caballeros. El 21 de abril de 1890 casó Evaristo Rodríguez, de 32 años, empleado público, natural de Santiago de los Caballeros y residente en Montecristi, hijo legítimo de Martín Rodríguez y Bernabela Paulino, con Felícita Brito, de 26 años, costurera, natural de Santiago de los Caballeros y residente en Montecristi, hija natural de Meregilda Brito. Salta a la vista que los apellidos antes mencionados de los naturales de Islas Turcas hoy en día no se conocen en nuestro país. ¿Fue que no dejaron descendencia? No, la razón de su no presencia actual en la sociedad dominicana es que a propósito de la matanza de 1937 ordenada por Trujillo, estos inmigrantes oriundos de Islas Turcas decidieron regresar a sus islas nativas, ya que por el color de su piel temieron ser confundidos con haitianos. Sólo nos quedan pues sus registros en los libros de la Oficialía del Estado Civil de San Fernando de Montecristi.
OMAR FORTUNA
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esde que la Juana se fue dizque pa’ buscarse una mejor vida, no supe más de ella. Figúrese usted señor sargento, lo que significa para un hombre como yo perder a una mujer como ella, tan atenta y voluntariosa. El capitán de la yola me contó que la vio por última vez cuando los guardacostas de Puerto Rico la perseguían entre los matorrales y la Juana gritaba igualito a como lo hizo la madrugada en que parió a los mellizos. Recuerdo como ahora que esa noche estaba a un tris de embarcarme, cuando de repente se me metió una gran pendencia por saber de mi casa y un calambre me caminó por to’ el espinazo. Pensé que era cosa de aparecíos y antes de que me cogiera la fiebre que le cae a todo el que siente un muerto, desde el fondito de mi mala memoria saqué la oración que sirve pa´ espantar a las almas en pena, con tan buena suerte que a los pocos minutos andaba por los caminos de regreso a la casa de la Juana, que también es la mía. Y mire usted señor sargento si hay que creer en algo, que me la encontré desmayá encima del catre. La pobre estaba anegada en los humores que las preñás tiran por su parte cuando les falta poco para alumbrar. No me morí del susto porque soy un hombre bragao. Tita, la comadrona, entró al cuarto. Yo me quedé en la salita y aún cuando sólo nos dividía una cortina de plástico, ni tan siquiera miré un momentico hacia donde jurungaba a la Juana porque lo que allí pasaba era cosa de mujeres. ¡Por mi madrecita santísima que sus gritos se oían como a diez kilómetros de distancia! Hasta tuve el presentimiento de que se moría. Cuando el solecito mañanero empezó a comerse la neblina, como a eso de las cinco y media, un gritico salió de la habitación. Más o menos cinco minutos después empecé a oir como en cadena, dos grititos y dos jipíos. Eso me inquietó. Pero cuando ya me estaba desesperando, la Tita, toda sudorosa, salió del cuarto y me dijo que por estar comiendo mariscos le había pintao a la Juana, no uno, sino dos cabezones. Y mire si hay que creer en algo señor sargento, que a los dos días de estar con mis mellizos, me llegó la noticia. Me dijeron que un golpe de ola viró la yola en la que me iba a embarcar y la mar se tragó a esa pobre gente. Ahí fue que acabé de convencerme de que existe algo grande y poderoso, porque si usted se fija bien, fueron los dolores de la Juana los que me arrancaron de los brazos de la muerte. Si ella hubiera parío sin esos dolores tan grandes que me persiguieran hasta la playa, a esta altura del juego ya fuera comida de los tiburones... como ellos, que en paz estén. No se ría mi comandante si le digo que desde que nacieron los mellizos no me separé por mucho tiempo de mi familia. Ni siquiera cuando cada dos meses me embarcaba a prima noche para irme a una playa de
Mayagüez, en Puerto Rico, a llevarle a Lorenzo, mi cuñado, un paquete con el polvito ese que pone a los hombres fanfarrones y a las mujeres chiviricas. Con lo que Lorenzo me daba por cada encargo podía atender a la Juana y los mellos sin tener que coger una azada desde la mañanita hasta que se acostara el sol. Y no es que no me guste bajar el lomo. Lo que pasa es que lo poco que produzco en el pedacito de tierra que me dejó mi papá, si para algo sirve es para caerse muerto del hambre. Figúrese usted señor sargento que la ultimita cosecha que hice fue de yuca, de esas que les dicen vagabunda porque se abren desde que la calientan. Recuerdo que la bendita yuca se me dio como para que me hiciera rico: mucha y buena. Pero la esperanza dura poco en la casa del pobre. Toda dicha se esfumó con el angurrioso de Fulgencio, el comprador. Me salió con una pachotá, hablándome una sarta de pendejadas para confundirme con una tal oferta y una demanda que según el muy tramposo, tenían la culpa de que el precio de mi yuca bajara. Lo que me ofreció fue tan poco que me dio deseo de hacerle comer de una tabaná to´ los serones que tenía apilaos en la cocina. Pero con las deudas pisándome los jarretes tuve que vendérsela pa’ no perderlo todo. Eso sí, esa misma tarde me juré no trabajar nunca más la agricultura... para algo fui a la escuela y si no terminé el octavo curso fue por la muerte del viejo, que Dios lo tenga en gloria. Desde que murió tuve que ocuparme de mi mai y mis siete hermanitos. Usted es un dichoso señor sargento que no es el hijo mayor, como yo. Los hijos mayores somos una mula de recua: primero a trabajar con el viejo y luego a trabajar por él cuando falta, sea porque se muere o porque se desgarite detrás de una mujercita, porque como usted y yo sabemos, un pelo de la parte íntima de una mujer jala más que un tractor. Es por eso que los hijos mayores del campo o la playa nos quedamos brutos mientras nos matamos pa’ que los más recienticos salgan a camino con los estudios. Al final, hacen sus vidas y ni se acuerdan de uno, ya viejo y explotao por las lomas o el salitre. Fue por esa yuca que empecé a dar los viajes a Puerto Rico. Al principio tenía miedo, porque aunque soy de un campo que colinda con la costa, me crié entre vacas, no entre los tiburones. Pero el caso es que de alguna manera tenía que sobrevivir y ya tenía como dos años echando estos viajecitos sin ninguna complicación... hasta que llegó usted con la patrulla. Y mire si es cierto que debemos creer en algo señor sargento, que fue precisamente a usted al que mandaron de la comandancia pa’ que me cogiera con la mano en la masa. A usted, a quien le entrego el dinero que manda Lorenzo cuando le llevo los paquetes del polvito.
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WILSON MORFE
El merengue existía antes que Haití L
as huellas de la Historia suelen a veces gritar en voz muy alta, tan alta que nos asusta. Sus rastros profundos suelen confundir u ocultarse en la maleza tórrida del forcejeo de los tiempos. Hemos por ello abortado en un ser incrédulo de sus valores, fruto estéril de desidia envejecida, irresponsable en la fe comprometida con la herencia y con los ancestros que nos atan al prestigio heroico de nuestra elocuencia pre y post histórica. Un lastre inmerecido que empequeñece y embrutece nuestro ser, castrando los atributos que los versos vírgenes de la creación generosa y del ser que ha sembrado sus luces en este lugar del tiempo, bien debieran desbordar, elocuentes y lúcidos, para flamear con orgullo la dimensión exacta de las honras de nuestras grandezas.
FERNANDO CASADO
La Historia nos da la razón. Hoy se confirma todo lo establecido en un artículo publicado hace tres años (Areíto, Oct. 2008), situando, más allá de lo historiado hasta ahora, la presencia remota y vivencial del Merengue. Por primera vez se confirma el Merengue, como hecho histórico registrado, más de un siglo, antes que surgiera noción alguna de nación o pueblo haitianos. La hermosa nota histórica aparece citada en el libro “The Caribbean”, con subtítulo “The Genesis of a Fragmented Nationalism, del autor norteamericano Franklin W. Knight. En su página 307, inicia el capítulo 11, que denomina “State and Nationalism in the Contemporary Caribbean, con una cita gloriosa del padre Labat, fechada en la edición de su libro en 1743. Reproducimos el último párrafo de la cita, sin traducción, para que puedan apreciarse con más claridad los argumentos: “I saw it first with the dance… the merengue in Haiti, the beguine in Martinique and today I hear, de mon oreille morte, the eco of calypsos from Trinidad, Jamaica, St. Lucia, Dominica, and the legendary Guiana... It is not an accident that the sea which separates your lands makes no differences to the rhythm of your body”. “Pére Labat, 1743” La primera edición de esta obra del padre francés Jean Baptiste Labat, citada por Knight: “se publica en Paris en 1722, y la misma es el diario de los 11 años (1694-1705) de estancia y viajes de su autor en las Antillas”. Luego, esta elocuente referencia al Merengue, madura y definida, tenemos que situarla dentro de sus experiencias vivenciales anteriores a 1705, cuando Labat fue testigo de lo que afirma. Para que en esas etapas del Merengue fuera éste identificado con la Isla, tenemos que situar ese proceso, como sucede con todo proceso cultural de larga e
indefinida maduración, entre fenómenos ocurridos, necesariamente, dentro de expresiones de dinámica cultural sintetizadas en el siglo XVII (1600), y que vendrían ajustando, depurando y diferenciando su criollez desde el momento del Descubrimiento. La palabra Haiti, en esta frase: “the Merengue in Haiti”, no puede tomarse como referencia al país ni al pueblo haitianos. Haiti, pueblo o nación, no existía en ese momento de la historia. La palabra Haiti, denominando una nación y un pueblo, surge en 1804, más de un siglo después de estos acontecimientos, precisamente como alegoría al nombre que los aborígenes daban a su Isla. Es en este sentido, en que está usada la palabra por el padre Labat. De haber existido la denominación Haiti y no Saint Domangue desde el siglo XVII, hubiera lucido una redundancia innecesaria en 1804. Nada se llamaba Haiti, en ese momento, que no fuera el nombre aborigen de la Isla Española. La organización “Orbe Quince”, especializada en documentación histórica antigua, publica en su página web la narración de Francisca Valerio a la entrada de Toussaint Louverture en 1801. La observación aclaratoria de una importante frase en la narración testimonial por “OQ”, da respaldo y confirma tácita y rotundamente, la certidumbre histórica de nuestras afirmaciones: “El día 5 se hizo en La Fuerza (Actual fortaleza Ozama/OQ) revista de los Citoyenes o por mejor decir, los negros (Los vocablos “haiti, haitianos” solo existió (Sic) 3 años más tarde/OQ). La obra de Labat fue escrita originalmente en idioma francés. El libro de Knight, donde aparece la cita sobre el Merengue, fue escrito en inglés. Es obvio que cuando se reproduce una cita de cualquier autor, no pueden cambiarse o desvirtuarse los términos escritos originalmente. No existe traducción para la palabra Merengue en el idioma inglés, pero si la hay en el idioma francés, en el cual fue escrita la cita por Labat. Si se observa, se verá que una frase, dentro del contexto en inglés, está escrita en francés (“de mon oreille norte”), luego no se explica que si existía la palabra para denominar la “Meringue”, no se usara el término también en francés, como en la frase citada, si es que existía; luego, partiendo de que sí existe en francés el equivalente idiomático “Meringue”, Labat debió haber escrito “Meringue” en francés y no, Merengue, en español. Es claro y rotundo que la “Meringue” no había llegado al mundo aun, en esos tiempos lejanos. De haber existido, ese era el momento de decirlo. Labat no hace mención de ella y utiliza el término en idioma español en una obra en francés, que Knight cita en inglés textual-
mente: MERENGUE, y que, lógicamente, denomina la música identificada del criollo dominicano, quienes, en ese momento, son los dueños de la isla de Haiti o La Española. La presencia francesa en esos tiempos comienza a sedimentarse luego de la ubicación de un bolsón de ladrones y delincuentes en la isla Tortuga, con fragmentado sentido de nacionalidad, no de nación. La indolencia española y la “Paz de Nimega” propiciaron su diseminación, estableciéndose toleradamente en la región noroeste de la isla, denominándose Saint-Domangue no Haiti. El gobernador Bertrand D’Oregon diligencia traer las primeras cien mujeres que dan base a esta “sociedad”. Frente a carencias obvias, su improvisación es fundamentalmente enfermiza e indolentemente incapaz, fatalizando desde su base, el futuro cuesta arriba de lo que ha venido a ser la nación haitiana: “Se peinaron de prostitutas y carteristas las cárceles francesas, féminas rescatadas de orfanatos”. (“Written in Blood”, Robert and Nancy Heinl, p. 18). Los primeros negros refugiados allí, son cimarrones culturizados, “ladinos” escapados de la parte española y luego: “Los primeros esclavos en St. Domangue fueron autorizados por Louis XIII, en Junio de 1633… El negocio fue solamente un goteo hasta 1664, cuando la Compañía de las Indias Occidentales comenzó a transportar esclavos a todas las Indias Occidentales francesas” (p. 25). Sumemos a este fermento incoherente de sociedad, que de ninguna manera tuvo las características de una organizada, cuidada y bien dirigida “Colonización”, como en La Española, la introducción de la esclavitud directa desde el primitivismo africano. Aquella incisión tribal de rostro fragmentado y levantisco, distorsiona aun más la posibilidad de haber logrado, en su síntesis, una suficiente coherencia de circunstancias culturales, que arribaran, en fechas tan tempranas y tumultuosas, a expresión cultural alguna de importancia tan definida y sólida, como luce ya ese Merengue. El dato invalida, desmantela y deja sin asidero histórico para siempre, toda tesis manejada hasta ahora alrededor de un “merengue puertorriqueño”, una “meringue” haitiana y una “upa o merengue” cubana. Surgidas todas, luego que el dominicano sembrara la honra del Merengue en el corazón del Mundo.
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AREÍTO
Sábado 24 de septiembre de 2011
Reportaje
HOY
“Por ahí María se va” La santa matrona. De cómo la viuda de Trujillo salió del país para europa iniciando el exilio de toda la familia del jefe: “haciendo creer que volverían”
L
ÁNGELA PEÑA
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El 28 de agosto se publicó en primer plano la salida de María Martínez viuda Trujillo que había partido la víspera con destino a Europa. Le acompañaba su hijo Rhadamés. Aunque al vuelo le dieron diferentes motivos, y se alegó que la ex Primera Dama volvería a la República, la realidad es que la señora iniciaba el retiro de los Trujillo del país por lo que su travesía constituyó la principal noticia de la semana que concluyó el tres de septiembre. Leland Rosemberg, diplomático y hombre de confianza del dictador, también parte del periplo, y los familiares que fueron a despedirla al “Aeropuerto Internacional Trujillo”, declararon que partió en viaje de descanso, que llevaba a cinco hijos de Ramfis a sus colegios en el extranjero y que no era verdad, como se rumoró, que se había llevado sus muebles. María no regresó jamás a Santo Domingo a pesar de que siete años antes de su muerte manifestó en Miami a Aliro Paulino que vendría, ya que había dejado buenos amigos y amigas y además deseaba visitar la tumba de su entrañable Virgilio Álvarez Pina, don Cucho. Tampoco tuvo un solo destino en el exterior. Llegaban versiones de supuestas rencillas con los hijos y de su fortuna presuntamente perdida en Suiza pues cuando los herederos fueron a reclamar no contaban con “el numero cifrado de la misma”. La ausencia sepultó los recuerdos de María y su influyente y rica existencia como esposa del tirano. Aparte de que, tal como escribió Robert D. Crasweller en “Trujillo, La trágica aventura del poder personal”, María no asistió casi nunca a recepciones, ni recibía a diplomáticos ni daba funciones o reuniones, dedicándose más a las necesidades domésticas de Trujillo y a la administración del hogar y habría que agregar, y a supervisar negocios que se le atribuían. No hay muchas fotos de ella en los periódicos ni en colecciones públicas. En el Archivo General de la Nación se conservan más retratos de su juventud. En la prensa aparece en contadas inauguraciones de los últimos años del régimen y en actividades de sus presuntas “causas”. Así que aparte del obsequio de dos “espadas del Benefactor” que hizo Ramfis al Museo Nacional y del anuncio de Balaguer de que rebajaría los impuestos que gravaban el comercio del café y el cacao, este viaje fue de alegría para el pueblo, que comenzaba a ver señales de destrujillización. Al mes se iría Angelita. María se alejó con sus nietos María Altagracia, Aída Azilde, Claudia del Carmen, Rafael Leonidas y Mercedes Trujillo Ricart. La despidieron Ramfis, Negro, el general Francisco González Cruz y el coronel Luis José León Estévez, esposo de Angelita e inspector general de las Fuerzas Armadas. Voló
María Martínez.
a Nueva York y de allí abordó el trasatlántico “Queen Elizabeth” que la llevó a Francia. Angelita narró que su madre fijó residencia temporal en un apartamento de París y que cuando ella llegó, la recibió “toda vestida de negro, luto que guardó hasta el último día de su vida”. María volvió a salir en la prensa al llegar a Estados Unidos, y el dos de septiembre ofreciendo declaraciones a The New York Times. Le preguntaron: “Puesto que el epíteto que utilizan los oposicionistas es “Que se vayan los Trujillo”, por qué han salido Doña María, el capitán Rhadamés y sus nietecitos? Dónde están los demás miembros de la prominente familia?” “No se puede estar oyendo tonterías de los enemigos; no podemos oír nada bueno ni agradable. Sí puedo asegurar que salí por mi propia voluntad y bajo protesta de todos los amigos, que no deseaban que me ausentara del país”. Al interrogarla sobre el destino de los ajusticiadores contestó que “sólo la justicia divina puede decir cuál será la suerte de los viles asesinos de mi esposo”. Sobre María. Nació en Santo Domingo el 26 de agosto de 1899, hija de Francisco Martínez Peña (Paco), que “vendía pan en un caballo por los alrededores de la capital”, y Sebastiana Alba, españoles. Apareció en la vida del sátrapa en 1928, “amenazando destruir el matrimonio” de “El Jefe” con Bienvenida Ricardo, como en efecto ocurrió. Apunta Crasweller que la familia de María se disgustó por las relaciones y le cerraron las puertas de su casa. “Sin amedrentarse, aceptó de buen grado la vivienda donde Trujillo la instaló… Pronto quedó inventado un matrimonio para María con un cubano” que nunca apareció, señala. María trabajaba como secretaria del secretario del Tribunal Inmobiliario. “Carecía de instrucción académica, pero era razonablemente culta. Con los instintos propios de una aventurera, era insaciablemente ambiciosa, materialista y estaba ansiosa por relacionarse con
las élites sociales”, afirma Crasweller. El nacimiento de Ramfis fue su carta de triunfo y la desgracia de Bienvenida, añade, pues se dice que el déspota idolatraba al niño. Pero María siguió siendo una “simple querida” hasta que el “perínclito” se divorció y casó con ella el 28 de septiembre de 1935 en casa de Jacinto Peynado. 19 años más tarde celebraron la ceremonia religiosa. La describen de gran atractivo físico pese a que después engordó excesivamente. Dicen que se parecía a Trujillo “en todos los matices de la personalidad y del carácter. Era astuta, audaz, egoísta, orgullosa, ambiciosa y carente de todo escrúpulo. A diferencia de Trujillo, no tenía momentos de generosidad pero como él, creía totalmente en las virtudes del dinero”. Entre los negocios que le atribuyen están la lavandería del ejército, el control de la ferretería “Read” y otros dos que se asegura le reportaron las mayores ganancias: los descuentos de títulos contra el Gobierno y de los sueldos por adelantado a los empleados públicos. Se asegura que fue la dueña de una “Sociedad Bancaria” que prestaba con una tasa de interés del dos por ciento y de una “Sociedad Comercial e Industrial” con su hermano Francisco (Paquito), “que convirtió a éste en uno de los hombres más ricos del país”. Si María destruyó el matrimonio de Bienvenida, el suyo se vio amenazado por las innumerables amantes que tuvo “El Insigne”, como Lina Lovatón, su preferida. Pero ella resistió. En el trujillato se le dio carácter de escritora y se tenía como autora de dos libros: “Meditaciones morales” y “Falsa amistad”, que se dice le escribió José Almoina. Por esa presunta condición le otorgaron en 1955 el título de Doctora Honoris Causa. Tras su salida del país residió en Costa Rica, Miami y Panamá, su destino final junto a Rhadamés y a María Sousa de Trujillo, su nuera. Sufría de arterioesclerosis pero falleció de un edema pulmonar el 14 de marzo de 1989. Los años hicieron estragos en su físico. Nadie hubiese adivinado que era ella en la foto que publicó Aliro Paulino en la revista Ahora en 1982. Se ha escrito que consideraba a los dominicanos malagradecidos, que conminaba a Ramfis a vengar “el asesinato” de su padre y que llamaba a Balaguer flojo y débil de espíritu. La muerte del esposo la afectó a tal grado que se arrojó con desesperación sobre el cadáver y Crasweller, de cuyo libro se comenta que tuvo a Balaguer como principal fuente de información, escribió: “Toda la vehemente intensidad de su naturaleza, el orgullo, la arrogancia, todas las fieras potencias de su ser estallaron furiosamente hasta un punto rayano en el desequilibrio mental”.
AREÍTO
Lunes 28 de agosto 1961.
Viernes 1 de septiembre.
Lunes 28 de agosto 1961.
Jueves 31 de agosto 1961.
Sábado 24 de septiembre de 2011
Martes 29 de agosto 1961.
Miércoles 30 agosto 1961.
Sábado 2 septiembre 1961.
Domingo 3 de septiembre 1961.
Jueves 31 de agosto.
Martes 29 agosto 1961.
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Miércoles 30 agosto 1961.
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Sรกbado 24 de septiembre de 2011
AREร TO