Revista 22

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Mi madre tiene el corazĂłn entre el sol y la noche.

Mi madre tiene el amor a flor de piel. Un jardĂ­n entero. Plantas silvestres, brezo, lilas o cardos. Una se puede raspar, acurrucar o pinchar. Muy pronto, mi padre y yo aprendimos a cuidar el jardĂ­n.


El mundo es hijo de todos Asumamos nuestra maternidad-paternidad

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l nacimiento humano nos concierne a todos, aunque solemos pensarlo como algo que les interesa a las parejas cuando están embarazadas, a los profesionales que se dedican al parto. Tenemos, de ese momento, algunas fotos en la memoria: el uso que de él hace la publicidad y la ternura que nos despiertan los cachorros. Sin embargo, no es solo un momento histórico de la vida de todos los que nacimos o de los que fuimos padres; tampoco de quienes tienen el proyecto de serlo algún día. Todos nacimos de parto, todos tenemos un origen, y ahí están las bases de nuestra historia. La película In utero, recientemente estrenada, da elocuente cuenta de su importancia para el resto de nuestras vidas. Es un tema tan importante que da escalofríos. Cuesta dimensionar algo tan grande en su alcance y representarlo en nuestras mentes, sobre todo, cuando tiene una expansión en tantas dimensiones diferentes. ¡Un caleidoscopio en 4D! Una dimensión temporal que conecta pasado, presente y futuro, dando a la vez profundidad y sentido a nuestras vidas. Justamente, es una de ellas la que hoy nos convoca en especial y nos reúne, no importa nuestra edad: la calidad del futuro de nuestras sociedades. También nos importa cómo nacen los demás, porque al mundo lo hacemos entre todos, y la calidad de nuestras vidas depende de otros también. Casi todas las organizaciones que, a lo largo de estos años, han trabajado para el despertar de las conciencias sobre la importancia del nacimiento y del «bien recibir» a los que nacen repitieron esta frase: «La civilización no comenzará hasta que no se asegure el bienestar de los recién nacidos». El desarrollo humano es lento y, a menudo, costoso. El mensaje es el mismo: algo dentro de nosotros va dándose cuenta —en un proceso paulatino de conciencia— lo que estas palabras quieren decir. Desde hace cinco mil años, la psicología budista dice que la mitad del trabajo es abrir —tanto en el sentido de despertar, de hacer sentir, de darse cuenta con el sentimiento interior y no con el pensamiento solamente, como también en el sentido de hacer nacer— y la otra mitad, en la que estamos ahora seriamente involucrados, es aprender a cuidar. «Todos tenemos una maternidad (y una paternidad) que asumir», dice Annick de Souzennelle. El mundo es nuestro hijo; nuestras vidas en él, también. ¡Esperamos que los textos, las imágenes y la información que esta revista trae, aliente y despierte el valor de tu estar aquí!

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Un paso hacia el Museo del Nacimiento

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l 18 de noviembre de 2015, en el ND Teatro, la Fundación Creavida organizó un Concierto a beneficio de la creación del primer Museo del Nacimiento del mundo. Acompañados por el espíritu del nombre de este evento, «Juntos por el Nacimiento», vivimos una experiencia inolvidable, en la cual las melodías de grandes músicos y artistas le pusieron voz y alma a este sueño, que comienza a dibujar sus primeras siluetas y que apoya sus bases en la trayectoria de diecisiete años de la Fundación, llevando adelante distintas acciones en la comunidad.

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Las palabras y los gestos de la presentación del libro de Danièle Flaumenbaum, Femenino y Maternal, y el número 21 de la revista Creávida pusieron en acción cuidar los inicios y concientizar acerca de su importancia. Los artistas convocados trajeron canciones compuestas alrededor del nacimiento. Nos acompañaron Hilda Lizarazu, Luna Monti y Juan Quintero, el Dúo Karma (de Cuba), Florencia Ruiz y el Ensamble de la Fundación Creavida, cuyas melodías plenas de poesía —a partir de sus experiencias personales con el nacimiento de sus hijos o desde el valor que encierra esta importante

etapa en la vida de la humanidad toda— pusieron luz y contribuyeron a dejar una memoria musical de este tiempo tan fundante, entremezclados con textos muy bellamente recitados por Laura Novoa y Silvia Mogliani. «No te olvides nunca qué viniste a hacer al mundo», fueron las palabras de Laura al dar comienzo al Concierto, recordando que los artistas son «enfermeros del alma que curan almas sensibles». Luego, Silvia nos invitó a crear para los niños un mundo más notable. Nos dijo: «Cuando hablo del futuro, hablo del niño que, de frente, me mira sonriente. Seamos dignos de esa mirada».


Los versos iniciales de la primera melodía —Al nacer, infinito es el misterio. Al nacer, nos cobija el Universo. Al nacer, la vida tiene música que darte— fueron el puntapié para recorrer los distintos momentos de este bellísimo concierto. Como en la vida, nos fuimos impregnando con lo que despertaban los textos, y las melodías nos contagiaron intimidad y alegría. Sobre el final, todos los artistas en escena, acompañados por varios niños, cantaron una canción de cuna junto al público.

La calesita una vez a la semana y el «sana sana» si te duele, mientras la luna baja en palanquín a comer un crisantemo del jardín... Entre relámpagos, mi corazón se aceleró... En el jardín se hamacará, renacerá pura ternura... mi primera flor... y, además, en sus dedos que se vuelven pan, barcos de papel sin altamar... Plegaria para un niño dormido...

Y para terminar este hilván musical, una bella canción de cuna... Debe ser que me pediste un día una canción que fuera del corazón... ahí te va...

Esa noche, todos estuvimos poniendo algo de nosotros mismos, para que esos niños encuentren esos jardines despiertos. EUGENIA CAMUÑA

Y en este continuum, hacia allí vamos para crear el primer Museo del Nacimiento, porque confiamos en el arte para llamar y desarrollar los valores de humanidad que llevamos dentro; porque en el inicio de la vida hay una fuerza y un potencial que quieren llegar al mundo; porque el nacimiento, como símbolo, nos reimpulsa en los distintos momentos de la vida... Y porque las grandes causas se vuelven posibles cuando muchas voluntades se aúnan en una misma dirección. El inolvidable Luis Alberto Spinetta, en Plegaria para un niño dormido, nos recuerda: «Se ríe el niño dormido, quizás se sienta gorrión esta vez jugueteando inquieto en los jardines de un lugar que jamás despierto encontrará...».

Para ver el Concierto: https://www.youtube.com/watch?v=40crqYXB3xE&feature=youtu.be

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Eventos

Uno de los tantos momentos especiales que nos regaló este año fue la noche en Tecnópolis que Brother David compartió con Pedro Aznar entre poesías, reflexiones profundas y música del alma. Unos días antes, Anselm Grün también había estado conversando con él en la Feria del Libro. ¡Otra noche llena de sentidos!

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Eventos

Coloquio sobre Femenino y Nacimiento

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ada tres años, la Sociedad sobre la Historia del Nacimiento, realiza en París un coloquio sobre temáticas que hacen a su objeto. En uno de sus últimos encuentros, el tema fue «Feminismo y Nacimiento», con la intención de estudiar, en la historia y en el presente, a la vez, el lugar de las mujeres y las reivindicaciones feministas en la evolución de los partos. A finales del siglo XIX, las militantes pidieron para las mujeres los derechos que ya gozaban los hombres (derecho al voto, a la educación) y derechos específicos (licencia por maternidad, primas por amamantamiento). A partir de las décadas de 1950 y 1960, bajo la inspiración de un li-

bro de culto de Simone de Beauvoir, El segundo sexo, se desarrolló un poderoso movimiento feminista «igualitarista», que reivindicaba en sus luchas la libertad de la anticoncepción y el aborto, es decir, el derecho de no tener hijos; la maternidad se consideraba una traba, una forma de esclavitud. Fue recién en el último tiempo, a partir de los años setenta, de la mano de la corriente «diferenciadora» del feminismo, que la experiencia del embarazo y la crianza se revaluó positivamente, como una fuente de gozo y de poder para las mujeres. El nacimiento no había estado jamás en el corazón de los estudios y de los movimientos feministas. Este Coloquio propone interrogarse, estudiar e investigar, tras la historia del siglo XIX, este impensable

en la evolución del feminismo. ¿Dónde estamos hoy? El movimiento feminista es menos virulento, ya que sus reivindicaciones atraviesan el conjunto de la sociedad, aunque la igualdad no esté aún aquí. En el frente del nacimiento, parece que no todas las mujeres han tomado conciencia de que el poder médico les ha confiscado una parte del poder que tenían sobre sus embarazos y sus partos bajo el pretexto de la seguridad y la lucha contra el dolor. Imitando a aquellas que en otra época luchaban por el derecho a la anticoncepción y al aborto, las mujeres de hoy, con la ayuda de las parteras, podrían movilizarse para poder parir como ellas quieren.

Estos fueron algunos de los temas tratados: -El lugar del nacimiento en las reivindicaciones feministas desde el siglo XVIII -La vivencia del embarazo y del parto en las mujeres de los siglos XVIII y XIX -Los movimientos feministas ante el nacimiento -Feminismo y amamantamiento -El feminismo y los recientes cambios en el nacimiento -Historia de la peridural -Los hombres ante el nacimiento -La evolución de los últimos veinte años -¿Por qué comprometerse en el combate para cambiar las condiciones del nacimiento? -Femenino, Feminismo, Femineidad: Controversias alrededor del nacimiento -Parteras-mujeres del lado de los médicos; parteras del lado de las mujeres

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Eventos

Usted preguntará por qué cantamos... La mayoría de las grandes religiones, como el budismo, el cristianismo, el hinduismo, el islamismo o el judaísmo, sostienen que el destino del hombre está absolutamente ligado con el de la naturaleza. Razón de más para no olvidar que el hombre está dotado de potencialidades espirituales, y que reducirlo a sus dimensiones sociales o económicas sería quitarle los valores que hacen a la singularidad y al honor de la humanidad.

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a noche del 9 de noviembre, ante la Catedral de San Isidro, honrando la memoria y manteniendo vivo el recuerdo de «La noche de los cristales rotos», Hilda Lizarazu, Julia Zenko, Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale preguntaban —con el emotivo caudal de sus sentidas voces— el estribillo de esta canción a una audiencia conmovida, que asistió al encuentro interreligioso convocado por el Municipio y el Obispado de San Isidro, junto a la Comunidad

Lamroth Hakol y a B’nai B’rith Argentina. Sobrevivientes del Holocausto encendieron velas como homenaje, rodeados de jóvenes, autoridades y representantes de las comunidades católica, hindú, judía, musulmana y protestante. «El encuentro se realizó en un ámbito muy especial. La música representa a todas las religiones e idiosincrasias, y demuestra que se puede lograr la unificación y la paz en el mundo», comentó Baglietto. El Rabino Fabián Skornik ayudó a dimensionar cuántas personas significaban «seis millones». Dijo así: «Si hiciéramos un minuto de silencio por cada una, tendríamos que estar once años en silencio». Nos previno, también, que no nos suceda como a la mujer de Lot, quien, por mirar hacia atrás, quedó convertida en sal. ¡Que el recuerdo sea una fuerza para no repetir es el deseo de todos! Agradecemos a Arturo Flier su colaboración en esta nota.

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Eventos

Regazo El dúo Karma, que cantó en el Concierto para el Museo del Nacimiento en el ND, ofreció también un espectáculo para bebés... ¡a upa de sus papás! ¡Su nutritiva dulzura y sus amorosas presencias, con la caricia ideal para los bebés! Ojalá se contagie, en todas las plazas de todos los barrios, la costumbre de cantar para los papás y sus bebés, desde la vida intrauterina y durante su primer año.

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Eventos

La Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN) ha sido lanzada por la OMS y UNICEF para animar a los hospitales, servicios de salud, y, en particular, a las salas de maternidad a adoptar las prác-

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ticas que protejan, promuevan y apoyen la lactancia materna exclusiva desde el nacimiento. Su objetivo es informar sobre los aspectos necesarios para que un hospital o centro de salud acceda a ser IHAN, estableciendo la lac-

tancia materna como la norma y forma óptima de alimentar a los bebés, y pueda jugar un importante papel aumentando la tasa de lactancia materna en su medio.


Eventos

Semana Internacional del Parto y el Nacimiento Respetados Caminando para que, algún día, todos los bebés sientan el calor y el placer de vivir, desde antes de tomar su primer aliento.

“Cambiando la forma de nacer, tras la evidencia científica” Nuestro objetivo con esta campaña es: Evidenciar que la manera en que nacemos y somos recibidos durante ese momento crucial tiene repercusión en nuestra vida y en la de futuras generaciones.

Https://youtu.Be/-wqipswq69q

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Acompañamiento de mujeres inmigrantes embarazadas en situación de gran precariedad (en Francia) Extracto del artículo de la Dra. Christine Davoudian sobre su trabajo con grupos de mujeres inmigrantes embarazadas A la memoria de mis abuelas armenias, a las que un destino funesto «llevó al exilio» y a «parir en tierra extranjera».

«Todas las pesadumbres son soportables si uno puede hablar de ellas».

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a mayoría de los psiquiatras de la primera infancia admite que la prevención comienza a partir del período del embarazo, reconociendo que durante la perinatalidad aquello que es curativo para la futura madre es preventivo para el niño por venir.

Con esta atención, todos los actores del PMI deben colaborar para acompañar y sostener a las madres más vulnerables. Esto es así porque este período del embarazo y del nacimiento es bien conocido como un período de vulnerabilidad específica en relación con este desplazamiento identitario mayor que constituye el pasaje del estado de hija a aquel de convertirse en madre. La migración comporta varias rupturas. Ruptura familiar con ausencia de la madre, pero también pérdida de un grupo femenino que acompañe este tiempo de embarazo, verdadera cobertura psíquica que sostiene a la futura madre. Ruptura con las referencias culturales, que a veces puede originar una imposibilidad de darle sentido a las disfunciones. De este modo, la fractura del exilio, en sinergia con la fractura corporal perinatal, viene a potenciar la inercia de los traumatismos más antiguos, cuya intensidad será proporcional a su grado de cicatrización. Igualmente, el embarazo y el parto reactivan la pérdida del mundo anterior. De este modo, esta situación fragiliza a la mujer embarazada y potencia la vulnerabilidad específica de toda mujer gestante. Se trata, entonces, de una doble pérdida: pérdida de lo que constituye «la identidad de hija» antes de ser madre, y pérdida del mundo anterior. El intervalo psíquico del nacimiento reaviva el intervalo de la migración. La desnudez psíqui-

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HANNAH ARENDT, La condición del hombre moderno

ca refleja la «desnudez cultural», en ambos casos con la obligación de modificaciones y cambios. Y es previsible que esta problemática influya singularmente en una mujer que está por traer un niño al mundo. ¿Cómo se ubicará el niño en esta tierra extranjera si ella misma tiene problemas para hallar su lugar? Estos factores tienen un impacto determinante sobre las posibilidades de que estas jóvenes (futuras madres) se reconstruyan y encuentren sus propios recursos. Se trata, pues, de una propuesta de acompañamiento en talleres grupales, que voy a presentarles. ¿Cómo, entonces, acompañar y apoyar a esas jóvenes mujeres en su maternidad? Es a partir de sus relatos que nos transmiten una gran soledad, el dolor de la ausencia de las madres, pero también por todo un entorno, que hemos pensado en montar un grupo-taller destinado simplemente en un primer momento a sacar a esas mujeres del aislamiento. Se trataba de crear una red femenina de apoyo, que acompañe a la futura madre como ocurre tradicionalmente. Estábamos lejos de imaginar todos los potenciales que ese dispositivo evidenciaría. Este período del embarazo, y la proximidad del parto, es también el momento de la interrogación acerca de los orígenes y de la transmisión. ¿Qué es lo que se le dará al niño? ¿Qué es lo que se conserva, y qué es lo que uno deja detrás de sí? Agreguemos que el período del embarazo es un «baño de emociones» que es importante que circulen en este momento particular de la vida de la mujer. Se trata de la puesta en palabras de los relatos del exilio. Este momento esencial le permite a la mujer volver a apropiarse de su historia, dar sentido a sus vivencias, a fin de evitar divisiones y permitir poner un sólido fundamento para

abrir el futuro. El grupo, en tanto cámara de ecos de los sufrimientos, ha permitido a ciertas mujeres tocar la parte dolorosa de su ser y sacar a la luz sufrimientos mayores. Hemos podido constatar que el grupo ha funcionado como una experiencia iniciática de lo que podría ser la terapia por la palabra: tuvo lugar una redinamización psíquica que había parecido como suspendida en algunas mujeres. «Después del grupo, he vuelto a soñar». Para muchas de estas mujeres, los tiempos del grupo han permitido retomar procesos psíquicos momentáneamente interrumpidos, y así hacer emerger al niño (en los sueños y en el discurso) Se revela como un dispositivo pertinente para la prevención de la depresión materna en jóvenes mujeres migrantes aisladas. Se lo puede pensar, entonces, como un verdadero dispositivo de preparación para el nacimiento. Este proceso de acompañamiento se debería poder proseguir después del nacimiento del bebé. Hemos privilegiado la situación de migración, pero también considerado como co-factor agravante la gran precariedad. El grupo-taller se propone superar el aislamiento, crear vínculos, permitir la construcción de un relato (el del exilio), poner en palabras un sufrimiento y construir un apuntalamiento mediante un grupo protector. El grupo, red social femenina reconstituida, se revela como un entorno protector para la futura madre. Las profesionales, vinculadas entre sí a través de su práctica, participan en la construcción de esta red de seguridad. PMI: Equipo multidisciplinario (puericultura, obstetricia, medicina general, psicología), según su sigla en francés.


El hombre que viene Yo soy más que músculos tensos, Eros prisionero en los testículos y gritos de batalla. Yo soy más que los fetiches del status, el mundo percibido en escalera y confundir la ceguera del miedo con la valentía. Yo soy más que el padre de mis hijos, por eso me rehúso a ser una fiera en su nombre y a destrozar a nadie: yo soy el padre de todos. Yo soy más que aquella pieza que encaja justo en la mujer: yo soy su hermano. Yo aspiro a más que llegar siempre primero. Yo soy un verdadero hombre. HUGO MUJICA Lo naciente Poemas

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SEMINARIO DE

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a Dra. Bonato es ginecóloga, obstetra, homeópata, y está especializada en Haptonomía Perinatal. Hace diez años, estuvo por primera vez en Buenos Aires. En esta, su segunda visita, compartió con los grupos de la Fundación su visión sobre la medicina de las mujeres, que trajo aire fresco y esperanza en la comprensión de nuestra salud. Mucho podríamos decir de estos encuentros, ya que el relato de cómo se convirtió en médica de mujeres fue valioso, como las piedras preciosas que usó como metáforas de su formación, y del

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caleidoscopio con las diferentes formas y colores que se crean en cada encuentro con cada paciente, como organiza todas las informaciones de la consulta para crear el tratamiento. Empezó contando la historia de las primeras médicas de mujeres en el año 1000. Hablamos de sexualidad... ¡y de la vitalidad, claro! Alentó a realizar el artesanal trabajo de construirnos como mujeres a partir de tomar responsabilidad en la investigación de nosotras mismas y del linaje femenino del que provenimos. En el Seminario de Ecología Perinatal, dio otra charla en la que recorrió el camino que la fue llevando hacia


ECOLOGÍA PERINATAL

Arianna Bonato

en Buenos Aires su profesión, desde el entorno que la rodeó en su infancia hasta tomar la decisión de ser obstetra. Los impactos de la niña que fue, los relatos de la abuela alrededor de la vivencia de los partos, la maravilla de la vida que llegaba y superaba el dolor. «Mae desmentegon», aconsejaba la abuela en dialecto véneto, en relación con el dolor... Quitárselo de la mente, olvidarse. El recuerdo de su madre, que ponía su pequeña mano sobre su panza para que sintiera cuando su hermano se movía; la conciencia, por primera vez, de que allí había un ser vivo con el que se podía jugar; de adolescente, cuando vio la primera ecografía en video. La en-

trada en la escuela de Ginecología, la primera vez que vio un parto, el estupor ante la transformación del cuerpo de la mujer y entender que el trabajo lo hacía el niño que desde adentro moldeaba el cuerpo de la mujer, abriéndolo. La misma emoción al presenciar la primera cesárea. Un milagro en cualquiera de sus formas. Darse cuenta, luego, de que cuando de pequeña expresaba el deseo de querer trabajar en contacto con el parto, en realidad, lo que deseaba era ser partera y no ginecóloga. Para ese entonces, ya era médica y también había comenzado a interesarse en las ecografías. Por las tardes, en el hospital, mientras

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Compartió, también, el recuerdo de un profesor que llamaba ragazzino al feto y que, al hablarle de él a su madre, no solo le decía que era el que más necesitaba de ella, sino que le otorgaba un lugar dentro de la familia.

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hacía su residencia, les pedía a las pacientes ver a los bebés a través de ecografías. Una complicidad se instalaba con ellas. Compartió, también, el recuerdo de un profesor que llamaba ragazzino al feto y que, al hablarle de él a su madre, no solo le decía que era el que más necesitaba de ella, sino que le otorgaba un lugar dentro de la familia. Su constante insatisfacción en la atención de los partos la llevó a Barcelona en busca de otras experiencias y allí, por primera vez, vio un ragazzino en directo. Su profesor la introdujo en la cirugía fetal, donde vio al bebé dentro de la cavidad uterina. La medicina fetal considera al feto como un paciente, pero no se pregunta sobre sus emociones, su bienestar o su malestar. Presenciando reducciones fetales

en caso de gemelos, surgieron sus preguntas sobre cómo afecta esta experiencia al bebé que sigue vivo. Les preguntaba a sus colegas cómo podían elegir cuál de los bebés seguiría con vida y cuál no. Trabajando mucho con la patología, se interrogó sobre la salud. Decidió viajar a los Estados Unidos, donde aprendió, en el hospital de la Thomas Jefferson University, una forma diferente de considerar a los residentes y a sus aportes, su libertad de expresión y el valor de sus intervenciones. Luego, viajó a la Argentina, trabajó en el hospital de Rosario y participó durante tres meses de los grupos de la Fundación Creavida, que ese mismo año daría origen a la formación del primero de los grupos de mujeres de España, que trabajan ininterrumpidamente desde entonces y han crecido ha-


cia otras ciudades. A su regreso, atravesó una crisis que comenzó a transformar su trabajo. Fue en la casa de partos Migjorn donde aprendió a trabajar sin tecnología, sin equipo alrededor y donde descubrió, también, la confianza en el proceso, en los padres, en los bebés, a poner más atención a signos más sutiles, a desarrollar su intuición y a reconocer la dinámica que se crea entre todos en el parto. Es allí donde apareció «el padre». Fue una época de gran aprendizaje. «Migjorn fue una segunda formación universitaria», dijo. Luego, ingresó en Marenostrum, un centro de atención interdisciplinaria donde se desempeñó como ginecóloga y en el cual encontró la medicina de las mujeres en toda su trayectoria vital. Allí colaboró muy cercanamente con las parteras. La atención de partos en casa y en los hospitales fue fecunda en esos años. La Homeopatía en Italia y la formación en Haptonomía en Pa-

rís, durante los años siguientes, la llevaron a crear Casa Niña, donde trabaja actualmente en su consultorio como ginecóloga, brindando acompañamiento haptonómico y en los grupos de mujeres. Trabajan allí otras profesionales en la atención de mujeres. Entre los tantos temas que la interpelan hoy en relación con la salud de las mujeres, se pregunta sobre la sexualidad, sobre la toma de decisión en relación con el lugar del parto, con quién, de qué manera; y desde el lado de los profesionales, por qué cada uno elige el lugar donde trabaja. Cuando aparece la realidad del parto, siente en las mujeres esta sensación: «¡Ah! ¡Esto era! ¡De esto se trataba!». Algo que ella sostiene y acompaña en cada una: la fuerza de la vida. También compartió casos clínicos desde la Homeopatía y la Haptonomía junto a Jaqui Zieler, que aportó la visión del bebé. Terminó su charla reflexionando sobre las presiones que rodean hoy a los

profesionales en los partos y sobre los nuevos descubrimientos al recibir a los hombres en su consultorio, siendo médica de mujeres. Su vitalidad, su humor, la fuerza de su propia construcción como mujer sosteniendo su profesión, la riqueza de su camino, emocionaron y tocaron a todas las participantes del Seminario.

Nos recordó, una y otra vez, que la conciencia y el trabajo personal -nuestro «ser humanas conscientes»- ayudan a la biología, especialmente en su ciclo de detrimento.

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El Nacimien

El cine ayuda a tomar conciencia sobre la importancia del inicio de la vida «Si nuestro nacimiento hubiera sido diferente; si hubiéramos sido recibidos, reencontrados, como es necesario, es decir, como seres y no como objetos, todo el desarrollo de nuestra vida hubiera sido diferente. Fue dicho que el niño es el padre del hombre». FRÉDÉRICK LEBOYER La revolución del nacimiento, Francia 2012

Hacia un mundo altruista ¿Y si el altruismo es una parte esencial de la naturaleza humana? Se trata de un largometraje dirigido por Sylvie Gilman y Thierry de Lestrade que muestra los últimos descubrimientos de la ciencia y que, a su vez, se apoya sobre las enseñanzas del neurocientífico Richard Davison y el monje budista Matthieu Ricard, quienes pregonan: «¡Cambien su cerebro, cambien el mundo!». Investigadores en Psicología, Primatología, Matemáticas y Neurociencias llevan adelante estudios innovadores que contradicen la tesis del egoísmo natural e inventan un vocabulario para otra historia, en la cual el altruismo y la cooperación son palabras claves.

El comienzo de la vida «Cada niño que nace es una sorpresa para la humanidad. Con este espíritu debemos acoger a los niños». Así comienza este innovador largometraje dirigido por Estela Renner, que recibió el apoyo de UNICEF. La película nos invita a recorrer situaciones de vida de personas que viven en los más variados lugares, culturas y etnias del mundo. Al mismo tiempo, entrevista a neurocientíficos, psicólogos, artistas, educadores, periodistas, políticos, investigadores y especialistas. El ganador del Premio Nobel de Ciencias Económicas, James Heckman, dice: «Cuidar apropiadamente a nuestros bebés es la mejor inversión que se puede hacer a favor de la humanidad».

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nto en el Cine Hay una revolución en el estudio de los bebés. A la luz de los nuevos descubrimientos, se realizaron películas que abordan la importancia del cuidado del entorno en el que recibimos a los bebés. En el marco del Seminario de Ecología Perinatal de la Fundación Creavida, en su octavo año, estudiamos estas películas y construimos dinámicas para compartirlas con gente de diferentes edades, para ayudar a reflexionar sobre los inicios. ¡Serán bienvenidos todos los que quieran ser promotores de estos espacios de reflexión en su barrio, club, escuela u hospital!

In utero La vida perinatal es muy desconocida para nosotros y, al mismo tiempo, muy importante en cuanto a quiénes somos. En esta película documental, dirigida por Kathleen Man Gyllenhaal, expertos e investigadores plantean que, en el desarrollo de los niños, los entornos sociales son tan importantes como los factores genéticos. Hablan, también, sobre el impacto que producen las experiencias mientras estamos en el vientre materno y sostienen que las respuestas a muchas de nuestras preguntas se encuentran en este período. La ecología del mundo debe comenzar con la ecología del vientre materno. Cuanta más conciencia tengamos, más nos giraremos para ver cómo tratamos a los niños aún no nacidos, lo cual nos lleva a ver cómo tratamos a las madres. El amor, en este nivel, no es solo un sentimiento, también es una serie de acciones. Es, sobre todo, una búsqueda constante de entender al otro.

La vida secreta de los bebés ¿Qué puede ver y oír un bebé? ¿Cómo explora el mundo? ¿Por qué puede bucear? ¿Cómo se comunica? ¿Por qué tiene rabietas? Este documental de la BBC nos muestra la importancia crucial de los primeros años de vida en el desarrollo del ser humano. Durante este tiempo, aprendemos a caminar, a hablar y a ser sociales. Los bebés tienen habilidades que perdemos al crecer. Para un adulto, el comportamiento de un bebé es fascinante y misterioso. Usando las más modernas técnicas de filmación, este film nos muestra, desde una nueva perspectiva más cercana a la de los bebés, la historia de niños desde que son recién nacidos hasta que empiezan a dar sus primeros pasos.

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Acompañando en el hospital Experiencia con las Damas Rosadas «Resignificando el arte de acompañar» Renovando la tradición femenina del apoyo en el nacimiento La nueva semilla es fiel. Arraiga con más fuerza en los lugares que están más vacíos. CLARISSA PINKOLA ESTÉS

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uchas mujeres sentimos un llamado interior que nos impulsa a estar cerca de otras acompañando sus procesos vitales, como la gestación, el parto y el postparto. En la Fundación Creavida, creemos que una forma de contribuir con la causa de los bebés y sus madres es alentar a esas mujeres que, sintiendo ese llamado interior, buscan investigar, ahondar y capacitarse en el arte de acompañar. Afianzadas en años de experiencia y respondiendo a un nuevo llamado, emprendimos, este año, el desafío de brindar talleres a las Damas Rosadas. Esta agrupación presta un servicio de voluntariado desde hace cincuenta años. Unas cuatrocientas mujeres colaboran día a día en distintos hospitales del área metropolitana. Cumpliendo diferentes tareas, atienden las múltiples demandas que el servicio público requiere. Son valiosas mujeres que aportan su tiempo, su dedicación y su amor. Algunas de ellas están en contacto diario con embarazadas, partos y bebés. Les ofrecimos un espacio de reflexión, donde descubrir las necesidades particulares de las mujeres en este momento tan especial de sus vidas, como acompañarlas contemplando esas necesidades. El taller, que dimos por primera vez en la Maternidad Sardá hace más de diez años, se desarrolló esta vez en dos hospitales. Comenzamos con un grupo de entusiastas mujeres en el Hospital de San Isidro y, durante el segundo cuatrimestre, lo ofrecimos en el Hospital Rivadavia de la ciudad de Buenos Aires. La importancia del apoyo emocional, la mirada cálida y alentadora que «ayuda a poder» fue creciendo en cada encuentro. Así, fuimos construyendo una manera de participación posible para cada ámbito asistencial, capaz de enriquecer su quehacer cotidiano.

Buscamos herramientas, y recursos internos y externos que nos posibiliten estar cerca de las mujeres y sus bebés, potenciando la labor del servicio médico, con la profunda convicción de la importancia de su tarea y del protagonismo indiscutible de las embarazadas y sus familias. Conocimos bellas mujeres, comprometidas con su tarea, pero, en especial, con sus vidas. No faltaron los relatos de las propias experiencias de partos y de anécdotas extraídas de sus prácticas en el hospital. Lágrimas, risas, caras de asombro al descubrir la fisiología femenina y su poder para parir, malestar por situaciones que sentían que no podían cambiar, alegría ante la evidencia de los beneficios que una mínima intervención de su parte producía en cada mujer que acompañaron. Fueron encuentros confirmantes de ese llamado interior que todas —tanto ellas como nosotras— sentimos en algún momento y que nos condujo hasta aquí, encontrando su manera única y particular de ser expresado y puesto en el mundo. Queda mucho por hacer. Todas son semillas que darán sus frutos.

CLAUDIA ZAMORA - GRACIELA COBE

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Convocatoria: Concurso

Difundimos la importancia del inicio de la vida Que los inicios formen parte de las conversaciones de la cultura... La Fundación Creavida convoca a artistas de todas las artes, diseñadores, educadores y profesionales del área de la salud que, desde su competencia, se sientan impulsados a crear obras o proyectos que ayuden a la divulgación social de la importancia del inicio de la vida, en todas las edades y para todo el mundo. Si alguna de estas preguntas te resuena, ¡podés ser parte de este concurso!

- ¿Por qué creés que es importante llevar la conciencia del inicio de la vida a todas partes? - ¿Cuáles creés que serían las maneras de hacerlo? - ¿Qué creés que puede aportar la conciencia del inicio de la vida a la educación, a la salud o a la cultura? - Desde tu ámbito, ¿cómo ayudarías a divulgar la importancia del inicio de la vida? - ¿Cuál creés que es la manera que tendría mayor alcance hacia el público en general?

Se recibirán obras y proyectos desde el 1º de marzo hasta el 30 de abril de 2017. El premio, de $5000, se otorgará en el marco de una celebración con los participantes, el primer viernes de mayo, a las 19.00, en la sede de la Fundación. Las obras seleccionadas recibirán una mención, serán expuestas en dicha sede durante el año 2017 y se conservarán para formar parte del futuro primer Museo del Nacimiento. Las bases serán entregadas a quienes se inscriban en este concurso, en la siguiente dirección: info@fundacioncreavida.org.ar

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Lecciones de una madre loba Como los lobeznos, las mujeres necesitan una iniciación parecida en la que se les enseñe que los mundos interior y exterior no siempre son unos lugares placenteros. Muchas mujeres ni siquiera han recibido las lecciones básicas que una madre loba les da a sus crías acerca de los depredadores, como, por ejemplo: si es amenazador y más grande que tú, huye; si es más débil, decide qué es lo que quieres hacer; si está enfermo, déjalo en paz; si tiene púas, veneno, colmillos o garras afiladas, retrocede y aléjate en dirección contraria; si huele bien, pero está enroscado alrededor de unas mandíbulas de metal, pasa de largo. «Barba Azul» Mujeres que corren con los lobos CLARISSA PINKOLA ESTÉS

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Entre femenino y maternal Abrirse al otro

La reflexión entre femenino y maternal es uno de los intereses que más nos llaman, como mujeres y como profesionales. En el último encuentro del Grupo de Psicólogas de la Fundación Creavida, trabajamos con un artículo de la psicoanalista Jacqueline Schaffer con el mismo título que esta nota, de la mano del libro de Danièle Flaumenbaum y lo que su obra ha abierto para el estudio de las mujeres desde la primera vez que estuvo en Buenos Aires, en 2009. El mes pasado, tuvimos la ocasión de presentar su libro, Femenino y Maternal, en videoconferencia con la autora desde París. En un ambiente de gran intimidad a pesar de la distancia, las mujeres jóvenes dialogaron con Danièle, con esas preguntas esenciales que nos convocan a todas desde nuestro interior. ¡Un fragmento de su libro aquí, para inspirar a las lectoras!

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¿El sexo sigue siendo un tema delicado en la comunicación entre padres e hijos? Es muy importante empezar a educar a nuestras hijas en la sexualidad. Así, cuando sean adultas, podrán vivir mejor su condición de mujeres. Podrán darse cuenta por qué sienten dolor, qué les causa miedo, por qué sufren problemas ginecológicos más allá de sus razones estrictamente físicas. La mujer debe ser consciente cuándo está escindida en dos: por un lado va su sexo y por otro, su cabeza. Puede estar herida por el simple hecho de ser mujer y no saber serlo. Quizás, nuestra madre no nos enseñó nada sobre ello, pero seguramente a ella tampoco la educaron en su sexualidad y eso le dificultó ser una mujer completa. Cuando asumimos esto, podemos empezar a entender y a abrirnos para seguir aprendiendo.

¿En qué consiste vivir una sexualidad completa? La sexualidad completa pasa por poder abrirse al otro y al encuentro. Abrirse significa darse, abandonarse al otro a fin de ser capaz de recibirlo dentro de nuestro cuerpo, de acoger las fuerzas sexuales mutuas para poder nutrirnos ambos. Una sexualidad completa es aquella que nos permite sentirnos enteras, unificadas; la que nos permite comprender que se trata de aprovechar aquello que, en cierto modo, carecemos.

Una sexualidad completa es la vida que nos llega adentro, como un plus de energía. Y es un proceso, porque, en realidad, nunca llegamos a sentirnos completos del todo. La medicina china considera que el cuerpo es un microcosmos dentro del macrocosmos. Esto significa que nuestro cuerpo está hecho a imagen del universo; la sexualidad supone, entonces, una exploración de nuestro universo. Comenzamos visitando una estrella, un planeta, otras galaxias... Hay muchas cosas que se pueden

cuentro, un intercambio en el que vamos a abrirnos y a liberar dificultades personales. Para eso, es preciso sentir curiosidad por aquello que vamos a hacer con el otro. Es maravilloso lo que dos fuerzas vitales son capaces de hacer cuando bailan juntas. La sexualidad es una danza y también un viaje introspectivo. El encuentro entre un hombre y una mujer es como un viaje en el que todo vale si hay respeto. Hay que viajar, descubrir la vida de adulto, dejar de ser «la niñita de mamá y papá» para pasar a ser

hacer en ese universo si estamos abiertos a la novedad.

«la hija del Cielo y de la Tierra». Entonces, en algún momento, conocemos a un hombre y viajamos juntos. Eso nos hace bien, nos nutre.

¿En esa exploración se tiende a vivir la sexualidad como un acto puramente físico?

DANIÈLE FLAUMENBAUM

¡El sexo no es una historia de Física o de Mecánica, sino la historia de un reencuentro! No estamos solos. Debemos tener esto en cuenta porque, a veces, por ejemplo, cuando alguien no alcanza el orgasmo, se obsesiona pensando qué le pasa. Hacer el amor implica un en-

¡El sexo no es una historia de Física o de Mecánica, sino la historia de un reencuentro!

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Videoconferencia sobre sexualidad con Danièle Flaumenbaum desde París Esa noche íntima, en la que presentamos su libro, Femenino y Maternal, noche de intercambios profundos entre mujeres, tuvo un cierre especial, ya que, sobre el final del encuentro, la Fundación recibió de regalo un mural de Victoria Chaud, a quien le agradecemos su generoso gesto.

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Congreso de Haptonomía

E

n marzo de este año, seis integrantes de la Fundación Creavida formadas en Haptonomía, tres participantes de los grupos de mujeres de la Argentina y tres más de España viajamos a París, al VI Congreso Internacional de Haptonomía, dedicado a la prevención en esta oportunidad. La Haptonomía, Ciencia de la Afectividad, permite un acercamiento de lo Humano en su integralidad, y renueva totalmente el abordaje de la prevención desde la concepción hasta el final de la vida. Cuidar, educar, en el sentido más amplio del término, poniendo siempre en primer plano lo afectivo, constituye, a cada instante, un enfoque que ya es en sí mismo preventivo y humanizante. En las conferencias, se habló sobre el nacimiento y sobre el significado de la prevención en la Haptonomía, por ejemplo, en el sentido de prevenir la objetivación en el ser humano. Se reflexionó, también, sobre el aporte de la Haptonomía al mundo actual, en el que hay exigencias que anulan ese otro tiempo que trae la presencia; un mundo donde ya no hay tiempo para pensar y nos precipitamos sobre los actos. Otro tiempo que parece faltar es el que necesitamos para consolar, para la poesía, para los relatos épicos. Nos enfrentamos a una época de saturación de imágenes y de exceso

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La HaptonomĂ­a, Ciencia de la Afectividad, permite un acercamiento de lo Humano en su integralidad, y renueva totalmente el abordaje de la prevenciĂłn desde la concepciĂłn hasta el final de la vida.

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de tecnología. El tiempo es un reto difícil de entender y de defender. Se necesita de maduración para discernir la importancia de lo afectivo en la vida. Nos conmovió escuchar que «somos pasadores de humanidad para otros». Los temas abordados en las conferencias y en los talleres estuvieron divididos en tres áreas: Haptopsicoterapia, Haptonomía perinatal y Haptosinesia (cuidados médicos): · Estar juntos, una ética de cuidado · Prevenir los efectos de la falta de consideración que daña la condición humana · La Haptonomía en la infancia, la familia y la escuela · Acompañamiento del duelo perinatal

· Acompañamiento de la prematurez · Acompañamiento al final de la vida · Aspectos inesperados del acercamiento haptonómico en la medicina clínica · De la motricidad al gesto

Las más de quinientas personas del público junto a los talleristas y conferencistas —profesionales de la Haptonomía de todas las áreas de la salud y la educación— vivimos un clima de trabajo íntimo y profundo. El universo afectivo desplegado en esta ciencia, rodeando las palabras y los gestos, abriendo camino hacia nuevos movimientos de vida.

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Epigenética y Haptonomía Desarrollo del cerebro fetal Epigenética y plasticidad cerebral Compartimos aquí algunos párrafos de una larga y profunda conferencia que la Dra. Catherine Dolto ofreció en el último Congreso de Haptonomía, en París.

Las relaciones afectivas pre- y postnatales, como fundamento de la seguridad afectiva Lo que es fascinante en la Haptonomía es que permite tomar en cuenta al ser humano en todas sus dimensiones, es decir, en lo atemporal del Ser, ahí donde no hay edad, como en el inconsciente, en sus sueños y en la profundidad de la carne,

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donde se inscribe la historia del Sujeto, así como en la superficie de los fenómenos, que no habría que confundir con los comportamientos. Hoy quisiera bucear en la arqueología del Sujeto encarnado, asignado a residir en una forma humana, en parte determinada en el momento de su concepción, pero solo en parte. He buceado en lo que la ciencia actual dice sobre los efectos a largo plazo de las experiencias

pre- y postnatales precoces. A menudo, se dice que la gente feliz no tiene historia; se podría decir, también, que la felicidad no les interesa a los científicos, aunque les recuerdo que Frans Veldman siempre decía que un sabio que no se preocupa por la felicidad humana no es un sabio en realidad. Cuando la ciencia busca pruebas, se dirige siempre hacia los traumatismos, al estrés. ¿Podemos, quizás, dar vuelta la prueba?


Me voy a arriesgar a hablarles de temas que fui a buscar en la literatura, que es muy sabia y abundante. Para pensar al hombre moderno en toda su complejidad, hay que hacer dialogar los diferentes abordajes: embriología, epidemiología, genética, epigenética, biología nuclear, psicología, neurociencias, psicoanálisis y, actualmente, haptonomía. Nosotros, los haptoterapeutas, nos animamos a sostener que cuando se trata del ser humano nada de interesante ni de verdaderamente impactante se puede economizar al tener en cuenta la dimensión afectiva, tal como nos la ha enseñado Frans Veldman. Si bien cada uno aporta su piedra preciosa a la comprensión de la vida bajo todas sus formas, ninguna puede, por sí sola, dar cuenta de lo que hace al ser humano tal como él es, tanto en su normalidad como en su patología, en su devenir como en el oscuro espesor de su sufrimiento y de su incesante cuestionamiento en el corazón de su singularidad individual. Por lo tanto, la masa de los descubrimientos adquiridos nos permite saber todavía más, sin por ello alcanzar lo esencial. En lo que concierne a la vida fetal, al sistema nervioso en su conjunto y a la infancia, el aumento de conocimientos e investigaciones es espectacular. ¿Qué es lo que le permite a un mamífero humano llegar al mundo y crecer armoniosamente para tomar su lugar en él —solo su lugar— asumiendo sus valores de humanidad? La Haptonomía aporta respuestas específicas a esta pregunta crucial en un momento en el que la especie humana se interroga sobre la continuidad de su existencia sobre un planeta cada vez más degradado. Aunque todos los mamíferos tienen indudablemente una vida afectiva, la nuestra es particular,

porque somos seres que hablan, imaginan y simbolizan. Aquí estamos, en un momento en el que los progresos técnicos nos han dado un poder inédito en la historia de nuestra especie, ya que lo que sabemos manipular ahora es la transmisión de la vida misma. Hemos encontrado la llave de la máquina de fabricar bebés. Y, como sucede a menudo, los progresos técnicos han sido más rápidos que la reflexión ética que deberían implicar, ya que la vida fetal es un período en el que la adaptabilidad y la vulnerabilidad a los factores del entorno están en su máximo, y el período perinatal es crítico para la interacción entre los genes y el entorno. Lo Afectivo, como dice JeanLouis Revardel, es, sin duda, el objeto de estudio más complejo que nos haya sido dado estudiar. Y el cerebro humano es un órgano fascinante. Frans Veldman nos mostró que era necesario sacar al cerebro de su posición todopoderosa; el cerebro no es más que una computadora central. Son las percepciones y todas las informaciones que provienen de nuestros sentidos, filtradas por lo Afectivo, las que lo hacen funcionar. El cerebro no piensa solo, pero, sin él, el pensamiento no puede elaborarse. ¿Cómo no interrogarse sobre este órgano tan poderoso y sobre aquello ligado a lo Afectivo y al sistema nervioso? ¿Cómo no buscar influir en su funcionamiento, llevarlo hacia lo mejor en vez de hacia lo peor? En cada recién nacido, ya están allí, posiblemente en germen, ambas posibilidades. Lo Afectivo clasifica y organiza la masa de nuestras percepciones como un director de orquesta del cual el sistema nervioso es servidor y maestro a la vez, según los momentos. […]

El cerebro no piensa solo, pero, sin él, el pensamiento no puede elaborarse. ¿Cómo no interrogarse sobre este órgano tan poderoso y sobre aquello ligado a lo Afectivo y al sistema nervioso? ¿Cómo no buscar influir en su funcionamiento, llevarlo hacia lo mejor en vez de hacia lo peor? En cada recién nacido, ya están allí, posiblemente en germen, ambas posibilidades.

El problema del cerebro humano es que siempre se trata del

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El sistema nervioso humano tiene una plasticidad extraordinaria; este descubrimiento ha sido una buena sorpresa. La epigenética nos enseña que nuestro genoma está en constante diálogo con el medio exterior, tanto en el sentido más estrecho —para el espermatozoide, el citoplasma del óvulo es el primer encuentro con el medio exterior— como en un sentido más amplio, es decir, la madre y las relaciones materiales y afectivas que la rodean a ella y al niño que lleva.

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cerebro de alguien —de un humano— enraizado en una historia que lo desborda, en la que el azar y la necesidad se relevan las palancas del destino. Eslabón encastrado en las generaciones, tomado, lo quiera o no, en los accidentes y en las influencias del linaje, el Sujeto humano y su cerebro oscilan entre elección y sobredeterminación, entre la creatividad individual y lo fáctico. Los genes y la epigenética, la bioquímica, la fisiología, el psiquismo, lo Afectivo, lo consciente, lo no consciente y el inconsciente en el sentido psicoanalítico, todo viene a influenciar la manera en la que el humano modelará su cerebro, desde su concepción hasta su muerte, pero marcadamente durante el período de la primerísima infancia que, desde el punto de vista de la Haptonomía, comienza con el encuentro de los gametos (e incluso antes...). El sistema nervioso humano tiene una plasticidad extraordinaria; este descubrimiento ha sido una buena sorpresa. La epigenética nos enseña que nuestro genoma está en constante diálogo con el medio exterior, tanto en el sentido más estrecho —para el espermatozoide, el citoplasma del óvulo es el primer encuentro con el medio exterior— como en un sentido más amplio, es decir, la madre y las relaciones materiales y afectivas que la rodean a ella y al niño que lleva. Es, también, una buena sorpresa si se toma en cuenta; si nosotros, los adultos informados y responsables, actuamos en función de lo que estos conocimientos implican. ¿Podemos hacer de estos descubrimientos una buena noticia? En lo que a mí respecta, así lo creo. ¿Pero por qué estos saberes que son hoy accesibles a todos desde hace cierto tiempo ya, que conciernen a la especie humana en su conjunto y al futuro

de nuestras sociedades, están apartados de la reflexión oficial médica, jurídica y política sobre el embarazo y la neonatalidad? Como si toda una parte de esos descubrimientos tan apasionantes de los últimos treinta años, susceptibles de encontrar aplicaciones concretas en términos de salud pública, hubieran sido reservados. Sí, pero... ¿por qué? Fuera de la delicada cuestión del IVG (interrupción voluntaria del embarazo, según su sigla en francés) —sobre la cual no se trata de volver hacia atrás—, es, quizás, porque evocar los fundamentos de la vida humana nos obliga a darle a la vida afectiva un lugar determinante, ya que es algo difícil de entender, observar, medir y cifrar. […] Tener pacientes de todas las edades es un privilegio que lleva a la reflexión sobre el tema del devenir y ofrece un ángulo particular a la idea que nos hacemos de lo normal y lo patológico. Nos encontramos convocados a reflexionar en el misterio de las marcas mnésicas, carnales, que perduran durante toda la vida y que, a menudo, se despiertan en la última parte de la vida a través de los incesantes cambios que caracterizan a la vida humana. A pesar de la renovación de las células, el hilo rojo de la identidad permanece inatrapable y, sin embargo, evidente. En medio del lío de las diversas influencias, ese juego es forzosamente afectivo. La cuestión del desarrollo y las inflexiones de las trayectorias de vida demuestran, entonces, por qué es esencial y determinante la importancia de los inicios, de lo que nos funda, así como en la Física Cuántica se les da tanta importancia a las condiciones iniciales. […] La vida es movimiento y eso, en sí mismo, es cautivante, pero, en el principio del principio, el con-


traste entre la calma con la que todo se desarrolla en la superficie y la frenética actividad del huevo es fascinante. Como nos muestran los físicos que graban en el microscopio las formaciones de huevos en los animales, todo va muy rápido. Si entre la concepción y el fin del período embrionario, a las ocho semanas de embarazo (diez semanas de amenorrea), un acontecimiento crucial se desarrolla a cada segundo para todo el futuro del humano en formación, dentro de una complejidad difícil de realizar en toda su amplitud, las células madres producen 4000 neuronas por segundo. La madre acaba de descubrir su embarazo —o todavía lo ignora— y, sin embargo, ella es, sin saberlo, el lugar de una intensa actividad secreta. […] Desde el punto de vista de los procesos epigenéticos, todo puede modificar el devenir celular. Por ahora, solo se tiene una frágil comprensión sobre cómo sucede, pero es claro que todo puede afectar esta sabia construcción de manera más o menos definitiva, según los períodos llamados críticos, justamente por eso. La placenta juega un rol esencial y está, también, sometida a influencias epigenéticas. En ese tiempo fuerte en relación con el devenir, acontecimientos minúsculos pueden tener pesadas consecuencias. Estamos en el amanecer de la comprensión de los efectos de las disfunciones de la construcción del cerebro como órgano fundamental en los trastornos de aprendizaje, tanto sobre la salud mental y psicoafectiva en su conjunto como en la salud global, porque el cerebro sigue siendo el director de orquesta del funcionamiento somático. Todo defecto en la organización del cableado y en la construcción de la arquitectura de las

estructuras de base que serán el soporte en el que podrá darse movimiento —lo que en un sentido más amplio llamaremos el pensamiento— está potencialmente perjudicado. La capacidad de amar, de establecer relaciones, de encontrar su lugar en el mundo, se juega también ahí, más o menos directamente. […] La influencia del estrés sobre la embriogénesis y el desarrollo fetal está actualmente probada. Que el estrés de las madres durante el embarazo sea perjudicial no sorprende a nadie en el fondo, pero sí es sorprendente saber que el estrés preconcepcional del macho rata influye también en la salud de su progenitura. […] Por el lado de los niños, muchos piensan que el feto no necesita nada, que es autosuficiente escondido entre sus membranas, dialogando solo con su placenta. Todos sabemos que el ser humano no es un mamífero como los otros. Aun cuando todas nuestras necesidades están satisfechas, nuestros deseos no lo están. Somos seres deseantes. Necesitamos encuentros, intercambios; necesitamos afirmarnos, encontrarle sentido a lo que vivimos. Lo Afectivo está todo el tiempo obrando. Hay un diálogo constante entre necesidad y deseo, entre consciente e inconsciente, en el sentido psicoanalítico, que está fuertemente influenciado por la cultura. Nos encontramos ahí, en el corazón de aquello que nos remueve y nos revuelve, en lo más profundo de nosotros mismos…, y eso comienza en la vida prenatal. Desde el inicio del embarazo, cuando una mujer se siente afectivamente cerca del niño que lleva, el tono de su regazo —donde lo lleva— se ablanda. Toda modificación es percibida por el niño, que reacciona con un pequeño movimiento en su columna vertebral. […]

Por el lado de los niños, muchos piensan que el feto no necesita nada, que es autosuficiente escondido entre sus membranas, dialogando solo con su placenta. Todos sabemos que el ser humano no es un mamífero como los otros. Aun cuando todas nuestras necesidades están satisfechas, nuestros deseos no lo están. Somos seres deseantes.

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El niño en el útero reacciona, responde, memoriza, reconoce, propone, y lo hace de una manera cada vez más singular, razonable y personal durante el embarazo. A través de sus sentidos, aprende sobre el mundo que será el suyo y, a su modo, prepara su llegada. Las relaciones entre sus padres le son esenciales, y nada puede pasar sin el acuerdo maternal y su acompañamiento implícito, a menudo no consciente.

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El niño en el útero reacciona, responde, memoriza, reconoce, propone, y lo hace de una manera cada vez más singular, razonable y personal durante el embarazo. A través de sus sentidos, aprende sobre el mundo que será el suyo y, a su modo, prepara su llegada. Las relaciones entre sus padres le son esenciales, y nada puede pasar sin el acuerdo maternal y su acompañamiento implícito, a menudo no consciente. […] Lo que nos enseñan los pequeños humanos, por poco que uno se acerque para escucharlos y les crea, es que la relación afectiva que anudan muy precozmente con su entorno es fundante para su desarrollo general y, en particular, para su sinaptogénesis y su construcción cerebral en conjunto, vía procesos epigenéticos. La historia de los humanos es una historia de adaptación constante; la adaptación del futuro recién nacido al medio en el que va a vivir se prepara en su vida prenatal, no deberíamos sorprendernos por eso. Deberíamos animarnos a imaginar lo siguiente. El genoma, en el momento de la fecundación, sería como las cartas que se reparten al principio de un juego, pero, en el momento del nacimiento, ese juego se verá modificado debido a lo que el feto ha vivido en su vida intrauterina. Si ya está probado que el estrés materno y paterno fragiliza a largo plazo al niño por nacer, es legítimo, entonces, pensar que la seguridad afectiva le sea favorable. Todo sucede como si en nosotros, los humanos, eso impalpable, subyacente a los intercambios de la naturaleza afectiva fuera el ingrediente esencial que vendrá a influir el programa genético y a modular el desarrollo de una manera que nada puede reemplazar. Es ahí donde se enraíza la confianza en sí mismo, en el otro, tan liberadora para el pensamiento y la creatividad.

Lo Afectivo, que pone en movimiento o que fija, que provoca dilatación o constricción en cada vaso sanguíneo, sería ese ingrediente que no puede medirse, decretarse ni imponerse, pero del cual los humanos tendrían necesidad, para que toda la riqueza contenida en su genoma pueda fructificar y desarrollar plenamente su dimensión creativa. […] Es impactante que aceptemos fácilmente, en todas las personas, la idea de las marcas dejadas por los acontecimientos traumáticos, mientras que nos cuesta considerar como fundantes y estructurantes las marcas que dejan las buenas vivencias, el estar juntos en seguridad. […] Dirigirse de ese modo a un espécimen de la especie humana es investirlo ya como Sujeto, con todo lo que eso implica de efectos en cascada, comprendida la formación de su cerebro. Es introducirlo en el mundo de los intercambios y de la empatía, porque pertenece a una especie programada para la vida en grupo. Es posible despertar el placer de compartir, del diálogo, en vez de hacerle comenzar su recorrido de vida en el desierto de la falta de comunicación a la altura de sus capacidades y expectativas o en la frustración afectiva. ¿Tenemos ahí una posibilidad de que el cerebro así solicitado le permita girarse hacia lo mejor que lleva en sí mismo en vez de hacerlo hacia lo peor, que también está en el germen? Hannah Arendt decía que somos seres de comienzo, lo cual es cierto, pero la paradoja de los humanos es que esa capacidad de inaugurar es transmitida; ese don es de naturaleza afectiva. No alcanza con haber sido engendrado por un hombre y una mujer para desarrollarse como humano, hay que pasar por un proceso de humanización, y eso sucede, for-


zosamente, por los circuitos neuronales que se abren en la seguridad de los intercambios de ternura precoces que forman el humus de la seguridad afectiva, constituyendo, para el sistema nervioso, una estimulación muy específica que nada puede reemplazar. Frans Veldman fue un gran precursor; lo que hoy sabemos sobre la formación del cerebro nos permite darnos cuenta del tamaño de su intuición cuando hablaba de la importancia de las condiciones de la fecundación y cuando preconizaba por sesiones tempranas. A pesar de condiciones de nacimiento y de desarrollo muy difíciles, siempre habrá humanos suficientemente fuertes o con suficiente suerte para poder devenir plenamente sí mismos. Es un hecho que se puede transmitir lo que no se ha recibido, pero eso comprende a algunos que constituyen una especie de elite afectiva, cuyas capacidades de construirse a pesar de la adversidad siguen siendo misteriosas. Son los otros, los menos fuertes o los muy sensibles —demasiado inteligentes quizás también— los que deben llamar a todo nuestro cuidado. Desde mi punto de vista, la seguridad afectiva precoz debería ser considerada preventiva. Ocuparse de los más pequeños es darle a lo humano un horizonte y es el mejor reparo contra la barbarie. DRA. CATHERINE DOLTO

Desde mi punto de vista, la seguridad afectiva precoz debería ser considerada preventiva. Ocuparse de los más pequeños es darle a lo humano un horizonte y es el mejor reparo contra la barbarie.

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Testimonios

El poder S

iempre soñé con ser mamá... Desde chiquita, jugando con mis muñecas, en mi adolescencia, cuando me pensaba educando a un niño, y también de grande, cuando pasaban los años y ese sueño no se concretaba. Lo que nunca me imaginé es que iba a aprender tanto y tan rápido acerca de ese don, de esa magia que se genera en ese inexplicable vínculo mamá-hijo. Con 41 años, quedé embarazada, y mi hijo nació a las 28 semanas de embarazo: pesaba 806 gramos y medía 32 centímetros. Debido a su prematuro nacimiento, Dan estuvo en el servicio de Neonatología de una reconocida clínica de la Capital Federal durante 112 días. En los días de internación, aprendí —o mejor dicho, aprendimos— muchísimo mi hijo y yo, y construimos un lazo que, dadas las circunstancias no tan comunes, dejó a la luz certezas que quizás en situaciones habituales no logramos apreciar. En esta oportunidad, compartiré una vivencia inolvidable que mucho me enseñó acerca de qué era eso de «ser mamá».

Dan, mi hijo, ya tenía alrededor de dos meses, pesaría alrededor de un kilo trescientos y había pasado su tercera operación. Si bien la intervención había sido exitosa, su situación posquirúrgica se había complicado, y el requerimiento de oxígeno era muy alto, mayor al de los días anteriores a la operación. Dado lo delicado de su estado, no era aconsejable que lo tuviera en mis brazos, como lo venía haciendo. Un día, una nurse me preguntó: «¿Vos le diste un beso a tu hijo, alguna vez?». Me di cuenta de que no lo había hecho, que aun en esos días en que podía tenerlo en los brazos, los aparatos y mi temor a que alguno de ellos se saliera de su lugar impedían que me acercara y besara a mi hijo. Ante mi respuesta negativa, la nurse me sugirió: «Tengo que ordenar la incubadora de Dan. Lo voy a levantar un ratito, aprovechá y dale un beso…». ¿Un beso? Le di diez, quizás cien, mil o un millón, no sé. Fueron muchos, uno detrás de otro... Empecé a sentir el sonido de celulares que sacaban fotografías... Pensé que nos estaban fotografiando a mí y a mi hijo ante lo emotivo de la escena, pero no, fotografiaban el monitor de Dan. Las fotos buscaban dejar un testimonio acerca de las consecuencias del contacto amoroso en la respiración de Dan. Lo que ocurría era que el requerimiento de oxígeno había descendido mientras yo lo besaba... 42


de un beso Nunca me voy a olvidar de ese momento y nunca dejaré de contarlo. ¿Somos conscientes las mamás acerca del poder de nuestro amor? ¿Entendemos la fuerza de un beso o de una caricia? ¿Son conscientes los responsables del cuidado de un recién nacido acerca de la importancia del vínculo madre-hijo desde el primer momento y que debe ser sostenido mas allá de las circunstancias? ¿Entendemos que no hay manera de reemplazar el contacto mamá-hijo? Solo quiero decirles que mis besos le dieron oxígeno a mi hijo, le dieron aire... ¡Le dieron vida!

SONIA REDAK

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Claudia Tremblay, artista canadiense cuya obra dedica un gran espacio a la maternidad

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T

e invito en esta lectura a deslizarte en el tiempo. Vamos a la búsqueda de algo que tiene mucho para contarte.

Si te pidiera que narraras tu historia, ¿por dónde empezarías? Seguramente, desde el principio… Es aquí, entonces, donde va la pregunta: «¿por qué es importante hablar del nacimiento?». Dar a luz es un momento trascendente en la vida de las mujeres, del Ser que ingresa al mundo, de la familia que lo rodea... Es una inscripción que tiene un potencial transformador y revelador. ¿Lo sabías? El inicio de la vida como testimonio de nuestro origen nos impulsa, nos pertenece, pero ¿cuánto sabemos acerca de ello?, ¿cuánto se nos ha contado?, ¿cuánto hemos preguntado? Algo de allí retorna como puede del territorio de lo olvidado a lo largo de nuestro crecimiento.

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Como sociedad, ¿tenemos conciencia de que es la primera bienvenida al mundo, de que influencia nuestro desarrollo y que, como primera huella, nos acompañará también en todas nuestras transiciones y «nuevos nacimientos»? La vida en sí misma es un misterio con el que tenemos un lazo invisible, muy evidente en su inicio, un misterio tan profundo del que poco nos animamos a aventurarnos en su comprensión. Pero si queremos evolucionar, vivir en plenitud, convivir pacíficamente, necesitamos recuperar esas historias, abrir estas conversaciones en la cultura. ¿Te imaginás una sociedad en la que fuera habitual hablar de nuestro nacimiento con simplicidad? ¿Podemos asumir como humanidad la importancia de llevar el inicio de la vida a la educación? La educación está interpelada a su actualización. Necesitamos una escuela que nos acompañe en nuestro descubrimiento, que inte-


El inicio de la vida en la educación gre el mundo misterioso en clase, donde se aprenda con otros humanos acerca de la vida de los humanos, que nos enseñe acerca de la ecología del comienzo de nuestras vidas para poder desplegar nuestro Ser, poder encontrarnos con otros y dar sentido a la existencia. ¡Es un derecho! Tenemos la oportunidad de recuperar los retazos perdidos y regalar los no contados. ¿Empezamos?

KARINA FRAIMAN

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¿Cómo ayudan la meditación y los sueños a entender el lenguaje de los bebés? ¿Qué tienen en común la meditación, los sueños y el lenguaje de los bebés?

L

a meditación permite una comunicación más profunda con nosotros mismos. Los sueños nos conectan con nuestro inconsciente. Muchas veces podemos comprobar la enorme distancia que hay entre nuestros sueños y las experiencias de vida que estamos atravesando. En situaciones de desesperanza y desorientación, los sueños son, a veces, los que nos calman y nos dicen que vamos por buen camino, que aquello que estamos buscando existe en algún lugar. En ocasiones, la brecha entre lo que vivimos y la información que los sueños nos traen es tan grande como la diferencia entre el día y la noche. Otra particularidad del lenguaje en el que los sueños nos hablan reside en que no podemos entenderlos desde la conciencia ordinaria, ya que nos hablan en símbolos, desorientan al yo invitándolo a abrirse a un nuevo tipo de comunicación. Si podemos reconocer esa distancia, seremos capaces de comenzar a construir puentes que nos acerquen a la riqueza que los sueños nos brindan.

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Los sueños nos motivan, nos abren la visión, nos abren el corazón cerrado. Nos permiten entender que venimos de algún lugar y que vamos en una dirección. Tanto en el lenguaje de los sueños como en la meditación, buscamos esa experiencia de «¡Ahhh!», en la que repentinamente tenemos un insight respecto a nuestra vida, un conocimiento con el que no contábamos previamente. En ese puente que tendemos hacia ese otro territorio, comprendemos que no podemos ir con ideas preestablecidas, que no podemos controlar ni manipular a nuestro gusto. Cuando lo cruzamos, entramos en el mundo del misterio, de los grandes interrogantes.

¿De dónde vienen los sueños? ¿Adónde vamos en la meditación cuando dejamos de pensar y por un instante somos arrojados dentro de una experiencia inédita, refrescante y absolutamente transformadora? Tanto en los sueños como en la meditación, nos salimos de un nivel de la realidad para entrar en otro. Se podría decir que en la me-


ditación entramos en un espacio en el que aprendemos a distinguir aquello que nos nutre, nos reconforta, nos renueva, de aquello que es repetitivo, cerrado y, por lo tanto, causante de malestar y sufrimiento. O, por lo menos, eso es lo que intentamos hacer: salir de un cul de sac formado por largas cadenas de pensamientos donde repetimos lo que ya sabemos, para entrar en un territorio en el cual el encuentro, o la inmersión en una nueva experiencia del sentir, permite que algo se transforme y que una nueva información pueda llegar a la conciencia. ¿Podemos aspirar a la construcción de esos puentes en la comunicación con los bebés? Esas cualidades que se entrenan en el trabajo con los sueños y en la experiencia de la meditación pueden acercarnos a la relación con los bebés de un modo más abierto y profundo. ¿Pero sabemos que somos seres de comunicación desde el inicio de la vida? ¿Sabemos que en el inicio de la vida buscamos información y sentido en todo lo que vivimos? ¿Sabemos que los bebés están a la espera de ser bien entendidos, para poder orientarse y organizar-

se? ¿Cuántas veces, como adultos, nos dirigimos a los bebés como si fueran pasivos? Queremos que nos sonrían, queremos verlos alegres y contentos, por eso les hacemos morisquetas, los sacudimos o repetimos una y otra vez un gesto para verlos reaccionar. Queremos comunicarnos con ellos, ¿pero qué tipo de comunicación les estamos proponiendo? ¡Un gran horizonte puede abrirse en el encuentro! Los bebés tienen otro tiempo, sienten de un modo diferente al nuestro. ¿Lo sabemos? Esa relación nos pedirá esperar con paciencia que llegue el «¡Ahhh!». Los bebés, los sueños y la meditación traen lo nuevo a nuestra vida... ¡Y lo nuevo espera algo de nosotros! Lo nuevo requiere de muchas cualidades para poder crecer. Si aprendemos cuáles son esas cualidades y las cuidamos, tal vez descubramos tesoros que desconocemos, que incluirán, sin duda, una relación fluida con lo más profundo de nuestro ser humano y que les permitirá a ellos florecer.

MAGDALENA CADOT

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La ceremonia BERNARD THIS

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uando llevé el proyecto de la Fundación Creavida a París, los grandes, los padres del mundo del nacimiento, me recibieron —me «bien recibieron»— con la delicadeza y la gracia con que saben hacerlo. Podría hablar largamente de cada uno de ellos, pero hoy es el momento de detenerme en el encuentro con Bernard This, quien fue Presidente Honorario de la Fundación. En esa época, ya era un ferviente difusor de la Haptonomía, y su trayectoria era amplia. Fue un amante del lenguaje, con el que sus lectores se han deleitado más allá de los temas específicos de su estudio. Para quienes no lo conocen, el Dr. This era un psicoanalista que se enamoró de la causa del nacimiento. En Francia, fue precursor de muchos movimientos, como el GREEN, un grupo de estudio e investigación sobre el recién nacido. Fue un militante de la paternidad. Escribió El padre, acto de nacimiento y Nueve meses en la vida de un hombre, que seguirán siendo textos revolucionarios por mucho tiempo más. «Aceptamos que una niña pueda soñar con tener un pene, pero no que un hombre se anime a contar que soñó que paría», dijo. En los años cincuenta, fue uno de los primeros en sostener que

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las mujeres podían parir sin dolor y en presentar trabajos que comprobaban el deseo de los hombres de entrar en las salas de parto con sus mujeres, razón por la que fue echado del hospital en el que trabajaba. También llevó a Lamaze a Francia. ¿Se imaginan decir en esos años que los bebés pueden sonreír al nacer, que sienten dolor en el útero y que la placenta es «el oscuro compañero de las profundidades»? En sus libros Nacer y Nacer sonriendo, demostró que el llanto no es algo invariable en el nacimiento. Fue él, también, quien, en esa época, diferenció la palabra «parto» de «nacimiento», para dar lugar a la experiencia de los bebés. A la Haptonomía y a su amistad con Frans Veldman fue a lo que se dedicó hasta el final de su vida. Sus manos se agregaron, entonces, a sus palabras de psicoanalista para curar las heridas del alma. Su combate fue siempre el de una mejor recepción de los recién nacidos. Por eso, hoy me pregunto cómo habrá sido para él atravesar esa otra puerta de la vida, que es partir. Desde aquí, estiramos nuestras manos abiertas, y lo acompañamos con toda la ternura y el reconocimiento que se merece por todo lo que nos dio y enseñó.


del adiós La pequeña muerte

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o nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.

EDUARDO GALEANO El libro de los abrazos

Acompañamos a Pasional, un cortometraje... Pasional es una historia-homenaje de un joven a la muerte de su padre. https://www.youtube.com/watch?v=TcfB7Nso904

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Hablar, pensar, sentir la Ecología La Tierra, un bosque sagrado «Demos un paso gigante para la conservación, para el cuidado», dicen los pandas de este anuncio. A veces, no alcanzan las palabras para recordarnos este llamado al cuidado. Un llamado que nos conduce a nuestra obvia interdependencia con la fitosfera, de la cual solemos percibir, únicamente, el aspecto alimentario, medicinal, técnico. El aspecto espiritual del entorno

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es, sin embargo —como todo niño sabe—, muy rico y puede hacernos dar cuenta de que, simplemente, es vital considerar nuestra Tierra como un inmenso bosque sagrado. El mundo vegetal está lleno de enseñanzas espirituales que recuerdan que no se trata de metáforas abstractas, verdes, sino de la conservación y el cuidado de nuestra vida material misma.


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