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Balbino, el californio más carismático de la segunda mitad del siglo XX

Semana Santa 2018 Cartagena Balbino, el californio más carismático de la segunda mitad del siglo xx

La Cofradía California tenía una deuda de gratitud y reconocimiento con Balbino de la Cerra Barceló, Balbino simplemente, como era conocido por todos los californios y procesionistas. Su vida estuvo plenamente dedicada a la Cofradía California en particular y a la Semana Santa en general –él mismo decía “la Cofradía es mi vida”1-. Es por ello que, después de su muerte en 2003, se planteó en varias ocasiones el realizar una exposición antológica de su legado a la Semana Santa a través de sus dibujos, plasmados fundamentalmente en los bordados; sin embargo, diversas circunstancias, especialmente las económicas, lo impidieron. Finalmente, entre diciembre de 2017 y enero de 2018, la Cofradía California, con la colaboración de las restantes cofradías cartageneras y alguna de fuera de la ciudad, así como diversas instituciones, empresas y su propia familia, organizó en el Palacio Molina la exposición Balbino. Trazos de Pasión. Y como complemento a ella, pretendiendo que quedase un testimonio menos perecedero que la propia exposición, que duró apenas mes y medio, se decidió dedicar parte de la participación california en la revista de la Junta de Cofradías de 2018 al californio más carismático de la segunda mitad del siglo XX, como lo llamó Ángel Julio Huertas Amorós, mayordomo presidente de la Comisión de Arte california, en el folleto que se editó para la exposición.

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Las líneas que siguen son una parte de ese reconocimiento. Evidentemente, esta contribución no es una biografía, nunca se pretendió tal cosa, sino más bien un breve esbozo de su intensa y extensa vida cofrade. Está basada, con las correcciones pertinentes que el paso del tiempo y los datos nuevos que he podido ir localizando posteriormente han permitido, en un artículo que escribí para la revista El Estandarte en el año 2009.2

Estudiar documentalmente el papel de un personaje tan conocido y apreciado en la Cofradía California como Balbino de la Cerra es una labor bastante compleja. No hay procesionista que no lo haya conocido, ni californio que alguna vez no haya charlado con él o haya escuchado sus consejos o reconvenciones. Desde luego, creo que todos estarán de acuerdo en que su papel en la historia de la Cofradía California desde los años 40 del pasado siglo hasta su fallecimiento en 2003 ha sido capital y, probablemente, cualquier intento de resumir su aportación a la misma sea injusto y no lo valore adecuadamente. Además, su fuerte personalidad y la importancia del cargo de guardalmacén general, que durante tantos años ocupó, hacen que, exceptuando a los muy jóvenes, todos los californios, todos los procesionistas y, probablemente también, muchos cartageneros vean en él, con toda justicia, un hito insustituible en la historia de nuestros desfiles pasionales. En definitiva, probablemente la mayoría de los posibles lectores de este artículo tengan formada una idea del papel de Balbino en la Cofradía del Prendimiento y encuentren algunas carencias en el mismo.

Si quisiéramos resumir su enseñanza durante su dilatada vida cofrade (primero como joven entusiasta californio, después como guardalmacén general y, por último como mayordomo rector) lo podríamos hacer en una sola línea: “el cariño por lo californio y la devoción a la Madre del Primer Dolor”.3 No obstante, esto que aparentemente es tan simple, se materializó en muy diversos campos: el

1. Entrevista radiofónica a Balbino de la Cerra, 27-9-1975, en “Galería de Cartageneros”. Archivo de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús en el Doloroso Paso del Prendimiento (en adelante ACNPJPP), CD con grabaciones domésticas de intervenciones de Balbino de la Cerra en programas radiofónicos, cedidas por el mayordomo Manuel Hernández Carrasco y digitalizadas por Carlos Vilar. 2. Baño Zapata, Rafael Manuel, del, “Balbino de la Cerra y los californios”, El Estandarte, 2009 3. Cervantes, Fulgencio, “Adiós a un gran procesionista y amigo”, Tiara, 10, pp. 20-21

cuidado de imágenes, vestuarios y capilla; la participación en la organización y representación de zarzuelas y obras de teatro para recaudar fondos para las procesiones; la creación de una estética propiamente california en los tronos de Miércoles Santo; la preparación y montaje del altar de la Salve Grande; la concepción estrictamente metódica de su trabajo, especialmente en Cuaresma y Semana Santa; la exposición de sus ideas sobre cuidado del patrimonio en todo momento y especialmente en los últimos años; su trabajo como diseñador de bordados para los californios y para otras cofradías; etc. En definitiva, por la importancia de su papel y lo dilatado en el tiempo del mismo, se podría hablar de una auténtica Era de Balbino en la Cofradía California, con una parte activa, durante la que ocupó el cargo de guardalmacén y otra de referencia en sus años como mayordomo rector y que continúa aún hoy en día tras casi 15 años desde su fallecimiento.

I.- La destrucción del patrimonio californio y Balbino de la Cerra

La primera intervención trascendental de Balbino de la Cerra en la Cofradía California tuvo lugar siendo apenas un chaval de 14 años, el 25 de julio de 1936, cuando presenció la destrucción de las imágenes, bordados y otros enseres que atesoraba la Cofradía desde su fundación en el siglo XVIII. En el contexto del inicio de la Guerra Civil se produjeron asaltos a diversas iglesias de Cartagena, entre ellas la de Santa María de Gracia, donde una “masa”4 , como el mismo Balbino la denominó, con la colaboración de un par de asalariados de la misma Cofradía California (un electricista llamado Enrique y otro trabajador apodado el Murciano) arrambló con las imágenes y otros valiosos objetos en ella guardados y los trasladaron al horno de la Casa de Misericordia. Aprovechando el desorden, Balbino consiguió recuperar de la propia Capilla la mano del ángel de la Oración en el Huerto y, al año siguiente en la Casa de Misericordia, el brazo, según comentaba él mismo en una entrevista que le hizo Luis Linares5, que posteriormente fueron aprovechados por Sánchez Lozano para la nueva imagen del ángel que talló para la Cofradía.

II.- El trabajo de Balbino en la Cofradía California

Balbino vino a Cartagena, procedente de su Torrevieja natal, con apenas 5 años y muy pronto, de la mano de su abuelo Francisco de la Cerra Guisasola, que era mayordomo de la Cofradía y que fue el primer presidente de la Agrupación de San Pedro en 1932, empezó a frecuentar la sede california en la que, según sus propios testimonios pasaba mucho tiempo por estar junto a su casa familiar que se encontraba en la calle del Aire. Allí entraba, miraba, escuchaba a los mayores y, en alguna ocasión echaba una mano en lo que le pedían, quedando ya entonces prendado de la imagen de la Santísima Virgen del Primer Dolor desde la primera vez que la vio en la Sala Capitular preparada para ser subida al altar para la novena.6

Finalizada la Guerra Civil, en los primeros años de reconstrucción de la Cofradía, a pesar de su juventud, Balbino de la Cerra se incorporó como un activísimo trabajador. Prueba de ello es su nombramiento como consiliario en el Cabildo de Mesa de 21 de febrero de 19447, ratificado en el Cabildo General de 23 de febrero de 1944.8 En principio, no tenemos noticia exacta del área de trabajo en la que participaría, pero es posible que estuviera especialmente volcado ya en los asuntos relacionados con el vestuario, pues poco después se recoge en las actas californias que en 1946 se nombró guardalmacén a Joaquín González y, a Balbino y a otras personas, sus ayudantes.9 Además, al año siguiente el Marqués de Fuente el Sol, hermano mayor en aquel entonces, decidió subdividir el trabajo, puesto que el cometido del guardalmacén era amplísimo y, de esta forma, Balbino pasó a ocuparse de los vestuarios, aunque siempre bajo la supervisión del citado Joaquín González.10 Poco a poco Balbino se fue haciendo prácticamente insustituible en la Cofradía, hasta el punto que, cuando por motivos laborales en 1953 parecía que tendría que marcharse fuera de Cartagena, concretamente a Valencia, Juan Oliva propuso que “la Cofradía debería hacer todo lo posible para que tan valioso y trabajador cofrade pudiese ser colocado en esta ciudad, ya que cuanto haga la Cofradía por él se lo merece”.11

4. “La destrucción del patrimonio cofrade el 25 de julio de 1936. Testimonios de Balbino de la Cerra Barceló” en Recuerdo y tradición de la Semana Santa de

Cartagena (archivo sonoro), COPE Cartagena, 2004 5. El Noticiero, 10-3-1965 6. ACNPJPP, CD con grabaciones domésticas de intervenciones de Balbino de la Cerra en programas radiofónicos 7. ACNPJPP, Cabildo de Mesa, 21-2-1944 8. ACNPJPP, Cabildo General, 23-2-1944 9. ACNPJPP, Cabildo Pleno de Mesa, 28-2-1946 10. ACNPJPP, Cabildo de Mesa, 9-4-1947 11. ACNPJPP, Cabildo de Mesa, 4-11-1953

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El formar parte de la Mesa de la Cofradía en un puesto con tanta responsabilidad como el de guardalmacén, contando con apenas treinta y pocos años, probablemente se veía en la hermandad california, tan apegada a sus tradiciones, como algo prematuro, por lo que cuando en 1955 Manuel Duelo, que era el guardalmacén en ese momento, expuso que no podía seguir con el cargo por su delicado estado de salud, se le pidió que hiciera un esfuerzo y continuara con la ayuda de Balbino de la Cerra.12 Sin embargo, finalmente la cantidad y calidad de su trabajo vencieron las reticencias de los dirigentes californios quienes lo nombraron guardalmacén en 1956, aun siendo todavía consiliario.13 Esto se rectificó prontamente ya que, al año siguiente, fue propuesto para mayordomo, además con una mención especial:14 “Se acuerda por unanimidad y con el mayor entusiasmo el nombramiento del Mayordomo D. Balbino de la Cerra, con el cargo de guardalmacén, y que el cordón y medalla sea obsequio de esta Cofradía, en premio a su laboriosa y celosa constancia, digna de ser imitada”. Pero este reconocimiento no quedó limitado a dicha mención, sino que en el acto de imposición de la medalla se rindió un verdadero homenaje al cofrade, pues en el transcurso del Cabildo Permanente en el que recibió el cordón dorado, el Hermano Mayor pronunció un discurso en el que reconocía que Balbino era “artífice de cuantas innovaciones y mejoras (se realizan) en los cortejos procesionales de nuestra hermandad”.15

A partir de ese momento, durante varias décadas se ocupó en la Cofradía de “todo”, siendo considerado en la práctica el “alma de la Cofradía”.16 Él mismo, definiendo su función en la hermandad en una entrevista, consideraba que se dedicaba “…a todo porque no paro un momento; el tener todo preparado para que esté a punto a la hora de la salida, preparar tronos e imágenes. En suma soy el peón de briega, mi papel es el de comodín de la Cofradía, pero lo hago con gusto porque a todo esto le tengo mucho cariño”.17 Es más, llegó a considerar que se pasaba de las funciones de su cargo18 . En él se mantuvo hasta que por su desacuerdo con la forma de enfocar determinas cuestiones de organización y gestión de la Cofradía dimitió en 1982.19

Tras un periodo sin cargos en la Cofradía, fue nombrado nuevamente mayordomo guardalmacén por Carlos Ferrándiz en el Cabildo de Mesa de 29 de enero de 1993,20 aunque dada su edad y condición física fue este ejercido de forma más relajada que anteriormente, llevando el peso sus colaboradores y convirtiéndose más plenamente en referente moral para todos los californios, no sólo por su edad y antigüedad como mayordomo, sino sobre todo por su experiencia. Otra vez él mismo nos da esta clave: “En mi Cofradía (…) me suelen presentar de que en ella soy toda una institución”.21 Tal circunstancia fue ratificada cuando fue nombrado Mayordomo rector en el segundo mandato

12. ACNPJPP, Cabildo Pleno de Mesa, 9-2-1955 13. ACNPJPP, Cabildo Pleno de Mesa, 8-2-1956 14. ACNPJPP, Cabildo Pleno de Mesa, 25-2-1957 15. ACNPJPP, Cabildo Permanente, 3-4-1958 16. El Noticiero, 28-3-1963 17. El Noticiero, 10-3-1965 18. ACNPJPP, CD con grabaciones domésticas de intervenciones de Balbino de la Cerra en programas radiofónicos 19. ACNPJPP, Carta al Hermano Mayor y Junta Directiva de la Cofradía de dimisión de Balbino de la Cerra Barceló como capillero, 24-2-1982 y Carta al Secretario de la

Cofradía ratificando la dimisión de Balbino de la Cerra Barceló como guardalmacén. 27-9-1982. 20. ACNPJPP, Cabildo de Mesa, 29-1-1993 21. Cerra Barceló, Balbino, de la “Las cosas de Balbino”. Haz de Lictores, 4, pp. 24-31

de Ferrándiz22 y en el primero de Juan Guillén23, ocupando dicho cargo hasta su fallecimiento en 2003.

Complementaria a su labor en el cuidado de imágenes y enseres cofrades fue su gusto por el dibujo que le llevó a colaborar gustosamente con cuantas agrupaciones, cofradías o hermandades le solicitaron dibujos para bordados. Decenas de obras suyas fueron pasadas al terciopelo o al raso por numerosas bordadoras, no sólo en Cartagena, sino también en otras localidades como Torrevieja, Badalona, Huércal Overa, Los Ramos, etc. No obstante, esta cuestión, eje central de la exposición referida anteriormente, será tratada con más extensión en otros artículos y por ello no la abordo.

III.- Las zarzuelas y el teatro

Una faceta muy importante de la participación de Balbino de la Cerra a favor de la Cofradía California fue su colaboración en la organización de zarzuelas y obras de teatro, destinadas a recaudar fondos para diversas mejoras en la Cofradía en las que participó de varias maneras: actor, diseñador de los figurines del vestuario, etc. En todas las que organizaron los californios tras la Guerra Civil participó. Según él mismo era el “asesor general”, o sea, hacía de todo un poco.24 Entre las numerosas zarzuelas con fines benéficos organizadas por los californios y en las que participó él se pueden citar, entre otras, La del manojo de rosas, El cantar del arriero, La tabernera del puerto, Agua azucarillos y aguardiente, etc. Del mismo modo participó como actor, en el papel de Don Luis Mejías, y diseñó el vestuario en el grupo de teatro La Farsa que representó Don Juan Tenorio a beneficio de la Samaritana.25

IV.- Balbino y la Virgen del Primer Dolor

Balbino de la Cerra era un californio de pies a cabeza, pero, indudablemente su pasión fue la Virgen del Primer Dolor, a cuya imagen dedicó durante toda su vida los mayores cuidados, procurando engrandecer todos los actos en los que participaba. Así, una de sus ocupaciones fundamentales fue la de preparar la Salve Grande, el principal acto cuaresmal de los californios. Tras la Guerra Civil, ésta se estuvo celebrando durante 10 años en Santo Domingo, por las obras de reconstrucción de Santa María de Gracia y allí empezó él en este cometido26. No obstante, con el permiso del obispado, antes de la bendición y reapertura oficial de Santa María, se pudo celebrar la Salve Grande ya en ella en 1950, aunque la iglesia no contaba aún con altar mayor, por lo que Balbino, con la mediación de Cándido de la Rasilla, presidente de la Santa Cena, consiguió que Bazán cediera unos módulos que utilizaban para las misas de campaña.27 Con esos elementos y el adorno floral de Asunción Hernández consiguió, junto a Manuel Duelo, un altar monumental elogiado en la prensa local.28 En años sucesivos, ya sin los elementos cedidos por Bazán y sólo con diversas piezas de la Cofradía, conjuntadas por su ingenio, siguió montando el altar en el que, durante la Salve Grande y el novenario que la seguía, se ensalzaba a la Virgen Dolorosa.

22. ACNPJPP, Cabildo de Mesa, 7-1-1997 23. ACNPJPP, Cabildo de Mesa, 9-1-2001 24. ACNPJPP, CD con grabaciones domésticas de intervenciones de Balbino de la Cerra en programas radiofónicos 25. El Noticiero, 14-11-1958 y ACNPJPP, CD con grabaciones domésticas de intervenciones de Balbino de la Cerra en programas radiofónicos 26. ACNPJPP, CD con grabaciones domésticas de intervenciones de Balbino de la Cerra en programas radiofónicos 27. Cerra Barceló, Balbino, de la, “Las cosas de Balbino”, en Haz de Lictores, 4, pp. 24-31 28. El Noticiero, 23-3-1950

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Preguntado Balbino por Luis Linares en una entrevista por el momento de la Semana Santa que más le emocionaba respondía “la entrada de la Virgen”.29 Y por ello se quiso engrandecer y solemnizar ese momento con el canto de la Salve a la imagen al finalizar la procesión, algo que consideramos hoy en día consustancial a las procesiones cartageneras, pero que hasta varios años después de la finalización de la Guerra Civil no se practicaba. Balbino se atribuyó la paternidad de esta idea, que fecha erróneamente en los años 60,30 y pidió a Manuel Duelo que la expusiera en un Cabildo de Mesa. Con seguridad, como decíamos, confundió las fechas en el citado artículo de la revista Haz de Lictores, debiendo referirse realmente a finales de los años 40, pues no tendría sentido que, en los años 60, pidiera a Manuel Duelo que la expusiera en el Cabildo de Mesa cuando él era ya mayordomo guardalmacén desde 1957. Así pues, tal idea debió de plantearse en 1949. Además, hemos localizado una referencia en la prensa escrita de que ya se cantó la salve a la Virgen del Primer Dolor el Miércoles Santo de dicho año: “A la recogida de la procesión acudió un inmenso público que llenó la plaza y calles adyacentes en Santa María (…) y por los miles de personas que rodeaban el trono de María Santísima se cantó la Salve Popular, siendo un momento de gran emoción, máxime cuando a los acordes del himno nacional entre vítores entraba el trono a la iglesia, dando frente a la calle”31. Este hecho no fue algo aislado, ya que se repitió en 1950 y en 1952 figuraba ya en la programación oficial de la procesión de Miércoles Santo: “A la entrada del trono de la Virgen en la iglesia de Santa María de Gracia, será cantada una salve”32. No obstante, debido probablemente al amplio debate que se originó con respecto a la oportunidad o no de dicho acto de devoción mariana y a que no se llevaron los preparativos en secreto, finalmente fueron los marrajos los que cantaron la Salve por primera vez a la recogida de una procesión, concretamente el Lunes Santo 11 de abril de 1949 a la Virgen de la Piedad.33

Otro acto, considerado hoy en día insoslayable, en honor de la Virgen california es el besamanos. Éste originariamente se celebraba el último día de la novena en la puerta de la capilla, después del retorno a la misma de la imagen desde el altar mayor de Santa María. Tras la Guerra Civil dejó de hacerse y Balbino, a partir de 1955, lo recreó, engrandeciéndolo con una escenografía maravillosa mediante la ofrenda de flores y cera de las agrupaciones, cofradía y fieles en general y trasladándolo al mes de mayo.34

V.- La estética california y Balbino

Tradicionalmente se ha considerado la estética de los desfiles californios como “barroca”, frente a la concepción marraja más adusta. Sin entrar en el fondo de una cuestión que precisaría un estudio mucho más profundo y sin querer tampoco simplificar, reduciendo la cuestión a una calificación cuando menos discutible, lo que sí es cierto es que la concepción de los pasos californios es especialmente “naturalista”. Y a ello contribuyó, siguiendo una tradición secular, Balbino de la Cerra tras la Guerra Civil.

Probablemente tenga algo que ver en ello el espacio en el que transcurren los hechos narrados en la procesión de Miércoles Santo desde sus orígenes en el siglo XVIII: el huerto o jardín de Getsemaní. No obstante, este factor no se puede considerar que condicionara la visión estética de la procesión, o, por lo menos no debe ser el único pues, acudiendo a una comparación muy cercana, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de Murcia, que tiene un marco evangélico muy similar, al menos en parte y, con el mismo escultor que la Cofradía del Prendimiento de Cartagena, Francisco Salzillo, resolvió estéticamente a lo largo del tiempo su procesión de distinta forma.

Sean cuales fueran los motivos de esta estética propia california quedan fuera del marco de este estudio, ya que muchos años antes de Balbino, era costumbre california convertir los tronos en espacios “naturales” en los que se desarrollaban las escenas evangélicas.35 Lo que sí entra en nuestro estudio es la continuidad que dio Balbino a la misma tras la Guerra Civil, contribuyendo a que los tronos californios fueran auténticos jardines, especialmente el de

29. El Noticiero, 10-3-1965 30. Cerra Barceló, Balbino, Id. 31. El Noticiero, 16-4-1949 32. El Noticiero, 9-4-1952 33. El Noticiero, 12-4-1949 34. Cerra Barceló, Balbino, Id. 35. Pueden verse numerosas fotos antiguas que así lo atestiguan en Mínguez Lasheras, Francisco, Recuerdo de la Semana Santa de Cartagena, Asociación

Belenista Cartagena – La Unión, 2001. (páginas 196, 199, 225, 226, 233, 240, 246)

la Oración en el Huerto, con su olivo y su palmera (ésta última fue eliminada del paso en los años 80, con la idea de que se apreciaran mejor las imágenes, algo a lo que él se opuso radicalmente, argumentando con su gracejo habitual que así parecía que el ángel iba señalando “a los pisos que se alquilaban”36). También los tronos de la Samaritana y el Ósculo iban profusamente adornados con sus pinos (pues la sustitución en éste último por un olivo fue posterior al periodo de Balbino como guardalmacén). La segunda pasión de Balbino tras las procesiones, el teatro y la zarzuela,37 contribuyó a que realizara composiciones verdaderamente teatrales en los tronos por él montados.

Las nuevas incorporaciones de pasos a las procesiones de Domingo de Ramos y Jueves Santo en los años 40 y 50 del pasado siglo, fueron solucionadas con más ingenio que medios por los californios, siendo uno de los principales “compositores” de estos “nuevos” pasos con elementos de otros Balbino de la Cerra: El Cristo que talló Benlliure para la Santa Cena, y que no fue utilizado para ella, al realizar García Talens un nuevo grupo completo, se destinó a la Entrada de Jesús en Jerusalén38 , se improvisó una Vuelta del Calvario con las imágenes de la Virgen del Primer Dolor y San Juan de Benlliure, que en la procesión del Miércoles Santo figuraban aisladas en sus respectivos tronos, o la Magdalena en el Calvario de la procesión de los Mineros era complementada con otras imágenes39. Estas composiciones y modificaciones vistas con nuestra mentalidad de hoy en día quizá nos resulten algo aberrantes o incomprensibles, sin embargo, en el contexto de una época de ciertas estrecheces económicas y con la consideración de que lo importante era el “mensaje” de la procesión y la “estética” de la misma, eran perfectamente justificables para los californios de la época. Así también se ha de entender la añoranza de las imágenes de Salzillo desaparecidas en la Guerra Civil y el deseo de que algunas de las nuevas imágenes adquiridas fueran lo más parecidas posibles a las anteriores, hasta el punto de utilizar fragmentos de las mismas, recuperados por el propio Balbino en circunstancias casi novelescas, como en el caso del ángel de la Oración en el Huerto. También sólo así podremos entender la polémica que se generó en torno a la nueva imagen de la Virgen del Primer Dolor que realizó Pérez Comendador y que no gustó, tal y como comentaba Jerónimo Martínez: “Pero la gente acostumbrada a recordar la Dolorosa de Salzillo, pues aún no… No encajaban aún ellos… Porque la Virgen de Pérez Comendador tiene un gesto, en fin, una especie de entrecejo que no encajó bien dentro de la Cofradía” 40 o la necesidad que sintió Balbino (“porque aquello lo hizo Balbino sin que se enterara nadie”, afirma el mismo cofrade citado anteriormente)41 de que Sánchez Lozano retocara la boca de la Virgen del Primer Dolor de Benlliure, cuyo gesto no gustó al principio. No obstante, Balbino explicó este hecho de otra forma. Era cierto que la expresión de la boca de la Virgen de Benlliure no agradaba a los californios. En una ocasión, en secreto, Balbino colocó una cartulina negra en la boca de la Virgen y el aspecto, según se decía mejoró mucho, por lo que en una ocasión que Sánchez Lozano visitó la Cofradía le pidió su opinión. El escultor alicantino señaló que ese defecto era un olvido del taller y en apenas dos minutos le perforó la boca, dejándola con el aspecto actual. Según Balbino ese retoque no fue secreto pues se encontraban presentes

36. CD con grabaciones domésticas de intervenciones de Balbino de la Cerra en programas radiofónicos 37. ´De hecho, en muchas de las zarzuelas que participó la escenografía y los figurines eran suyos. Así ocurrió por ejemplo con los de La Canción del Olvido y La Alsaciana, representadas en enero de 1951 a beneficio de la Agrupación de la Virgen, El Noticiero, 4-1-1951 38. Mínguez Lasheras, Francisco, Id. p. 120 39. Mínguez Lasheras, Francisco, Id., p. 334, 335 40. Martínez Montes, Jerónimo y Linares Martínez, Francisco, Un año más. Memorias de la Sociedad de Cartagena y su Semana Santa, Asociación Belenista

Cartagena – La Unión, 2003, p. 93 41. Martínez Montes, Jerónimo y Linares Martínez, Francisco, Id. P. 95

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Francisco Linares, José Sánchez Paredes, la camarera de la imagen Carolina Martínez de Galinsoga, Arturo Espa, Juan y Fernando Oliva y él mismo42. Otros aspectos que Balbino añadió al aspecto de la Virgen, que es el que conocemos hoy en día, fueron las lágrimas, que se las colocó él mismo, siguiendo las instrucciones de Sánchez Lozano, por el recuerdo que tenían los cofrades de la imagen de Salzillo que las tenía. O también el vestir a la imagen con mantilla, cosa que ideó él pues consideraba que “no le quedaba bien la toca” con la que tradicionalmente se había vestido a la imagen.43 Evidentemente, estos cambios estéticos, que casi ya ni se recuerdan, han mediatizado tanto la idea que de la Virgen tienen los fieles que, quizás, si en un momento dado se quisiera hipotéticamente retornar la imagen al estado inicial de cuando salió del taller de Benlliure, no se la reconocería y, es más, probablemente provocaría una intensísima polémica, al ser un objeto de culto y devoción.

Virgen del Primer Dolor. Benlliure. Estado inicial En definitiva, los cofrades, casi quince años después de su muerte, siguen hoy en día inmersos en el recuerdo grato y agradecido de lo que nos hemos permitido llamar Era de Balbino en la Cofradía California. Su trabajo, su fe, su amor por la Cofradía y por su Virgen, su pasión, su humor, sus ideas, su estética, sus dibujos, su genio,… en definitiva todo aquello que él mismo calificaba como “las cosas de Balbino” han hecho que, con toda justicia, se le haya rendido el homenaje de la pasada exposición y que se le considere el californio más carismático de la segunda mitad del siglo XX.

Rafael Manuel del Baño Zapata Mayordomo Cronista y Archivero Cofradía California

Virgen del Primer Dolor. Benlliure. Estado actual

42. CD con grabaciones domésticas de intervenciones de Balbino de la Cerra en programas radiofónicos 43. CD con grabaciones domésticas de intervenciones de Balbino de la Cerra en programas radiofónicos

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