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editorial La ciencia y la poesía entretejen, con sus complementarios lenguajes, un arte de vida. Una inteligencia clara religa la vivencia íntima con los hechos específicos de nuestras vidas, que esperan ser bien entendidos y nombrados por el lenguaje (el de las palabras, los dibujos, las imágenes, el expresado a través de la danza, la literatura, el canto o la pintura, así como a través de los cuerpos teóricos que las mujeres y los hombres construyen para ayudarse a avanzar en el camino de la vida). Un conocimiento interior se abre paso entre los enigmas y las complejidades que nos desafían. Es el movimiento que, desde el principio de los tiempos, construye la conciencia ritmando los opuestos. En estos tiempos, la ecología convoca de un modo vital a la protección de la vida y al desarrollo de una conciencia activa. La ecología perinatal es una vertiente original que la alimenta y fortalece. El nacimiento, la comprensión sensible y profunda de la esperanza que trae lo que nace y lo que espera nacer, nos libera no importa cuál sea nuestra edad. Se trata de un movimiento de retorno que invita a un reposicionamiento, a una oportunidad de ver de un modo nuevo el mundo, la vida, a nosotros y a nuestras maneras habituales de pensar. Lo mejor de lo que llevamos dentro se despierta cuando es llamado, trayendo una fuerza de curación y liberación. La curación personal se toca en algún lugar con las heridas colectivas de la humanidad. Las Ciencias del Inicio de la Vida, de la mano de Eleanor Madruga Luzes; la Haptonomía, que nos trae Catherine Dolto; las asociaciones de parteras que se fortalecen en todos lados del mundo; las evidencias que la ciencia provee hoy más que nunca —como nos enseñó Michel Odent— dan apoyo a estos cambios, generando puntos de encuentro y confluencias impensables hasta ahora. ¡Un impulso de vida toca nuestras células! Nuestra labor —como puente entre lenguajes, pero también como nexo entre lo nuevo y lo viejo— es bellamente descripta y agradecida a través de las siguientes palabras: «Para que un árbol siga creciendo y floreciendo, son necesarias células especializadas, las “células puente”. Son células poderosas que, sobre cada rama, se juntan y protegen el sitio donde se encuentran la vieja madera vigorosa y la nueva madera vulnerable; el sitio donde el tierno brote surge bajo la nueva piel y, con precaución, va a florecer. Las células puente juegan un rol esencial de lazo entre lo que es y lo que será. Una vez que los más recientes proyectos de ramas y de flores se estabilizan, esas células puente especializadas ganan sus lugares sobre las ramas donde el árbol va nuevamente a florecer. Para aquéllas que se han quedado cerca, contra viento y marea, enfrentando nieves precoces y primaveras tardías…, para esas almas puente firmes y resueltas, cada una interrumpida a su manera, ¡gracias!». El amor será el remedio vital, tú serás su milagro Clarissa Pinkola Estés De su último libro, La danza de las abuelas

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staff

secciones fijas

DIRECTORA Jaqui Zieler

COORDINACIÓN DE EDICIÓN Flavia Tentori

16 MUJERES MADRES

EQUIPO EDITORIAL María Josefina Bulló Magui Cadot Karina Gawromski Gustavo D. García

22 HOMENAJE

COORDINACIÓN DE PUBLICIDAD

24 MODELOS QUE FUNCIONAN

Inés Papayuanu Magui Garat Grace Cobe

46 INCORPORARTE

DISEÑO & DIAGRAMACIÓN Gustavo D. García gustavodanielgarcia@yahoo.com.ar

48 TESTIMONIOS

FOTOS E ILUSTRACIONES Banco de Imágenes Editorial Creavida

52 PARA TODOS

ISSN 1851-4901 Esta edición es propiedad de Fundación Creavida Cuit 30-70822501-7 Superí 1411 - Capital Federal (1426) - Bs. As. - Argentina www.fundacioncreavida.org.ar creavida@fibertel.com.ar info@fundacioncreavida.org.ar

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Distribuye en Capital: Distriloberto www.distriloberto.com.ar distriloberto@fibertel.com.ar La reproducción de este material por cualquier medio es posible con la autorización de Editorial Creavida. Los artículos publicados son seleccionados por esta editorial..


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Año 5 / Número 14 / Septiembre de 2008

sumario

sumario 3 Editorial 6 Eventos 10 Parir 12 Mujeres que alquilan sus vientres 18 El Sistema de nacimientos en la Argentina 23 Renovando la tradición del apoyo femenino en el nacimiento 28 Visita del Dr.Michel Odent a Buenos Aires 34 Un cuento en la selva 36 ¿Cómo piensa la Psicología el nacimiento? 43 Mortalidad materna e infantil

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eventos

· ESCUELA DE PARTERAS

COMUNITARIAS DEL SIGLO XXI

VILLA GENERAL BELGRANO-CÓRDOBA] espués del Congreso de las Américas, de la Confederación Internacional de Parteras (ICM), realizado el año pasado en Mar del Plata, Argentina, cuatro mujeres vinculadas por su activismo a favor de los nacimientos amorosos, seguros, respetados y en libertad se reunieron con la intención de dar comienzo al tan ansiado proyecto de la Escuela de Parteras Comunitarias del Siglo XXI. Están convencidas de que la utilización apropiada de conocimientos, prácticas y tecnologías en perinatología permitirá mejorar los índices de morbimortalidad materno infantil en nuestro país. La vicepresidenta de la ICM, Bridget Lynch, les dio su apoyo y las instó a convocar parteras de todo el país para que se sumen al proyecto. La misión que se propusieron fue recuperar el espacio del nacimiento

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como un momento sagrado, acompañado y asistido por parteras conscientes de su verdadero rol profesional, en un marco de seguridad, cuidado de la salud y respeto por los derechos humanos. La carrera se propone instruir parteras capaces de brindarles a las mujeres y a sus familias una atención segura y respetuosa, tomando en consideración tanto sus necesidades físicas, emocionales, culturales y espirituales como sus derechos. También se propone revalorizar el rol de la partera como profesional idóneo para ofrecer una continuidad de cuidado desde un enfoque holístico en el proceso fisiológico y saludable durante la gestación, el parto, el puerperio y la lactancia. Otro de sus objetivos es recuperar conocimientos ancestrales, valorizando la utilización de técnicas, y medicinas naturales y tradicionales.

¿QUÉ ES UNA PARTERA? Una partera es una profesional de la

salud idónea para brindar atención primaria a las mujeres con embarazos de bajo riesgo, desde antes de la concepción hasta las seis semanas después del parto.

¿CUÁLES

SON LOS ROLES DE

UNA PARTERA?

Brindar atención a la salud de la mujer y su familia durante todo el embarazo (atención prenatal), asistir y atender el trabajo de parto bajo su responsabilidad, y atender y acompañar el posparto, la maternidad, la crianza y la lactancia. Realizar todas estas acciones desde un enfoque integral, amoroso, receptivo y científico durante la gestación, el parto, el nacimiento, el puerperio y la lactancia. Ofrecer las herramientas necesarias para que las mujeres y sus familias tomen decisiones sobre su salud y la de sus hijos activamente, para que, de este modo, puedan atravesar el proceso con la mayor plenitud posible, a través del equilibrio entre la salud física, emocional y espiritual, buscando un entorno social y familiar adecuado.

El Proyecto de Parteras Comunitarias del Siglo xxi se lanzó con una Conferencia Internacional sobre Partería a fines de marzo pasado con la presencia de Sister Lilian Leistner, partera sudafricana con una vasta trayectoria. También estuvieron presentes dando su apoyo al Proyecto: Gilda Vera, coordinadora de la RELACAHUPAN (Red Latinoamericana y del Caribe por la Humanización del Parto y el Nacimiento) y Bia Fioretti, publicista y fotógrafa brasileña, quien está realizando un relevamiento fotográfico de parteras de todo el mundo. Autoridades locales y familias de la comunidad que apoyan y valorizan el rol de las parteras comunitarias participaron de esta importante presentación.

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eventos

· LA «MAMÁ POLICÍA» MÁS HERMOSA DEL MUNDO ]

· Jiang Xiaojuan

Recientemente, la foto de una mujer policía china dando de mamar a bebés en las zonas afectadas por el sismo de Wenchuan fue difundida por todo el mundo gracias a la Internet. Jiang Xiaojuan, de 30 años, es la protagonista de esta foto. Después del terremoto, dejó a su propio hijo de menos de seis meses con sus padres, y participó en las tareas de ayuda y rescate amamantando a varios bebés huérfanos, lo que le valió el apodo de «Mamá Policía». Por lo tanto, para todos aquellos bebés que necesitaban leche con urgencia, Jiang no fue simplemente una madre, fue mucho más que eso. Extraído de: 20-05-2008 / spanish.china.org.cn

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eventos · Congreso Internacional de Partería y Parto Humanizado] Chiapas, México. Junio 2008 Grupo de doulas, formado por Luna Maya en 2007.

NACER Y RENACER

Joni Nichols de Plenitud, Guadalajara; Luzia Titan de Nueve ondas, en Galicia, España e Ileana Rota de El parto es nuestro, Madrid, España. Las tres son doulas. Elizabeth Dychter de Nacer y Crecer en Monterey y Cristina Alonso de Luna Maya

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Imagínense las montañas del sudeste mexicano, un pueblo de casas de colores, un mercado en el que los hombres y las mujeres venden sus coloridos bordados y tejidos. Imaginen que ese pueblo recibe, de repente, la visita de 350 parteras venidas de todos lados del mundo, caminando por sus calles alegremente. Vean ahora un gran lugar verde con salones alrededor y un lago con un puentecito en el medio alrededor del cual, a modo de apertura, una chamana mexicana celebró una ceremonia tradicional maya. En círculo, todas esas parteras celebrando el ritual de iniciación del encuentro. En esa ronda, muchas mujeres vestían sus ropas tradicionales: eran parteras venidas de las montañas de México y Guatemala; muchas de ellas no hablaban español. También había parteras norteamericanas, de distintos estados de México, de Latinoamérica, y algunas venidas de España y Alemania. La ronda terminó en conmovedores abrazos y bendiciones. En el gran salón, Rosa Zaragoza acompañó con su canto, desde un CD, los cuatro días que duró el encuentro. La bienvenida, escrita por Cristina Alonso, la organizadora, decía que se juntaban allí personas que día a día


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eventos están cambiando el mundo: artistas, guerreras, alquimistas, sabias…; mujeres y hombres que creen profundamente en la capacidad de nacer y en que la llegada al mundo merece todo el respeto y el amor que se les pueda dar. Quienes estuvieron allí entienden la responsabilidad que tienen en proteger un espacio propio para que las mujeres puedan parir cómo y dónde quieran, conjugando su poder, su fuerza y su valor, y comparten un sentimiento de cariño y respeto por los bebés. Son conscientes de la curiosidad que los bebés manifiestan por el mundo que hemos creado, y confían en el amor y la sencillez que pueden rodear los partos. Durante esos días, el conocimiento y las historias fueron compartidos en un clima de respeto, valoración mutua y ternura infinita. Una y otra vez, las parteras manifestaron su necesidad de reunirse entre ellas y de contar con el apoyo que precisan para llevar adelante su tarea, relatar sus historias, ser escuchadas y valoradas. Los talleres fueron variados: «Educar

para parir en un mundo de cesáreas», «El parto como ceremonia ancestral y contemporánea» y «Sobada de la matriz y masaje maya abdominal», entre otros. Robbie Davis-Floyd, Ricardo Jones, Gilda Vera, Marcos Leite y Doña Queta Contreras fueron algunos de los conferencistas invitados. Instituciones como AMAYAL, la Asociación de Parteras Tradicionales de Tulúm y las Parteras Tradicionales de Tenejapa también estuvieron presentes A todos, nuestro reconocimiento por conservar y proteger el fuego que alimenta y ayuda a crecer esta bella causa.

Yeshi Neumann de Homestyle Midwifery en San Francisco CA. y Hermila Diego, partera tradicional de Oaxaca.

·ENCUENTRO DE LA RELACAHUPAN EN BUENOS AIRES El pasado junio, Deby Díaz y Gilda Vera, coordinadoras generales de la Relacahupan (Red Latinoamericana para la Humanización del Parto y el Nacimiento), se reunieron en Buenos Aires con representantes regionales. Convocaron parteras, doulas y otros profesionales que trabajan en la atención del embarazo y el parto con el objetivo de trabajar en los proyectos que lleva adelante la Red y repensar juntos sus motivaciones profesionales. Deby Díaz, de Puerto Rico, incluyó el tema de la partería tradicional, ya que uno de los proyectos de la Red es brindar apoyo a las parteras tradicionales. Actualmente, trabajan con un grupo de parteras de Guatemala y con otro del Perú. Entre otras importantes cuestiones, abordaron el tema de la humanización del parto para la construcción de políticas de Estado.

Taller de Yeshi Neumann sobre como educar a las familias sobre el parto natural.

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«PARIR» · Exposición fotográfica de Tali Elbert LA EXPOSICIÓN REÚNE UNA SERIE DE FOTOGRAFÍAS TOMADAS EN DIVERSOS PARTOS Y NACIMIENTOS HUMANIZADOS EN EL HOSPITAL MISERICORDIA, CIUDAD DE CÓRDOBA.

LA REALIZACIÓN DEL ENSAYO FUERON DOS INTENSOS AÑOS DE TRABAJO. LA MUESTRA ES UN INTENTO POR FIJAR –Y DETENER- ESA FUERZA ARRASADORA QUE CELEBRA EL COMIENZO DE LA VIDA Y NOS OBLIGA EMPEZAR A VIVIR.

LOS ESPERO! TALI ELBERT

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Tali Elbert

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MUJERES QUE ALQUILAN SUS VIENTRES Gestación para otro

¿UN NIÑO PARA QUIÉN? a manera en que se da este debate sobre el alquiler de vientres me trajo un recuerdo. En el hospital de Montfermeil donde yo trabajaba en los años setenta, a la llegada de nuevos internos de pediatría en la sala de guardia, se los saludaba, a veces, con un jovial «¡Hola, veterinarios!». Era para reírse seguramente, pero, de todos modos, esa expresión traducía el hecho de que no estaba lejos la época en la que los bebés y, aun más, los recién nacidos se consideraban «tubos digestivos vagamente sofisticados». Para aquéllos que los veían de esta manera, los bebés eran como la cera virgen: sin memoria ni pasado, sin emociones ni sentimientos

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y, por supuesto, sin pensamiento. Nada de lo vivido por sus padres y abuelos, el embarazo, el parto y su nacimiento (dos acontecimientos conjuntos, pero diferentes) tenían influencia sobre ellos. Nos reímos de esta idea que hoy nos parece obsoleta. En efecto, desde hace treinta años, los investigadores y clínicos del mundo entero han probado que esta visión era errónea y patógena. Mostraron que la inteligencia está ahí desde el momento del nacimiento —incluso si no está todavía apoyada por la experiencia— y que la vida afectiva del pequeño humano es intensa desde su más temprana edad. Validaron las certezas que ciertos psicoanalistas, osando enfrentar el ridículo y las burlas de sus pares, habían adelantado en 19391, pero que ya Erasme había intuido en el siglo xv al decir que la educación comenzaba mucho antes del nacimiento. De este modo, sabemos hoy que el niño se inscribe en un linaje que influye más allá de su aspecto genético sobre su persona y su desarrollo. Sabemos que es modelado, en parte, por su historia y por la de sus padres; que las emociones, buenas o malas, vividas por él y por su entorno durante el embarazo dejan marcas profundas. De hecho, no hay una sino varias memorias cuyos recuerdos conscientes no son más que una pequeña parte. Esas memorias múltiples inscriptas en la carne tienen una influencia sobre nuestra manera de orientar nuestras vidas. Así, el diálogo entre lo innato y lo adquirido es incesante desde nuestra concepción hasta la muerte, porque la plasticidad del cerebro humano le permite modificarse hasta el final de la vida. Es el apasionante dominio de la Epigenética (la influencia del medio sobre el genoma), que será uno de los grandes campos de investigación de los años por venir. ¡Al fin el hecho de que el humano sea un mamífero es tomado en cuenta por los que curan! Pero, habiendo inventado el neocórtex, somos mamíferos parlantes y que recuerdan. Al mismo tiempo, somos una especie nidícola entre quienes los más pequeños no pueden, en ningún caso, desarrollarse sin la ayuda de un entorno protector durante los primeros años de su vida. Todo eso nos vuelve depen-

dientes los unos de los otros, de una manera diferente a la de los animales que viven en grupo. Lo imaginario, lo simbólico y la palabra hacen de nosotros seres sedientos de amor, de seguridad y de necesidad de esperar; pero también estamos llenos de contradicciones que hacen que el acceso al amor y a la seguridad sean tan complejos que, a menudo, nos ponen en el corazón de ecuaciones insolubles. Aquí estamos, entonces. A la vez gregarios e individualistas, lo cual no es un cocktail simple para vivir el día a día. Es necesario adaptarse… Eso se llama, grosso modo, la neurosis, es decir, la superestructura compleja que cada uno de nosotros se fabrica para vivir esta situación insostenible: ser un humano que sabe que morirá y que todos aquellos que ama pueden desaparecer o dejar de amarlo de un instante al otro. Cada cultura produce su patología, pero yo creo que el miedo —a la soledad, al abandono— es universal. Entonces, la neurosis individual de los ciudadanos se traduce en la sociedad que ellos renuevan a medida que evolucionan. Hay un estrecho y activo lazo entre la manera en la que una sociedad encara el embarazo y la primera infancia, y la evolución que los niños así tratados harán vivir a su entorno social.2 La pregunta que se formula a todas las culturas es la siguiente: ¿Cómo atraer al pequeño mamífero humano hacia su humanidad, más que atraerlo hacia sus pulsiones de consumidor (lo cual es mucho más fácil), incluyendo dentro de ellas la relación con sus semejantes? Esta pregunta trae la siguiente: ¿Cómo canalizar la violencia para permitir la vida en grupo? Para estas dos preguntas no hay una única y buena respuesta. Los gestos de la humanización son eficaces y poco onerosos. Consisten en recibir a los padres y al niño, y en preocuparse por la seguridad afectiva de ambos a través de las actitudes y las palabras. Todas las prácticas terapéuticas y pediátricas llegan a la misma conclusión. Se trata de ayudar a cada uno a encontrarle sentido a su vida y a lo que hace. Es, a mi entender, la mejor manera de equilibrar el horror de ser un humano con la maravilla de serlo. El acompañamiento haptonómico3 del embarazo y de la

Hay un estrecho y activo lazo entre la manera en la que una sociedad encara el embarazo y la primera infancia, y la evolución que los niños así tratados harán vivir a su entorno social

1 F. Dolto, Psicoanálisis y Pediatría, Tesis de Medicina 1939, publicada en 1971. D. W. Winnicott, De la Pediatría al Psicoanálisis, 1969. 2 Véanse los trabajos de Alice Miller sobre la educación de los futuros nazis. 3 Haptonomía, ciencia de la afectividad: descubierta y desarrollada, desde 1945, por el holandés Frans Veldman.

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mujeres que alquilan sus vientres... primera infancia, que yo practico desde hace 28 años, nos enseña muchas cosas en ese ámbito. Descubrimos que el niño es curioso del mundo, que rodea tanto a su madre como a él desde su vida prenatal. Mucho antes de tener audición, percibe los sonidos a través de las vibraciones que estos provocan en el líquido amniótico sobre su piel y su futura columna vertebral. Discrimina las voces con rapidez y se acerca a las que le interesan. Esas marcas mnésicas vocales perduran sorprendentemente mucho tiempo, múltiples historias clínicas lo atestiguan. Decodifica los cambios de tono en las paredes del regazo materno4 y se muestra muy sensible a la manera en que su madre está o no presente para él desde el interior. Discrimina la calidad del contacto desde el momento en que una mano se apoya en el vientre materno y se mueve de una manera muy particular cuando se siente recibido y «escuchado». Evoluciona en un universo donde lo afectivo se traduce por sensaciones que constituyen experiencias fundantes para su futura personalidad. La experiencia clínica muestra que lo que queda de ese pasado se vuelve, a lo largo del tiempo, fascinante y atractivo. De ese modo, a los 30 años, las cohortes del antaño feto5 seguirán atraídas por los alimentos que su madre comió durante la gestación6. El niño in utero puede balancearse de diversas maneras, memorizar esas secuencias de juegos y luego proponerlas en función de lo que sucede a su alrededor. El sentimiento que surge es de gran curiosidad por lo que sucede en el mundo que lo rodea y de ganas de jugar desde el momento en que algo tiene sentido para él. Busca activamente el contacto. Los niños que fueron acompañados de esta manera son, en general, calmos, fáciles para convivir y nacen con un tono postural particular; se muestran creativos y hacen un buen uso de sus capacidades intelectuales. Los padres, por su lado, atestiguan la manera que este lazo precoz marca la relación

con sus niños. Esto es absolutamente cierto; todos los terapeutas que reciben familias lo saben. La forma en que el embarazo fue aceptado; cómo se desarrolló; las circunstancias de la llegada al mundo de cada niño; los sentimientos de miedo, angustia, alegría y culpabilidad que rodean esos períodos colorean fuertemente el lazo que se teje entre el niño y su familia. A través de ese lazo, se le brinda seguridad o inseguridad, confianza en sí mismo y en los otros. Cuando se trabaja mucho con familias alrededor del nacimiento o, como terapeuta, con quienes fueron prematuros, se comprende que la protoidentidad del niño se construye ahí, en esos intercambios sensoriales. Los ruidos de los latidos del corazón de la madre, su soplo, los cambios regulares del gusto del líquido amniótico en función de lo que la mujer consume, los sonidos de la placenta, la voz de los padres y sus manos constituirán, en la discontinuidad, el humus afectivo que será el fundamento de su identidad futura. Ésta es la razón por la cual, después del nacimiento, el niño puede hacer un inventario de lo que queda, de lo que ha desaparecido pero está allí transformado, a fin de que pueda alcanzar, en las horas que siguen a su llegada al mundo aéreo, esa conclusión esencial para su futuro: «Ellos siguen siendo ellos; entonces, yo soy yo». Por este motivo, las separaciones precoces, los terrores y las cuestiones que no fueron habladas dejan en ellos fallas profundas, susceptibles de abrirse bajo sus pies como un abismo en la adolescencia o en la entrada al mundo de los adultos. El problema proviene de lo que los bebés tienen que enfrentar, a menudo con valentía, en relación con los acontecimientos más dolorosos. No demuestran todas sus angustias en el momento; los dramas se revelan más tarde. Traer un niño al mundo es tener un proyecto que se inscribe en una larga duración. Los acontecimientos precoces tienen efectos a largo plazo.

Cuando se trabaja mucho con familias alrededor del nacimiento o, como terapeuta, con quienes fueron prematuros, se comprende que la protoidentidad del niño se construye ahí, en esos intercambios sensoriales.

4 Nosotros llamamos regazo al conjunto formado por el útero, el diafragma toráxico y pélvico, y los músculos abdominales que funcionan como un todo que reacciona por las vías subcorticales desde el momento en que la madre tiene acceso a su sentimiento maternal, el cual no es instintivo en los humanos. 5 En nuestra editorial, preferimos el término «bebino». 6 Cf. el trabajo de Benoit Schall.

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Durante toda la vida, los acontecimientos tienen ecos. De ese modo, las separaciones despiertan sufrimientos de separación precoces y miedo al abandono; esto vuelve a jugarse en la adolescencia, durante la entrada a la edad adulta o durante la parentalidad, en los duelos, en la menopausia, en la partida de los hijos, en la jubilación o en la entrada en la vejez. Afortunadamente, en el otro sentido, el sentimiento de seguridad experimentado durante la vida prenatal y alrededor del primer pasaje del umbral que constituye el nacimiento, y la ternura «segurizante» vivida en los primeros meses también resuenan a lo largo de toda la vida, brindándoles a aquéllos que los han recibido una elasticidad «confiante» ante los acontecimientos difíciles, lo cual es un capital afectivo inestimable. En estas condiciones, plantear la pregunta sobre la gestación para otro o sobre el alquiler de vientres sin preocuparse por lo que este modo de llegar al mundo significará para el niño llevado de esta manera, para todo el resto de su vida y para la de sus futuros hijos, parece terriblemente retrógrado en relación con los conocimientos actuales. ¿Qué pensará de todo esto el niño? ¿Qué se le dirá? ¿Cómo podrá llevar su historia con dignidad y humanidad? ¿Es mejor que la madre que alquila el vientre se relacione con él antes de abandonarlo o que lo lleve cortando lo más posible la relación con él? Con seguridad, la segunda opción es más patógena. Algunos dicen que quien lleva y quien así es llevado guardarán un lazo, pero ¿esto es deseable para el niño? No estamos para nada seguros. Escuchamos poca gente preocupada por la carga de sufrimientos que, inevitablemente, acompañarán tales dispositivos: el de la madre que debe abandonar, el de sus otros hijos (la ley francesa parece imponer que haya otros hijos), el de su compañero y el del niño que va a nacer, tan capaz de sentir los sufrimientos de quienes lo rodean. Las pulsiones terapéuticas de los bebés son bien conocidas en la actualidad. ¿Cómo preservar el sentimiento de su dignidad cuando es el resultado de una transacción, de un contrato? Sin duda, comprendemos el sufrimiento de quienes no pueden tener un hijo y sabemos que la adopción no es fácil a veces, pero siempre habrá niños a quienes amar, a quienes sostener y acompañar, aun sin lazo de parentalidad con ellos. Pero ¿cómo comprender la necesidad de tener un hijo que lleve nuestros genes, y producirlo y encargarlo como lo haríamos con un objeto o con un animal de compañía, sin

preocuparse por lo que esa elección implica para él y su descendencia? La contracepción y la interrupción voluntaria del embarazo (IVG) han modificado la vida de las mujeres —podemos contentarnos con eso—, pero tienen efectos perversos y el sentimiento de poder tener un niño cuándo y cómo uno quiera. El derecho al niño, como el derecho a la salud, se esgrime como evidencia, dejándonos cerca de darle el estatus de víctima a aquél a quien la sociedad le «niegue» un niño.7 Creo que hay que detenerse en estas cuestiones de fondo antes de aligerarlas bajo el pretexto de que otros países ya lo hacen. El ejemplo de lo que sucede en Rusia, donde las mujeres ricas hacen llevar su niño a otra mujer para evitarse los malestares de un embarazo, debería hacernos reflexionar… La imitación nunca es un buen principio. Lo que está en cuestión aquí es el estatus del niño como sujeto. Al darle un estatus de objeto codiciado y proponerle — como primer lazo afectivo fundador— un mercado de engaños con una mujer que acepta ser utilizada de esta manera, ponemos en peligro tanto su humanidad como la de quienes lo rodean. ¿Qué decir de una sociedad que no quiere ver lo que esto significa para una mujer: el hecho de ofrecer su cuerpo para una transacción de mercado donde un niño es lo que está en juego? ¿Cómo creer de manera ingenua que aquéllas que se prestarán a hacerlo contra una simple compensación lo harán por puro altruismo, en la pureza de un don de sí y del niño que llevarán, exceptuando las complejidades neuróticas potencialmente patógenas para ellas, para sus hijos y para aquél que habrá de abandonar de esta manera? Me parece que en una sociedad que ya ha dejado que los valores del comercio reemplacen los valores de humanidad, pasar el límite del «niño objeto» al del «pedido y pagado», para que tenga su ADN conforme al linaje parental, sería dar un paso decisivo hacia la barbarie.

7- N. del T.: Este artículo remite a lo que sucede actualmente en Francia con el debate sobre el alquiler de vientres.

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mujeres madres

· LA MADRE INTERIOR]

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a «madre interior» es un aspecto de la psique que actúa y responde de una manera idéntica a la experiencia infantil de la mujer con su propia madre. Está hecha no sólo de la experiencia de la madre personal, sino también de las otras figuras maternas de nuestra vida y de las imá-

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genes culturales que teníamos de la «buena madre» y de la «mala madre» durante nuestra infancia. […] En la psicología profunda, todo este laberinto se llama «complejo de la madre». Se trata de uno de los aspectos esenciales de la psique de una mujer. Es importante reconocer su condición, fortalecer ciertos aspectos, enderezar otros y empezar de nuevo en caso necesario.


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[…] El remedio consiste en mimar amorosamente a la joven madre que una lleva dentro, lo cual se consigue por medio de mujeres del mundo exterior más sabias y maduras, preferentemente templadas como el acero y robustecidas por el fuego tras haber pasado por lo que han tenido que pasar. […] Las relaciones entre mujeres — tanto si son mujeres que comparten la misma sangre como si son vínculos entre compañeras psíquicas, entre analista y paciente, profesora y alumna, o almas gemelas— son relaciones de parentesco de máxima importancia. Aunque algunos de los que escriben sobre psicología en la actualidad afirmen que el abandono de la matriz materna es una hazaña que, si no se cumple, contamina para siempre a la

mujer, y aunque otros digan que el desprecio hacia la propia madre es algo beneficioso para la salud mental del individuo, en realidad la imagen y el concepto de la madre salvaje no se puede ni se debe abandonar jamás, pues la mujer que lo hace abandona su naturaleza profunda, la que contiene toda la sabiduría, todas las bolsas, todas las semillas, todas las agujas para remendar, y todas las medicinas para trabajar y descansar, amar y esperar. Más que deshacernos de la madre, nuestra intención tiene que ser la de buscar una madre sabia y salvaje. No estamos ni podemos estar separadas de ella. Nuestra relación con esa madre espiritual tiene que girar y cambiar incesantemente, y es una paradoja. Esta madre es la escuela en la que hemos nacido, una escuela en la que somos si-

multáneamente alumnas y profesoras durante toda la vida. Tanto si tenemos hijos como si no, tanto si cultivamos un jardín como si cultivamos la ciencia o el vibrante mundo de la poesía, siempre tropezaremos con la «madre salvaje» en nuestro camino hacia otro lugar. Y así tiene que ser.

· Extractado del libro «Mujeres que corren con los lobos», de CLARISSA PINKOLA ESTÉS

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Ediciones B

Si la cultura en la que vive una mujer ataca la función creativa de sus miembros; si parte por la mitad o destroza algún arquetipo, o pervierte su propósito o su significado, todo ello se incorporará en un estado destrozado en la psique de sus miembros, como una fuerza con el ala rota y no como una fuerza sana, rebosante de vitalidad y de posibilidades. 17


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Tesis de Doctorado

EL SISTEMA DE NACIMIENTOS EN LA ARGENTINA · LA DRA. JOSEFINA LAIS PRESENTÓ EN EL AÑO 2006 EL SIGUIENTE ESTUDIO SOBRE EL PARTO VERTICAL, COMO TESIS PARA LA OBTENCIÓN DE SU MAESTRÍA EN CIENCIAS DE LA FAMILIA, EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN MARTÍN (TUTORÍA A CARGO DE LA DRA. EVA GIVERTI). PRESENTAMOS AQUÍ UN EXTRACTO DE ESTE EXTENSO Y RICO TRABAJO, QUE ABORDA TEMAS QUE VAN DESDE LA SEXUALIDAD, LAS PROBLEMÁTICAS DE GÉNERO, LA SALUD PÚBLICA Y LA HISTORIA DE LA OBSTETRICIA HASTA LA SITUACIÓN ACTUAL EN NUESTRO PAÍS Y EN EL MUNDO.1

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¿Cuáles son las diferencias entre el parto natural y el parto medicalizado? ¿Qué ventajas y desventajas tienen uno y otro? ¿Cuáles son los principales obstáculos que hay en la sociedad para promover partos más humanizados? El trabajo de campo realizado para este estudio está basado en entrevistas en profundidad a los principales involucrados: madres, padres y diferentes actores institucionales que intervienen en instancias de parto: médicos, obstetras, psicólogos, parteras. Tras el análisis de las entrevistas, el estudio arriba a la conclusión de que el parto humanizado debería tener una mayor acogida en la sociedad; su instrumentación dignificaría a la mujer. El parto humanizado tendría en cuenta sus deseos y necesidades a la hora de parir. El estudio expone los argumentos de quienes defienden el parto natural o humanizado y critican las instancias lesivas del parto medicalizado, partiendo de la base de que el parto humanizado o natural no implica la anulación del control y el seguimiento médico. […] A partir de las indagaciones teóricas y de los conocimientos y percepciones que tienen los actores involucrados en el tema, es posible establecer un estudio sobre el parto humanizado en la Argentina. […] El proceso de maternidad y parto es un hecho social y cultural. Como tal, compromete todos los aspectos de la realidad de la mujer, de su pareja, de sus hijos, de su familia y del medio social al cual pertenece. En la República Argentina, en los últimos años, se viene trabajando desde diferentes disciplinas alternativas o complementarias para mejorar las condiciones del parir y del nacer.

[…] Actualmente, el parto y el nacimiento son presentados desde sus operadores institucionales (sociedades científicas, médicos, parteras) como un hecho médico sometido a un proceso de medicalización, despersonalización y desexualización. El parto y el nacimiento humanizado aparecen como una alternativa que le brinda a la pareja, o a la mujer, la posibilidad de una nueva oportunidad de crecimiento personal y, más aún, de placer. También significa una alternativa para aquéllos que perciben el malestar que les produce, entre las arduas vicisitudes de la vida cotidiana, el maltrato que surge de un modelo de atención que no los escucha en sus necesidades de libertad, de respeto, y de humanización del parto y del nacimiento.

Actualmente, el parto y el nacimiento son presentados desde sus operadores institucionales (sociedades científicas, médicos, parteras) como un hecho médico sometido a un proceso de medicalización, despersonalización y desexualización.

1 La versión completa de esta tesis puede leerse en nuestra página web: www.fundacioncreavida.org.ar

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Tesis de Doctorado […]

«Las mujeres dando a luz —si tan sólo se les da su espacio— saben exactamente qué hacer; las mujeres tenemos por dentro el profundo conocimiento sobre cómo movernos precisamente, cuándo pujar, cómo pujar. El cuerpo que hizo este bebé sabe exactamente cómo sacarlo del cuerpo y hacerlo nacer». (Tyndall 1992: 27)

El saber científico ha acumulado muchos conocimientos sobre los mecanismos del parir y nacer, al tiempo que se fueron olvidando profundos y complejos entramados del campo social y psicológico que los sustenta. […] Ese número de mujeres y hombres reclaman —muchas veces desde la incertidumbre y el desconocimiento— una asistencia respetuosa y atenta, con cuidado y sin exigencias ni imposiciones, con el afecto y la contención como pilares y soportes esenciales. […] Desde esta perspectiva, se debe restituir al acontecimiento el carácter de hecho social y cultural que conlleva implícitamente un hecho de la salud en una comunidad de pertenencia: el conjunto de mujeres y varones con distintas inquietudes. Ante esta situación, parecería necesario volver al parto natural o fisiológico y considerar que estar embarazada no es una enfermedad y, por lo tanto, se le debería dar a la pareja o a la mujer la posibilidad de vivirlo en plenitud. «Las mujeres dando a luz —si tan sólo se les da su espacio— saben exactamente qué hacer; las mujeres tenemos por dentro el profundo conocimiento sobre cómo movernos precisamente, cuándo pujar, cómo pujar. El cuerpo que hizo este bebé sabe exactamente cómo sacarlo del cuerpo y hacerlo nacer». (Tyndall 1992: 27) Un aspecto central del estudio es explicar en qué medida el parto institucionalizado puede derivar en iatrogenia o afectar emocionalmente a las mujeres, cómo deshumaniza el

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acto del nacimiento y cuáles son los motivos esenciales que subyacen a las propuestas de parto humanizado, a la vez que se indaga de qué manera se puede motivar a la comunidad para que los partos comiencen a humanizarse, sobre la base de un análisis de la situación actual en la Argentina y de los resultados obtenidos en el trabajo de campo. […] «Los condicionantes culturales, fundamentalmente de género, hacen que las capacidades femeninas y su fuerza de acción y expresión no se hagan conscientes ni visibles para los demás. Esto se evidencia en la dificultad de muchas mujeres para alcanzar su autonomía emocional, corporal, se-


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xual, social y económica. Frecuentemente, este fenómeno se refleja en el momento de parir, cuando surge la dificultad para registrar el deseo y la iniciativa para imponerse y asumir las posiciones que sienta necesarias para ella misma, tal como en la práctica sexual. La mujer es recluida al lugar de receptora y depositaria del deseo del otro, aceptando pasivamente que la “acuesten”, dejando a los otros disponer de su cuerpo». (Foucault 1994)

impulsos y sensaciones físicas y emocionales. La mujer está en una posición considerada más cómoda; así, la voz de la mujer es silenciada para elegir la posición de parir, ya que tiene un claro significado de poder. […]

Dra. Josefina Lais […] «El esfuerzo de parir es una actividad humana que requiere un empeño subjetivo». (Deutsch 1960). Así, acostada, la mujer no alcanza con su mirada sus genitales, y la imposibilidad de movimiento la inhibe de estar conectada con sus

jlais@fibertel.com.ar Especialista en Problemáticas de Organizaciones Familiares (UNSAM) Dra. en Servicio Social (UMSA) Asistente Social Becada por el Ministerio de Salud Pública

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homenaje

·El Miramiento de Fernando Ulloa] «La ternura es instancia típicamente humana, tan primigeniamente constituida que se la podría pensar de naturaleza instintiva. Se habla del instinto materno, mas la ternura es producción que va más allá de lo instintivo, aunque tenga allí su basamento. La ternura, siendo de hecho una instancia ética, es inicial renuncia al apoderamiento del infantil sujeto... Esta coartación del impulso de apoderamiento del hijo, este límite a la descarga no ajeno a la ética genera dos condiciones, dos habilidades propias de la ternura: la empatía, que garantizará el suministro adecuado (calor, alimento, arrullo-palabra) y un componente fundamental, el miramiento. Tener miramiento es mirar con amoroso interés a quien se reconoce como sujeto ajeno y distinto de uno mismo. El miramiento es germen inicial y garantía de autonomía futura del infante. Una idea que encuentro eficaz en relación con el proceso de la ternura es que su mediación crea en el niño el sentimiento confiado de que el mundo consiente en satisfacer sus demandas. Es así como va adquiriendo convicción en la existencia y en la bondad de un suministro ajeno a él, a la par que confía en sus propias posibilidades de demandarlo y obtenerlo».1

Recuerdo que nos tocó presentar juntos la revista A Tres Voces, en la librería del padre de Jaqui, y hablaste largamente de la ternura —de tu ternura—, y te miré desde mi ternura, viendo en acción tu miramiento amoroso, tu presencia de partero experimentado y contenedor, conocedor de los miramientos literarios que tantas veces ayudaste a parir. Hace un par de meses, me pediste que fuera a tu consultorio, querías que viésemos juntos a «otro paciente que descree de las palabras». Observaste mi abordaje corporal y la reacción que producía, y luego volví a sentir tu miramiento en acción, tu sorpresa, tus halagos, tu mente abierta, y me dijiste: «Tenés que ayudarlo para que el cuerpo le vuelva al alma». Así de simple. Así de sabio. Cuando partiste, le escribí a Jaqui: «Hay gente que no debería morirse nunca», y ella me respondió: «Hay gente que, aunque se vaya, no muere nunca...».

1 Fernando O. Ulloa, Novela Clínica Psicoanalítica, pág. 135, Editorial Paidós, 1995.

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Lo firma y lo confirma: tu paciente, tu discípulo, tu colega, Alberto Wang.


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·Renovando la tradición del apoyo femenino en el nacimiento] eguramente, muchas mujeres —como yo— se han sentido un poco solas durante el primer tiempo con el bebé. Pasada la expectativa del embarazo, la contundencia del parto, nos encontramos en la soledad de nuestras casas descubriendo un rol que habíamos imaginado, tal vez leído o escuchado de alguna amiga o familiar, pero que se despliega con toda su verdad sólo cuando lo vivimos. Aparecen las preguntas, las dudas, el cansancio, la rutina, cuando no otros niños que también necesitan de nosotras. Todo esto sucede dentro de nuestras casas; dentro de cada una de nosotras. Ni siquiera sospechamos que este sentimiento pueda ser compartido con quienes están en nuestra misma situación. Es tan nuestro que ni nos atrevemos a compartirlo. Muchas de nosotras añoramos unos brazos dispuestos a ayudarnos cuando estamos cansadas, unos oídos capaces de escuchar sin juzgar, una palabras sabias que nos orienten cuando estamos perdidas, sin decirnos lo que tenemos que hacer o cómo hacerlo. Clarissa Pinkola Estés dice al respecto: «En tiempos antiguos, las cualidades de la naturaleza salvaje se solían transmitir a través de las manos y las palabras de las mujeres que cuidaban a las jóvenes madres. Sobre todo, las madres primerizas llevan adentro, no una experta anciana sino una madre niña. Una madre niña puede tener cualquier edad, 18 ó 40 años, da lo mismo. Una madre precisa de los cuidados de una mujer de más edad o de unas mujeres que la estimulen, la animen y la apoyen en el cuidado de sus retoños. Durante años, este papel ha estado reservado a las mujeres más viejas de la tribu o de la aldea. Esas “madres diosas” humanas, que posteriormente fueron relegadas por las instituciones religiosas al papel de madrinas, constituían un sistema nutritivo esencial de hembra-a-hembra que alimentaba a las jóvenes madres en particular, enseñándoles cómo alimentar a su vez la psique y el alma de sus hijos». Entonces, nuestro sentimiento cobra sentido. Comprendemos que hay un eslabón de la cadena que nos está faltando. La industrialización y el progreso, la emigración de los lugares de origen que nos separan muchas veces de nuestras familias y otros factores que hacen a la vida moderna, hicieron que ese eslabón que nos unía a las otras mujeres se desdibujara y hasta desapareciera. No es mi intención entrar en debate acerca de las ganancias

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y las pérdidas de nuestra vida actual, pero sí me interesa muchísimo reconocer esta realidad, darle un nombre para poder ir reconstruyendo esta trama que nos permitirá recobrar ese sostén que tanto necesitamos para criar a nuestros hijos. Clarissa Pinkola Estés continúa diciendo: «[...] Las mujeres se transmiten esta sabiduría las unas a las otras con las palabras, pero también por otros medios. Una simple palabra, una mirada, un roce de la palma de la mano, un murmullo o una clase especial de afectuoso abrazo son suficientes para transmitir complicados mensajes acerca de lo que se tiene que ser y el cómo se tiene que ser». No necesitamos grandes clases magistrales de cómo cuidar y criar a nuestros hijos, necesitamos corazones dispuestos a estar presentes, a ayudar sin interferir, a cuidar a las madres para que puedan cuidar. Éste es uno de los roles de las doulas: ser tejedoras de nuevas tramas. Volver a crear los lazos entre mujeres, generando intercambios sanos y profundos. Dejar la creencia de que tenemos que hacer todo solas y perfecto. Volver a confiar en nuestra fuerza para dar vida, desear, criar, amar, dar y recibir. Es imprescindible juntarnos, charlar, compartir, abrazarnos, bailar, llorar, reír con otras mujeres, con nuestros hijos cerca, siendo ellos parte de esta nueva trama para que crezcan sabiendo y sintiendo qué significa la alegría de vivir con otros. Los grandes con los chicos y los chicos con los grandes, regalándonos mutuamente el don de vivir. «[...] El yo instintivo siempre bendice y ayuda a las que vienen detrás. Es lo que ocurre entre las criaturas sanas y entre los seres humanos sanos. […] Este círculo de mujer a mujer era antaño el dominio de la Mujer Salvaje, y el número de afiliadas era ilimitado, cualquiera podía pertenecer a él». (Clarissa Pinkola Estés) Depende de nosotras ampliar el círculo, convocarnos y alentarnos a construir una manera de vivir que nos permita desplegar nuestro sentir en vez de comprimirlo, que abra el espacio y albergue las mil posibilidades, en lugar de buscar repetir modelos ideales que no contemplan nuestra singularidad. Depende de nosotras reconstruir el eslabón faltante tomando de aquí y de allá, de las de antes y de las de ahora; hay muchas mujeres deseosas de ayudar a otras, hay muchas mujeres capaces de hacerlo. Démonos la oportunidad de abrir nuestros corazones para ser bendecidas y ayudadas. Por nosotras, por nuestras hijas y por todas las que vienen detrás. Así estaremos renovando la tradición del apoyo femenino en el nacimiento. Grace Cobe

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modelos que funcionan

SI SE LO HONRA Y RESPETA, EL PARTO TIENE EL PODER DE LLEVAR A TODA MUJER A NUEVOS LUGARES DENTRO DE ELLA MISMA, PARA RESURGIR, DESPUร S, COMO UN SER CAMBIADO.

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esde el año 2005, Cris Alonso la lleva adelante rodeada de un grupo de personas que trabajan muy activamente con la intención de respetar, celebrar y proteger los ciclos naturales de las vidas de las mujeres, incluyendo el embarazo y el parto humanizado. Su propósito es empoderar a las mujeres a través del bienestar femenino y familiar, y de la maternidad segura. Así, contribuyen a la disminución de la mortalidad materno-infantil en Chiapas. Junto a las parteras tradicionales de Tenejapa, trabajan dentro de la comunidad en la atención, el acompañamiento y el asesoramiento de situaciones diversas.

· Su propósito es empoderar a las mujeres a través del bienestar femenino y familiar, y de la maternidad segura. ]

En su centro, ofrecen talleres y consultas prenatales, cursos de pre- y posparto, apoyo y educación en la lactancia, y un amplio programa de educación perinatal. En los casos en los que se requiere apoyo adicional, las parteras trabajan con una red que incluye una ginecóloga, un homeópata y un acupunturista, y otros médicos y sanadores alópatas y

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modelos que funcionan

·Las parteras de

Tenejapa son de una comunidad indígena de los altos de Chiapas]

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alternativos. Su práctica se basa en los últimos avances en la investigación científica, que se corrobora a través de la experiencia que tienen con los partos así acompañados. Luna Maya es un cálido lugar en el que se respira tranquilidad y bienestar; tiene un bello jardín y está llena de cuadros, fotos, esculturas y recuerdos de las familias que pasaron por allí. En esta casa, se les brinda a las mujeres tanto el espacio como el tiempo

que necesitan para abrir sus cuerpos de una manera suave dentro de un ambiente creado por ellas mismas. Dos semanas después del parto, las nuevas familias reciben un regalo especial: el baño posparto. Esta antigua tradición mexicana consiste en preparar un baño con siete hierbas para la madre y el bebé. Después del baño, se le da a la mamá un masaje completo y profundo para «apapacharla» y honrar su trabajo físico.


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Mรกs informaciรณn: www.lunamaya.org lunamaya.iec@gmail.com

LUNA MAYA 27


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·VISITA DEL

DR.MICHEL ODENT A

BUENOS AIRES ]

EN EL PASADO MES DE JUNIO, TUVIMOS LA SUERTE DE SER NUTRIDOS POR LA GENEROSIDAD DE LA INCANSABLE CAPACIDAD DE ENSEÑAR, RELATAR Y HACER REFLEXIONAR DEL DR. MICHEL ODENT.

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l evento fue declarado de interés cultural por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y ¡así fue! Además de regalarnos una conferencia de casi dos horas el día de la presentación de su nuevo libro —Ecología Prenatal, publicado por Editorial Creavida—, ofreció un seminario el domingo y otro el lunes.1

También otorgó larguísimas entrevistas a la prensa. Aquí publicamos algunas de sus vastas respuestas en esas charlas. ¿Qué significa «parto ecológico»? Una actitud puede calificarse de ecológica cuando tiende a respetar mejor las leyes de la naturaleza. En otros términos, una actitud puede ser considerada ecológica cuando

1-Véanse páginas 30 y 32 de esta revista, respectivamente.

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Dr. Odent en Bs. As. los procesos fisiológicos son perturbados lo menos posible. En el caso particular del parto, una actitud ecológica va junto al respeto por las necesidades básicas de la mujer que pare y del recién nacido. En el abordaje que propone su nuevo libro, hay una relación entre el nacimiento y la conciencia ecológica, ¿cómo se establece esta relación? La toma de conciencia ecológica implica esta faceta de la capacidad de amar, que es el respeto por la Madre Tierra, es decir, el amor a la naturaleza. Esto nos lleva a la génesis de la capacidad de amar y a lo que nos aportan las disciplinas que participan en la «cientificación del amor». Todas esas disciplinas nos enseñan la importancia de las experiencias precoces, en particular durante el período perinatal. ¿Los aportes que trae la «cientificación del amor» ayudan a desarrollar el sentido ecológico? Sí, desde ya, porque el sentido ecológico es una de las numerosas facetas del amor. ¿Cuáles son las condiciones culturales que deberían darse para que el «hombre depredador» se convierta en un «hombre ecológico»? Uno de los factores será redescubrir las necesidades básicas de las mujeres en trabajo de parto y de los recién nacidos. A pesar de que hace miles de años que los partos son profundamente controlados y perturbados por medios culturales, esto no será utópico gracias al rápido desarrollo de la fisiología.

En el caso particular del parto, una actitud ecológica va junto al respeto por las necesidades básicas de la mujer que pare y del recién nacido.

¿Cómo fue su nacimiento? Mi madre tenía treinta y cinco años, y yo fui su primer bebé. Nací en mi casa (fue en 1930, obviamente). Las primeras contracciones fueron a las 10:00 de la noche. Nací a la medianoche; fueron sólo dos horas de trabajo de parto. Mi madre solía decir que el día de mi nacimiento fue el día

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más feliz de su vida. ¿Cómo podemos descubrir, en estos tiempos modernos, nuestras raíces animales sobre las que usted tanto insiste a la hora de parir? Sean cuales fueran los condicionamientos culturales, los seres humanos poseen muchas similitudes con el resto de los mamíferos cuando logran poner en reposo el neocórtex. Dicho de otro modo: cuando el cerebro que piensa, el intelecto, no actúa. Esto puede suceder durante el parto cuando el neocórtex no es estimulado por el lenguaje o por la luz, o por el hecho de sentirse observada. Después de haber estado involucrado en el nacimiento de miles de bebés durante medio siglo, sigo sorprendido por la facilidad y la rapidez con que las mujeres modernas pueden parir cuando el entorno es apropiado. También me sorprendo con la capaci-

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dad que tienen para comportarse como mamíferas. La mejor situación que conozco para que un parto sea rápido y fácil es que no haya nadie más cerca de la mujer que está pariendo, que una figura maternal, experimentada, capaz de quedarse en silencio y de mantener un bajo perfil. La más civilizada de las mujeres modernas es capaz de rugir como un león y tener un «reflejo de eyección del feto»2, tal como lo tienen otros mamíferos. Otro de los temas sobre los que usted siempre habla es acerca del hecho de que la manera de nacer puede influenciar nuestra capacidad de amar, ¿cómo sucede esto? Antes de preguntarse de qué manera puede suceder, hay que preguntarse si esto es una realidad. Para hacerlo, les aconsejo consultar nuestro banco de datos: www.birth-


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Dr. Odent en Bs. As. works.org/primalhealth, que reúne estudios que exploran las consecuencias a largo plazo de lo que sucede en el inicio de la vida. Esto nos conduce a observar que cuando los investigadores estudian los estados patológicos o los rasgos de personalidad que pueden ser interpretados como alteraciones de la capacidad de amar —tanto de amar a los otros como de amarse a uno mismo—, siempre encuentran factores de riesgo en el período del nacimiento. Es importante señalar que en los seres humanos hay que olvidarse de los individuos y pensar estas cuestiones en términos de civilización. En el resto de los mamíferos, es más simple: si se perturba el parto, la madre no se ocupa más del bebé. Ya que disponemos actualmente de una acumulación de evidencias que confirman que la manera de nacer puede tener consecuencias a largo plazo, estamos tentados de interrogarnos sobre la forma en que nuestro nacimiento puede afectar nuestra capacidad de amar. No podemos más que evidenciar la actividad que nos muestra la observación entre los sistemas de la oxitocina maternos y fetales en el período del nacimiento. Los receptores cerebrales (células sensibles a la hormona) se redistribuyen de manera constante, de manera que sería sorprendente que todo esto no tuviera consecuencias a largo plazo. Podemos agregar que cuando una madre pare gracias a la liberación de un cóctel de hormonas del amor, esto tiene efecto en la interacción mamá-bebé. Vemos aquí el tipo de teorías que será fácil desplegar en el futuro. Lo importante es reestablecer los hechos primero: éste es el rol de la investigación en salud primal.

Después de haber estado involucrado en el nacimiento de miles de bebés durante medio siglo, sigo sorprendido por la facilidad y la rapidez con que las mujeres modernas

pueden parir cuando el entorno es apropiado]

La mejor situación que conozco para que un parto sea rápido y fácil es que no haya nadie más cerca de la mujer que está pariendo, que una f igura maternal, experimentada, capaz de quedarse en silencio y de mantener un bajo perfil ]

2- Para ampliar este tema, recomendamos la lectura de las páginas 69, 70 y 71 del último libro del Dr. Odent, Ecología Prenatal (Editorial Creavida).

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En otras palabras:

las mujeres en trabajo de parto necesitan ser protegidas contra todo tipo de estimulación de su neocórtex. Debe evitarse la comunicación a través del lenguaje, la luz y todas las situaciones que puedan provocar que se sientan observadas o que puedan generarles miedo, por ejemplo. ]

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¿Por qué hay tantos riesgos causados por el parto, que asustan a las mujeres y a los médicos y que, sin duda, influyen a la hora de «atender» partos? Hay muchísimas razones por las cuales los nacimientos de los bebés de la especie humana son difíciles. Una de ellas es que nuestra especie ha desarrollado una parte del cerebro, llamada neocórtex, que es a la cual nos referimos cuando pensamos en la parte del cerebro intelectual. Se trata de un handicap, porque durante el parto —como durante toda experiencia sexual—, cuando hay inhibiciones, éstas tienen origen en el neocórtex. Por lo tanto, es imprescindible redescubrir que la naturaleza ya ha encontrado una solución para sobreponerse a esta «desventaja»: poner el neocórtex en reposo durante el parto. Ésta es la razón por la cual no hay que impedirles a las mujeres que paren, que se «corten del mundo y partan a otro planeta». En otras palabras: las mujeres en trabajo de parto necesitan ser protegidas contra todo tipo de estimulación de su neocórtex. Debe evitarse la comunicación a través del lenguaje, la luz y todas las situaciones que puedan provocar que se sientan observadas o que puedan generarles miedo, por ejemplo. La dificultad a la cual tenemos que hacer frente en estos momentos es que, desde hace miles de años, todos los medios culturales han ignorado la solución que la naturaleza encontró para sobrellevar el handicap humano: se ha socializado el parto y, a través de distintas creencias y rituales,


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Dr. Odent en Bs. As.

se han exagerado de manera considerable las dificultades del parto en nuestra especie. Como la medicina moderna ofrece esa maravillosa intervención de salvataje que es la cesárea y, además, también ofrece medicamentos que reemplazan las hormonas naturales, no hacemos ningún esfuerzo para redescubrir las necesidades básicas de las mujeres que paren ni las de los recién nacidos, a pesar de la ayuda que nos brindan los fisiólogos para poder hacerlo. ¿Cómo podemos elegir el mejor lugar para parir? No hay reglas generales. Cuando el parto progresa fácilmente en la casa, es preferible evitar las inhibiciones que un cambio de lugar podría inducir. Si, por el contrario, el parto no progresa de esa manera, quizás sea preferible tratar de cambiar el entorno. Lo importante es comprender que la principal hormona del parto (la oxitocina) es una hormona «tímida». No acepta mostrarse si no se reúnen ciertas condiciones del entorno, las cuales están ligadas a condicionamientos personales muy antiguos. Ésta es la razón por la cual no hay reglas generales.

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Eric Hansen

UN

CUENTO EN LA SELVA

[…] Sentía curiosidad por algo que me había enterado río abajo: que las mujeres penan todavía tienen la costumbre de dar a luz en público.

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Bo’Hok me lo confirmó y me dijo también que, a veces, los niños nacen en una pequeña zona del refugio familiar oculta por medio de mamparas. Algunos grupos penan levantan unas plataformas especiales para uso exclusivo de las parturientas. Estas plataformas bajas, que no son distintas a las mesas de examen ginecológico, tienen el respaldo inclinado y un lugar para que las mujeres pongan los pies cuando alzan las rodillas. Detrás del respaldo inclinado, hay un poste vertical al que las mujeres pueden aferrarse durante las contracciones y en el momento del parto. Bo’Hok también me contó el papel de los maridos durante el parto: se dedican a masajear con vigor el vientre de su mujer. Imitó la manera de empujar y restregar el abdomen de una embarazada y me explicó que esto se hace con el fin de facilitar el parto y confortar a la mujer. Los penan nómades carecen prácticamente de servicios médicos, pero tienen canciones para facilitar el parto. Carol Rubenstein anotó una de ellas y la incluyó en su libro Poems to the Indigenous People of Sarawak (Poemas de los pueblos indígenas de Sarawak):


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· PLEGARIA PENAN

PARA ACELERAR EL PARTO

SUELTO, ECHO FUERA, LIBERO ESTE NIÑO DE SU VIENTRE, DEL VIENTRE DE LA MADRE DE LAI, DE MODO QUE ALUMBRE CON RAPIDEZ Y QUE PRONTO TOME EL HACHA Y MACHAQUE LA MÉDULA DEL SAGÚ, BLANDA EL CUCHILLO PARANG PARA RECOGER LA ROTA, HAGA ESTERILLAS PARA EL SUELO, HAGA ESTERILLAS DE ASIENTO PARA LOS HOMBRES.

SAL LIBERADO, SAL CON SUAVIDAD, SAL PARA QUE PUEDAN VERTE, PARA QUE PUEDAS UNIRTE A TU GENTE, TÚ, QUE AHORA ESTÁS TAN DÉBIL.

¡LIBERA RÁPIDAMENTE A ESTE NIÑO! ¿POR QUÉ SE HA ATASCADO ESTE NIÑO? TAL VEZ POR HABER HACHADO DEMASIADO FUERTE EL ESTANTE DE LA LEÑA, POR AMARRAR LAS VIGAS DEMASIADO FUERTE, AMARRAR EL TEJADO, AMARRAR LAS JUNTURAS DEL REFUGIO; TAL VEZ PORQUE UN ÁRBOL TALADO SE TRABÓ EN SU CAÍDA Y QUEDÓ COLGANDO SIN TOCAR EL SUELO. PROBABLEMENTE UN MONO DEL FOLLAJE, AL QUE HABÍAN DISPARADO, SE AFERRABA A LA COPA, PERMANECÍA ALLÍ Y NO CAÍA.

PROBABLEMENTE UN ANIMAL ESTABA ATRAPADO EN EL INTERIOR DE UN TRONCO HUECO.

UNO, DOS, TRES, CUATRO… QUE SALGA DEL INTERIOR DE SU VIENTRE EL NIÑO CON TODA LA PIEL ROJA. QUE SE MUEVA LIBRE POR UN SENDERO DESPEJADO. UNO, DOS… AVANZA SIN NINGÚN OBSTÁCULO, DESCIENDE TODO EL CAMINO HASTA EL FINAL, CAE.

VES, NIÑO, SAL DE TU ENCIERRO EN EL ALMA DE TU MADRE. Eric Hansen Un forastero en la selva - La gran selva Editorial Península

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¿Cómo piensa la Psicología el nacimiento?

·¿CÓMO PIENSA LA PSICOLOGÍA EL NACIMIENTO? n el marco de crear un nuevo modelo de encuentro interdisciplinario como el que propone la Ecología Perinatal, surge la necesidad de hacer historia y de revisar cuáles fueron los aportes de la Psicología —tanto teóricos como prácticos— para la constitución de lo que hoy se comienza a llamar «Ciencias del Inicio de la Vida». Esta invitación a hacer historia provoca eco en mi propio desarrollo como profesional abriendo una serie de preguntas, inquietudes y lugares en barbecho que fueron enhebrando algunas de las ideas que intentaré sintetizar. Quizás sea justamente éste el desafío mayor: elaborar una síntesis de un desarrollo científico tan vasto como diverso y que, casi cien años después de su descubrimiento, pulsa como el corazón de un bebé recién nacido reclamando que el nacimiento sea repensado en el marco del desarrollo de la humanidad de hoy.

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·Buscando una primera mirada en las expresiones artísticas, descubrimos cómo se fue modificando la cosmovisión de la niñez a lo largo de la Historia, tal como sucedió con

la maternidad, la mujer y el nacimiento]. 36


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Luego de todos los avances en el conocimiento de las redes neuronales del cerebro, de la genética y de la clonación, necesitamos poder acercarnos con otra mirada a los comienzos de nuestra cultura, a los inicios de la vida. Surgen, entonces, las primeras preguntas: ¿Cómo se fue pensando a lo largo de la Historia y desde todas las miradas —artísticas, filosóficas, religiosas, científicas— la peculiaridad de este momento de la vida? ¿Cuándo surge esta preocupación? ¿Cuáles fueron los momentos históricos que sirvieron de puente-pasaje para construir la cadena de conocimientos que hoy nos sirven de referentes? En un primer intento de orden, podemos pensarlo desde varios ejes: desde el eje de la mamá, desde el eje del bebé, desde la díada madre-bebé, desde la tríada madre-padrebebé y desde un enfoque transgeneracional, entre otros. Como me convoca la Historia, intentaré acompañar los desarrollos de los autores más significativos en mi desarrollo personal y recorrer el camino con ustedes honrando también todos los aportes de los pensadores que no sean nombrados en este artículo. Tomando como primer eje de trabajo el referido al bebé, llegaremos a él luego de muchos años de investigación y de atravesamientos culturales profundos que nos impiden acercarnos y que, tal como la Historia lo evidencia, llegar a él era considerado peligroso. Buscando una primera mirada en las expresiones artísticas, descubrimos cómo se fue modificando la cosmovisión de la niñez a lo largo de la Historia, tal como sucedió con la maternidad, la mujer y el nacimiento. En la Edad Media y en la Época Clásica (siglo xviii), el cuerpo del niño es encarcelado y ocultado. En los textos literarios, el niño es visto como un «objeto», y pasará mucho tiempo para que, finalmente, sea considerado «sujeto». Este pasaje fue gravitatorio en la historia de la Psicología; estamos lejos del bebé, más aun del nacimiento. Así es como, en el comienzo de la Historia, no existe la posibilidad de pensar a los niños con identidad propia, con un lenguaje propio, y se minimizan sus preocupaciones porque «son tan sólo niños…, ¿qué los puede preocupar?». Casi dos siglos después, parecería que la velocidad de la vida —tan propia de nuestros tiempos—, la aceleración de los procesos de crecimiento y el poco tiempo concedido para que estos procesos se desplieguen a su ritmo provocan una revolución sorda, silenciosa y de repercusiones difíciles de

· Así es como, en el comienzo de la Historia, no existe la posibilidad de pensar a los niños con identidad propia, con un lenguaje propio, y se minimizan sus preocupaciones porque

«son tan sólo niños…, ¿qué los puede preocupar?»].

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¿Cómo piensa la Psicología el nacimiento?

Freud inaugura la era del «inconsciente», del «aparato psíquico», y nos regala un aforismo valioso:

«Repetimos para no recordar»; repetimos como una manera de hacer presente nuestros vínculos más importantes].

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medir en nuestra sociedad y en nuestros niños, en particular. La niñez se está fugando, la adolescencia se detiene, la madurez provoca escozor y el nacimiento se reprime. Volvamos, entonces, al inicio de la Psicología. Sus comienzos como ciencia estaban ligados a la preocupación de la época frente a síntomas corporales que no tenían una etiología médica. Un neurólogo vienés, perceptivo, curioso y muy reconocido hoy, Sigmund Freud, comienza sus investigaciones buscando construir un enlace entre los procesos corporales y los procesos anímicos. Una verdadera revolución epistemológica: entrar en el terreno del alma, que pertenecía al dominio de la Religión y la Filosofía y, más aún, aventurarse a encontrar un puente que integrara las expresiones corporales sin una clasificación de las enfermedades que diera cuenta de ellas y de los procesos anímicos subyacentes. El desafío era crear un mapa lo más científico posible y con un lenguaje médico que permitiera ser recibido por los representantes de la ciencia de ese momento. Freud inaugura la era del «inconsciente», del «aparato psíquico», y nos regala un aforismo valioso: «Repetimos para no recordar»; repetimos como una manera de hacer presente nuestros vínculos más importantes. Nos revela cómo situaciones vividas en nuestra infancia se recrean en nosotros sin un registro consciente a la hora de armar vínculos, de ser padres y de funcionar siempre de la misma manera en nuestra vida laboral. En su recorrido científico tan vasto como complejo —propio de los descubridores más notables—, se topa con dos grandes dificultades: el trabajo con los niños y la comprensión de la naturaleza femenina. Freud evoca la depresión originaria ligada a la prematurez natural del ser humano y define el nacimiento como un trauma. Serán Sandor Ferenczy, Otto Ranck y George Groddeck los primeros en preguntarse sobre la influencia de los momentos iniciales de la vida intrauterina y del nacimiento en el futuro del ser humano. Más tarde, Melanie Klein, Donald Winnicott y Françoise Dolto serán algunos de los exponentes de esta búsqueda con respecto a la niñez. Clarissa Pinkola Estés y Casilda Rodrigañez, más cercanas en la actualidad, abordarán el complejo tema de la naturaleza femenina. Comienzan las preguntas: ¿cómo se establece la relación madre-bebé?, ¿cómo evolucionan el bebé y el niño?, ¿cuáles son las condiciones de su dinámica intrapsíquica?, ¿cómo opera el ambiente? Sin duda, una de las cuestiones más provocadoras y con


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mayor vigencia actual es si el bebé es considerado «persona» desde el inicio de su vida. Todos estos interrogantes comienzan a promover el surgimiento de diferentes líneas de pensamiento para abordar esta temática. Los desarrollos de científicos como Gesell, Abraham y Piaget se abocan a mirar con detenimiento y profundidad los movimientos y los pasajes del desarrollo del niño. Surgen los estadios evolutivos, los tipos de pensamiento correspondientes a cada uno de ellos, las ansiedades y los mecanismos defensivos propios de cada estadio. Aparecen también las primeras divergencias en cuanto al modo de comprensión de estos procesos evolutivos. Algunos, como Melanie Klein, ponen el acento en la dinámica intrapsíquica del niño con el juego de proyecciones e introyecciones propio de su pensamiento. Pero, sin duda, el aporte más valioso para la Psicología de esta psicoanalista inglesa fue el descubrimiento de «la hora de juego» para trabajar con los niños. Freud no había tenido contacto directo con los niños; en el caso de «Juanito», el análisis se llevó a cabo a través del padre y mediante correspondencia. Hasta ese momento, un trabajo de Ana Freud revelaba el trabajo con un niño en período de latencia —8 años—. En 1921, M. Klein, con su primer paciente niño, «Fritz», de 5 años, inaugura el abordaje de «la hora de juego» como técnica de aproximación a los niños. Klein interpreta el juego y su conducta como equivalentes a la palabra del adulto e inaugura una época fructífera, tanto clínica como teórica, en la cual se comienza a pensar al niño de otro modo.

En 1921, M. Klein, con su primer paciente niño, «Fritz», de 5 años, inaugura el abordaje de

«la hora de juego» como técnica de aproximación a los niños. Klein interpreta el juego y su conducta como equivalentes a la palabra del adulto e inaugura una época fructífera, tanto clínica como teórica, en la cual se comienza a pensar mal niño de otro modo.

Tomando ya el eje del bebé y la mamá, otro exponente y referente de esa época, Donald Winnicott, pediatra y psicoanalista, pone el acento en la díada madre-bebé y en las condiciones de esta «mamá suficientemente buena» para acompañar el crecimiento del bebé. Mira cómo la mamá sostiene al bebé (holding), cómo decodifica primariamente al niño sin lenguaje (reverié), el estado particular de sintonía y de contacto inicial con el bebé (la preocupación maternal primaria) y muchos otros conceptos, difícil de desarrollar en este artículo. Pero, sin duda, su aporte más original es el hecho de poner más la mirada en la salud y en cuidar las condiciones para el buen desarrollo del bebé que en la patología. De este modo, se produce un pasaje importante para el desarrollo del pensamiento psicológico, ya que hasta entonces veníamos pensando al ser humano sólo desde la patología.

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¿Cómo piensa la Psicología el nacimiento?

Será Françoise Dolto quien, al describir al niño como un ser de lenguaje desde el inicio de la vida, pondrá el acento en cómo se le habla al bebé como parte del proceso de subjetivación inherente a su desarrollo.

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Otros autores también tomarán este eje de estudio: Spitz y Mahler lo harán poniendo el acento en la simbiosis natural madre-hijo. Ya más cerca de la actualidad, y compartiendo con Winnicott la Pediatría y el interés por el desarrollo del bebé, surgen Bowlby y Brazelton, quienes promueven un desenvolvimiento importante a partir de «la teoría del apego» y del surgimiento del «desarrollo temprano» como especialidad dentro de este particular borde de encuentro entre pediatras y psicólogos. La escuela inglesa sobre la observación de lactantes nos permitió ver mucho más allá todavía en el sentimiento del niño. Será Françoise Dolto quien, al describir al niño como un ser de lenguaje desde el inicio de la vida, pondrá el acento en cómo se le habla al bebé como parte del proceso de subjetivación inherente a su desarrollo. Se produce, entonces, una gran revolución en el pensamiento y en la cosmovisión de la época, que sigue teniendo vigencia en la actualidad: si el


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bebé entiende, cambian un montón de otras concepciones que dominaban la escena hasta ese momento. Por primera vez, se considera el mundo según el punto de vista del niño; se nos guía a escucharlo a través de su propio lenguaje, aunque hablemos el nuestro sin imponerlo, y se nos abren los caminos del porvenir para los niños de hoy. Los aportes de F. Dolto resultaron provocadores y vigorosos: nos señalan que la inteligencia simbólica es la misma desde la concepción hasta la muerte. Por lo tanto, para el adulto, es un escándalo que el ser humano en estado de infancia sea su «igual». El aforismo que Dolto nos ofrece es: «Todo niño es un ser de comunicación». La madre prosigue una gestación simbólica más allá del parto, y vive de las palabras y del deseo que tiene de comunicarse con el sujeto que él es, a la par de los cuidados físicos que le prodiga y que traducen su afecto por él. El lazo corporal cobra sentido gracias al lazo afectivo. Podemos decir, entonces, que Françoise Dolto le pone palabras a la niñez dándole un sentido y devolviéndole su dignidad. Otro momento de pasaje fundamental se instala en este recorrido histórico: el recién nacido deja de ser un tubo digestivo. Serán los etólogos y psicólogos como Lorenz, Harlow y Bowlby quienes vuelvan a mostrarnos —a partir de los estudios de las crías de los animales— que los marcos referenciales con los que contábamos hasta entonces eran insuficientes. Aparecen la dulzura, la referencia a la seguridad y el imprinting del bebé como fundantes en su vida. Mientras tanto, en cuanto a lo que precede al nacimiento, nadie se atrevía a entrar; pasarían muchos años hasta que este capítulo se abriera. Avanzar hacia nuevos terrenos inexplorados dentro del conocimiento requiere de esos movimientos en los que surgen los «adelantados» que pueden avizorar más allá de lo que la humanidad está preparada para ver…; pero deberán esperar y, probablemente, no serán testigos de la transformación que ellos gestaron.

humano se desarrolla, y sentará las bases para esta cosmovisión. Junto con Groff, constituyen el eslabón en el cual se apoyan los aportes de David Chamberlain y Thomas Berni. Todo este recorrido de un siglo de descubrimientos y de aportes tan valiosos permite el surgimiento de nuevas ciencias. Las Neurociencias y la Haptonomía nos brindan — ésta última en especial— un mapa de la vida afectiva del ser humano. Respecto de las Neurociencias, Adriana Marcus dirá que «el apego es una urgencia biológica» que implica, también, una urgencia existencial. La interacción de la madre y el bebé produce cambios sinápticos de las neuronas en espejo, que conectan y permiten la empatía, la reciprocidad y la intencionalidad. El médico holandés Franz Veldman dará origen a la Haptonomía —la Ciencia de la Afectividad—. Nos ofrecerá un mapa sutil, detallado y complejo de la vida afectiva del ser humano poniendo el acento en devolverle salud e integridad, mostrando su interés por la forma en que la persona percibe el mundo y se integra en su relación afectiva con sus semejantes. Los aportes más relevantes de esta ciencia implican un cambio de perspectiva que se suma al actual. Pondrá énfasis en despertar las cualidades afectivas que nos guían hacia la salud y en cuidar la tríada madre-padre-bebé desde la gestación. Le devolverá una dignidad olvidada a esta tríada tan fundante de nuestro ser. Curiosamente, este último eje también pulsa para ser revisado y se instala como un desafío actual: repensar la función del padre desde la gestación y a la luz de los profundos cambios en las miradas y en las funciones de lo femenino y de lo masculino en la actualidad.

La madre prosigue

una gestación simbólica más allá

del parto, y vive de las palabras y del deseo que tiene de comunicarse con el sujeto que él es, a la par de los cuidados físicos que le prodiga y que traducen su afecto por él.

Tomando el eje de lo transgeneracional, Carl Jung (contemporáneo y discípulo de Freud) abrirá las puertas hacia una mirada que incluya lo social y el ambiente en el que el

Llegando a nuestros días, contamos con los aportes de grandes profesionales: el Dr. Chamberlain investiga sobre la inteligencia de los recién nacidos y de los bebés dentro del útero, animando a otros profesionales de la salud a valorar la calidad psicológica del nacimiento. El Dr. Michel Odent lleva adelante una tarea titánica pregonando por el mundo que debemos cambiar las condiciones del parto y del nacimiento. La psiquiatra brasileña Leonor Madruga

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¿Cómo piensa la Psicología el nacimiento? Luzes acuña el concepto de «Ciencias del Inicio de la Vida» a modo de eje organizador que estructura los conocimientos desarrollados hasta aquí, contemplando distintas áreas y trabajando sobre cinco vectores: concepción, gestación, parto, amamantamiento y cuidado de los tres primeros años de vida, en los cuales se gesta la base de la salud del niño. A propósito de este punto, incluir términos como «felicidad» y «salud», o pensar en cómo despertar las cualidades de un ser humano para facilitar y potenciar su desarrollo no son giros que gocen de buena salud —valga la redundancia— en los foros científicos, donde son mejor recibidos los cuadros estadísticos y las curvas de tendencia, bastante alejados de lo que llamamos «salud» o «bienestar». A modo de intento de síntesis y de conclusiones personales al pensar el nacimiento, la Psicología —como desarrollo científico y evolutivo— necesita hacer un movimiento que, en sí, implica un descentramiento. Ya no pensamos desde el psiquismo del adulto; ya no traducimos del lenguaje del adulto al lenguaje del niño, sino que intentamos mirar con los ojos del niño, del asombro, de la primera vez, del origen de las cosas, del nacimiento hacia lo que vendrá. Cuando vamos a la relación directa con el bebé, descubrimos que sus acciones tienen un abecedario por desplegar. Salimos del pensamiento fusional —entendido como una simbiosis madre-bebé— para ir hacia el descubrimiento del espacio propio del bebé. La mamá ofrece un espacio que

también es propio. Aparece la «con-vivencia» de ambos y un mediador natural: la placenta (órgano casi olvidado y desechado luego del parto). No reparamos que es una entidad medial y descartamos todos aquellos indicadores que permitirían darle valor a lo que permite el «encuentro» y el pasaje —primer gran pasaje del ser humano del mundo acuático al gravitacional, primer eslabón de una integración que la humanidad nos pide a gritos—. Girarse hacia los inicios parece un desafio que permite entrever, para algunos, sólo destellos. Esas pequeñas ventanas han dejado intuiciones que pudieron ser retomadas por algunas personas que vinieron después. Así, el origen, como ese lejano lugar del que sabemos apenas, fue haciéndose cada vez más visible, llegando a este presente en el que, a pesar de todo, podemos comenzar a tener una visión más completa de lo que allí, en nuestros inicios, se fundó. Si el nacimiento nos convoca a ser repensado después de tantos años de desarrollo científico y de tanto caudal histórico, quizás estemos algo más preparados como humanidad para dar el salto cualitativo que aquellos adelantados avizoraron, tomando las palabras que Michel Odent dice, parafraseando a Wilheim Reich: «Si queremos cambiar el mundo, debemos cambiar las condiciones del nacimiento».

Michel Odent dice, parafraseando a Wilheim Reich: «Si queremos cambiar el mundo, debemos cambiar las condiciones del nacimiento».

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· Eugenia Camuña] Psicóloga


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MORTALIDAD MATERNA

E INFANTIL

Del miedo a la culpa, del duelo a la comprensión l Programa de Análisis de Mortalidad Maternoinfantil fue instalado por UNICEF en el Sistema de Salud de Neuquén en función de mejorar la calidad de atención y los indicadores de salud maternoinfantiles. Tomando el «método del caso»i, los integrantes de las comisiones encargadas de la tarea de análisis tomamos un caso, esto es, toda la documentación que da cuenta del proceso completo de atención de una madre y un niño o una niña que ha fallecido, y reconstruimos la historia de ese proceso sobre la base de esta «autopsia de papel». Luego, el equipo psicosocial (psicóloga/o y trabajador/a social) realiza una entrevista a la familia del fallecido o la fallecida para analizar el proceso desde la mirada familiar. Finalmente, la comisión reúne ambas informaciones y evaluaciones para realizar una evaluación final, en la que se determina si la muerte fue potencialmente evitable o no, y si la atención fue adecuada, discutible o inadecuada; se listan los problemas detectados y se realizan sugerencias para disminuir la futura

E

ocurrencia de problemas de atención. Esta actividad, con sus evaluaciones y sugerencias, estadísticas y resultados, puede ser tomada por las autoridades del Sistema de Salud o no, ya que es más que un tema técnico: es, en primer lugar, un tema ético y, sobre todo, político. Lamentablemente, la indiferencia o el silencio oficiales pueden terminar generando desmotivación en quienes se dan a la dolorosa «tarea de revisión que se instala en un borde: el borde en el que la vida en trágico traspié desencadena lo opuesto, en el que la natalidad se convierte brutalmente en mortalidad»ii. Sin embargo, para los integrantes de las comisiones, este espacio de lectura de documentación, de escucha de la voz de las familias de la comunidad, este ponerse en el lugar del otro (el otro compañero del equipo de salud que tomó una decisión durante el proceso de atención, y el otro prójimo que puso el cuerpo y el alma, y sus familiares) genera una reflexión conjunta y diversa, que nos hace ver de otro modo, cambiar, crecer. La revisión y la reflexión sobre las prácticas colectivas del hacer asistencial constituyen una pausa en el fragor

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Mortalidad materna e infantil de la atención (atención a la cual se interpela), buscando cómo fue posible esa defunción, cómo aceptar humildemente los destinos y cómo armar una reingeniería de las prácticas en la complejidad de la tarea y de la realidad. La tarea compartida entre varios participantes le da soporte intersubjetivo a lo doloroso del tema; el poner en palabras ayuda a elaborar en lugar de obturar o de negar, a abordar en lugar de abortar. El hecho de que los integrantes pertenecemos a diferentes disciplinas, servicios hospitalarios o privados, perfiles profesionales y puestos de trabajo, permite construir interdisciplina en este espacio alejado del trajinar diario, para intentar su posterior o simultánea construcción en los espacios operativos concretos de la vida asistencial cotidiana. Cuando miramos hacia atrás, reconocemos nuestros cambios y aprendizajes, que se relacionan con el hecho de pertenecer al Comité AMMI, de convivir en interdisciplina, de reflexionar juntos, de revivir con dolor compartido el proceso de atención en el que nosotros mismos tal vez hayamos participado. Tuvimos que atravesar estos años de tarea para llegar a comprensiones a las cuales otros llegan desde posturas filosóficas o desde el sentido común. Hemos tenido que dar esa vuelta por «las ciencias» (en realidad, por «la aplicación de técnicas que las ciencias habilitan») para superar la miopía de ver que, por ejemplo, los factores de riesgo psicosocial, el estado emocional de las embarazadas, el vínculo amoroso interrumpido en el origen de la vida de esa madre y ese padre, generan la mayoría de los problemas que desembocan en una muerte materna o infantil. Y que esos factores están, incluso, registrados, pero no se pueden ver, menos aún in-

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terpretar con nuestros ojos acostumbrados a lo netamente biológico y mecanicista. Una de las reflexiones más conmovedoras que hicimos se relaciona con los prematuros en neonatología. Lo que rotulábamos en tono de ironía de «ensañamiento terapéutico» al leer innumerables hojas que describían procedimientos, estudios, evaluaciones, interconsultas y diagnósticos médicos en los cuales no se suele mencionar a los padres del bebé, hoy lo observamos como una lucha encarnizada de un servicio contra la Muerte, a la cual nuestra cosmovisión occidental nos disciplinó para temerle. Esa batalla entre el neonatólogo y la Muerte, que se juega en el escenario de un cuerpito de un par de gramos, separado de su madre y de su padre, transforma una cuestión existencial ligada a lo cósmico en un duelo casi personal y en un desafío profesional. Las universidades nos han enseñado que la muerte de un paciente es el fracaso de nuestra misión profesional. Y la profesión nos constituye; sin ella sólo somos personas. Despojados de la coraza afectiva — simbolizada en el guardapolvos—, culminamos los «análisis de casos» honrando al bebé que fallece, hon-

rando a la familia que ha asistido a la partida de su hijo (es decir, al nacimiento de su hijo a otra dimensión de la vida que desconocemos), honrando a los equipos que viven cada muerte como una derrota personalísima, y nos volvemos menos omnipotentes y, por lo tanto, menos prepotentes. Cuando recuerdo que en los primeros tiempos temíamos que nuestra tarea fuera tomada para alimentar el mercado de los juicios por mala praxis y veo dónde estamos luego de siete años, creo que el Programa AMMI sirve, sobre todo, para los integrantes de los comités y demuestra que la verdadera evolución en la calidad de los servicios de atención tiene que ver con la capacidad de construir interdisciplinaiii y de crear espacios concretos, frecuentes y honestos de reflexión sobre las propias prácticas. La interdisciplina (que permite reconocernos en la diferencia disciplinaria) es hermana, por otra parte, de la interculturalidad, es decir, de ese diálogo respetuoso entre culturas que es requisito para la convivencia y que permite ponerse en el lugar del otro diferente. En muchas ocasiones, observamos una dificultad para mirar con otros ojos lo culturalmente ajeno a nosotros y nos perdemos la riqueza caleidoscópica de

la diversidad cultural y sus intercambios. Esa otredad no necesariamente se refiere a cuestiones étnicas, sino simplemente a los encuentros interpersonales. Que las autoridades usen nuestro trabajo para mostrar sus conclusiones en congresos es señal de un aspecto de los aciertos de este programa. El aspecto más importante, sin embargo, es que nos permite ayudar a mirar con los ojos del alma las vidas y las muertes humanas, y corrernos del lugar protagónicamente heroico del médico al lugar de acompañantes de los procesos de vida y muerte de nuestro prójimo, como co-sufrientes, como ayudadores, como partes de un todo que nos incluye y constituye. iv

·Adriana Marcus Médica General Coordinadora del Comité Zonal del Programa AMMI Zapala Provincia de Neuquén

1 En «Vigilancia y control de la mortalidad materna», documento del Ministerio de Salud Pública. 2 Del texto de la Lic. Miriam Giani, abril de 2006, escrito para las Jornadas del Programa AMMI 2006, de la provincia de Neuquén. 3 «La simple yuxtaposición de disciplinas o su encuentro casual no es interdisciplina… La construcción conceptual común del problema que implica un abordaje interdisciplinario supone un marco de representaciones común entre disciplinas y una cuidadosa delimitación de los distintos niveles de análisis del mismo y su interacción. Para que pueda funcionar como tal, un equipo asistencial interdisciplinario requiere la inclusión programada, dentro de las actividades, de los dispositivos necesarios. El tiempo dedicado a éstos —sean reuniones de discusión de casos, ateneos compartidos, reuniones de elaboración del modelo de historia clínica única, etc.— debe ser reconocido como parte del tiempo de trabajo. Sería bueno que los que programan acciones interdisciplinarias desde los niveles decisorios tuvieran claro que para lograrlas se requiere algo más que un grupo heterogéneo de profesionales trabajando a destajo». De la Lic. Alicia Stolkiner, en La Interdisciplina: entre la epistemología y las prácticas. 4 Como dicen los zapatistas: «Nosotros somos ustedes».

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correo de lectores

TESTIMONIOS

¡¡ ES CIERTO!! ui al primer parto como vamos la mayoría de las mujeres: sabiendo más de los miedos que de los placeres. Fue un parto precioso y feliz, pero cuando me quedé sola en la sala, cuando se llevaron a mi hija, cuando mi marido se fue tras ella, y el camillero no venía, yo me quedé desnuda, mirando el techo y sentí una soledad infinita… Ahí supe que me debía algo, que había pasado por el momento más importante y milagroso en la vida de una mujer sin previo aviso y sin que el entorno pu-

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diera acompañarme. Me encontré tratando de explicarle al camillero (que finalmente llegó) que el acto de parir había corrido el velo de mis ojos y de mi vida cotidiana para ver «el milagro», «la mano de Dios», ¡la vida! El camillero, seguramente apurado en sus tareas, dibujó una mueca tensa en su rostro y atinó a sonreír como quien festeja un chiste malo. Las palabras… Extraña manera de intentar comunicarnos…


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Leí, vi, escuché, hasta que, por fin, encontré a la que iba a ser mi doula. Junto a ella, leí:

«Parir debería ser un acto tan íntimo como hacer el amor».

Para el nacimiento de mi segundo hijo, decidí salir del rol de espectadora y me puse a indagar, a averiguar. Leí, vi, escuché, hasta que, por fin, encontré a la que iba a ser mi doula. Junto a ella, leí: «Parir debería ser un acto tan íntimo como hacer el amor». Esas palabras del Dr. Michel Odent llegaron a mi alma para curar viejas heridas.

Esas palabras del Dr. Michel Odent llegaron a mi alma para curar viejas heridas.

A esto le siguió «tanto»… ¿Cómo explicarlo?... Otra vez las palabras. Junto a mi doula, bailé, canté, lloré, grité, reí, y acunamos con mi marido a mi niño mientras estaba en mi vientre. ¡Fue tan bello y tan azul! Un mes antes de parir a Franco, mi obstetra me avisó que iban a tener que realizar una cesárea —o practicar una cesárea; nunca sé bien los términos que se utilizan—. Lo que sí sé es que lloré mucho con aquella noticia. Recuerdo a mi marido y a mí parados, impotentes, inmóviles en una calle llena de gente y golpeados por una noticia que creía que me abandonaba y me dejaba expuesta, nuevamente, en la fría soledad de la sala del «mundo de lo que hay que hacer». Volví a llorar. Lloré tanto como pude. Más tranquila, apenas un poco más tranquila…, llamé a mi doula para contarle lo que me había sucedido. Le conté de mi dolor, de mi enojo, de mi frustración… Todo se desmoronaba dentro de mí. Volví a llorar. Cuando pude calmarme, escuché su voz que me decía: «Vamos a hacer que tu parto sea una fiesta igual». Yo ni siquiera había pensado en la posibilidad de seguir juntas. Y a esto le siguieron palabras mágicas, como: «¿Qué querés?

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correo de lectores

TESTIMONIOS

¿Cómo querés que sea todo? ¿Qué necesitas vos? ¿Qué necesitan tu marido y tu nuevo hijo?».

res que la antecedieron. Me sentí acompañada; «femeninamente» acompañada.

Buceé en mis deseos como quien busca un tesoro hundido en el fondo del mar. Y mis derechos empezaron a surgir de esas profundidades como si una cosa se encadenara con la otra. Después vino la lucha: hablar con la clínica, con las autoridades para manifestarles mis requerimientos; meter mis manos en la burocracia de instituciones que tienen en las estadísticas favorables su bien de mercado más preciado. El «tiene que ser así» no me doblegó y, en medio de papeles, entrevistas y números de documentos, logramos acordar con ellos el cumplimiento de mis necesidades. Al inicio, el camino lo recorrió una niña que no sabía que su vida era suya; pero la que alcanzaba la meta era una mujer leona que defendía a su cachorro de la mano del hombre blanco que viene por todo y no conoce la verdadera ley de la selva.

En la sala de partos —otra vez blanca, otra vez fría—, pedía incansablemente por mi marido. Mi doula, él, la música, todo estuvo listo. Cuando pasaron un líquido frío por mi cuerpo, me sentí morir. Sólo quería huir y gritar. Fue un momento desagradable, cargado de espantos… Entonces, «ella» (o todas las mujeres del mundo en ella) tomaron mi cabeza entre sus manos y me hablaron al oído. Me acunó. Creo que empezamos a cantar y nos fuimos los tres a parir a una playa a orillas del mar, a buscar a mi niño, que no quiso ponerse de cabeza y nació de pie, hidalgo, único. La música nos invitaba a cantar, y cantamos. Creo que hasta bailamos… Otra vez la luz, el milagro, y Franco naciendo.

En medio de toda esa espera, vimos llegar a la clínica a mi doula…, hermosa, vestida para la ocasión dentro de unas reglas y una ropa que no le eran cómodas. Apenas la vi, la amé…, y en ese amor que la recorría, aparecieron mis abuelas, mis amigas, mi madre y todas las mujeres que la antecedieron. Me sentí acompañada; «femeninamente» acompañada.

Llegó el día de la cesárea, de los médicos, de los míos y de los no míos, de todo lo que allí se manifestaba de acuerdo con las reglas establecidas y también de acuerdo con lo acordado entre nosotros y ellos. En medio de toda esa espera, vimos llegar a la clínica a mi doula…, hermosa, vestida para la ocasión dentro de unas reglas y una ropa que no le eran cómodas. Apenas la vi, la amé…, y en ese amor que la recorría, aparecieron mis abuelas, mis amigas, mi madre y todas las muje-

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A diferencia de lo que habían contado los médicos, mi hijo no lloró al nacer. (¿Será que lloran por el mal entorno que les damos?) Franco nos miró y, como un animal abatido por el esfuerzo, descansó en mi pecho. Mi marido..., yo..., mi hijo..., la playa... Era tan plácido, que Franco pareció dormir... Ahí los miedos afloraron, y me encontré pidiéndole a la neonatóloga (oficial/obligatoria) de la clínica que, por favor, viera si el bebé estaba bien.


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Y acá está el final de nuestro cuento. ¡No pudo tocarlo! Un instante antes de que su mano llegara a la cara de mi niño, él gritó. Gritó para impedir ser tocado por esas manos ajenas. La saqué con furia, comprendiendo a mi niño. Y él y yo nos miramos fijamente a los ojos… Él, yo… y una mirada única, profunda... Fue entonces cuando comprendí... El momento divino había llegado. Todos mis sentidos se asomaron para verme llegar.

«Es cierto»…, llegué a decir antes de que una catarata de amor saliera de mi boca para inundar al niño. ¡Es cierto! ¿Qué más…? Otra vez las palabras... Extraña manera de intentar comunicarnos. Sólo: «Es cierto».

·LAURA NOVOA]

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para todos


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para todos


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Dra. Vera May Médica pediatra

Consultora Internacional en Lactancia Materna Pediatría con enfoque humanista y familiar


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Lic. Maria Alejandrina Garibaldi PSICOMOTRICISTA

“Estudio del cuerpo, sus manifestaciones y alteraciones a través del juego” Consulta de Admisión & Diagnóstico sin cargo

4-748-0301 / 4-741-6903


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Buenos Aires, Octubre 2008

La Fundación Creavida tiene el agrado de invitarlo a la presentación de la «Ciencia del Inicio de la Vida»

-Seminario dictado por la Dra. Eleanor Madruga LuzesDicho seminario está dirigido a quienes se interesan en disciplinas relacionadas con la gestación, el nacimiento y los primeros años de vida, educadores, legisladores y todos aquéllos que puedan comprender el inicio de la vida como un determinante social y cultural. A personas e instituciones que trabajan en prevención tanto en salud como en educación. Sábado 18 de octubre de 10:00 a 18:00 en el Museo de la Reconquista, Padre Castañeda 470, Tigre. Para mayor información se puede comunicar con nosotros via mail: info@fundacioncreavida.org.ar contacto@fundacioncreavida.org.ar o a los teléfonos 15 45318949 / 15 56981596. Los esperamos, saluda cordialmente Grupo Fundación Creavida

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