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Color en el contrato

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Efectos especiales

Efectos especiales

Johannes Vermeer La lechera

h. 1660

Óleo sobre lienzo, 45, 5 x 41 cm.

Cuando se piensa en los pintores neerlandeses del siglo xvii, es fácil olvidarse de todo el mundo y centrarse simplemente en el maestro de la belleza de lo cotidiano: Vermeer. Aunque fue poco conocido durante su vida, pues se le consideraba un pintor de género más, encontró la fama con los primeros modernistas en el siglo xix en París, que apreciaron sus deslumbrantes escenas domésticas. Nos dio muchachas que leían y escribían cartas, una mujer con una jarra de agua, una encajera, una lección de música y —una de sus pinturas más preciosas e ilusionista— una lechera.

Una figura solitaria está de pie al lado de una pequeña mesa llena de cosas y de una ventana, y, con paciencia, vierte leche de una jarra de barro a un cuenco con dos asas. A su derecha, una cesta de mimbre y una olla de cobre bruñido cuelgan de ganchos clavados en la pared encalada; a su izquierda, el telón de fondo de una cocina desnuda y rudimentaria. Vermeer ha centrado su composición en dos colores, azul y amarillo, que se unen en la cintura de la lechera. Su corpiño color maíz, pintado con génuli, armoniza con el color crema de su cuello y su cofia de lino, así como la pared gris perla —una maravilla de luz y sombra—. El azul intenso de su delantal se repite en el mantel que cubre la mesa y la jarra de cerámica de gres con la tapa de peltre. El luminoso pigmento azul ultramarino era tan raro y caro que el mecenas especificó por adelantado la cantidad que el pintor podía utilizar en el cuadro.

Igual que la luz del sol que se filtra por la diminuta rajadura en la ventana, los colores de Vermeer tiñen con delicadeza el lienzo y logran texturas y tonos convincentes. La luz más intensa brilla sobre la naturaleza muerta de panes con corteza, que cobran vida con toques de pintura, pero es a la joven a la que Vermeer valora sobre todo lo demás. De pie, orgullosa y segura, con la mirada baja y los labios separados, del todo absorta en su tarea. La suave inclinación de su cabeza y la forma en que sujeta la jarra sugieren que tiene mucho cuidado. Vermeer no solo ha plasmado una sencilla tarea doméstica, sino también la sensibilidad de la modelo.

Paleta

Un corpiño color maíz, una cofia crema y un delantal azul intenso.

Obras complementarias

• Hombre ofreciendo dinero a una mujer joven , Judith Leyster, 1631.

• Muchacha asomada a la ventana , Nicolaes Maes, 1650-1660.

• La pesadora de oro, P. Hooch, h. 1664.

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