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Ricardo Flores Magón: un centenario heterodoxo / Sergio Gómez Montero págs. 6 a
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¿Cómo y por qué pasó que tales fueron las ideas que formaron intelectualmente al joven oaxaqueño, que desde muy joven se vio involucrado, junto a toda su familia, primero en la defensa de los intereses de los campesinos pobres de su estado y posteriormente en cientos de luchas por todo el país, hasta que ese espíritu de rebeldía social lo llevó a Estados Unidos en donde se involucró en la lucha social, ya no sólo junto a sus hermanos (en particular con Enrique), sino también con su esposa, María Talavera Broussé, y sufrió allí de cárcel y represión, pero en donde, también, fraguó miles de ideas libertarias, entre otras aquellas que lo vincularon revolucionariamente, a principios del siglo XX, con Baja California? Al respecto, para seguir de cerca ese recorrido habría que leer el libro de Claudio Lomnitz El regreso del camarada Ricardo Flores Magón.
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Es decir, la historia de Ricardo Flores Magón está mucho más cercana a nosotros hoy, cuando seguimos luchando por ponerle fin —aquí y en el mundo entero— a las rapacidades de un capitalismo que sigue operando, con gran júbilo para él, el capitalismo, a nivel mundial, insisto.
Pero, ¿por qué para los bajacalifornianos la presencia de don Ricardo es tan significativa, más allá del impacto que tuvieron sus ideas y acciones a nivel nacional? La respuesta no es simple porque, hasta hoy, considero, la historia no ha indagado de manera suficiente al respecto, mas no podemos pasar por alto la incursión revolucionaria que a principios del siglo pasado, 1911, Flores Magón y sus seguidores tuvieron aquí, en Baja California, tratando no sólo de que el contagio de la lucha revolucionaria se asentase, sin ningún género de duda, en estas tierras, sino, sobre todo, tratando así de impulsar un proyecto estratégico que aún hoy tiene validez: defender, a toda costa, como territorio nacional a la Península y, además, convertirla como un faro que iluminase, con las ideas revolucionarias que aquí se iban a implantar, a todo el territorio nacional (leer a Mario Gili: Turner, Flores Magón y los filibusteros). Falta mucho que investigar y estudiar al respecto.
Tal proyecto anarco-sindicalista no fenece con el fallecimiento de don Ricardo ni con el apagamiento paulatino de María Talavera, sino que se mantiene vivo sobre todo en la persona del general Francisco José Múgica (un anarcosindicalista de pura cepa), quien impulsó junto con Cárdenas el asalto a las tierras en Mexicali, y quien, además, siempre defendió las ideas de Flores Magón al preservar a toda costa como territorio nacional a toda la Península de Baja California, que ya desde mediados del siglo XIX había tenido que repeler el intento de invasión de piratas estadounidenses encabezados por William Walker, a los que, Antonio María Meléndrez puso en paz. Múgica impulsó el que desde aquí, desde Baja California (y desde Baja California Sur), se mantuviera siempre presente la idea de que el territorio primero y luego el estado fueran lugares en donde prevaleciese la idea de que aquí, en tanto territorio nacional, México estuviera siempre presente como idea y acción, como lo impulsó, entre otros, Braulio Maldonado y quienes lo acompañaron a la hora de gobernar aquí y quienes tuvieron siempre vigentes las ideas anarcosindicalistas de Flores Magón, quien, a toda costa, impulsó la idea de mantener a como diera lugar la independencia de estas tierras como tierras propias de México y de nadie más.
No en balde, así, habría que entender la incursión por Mexicali del piquete conformado y guiado por las ideas de Flores Magón y sus seguidores para darle al anarcosindicalismo presencia y acción más allá de lo que él predicaba desde finales del XIX, como ideas de lucha y acción para impulsar la revolución entre nosotros, diciendo y estableciendo que: “La libertad no se conquista de rodillas, sino de pie, devolviendo golpe por golpe, infringiendo herida por herida, muerte por muerte, humillación por humillación, castigo por castigo. La rebeldía es vida, la sumisión es muerte”, eso, entre otras ideas, era lo que Flores Magón y sus seguidores —Múgica entre los más destacados— querían dejar bien, pero bien implantadas entre nosotros, aquí, en Baja California. Tarea pues, esa, que aún está pendiente entre nosotros.
Eso, ahora, a cien años de haber muerto, es una lección de Flores Magón que en Baja California está más viva que nunca porque lo que él quería, insisto, aún está pendiente entre nosotros.
gomeboka@yahoo.com.mx
*Sólo estructurador de historias cotidianas. Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
Palabras pronunciadas en el “Homenaje al centenario de Ricardo Flores Magón en el puerto de Ensenada” que un grupo de ciudadanos organizó del 17 al 21 de noviembre en memoria del centenario del fallecimiento del distinguido patriota mexicano
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LA POESÍA TATUADA
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Elias Cane . POR CARLOS MONGAR*
En el capítulo primero, intitulado: “La vida tatuada”, del libro Venir al mundo, venir al lenguaje, del filósofo alemán Peter Sloterdijk, éste plantea allí, a partir de los señalamientos respectivos del poeta Paul Celan: “La poesía no se impone, se expone”; y del filósofo Martin Heidegger: “La obra de arte abre mundo”, que al exponerse la poesía se abre y “nos brinda nada menos que una analogía de la existencia”, y es donde “el filósofo y el poeta pisan la misma arena desde lados opuestos”. Sloterdijk, señala que al publicar un libro un escritor se expone, “pero no porque la poesía se exponga, sino más bien porque el artista quiere imponerse”; es más, el poeta llega “a sí mismo” precisamente porque está “fuera” de sí mismo, y deja abierta la pregunta: ¿adónde llega el que se expone en este sentido? Esta pregunta, pudiera sugerir, una invitación a entrar en el laberinto de consideraciones filosóficas, semióticas o hermenéuticas sobre el poetizar. En este espacio punteado que deja Sloterdijk, esbozaré algunos puntos de mi propia cosecha, recurriendo a la ayuda del poeta César Vallejo y el inubicable búlgaro de habla germana, Elias Canetti (Premio Nobel de Literatura 1981).
En el poemario Trilce, del peruano César Vallejo, se lee en su poema LXXV: “Qué extraña manera de estarse muertos. Quienquiera diría no lo estáis. Pero, en verdad, estáis muertos”.
“Flotáis nadamente detrás de aquesa membrana que, péndula del zenit al nadir, viene y va de crepúsculo a crepúsculo, vibrando ante la sonora caja de una herida que a vosotros no os duele. Os digo, pues, que la vida está en el espejo, y que vosotros sois el original, la muerte”.
El auténtico poeta no quiere imponerse, pero al exponer, expone en un mundo alienado. La poesía expuesta por un auténtico poeta es resis-
tencia y “decodificación” de lo que se “reconoce” como realidad; y casi siempre, una victoria lingüística y estética ante la masificación, estandarización, sumisión y degradación en todos sus sentidos. Asegurar que el artista llega “a sí mismo con sus emociones lingüísticas” porque está “fuera” de sí mismo, es un juego de palabras atornasolado que mediante un salto circense soslaya, que “no es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia” (Carlos Marx). Si la poesía se expone, como señala Paul Celan, es porque toda auténtica poesía es desmitificadora y subversivamente creativa. “El auténtico poeta no quiere impo- En nuestro mundo alienado los nerse, pero al expo- seres humanos, casi en su generaner, expone en un lidad, asumen su papel de cadámundo alienado” veres ambulantes, “zombis”; este ser humano sí que está fuera de sí mismo. La poesía nos permite percibir y sentir “algo” que alude a la realidad (objetiva y subjetiva), pero sobre todo nos permite “ver”, siempre va más allá del lenguaje cotidiano. La poesía reinventa el mundo, da acceso al prodigio polifacético, polisemántico y polirítmico de eso que denominamos “realidad” y “permite” que permanezca. Expone al hombre y a su mundo alienado fuera del espejo. La poesía hace más humano al ser humano; coincido con Victoria Reyzábal: La poesía es lucidez estética desde la inocencia lingüística. El poeta como un Dios desterrado, reinventa los nombres de las cosas, reconstruye la existencia, maleabiliza el idioma hasta tal punto que lo convierte en intraducible, en ideolecto universal. El texto poético resulta así utópico, comprometido y pleno de realidad. Cuestiona la autoridad, combate lo establecido, anula la convención y ofrece un sentido nuevo, desnuda sus propias crisis y conquistas. No tanto pretende referirse a un mundo cuanto generarlo, revelarlo y así producirlo, alumbrarlo.
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El filósofoalemán Peter Sloterdijk, autor del libroVenir al mundo, venir al lenguaje.
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Así ¿adónde llega el que se expone queriendo imponerse? A romper el espejo y no ver el origen, es decir, nunca “verá” que lo cotidiano-alienado se convierta en esencial. Por eso no se reconoce ante el espejo, sólo “ve” su negatividad.
El verdadero poeta llega a sí mismo al exponerse mediante la aventura de su poetizar-escritural en el poema. “Quien se crea capaz de separar su mundo interior del mundo externo —afirma Elias Canetti—, no posee ningún mundo interior del cual pueda separarse nada”.
El filo poético de las palabras es un erizo contra la degradación y deformación del lenguaje en estos tiempos de uniformidad y de confusionismo alienante; contra el vedetismo, el fraude y la grafomanía estéril de ciertas literaturas. Canetti pedía a todo escritor que aspire auténticamente a serlo, el cumplimiento de tres “mandamientos”: Uno, el “vicio” de husmearlo todo, es decir, convertirse en un “sabueso de su tiempo”; dos, la voluntad, seriamente planteada, de sintetizar su época y de cultivar su propia sed de universalidad, “la escritura es siempre una impaciencia del conocimiento”. Y, tres, la exigencia de estar siempre en contra de su época, permanentemente en guardia contra cualquier imagen general o estereotipada que de
«La poesía rein- ella tenga, “contra su olor específico, venta el mundo, contra su rostro, contra sus leyes”. da acceso al prodigio polifacético, polisemántico y polirítmico de eso que denominamos En el libro La conciencia de las palabras, en su discurso sobre la “profesión de escritor”, Elias Canetti “realidad”» exige de éste, la toma de conciencia del mundo en el que vive y en el autocuestionamiento como condición indispensable de la legitimidad del auténtico escritor: “Pues lo cierto es que, hoy en día, nadie puede llamarse escritor si no pone seriamente en duda su derecho a serlo”. El escritor es el “custodio de la metamorfosis”, como puente de comunicación entre los hombres, como ser deseoso de vivir sus posibles metamorfosis con apasionamiento, ya que “sólo a través de la metamorfosis, entendida en el sentido extremo en que empleamos aquí el término, sería posible, percibir lo que un ser humano es detrás de sus palabras”, nos recuerda Canetti. da en el sentido extremo en que aquí el término, percibir lo que no es detrás de nos recuer-
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mongar66@hotmail.com @hotmail.com
*Poeta y ensayista, autorensayista, autor de Fragmentos sin fondomentos sin fondo
11 TECNOLOGÍAS DE SUBJETIVACIÓN
DEL INDIVIDUO MODERNO
POR FERNANDO MANCILLAS TREVIÑO*
Se aprecia la cosa obscura no explicada como más digna de consideración que la cosa clara explicada. Friedrich Nietzsche, humano, demasiado humano
Son los enigmas inexorables quienes más impelen al ser humano en su decidido estudio en profundidad. A ello responde la investigación del biólogo y sociólogo británico Nikolas Rose (Londres, 1947) que cuestiona la autooptimización del individuo emprendedor de su propio sí mismo y de la responsabilidad de su propia vida como consecuencia de su libre elección.
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En una ruta de exploración de la historia del sí mismo como historia crítica de las ciencias psi: psicología, psiquiatría, psicoanálisis y psicología social, el autor emprende una genealogía de la subjetivación, inspirada en las perspectivas de Michel Foucault (1926, Poitiers, Francia-1984, París, Francia) y Gilles Deleuze (1925, París, Francia-1995, París, Francia).
De Foucault recupera como plataforma epistemológica su noción de gubernamentalidad, entendiendo: “el conjunto constituido por las instituciones, los procedimientos, análisis y reflexiones, los cálculos y las tácticas que permiten ejercer esta forma tan específica, tan compleja, de poder, que tiene como meta principal la población, como forma primordial de saber, la economía política, como instrumento técnico especial, los dispositivos de seguridad”. Abarcando: “la tendencia, la línea de fuerza que, en todo Occidente, no ha dejado de conducir, desde hace muchísimo tiempo, hacia la preeminencia de ese tipo de poder que se puede llamar el ‘gobierno’ sobre todos los demás; soberanía, disciplina; lo que ha comportado, por una parte, el desarrollo de toda una serie de aparatos específicos de gobierno, y por otra, el desarrollo de toda una serie de saberes” (Foucault, 1999). Es el resultado de este proceso en
Nikolas Rose.
el cual el Estado jurídico de la Edad Media, desde su transcurso en los siglos XV y XVI, de ser un Estado administrativo, se torna gradualmente en gubernamentalizado.
Analizando las actualizaciones del sí mismo operacionalizadas por las tecnologías del yo, Rose descubre en las ciencias psi su conducción efectiva: “diseñando estrategias que hacían posible gobernar a los individuos en nombre de su libertad y autorrealización. Las ciencias psi eran ciencias ‘políticas’, es decir, ciencias que sostenían determinadas prácticas de gobierno de los individuos y las colectividades que parecían legítimas porque eran veraces”.
En el desarrollo de su perspectiva las lógicas de lo psi, en su expertise, generan prácticas hacia el gobierno de los individuos y estrategias de intervención, en la evaluación de lo normal y lo patológico, desplazándose directivamente entre ambos sentidos. De esta manera, la capacidad de la psicología, en su expertise, detenta: “una competencia en la administración de las personas y las relaciones interpersonales, así como también un cuerpo de técnicas y procedimientos que pretenden hacer posible el manejo racional y humano de los recursos humanos en la industria, en las fuerzas armadas y, de manera más general, en la vida social”.
Fo tos: Archivo Pa labr a
De ahí la importancia de observar la evolución de las tecnologías psicológicas en Estados Unidos y Europa, a fines del siglo XIX, correlativamente integrada al desarrollo de las democracias liberales contemporáneas. En consecuencia, se entiende históricamente la noción de gobierno, en un amplio sentido, como el conjunto de tácticas, estrategias y programas racionalizados dirigidos a la conducción de la conducta en las acciones de otros, con el objeto de lograr determinados fines. Así se puede hablar del gobierno de una escuela, de una fábrica, una familia, una prisión, de un barrio y de un país, como del gobierno de uno mismo.
En la historia de las relaciones de poder en los regímenes liberales democráticos, el gobierno de los otros ha estado integrado a la conducción de los individuos “libres” en el gobierno de sí mismos, como actores libres y responsables, es decir, sensatos, acoplados, disciplinados, cautos y autorrealizados. Además de las psicociencias, históricamente también se ha contado en el modelamiento en la conducta de los seres humanos, en su autopercepción, con la contribución de otros especialistas, como son: los economistas, sociólogos, contadores, médicos, abogados, politólogos, demógrafos antropólogos, entre otros, en las ciencias humanas y sociales.
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“Desde el siglo XIX hasta el siglo XXI, las tecnologías de la subjetividad se han depurado como tecnologías de gobierno en las democracias liberales y neoliberales”
No obstante, Nikolas Rose señala que “durante el siglo XX los expertos psi han alcanzado cierta posición privilegiada, ya que son ellos quienes afirman comprender las determinaciones internas de la conducta humana, así como también quienes aseguran tener la habilidad para proveer el abordaje apropiado, en términos de saberes, juicios y técnicas, para los poderes de los expertos de la conducta, dondequiera que dichos poderes sean ejercidos”.
Por lo tanto, la disciplinas psi se han integrado en la trayectoria de nuestra política y ética, en nuestra determinación de lo que comprendemos como elección, autonomía y libertad. De manera relevante, la libertad a través de normas y roles conducentes a la organización de nuestra experiencia del mundo de la vida, en el ejercicio del poder sobre otros y, principalmente, en la relación con nosotros mismos. En ese sentido, las “formas de libertad que habitamos hoy están intrínsecamente ligadas a un régimen de subjetivación en el cual los sujetos no son meramente ‘libres de elegir’, sino obligados a ser libres, a comprender y a poner en práctica sus vidas en términos de elección en condiciones que limitan sistemáticamente las capacidades de tantos para dar forma a su propio destino”.
De tal manera, los individuos interpretan su pasado, el presente y el advenimiento futuro como producto de las tomas de decisión personales, o aún por tomar, aunque el estrecho margen de posibilidades de acción constreñidas por circunstancias estructurales o institucionales sea ampliamente restrictivo.
Con esa libertad obligatoria en la democracia neoliberal asistimos así a la sociedad de la transparencia, en la lógica de la sociedad del rendimiento, como señala Byung-Chul Han (1959, Seúl, Corea del Sur): “El sujeto del rendimiento está libre de una instancia exterior dominadora que lo obligue al trabajo y lo explote. Es su propio señor y empresario. Pero la desaparición de la instancia dominadora no conduce a una libertad real a franqueza, pues el sujeto del rendimiento se explota a sí mismo. El explotador es a la vez, el explotado. El actor y la víctima coinciden. La propia explotación es más eficaz que la explotación extraña, pues va acompañada del sentimiento de libertad. El sujeto del rendimiento se somete a una coacción libre, generada por él mismo. Esta dialéctica de la libertad se encuentra también en la base de la sociedad del control. La propia iluminación es más eficaz que la iluminación extraña, pues va unida al sentimiento de libertad” (Byung-Chul Han, 2016).
Para el autor, en los regímenes de pasión de la construcción del sí mismo los pliegues afectivos se despliegan en espacios fragmentarios, a través de ubicaciones ensambladas, donde, entendiendo por ensamblajes: “a la localización y conexión de rutinas, hábitos y técnicas dentro de dominios específicos de acción y valor: librerías y estudios, habitaciones y baños públicos, tribunales y salas de clases, consultas y museos, mercados y grandes tiendas”.
En la pretensión de la contribución de una historia crítica de los saberes se observa la reflexión contra el presente, en la medida de la indagación de horizontes y condiciones de posibilidad. Para ello se exploran cinco tipos de factores externos: económicos, profesionales, políticos, culturales y patriarcales. En ese sentido, la psicología no puede ser conceptualizada como un dominio determinado, desvinculado de la sociedad, dado que sus verdades como resultado de sus análisis de los fenómenos de la vida mental del sujeto, son constitutivamente sociales, tan es así que los discursos no son solamente sistemas de significación, sino que se encuentran ensamblados en el interior de organizaciones y dispositivos sociales complejos donde habitan una multiplicidad de técnicas, prácticas y rituales en el proceso interactivo de relaciones de estratificación en el mundo de la vida social.
También aquí se discute la téchne de la psicología en sus tres dimensiones de relación entre piscología, poder y subjetividad. Como transformación en las racionalidades y programas de gobierno. En la transformación en la legitimación de la autoridad y en la transfiguración de la ética.
Desde el siglo XIX hasta el siglo XXI, las tecnologías de la subjetividad se han depurado como tecnologías de gobierno en las democracias liberales y neoliberales. Por lo cual: “El gobierno es logrado por medio de la educación de los ciudadanos, tanto en sus roles profesionales como en sus vidas personales; en los lenguajes a través de los cuales interpretan sus experiencias, las normas con las cuales evalúan y las técnicas mediante las cuales deberían buscar mejorarlas. Se ejerce a través del ensamblaje de diversas fuerzas —leyes, edificios, profesiones, técnicas, productos básicos, representaciones públicas, centros de cálculo y tipos de juicio— vinculadas a esos conjuntos más o menos estables de personas, cosas,
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dispositivos y formas de conocimiento que llamamos educación, psiquiatría, administración y vida familiar.
En su evolución histórica las ciencias psi se encuentran indisolublemente ligadas al espíritu del ciudadano en materia de gobierno. Las racionalidades de gobierno en la esfera pública se encuentran esencialmente ensambladas en la esfera privada, en cuanto a regulaciones de conducta, expectativas de comportamiento y formas de evaluación de nuestros procederes y actuaciones, así como las de los demás. Por lo tanto, el gobierno de la psique moderna se conduce a través de la configuración de un conjunto de redes tecnológicas para edificar y sostener el autogobierno del ciudadano. En consecuencia, los ciudadanos son educados, requeridos y subjetivados en una articulación elástica entre orientaciones y ambiciones individuales e instituciones y mecanismos socialmente evaluados.
En la Modernidad Tardía de la segunda mitad del siglo XX, en adelante, “el gobierno de la conducta humana se transformó en una actividad intrínsecamente psicológica. Expertos, vocabularios, evaluaciones, y técnicas psicológicas se han vuelto indispensables en el trabajo y en el mercado, en los procesos electorales y en el negocio de la política, en la vida familiar y en la sexualidad, en la pedagogía y en la crianza infantil, en el dispositivo legal y punitivo, y en el complejo médico-asistencial. Más aún, los ciudadanos de dichas sociedades acuden cada vez más a los psicólogos cuando buscan comprender y superar los problemas que aquejan a la condición humana —desesperanza, pérdida, tragedia, conflicto— viviendo así sus vidas en concordancia con una ética psicológica”.
La psicología se consolidó como disciplina autónoma por medio de su contribución social en mecanismos de desarrollo educativo, industrial, militar, penal, desbrozando y clasificando situaciones patológicas como neurosis, fobias, síndromes postraumáticos, deficiencia laboral, inadaptación social, entre otras.
Se considera a la psicología como expertise heterogénea en su rol de autoridad social, ofreciendo diagnósticos entre determinaciones de los que es normal y lo que es patológico, fincado en sus técnicas sistematizadas. De esta forma, se incorpora como una más de las tecnologías institucionales, con las cuales la conducta del individuo puede ser calculable, evaluada, cartografiada y administrada racionalmente. En ese sentido, las psicotecnologías como la psiquiatría, psicología, psicoanálisis y psicología social proporcionaron “los medios para la traducción de la subjetividad humana, convirtiéndola en un término al interior de los nuevos lenguajes del gobierno, de escuelas, de las prisiones, de las fábricas, del mercado laboral y de la economía. Por otro lado, ellas constituyeron el propio dominio de la subjetividad como un objeto posible para el management racional de modo tal que se volvió posible concebir objetivos deseados —autoridad, tranquilidad, cordura, virtud, eficiencia, entre otros— como alcanzables a través del gobierno sistemático de la subjetividad. Para que un dominio sea gobernable no sólo se requieren los términos para hablar y pensar acerca de éste, también se necesita ser capaz de evaluar su condición. Es decir, se necesita inteligencia e información acerca de los que sucede en el dominio que se está calculando, información que puede presentarse de varias formas: reportes escritos, dibujos, imágenes, números, tablas, gráficos, estadísticas, entre otras”.
Partiendo de la premisa del filósofo de la historia italiano Giambattista Vico (1668-1744): “el gobierno debe ajustarse a la naturaleza de los hombres gobernados”, la psicología social debe conocer la naturaleza social del individuo para su adecuado gobierno. Por lo tanto, entre las tecnologías intelectuales, la psicología social contribuye con sus saberes y prácticas disciplinarias a traducir los fundamentos de la democracia, desde la esfera de la ética hasta las verdades científicas y la expertise racional.
Es en la generación de una nueva percepción de la democracia “ que se articula en términos de una conexión íntima entre saber y ciudadanía, y que confiere un rol central a la investigación científica como mediadora entre ambos. Esta relación, concebida como la piedra angular del gobierno democrático moderno e ilustrado, iba a ser un principio fundamental para buena parte de la psicología social de opinión y actitudes de la posguerra, tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos. Por un lado, el público necesita obtener información con tal de cumplir con los deberes de la ciudadanía; por otro lado, el gobierno necesita obtener información acerca de las necesidades, deseos y actitudes del público, acerca de su estado psicológico, así como de su estado físico, con tal de ajustar sus métodos y objetivos administrativos y obtener cooperación pública. En esta imagen revisada de una política democrática, la ciudadanía adquiere una forma subjetiva. El ciudadano ya nos es más un receptor pasivo de instrucciones u órdenes, sino que se encuentra comprometido activamente en el mantenimiento del orden político y la armonía social. Para este proceso, la psicología social hará contribuciones claves: dentro de ella fue posible encontrar recursos poderosos que se pudieron movilizar para sus propios propósitos”.
Por otro lado, Nikolas Rose señala la expansión de nuevas imágenes de la subjetividad, donde el individuo dialógico, nómada, múltiple, socialmente construido explora posibilidades de reconocimiento. Recuperando la contribución de Gilles Deleuze y Félix Guattari (1930, Francia-1992, Francia) en la constitución del sí mismo se concibe como efecto de longitudes y latitudes, lentitudes y velocidades entre moléculas no formadas, como complejo de afectos no subjetivados, en formas de individualización que se desarrollan en prácticas de subjetivación históricamente contingentes, en las cuales los sujetos son concebidos como ensamblajes que se transmutan constantemente al diversificar sus conexiones como rizomas en nodos de acople y desacople.
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