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• Historia de la constitución de la Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado

Semana Santa 2018 Cartagena Historia de la constitución de la Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado

El Viernes Santo terminaba la Semana Santa. Esa fue la situación hasta el comienzo de la década de los años 40, del pasado siglo XX. Ante la necesidad de concluir la semana de pasión en las procesiones cartageneras con las imágenes correspondientes a la representación iconográfica de la Resurrección de Jesucristo, el 18 de abril de 1940 quedó constituida una agrupación en el seno de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno (Marrajos) bajo la titularidad de Jesús Resucitado. Según consta en los archivos de esta hermandad morada, tenía el objetivo de “organizar la procesión de Jesús Resucitado el Domingo de Resurrección”, de modo que tenía que afrontar los gastos correspondientes al vestuario de nazarenos y penitentes y a los de la imagen.

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Los archivos de la Cofradía Marraja hacen referencia al “Reglamento, objeto y fines de la Agrupación de Jesús Resucitado”, por lo que bien señalado queda que este nuevo grupo se gesta y se instaura dentro de la cofradía hermana.

De este modo, la agrupación quedó formada por hermanos de dos tipos: protectores y penitentes, que aceptaban el compromiso de abonar la cuota mensual de una peseta. La primera junta directiva estuvo constituida por presiente, vicepresidente, secretario, tesorero, guardalmacén y seis vocales más. Por supuesto, como era común en la época, descartando la presencia femenina en el tercio, por lo que debían acceder a la iglesia, el día de la procesión, con la cara descubierta.

Aunque había mucha ilusión y muchas ganas, la difícil situación de la postguerra hizo que este proyecto quedara en segundo plano.

Fue en 1942 cuando se confeccionó el “Proyecto de Adquisiciones y Plan General de la procesión del Resucitado para el año 1943”, lo que constata que aquellos procesionistas entusiasmados estaban completamente decididos a llevar a cabo su proyecto, ya fuera con la colaboración de la Cofradía a la que pertenecían, o sin ella. En aquel documento aparecían, como temas prioritarios, la adquisición de una imagen y la confección del estandarte, del que se señalaba: “pintado al óleo sobre raso azul celeste, festoneado con cordón de oro, de plata o de seda… según disponibilidades económicas”.

La imagen del Resucitado se encargó con rapidez y premura al escultor murciano Juan González Moreno, pero primero aquella aún marraja agrupación, buscó entre varios escultores y talleres de escultura quién pudiera hacerlo, para lo que solicitó distintos presupuestos. Valladolid, Valencia y Murcia fueron los lugares de procedencia de estos artistas. González Moreno llegó a presentar dos presupuestos, uno de un grupo escultórico en un solo bloque, que era su idea inicial, y otro un grupo con imágenes por separado.

Finalmente el encargo hizo que cambiara a una representación de Cristo en una nube triunfante sobre la muerte,

con una cruz gloriosa, en una difícil combinación de fuerza y expresividad, tal y como se puede encontrar en los manuscritos del propio escultor. Lo cierto es que hoy podemos encontrarlo en posición de ascensión, con una expresión de fuerza y victoria que hablan por sí solas.

El estandarte del Cristo en procesión

Cristo Resucitado (primera salida) puerta Caridad Procesión en primera salida por plaza de Risueño.

Por otra parte, se pidió al pintor Vicente Ros la elaboración del sudario, siendo este trabajo una acertada expresión profundamente teológica. Del centro, gracias a la sabia combinación de colores, parece querer desprenderse el Hijo del Hombre. En su parte superior, e inscrito en una especie de cinta, figura la inscripción “RESURREXIT” (Resucitó).

Finalmente, y sin el visto bueno de todos los procesionistas, esta agrupación salió a la calle en la Semana Santa de 1943, el 25 de abril, con la intención de, cuentan los escritos, mostrar por las calles de Cartagena “alegría dentro de la religiosidad, para demostrar el júbilo de ese día”.

Aquella primera salida se realizó en condiciones un tanto precarias, ya que al no poder confeccionar las túnicas, se aceptó el ofrecimiento de algunas agrupaciones marrajas, como fueron San Juan, la Agonía y el Descendimiento. Prestaron sus túnicas, blancas, que se diferenciaban unas de otras por el color de sus botonaduras: rojas, moradas o color jínjol.

Siguieron así los criterios establecidos un año antes, aunque con algunos cambios: “tras el estandarte de raso blanco y azul con el emblema de la agrupación, formaban dos filas de penitentes con túnicas de lanilla blanca, capirote de raso blanco, cíngulo azul, zapatillas de charol con hebillas de plata y lazo azul y guantes de piel blanca”. Sobre los ‘hachotes’ a portar por cada penitente, los escritos relatan que “cada penitente transportaría en sus manos un banderín de raso blanco… puesto en una vara con una cruz labrada en bronce”.

Fue, sin duda, una procesión que marcaría un antes y un después en la Semana Santa de Cartagena. Delante del único trono, pequeño y sencillo, que fue prestado por la parroquia del Inmaculado Corazón de María de Barrio Peral, iba una orquesta y un orfeón, y entre las filas de penitentes, “gran número de niños vestidos de monaguillos y de ángeles, con campanillas e incensarios”. Cerrando el cortejo, como era habitual entonces, “el clero y una representación de cofrades”.

Semana Santa 2018 Cartagena

Procesión Resucitado en primera salida por plaza de Risueño

En aquella primera procesión, el recorrido se inició desde Santa María de Gracia para girar a la derecha nada más salir y continuar por calle del Aire, plaza San Sebastián, Puerta de Murcia, calle Santa Florentina, San Fernando, plaza del Sevillano, Serreta, Caridad, plaza del Risueño, Duque, Cuatro Santos, Aire, Cañón, Subida de la Muralla, calle de las Monjas, plaza del Ayuntamiento, Mayor, plaza San Sebastián y vuelta de nuevo por calle del Aire para entrar a la iglesia.

Las crónicas de la época recogieron que “las calles se llenaron de gente, que los balcones fueron engalanados profusamente, que fue constante el repiqueteo de campanas y el estallido de cohetes, y que sobre el Jesús Resucitado llovieron los pétalos de rosas”. Además, se recuerda de aquel día que, al llegar el cortejo ante el templo de la Virgen de la Caridad, “fueron abiertas de par en par sus puertas, y vuelto el trono hacia la imagen de la Patrona, los portapasos echaron pie a tierra”.

Constitución de la Cofradía

El 29 de diciembre de 1943, tras recibir la autorización del Obispo de Cartagena, Mons. Miguel de Santos Gomara, quedó constituida la nueva Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado, con sede canónica en la iglesia arciprestal de Santa María de Gracia. Esta es reconocida como la fecha de fundación de la Cofradía, siendo elegido primer Hermano Mayor: José Antonio Pérez González.

Pocos días después, el 4 de enero de 1944, un periódico local daba el anuncio, asegurando que “tenemos la seguridad de que la nueva cofradía, cuya procesión –dentro de la modestia natural de una cosa que empieza– pudimos apreciar el año pasado, habrá de conquistar el puesto que le corresponde dentro de nuestra incomparable Semana Santa, cuyos magníficos desfiles se verán incrementados con la nueva Cofradía, que nace con el año, y a la que auguramos una cordial y excelente acogida”.

Poco después, en 1946, surgió la siguiente agrupación, la de la Santísima Virgen del Amor Hermoso; tras ella, un año más tarde, la de la Aparición de Jesús a María Magdalena; los Soldados Romanos en 1949, en 1957 la Aparición de Jesús a sus Discípulos en el Camino de Emaús y en 1963 la Aparición de Jesús a Santo Tomás. Con esas seis agrupaciones llegaron las bodas de plata de la Cofradía.

En 1982 se fundaron las Agrupaciones del Santo Ángel de la Cruz Triunfante, Sepulcro Vacío, Aparición de Jesús a los Apóstoles en el Lago Tiberíades y San Juan Evangelista. Y, por último, en 1998, la del Santísimo Cristo de la Resurrección.

Durante estos 75 años se han sucedidos los siguientes Hermanos Mayores: José Antonio Pérez González, Eduardo Cañabate Navarro, Joaquín Boj Segado, Ángel Lorente Gallurt, Benito Martínez Escolar, Tomás Martínez Pagán y, desde octubre de 2014, Bernardo Simó Barreto.

El título de ‘Ilustre’ fue autorizado el 18 de julio de 1984 por el Obispo de la Diócesis de Cartagena, Mons. Javier Azagra, por “sus dilatados años de existencia y su contribución a la religiosidad popular y a las tradiciones pasionarias de la ciudad”. Tres años más tarde, el 14 de septiembre, fue aceptado el nombramiento de Hermano Mayor de Honor el entonces Príncipe de Asturias, adoptando la Cofradía el título de ‘Real’.

Penitentes y monaguillos en la primera procesión

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