JULIO 2023 | NÚMERO 20 Ilus tr ación: Laur a Pa rk
¿Por quién doblan las campanas? Por una vez en el mundo, la felicidad nos puso en igualdad de condiciones: celebrar el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2023 que recibió el escritor y profesor Nuccio Ordine —otorgado con precisión, sobrada justicia y a buen tiempo: ¡64 años de edad!—. Y nos veíamos ya festejando, ¡sumamente alegres!, en gala conmemorativa, en medio de la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias el venidero 20 de octubre del año en curso.
Un dolor de cabeza, un ingreso hospitalario… un derrame cerebral; y, absurda sin razón, retumban —en una felicidad que se apaga, que se acaba— las campanas a muerte.
Sentido adiós a Nuccio, a un hombre amado por sus palabras, por su curiosidad y fresca actitud ante la cultura, por su entrega a los saberes, por su fidelidad al conocimiento. Hoy, sin más remedio que la aceptación —acompañada de dolor—, una sensación de vértigo, de ausencia, de orfandad, de vacío viciado y disminución humana, nos hace repensar el significado de la existencia.
Ya lo decía John Donne, y lo decía muy bien: “La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque yo formo parte de la humanidad; por tanto, nunca mandes a nadie a preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti”.
R.S.
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El nuevo viaje maravilloso: de los cómics a la novela gráfica / Gabriel Trujillo Muñoz págs. 3 a 8
Comicadictos / Fernando Savater pág. 8
Interdiálogo crítico con Peter Sloterdijk y las comunidades de estrés / Fernando Mancillas págs. 9 a 11
Vislumbres del sector cultural de Baja California / Eduardo Cruz Vázquez págs. 12 y 13
El relámpago interior (prólogo a Nietzsche. El príncipe sublime del intelecto de Rael Salvador) / Santiago M. Zarria págs. 14 y 15
Nietzsche. El príncipe sublime del intelecto / Capítulo II (adelanto) pág. 16
Si una mañana de verano un terremoto / Daniel Salinas Basave pág. 17
Sentido adiós a Nuccio Ordine / Rael Salvador págs. 18 y 19
Último texto de Nuccio Ordine: prólogo a La conversación infinita de Borja Hermoso págs. 19 y 20
Daguerre IA: la escotilla se abre / Enrique Botello pág. 21
Los intelectuales orgánicos: una mirada desde la filosofía política de Antonio Gramsci / Eric Rodríguez Ochoa págs. 22 y 23
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2 Julio 2023 / Número 20
Les llamábamos funnies, ¿lo recuerdan?
El nuevo viaje maravilloso: de los cómics a la novela gráfica
POR GABRIEL TRUJILLO MUÑOZ*
Yo era un joven inocente que, por la nefasta influencia de los cómics, acabé siendo lo que soy.
Terry Gilliam
Colgaban de un mecate que atravesaba, en forma perpendicular, desde el mostrador hasta el escaparate de las carnes frías. Estaban ahí, en las alturas, pavoneándose en sus múltiples personajes: extraordinarios todos ellos, en sus distintos y exóticos ambientes: el viejo oeste con sus cowboys enmascarados, la edad media con sus caballeros andantes y sus guerreras amazonas, la Segunda Guerra Mundial con sus nazis odiosos o la tierra del futuro con sus naves espaciales y sus pistolas de rayos láser.
Hablo de la tienda del chino, que estaba a tres casas de mi casa, y a donde mi madre me mandaba por algún ingrediente que le faltaba para sazonar la comida del mediodía. Hablo de entrar a la tienda y verlos ahí, como tesoros coloridos con sus portadas como anuncios de mundos por conocer, de vidas por vivir. Hablo, desde luego, de las revistas de historietas, esas que los niños de la colonia, en el Mexicali de los años sesenta del siglo XX, llamábamos funnies y que fueron por un buen tiempo, durante los años de mi infancia primera, una de las fuentes principales de conocimientos acerca del mundo que existía más allá de mi casa, mi cuadra, mi barrio y mi ciudad.
De vez en cuando, sobre todos los domingos, mi padre me daba unas cuantas monedas para que las gastara en lo que quisiera. La mayoría de los niños compraban dulces y chocolates. Yo, en cambio, iba corriendo a la tienda del chino y compraba una o dos o tres revistas que me pasaba leyendo toda la semana. El problema era decidir cuáles serían mis adquisiciones. Porque entre La pequeña Lulú y La zorra y el cuervo, entre Batman y El llanero solitario, entre El pato
Donald y Archie, debía escoger unas frente a la otras por más que todas me encantaran, a pesar de que todas me interesaran.
Al leer estas historietas aprendí el arte de narrar gráfica y textualmente, supe que lo visual y lo escritural son complementos que crean un arte nuevo. Con el tiempo, de las caricaturas pasé a los libros sin ilustraciones, pero el recuerdo de aquellas historietas, de aquellos cómics, lo conservo porque esas publicaciones me dieron asombros que nunca he olvidado, personajes entrañables que aún llevo como escudo por la vida. El sumergirme en esos mundos de fantasía me permitía entender mejor el mundo real, con sus héroes y villanos, con sus seres de una sola pieza y sus payasos rompedores de solemnidades, gente que luchaba por cosas nimias, como la justicia, la fraternidad, la rebelión en un orbe que pugnaba por la uniformidad y la censura, por el orden a pie juntillas.
Y ahora mismo, al pensar en este arte que nació en los periódicos como tiras diarias o dominicales, para luego volverse revistas y libros y novelas gráficas, puedo volver a contemplar muchos de los personajes que me entretuvieron y educaron hace buen tiempo, además de descubrir también a los artistas que los crearon y dibujaron con tanto ingenio, creatividad y osadía. Artistas de la talla de Ernie Bushmiller, Johnny Hart, Chic Young, Bob Montana, Carl Barks, Walt Kelly o George Mac Manus.
Estamos ante un viaje que no sólo nos devuelve historietas conocidas sino que nos ofrece otras tantas que ya habíamos olvidado, pero que son tan valiosas por su contribución a las artes gráficas como al periplo emocional de crecer con esas criaturas en dos dimensiones, con esos seres que terminaron siendo nuestra familia extendida, con esos protagonistas que nos hablaron por vez primera de lo que necesitábamos saber: la vida del descastado, la amistad como don supremo, la rebeldía como la parte más sana de la personalidad, el anhelo de aventura más allá de casa.
Si no me creen, vayan y pregúntenle a El príncipe Valiente, a Daniel el travieso, a Beto el recluta, a Snoopy o a Mafalda. A ellos, los sabios, los audaces, los terribles. Esos personajes que dejaron su huella indeleble en nuestra infancia y que ahora se han vuelto un deleite para todas las edades, gustos y preferencias. Porque de las historietas devino una creación que hoy domina buena parte del imaginario cultural de nuestro tiempo: las novelas gráficas que ya son, junto con las series de televisión o de internet, nuestra forma contemporánea de contarnos cuentos unos a otros, de hacernos viajar al corazón de las tinieblas de la condición humana. Pero para que eso ocurriera es necesario entender sus inicios, los orígenes de un arte que siempre ha estado acompañándonos, en casa, cerca de nuestras vidas como niños, adolescentes y adultos. Llamémoslos funnies, caricaturas, historietas, cómics o tebeos, lo fundamental son los viajes que nos permiten realizar, los mundos que nos llevan a conocer
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Breve recapitulación de un arte mayor
En 2013, en una tira de historieta de apenas cuatro páginas, la caricaturista estadounidense Laura Park sintetizó la historia de este arte. En su tira vemos a un joven que llega, cargando papeles, a un faro que se encuentra situado frente a una gran ciudad con rascacielos, probablemente Nueva York, y que se instala a dibujar en el cuarto más alto del faro. El joven extiende una hoja de papel en blanco y se queda pensativo con el lápiz en la mano. Como no le viene pronto una idea mira por un telescopio lo que pasa en la ciudad. Descubre una pelea familiar entre un hombre y una mujer. En su lugar dibuja una pelea entre dinosaurios y seres humanos. Por los atuendos de los observados y por los objetos del estudio improvisado podemos precisar que estamos en las primeras décadas del siglo XX. Allí está una cafetera eléctrica, una lata con pinceles, lápices y borradores, unos periódicos en blanco y negro y nada más.
En las siguientes imágenes, el personaje si-
gue observando la vida urbana, como motivo de inspiración, pero los tiempos y él mismo han cambiado. En la segunda página, ubicada a mediados del siglo XX, el estudio contiene, en vez de periódicos, revistas de historietas a colores y en la ciudad, un ladrón le roba el bolso a una señora. Nadie la ayuda en ese trance y el caricaturista dibuja, en compensación, a un superhéroe enmascarado que auxilia a los desamparados. En la tercera página, el dibujante viste de hippie, lo que indica que estamos en los años sesenta del siglo pasado. Ahora observa que en la calle un joven de pelo largo intenta regalarle a una pareja de ancianos una flor, recibiendo un golpe por su gesto. El artista crea un mundo lleno de flores y amistad en contraposición de la realidad reinante.
En la última página, el dibujante se sitúa en el siglo XXI y está acompañado de su computadora portátil y su teléfono celular, aunque el telescopio sigue siendo el mismo. Con éste observa a la gente haciendo fila sin comunicar-
se entre sí, pues los habitantes de la metrópoli sólo están atentos a las pantallas luminosas de sus teléfonos. ¿Qué dibuja el artista de hoy?
A un joven que llega, cargando papeles, a un faro que se encuentra situado frente a la gran ciudad. El círculo se ha cerrado, pero Laura Park nos dice algo más importante: más que los cambios en el tiempo, la labor de un caricaturista es mantenerse al día de lo que pasa a su alrededor, es seguir siendo un testigo de lo sucede en el mundo y de cómo eso le afecta a él y al público que va a ver su trabajo, transformando la realidad en un espacio cuadriculado donde todo puede suceder.
En cierto modo, esa es la historia del cómic, brillantemente planteada por Park, desde sus días de entretenimiento puro y simple, de sección dominical para los niños en los periódicos, hasta el momento actual en que se le acepta como un arte mayor, con creadores que construyen sus propios mundos con la más desatada imaginación. La metáfora visual de Park ex-
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presa, además, que en esa evolución de temas y técnicas gráficas lo que nunca cambia es el artista, es ese dibujante que hace de la realidad una creación propia, un sello personal. Ahora el problema es explicarnos qué es un cómic. Aquí le cedo la palabra a Jeff Smith, quien en la introducción de The Best American Comics 2013, advierte que:
“En estos días de novelas gráficas, álbumes, libros engrapados, fanzines autopublicados y sitios en la red para cómics, a los lectores se les presenta un impresionante conjunto de nuevos y tentadores formatos, más que en ninguna otra época en la historia del cómic. Pero los cómics son, sin duda, más que objetos en sí mismos. ¿Son, entonces, la suma de sus temas, sean estos los superhéroes, los animales hablantes o los cuentos literarios sobre la vida moderna en sus zozobras y desesperaciones? No. Esos son géneros. Tengo que decir que los cómics son una forma de arte en sí misma: el arte de tomar dibujos fijos y hacer que se mue-
van usando la emoción, destreza, caracteres, escenarios y tramas que los mantengan vivos panel tras panel. Este es un raro talento entre los caricaturistas del mundo, pero cuando uno lo encuentra, es todo un tesoro”
Smith considera que, hasta hace poco tiempo, los cómics eran vistos como una diversión infantil o como el trabajo de marginados de la sociedad. Pero con la explosión creativa de los últimos cincuenta años, toda esta percepción negativa ha cambiado. El cómic es una oportunidad de plantear lo que somos en un mundo de cambios constantes, de vidas a la deriva, de conflictos sin solución a la vista. Jeff Smith lo refrenda al decir que:
“La era del cartonista (ese artista que escribe y dibuja su propia creación) ha arribado. Ya no hay otras reglas ni fronteras que las de su propia imaginación y de su destreza manual para dibujar lo que sueña. La democracia traída por las autopublicaciones, las editoriales independientes y el
internet ha hecho que el cómic ya no pueda ser controlado por las grandes compañías que antes imponían sus historias y personajes, o pueda ser restringido por las ideas convencionales de lo que un cómic debe ser o para quién va dirigido. Ahora el campo de la caricatura ha explotado abarcando todo tópico conocido. Desde los días de las vanguardias (se refiere a los años sesenta del siglo XX), sus relatos pueden ser sobre sexo y drogas hasta ficciones y autobiografías, pasando por documentos testimoniales y reportajes históricos, narraciones humorísticas, de aventuras o de pleno surrealismo. Hoy los cómics se han vuelto la expresión idiosincrática de todo lo que nos es humano y trascendente”
¿Cómo ocurrió semejante desplazamiento?
¿Cómo la obra creativa de estos artistas logró transformar una diversión periodística en uno de los ejes vitales de la cultura mundial? Para ello hay que entender de dónde procede este arte y cómo ha ido evolucionando desde sus orígenes hasta la fecha.
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Ilus tr aciones: Laur a Pa rk
De lo infantil a lo adulto, de la sátira a la reflexión social
Las primeras historietas surgieron en el siglo XIX y son hijas del auge de la prensa liberal y de su impacto en la sociedad industrial. No fueron obras para niños sino comentarios sarcásticos sobre el estado de cosas prevalecientes. Ya sean Las aventuras de Obadiah Oldbuck (1837) de Rodolfo Tópffer (1799-1846) o La historia de la Rusia sagrada (1854) de Gustavo Doré (18321883). Pero la historieta se vuelve una tira cómica (con énfasis en la comicidad mordaz) con Max y Moritz (1865) de Wilhelm Busch (18321905), que aparece como una sátira de las costumbres de su época y tiene como blanco la hipocresía de la sociedad y el puritanismo clerical de su tiempo.
De ahí en adelante, con personajes como El niño amarillo (1894), Mutt y Jeff (1907), Krazy Kat (1913), Félix el gato (1923), Popeye el marino (1929), Buck Rogers (1929), Dick Tracy (1931), Mickey Mouse (1933), Tintin (1934), El príncipe Valiente (1937), La familia Burrón (1937), Superman (1938), Batman (1939), Archie (1941), La pequeña Lulú (1945), Condorito (1949), Charlie Brown (1950), Beto el recluta (1950), Daniel el travieso (1951), Astro Boy (1951), Santo el enmascarado de plata (1952), El eternauta (1957), Los pitufos (1958), Mortadelo y Filemón (1958), Fantomas (1960), Los cuatro fantásticos (1961), Asterix (1962) o Mafalda (1964). En este periodo, que podríamos llamar clásico, se pasa de la historieta de travesuras y gracejadas de Mutt y Jeff a la aventura existencial de Charlie Brown y de ésta al planteamiento social del papel de los niños y adultos en el mundo moderno, tal y como el dibujante argentino Quino lo hizo con Mafalda.
La historieta tradicional se ubica en la creación de personajes simpáticos al lector, que pueden ser figuras extraordinarias con vidas ordinarias (los superhéroes) cuyo deber es salvar a la humanidad o, al menos, a la chica de sus sueños; la vida familiar como un cosmos cerrado y autosuficiente (Lorenzo y Pepita) y la aventura exótica por el mundo (Tarzán), ciertas épocas históricas (El llanero solitario, El príncipe Valiente) o el futuro lleno de novedades tecnológicas (Flash Gordon). La fuerza mayor de estos cómics radica en hacer de un lugar específico (una casa, una oficina, una escuela secundaria, un bosque, un pueblo) la representación universal de lo humano en sus distintas etapas de vida, el paradigma de un estilo de existencia, de una forma de lidiar con los problemas cotidianos de amar y crecer, de luchar y convivir Punto focal donde se dan cita alegrías y peleas, cuitas y gozos que se comparten con un lector que se identifica con tales personajes y aconteceres, que se siente unido a esas vidas, viajes, descubrimientos y aventuras.
clase de espectadores, hombres y mujeres, chicos y grandes.
“Al leer estas historietas aprendí el arte de narrar gráfica y textualmente, supe que lo visual y lo escritural son complementos que crean un arte nuevo ”
Todas estas historietas, a primera vista, responden a un público infantil o juvenil. Pero habría que mirar de nuevo la realidad del mundo del cómic del siglo XX. Ya Francisco Ibáñez, el creador de Mortadelo y Filemón, ha asegurado que “la gente que dice que mi trabajo es obra para niños está equivocada. Si yo hubiera tratado de vivir de los niños ahora estaría limpiando ventanas” Porque buena parte de los cómics también eran leídos por los adultos. Y aunque, desde el principio hubo cómics más orientados al público adulto (desde Terry y los piratas a Betty Boop, pasando por Li´L Abner o Jane), el cómic siempre fue un trabajo creativo para toda
Así, para los años sesenta del siglo pasado, mientras los cambios culturales se suceden a velocidad vertiginosa en la música, el arte, el cine, la televisión o la moda, van apareciendo heroinas sexualmente activas como Valentina en Italia o Barbarella en Francia y el propio cómic muta, vía la costa oeste estadounidense sumergida en el fenómeno psicodélico, con obras retadoras de los típicos valores americanos, como ocurre con los cómics de Robert Crumb: Fritz The Cat (1965) y Mr Natural (1967) o con Garry Trudeau y su Doonesbury (1970), donde Trudeau hace una especie de bitácora del imperio americano en clave burocrática, por lo que sus protagonistas son los políticos, militares y periodistas de su país dentro de cada una de las guerras y presidencias en que éste se ve envuelto. Aquí hay que señalar que el antecedente inmediato del nuevo cómic de esta época lo da la revista Mad (1952), en la que colaborarían caricaturistas tan reconocidos como Bill Elder, Jack Davis, Al Jaffee y Sergio Aragonés, quienes abrirían la historieta a la crítica incisiva de la conformista sociedad estadounidense de su tiempo. El cómic contestatario es un nuevo espacio para poner en juego la confrontación entre lo viejo y lo nuevo, lo prohibido y lo placentero, lo patriótico y lo subversivo, lo convencional y lo libertario.
En Europa sucede lo mismo, aunque en un plano más literario y de ciencia ficción, con Philippe Druillet con El misterio del abismo (1967) y Hugo Pratt con Corto Maltese (1967). Estamos ante una caricatura ya adulta, una que esc udriña los intersticios de la política, la filosofía zen, el uso de las drogas o la sexualidad explícita y sin recato. En las décadas siguientes, el género de la caricatura japonesa, el manga, se apodera del imaginario mundial con obras que van desde Candy Candy (1975) de Yuniko Igarashi a Neon Genesis Evangelion (1995) de Yoshiyuki Sadamoto, pasando por trabajos tan significativos como Akira (1982) de Katsuhiro Otomo y Nausicaä del valle del viento (1982-1994) de Hayao Miyazaki, donde las especulaciones sobre el fin del mundo, la contaminación ambiental, las confrontaciones de la adolescencia y el mundo adulto o la relación máquina-ser humano están al orden del día. A la vez, los caricaturistas franceses, con Jean Giraud (Moebius) a la cabeza y teniendo como supremo instigador al cineasta Alejandro Jodorowsky, se reúnen alrededor de la revista Metal Hurlant
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(que en los Estados Unidos se llamará Heavy Metal) para crear mundos de fantasía, ciencia ficción, crítica social y esoterismo milenarista, con títulos como Arzach (1975) y El Incal (1980) de Moebius y la Trilogía Nikopol (1980) de Enki Bilal.
En los Estados Unidos se comienza a dar un cambio hacia el relato autobiográfico y la reflexión visual sobre la vida cotidiana en obras como Esplendor americano (1976) de Harvey Pekar, Maus (1977) de Art Spiegelman, Palomar (1982) de Gilberto Hernández, Locas (1982) de Jaime Hernández, La perdida (2000) de Jessica Abel y Jimmy Corrigan, el chico más listo de la tierra (2000) de Chris Ware. Al mismo tiempo, tanto en América como en Europa, la conciencia política, incluso militante, se mezcla con el cómic para crear novelas gráficas, trabajos de gran extensión y ambición creadora, que exponen los problemas sociales de su tiempo, como en Fantomas (1966) de Guillermo Mendizabal y Rubén Lara, V de Vendeta (1982) y Watchmen (1986) de Alan Moore, con la famosa pregunta que sigue tan pertinente desde entonces a hoy en día: ¿Quién vigila a los vigilantes? Lo mismo va para Cuando el viento sople (1982) de Raymond Briggs, Cerebus (1986) de Dave Sim, Palestina (1992) de Joe Sacco, Tamara Drewe (2005) de Posy Simmonds o Habibi (2011) de Craig Thompson. Otras tendencias a considerar son las que se abren a mundos oníricos, como en The Sandman (1989) de Neil Gaiman, a reinos encantados, como en Bone (1991) de Jeff Smith, a círculos del infierno, como en Agujero negro (1995) de Charles Burns, o a pasados recreados en clave moderna, como en 300 (1998) de Frank Miller y Lynn Varley.
Ya para nuestro siglo el mundo entero se
fuente de inspiración y de todas pardel planeta surgen dibujantes originales, ellos están la iraní Marjane Satrapi con ersépolis (2000), los italianos Barbara CaneAlejandro Barbucci con Muñeca celestial (2000), la coreana Park Kun-woong con Flor (2004), el australiano Shaun Tan con El arri(2006), el brasileño Marcello Quintanilha Mi querido sábado (2009), el argentino ablo Holmberg con Edén o los españoles AnAltarriba y Joaquim Aubert arte de volar (2009), entre muchos otros. Tal vez sea Persépolis obra que mejor muestre el nuevo espíritu de la novela gráfica como síntesis de la existencia cotidiana en cualquier parte del mundo. En este trabajo, Satrapi cuenta su propia historia, la de una niña-adolescente-mujer cuya vida corresponde a los momentos más exultantes y deprimentes de su patria, desde el tiempo de la dictadura del Cha a la creación de un estado confesional, con los ayatolas a la cabeza, donde las mujeres desaparecen detrás de un velo, lo que no les impide decir qué piensan sobre el estado de cosas que guarda su país y actuar en consecuencia.
cos son lo familiar y lo bizarro, lo razonable y lo irracional.
De las márgenes al centro de la cultura, de la sociedad abierta a la represión
“Las primeras historietas surgieron en el siglo XIX y son hijas del auge de la prensa liberal y de su impacto en la sociedad industrial. No fueron obras para niños sino comentarios sarcásticos sobre el estado de cosas prevalecientes”
Recuentos de lo propio y lo ajeno, travesías hacia lo ignoto, lo incongruente, lo intangible, el nuevo cómic, vuelto ya novela gráfica, que va de lo cómico a lo trágico, de lo poético a lo vulgar, explora con ahínco los choques que se dan entre la realidad y el deseo, entre la vida estructurada como casa-escuela-trabajo y la vida libre, sin ataduras, hedonista, minoritaria en gustos y conductas. Las ideas que se ilustran ya no son convencionales sino extremistas en todos los sentidos, radicales en cuestiones sociales, sexuales o políticas. El mundo no es un lugar maravilloso para vivir sino un campo de experimentos y paranoias, de seres tortuosos y torturados, de criaturas que representan sórdidas sabidurías, pesadillas sangrientas, mundos imposibles. El resultado final es una serie de historias absurdas, crueles, despiadadas, siempre obsesionadas en mostrar tanto las sucias entrañas de lo real como los sublimes pensamientos de sus creadores. Bellos u horripilantes, estos cómics sólo quieren estremecernos, hacernos saltar de nuestras confortables creencias. Son espejos implacables de horrores sin fin y amores sombríos, de paisajes delirantes y lúcidas meditaciones sobre el tiempo y sus ritos de paso, sobre la vida y la muerte en sus reveladores dilemas, situaciones y percances. Bombas de tiempo donde sus ingredientes bási-
Volvamos a Jeff Smith y su apología del cómic actual: “Frente a ti aguarda el ingenio, el estilo, el peligro, la curiosidad, la filosofía, las visiones metafísicas, el amor, la angustia, el sexo, la traición, las técnicas depuradas, todo metido dentro de esa cosa, de esa experiencia llamada cómics”. Como lo dice Smith, todo eso cabe en este arte, por lo que el dibujante, aunque a veces lo niegue, es un sujeto público, un agente de cambios, un vocero de sus propios miedos y esperanzas, una piedra en el zapato del poder en turno. Pensemos en la tradición de los caricaturistas mexicanos, desde Guadalupe Posada en adelante: allí están José Clemente Orozco, Miguel Covarrubias, Gabriel Vargas, Alberto Isaac, Rius, Calderón, Ricardo Cucamonga, Jis y Trino, que con sus obras nos hablan de las pulsiones internas de nuestra sociedad, de los puntos dolorosos de nuestra vida pública y privada, de los personajes que nos definen en sus manías y prejuicios, como la Tetona Mendoza, el rey chiquito o Cindy la regia.
El cómic es, hoy en día, un instrumento de persuasión y de escarnio, una herramienta que, a golpes de tinta, libera conciencias aunque muchos se resistan o se enojen. No existe sin riesgos. No se difunde sin amenazas o castigos. El 7 de enero de 2015, en las oficinas parisinas del semanario satírico Charlie Hebdo, dos terroristas matan a varios periodistas, entre ellos a los caricaturistas Stephane Charbonier (Charb), Bernard Verlhac (Tignous), Jean Cabur (Cabu), Georges Wolinski y Phillipe Honoré por burlarse, en sus dibujos, de la religión musulmana. Charlie Hebdo es una publicación que se pitorrea, sin distinciones, de todas las religiones, partidos políticos y figuras públicas. Ahora podemos entender que el cómic, como el resto de las artes, ha derramado la sangre de sus creadores por apostar por una sociedad democrática, laica, capaz de burlarse de todos los miembros de la sociedad, de todas las ideologías, sistemas y creencias. Como lo señala el filósofo español Fernando Savater, en su artículo “Comicadictos” (El País, 26-I-2015), las historietas “mezclan el absurdo, lo insostenible, lo provocativo, la guarrada y la franca puerilidad. No son morales ni inmorales, ni docentes ni decentes. ni satíricas ni
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apologéticas”. ¿Qué son entonces? Son la saga prodigiosa de la libertad con todos sus humores y discusiones, con todas sus ingenuidades y cinismos. Por ello don Fernando acepta que el cómic pertenece a la “tradición estética del gran arte... porque los ilustradores de este género mantienen vínculos evidentes y a veces no meramente serviles con los grandes maestros de la pintura. ¿Quién que esté familiarizado, por ejemplo, con Otto Dix se sentirá sobresaltado por las más audaces caricaturas de los provocadores moralistas —los verdaderos moralistas siempre lo son; los demás son catequistas— de Charlie Hebdo?”
En una sociedad abierta todas las ideas tienen derecho a ser expresadas y todas las caricaturas y los cómics —por más que para algunos sean obscenos o sacrílegos— tienen el derecho de circular y difundirse. Ya no estamos en la época en que las historietas se consideraban un simple entretenimiento infantil, sino en una era donde las tiras cómicas son, en todas sus vertientes y formatos, un arte donde sus creadores lidian con los temas de su tiempo, con las distintas posturas
sobre lo que es un ser humano, sobre la sociedad y sus carencias, sobre el poder y sus estragos. Sea este poder una iglesia, un gobierno, un sistema de pensamiento o un programa económico.
En este siglo XXI, donde el ciudadano común ha adquirido su propia capacidad de movilización pública, de manifestación social, el caricaturista ya no es un individuo solitario: ahora es “Fuenteovejuna” Por eso el arte del cómic se ha vuelto universal en la lucha por defender su libertad creativa frente a todos los totalitarismos y fanatismos que se le pongan enfrente. Es una lucha eterna, desde luego, porque siempre habrá quien se escandalice, quien se sienta ofendido, quien quiera reprimir o censurar en nombre de su dios, su nación o su cultura. El cómic, a partir de la masacre de Charlie Hebdo, ya sabe de qué son capaces sus enemigos y, sin embargo, no ceja en dibujar sus verdades, en colorear sus ironías, en ilustrar la vida sin ataduras ni fronteras. Espacio donde la libertad vive y actúa, escupe y sonríe.
En todo caso, el arte de la historieta nos hace
COMICADICTOS
Quien es ajeno al cómic no comprenderá del todo lo que se hacía en Charlie Hebdo
El trágico episodio del atentado a Charlie Hebdo y los comentarios que ha suscitado me han convencido de que quien no tiene costumbre de leer cómics (perdonen la cursilería, yo diría “tebeos”, pero por lo visto el término ya no se lleva) poco puede entender del asunto. No me refiero propiamente a las cuestiones políticas, como la libertad de expresión, a la que después de haberle hecho dos o tres zalemas convencionales para quedar bien todos los clérigos y asimilados —empezando por el Zumo(sol) Pontífice— se han apresurado a marcar los límites. Sobre esta cuestión, basta con leer Nada es sagrado, todo se puede decir (Editorial Melusina), de Raoul Vaneigem, un compañero intelectual de la misma época en que descubrimos HaraKiri, Wolinski, etcétera y cuyo admirable resumen cabe en una línea: “No hay un uso bueno y
malo de la libertad de expresión, sólo un uso insuficiente” Punto final y pasemos a otra cosa.
Pero, dicho esto, es evidente que quien es ajeno al cómic, a sus usos felices y aún mejores abusos, no comprenderá del todo ni el porqué ni el estilo de lo que se hacía en la revista masacrada. Sumamente dúctil y flexible, adaptado a todos los humores —jocosos o sombríos—, a veces narrativo y otras impresionista, el cómic contribuye a diseñar el perfil ético y estético de quien se envicia con él. Dime qué cómic te gusta y te diré quién eres. Y también de qué tradición estética del llamado gran arte te sientes más próximo, porque los ilustradores de este género mantienen vínculos evidentes y a veces no meramente serviles con los grandes maestros de la pintura. ¿Quién que esté familiarizado, por ejemplo, con Otto Dix se sentirá sobresaltado por las más audaces caricaturas de los provocadores moralistas —los verdaderos moralistas siempre lo son; los demás son
viajar por mundos nuevos y antiguos, por tiempos y espacios conocidos y extraños. El cómic nunca ha sido una creación neutra. Apuesta por la vida sobre la muerte, por la risa sobre la solemnidad, por la democracia sobre el orden jerárquico e inmutable. Es una bocanada de aire fresco en tiempos asfixiantes. Una luz que permanece con nosotros, aunque habitemos el corazón de las tinieblas. O como lo dice la dibujante Alison Bechdell, para leer cómics siempre hay que ajustar la mirada, siempre hay que reconocer que estas imágenes son un territorio por explorar, un horizonte por descubrir Que vale la pena avanzar a su encuentro y, como el niño que aún somos, dedicarles un buen tiempo para perdernos en sus vivencias, personajes y tramas. Como lo expresa Bechdell, leerlos es toparse con “un atisbo de felicidad, con un momento de dicha y liberación. Algo que nunca vas a olvidar”
angel.gabriel.trujillo.munoz@uabc.edu.mx
catequistas— de Charlie Hebdo? Sobre el tema de la pintura en el cómic acaban de publicar Luis Gasca y Asier Mensuro un libro muy interesante y bien ilustrado en la editorial Cátedra.
Como ejemplo de la amplitud de placeres que el cómic ofrece a sus adictos, permitan que me tome como ejemplo, ya que soy el hombre que tengo más a mano, como diría Unamuno. En este momento estoy degustando con la debida parsimonia (sólo leo de un tirón lo que no me gusta) dos obras contrapuestas del género. Por un lado, la más reciente entrega de la afortunadamente inacabable saga de Blake&Mortimer. Como los mejores de ustedes recordarán, Edgar P. Jacobs —el genial colaborador de Hergé al que tanto deben algunas imágenes de Tintín— sólo publicó doce álbumes de las aventuras protagonizadas por Francis Blake y Philip Mortimer. Pero muchos fans nos hemos quedado atrapados en ellas y seguimos pidiendo más y más entregas de las peripecias de
este parangón de la línea clara en que se combinan lo policíaco, el espionaje y la ciencia-ficción. La actual está dibujada por André Julliard y escrita por Yves Sente: Le bâton de Plutarque, y es estupenda, claro. El otro cómic es totalmente distinto: Cowboy Henk (Autsaider Comics) de Kama y Seele, un infrahéroe con físico de súper, cuyas historietas incansablemente diversas mezclan el absurdo, lo insostenible y provocativo, la guarrada y la franca puerilidad. No son morales ni inmorales, ni docentes ni decentes, ni satíricas ni apologéticas, ni… Bueno, véanlas si se atreven.
*Filósofo y escritor español dedicado a la reflexión sobre la ética Sus comentarios críticos, sus gustos y claves de lectura son determinantes para la configuración del gusto estético. Libros suyos: Ética para Amador y El contenido de la felicidad
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POR FERNANDO SAVATER*
*Escritor y poeta, autor de Espantapájaros y Tijuana city, tres novelas cortas
Fo to: Archivo Pa labr a
Interdiálogo crítico con Peter Sloterdijk y las comunidades de estrés
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Sin duda alguna, Peter Sloterdijk (26 de junio de 1947, Karlsruhe, Baden-Wurtemberg, Alemania) representa una de las figuras intelectuales más prestigiosas, provocadoras e influyentes en el pensamiento contemporáneo.
Después de incursionar en innumerables problemáticas contemporáneas, Sloterdijk comprende a las sociedades actuales a partir de cuerpos políticos «como campos de fuerzas constituidos por el estrés, a la vez que como sistemas de preocupaciones que se estresan a sí mismos y se precipitan hacia adelante permanentemente. Estos sólo existen en la medida en que logran conservar su tono específico de inquietud a lo largo de la sucesión de temas día a día, año a año. En este sentido, una nación es un colectivo que consigue mantener la inquietud común. Debe abrigar un intenso flujo constante de temas más o menos estresantes que se ocupe de la sincronización de las preocupaciones de las conciencias para integrar a la población correspondiente en una comunidad de preocupaciones y estímulos renovados a diario. De ahí que los medios de información resulten absolutamente indispensables para la producción de coherencia en las comunidades nacionales y continentales de estrés. Sólo ellos son capaces, con una oferta que es un torrente incesante de temas irritantes, de mantener unido por medio de “contratensiones” (Gegenspannungen) a un colectivo dispar. La función de los medios en una sociedad multi-milieu conformada por el estrés consiste en evocar y provocar al colectivo en tanto tal, presentando propuestas nuevas cada día, a cada hora, para que se excite, se indigne, se llene de envidia, se exalte: una multitud de posibilidades que apuntan al sentimentalismo, al miedo y a la indiscreción de sus miembros. La nación es un plebiscito diario, en el que sin embargo no se consulta sobre la constitución, sino sobre la prioridad de las preocupaciones».
Para realizar este análisis, Sloterdijk se sustenta en un cambio de perspectiva en la in-
vestigación social en torno a una teoría de los grandes cuerpos políticos conformada por: la teoría del estrés, la teoría de la organización, la teoría del crédito, la teoría de las redes y la teoría de medios. También se fundamenta desde la Crítica de la razón cínica (Sloterdijk, 2006) en una Teoría de la Insolencia que “puede abrir en efecto el acceso a una historia política de reflexiones combatientes. Es lo que posibilita una historia de la filosofía como historia social dialéctica: es la historia de la encarnación y de la división de conciencia”
El vínculo en las interacciones sociales se examina a través de la creación simbólica de un estrés configurado de forma crónica. Entre mayor sea la comunidad de preocupaciones, mayor tendrán que ser las corrientes de estrés que funcionan contra la desintegración de la colectividad. Si una comunidad se sulfura ante el peligro de su desaparición, muestra un gran vigor. Demuestra con su efervescencia una fortaleza cimentada en un estrés adecuado a su cohesión.
En la historia de la intersubjetividad, el autor descubre el vínculo originario entre estrés y libertad en la rebelión de los romanos ante la dominación etrusca de Tarquino el Soberbio
en el año 509 a. C. En la era moderna se sitúa en 1765 con la fuga de Jean-Jaques Rousseau (1712-1778), de su persecución política hallando refugio en Île de Saint-Pierre, en el cantón de Berna, en Suiza. Ahí en medio del Lago de Bienne, Rousseau descubriría el umbral entre la pérdida del yo y el autodominio completo (Selbstinbesitznahme) del yo, en el cauce de un torrente interior denominado por el autor como rêverie, ensoñación.
Con la experiencia de sus ensoñaciones, más allá de una meditación abstracta, Rousseau generó nuevas tendencias modernas de la libertad. Sólo a través de una tranquilidad inaudita se encuentra el individuo como un nuevo sujeto de la libertad. Así, Rousseau reflexiona: “¿De qué se goza en semejante situación? De nada externo a uno, de nada sino de uno mismo y de su propia existencia; en tanto tal estado dura, uno se basta a sí mismo como Dios. El sentimiento de la existencia despojado de todo otro afecto es por sí mismo un sentimiento precioso de contento y de paz que bastaría por sí solo para hacer dulce y querida esta existencia a quien supiera apartar de sí todas las impresiones sensuales y terrenas que acuden incesantemente a distraernos y a turbar aquí abajo la dulzura”
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POR FERNANDO MANCILLAS TREVIÑO
La luminosidad de Rousseau en el Quinto paseo para Sloterdijk estriba “en que, con gran seguridad, estamos ante la primera expresión en suelo europeo de una experiencia de la libertad en la que el sujeto de la libertad apela a su existencia sentida, más a allá de todos los resultados y los deberes, más allá también de cualquier pretensión de reconocimiento del otro.” Por lo tanto, “libre es quien logra conquistar la despreocupación. En un sentido de lo más actual, libre es aquel que experimenta el descubrimiento de una desocupación sublime en su interior. A partir de ese momento, sólo será verdaderamente libre aquel que dirija su atención hacia sí mismo y logre que la fuente del sentimiento de la existencia empiece a fluir en su interior; no en forma de aburrimiento (Langweile), como en Heidegger, ni en forma de asco, como en Sartre, sino con un tono de euforia contenida, que es una afirmación abstracta genérica que se manifiesta previamente a cualquier consentimiento. En este tipo de descubrimientos, el punto decisivo es la falta de relación con el rendimiento. El sujeto del Quinto paseo no es un sujeto de conocimiento ni
un sujeto de voluntad, ni un sujeto emprendedor ni un sujeto político. En este sentido, “su nueva libertad se muestra en su extática inutilidad para todo. Según Rousseau, el hombre libre descubre que es el hombre más inútil del mundo: y le parece muy bien”.
Por otro lado, Sloterdijk describe dos formas de falta de libertad (Unfreiheit). La primera se comprende como opresión política, donde la coerción y represión sociopolítica configura un sistema de estrés cuyo resultado se sustenta en la prevención del estrés, a través de la sumisión, obediencia, vigilancia por parte de los subalternos, en lugar de una oposición, resistencia o rebeldía. La segunda como aflicción frente a la realidad. En ella: “El secreto de la modernidad se esconde en su capacidad de reclutar gente de todo origen y confesión para las grandes campañas, la campaña por la progresiva descarga del estrés anónimo de la opresión por medio de lo real.” De nuevo, el autor recupera a Rousseau: “Con la liberación de las preocupaciones, el estrés y la realidad, la subjetividad sale a la luz,
“Con la experiencia de sus ensoñaciones, más allá de una meditación abstracta, Rousseau generó nuevas tendencias modernas de la libertad”
subversiva e inevitablemente, aun de manera momentánea y efímera” Ante ello, el autor descubre la radioactividad del sujeto como aquella capacidad de ensoñación y transformación de un individuo que genera la ensoñación y transformación del otro. Se encuentra, entre otros, en los grupos de artistas de vanguardia con una gran capacidad de radiación.
Un ejemplo emblemático es la obra de Samuel Beckett (1906, Foxrock, Irlanda-1989, París, Francia), Premio Nobel de Literatura 1969, como una perspectiva de la libertad en contraposición a la exigencia de la realidad. En su obra Eleutheria (1947), su protagonista declara:
“Es sencillo. Siempre quise ser libre. No sé por qué. Tampoco sé qué significa ser libre. Aunque me arrancaran todas las uñas no sabría definirlo. Pero sé qué es sin necesidad de ninguna palabra. Es algo que siempre anhelé. Todavía lo anhelo. Sólo anhelo eso. Antes era prisionero de los demás. Por eso me alejé de ellos. Entonces pasé a ser prisionero de mí
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Jean-Jaques Rousseau
mismo. Eso fue aún peor. Por eso me alejé de mí mismo”
Sin embargo, de manera deslumbrante, el impulso de la irradiación subjetiva proviene de las tendencias migrantes. Aquellas rechazadas, expulsadas y menospreciadas por los sistemas sociales imperantes. En ellas, sin mayor esperanza, se encuentra el futuro de la humanidad.
Peter Sloterdijk, filósofo y catedrático de estética y filosofía en la Universidad de Arte y Diseño de Karlsruhe, de 1992 a 2017, donde fue designado rector de 2001 a 2015. De 1968 a 1974 estudió Filosofía, Historia y Filología Germánica en las Universidades de Múnich y Hamburgo. En 1971 presentó su tesis de Maestría: El estructuralismo como hermenéutica poética Entre 1972 y 1973 escribió un ensayo sobre la teoría estructural de la historia de Michel Foucault y un estudio titulado: La economía de la historia juegos de lenguaje. Sobre la crítica de la constitución lingüística de los objetos En 1976 se doctoró en el Departamento de Lingüística de la Universidad de Hamburgo con la tesis: Literatura y organización de la experiencia de vida. De 1978 a 1980 se hospedó en el centro de meditación del gurú Bhagwan Shree Rajneesh (más tarde llamado Osho) en Pune, India, cambiando
su perspectiva filosófica. De 1980 a 1991 fue un escritor independiente. En 1993 fue nombrado director del Instituto de Filosofía Cultural de la Academia de Bellas Artes de Viena hasta ocupar una cátedra de Filosofía Cultural y Teoría de los Medios de Viena, en 2001. Durante 2000 participó con la Fundación Albert Schweitzer para nuestro medio ambiente. En 2005 recibió el prestigiado Premio Sigmund Freud de Prosa Científica por la Academia Alemana de Lengua y Literatura y también el Premio Lessing de Crítica en 2008. A partir de 2008 Peter Sloterdijk es miembro de la Academia Libre de las Artes de Hamburgo. En 2017 recibe el Premio Helmuth Plessner. Asimismo, el Premio Europeo de Cultura Política de la Fundación Hans Ringier (50 mil francos) le es otorgado en 2021.
Desde la publicación de su obra Crítica de la razón cínica en 1983, Sloterdijk obtuvo la atención del público convirtiéndose en un best seller (de 786 páginas), con más de 150 mil ejemplares vendidos, siendo el libro de filosofía más leído y discutido en Alemania.
De su inmensa obra se encuentran: El árbol mágico. El surgimiento del psicoanálisis en 1785. Un ensayo épico en la filosofía de la psicología
(1985), El pensador en el escenario. El materialismo de Nietzsche (1986), Eurotaoísmo. Aportaciones a la crítica de la ciencia política (1989), hasta su magna obra en tres volúmenes: Esferas I: Burbujas. Microsferología (1998), Esferas II: Globos. Macrosferología (1999), Esferas III: Espumas. Esferología plural (2004). También destacan: En el mundo interior del capital. Para una teoría filosófica de la globalización (2005), Ira y tiempo. Ensayo psicopolítico (2006), Temperamentos filosóficos: de Platón a Foucault (2009), Has de cambiar tu vida. Sobre antropotécnica (2009), Muerte aparente en el pensar. Sobre la filosofía y la ciencia como ejercicio (2011), Los hijos terribles de la Edad Moderna. Sobre el experimento antigenealógico de la modernidad (2014), El Proyecto Schelling. Un informe (2016), Las epidemias políticas (2020), El arrepentimiento de Prometeo (2023), entre otros.
Peter Sloterdijk, Estrés y libertad, México, Ediciones Godot, 2019.
Peter Sloterdijk, Crítica de la razón cínica, Madrid, Ed. Siruela, 2006.
Jean-Jaques Rousseau, Las ensoñaciones del paseante solitario, Madrid, Ed. Alianza, 1979.
fernamancillas@yahoo.com
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*Profesor-Investigador de la Universidad de Sonora
“El vínculo en las interacciones sociales se examina a través de la creación simbólica de un estrés configurado de forma crónica”
Fo tos: Archivo Pa labr a
ESTAR NEPANTLA
Vislumbres del sector cultural de Baja California
Hace poco más de un año puse a consideración de la secretaria de Cultura de Baja California, Alma Delia Ábrego, realizar la primera caracterización del sector cultural del estado. Lo pude hacer gracias a la mediación de nuestra amiga Ava Ordorica, responsable de la Zona Costa de la institución.
El pasado martes 6 de junio, en un foro público, como mandata la Ley de Planeación al COPLADE (Comité de Planeación para el Desarrollo del Estado) organizar para su validación, se presentó en Mexicali el Programa Sectorial de Cultura 2022-2027. El documento es la guía de trabajo del sexenio. Sus páginas integraron el ahí llamado diagnóstico del sector cultural bajacaliforniano que tuve a bien llevar a cabo.
No es asunto menor que Baja California sea la primera entidad federativa en contar con este estudio para sustentar sus políticas públicas en cultura. Esto fue posible gracias al alto grado de desarrollo del Sistema de Cuentas Nacionales de México que encabeza el INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) y particularmente del logro que ha significado la Cuenta Satélite de la Cultura.
Lo anterior revela una virtud del reporte: podrá ser actualizado año con año. La comparabilidad se torna central para la evaluación y al-
cance de los compromisos trazados en el programa sectorial. De igual manera, con el tiempo la comunidad cultural desde lo público, lo empresarial y la sociedad civil, acumulará información indispensable para tomar decisiones en sus campos de intervención.
Pero lo puramente estadístico no sería comprensible sin una narrativa que lo explique. Es por ello que lo publicado contiene un primer abordaje, da cuenta de la génesis y desarrollo del sector cultural de la entidad. Esta suerte de columna vertebral permitirá, sobre todo a los cuerpos académicos, construir nuevas líneas de investigación.
En otro escenario, a los estudiantes de tantas carreras que atañen al ámbito de la cultura, les proporciona una fuente de información para
estimar sus oportunidades de trabajo. Tampoco hay duda de que el acervo alimentará el conocimiento de las relaciones bilaterales con California, tan desarrollada en sus análisis de la economía cultural.
La tarea de socialización de las condiciones del sector cultural en Baja California no será rápida ni sencilla. Casi nadie escapa a la resistencia al análisis y la estadística.
Sobre todo, habrá que confiar en las instituciones de educación superior y en ciertas organizaciones no gubernamentales para poner empeño a una labor que demanda, sobre todo, paciencia.
Lo que se puede leer en el programa sectorial no es todo lo que se puede saber Queda para un próximo empeño añadir otras vertientes que están ahí para enriquecer
lo que es, con toda legitimidad, un área de estudio con oportunidades.
Una batería resumida
A nivel nacional, según la actualización vigente al año 2021 de la Cuenta Satélite de la Cultura, el sector cultural aportó el 3% del PIB (Producto Interno Bruto) nacional, lo que se traduce en 736 mil 725 millones de pesos y la suma de un millón 273 mil Puestos de Trabajo Ocupados.
Conviene subrayar que el área de medios audiovisuales participa con el 35% del PIB de la c ultura a nivel nacional.
Por lo que refiere a Baja California, con cifras también al año 2021, el Producto Interno Bruto del Estado (PIBE) fue de 3.8%, lo que significan más de 800 mil millones
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POR EDUARDO CRUZ VÁ ZQUEZ*
de pesos. Esto se traduce en que el PIB cultural nacional es tan potente como toda la economía de la entidad fronteriza.
Al indagar sobre el sector cultural, el ejercicio realizado con cifras del año 2021, la aportación alcanzó el 4.2% del PIBE estatal, con un monto de 38 mil millones de pesos. El dato sólo comprende la actividad del mercado cultural.
En cuanto a los Puestos de Trabajo Ocupados del sector al año 2021, fueron del orden de 56 mil, que se traduce en el 3.3% del total del estado, que ascendieron a más de un millón de empleos.
Por áreas generales del PIB de la cultura en el estado, los medios audiovisuales aportan alrededor del 60%, mientras que las actividades vinculadas al diseño y servicios creativos el 16%.
Esta alta concentración de la actividad económica de la cultura vinculada a las industrias creativas, a
las tradicionales industrias culturales y a la llamada cultura digital, confirman la vocación que históricamente ha tenido Baja California en este campo.
Un historial que goza de múltiples referentes en todos los ámbitos de la producción cinematográfica.
En cuanto a Unidades Económicas, Baja California cuenta con alrededor de 126 mil establecimientos, de los cuales 2 mil 744 son característicos del sector cultural, siendo 160 empresas del ámbito audiovisual. Cabe destacar que del total estatal en unidades culturales mil 332 se concentran en Tijuana.
en cuanto a porcentaje de largometrajes registrados por entidad, con 7, y el noveno lugar en cuanto a cortometrajes con 2.7.
Igualmente Baja California ocupa el séptimo lugar nacional con 10 carreras y posgrados en cine y audiovisual vigentes al año 2021.
Al revisar las cifras de las donatarias culturales también por estados de la federación, se dan los matices, habida cuenta que la mayor parte de los dineros van a organizaciones asistenciales, alrededor del 80%, casi 35 mil millones de pesos en el ciclo fiscal 2021.
Las actividades del sector cultural de la Ciudad de México jalaron, en números redondos, 778 millones de pesos, en Jalisco 108 millones, en Nuevo León 92, en el Estado de México 56, en Sinaloa 55, en Baja California 43, en Yucatán 40 y en Chihuahua 18 millones de pesos.
De los 12 tipos de donatarias que maneja la Secretaría de Hacienda, cinco acumulan la mayor parte de los donativos en Baja California. Estas son las asistenciales, en millones de pesos redondos, con 545 mil 072, seguida de las educativas con 182 mil 564, las ecológicas con 152 mil 869, las científicas con 73 mil 183 y las culturales con 43 mil 895 millones de pesos respectivamente.
“No es asunto menor que Baja California sea la primera entidad federativa en contar con este estudio para sustentar sus políticas públicas en cultura”
Otro dato relevante consiste en saber que Baja California tiene el cuarto lugar en el número de habitantes por pantalla, la suma de 10 mil 682, contabilidad arriba de la Ciudad de México, Nuevo León y Quintana Roo.
El Reporte de referencia da constancia de 21 donatarias culturales, de las cuales la mayor captación fue del Patronato Pro-Construcción de la Catedral de Tijuana con 14 millones 698 pesos, seguida de la Fundación de Artes Musicales de Baja California con 13 millones 344 mil pesos, el Patronato de la Orquesta de Baja California con 5 millones 689 mil pesos y la Fundación Entijuanarte con 3 millones 585 mil pesos.
Por otro lado, con base al Anuario Estadístico del IMCINE (Instituto Mexicano de Cinematografía) al año 2021, sabemos que el estado alcanzó el 7% nacional en cuanto a locación recurrente, el cuarto lugar
El estudio sectorial señala lo que atañe a las organizaciones donatarias. Sólo tres estados de la nación superan la captación de los mil millones de pesos de donativos, en orden de recursos Chihuahua, Sinaloa y Baja California, monto que fue del orden de 1,088,085 millones de pesos.
A las sumas, Baja California aparece con una nitidez nunca vista. Ojalá se le saque provecho a tan detallada fotografía.
angol97@yahoo.com.mx
*Periodista, gestor cultural, ex diplomático cultural, formador de emprendedores culturales y ante todo arqueólogo del sector cultural
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Gr áfi cas: Cortesía
Prólogo a Nietzsche. El príncipe sublime del intelecto de Rael Salvador
EL RELÁMPAGO INTERIOR
En Nietzsche. El príncipe sublime del intelecto (La Jornada Baja California, 2023), Rael Salvador nos invita a un viaje a través de las turbias profundidades del ser humano, sumergirse en la tormenta de pensamientos no sólo propios sino de uno de los filósofos más provocadores que sacudió los cimientos de la moral, la religión y la cultura occidental
ZARRIA*
El aforismo de Humano, humano el nacimiento de Para Friedrich Nietzsche, amistad nace cuando cho al otro y ciertamente más que a uno mismo, cuando asimismo se le ama, a sí y cuando finalmente, para se sabe agregar el delicado toque y aura de la intimidad, pero al mismo tiempo prudentemente de la intimidad mente dicha de la confusión
La tensión inherente del aforismo rización de la amistad en sentido entre [Zwischen] el yo y el tú, el amor, entre la proximidad entre es el equilibrio de la fuerza junto al nos-otros.
Por un lado, tenemos al que martillea la ficción garantista física, las convenciones, el gregarismo, táforas y prefiere la vitalidad
Uno que piensa sobre la amistad trictamente filosófico. La idea nietzscheana de la amistad vista en sentido g rismo en el párrafo 7 de La gaya ciencia (1882) dice: “Todas las especies de pasiones tienen que ser repensadas individualmente» rastreadas individualmente a través de los tiempos y de los pueblos, de las grandes y pequeñas individualidades [...] Hasta ahora carece aún de historia todo lo que ha dado color a la existencia: ¿dónde podría encontrarse una historia del amor» de la codicia, de la envidia» de la conciencia, de la piedad, de la crueldad? [...] ¿Se ha expuesto ya la dialéctica del matrimonio y de la amistad?”
Por otro lado, nos encontramos con un Nietzsche demasiado humano: el de la “Correspondencia” Un Nietzsche por momentos invadi-
do por la amistad y por otro, asfixiado por la soledad. Un Nietzsche que elige con cuidado llamar a sus amigos [Herzensfreunde], amigo del corazón, y se muestra agradecido por los astutos juegos del destino que le ponen frente a amigos sin merecerlo, frente al agradable «olor de amistad». Un Nietzsche que prefiere el amigo al prójimo, tal como lo dice en Así habló Zaratustra (18831885): “Yo no les enseño el prójimo, sino el amigo. Sea el amigo para vosotros la fiesta de la Tierra y un presentimiento del superhombre. Yo les enseño el amigo y su corazón rebosante. Pero hay que saber ser una esponja
“Lo que encontrarán en este libro son las reflexiones personales de una amistad que se ha forjado con el tiempo y con el filósofo”
si se quiere ser amado por corazones rebosantes. Yo les enseño el amigo en el que el mundo se encuentra ya acabado, como una copa del bien, —el amigo creador, que siempre tiene un mundo acabado que regalar”.
Lo que encontrarán en este libro son las reflexiones personales de una amistad que se ha forjado con el tiempo y con el filósofo. Rael Salvador no desprecia las convenciones del pensamiento académico. Simplemente no es el momento y se lanza con audacia al encuentro con el espíritu nietzscheano. Es una celebración a los cincuenta
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POR SANTIAGO M.
Fo to: Archivo Pa labr a
años de amistad, una oda al primer encuentro que ha madurado con el tiempo y que desafía las interpretaciones tradicionales sobre Nietzsche, porque como él, piensa que “sólo inter pares hay una comunicación verdadera, completa y perfecta. Sólo inter pares una amistad perfecta” que le dota de esperanza al trabajo y fuerza al pensamiento creativo que ha llevado realizando durante todos estos años. Una vida filosófica-práctica que se ha comunicado por ideas y que ahora al despliegue de sus experiencias concretas enriquece las ideas nietzscheanas.
Rael Salvador nos invita a un viaje a través de las turbias profundidades del ser humano, una invitación a sumergirse en la tormenta de pensamientos no sólo propios sino de uno de los filósofos más provocadores que sacudió los cimientos de la moral, la religión y la cultura occidental. En estas páginas, desde “El caballo de Turín” hasta “La encarnación animal de Dios” el lector se encontrará con el atrevimiento, la distancia y la seriedad que sólo la amistad forjada con los años otorga. El ritmo del libro marca el encuentro de Friedrich Nietzsche con Arthur Schopenhauer y la desaparición del tiempo frente a un libro que ha sido escrito para uno. Una manada de libros relincha como el caballo de Turín en el encuentro.
El mundo visto en el ojo de la bestia que da futuro al pasado es cuestionado por la mirada sospechosa del Pandemónium (1990) creado por Rael Salvador, porque para él “¡Sólo somos animales que respiramos fábulas!”, dioses que traen a la vida muertos ilustres para bailar con ellos, para caminar con ellos. Para embriagarnos con la palabra.
El lector tiene dieciséis capítulos que atravesar. ¡No hables, canta! ¡No camines, baila! Es una invitación a filosofar, porque “quienes saben alegrarse con nosotros están por encima y más cerca de nosotros que quienes nos compadecen. La alegría compartida hace al «amigo» (al que se alegra con nosotros): la compasión, al compañero de desgracias. Una ética de la compasión requiere como complemento la ética, aún más elevada, de la amistad”. Esa ética de la amistad está atravesada por un decir sí a la vida. No es una ficción metafísica, es una actividad práctica que forma parte de la vida misma. De la actividad creadora de la amistad.
Mi querido amigo, como le dice Nietzsche a Rohde: “no me olvides en tu necesidad, no ol-
vides que en las aguas de la aflicción hay no obstante un par de troncos. Y si no hay ninguno, siempre está la mano del amigo a la que te puedes agarrar, estés como estés. Veo que afuera hace un azul, tranquilo y frío día de otoño. Que te vaya bien querido amigo, y estate seguro de mi amistad”. Pero no se equivoquen: este libro no es un simple compendio de textos. Es un lla-
mado a la acción, a vivir de manera auténtica y sin concesiones. A medida que nos adentremos en él podemos encontrar la chispa que encienda el relámpago interior y nos impulse a transgredir nuestras propias limitaciones.
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*Presidente de Filosófica, Fundación de Estudios Filosóficos, Políticos y Culturales, Ecuador
Capítulo II*
HACIENDO CASO A LAS SIRENAS DIABÓLICAS
QUE SE MANIFIESTAN EN LAS LIBRERÍAS
Yo pertenezco a esos lectores de Schopenhauer que, desde que han leído la primera página, saben con certeza que leerán la obra entera y que escucharán cada una de sus palabras.
F. Nietzsche (en su juventud)
En el orden natural de los estantes, los griegos dan paso a los latinos. De esa manera las lecturas previas son el hilo de Ariadna que nos salvan del laberinto del conocimiento (perdernos para volvernos a encontrar). Sacudió un poco el polvo bajo y observó ensimismado las ediciones de Aulo Gelio, Cicerón, Quintiliano, Catulo y Lucrecio. Lo sublime en piel y páginas, auténtico oro que decora al tiempo. Recordó Nietzsche que los antiguos lo resumían en un relámpago estremecedor: “Las palabras nacen de la belleza y el encanto”.
La hora silenciosa de la luz —de Oriente a Occidente—, cuando el libro se abre como cortina. Mas hay otros, donde uno invierte la visión y la caligrafía se desplaza a la inversa: las lenguas árabes —el hebreo y el japonés, por también citar a otras— se instituyen con el levante y, bajo el imperio de las estrellas, que no son otra cosa que dioses en descanso, se hunden en el poniente para recomenzar con o como el Sol, esa nave de los egipcios.
Hacía buen Sol, por cierto, y sus anteojos de vidrio verde le habían descansado los ojos. Montó en su mano —agilidad que le divierte— uno de los dos tomos que, en mesa aparte y con singular apariencia, llamaron su atención: Die Welt als Wille und Vorstellung (El mundo como voluntad y representación), editado en 1819 por Brockhaus y escrito por un filósofo nombrado Arthur Schopenhauer
“Schop” —en sentido literal—, para la tierna Lou Andreas-Salomé, Paul Rée y él, Nietzsche, en el tiempo por venir
En las librerías de anticuario, más que en otro lugar, se cuelan novedades añejas que no
se aprecian o se aprecian demasiado. Mara villas para demonios que olfatean la efervescente exquisitez de la sangre en la tinta.
“De todo lo escrito yo amo sólo aquello que alguien escribe con su sangre. Escribe tú con sangre: y te darás cuenta de que la sangre es espíritu. No es cosa fácil el comprender la sangre ajena: yo odio a los ociosos que leen”, la reverberación puntual en el eco de Zaratustra.
Aquí —si deseamos ofrecer una estampa que copule con la verdad— no hay más remedio que parafrasear al viejo Kierkegaard: «Que otros se lamenten de que los “libros” son malos; yo me quejo de su mediocridad, puesto que ya no desbordan en ellos pasiones... Por eso mi alma se vuelve siempre al Viejo Testamento y a Shakespeare. Aquí se siente, en todo caso, la impresión de que son hombres los que hablan: aquí se odia y se ama de verdad, se mata al enemigo, y se maldice a su descendencia por todas las generaciones; aquí se peca» (y que Herman Hesse, poco después, leerá como lección magistral).
El pesimismo que interpreta en las ideas de “Schop” lo llena de entusiasmo, al grado de sentir una voz tierna que le dice al oído: “¡Llévatelo!” “Llévate este libro a casa”. La música de las palabras lo marea con dulzura y, haciendo caso a las sirenas diabólicas —esas que se manifiestan en las librerías y los prostíbulos—, paga en caja y se encamina sobre el sendero dejado por sus pasos.
Los días siguientes, Nietzsche se ve en la urgencia de elaborar un horario para sus sueños: cuatro horas. De dos de la madrugada a seis de la mañana. Así aprovechará una suma cuantiosa de vigilia, por que no puede existir descanso ante un libro atípico que ha sido exclusivamente escrito “para uno”.
El jugo gástrico del intelecto baña con delectación el cuerpo de un arácnido suculento:
repudio, ironía, desilusión, veneno, orientalismo, acercamiento a las más profundas e inhóspitas verdades del hombre...
En dos semanas, Schopenhauer es digerido.
Sobrado de juventud (21 años, en 1865), Nietzsche es lúcido, demasiado lúcido —en su viaje con retorno, la “Nave de los locos” no embarca a otro tipo de pasajeros—, y retozando ya en la telaraña surgida del cascarón cósmico de sus sábanas, sabe que —para gracia y gusto de su admirado Richard Wagner— se ha convertido al schopenhauerismo.
*Adelanto del Capítulo II de Nietzsche. El príncipe sublime del intelecto (La Jornada Baja California, 2023), de Rael Salvador
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Fo to: Archivo Pa labr a
Si una mañana de verano un terremoto
POR DANIEL SALINAS BASAVE*
El 19 de septiembre de 1985, poco antes del amanecer, fallecía en Siena el escritor Italo Calvino a los 62 años de edad. En el momento en que el autor de El Barón Rampante expiraba en Italia, víctima de un derrame cerebral, en la Ciudad de México era aún noche cerrada (¿hubo tocada de Rockdrigo González la noche del 18 de septiembre?). Calvino agonizaba mientras el manto de la muerte estaba por caer sobre la espalda de la capital mexicana. La “ciudad invisible” no eran los edificios que vivían sus últimos minutos de vida, sin las entrañas de la rejega tierra del Altiplano. El subsuelo velaba armas; el Hotel Regis aún estaba en pie y la vieja colonia Roma se preparaba para su último amanecer Ignoro si alguien en México se enteró de la noticia de la muerte de Calvino horas antes del temblor e ignoro si habrá habido alguien con cabeza para pensar en el legado del escritor al día siguiente en medio del Apocalipsis sísmico. Acaso en la guardia nocturna de algún periódico hayan recibido el cable (en el 85 se vivía aún en la prehistoria periodística) pero dudo mucho que en la edición del 20 de septiembre alguien se haya tomado el tiempo de dedicarle un obituario.
Del temblor nos enteramos por la mañana en la escuela. Nos dijeron que la Ciudad de México había quedado destruida. En aquel verano agonizante, recién ingresado a sexto de primaria, ni por la cabeza me pasaba que tres años después nos exiliaríamos por un tiempo a esa ciudad devastada. De la muerte de Calvino, obvia decirlo, no me enteré ese día, ni al siguiente y en realidad pasarían muchos años antes de sumergirme en sus páginas, pero una vez que eso sucedió nada fue igual. Eso sí, en 1985 ya me daba por edificar ciudades imaginarias y al igual que Cosimo Piovasco, me encantaba subir a los
árboles (Cosimo inició su vida arborícola el 15 de junio de 1767 y no volvió a bajar nunca a pisar la tierra, mientras que yo tuve una casita de árbol allá por 1981, pero después el árbol, la casita y la casa misma que lo albergaba se transformaron en ceniza, aunque yo sigo sin tirar cable a tierra). Llegué a Las ciudades invisibles cuando era empleado de la Librería Castillo allá por el 94 y años después Patricia Basave puso en mis manos Si una noche de invierno un viajero y sólo pude concluir que los cuentos apócrifos con autores y lectores imaginarios son mi único camino posible para no parecer un narrador de
personalidad múltiple. “Más que escribir un libro me interesan los procesos generadores de historias”, dijo Italo. La fantasía es un lugar en el que llueve. Calvino traza la cartografía de la lluvia mientras a mí me da por imaginar que esta noche está muriendo un creador al que aún no descubres y se está escribiendo un libro que leerás muchos años después si antes no se atraviesa en tu vida uno de los mil y un temblores del mañana.
danibasave@hotmail.com
*Ensayista y periodista Reside en Tijuana desde 1999. Autor de Juglares del Bordo, El lobo en su hora, Bajo la luz de una estrella muerta
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Fo tos: Archivo Pa labr a
“Calvino agonizaba mientras el manto de la muerte estaba por caer sobre la espalda de la capital mexicana”
Sentido adiós a Nuccio Ordine
En la creciente incertidumbre, en medio de un mundo en emergencia, fallece el escritor Nuccio Ordine (Diamante, 64 años). Hospitalizado días atrás —en Cosenza (Calabria, Italia)— por un fuerte dolor de cabeza, este sábado 10 de junio el derrame cerebral dejó su impronta irreparable: la muerte del profesor y ensayista, del investigador y divulgador
El pasado mes de mayo Ordine recibió la distinción del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2023. Amante de la verdad, la ciencia y la poesía, la ausencia Nuccio Ordine será notable. No sólo habrá que tolerar un grave silencio, sino tendremos que sustituir su esfuerzo intelectual por una nueva voz crítica.
Auténtico defensor de los profundos baluartes de la humanidad, cifrados en sus libros: “El umbral de la sombra” (2008), “La utilidad de lo inútil” (2013), “Clásicos para la vida” (2015) o el reciente “Los hombres no son islas” (2023). A decir de la Fundación Princesa de Asturias, Ordine fue “un hombre comprometido con la educación y la defensa de las humanidades”.
Atrapado en la belleza y la defensa de la c ultura, Ordine armonizó en su pedagogía literaria —en contra de lo banal por excelencia y en franca oposición a las falsas sirenas comerciales de la salvación— la estima del legado libresco de todos los tiempos como auténtico valor de intercambio social al uso y desplegó su manifiesto, “La utilidad de lo inútil”, a través de una regia consulta histórica —realizada a pensadores, filósofos, artistas y escritores—, para desplegar una más que viable “sabiduría humanista” sin fronteras.
Vuelvo a las palabras del profesor Ordine: «Todo lo que hacemos está contaminado por la dictadura del beneficio. La cultura es la única resistencia a la lógica económica actual. (...) Hoy se sabe que con dinero se puede comprar a los políticos, a los jueces, las televisiones, etc., pero lo único que no se puede comprar es la cultura. Cojamos al hombre más rico del mundo y que nos firme un cheque en blanco y diga “quiero com-
prar cultura, conocimiento, saber”. Es imposible, la cultura es un esfuerzo personal que nadie puede hacer en nuestro lugar No podemos estar orgullosos de lo que sabemos sino del esfuerzo que nos ha costado saberlo».
En la globalización presente se ha redibujado
el planisferio con líneas divisorias muy tenues —vaporizadas, pero aún visibles— que nos permiten todavía observar los conflictos internos los levantamientos, las huelgas (reventadas), las declaraciones de independencia, las rebeliones, las revueltas, las revoluciones, las contrarrevoluciones, etc.—, los cuales, gracias a los hombres
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POR RAEL SALVADOR*
Fo to: Dani Codina
de “Cultura”, terminan en graves conflagraciones internacionales, como la que en este mismo instante estamos padeciendo
Si damos por hecho que la crisis de la cultura es evidente, la primera visión inmunda surgirá al observar el fracaso de las políticas de impacto social y su estrecho vínculo con la pedantería universitaria o parlamentaria, sin dejar de lado la evidente irresponsabilidad en el rubro de educación y cultura.
Por decir lo poco, negarse a la estupidez, re-
chazar la ignorancia o sustraerse rismos —que el autor de “Tres coronas rey” (2022) nunca dejó de remarcar— se ocupará de la mano guía de N
En la creciente incertidumbre de en medio de un mundo que celebra lo “útil”; ante esa fuerza implacable la muerte, seguro que ya nada después de ne será igual que antes. Descanse
raelart@hotmail.com y
Prólogo al libro Laconversacióninfinita*
En una bellísima página de sus Ensayos, Michel de Montaigne nos recuerda que se puede hablar de uno mismo aunque el “argumento”, como en su caso, resulte “estéril” y “magro”:
Sí, pero me dirán que el propósito de servirse de uno mismo como argumento del cual escribir sería excusable en hombres singulares y famosos que por su reputación han suscitado algún deseo de conocerlos. [...] No es conveniente darse a conocer salvo si se tiene algo en lo que hacerse imitar, y una vida y unas opiniones que puedan servir de modelo. [...] Los otros han osado hablar de sí mismos porque les ha parecido un argumento digno y rico; yo, en cambio, porque lo he encontrado tan estéril y tan magro que no puede surgir sospecha alguna de ostentación. Juzgo de buena gana las acciones ajenas; de las propias, ofrezco poco que juzgar a causa de su nihilidad. No veo tanto bien en mí que no pueda decirlo sin sonrojarme (II, XVIII).
Se trata, es cierto, de una elegante declaración de modestia que alude a su “autorretrato” Pero las palabras del gran filósofo francés —su profunda convicción de escribir para sí mismo, de haber elaborado un libro “consustancial a su autor” y de exclusiva “utilidad personal”— nos autorizan, al mismo tiempo, a pensar que cualquier vida, aun la más alejada de los focos de la fama y de los escenarios públicos, merece siempre ser contada.
Y si esto es cierto en el caso de personas humildes y comunes (“un hombre como los otros”, por citar de nuevo a Montaigne), imaginemos hasta qué punto la escritura de sí es “excusable en hombres singulares y famosos, que por su reputación han suscitado algún deseo de conocerlos”
En este volumen, el autor presenta una serie de entrevistas a mujeres y hombres célebres que con sus obras han contribuido a animar, en diversos sectores, el debate sobre la cultura contemporánea. No es una elección dictada por un canon concreto (se incluye a un autor y se excluye a otro de acuerdo con este o aquel parámetro) o por la preferencia personal (este me gusta, este otro, no), sino de una recopilación que, en una visión diacrónica, muestra sus inevitables lazos con la actualidad. La publicación de un libro, la celebración de un cumpleaños, la organización de un evento o de un espectáculo están en el ori-
gen de estas conversaciones que, en el transcurso del tiempo, se han publicado en las páginas culturales de El País.
Una entrevista es siempre una ocasión para hablar de uno mismo, un pretexto para relatar fragmentos de vida y de cotidianidad, una oportunidad para aclarar el propio pensamiento o, mejor aún, para descubrir indicios sobre la misteriosa relación que se establece entre autor y obra (“No he hecho tanto mi libro”, sugiere agudamente Montaigne, “como mi libro me ha hecho a mí”). Y esto ocurre también cuando el mismo entrevistado declara, a modo de preliminar, su fastidio por los medios de comunicación o su reticencia a hablar de sí mismo y de su trabajo. Es una amplia galería en la que tienen cabida autores de numerosos países (España, Francia, Portugal, Reino Unido, Italia, China, Alemania, Nicaragua, Hungría, República Checa) y obras de diversa naturaleza (libros de poesía y novelas, ensayos filosóficos y científicos, cuadros, esculturas, representaciones teatrales y cinematográficas).
Como sucede en una gran exposición, también en este volumen es posible encontrar algunos de los grandes temas que afligen nuestro presente. Por ejemplo, en muchos de los “retratos” se evoca, en formas y maneras diversas, la imagen del infierno. Tragedias colectivas y tragedias personales se superponen mostrando los variados rostros que puede adoptar la despiadada violencia: del exterminio de millones de inocentes llevado a cabo por los feroces nazis (Shoah) a los campos de concentración soviéticos (Gulag de la Unión Soviética), de las persecuciones de los regímenes totalitarios (China) a las masacres del fanatismo religioso (“Charlie Hebdo” en París), de las amenazas de muerte de los mafiosos con-
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POR NUCCIO ORDINE
tra escritores y jueces (Camorra napolitana) a las inhumanas condiciones en las que se obliga a vegetar a poblaciones hambrientas e inermes (los efectos devastadores de las terribles desigualdades).
Pero basta con cambiar de sala, o con pasar página, para encontrar también testimonios preciosos en los que la alegría de vivir surge en sus múltiples manifestaciones: la pasión por la creación artística y por la escritura, el amor a la enseñanza y a la investigación científica, la lucha por la igualdad y por los derechos civiles, la atención a las cosas simples y a los más humildes gestos cotidianos. Se trata de caminos diferentes para continuar cultivando la utopía y la esperanza, para pensar una sociedad más justa e igualitaria, para imaginar un futuro distinto del que impone el pensamiento único del rapaz neoliberalismo.
Una entrevista es siempre también un cuerpo
a cuerpo con el interlocutor, una manera de acosarlo con preguntas, a veces insidiosas e impertinentes, para invitarlo a decir lo indecible, para empujarlo a mostrarnos lo invisible. Pero en este cerrado enfrentamiento también quien interroga, a su vez, termina inevitablemente por descubrir sus cartas, por revelar su visión del mundo.
Recopilar entrevistas publicadas en las páginas de un periódico significa sustraer del olvido pensamientos que no habrían podido evitar el destino de la obsolescencia, impuesto por el ritmo apremiante de la crónica y de la novedad. Pero significa también ratificar, a través de las palabras de los ilustres entrevistados, la importancia del arte y de la filosofía, de la literatura y de la música, de la arquitectura y de la investigación, de la ciencia y del cine, del teatro y de la pintura, para entendernos a nosotros mismos y entender el mundo en el que vivimos.
Sin estos destellos de luz, como nos recordaba Italo Calvino en una bellísima página de Ciudades invisibles, sería para nosotros imposible distinguir aquello que, en el infierno de la vida cotidiana y de la historia, no es infierno, para “hacerlo durar y darle espacio”:
El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar y darle espacio.
*El último texto de Nuccio Ordine publicado en español fue este prólogo del libro La conversación infinita. Encuentros con la escritura y el pensamiento, del periodista Borja Hermoso, recién editado por Siruela este mayo de 2023.
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“Cualquier vida, aun la más alejada de los focos de la fama y de los escenarios públicos, merece siempre ser contada”
Fo tos: Archivo Pa labr a
Daguerre IA: la escotilla se abre
POR ENRIQUE BOTELLO*
Seré breve, ya en otra ocasión escribí sobre los artilugios de Daguerre para convencer al gobierno francés que se acreditara el invento de la fotografía. Para tal propósito, Daguerre realizó una serie de imágenes hasta lograr que apareciera la figura de un hombre en una esquina del boulevard Du Temple, mientras le lustraban el calzado. Toda una puesta en escena: el nacimiento de la fotografía se daba entonces, a partir de la manipulación de la realidad.
En los casi 190 años de la historia de la fotografía, existen muchas historias de manipulación, y estas han variado a la par de la evolución tecnológica de las herramientas fotográficas, pasando por las dobles exposiciones, las largas exposiciones, la manipulación en el cuarto oscuro, la intervención de las impresiones, y muchos etcéteras.
empezar a decir de algo: “¡Ah, qué bonito, habría que fotografiarlo!” y ya estás en el terreno de quien piensa que todo lo que no se fotografía se pierde, es como si no hubiera existido». Ahora la historia es diferente.
La historia de la fotografía sufre en este momento otro parteaguas, y contrario a lo que escribió Calvino, la fotografía no es garantía de la existencia de algo, no es una cápsula de tiempo; ahora los sueños pueden de manera convincente convertirse en imagen. Y con esto no quiero decir que no haya sucedido antes, pero ahora las herramientas lo hacen muy accesible a cualquiera esto es equivalente a la posibilidad de opinar, de manera textual en las redes sociales, aun cuando los argumentos no sean sólidos o bien no existan.
“Si antes, desde su origen, se dudaba de la imagen fotográfica, ahora debemos desconfiar —sin dudarlo— que estamos ante una falsa realidad”
Italo Calvino (1923-1985), menciona en su cuento La aventura de un fotógrafo lo siguiente: «Basta
El poder de la imagen siempre ha existido, siempre se ha utilizado para propósitos diversos: la imagen seduce, la imagen atrae, la imagen susurra a la mirada y atrapa. Pero también miente, engaña, y a veces se muestra deslumbrante para cautivar y poseer las conciencias y conducirlas.
La IA (Inteligencia Artificial), finalmente se manifiesta, con soltura y holgura, a través de una de las actividades más cotidianas que realiza la humanidad: la fotografía. Pareciera que se abrió una escotilla que nos separaba de un lugar que ya conocíamos, pero en el que no muchos habíamos estado.
Si antes, desde su origen, se dudaba de la imagen fotográfica, ahora debemos desconfiar —sin dudarlo— que estamos ante una falsa realidad. Las profecías de Joan Fontcuberta hoy, más que nunca, cobran vigencia. El caso de Boris Eldagsen, que conscientemente engañó a los jueces del Sony World Photography Award y le otorgaron un premio en la Categoría Creativa Abierta, es el mejor ejemplo. Pudo filtrar su imagen ante jueces con una educación visual de “Gamma Alta”, para después poner en evidencia que los engañó y que rechazaba el premio.
Ahora, más que nunca, parafraseando a Fontcuberta, ¡tenemos que practicar la mentira para evitar el engaño!
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chocorrol_@hotmail.com
*Fotógrafo y docente de la Facultad de Artes (UABC)
Fo to: Daguerr e
Fo to: Boris Eldagsen
Los intelectuales orgánicos: Una mirada desde la filosofía política de Antonio Gramsci
La historia no es simplemente la narración o reconstrucción de hechos; es la cuidadosa selección de eventos pasados y presentes para legitimar la verdad y asegurar la dominación en el futuro. Aquí radica la base de una dictadura
En el contexto de la intelectualidad mexicana, dos figuras contemporáneas como Antonio Lewis y José Wincoot, se vislumbran importantes para el pensamiento que se erige como una mirada crítica hacia los gobiernos en turno. Uno de estos intelectuales se considera intelectual orgánico por el gobierno y desempeña un papel fundamental en el análisis y la influencia del devenir político y social de México. Sin embargo, el concepto de “intelectual orgánico” en Gramsci tiene una connotación diferente de la definición que expresa el presidente. Este artículo reflexionará en el panorama de la intelectualidad mexicana a través de una visión crítica y fundamentada. Estos intelectuales buscan incidir en la opinión pública y contribuir a la transformación de la sociedad mexicana.
Es relevante adentrarse a la finalidad del intelectual en un mundo contemporáneo donde sus reflexiones se ven desafiadas hoy en día, por la inteligencia artificial, y por la actitud crítica que escasea en la formación de ideas. Niklas Luhmann, considera que un gobierno político, en principio, es un sistema, que se autorreferencia (Nafarrate, 2009) así los procesos políticos, sus vínculos y su poder, no se terminan en tanto que, como un desarrollo cíclico, se mantenga vigente por sí mismo.
El intelectual pertenece a este sistema mundo, mismo que lo provee de herramientas para su análisis tanto a favor de un gobierno como en contra. Careaga (1971) señala que los intelectuales militan en una ideología desde su propio marco de referencia. Sin embargo, cada producción intelectual tiene un límite fijado por la es-
critura y su resonancia. Es de todos sabido que las políticas de un partido político hegemónico en México en los años 80 y 90 del siglo XX limitaban a los intelectuales que estaban en contra de ciertas prácticas políticas y daban espacios en programas de televisión a los intelectuales aliados de un gobierno. ¿Acaso no se piensa en Maquiavelo, literatos importantes en México (sin dejar a los filósofos como Leopoldo Zea) haciendo el juego al gobierno? No se juzga si está bien o no, sino que se muestra que la intelectualidad a veces está peleada con un gobierno y otras, aliado.
Se han usado nombres ficticios: Antonio Lewis y José Wincoot para ilustrar en un contexto determinado al lector. Quien ha hecho un análisis exhaustivo de la política mexicana, sabrá que independientemente de lo ficticio de los nombres en realidad se trata de figuras cruciales de la política mexicana.
Hoy en día se nombra “intelectual orgánico” al intelectual que pertenece o es aliado de grupos de poder para desestabilizar a gobiernos legítimos. José Wincoot, es uno de estos intelectuales, según se menciona desde el gobierno actual, porque intenta con sus críticas desestabilizar a un gobierno, además, se les ha catalogado como emisarios del neoliberalismo Wincoot ha ocupado cargos importantes en instancias gubernamentales, sus resultados, están en función a qué tanto beneficia un gobierno o no, si beneficia, es aliado, si no beneficia es parte del conservadurismo político. Por otro lado, Antonio Lewis, joven, egresado de una de las universidades más caras de México, encabezó en su juventud un movimiento estudiantil que tenía como objetivo, analizar los procesos electorales y hacer un reclamo social al candidato, en aquel entonces, del
Partido Revolucionario Institucional. Consiguió espacios en la empresa TELEVISA, hasta llegar a las jerarquías políticas del gobierno en turno.
Antonio Lewis, al contrario de Wincoot, recibió elogios por el apoyo al candidato (en ese entonces) desde luego el gobierno lo ha mirado como su aliado y escudo ante cuestionamientos de grupos contrarios.
Los intelectuales orgánicos y Gramsci Según Gramsci, el intelectual orgánico, no es aquel intelectual que sirve al poder como lo ha manifestado el gobierno en turno. De hecho, el intelectual del proletariado debe tener una formación que refleje el paso de la técnica de trabajo a la técnica de la ciencia, lo cual representa el desarrollo experimentado por la sociedad y la economía, así como el surgimiento del marxismo como un instrumental científico para interpretar y transformar la realidad (Gramsci, 2012). En otras palabras, estos intelectuales se caracterizan por ser portadores de conocimientos técnicos y científicos que están arraigados en la clase trabajadora y que desempeñan un papel fundamental en su lucha por una transformación social.
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POR ERIC RODRÍGUEZ OCHOA*
Antonio Lewis y José Wincoot
El autor sostiene que los intelectuales orgánicos son esenciales para la construcción de una hegemonía cultural que permita a las clases subalternas adquirir el poder político. En este sentido, la hegemonía se construye a través de la lucha cultural, lo que implica que los intelectuales orgánicos deben estar comprometidos con la promoción de valores, ideas y creencias que fortalezcan la conciencia de clase y la identidad de las clases subalternas y no necesariamente intelectuales que representen “la mafia del poder”.
Por otro lado, Gramsci también aborda el papel de los intelectuales tradicionales, quienes se identifican con los intereses de las clases dominantes y trabajan para mantener el status quo Estos intelectuales juegan un papel importante en la reproducción y perpetuación de las desigualdades sociales y la jerarquía de las clases dominantes sobre las clases subalternas. Lo correcto sería nombrar a los intelectuales tradicionales y no orgánicos, si por ello se refiere a aquellos in-
“Quien ha hecho un análisis exhaustivo de la política mexicana, sabrá que la invención ficticia de los nombres en realidad pertenece a figuras cruciales de la política mexicana”
telectuales preocupados por mantener una hegemonía política. Si hay confusión en estos términos y que además lo expresa un mandatario en donde su palabra resuena en todos los medios de comunicación del país, ¿cómo se puede confiar en la veracidad de la palabra?, ¿se han señalado estos errores en los medios de comunicación? En el caso de Antonio Lewis y José Wincoot dependiendo qué posición ocupen en la historia actual, el gobierno o apoya o censura. Antonio Lewis, apoya al gobierno y se mantiene en su puesto político. José Wincoot ocupó puestos políticos en dictaduras pasadas, sin embargo, ahora, se dedica a la docencia, aunque miles de mexicanos, lo conocen como fifí gracias a que el gobierno en cada conferencia lo ha nombrado para referirlo como neoliberal.
Síntesis y perspectivas finales
El filósofo italiano plantea la importancia de los intelectuales orgánicos en la lucha por la transformación social, así como el papel de los
intelectuales tradicionales en el mantenimiento de las estructuras de poder existentes. Comprender la dinámica de los intelectuales y su relación con las clases sociales es fundamental para analizar los procesos de cambio y resistencia en la sociedad y además cuestionar el mal empleo de conceptos y sus definiciones y más cuando vienen de Palacio Nacional. ¿Acaso la historia misma estará plagada de estas confusiones?, ¿cómo se enseña la historia de México hoy en día?
Referencias bibliográficas:
Careaga, G. (1974). Los intelectuales y la política en México. Extemporáneos.
Gramsci, A. (2012). Los intelectuales y la organización de la cultura. Ediciones Nueva Visión.
Nafarrate, J. (2009). Niklas Luhmann: la política como sistema. Universidad Iberoamericana.
profesorericrodriguezochoa@outlook.com
*Filósofo y teólogo con estudios y certificaciones en Criminología y Psicoanálisis. Profesor universitario, investigador y escritor
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Fo tos: Archivo Pa labr a
Nietzsche, príncipe sublime del intelecto, tenía unos ojos con la capacidad mística de mirar más profundamente en el abismo del corazón humano y en lo más alto de los picos helados que cualquier otra persona viva.
Sue Prideaux
Allí donde respira un ser vivo, hay otro para devorarlo.
Arthur Schopenhauer
El príncipe sublime del intelecto de RAEL SALVADOR
DE VENTA
LIBRERÍAS Y OTROS PUNTOS ESTRATÉGICOS
QUINTAESENCIA
MENSAJE: Yo sólo creería en un dios que supiera bailar
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Contacto: raelart@hotmail.com LA
DE UN