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Heráldica, Gloria Ortiz / Iliana Hernández pág

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Heráldica, Gloria Ortiz

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POR ILIANA HERNÁNDEZ*

La heralda Gloria Ortiz es la que anunció y describió a los caballeros que entraban al torneo, la que anunció los hechos, la que llevó las declaraciones de guerra como funcionaria pública en la Edad Media o todas sus edades en las que abrió sus ojos a la tristeza y a su fina observación de los otros a través de las insignias o marcas de sus cuerpos y rostros. cudos como anteojos, con cascos de hierro en su librería Luvina, en Tecate, creo en los lazos entre mujeres como Gloria y la joven Andrea, en el entramado de la historia de la poesía bajacaliforniana, en las herencias que se aquilatan aunque la muerte se cruce en nuestros caminos.

Gloria es la hija que siempre regresará para trazar un camino que no es fácil, uno que está a las orillas de Ensenada, que atraviesa cañadas, basureros, desagües inoportunos, hasta llegar a la casa pequeña, a la herencia de los murmullos:

El Libro de San Albans, compilado en 1486, cuenta que Cristo fue un caballero de armadura, hubo quienes dieron fe de ello, aunque bien pudo haber sido la fantasía de los heraldos medievales, ya que no hay evidencia de un lenguaje simbólico que nos heredara ese rasgo del iluminado, aunque su espíritu fue combativo y no titubeó cuando se vio así mismo con látigo en mano. La hija casi pródiga

He regresado. No reclamo nada. Ni heredad, ni apellido. Me basta la alegría de estar de nuevo en casa, y luego, mi ración de esperanza y al camino otra vez.

En Heráldica yacen marcas de guerra, pedimentos de paz, sentencias de muerte, proclamas de hijas bastardas orgullosas de su no-origen. Los triunfos de la palabra y derrotas del cuerpo que Gloria fue acumulando a lo largo de su vida inyectan permanencia a su obra, celebremos en este puerto que la heralda llegó a tiempo, siempre está a tiempo para compartir su mensaje.

“En Heráldica yacen marcas de guerra, pedimentos de paz, sentencias de muerte, proclamas de hijas bastardas orgullosas de su no-origen”

Contra las sombras de la ceguera hay una Gloria que sigue escribiendo en la luminosidad y parece que dice: “para qué tanta tristeza, la vida también es juego, risa, sexo e ironía”, lo dice abrazada de un hombre y un dinosaurio, una tarde en la que tiembla en Ensenada y el vientre se le llena de hijos que son poemas y cuenta:

A Tito Monterroso

Gloria marcada por una vida citadina difícil, con penurias económicas como estigmas. La poeta dispuesta al arte y a crear la casa para el hijo amado, donde fuera, como fuera.

Un logo heráldico consiste en un escudo de armas, timbre, soportes, lema y/o grito de guerra y otros ornamentos exteriores heráldicos. El escudo de armas de Ortiz sigue presente y va de texto en texto, de la escritura de jóvenes que en el presente toman el estandarte de plantarse claros con un discurso que los pinta de cuerpo entero, tradiciones literarias que vienen de una palabra brava antigua, esas que cruzaron el pecho de Gloria Ortiz, pero no se detienen, pienso en Andrea Latham con la espada desenvainada, rodeada de fulgurantes lectores, armados con esCuando llegaste lo primero que se te ocurrió fue que la cama era demasiado pequeña para tres. Sin embargo, nos acostamos e hicimos el amor. Por la mañana lo primero que vi —¿no vi?— fue que el dinosaurio al fin (se había marchado.

Hace un rato llegué de Rosarito y, al entrar a este puerto, vi un letrero de madera, pequeño, que dice: “Bienvenidos a la capital espiritual de Baja California”, la intersección de nubes y mar

Fo to: Enrique Botello (1994) .

contra ese mensaje abriendo los ojos al puerto, me pareció un heraldo del tiempo y la verdad.

Aquí hay una semilla extraña, depurada, más allá de la relación marítima y la tierra buena para el olivo y la uva, hay camino andado, surcos por lo que poetas como Gloria transitaron una y otra vez corrigiendo la senda, enunciando hacia lo universal.

No somos poetas porteños suspirando por aquel barco que va y viene desdiciendo amores (como muchas veces se ha dicho desde antologías desmañanadas), aquí hay genealogías que escapan a la clasificación fácil, hay tierra de por medio, batallas campales contra el tema y la forma, experimentación y estrategia. Hay poetas que envejecen y sueltan el escudo para el siguiente imaginador, hay Glorias que merecen ser cantadas y una de ellas es, por supuesto Gloria Ortiz Ramírez, poeta de esta Ensenada.

premoniciones@hotmail.com

*Es docente y traductora. Escribe artículos, ensayos, cuentos y poesía

Texto leído en el Conversatorio en torno de la figura de Gloria Ortiz Ramírez, “Memorial de puerto a puerto”, 23 de agosto, en Sala de Tintos del Centro Cultural Santo Tomás.

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