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Por una Semana Santa con sentido

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Cristo de Marfil

Cristo de Marfil

Por Pilar Ruipérez

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Fue hace dos años. Estábamos en el mes de marzo, en lo que deberían ser los preparativos de unas procesiones que, por primera vez desde la Guerra Civil, no se iban a celebrar. Entonces me enteré de la muerte de Paco Alarcón. Cuando le conocí no sabía que era tan querido por su vocación conquense y por su amor a nuestra Semana Santa. A él se lo llevó el coronavirus, a mí me dejó una huella imborrable y el recuerdo de su cariño como crítico del pregón que tuve el honor de pronunciar en 2018, cuando nadie presagiaba lo que nos iba a ocurrir. Le estaré siempre agradecida por el montón de palabras amables que me dedicó con su voz de sonrisa. Fue un momento delicioso durante una entrevista en un programa de radio en el que colaboraba cada año como comentarista de la semana más importante de la ciudad de las hoces.

A Paco Alarcón, y a tantos como él que nos han dejado por culpa de la pandemia, le debemos el estar a la altura en esta ocasión. Después de un doloroso paréntesis, y si el tiempo no lo impide, volvemos a recuperar nuestras procesiones, nuestras tradiciones más arraigadas, esas que pasan de padres a hijos, de generación en generación.

Todos nos hemos dado cuenta, a un alto precio, de que Cuenca sin su Semana Santa no es lo mismo. Por eso, me dispongo a admirar con más intensidad cada procesión, cada momento único en ese rincón singular del casco antiguo. Me dispongo a emocionarme, más si cabe, con la música que acompaña a los cortejos; a revivir la expectación que comienza a las puertas de San Andrés en el inicio de la procesión del Hosanna (La Borriquilla); a sobrecogerme con la extrema sobriedad de la Vera Cruz, en su recorrido de la Catedral a San Esteban; a contemplar la devoción popular que despiertan las imágenes de los pasos de “El Perdón”; a sentir la emoción contenida de la procesión de “El Silencio”, que se desborda en la de “Paz y Caridad”; el estruendo de tambores y clarines de las Turbas que preceden al Jesús de la mañana en la procesión Camino de El Calvario; las extraordinarias imágenes que relatan los acontecimientos En el Calvario. Cuenca convertida en Jerusalén; la solemnidad del Santo Entierro o el luto esperanzado en la procesión de El Duelo hasta llegar al júbilo del Encuentro. Jesús Resucitado y la Virgen del Amparo que dan sentido a todo.

Me dispongo a participar como nunca en los oficios del Triduo Pascual para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. Constituye el momento central de la Semana Santa en unas fechas que manda el calendario del año litúrgico y que no pueden estar a merced de la última ocurrencia, que las hay, para convertir esta celebración religiosa en una feria turística con fecha fija.

Sí, defiendo desde aquí la Semana Santa como una expresión de fe, esperanza y caridad. Poder renovar cada año esta confesión por las calles de Cuenca es todo un privilegio. Si participo en una procesión, lo hago como penitente y para, como el cireneo, tratar de aliviar el peso de la Cruz. Quiero acompañar a la Santísima Virgen en sus momentos de amargura y dolor, y recordarme que la Resurrección da sentido a mi vida.

Y aunque no te lo creas, es de ley que sepas que la tradición tiene un origen que no es otro que el camino que hace más de dos mil años recorrió el Nazareno, el Hijo de Dios, para dar la mayor muestra de amor por ti. Lo volverá hacer este año para ser clavado en el madero en el Calvario conquense.

Los colores, los sonidos, la majestuosidad sin adornos superfluos de la Semana Santa son motivo de orgullo para los conquenses. No se puede conocer Cuenca sin su Semana Santa. Todos sabemos que sus cimientos son profundos, fruto de la fuerza de voluntad de nuestros mayores, que se dejaron la piel para recuperar lo esencial cuando se carecía de todo lo demás, y gracias también al trabajo de todos los que dedican hoy su tiempo y esfuerzo a los detalles de las cosas bien hechas para que bien parezcan.

Ahora nos toca a nosotros, los nazarenos, estar a la altura. Dar lo mejor de nosotros mismos para seguir mostrando nuestra mejor versión, por Paco Alarcón y tantos conquenses que, como él, dedicaron sus vidas a la Semana Santa. Cada uno de nosotros podemos hacer nuestra la invitación de la Junta de Cofradías: “Sigamos la tradición y hagamos historia” en este 2022.

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