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La agrupación Marraja de N.P. Jesús Resucitado (1939-1943

Semana Santa 2018 Cartagena La agrupación marraja de N.P. Jesús Resucitado (1939-1943)

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Portapasos y trono de Nuestro Padre Jesús Resucitado. 25 de abril de 1943

El título coincide con una publicación ya en circulación, libro que se presentó en la Cofradía Marraja el pasado 2 de diciembre de 2017. Obra de José-Eduardo Pérez Madrid (19572017), quien publicó otros libros sobre la historia de la Cofradía, narra cómo un grupo de jóvenes y entusiastas marrajos crearon (no sin muchas dificultades) la Agrupación Marraja de Nuestro Padre Jesús Nazareno, germen de la Cofradía del mismo nombre. Unos episodios poco conocidos para la mayoría de procesionistas, y que este necesario libro editado a título póstumo viene a narrar, esclareciendo las no pocas dudas al respecto y derribando -de una vez por todas- una serie de mitos tan antiguos como la propia Agrupación.

Tras el final de la Guerra Civil española, la situación patrimonial de las cofradías cartageneras era desoladora. A la destrucción de buena parte de las imágenes se sumaba el expolio de otro tanto y la situación de colapso del tejido económico nacional. Las cartillas de racionamiento estuvieron en vigor hasta 1953, y cualquier gasto que excediera los límites de lo necesario para la supervivencia entraba en el capítulo de lo suntuario. Sin embargo, la Cofradía Marraja no supo amilanarse y trató por todos los medios de resurgir de sus cenizas, con no pocos esfuerzos y grandes dosis de imaginación. Las crónicas populares refieren que el 1 de septiembre de 1939, el sanjuanista marrajo Juan Jorquera del Valle publicó un artículo en prensallamando a ocupar el Domingo de Resurrección, gran hueco de la Semana Santa de Cartagena. En prensa no se encuentra ni una sola referencia al mismo, aunque como afirma Pedro Ferrández, Hermano Mayor Honorario de la Cofradía Marraja, “de quien partió la idea de crear esa nueva Agrupación en la Cofradía fue de Juan Jorquera, en definitiva fruto de la juventud de la Cofradía, que quería procesionar el Domingo de Pascua”1. Tal como consta en las actas de Cabildos Generales de la Cofradía de febrero y marzo de 1940, “la cuestión más importante es la parte económica, inconveniente de siempre para que salgan las procesiones, no habiendo hecho nada (…) y aún es tiempo para esto y para verificar con ayuda que hace mucha falta”2, lo que evidencia que a pesar de los esfuerzos, la situación económica era terrible.

Sin que ello les desanimase, un grupo de marrajos había venido reuniéndose en el local de Calle Adarve para llevar a cabo las reuniones previas sobre el Resucitado. En la mañana del primero de abril de 1940 se reunieron una serie de hermanos, “acordando oficiar a la Cofradía Marraja al objeto de pedirles permiso para la constitución oficial de la nueva Agrupación”3. De aquella reunión salió una comisión encargada de mediar con la Cofradía y el nombre del que sería primer presidente, Alberto Gutiérrez Nieto. Como se señala en las fuentes consultadas en el libro, la opinión de la Mesa de la Cofradía fue unánime en estar a favor de la Agrupación, pero con diversidad de opiniones en lo que a los pasos a seguir se trataba.

Trono e imagen de Nuestro Padre Jesús Resucitado en su primera salida procesional el 25 de abril de 1943. Plaza de Risueño y calle Caridad

1. Manuscrito de D. Pedro Ferrández Flores, depositado en el Archivo de la Cofradía Marraja en el que narra sus vivencias sobre la Cofradía Marraja, p. 54. ACNPJN. 2. Acta de Cabildos Generales de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno (1939-1958) p.p. 5-6. ACNPJN. 3. Libro de actas de la Junta Directiva de la Agrupación de N.P. Jesús Resucitado (12/04/1940 a 25/01/1943) Caja 125, libro 5. ACNPJN.

Ya desde el principio se trazó un “Proyecto de adquisiciones y plan general de la procesión del Resucitado”, así como se institucionalizó la Agrupación como tal. En una Cofradía en la que, como hemos señalado, los problemas económicos amenazaban a su propia supervivencia, no fue el entusiasmo recibido por todos de igual forma. No obstante, el 15 de abril del mismo año la Cofradía dio por creada la Agrupación, notificándolo a su Directiva el 17 del mismo mes. Por increíble que pueda parecer, desde entonces hasta el 14 de septiembre de 1942 no hay una sola anotación en el libro de actas de la misma, constando en su letárgica vida dos extremos: que las cuotas se seguían cobrando, lo que era de facto el único comprobante de la existencia real de la misma, y que muchos de los primeros hermanos se dieron de baja. Más allá de esos dos hechos, nos constan cambios en la Cofradía (Antonio Ramos Carratalá Hermano Mayor y Juan Muñoz Delgado Primer Comisario) y en otras agrupaciones marrajas, pero nada en el Resucitado. Bien avanzado el año 1942 se producen cambios significativos en la hermandad y en el obispado que afectarían de forma directa al Resucitado. Juan Muñoz-Delgado, hasta entonces Primer Comisario es electo por aclamación Hermano Mayor. A la par, la Diócesis de Cartagena nombra a D. Tomás Collado Arcipreste de Cartagena, solicitándole la Directiva del Resucitado que fuera su director espiritual, lo que este declinó. A partir de esa reactivación de la Agrupación en mayo de 1942 la línea temporal hasta el 28 de diciembre de 1943 está llena de eventos de extrema importancia. La Directiva de la misma comenzó a empujar con fuerza para sacar en el siguiente año la procesión, llegando a tener enfrentamientos -tanto epistolares como verbales- con directivos de la Cofradía, que culminaron en la retirada del apoyo a la Agrupación por el Secretario General el 3 de febrero de 1943 y la suspensión, por parte del Hermano Mayor, de la Procesión que iba a desfilar por primera vez en 1943 en estado de autonomía. Estas breves líneas hacen imposible resumir las vicisitudes y desencuentros que llevaron a la total independencia de una agrupación marraja, pues en el libro que da pie a este artículo se ocupan más de sesenta páginas tan sólo en esta cuestión. Sin embargo, cabe señalar una de las claves que este contiene: que se pasó de una ilusión -la Agrupación- hacia otra ilusión -la Cofradía- a causa de una desafección mutua. Los pormenores y los desencuentros, tanto en el aspecto económico de la Cofradía como en la actitud de la Agrupación, culminaron en que a pesar de estar en principio suspendida la procesión para el año 1943, esta saliera a la calle al amparo de la Cofradía Marraja, iniciando esta de forma inmediatamente posterior los resortes jurídicos y eclesiásticos para la independencia de la Agrupación. Así, en la mañana del 25 de abril de 1943, el Resucitado Marrajo, a hombros de estibadores y precedido de un tercio de capirotes ataviados con túnicas blancas de la Agonía y el Descendimiento anunció a Cartagena que Cristo había resucitado, y que los marrajos eran, una vez más, los responsables de engrandecer la Semana Santa de Cartagena. Tras la recogida de aquella procesión, que como narra la prensa fue un éxito de asistencia4 , la Cofradía Marraja cumplió con la palabra dada y ayudó a los ya fundadores en lo que fue menester, cediendo a estos el material -talla, enseres- que los marrajos habían costeado para que fueran el primer patrimonio de la nueva hermandad blanca.

La obra se encuentra a la venta en la sede social de la Cofradía Marraja al precio de diez euros, y los beneficios íntegros de la edición se destinan a la Fundación Marraja. Un pedazo de la historia de nuestra Semana Santa, imprescindible en toda biblioteca pasionaria que se precie y de obligada lectura para quien quiera conocer un poco más del Resucitado Marrajo.

25 de abril de 1943. Procesión de Nuestro Padre Jesús Resucitado a su paso por las calles Serreta y Caridad Javier Pérez Bódalo Secretario de la Comisión de Observancia de la Regla de la Cofradía Marraja

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