Revista 20

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Después de

«Madre no hay una sola»

L

os artículos que conformaron el número 19 de esta revista mostraron otras miradas para pensar el maternal. ¡Madre no hay una sola! Ni hay una sola manera de ser madre o de pensar la maternidad. Detrás de un hecho biológico simple, se ha armado algo muy complejo en medio de lo cual corremos el riesgo de quedar atrapadas. El trabajo de tantos años con las mujeres nos ha enseñado que se puede ir discriminando los hilos ancestralmente enredados no solo de mandatos más o menos explicitados, sino de construcciones de todo tipo alimentadas, también, de viejos arquetipos, de construcciones infantiles y tanto más. El femenino y el maternal vienen sacudiéndose los malentendidos que los ahogan o que distorsionan su expresión personal en un intento de hablar ahora su propia lengua. A veces, escuchando a las mujeres que se esfuerzan por hacer un espacio reflexivo desde el cual poder pensar por sí mismas su ser madre y su ser mujer, parece que estuvieran dentro de una carrera de obstáculos; y muchas veces lo están. Tantos falsos enlaces son posibles en un camino lleno de vivencias tan íntimas como personales no siempre bien nombradas. Mucho hay para discernir y distinguir con la paciente y tenaz espada que separa esto de aquello, sobre todo, cuando parecen lo mismo siendo tan diferentes. Estamos llamadas a hacer una educación psicológica con nosotras mismas a partir de nuestra particular percepción, enriquecida por unos ojos que se abren y ven por sí mismos. Es un trabajo fenomenológico que está basado en la experiencia concreta de ser persona (mujer) en este mundo hoy. Al hacerlo, construimos futuro con la calidad de este presente que también cura el pasado. 3


«De vez en cuando, se impone una vuelta a las raíces, a la fuente o a nuestro comienzo, para reencontrar, desde la perspectiva del tiempo y a través de la plenitud de nuestras vivencias, aquello que alguna vez y todavía nos es familiar y vive desde siempre en nuestro corazón». Loreena McKennitt The wind that shakes the barley

Una de las sacudidas más enérgicas es la que se escucha tronar para sacarse de encima los «deber ser» maternales que se reproducen tanto en las verdulerías como en los libros especializados, pasando por la consulta cada vez más asidua al pediatra, que habitualmente se llama «control». A las mujeres madres les alcanza con pensar algunos escenarios típicos, como los hospitales, las salidas de los colegios y los consultorios médicos, para que se les erice la piel. Los nuevos padres desembarcan en un mundo demasiado señalizado por consejeros ante quienes los recién nacidos sentimientos de la parentalidad se amedrentan o se sublevan. Sabemos, así en el parto como en la vida, que la activación de nuestro programa de lucha-huida no nos deja segregar nuestros fluidos más confiantes y amorosos. Todo lo nuevo necesita tiempo y espacio. El respeto por su temporalidad, el aliento a la fuerza y el coraje para hacer frente al desafío que eligieron, las preguntas adecuadas para avanzar en su camino, el sostén a la responsabilidad que vienen de asumir, las herramientas de pensamiento y los grupos de pares con quienes compartir son solo algunas de las necesidades de una de las etapas más exigentes de la vida adulta, que quienes estamos alrededor podríamos entender como comunidad. ¡De cuánto nos damos cuenta al llegar allí! La publicidad no ayuda con sus imágenes distorsionadas e idealizadas. A veces, las revistas y los libros que se proponen para tal fin puede que tampoco lo logren o, incluso, alimenten lo opuesto: un nuevo «deber ser» maternal moderno. Escuché decir a una joven madre que, entre todas las cosas que le habían dicho, nadie le había hablado de ese amor tan especial que se despertaría en ella. 4

¿Cómo hacer esta revolución poética y política que sucede cuando se abre la conciencia? Podemos sinceramente sostener que el tema es mucho más complejo de lo que podamos imaginar. Desenmarañar el lugar de la madre es una tarea de arqueología social que conviene no cerrar en algunas frases (a favor o en contra de cualquiera de las formas planteadas, nuevas o viejas…) y ni siquiera en un solo libro o en un solo autor. Hay que buscar en la especificidad de cada persona, en su historia y en su linaje la medicina que restaura el equilibrio en cada momento de su vida. Buscarla en el interior de la crianza y en la relación con ese hijo. El periodista francés Patrice Van Eersel recorrió el planeta para ver cómo era traer niños al mundo en las distintas culturas. Encontró lo siempre bello, lo simple y lo impactante. Después, escribió un libro increíble, Traer al mundo, dirigido a todas las personas que se apasionan por el misterio de la vida. Allí nos muestra que, en la escala de la evolución, el bebino1 recorre el equivalente a un millar de años desde el momento de su fecundación hasta su nacimiento. Confirma que es posible entrar en comunicación profunda con el bebé en el vientre materno. Interroga a las grandes tradiciones espirituales, ya que traer un ser al mundo, como toda creación, consiste en dejarse atravesar por una energía que está más allá de nosotros. Quizás, la supervivencia siga siendo tan preciosa y preciada para las sociedades que eso hable de por qué hay tanto énfasis puesto en los deberes y en los controles, y tanto miedo rodeando esa etapa. Miedo que se contagia a los padres, sobre todo a los primerizos. ¿Recordaremos, sin darnos cuenta en la conciencia, nuestras memorias de bebé?, ¿de esa época de enorme sensibilidad mientras nos


Editorial

creen «no pensantes» porque no hablamos? Época en la que dependemos del cuidado de otros y de la calidad de su empatía para que la vida sea algo más que sobrevivir. Puede haber mucho sufrimiento insospechado en el hecho de no escuchar a los bebés.

se animan a contar y otras padecen en silencio. Cada una entiende el malestar a su manera: algunas huyen de él, otras lo llevan con estoicismo. ¿Saben que entre sus brazos acunan también el delicado balanceo entre frustraciones y satisfacciones?

Si las recibimos, las heridas nos permiten curarnos, porque solo se puede curar lo que se puede sentir y aquello a lo que se le puede dar sentido. En los estudios sobre el estrés y el dolor, se dice que el «otorgamiento de sentido» es una de las causas que permite disminuir el sentimiento de dolor.

Podemos construir puentes por los cuales ir y volver, para nombrar y renombrar de manera distinta según vamos madurando, sabiendo, aprendiendo.

No valen morales con los bebés. «No hay dogma más que subrayar la necesidad de cada niño de ser segurizado afectivamente», dice Catherine Dolto. ¿Qué nos ayuda para que se desarrolle así la empatía o la simpatía hacia lo nuevo? En el número anterior, dijimos que madre no hay una sola, alentando a cada mujer a crear la madre en ella para sí misma, a trabajar la relación del femenino con el maternal, a pasarse por ese tamiz que le permitirá recuperar cualidades muy valiosas para su construcción personal y para ser la madre de sus hijos.

¿Podemos recuperar la confianza para no ser temerarias y, sin embargo, decir lo que hay que decir? Este movimiento saca del peligro de la inmovilización, del «uno solo», del secreto que alimenta violencias varias, de las idealizaciones que no son faros para crecer y ver de lejos, y, también, de las sombras amenazantes. Las conversaciones sobre ser bebé, parir, nacer, ser madre o padre se escuchan más en la cultura y se dicen desde la autoridad de ser persona. Algunas desde el amor; otras, desde el dolor. Nos damos una vuelta por los orígenes y volvemos renovadas de información sensible sobre la vida.

Jaqui Zieler

Con esa intención, creamos también la colección Creavida Mujer deseando que sientan una fuerza renovada, un impulso, un deseo, la osadía de crear formas propias nacidas de su compromiso con la vida. Solo escuchando lo que sucede en los partos vemos cuántas mujeres se sienten estafadas, defraudadas, impotentizadas o, al revés, salvadas, porque secretamente no se creían capaces de hacerlo por sí mismas. ¿Y después del parto qué? Una gran brecha separa el «todo bien» social del «todo mal» que algunas mujeres madres

1. Bebino: acrónimo formado por las palabras «bebé» e «intrauterino».

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staff

Dirección Editorial Jaqui Zieler Equipo Editorial María Josefina Bulló Magui Cadot Corrección Karina Gawromski Traducción Jaqui Zieler Florence Jacquey Coordinación de Publicidad Nicole Berstein Florence Jacquey

/fundacion.creavida Impreso en Fénix Cóndor 1775 Ciudad Autónoma de Buenos Aires La reproducción de este material por cualquier medio es posible con autorización de Editorial Creavida. Los artículos publicados son seleccionados por esta editorial.

Diseño y Diagramación Lorena Taibo www.duplacomunidad.com.ar Fotos e Ilustraciones Jackie Dives Elizabeth Murillo Banco de imágenes Editorial Creavida

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ISSN 1851-4901 Editor responsable: Editorial Creavida Superí 1411 (C1426BAG) Belgrano R Ciudad Autónoma de Buenos Aires Argentina http://www.fundacioncreavida.org.ar contacto@fundacioncreavida.org.ar


año 10 | número 20 | 2013

sumario

sumario 3

Editorial

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Eventos

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Creavida Mujer: Los grupos

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Mujer, vientre del Ser

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¿Tiene cielo donde voy?

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Un café con Catherine Dolto

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Una colaboración cósmica

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Oxitocina

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Humanización del Nacimiento

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Alimentación en el embarazo

33

El lugar del amor en la Obstetricia

36

La generosidad de las generaciones

38

Díganselo a las mujeres embarazadas

40

Niños del futuro

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Escribir en el corazón del jardín de las madres despiertas

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Incorporarte

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Eventos NÉIXER Una mirada bella y reflexiva sobre el parto El documental enlaza experiencia y ciencia, aportaciones lúcidas y testimonios conmovedores, historias vivas y descubrimientos científicos.

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Eventos DĂ­a de Estudio en el Complejo Hospitalario Metropolitano 26 Julio 2013. PanamĂĄ.

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Presentación de la película

O renascimento do parto La película “El Renacimiento del Parto” invita a una reflexión crítica y profunda sobre la situación del parto, desde Brasil para el resto del mundo. A través de los relatos de algunos de los principales expertos en el campo y los últimos descubrimientos científicos, en la película habla acerca del nuevo paradigma del siglo XXI y se pregunta sobre el futuro de una civilización que nació sin las llamadas “hormonas del amor”. La película ha sido seleccionada para el 6º Festival de Cine Brasileño de Los Ángeles, el IV Festival Brasileño de China de 2013, el VI Festival Internacional de Cine Latinoamericano y Caribeño Margarita en Venezuela y para el 30º Festival de Cine de Bogotá, en Colombia. Con la participación especial de Michel Odent , la antropóloga estadounidense Robbie DavisFloyd, la partera mexicana Naoli Vinaver, actor y director de cine Márcio Garcia y su esposa nutricionista Andrea Santa Rosa. Se ha seleccionado un elenco profesional destacado en la temática del Nacimiento conformado también por Heloísa Lessa, Ricardo Chaves, Laura Uplinger, Fernanda Macêdo, Ana Cristina Duarte, Melania Amorim, Ricardo Jones, Daphne Rattner, Esther Vilela y Érica de Paula. Sus bellas imágenes y la música elegida, acompañan las palabras sentidas de los especialistas. Una película de Erica Paula y Eduardo Chauvet. Dirección, producción ejecutiva y montaje: Eduardo Chauvet. Investigación, guión y producción: Érica de Paula. Dirección de fotografía, medios digitales y sonido directo: Rafael Morbeck. 11


Los grupos

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ace quince años, cuando comenzamos la Fundación, recibimos, casi en el mismo gesto, la obra de Clarissa Pinkola Estés, Mujeres que corren con los lobos.

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¿Quince años estudiando el mismo libro? ¡Sí! No somos las mismas cada vez que volvemos a encontrarnos con un capítulo. Es un libro que habla y se activa según la experiencia que se está teniendo en la vida.

Entendimos que para propiciar un cambio de paradigma como el que la Humanización del Nacimiento traía con él, teníamos que trabajar sobre nosotras mismas.

¡Hicimos tantas cosas, además, durante estos quince años! Si contamos poco, es porque sabemos que ese centro que se activa en el encuentro (y todos los que «se encuentran» en círculos, como les gusta decir a algunas mujeres, saben a qué me refiero) cobra sentido solo desde adentro. Es un centro invisible dentro del proceso creativo, «hablante», que no existe fuera de él o, en todo caso, se distorsiona como puede sucederle a lo íntimo cuando se vuelve éxtimo. Es una contradicción que se transforma en paradoja, trabajo mediante.

La propia autora nos regaló, cinco años después, otro texto. Esta vez sobre la iniciación masculina, para acompañar a los hombres es su búsqueda de transformación. Una de las primeras acciones fue, entonces, proponernos un trabajo de desarrollo personal de la mano del libro y de una dinámica que creamos para abordarlo. La misma que conservamos hoy, enriquecida y multiplicada en casi veinte grupos de mujeres activos aquí y del otro lado del océano. Esa dinámica integra el movimiento, la meditación, la creatividad, las artes, la naturaleza y la convivencia de una manera que siempre es nueva y que está al servicio del desarrollo de nuestra vida del alma. Los grupos crecieron como un movimiento paralelo que dio sostén a la causa del nacimiento que llevó adelante la Fundación Creavida.

Todo lo fuimos aprendiendo mientras lo vivíamos. Hoy hacemos teoría de la práctica. Podemos hacerlo porque hemos caminado. Seguimos sintiendo que es un compromiso elegido, que el trabajo con el femenino es transgeneracional. Aunque lo llamemos «personal», cada acción es integradora adentro, afuera y en todas las direcciones del linaje. Por eso, no puede hacerse rápido, ni convertirse en un producto, ni tocarse desde afuera (aunque se vea y se sienta 13


cuando el alma resplandece). Recuperar la naturaleza instintiva es restaurar el alma. Las palabras de este libro, que tal como cuenta su autora fueron escritas con su sangre, sus huesos, su carne, despiertan saberes que llevamos en nuestro interior esperando ser escuchados. Es un placer sentirlos desperezarse, activarse y ser llamados a correr. Es la vida hecha a mano, la vida personal, la que se recupera de ese «borroso torbellino de velocidad» en el que nos convertimos las mujeres modernas, la existencia vital que más apreciamos. «La pérdida del alma es un peligro cotidiano para las mujeres de la cultura moderna», dice allí. El libro aporta mapas a través de los cuentos que ponen en marcha la vida interior; abren los ojos, enseñan a mirar por debajo y detrás de lo aparente. Ayuda a nombrar lo mal nombrado, o lo que está muy lejos o nos han enseñado a temer. Además, trae constante aliento para realizar las delicadas tareas de recuperación y curación de lo dañado. Tiene llaves para el conocimiento que nos permite vivir con libertad, llevándonos de la mano por el bosque interior orientándonos en la oscuridad. Nos sacude para que despertemos. Nos inspira con su poesía. Nos da coraje cuando nos cansamos. Nos permite hacer distinciones donde las cosas se mezclan. Nos cuenta las vicisitudes del linaje femenino, de las que vinieron antes. Nos 14

invita a tomar nuestro lugar. Nos enseña a alimentar, a limpiar, a desechar, a perdonar, a curar, a defender, a recuperar los ritos, a reconocer trampas y peligros adentro y afuera, y a aprender de los ciclos que tienen los procesos. En especial, el ciclo de retorno a nosotras mismas. En estos años, nos hemos acompañado a parir los hijos, despedir a los padres, casarnos, separarnos, crecer, estudiar, investigar, desarrollarnos..., vivir. A partir de todo esto, se genera, entre las personas que llevan adelante todo eso juntas, una hermandad fortalecedora. Es el encuentro con la manada, la recuperación de la ayuda femenina en la vida. La ternura ha llamado a desplegar lo más creativo que llevamos dentro. Aprendimos que una psicología que no consiga dirigirse a este ser espiritual innato que habita en el centro de la psicología femenina no les sirve para nada a las mujeres y no les servirá tampoco a sus hijas ni a las hijas de sus hijas a lo largo de muchas generaciones por línea materna. ¡Qué poco esfuerzo se ha dedicado a describir las vidas y los hábitos psicológicos de las mujeres inteligentes, talentosas y creativas!, se sorprende la autora. Con los años, llegaron otros libros de Clarissa Pinkola Estés. Algunas de nosotras participaron en un taller de formación que ella ofreció sobre los sueños y los arquetipos. También recibimos otras autoras que profundizan sobre el femenino de un modo comprometido y espe-


ranzador. Muchas de nosotras llevamos las semillas de este abordaje a las tareas en el mundo de la salud, la educación y el arte. Nos dimos cuenta de que «hacemos libro»... con el libro. ¡Está dicho de tantas formas allí! «Si te esfuerzas por hacer algo que merezca la pena, es importante que te rodees de personas que apoyen inequívocamente tu labor. Las colectividades con las que nos relacionemos deberán ser las que ofrezcan el máximo apoyo a nuestra alma y a nuestra vida creativa. Cuando una mujer intenta formar parte de una organización o una familia que desdeña examinarla por dentro para ver de qué está hecha, que no se esfuerza en absoluto en plantearle retos o animarla en toda la medida de sus posibilidades, su capacidad de prosperar y crear disminuye… Cualquier grupo o sociedad, institución u organización que anime a la mujer a denostar lo excéntrico, a recelar de lo nuevo e insólito, a evitar lo ardiente, lo vital, lo innovador, a despersonalizar lo personal, está pidiendo una cultura de mujeres muertas». Por eso, el año pasado abrimos la colección Creavida Mujer, dando cuenta y nombre a nuestro trabajo en el tiempo.

Como les contamos en el editorial del número anterior de esta revista, nos definimos en relación con el trabajo con las mujeres y los hombres como base, y con la ecología perinatal, en busca del desarrollo humano desde el inicio de la vida. ¿Qué quiere decir esto? Para empezar, quiere decir que ser humano no es una obviedad; que las preguntas sobre las chances que tiene nuestra inteligencia sensible de desarrollarse siguen siendo tan actuales hoy como lo fueron siempre, y quizás más por los avances que la ciencia y la clínica aportan tanto sobre el sufrimiento humano como sobre sus capacidades, habilidades, valores y sensibilidad. ¿Qué ayuda a la vida en nosotros, a desarrollarse como un ser humano? Los bebés tienen mucho para enseñarnos sobre el cuidado de esas cualidades esenciales con las que llegamos al mundo y sobre aquello que les permite crecer en su propio sentido. Si recorren las diecinueve revistas anteriores, publicadas en estos años, verán, en todas ellas, la huella de esta tarea con el femenino y el masculino. Esperamos que este nuevo espacio nos dé a todos la posibilidad de desplegar aún más, es decir, de seguir creciendo.

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Ilustración: Humandala | Elizabeth Murillo | www.murillo.com.ar

Mujer

vientre del Ser

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o hay camino de ingreso al mundo que no pase por el cuerpo de la mujer. La mujer es el portal del universo. Ella es también el vientre del Ser. Cada persona en el mundo empezó la vida como un trazo minúsculo en las profundidades de la madre, cuyo vientre es el espacio donde este trazo se expande y se abre para asumir forma humana. En términos de futura identidad y destino de persona caminando por el mundo, este es el tiempo de máxima formación e influencia. En el encuentro humano, no hay mayor proximidad posible: nunca dos seres lograrán estar más cerca

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uno del otro, como cuando uno se está formando en las honduras del otro. Naturalmente, la relación es muy desequilibrada: uno es persona completa, el otro es persona minúscula, apenas empezando la jornada rumbo a su identidad, absorbiendo vida de la madre. Sin embargo, en la noche del cuerpo materno, cada uno está entregado al otro de manera irremediable. Ningún hombre llega más cerca de una mujer. Ninguna mujer llega tan cerca de una mujer. Ese intrincado nutrir y florecer de identidad ocurre oculto de la luz, en el subconsciente físico de su cuerpo. La madre no ve nada. La jornada

transcurre enteramente a oscuras. Es la jornada humana más larga de lo invisible a lo visible. Desde cada vía interna, el laberinto de su cuerpo aporta un flujo de vida para formar y liberar a ese peregrino interno. Imagina los increíbles eventos que van ocurriendo para formar el embrión: cómo cada partícula de crecimiento equivale a la formación de un mundo de fragmentos.

Beauty John O’Donohue De la web de Laura Uplinger: www.wondersofthewomb.com


¿Tiene cielo donde voy?

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as palabras del filósofo irlandés, que Laura me hizo conocer, dan sentido al homenaje que este libro le hace a mi madre. A mamá, como a mí, le gustaba rodearse de palabras con sentido, esas que dicen, que dan honor a la más alta función del lenguaje. No solo era librera, también fue una ávida lectora y una artista fecunda. ¿Tiene cielo donde voy? es un viaje por su vida, desde su intenso nacimiento hasta su partida. Escribí allí palabras de Catherine Dolto —«El acto de morir remite al acto de nacer, al misterio del destino»— en el prólogo de un libro sobre el amor último, donde habla de la muerte como «desnacer». Y digo también: «Cuánto de muerte hubo en su nacimiento y cuánto de nacimiento tuvo su muerte». Por eso está aquí, como parte de la generosidad de las generaciones y de la fuerza del linaje que cada nuevo ser que nace enciende y activa. «Donde mejor canta un pájaro —dice Jodorowsky— es en su árbol». Este relato es una parte del mío: Rigoberta Menchú cuenta de su madre algo que hubiera podido ser dicho también para la mía: Los ancianos, admirados de su valor, dijeron: «Es una buena señal. Será una mujer valiente que pasará muchas pruebas. Deberá pagar tributos a sus nawales, y sus nawales le darán energías, la dotarán de sabidurías y protegerán su memoria para siempre; sus hijas, sus hijos y sus nietos serán valientes». Con el tiempo, se vería que tenían razón. Jaqui Zieler

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Lanzamiento colecci贸n Creavida Mujer

Un caf茅 con

Catherine Dolto

Conversaciones sobre la vida, el arte, la salud y la educaci贸n


Entre nosotros, los humanos, las palabras son como ángeles guardianes que protegen y organizan el sentido.

E

n su primer libro (Haptonomía pre- y postnatal, por una ética de la seguridad afectiva, Ed. Creavida, 2005), Catherine Dolto cuenta su particular trayectoria como médica y psicoterapeuta formada en Haptonomía Perinatal, que le ha permitido tener la suerte de observar el desarrollo de la vida humana, incluyendo la gestación y la primera infancia en situaciones normales y patológicas de pacientes de todas las edades. Ese paseo incesante de un extremo de la vida al otro es el que le permite hablar como lo hace. Seguramente también por su larga convivencia personal y profesional con su madre, Françoise Dolto, para quien todo ser humano es sujeto de su historia desde su concepción, lo que implica que se lo trate como sujeto deseante y hablante cualquiera sea su edad.

La Haptonomía, creada y desarrollada por Frans Veldman, es un acercamiento global y afectivo de la persona; no es una terapia corporal, aunque implique un contacto psicotáctil. Esta ciencia de la vida afectiva les otorga una gran importancia a los engramas profundos y a las marcas más ligeras que cada experiencia vivida deja en nosotros. Nuestras experiencias nos constituyen, y el contexto afectivo en el que ellas suceden es de una importancia extrema. Todo debe ser comprendido en el contexto psicoafectivo en el cual tiene lugar. Su trabajo está profundamente basado en la seguridad y la confirmación afectiva, y en la búsqueda de restablecimiento o de restitución del sentimiento de seguridad de base. El nacimiento nos inscribe y nos marca. Desde hace siglos, los mitos, los rituales, las costumbres y los cuentos evocan los signos del nacimiento y su importancia. Esa necesidad de otorgarle énfasis simbólico al acontecimiento llama nuestra atención de un modo u otro hacia lo que allí se juega. El progreso y la ciencia barrieron todo eso en las sociedades occidentales, pero no pudieron borrar la importancia de ese acontecimiento fundante en la vida de cada uno, vivido con intensidad por todos sus

protagonistas. Nos compete ahora, a la luz de los nuevos conocimientos, devolverle un lugar esencial a esta entrada en la vida aérea. Cuando un niño atraviesa una prueba, necesita que se le hable de ella, que se lo aliente y, sobre todo, que se le permita vivirla con la mayor seguridad y confianza posible. Desde este punto de vista, la Haptonomía tiene mucho para aportar. Por el simple hecho de estar informado sobre lo que le pasa, cuenta con un elemento esencial de seguridad. Su historia le pertenece y tiene el derecho de ser el primer depositario. No contarle su nacimiento a un niño es privarlo de algo que le pertenece, pero que puede atormentarlo como un enigma misterioso. ¿Los bebés comprenden el lenguaje hablado? ¡Sí! ¿Cómo? Hablarle a un bebé es dirigirse al sujeto que él representa; el sujeto no tiene edad. La única respuesta a la vez respetuosa y razonable ante estos seres destinados a hablar es decirles la verdad de lo que viven y tratar de suavizar sus desafíos. Al tener en cuenta sus miedos, se reduce su inseguridad. En este segundo libro, Catherine Dolto profundiza en la Haptonomía; encontramos su discurso de cierre del último Congreso Internacional sobre Haptonomía en París, en 2010, donde habló sobre las penas en los tejidos y sus brutales despertares. También reflexiona en sus conversaciones sobre la escolarización temprana y se pregunta cuándo se considera que un niño comienza. Un capítulo desarrolla el actual tema del alquiler de vientres, y otro nos habla sobre el acompañamiento de enfermos terminales, ya que la Haptonomía, como ciencia de la vida afectiva, se aplica desde la concepción hasta la muerte. Entrañables resultan los textos en los que hace un homenaje a los clowns que trabajan en los hospitales y el que escribe sobre su padre. ¡Que lo disfruten! 19


Laura Uplinger en la Argentina

Una Colaboración

Cósmica

A

mediados de los setenta, nació un nuevo campo: la Psicología pre- y perinatal. En las últimas tres décadas, nuevos hallazgos sobre concepción, embarazo, nacimiento y los primeros meses de vida han causado la caída de viejos supuestos como hojas de árboles en un otoño canadiense. Incluso en el momento de la historia en que la ciencia estaba llevando a seres humanos a la luna, todavía creíamos erróneamente que la placenta podía proteger al bebino (nueva denominación de feto) de prácticamente todo lo que le pasara a la madre. Asimismo, un recién nacido era considerado una tabla rasa. 20

Pero la ciencia está revisando este capítulo crucial de nuestros más tempranos comienzos y haciendo descubrimientos que tienen poderosas implicaciones para el tipo de adultos en que nos convertimos. Descubrimientos recientes en Bioquímica y Biología celular han añadido a estas revelaciones científicas sobre la vida antes del nacimiento. Por ejemplo, las hormonas producidas por estrés psicológico que sufren las madres embarazadas influyen en la organización vascular de la placenta. Estas son noticias altamente motivadoras y sobrecogedoras. En 2001, el neonatólgo Jean Pierre Relier, editor del prestigioso Journal of the Neo-

nate, escribió sobre la importancia de la estabilidad emocional de cada uno de los padres a la hora de la concepción para el desarrollo saludable del embrión y la placenta. Una placenta saludable, a su vez, previene retardo de crecimiento intrauterino, prematurez, hipertensión arterial materna, toxemia y aborto. Gracias a libros pioneros tales como La vida secreta de los bebés por nacer, de Thomas Verny, y La mente de los recién nacidos, de David Chamberlain, nos hemos vuelto más atentos a lo que ocurre en lo psicológico antes del nacimiento. En la última década, el profesor Bruce Lipton, un biólogo celular, ha estado descifrando para


el público común los recientes y exquisitos descubrimientos científicos acerca de nuestros trillones de células. Las elucidaciones de Lipton son especialmente reveladoras, sobre cómo nuestras células son capaces de activar o no, según el caso, funciones particulares y genes específicos. Escuchamos de la escuela médica de Harvard: “Lo que te ocurre en el útero antes de nacer es tan importante para quien eres, como lo son tus genes”. Gracias a los datos epigenéticos recientes, incluso es posible inferir que la salud de una persona de 50 años puede depender más del modo en que se haya formado en el útero que de sus hábitos de alimentación y ejercicios. Desafortunadamente, esta comprensión no ha llegado aún al público general. De hecho, en el amanecer del segundo milenio muy poca gente está familiarizada con el poder de la vida prenatal. Yo escuché sobre esto por primera vez durante las lecturas del maestro espiritual búlgaro Omraam Mikhaël Aïvanhov. Nada por el estilo había sido mencionado en mis clases de Psicología en la universidad. Pero tradiciones sacras han enfatizado la importancia crucial de la concepción, embarazo, nacimiento y amamantamiento por siglos. Incluso la literatura védica, una de las más antiguas escrituras conocidas, hace referencia a la importancia de la calidad de la concepción. Pocos momentos importantes son más generadores o más presagiadores de libertad que la concepción consciente de un niño. ¡Qué libertad trascendental para decir “SÍ” a la colaboración cósmica y dar la bienvenida al trabajo de la vida en el propio cuerpo! Los alquimistas perciben el esperma como una luz en estado líquido, oro siendo luz hecha metal. Qué hermosa imagen tomar esta milagrosa emergencia de un humano a partir de la unión de un óvulo y un espermatozoide. Durante los meses que condujeron a la concepción de mi niña, yo era consciente de que mi cuerpo iba a transformarse en receptor de un nuevo

cuerpo humano. Mi marido y yo hicimos un llamado al universo –como enviando un anuncio postal o por una página web galáctica– diciendo quiénes éramos y qué podíamos ofrecer a un alma que quisiera unirse a nosotros. Continuamos nuestras actividades diarias en un estado de expectativa solemne y anhelo profundo acerca de que un alma iba a ser enviada hacia nosotros. En una clara mañana de mayo cuando el aire estaba lleno de fragancias de capullos primaverales, dimos la bienvenida al alma de nuestra niña al concebirla. “Querida”, le dije interiormente, “si esta mañana estamos concibiendo tu cuerpo físico, te deseo una vida vasta y luminosa”. La formación de un bebé en el útero es análoga al modo en que una fruta crece en el árbol. Tal como todo ocurre dentro y alrededor del árbol, cada detalle de la vida en una madre expectante importa. Y para el espíritu, la materia es importante. Un médico del siglo XVI, Paracelso, escribió: “La mujer es artista de la imaginación, y el bebé en su útero es el lienzo en el que ella plasma sus pinturas.” La familia de palabras “imagen”, “imaginación”, “mago”, “matriz”, “materia”, “mamá”, todas contienen la raíz “ma”, que significa “madre” en sánscrito. El formidable período de nuestra formación prenatal sienta las bases para el modo en que nos relacionamos con la vida. De las enseñanzas de Rudolph Steiner a principios del siglo XX, aprendemos que “durante el embarazo, la alegría y el

Laura Uplinger Es una defensora internacional de relaciones y embarazo conscientes. Escribió el guión para el video premiado en 1989 Un regalo para los niños no-nacidos, que combina imágenes de la naturaleza con el testimonio de expertos en revelar la espiritualidad inherente al embarazo y nacimiento. Presidió el Congreso Internacional de la Asociación de Psicología y Salud Pre- y Perinatal en 2007 (www.birthpsycology.com). A los 22 años de edad, Laura Uplinger embarcó en un viaje de conciencia con el maestro espiritual búlgaro Omraam Mikhaël Aïvanhov, donde adquirió sus notables nociones del poder espiritual de la sexualidad.

Pocos momentos son más poderosos o anunciadores de libertad como la concepción consciente de un niño. 21


Laura Uplinger en la Argentina

El poder de crear es uno de los más divinos atributos que posee el ser humano. En el ejercicio de este poder, él representa microcósmicamente el drama macrocóscmico mayor de la creación. La fusión de los organismos masculino y femenino es una representación sacramental del gran drama de la creación del universo. Si se realiza con el motivo del amor puro y mutuo, ambas mitades de Dios representadas en hombre y mujer se unen. —Geoffrey Hodson, 1929, de “The miracle of birth” (El milagro del nacimiento).

placer de la madre son las fuerzas que proveen a su bebé de órganos perfectos”. En el 2004, el renombrado obstetra Michel Odent demostró la misma noción, en una clase de Embriología. Mientras escribo estas líneas tengo frente a mí una hermosa pintura que representa un feto humano en el interior del caparazón de un caracol marino. Encima, en letras plateadas, leo la siguiente invitación: “Maternando a tu hijo antes del nacimiento-explorando el vínculo”. Nuestra relación con nuestros hijos comienza cuando empezamos a desearlos, cuando soñamos con traer un nuevo ser al mundo. De hecho, la maternidad y paternidad prenatal establecen el modo en que seremos mamá o papá, y ese modo será escuchado a lo largo de la vida por ese niño. Recientemente, me conmovió leer lo que un profesor de simbología religiosa de Harvard dijo a los jóvenes hombres de su curso: “La próxima vez que ustedes se encuentren con una mujer, miren en su corazón y vean si pueden considerar el acto sexual como un acto místico espiritual. Tomen el desafío de encontrar esa chispa divina que el hombre solo puede alcanzar a través de la unión con la sagrada femineidad”. Verdad, el Profesor Langdon es solo un per22

sonaje ficticio de El Código Da Vinci, de Dan Brown, pero mi corazón se alegra de ver esta importante perspectiva tan elocuentemente dicha en un libro de venta masiva. En algún lugar de las últimas páginas de su libro Cómo los irlandeses salvaron a la civilización, Tomas Cahill se pregunta quién está haciendo germinar el futuro de la civilización. ¿Qué forma tendrá la civilización humana, me pregunto, si los padres toman renovada consciencia de la concepción y el inicio de la vida de un niño? La psiquiatra y analista jungiana brasileña Eleanor Madruga Luzes, sugiere que nuestro tiempo exige un cambio antropológico hacia el Homo sapiens frater; individuos altruistas, personas que fomentan y nutren las relaciones fraternas en la Tierra. Luzes cree que es imperativo que las escuelas primarias y secundarias de todo el mundo enseñen a los jóvenes cómo concebir y criar un niño que crecerá para ser sabio y creativo, consciente de su parenteso con todo lo vivo. Iniciativas como la emprendida por la educadora inglesa Tamara Donn reúne a mujeres embarazadas en una hermosa experiencia colectiva. En el Birth Art Café (Café de arte natal), especialmente diseñado por

ella, las mujeres se encuentran todas las semanas a pintar, esculpir, leer y comer medialunas y masitas de avena mientras toman un té de hierbas y conversan. Música relajante apoya y promueve la sinergia emitida por un grupo de vientres rebosantes de vida. Asimismo, el arquitecto francés Olivier de Rohozinski creó bellos diseños en planos para parques de ciudades en los que mujeres embarazadas puedan pasear entre árboles, flores y fuentes. Estos parques especiales incluyen una cabaña para madres que desean reunirse y cantar, tejer, esculpir y dibujar, formando su propia pequeña villa y agrupación artesanal. Imaginen un mundo en que ciudades de todo el planeta implementaran tales planos. Aun las mejores medidas socioeconómicas y políticas no podrán ser implementadas exitosamente si continuamos procreando de modo inconsciente, ignorando los principios que actúan en la concepción y en el útero gestante. Durante el embarazo, una madre da de su propia sustancia para formar los órganos y la psiquis de su hijo. Este hijo un día va a caminar sobre la tierra expresando paz, sabiduría y generosidad –o indiferencia, ira y miedo. El poder para gestar una nueva civilización es el poder que la naturaleza le ha dado a la mujer embarazada. Las esperanzas de un futuro más luminoso dependen de una comprensión colectiva de esto y una aceptación colectiva de nuestra responsabilidad compartida. Entonces, todos nos convertimos en parte del intento. Padres, familias, comunidades y naciones enteras se unen para sostener e inspirar a cada una de las madres en la aventura monumental de formar en su útero un bebé, un futuro ciudadano del mundo.

Laura Uplinger Traducido por Adriana y Manuel Marcus


Oxitocina

Una aliada interior para la vida 23


Buscando la llave Muy tarde por la noche, Nasrudín se encuentra dando vueltas alrededor de una farola, mirando hacia abajo. Pasa por allí un vecino. - ¿Qué estás haciendo Nasrudín, has perdido alguna cosa?- le pregunta. - Sí, estoy buscando mi llave. El vecino se queda con él para ayudarlo a buscar. Después de un rato, pasa una vecina. -¿Qué estáis haciendo? - les pregunta. - Estamos buscando la llave de Nasrudín. Ella también quiere ayudarlos y se pone a buscar. Luego, otro vecino se une a ellos. Juntos buscan y buscan y buscan. Habiendo buscado durante un largo rato, acaban por cansarse. Un vecino pregunta: - Nasrudín, hemos buscado tu llave durante mucho tiempo, ¿estás seguro de haberla perdido en este lugar? - No, dice Nasrudín. - ¿Dónde la perdiste, pues? - Allí, en mi casa. - Entonces, ¿por qué la estamos buscando aquí? - Pues porque aquí hay más luz y mi casa está muy oscura.

Este cuento sufí fue significativo en mi vida y lo fue también para la Dra. Moberg porque en su libro, lo menciona y me provocó una preciosa sensación. Buscando la llave. Cada vez que me encuentro con alguna pareja en espera de su hijo, me escucho hablando de la oxitocina. Sabemos que es la hormona mayormente protagonista del parto y que tiene también un rol importante en la lactancia. En mi formación profesional, me enseñaron que esta hormona sinteti24

zada, es la indicada para conducir el parto. De Michel Odent aprendí a entenderla como la “hormona del amor”. En algunas notas de algunos diarios, esporádicamente aparecen publicaciones científicas explicando que es una hormona que también es liberada en los momentos de alegría, de placer, de encuentro y he leído también que cuando las amigas se juntas liberan oxitocina. Dice la Dra. Moberg que en los estudios de Fisiología (la rama de la Medicina que intenta describir cómo funcionan los animales vivos), se ha focalizado la atención durante muchos años en la fisiología del esfuerzo y del estrés, mediante la exploración de la denominada reacción de “lucha y huída”. En esta conocida respuesta, nosotros y los mamíferos resolvemos las situaciones de estrés con una reacción de ataque o de escape, liberando adrenalina y cortisol. Nos volvemos agresivos o temerosos, o ambas cosas a la vez. Nuestra presión arterial aumenta, y nuestro sistema digestivo queda paralizado. Somos capaces de reaccionar con mayor rapidez y nos volvemos menos sensibles al dolor. Toda la energía del cuerpo se centra en defendernos contra la amenaza (real o imaginaria) a la que estamos enfrentados. Nuestro sistema fisiológico aúna toda su inteligencia innata para hacer frente a los problemas de supervivencia. Nosotros, los humanos, somos capaces de movilizarnos cuando el peligro nos amenaza, también podemos disfrutar de las buenas cosas de la vida, de relajarnos, de establecer vínculos profundos con los demás, de curarnos. Hablando de opuestos, la autora de Oxitocina, la hormona de la calma, el amor y la sanación investiga la fisiología del sistema contrario, al que llama de “calma y contacto”.


Dicho patrón está relacionado con la confianza y la curiosidad y no con el miedo, con la amistad en lugar de la agresividad. El corazón y el sistema circulatorio se relajan y la actividad de los procesos digestivos se intensifica. Dice que en un ambiente de paz y de calma, bajamos nuestras defensas, las que tanto aprendimos a construir, y nos volvemos receptivos, abiertos, interesados en todo aquello que nos rodea. En lugar de la “poción energética”, nuestro cuerpo nos ofrece un néctar de bienestar y curación. Esta respuesta también es, a su vez, el efecto de hormonas y neurotransmisores, pero hasta ahora este potencial no ha sido debidamente reconocido y estudiado. El sistema de “calma y contacto” es, sin duda, tan importante para la supervivencia como el sistema de “defensa y esfuerzo”, y es igual de complejo. Numerosas conferencias científicas, dice, versan sobre el estrés y el dolor, pero muy pocas tratan de la fisiología de la calma, el descanso y el bienestar. Una de las razones por las que la investigación está tan fragmentada es el fuerte énfasis que en nuestra cultura se da a toda actividad dirigida a la consecución de un objetivo, enfocada hacia el éxito. Estamos acostumbrados a definir la actividad como algo dinámico, que se puede ver. Pero muchos de los procesos y efectos de los sistemas de “calma y contacto” no son visibles a simple vista. Su proceso es lento y gradual, y no son tan fáciles de definir como los espectaculares mecanismos que se producen en la defensa y el ataque. Del mismo modo que Nasrudín, en el cuento sufí, buscaba su llave donde había más luz y no allí donde la había perdido. Ella lo compara con los fisiólogos que han estudiado el llamativo sistema de “lucha o huida”, pero no han

sido capaces de percibir el más oculto y sutil sistema opuesto. Este sistema es el que se activa en reposo, en descanso y en la aparente quietud tiene lugar mucha actividad, pero no dirigida al movimiento y al esfuerzo. Este sistema lo que hace es ayudar al cuerpo a crecer y a sanar. Este conocimiento alimenta nuestra comprensión del funcionamiento físico y psicológico de la antítesis del sistema de lucha-huida. La oxitocina, al haberse descubierto en relación con el nacimiento y la lactancia, siempre se ha considerado una hormona femenina. Sospechó ella rápidamente que el papel debía ser mucho más importante que el que se le atribuía. Descubrió que un contacto afectuoso y regular libera fácilmente oxitocina en ambos sexos. El sistema de oxitocina no se limita al género femenino, sino que tiene una importancia crucial en ambos sexos. Los niveles de oxitocina dependen, naturalmente, de una pluralidad de factores en cada individuo, como, por ejemplo, la herencia, la calidad de vida y el entorno. Los resultados de los estudios revelaban que a mayor nivel de oxitocina en sangre -esta también actúa en el cerebro- más intensa era la sensación de calma, de ausencia de estrés y mejor era la relación de la madre con su bebé. La oxitocina se libera de dos maneras tanto como hormona y como neurotransmisor, a nivel cerebral como a nivel periférico a través de la sangre. Es necesario profundizar en la investigación sobre la oxitocina y sobre el mecanismo de calma y contacto, ese sistema tan ingenioso que tiene impacto fundamental en el crecimiento, la curación y nuestra afectividad. Quizás nos ayude a apreciar la necesidad de equilibrar la actividad y el reposo, el trabajo exteriorizado y la reflexión interiorizada, la apertura a los demás y la fijación de límites, en el camino hacia la búsqueda de una vida personal y socialmente plena.

Claudia Zamora Lic. en Enfermería y Doula Bibliografía Moberg, Oxitocina, la hormona de la calma, el amor y la sanación, Ed. Obelisco, 1a edición.

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Ricardo Jones en la Argentina

El equipo de Doulas Rosario invitó a la jornada de introducción a la Humanización del Nacimiento en Rosario al Dr. Ricardo Jones, médico obstetra brasileño, autor del libro Crónicas de un obstetra humanista (Editorial Creavida) y miembro de ReHuNa (Red para la humanización del parto y nacimiento, Brasil).

Humanización del Nacimiento

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¿Por qué hablar de Humanización del Nacimiento? Algunos profesionales de la salud se sienten incómodos con el término humanización del nacimiento, diciendo que tal propuesta lleva a considerar como inhumana la asistencia que se ofrece a las mujeres por el actual modelo de atención al parto. Parece como si recayera sobre los médicos, enfermeras y otros profesionales relacionados con el parto la acusación de estar ofreciendo un trabajo indigno, malo, grosero e inaceptable para los seres humanos. La crítica, sin embargo, no está dirigida a los cuidadores que asisten el nacimiento, sino al modelo biomédico y tecnocrático de atención, que despersonaliza y objetiviza a la embarazada, sin tener en cuenta las dimensiones humanas y subjetivas de este evento. Es necesario, por tanto, dejar en claro los términos para facilitar la comprensión. De esta manera podemos esclarecer los puntos fundamentales del proyecto global de humanización, sin caer en la tentación fácil de crear víctimas y victimarios, verdugos y mártires. Cuando hablo con mis colegas de Medicina sobre las tesis humanistas, a menudo me proponen preguntas como las siguientes: - ¿Por qué se habla de la humanización del nacimiento? ¿Acaso los partos que hacemos en los hospitales no son con seres humanos? ¿Acaso nuestra visión de la salud y la enfermedad se refiere a algún otro primate o a un reptil? ¿No es hora de que cambiemos esta expresión por alguna otra más sutil, menos agresiva, más amplia, más global y que tenga más que ver con su propuesta de suavizar la atención? Para este tipo de preguntas es importante que definamos con mayor precisión los términos utilizados, como bien dijo Voltaire, para evitar cualquier interpretación que escape a las intenciones iniciales. 27


Ricardo Jones en la Argentina

La humanización del nacimiento es una tarea de todos los que aprecian un mundo de fraternidad, de justicia y de amor al prójimo.

Mi respuesta a tal pregunta es deliberadamente didáctica. Cuando nos referimos a humanización del nacimiento, no nos referimos a las clasificaciones meramente biológicas que podemos hacer de la palabra humano. El término “humano” aquí no es usado en contraposición con las otras especies que habitan en el planeta. Nos referimos a un modelo filosófico de la comprensión de la realidad circundante. El humanismo es una filosofía moral que establece al ser humano como un elemento importante en la cultura. Es una perspectiva que se encuentra en una amplia gama de posturas éticas que atribuyen la mayor importancia a la dignidad, aspiraciones y capacidades humanas, particularmente a la racionalidad. Esta corriente de pensamiento vino a contrarrestar el teocentrismo de la Edad Media, que ignoraba la capacidad humana de adaptación y trascendencia y ponía en Dios las directrices y el destino de la humanidad. Entre los humanistas se incluye Erasmo de Rotterdam. Por lo tanto, la humanización del nacimiento nos remite a la doctrina o actitud que se sitúa definitivamente en una perspectiva antropocéntrica, en diversos ámbitos y niveles, asumiendo, con mayor o menor radicalismo, las consecuencias resultantes. El humanismo se manifiesta en los campos de la lógica y la ética. En este último se aplica a aquellas doctrinas que afirman que el hombre es el creador de los valores morales, que se definen a partir de demandas concretas, psicológicas, históricas, económicas y sociales que condicionan la vida humana. (Aurelio Buarque de Holanda)

Fotografías: Jackie Dives http://www.jackiedivesbirthdoula.com

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Los humanistas del Renacimiento se oponen al teocentrismo pesimista, que puso al hombre como un fracaso divino, el error irrecuperable de la creación, la copia imperfecta del Todopoderoso. Aquellos que se oponían a esta visión desesperanzada de la especie humana glorificaban al hombre, al verlo, al igual que el paganismo


greco-romano, como la imagen de Dios en potencia. Las imágenes del Renacimiento, del hombre redescubierto y exaltado, nos trajo una nueva esperanza de la renovación del espíritu humano, escapando así a la fría oscuridad y oscurantismo insípido. En Obstetricia, el humanismo propone un nuevo enfoque de la atención, poniendo a la mujer en el centro de toda la acción. De ella, y solo de ella, deben surgir las decisiones acerca de su parto, su vida y su destino. De ella deben emanar las voluntades y deseos. Vinculado con la religión cerrada y autoritaria de la Edad Media, la Medicina necesita redescubrir su lugar de apoyo a los pacientes, escapando de la sombra del autoritarismo hacia una nueva actitud de ayuda incondicional. El humanismo renacentista no se oponí a a la idea de la divinidad, y no estaba en contra de la religiosidad natural de las personas. Por el contrario, honraba al creador, mostrando y señalando las virtudes de su creación más compleja: el hombre. En la Medicina actual, el humanismo viene a realizar una tarea similar. No es su misión terminar con la tecnología, o incluso ser un obstáculo para el crecimiento de la investigación y las ideas, pero entiendo que toda ciencia debe orientarse hacia el hombre y su existencia, nunca dejar de lado las infinitas conexiones que nos unen con la naturaleza circundante. El humanismo en la Medicina es ecológico y fraterno, porque no cree en un ser humano aislado del resto de la creación, cree en el viejo adagio de que la Hermandad es el más elevado medio de relación entre las criaturas. El humanismo se impone cada vez que una historia de violencia ocurre ante nuestros ojos. Siempre que los valores económicos, corporativos, profesionales, ideológicos o religiosos tienen más peso en la decisión que las voluntades soberanas y sagradas de la mujer sobre su propio cuerpo, su necesidad se hace más evidente.

A pesar del uso confuso y, a veces, claramente erróneo de este término, todavía encuentro útil su uso. Es mi opinión que el movimiento de humanización del nacimiento se basa en un concepto trí pode, que se compone de los siguientes elementos: l

El protagonismo restituido a la mujer, sin lo cual estaremos apenas sofisticando la tutela impuesta milenariamente por el patriarcado.

l

Una visión interdisciplinaria e integradora del parto, eliminando de este el carácter de proceso biológico y elevándolo al nivel de evento humano, donde los aspectos emocionales, fisiológicos, sociales, culturales y espirituales son igualmente valorados y sus específicas necesidades atendidas.

l

Un apego visceral a la Medicina Basada en la Evidencia, dejando claro que el movimiento de humanización del nacimiento, que hoy en dí a se extiende por el mundo entero, opera bajo el imperio de la razón y no es movido por creencias religiosas, ideas místicas o suposiciones fantasiosas.

Estos son los elementos claves para entender las propuestas de humanización. Por lo tanto, creo que el término “parto

humanizado” se puede utilizar, a pesar de las confusiones. Sin embargo, si un día percibo que este término está gastado y ya no ayuda más en la comprensión de lo que queremos transmitir, aceptaré con gusto que sea cambiado por otro mejor. Hemos hablado de parto libre, parto en paz, parto digno, y muchos otros, pero ninguno todavía ha conseguido movilizar a la gente como este. Humanizar el nacimiento es restituir el protagonismo a la mujer, y el resto es sofisticar la tutela. Nuestra idea va más allá de suavizar la atención o sobresalir por el afecto y la gentileza. Sin el derecho de los pacientes de tomar decisiones y hacer elecciones, no estamos ofreciendo la dignidad que el nacimiento humano requiere. Manteniendo a las mujeres amordazadas no recuperaremos el verdadero valor que tiene el nacimiento. Si de verdad queremos cambiar a la humanidad, es importante cambiar la forma en que entramos en ella. Devolver el nacimiento a la mujer es una tarea de todos los que entendemos el parto como un acontecimiento humano, lleno de significados y valores. Por tanto, la humanización del nacimiento es una tarea de todos los que aprecian un mundo de fraternidad, de justicia y de amor al prójimo. 29


Alimentación en el

embarazo A

limentarse de forma sana y equilibrada es importante en todas las etapas de la vida y lo es especialmente en su inicio, cuando el organismo se construye y perfecciona sus funciones en el vientre materno.

La placenta, maravilloso órgano que nos cuida y defiende hasta el día del nacimiento, prevé que tengamos los materiales necesarios y la energía indispensable para crear nuestro cuerpo de seres humanos. Es la placenta la que regula la calidad y la cantidad de los nutrientes que el bebé necesita según la etapa de su desarrollo. Si es verdad que su función es absolutamente autónoma, no hay dudas de que elegir a conciencia alimentos sanos y verdaderamente nutritivos colabora para crear las bases para una vida saludable. Cuando la alimentación de la mujer es saludable, al quedarse embarazada no es necesario cambiarla, pero sí mejorarla, aportando los nutrientes que son esenciales para cubrir las necesidades nutritivas de ella y del bebé, así como preparar al organismo para el parto y la lactancia. Además agiliza la recuperación de la madre después del parto y evita algunas posibles complicaciones que pueden originarse por una dieta insuficiente o inadecuada. En este sentido, la calidad de lo que comemos es más importante que la cantidad. No debemos comer el doble, ya que a nivel energético solo necesitamos un aumento de calorías que van desde 150 Kcal en el primer trimestre a unas 350 Kcal diarias en los trimestres restantes. Tampoco debemos hacer dietas especiales o restrictivas, salvo que exista una contraindicación médica o nutricional. 30


Teniendo en cuenta que los requerimientos nutricionales aumentan y varian según el trimestre de gestación, para asegurar un buen aporte conviene hacer una dieta variada que incluya alimentos de todos los grupos, repartidos en tres comidas principales (desayuno, almuerzo y cena) y tres meriendas. La base de esta alimentación con hidratos de carbono, que aportan energía y glucosa, es mejor realizarla a base de cereales integrales y carbohidratos de absorción lenta para mantener la glucosa estable, tales como arroz, quínoa, maíz, trigo sarraceno, mijo, avena, cebada, amaranto, pan, batatas y tubérculos. Asimismo, se requiere un mayor aporte de proteínas, necesarias para la formación de los tejidos del bebé. Se necesitan unas tres raciones diarias de proteínas. Los alimentos más ricos son las carnes, pescados, huevos, legumbres, frutos secos, quesos, tofu y seitán. Este aumento es mejor hacerlo con proteínas de origen vegetal. Las grasas poliinsaturadas, sobre todo los w3 y en particular el DHA, son indispensables para la formación del cerebro, las membranas, la mielización de las neuronas y en la lactancia materna. Se encuentran en pescado azul, frutos secos, semillas y sus aceites (de primera presión en frío). Asimismo, las verduras y frutas son indispensables como fuente de minerales, vitaminas y fibra, y conviene comer cada día una o más verduras de hojas verdes, una o más verdura de color naranja o rojo y blanco. Las frutas es mejor comerlas fuera de las comidas principales. Es importante beber agua de calidad, unos dos litros diarios. Hay vitaminas y minerales imprescindibles de los que tenemos que procurar un buen aporte durante el embarazo: l Ácido fó lico: Es muy importante asegurar su aporte

durante las diez primeras semanas. Lo encontramos en verduras de hojas verdes (espinacas, acelgas, col. Se deben cocinar poco para no estropear la vitamina), legumbres, levadura de cerveza, cereales integrales, huevos, frutas secos y frutas como el plátano y la naranja. l Antioxidantes: Vitamina C: cítricos, coles de Bruselas,

escaramujo, bró coli, kiwi, caquis, fresas, pimiento verde. Betacarotenos: zanahorias, calabazas, batatas, pimientos. l Omega 3, en particular el DHA: Pescado azul, aceite de

pescado, de lino, semillas de lino, semillas de chía, de canamo. l Calcio: Verduras verdes ligeramente cocidas o crudas,

l Hierro: Carne de caballo, ternera y pavo, pescado espe-

cialmente el azul, huevos, fruta seca (especialmente los higos, las ciruelas y los damascos), verduras sobre todo berro, brócoli, col verde, puerro, borraja, escarola. Alga dulce, levadura de cerveza, semillas de calabaza, legumbres (sobre todo lentejas), los germinados. Para la mejor absorción del hierro, es importante: l Disminuir al máximo el consumo de café y té, durante,

antes o después de las comidas. l Alejar los suplementos de calcio de las comidas princi-

pales, ya que impiden la correcta absorción del hierro. l Tomar alimentos ricos en Vitamina C. l Añadir vinagre (mejor de manzana o de umheboshi:

ciruela hidratada) a las ensaladas. l Remojar, cocer, germinar y fermentar legumbres y cere-

ales aumenta el aprovechamiento que nuestro cuerpo hace del hierro.

semillas de sésamo, de girasol, frutos secos (especialmente almendras y nueces) algas, legumbres, sobre todo garbanzos, pescado (sardinas, salmón), queso.

l B12: Almejas, mariscos, levaduras de cerveza, arenque,

l Vitamina D: Se sintetiza a través de la piel, a partir de

Así como hay nutrientes imprescindibles, hay otros que debemos evitar en la medida de lo posible:

los rayos de sol o comiendo pescados azules, yema de huevo o queso. l Yodo: Algas, pescado y mariscos.

lácteos. Muy importante suplementar en las mujeres que siguen dieta vegetariana.

l Azúcar blanco, son calorías vacías que no benefician y

ademá s para metabolizarse van a robar nutrientes 31


Nutrición

sobre todo la vitamina B1, importante para el sistema nervioso. Mejor tomar azúcar integral, stevia, melaza de cereales, concentrado de manzana, miel. l Evitar los pescados más contaminados por metilmercu-

rio. Segun la OMS “la exposición intrauterina a metilmercurio por consumo materno de pescado o marisco puede dañar el cerebro y el sistema nervioso del bebé”. Los peces más contaminados son los grandes depredadores, como el tiburón, atún y pez espada. Es mejor consumir peces salvajes y pequeños, y pesca de proximidad. l Disminuir o evitar el consumo de cafeína, bebidas car-

bonatadas y estimulantes. Disminuyen la absorción de minerales, sobre todo calcio y zinc. l Reducir las grasas de origen animal (saturadas), las gra-

sas hidrogenadas (presentes en la margarina, bollería industrial) y los fritos, y aumentar los grasos esenciales (w3, 6,9). l Evitar los alimentos crudos, como huevos, pescado y

carne. Los quesos, madurados con hongos o de leche no pasteurizada tambié n, ya que pueden contener microorganismos y causar infecciones.

l Eliminar el alcohol: las mujeres que toman alcohol tie-

nen un índice más alto de abortos espontáneos, desprendimiento prematuro de placenta y suelen tener niños de más bajo peso. Para asegurarnos una alimentación variada, rica en los nutrientes que necesitamos y equilibrada, cuando vayamos a comprar hay que evitar, en lo posible, los alimentos con aditivos químicos (conservantes, colorantes, potenciadores del sabor, etc.), seleccionando para nuestra cesta los alimentos más naturales, frescos y ecológicos, que sean de la estación y de proximidad. Otro buen criterio a seguir es el de la propia mujer, que observando los cambios y escuchando los mensajes de su cuerpo puede saber lo que le es más conveniente comer en cada momento.

Gloria Bochaca Gea


El lugar del Amor en la Obstetricia


sho, gran experto del amor, dijo que hay dos maneras de vivir: una orientada hacia el miedo y otra, hacia el amor.

O

miedo me hubiesen enseñado la Medicina de la confianza, de la escucha profunda de los síntomas físicos y mentales, de la observación atenta y compasiva del paciente?

Como obstetra pronto descubrí que ante el nacimiento de un ser humano, el miedo ocupa tanto espacio que casi no deja margen al amor.

Aprendí que la enfermedad era el resultado de la imperfección del cuerpo humano.

Desafortunadamente, el amor no es materia de estudio en las universidades de Medicina. Cuando era niña, el amor y la caridad se enseñaban el domingo en la iglesia de mi pueblo, pero no se hablaba del cuerpo y la salud, pertenecían al dominio de la ciencia. El amor poco tenía que ver con la salud o la enfermedad, ni hablar de la sexualidad, tabú y siempre fuente de pecado.

Y entonces apareció el miedo. Miedo a una pelvis demasiado estrecha, a un bebé demasiado grande, a las aguas teñidas, al corazón fetal que late demasiado lento, a la sangre roja y abundante. Miedo de no llegar a tiempo, de no ver lo que está ante mis ojos por malinterpretar síntomas y signos clínicos, terror de no poder evitar una muerte.

A solas tuve que andar por caminos vírgenes, orientada por lecturas, conversaciones, viajes, encuentros. Mis ojos, mis oídos, mis dedos aprendieron a percibir sutiles informaciones. Experimenté lo mucho que cuesta estar abierta y sensible delante del paciente, única vía para establecer una relación terapéutica profunda y eficaz.

Yo la autoridad, yo la responsable, yo la que sabe.

Aprendí que desde el lugar del amor no hay enfermedades insidiosas, sino síntomas que el organismo expresa en búsqueda de su equilibrio hacia un renovado nivel de salud.

Miro en retrospectiva mi formación y me pregunto cuánto hubo en ella de amor y cuánto de miedo. Fotografías: Jackie Dives http://www.jackiedivesbirthdoula.com

Y ¿si no supiera todo lo que hay que saber? Y ¿si de repente viera que no soy nadie ante lo inmensamente inexplicable, como es el misterio del nacimiento de un ser humano? ¿Qué lugar me tocaría entonces habitar para acompañar con profesionalidad y eficacia a las mujeres que solicitan mi presencia? Hace tiempo que deseo no habitar solo el lugar inhóspito, oscuro, estrecho y frío del miedo y busco una nueva perspectiva que incluya el amor. Nadie me enseñó cómo hacerlo. Me tocó aprenderlo sola compartiendo tramos de camino con buscadores y buscadoras como yo. ¿Cómo habría sido si cuando tenía 20 años, en lugar de la Medicina del 34

Con los sentidos muy atentos y la cabeza centrada, observo lo que sucede, siento mi cuerpo y tomo decisiones, si es que las debo tomar. Si no, simplemente estoy. Desde esta perspectiva, recuperé la confianza en el cuerpo de la mujer, en el perfecto proceso del parto rodado durante miles de años en los cinco continentes, la confianza en el bebé que no es un ser frágil e indefenso como me dijeron, sino fuerte y resistente. Ahora sé que si estoy receptiva y calmada, mi interior se expande y crea un espacio nuevo para la escucha, la mirada, la ternura, el aliento, el sos-


tén y, al mismo tiempo, me da más lucidez y rapidez si es necesario actuar de forma urgente. No puedo olvidar que antes que médico soy mujer, con mi historia, mis fragilidades, mis fortalezas, mis deseos y mis frustraciones. La esencia de la mujer que soy se abre al encuentro con otra mujer y con el niño que se instaló en su vientre, pero que también es hijo del mundo y por eso, en parte mío, al que quiero proteger, cuidar, defender y dar la bienvenida. Mi responsabilidad como obstetra incluye saber que todo ser humano está condicionado por su concepción, que la forma de nacer marca su desarrollo y que si el niño experimenta el sentimiento de seguridad y de placer desde el primer momento, mucho trabajo estará hecho para que en la vida despliegue todas sus posibilidades. Desde el lugar del amor pueden suceder milagros. Todos los obstetras conservan el recuerdo de alguno. Hace unos días leí la historia de Kate Ogg, una mamá australiana, que dio a luz dos mellizos muy prematuros de 27 semanas. La primera en nacer fue una niña que en seguida respondió a los cuidados del neonatólogo. El segundo fue Jamie, un varón demasiado débil para reaccionar a los intentos de reanimación. Veinte minutos más tarde, el médico anunció: “Hemos perdido a Jamie”, pero la madre pidió que lo pusieran sobre su pecho. Durante cuatro horas le contó lo mucho que lo quería, le explicó lo bello que era vivir en el mundo, le puso gotitas de leche en la boca, lo acarició y lo besó en contacto piel con piel, hasta que el niño abrió los ojos… había decidido vivir. El amor hizo el milagro, y los médicos solo podían abrir la boca para decir: “¡No es posible! ¡No me lo puedo creer!”.

Esta historia puede no tener peso estadístico, pero no deja de tener un peso enorme para mí y para los que intentan como yo ir más allá del paradigma bio-médico-mecanicista. Agradezco a la vida por haberme llevado hasta ese lugar. Atender partos es mi mejor oportunidad de aprendizaje, es pura sabiduría, es trabajo duro de investigación sobre el ser humano. Del parto he aprendido nuestra naturaleza cíclica, la importancia de respetar los tiempos fisiológicos, de dejar que un ciclo acabe para que se inicie otro. He gozado de las gratas sorpresas que trae una actitud paciente, optimista, confiada.

Libros inspiradores l

George Vithouljkas, Las leyes y principios de la Homeopatía en su aplicación práctica, Paidós Ibérica, Barcelona, 1997.

l

Catherine Dolto, Haptonomía pre- y postnatal. Por una ética de la seguridad afectiva , Creavida, Buenos Aires, 2005.

l

Robbie Davis-Floyd y Gloria St. John, Del médico al sanador, Creavida, Buenos Aires, 2004.

Es más, el parto me está enseñando el amor verdadero: el que huele a sudor y líquido amniótico que, como las contracciones, está hecho de momentos altos y bajos, alternando dolor y placer; que necesita tiempo para desplegarse y dar lo mejor de sí; que parece estancarse, pero de repente arranca con más fuerza; que necesita ser cuidado, acariciado y sostenido. Este camino, que nunca acaba, lo comparto con otros compañeros que creen en una Medicina humanista y la practican cada día en sus consultas, en las salas de parto, en los hospitales, en las casas. Una Medicina que no es una religión, sino una práctica profesional eficaz y de alta calidad, donde progreso evolutivo no coincide con avance tecnológico. Una práctica fundada en la capacidad de autocuración del organismo y en su fisiología.

Arianna Bonato

El amor en la Medicina en general, y en la Obstetricia en particular, es, en definitiva, una herramienta de trabajo eficaz y potente a la que todos podemos acceder, simplemente por estar vivos y ser humanos. 35


Juntos Ma単ana

La generosidad de las generaciones 36


C

on este nombre, la Municipalidad de París organizó en febrero de 2013 una exposición junto a la asociación Ensemble Demain (juntos mañana) para difundir y exponer el trabajo llevado a cabo por esa asociación que trabaja desde el año1999 para acercar a las generaciones a través de varios proyectos y talleres pedagógicos en los cuales los niños y los jubilados trabajan juntos. ¿Cómo salir de la compartimentación de las generaciones que aísla a la gente grande y la hace muchas veces invisible en el día a día de los niños? ¿Cómo compartir actividades conjuntas en dos edades de la vida que todo separa en apariencia? En una sociedad marcada por el desmoronamiento de las familias (divorcios, abuelos que viven lejos…) y el aislamiento de la gente grande, es más que necesario establecer un nuevo lazo intergeneracional donde niños y ancianos se encuentran a menudo para compartir. Los beneficios son mutuos y varios: los niños pueden referirse a adultos que no sean sus padres o maestros y descubren otra manera de integrar conocimientos del currículo escolar, y los ancianos pueden transferir sus saberes y vivencias, y así sentirse útiles. Los intercambios son tiernos y respetuosos, y son claramente una experiencia positiva tanto para los niños como para los ancianos. Junto a la exposición, se presentó el libro Carnet de voyage intergénérationnel (Cuaderno de Viaje Intergeneracional), escrito por la fundadora de la asociación Ensemble Demain, Carole Gadet, junto a Diane Sorin (ilustraciones). Ante todo, es una verdadera lección de vida; el libro permite en segundo lugar relatar esa experiencia piloto. Este libro, verdadero cuaderno de viaje, invita a descubrir una aventura increíblemente viva: durante un año, niños y pensionistas de un hogar de ancianos se han encontrado cada

tres semanas. Han jugado, cantado, dibujado, pintado, cocinado y cuidado una huerta juntos. Han hecho gimnasia suave. Los ancianos han descubierto el hip-hop y la música tectónica, y los niños han aprendido a bailar el vals y a cocinar ricos guisos. Se han escrito cartas, han hablado de la resistencia durante la guerra, de los oficios del pasado, han festejado. Juntos. Llevados por un sorprendente impulso de afecto recíproco, han crecido juntos. Fruto de diez años de encuentros intergeneracionales organizados por la asociación Ensemble Demain, ese cuaderno de viaje ofrece un ángulo de visión diferente al impuesto por los criterios dominantes de nuestra sociedad. Suscita unas ganas contagiosas: dar la oportunidad a cada niño y a cada jubilado de vivir durante un largo plazo momentos conjuntos inolvidables para cada uno y que hacen amar de otra manera a la vida. La exposición fue patrocinada por el genetista y escritor francés Albert Jacquard (fallecido en septiembre de 2013) y se acercaba a la temática bajo el ángulo artístico y pedagógico. Así, varios artistas, pintores, arquitectos, fotógrafos presentaban su visión de los lazos que se pueden tejer entre los

niños y los mayores, mientras que otra sala presentaba los trabajos realizados por los niños y los pensionados: dibujos, pinturas, poemas, fotos… Encuentro entre generaciones. Encuentro entre seres. Para Jacquard, en esos encuentros “se borra la edad, y dos seres singulares pueden entonces tejer lazos, considerarse, aprender el uno del otro. No me resumo a mi edad. Hace poco vivencié un acontecimiento cruel, y volví a ser niño. Perdido, sin voz. De repente resurgió mi infancia. Los humanos hacen juntos la humanidad. Es nuestro trabajo crearla de manera que la humanidad siga haciendo de nosotros seres humanos”. El proyecto se presentó en 2011 delante de la UNESCO y hoy en día es seguido y adaptado en muchos países alrededor del mundo. Incita a cambiar la forma de concebir el tiempo y nos muestra que el encuentro entre las personas sobrepasa las barreras de las generaciones. Proyectos como este contribuyen a esta misión ensanchando el sentido de lo intergeneracional para invitar a cada uno a viajar de una generación a otra, para aprender a crecer juntos.

Florence Jacquey

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Libros

Díganselo a las mujeres embarazadas S

i después de treinta años de acompañar a mujeres embarazadas tuve el deseo de escribir este libro es porque ellas me han confiado muchas cosas fuertes, auténticas y sinceras sobre sí mismas, durante esta gran aventura de esperar un hijo y traerlo al mundo.

Es también por mi propia experiencia de madre de tres hijos, y del camino que recorrí de un nacimiento al otro. Los dos primeros me fueron «robados» en maternidades parisinas muy clásicas, con la mejor de las buenas voluntades de la época. Con el tercer nacimiento, al lado de Frédérick Leboyer, recibí la dimensión iniciática de ese pasaje. Fue una profunda revelación, fuente de toda la energía que consagré luego a acompañar a mujeres embarazadas. Agregaría que tuve la suerte de trabajar, como profesora de yoga especializada, en contextos muy diferentes que van de las clásicas maternidades medicalizadas a otras más alternativas, sin olvidar los partos en casa que en Francia siguen siendo parte de una minoría muy comprometida. 38

Comprobé que, en algunos decenios, el nivel de inquietud de las mujeres que esperan un hijo había aumentado mucho, y eso me ha entristecido. En Francia, el contexto del nacimiento, para la mayoría de ellas, está actualmente muy medicalizado, con la porción innegable de progreso que eso implica para la prevención y la atención del embarazo. En un primer parto es difícil o raro escapar del esquema que se ha vuelto el clásico, en el que hay que parir a través de un goteo sin ninguna libertad de movimiento, seguido a menudo por una episiotomía. Este procedimiento conviene a la mayoría de las mujeres; alrededor de un ochenta por ciento elige esa opción, pero algunas buscan otra cosa con la intuición de que ese momento es único y, sobre todo, les pertenece íntimamente. ¿Cómo estar junto a esas mujeres? ¿Cómo acompañarlas? ¡Lo primero es escucharlas! Durante esos meses, muchas cosas cambian o se mueven profundamente en ellas. Y aun cuando gestar un niño sea la cosa más natural del mundo, es

Marie-Hélène Demey Fue ortofonista en el Hospital de la Salpétrière en París; encontró el yoga mientras esperaba su tercer hijo. Vive entonces una experiencia de nacimiento determinante junto a Frédérick Leboyer. Ya como profesora de Yoga, se especializa en acompañamiento de mujeres embarazadas y sigue la formación de la Doctora Bernadette de Gasquet. Es diplomada en Psiquismo y Perinatalidad de la Facultad de París X. Trabaja hace más de treinta años en maternidades hospitalarias. No ha dejado de hacer intercambio de saberes y prácticas con parteras, osteópatas, psicoanalistas y pediatras. Coordina cursos de “maternidad y yoga” para mujeres embarazadas en París. Marie-Hélène Demey, Dites-le aux femmes enceintes, Editions du Dauphin, 2011.


una revolución total. Una mujer se refería a eso con una metáfora: «Ahora me siento como una gran construcción de obra pública: hay tierra cavada dada vuelta, reubicada; hay grúas, excavadoras, camiones, sirenas; hay movimiento permanentemente, todo se mueve en todas partes…». Muchas cosas del orden del miedo, resurgimientos de temas antiguos, fantasmas, dudas pueden asaltar a una mujer embarazada. Entonces, hay que darle lugar a la palabra, a las lágrimas, a las «viejas lágrimas» como decía Frédérick Leboyer, todas las tenemos... Hay palabras que nunca serán dichas en consultas médicas demasiado rápidas, ni siquiera en las casas… Pero en toda mujer embarazada, aunque haya una labor interna, hay también y sobre todo una fuerza inconmensurable, que es la fuerza de la vida misma. Es esa misma fuerza la que vuelve también tan luminosas a las mujeres embarazadas y la que hace que uno se dé vuelta a veces en la calle cuando las ve pasar: son soberanas. A veces puede pasar que una mujer tenga simplemente la necesidad de que se le ayude a reencontrar el contacto consigo misma. A veces, esta reconciliación consigo misma le permite caminar luego más serena y más fuerte. Parir no es una enfermedad, y las mujeres saben desde la noche de los tiempos traer a sus hijos al mundo. Quizás simplemente se haya vuelto un poco más difícil tener confianza con todas las interferencias actuales. Escucharlas, entonces, y enseñarles a reencontrar la consciencia de su soplo. El soplo es mucho más que la respiración y mucho más aún que toda respiración que pueda ser enseñada. Es una experiencia que demanda tiempo, paciencia, atención. Al soplo, hay que probarlo, saborearlo, para comprender su extensión y su potencia. Pasa por ponerse a la escucha de esa bella herramienta que es nuestro cuerpo, amable y pacientemente, en la atención hacia las posiciones que sean justas: si, por ejemplo, una mujer embarazada tiene lordosis, lo cual es muy común en las embarazadas, no podrá acceder a una respiración profunda, la que sucede «a través de una», sin voluntad, y que es tan benéfica. En el momento del parto, la respiración profunda será como un pasamanos que la mujer podrá agarrar para atravesar la tempestad de las contracciones, aun las más violentas: aquí y ahora, una contracción y luego la siguiente, dejando que cada una haga su trabajo de apertura hacia la Vida que emerge: hacerse apertura, pasaje… Díganselo a las mujeres embarazadas se organiza en una sucesión de capítulos: Habitar su cuerpo, La importancia de la palabra, Hacerle lugar al niño, Respetar el tiempo, Traer al mundo, Recibir al niño, Ser padre, Atravesar nuevos umbrales. Capítulo a capítulo, ilustrado con cincuenta fotos, este libro da referencias, respuestas de sentido común, consejos prácticos y nutre la reflexión de cada una. Muchas mujeres hablan de bienestar, serenidad y autonomía.


Ilustración: Ada, Evo y las Aves del Paraíso | Elizabeth Murillo | www.murillo.com.ar

Reflexión

Niños del futuro

M

ás allá de que se los llame índigos, cristales, diamantes, especiales o no, lo cierto es que empezaron a nacer niños con mayor facilidad para anclar una nueva conciencia entre nosotros los terráqueos, o la humanidad entendida como un todo. Muchas películas anticiparon sus cualidades. Por sobre todas las cosas, traen una suma de energías que sintetizan, adelantan y aceleran aún más lo que se viene viendo en este milenio. Yo los llamo los niños “futuro”, así, como un apodo. Ellos vienen con una mirada muy particular hacia el porvenir entendido como realidad, no

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como un ideal o una abstracción. Responsables y respetuosos, no se atarán al pasado ni a las costumbres o convenciones sociales, porque se adelantarán sin distracción ni pausa a crear los nuevos paradigmas para los tiempos venideros de la raza, y lo harán con libertad e imaginación creativa, individual y colectivamente. Nacen sabiendo lo que le falta al planeta, y para satisfacer eso van a aunar sus esfuerzos. Hay muchas personas mayores en el mundo con todas estas incipientes características, que por lo general actúan por separado, si bien algunos han comenzado a descubrir la potencia del conjunto, creando sinergia al sumar y lograr con menos, mucho más.


Los niños “futuro” llegan cuando en el cielo los tres planetas transpersonales han cambiado de signo. Algo relevante, pues como son astros lentos en su recorrido, los cambios de energía zodiacal representan contundentes novedades, renovaciones, saltos, cortes y quebradas. Dos de estos planetas están en signos impulsivos, Urano en Aries y Plutón en Capricornio, generando una tensión provocadora, liberadora, intempestiva y absolutamente transformadora de cualquier status quo. El tercero, Neptuno, ha pasado a su propio signo de Piscis, fomentando el aumento del sentimiento natural de compasión, solidaridad y empatía, con una filosofía implícita de saberse y sentirse partes de un todo mayor, y con la necesidad de demostrar el efecto tanto más útil del expansivo trabajo solidario, a diferencia de la caridad vertical y asimétrica. Todos tenemos estas visitas en nuestras cartas natales, en nuestras vidas. Nos proponen el despertar de distintos temas, relaciones, eventos y circunstancias. Sobre todo, nos prueban, para que descubramos cuánta verdad estamos dispuestos a dejar entrar, o salir, y cuánto egoísmo seremos capaces de desarticular. Los niños “futuro” tienen una misión, como cada grupo humano inmerso en el contexto de los grandes cambios planetarios la ha tenido antes. Siempre es una llamada que determinados seres pueden oír más que otros. Muchos de los niños que nacen ahora serán insobornables, arriesgados, con otra lógica, otra mentalidad, confiados naturalmente e impregnados de esa otra realidad que solemos llamar espiritualidad, telepatía, sexto sentido, intuición. Saben dónde deben y quieren estar, y dónde no, cómo y con quiénes van a poder realizar su misión. Son seres audaces, creativos, sensibles, potentes, libres, y van a saltar muy lejos. Como con cada cambio que ya hemos visto, y que proveyó a la raza de progresos, como la

luz eléctrica, los vidrios en las ventanas, o la actual tecnología, y tantos otros avances que hubo y se perdieron, o reaparecieron cientos, miles de años después.

seres humanos, sobre todo en su conjunto. Ven lo que está ahí y nadie quiere o puede reconocer, y actuarán, sabiéndose hacer cargo de las consecuencias de sus actos.

La orientación que pueden seguir los padres cuando descubran que sus hijos aprenden por su cuenta el nombre de las letras y leen solos, usan los aparatos sin que nadie les muestre cómo se hace, cuando elijan desde temprano lo que harán de grandes, o se pongan a hablar de otros tiempos, antiguos o futuros con total recuerdo de haber estado ahí, es actuar en el sentido de la preparación. Formarse, trabajar en sí mismos, con terapia, trabajo corporal, y todas las técnicas orientales y de las otras que tengan a su alcance, mínimamente para aprender a acompañarlos sin juzgarlos. Seguramente no los entenderán. O se asustarán ante su distinta forma de ser y de actuar, con desaforada vehemencia y beatífica sutileza a la vez. O los admirarán y explotarán. Lo importante es aceptar y cobijar sus capacidades sin potenciar la diferenciación en sentido negativo, sin dejar de cumplir con la responsabilidad de ser sus contenedores, protectores y sustentadores obligatorios. Pero sí aprendiendo a descubrirlos y respetarlos tal como ellos son, y estar a su lado, aunque no sepan cómo seguir. Algunos son muy sensibles, están abiertos y escuchan, o ven otras cosas. No se pueden entender sus cualidades con la mente racional. Expresan aptitudes que sintetizan, en un combo muy especial, la razón y la intuición, la telepatía, la comprensión instantánea. Saben improvisar sobre la marcha, y su mirada está como en otra dimensión… o en varias simultáneamente. Esta diversificación se viene entrenando con las prácticas sensibilizadoras tanto como con el uso de la tecnología de avanzada, por ahora incomprendida en sus verdaderos alcances. Pero ellos ya traen la capacidad innata de ir más allá, o de diferenciar lo que es dañino para los

En esos instantes en que sus ojos miran como hacia adentro y a lo lejos a la vez, habrán de aceptarlos, y reconocer que están recordando y acercando algo incomprensible para otros, pero que ellos captan con sus radares afinados. Conviene no interrumpirlos ni preguntarles nada, sólo encontrar la manera de estar a su lado, y descubrir sus valores, sin preconceptos, y sin medicarlos. Será más útil, simplemente escucharlos cuando empiecen a hablar, y anotar lo que digan, aunque no entiendan nada; traen mucho material inédito para mostrar. Saben cómo adelantarse e ir a ver, y cuando vuelven, revelan; son despertadores. No se adaptarán a patrones ni estructuras obsoletas, van a crear todo lo que necesiten. Y son absolutamente megaecológicos. Tienen un estilo de síntesis que va más allá de los avances espirituales y tecnológicos de la actualidad incorporada en el chip de sus vidas y más. Mucho más, algo muy difícil de entender, hasta tanto sean grandes y se vean los resultados. Se impone aceptar vivir con el sentimiento de incertidumbre e inquietud que provoca su presencia. Creo que las palabras y acciones, y el modo de tratarlos serán verdaderamente inspirados por ellos mismos, por eso es importante volverse receptivos para verlos, oírlos y encontrar nuevos conceptos que aún no existen, o que han permanecido ocultos por dos mil años, y que son un claro resumen de compasión, rectitud, responsabilidad y amor.

Mimy Cirocco mimy.cirocco@gmail.com

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Escribir en el coraz贸n del jard铆n de las madres despiertas

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D

e un viaje a otro, de un embarazo a otro, nacimientos, esperanzas, duelos, se encuentran en las libretas que acumulo en el fondo de un cajón. «Un hilo de sentido» los entreteje, como esas cartas dirigidas a una amiga querida del otro lado del océano Atlántico, entre Francia y la Argentina, «como un hilo de sí» (1) del Femenino al Maternal que se teje con el hilo de las experiencias compartidas. Mientras me preparo para enviarle esta carta a mi querida amiga Jaqui, tomo de repente conciencia de que la tapa de cuero de la libretita que traje del Vaticano y ya empieza a descascararse es una reproducción de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, la creación de Adán… Julio 2013: «Espera… cuál será tu perfume… la profundidad de tu mirada… la suavidad de tu piel… Me deleito llevándote contra mí… Me detengo al hacerte descubrir tu nuevo mundo…».

El 14 de agosto de 2013: «Hola, mis haditas, piensen mí, son las 3:50 a.m. y rompí bolsa. El bebé se decidió a venir con nosotros, ¡salgo a su encuentro!». Caricias de perfumes, tu piel de recién nacida, hortensias, pétalos de rosas y flor de menta, grosellas, tomates, cerezas y frutillitas del jardín, cosecha de nuestra casa para darle la bienvenida a Rosalie.

19 de agosto de 2013 Hola, amiga querida: Me tomo unos minutos entre mamadas y mimos para agradecerte tu apoyo que estoy segura que supo atravesar el océano que nos separa. La energía que pude sacar del fondo de mí misma durante todo este largo y bello viaje, de eso también estoy segura, provenía de otras fuentes de vida espiritual. Me han nutrido durante el trabajo y las llamé con todo mi corazón para que vengan desde la Argentina, desde la isla Guadalupe y desde el corazón del hombre que amo, cuando me di 43


cuenta de que el bebé se anunciaba y el camino del nacimiento estaba irrigado por el tibio líquido que bañaba a Rosalie desde hacía nueve meses. Viví la más larga y profunda experiencia de meditación que conocí hasta ahora… Camino iniciático para mí y para Fabrice que me acompañó hasta la realización de mi proyecto de dar a luz naturalmente a nuestro tercer hijo, un nacimiento tántrico, orgásmico, por llamarlo de algún modo, que nos ha revolucionado completamente. Tuvimos esta experiencia de sondear el alma del otro y comunicarnos espiritualmente mientras Rosalie abría su camino. Hubo chistes, risas, besos tiernos… y a medida que yo avanzaba, él me reconfortaba, sin una palabra, solo con su presencia física y su cualidad de estar ahí y recibir eso que teníamos para vivir juntos aquí y ahora, sosteniéndome las manos, su mirada en la mía, danza silenciosa, absortos como estábamos en la intensidad de lo que estábamos creando… la vida. La pupila de Fabrice era en sí misma una superficie en la que se reflejaba el camino del nacimiento. Solo tenía en mente apertura, relajación, amor y desarrollo pleno para ir a buscar a lo más profundo de mí misma, como un buceo que se renovaba y me llevaba cada vez más lejos, a lo desconocido, íntimo y sin embargo muy familiar (¿mi propio nacimiento quizás?). En el fondo de este océano del alma, dejarse llevar no por algo que uno se representa habitualmente cuando piensa en el dolor de las contracciones, sino por el descubrimiento de una energía vital, antigua, que mezclaba cada célula de mi cuerpo con mi espíritu, reunidos como un carozo de vida primitivo y dejándome guiar, como lo hacía mi hija, desde el entorno acuático hacia un nuevo soplo… Como ya dije, debo mucho a los intercambios que tuve con vos, con mi amiga de Guadalupe, así como al libro de Ina May Gaskin y de Martine Texier .

6 de septiembre de 2013 Lo que me vuelve a la mente del parto de Rosalie y lo que me gustaría transmitir a otras futuras madres, es el alcance de la preparación con la cual me comprometí ¡sin haberme dado cuenta siquiera! Llevada por el

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deseo de vivir este parto liberada del miedo y de las ideas recibidas según las cuales el trabajo debería realizarse bajo el control o con la intervención de un equipo médico que sabría mejor que yo lo que estaba viviendo en lo más profundo de mi cuerpo y de mi alma... Pienso que también le debo esta entrada progresiva en meditación al “calmo trance primitivo maternal”, a la repetición de frases musicales que tenían para mí una potente fuerza evocadora. Ellas me acompañaban y me permitieron reorganizarme hacia estados de concentración y relajación en momentos en los que estaba más vulnerable, expresando el miedo de no poder seguir y ligándolo a momentos del embarazo en los que estuve relajada y en la comunión con el bebé al principio del trabajo en los que confluían en mí, la energía y la excitación sin la fatiga física. Entrando en comunicación también psicológicamente con la comunidad de mujeres que dan a luz cada una a su manera, en todos los rincones del mundo, llevadas por una fuerza y una sabiduría que nos canta la historia de la vida y del amor en una danza de cuerpos unidos y ya separados para poder encontrarse. Me había preparado también psíquicamente y muy concientemente esta vez, para reformular sistemáticamente todo lo que la partera dijera sobre el esfuerzo, el pujo, la respiración controlada, lo que cierra, cambiándolo por “apertura, luz, soplo”, relajación muscular, vocalizaciones de sonidos graves y apertura de la boca como si sonriera… Como si el hecho de convertir todo eso en palabras me permitiera acceder a la realización de lo que experimentaba. Hacer mi camino con cada contracción hasta donde ellas me llevaran, en la tierra desconocida, y saborear la calma y la serenidad que me envolvían después de cada ola. En los ojos de Fabrice, vi nuestro ser abrirse y la luz de la vida hasta sumergirse en lo más profundo de lo desconocido para abrirme y dejar que Rosalie se deslice fuera de mí y de esa luz original de la cual ella nos permitió entrever la potencia en el brillo de la primera mirada que intercambiamos. Unos instantes antes de su llegada, “convoqué” como para asistirme, imágenes de mujeres como yo, pariendo por el mundo, hembras primates que como yo, en cuatro patas, soltaron lo más arcaico, animal, centradas solo en la necesidad de dar la vida. En eco con una de las raras intervenciones de la partera para que hiciera un esfuerzo para hacer pasar la cabeza y el hombro del bebé, consciente y automáticamente, reconecté con mis sentimientos más sensibles y arcaicos, y sentí el camino del nacimiento como un pasillo cálido y luminoso, invitando al bebé a encontrarnos y cambié esas palabras que yo sentí cargadas de contradicciones musculares, de empuje, diciéndome: “distendete, abrite, dejá que el bebé agrande esa puerta de la vida, dejá que pase la luz, date placer, es bueno dar vida y compartir este momento con el bebé, es bueno, no es dolor, es solo un calor intenso, es la vida que pasa por vos… el camino está abierto, dejate resbalar hacia afuera, aquí estamos para recibirte”. Y fue ahí que vino hacia nosotros, caliente, suave y bella ¡como una pequeña rosa salvaje!

12 de septiembre de 2013 ¡Hola, querida Jaqui! Qué trabajo interior está sucediendo, continuando, no sé precisarlo demasiado, porque coincido con vos en este punto (¡y en muchos otros además!) en que en ciertos momentos de nuestra vida, un velo, un nuevo velo, parece levantarse para darnos acceso a un saber, al conocimiento donde un nuevo soplo de sabiduría sobre sí mismo; lla45


memos a eso como queramos (hubo otros en otros momentos significativos creativos, amorosos o dolorosos y trágicos). Lo que me sorprende siempre es que este levantarse de los velos parece actuar como un re-nacimiento, como si finalmente todo aquello a lo que se pudiera acceder en términos de experiencia íntima, física o espiritual, mental, psicológica estuviera ya contenido en sí mismo junto a todas las otras, pasadas, presentes y futuras, en estado de latencia, esperando potencialmente la ocasión de revelarse a mi conciencia. Es lo que ya compartí con vos, cuando nos visitaste este verano en nuestro Molino, en lo que respecta a las experiencias de rêverie y de recorrido analítico alrededor del nacimiento de Solale y de Gisèle, nuestra relación con los sentidos, ya sea psicotáctil, en relación con la música o con los perfumes que nos rodean… que nos hablan cada uno a su manera de ese trabajo de la temporalidad que está en obra en cada uno. Como si todo estuviera potencialmente contenido en un pequeño pedazo de arcilla original, y ese palillo unido a otros solo esperara la energía creadora, el deseo de algunos, para tomar forma, tomar vida... Esta temporalidad de la que hablamos es por un lado eminentemente subjetiva, que no puede objetivarse porque está unida a un Todo de la vida. Será subjetiva tanto como trascendente, ya que nos sobrepasa dándonos al mismo tiempo acceso a nuestro saber más íntimo. Es este camino, el que creo haber tomado con el nacimiento de mi hija y el que me ha permitido una vez más, acceder a un poco más de sabiduría sobre mí misma para ir a explorar más profundamente en mí y al mismo tiempo haber hecho esta experiencia de salir de mí misma como puedo vivirlo en la meditación o con la danza en movimiento, o en la danza del soplo del yoga. Sería paradojalmente en momentos siempre nuevos de disponibilidad consciente, de despertar, de apertura de los sentidos, en los que se experimentan en el amor, el nacimiento pero también probablemente en la inminencia de la propia muerte, donde esa noción racional del tiempo vuela en pedazos el presente, pasado y futuro, fundiéndose en una única y misma experiencia de estar ahí. Experiencia fugaz de estar en comunión con el otro con el cual compartimos, con los otros que nos rodean, nos han precedido y nos continuarán, con los elementos portadores de vida y energía que compartimos, en perpetua renovación, la abuela Naturaleza de la cual somos solo pasantes. Es esta luna que vela sobre el sueño de las futuras madres desde hace milenios, la luna estrellada, que nos hamaca en sus danzantes luces, el perfume del alba que se eleva, la lechuza que canta en el árbol... La mañana siguiente al comienzo de este mensaje, recibí el libro de Michel Odent sobre la función de los orgasmos y estoy alucinada de constatar ¡hasta qué punto encuentro en él concordancias con esta experiencia que trato de traducir de mis vivencias! Aquí está, entonces, lo que los futuros padres ganarían escuchando, más allá de un modo medicalizado de hacer y potencialmente patologizante del embarazo y el parto. Escuchar y ser invitados a vivir este camino de recepción de la vida de la manera más intuitiva y amorosa que puedan en un con-

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texto de confianza, haciéndoles un bello lugar a los saberes ancestrales de las hembras, la mujer salvaje, llamémosla aquí “¡la mujer que sabe!” o también la mujer sabia que duerme en cada una de nosotras, madres en devenir, permitiéndole al embarazo vivirse en la carne intuitiva, el cuerpo que siente y sabe y se deja transportar por la dimensión poética del nacimiento que toca el alma de las madres y de aquellos que llevan bebés en sus corazones, como Leboyer supo tan bien traducirlo. Si tuviera que recordar una cosa entre todas alrededor de este camino, es el increíble efecto del parto natural en mí, esta entrada en trance suave y profundo desde el principio del trabajo, que me dejó bajo el efecto de larga duración de las endorfinas y de la oxitocina, que ¡ninguna peridural podría imitar! Es un poco como si hubiera viajado en estado de éxtasis durante tres semanas, con una cualidad de percepción acrecentada que pareciera no querer volver a bajar… ¿Hubiera alcanzado otro nivel de despertar habiendo meditado durante ocho horas seguidas? ¿La peridural (en los partos de mis hijas mayores) habrá inhibido la autoproducción hormonal necesaria para un parto natural? El tercer término de esta magnífica aventura (que jugó para mí un rol inevitable) no fue la peridural sino, como Fabrice se llamó a sí mismo: ¡el PERE- IDEAL! (2)

Te abrazo afectuosamente. Desde el jardín del molino de Brocéliande. Virginie 1. N. del T.: «hilo de sí» es un juego de palabras en francés, con fil de soie (hilo de seda). 2. Otro juego de palabras en francés: peri-dural, padre-ideal.

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Encuentro de jóvenes mujeres Un espacio para jóvenes entre 10 y 15 años Coordinado por Eugenia Camuña ❋ Bárbara Blanque Silvana de Carvalho ❋ Graciela Cobe encuentrodedoncellas@gmail.com

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Actividades Seminario de Ecología Perinatal Un espacio que desde hace siete años profundiza en el inicio de la vida y su potencial para el resto de la trayectoria humana. Inspirado en el Diplomado en Psiquismo y Perinatalidad de la Universidad de París, el Seminario recibe en sus clases profesionales nacionales e internacionales que desarrollan la variedad de temas que atañen a la concepción, el embarazo, el parto nacimiento y el primer año de vida desde un abordaje transdisciplinario. Está abierto a todas las personas interesadas en enriquecerse con esta peculiar perspectiva de lo humano.

Grupo de Investigación de la relación Masculino-Femenino Hace dos años se reúne este grupo de investigación de hombres y mujeres coordinados por Jaqui Zieler y Raúl Noceti, para investigar los encuentros y desencuentros en la relación.

Programa de Integración de estudios de Género De la mano del libro Mujeres que corren con los lobos, hemos creado una dinámica que incluye el movimiento, la meditación, el arte, los rituales y la creatividad para acompañar el camino de desarrollo personal de las mujeres. Autores varios y la misma dinámica guían el trabajo de los hombres en el mismo sentido. Hay más de diez grupos abiertos en Buenos Aires y España. Entre ellos, hay también grupos de adolescentes y de jóvenes.

La Editorial Con sus libros, esta revista y los eventos que organiza, impulsa y acompaña el desarrollo humano, desde el inicio de la vida.

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SOMOS un grupo de MUJERES que formamos la CREEMOS que las voluntades unidas GENERAN CAMBIOS. QUEREMOS ofrecer al mundo información para ampliar la perspectiva sobre el nacimiento humano en el mundo. Para ello creamos una COLECCIÓN EDITORIAL, a través de la cual difundimos conciencia sobre la ECOLOGÍA PERINATAL. Gracias a nuestro trabajo y al APOYO QUE RECIBIMOS, editamos 20 números de la revista y 14 libros. NECESITAMOS de TU COLABORACIÓN para acompañar la edición de la próxima revista que está gestándose y que, como todos los nacimientos, es junto con otros. Tu aporte hace posible esta revista, que cruza el océano llevando vivencias, información y testimonios necesarios para la vida. SUMATE y sé parte de este PROYECTO. ¡Muchas gracias! www.fundacioncreavida.org.ar

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