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Hermandad de María al pie de la Cruz

La Semana Santa no es solo unos días sino que requiere una dedicación durante todo el año

Es imposible no recordar y nombrar mis comienzos en la Hermandad María al Pie de la Cruz al comenzar este escrito. Hace más de 28 años que pertenezco a ésta, mi hermandad, y de la que me siento orgulloso y agradecido por todas las vivencias que atesoro durante estos años.

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Comencé en la hermandad siendo apenas un niño de 5 años. A esa edad fui animado por mi hermana Mª José y mi cuñado Raúl para participar en las procesiones de capucho. Esos primeros años de mi infancia recuerdo que procesionaba con capa blanca y la vesta de raso marrón. Los años fueron pasando y pasé a ser costalero. La primera vez que porté a hombros a nuestra imagen titular de María al Pie de la Cruz sentí una gran emoción ya que siendo un niño me impresionaba ver a los portadores de la cofradía el ánimo con el que portaban a María a hombros. Pasé de ser observador, a experimentar lo que se siente portándola en mi hombro. Es una experiencia indescriptible, porque no es algo que pueda expresar con palabras sino que es necesario vivirlo y sentirlo. Sentí una gran acogida por parte de todos los portadores, mis compañeros. El segundo año que fui porteador de María fue un año difícil y doloroso, pues ese año mi hermana había fallecido y ya no pudo procesionar con nuestra hermandad. Toda la cofradía nos arropó, tanto a mí como a toda mi familia, y procesionamos con un crespón negro en nuestras capas. Recuerdo que fue difícil ese año para mí pero María me ayudó en este duro golpe que me marcó. Hoy puedo decir que el recuerdo de mi hermana sigue presente cada vez que procesiono y su recuerdo me da fuerzas para portar a María.

Estos últimos años me he involucrado más en la Hermandad lo que me ha hecho conocer el trasfondo de toda la preparación y el trabajo que requiere la Semana Santa. Porque la Semana Santa no es solo unos días sino que requiere una dedicación durante todo el año. Cuando comienza la Cuaresma, en la Hermandad ya se empieza a preparar todos los detalles: tronos, imágenes y sus traslados, vestimenta. Son días de mucho trabajo pero también de mucha ilusión. Estos dos últimos años han sido muy diferentes, la pandemia que nos asola no nos permitió procesionar pero no impidió que pudiéramos realizar la exposición de nuestras imágenes para que aunque, de forma diferente, cada persona de nuestro pueblo, pudiera venerarlas. No sabíamos cómo reaccionaría la gente y para nuestra grata sorpresa, fueron muchísimas las personas y cofrades que se acercaron a venerarlas.

Este año, también será un año distinto. Animo a todos los cofrades y personas de nuestro pueblo a vivir la Semana Santa con devoción y esperanza.

Paco Bonmatí Tartajo

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